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TACHIRÂ TRUADE QÎCHADAPHÊDA MAPHE OQÎRÂ TUANURÃ

En lengua EMBERA.

MÃAR K´ÎIRJUG K´ÕSINUM WAWAAG MAACH JÊB GAAI


En lengua WOUNAAN

DACHIRÂ RUADÊ G.RICIA RUTU WAUDÂ


En legua CHAMI

DAY IUJÂDÊ CÛRICIA DACHI DRÛA WAUDAY TA


En lengua KATIO

ANMAL PINSEMALATI - ANMAL NUEKKUA ARPAKETI NAN


NUKUKIN
En lengua TULE

LO QUE PENSAMOS Y QUEREMOS HACER EN NUESTRO


TERRITORIO.
PRESENTACION

Con los recientes cambios políticos y económicos dados en Colombia, los


pueblos indígenas nos enfrentamos a asumir un nuevo tipo de relaciones con el
Estado y la sociedad que nos obliga a mirarnos creadoramente a nosotros mismos
como pueblos y sujetos sociales con identidad colectiva. En ese sentido se
orientaron las reflexiones que siguen y que son presentadas por nuestra
Organización Regional Embera Wounann, OREWA como una parte de LO QUE
PENSAMOS Y QUEREMOS HACER EN NUESTRO TERRITORIO. Es
también una forma de ombligarnos nuevamente a nuestro pasado, para vivir el
presente y proyectarnos hacia el futuro.

El Chocó Biogeográfico ha sufrido inmensas transformaciones en las últimas


décadas, en lo que hace a su configuración espacial, política y económica. Han
surgido fuertes movimientos étnicos de los pueblos indígenas y de las
Comunidades Negras, que han procurado romper con la caracterización de
colocar la diversidad étnica y cultural como un obstáculo al desarrollo. Pero
igualmente se presenta una fuerte integración a las economías de mercado que
poco a poco han ido minando nuestras economías tradicionales y las fortalezas
culturales de los pueblos que nos asentamos en el pacífico.

Por la acción de diferentes intereses políticos, económicos y sociales tanto locales


como nacionales e internacionales, la región se encuentra en un proceso de
construcción de un nuevo tipo de relaciones con la sociedad nacional, al
convertirse en una región estratégica tanto para los planes económicos como
políticos que tiene el gobierno colombiano.

Nosotros, los Embera, Katío, Chamí, Wounaan y Tule, queremos decirle a


Colombia y al mundo, que hemos habitado estas selvas durante milenios; a pesar
de los duros embates de la historia seguimos presentes, porque siempre hemos
estado aquí y continuaremos trabajando por la Defensa de Nuestro Territorio
Tradicional del Pacífico, no importa que en estos momentos nuestras
comunidades y dirigentes se encuentren perseguidas por sectores de país que no
han podido entender que juntos mestizos, negros e indígenas podemos convivir en
la diferencia y crear una sociedad más justa y digna, en la cual respetemos las
visiones y particularidades de cada uno.

“Nosotros pa donde vamos a salir, si somos de aquí, somos nativos, nuestros


ombligos están en estas tierras enterrados, pa donde más nos vamos a ir si
nuestros territorios son estos, tenemos que estar en ellos, pues pa otra parte no
podemos ir porque allá no están enterrados nuestros ombligos, aquí es donde
tenemos que vivir y morir”. (Delia Casamá,1996).

ALBERTO ACHITO GERMAN CASAMA


Presidente (E) Coordinador del Proyecto
INTRODUCCION

Lo que pensamos y queremos hacer en nuestro territorio es la respuesta que le


dan los pueblos indígenas a las urgentes necesidades que tienen. Es una forma de
enfrentar el avance de las prácticas desarrollistas en sus territorios.

Este pensamiento se ha venido construyendo desde hace más de una década y ha


formado parte de las reivindicaciones de las comunidades, concretándose por
medio del convenio realizado entre la Organización Regional Embera - Wounaan
(OREWA) y Biopacifíco. La presente propuesta debe tenerse en cuenta como
base para la elaboración de los proyectos de desarrrollo que se piensen adelantar
dentro de los territorios indígenas; a su vez proporcionará cierta documentación
preliminar necesaria para emprender acciones a corto, mediano y largo plazo.

El área objeto de estudio presenta grandes diferencias en algunos de sus


elementos ambientales, así como en sus actividades económicas primordiales; por
tal razón, se vió la necesidad de dividir la misma en regiones y adelantar las
investigaciones en varios campos científicos tratando de obtener la mayor
integralidad posible, respetando y a la vez siendo consecuentes con los principios
culturales de estos pueblos.

Esta integralidad dió como uno de sus resultados, la urgencia de llevar a cabo
cambios, la adopción de nuevas tecnologías y el impulso de los cultivos propios a
las comunidades. Todo con el objeto primordial de proporcionar elementos y
beneficios que garanticen el mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos
indígenas en el momento actual y hacia el futuro; sin llegar a violentar sus
tradiciones culturales.

Como conclusión general se debe decir que la variedad de inconvenientes


presentados al interior del área de estudio, hace imperiosa la necesidad de realizar
en cada zona un tratamiento especial, en donde se proporcionen herramientas
óptimas para poder enfrentar el desarrollo, sin olvidar la integralidad del pueblo
indígena y sus principios culturales.

La Organización Regional Embera - Wounaan (OREWA) debe ser el eje


fundamental de las propuestas que aquí se formulan. El Estado por su parte debe
proporcionar a los pueblos indígenas del departamento del Chocó, las condiciones
necesarias para concretar lo que pensamos y queremos hacer en nuestro territorio,
respetando la autonomía y cultura de los pueblos indígenas.
1. ANTECEDENTES

“Lo que queremos y pensamos hacer en nuestro territorio”, tiene su punto de


partida en las reflexiones y los planteamientos que los pueblos indígenas han
venido elaborando a partir de su experiencia y conocimiento, que les ha permitido
desarrollar su proceso organizativo y además plantear algunos aspectos
relacionados con los criterios metodológicos, la participación y la zonificación,
que se tuvieron en cuenta en este proyecto.

Aspectos Generales

Las comunidades indígenas a través de su proceso organizativo, en sus diferentes


instancias regionales como Juntas Directivas, Encuentros zonales y Congresos,
han venido planteando lineamientos que marcan la pauta de lo que han sido sus
luchas.

La OREWA en sí misma, es un proceso que se determina a partir del principio de


unidad en la diversidad, pues parte de la organización de los indígenas del Chocó
desde sus diferencias étnicas y culturales en los pueblos Embera, Embera Katío,
Chamí, Wounaan y Tule, aspecto fundamental que tiene como base de este
proceso lo étnico cultural, como eje principal que cruza todo el trabajo y su
posicionamiento en la región y en general en la sociedad nacional. Esto cobra
validez en la medida en que, a partir de los procesos económicos y sociales que
les ha tocado vivir, se han presentado cambios culturales que lesionan su
identidad cultural.

Los principios de Unidad, Territorio, Cultura y Autonomía, poco a poco se han


llenado de contenido, teniendo en cuenta las particularidades de los pueblos
indígenas y su situación social, económica y política.

La organización de las comunidades indígenas se constituye en la estrategia de


sus luchas, pues ha sido la forma a través de la cual han venido planteando sus
propuestas y reivindicado sus derechos. El énfasis se ha puesto en lo político,
debido a la problemática vivida, pero los análisis y reflexiones han llevado a que
sin dejar de lado lo político, se planteen la necesidad de darle énfasis hacia el
futuro al fortalecimiento cultural.
Las instancias que se han venido desarrollando a lo largo de su proceso
organizativo: Cabildos Locales, Cabildos Mayores, Junta Directiva, Congreso
Regional, el Comité Ejecutivo y los diferentes programas de la OREWA, han
venido trabajando en propuestas para dar salida a la problemática que viven las
comunidades.

Los programas de la OREWA: Territorio y Relaciones Interétnicas; Medio


Ambiente y Desarrollo; Organización y Justicia Indígena; Educación; Salud;
Comunicación y Mujeres, han dado pasos importantes para rescatar y promover
la gestión por parte de las comunidades indígenas del Chocó.

Un lineamiento básico planteado por los indígenas fue la lucha por el territorio,
que ha venido avanzando en diferentes propuestas, las cuales se ubican en
primera instancia en la exigencia al reconocimiento de la propiedad, a través de
los Resguardos Indígenas.

Un concepto básico en este proceso es el de territorio, definido éste a partir de la


integralidad, que se constituye a partir de su relación directa con la cultura,
estableciendo lo que los indígenas han denominado la relación Cultura-Territorio.

Esta relación se puede ejemplificar con la definición del líder Embera, Delmiro
Palacios: “El territorio para las comunidades indígenas es la vida, en ella
desarrollamos las prácticas tradicionales de producción; cuando hablamos de
territorio para nosotros es la lengua, las costumbres, las creencias que tenemos,
las autoridades tradicionales, la tradición oral, los cuentos y la historia. Para
nosotros los árboles, los animales, y todo lo que hay en la naturaleza tienen
espíritus, que nos han ayudado a tener fuerza; ellos cantan, gritan, hoy ellos están
tristes, botando lágrimas por la explotación que se hace de los recursos naturales
y la violencia que ha llegado a nuestras comunidades”.

Debido a la explotación que se viene haciendo de los recursos naturales en los


territorios indígenas, se planteó otro lineamiento importante: la preservación y
conservación de los recursos naturales, relacionándolo directamente con las
prácticas tradicionales de producción, que por los procesos económicos de la
región han venido siendo lesionadas en sus valores fundamentales. (Ver Figura
1). No se trata de un concepto conservacionista, sino de la protección de la vida
para los indígenas, para el cual se iniciaron acciones tales como denuncias ante
las entidades competentes contra el arrasamiento creciente de estos recursos en la
región y la exigencia de la no expedición de permisos al interior de sus territorios
a personas no indígenas, además se propuso al interior de las comunidades, un
manejo adecuado de los recursos naturales, a través de reglamentos; y la
necesidad de fijar planes de manejo y pautas para ir desarrollando poco a poco un
ordenamiento territorial interno. (Ver Documento Ordenamiento Territorial).

Teniendo en cuenta que la explotación de los recursos naturales no afecta


solamente a los pueblos indígenas sino también a las comunidades negras y que
estas actividades han cambiado el proceso natural de relación y convivencia de
ambos grupos, se vió la necesidad de iniciar un proceso de diálogo y concertación
que definiera unas nuevas relaciones interétnicas, para dar salida a los conflictos,
a partir de reconocer y respetar los derechos y sus diferencias étnicoculturales;
aspecto importante en la definición de propuestas de desarrollo que no pueden
formularse sectorialmente, sin contextualizarlas con sus actores y en los espacios
determinados.

Los pueblos negros e indígenas han venido realizando desde 1.989 encuentros
para analizar la situación de las comunidades, en los que se ha planteado la
necesidad de trabajar por la defensa de los territorios y en la búsqueda de
alternativas de desarrollo que busquen el bienestar de las comunidades. En este
contexto, las comunidades negras requerían urgentemente el reconocimiento de
sus derechos étnicoculturales y territoriales, por lo cual la OREWA se solidarizó
con el proceso de las comunidades negras en este propósito. (Asamblea Nacional
Constituyente, At. 55 y Ley 70/93).

Por razones geopolíticas y ambientales, para el Pacífico colombiano se han


diseñado planes y programas de desarrollo que contrastan con la concepción
cultural de la población nativa, los cuales han sido objeto de denuncia de parte de
la OREWA, dando inicio a una campaña nacional e internacional por la defensa
de la diversidad cultural y biológica de la región, a favor de los intereses tanto de
las comunidades como del país; buscando con ello defender no sólo la
territorialidad sino su seguridad alimentaria, en peligro por los intereses de las
multinacionales que basadas en una posición neoliberal buscan integrar todos los
procesos productivos a una economía de mercado.

Todo ello sirvió de base para que en el Cuarto Congreso Regional se definiera
como objetivo principal la defensa del territorio tradicional del pacífico, que
integra los elementos anteriores con el proyecto de vida cultural y define la
necesidad de establecer una propuesta de desarrollo integral bajo criterios de
autonomía, beneficio comunitario y respeto ecológico. (Conclusiones del V
Congreso Regional OREWA, Junio de 1.991). (Ver Figura 2).

El proceso de consulta del Ordenamiento Territorial Indígena realizado en el


Chocó en 1.992, recoge en su documento de conclusiones y propuestas: “Las
Entidades territoriales significan para nosotros la posibilidad de definir el
desarrollo a partir de nuestras particularidades culturales, sin imposición de los
viejos modelos de asimilación forzada. Teniendo como base la integralidad, pues
todo está relacionado, para nosotros no son cosas que se separan, y por eso las
ETIS deben servir para la concresión de los derechos por los que hemos venido
luchando desde hace muchos años”.

El Quinto Congreso Regional hizo énfasis frente a los procesos de cambio


cultural que han venido viviendo los indígenas en el Chocó y que afecta valores
importantes de su Cultura, definiendo como fundamento de la defensa del
territorio, la necesidad de trabajar en el fortalecimiento cultural de los pueblos
indígenas.

Formulación del Proyecto

El proceso organizativo de las comunidades indígenas del Chocó ha venido a


través de todos estos años recogiendo su experiencia en principios, lineamientos y
estrategias, las cuales se han constituído en el derrotero orientador de todo su
trabajo, que actualmente se recogen como base para la formulación de sus
propuestas en todos los aspectos, conformando el pilar de “Lo que queremos y
pensamos hacer en nuestro territorio”. Es a partir de estas premisas que se
formula el proyecto presentado a Biopacífico para viabilizar y concretar un plan
de desarrollo acorde con la realidad que viven los pueblos indígenas.

Su formulación está precedida formalmente en el documento Posición de la


Organización Regional Embera Wounaan -OREWA- sobre el Proyecto
Biopacífico “..., consideramos que en estos momentos por las características del
nuevo modelo de desarrollo que se implementa, somos de los grupos y regiones
más vulnerables ya que la llamada internacionalización de la economía implica
presión sobre nuestros territorios y comunidades.” Y que “...el no tener en cuenta
la diversidad cultural del Pacífico, sus derechos territoriales y sociales por
vendernos una falsa idea de desarrollo, está llevando a los pueblos a su
descomposición, a la pérdida de su riqueza cultural y sobre todo a la destrucción
de la naturaleza que se quiere conservar”.

Este documento sirvió de base para la discusión con el proyecto Biopacífico,


sobre los criterios y la posición de las comunidades sobre políticas de
conservación de la Biodiversidad en la región. Por ello no es improvisado ni es un
simple ejercicio teórico esbozar como ejes del plan de desarrollo: lo cultural y lo
ambiental, entendiéndolos en una simbiosis permanente que se concreta en el
territorio.
Se inscribe entonces dentro de este proyecto, la participación como criterio
principal de construcción de propuestas para el plan de desarrollo, partiendo del
concepto que un plan de este tipo se construye en el tiempo y en espacios
determinados, donde se interrelacionan diversos actores con intereses específicos.

En este sentido cobra gran importancia el papel que asumieron los Líderes
Indígenas en las diferentes zonas donde establecieron la relación en las
comunidades indígenas con las autoridades tradicionales, familiares y en general
con el conjunto de la comunidad y con otros actores presentes en la región, que
inciden al interior de las comunidades, con los cuales en algunos casos se
definieron criterios de relación y convivencia. Por ejemplo en la zona del Medio
Atrato 2 (Región Minera del Proyecto, Ver acápite Zonificación), éstos líderes
realizaron varias reuniones con las comunidades negras para que evitaran
conjuntamente con los indígenas, la explotación minera con motobombas que se
venía haciendo en el río Bebará. (Informe de Zona, Plácido Bailarín, César
Querágama).

De acuerdo a los criterios que predominan de una u otra actividad de gestión del
territorio, se seleccionaron cinco regiones: Agrícola, Minera, De Gestión
Tradicional del Territorio, Maderera, De Crisis Ecosistémica y Cultural, las
cuales se identifican como muestras que tipifican la situación actual de la relación
Cultura-Territorio y las pautas a seguir para plantear zonal y regionalmente las
bases del desarrollo integral. (Ver Mapa 1). Estas regiones se constituyeron, por
lo tanto, en objeto de trabajo en la medida en que, a través de un proceso de
diagnóstico cualitativo sociocultural y ambiental, se posibilitó la formulación de
unas pautas y lineamientos sobre el ordenamiento territorial que junto con el
grupo de propuestas emanadas de las comunidades, se llevó a cabo la
formulación de este documento.

Para desarrollar el proyecto se contó con la participación de un equipo


interdisciplinario e intercultural, es decir Líderes Indígenas de las etnias Embera,
Katio, Wounaan y Chamí y profesionales de diferentes disciplinas que llevaron a
cabo este trabajo en coordinación con el Comité Ejecutivo de la OREWA y sus
programas.

Relación con el Proyecto Biopacífico

Una vez la OREWA presentó su proyecto para la Formulación de un Plan de


Desarrollo Integral para las Comunidades Indígenas del Chocó y fuera aprobado
éste por el Proyecto Biopacífico (PBP), se comenzó un largo proceso de
definición contractual donde se fijaron por parte de la Organización reglas claras
de relación entre las partes, debido a que el modelo de contratación para llevar a
cabo este trabajo que presentó el PBP y Ministerio del Medio Ambiente a la
OREWA, fue dentro de un marco contractual donde no había igualdad de
condiciones y se ponían en peligro los derechos de propiedad de la información
resultante, ya que el contrato literalmente especificaba que todo sería de
propiedad del Ministerio y del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), lo cual no es aceptado por la OREWA, obligando entonces a la
elaboración de una nueva forma de contrato menos lesivo y en mejores
condiciones para las comunidades.

Reconocemos que todavía falta trabajar mucho más en este tema, pues hasta
ahora está planteada la discusión alrededor de la protección de los derechos que
sobre el Conocimiento tienen las comunidades; sin embargo, se considera que se
hizo un avance importante en términos de la relación contractual, lo cual aportó
nuevos elementos a la discusión y marcó pautas importantes en el hecho de poner
en igualdad de condiciones la legislación indígena y los convenios internacionales
que protegen derechos a los pueblos indígenas y tribales; además reafirmó que los
territorios indígenas tienen un marco legal especial, que protege y reconoce la
diversidad cultural y en si mismo los conceptos de integralidad que tienen los
pueblos indígenas.

Este trabajo recoge algunos elementos que sirven para ahondar en los análisis y
discusiones sobre el tema, esperando que contribuyan a proteger los derechos de las
comunidades sobre su conocimiento. (Ver documento Para Garantizar el Respeto y
la Valoracion del Conocimiento Tradicional).

2. ASPECTOS METODOLÓGICOS

Para abordar la ejecución del proyecto se realizaron varias reuniones con la


paricipación del Comité Ejecutivo y el Programa Medio Ambiente y Desarrollo,
con el fin de determinar las pautas metodológicas generales de este trabajo y fijar
los criterios para la definición del equipo técnico, los líderes indígenas y el
coordinador.

En el proceso de planeación del trabajo se tuvo en cuenta lo siguiente:

• Selección del personal.


• Curso de inducción.
• Planeación del trabajo de campo y elaboración de instrumentos.
• Trabajo de campo.
• Elaboración de informes.
• Reuniones de evaluación y seguimiento.
• Espacios de análisis y discusión
• Reuniones con el Comité Ejecutivo, los programas y convenios.
• Sistematización y elaboración de Documentos finales.
• Socialización de la propuesta y devolución de resultados a las comunidades
indígenas.
• Sustentación del Plan ante el Proyecto Biopacífico y otras entidades
• Entrega del Plan de Desarrollo al Proyecto Biopacífico-Ministerio del Medio
Ambiente.

Selección del Personal

El primer nombramiento fue el cooordinador del Proyecto, elegido por su


participación tanto en la formulación del proyecto como en la fase de relación
con Biopacífico, como representación de las comunidades indígenas. Además,
por su experiencia y trayectoria en el proceso organizativo.

Para los líderes indígenas que trabajarían en las diferentes zonas se planteó el
siguiente perfil:

• Ser líder con alguna experiencia organizativa


• Conocimiento de las zonas de trabajo seleccionadas
• Buenas relaciones con las comunidades
• Reconocimiento por parte de las comunidades
• Garantía de la elaboración de propuestas a partir de su propia experiencia y de
las planteadas por las comunidades.
• Hablar la lengua característica de las comunidades en las diferentes zonas, en
la realización de las reuniones y charlas.

Con este perfil se seleccionaron 10 líderes indígenas pertenecientes a las étnias


Embera, Chamí, Katío y Wounaan, que trabajaron conjuntamente con el equipo
técnico en la formulación de este de “Lo queremos y pensamos hacer en nuestro
territorio”.

Para la selección de los profesionales se hicieron convocatorias a la Universidad


de Antioquia, la Univesidad Nacional y se solicitaron recomendaciones a
personas que conocen las comunidades indígenas del Chocó y su proceso
organizativo. Los profesionales interesados enviaron su hoja de vida a la
OREWA y una vez evaluada presentaron una entrevista con el Comité Ejecutivo,
quien finalmente dió el visto bueno.

Curso de Inducción

Como base para abordar el trabajo, durante cuatro días se realizó en la ciudad de
Quibdó un curso de inducción para el personal técnico y líderes indígenas del
proyecto, en el cual se desarrollaron los siguientes temas:

• La OREWA, su razón de ser y programas.


• Situación general del Chocó.
• Situación ambiental de la región, problemática y perspectivas.
• Los Embera y Wounaan: Su cultura, tradiciones y perspectivas.
• Marco jurídico de la región: Legislación Indígena, ley 70/93, legislación
ambiental.
• Relaciones interétnicas, la experiencia del Alto Andágueda.
• El ordenamiento territorial y las comunidades indígenas del Chocó.
• Justicia Indígena.
• Proyecto Biopacífico.
• Presentación del proyecto: “Plan de Desarrollo Integral de las Comunidades
indígenas del Chocó”.

Trabajo de Campo

En segundo término se dió la discusión sobre como abordar el trabajo de campo


durante los cinco meses programados, a realizarse en las zonas seleccionadas.

Teniendo en cuenta que el desarrollo para los indígenas debe ser integral, se
determinó que todos los profesionales en forma conjunta recorrerían las zonas y
que los Líderes Indígenas estarían de tiempo completo en las comunidades
escogidas. Mientras tanto el Coordinador debería hacer reuniones zonales para
darle el seguimiento respectivo al trabajo; sobre esta base se realizó una
programación para el Equipo Técnico, los Líderes Indígenas y el Coordinador del
proyecto, que comtemplaba espacios de evaluación, seguimiento y estadía
conjunta en las zonas de trabajo. (Ver Anexo 1).

En la última evaluación se concluyó que para futuros trabajos, será necesario


disponer de más tiempo para llevar a cabo el trabajo de campo. Sin embargo, se
concluyó que los profesionales vinculados pusieron todo su empeño y se logró
levantar buena información, la cual sirvió de base para este trabajo y permite
tener un conocimiento de las comunidades indígenas y de las regiones, sin el cual
no se hubieran podido avanzar en los análisis y discusiones. Cada uno elaboró
informes de sus recorridos. (Ver Anexo 2).

Teniendo en cuenta que los líderes además de ser integrantes del equipo, son
actores importantes al interior de las comunidades indígenas, su trabajo consistió
no sólo en recoger propuestas de las comunidades, sino también aportar
elementos importantes a través de los informes que cada uno elaboró sobre su
trabajo de campo junto a los mapas temáticos, que orientaron las pautas a seguir
para el ordenamiento territorial. Igualmente, tuvieron una activa participación en
los análisis que se hicieron de cada zona. (Ver Anexo 2)

La dedicación a este trabajo fue de tiempo completo, con programación definida


para los recorridos y con estancias en la sede de la OREWA, para participar en
reuniones de evaluación y seguimiento, asó como también su participación en
eventos programados por el Comité Ejecutivo, tales como la Junta Directiva,
Encuentro Regional de Justicia Indígena, etc..

Previamente a las salidas de campo, se hicieron reuniones con los líderes


responsables de zona para hacer una inducción más detallada sobre el trabajo a
realizar.

Recolección de la Información

Los profesionales recogieron la información a partir de una guía previamente


elaborada, la cual contenía todas las áreas del trabajo planteadas en el proyecto de
acuerdo con cada disciplina. En vista de que se asumió como criterio la
integralidad, cada profesional en sus recorridos cubría toda la temática, haciendo
énfasis en su área y responsabilidad específica.

Es importante resaltar que de acuerdo a la regionalización, se diseñaron los


desplazamientos de los profesionales respecto al área que se pretendía estudiar
más a fondo, criterio que se tuvo en cuenta en la definición de las comunidades a
visitar.

Los profesionales del área biológica, el ingeniero forestal y la bióloga, en


compañía de los líderes indígenas en la región de Gestión Tradicional del
Territorio, se desplazaron desde el alto río Bojayá, hasta la comunidad de El
Brazo en el río Valle, Costa Pacífica, para ubicar la situación ambiental de la zona
de intersección del Parque Nacional de Utria con el Resguardo Indígena, en un
recorrido que duró cinco días. (Ver Mapa 5).

Lo mismo sucedió en Juradó, región Maderera del proyecto, por la importancia


ecológica y cultural del área de la parte alta del río Juradó, en la frontera con el
Darién, que viene siendo objeto de explotación de los recursos forestales; este
recorrido para ubicar la situación ambiental duró cuatro días. (Ver Mapa 6)

En la zona del Bajo Atrato, región Maderera del proyecto, se desplazaron hacia el
río Domingodó desde el Chintadó (afluente del Truandó), considerando las
expectativas de explotación del catival que se ubica en la parte baja del río
Domingodó. (Ver Mapa 7)

En la zona del Bajo Baudó, región Agrícola, se hizo un recorrido desde la


quebrada Chimaní (afluente del río Torreidó) hacia el río Purricha, para verificar
la información de los indígenas respecto a la conservación del bosque, por ser
zonas de cacería de varias comunidades de las zonas del Medio y Bajo Baudó.
(Ver Mapa 11)

En la zona carretera, región de crisis ecosistémica y cultural se ubicaron en las


comunidades del Consuelo, el Noventa y la Puria, por considerar que son las más
afectadas de esta zona en su ecosistema. (Ver Mapa 8)

Los anteriores recorridos se hicieron conjuntamente con representantes de las


comunidades de las zonas, considerando que se requería a los cazadores y
conocedores de los lugares seleccionados.

Los profesionales, del área agrícola y económica, se ubicaron en cada zona,


haciendo visitas a lugares de cultivos y trabajos comunitarios. Se priorizó la
permanencia en comunidades que tuvieran trabajos importantes de agricultura y
que estuvieran desarrollando programas productivos, como las comunidades
asentadas en el río Dubasa en el Medio Baudó. (Ver Mapa 2).

La antropóloga se desplazó a lugares que previamente se determinaron tanto de


crisis, como de tradición cultural. Por ello, en la zona Carretera visitó
comunidades que tuvieran un alto indice de problemáticas culturales y en zonas
de Gestión Tradicional del Territorio como Bojayá, en comunidades con gran
riqueza cultural. (Ver Mapa 5).

Su trabajo estuvo orientado a entablar relaciones con las autoridades tradicionales


en la medida de lo posible y de los adultos para recoger información que
permitiera desarrollar con más elementos culturales, la relación de los indígenas
con su entorno.

La abogada estuvo en las comunidades de las diferentes zonas haciendo


reuniones, para trabajar con los indígenas la situación territorial, organizativa y
particularmente para analizar la situación de control social; recoger las denuncias
sobre explotación de los recursos naturales y analizar con los indígenas lo
referente al conocimiento tradicional. Es importante resaltar que en la mayoría de
los recorridos de esta profesional, se hicieron cursos de capacitación sobre
legislación indígena y ambiental.

Se prepararon reuniones previas en las zonas antes de las salidas a las


comunidades, para definir con los indígenas y el líder responsable de la zona las
comunidades a visitar. En cada zona y comunidad se hizo la coordinación del
trabajo con los Cabildos Mayores y/o Locales.

En las reuniones zonales se hicieron reflexiones alrededor del desarrollo, los


intereses y expectativas de las comunidades. Se trabajó en grupos contando con
espacios para los cazadores y pescadores; con los adultos para ubicar los trabajos
agrícolas; con las mujeres, con los viejos, con los maestros y los promotores de
salud.

Previamente a las salidas de campo, se entregaron instrumentos, elaborados por


los profesionales del proyecto a los líderes indígenas, que les sirvieran de base
para adelantar su trabajo y la mayoría participó en el curso de inducción que se
realizó para la orientación general del proyecto a ejecutar y en la inducción
particular de cada zona respectivamente.

Se considera que los líderes que participaron en este trabajo, se cualificaron tanto
por los aportes que cada uno dió, como por su capacitación pues ganaron
elementos para analizar la problemática particular de una localidad dentro de una
situación regional. Además del ejercicio valioso de escribir informes y análisis
propios de la situación de las comunidades y las expectativas que frente al
desarrollo tienen ellos y las comunidades indígenas, teniendo en cuenta que
pertenecen a una tradición oral.

Informes
Los informes se elaboraron sobre las actividades programadas y realizadas, a
partir de las guías que fueron discutidas previamente por todo el equipo. Los
informes que se sustentan en este trabajo son los siguientes:

* Profesionales:

• Recorridos zonales que contienen los diagnósticos.


• Análisis y lineamientos de cada zona.
• Formulación de políticas de cada área.
• Propuestas al Comité Ejecutivo y programas.

* Líderes Indígenas:

• Informe de los recorridos por temas.


• Encuestas y censos.
• Análisis cultural y organizativo.

* Coordinador:

• Informe de encuentros zonales.


• Evaluación y seguimiento del trabajo.

* Secretaría Técnica

Para avanzar en el proceso de sistematización de la información, se vió la


necesidad de contar con una secretaría que hiciera esta labor de organización de la
información, a partir de los informes presentados por todos los integrantes del
equipo, para presentar los diagnósticos de cada zona del proyecto.

Este trabajo fue muy importante, pues permitió que los miembros del equipo le
dedicaran mucho más tiempo del que estaba previsto al análisis y discusión de
cada zona.

Reuniones de Evaluación y Seguimiento

Se realizaron reuniones de evaluación y seguimiento del trabajo, las cuales fueron


concertadas con el equipo técnico y los líderes indígenas.

En la última etapa del trabajo de campo, se realizó una reunión de todo el equipo
para analizar la información que se tenía y verificar las pautas metodológicas que
se habían propuesto.
Previamente a los espacios de análisis y discusión de cada zona se hizo una
reunión para entregar los informes de cada una, evaluar el trabajo realizado y fijar
los criterios de discusión de esa etapa del trabajo.

En estas reuniones se hicieron ajustes al proceso que se llevaba, se formularon


propuestas de organización del trabajo y se discutieron las guías de las diferentes
etapas del proyecto.

