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Naturalismo
Abarca las ciencias físico-químicas y biológicas y promueve la objetividad. Pone el
énfasis en el carácter orgánico de los hechos psíquicos y propone modelos fundados en
la explicación nomológica y cuantitativa.
Comienza con Aristóteles y continúa con Wundt, Fechner, Tichener, Robot. Pavlov
propone una psicología fundada en el análisis de los reflejos que culmina en Watson
(psicología sin conciencia y sin sujeto). Es analítica, mecanicista y cuantitativista, Su
objeto es la conducta con el propósito de producir leyes y usa el modelo de las ciencias
físicas-.Existe una identidad supuesta entre fenómenos biológicos y psíquicos. No hay
reflexión sobre los fines de la conducta ni reconocimiento alguno de la significación de
una motivación.
Humanismo
Está relacionado con la necesidad de hacer comprensibles los sentidos del humano y
vinculado a las indagaciones de la sociología y de la filosofía. Sus modelos de
inteligibilidad son la comprensión cualitativa y modelos ideales.
Empieza en Descartes y el cogito: el pensamiento como certidumbre sin grietas a partir
de la cual puede construirse todo otro pensamiento. Los hechos psíquicos son accesibles
al sentido interno y diferente de los orgánicos. La noción de Fenómeno es la
significación del fenómeno mismo y su comprensión el objeto y la tarea de la
psicología.
El problema de la Cientificidad.
El positivismo intenta la reducción de los discursos psicológicos mediante criterios de
cientificidad de modelos biológicos o fisicos. (Comte, observación de hechos de una
psic. experimental y objetiva de las cs. Naturales). (Circulo de Viena – psicología en
lenguaje fisicalista). (Popper- falsabilidad de los enunciados. Método de conjeturas y
refutaciones)
Solo pasa la psicofísica, psicobiologia, el conductismo, el neoconductismo y queda
atrapada el psicoanálisis. Se simplifica la complejidad y se pone orden en la diversidad.
Es científica la psicología liberada de metafísica y separada de la filosofía.
Es un convencimiento de que la materia y los hechos experimentes son los únicos datos
verdaderos para la psicología científica.
Wundt y Fechner relacionan los fenómenos físicos (excitaciones) con las sensaciones
psíquicas bajo el método (observación) y desarrolla la psicología de las funciones y
contenidos de la conciencia (introspección sistemática y experimental)
El conductismo observa la conducta para poder predecirla y controlarla con el objeto de
un mejor adaptación al medio.
El Psicoanálisis abre una nueva perspectiva para investigar el psiquismo humano, y una
funda otra forma de cientificidad.
La Psicobiología: investigaciones biofisiologicas y del sistema nervioso vinculado con
fenómenos neurales, bioquímicas y genéticos.
Las teorías psicológicas son al un conjunto de técnicas con sentidos diversos en tanto
practica social y un activo elemento de transformación constante de la cultura, con un
sentido ideológico y político. Un índice de la complejidad es la denominación múltiple
de lo humano. El pensamiento filosófico es ambivalente: pensamiento del sujeto o
contra el sujeto.
Se distinguen las etapas de constitución (descartes y kuhn), descentramiento (Hegel,
Marx y Freud) y recomposición y constitución lingüísticamente mediada del sujeto
(Hibernas, Rorty).
La importancia otorgada a la gnoseología ha hecho destacar la función del sujeto como
fundamento último del conocimiento Para Hume, todas las ciencias tienen una relación
con la naturaleza humana y acaban por volver a ella de un modo u otro.
Foucault dice que es en torno a la compleja figura en que se organiza por entero la
episteme contemporánea, tras la caída de la representación como elemento organizador
de todo conocimiento posible. La nueva episteme (siglo XIX) se produce a propósito de
las nociones de trabajo, vida y lenguaje situadas en el campo del saber como semi-
trascendentales
Las nuevas disposiciones en el saber son de carácter antropológico y llenan el vació que
la representación deja cuando pierde el poder de determinar por si sola y en un
movimiento único el juego de sus síntesis y sus análisis.
Para Foucault, el espacio complejo de nuestro saber contemporáneo se caracteriza por la
transformación de esa reflexión en ciencia objetiva y por el proceso de objetivación del
hombre y el nacimiento de las ciencias humanas (psicológica, social, simbólicas). Es un
análisis de lo que el hombre es en su positividad (ser vivo, trabajador, parlante) y
aquellos que permite a este mismo ser saber lo que es la vida, y en que consisten la
esencia del trabajo y sus leyes y de que manera puede hablar.
