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En la primera etapa del curso veremos tres concepciones de lo que sería el ser humano (y la
realidad entera): la dualista, que separa las cosas de las propiedades; la nominalista, que dice que
solo existen las cosas (rechaza la existencia de las propiedades); y la realista, que va a decir que hay
una realidad pero con dos dimensiones.
Hasta ahora, solo hemos visto la dualista. Por lo que nos toca trabajar la Nominalista (o
monista o fisicalista, materialista, etc. tiene infinitos nombres).
Les dejo, para hoy un resumen del dualismo y una introducción del materialismo. Durante
el día les voy a subir un video sobre la visión materialista.
A) Dualismo
En general, el dualismo sostiene la distinción real entre alma y cuerpo. El alma humana a
veces es llamada espíritu, o es mencionada por sus potencias, como la razón o la inteligencia. Como
lo más obvio es que nuestras ideas, juicios, intenciones no son algo corpóreo, tangible o visible, el
dualismo forma parte del conocimiento común, al margen de las teorías filosóficas, y en cierto modo
nadie puede prescindir de él. Las religiones suelen sostener igualmente la dualidad espíritu/cuerpo.
Esta dualidad puede concebirse como una yuxtaposición de dos substancias, capaces de interactuar
entre sí (un dolor físico provoca tristeza; un propósito promueve la actividad del cuerpo), o bien
como una unidad más profunda y esencial. El dualismo en sentido estricto es la posición filosófica
(puede ser también religiosa) que concibe el alma y el cuerpo en relación de yuxtaposición
extrínseca —así es en Platón o Descartes—, y en casos más extremos se llega a identificar al hombre
mismo con el alma, y aún a considerar que el cuerpo es algo negativo (maniqueísmo). En Aristóteles
y Tomás de Aquino el alma es considerada la forma o acto substancial que da al cuerpo orgánico su
especificidad, aunque se reconoce que el alma humana tiene una dimensión que trasciende al
cuerpo (inteligencia, voluntad libre), sin que por eso sea extrínseca a él. La posición aristotélico-
tomista no puede considerarse propiamente dualista, aunque sí lo es para el materialismo, que
asume de modo indiscriminado como dualista cualquier postura filosófica que admita la existencia
de algo distinto de las realidades materiales.
En la filosofía moderna, al haberse perdido con Descartes la noción de alma como forma del
cuerpo, se comienza a hablar sólo de “mente”. Ésta se ve sobre todo en sus aspectos
fenomenológicos —como conciencia, tanto sensitiva como racional—, así como el cuerpo es
tomado en una versión restringida a la descripción de las ciencias naturales (física). El problema
moderno, entonces, cristaliza en torno a las relaciones entre “mente” y “cerebro”, o entre
operaciones y propiedades “mentales” y procesos y propiedades estrictamente físicas. Con la
expresión qualia, en la filosofía de la mente suelen entenderse las sensaciones, en cuanto aparecen
irreductibles a lo puramente físico. Otro modo frecuente de referirse a las operaciones mentales en
cuanto subjetivas y conscientes es la expresión de “conocimiento en primera persona” o “privado”,
mientras que los conocimientos que no implican sensaciones subjetivas suelen llamarse “de tercera
persona” o “públicos”, sobre todo si son empíricos u observables desde fuera.
Los autores que de alguna manera sostienen la validez de los conceptos “mentalistas”, al
menos como útiles o imprescindibles para dar cuenta de las operaciones o estados psíquicos,
aunque en el fondo se reduzcan a procesos neurales, admiten cierta eventual autonomía de la
psicología respecto a la neurociencia. Estos autores son reductivistas ontológicos, pero no
reductivistas epistemológicos. A veces los libros de filosofía de la mente los llaman “fisicalistas no
reductivistas”, aunque en realidad son materialistas y, por tanto, también son “reductivistas” en el
sentido de que para ellos el mundo del espíritu (artes, ciencias, moral, religión, amor) se reduce a
actividad material, explicable por la física de hoy o del futuro. Los propugnadores del materialismo
en la filosofía de la mente a veces llaman a su postura naturalismo, en cuanto se basa
exclusivamente en las ciencias naturales, contrapuesto al mentalismo, que sería la posición dualista.