Espacios de Análisis y Discusión

Durante dos meses se realizaron en la sede de la OREWA reuniones entre el


equipo técnico, el coordinador y los líderes indígenas, para analizar
conjuntamente la situación de cada zona. Esta parte del trabajo tuvo tres espacios:

1. Revisión de las encuestas, censos, mapas e informes entregados por los líderes
indígenas, entre el equipo técnico y el líder de cada zona. Se realizaron reuniones
donde se hizo una revisión de este material, para que los informes de cada
profesional y los líderes indígenas se complementaran, se pudieran ver las
diferencias y hacer propuestas al respecto.

2. Análisis de las zonas entre el equipo técnico, coordinador y el líder respectivo,


para lo cual se aprobaron conjuntamente los siguientes puntos:

• Identificación de la problemática
• Análisis general
• Propuestas

Se abordó en un primer momento el análisis de las zonas, donde cada profesional


exponía el análisis respectivo de su área, sobre lo cual se hacía una discusión
conjunta. Es necesario resaltar que este proceso fue importante tanto para los
líderes como para los profesionales, pues en el debate fue clarificando de manera
más clara la situación de las zonas y a priorizar los problemas fundamentales de
cada una. Después de este ejercicio los profesionales y líderes indígenas,
elaboraron documentos para recoger las propuestas surgidas en la discusión.

3. Análisis de las zonas con todos los integrantes del equipo, en el que cada líder
indígena hizo una exposición general de la ubicación de la zona y posteriormente
cada profesional profundizaba desde su área de conocimiento. Igualmente se
trabajaron los mapas de cada zona, ubicando los espacios de uso y las áreas de
conflicto.
Esta etapa definió con más elementos la situación de las comunidades del Chocó,
su problemática, su situación organizativa y comenzó la elaboración de lo que
serían los objetivos, políticas y estrategias.

Reuniones con el Comité Ejecutivo y sus Programas

Se habilitaron espacios de discusión y análisis con el Comité Ejecutivo de la


OREWA y sus programas en los que se compartieron inquietudes y lanzaron
propuestas. Cada programa hizo una exposición general de los objetivos de su
trabajo y un balance crítico de su situación. Se esbozaron los elementos básicos
de discusión de lo que se espera sea el “Lo que queremos y pensamos hacer en
nuestro territorio” y los niveles de responsabilidad en la ejecución.

Sistematización y Elaboración de Documentos Finales

Agotadas las etapas anteriores se abordó la elaboración de los documentos


finales, se trabajó en el diseño metodológico para la elaboración del documento
final de “Lo que queremos y pensamos hacer en nuestro territorio”, para lo cual se
contó con la asesoría de un profesional cercano a este proceso al interior de la
organización.

Se habilitó un espacio conjunto para que los profesionales, el coordinador y


algunos líderes indígenas, con el apoyo de asesores de la OREWA, elaboraran en
forma coordinada los documentos finales, con el propósito de hacer que la
participación de los líderes indígenas fuera permanente y no se convirtiera sólo en
un ejercicio de escritura sino que fuera de discusión.

Socialización de la Propuesta y Devolución de Resultados a las Comunidades


Indígenas

Una vez elaborado el documento final de “Lo que queremos y pensamos hacer en
nuestro territorio”, se realizó un encuentro regional con la participación de los
representantes de las comunidades indígenas del Chocó, con el fin de socializar el
trabajo final. Se llevó a cabo el trabajo en grupos conformados por delegados de
cada zona, donde se discutieron las propuestas sobre cada una de ellas y
posteriormente en plenarias se expusieron las generalidades del trabajo.

Teniendo en cuenta la tradición oral que caracteriza a las comunidades, se


elaboraron audiovisuales por cada zona, para facilitar la socialización del
documento.
La exposición y debate la orientaron los líderes indígenas responsables de las
zonas, con la ayuda de los audiovisuales y los mapas.

Entrega del documento de “Lo que queremos y pensamos hacer en nuestro


territorio” al Proyecto Biopacífico-Ministerio del Medio Ambiente y su
Sustentación

La entrega del trabajo se hace en una reunión donde los líderes indígenas hacen la
sustentación del mismo no sólo ante el Proyecto Biopacífico-Ministerio del
Medio Ambiente, sino también con la participación de otras entidades.

Tiempo de Ejecución del Proyecto

El trabajo estaba programado para ser desarrollado en 8 meses; sin embargo,


debido a la necesidad de abordar con más detenimiento el análisis de las zonas, se
acordó con el Proyecto Biopacífico un otro sí en el convenio, para aumentar en
dos meses más el período del proyecto. Finalmente el tiempo se distribuyó de la
siguiente forma:

ACTIVIDAD TIEMPO (meses)

Primera Etapa

Selección, conformación, contratación y


capacitación del equipo...............................1
Trabajo de campo..........................................2.3.4.5.6

Segunda Etapa

Socialización de la información y
evaluación del proceso adelantado..................................7
Análisis del resultado del diagnóstico..............................7.8
Análisis del proceso y proyección
del Comité Ejecutivo y los programas.............................7.8

Tercera Etapa

Definición de la estructura del plan de desarrollo....................9


y diseño metodológico para la elaboración
del plan de desarrollo............................................................9
Elaboración del Plan de desarrollo para
las comunidades indígenas del Chocó.....................................9.10

Cuarta Etapa

Socialización de la propuesta y
devolución de resultados a las comunidades indígenas...............10
Entrega del plan de desarrollo al Proyecto
Biopacífico-Ministerio del Medio Ambiente y sustentación........10.11

3. PARTICIPACION

Las formas de participación de los pueblos indígenas no se inscriben dentro de los


conceptos de participación que se dan en el resto de nuestra sociedad nacional,
sino que están fundamentadas en su cultura y organización social.

Para mirar las formas de participación de los pueblos indígenas del Chocó, se
debe partir de la identificación de los diferentes niveles que se dan, tanto al
interior de la comunidad como en su proceso organizativo. Situación esta que
debe ser respetada y reconocida por el gobierno antes que negarla por
conveniencia política.

Un primer nivel se da dentro de la dinámica familiar a partir de los roles


establecidos y asumidos por el jefe de familia, las mujeres, los hijos y las
autoridades tradicionales. En estas relaciones se crean los espacios de
socialización y se dan las condiciones para la toma de decisiones, como por
ejemplo la ubicación de los tambos, la definición de los lugares de cultivos y las
funciones que tiene cada uno en las actividades productivas y de representación.

La autoridad tradicional se ejerce desde el uso y manejo territorial y los espacios


de dominio se dan a partir de su poder espiritual. El punto de participación en
este espacio, se efectúa a través de la celebración de ceremonias de cambios
espirituales. “Durante la ceremonia participan los familiares del Jaibaná o de la
persona que esté cambiando de espíritu; las decisiones de esta ceremonia están
bajo el control del Jaibaná, quien es la persona que orienta sobre qué hacer en el
proceso de preparación; por lo tanto la participación está sujeta a la autoridad
tradicional. Quienes participan deben acatar las ordenes para que el Jaibaná pueda
entregar un poder espiritual con todo el requerimiento que se necesita, para luego
seguir impartiendo el proceso del cambio espiritual”. (Relato. Germán Casamá,
1996)

En el proceso de la inauguración de un tambo, la parte preparatoria está a cargo


del dueño, desde el momento de su construcción hasta el final. Para su
inauguración se prepara el guarapo, la chicha, el maíz y la escalera. Es requisito
indispensable que participen las personas mayores de la comunidad, con el fin de
dar una bienvenida a la casa y poder transmitir la energía que permita mantener el
intercambio y el buen espíritu de participación en su entorno.

Las actividades tradicionales de producción de los pueblos indígenas son otra


forma de participación entre las comunidades, esto lo podemos constatar en
prácticas como la mano cambiada y la minga en la actividad agrícola. Las
características culturales en cada región, teniendo en cuenta sus particularidades
sociales y económicas, reflejan las diferentes formas de este tipo de participación.

Este ejercicio es para las comunidades indígenas el intercambio en todas las


actividades cotidianas como el uso y manejo del territorio, el sistema de
producción tradicional, los roles que se dan al interior de la familia, las relaciones
entre las familias, asi como también, las prácticas y ceremonias que recrean todo
lo anterior, pues para los pueblos indígenas del Chocó la participación no se da
sólo a nivel de los seres humanos sino que a ella se involucra a la naturaleza y sus
espíritus.

Todo lo anterior está relacionado con los procesos de socialización, los cuales se
dan a partir del control social que los pueblos indígenas hacen a su interior, a
través de la autoridad tradicional, que en este momento a pesar de sus
mecanismos de resistencia están a punto de afectar estructuralmente su
organización interna, por lo que el Estado debe plantear una política de
participación que tenga en cuenta la diversidad cultural de los pueblos indígenas,
evitando caer en la homogenización legislativa de las autoridades y formas de
organización indígenas, desconociendo las diferentes instituciones que rigen en
los diversos pueblos, como ocurrió con el decreto que crea las asociaciones de
cabildo y de autoridades tradicionales.

En este contexto el proceso organizativo de las comunidades indígenas a través


de la OREWA, desarrolla nuevas instancias de participación donde se analizan y
discuten propuestas que den salida a los problemas que enfrentan las
comunidades, las cuales han aportado nuevos elementos para sus procesos de
socialización y control social.
Es así como surge la Organización en el afán de construir un espacio que les
permite la unidad de las comunidades, para la defensa de sus derechos y la
consolidación de su proyecto de vida.

En este proceso se definen estructuras organizativas desde el nivel local hasta el


nivel regional: Cabildos Locales, Cabildos Mayores, Junta Directiva, Congreso
Regional, Comité Ejecutivo y Programas, que han venido promocionando la
gestión de los indígenas en sus territorios.

La habilitación de estos espacios ha permitido que los indígenas del Chocó


definan propuestas importantes con respecto al reconocimiento de sus derechos,
así como fijar posiciones desde lo étnico cultural para la relación con el Estado y
sociedad nacional. Estos esfuerzos se consideran esenciales frente a los nuevos
modelos de globalización y homogenización cultural.

En este ámbito cobra validez el planteamiento de Mauricio Pardo (1986) cuando


argumenta, “El proceso de aculturación no es uniforme... de seguir
espontáneamente el proceso seguramente se debilitaría cada vez más la cultura y
la sociedad indígena. El tipo de organización social, surgido después de la
resistencia armada, basado en la independencia de las familias y en la migración
que garantizó la supervivencia de la etnia hasta el presente, hoy ya no es una
respuesta adecuada y es así como surge una organización de nuevo tipo acorde
con el movimiento de reinvindicación indígena que se da en todo el país... en los
últimos cinco años prácticamente el noventa por ciento de la población indígena
Chocó (Embera-Wounaan) se ha organizado en cabildos, se empieza a cerrar
entonces el capítulo de la dispersión política Chocó para entrar a una era de
trabajo organizado y consciente, no del todo fácil pues el cabildo es una
institución nueva entre los Chocó y aunque es bien recibida por las comunidades
supone un apreciable cambio en el comportamiento sociopolítico... (También) se
han constituído organizaciones regionales en la costa caucana y nariñense, en
Risaralda, en Chocó y Antioquia que propenden por la vigencia de la cultura y los
derechos de la sociedad indígena”.

Aunque los cabildos indígenas responden a la implementación de la Ley 89 de


1890, en el Chocó sólo se asume la constitución de éstos desde la perspectiva de
la Organización, como un ente organizativo para la defensa de su territorio y
como un interlocutor entre el Estado y las comunidades indígenas. En este
sentido la OREWA ha orientado a los cabildos para que funcionen a partir de la
normatividad interna de cada comunidad, fijando los lineamientos de acuerdo a
las particularidades culturales y organizativas. Por ello las comunidades son el
centro y la base de todos los proyectos y programas que adelanta la Organización.
Esta dinámica ha llevado a que la OREWA en el trabajo desarrollado
conjuntamente con los Cabildos Locales, haya visto la necesidad de crear los
Cabildos Mayores, que son el espacio donde se acompaña más directamente las
comunidades en el análisis de su problemática zonal.

El Cabildo Mayor además de ser puente comunicador entre las comunidades, el


Comité Ejecutivo y los programas de la Organización Regional, se ha constituído
en el espacio donde se reflejan los intereses, la problemática y las necesidades de
las comunidades, frente a las instituciones y los poderes económicos y políticos
que influyen en las diferentes zonas.

La Junta Directiva es una instancia donde confluyen los gobernadores indígenas


de los Cabildos Locales y Mayores y los líderes para analizar la coyuntura
regional y nacional, así como la incidencia en la problemática local y tomar
decisiones al respecto.

El Congreso Regional es la máxima autoridad de la Organización Regional,


donde se reúnen los gobernadores indígenas, maestros, promotores de salud,
autoridades tradicionales, líderes, mujeres y niños, con el propósito de evaluar la
labor que el Comité Ejecutivo y los programas han desarrollado, así como
también trazar los lineamientos políticos de la Organización.

El Comité Ejecutivo es el órgano conductor y ejecutor de los programas,


proyectos y planes de la Organización; sus integrantes son los interlocutores de
las comunidades indígenas con el resto de la sociedad. Su elección se hace bajo
el criterio de participación de representantes de los diferentes pueblos indígenas
que conforman la OREWA.

Para dar respuesta a los problemas que afrontan las comunidades, se vió la
necesidad de plantear especializaciones en las labores, para lo cual se ha contado
con el apoyo de personas no indígenas.

El trabajo que la OREWA ha adelantado en estos diez y siete años, ha abierto


espacios de discusión en que se han hecho análisis de la problemática ambiental,
social, económica y cultural, que deterioran la calidad de vida de las
comunidades. Estos espacios abrieron nuevas formas de participación a los
indígenas, que les ha permitido analizar su mundo interno con relación a los
problemas y contextos sociales, económicos y políticos nacionales, legitimándose
como nuevos actores para posibilitar niveles de relación con el Estado.
Pero igualmente no se puede desconocer, que la participación está permeada por
la influencia de procesos económicos y políticos generando nuevos actores al
interior de las comunidades indígenas, por ello no es posible ver a la comunidad
como una unidad, ya que a su interior se presentan también diferentes intereses y
visiones. Ello hace que no se pueda tener solamente como autoridad al
Gobernador y los demás miembros del cabildo, sino que se deben tener en cuenta
a las autoridades naturales de las comunidades, encabezadas por el jefe de
familia, los líderes comunitarios, Jaibanás, Yerbateros y Tongueros quienes tiene
autoridad y representación para la toma de decisiones dándose así una real
participación acorde con las costumbres y la cultura.

Esta situación ha llegado por la presión que se ejerce sobre los indígenas para que
accedan a la negociación de sus recursos naturales y por la incomprensión de las
entidades estatales que creen que su papel es el de forzar a los pueblos indígenas
para que concerten los planes y programas que quieren ejecutar, con lo cual
vemos que en la toma de decisiones al interior de los territorios indígenas se están
perdiendo los niveles de garantía cultural y organizativa.

Sobre esta situación, las comunidades indígenas están iniciando un proceso de


reflexión desde las comunidades, los Cabildos, las autoridades tradicionales, el
Comité Ejecutivo y programas de la organización, así como también la relación
de ellos con el estado y demás entidades y sectores sociales, pues la participación
debe ser la manifestación real de la autonomía. Por ello, la vocería y
representación no se delega a instituciones ajenas o diferentes a los pueblos
indígenas, pues aún siendo indígena deben ser delegadas por las autoridades de su
respectivo pueblo.

4. ZONIFICACION

Durante toda su historia, los pueblos indígenas han tenido dentro de su


concepción el realizar en sus espacios territoriales un reconocimiento y
valoración de cada una de las particularidades de las zonas, lo que les ha
permitido un mejor aprovechamiento de los recursos; y a través del tipo de
gestión que se desarrollaron en ellas, la garantía de conservación de sus
componentes particulares.

Para el estudio y análisis de las características de un territorio que presenta un alto


grado de heterogeneidad, se hace necesaria la agrupación de las zonas que
comparten cierto nivel de semejanza; lo que conduce a una división del territorio
en diversos sectores o áreas regidas bajo las características de estas agrupaciones.
Tal división conocida como zonificación, facilita el manejo de la información y
la realización del trabajo de gestión ambiental de las comunidades.

El proceso organizativo por el que ha pasado la OREWA durante sus 17 años de


trabajo, en la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida de las
comunidades indígenas, ha conducido a una división del territorio recogiendo los
dos conceptos anteriores de zonificación; esto les ha permitido enfocar con mayor
claridad el proceso de entendimiento y formulación de alternativas a los
problemas que se diagnostican. De igual manera como parte importante de una
estructura organizativa, hace posible que las poblaciones conformantes de las
zonas, dirijan su accionar hacia objetivos claros; siendo de esta manera más
efectivo el desarrollo de las alternativas.

La OREWA da inicio a su trabajo impulsando al interior de los pueblos indígenas


del Chocó, la necesidad de organizarse como una forma de resistencia cultural
ante el resto de la sociedad, constituyéndose, este en el primer criterio que se tuvo
en cuenta para llevar a cabo la primera zonificación, en donde se identificaron los
problemas generales para los diferentes territorios indígenas; sin embargo, la
experiencia fue demostrando que existían diversas particularidades que
demandaban tratos diferentes.

A partir de un reconocimiento del departamento se identificaron sitios puntuales


en el que se atacaban problemáticas específicas. El análisis de sus causas
complementó los elementos que llevaron a la primera zonificación regional
realizada en 1982, que correspondió a la división del departamento por sus
principales cuencas (Atrato, San Juan, Baudó y Costa Pacífica), unidas a la zona
de la Carretera Quibdó-Medellín.

La necesidad de titular un territorio ancestralmente ocupado, la dispersión de los


indígenas en todos los ríos y quebradas; la heterogeneidad cultural y ecosistémica
en una misma cuenca, la diversidad y reconocimiento de nuevos problemas, así
como la necesidad de fortalecer el proceso organizativo en las comunidades y
ampliar el área de cobertura de la OREWA, llevó en 1987 a plantear una nueva
zonificación que facilitara el trabajo y permitiera un mejor manejo de las
diferentes problemáticas. Fué así como el departamento se dividió en 12 zonas:
Medio Atrato, Bajo Atrato, Alto Baudó, Medio Baudó, Bajo Baudó, Costa
Pacífica, Medio San Juan, Bajo San Juan, Carretera, Bojayá, Alto Andágueda y
Serranía Wounnan.
La evolución del trabajo y la presión de procesos externos a la organización,
hicieron necesario el desarrollo de una propuesta de ordenamiento territorial,
integrando nuevos criterios, entre los que se pueden citar la defensa de los
recursos naturales en los territorios indígenas, la unidad étnica, el nivel
organizativo y la situación geográfica. Con esta zonificación se sentaron las
bases para la propuesta de conformación de las futuras Entidades Territoriales
Indígenas.

Bajo estos parámetros, en 1992 se propusieron como zonas de trabajo las


siguientes: Bajo Atrato, Bojayá No 1, Bojayá No. 2, Juradó, Costa Pacífica, Alto
Baudó, Bajo Baudó, Medio Baudó, Medio Atrato No. 1, Medio Atrato No. 2,
Medio Atrato No. 3, Carretera, Capá, Alto Andágueda, Medio San Juan, Bajo San
Juan, Oriente Chocoano y Serranía Wounnan.

Finalmente, para la puesta en marcha de “Lo que queremos y pensamos hacer en


nuestro territorio” se determinaron cinco regiones de acuerdo al tipo de gestión
territorial, que recogen las actividades económicas más representativas a nivel de
los pueblos indígenas del departamento del Chocó. (Ver Mapa 1).

Esta regionalización no es incompatible con la división por zonas realizada


anteriormente; por el contrario, cada zona de acuerdo a su actividad económica
debe hacer parte de una o varias regiones; teniendo asi, en cuenta todas las
comunidades indígenas del departamento. (Ver Tabla 1)

Tabla 1. Ubicación de las zonas dentro de las respectivas regiones.

REGIONES ZONAS

AGRICOLA Bajo Baudó, Medio Baudó, Medio


San Juan.
MADERERA Bajo Atrato, Juradó.
MINERA Medio Atrato No. 2, Alto
Andágueda.
GESTION TRADICIONAL DEL Medio Atrato No. 1, Bojayá, Alto
TERRITORIO Baudó, Alto Atrato, Serranía
Wounnan.
CRISIS ECOSISTEMICA, Zona Costera del Bajo Atrato,
SOCIAL Y CULTURAL Carretera, Alto San Juan, Oriente
Chocoano, Bajo San Juan, Medio
Atrato No. 3.
Como se dijo anteriormente, aunque una zona este clasificada dentro de una
región, no significa que no comporte características de otra; sin embargo se ubica
allí teniendo en cuenta su actividad económica o problemática primordial.

Tanto ésta como las anteriores zonificaciones se fundamentan en la relación


cultura-territorio, entendida como la forma en que los pueblos indígenas Embera,
Wounnan, Kuna (Tule), Embera Katio y Embera Chamí del departamento del
Chocó, han desarrollado en la forma más íntima una gestión ambiental basada en
la permanencia de muchos siglos en su territorio.

Esta gestión parte de una cosmovisión especial que tiene varios elementos que se
manejan dentro de la cotidianidad; los lugares sagrados como los cementerios
donde están sepultados los ancestros, el lugar de nacimiento identificado a partir
de la práctica de enterramiento del cordón umbilical y la placenta por parte de las
madres en las fincas, que da un elemento de posesión de las parcelas familiares; y
por último, el manejo de los jais o espíritus por parte del médico tradicional,
quien dispone de una población de jais en lugares inaccesibles del territorio como
abismos o montañas, para dar una apropiación comunitaria por parte de las
familias y que tiene que ver con el manejo del territorio por cuencas.

A continuación se describen las regiones de la última zonificación, solamente con


base en las características de las zonas en las que se llevó a cabo el trabajo de
campo, las cuales fueron determinadas de acuerdo a la metodología empleada.

Región Agrícola

Comprende la cuenca del Baudó desde su desembocadura en el océano Pacífico


en la población de Pizarro, hasta el río Nauca incluyendo su microcuenca. Dos
municipios tienen jurisdicción en esta región; el municipio del Alto Baudó con
cabecera municipal en la población de Pié de Pató y el municipio del Bajo Baudó
con cabecera municipal en Pizarro. (Ver Mapas 2 y 3).

La región esta localizada en el brazo derecho de la serranía del Baudó, la cual se


bifurca en el Alto del Buey lugar de nacimiento del río Baudó. Este accidente
geográfico es una montaña que se eleva desde el nivel del mar hasta los 1100
m.s.n.m. aprox., convirtiéndose en una barrera física para las masas de nubes
provenientes del Océano Pacífico que se traduce en la zona como un alto índice
de pluviosidad; este fenómeno atmosférico sumado a la variedad de hábitats
generados por los accidentes locales hacen que en la serranía se presente una alta
biodiversidad y un alto grado de endemismos tanto en la flora como en la fauna.
(Hernández, 1992). Debido a las características fisiográficas y meteorológicas
mencionadas anteriormente, los suelos de esta región son poco evolucionados,
superficiales y muy susceptibles a la erosión; en las cimas y en las partes altas de
las laderas se encuentran frecuentes afloramientos rocosos. (Cortés, 1993).

La región es habitada por comunidades negras localizadas principalmente en los


sectores medio y bajo de los ríos y por comunidades indígenas que se encuentran
primordialmente hacia las cabeceras de los ríos y caños tributarios del Baudó. A
pesar que los suelos de la región son de vocación forestal, las comunidades
indígenas están dedicadas principalmente a la producción agrícola de musáceas,
maíz, caña, arroz, cacao, etc., y a la producción pecuaria mediante la cría de
especies menores; dentro de los cultivos el plátano es el de mayor producción,
pues se ha constituído en la principal fuente de ingresos económicos.

Es necesario tener en cuenta el avance de actividades extractivas de los recursos


naturales, principalmente de la madera en la parte baja del Baudó propiciado por
las facilidades del corte y del transporte, si se tiene en cuenta su cercanía al
Océano Pacífico y a los puntos de comercialización. Esta situación se agrava
además, por el irrespeto a los derechos territoriales de las comunidades indígenas.

Región Minera

Esta región comprende la parte media del río Atrato, desde la microcuenca del
Neguá hasta la microcuenca del Bebará, la cual corresponde a la subzona del
Medio Atrato 2 y a la jurisdicción del municipio de Quibdó1 . Siendo
consecuentes con el criterio de unidad étnica, algunas comunidades ubicadas
geográficamente en la zona de la carretera (Motordó, Playa Alta y El Veintiuno),
fueron incluidas dentro de esta subdivisión. (Ver Mapa 4).

La consideración de la zona como Minera, obedece al hecho que existe el


aprovechamiento aurífero en baja escala en los lechos de los rios y a la existencia
en la zona de grandes excavaciones, realizadas por exploradores en la búsqueda
de diferentes depósitos minerales en épocas anteriores. Además, las comunidades
negras habitantes de esta zona han basado su economía en una extracción
mediante sistemas tradicionales.

Los indígenas de esta zona fundamentan su economía en la autosubsistencia,


dentro de la cual la extracción aurífera a pesar de no ser la actividad principal, se
1
De acuerdo a la reglamentación de las Entidades Territoriales Indígenas [E.T.I.S], surgidas de la nueva
Constitución Política de Colombia, muchas zonas que antes tenían una cobertura muy amplia se subdividieron
para efectos de facilitar la atención organizativa por parte de la OREWA; debido a esto, la zona del Medio
Atrato de dividió en tres subzonas , 1, 2 y 3.
realiza con mayor frecuencia en las comunidades asentadas sobre los rios Bebará
y Bebaramá.

Esta zona fisiográficamente corresponde a las estribaciones occidentales de la


cordillera occidental, en la cual se han registrado los mayores promedios anuales
de pluviosidad, (Eslava, 1993), y altos índices de endemismo, pero debido a la
alta colonización y densidad de población humana se han disminuído
notablemente. (García, 1990).

Los suelos se caracterizan por su baja fertilidad de bajo a muy bajos contenidos
de fósforo, nitrógeno y potasio; y una alta acidez acompañada de altos contenidos
de Aluminio intercambiable presentando grandes limitaciones para adelantar
actividades de producción agrícola y por ende de producción pecuaria. (I.G.A.C.,
1977).

El acceso a los recursos faunísticos comienza a presentar dificultades, de modo


que las actividades de cacería y pesca no son garantes de una dieta alimenticia de
buena calidad; siendo ausentes las condiciones de seguridad alimentaria para las
comunidades asentadas en esta zona. No se desarrollan actividades extractivas a
gran escala del recurso maderable.

La búsqueda de alternativas económicas se dificulta debido a la localización


bastante apartada de los centros de comercialización, a la gran longitud y a la
baja profundidad de los ríos y quebradas, lo cual dificulta el transporte fluvial.

En general, las comunidades indígenas de la zona del Medio Atrato siempre han
estado al margen de toda acción emprendida por el Estado. Por un lado, no hay
presencia de funcionarios del área de Salud y la proliferación de graves
enfermedades sigue causando grandes índices de mortalidad, especialmente
infantil; por otro lado, hay una ausencia generalizada de escuelas y maestros.

Región de Gestión Tradicional Integral del Territorio

Esta región comprende el curso alto del río Baudó, la cuenca del río Bojayá y la
parte de la Costa Pacífica que corresponde a las microcuencas de los ríos Jurubidá
y Chorí, bajo la jurisdicción de los municipios de Alto Baudó, Bojayá y Nuquí,
respectivamente. Es de resaltar que el 85% del área del Parque Nacional Natural
de Utría hace parte de los resguardos del Alto Bojayá, Alto Baudó y Valle
Boroboro ubicados en esta región, lo que obligó a que la OREWA estableciera un
convenio con el INDERENA y la Fundación NATURA, para controlar las
actividades de investigación. (Ver Mapas 2 y 5).

Es en esta región del Departamento donde los indígenas aun conservan el sistema
de producción tradicional característico de la cultura Embera, basado en la
recolección de productos del bosque, la cacería de autosusbsistencia, la pesca
artesanal y la agricultura. Este sistema se ha podido conservar gracias a que el
ecosistema ofrece una gran riqueza en sus recursos. A su vez, este tipo de gestión
tradicional es el que ha garantizado la conservación de los recursos naturales y la
alta biodiversidad de la zona.

La riqueza de los recursos naturales en está región se debe a que tanto la fauna
como la flora, se han desarrollado en condiciones geográficas que hicieron
posibles una diversidad de ecosistemas y hábitats, que van desde el marino, los
manglares, las fuentes de agua dulce y el bosque húmedo tropical con grandes
particularidades en la vegetación especialmente del Alto del Buey2 , cuya
composición florística presenta elementos afines al bosque Alto Andino,
(Lellinger y de la Sota, 1978).

Región Maderera

La región maderera comprende la zona de Juradó y del Bajo Atrato ubicadas al


norte del departamento, bajo la jurisdicción de los municipios de Juradó y
Riosucio respectivamente. Esta región enclavada en la Serranía de los Saltos y sus
estribaciones, se constituye como corredor biológico entre las Américas Central y
del Sur, por estar orográficamente unida a la Serranía del Darién en la vecina
República de Panamá, (Echeverry, et al, 1994 & Alberico, 1990). (Ver Mapas 6 y
7).

Sus suelos se caracterizan por presentar un nivel de medio a alto de fertilidad, con
topografías planas, ricos en minerales fácilmente alterables lo cual quiere decir
que son disponibles para las plantas.

La economía de la zona ha sido desde hace muchas décadas de carácter


extractivista, pasando por diversos tipos de recursos; finalmente, por la presión
nacional e internacional (facilitada por los permisos persistentes, semipersistentes
y únicos expedidos por el Estado) debido a la gran demanda de madera, la
presencia de especies forestales de gran valor comercial (caoba, abarco y pino
amarillo) y a la alta densidad de estas y otras especies como el cativo las cuales
no se encuentran fácilmente en otro lugar, crearon las condiciones para que se
2
Elevación máxima de la Serranía del Baudó, cuya mayor altura es de 1100 m.s.n.m. aproximadamente.
implantara una forma de economía extractiva de la madera a gran escala, que
actualmente involucra a toda la población asentada en la zona.

Los indígenas como parte de dicha población han entrado en la dinámica


económica impuesta por la extracción maderera. Esta vinculación ha afectado
fuertemente las formas tradicionales de producción por la introducción de
prácticas inadecuadas y la pérdida de actividades como la agricultura; además, ha
promovido la apropiación y concentración individual de la tierra, con la
consecuente potrerización del bosque; y por último, se ha generando una
dependencia total sobre este recurso.

La consecuencia más grave de esta actividad es la alteración del bosque del cual
depende la supervivencia de las comunidades nativas de la zona. Su efecto se
hace más crítico, cuando la tala rasa abre frentes de colonización con el
respectivo avance de la potrerización y deterioro del ecosistema en sus
componentes florísticos, faunísticos, hídricos y edafológicos; al mismo tiempo
desplazamiento de las comunidades nativas hacia la cabecera de los ríos, siendo
éstos los únicos lugares donde el bosque aun se conserva medianamente estable.

La crisis de las prácticas tradicionales de producción, el cambio de mentalidad,


las necesidades básicas insatisfechas, la lucha por la supervivencia y los esfuerzos
de adaptación a nuevas condiciones socioeconómicas, ambientales y políticas, a
pesar de presentarse en las dos zonas de esta región se torna más grave en el Bajo
Atrato por varias razones; entre las que destacan la presencia de empresas
madereras como Maderas del Darién, el reconocimiento de esta zona como frente
de colonización especialmente por los campesinos desplazados por la violencia en
Córdoba, Antioquía y Caldas; por último, la presencia de todas las fuerzas
armadas existentes en el país.