El hombre es una figura entre dos modos de ser del lenguaje, pone en cuestión la
perennidad de esta figura sobresaliente en el pensamiento contemporáneo y permite
imaginar la constitución de una episteme nueva (psicoanálisis y etnología) en la que la
configuración antropológica de nuestro saber desaparezca.
El primer autor que nos aporta alguna reflexión sobre los seres humanos y que nos
lega una serie de conceptos que nos permiten, aplicados a las personas, comprender, o
más bien dirigir, sus conductas, es Platón. Platón construyó una imagen tripartita del ser
humano, que imaginó como una cuadriga dirigida por un auriga. El auriga representa al
alma racional (nous o logos) que es de naturaleza inmortal. Uno de los caballos, el de
color blanco, es el alma irascible (thymós), fuente de pasiones nobles, mortal y, sobre
todo, corporal. El otro caballo, de color negro, fuente de pasiones innobles, es el alma
concupiscible (epithymía), también mortal y corporal. El auriga tiene la difícil
tarea de armonizar esa extraña yunta de caballos que le ha tocado en suerte. Porque uno
de los caballos –(naturalmente el negro)- es indómito y tiende a escapar al control de la
razón. Las pasiones apetitivas o concupiscibles pueden conducir a la ruina al ser
humano, entendiendo por ruina la pérdida de la condición humana, o al menos la
pérdida de su privilegio. Pues el hombre es alma, alma inmortal, que habita en una
suerte de paraíso, el mundo de las ideas, en compañía de los dioses y realizando la tarea
más propia del hombre, el conocimiento de la verdadera realidad: las ideas. A diferencia
de los dioses, el hombre o su alma racional debe mantener una lucha constante por
conducir adecuadamente la cuadriga y no es infrecuente que pierda el control de la
misma. En ese momento, como un castigo, desciende del mundo de las ideas al mundo
de apariencias que es nuestra realidad, para encarnarse en cuerpo sensible. En ese
descenso, además, le ocurre otra desgracia: atravesar el Leteo, el río del olvido. Así
cuando el alma es encerrada en un cuerpo sensible, se encuentra en una situación difícil,
pues como en una caverna y sin noticia de ello ha olvidado todo el verdadero
conocimiento, quedando sometido al engaño de lo múltiple y lo aparente. La
reflexión platónica sobre el alma humana, su descripción dual del hombre y la distinta
calidad asignada al cuerpo y al alma le va a servir para fundamentar una ética, pues la
tarea del hombre es buscar el verdadero conocimiento, es decir, volver a ese paraíso
propio que lo corporal le ha hecho perder. De ahí, el deseo de muerte del filósofo que
quiere saber, pues sólo conforme el alma escape de su encierro corporal puede el
hombre volver al lugar que le corresponde. Aunque no hay en Platón una verdadera
Psicología, sí que elabora una serie de conceptos respecto a lo que es una persona y a
qué se debe su comportamiento. Estas ideas iniciales, que tendrán un eco importante en
el mundo cristiano, podemos rastrearlas hasta nuestro presente. Algunas de las más
significativas son: El dualismo cuerpo-alma La primacía del alma sobre el cuerpo.
En otra metáfora platónica, el alma es como el piloto de una nave que debe dirigir con
prudencia y determinación el cuerpo para poder regresar al mundo de las ideas La
consideración del cuerpo y lo que el cuerpo requiere como algo perjudicial, como algo
que nos distrae de la actividad propia de los seres humanos. Pasiones y apetitos son
fuente de desorden y conflicto y el alma debe someterlos con una autoridad firme y
constante. Toda la filosofía política y moral se va a edificar pensando en facilitar el
regreso de las almas al mundo de las ideas. En resumen, Platón nos ofrece una visión
del ser humano como una entidad privilegiada, cercana a los dioses, porque existe algo
en ella que no encontramos en ningún otro ser. El alma platónica es lo que nos une con
un mundo divino, aun cuando nos hayamos alejado de él, porque pertenece a esa
verdadera realidad que es el mundo de las ideas. Es por la separabilidad e inmortalidad
del alma, por lo que podremos regresar al lugar al que pertenecemos. Aunque el regreso
nos va a exigir un duro camino de salvación. Platón edifica sobre el concepto de persona
que pone en circulación una doctrina religiosa de salvación.
ARISTÓTELES
La vigencia del problema se hace evidente en las discusiones actuales sobre el carácter
científico o no científico de algunas de las denominadas "ciencias sociales".