Región de Crisis Ecosistémica, Social y Cultural

En esta región se trabajó en la zona Carretera a la cual pertenecen las


comunidades localizada en la vía Quibdó-Medellín, exceptuando las comunidades
Embera, las cuales se ubicaron en la zona del Medio Atrato teniendo en cuenta el
criterio de unidad étnica. En esta zona tienen jurisdicción los municipios de
Quibdó y El Carmen de Atrato. (Ver Mapas 4 y 8 ).

Su fisiografía corresponde al sistema montañoso de la vertiente occidental de la


Cordillera Occidental, el cual posee una formación ecológica correspondiente al
Bosque Pluvial Tropical cuyos suelos superficiales supremamente frágiles, son
bajos en bases y en algunos casos presentan afloramientos rocosos; esto
determina su de vocación forestal.

Esta zona recibe la denominación de Crisis Ecosistémica, Social y Cultural por la


pérdida de recursos naturales y la colonización incentivada por el estado
colombiano, que junto con las condiciones de gran fragilidad del ecosistema han
generado una ruptura de la relación cultura-territorio; de modo que desde hace
varios años, se empiezan a observar procesos de proletarización,
empobrecimiento extremo y migración de los indígenas hacia otras zonas del
Departamento y sus alrededores. Esta crisis social se ve agravada por la presencia
en la zona de dos grupos étnicos (Embera Katío y Chamí) que han vivido
procesos históricos diferentes, que los han llevado ha tener en la actualidad
posiciones encontradas y algunos conflictos.

La apertura de la carretera Quibdó-Medellín originó impactos fuertes en el


ecosistema de esta zona. Inicialmente, la extracción intensiva de los recursos
madereros, faunísticos, ícticos y mineros; lo cual posibilitó la colonización,
particular en esta zona por permitir la ampliación de la ganadería extensiva
característica del sudoeste antioqueño.

A diferencia del resto del Departamento, esta es una zona donde tanto la OREWA
como algunas entidades estatales han hecho presencia, a través de diversos
programas y proyectos que hasta ahora no han arrojado los beneficios esperados.

5. PENSAMIENTO DE LOS PUEBLOS INDIGENAS DEL CHOCO


SOBRE EL DESARROLLO

En esta parte se recogen las discusiones y análisis de los líderes indígenas sobre el
desarrollo y su concepción.

Para nosotros el desarrollo es bienestar y este se construye hacia el futuro, a partir


del pasado. Pensando y actualizando lo enseñado y vivido por nuestros
antepasados, es que se puede hacer una clara proyección y mantener viva la unión
entre lo material y lo espiritural, que en ausencia de límites reales da un sentido
de relación con la naturaleza, y ella nos permite la socialización que tenemos. Es
precisamente esta relación la que además ha permitido la conservación de la
biodiversidad y así mismo que nos mantengamos culturalmente vivos.

Hablar de desarrollo para los pueblos indígenas es hacer mención a la vida de


la cultura y su relación con la naturaleza, a través de los poderes vivos en todos y
cada uno de los elementos que configuran la selva y los cuales son manejados por
el médico tradicional, quien es la máxima autoridad espiritual y que reafirma su
papel definitivo en el manejo, control y preservación del ambiente, pues son
quienes median la relación con las diversas madres que conforman ecosistemas de
socialización (madre de los peces, madre selva, etc.). (Ver Figura 3).

Estas madres nos cuidan en la medida que velan nuestro bienestar en la


alimentación y salud, a la vez que nos enseñan los principios para cuidar estos
espacios, con los cuales hemos formado sistemas de producción adecuados para
un permanente equilibrio espiritual y material, recreado con prácticas
tradicionales adaptadas cuidadosamente por la observación y la experimentación
ancestral.

Hablar de desarrollo es para nosotros mencionar la forma simbólica e histórica de


pertenencia a un territorio de manera integral, junto con los espíritus invisibles
que manejan nuestro mundo en el contexto de la naturaleza.

Estas concepciones y relaciones representan un punto de convergencia entre


nuestras diferentes étnias Embera (Dovidá, Eyábida, Chamí), Wounnan y Tule,
en donde además de reconocer las diferencias sociales, culturales y políticas, se
respeta el desarrollo cultural propio en el marco de la cosmovisión de cada uno de
los pueblos indígenas de este departamento, los cuales basados en la unidad y el
sentido de solidaridad prefiguran su futuro.

El acontecimiento de encuentro entre nuestras étnias es el sentido de la vida


diferente a la de los no indígenas, que está fundamentado por nuestros orígenes,
pensamiento ancestral y cosmovisión, legados de nuestros antepasados, donde se
anidan y actualizan los criterios que orientan la proyección histórica de nuestros
pueblos. Es allí donde se configuran además nuestros sistemas económicos,
políticos, administrativos, religiosos, la organización social, los procesos
formativos, la justicia, es decir nuestro sistema cultural y por ende la identidad y
el sentido de liderazgo.

Estamos seguros de que si se mantienen con vida los espíritus que conforman
nuestros mundos, el territorio y todo lo que sostiene la naturaleza, brinda
permanencia a nuestros procesos de socialización, a la lengua materna que
dinamiza nuestra simbología y significación, a la seguridad alimentaria, a la salud
cuya base primordial es el médico tradicional y al equilibrio de los ecosistemas
que garantiza la prevención de enfermedades, a la conservación y uso adecuado
del bosque, donde existen nuestros lugares sagrados con su connotación religiosa
y filosófica. La productividad de nuestros trabajos, los acontecimientos
cotidianos forjados por los mitos y ritos que impregnan la vida da sentido
profundo desde valores de solidaridad, unidad y respeto. Todo esto que
representa la tranquilidad de nuestras comunidades, entonces eso es el desarrollo
porque es eso lo que nos da bienestar.

Para nosotros el desarrollo es ombligar nuestras culturas con sentido crítico y


sabiduría milenaria para reciclar como el mar, todo los elementos negativos que
tengan nuestras culturas y se puedan tranformar en árboles de vida que reforesten
nuestra existencia, ayudando con ello a solucionar la erosión que tengamos y
fortalecer la capacidad de resistir las adversidades de las épocas que se vayan
presentando, para poder defender la identidad.

Desarrollo es la jovenciada permanente de la cultura, con el ritmo de la relación


de pareja con la naturaleza, proyectando el futuro desde el origen, siguiendo la
preparación y los procesos necesarios, labrando paso a paso los medios,
observando y esperando los tiempos adecuados para cazar las utopías y recreando
el sentido de unión desde el trabajo, la familia y la comunidad.

Desarrollo es inaugurar un tambo donde preparamos todas las condiciones


materiales y espirituales para festejar día a día la reafirmación de la familia, que
es la forma básica de comunidad en la cual los niños, los jovenes, los ancianos y
en general hombres y mujeres hacen mingas (trabajos comunitarios) donde todos
son igualmente importantes e imprescindibles para cultivar la convivencia, cuyo
fruto es el bienestar.

Desarrollo es la posibilidad de vida que brinda el territorio donde tejemos


nuestras culturas, en una relación de respeto tanto con la naturaleza como con las
otras culturas. Este territorio es la “escuela” donde aprendemos a labrar una
existencia propia y social, donde no hay salones que clasifiquen nuestras
capacidades, ni paredes que limiten la observación de todo aquello que han
aprendido nuestros pueblos milenariamente, lo cual ha sido definitivo para
mantener vivas nuestras identidades.

Este territorio es la “escuela” donde el maestro no es uno, ni se pone más alto


para atiborrar nuestras cabezas con lo que sabe para que después tengamos que
repetir de memoria, como si ello fuera signo de conocimiento, sino que este
territorio es donde están diversos maestros que como madres de los seres
espirituales de la selva, habitan y recorren con nosotros el bosque vivenciando
experiencias de sentido profundo, para construir acontecimientos de bienestar,
actualizando el conocimiento de nuestros antepasados, cuya sabiduría está
plasmada en la conservación de la selva y nuestro hogar a través de la historia.
Hemos tejido una unidad territorial mantenida durante mucho tiempo, en la que
no existen fronteras, pues éstas no hacen parte de la visión del mundo donde nos
movemos, pues la percepción del mundo la hacemos desde la libertad de
compartir e intercambiar con otros hermanos indígenas, a partir del
enriquecimiento mutuo de experiencias y conocimientos, y no desde la división
política. Es en ese sentido que se desarrolla la unidad en la diferencia.

Esta visión de ausencia de límites fronterizos, obedece al ritmo de la naturaleza y


de sus espíritus, que nos da la pauta para seguir transitando por todos los
territorios, cuyo sentido es el movimiento territorial que hacemos, por lo tanto los
grupos indígenas, en su pensamiento y tránsito territorial no somos estáticos ni
sedentarios, sino nómadas, en la medida que nos movilizamos permanentemente,
a pesar de los intereses por encerrarnos, aquietarnos y limitarnos. Es por eso que
los Embera y Wounaan de Panamá y de Colombia vienen y van sin que vean una
frontera real, pues la visión de territorio es universal.

Ser nómada implica que el desarrollo no es lineal, no parte de un principio ni


llega a un fin, sino que ser nómada nos enseña los múltiples movimientos que
tienen un comienzo que no se limita con un final.

Hablar de desarrollo es recordar la historia de unidad con las comunidades negras,


en la que no sólo su condición de oprimidos sino también el respeto mutuo por la
diferencia, marca el sentido de solidaridad.

Somos concientes que no sólo nosotros habitamos este mundo sino que nos
relacionamos con otras culturas, como la “occidental”, a la cual creemos que
podemos ofrecerles una experiencia histórica que les aporte en la búsqueda y el
encuentro de un sentido de vida, cuyo centro sea la armonía, la convivencia y la
paz y no la sobrevivencia en una sociedad de violencia e injusticia.

Asi mismo como a nuestras vidas han llegado de manera impuesta situaciones,
valores y elementos ajenos, que todavía no terminamos de comprender y que han
puesto en peligro nuestra armonía introduciendo nuevos problemas, creemos que
podemos y necesitamos aprender de los no indígenas el significado de esos
elementos, para que podamos transformar y resolverlos y también enriquecernos
de las experiencias, conceptos y conocimientos que les han brindado bienestar,
pero eso sí, cirniéndolas de manera conciente, esclareciendo la calidad de sus
aportes, para poder decidir acogerlas desde nuestra lógica, de manera que redunde
en un beneficio real a nuestros pueblos.
Por lo anterior decimos que el desarrollo para nuestros pueblos se labra desde
nuestra forma de ver el mundo y de vivir, desde nuestras concepciones sobre el
bienestar y no desde las personas que vienen de lugares ajenos a nuestra realidad
a imponernos un pensamiento que desconoce e irrespeta el nuestro, ha llenar de
cruces y “pecados” nuestras vidas, personas que nos inyectan la lógica
maniqueista del bien y del mal; personas que vienen a engañarnos para robarnos
el conocimiento tratándolo como objeto de lucro, que no les interesa dimensionar
las consecuencias nefastas que tiene para nosotros de manera directa y para ellos
de manera indirecta, sus actos de explotación y arrazamiento del bosque y los
ecosistemas.

La experiencia nos enseña que estas personas tratan de aniquilar todo lo que no
actúa como ellas o todo lo que no hace lo que ellas quieren, eso nos muestran sus.
Por ello el desarrollo en nuestras comunidades desde que llegó el no indígena
implica que haya igualdad de derechos a partir del respeto a la diferencia, que se
traduce en el respeto a la vida.

El modelo de desarrollo que nos han querido imponer, no se basa en nuestra


historia y pone todas sus intenciones en el momento presente para lograr un
“desarrollo” mañana o en otras palabras en el futuro, es como si quisiera ser fruto
sin raíces y por eso va cancelando el pasado, dentro de ese pasado nos ubican a
nosotros y sin entender que el futuro lo construímos en el presente desde el
pasado. (Ver Anexo 3).

Por ello las transformaciones culturales que queremos tener, son las que esten
basadas en estas normas que entretegen nuestros orígenes, todas sistémicamente
relacionadas, desde el eje fundamental de cuidar la naturaleza para el bienestar de
nuestra propia vida.

No es un secreto que hay muchas actores interesados en romper nuestro eje


fundamental de convivencia para “alcanzar su propio desarrollo”, pues su
modelo de desarrollo es un signo pesos.

El gobierno nacional define planes de desarrollo para el pacífico sin tener en


cuenta lo que piensan sus habitantes y de una forma incoherente habla de un
manejo ambientalmente sano mientras avala los nocivos permisos de explotación
maderera, minera y pesquera. Igualmente da cabida a investigadores y científicos
que trabajan para grandes multinacionales de la farmacéutica, la química, la
producción de alimentos, pues depende de los centros de poder económico y
político del mundo, ello hace que no defina mecanismos de control y defensa de
nuestro conocimiento ancestral y del acceso a los recursos genéticos.
Se presentan otros factores que inciden en nuestras formas de pensar y ver la
realidad distorcionando nuestro pensamiento, entre los que se destacan los
diversos grupos religiosos que con el fin de “convertirnos” pasan por encima de
nuestro derecho a una conciencia y pensamiento propio. Así mismo, los
politiqueros por sus ancias de poder económico y político degradan nuestros
conceptos de participación comunitaria y liderazgo.

El bienestar colectivo, sus utopías y los esfuerzos cotidianos para concretar el


desarrollo no pueden supeditarse al poder individual, el dinero o un “progreso”
que signifique la degradación o aniquilamiento del ser humano. Todos aquellos
que ven el dinero como fin del desarrollo se creen con el derecho de llamarnos
“cholos”, brutos, subdesarrollados mostrándonos su pensamiento discriminativo e
irrespetuoso.

Los factores antes mencionados han logrado que nuestra fortaleza cultural se vea
debilitada, provocando que se rompa el sentido de relación con la naturaleza; se
explote la madera; se introduce el monocultivo y se viva del jornaleo en otras
poblaciones o departamentos; se deje a un lado la lengua materna, con
consecuencias noscivas para la unidad familiar y la convivencia comunitaria. La
interiorización, por parte de nuestras comunidades, de un modelo de desarrollo
que niega la concepción de lo propio, generando con ello relaciones de poder
cuyos intereses fluctúan entre el dominio político y el económico, instaurando
valores individualistas.

A pesar de la dosis de negación que nos han inyectado, aún no logran nuestra
muerte cultural. Aunque la crisis nos convierta también en sujetos de destrucción
propia todavía no hemos perdido totalmente nuestra fuerza, ni las relaciones de
solidaridad y comunidad que nos dan solidez cultural; aún conservamos el
concepto propio de bienestar.

No nos hemos cruzado de brazos ante esta difícil problemática y por ello es un
gran logro la unidad alcanzada dentro del proceso organizativo de la OREWA. Se
ha dado un escate de nuestra valoración como indígenas, si profundizamos en el
significado de la sigla podemos dimensionar que se trata de la lucha por preservar
la solidaridad del ser humano, ya que Embera, Wounaan y Tule significan cada
uno en su lengua: gente.

En este sentido nuestra lucha consiste en revindicar el proyecto de vida que tienen
los pueblos indígenas. Proyecto que se forja, se labra, se teje, en la relación que
establecemos con los animales, las plantas y en general la selva.
Por ello lo que pensamos y queremos hacer en nuestro territorio no puede
concebirse, partir o definirse desde el gobierno, sino desde la cosmovisión propia
de cada étnia en donde el pasado se actualiza permanentemente y el origen orienta
el futuro; incluyendo no solo sus problemas sino también sus potencialidades y
fortalezas.

6. DIAGNOSTICO

Para efectos de una mayor comprensión de la problemática departamental y de los


pueblos indígenas específicamente, se oborda en una primera instancia lo
relacionado con los aspectos generales del departamento, para en una segunda
tratar de forma particular la situación de las comunidades indígenas, a través de la
caracterización de cada una de las regiones identificadas en el acápite de
zonificación.

6.1 CARACTERIZACION DEPARTAMENTAL

En el departamento del Chocó confluyen características ecológicas, económicas,


geográficas, sociales y culturales, que claramente lo diferencian del resto del
país. El departamento es una unidad no imcompatible con la diversidad de
culturas, etnias, economías y ecosistemas que se encuentran en su interior.

Lo anterior está presente en las descripciones que hacen del país los estudios
sobre los recursos naturales, en las investigaciones históricas y antropológicas
sobre su población, así como en el manejo y atención del Estado para con las
regiones del país. Existe gran cantidad de información que puede sustentar y
evidenciar la tesis inicialmente enunciada, (PLADEICOP, 1983) y así se puede
constatar a lo largo del diagnóstico que se presenta en este documento.

6.1.1 Localización

La región objeto del Plan de Desarrollo Integral para las Comunidades Indígenas
del Chocó, comprende un territorio demarcado por una división política de 21
municipios que son: Juradó, Bahía Solano, Nuquí, Bajo Baudó (Pizarro), Alto
Baudó (Pié de Pató), Tadó, Istmina, Condoto, Nóvita, Sipí, Acandí, Litoral del
San Juan, Riosucio, Unguía, Cantón de San Pablo, San José del Palmar, Bojayá
(Bellavista), Lloró, Carmen de Atrato y Quibdó como su capital. (Ver Mapa 1 y
9).

El departamento del Chocó se extiende a lo largo de la llanura costera de la


Cuenca Pacífica Colombiana. Algunos de los municipios incluídos anteriormente
no tienen parte costera, pero están bajo la influencia inmediata del Océano
Pacífico; en efecto están atravesados por ríos importantes que desembocan en
dicho Océano. Tal es el caso de los municipios de Tadó, Condoto, Nóvita o
Istmina, atravesados por el río San Juan y el Alto Baudó y Bajo Baudó cruzados
por el río Baudó . Otros municipios se relacionan con el Océano Atlántico como
es el caso de Riosucio, al cual lo cruza el río Atrato que es el más caudaloso del
mundo y el más importante del departamento, que desemboca en el Golfo de
Urabá en el Océano Atlántico.

Este departamento se encuentra comprendido dentro de las siguientes


coordenadas geográficas:

8° 41' 0.7" y 0° 0.02' 45" de latitud Norte


1° 51' 46" y 3° 48' 33" de longitud Occidental del meridiano de Santafé de
Bogotá. (Ethnia, s.f.)

Los límites departamentales son: el mar Caribe (65 km.), el océano Pacífico (350
km.), el Valle del Cauca (278), el departamento de Antioquia (570) y el
departamento de Risaralda (100 km.).

El departamento del Chocó tiene una extensión de 21.310 Km², correspondiendo


a la división política con mayor extensión en todo el litoral Pacífico colombiano.
Posee una temperatura promedio anual de 26.3° C. y una precipitación promedia
de un poco más de 10.000 mm/año., siendo una de las mayores del mundo. (Ver
Mapa 9).

6.1.2 Aspectos Biofísicos

Geología

Dentro del Departamento del Chocó se pueden encontrar a nivel geológico


algunas regiones que corresponden a orígenes o procesos de formación diferentes.

El Departamento del Chocó y en general el Pacífico se caracteriza por ser un área


con basamento netamente oceánico, cuya historia geológica se remonta apenas al
Cretáceo superior. (Galvis y Mojica, 1993).
A nivel del municipio de Quibdó, I.G.A.C. (1977), referencia la gran influencia
recibida por este territorio de la Cordillera Occidental, de cuya historia geológica
es importante resaltar:

Cretáceo: Probablemente al final de esta época se presentaron intrusiones y


extrusiones ultrabásicas depositadas durante la orogénesis y de gran importancia
por su contenido de platino, níquel y cromo, pues son las rocas madres que
alimentan los aluviones platiníferos en el territorio chocoano.

Paleo-terciario: en este periodo comenzó la elevación del geosinclinal sobre el


nivel del mar. Se desarrollaron otros procesos que condujeron a un metamorfismo
de contacto del cual provienen los yacimientos de oro, cobre, plomo, zinc, entre
otros.

Cuaternario: ocupa las parte bajas del territorio chocoano correspondientes a los
valles de los ríos Atrato, San Juan y sus afluentes, a la costa pacífica y a pequeñas
planicies y abanicos aluviales y terrazas. En este periodo se formaron los
aluviones de oro y platino.

La evolución geológica de este territorio devela la gran riqueza de minerales que


presenta, entre los que cabe mencionar:

Oro: se explota actualmente en las cuencas del Alto San Juan (Municipios de
Tadó, Condoto, Itsmina), Medio San Juan (Municipio Sipí y Nóvita) y Alto
Atrato (Bagadó, LLoró, Quibdó).Se explota fundamentalmente en yacimientos
aluviales.

Platino: explotado en menor proporción en la cuenca Alta y Media del río San
Juan.

Carbón: es de resaltar algunos depósitos de este mineral en la Serranía de las


Mojarras, al suroccidente de Tadó, por su gran poder calorífico que tal vez sea el
más alto conocido en Colombia.

Cobre: actualmente este mineral es explotado en el Municipio de El Carmen de


Atrato, y existen estudios que hablan de su presencia en límites entre Antioquia y
Chocó en la cuenca del río Jiguamiandó y en el Alto Andágueda, cerca a la
población de San Marino.
Hidrocarburos: Debido a la existencia de una amplia y espesa sedimentaria a loa
largo de las hoyas de los ríos Atrato y San Juan, así como la presencia de un
significativo número de rezumaderos de aceite y gas, se afirma de la región, junto
con otras zonas del Pacífico, podrían contener cerca de 36 millones de barriles de
petróleo y unos 456 billones americanos de metros cúbicos de gas.(Galvis y
Mojica,1993).

Geomorfología

Las formaciones o provincias geográficas son de gran importancia ya que sobre


ellas han actuado los principales factores y procesos de formación de suelos. En
el Departamento se identifican las siguientes formaciones fisiográficas
fundamentalmente:

Superficies Marinas o Costeras

Las líneas costeras exiben una gran heterogeneidad en su morfología, como


resultado de la multiplicidad de procesos que han intervenido en su modelo. Entre
las unidades geomorfológicas más importantes se tienen:

• Playas y Barras Marinas: se refiere a las playas y barras marinas originadas por
la actividad sedimentaria del mar. Generalmente son de color oscuro,
posiblemente como resultado de la influencia de las diabasas y basaltos que
bordean la costa. I.G.A.C.(1980).
• Marismas y Lagunas. Los primeros hacen referencia a los ecosistemas que
predominan en las desembocaduras de los ríos en el mar, donde se desarrolla la
vegetación de manglar. I.G.A.C.(1980).

El manglar esta restringido a áreas bajas inundables que se desarrolla en un


sustrato hidratado rico en materia orgánica de tipo lodoso y de color oscuro, que
sirve de base para el desarrollo de una vegetación densa en un ambiente
anaeróbico prevaleciente [West, (1957), citado por Galvis y Mojica (1993)].

Las lagunas se forman detrás de las playas y barras marinas como cuerpos
separados, o solo parcialmente conectados con el mar.

Superficies de Origen Aluvial

Incluye todas las formas originadas por procesos de sedimentación aluvial entre
las que se destacan:
• Complejo de Orillales: son originados por las corrientes de agua que bañan el
departamento y hacen referencia a los complejos de islas, orillas y diques
naturales, compuestos por aluviones recientes y actuales depositados en
distintos periodos de desbordamientos y sujetos a continuas inundaciones,
(I.G.A.C., 1977).

• Los Bajos o Basines: son depósitos de materiales orgánicos poco


descompuestos por falta de aireación, debido a la constante saturación y a la
pendiente ligeramente plana.

• Terrazas compuestas por sedimentos más antiguos, originadas por rellenos


cuaternarios. Por su extensión los depósitos más importantes son los de los ríos
Juradó y Partadó, localizados al este de la población de Juradó y el de los ríos
Valle, Nuquí, Coqui, al sur de Bahía Solano, (Matínez, 1993).

• Valles de Cauces y Afluentes Menores: la composición del relleno


sedimentario de estos guarda una estrecha relación con la litología de las
montañas y colinas a través de las cuales cursan los ríos y quebradas, (I.G.A.C.
1980)

Colinas

Relieves de altura relativa generalmente superior a los 50 m. e inferior a los 200


m., se encuentran inmediatamente después de las terrazas y son adyacentes a los
flancos de las cordilleras y serranías. Son relieves moldeados directa o
indirectamente por procesos de erosión de cualquier índole, ( I.G.A.C. 1977 &
1980).

Cordilleras

Se refiere a las estructuras montañosas más escarpadas y de mayor altitud (>200


m.) y se destacan:

• Serranía de Los Saltos y del Baudó: Se extienden ininterrumpidamente sobre


una extensión de 375 Km. Sus elevaciones varían entre los 600 y 1100
m.s.n.m., siendo el Alto del Buey la altura mayor. Esta Serranía es escenario de
repetidas, fuertes y someras sacudidas sísmicas, (Martínez, 1993).

• Zona Cordillerana: Desde el punto denominado La Granja hasta los límites de


Quibdó con el Carmen de Atrato se encuentran suelos con gran elevación,
correspondientes a la vertiente occidental de la Cordillera Occidental,
(I.G.A.C., 1977).

Suelos

Los suelos de la región se han desarrollado a partir de un material parental de


depósitos aluviales ricos en limos, moderadamente profundos, limitados
parcialmente por el desbordamiento de los ríos o por un nivel freático
generalmente alto, de gran importancia para la agricultura de subsistencia,
(I.G.A.C. y CODECHOCO, 1989).

De acuerdo a la posición geomorfológica en que se encuentran los suelos se


presentan diferentes condiciones que permiten el desarrollo de asociaciones
vegetales específicas.

En las planicies marinas se encuentran: playones sin formación de suelos; bancos


y barras con suelos arenosos; marismas con suelos poco evolucionados, con altos
contenidos de sales y suelos orgánicos. Estas tierras son inundables y están
afectadas permanentemente por las mareas; la vegetación es de manglares y de
otras especies hidrófilas y halofíticas, (Cortés,1993).

Dentro de las formaciones aluviales, los diques presentan suelos con un horizonte
superficial de 10 a 15 cm. de espesor, con textura media y gruesa que descansa
sobre secuencias de capas con textura franco-limosa. Los bajos o cubetas
(basines), presentan capas superficiales con residuos orgánicos de unos 20 cm. de
espesor que descasan sobre capas de textura arcillosa; permanecen durante la
mayor parte del año bajo una lámina de agua de 5 a 10 cm. como consecuencia
del desbordamiento de los ríos. Son suelos moderadamente ácidos, bajos en
fósforo, potasio y saturación de bases; útiles básicamente para agricultura de
subsistencia, mejorables con sistemas de drenaje (I.G.A.C. y CODECHOCO,
1989).

Esta formación fisiográfica presenta las mejores perspectivas para el


establecimiento de cultivos anuales y perennes, especialmente en los sectores
menos lluviosos. Estas tierras se reparten entre los valles de los ríos Acandí, Tolo
y Tanela (Municipios de Acandí y Unguía), Juradó y Apartadó (Municipio de
Juradó), planicie central del río Atrato y parte de los valles de los ríos Truandó,
Salaquí y Riosucio (Municipio de Riosucio), (Cortés, 1993).
Los suelos de colina se desarrollan a partir de materiales sedimentarios, muy
pobremente drenados. La nutrición vegetal en este tipo de formación depende
principalmente de los nutrientes almacenados en la fase orgánica del suelo.

En la región del Darién es posible hallar suelos fértiles, debido a la riqueza


mineralógica de los materiales geológicos de los que se derivan y a las
condiciones más favorables del clima.

Los suelos de serranía son poco evolucionados, superficiales y muy susceptibles a


la erosión; con afloramientos rocosos en las cimas y las partes altas de las
laderas. Los suelos de cordillera presentan condiciones muy similares,
(Cortés,1993).

Hidrología

El sistema hidrológico del departamento del Chocó esta conformado por cuatro
grandes cuencas principales:

Vertiente del Pacífico

Se extiende desde el límite con Panamá, al norte, hasta la desembocadura del río
San Juan, en el sur. La divisoria de aguas la constituye la Serranía del Baudó. En
esta serranía nacen los ríos Juradó, Partadó y Jampavadó, que desembocan en la
barra litoral. El río más grande de esta parte es el Valle con una longitud de 25
Km., se encuentran además otros ríos cortos como Jurubidá, Nuquí, Virudó,
Catripe, Purricha y Pilisa, (Lobo-Guerrero, 1993).

Río Atrato

Este río nace en los Farallones de Citará sobre la Cordillera Occidental, a una
altura aproximada de 3.000 m.s.n.m. Desde su nacimiento hasta el corregimiento
de Yuto su curso sigue una dirección NO, para continuar después su dirección
SN. Es navegable desde le municipio de Lloró hasta su desembocadura en el
Océano Atlántico, en el golfo de Urabá.

Recibe numerosos afluentes en todo su recorrido, entre los que se pueden


mencionar los ríos Andágueda, Capá, Samurindó, Yuto, Tanando, Cabí, Quito,
Munguidó, Beté, Buey, Tagachí, Bebará, Bebaramá, Buchadó, Murrí, Bojayá,
Opogadó, Domingodó, Curvaradó, Riosucio, Truandó, Salaquí, Cacarica, entre
otros, ( I.G.A.C. y CODECHOCO,1989).
Valle del río San Juan

Cobija las hoyas de los ríos San Juan y Baudó. El primero se extiende 180 Km.
con dirección SW - NE, al occidente de la Cordillera Occidental con un ancho de
unos 80 Km.

En su curso bajo conforma el límite entre los departamentos de Chocó y Valle del
Cauca. Recibe numerosos afluentes, siendo algunos de ellos los ríos Iró, Condoto,
Tamaná, Sipí, Cucurrupí, Copomá, Munguidó y Calima. El caudal total del río es
de 2.721 m³/seg, según INGETEC (1978), citado por Lobo-Guerrero, (1993).

El delta del río San Juan abarca una extensión de 700 Km² y presenta varias
bocas entre ellas, Togoromá, Charambirá, Chavica y San Juan, según Lobo-
guerrero (1993).

La hoya del río Baudó abarca un área de 5.400 Km². Se extiende con dirección
SW-NE, hasta NS. La escorrentía total que llega al mar por este río ha sido
cuantificada en 706 m³/ seg, según Mejía y Perry (1984), citados por Lobo-
Guerrero (1993).

Climatología

El departamento del Chocó es influenciado por el paso periódico de la Zona de


Confluencia Intertropical, que junto a la presencia de otros factores
biogeográficas hacen posible que esta región sea una de las más lluviosas del
mundo.

Algunos de los factores que más influyen en esta característica son, los procesos
convectivos, térmicos, dinámicos; los ascensos y descensos de aire, que guardan
una relación directa con la Zona de Confluencia Intertropical; los movimientos
horizontales y verticales del aire, determinados por causas locales y
condicionados por la configuración del relieve, la vegetación y la relación tierra-
agua, básicamente.

Los diferentes ascensos de aire originados por las múltiples causas o factores
climáticos que se presentan en las cuencas de los ríos Baudó, San Juan y Atrato,
exceptuando las subcuencas limítrofes con el mar caribe, se unen para producir
lluvias intensas y frecuentes, llegándose a presentar promedios anuales superiores
a los 10.000 mm., tales como: LLoró 12717 m.m., Tutunendo 11394 m.m. y
Quibdó con 10749 m.m., (Núñez y Lowry, citados por Eslava, 1993)
La temperatura media en la región del Chocó es de 26.3 °C. Los valores más
bajos se presentan en las épocas más lluviosas. Las mayores variaciones ocurren
en los días de los meses menos lluviosos. Los valores más altos de temperatura
registrados en el departamento se han presentado en La Teresita con 38.8 °C; el
aeropuerto el Caraño con 38.0 °C y Noanamá con 39.8 °C, (Eslava,1993).

Los valores de humedad relativa media más altos o cercanos al 100% se presentan
desde las 20:00 hasta las 6:00 hora local; los intermedios en las primeras horas de
la mañana y los más bajos en las horas del medio día y comienzo de la tarde,
(Eslava, 1993).

Los valores medios de velocidad del viento, generalmente muy bajos (1.5m/seg),
presentan una distribución muy coincidente con el desplazamiento del Frente de
Convergencia Intertropical. Los máximos relativos se presentan en abril-mayo y
noviembre-diciembre. Predomina en la superficie la presencia de vientos locales
(brisas de mar, tierra, valle-montaña-valle). (HIMAT, 1987).

El régimen normal de insolación o brillo solar, se caracteriza por presentar dos


máximos relativos en julio y enero y dos mínimos relativos en marzo y
noviembre, existiendo una correlación de los valores promedio más bajos con la
temporada más lluviosa y viceversa. Los valores promedio más alto y bajo
respectivamente, son de 4.0 horas de insolación por día en julio y de 3.2 horas de
insolación por día en noviembre. Se destacan dentro de esta región los mínimos
valores anuales de brillo solar del trópico húmedo y del país (900 horas), debido a
la influencia del alto régimen de nubosidad y precipitación, (HIMAT,1987).

La evapotranspiración potencial y real está por el orden del 20 al 30 % de la


precipitación, lo que produce un exceso de agua lluvia de aproximadamente el
70%, que para los meses de alta precipitación como octubre y noviembre implica
escurrimientos de grandes volúmenes, (Eslava, 1993).

Las características agroclimáticas de la zona determinan un periodo de 365 días


de crecimiento de las plantas, presentándose excesos hídricos que oscilan entre 70
y 270 mm. por década y de más de 6000 m.m. por año, (HIMAT,1987).

Biodiversidad

Las divisiones biogeográficas se hacen con base en el conjunto de distribuciones


de los grupos de seres vivos, incluyendo los niveles de la jerarquía taxonómica;
utilizando como un indicador importante el grado de endemismo3 , (Alberico,
1993), para explicar la diversidad de especies de áreas geográficas grandes.

Respondiendo a esto, el departamento del Chocó corresponde a la provincia


reconocida como Chocó Biogeográfico (ubicada dentro de la Región
Neotropical), por poseer una fauna y flora de características propias, en muchos
casos endémicas y un legado geológico particular. Como bajo estas condiciones
de biodiversidad han sobrevivido las poblaciones nativas del departamento y
debido a su situación actual, es necesario conocer la composición y distribución
de la biota con el objetivo de plantear un manejo adecuado y seguir garantizando
su conservación.

Con el fin de obtener las herramientas necesarias para lograr estos objetivos, los
estudios de composición y distribución de los seres vivos, no se deben limitar a
los datos actuales que ofrece la Naturaleza; sino además, se debe remontar a la
reconstrucción de procesos históricos que pueden determinarse a través de
evidencias geológicas, paleogeográficas, paleosedimentológicas,

paleoclimatológicas y paleontológicas, para complementar el trabajo de discernir


patrones de evolución, especiación, etc.. (Hernández, et al., 1992).

La descripción de la biodiversidad del Chocó conjuga datos de estudios como los


realizados por Forero, Gentry, Cuatrecasas, etc., y los estudios de los análisis
geológicos realizados por Haffer básicamente. El departamento del Chocó posee
uno de los mayores índices de biodiversidad por tener una gran variedad de
hábitats, ecosistemas y flora y fauna, correspondientes a la fisiografía y
condiciones atmosféricas características de esta parte del continente.

Esta riqueza biológica sumada a la de la provincia biogeográfica de la Amazonía,


hacen que Colombia ocupe los primeros lugares del mundo en cuanto a cantidad
de especies que se encuentren dentro de su territorio. En los bosques del Chocó se
ubican los dos casos de mayor diversidad en el mundo, de plantas de tallo con
diámetro superior o igual a 2.5 cm en parcelas de 0.1 Ha. De los grupos
Taxonómicos peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, se identifica una gran
diversidad de especies y en muchos casos endemismos restringidos; así mismo, la
composición florística en el departamento registra una gran concentración de
especies de todo tipo.

3
El vocablo endémico hace referencia a una especie que sólo habita en un lugar determinado. El grado de
endemismo que es el rango geográfico al cual está limitada la especie para vivir, puede ser de dos tipos:
Endemismo restringido o localizado cuando las especies cubren rangos de menos de 50000 Km². ( Terborgh y
Winter, 1983); y Endemismo expandido aquel en donde el hábitat de la especie supera los 50000 Km².
Estos bosques son excepcionalmente ricos en endemismos tanto en su flora como
en su fauna. Con respecto al Reino Vegetal se considera que del 20 a 25% de las
especies no se encuentran en ningún lugar sobre la tierra y se sugiere que cada
uno de los bosques de niebla semiaislados, ubicados a lo largo de las laderas
andinas de la región, pueden tener un significativo número de especies
endémicas, (Gentry, 1993). Con respecto al Reino Animal también hay un gran
número de especies endémicas, especialmente en la Serranía del Darién y del
Baudó.

Toda esta biodiversidad existente se encuentra recogida según Holdridge, (1978)


en ocho zonas de vida, identificadas según factores como la altura sobre el nivel
del mar, la precipitación, la humedad, etc., las cuales son la siguientes:

- Bosque pluvial tropical (bp-T),


- Bosque pluvial premontano (bp-PM),
- Bosque muy húmedo tropical (bmh-T),
- Bosque muy húmedo premontano (bmh-PM),
- Bosque húmedo tropical (bh-T),
- Bosque pluvial montano bajo (bp-MB),
- Bosque muy húmedo montano bajo (bmh-MB), y
- Bosque pluvial montano (bp-M).
Flora

Se calcula que deben existir un poco más de 5000 especies vegetales que
pertenecen a más de 1400 géneros y a unas 270 familias en las ocho zonas de vida
del departamento del Chocó. Dentro de esta jerarquía taxonómica de Familia
sobresalen los Helechos, Orquídeas, Rubiaceae, Mimosaceae, Caesalpinaceae,
Fabaceae, Araceae, Melastomataceae, Piperaceae, Compositae y Gesneriaceae.
Dentro los géneros los más abundantes son Piper (79 sp), Psychotria (71 sp),
Miconia (55 sp), Anthurium (53 sp), Peperomia (48 sp), Thelypteris (45 sp),
Maxillaria (38 sp), Cavendishia (34 sp), Solanum (32 sp), entre otras. (Gentry,
1993).

Toda esta variedad fue producto de un proceso evolutivo que comenzó con el
levantamiento de las cordilleras Central y Oriental, lo cual produjo una dispersión
de la flora existente en los territorios previamente emergidos, como la Amazonía
y la zona Andina. En los flancos externos de las cordilleras se originaron
microclimas, donde se producía alta condensación y lluvia orogénica; lo cual
permitió la sobrevivencia de los elementos de la selva húmeda durante los
períodos secos y en mejores condiciones, debido a que la humedad en estos
lugares era mayor que la de la propia Amazonía.

La región chocoana en un principio debió tener el aspecto de un archipiélago


vecino a un continente; al comenzar el levantamiento de la Cordillera Occidental
a finales del Plioceno y principios del Pleistoceno la colmatación por material
volcánico y sedimentos de lo que hoy es el valle de los ríos Atrato y San Juan,
paulatinamente la transformó en tierra firme con montañas de poca elevación,
como las Serranías de los Saltos y del Baudó, permitiendo la comunicación
continua entre Suramérica y Centroamérica.

En conclusión, la variedad de la flora chocoana proviene de la supervivencia de


elementos de la flora terciaria amazónica y de la especiación “in situ”, aunque no
se debe exagerar el alcance de esta posibilidad, dado que el aislamiento es muy
reciente; y finalmente, de elementos provenientes de Centroamérica y del arco de
islas del Chocó (Galvis, 1993).

Teniendo en cuenta la influencia del factor hídrico y el efecto topográfico de las


Serranías y de la Cordillera Occidental, la definición de las formaciones o
comunidades vegetales más representativas de la Costa Pacífica colombiana, se
puede enfocar siguiendo un gradiente de sucesión que va desde el manglar
pasando por la vegetación costanera; desde la vegetación de zonas anegadas en
terrenos planos hasta la vegetación de las colinas que en muchos casos se
extienden a grandes alturas, como las partes altas de la Serranía del Baudó y de la
Cordillera Occidental en sitios que puedan ubicarse dentro del departamento del
Chocó. De acuerdo a ésto, Acosta (1.970), citado por Rangel y Lowry (1993),
propone una clasificación geobotánica con subdivisiones basadas en el gradiente
altitudinal, así:

- Faja de los manglares, zona hidrohalofílica, a nivel del mar.

- Selva costanera baja desde el nivel del mar, hasta los 200 m. de altitud.

- Zona tropical accidentada, serranías y colinas, entre 200-400 m. de altitud.

- Zona tropical alta, de 400-600 m. de altitud.

- Zona subtropical, de 600-1200 m. de altitud.

A esta clasificación se le deben anexar zonas como el Bosque premontano, el


montano y el subpáramo, que también se encuentran en el departamento del
Chocó.

Fauna

La importancia de la composición faunística del departamento del Chocó radica


en su gran diversidad y en el grado de endemismos, similares a los de la Provincia
Biogeográfica Amazónica pero en una extensión mucho menor (10% del
Territorio Nacional). Además, la fauna del sector norte se puede considerar como
una muestra representativa de la diversidad de especies, sobre todo de mamíferos
del resto del país y porque en éste, es el último sitio donde aun se encuentran
ejemplares de especies que están en vías de extinción y las cuales ya pueden
haber desaparecido en el resto del país.

En esta zona relativamente pequeña se pueden encontrar hasta 150 especies de


mamíferos, representando el 45% de los existentes en el país. Las comunidades
de murciélagos (Orden Chiroptera) en el bosque tropical representan las
comunidades más complejas de mamíferos, de las 81 especies de este grupo, se
han reportado hasta 50 en un área limitada del bosque chocoano. Esta alta
diversidad se puede explicar ecológicamente por la gran cantidad y variedad de
recursos alimenticios disponibles durante casi todo el año, siendo los murciélagos
frugívoros los principales dispersores de semillas y diseminadores del bosque,
pues dejan caer las semillas en los espacios abiertos, en claros formados
naturalmente por la caída de los árboles o por la tumba hecha por los habitantes
nativos. Los murciélagos normalmente suelen volar sobre estos claros, defecando
las semillas en pleno vuelo, mientras los pájaros frugívoros pasan de un árbol a
otro evitando los claros.

Después de los murciélagos, los roedores (Orden Rodentia) son el segundo grupo
taxonómico de mamíferos más diverso con 28 especies, que representa el 19% del
total de las especies de mamíferos presentes en Colombia.

Del grupo de los Carnívoros (Orden Carnivora) se pueden encontrar hasta 15


especies pertenecientes a cinco familias. Estos animales por ser predadores tienen
un rango geográfico muy amplios y poblaciones de densidades bajas en una
variedad de hábitats.

Con relación a los bosques de la Cuenca Amazónica, la planicie del Pacífico


Colombiano es relativamente pobre en cuanto al número de especies de Primates.
La importancia de estas especies radica en que son bioindicadores ya que su
ausencia da indicios de una alteración del ecosistema. (Alberico, 1993).

La herpetofauna de la región presenta también un extremado grado de


endemismo, el cual se evidencia especialmente en el grupo de los anfibios.

Por pertenecer a la cuenca del Pacífico y extendiendo los atributos de su


diversidad, la variedad de aves del Chocó es alta, la importancia radica en que
hay unas diez especies endémicas, lo cual es un gran aporte a la posición mundial
de Colombia con respecto a su avifauna4. (Stiles, 1993).

A pesar de la riqueza en los recursos naturales descrita anteriormente, el uso


desmedido que se ha hecho de éstos a través de grandes empresas como las
madereras y las mineras, agravado por la omisión del Estado; los procesos de
colonización y los Planes de Infraestructura del gobierno, han alterado
notoriamente el equilibrio de los Ecosistemas y la garantía de supervivencia a
perpetuidad de las poblaciones nativas y su cultura en el departamento del Chocó.

Debido a la demanda nacional e internacional de madera, que ha sido suplida


principalmente por los bosques del departamento del Chocó6, estos se han visto
alterados en dos aspectos; por un lado, en su composición pues en algunos
sectores han desaparecido las especies comerciales y en otros casos, el bosque
mismo ha sido reducido a manchas boscosas en las cabeceras de los ríos. De

4
Con respecto a la avifauna, Colombia posee el primer puesto a nivel mundial en cuanto al número de especies.
6
El 65% del total de la madera utilizada en el país es sacada de los bosques del Chocó
seguir abasteciendo esta descomunal demanda de madera, los recursos forestales
del departamento se habrán agotado en un lapso de sólo 15 años. (Casas, 1994).

La alteración del ecosistema a partir de la extracción maderera y minera, ha


causado un efecto directo sobre la fauna tanto terrestre como acuática. Así, se han
reducido las fuentes de alimento y lugares de refugio que garantizaba el bosque
cuando no se desarrollaba en él ningún tipo extracción fuerte; además, se ha
disminuído el espacio necesario para el mantenimiento de poblaciones lo
suficientemente grandes para garantizar la sobrevivencia, sobre todo de las
especies animales de talla grande. Esto ha traído como consecuencia una
reducción en la fuente de proteína animal de las poblaciones nativas del
departamento, que encuentran en la carne de monte el complemento de su dieta
alimenticia. (Raez-Luna y Rubio, 1995).

Los recursos hídricos se han visto afectados por la tala en las cabeceras, lo que ha
ocasionado un disminución del cauce y una contaminación por los químicos y los
desechos propios de la actividad forestal. Por otro lado, la actividad minera ha
causado la sedimentación y aumento de envenenamiento de los cuerpos de agua.
Todo lo anterior ha provocado un desequilibrio en las condiciones biofísicas que
exige la fauna y la flora de estos ecosistemas, para mantenerse estables y poder
cumplir con su función en el medio.

6.1.3 Aspectos Socioculturales

Demografía

De acuerdo a los datos preliminares del último censo, la población del


departamento del Chocó se estima en 365.782 habitantes lo cual representa el
0.9% del total de la población de Colombia. De éstos el 40.5% reside en las
cabeceras municipales y el 59.5% en la zona rural. Es importante resaltar que en
la capital del departamento se concentra el 18.5% del total de habitantes.

La población económicamente activa es del 53%, el 24.7% se encuentra en edad


escolar, el 16.9% realiza oficios del hogar y el 0.4% son jubilados o pensionados.

Los habitantes pertenecen a diferentes grupos étnicos y culturales: comunidades


afrocolombianas que representan el 84%; pueblos indígenas que representan el
10% y un 6% de población mestiza.
Este es uno de los pocos departamentos que junto a los llamados anteriormente
territorios nacionales, tiene una población mestiza muy inferior al promedio
nacional (80%).

Se resalta que la población rural se encuentra dispersa en pequeñas


concentraciones a lo largo de las riberas de los ríos y estuarios que atraviesan la
región.

En los últimos tiempos la tasa de crecimiento de la población departamental es


del 3.85% anual, promedio que es más del doble del nacional, y es más
pronunciada en los centros urbanos.

Aspectos Culturales y Económicos

El Chocó se caracteriza por ser una región marginal y vulnerable en lo


económico, debido al efecto histórico de la economía extractiva impuesta; es
dependiente en lo político de las regiones circunvecinas como Antioquia, el eje
cafetero y el Valle del Cauca.

Por el hecho de haber desarrollado a lo largo del tiempo una economía


extractivista de los recursos naturales, que por su misma dinámica se encuentra en
crisis, la población y en especial la rural día a día ha ido demeritando sus
condiciones y calidad de vida. A tal punto ha sido irracional esta extracción que
ni siquiera ha permitido la acumulación de recursos para ser invertidos en bienes
y servicios en beneficio de su población. Es así como en las estadísticas del
gobierno se reporta que las necesidades humanas básicas de casi el 70% de la
población no están satisfechas.

El ingreso per capita es solamente de $500.000 al año, que es aproximadamante


un tercio del promedio nacional. Los servicios públicos son inadecuados en todas
las áreas y su diseño y funcionamiento por lo general reflejan estrategias
elaboradas para el interior de Colombia, cuando el departamento tiene
características considerablemente diferentes a las del resto del país.

La situación de salud del departamento es una de las más críticas del país. Se
caracterizada por la alta incidencia de enfermedades infecciosas que acompañan a
la pobreza, la desnutrición y la falta de higiene ambiental, debido
fundamentalmente a los cambios en la dieta alimenticia por la pérdida de algunas
prácticas tradicionales de producción. Este perfil de salud conlleva tasas muy
elevadas de natalidad, acompañadas de altas tasas de mortalidad general. La
interpretación de los indicadores de salud expresa la inadecuada condición
sanitaria de sus habitantes, por ello la tasa de mortalidad infantil se encuentra
entre las más altas, no solo a nivel nacional sino mundial.

Con respecto a la morbilidad, el mayor problema lo constituyen las enfermedades


transmisibles (gastroenteritis, respiratorias agudas, malaria, cólera, etc.). La gran
incidencia de paludismo indica la ausencia de programas eficaces de control de
dicha enfermedad. Es de anotar que la prevalencia del cólera, que dicho sea de
paso entró al país por la región pacífica, mantiene un nivel endémico como reflejo
de las inadecuadas condiciones de saneamiento y manejo ambiental que se
presentan. Fue así como durante la epidemia del cólera de 1991, la parte baja del
río San Juan fue una de las regiones que mayor número de muertos registró.

La atención estatal se caracteriza por una baja cobertura que no llega al 40% de la
población, debido a la escasa presencia institucional, la falta de cooordinación
interinstitucional, la escasa capacitación de los recursos humanos, lo obsoleto de
los recursos físicos y la no existencia de un modelo de atención en salud que
responda a la estructura epidemiológica predominante y a la diversidad étnico-
cultural de la región.

La cobertura actual de los servicios de acueducto en las cabeceras municipales


alcanza un promedio del 40% y el alcantarillado solo un 10%, siendo inexistentes
estos servicios en el sector rural. Estas coberturas se encuentran por debajo de los
promedios nacionales, los cuales son del 82% para acueducto y 50% para
alcantarillado. Tal situación repercute seriamente en la calidad de vida y en la
salud, al carecer de mecanismos de disposición de residuos sólidos.

La educación se ha desmejorado día a día, debido fundamentalmente a la escasa


pertinencia de la educación frente a las culturas del Pacífico y a sus necesidades
de desarrrollo, que exigen mayor participación, eficiencia y equidad, para que el
componente étnicocultural cobre mayor importancia.

En todas las categorías la escolaridad es alrededor de dos tercios inferior a los


promedios nacionales; en el año de 1991, de cada 100 niños que se matricularon
en primer año de primaria sólo 25 lograron terminar el quinto grado.

Es notoria la ausencia de sistemas de información para la toma de decisiones y la


investigación es muy reducida y desarticulada de las reales necesidades de la
población.

Con respecto a las actividades productivas, estas se basan fundamentalmente en la


explotación de los recursos mineros, forestales, ictiológicos y faunísticos, las
cuales generan grandes perjuicios a pesar de que Colombia cuente con una amplia
legislación al respecto, pues su fiscalización en el departamento es sumamente
débil.

Pese a la extrema pobreza de sus habitantes, se estima que el Chocó proporciona


el 65% de la madera y pulpa que se consume en Colombia, el 20% del sector
pesquero y el 35% de la producción aurífera. La mayoría de estos recursos se
compran a precios supremamente bajos y sin ningún valor agregado. El
departamento tiene limitada inversión de capital, que se focaliza escencialmente
en los aserríos, entables mineros, enlatadoras de palmito y algunos
establecimientos comerciales en los municipios más grandes.

La agricultura es de subsistencia y se practica a lo largo de las riberas de los ríos;


hay zonas donde se ha intentado la implantación de plátano, cacao y coco. En el
norte del departamento existe una fuerte expansión de los procesos ganaderos del
Sinú y Urabá antioqueño, actividades que afectan ostensiblemente los
ecosistemas frágiles.

Los servicios de transporte son precarios, costosos y lentos. El medio de


transporte más común es el río. Los precios del combustible tienden a ser más del
doble que el promedio nacional, por lo cual los costos del transporte fluvial
motorizado, están por encima de la capacidad de pago de buena parte de sus
habitantes.

Sólo en las cabeceras municipales del eje carreteable Medellín-Quibdó-Pereira,


cuentan con servicio de energía regular de baja calidad. En los demás centros el
servicio de energía, en caso de existir, se limita a algunas horas por día cuando se
recolectan de los usuarios fondos suficientes para el combustible requerido por
las pequeñas plantas generadoras de energía; este servicio se interrumpe en
ocasiones indefinidamente cuando se hacen necesarias reparaciones, ya que no se
cuenta con los medios técnicos ni económicos para el mantenimiento.

La realidad concreta y visible es que el Chocó está poblado fundamentalmente


por etnias, las cuales han creado y recreado una relación particular con la
naturaleza desde sus cosmovisiones y con una lógica tal, que a pesar de los
evidentes factores de crisis de esta dinámica cultural, han permitido que este
bosque húmedo tropical siga siendo un pulmón vivo y esencial de la humanidad.
Así mismo, hacen presencia grupos sociales y culturales que han generado
factores de crisis en la gestión ambiental tradicional, por tener procesos
adaptativos que no corresponden a este tipo de bosque y poseer un acervo cultural
originario de zonas de montaña y valles.
Son los pueblos Embera, Katío, Chamí, Tule, Wounaan, y las comunidades
afrocolombianas quienes a través de siglos de experiencia vital, basada en una
concepción diferente de hombre y mundo, han desarrollado una estrategia de
adaptación eficaz para el manejo territorial, propiciando así su permanencia como
culturas. y beneficiando de paso la vida de todo el planeta Tierra.

Sin embargo, la relación que las etnias del Chocó han construído con el territorio,
es una realidad cultural que se ha venido transformando históricamente, debido a
complejos procesos de colonización por parte de otros grupos sociales, que han
dado paso a formas de relación etnocéntricas en lo ideológico, centralistas en lo
político y extractivistas en lo económico. El resultado de estas interrelaciones ha
sido el surgimiento de no pocos factores de crisis social, cultural y territorial.

Políticas Nacionales que afectan al Chocó

El conjunto de todos los factores descritos han llevado a ver al Chocó como una
zona de frontera, a la cual se le deben diseñar los planes y programas de
desarrollo con la “cooperación” del capital extranjero, al cual sin dudarlo la
sociedad y el gobierno colombianos le han cedido parte del territorio chocoano,
con sus recursos naturales y su diversidad cultural sin recibir nada a cambio de
ello, ya que se ha llegado a creer que así se está emprendiendo una gran empresa
civilizadora, la cual crea fuentes de empleo y genera desarrollo.

Este tipo de políticas forma parte de lo que se ha denominado Economía de


Enclave, caracterizada entre otras cosas, porque en las regiones pierde vigencia
la jurisdicción nacional y en su lugar, las compañías extranjeras imponen sus
condiciones (leyes, relaciones, moneda, etc.), tal como ocurrió en la zona
bananera de la Costa Atlántica y en la explotación minera de la Compañía Chocó
Pacífico en la zona de Andagoya, en el río San Juan.

En las tres últimas administraciones Colombia ha modificado muchas de sus


políticas económicas orientadas hacia adentro, implantando reformas a los
sistemas de comercio, disminuyendo las barreras comerciales y buscando con ello
un crecimiento hacia afuera. Dentro de esta política de apertura económica, el
gobierno indentificó a la cuenca del Pacífico como la región del mundo con la
tasa más elevada de expansión económica y por ello como un área prioritaria para
establecer relaciones comerciales. Sobre esa base se convirtió en 1994 en
miembro de la Conferencia de Cooperación Económica del Pacífico.
A medida que crece el interés del gobierno y los sectores industriales y
comerciales de Colombia por la cuenca del Pacífico, se diseñan planes de
intervención y construcción de obras de infraestructura tales como el puerto
marítimo de Tribugá, que implica a su vez la construcción de grandes carreteables
como las rutas sur y norte de la carretera panamericana (Animas-Nuquí y Tapón
del Darién), la instalación de centros de abastecimiento de combustibles y
construcción de ciudadelas industriales en la desembocadura del río San Juan
(Bahía Málaga); la construcción de microcentrales hidroeléctricas en Juradó y
Mutata; la adecuación de esteros y el proyecto de construcción del Canal
Interoceánico Atrato-Truandó. Obras estas que afectan la territorialidad y cultura
de todos los grupos étnicos del departamento, en especial de los pueblos
indígenas. (Ver Mapa 10). Estos planes vienen acompañados de políticas de
descentralización administrativa y fiscal, así como de incentivos tributarios.

Desde fines de la década de los ochenta las menguadas finanzas departamentales


y municipales, han sufrido la transferencia de responsabilidades en el
otorgamiento de servicios públicos y poder político. La ley 60 de 1963 aumentó
el porcentaje de transferencias de ingresos corrientes de la nación a los
municipios (de un 14% a un 22%), obligándolos a hacer esfuerzos fiscales que no
pueden dar, pues como ya se ha señalado no existe gran inversión de capital y el
ingreso percapita de sus habitantes está muy por debajo del ingreso promedio
nacional. Situación que se agrava aún más por la baja capacidad de gestión de las
autoridades municipales, departamentales y por la alta corrupción que se presenta.

A raíz de la Constitución de 1991 los Resguardos Indígenas se asimilan a


municipios para efectos de participar en los ingresos corrientes de la nación, lo
que ha conllevado en la práctica a una pérdida de atención por parte del Estado a
las comunidades, pues en el caso de los municipios se considera que los indígenas
solo tienen derecho a los recursos que les llega por transferencia, sin tener en
cuenta las necesidades y realidades de las comunidades indígenas. Es sintomático
que las autoridades departamentales y municipales consideren privilegiadas a las
comunidades indígenas por recibir estos recursos, reflejando la visión con que las
autoridades de la región ven a la población indígena, lo cual está generando
conflictos en las relaciones indígenas-instituciones.

Las limitaciones de la base productiva hacen que se de una acumulación de


desigualdades sociales y culturales. La existencia de múltiples intereses externos,
que plantean sus modelos de desarrollo han creado graves desequilibrios políticos
y sociales al interior del departamento, lo cual se ve reflejado en los programas
que el gobierno nacional ha impulsado en este sector de país.
Uno de los ejemplos más sobresalientes de la situación anterior es el plan de
desarrollo integral de la costa pacífica (PLAIDECOP), iniciada en 1983 bajo la
administración de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca
(CVC), con el apoyo económico de la UNICEF, el cual se convirtió en un costoso
monumento al despilfarro y a la corrupción.

Según estadísticas, de 1982 a 1992, los municipios del departamento han


administrado directamente 30 millones de dolares por concepto de las
transferencias de la nación y recursos propios, pero la mayoría de estos recursos
han sido ejecutados en costos de operación y no en inversión.

En el departamento del Chocó también hace presencia el Plan Nacional de


Rehabilitación (PNR), hoy Red de Solidaridad Nacional, el cual no ha dado salida
satisfactoria a los graves problemas que tiene la población del Chocó.

En 1992, el gobierno nacional propuso una nueva estrategia de desarrollo para la


costa Pacífica, bajo la denominación “Plan Pacífico” que es la implementación
del proceso de descentralización que se viene dando a todo nivel. Este Plan
Pacífico debe verse en consonancia con otras estrategias que se han puesto en
marcha en el departamento, tales como el proyecto Biopacífico, el programa de
manejo de los recursos naturales (PMNR) y el programa de desarrollo sustentable
de la costa Pacífica, que actualmente se negocia con el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID). Estos planes pretenden involucrar como actores principales a
las entidades territoriales, a las comunidades organizadas y a la sociedad civil, en
un esfuerzo de concertación con el gobierno nacional para promover el desarrollo
económico y social.

Estos programas todavía adolescen de un marco conceptual que involucre, no


sólo los componentes ambientales y económicos nacionales, sino también los
intereses y necesidades de la población del Chocó. Aunque tienen al interior de
estos programas componentes sociales, falta ubicar con más claridad la diversidad
étnico-cultural que cubre la mayoría de su población, para que su desarrollo
supere los conflictos actuales y se conviertan en una real alternativa de vida.

Los pueblos indígenas y las comunidades negras a través de sus procesos


organizativos, han incidido notablemente en el replanteamiento de algunos de
estos programas, a través de procesos de concertación que permiten cualificar la
relación de las comunidades con las instituciones, rompiendo las barreras
clientelistas tradicionales. Sin embargo, falta que eleven sus niveles de
negociación con criterios y posiciones, para modificar las acostumbradas
prácticas del quehacer político, así como también el que asuman su papel de
actores importantes en el plan de desarrollo del departamento.
El departamento del Chocó está sometido a regímenes legales especiales por sus
características fronterizas, ecológicas, y étnico culturales. Buena parte de esta
legislación es producto del trabajo de los movimientos sociales, que por medio de
éstas buscan avanzar en el reconocimiento de sus derechos. Ello ha conducido al
país y a la región chocoana, a plantearse un nuevo tipo de relaciones sociales
entre estos sectores de la población y las instituciones del Estado o aquellas que
representan sus políticas; relaciones que deben darse sobre la base de la
construcción de procesos de entendimiento nacional y regional.

En este sentido es pertinente anotar que la nueva realidad jurídica se expresa en la


legislación para los pueblos Embera, Katío, Chamí, Wounaan y Tule que se
encuentra recopilada en el Fuero Indígena y para las comunidades negras en la
Ley 70 de 1993. Esta legislación conlleva al reconocimiento de diversos y nuevos
actores sociales, con unos derechos y unas obligaciones hacia ellos mismos y en
relación con sus comunidades. Por lo cual, es necesario que todos los actores
sociales involucrados construyan en su interior y en sus instituciones, las
condiciones objetivas para llevar a cabo acciones de cambio conducentes a
mayores niveles de claridad, conciencia, solidaridad, participación y
responsabilidad.

Sin embargo, este reconocimiento está mediado por una gama de intereses y
fuerzas que impiden la consolidación de un verdadero proyecto de desarrollo para
la región, negando derechos o disfrazando sus realidades culturales y sociales.