Básicamente, el problema trata de la distinción que existiría entre las ciencias de la
naturaleza y aquellas otras disciplinas ocupadas de lo humano, incluyendo por cierto lo
que hoy se denomina "ciencias sociales". Un problema que hunde sus raíces en la
también radical diferencia que se establece entre naturaleza y cultura. Estimo que las
siguientes expresiones del epistemólogo Mario Bunge avalan de manera suficiente esta
idea y su importancia. "Una de las más fundamentales, interesantes y persistentes
controversias filosóficas en la metateoría de las ciencias sociales concierne a la
distinción entre naturaleza y sociedad y a la correspondiente divisoria ciencias
naturales/ciencias sociales. Esta controversia es filosófica porque se refiere a categorías
generales y afecta con ello a todas las ciencias sociales. Y es fundamental porque la
mismísima estrategia de la investigación social depende de la postura que se asuma en
ella" (Bunge 1999, p. 18).
Haré aquí una breve digresión. Los científicos naturales no solo buscan lo que de común
exhiben los fenómenos. También es parte de su estrategia emparejar dominios que a
primera vista parecen diferentes. Se notará que este emparejamiento de dominios
inicialmente diferentes es parte del mismo recurso: Hallar lo común en lo que aparece
como distinto. Continuando con nuestro ejemplo, señalemos que los astrónomos
clasifican las estrella en azules, blancas, amarillas, anaranjadas y rojas, dependiendo del
calor. Las estrellas azules son las más calientes y las rojas son las más frías.
Naturalmente estas clasificaciones, de acuerdo con la temperatura y el color asociado,
son solo parte de los antecedentes que los científicos toman en consideración. En
particular, cuando se trata de saber cuál es el futuro de una estrella de tal o cual color. El
tamaño también es importante para conocer qué ocurrirá con ellas. La mayoría de estas
diferencias que exhiben las estrellas, sin embargo, no son consideradas si de lo que se
trata es de indagar si su futuro será convertirse en una enana blanca o en un agujero
negro. Una vez aclarado lo anterior, digamos que se sostiene que el ser humano es un
ente demasiado complejo, con una gran cantidad de variables, difíciles todas ellas de
señalar y controlar en una investigación al modo como lo hace la ciencia natural. La
libertad del ser humano y sus valores, la manera de asignar sentido a lo que de suyo no
lo tiene, son algunas de esas variables que el método científico natural dejaría de lado al
realizar su labor. Determinar la conducta implica conocer la gran diversidad de sentidos
que el ser humano es capaz de otorgarle a la realidad. Y alcanzar una comprensión de
ese sentido puesto por el hombre es algo que escapa a las regularidades que la ciencia
natural viene descubriendo en la naturaleza. Sin embargo, ¿es en realidad imposible
alcanzar una comprensión del ser humano desde legalidades? ¿Acaso la psicología, por
ejemplo, no se esfuerza por encontrar el modo de hacer comprensible el
comportamiento humano? La psicología, otrora modelo de las ciencias ocupadas de lo
humano, ha conquistado un saber cada vez más preciso y lleno de promesas, siguiendo
el modelo de las ciencias naturales. Hans-Georg Gadamer, filósofo contemporáneo que
se ha opuesto a esta forma de ver el asunto, se ha referido a este respecto de la siguiente
manera: "Sin duda, ciertas investigaciones que han sido realizadas en este sentido, por
ejemplo en psicología de las masas, han culminado con un éxito incontestable. Sin
embargo, con la simple constatación del descubrimiento de regularidades no se realiza
un progreso efectivo en las ciencias humanas, no se llega más que a enmascarar el
verdadero problema que presentan estas ciencias. La adopción de este modelo humano
no permite circunscribir la experiencia de un mundo social e histórico; al contrario, se
desconoce totalmente la esencia de esta experiencia cuando se la plantea únicamente en
medio de procesos inductivos. Así pues, lo que se entienda por ciencia no se obtiene de
las regularidades, no por su aplicación al actual fenómeno histórico, que aprehenderá el
elemento específico del conocimiento histórico" (Gadamer 1993, p. 50). En la mayoría
de las disciplinas ocupadas de lo humano y de lo social: filosofía, antropología,
sociología, etc., la manera correcta de dar cuenta de los conocimientos relevantes ha de
ser un método distinto al de las ciencias naturales. Se ha propuesto, por ejemplo, que, en
el caso de querer conocer una cultura distinta, se debe intentar una suerte de descripción
pura, sin recurrir a hipótesis previas. Es decir, una ausencia total de cualquier tipo de
ley, regularidad, sospecha o conjetura, pues de esa manera se evitaría la contaminación
de la observación pura necesaria para esa captación y descripción histórica. Alcanzar