En estos momentos existe una situación compleja respecto a la delimitación


territorial entre comunidades indígenas y negras, debido a la interposición de
intereses económicos y políticos, que hacen interpretaciones de las normas y de
los hechos no objetivas frente a la realidad, generando fracturas en las relaciones
entre estas comunidades.

Igualmente es importante reseñar que la ley 99 de 1993, reestructuró el sector


público encargado de la gestión y conservación ambiental, la cual necesita
mayores niveles de integralidad en su interpretación y aplicación, sumados a una
alta dosis de voluntad política y de coordinación interinstitucional, para que dicha
ley sirva realmente a los propósitos para los cuales fue expedida; labor en la cual,
las entidades relacionadas con el manejo ambiental deben entender que las
comunidades son el mejor aliado para conseguir resultados benéficos en la
materia, tanto para el país como para las regiones.
Esta legislación hace que la situación de las comunidades negras e indígenas
cobre una nueva dimensión, ya que en ella se plantean -para el nivel local-
problemas tan globales como la defensa de los ecosistemas, los recursos
naturales, el medio ambiente y en últimas, de la biodiversidad; así como la
afirmación de la diversidad y la identidad cultural, su posibilidad de autoelección
de formas de vida a la vez que se reivindica la autonomía frente a los intentos de
homogenización, centralización e integración por parte de la sociedad nacional y
el Estado.

Sin embargo, esta situación puede tornarse simplemente discursiva si no está


soportada por un cambio efectivo, palpable y real en el ámbito de las relaciones
nacionales e internacionales con los grupos étnicos, sujetos del nuevo Derecho;
así como en las concepciones que dan forma a esas relaciones y en los
mecanismos que las rigen en la práctica. A pesar de los avances de la
Constitución Nacional y de los pregones gubernamentales acerca de la
modernización del Estado colombiano, aún no se ha producido verdaderamente
un reordenamiento institucional que garantice la eficiencia y la capacidad
suficiente de parte del Estado, para hacer realidad los derechos constitucionales y
los desarrollos legislativos que de ellos se han desprendido, como es el caso de la
legislación actual sobre territorialidad y derechos étnicos de las comunidades
indígenas y negras.

De las respuestas concretas que en la práctica puedan darse a estas inquietudes,


depende en gran medida el futuro de los proyectos culturales de estas sociedades,
así como en buena parte, la autonomía de ellas y la soberanía del país sobre la
biodiversidad que ha hecho tan famoso al Chocó.

El anterior análisis permite hacer una aproximación clara en cuanto a la necesidad


de definir los grados de participación, autonomía e incidencia global de la
sociedad civil frente a la problemática del Chocó, sus intereses, sus
contradicciones y su capacidad de gestión y de negociación para la solución de
dicha problemática.

6.1.4. Pueblos Indígenas del Chocó

Algunos Apuntes Históricos

Existía en esta zona una población precolombina numerosa aún indeterminada,


constituída por un rico conjunto de etnias distribuídas equilibradamente. Según
Pardo (1987), los grupos indígenas que habitaban el Chocó colonial eran:
Chancos en el río Garrapatas, Yacos en el alto Calima , Tootumas e Ingaraes en el
Sipí, Noanamás (Wounaanas) en el bajo San Juan, Surucos en el río Quito,
Poromeas en el Bojayá y Cunas en el bajo Atrato. Se sabe también que los
Tatamá y los Sima del alto San Juan, los Poya del área de la boca del Tatamá
sobre el San Juan y los Citará del alto Atrato eran subgrupos Emberá,
identificados estos como Chocó por los españoles.

Según Vargas (1984), las cuencas altas de los ríos Atrato, San Juan y los afluentes
orientales del bajo Baudó, se constituían en los límites naturales del territorio
ocupado por los Emberá a principio del siglo XVII. Es así como el río Atrato
desde su curso medio hasta sus cabeceras, junto con sus afluentes orientales, y
desde el medio San Juan hacia el occidente incluyendo las cabeceras del mismo,
con sus afluentes Tatamá y Sima, se encontraban poblados por gentes de “sólo
lengua Chocó”. Los Emberá en ambas cuencas ocupaban los lugares más
apropiados para la producción agrícola.

Según Pardo (1987), los grupos Chocó fueron ocupando paulatinamente el


territorio Cuna; es así como se registran enfrentamientos entre Cuna y Wounaan
en los ríos Bebedó, Cajón (afluente medio del San Juan) y en el río Sibirú,
(Vargas, 1990); mientras que con los Embera tuvieron enfrentamientos en el río
Dubasa (afluente medio del Baudó), en la bocana del Bojayá, en Puerto Cuna y en
la quebrada Perrito del alto río Sinú. (Vargas, 1990 & Pardo, 1987). A mediados
del siglo XVII los Cuna que habitaban el Baudó (Pardo, 1987), migraron a raíz de
los enfrentamientos enunciados anteriormente.

Con respecto a los Katío, éstos se encontraban distribuídos desde el páramo del
Paramillo (3500 m.s.n.m.) hasta el Valle del Cauca (500 m.s.n.m.), por lo que
disponían de gran variedad de climas y diversidad de cultivos. Aunque existían
diferentes grupos Katíos, fueron recogidos todos bajo este mismo nombre,
debido a que hablaban la misma lengua.

En los albores del siglo XVI se da inicio al proceso de conquista y colonización


por parte de los españoles, atraídos por la gran riqueza de minerales en este
territorio, con graves consecuencias demográficas para los pobladores
precolombinos.

Para finales del siglo XVI y principios del XVII, cien años después de la invasión
de Colón a las islas de los Caribe o gente fuerte, el río Atrato era independiente
del imperio español. No obstante los territorios de los Chocó (Embera y
Wounaan) y Cuna, estaban rodeados por áreas de frontera militar, conformadas a
partir de la influencia de las ciudades cristianas vecinas. (Vargas, 1990).
Con la primera colonia, Santa María la Antigua, fundada por Balboa en el Darién,
se inicia para las sociedades nativas de la región, la reacción a las políticas de
exterminio, pacificación, civilización e integración al sistema mercantilista
internacional, propugnado por los colonos cristianos europeos. En 1513 esta
población albergaba 515 vecinos y 1500 indios esclavos, con cien bohíos
construídos. Hacia 1524 la ciudad fue incendiada por las comunidades indígenas
del Darién. (Vargas, 1990).

Ante la extinción de la fuerza de trabajo aborigen se introducen fuertes


contingentes de esclavos africanos, que por su expansión demográfica pronto
llegaron a conformar el grupo étnico dominante en la región.

Se dió un proceso de incorporación de muchas tribus indígenas a nuevas formas


de trabajo como la mita y la encomienda, siendo éstas la manera lícita de
apropiarse de los productos excedentes de la sociedades nativas, de su fuerza de
trabajo, y en el proceso de desintegración familiar, de su territorio. Para
imponerse el encomendero, se utilizó la fuerza de las armas, la educación en el
cristianismo y el intercambio de mercancías.

Los Katío o Carautas fueron en gran parte integrados a las encomiendas de Santa
Fé de Antioquia. Estos grupos tenían una organización alrededor del cacique al
que pagaban tributo, después de la primera época de la guerra, los líderes
principales son asesinados y las sociedades más centralizadas entran en un
proceso de desintegración; después de dicho aniquilamiento, los españoles
eligieron a los caciques entre la gente más “ladina” y cristiana. Las haciendas de
estilo español que se empezaron a construir, fundadas aprovechando el trabajo
del pueblo Katío eran básicamente ganaderas.

Los españoles logran integrar parte de la población nativa, más no la totalidad de


sus territorios ancestrales.

A través del sometimiento por parte de la autoridad civil y eclesiástica, así como
la sobreexplotación, las nuevas enfermedades, la desintegración étnica y familiar
y las continuas luchas de resistencia, redujeron de manera significativa el número
de pobladores precolombinos. (Rueda, 1993).

Todos estos acontecimientos obligaron a procesos de refundición y


resignificación cultural y étnica de los grupos nativos, dando origen a los actuales
pueblos que habitan el departamento, con sus consecuentes adaptaciones en sus
sistamas de control social y originaron desplazamientos territoriales. Tal como se
registra en el sigiente cuadro.

Cuadro 1. Transformaciones Territoriales y Culturales de los Pueblos


Nativos desde la Colonización española.

EPOCA TRANSFORMACIONES
Familia S. Un solo territorio Embera dividido en tres
Lingüística XVI provincias, con una organización social
Chocó: dispersa, sólo nucleados en caso de guerras.
-Tatamá Se agrupaban al rededor de un líder por
-Citará cuenca o un jefe militar.
-Cirambirá
-(Wounaan)

Katío Organizados al rededor de un Cacique al que


se le paga tributo. Su territorio era muy
extenso, estaba comprendido entre el Páramo
del Paramillo y el valle del Cauca.
Citará S. XVII Migran hacia territorio de los Katío,
presentándose intercambio cultural.

Se fundan Quibdó y LLoró.

Citará Migran por la matanza en la iglesia de Quibdó


hacia Bojayá.
Jurá (Cuna)
Migran hacia San Blas y El río Sinú.
Wounaan
Se mantienen en su territorio.
Familia Chamí 1630
Embera Katío Se fragmenta el teritorio, se da inicio a la
Embera Evangelización y la congregación en
poblados.
Katío 1670

Iniciada su extinción en el S. XVI, se mezclan


con los Embera en su debilidad; hasta el S.
XIX se encuentran aún auténticos Katíos.
Grupos S. XVIII Se encuentran bajo sistemas de
Indígenas corregimientos, trabajan en la agricultura y el
transporte de productos. Presentan cambios
culturales por la conglomeración, la pérdida
del control sobre el territorio y la
evangelización. Ocupaban la parte baja y
media de los ríos.
Esclavos
Negros Muchos habían comprado su libertad y vivían
junto a las minas donde trabajaban. Los
indígenas les enseñan a construir viviendas y
demás bienes de uso cotidiano.

Se tranforman los sistemas tradicionales de


producción, se encuentra ganadería en
Chamí Ríosucio y en le Bebaramá.

Vivían más integrados al sistema social


enpañol, por lo que constituyen desde esta
Embera Katío época cabildos y resguardos (Cristiania).

Ocupan los afluentes orientales del Atrato. Su


Embera territorio es compartido con campamentos
mineros.

Viven distantes de las zonas de colonización,


ocupan territorios de poco interés para los
españoles
S. XIX
1810- Se da el proceso de Independencia .
1819 Liberación de los esclavos
1850 Se da inicio al auge de explotación de
1860- recursos naturales como la tagua, el caucho, la
1870 raicilla, etc.. Por el mercadeo de estos
productos familias negras emigran al Baudó y
la Costa Pacífica, estableciendo raleciones
amistosas con los pueblos indígenas. Se
empiezan a construir unas nuevas
afirmaciones territoriales.

1884 Se refuerza el proceso misionero.


Ubicación Geográfica de los Asentamientos Actuales.

La mayoría de los indígenas que habitan el departamento del Chocó pertenecen a


la familia Chocó, en la que se diferencian los Embera y los Wounaan; en menor
número poblacional se encuentran los Cuna, pertenecientes a la familia Chibcha,
los cuales están representados por una sola comunidad.

En los Embera se presentan diferencias, a partir del medio en el que viven,


dividiéndose en los Eyábida, hombres de montaña y Dobidá, hombres de río.
Dentro de los primeros se encuentran los Embera Katío y los Chamí.

Los Embera Katío están localizados en la carretera Quibdó-Medellín (Municipios


de Quibdó y Carmen del Atrato), en la zona del alto Andágueda (Municipio de
Bagadó) y en el Municipio de Tadó; en menor número poblacional se
encuentran en el Municipio de San José del Palmar. En la Tabla 1 se registran
algunas comunidades Embera Katío asentadas en regiones donde predominan los
Embera, debido a migraciones o desplazamientos ocasionados fundamentalmente
por problemas alimentarios o de conflicto entre familias. Su población asciende a
nivel departamental a unos 5.0007 indígenas. (Ver Figura 4)

Frente a los Chamí los datos son más imprecisos, sólo se tiene claridad de sus
asentamientos sobre la carretera Quibdó-Medellín, donde su población se
aproxima a los 370 indígenas y de unos asentamientos en lo límites del Chocó
con el Valle, por el cañon del Garrapatas..

Los Embera son los denominados hombres de río o Dobidá, quienes se


encuentran asentados en el área del Atrato (Municipios de Lloró, Quibdó, Bojayá
y Riosucio); los afluentes costeros del Pacífico (Municipios de Juradó, Bahía
Solano y Nuquí) y en el área del Baudó (Municipios de Alto Baudó y Bajo
Baudó). En menor cantidad se presentan en el Urabá Chocoano (Municipio de
Acandí) con dos comunidades y en Condoto con igual número de asentamientos.
Los Emberá cuentan con una población total cercana a las 25000 personas.

Los Wounaan están localizados hacia la cuenca del San Juan (Municipios de
Itsmina y Litoral del San Juan) con algunas comunidades en Buenaventura. Hacia
el Municipio del Bajo Baudó se localiza la Serranía Wounaan y otros
asentamientos de gran importancia por su gran arraigo cultural, sobre ríos de
curso corto que desembocan al Océano Pacífico. Se presentan algunas
7
DANE. Censo indígena, 1994.
comunidades dispersas en el departamento registradas en la Tabla 2. Algunas
comunidades se ubican en el Darién panameño. La población Wounaan asciende
aproximadamente a los 6500 indígenas.

Los indígenas Cuna están representados en el Departamento por una sola


comunidad, Arquía, ubicada en el Municipio de Unguía, con una población
aproximada a los 281 indígenas. El grueso de la población Cuna se encuentra en
Panamá, hacia donde se desplazaron a raíz de las contiendas sostenidas con los
Emberá y los Wounaan en territorio chocoano, la colonización y los procesos de
violencia que se viven en la región..

Los diferentes grupos étnicos se encuentran asentados en núcleos poblacionales


denominados comunidades en un número aproximado de 230 en todo el
departamento, con una población superior a los 37000 indígenas.
Tabla 2. COMUNIDADES INDIGENAS DEL CHOCO

MUNICIPIO DE QUIBDO MUNICIPIO DE LLORO


COMUNIDAD GRUPO COMUNIDAD GRUPO
ETNICO ETNICO
Chigorodó-Tagachí Emberá Playón Emberá
Chuscalito -Tagachí “ “ Mumbú “ “
La Vuelta- Buey “ “ Cumá “ “
Guaudalito- Beté “ “ Lanas “ “
El salado ( El Paso) “ “ Tegábera “ “
Coredó- Tanguí “ “ Urtadó “ “
Chimirridó- Amé “ “ Mindó “ “
Casimiro “ “ Tocolloró “ “
Chibugacito “ “ Parrúbera “ “
Paina “ “ Murando “ “
Baudó Grande “ “ Jivadó Embera - Katío
Chagadó “ “ Tiravenado “ “ “ “
Chaquenandó “ “ Jegorá “ “ “ “
Las Pavas “ “ Carecuí Emberá
Alto Porrondó “ “ Ibubillaquirú “ “
Pital “ “
Bacao “ “ MUNIC. CARMEN DE
ATRATO
Cumitá “ “ La Oveja Embera-Katío
El Guamo “ “ Río Playa “ “ “ “
Necorá “ “ La Puria “ “ “ “
El Veintiuno “ “ Avejero “ “ “ “
Playa Alta “ “ El Consuelo “ “ “ “
Motordó “ “ Matecaña Embera-Katío
Pacurita “ “ Sabaleta Chamí
Baratudó “ “ MUNICIPIO DE BOJAYA
Ichó “ “ Puerto Emberá
Antioquia
El Veinte Chamí Nambua “ “
Amía Embera Mojaudó “ “
Gengadó “ “ Chanú “ “
Partadó “ “ Unión Chocó “ “
Caimanero de “ “ Charco Gallo “ “
Jampapa
Chogorodó “ “ Salinas “ “
San Pedro Embera Katío Nuevo Olivo “ “
Tabla 2. Continuación
MUNICIPIO DE BOJAYA MUNICIPIO DE UNGUIA
Santa Lucía de Emberá Nueva Citará Emberá
Pogue
Pichicora “ “ Ziparadó Emb. y Emb-
Katío
Egoroquera “ “ Tumurrulá “ “

Napipicito “ “ Arquía Cuna
Peñita “ “ Payita Embera - Katío
Lana “ “ MUNICIPIO DE JURADO
Punto Alegre “ “ Santa Marta Wounaan
Guayabal “ “ Dos Bocas Emberá
Amparradó “ “ Cedral “ “
Unión Cubití “ “ Eyásake “ “
Unión Baquiaza “ “ Higueronal “ “
Playita “ “ Punto Caimito “ “
Túgena “ “ Buenavista “ “
Apartadó “ “ Santa Teresita wounaan
Hoja Blanca “ “ Guayabal “ “
MUNICIPIO DE RIOSUCIO Agua Caliente “ “
Pueblo Antioquia Emb. y Emb- MUNICIPIO DE BAHIA
Katío SOLANO
Unión Embera- “ “ El Brazo Emberá
Katío “
Alto Yarumal Emberá Posamanza “ “
Barranco “ “ Boroboro “ “
Perancho Embera - Dumá “ “
Katío
Peranchito “ “ MUNICIPIO DE NUQUI

La Raya “ “ Nuquí Emberá

Quiparadó Emberá Panguí “ “
Peña Blanca “ “ Puerto Indio “ “
Unión Chogorodo “ “ La Loma “ “
Mamey Dipurdú “ “ Jurubidá “ “
Campo Bello “ “ MUNICIPIO DEL ALTO
BAUDO
Jagual “ “ Sta.María de Emberá
Condoto
Marcial Wounaan Puerto Manso “ “
Pichindé Emberá La Divisa “ “
Chimirindó “ “ La Felicia “ “
Alto Guayabal Embera - Katío Puesto Indio “ “
MUNICIPIO DE ACANDÍ Gengadó “ “
Pescadito Emberá La Esperanza Wounaan
Chidima Embera - Katío Punto Caimito Emberá
MUNICIPIO DE UNGUIA Biaquiruté “ “
Cuti Embera-Katío Tambo “ “
Tabla 2. Continuación
MUNICIPIO DEL ALTO BAUDO MUNICIPIO DEL BAJO BAUDO
El Salto Emberá Quiparadó “ “
Ordó
Tripicay “ “ Bajo Grande “ “
La Divisa “ “ Sta. Rosa de “ “
Ijuá
Puerto Alegre “ “ Unión Pitalito “ “
El Morro “ “ Playa Linda “ “
Geandó “ “ Buena Vista “ “
Vacal “ “ MUNIC. LITORAL DE SAN
JUAN
Pichindé “ “ Pichimá Wounaan
Bella Luz “ “ Togoromá “ “
Dominico “ “ Tiocilirio “ “
Dondoño “ “ Burujón “ “
Cocalito “ “ Unión Balsalito “ “
Ullaba “ “ Nuevo Pitalito “ “
Puerto Achito “ “ Taparalito “ “
Andeudó “ “ Pángala “ “
Catrú “ “ Chagpien “ “
Villa Miriam “ “ San José “ “
Docasina “ “ Papayo “ “
Nusidó “ “ Buenavista “ “
El LLano “ “ Dur ap Dur “ “
Iruto “ “ MUNIC. DE BUENAVENTURA
Playita “ “ Puerto Pizario Wounaan
Agua Clara “ “ Guayacán “ “
MUNICIPIO DEL BAJO BAUDO Chachajo “ “
Guaudalito Emberá MUNICIPIO DE ITSMINA
Membá “ “ Barbudero Wounaan
El LLano “ “ Unión Chocó “ “
Patio Bonito “ “ San Cristóbal “ “
Puerto Libre “ “ Olave “ “
Trapiche “ “ Mataré “ “
Dabeiba “ “ La Lerma “ “
Santa Cecilia “ “ Mecedonia “ “
Birrinchao “ “ MUNICIPIO DE CONDOTO
La Vaca “ “ Alto Vira-vira Emberá
Samaria “ “ Alto Bonito “ “
Tabla 2. Continuación
MUNICIPIO DE SIPI MUNICIPIO DE BAGADO
Sanandocito Emberá Uripa Embera-Katío
MUNICIPIO DE TADO Mázura “ “ “ “
El Silencio Embera - Vivícora “ “ “ “
Katío
Tarena “ “ “ “ La Palmira “ “ “ “
Mondó Medio “ “ “ “ Santa Isabel “ “ “ “
Bochoromá “ “ “ “ Dos Quebradas “ “ “ “
Monchidó “ “ “ “ El Salto “ “ “ “
Marmolejo “ “ “ “ Churima “ “ “ “
Peñas del Olvido “ “ “ “ Mojarrita “ “ “ “
Pare “ “ “ “ Ocotumbo “ “ “ “
Parecito “ “ “ “ Matecaña “ “ “ “
Guaratico “ “ “ “ Río Colorado “ “ “ “
Mondó “ “ “ “ Paságueda “ “ “ “
MUNICIPIO DE BAGADO MUNICIPIO DE NOVITA
Aguasal Embera-Katío Curundó
Cevedé “ “ “ “ MUNI. SAN JOSE
DELPALMAR
Península “ “ “ “ Copé Embera - Katío
Cascajero “ “ “ “ Cedral “ “ “ “
Conondo “ “ “ “ Suramita “ “ “ “
Aspectos socioculturales de los Pueblos Indígenas del Chocó

El Litoral Pacífico colombiano ha sido el hábitat ancestral de las etnias Tule,


Embera, Wounaan, Chamí, Katío, Eperara Siapidara y Awa.

Como se ha dicho, desde la época de la conquista europea, los pueblos indígenas


se han visto sometidos a sucesivos desplazamientos hacia las cabeceras de los ríos
y quebradas, es decir, hacia los sitios de mayor dificultad en cuanto al acceso, la
agricultura y las transacciones comerciales, perdiendo las vegas amplias de los
grandes ríos y las franjas costeras de la región. Se asentaron en áreas de refugio y
santuarios de vida silvestre.

Pertenecen a la familia lingüística Chocó, compuesta por cinco grandes grupos a


saber: Emberá, Embera Katío, Embera Chamí, Eperara Siapidara y Wounaan,
mientras que los Tule pertenecen a la familia linguística Chibcha. A su interior
entre ellos se diferencian entre los hombres de río, Emberá Dobidá y hombres de
montaña, Embera Eyábida. Según los lingüistas, todos estos grupos provienen de
un tronco común denominado por ellos el "protochocó", que se dividió por
efectos de migraciones y/o conflictos internos.

Habitan diferentes zonas del Andén Pacífico colombiano, la mayoría se ubican en


zonas de Bosque Húmedo Tropical. La población de estas etnias asciende a unos
70.000 habitantes, distribuídos en los departamentos de Antioquia, Córdoba,
Chocó, Risaralda, Caldas, Valle, Cauca y Nariño. Se extienden hasta el Caquetá,
el Darién Panameño y la Provincia de Esmeraldas en el Ecuador.

Es importante describir algunas de las características de las características


culturales que poseen estos grupos en la actualidad:

Los Wounaan

Algunas versiones sobre la procedencia de los Wounaan, dan cuenta que llegan al
Chocó continental procedentes de la isla de Gorgona en el Océano Pacífico
(Vargas, 1993). Los Wounaan explican su procedencia a través de su tradición
oral, contando que Êwandam (su Dios Mitológico) los creó en un lugar de la
playa de Charambirá, en el delta del río San Juan y otros afirman que fue en
Pizarro. Así como también relatan sus procesos de poblamiento y los múltiples
enfrentamientos con los Tule (Cuna) por el territorio, con quienes se enfrentaron
en el Río Bebedó, en Cajón, en Sivirú, en Remolino y en la quebrada Guiniguini
.
“Ewandama antiguamente se les aparecía a los hombres y les decía lo qué debían
hacer, qué trabajo debían realizar. Cuando iban a hacerlo, el trabajo ya estaba
adelantado, por Êwandam. Las mujeres no tenían dolor en el parto, pero se
aburrieron de eso y Êwandam les puso sus partos con harto dolor”. (Piraza, 1995).

Los Wounaan tienen una forma especial de adorar a Êwandam, por medio de una
ceremonia colectiva llamada rogativas que dura varios días, por medio de cual
invocan su intervención para evitar enfermedades o fenómenos naturales, para
pedir protección de los males que aquejan a la comunidad, que las siembras
salgan bien y haya alimentos para toda la población, en especial los Wounaan y
para que el fin del mundo se postergue. En ella se emplea una canoa pequeña, de
madera similar al balso llamada T`aik K`ierr, es acompañada musicalmente por
los niños, con una especie de Capador denominado Tokemia. Esta celebración
cada vez se practica menos y se encuentra en vías de desaparición.

Es un pueblo que ha tendido una amplia red de relaciones intraétnicas e


interculturales, estableciendo con los Eperara Siapidara fuertes lazos de relación,
a partir de los cuales se ha generado un intenso intercambio cultural, que permite
que en algunas comunidades Wounaan (especialmente las del delta del San Juan),
asuman la figura espiritual de la Tashinabe o Comadrona, así como el baile de
Carichipar y el Aguacerito.

Los Wounaan, como otros pueblos indígenas, han asumido como estrategia
cultural la prohibición, formalizada a través de sus visiones sobre el bién y el mal,
de establecer relaciones de pareja con personas de otras culturas, aunque como se
ha dicho los del Bajo San Juan mantienen un estrecho contacto con los Eperara
Siapidara del sur del Pacífico.

Su base alimentaria es el banano y el plátano en aquellas zonas donde es posible


cultivarlos, como la parte media del río San Juan y la Serranía Wounaan. En el
Bajo San Juan, debido a los cambios que a nivel de suelos se presentan por la
intensa explotación maderera, la base de su alimentación, en la actualidad, es un
tubérculo llamado comúnmente papachina o achín. Otra especie de gran
importancia cultural, es la caña, debido al gusto que tienen por alimentos dulces,
es cultivada fundamentalmente por la mujer.

La imposición de condiciones tanto territoriales como de una economía cuya


base es la extracción de recursos naturales (madera y palmito), está ocasionando
que las actividades tradicionales de recolección, caza y pesca, se vean alteradas,
al provocarse un paulatino rompimiento del sentido de la relación que entablan
con la naturaleza.
Este paulatino proceso de aculturación, ha conllevado a su participación en la
explotación de los recursos forestales, mediada por la relación adquirida con las
empresas madereras de Buenaventura. Por su cercanía al puerto, muchas mujeres
salen a trabajar como empleadas del servicio doméstico.

La vivienda Wounaan tiene forma cónica, que representa su cosmovisión,


construídas con materiales del bosque (Di chardí), alrededor del cual siembran
achote. Es la vivienda de una familia extensa, compuesta por varias parejas con
sus hijos, habitando en ella hasta 20 ó 30 personas. Esta forma de vivienda se ha
venido transformando por el agotamiento de los recursos florísticos requeridos
para la construcción, por el intercambio cultural y las transformaciones al interior
de la familia que tienden hacia organizaciones de tipo nuclear (Villa, et al., 1988);
predominando las construcciones con techos de zinc o tejalit (asbesto) y de forma
rectangular. (Ver Figura 5).

Los Wounaan se caracterizan por ser un pueblo con un sentido religioso muy
fuerte y tener una concepción de la terminación del mundo en forma de desastres
naturales y por ello han sido víctimas de sectas y personas que se han
aprovechado de ellos, generando conflictos al interior de las comunidades,
dispersión organizativa y pérdida de costumbres y tradiciones, que han cambiado
por nuevos rituales y ceremonias impuestos por estas sectas y personas.

Su lengua materna, que aún conservan, es el Woun Meu. La forma de transmisión


del conocimiento es por tradición oral, basada en sus mitos, creencias y en su
complejo proceso de observación y relación con la naturaleza.

Aunque hoy en día, como resultado de la relación con otras culturas, se le da


mucha prelación a la medicina occidental, conservan su medicina tradicional,
representada en el médico tradicional o bënk'únn quien es su autoridad espiritual.

Los Wounaan anteriormente se motilaban en forma circular, poniendo un mate o


totuma en la cabeza y a partir de la terminación del mismo cortaban el pelo, a
falta de totumo lo hacían contando cuatro dedos desde la coronilla. Su forma
vestir era para los hombres el guayuco de chaquiras, los ancianos se distinguían
por llevarlo más largo, hoy en día han adoptado el pantalón y la camisa para
desplazarse a los centros poblados. Las mujeres usaban parumas hechas con la
corteza del árbol llamado damagua; también las hacían de chaquiras y se ponían
una corona del mismo material en la cabeza, al que se le llama “pörsir” en su
lengua materna. Hoy día las mujeres usan parumas de tela con sus respectivos
adornos con jagua (pintura tradicional) y collares y adornos tejidos en chaquiras.
Las mujeres y en general toda la comunidad, mantienen una fuerte tradición en
cestería de la palma de weguerre.

Se hace necesario comentar que a pesar de los cambios culturales los Wounaan
han ofrecido gran resistencia, la cual les ha hecho posible que sean uno de los
pocos pueblos indígenas del Chocó que conservan el dominio sobre las orillas de
un río importante, objeto de codicia por parte de los españoles, ingleses y
norteamericanos a lo largo de la historia: el río San Juan.

Los Embera

Como se ha dicho son el pueblo indígena más extendido de Colombia, habitan en


los departamentos de Córdoba, Chocó, Antioquia, Risaralda, Caldas, Cauca,
Nariño y Caqueta y es el más numeroso de los que habitan del Chocó. Se
encuentran ubicados a lo largo y ancho del departamento, en las cursos medios y
altos de los ríos y quebradas, en especial las que son de difícil acceso.

Su movilidad (migración y desplazamiento) obedece a la necesidad de buscar


zonas adecuadas para realizar sus labores agrícolas, de cacería y pesca pero
también se da por los conflictos intraetnicos.

Sus mitos de origen dan cuenta de su creación en las playas del Baudó de donde
iniciaron su recorrido.

Los Embera Dóvida se encuentran ubicados en la parte más alta de los afluentes
del río Baudó, Atrato y en la Costa Pacífica que va desde la parte norte en el
límite con Panamá hasta el sur con el Municipio del Bajo Baudó. Así como desde
el occidente con el oceano Pacífico hasta el oriente con los departamentos de
Antioquia y Risaralda.

Para el Pueblo Embera la relación con la naturaleza es de gran significado: “En la


naturaleza lo tenemos todo: alimento, medicina, artesanía, música. El Emberá sin
la naturaleza no es nada; no tiene cómo vivir. La naturaleza es su propia casa, su
origen, es todo lo que se relaciona con la cultura, por eso estamos en constante
relación con ella a través de los ríos, las quebradas, las montañas, los animales del
monte” (Bailarin, 1995).

Culturalmente se ha caracterizado por ser cazador, pescador; alfarero, artista,


labrador de canoas, constructor de tambos y agricultor.
Su actividad agrícola es rotatoria y la realiza a través de mingas, mano cambiada,
etc. Emplea diversidad de técnicas, todas ellas basadas en los ritmos de la
naturaleza, todas sus acciones productivas parten del entendimiento de su
dinámica y la de los astros. Los principales cultivos son el plátano, maíz y arroz,
los cuales siembran para el sostenimiento de la familia.

El intercambio de trabajo, a través de mano cambiada y de mingas, conforma un


trabajo solidario y representa no sólo un importante espacio de socialización
colectivo y familiar, sino un espacio donde se manifiesta y se estrechan los lazos
de reciprocidad entre los Embera, que les permite reconocer la apropiación que
cada familia hace sobre determinada área.

Mantienen el pensamiento propio, con las diferentes formas de transmisión del


conocimiento (tradición oral, observación, experimentación, celebraciones
rituales), donde juega un papel importante su lengua. La mayor autoridad
espiritual es el médico tradicional o Jaibaná, quien cumple una importante
función de control cultural y manejo territorial.

A pesar de que han sido culturalmente muy avasallados, principalmente por los
procesos de evangelización de la religión católica, a través de la educación
contratada, conservan su propia religión, aunque en algunas comunidades no se
practican fiestas religiosas propias, ello se puede ver con mayor intensidad donde
ha habido internados orientados por la iglesia católica. (Ver Figura 6).

Su cultura se expresa en toda su vida cotidiana, por ejemplo: “Cuando un Embera


va de viaje y en la mitad del camino llueve, inmediatamente cualquiera de las
personas que va, empieza a soplar para arriba para que no llueva, e igualmente
cuando amanece el día lloviznando y alguna de las mujeres necesita realizar
cualquier trabajo, inmediatamente se empieza a comunicar con la naturaleza por
el pensamiento o se saca la ceniza del fogón y se bota fuera del tambo, para que el
día aclare” (Forastero, 1995).

La realización de fiestas ceremoniales son un acontecimiento trascendental de su


cotidianidad, que normatiza y fortifica su identidad, por ejemplo cuando se
celebra la jovenciada, que es el encuentro de la niña con la mujer en donde se
aprenden los valores de respeto y convivencia. (Ver Figura 7).

La construcción de la vivienda, tambo, es de forma cónica construida con techo


de palma y sin paredes. Hoy por el agotamiento de los recursos floristicos y por
los cambios culturales que se estan dando su arquitectura esta cambiando,
introducidendo un tipo de casa rectangular, con poca ventilación y techada con
eternit o zinc.

La inauguración del tambo tiene una connotación de fortalecimiento espiritual,


mediante la cual se prepara a la vivienda para afrontar cualquier riesgo que se
pueda presentar en el entorno natural y se marcan pautas normativas a nivel
cultural.

La arquitectura Embera se ha ido perdiendo lentamente, y con ello se está dando


un cambio de relación entre las personas mediadas por una nueva forma de
relación con el espacio. Situación que complica la relación del Embera con los
tres mundos que explican su concepción y origen que se refleja en la construcción
del tambo. (Ver Figura 8).

La gran mayoría habla perfectamente su idioma, pero por razones de


discriminación social, colonización, evangelización y los procesos educativos ha
llevado a que se valore más el español que su propia lengua.

En cuanto a su forma de vestir, los hombres utilizaban guayuco de damagua


(corteza de un árbol) que duraba mucho tiempo; hoy en día el guayuco se hace de
tela, el cual es utilizado por la mayoría de los ancianos y muy poco por los
jóvenes. Las mujeres utilizan la paruma, antes confeccionada con damagua y
actualmente de tela de vivos colores, que las diferencia de la mujer wounaan que
siempre utiliza un solo color. Para las fiestas especiales utilizan vestidos de
chaquira tejida en forma de paruma.. (Ver Figuras 9 y 10).

La labranza de canoas es una de las artes de los Embera, que se aprende desde
niño. Este trabajo requiere un proceso de aprendizaje en donde el aprendiz va
aprendiendo a través de un maestro, que generalmente es su padre. La labranza
hace parte de las responsabilidades que va a tener cuando se independiza del
hogar paterno.

El proceso de aculturación que se viene dando en los territorios indígenas, a partir


de los procesos de explotación de los recursos naturales como la madera, la
minería y la pesca, ha venido generando cambios al interior de las comunidades
de las actividades productivas, ocasionando nuevos procesos de relación de los
indígenas con la naturaleza que pone en peligro su identidad cultural.

Embera Eyávida:
Como se ha dicho al interior de los Embera se distinguen por el medio en que
viven, los de montaña son los Katío y Chamí

Los Katío

Los Katíos actuales viven unidos en caseríos. Sus casas están hechas con techo de
guadua y lámina de zinc. Las paredes interiores son combinadas, unas de madera
y otras de guadua.

Su alimentación está basada en primitivo, maíz, banano y chontaduro, consumen


poca carne de res o de cerdo. Existe un alimento particular que es utilizado
durante las jornadas de trabajo hecho a base de harina de maíz molida en piedra o
de chocolo tostado al que le dicen monía.

Este es uno de los pueblos más influenciados por la iglesia católica, debido al
proceso de evangelización.

La base del mundo Katío gira en torno a la palabra, los encargados de dar la
palabra son los Mayoría y los Tabarau. Ellos son los responsables de que este
mundo se siga manteniendo, son los encargados tácitamente por parte de la
comunidad, de entregar la palabra en representación suya, por esto, cuando hay
una reunión dentro o fuera del territorio, se enviará a las personas con mejor
capacidad de entregar palabra, quienes tienen el conocimiento que se logra
mediante la experiencia. Son ellos, los encargados de llevar la palabra de todo el
grupo humano. (Murcia, 1993).

Así explican los indígenas Katíos su forma de vida y visión del mundo:

“Para poder juntarnos con una mujer, primero hay que reunirse con toda la
familia de la mujer (tíos, primos, hermanos, papá y mamá). Si quieren entregarla,
lo hace alguno de ellos. Si alguno se niega, no la entregan durante uno o dos
meses. En ese tiempo, el hombre que la pide debe trabajar muy duro, para
volverse luego a reunir con la familia de la mujer y demostrarles que sí puede
mantenerla. Cuando se celebra el matrimonio, hay fiesta grande donde se toma
chicha y se invita a toda la familia y los compadres. En la fiesta, la mujer primero
tiene que bailar con hombre trabajador y honesto.

Algunos se “roban” la muchacha. Cuando ella se vuela, la familia empieza a


buscarla hasta que la encuentran. La castigan con rejo y la motilan. Al hombre le
quitan los animales que tenga.
Creemos mucho en el jaibaná, que es el curandero que nos ayuda en muchos tipos
de enfermedad. Curamos la mordedura de culebra con hierbas y chupando la
sangre. Esto solo lo saben solo algunas personas. Los jaibaná se están acabando.

Para el trabajo agrícola, se hacen mingas por familia, en las que participan
también las mujeres. Se van rotando los trabajos de terreno en terreno..

Como artesanías para utilizar, hacemos cántaros de barro y canastos hechos de


bejucos. Este es un trabajo de la mujer. Los hombres hacemos bodoqueras y
flechas. Para estas últimas utilizamos algodón del monte sacado del árbol de
balso. La cacería la hacemos los hombres. Utilizamos la bodoquera con flechas
untadas de un veneno que sacamos de una rana del monte. Ahora tenemos que ir
muy lejos a cazar, porque los animales se han ahuyentado. Para los animales
grandes se utiliza una flecha más fuerte hecha de chonta y envenenada. El animal
se muere después de 10 minutos. Para los animales pequeños se utiliza flecha
amarilla sin veneno. Las mujeres se encargan más de la pesca, pero hoy día es
muy poca porque el recurso se ha acabado mucho” (Querágama, 1995).

Los Chamí

Existe la discusión, entre los academicos, de si los Chamí deben ser considerados
como parte del extenso pueblo Embera o como un pueblo aparte. Lo que es
importante es que ellos mismos se consideran al igual que los katíos como
Embera de montaña. Su vocación actual es la horticultura con actividades
paralelas de caza y recolección. Son un grupo con alta capacidad de migración
por ello se ven grupos Chamí en del Cañón del Garrapatas, Valle, y en Caquetá.
Estas migraciones fundamentalmente se deben a procesos de conflictos internos
que se dan y que traen como consecuencia que el grupo de famílias que se sienta
derrotada o discriminada se separe del grupo original y pase a ocupar un nuevo
territorio y a fundar una nueva comunidad. Por ello, son considerados como el
pueblo indígena con mayor dispersión territorial en Colombia pero con menor
densidad poblacional sobre los territorios que ocupa.

Se definen como los hombres del Chóco, que es una vasija de barro que
acompaña los ritos de jovenciada y fija la pertenencia al grupo. Representa las
fuerzas de la naturaleza por el maíz y la actividad humana de la mascada.

Para el Chamí, el maíz era el alimento de los seres que habitan el mundo
subterráneo y de los espíritus que fue robado por los hombres, por eso los Chóco
poseen forma humana que simboliza a los primeros ancestros Chamí.
En ellos se puede ver los sistemas de reciprocidad entre familias que viven en
diferentes pisos térmicos. Son famosos al igual que los Katíos por el veneno que
utilizan y que sacan de la rana llamada nia´ara, que es pequeña y se encuentra en
la cabecera de las quebradas. (Perafán, 1996)

Es necesario resaltar que los elementos que cohesionan a los pueblos indígenas
de la región son por un lado la lengua, su relación mágico-religiosa con los
espíritus de la naturaleza y su relación con el territorio.

Igualmente es importante anotar que, tanto los Embera Dóvida como los Eyávida,
emplean la pintura facial y corporal como una de las manifestaciones más
importantes de su cultura; representa y comunica actitudes sociales que se
generan a partir del individuo hacia la colectividad y viceversa. Es a través de la
pintura que el indígena es reconocido y es la forma como expresa sus estados y
ciclos vitales. Mediante ella comunica su cambio de niño a adulto y que está en
capacidad cultural de formar una familia.(Ulloa, 1992).

Los Tule

El pueblo Tule o Cuna pertenece a la familia lingüística Chibcha. Tienen como


particularidad cultural que su idioma comporta dos variedades dialectales
dependiendo de los espacios donde es expresado: la actividad cotidiana y en los
ritos y ceremonias.

Actualmente la población Cuna en el departamento sólo alcanza a 281 personas,


ubicadas en la comunidad de Arquía, municipio de Unguía. La razón de esta bajo
número poblacional radica en las migraciones que a partir de la mitad del siglo
pasado han realizado al archipiélago de San Blas, Panamá; debidas
fundamentalmente a los enfrentamientos con los pueblos Embera y Wounaan, a
la colonización y al agotamiento de sus recursos.

Sus principales actividades económicas son la agricultura, caza y pesca. En cada


campo siembran diversos cultivos, uno principal como maíz, yuca, ñame, plátano,
arroz, cacao y caña; asociado con otros como fríjol, ahuyama, malanga, etc.
Nunca siembran un sólo producto, así logran diversidad de alimentos y control
natural de plagas y enfermedades.

Su forma de vestir es particular y colorida especialmente en las mujeres, quienes


utilizan la mola, blusa multicolor en la que plasman motivos propios de su cultura
referidos a través de su tradición oral, acompañada de una tela enrollada alrededor
de la cintura, que llega hasta los pies. Se adornan con collares de monedas,
espinas de pescado y cuentas de vidrio; con brazaletes y tobilleras multicolores.
Cuando hacen visitas o viajes llevan un manto rojo con dorado sobre la cabeza. A
diferencia de éstas, los hombres llevan el vestido cotidiano de los campesinos
mestizos.

Los Cuna son afamados constructores de botes, para los cuales utilizan el
caracolí, ceiba blanca, cedro, etc., especies asociadas a criterios de calidad y
navegabilidad.

La organización familiar es extensa y uxorilocal, en virtud de lo cual los hijos al


casarse deben irse a vivir donde sus mujeres. Las uniones matrimoniales las
concertan los padres, no se aceptan relaciones con miembros de otras culturas.

Tienen un fuerte sentido de la solidaridad, expresado en las alianzas que se


establecen, entre hombres que han conformado una familia, para obtener apoyo
en las fiestas de pubertad de las hijas, préstamos, respaldo en los congresos o
onmaket, y en la forma de distribución de los excedentes de la producción
agrícola, repartidos como regalo.

La organización social de los Cuna es descentralizada, cada comunidad tiene un


Saila, cabeza política con funciones de vocero y árbitro, quien puede imponer
multas y trabajos a las personas que violan las normas de la comunidad. Sin
embargo, el poder y el control social lo comparte con una institución llamada
onmoket, en la cual se toman las decisiones trascendentales y se controla la
actividad del Saila.

Su cosmovisión está dada por la organización del mundo en doce capas, cada una
de las cuales funciona según los preceptos del creador de los Cuna Ibelel. En
cada capa se encuentra un Kalu, lugar descrito como un edificio habitado por las
plantas y animales que le sirven a los Tule.

Para los Cuna todos los seres vivos y no vivos tienen un alma, Purba, responsable
de su esencia y comportamiento. Los intermediarios con ese mundo sobrenatural
son los Inatuledi, Nele y Absogedi, guías espirituales del pueblo Cuna; los
primeros curan enfermedades; los segundos son los más sabios y ven lo
sobrenatural; los últimos curan las epidemias (Morales 1992).

Autoridad y Organización Social


Durante muchos años estos pueblos han venido desarrollando principios y normas
que han orientado la vida de los indígenas, a partir de su relación con los ríos,
animales y montañas . Esto ha sido muy importante, porque es lo que les ha
permitido permanecer como culturas, han sido transmitidas de generación en
generación. Este conjunto de normas y principios es lo que denominan derecho
interno. Derecho que esta en permanente desarrollo.

La familia es la base de la organización social y los jefes de família y los adultos


con más experiencia, se erigen como autoridades a su interior porque ser los
orientadores de la vida cotidiana de los indígenas. Ellos asignan lugares de
cultivos, definen el sitio de construcción del tambo, épocas de trabajo y en
general lo que tiene que ver con la vida de los indígenas.

Las comunidades que se han formado en el Chocó, son el resultado de la


agrupación de dos ó más familias que se localizan a lo largo de ríos y quebradas,
que se unieron por la necesidad de luchar por el reconocimiento de la propiedad
de sus territorios y para tener acceso a los servicios de educación y salud. (Ver
Figuras 8 y 11).

Este proceso de conformación de poblados, tiene varias motivaciones: una la de


iglesia que tenía como fin agrupar a los indígenas para hacer sobre ellos una
acción evangelizadora, por medio de la educación contratada; otra la del Estado
que motivó también su agrupación para brindar los servicios de salud y educación
y por último la organizativa impulsada por la organización indígena regional, a
partir de los principios de Unidad, Territorio, Cultura y Autonomía, para trabajar
por la reivindicación de los derechos de los indígenas.

Esta formación de comunidades y de organización en la región hace que surjan


los cabildos indígenas, definidos de conformidad con lo reglado en la la ley 89 de
1890. Hay que anotar que en el Chocó existen Cabildos más o menos desde 1972,
en el San Juan, Baudó y Juradó motivados por los equipos misioneros del en ese
entonces Vicariato Apostólico de Istmina, quienes crearon la Unión de Indígenas
del Chocó (UNDICH), que intentó ser una organización indígena pero que no
prosperó por la intervención permanente de los misioneros. Posteriormente el
Vicariato de Quibdó, crea el Centro de Pastoral Indígena (CPI), con el fin de
hacer un trabajo pastoral con esta población, que en su accionar impulsa la
creación de Cabildos en algunas zonas como el Bajo Atrato. El C.P.I. de acuerdo
a la coyuntura de ese entonces, centro su actividad en la conformación de la
Organización Regional Embera Wounann OREWA.
Este esfuerzo por trabajar en la organización de los indígenas del Chocó, estaba
mediatizado por la situación de marginalidad y discriminación que vivían los
indígenas en la región, que eran mirados como salvajes y de allí su
denominación despectiva de Cholos. Por ello, en los inicios de su proceso
organizativo, se da una lucha por la dignificación y reconocimiento de los pueblos
indígenas, rompiendo con festejos vejatorios como el de la fiesta de los Cholos,
que se celebraba en la ciudad de Quibdó.

Para avanzar en este propósito se requería generar organización y unidad de las


comunidades indígenas, por ello, se cogió la figura del Cabildo como un espacio
que sirviera para hacer el reconocimiento de su identidad y de rerechos y además
estaba amparado por la ley..

Es importante resaltar que en sus inicios, las labores de estos cabildos, se da es


hacia afuera de la comunidad, para establecer contactos con las autoridades y
llevar a las comunidades la oferta institucional. Por eso, quienes conforman estos
Cabildos, son jóvenes, que saben, en la mayoría de los casos, leer y escribir y
hablar español, sin que asuman funciones de control social al interior de la
comunidad pues este continuaba a cargo de sus autoridades tradicionales.
Situación que fue cambiando poco a poco ya que al configurarse los poblados y
convivir en un mismo espacio varias familias se fueron presentando diferentes
problemas, que en el trabajo de Justicia Indígena que adelanta la OREWA, se les
ha denominado Sociales, por tratarse del Chisme, el manejo de animales, los
celos, y los llamados delitos Culturales, como las tomas, cogida de rastro, cogida
de cabello, etc, que obligó a que los Cabildos intervinieran para tratar de
resolver estos conflictos., superando con ello, a las autoridades tradicionales.
También afrontaron los conflictos que se presentaron en las comunidades debido
a la extracción de los recursos naturales de parte de los indígenas, ya sea
directamente o a través de negociaciones con personas ajenas a las comunidades.

Motivados por los cambios culturales los conflictos internos son cada día más
fuertes, se ha pasado del chisme y pequeñas peleas, a la muerte de Jaibanas,
lesiones personales graves y hurtos dentro de ellos; los casos de maleficio y
jaibanismo se acrecentaron. Esto unido a las formas de resolución ha conllevado a
que poco a poco en las comunidades indígenas se presenten confusiones respecto
a quien ejerce la Autoridad, pues al tener relaciones familiares directas con los
involucrados en problemas graves, tanto el Cabildo como las Autoridades
Tradicionales, se opto por defender a su familiar, sin darle salida a los problemas
y en algunos casos agudizandolos más.
Por estas razones, podemos ver que en algunas zonas prima más el dominio de la
autoridad tradicional y en otras el Cabildo, pero también se tiene que reconocer
que han surgido nuevos factores de poder en las comunidades como los maestros,
los promotores de salud, los líderes, los bachilleres, las personas que se han
integrado al comercio de los recursos naturales y han logrado acumular pequeños
recursos, que inciden en las decisiones al interior de la comunidad.

Para responder a esta situación la OREWA, ha considerado que se debe trabajar


en reconstruir los equilibrios al interior de las comunidades, para establecer
consensos y definir protocolos que permitan trabajar el concepto de Autoridad
hacia el futuro a partir de las nuevas realidades, para ello, adelanta el Programa de
Justicia Indígena.

Conocimiento Tradicional

Los pueblos indígenas del Chocó no separan el conocimiento de su vida


cotidiana. En general ha estado presente a lo largo de su historia y tiene su base
en el origen mismo de su existencia, que explica el pensamiento que cada pueblo
tiene sobre el universo.

Es así como entre los Embera: “...se tiene un maestro muy identificado dentro de
la historia del aprendizaje, sobre medicina tradicional y es el Pâcôrê, quien ha
sido considerado como el dueño de la selva y el dueño de los conocimientos sobre
la medicina. Este personaje mítico, fue el primero en enseñar sobre el manejo de
las plantas, raíces y árboles medicinales a los Embera, de igual manera sobre el
manejo de los jai, de manera que combinando el manejo de estos, el Embera
realiza actividades curativas.

El Jaibaná, patrón de los Jais, es la persona que siempre vive en constante


comunicación con Pâcôrê, siempre está presente dentro de la vida cotidiana y
vive en la selva. (Ver Figura 12).

Desde cuando Pâcôrê transmitió el conocimiento sobre el manejo y uso del


bosque, aconsejó a su primer alumno jaibaná yerbatero para que le ayudara a la
gente, hiciera el bien y enseñara dicho conocimiento a gente que tuviera buen
corazón y voluntad para servir a las gentes. Los conocimientos deben ser de las
gentes, pues es la gente la que se debe beneficiar. Así lo puso en práctica el
primer Embera que adquirió esos conocimientos y desde allí se viene
transmitiendo de generación en generación”. (Achito, 1996).
Para los indígenas el problema del conocimiento se resuelve de una manera
integral ya que el conocimiento le pertenece a toda la comunidad y cada uno de
ellos dispone de una parte de ese saber, unos con las facultades de conocer y
manejar los espíritus, como los Jaibana; otros con posibilidades de ver los
problemas por el poder que le da el espíritu como el Tonguero, y los yerbateros,
que conocen y aplican las facultades de las plantas.

Esto es lo que podríamos llamar la primera espiral del conocimiento, que es un


conocimiento cualificado al interior de estos pueblos y para los cuales se
requieren aptitudes y disposición por parte de los que pretendan asumirlo,
teniendo como fundamento “el tener buen corazón”.

El conocimiento, no se queda en esa primera espiral, de allí se baja y se desarrolla


en los demás miembros de las comunidades, de padres y madres a hijos y a nietos,
en el aprendizaje permanente del manejo del territorio y sus recursos. Es también
un conocimiento cualificado que combina lo espiritual con lo cotidiano y es
importante porque determina la forma de resolución de los problemas de comida,
vivienda, vestido, transporte, la recreación, pintura facial y corporal,
enamoramiento y su relación con la naturaleza.

Dada la importancia que tienen los Jaibanás en la apropiación del Conocimiento,


para los pueblos indígenas del Chocó es muy grave que en los últimos años, se
estén acabando a causa de la muerte que los mismos indígenas les han
ocasionado, por problemas culturales. (Ver Anexo 3).

Justicia Indígena

Es una propuesta de trabajo que se viene desarrollando desde 1989 para definir
nuevas reglas de convivencia entre los indígenas, a partir de los conceptos básicos
de autoridad tradicional y espiritual que aún se conservan. Se trata de desarrollar
el derecho interno, de recrear los espacios y niveles de autoridad teniendo en
cuenta las nuevas realidades. Por ello, el fundamento de este trabajo es el
Fortalecimiento organizativo y cultural de las comunidades indígenas del Chocó.

A través de diferentes actividades como recorridos, trabajo de campo y


encuentros zonales y regionales se han venido haciendo análisis respecto a la
situación que se presenta en las comunidades y planteando propuestas que ayuden
a dar luces frente a esta problemática, cuya solución es definitiva pues están en
juego los niveles de autonomía que los pueblos puedan desarrollar.
Las propuestas, se han elaborado a partir de recoger la visión que respecto al
problema tienen los indígenas, los niveles de apropiación del mismo y sus
posibles soluciones; de la constatación y ubicación de los niveles que en cada
etnia existen sobre los conceptos de venganza y vindicta, pues la sangre se paga
con sangre, lo que le duele a mi familia le tiene que doler a la suya. Como
también establecer los niveles de organización y poder en las zonas para asumir
este compromiso.

Se recogieron las diferentes formas particulares de resolución que se tienen y se


definió trabajar por zonas para establecer reglamentos a partir de sus
caracteristicas culturales y organizativas. A nivel regional, en lo que se llamo
“reglamento regional” se dieron orientaciones generales respecto a los lugares de
castigo, los tiempos y la rotación, en los ultimos cuatro años se ha estado en la
aplicación de este trabajo.

Un hecho a resaltar fue la creación de una estructura que asumiera la discusión,


análisis y definición de los problemas, como es el Consejo de Justicia Indígena,
que funciona por zonas y está integrado por un número de 5 a 10 personas, donde
participan los miembros de las comunidades reconocidos por dar buenos consejos
y ser autoridades tradicionales, deben ser de diferentes familias, una parte debe
ser adulta y otra jóven y ser elegidos en un encuentro zonal. Esta figura se creó
para recoger los diferentes sectores de las zonas, sus intereses y niveles de
autoridad, para que los problemas se puedan abordar entre todos y no se
contradigan permanentemente las decisiones con el argumento de que está
defendiendo a una familia.

Otro aspecto que hay que destacar es la sistematización que se hiciera de los
conflictos para proponer una clasificación de delitos teniendo en cuenta las
particularidades de la región, por ello en la actualidad tenemos tres grandes
bloques: Delitos Sociales, Culturales, Tierras y recursos naturales.

En caso de delitos culturales se ha orientado a los promotores de salud de las


comunidades que ante denuncias sobre Jaibanismo, maleficios o tomas, sea
primero examinado por él, para verificar la enfermedad, para que lo examinen,
pues se han presentado casos de enfermedades de origen somático que son
achacadas a la acción de algún miembro de la comunidad, esto ha sido muy
importante para la resolución de conflictos.

Los sistemas de rotación en las diferentes zonas que se establecieron para la


ejecución de los castigos, es otro aspecto que hay que destacar en este proceso,
pues, debido a los conceptos de venganza que tienen los indígenas, las personas
que se acusan de cometer faltas, sobre todo las de tipo cultural, donde está el
maleficio, jaibanismo, etc no pueden quedarse en la misma comunidad o zona,
sino que deben ser trasladados a otras zonas para que pague su castigo y
protegerle la vida.

Este trabajo ha sido muy importante, debido a que la no resolución de conflictos,


estaba ocasionando graves problemas de dispersión organizativa y movilización
de familias enteras de unos ríos a otros. El balance de este programa en general,
es que ha venido siendo apropiado por las comunidades poco a poco y que con el
se han logrado manejar los delitos culturales, y reducido la muerte de los
Jaibanás. Igualmente ha sido importante el trabajo de valoración que se está
haciendo en forma permanente del reconocimiento a las autoridades tradicionales
y espirituales.

Educación

Los españoles emplearon diversas formas de imposición y alienación. Una de las


más complejas fue la imposición cultural a través de la religión y de la
instauración de una educación ajena a los pueblos indígenas.

El primer modelo de educación dirigido a las comunidades indígenas, que se


instaura en la época republicana, es de Castellanización y para ello se crearon
internados indígenas con el propósito de acabar con la lengua materna e imponer
el castellano junto con su concepción de sociedad y de desarrollo.

Los internados indígenas que existieron en el Chocó: Aguasal, Catrú, Playa de


Oro y Noanamá, se deben al acuerdo entre la Iglesia Católica y el Estado, la
primera asumió el proceso de educación en áreas indígenas. Cada uno de los
internados es el resultado de los acuerdos realizados, facilitando a los misioneros
realizar su labor a través de la educación. El catecismo y la sacramentalización
fueron el desarrollo de los objetivos eclesiales.

Los métodos educativos en los internados se basaban en el castigo en alianza con


las autoridades civiles (inspectores de policía). Se prohibía hablar la lengua
materna, se les cambiaba su vestido y se exigía a los jaibanás acabar sus prácticas
por considerarlas diabólicas.

Con los cambios sufridos en el aparato estatal y con la conformación del Instituto
Indigenista Interamericano se propuso a mediados del presente siglo un nuevo
modelo educativo basado en el bilingüismo y la biculturalidad, cuyo
planteamiento fundamental fue la aceptación de la lengua materna, pero
priorizando el uso del español.

Dentro de la anterior concepción se expiden los decretos 1142 de 1979, 95 de


1980, en los que se reconoce la necesidad de una educación diferente para los
pueblos indígenas, dentro de parámetros formales y oficiales.

Con la nueva Constitución Política se reafirma el reconocimiento de la existencia


de diversas culturas y etnias en el país y eleva a la categoría de oficiales en sus
territorios, sus idiomas.

El programa de educación José Melanio Tunay de la OREWA se planteo en un


inicio como objetivo general, la elaboración de un currículo de básica primaria,
que aunque con criterios participativos y de autonomía, no implicaba realmente la
construcción de una propuesta educativa propia de caracter intercultural y
bilingüe.

Sin embargo, a partir de la sistematización y evaluación del programa se tienen


pautas importantes para tomar decisiones de transformación radical del mismo,
situando los procesos de investigación en un lugar central y avanzar en propuestas
de educación no formal, más que en propuestas de educación formal. (Ver Figura
13)

A pesar de esto, es bastante dificil asumir el peso histórico de negación cultural,


cuyo resultado más noscivo es la paulatina interiorización en los indígenas de los
modelos de desarrollo diferentes a su cultura y realidades; con concepciones de
hombre y mundo con valores diferentes a su sociedad y naturaleza. (Ver Figura
14). Estos factores en este momento se constituyen en una de las mayores
debilidades culturales para afrontar la compleja problemática general que viven
los indígenas en el Chocó, por cuanto han afianzado los procesos de
integracionismo, aculturación y negación de su propia identidad.

Respecto a conceptos como los de maestro, currículo y escuela, entre otros, ya


que es prácticamente imposible desarraigarlos de la proyección de los indígenas,
se busca construir conceptos basados en el conocimiento, cosmovisión, sentido y
lógica propias de la tradición cultural.

El programa busca partir de la sabiduría milenaria y de los espacios de


socialización primordiales que la naturaleza le brinda a la cultura, para tejer
propuestas educativas que no sigan quebrando la identidad cultural, y por el
contrario la fortifiquen resignificando la valoración de lo propio, le aporten
herramientas que revitalicen sus mecanismos de resistencia y ayuden a consolidar
puentes de entendimiento intercultural con la sociedad dominante.

Cabe destacar, que entre los indígenas chocoanos hay tres actitudes y posiciones
frente a la escuela. La primera que es bastante generalizada y que está causando
un gran rompimiento de la identidad propia, consiste en aceptarla tal como viene
de la sociedad occidental. Los que apoyan esta posición argumentan que es
necesario saber leer y escribir, aprender español para poder comunicarse con
negros y paisas. pero sobretodo para poder desarrollarse. Se critica a los
maestros que enseñan en lengua materna; cuando dejan que los niños jueguen y
cuando trabajan elementos propios de la cultura, porque se considera que son
cosas que ya se saben y que los niños las vean en la escuela equivale a perder el
tiempo.

Otra posición, minoritaria, es la de aquellos que rechazan de plano la escuela. La


señalan como destructiva, como factor principal de aculturación y pérdida de
valores propios, con métodos de enseñanza unidireccional (donde el maestro
utiliza su poder y se cree el que lo sabe todo), donde se utilizan textos
inadecuados a la realidad indígena, con programas y metodologías que no tienen
en cuenta el proceso histórico, la realidad, el conocimiento y pensamiento propio,
ni el ambiente de socialización de las etnias.

La tercera posición es aquella que plantea la Escuela como un espacio de


socialización que debe contribuir a la revitalización del conocimiento propio, al
enriquecimiento de este con conocimientos de otras culturas, al fortalecimiento de
la organización y de la identidad cultural, a la construcción de herramientas
necesarias para la relación con la sociedad dominante, desde espacios que no
rompan el proceso de socialización propio y donde se recreen las relaciones y
valores de unidad, solidaridad y comunidad.

Específicamente frente a la escuela, la crítica y las propuestas que se hacen tienen


la intención de transformar el sentido que hasta el momento ha tenido. Para ello
es necesario crear espacios de análisis donde las comunidades reflexionen sobre
su proceso histórico, las implicaciones que ha tenido la escuela, el maestro y en
general la educación formal en la desarticulación de la identidad, la problemática
cultural actual y clarifiquen su proyecto de vida, para que las decisiones que se
tomen respecto a la educación, sean lo menos noscivas para la cultura o lo más
benéficas para la misma.