esa descripción pura, se afirma, únicamente puede lograrse cuando el investigador es
capaz de despojarse de toda conjetura o prejuicio propio de su cultura y luego
involucrarse en aquella otra cultura, intentando comprender cuáles son los valores que
las personas sustentan; qué sentido le asignan, por ejemplo, a los antepasados, a la vida
o a la muerte. Este modo de buscar el conocimiento en el terreno de lo humano propone
que debe ser otra la manera de indagar acerca del ser humano. Una forma que no
sacrifique lo propio de cada etnia. Y en su opinión, es también un modo necesario de
adoptar en el estudio de una cultura diferente. Gadamer admite que " ... todo
conocimiento histórico comporta una aplicación de regularidades empíricas generales
en los problemas concretos a los que se dedica; por tanto, la intención verdadera del
conocimiento histórico no es la de explicar un fenómeno concreto como un caso
particular de una regla general, incluso aunque estuviera subordinado a la perspectiva
puramente práctica de una eventual previsión. Su fin verdadero -aun utilizando los
conocimientos generales-es sobre todo el de comprender un fenómeno histórico en su
singularidad, en su unicidad. Lo que interesa al conocimiento histórico no es el saber
cómo los hombres, los pueblos, los Estados se desarrollan en general, sino, por el
contrario, cómo este hombre, este pueblo, este Estado ha llegado a ser lo que es; cómo
esto ha podido pasar y llegar a suceder alU" (Gadamer 1993, p. 50). Esta breve
excursión nos ha mostrado las siguientes convicciones que están presentes, de manera
explícita o implícita, en quienes defienden la diferencia entre ciencias de la naturaleza y
ciencias humanas:
1. El mundo natural está gobernado por leyes. Los fenómenos muestran semejanzas,
rasgos comunes, que hacen posible explicarlos a partir de legalidades.
5. Tras estas cuatro convicciones se esconde una certeza aún más fuerte. Esta consiste
en la seguridad de que el ser humano es un ente radical o esencialmente diferente del
resto de los seres vivos; a mi juicio, la convicción más importante, por cuanto es el
fundamento sobre el cual se erigen aquellas otras.
Explicación: Modo de dar razón de los fenómenos naturales por medio de leyes que
establecen conexiones constantes entre estos.
Comprensión: Modo de dar razón de las acciones, instituciones y obras humanas a partir
de las creencias e intenciones que les confieren sentido.
El deseo de aplicar a las ciencias humanas el tipo de explicación propio de las ciencias
naturales es comprensible: después de todo, las ciencias naturales han logrado un grado
de exactitud y de desarrollo extraordinarios; de ahí que se piense a menudo que las
ciencias humanas alcanzarán el mismo tipo de desarrollo si se aplica en ellas el modelo
explicativo de las ciencias naturales. Sin embargo, entre el objeto de las ciencias
naturales y el objeto de las ciencias humanas existe una diferencia fundamental. Cuando
explicamos mediante leyes la caída de una piedra o la relación entre la presión y el
volumen de un gas (ideal) a temperatura constante, no nos preguntamos para qué actúan
de ese modo las piedras o las partículas de los gases, qué sentido tiene su
comportamiento. Por el contrario, cuando estudiamos las acciones, las instituciones y
las producciones de los seres humanos, nos parece necesario comprender su sentido.
1. Hay autores que consideran que en las ciencias humanas hay que aplicar el modelo de
explicación propio de las ciencias naturales. Estos autores, evidentemente, sostienen que
la distinción entre “explicar” y “comprender” no es suficiente para reclamar un método
de explicación propio y distinto para las ciencias humanas. No existe, a su juicio, más
que un método científico y una forma de explicación: establecer leyes generales que
conecten entre sí fenómenos observables (leyes que, a su vez, se integrarán en amplias
teorías).
2. Por el contrario, hay otros autores que exigen métodos distintos para cada uno de
estos tipos de ciencias. La comprensión exige procedimientos ajenos al método de las
ciencias naturales. El método propio de la comprensión se denomina hermenéutica o
método hermenéutico. Los autores de orientación hermenéutica han subrayado que la
comprensión se lleva a cabo siempre desde un determinado horizonte, el horizonte en el
cual se halla situado el que quiere comprender: así, hemos de comprender otras culturas
desde el horizonte de nuestra propia cultura; hemos de comprender acciones,
instituciones, obras (arte, textos literarios, etc.) del pasado desde nuestro presente. Esta
situación se denomina círculo hermenéutico: la comprensión (plena) se lleva a cabo
desde una cierta comprensión previa (pre-com prensión) inicial que nos viene dada por
nuestra propia situación cultural. Por ello, la comprensión se basa siempre en la
interpretación.
OBSERVACIÓN E INTERPRETACIÓN