Se tiene que reconocer que las comunidades son el sujeto principal de la


educación, ello implica una práctica educativa fundamentada en una dinámica
colectiva en donde los ámbitos culturales están estrechamente relacionados entre
sí y dependan directamente unos de otros.

Es necesario asumir el concepto de interculturalidad, como la relación con otras


culturas, pero no la integración a la cultura dominante, sino la relación de mutuo
respeto que debe existir entre las culturas para acabar con la imposición y la
opresión.

Es imprescindible y prioritario abordar desde la pedagogía un proceso de


autovaloración desde una pedagogía que se que se fundamente en el
reconocimiento de las diferencias, como pilar formativo.

Han existido problemas relacionados con el bilingüismo. Las capacitaciones se


hacen en español, con traducción a la lengua indígena. Sin embargo, se ha podido
constatar la dificultad que tienen las comunidades para asimilar los contenidos de
estas capacitaciones y en parte se debe a problemas relacionados con la calidad de
traducción.

Se encuentra como obstáculo el ritmo en que se dan las capacitaciones que está en
contradicción con los ritmos de aprendizaje de las comunidades, sobretodo
cuando se trata de elementos, contenidos, formas nuevas y lógicas diferentes.

Los maestros indígenas son personas que ejercen su labor docente en las
comunidades. Algunos son bachilleres pedagógicos, pero la mayoría apenas
cuenta con algún grado de primaria. Su capacitación ha estado a cargo de la
Experiencia Educativa, a través de cursos de nivelación académica y
profesionalización como docentes, además de algunos cursos específicos de
pedagogía y lingüística, por ejemplo.

Frente a los maestros se presentan las siguientes dificultades:

La concepción que tienen muchos de los maestros de la educación y de su papel


en las comunidades, fruto del contacto con mestizos y negros. Les falta un
sentido de vocación de maestro debido a que la forma como es asumido no es el
propio de su cultura y en muchos casos aceptan el nombramiento por que este
trabajo representa una bonificación o sueldo.

A pesar de lo anterior no se puede desconocer que la mayoria son líderes en sus


comunidades y que su labor no se limita al trabajo con los niños, sino que además
asesoran al cabildo y coordinan actividades con el mismo.
Salud

Por sus características culturales no tienen el concepto de enfermedad, sino que


todo se exlplica a través de los espíritus buenos o malos que tengan en el cuerpo.
Este hecho no ha sido analizado integralmente en la problemática de la salud de
parte de las entidades a las que les corresponde prestar este servicio. Razón por la
cual, la atención a comunidades indígenas en el Chocó es deficiente pues carece
de los componentes etniculturales. Aunado a esto, no existen los recursos médicos
ni logísticos para brindar la atención a las comunidades en sus respectivos
territorios. Gracias a la acción de la OREWA, desde sus comienzos, exigió
jornadas de vacunación y brigadas de salud en territorios indígenas, pero a pesar
de ello, estas medidas no han sido suficientes para mejorar la salud de las
comunidades. Dentro de las enfermedades más frecuentes que se presentan estan
las gastrointestinales, infecciones en la piel, malaria, tifoidea, colera y las
asociadas a deficiencias nutricionales como la TBC. (Ver Figura 15).

La gran mayoría de Delitos Culturales, como Maleficios, Tomas, Jaibanismo,


tocan con el tema de la salud, pues ante enfermedades que pueden ser causadas
por virus o bacterias, los indígenas se las atribuyen al Jaibaná o a sus vecinos con
los cuales han tenido una minga o han visitado recientemente la casa de alguna
persona que les ha brindado Chicha.

De los cuarenta promotores indígenas que hay la mitad han sido capacitados por
esfuerzo de la OREWA, algunos son oficiales, pagados por los municipios o la
seccional de salud y los demás tienen el carácter de voluntarios.

Los promotores a pesar de haber recibido capacitación para atención y


prevención, no escapan a las relaciones y problematica que se presenta en sus
comunidades y por ello se han presentado conflictos serios al interior de las
comunidades. Tal como ocurrió en la comunidad de Chanú, en la zona de Bojayá
No 1, “el papá de un miembro la comunidad, se enfermó y de inmediato lo
trajeron al hospital en Quibdó y el médico le diagnostico un cáncer en la prostata,
que estaba muy avanzado y que el señor se iba a morir, que lo mejor era que los
llevaran a su comunidad para que pudiera estar más tranquilo. El Embera, se lo
llevó pero no estuvo conforme con lo que planteo el médico y denuncio a otro
Embera por ponerle maleficio a su papa y la explicación era que estaba defecando
de color verde, y que eso era producto de una toma (veneno) que le habían dado.
El promotor, en vez de ayudar a explicar el diagnóstico del médico, en el sentido
de que se trataba de una enfermedad que no tenía que ver con Jai, (espíritu),
ayudo a que se acusara al Embera de cometer falta contra un compañero. Y por
este motivo se presentaron muchos conflictos en la zona.” (Rojas Tapí, 1993).
La OREWA, mantuvo durante algunos años un programa de salud, que tenía por
objeto relacionar la medicina tradicional con la medicina alopática, para orientar a
las comunidades y a las entidades encargadas de prestar este servicio. A través de
este, se pudieron capacitar los promotores de salud, hacerle seguimiento y
evaluación, pero en estos momentos la organización no cuenta con este programa
debido a problemas de financiación. (Ver Figura 16).

Respecto a la nueva normatividad, las comunidades indígenas se encuentran en


relación con la atención en salud dispersas en la magnitud de las propuestas sobre
el servicio de salud, pues mientras por un lado existe el Decreto 1811 de 1994,
por el otro la ley 100 determina un régimen que no contiene los principios ni
propuestas del decreto, pero que si determina las garantías económicas para la
prestación del servicio, por lo cual se requiere hacer un replanteamiento respecto
al régimen para ubicar en su justa dimensión a las comunidades indígenas y no
permitir con ello que se vulneren los derechos de la población indígena.

Territorio

De acuerdo a lo que se ha expresado anteriormente, los pueblos indígenas del


Chocó establecen una relación con su territorio que está mediada por su cultura y
las formas de apropiación en la cual juega un papel importante y primordial el
Jaiban es así como en el proceso de apropiación territorial y su ordenamiento, que
aún hoy en día se ve, antes de que una familia o familias se ubiquen en
determinado río o quebrada, el Jaibana prepara el terreno, para lo cual habla con
los espíritus de los animales y de las plantas para que se encierren, porque ahí va
a vivir gente, es así como se comienza a ejercer el dominio sobre un territorio
determinado, y por ello para los indígenas resulta fácil reconocer los terrenos de
una u otra familia, (Pacheco, 1996) pues los Jaibaná han puesto sus límites a
través de seres que solo conocen y entienden los Embera, como es el caso de la
Tula Vieja, cuyo papel es el de definir la jurisdicción y los espacios de cacería y
pesca, como forma de ejercer control y conservación de los animales para evitar
su extinción. (Achito, 1995).

Es así como los indígenas del Chocó, a partir de sus diferencias que han poblado
los territorios que hoy habitan y de sus elementos culturales que desarrollan su
proceso de distribución en ríos y quebradas.

La relación que se establece con el territorio se explica a partir de esta forma de


apropiación territorial y de los mitos de origen que cada uno de los pueblos tiene.
Cada mito es un indicador del espacio físico que requiere cada familia y
comunidad para satisfacer sus necesidades y mantener una convivencia entre sí.
Por eso cada familia se apropia de varios espacios que maneja en forma rotativa y
donde cultivan maíz, arroz y granos. En los sectores menos fértiles se emplea el
sistema de rotación de plátano y banano con los cultivos de arroz y maíz. la cría
de animales se hace donde tienen los cultivos de plátano y frutales y no en los
lugares donde existen cultivos de granos para lo cual siempre se maneja la
quebrada cultivando en una margen y en la otra se mantienen a los animales.
Igualmente se reservan sectores de bosque para la recolección de productos. Y el
Jaibaná reserva áreas donde mantiene a los espíritus que garantizan el
repoblamiento natural de los animales, allí se encuentran las madres de estos
conocidos como los Nusí (Casamá, 1995).

Esta forma de ordenamiento territorial que han desarrollado los indígenas en estos
territorios, es una de los aspectos que les ha permitido resistir y adaptarse a las
duras condiciones de vida a las que se han visto sometidos.

Los procesos económicos extractivos que poco a poco se han ido afianzando en la
región, han venido causando rompimientos a este sistema de apropiación
territorial, generando conflictos con otros grupos étnicos y sociales. Y creando
fisuras a sus formas tradicionales de manejo.

La OREWA, se planteó como aspecto primordial de su trabajo el reconocimiento


de la propiedad de los territorios, como un paso fundamental para asegurar los
derechos de las comunidades, pero a medida que ha pasado el tiempo y que los
procesos económicos extractivos avanzan en los territorios indígenas, se ve la
necesidad de definir acciones de Control Territorial. Pues el título del Resguardo
no ha sido suficiente para detener los procesos de colonización y explotación de
los recursos naturales. Es así, como en los territorios indígenas ubicados en el
municipio de Unguía, se constituyeron reservas en 1972 y luego resguardos. Para
Cutí, se asiganron 244 hectáreas, hoy en manos de los indígenas no tienen sino 60
hectáreas, el resto de tierras ha sido colonizada. Lo mismo que en el Resguardo
de Tanela al que se le asignaron 980 hectáreas de las cuales no tienen sino 250
hectáreas, pues el resto ha sido colonizada (Pacheco, 1993).

Es de anotar, que a partir de la época Colonial y durante el período de la naciente


República, se fue conformando un cuerpo legislativo que apuntaba a la reducción
de las comunidades indígenas en sus derechos territoriales y políticos, por medio
de la constitución de resguardos y al quiebre de sus formas de autoridad propias.
En este sentido, es pertinente anotar que la Ley 89 de 1890 representa el estatuto
de derechos y obligaciones de las mismas frente al Estado, dentro de una política
de asimilación e integración a la sociedad colombiana.

Posteriormente, ya en el siglo XX, gracias a los procesos de movilización


campesina e indígena, la Ley 135 de 1961 facultó al INCORA, Instituto
Colombiano de la Reforma Agraria, para adelantar programas de creación de
reservas y resguardos de tierras, dirigidos a salvaguardar el patrimonio territorial
y cultural de las comunidades indígenas.

Dentro de este marco jurídico, en el Departamento del Chocó, gracias a la acción


organizativa de la OREWA, el INCORA ha adelantado una labor de constitución
de resguardos; pero ésta no ha cubierto la totalidad de los territorios de las
comunidades indígenas.

En este momento se encuentran constituídos 80 resguardos en el departamento del


Chocó y 3 que comparten territorialidad con el departamento del Valle. (Ver
Tabla 3).

Actualmente, la Constitución Política de Colombia reconoce los derechos étnicos


y culturales, y da un trato especial a los resguardos y territorios indígenas,
considerándolos imprescriptibles, inembargables e inalienables, como se
establece en el artículo 63. Así mismo, para efectos de la transferencia de recursos
presupuestales nacionales, los considera como municipios.

Lo consagrado por el Artículo 286, acerca de los territorios indígenas como


entidades territoriales de la Nación es una clara definición para el nuevo
ordenamiento territorial. Y de ella se derivan consecuencias fundamentales para
la autonomía de los pueblos indígenas.

Igualmente, en el artículo 329, inciso segundo, la Constitución Política dispone


que los resguardos son de propiedad colectiva y no enajenable. Y el parágrafo
del artículo 330 establece la participación de las comunidades indígenas en las
decisiones relativas a los recursos naturales en sus territorios.

Así mismo, la Ley 160 de 1994, en sus artículos 60, inciso final, y 85, parágrafos
5º y 6º, establece el derecho que tienen las comunidades indígenas a que el
INCORA constituya resguardos de tierras en beneficio de ellas, sobre los baldíos
donde se encuentren asentadas o que constituyan el hábitat de las mismas, sobre
las reservas indígenas y sobre los territorios tradicionales utilizados por los
pueblos indígenas nómadas o seminómadas o agricultores itinerantes, para la
caza, recolección y horticultura, que se hallaren ubicados en zonas de reserva
forestal a la fecha de vigencia de dicha Ley. Derechos que se encuentran
desarrollados en el Decreto No 2164 del 7 de Diciembre de 1995.

Debido a las condiciones particulares del suelo y a los sitios a los que les ha
tocado desplazarce para sobrevivir fisicamente la mayoría de los territorios
reconocidos por el gobierno bajo la figura de resguardo no son aptos para la
agricultura. Lo cual hace que sus condiciones de vida sean muy difíciles por los
problemas agroalimentarios que presentan, pero a su vez, paradógicamente son
estos mismos territorios los que están en la mira de los procesos extractivos por
mantener aún su riqueza forestal y biológica, lo que va a hacer mucho más difícil
a los pueblos indígenas no solo mantener su territorio sino su existencia misma
como culturas.

Igualmente su territorialidad se ha visto afectada por las obras diversos factores


como: los procesos de colonización y de violencia, los planes y programas del
gobierno, como carreteras, explotación de los recursos naturales, etc., y en
algunas zonas se presentan dificultades por el sobrepoblamientopor parte de
miembros de comunidades negras.

También es importante resaltar que desde hace unos años no ha existido voluntad
política por parte del INCORA regional y nacional para solucionar los problemas
territoriales de las comunidades indígenas. Inexplicablemente no se ejecutan los
programas de Constitución, Saneamiento y Ampliación de Resguardos Indígenas.

Todo ello, hace que algunas comunidades estén siendo obligadas a desplazarce
poco a poco hacia la frontera con Panamá, como es el caso de los indígenas de
Tanela, Chidima, Pescadito, en Unguía, y La Raya, Perancho, Peranchito en el
Bajo Atrato.

Los territorios indígenas también se encuentran afectados por el conflicto armado


que se presenta en la región del Urabá Chocoano que se ha ido extendiendo por
toda la Costa Pacífica, el Baudó y el San Juan y por la presencia de dineros del
narcotráfico que han empezado un proceso de concentración de la tierra en
algunas regiones como Unguía, acandí, Riosucio, etc. Por oponerse a ello ya han
muerto varios líderes indígenas.

En la zona del Bajo Atrato y Bajo San Juan los territorios indígenas se encuentran
afectados por la acción de compañías madereras grandes y a escala familiar que
hacen un aprovechamiento contínuo del recursos forestal.
Todo ello hace que la situación territorial de los indígenas del Chocó, se deba
convertir en prioridada para las entidades gubernamentales como el INCORA,
como de las que tienen competencia sobre los recursos naturales y el medio
ambiente, pues si no se hace una intervención de apoyo a los pueblos indígenas
para su Control Territorial, sino se brindan las garantías suficientes para que los
indígenas permanezcan en sus territorios, se va a ver mermada la biodiversidad en
la región, además de que se connstituye en una violación de los derechos
fundamentales de las comunidades indígenas.

La organización regional indígena, plantea como punto de partida para el Control


Territorial avanzar en la aplicación de los lineamientos que se han definido para
el ordenamiento territorial, como una forma de recuperar los espacios y lograr un
mejor manejo del territorio. Así como que se definan acciones importantes de los
Cabildos Indígenas y en general de la comunidad en la gestión del territorio,
evitando la extracción contínua de los recursos naturales, pues se considera como
un factor de perturbación permanente.

Todo el trabajo que sobre este aspecto se asuma requiere el concurso de los
miembros de las comunidades indígenas, sus líderes y de las entidades para que
se logre el mantenimiento y conservación de los territorios indígenas para el
desarrollo de la cultura de sus pueblos.

Relaciones Interétnicas

Los pueblos indígenas que habitan el Pacífico Colombiano establecieron desde el


momento mismo de la llegada de las comunidades negras a la región numerosos
mecanismos de relación y sincretismo cultural. Mediadas por los procesos
económicos que marcaron pautas en sus relaciones comerciales y sociales.

No podemos dejar de mencionar el papel que jugó la iglesia en estas relaciones,


pues para evitar que estos dos grupos sociales, que estaban en la base de la
piramide de la sociedad colonial, se unieran en contra del imperio español,
introdujeron factores mágico-religiosos.

Los dos grupos desarrollaron sus culturas y sus procesos de intercambio social y
económico sobre la base de la sostenibilidad de los recursos de la zonal, pero
cada uno de ellos establecio relaciones diferentes con la sociedad nacional.

Al irse expandiendo la frontera agrícola y económica se da en la región un


proceso de extracción de los recursos naturales, que se inicia con la explotación
de la tagua, el caucho, la raicilla y se consolida con la explotación forestal y
minera que cambian radicalmente la base económica y su forma de obtener
ingresos de estas sociedades y genera serios problemas en las relaciones de las
comunidades indígenas y negras por la introducción de nuevos patrones culturales
y por darle valores a los usos del bosque.

Por esto la problemática que afecta las relaciones de los pueblos indígenas con
las comunidades negras debe ser mirada y explicada desde el análisis historico,
económico y político de los procesos de poblamiento territorial del Chocó, solo
de esa forma se pueden entender y explicar varios fenómenos y circunstancias
que inciden en el deterioro de las relaciones entre los pueblos indígenas y las
comunidades negras.

Las relaciones establecidas con la sociedad colombiana por los indígenas y las
comunidades negras, no han sido iguales, pero ello no quiere decir que se hayan
establecidos tratos asimetricos, pues las establecidas con los pueblos indígenas se
plantearon dentro de una conbinación de procesos de exterminio con politicas de
asimilación que no lograron consolidarse plenamente por la resistencia de los
pueblos indígenas y de sus procesos organizativos, en cambio las comunidades
negras fueron cooptadas, en forma desigual y desventajoza, por la sociedad
colombiana al entrar en relación directa con una económia de mercado, con su
respectivos valores monetarios y filosoficos..

Por ello es que las relaciones económicas establecidas entre la comunidad negra y
los pueblos indígenas, después de su manumisión, se definieron de una manera
desigual, aprovechando mecanismos de relación como el compadrazgo para
cambiar territorios por bienes y servicios.

En estos momentos, existe una situación compleja respecto a la delimitación


territorial entre comunidades indígenas y negras, debido a que se han interpuesto
intereses económicos y políticos que están haciendo interpretaciones de las
normas y de los hechos que no son objetivas frente a la realidad y con ello se
están generando fracturas en las relaciones entre estas comunidades.

Esta situación se agrava, por las formas disímiles y diferentes que tiene cada
grupo para acceder al uso y aprovechamiento de los recursos naturales. Las
comunidades negras han sido permeadas por una economía de tipo extractivo que
tiende a desestructurar sus formas tradicionales de producción y se monetaricen
sus relaciones. Igual ocurre con los pueblos indígenas, con la diferencia que en
sus sistemas tradicionales de producción, subsisten los valores de solidaridad,
reciprocidad y organización sociocultural.
Esto hace que miembros de comunidades negras, entren a los territorios indígenas
a explotar el recurso maderable, y que se disputen entre indígenas y negros
territorios por acceder al bosque, por ello se presentan problemas en el
reconocimiento de los límites territoriales de cada uno, llegándose incluso a
desconocer los resguardos indígenas legalmente constituidos.

Otra fuente de conflicto se presenta por haber quedado, dentro de los límites de
resguardos, tierras de familias de comunidades negras.

Como el pacífico se ha convertido en una de las regiones más codiciadas por sus
innumerables riquezas, aún sin explotar, intermediarios del gran capital y de
intereses mezquinos de los políticos dificulta el proceso organizativo de las
comunidades negras e interfiere en los mecanismos de relación con las
comunidades indígenas y por ende hace difícil el reconocimiento territorial.

Otros actores a tener en cuenta en la zona, es la presencia que tienen algunos


grupos insurgentes, y la presencia cada vez más notoria de grupos paramilitares.

También se cuenta con la presencia de sectores de iglesia comprometida en el


acompañamiento a los indígenas y las comunidades negras y sus procesos
organizativos.

Es en los factores de crisis mensionados donde se deben buscar la raiz de los


problemas y no en la supuesta acción de personas que manipulan a las
organizaciones indígenas y que crean leyes favorables a sus intereses.

Existen intereses y expectativas de parte de la Organización Indígena y de las


organizaciones de base de las comunidades negras, por definir lo más pronto
posible sus respectivas territorialidades sobre la base de sus derechos. para lo
cual, se hace necesario implementar mecanismos de relación interétnica.

Para definir acciones y metodologías de trabajo, es necesario tener en cuenta que


existen fragilidades por las diferencias tanto de tipo cultural como organizativo,
de los indígenas y las comunidades negras que hace que su relación se vea
afectada por las exclusiones que cada uno hace del otro.

En ello ha venido trabajando la Organización Indígena Regional a través de


diálogos con las organizaciones de base de las comunidades negras y definiendo
unos principios minimos de relación a partir de:

El reconocimiento del derecho a la diferencia;


La identificación de los conflictos y sus causas fundamentales;
El reconocimiento de los derechos de cada grupo;
Contextualizar los problemas dentro de un análisi histórico, político, social,
económico y cultural;
Los problemas se deben analizar de acuerdo a la zona donde se presenta y
Entender que los diálogos son un proceso que se construye.
Instancias y espacios de acuerdos que sean legítimos y duraderos.

Situación Ambiental de los Territorios Indígenas

Como los territorios indígenas en el departamento del Chocó se encuentran


ubicados a lo largo y ancho del mismo, su situación ambiental varía de acuerdo al
lugar específico en donde se localicen las distintas comunidades.

En términos generales el ecosistema de estos territorios se encuentran en buen


estado, exceptuando aquellos ubicados en la parte baja de los ríos Atrato y San
Juan y los territorios de la zona de influencia de la carretera que conduce de
Quibdó a Medellín. Esta situación ha sido generada por la economía de extracción
de los recursos naturales que se ha implantado en el departamento, la cual se basa
en la riqueza forestal, minera y faunística del mismo. Esta forma económica ha
conducido a un deterioro de los factores biológicos y físicos que garantizan el
equilibrio del medio ambiente, poniendo en peligro la perpetuidad de los
diferentes grupos indígenas, ya que la cultura de estos pueblos indígenas y todo el
Sistema de Producción del cual depende su alimentación, se basa en la
conservación del ecosistema.

A pesar de la generalidad en la descripción anterior las relaciones específicas que


los indígenas establecen con el medio ambiente, dependen del grupo al que
pertenecen y de la ubicación geográfica de sus poblados.

Las comunidades de los Embera Katío y Chamí, llamados Eyávida por ser
hombres de montaña, generalmente habitan la Cordillera Occidental hacia los
límites con los departamentos de Antioquia y Risaralda, donde se han presentado
procesos de colonización debido a la apertura de las dos carreteras que comunican
a Quibdó con el resto del país. Este proceso ha traído como consecuencia la
ganadería y potrerización con la consecuente alteración de los suelos, la venta de
los recursos forestales y reducción de la capa forestal a las cimas de las
montañas, la disminución del número de especies faunísticas y de las poblaciones
silvestres de aquellas que han logrado permanecer en estas condiciones tan
precarias. Como consecuencia de lo anterior, ha ocurrido una alteración de la
cosmovisión propia, reflejada en la ruptura de la relación cultura-territorio, pues
tal situación ha conducido a una pérdida de las prácticas tradicionales de
producción y a la búsqueda de alternativas económicas inadecuadas.

Es necesario precisar que los pocos bosques que se presentan en estos territorios,
evidencian un mal estado sucesional, con una pobreza florística reflejada en una
floresta muy heterogénea con fustes muy delgados, poca variedad de especies y
en muchos casos con suelos tan pobres, que han perdido toda la capa vegetal
protectora donde se aprecian procesos erosivos.

Los Embera Dovidá denominados así por ser hombres de río, junto con los
Wounaan y los Tule o Cuna, han establecido una relación integral con su
territorio basada en el río, del cual dependen para el desplazamiento y el
transporte de los alimentos. Los Embera Katío y los Chamí a diferencia de los
anteriores viven en las montañas, por lo cual la relación con el río es diferente, ya
que éste no entra a formar parte de sus actividades principales.

Por la llegada de personas ajenas a su etnia muchos indígenas de río han sido
desplazados hacia las cabeceras, las cuales se han convertido en los últimos
rincones del departamento, en donde se puede decir que aún se conserva intacto el
bosque. Aquí se presenta un gran diversidad tanto florística como faunística,
reflejada en una capa forestal abundante con un inventario faunístico más amplio
que en el resto de los sectores del departamento. Estos relictos de conservación se
han logrado mantener por el uso equilibrado que hacen los indígenas de los
recursos naturales.

Sin embargo, es en estos lugares donde en la actualidad ha avanzado la actividad


forestal y la potrerización como resultado de la colonización, causando un efecto
tanto en los ecosistemas terrestres como acuáticos, por la extracción de la madera,
la introducción en el bosque de motosierras ruidosas, desechos químicos de la
combustión de estas maquinarias y de las sustancias con las que tratan la madera,
así como las mismas mulas utilizadas como medios de transporte; situación
agravada aún más con la llegada de especies animales y vegetales ajenas a la
región, trayendo como una de sus consecuencias la invasión y proliferación de
plagas que no pueden ser controladas de manera natural, al alterarse los ciclos
naturales que mantienen en equilibrio el ecosistema. Las actividades
anteriormente reseñadas han conducido a estos relictos boscosos a un punto de
alteración tal, que amenaza la conservación de la biodiversidad y su perpetuidad
en el espacio y en el tiempo.

Si continúan las actividades anteriormente reseñadas al ritmo en que van


actualmente y además con la presión sobre las comunidades indígenas evitando su
desarrollo cultural y encausándolos en una economía dependiente, se precipitarán
estos relictos naturales a la disminución de la masa boscosa, de las poblaciones de
fauna silvestre y a la alteración de los ecosistemas acuáticos.

Son las culturas nativas las únicas capaces de aprovechar los recursos naturales
sin interrumpir la forma natural de automantenimiento, lo cual se puede
comprobar en el equilibrio ecosistémico de los bosques donde han vivido durante
milenios, los grupos de minorías étnicas aún existentes en el país y en el mundo.

No es fácil con las herramientas proporcionadas por las doctrinas económicas,


que ven el estudio de un sistema productivo desde los conceptos teóricos de
Bienestar, Maximización de Recursos, Rentabilidad y Acumulación, analizar una
sociedad donde estos conceptos tienen una relativa validez, por ser economías
cuyo objetivo primordial no es la producción destinada para el mercado. Por ello
autores como Reichel-Dolmatoff (1990), hace caer en cuenta que, a pesar de la
voluminosa literatura existente sobre las respuestas adaptativas de los indígenas a
su medio ambiente particular, salta a la vista la escasez de estudios que hablen
con algún detalle del marco de referencia ideológico dentro del cual, los indígenas
mismos desarrollan sus conceptualizaciones y prácticas políticas, económicas y
sociales. En el estudio mencionado, el autor anota que “Por su parte, el concepto
indígena se fundamenta así mismo en una perspectiva cronológica, pero
adicionalmente introduce en el manejo ecológico un gran número de elementos,
los cuales parecen ser irracionales e irrelevantes, aunque en realidad constituyen
un cuerpo coherente de informaciones que no sólo contienen una gran riqueza de
conocimientos sólidos, sino que también ofrecen a ese saber una base ética”.

Esta base ética es la clave principal para entender la peculiar relación de las
comunidades indígenas con el medio ambiente que las rodea, con sus procesos de
producción y de reproducción que conforman su sistema económico. Esta ética
está ausente de la racionalidad económica que conocemos, y si ella existe, se
materializa en la relación entre los hombres, adquiriendo la forma de una
economía política. Para el indígena ésta ética implica un comportamiento moral
con los diferentes sentidos dados a la naturaleza.

Para ello, asumen procesos de adaptación que conllevan la realización de diversas


actividades productivas mezclando armónicamente el tiempo y el espacio. Por
ejemplo, las actividades agropecuarias las realizan en pequeña escala, y a la vez
recolectan, cazan, pescan y crian animales. Combinando el tiempo dedicado en
cada una de ellas y se acondicionan a los fenómenos naturales.
Lo anterior no ocurre en una economía de mercado, la cual tiene que
especializarse en una actividad, destinando grandes extensiones de tierra e
intentando dominar los ciclos naturales por medio de avances tecnológicos. La
ética del hombre “moderno” consiste en estrechar su vínculo con los medios que
utiliza para explotar la naturaleza.

El tema de las relaciones entre la economía tradicional y el desarrollo moderno ha


generado una discusión, pues la economía tradicional fué considerada por los
“desarrollistas” como una forma atrazada de práctica agrícola a la cual debían
reformar los países subdesarrollados si pretendían mejorar sus niveles de vida.
Cuando se hace evidente el proceso de afectación global por las prácticas
económicas modernas, la economía tradicional, con su historia de éxito
adaptativo al medio ambiente, es “rescatada” por los economistas en virtud de su
capacidad de cumplimiento de la condición de reproducción a largo plazo.

El sistema de producción dado al interior de los territorios indígenas, definido


como el agregado de elementos que interactúan en un proceso, delimitado por el
tiempo y el espacio, cuyo fin es lograr un producto; apunta a un objetivo
específico, satisfacer la necesidad primaria de la alimentación para la familia y
no está relacionado con la producción para de mercado, en cuanto no produce
excedentes diferentes a los necesarios para garantizar la reproducción de la
familia. Lo primordial en este sistema productivo es velar por la seguridad
alimentaria.

Ello no quiere decir que no se den relaciones de intercambio pues tenemos que
reconocer que estos pueblos no producen todo lo que necesitan ni necesitan todo
lo que producen. Pero, el intercambio y la producción para él, están dirigidos a la
manutención, no a las “ganancias”. En ese sentido su organización productiva
está dada con base en una función social de beneficio a toda la comunidad o
familia.

Bajo estas bases estos sistemas de producción están integrados por los siguientes
factores:

-Mano de obra intensiva, diferenciada esencialmente por el sexo y la edad.


Dedicada a múltiples actividades (caza, pesca, recolección y cría de especies
menores).

-Tecnología simple basada en el uso de herramientas sencillas y un conocimiento


trasmitido oralmente de generación en generación.
Las formas de producir que se caracterizan por la asignación de trabajo familiar y
la distribución se hace mediante mecanismos que obvian el cambio monetario,
son definidas como economías de "uso" en contraposición a las de "cambio".

La autosubsistencia, da cuenta de la mayor parte del consumo, se circunscribe al


ámbito familiar de las unidades productivas familiares o comunitarias. Allí se da
una asignación del trabajo que depende de división por sexo y/o por edades. Los
hombres cazan, las mujeres cuidan del fuego y cocinan, los cultivos siguen reglas
específicas, como la recolección, etc.

Como estrategia política los pueblos indígenas, ante una reducción de su


territorialidad se han visto obligados a aumentar la producción para destinarla a
la satisfacción de demandas del mercado, pero este aumento no está determinado
por el deseo de la ganacia o la acumulación, sino por el interés de la
supervivencia cultural. Ejemplos se pueden encontrar en lo ocurrido con la
explotación minera de Andagoya, por la cual los Wounaan se reducen
territorialmente, abastecen el mercado minero de productos agrícolas y
sobreviven como étnia. Otros ejemplos se registran durante la época de la colonia
entre los diversos grupos Katío, Tule y Chamí.

Dejando atrás lo relativo a la estructura general y al comportamiento de este


sistema de producción en el proceso de articulación a otras formas de producción,
el análisis se debe centrar en intentar un modelo que devele algunas de sus
características internas. Para ello es necesario tener en cuenta las técnicas de
producción y la organización social en la que se inscriben, la distribución del
trabajo y de lo producido.

El conjunto de unidades productivas dentro de los pueblos indígenas, se organiza


bajo los principios de la “complementariedad”, dada por una intrincada red de
alianzas que permite la utilización de diferentes pisos térmicos, con productos
distintos y la circulación de trabajo y productos entre diferentes unidades.

La reciprocidad de estas alianzas se formaliza a través del intercambio de trabajo


entre los miembros de diferentes unidades de producción a través del intercambio
conocido con el nombre de “Mano cambiada” o “Cambio de Mano”, de mayor
incidencia en las labores de roza. Cuando se trata de trabajos en favor de una
unidad productiva que requieren concurso intensivo de mano de obra, que no
puede contraprestarse con el sistema de los regalos en reciprocidad, como en el
evento de levantar una casa o transportar del monte a la comunidad un bote o
champa se acude a un “convite” o fiesta, en la cual se “paga” la prestación de la
mano de obra de los vecinos y parientes con estimulantes y proteínas; a esta
interacción se le denomina “minga”. (Ver Figura 17).

No se puede hablar en términos extrictos de propiedad, sino del derecho de


usufructo que se tiene por la poseción. Si se habla de un derecho de propiedad
éste es de caracter colectivo que abarca y beneficia a toda la comunidad y si
territorio.

Con una visión interdisciplinaria, interpretando la información de campo,


reuniéndola de una manera que integre los elementos principales con una
relaciones bien definidas, fue como se identificó a la Familia y a la Comunidad
como una forma de Unidad Productiva del Sistema Tradicional de Producción,
dada en función del territorio, el trabajo comunitario, la autoridad, sus recursos
naturales y del conocimiento.

El Sistema de Producción Tradicional de los pueblos indígenas del Chocó se


encuentra conformado por las siguientes actividades económicas: Recolección,
Cacería, Pesca, Producción Agrícola y Pecuaria, cada una efectuada de una
manera característica y bajo un pensamiento propio. (Ver Figura 18).

Agricultura

En el término más amplio, la agricultura puede entenderse como el proceso en el


cual interactúan el conocimiento, la tierra, el trabajo y una base germoplásmica
vegetal para obtener una producción, la cual es utilizada para la alimentación o
para la transformación en diversos productos.

La agricultura en las comunidades indígenas del Chocó se caracteriza por ser una
actividad fundamental dentro del Sistema de Producción Tradicional (STP), pues
se constituye en la principal fuente de alimentos. El conocimiento acumulado a
este respecto les ha permitido desarrollar diversas formas de producción, en las
que se busca hacer más eficiente el uso de la tierra sin agotarla, sobre la base de
un trabajo de tipo solidario, no remunerado, factores asociados a un conjunto
germoplásmico de gran diversidad inter e intraespecífica. Estas interacciones dan
respuesta a las limitaciones que a nivel climático y edafológico presenta el medio.

Al hacer referencia a la agricultura de las comunidades indígenas del Chocó, es


necesario mencionar el desarrollo histórico de poblamiento, caracterizado por un
continuo desplazamiento hacia las zonas más inhóspitas de la geografia regional,
como respuesta a un proceso de colonización iniciado en el siglo XVI, de modo
que los pueblos indígenas se ven abocados a sacrificar unas condiciones más
adecuadas para el desarrollo de la agricultura, por otras adversas bajo todo punto
de vista, localizadas en las cabeceras de los principales rios y sus tributarios. El
genocidio contínuo en los centros de poblamiento de la región, obligó al
abandono de las partes bajas de las cuencas y por ende de los suelos de mayor
potencialidad para el uso agrícola.

Bajo estas circunstancias se empieza a generar un cambio obligado de los


sistemas de gestión territorial, a partir de la búsqueda de alternativas adecuadas a
unas condiciones fisiográficas difíciles, de alta pendiente y baja fertilidad, que
demandan períodos más largos de descanso para recuperar los nutrientes que se
almacenan en la capa vegetal, a diferencia de los suelos bajos, donde se puede
desarrollar una agricultura permanente.

Formas de Producción Agrícola

La producción agrícola entre los indígenas del Chocó se lleva a cabo a través de
diversas formas que difieren en la demanda de mano de obra, la distribución y
duración en el espacio y en el tiempo, el objetivo de la producción, el lugar que
ocupan dentro de la dieta alimenticia y la distribución de las labores.

Cultivos básicos: Hacen referencia a las especies que conforman la base de la


dieta alimenticia de las comunidades, entre ellas se en cuentran maíz (Zea mais),
plátano (Musa AAB simonds), banano (Musa acuminata), arroz (Oriza sativa),
caña (Saccharum officinalis). Entre los cultivados en menor cantidad se tienen
yuca (Manihot sculenta), ñame (Dioscorea spp), papachina o achín.

Estas especies se establecen mediante el sistema de socola-siembra (riega)-tumba


(Ver Figura 19), a excepción del arroz, para el que se introduce la quema; y con
esto se da inicio a diversos ciclos rotacionales, entre los que se destacan :

- Maíz ∩ arroz ∩ plátano (7 años) ∩ barbecho (4-5 años).


- Maíz ∩ arroz (2 años) ∩ barbecho (4-5 años).
- Maíz ∩ caña (10-12 años) ∩ barbecho (4-5 años).
- Arroz ∩ caña(10-11 años) ∩ barbecho (4-5 años).
- Plátano (5-6 años) ∩ barbecho (4-5 años).

(El símbolo ∩ es empleado frecuentemente para indicar rotación).

En zonas donde no existe una alta presión por la tierra, se posibilita el descanso
del suelo (barbecho) por 8-10 años. El tiempo de duración del barbecho está
influenciado por la relación entre el número de habitantes y la cantidad de tierras
disponibles para la producción agrícola; así existen zonas con una alta densidad
de población, donde el suelo sólo se puede dejar descansar entre 1 y 3 años.

Las rotaciones son de gran importancia para manejar la fertilidad del suelo,
mucho más cuando se introduce en ellas un período de barbecho que posibilita el
mantenimiento o recuperación de las propiedades fisicoquímicas y
microbiológicas, en una relación directamente proporcional al desarrollo
alcanzado por la sucesión natural.

De acuerdo a la distribución de los cultivos en el espacio, se encuentran formas de


monocultivo y de asociaciones. Aunque todas las especies se establecen bajo
estas dos formas, se resaltan dentro de las segunda las siguientes:

- Cultivos intercalados ( mixtos): plátano // maíz.


- Plátano // especies forestales favorecidas en sistema de tumba selectiva (carrá,
insibe, choibá, palma barrigona, entre otras). Bajo esta forma se asocian otros
cultivos como maíz y arroz.
- Plátano // cedro. Este último se selecciona dentro de la regenración natural de
modo que comparte las prácticas culturales realizadas al plátano.
- Arroz en relevo con plátano. Al mes de establecido el arroz se siembra el
plátano.
- Arreglo polivarietal de musáceas. Es utilizado con el fin de producir diferentes
clones y variedades para el consumo humano y animal, favoreciendo a su vez el
control fitosanitario.

Las asociaciones cumplen un importante papel en el control de plagas,


enfermedades y malezas, aportan una mayor diversidad de productos aumentando
la eficiencia en el uso del suelo y contribuyen al manejo de la fertilidad del
mismo, en tanto demandan diferentes nutrientes y tienen niveles diferenciados de
extracción.

Para la realización de las labores agrícolas se ha definido una distribución al


interior de la familia indígena; asi por ejemplo, el hombre efectúa labores como la
socola, la tumba y el mantenimiento de los cultivos, mientras que la mujer
participa en la siembra y realiza la recolección especialmente de musáceas, ya que
en arroz y maíz esta labor es compartida. La caña se considera cultivo exclusivo
de la mujer, desde la preparación del suelo hasta la cosecha.

Para hacer más eficiente el trabajo, los indígenas se organizan através de la minga
o de la mano cambiada. La minga es una forma solidaria de trabajo donde se
congregan hombres y mujeres, con el fin de desarrollar en un menor tiempo
labores como la tumba, la siembra y la recolección; al igual que la mano
cambiada, en la que existe un compromiso de ayuda mutua para llevar a cabo
actividades productivas. (Ver Figura 17).

Estos tipos de organización constituyen una forma social del trabajo, donde se
busca que todos sean beneficiados y beneficiadores y se caracteriza por hacer más
eficiente las labores en términos del uso del tiempo y de la calidad de los oficios
realizados.

Huerto Familiar: Es un arreglo multiestrata, con plantas distribuídas al azar,


caracterizado por una alta diversidad de especies, entre las que se encuentran
forestales, frutícolas, ornamentales y medicinales. Por su diseño multiestratificado
tiende a parecerse a los ecosistemas naturales, tanto en su estructura como en su
función, en cuanto al aprovechamiento eficiente de los nutrientes y a la
recirculación de éstos.

Generalmente, son espacios donde se pueden encontrar más de 50 especies,


dentro de las cuales podemos destacar marañón, guama, caimito, árbol del pan,
bacao, almirajó, borojó, naranja, cedro, cañafístula, hobo, zapote, coronillo,
limón, guayaba, chontaduro, coco, achiote o bija, papaya, guanábana, albahaca,
san joaquín, rosamarilla, limoncillo, totumo, guyaba agria, ají, jagua, pacó, entre
otros. (Ver Figura 20).

La mayoría de estas especies son perennes, siendo esporádicas la siembra y


renovación de plantas. Las labores que este tipo de arreglo demanda, se reducen
al control de malezas, el cual se realiza aproximadamente cuatro veces por año
con la participación familiar.

El huerto generalmente se localiza en los alrededores de las viviendas, siendo por


lo tanto sólo factible de establecer en los trabajaderos o sitios de ocupación a lo
largo sobre los ríos. Por ser un sitio aledaño a la vivienda es constantemente
visitado por los animales domésticos, especialmente cerdos y gallinas, que
aprovechan resíduos de cosecha, frutos sobremaduros y demás alimentos
suministrados por la familia.

La produción obtenida de este tipo de arreglo es utilizada básicamente para el


autoconsumo, con una baja producción de excedentes para la comercialización.

Azoteas: Por su diseño son los únicos espacios posibles para el cultivo de
hortalizas, utilizadas fundamentalmente para condimentar los alimentos, donde se
destacan especies como cebolla de rama, orégano y ají. (Ver Figura 20). Es el
sitio que sirve como vivero para la propagación de las especies requeridas con el
fin de renovar o ampliar el huerto familiar.

Se construye generalmente de madera, guadua o restos de botes; el sustrato más


utilizado es la tierra procedente de las colonias de la hormiga arriera. Se localiza
cerca a la vivienda, levantada sobre el piso a una altura aproximada de 1.5 a 2 m.,
lo cual posibilita el control de la humedad del suelo y con ello de las pudriciones
radiculares limitantes en este tipo de cultivos; así mismo se previenen los daños
por animales domésticos.

Este tipo de producción es atendida por la mujer, quien se encarga de ella desde la
preparación del suelo hasta el aprovechamiento de los productos.

En general para todas las formas de producción agrícola, puede decirse que no
existe un manejo sistemático de plagas y enfermedades, lo cual depende
básicamente del grado de equilibrio de las poblaciones insectiles (plagas y
benéficos), que interactúan en los agroecosistemas. Con relación a las
enfermedades, el equilibrio se refleja en la capacidad de las plantas para resistir al
parasitismo de los patógenos, como una muestra del proceso evolutivo de muchas
de las especies agrícolas en las condiciones adversas de la región.

Un elemento importante en el manejo de plagas y enfermedades, que refleja el


profundo conocimiento de los indígenas sobre su territorio, es el tener en cuenta
factores indicadores bióticos y abióticos para la programación de actividades en
épocas y circunstancias en que las condiciones son adversas para la entomofauna,
los organismos fitopatógenos y otros factores bióticos causantes de daños. Se han
desarrolado además tratamientos postcosecha, que buscan prevenir el ataque de
plagas, entre los caules se puede citar el almacenamiento al humo.

Las diversas formas de producción agrícola cuentan con algunos elementos que
permiten conocer el estado ambiental, para el mejor desarrollo de las actividades
productivas. Estos elementos reciben el nombre de indicadores y se encuentran
presentes en el ecosistema o hacen parte del cosmos y funcionan en una forma
asociada de modo tal, que la presencia o ausencia de algunos de ellos
simultáneamente, sirve para programar las diferentes labores agrícolas en el
tiempo y en el espacio. A través de estos indicadores los indígenas evalúan
fundamentalmente:

* La fertilidad del suelo: El color oscuro y la presencia de hojas muertas


constituyen las características que determinan un nivel adecuado de fertilidad. La
predominancia en un rastrojo de especies como el liso, indica que el suelo es apto
para el cultivo de maíz más no para el plátano. El grosor del fuste del churimo
(Inga sp.) superior a 60 cm., desarrollado dentro de un barbecho, indica que el
suelo se ha recuperado y puede ser utilizado nuevamente para la producción
agrícola.

* Epocas de Siembra: Están determinadas por dos tipos de indicadores.

El ciclo lunar: Conformado por el período de paso entre la creciente y la


menguante, exceptuando la luna llena; es conocida entre los indígenas como luna
buena. En este tiempo se establecen la mayoría de los cultivos, a excepción del
maíz para el cual se utiliza otro tipo de indicadores. (Ver Figura 21). El período
de luna buena es utilizado también para el corte de colinos de musáceas, la tumba
de árboles para el labrado de canoas para que sean duraderas y para la cosecha de
granos, con el fin de prevenir plagas en almacenamiento.

En la luna llena se realiza la extracción de cortezas de especies como damagua y


balso, pues según los indígenas se encuentran asidas al árbol con menor fuerza.

Labores como la socola, tumba y desyerba, se realizan durante el período de luna


marcado por la finalización de la menguante y el inicio de la creciente. En esta
época se garantiza que las plantas no emitan nuevos brotes ni enraicen
nuevamente.

* Bioindicadores: Arboles y bejucos identificados por los indígenas, que pemiten


definir el período óptimo para la siembra de maíz, algunos de los cuales se
registran en la Tabla 4.

Tabla 4. Calendario de Indicadores Biológicos.

NOMBR EN FE M A M J J A S O N D
E E B A B A U U G E C O I
R R Y N L O P T V C
Lechrero * *
* *
* *
* *

Malambo ** *
** *
*
*

Envica ** **
** **
Cenizo *
*
*
*

Rjacabez *
a *
*
*

Pigunsí *
*
*
*

Chocho * *
* *
* *
* *

Carrá *
*
Choibá * *
* *
Chape * *
* *
Churimo * *
* *
Opogape * *
a * *
*
*

En términos generales, para la producción agrícola se identifican entradas que


proceden del exterior del sistema de producción, donde se destacan las
herramientas y semillas de algunas especies que se intercambian dentro o fuera de
la comunidad.

La producción obtenida de esta actividad, genera salidas de gran importancia para


la unidad de producción en cuanto garantiza la seguridad agroalimentaria y la
disponibilidad de plantas medicinales, parte importante de esta producción es
utilizada para la alimentación de animales domésticos. Los animales silvestres
también se benefician de ésta, ya sea cuando son criados en la comunidad o
mediante la localización de productos como plátano y banano en el campo.

Los excedentes agrícolas constituyen una salida importante del sistema de


producción, en tanto son comercializados en lo posible y generan un ingreso
utilizado para la satisfacción de necesidades que no suple el sistema.
Usos y Distribución de la Producción

La producción agrícola está destinada fundamentalmente para la alimentación. Es


consumida en fresco o preparada de diversas maneras, dependiendo del producto,
tal y como se presenta en la Tabla 5.

Algunos productos como el banano son importantes en la elaboración de trampas


para capturar ratones de monte, de manera que el banano maduro hace las veces
de cebo.

Los productos son para el consumo familiar, aunque es frecuente que se comparta
con los familiares, compadres o amigos de la comunidad. Cuando se convoca a
una minga para la recolección de una cosecha, se comparte algo de esta con las
personas que asisten o con aquellos que por algún motivo perdieron su
producción en el año y no cuentan con semilla para la siguiente siembra.

La producción de plátano genera en ocasiones y en determinadas zonas,


excedentes que son comercializados en las poblaciones vecinas o centros de
mercadeo como Riosucio, Quibdó, Bahia Solano, Juradó, Itsmina, entre otros.

Tabla 5. Formas de Consumo de los Principales Productos Agrícolas.

ESPECIE FORMAS DE CONSUMO

Maíz Chicha, guacho (sopa con cabeza de animales), envuelto o zoque, birimbí o
colada con primitivo maduro, guate (especie de mazamorra), arepa frita, pocurá
o pó (harina, de gran importancia entre los Katíos).
Arroz Guate o chicheme, envuelto o bodoche, birimbí o colada con primitivo maduro,
becá (envuelto en hoja de caña blanca), quenpure (envuelto con plátano o
primitivo maduro), guacho (sopa con cabeza), masa (especie de arepa frita), jujú
(especie de masa) y arroz cocido.
Plátano Cocido (tuco), beguía (chicha con guarapo de caña), asado (verde y maduro),
rayado (ûrrama, es cocido en hojas y ahumado, sirve para conservar el plátano
por varios días).
Banano Cocido, asado, rayado (ûrrama), epanara (rayado y asado en sartén), sopa,
guacho, importante en la alimentación de cerdos.
Primitivo Jujú (entre los Katío se almacena, entre los Embera se cosume fresco), asado,
cocido, en fresco el fruto maduro, importante en la alimentación de cerdos.
Caña En fresco, se prepara guarapo, miel (importantísimas entre los Wounaan), viche
(bebida alcohólica), tiratira (dulce), panela, cocada, chiricano o cortada (mezcla
de chicha con guarapo y en ocasiones también con banano maduro, bebida
embriagante), curaciones del Jaibaná.
Yuca Cocida en chicha, con las cáscara se evita la salida de vellosidades en recién
nacidos.
Papachina Cocida (es de gran importancia en la dieta alimenticia de los Wounaan).
Producción Pecuaria

Puede definirse como la reproducción, levante y engorde de animales domésticos


con un fin fundamental, proveer de proteína animal la dieta de la familia indígena.
Entre estos los más frecuentes son cerdos, gallinas y patos.

La cría de cerdos es una actividad productiva familiar para la cual no se recure al


confinamiento, por el contrario estos se alimentan libremente en los alrededores
de las viviendas e incluso en el mismo bosque, aprovechando los diversos
recursos que ofrece el ecosistema, destacando la lombríz de tierra, los residuos de
cosecha y los frutos sobremaduros.

Este sistema tradicional para la cría de cerdos no demanda altos niveles de mano
de obra, asignándose el suministro de alimentos para estos animales como una
responsabilidad de la mujer.

No existe un control sanitario riguroso, presentándose alta mortalidad por


epidemias en el ganado porcino. Se presenta sin embargo, el manejo sanitario con
recursos del medio.

Las gallinas y los patos son criados en los alrededores de las viviendas, siendo el
huerto familiar y el río respectivamente, los lugares donde se les puede encontrar.
Esta localización les posibilita el aprovechamiento contínuo de los residuos
orgánicos de las casas. (Ver Figura 22).

El número de animales por familia es reducido y depende fundamentalmente de la


capacidad para producir excedentes de maíz, arroz y musáceas, además de la
disponibilidad de tierras para el libre crecimiento de los cerdos, sin que se
conviertan en limitante para la producción agrícola.

La producción de cerdos es utilizada para el consumo familiar o para la venta o


intercambio en la comunidad y poblaciones aledañas. En algunas comunidades la
comercialización de este producto constituye una de las principales fuentes
generadoras de ingresos. Los patos y gallinas son para el consumo familiar,
siendo poco común su venta.

Entre las comunidades indígenas es frecuente el levante y engorde de animales


no domesticados como la guagua, guatín, pavón, armadillo, entre otros, que son
capturados como individuos juveniles, principalmente a través de la cacería de
sus progenitores. (Ver Figura 23). Estos animales se localizan cerca a las
viviendas, se alimentan en libre pastoreo o se les suministra productos en algún
sistema de confinamiento, con base en estructuras cerradas de madera.

El consumo de este tipo de animal no se realiza directamente por la familia que


los levanta, sino que son vendidos o intercambiados con otras familias de la
comunidad o fuera de ella. Esto se debe a los vínculos afectivos que se crean
entre la familia y el animal, muy relacionado con el componente espiritual que
subyace en las comunidades indígenas con respecto al territorio y sus recursos.

Recolección

La recolección está definida como la extracción y aprovechamiento de los


productos del bosque, entendiéndose éste como una integralidad donde hacen
parte tanto los recursos terrestres como los hídricos.

Como componente del STP la actividad de la recolección, por medio del uso de
herramientas y utensilios, incorpora a sus otros componentes productos como
hojas, madera, semillas, frutas, plantas, etc., que se utilizan en bruto, se
transforman o procesan para su posterior uso. Lo anterior se puede representar en
la Tabla 4:

Tabla 4. Algunos Productos Procedentes de la Recolección y su Uso.


RECURSO PRODUCO PROCESO USO
TERRESTRE Hojas Secado, Macerado, Sin Proceso Techos, Medicinal Magico-
Labrado religiosos, Alimentación
Mcdera Tableado Champas
Tallado Vivienda
Artesanías Utensilios
Cocción, Macerado Herramientas
Plcntas Magico-religioso, Cacería,
Alimentación, Perfumes,
Sin Proceso Medicinal
Domesticación de especies
Sin Proceso, Cocción, Macerado promisorias
Frutas Sin Proceso, Cocción Alimentación, Pintura, Magico-
religioso, Carnada
Semillas Cortado, Secado, Tejido Alimentación, Artesanías,
Macerado Magico-religioso
Bejucos Sin Proceso Artesanías, Utensilios

Pinturas
Guascas
ACUATICO Plantas Macerado, Sin Proceso Medicinal
Caracoles Cocción Alimentación, Medicinal,
Artesanías
Espumas Sin Proceso Medicinal
Piedras Sin Proceso Magico-religioso, Artesanías,
Utensilios, Herramientas
Las comunidades indígenas como lo demuestra el anterior cuadro, realizan un uso
extenso de los productos del bosque, lo cual marca una diferencia con los
sistemas de producción de otras etnias, que aunque también pueden realizar
actividades similares, extraen una gama de productos muy limitada. Esta
diferencia también se reafirma porque el uso que hacen de los productos está
enmarcado dentro de una concepción cultural, la cual se ha desarrollado a través
del tiempo como mecanismo de adaptación del hombre indígena a su medio, ya
que ellos y el bosque forman una sola unidad.

La recolección en las comunidades indígenas es realizada por todos sus


integrantes, sean hombres, mujeres o niños; de este modo es una práctica que
fortalece la unión familiar y constituye a su vez una forma de transmisión oral de
la cultura. (Ver Figura 24). Durante los recorridos los viejos enseñan a los jóvenes
a identificar las plantas medicinales o venenosas, la ubicación de sitios
geográficos con significado mítico o historias que reflejan la relación de la
naturaleza con su cultura.

El bosque proporciona a las comunidades indígenas gran cantidad de alimentos,


algunos se consumen directamente como son recolectados y otros después de
sufrir algún proceso de transformación. Esta actividad también es de gran
importancia debido a que en algún momento de la historia la recolección de
especies promisorias a través del proceso de domesticación, se constituyó en las
prácticas agrícolas que hoy conforman otro componente del sistema de
producción.

Otros productos recolectados en el bosque son utilizados como sustancias


curativas, de los cuales gran parte son conocidos y utilizados por la mayoría de
los indígenas, situación muy particular en esta cultura. Otra parte de los mismos
son de conocimiento y manejo exclusivo del Tonguero, el Yerbatero y el Jaibaná
que son respetados por la comunidad y constituyen el centro del conocimiento en
esta cultura. (Ver Figura 12). Sin embargo, el Jaibaná sobresale dentro de este
grupo pues es el puente entre este mundo y los espíritus, jais y todas las fuerzas
de la naturaleza, las cuales estos pueblos indígenas han interpretado dentro de una
mítica propia; por tal motivo este ser es considerado la autoridad más importante
dentro de la cultura indígena. Los usos de los productos del bosque que hacen el
Tonguero y el Jaibaná están identificadas como prácticas magico-religiosos,
curativas o medicinales.

La tradición cultural representada en pinturas y perfumes tiene como una garantía


de perpetuidad el buen estado del bosque, pues es de allí que a través de la
actividad de la recolección se obtienen todos los insumos necesarios para su
extracción.

Toda construcción indígena es elaborada netamente con productos que provienen


del Bosque, obtenidos mediante la actividad de la recolección los cuales son
transformados de diferentes formas, dependiendo de la función que desempeñaran
en la obra. Así mismo las canoas, balsas y canaletes que conforman el medio de
transporte en su territorio.

Este componente del sistema está ligado íntimamente con los otros componentes,
los cuales reciben productos provenientes de éste, como por ejemplo: los
componentes de cacería y pesca reciben las materias primas con las cuales se
elaboran los instrumentos y accesorios para poder llevar a cabo estas actividades,
como el algodón que colocan en las cerbatanas, la carnada para los peces, las
trampas, etc.; el componente de la producción pecuaria recibe insumos para
ayudar al mantenimiento de los animales, como el choibá, el hobo o la iraca; la
recolección le aporta al componente agrícola el material con el que se hace el
proceso de domesticación de especies promisorias, que siguen siendo la base para
ampliar el rango de productos agrícolas con fines de alimentación, como es el
caso del ñampí, el pacó y la papachina o achín, y algunos materiales para el
almacenamiento de los productos como la corteza del balso.

Finalmente, se puede concluir que el componente de la recolección es el centro


del sistema de producción, en la medida en que este le aporta a todos los demás
componentes como se anotó en el párrafo anterior; y además a la familia y al
medio exterior a través de productos manufacturados como las artesanías. Esto
indica que para mantener el sistema estable, es necesario garantizar el buen estado
de todos los recursos naturales en los que se sustenta el componente de
recolección; es decir el bosque.

Cacería

Esta actividad está definida como la captura de animales con fines de consumo,
utilizando herramientas como las armas, la lámpara o los perros. Durante esta
actividad participan indígenas adultos muchas veces acompañados por jóvenes,
ya que la cacería para el indígena no tiene como objetivo solamente la captura del
animal, sino que además es otra forma de reafirmación de la cultura.

La cacería se constituye en otro tipo de socialización del conocimiento; se


aprenden a distinguir plantas medicinales, alimenticias o venenosas; a conocer el
ciclo de vida y costumbres de los animales; así como la relación de equilibrio
existente entre el hombre y la naturaleza, que se fundamenta en la interpretación
especial de fenómenos naturales y el significado que le otorgan a ciertos sitios
geográficos como lugares sagrados dentro de una mítica particular. La utilización
del producto de esta actividad, está enmarcado dentro de los siguientes aspectos
que forman parte de la cotidianidad de los indígenas:

• Alimentación
• Magico-religioso
• Curativo
• Elaboración de instrumentos musicales
• Elaboración de collares
• Cría (informantes de predadores, lujo, limpieza de la vivienda, etc.)
• Comercialización e intercambio
• Prestigio social

La cacería siempre ha sido el suministro de la proteína animal y de las grasas que


contribuyen en la transformación de otros alimentos, para completar la dieta de
los indígenas. El consumo de carne es selectivo; es decir, que para la alimentación
se capturan solamente aquellos animales que reúnen las condiciones óptimas para
poder hacer uso de ellos, sin atentar contra el equilibrio del ecosistema.

Los pueblos indígenas utilizan en lo posible todas las partes del animal capturado,
tratando de evitar al máximo el desperdicio, contribuyendo de esta manera a la
utilización eficiente de los recursos naturales. En las ceremonias que realizan el
Jaibaná y el Tonguero durante sus prácticas en la medicina tradicional y durante
las ceremonias magico-religiosas como la ombligada, los indígenas utilizan restos
de animales (pelos, uñas, etc.).

Las prácticas tradicionales en donde se involucran varios miembros de la


comunidad, como mingas, fiestas entre otras, también reciben un aporte de la
cacería, pues éstas se recrean con instrumentos musicales elaborados con partes
de animales y los participantes acuden a las mismas con indumentarias especiales
como collares y demás, en donde de nuevo se refleja el uso integral de los
animales.

La cacería se constituye en un factor de diferenciación social en tanto que el


cazador que más animales haya capturado, es más respetado y goza de un
prestigio especial dentro de la sociedad indígena; los buenos cazadores son los
hombres más apetecidos para las relaciones matrimoniales8 y además son muy

8
Las indígenas no se casan con individuos que no cultiven o no cacen.
tenidos en cuenta como consejeros en la comunidad, por lo cual los cazadores
cuelgan los cráneos de sus presas en sus tambos como trofeos.

En las cercanías de las viviendas o dentro de éstas es común observar animales de


monte, los cuales son utilizados como informantes de predadores, controladores
de plagas al interior de los tambos, para la recreación o la ornamentación. (Ver
Figura 25). Estos animales pueden convertirse en objetos de intercambio o venta
al interior o fuera de la comunidad, debido a que las personas que los crían no los
consumen por la relación afectiva que han establecido con ellos en el tiempo,
considerándolos como otro miembro de la familia.

Debido a que el componente de la cacería se sustenta específicamente en el


bosque y como éste contribuye en buena forma con la cultura tradicional
indígena, se hace necesario insistir en el control sobre los recursos naturales, de
manera tal que garanticen a perpetuidad esta actividad.

Este componente aunque no mantiene una relación directa con los otros
componentes del sistema, si le aporta todos sus productos a la familia,
garantizándole de esta manera su existencia; por tal motivo y desde el punto de
vista de la alimentación y además del fortalecimiento cultural, este componente
tiene una importancia relevante en el funcionamiento efectivo del sistema.

Pesca

Con este componente se completa el conjunto relacionado con los recursos


naturales en el STP.

La actividad de la pesca está considerada como la captura de productos


hidrobiológicos mediante un esfuerzo físico notable. La obtención de camarones
y cangrejos (crustáceos), se reconoce dentro de la pesca como el camaroneo. Para
llevar a cabo este oficio se requieren instrumentos que van desde chuzos,
anzuelos, mallas, canastas y lentes o caretas, que se pueden construir con
productos obtenidos en la recolección.

Los usos de los productos obtenidos mediante la pesca, se encuentran clasificados


o pertenecen a uno o varios de los siguientes campos: alimentación, curaciones,
adornos, medicinal o ceremonias magico-religiosas. La mayoría de los productos
obtenidos de esta práctica son destinados a complementar la dieta alimenticia de
los indígenas. (Ver Figura 26).
El consumo que se hace de productos hidrobiológicos en el campo magico-
religioso, curativo y ornamental, se desarrolla dentro de los mismos aspectos
explicados para los productos obtenidos mediante la actividad de la cacería; sin
embargo, es de anotar que el aporte de la actividad de la pesca al STP es menor,
dado que la gama de recursos hidrobiológicos que los indígenas han incorporado
a su sistema de producción, es reducida.

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