LA VIVIENDA POPULAR Laura Benedetti Reiman

EN CONCEPCIÓN: Profesora de Historia y Geografía

Premio Universidad de Concepción
UNA APROXIMACIÓN Magister en Historia UdeC
Doctor (c) en Historia Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
HISTÓRICA Directora Programa de Investigación Histórica en Estudios Regionales
(PIHER), Depto. de Historia, UdeC.

Danny Monsálvez Araneda

Profesor de Historia y Geografía y Magíster en Historia, UdeC

Doctor en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Académico e Investigador en el Departamento de Historia, UdeC
Introducción
Si quisiéramos colocar un punto de referencia para abordar el problema
de la vivienda y su relación con los sectores populares urbanos,
podríamos referirnos a la “cuestión social”, la cual se sitúa desde la
década de 1880 y hasta mediados de 19201, período en el cual se agudiza
la degradación en las condiciones de vida de los sectores populares. Las
precarias condiciones laborales, las diversas enfermedades y el problema
de la vivienda, fueron algunos de los males que aquejaron al variopinto
mundo popular.
Sin duda, el proceso de modernización e industrialización de fines
del siglo XIX condujo, entre otras cosas, a una migración desde
las zonas rurales a las urbanas en busca de mejores condiciones de
vida. Antes de ese proceso, la institucionalidad, es decir, el Estado
y los gobiernos de turno, no tuvieron la capacidad de responder a
la demanda de viviendas obreras. Como consecuencia de aquello,
los sectores populares comenzaron a ocupar y habitar los márgenes
de la ciudad, espacios en los cuales levantaron ranchos, rancherías y
pequeños asentamientos urbanos carentes de todo servicio básico y
moradas levantadas con lo que estaba al alcance de la mano. Vicente
Espinoza relata la pobreza que se vivía en aquellos sectores, así como
1 Morris, J. (1967). Los intelectuales y el consenso: estudio de la cuestión social y del sistema de
relaciones industriales de Chile. Santiago: Ed. del Pacífico.
96
las diversas enfermedades que aquejaban a los pobladores, tales como la
viruela, el tifus o la tuberculosis2.
Años más tarde, la crisis económica del año 1929 afectó profundamente
la economía nacional, produciendo una reducción de las exportaciones.
Aquello implicó que el Estado tuviera que implementar un plan para
impulsar la economía nacional. Este proceso fue conocido como el
“Estado empresario-desarrollista”, a través de la creación el año 1939
de la CORFO.
Una de las zonas del país que se vio favorecida con las políticas de
la industrialización fue el Gran Concepción. Lo anterior trajo como
consecuencia un importante proceso de migración desde el campo a la
ciudad y de otras zonas del país hacia la zona de Concepción, con lo
cual se produjo un aumento significativo de la población.
Cabe recordar que hacia 1930 un 30% de los habitantes de
Concepción vivía en conventillos. Es decir, habitaciones con una
pésima infraestructura, donde el hacinamiento generaba una serie
de problemas en la salud de las personas, por ejemplo, infecciones,
enfermedades y muerte, lo cual iba de la mano con la inexistente
posibilidad de acceder a una salud medianamente digna.
2 Espinoza, V. (1998). Para una historia de los pobres de la ciudad. Santiago: Ediciones Sur, pp.
33-37.
97
En ese contexto, el tema de la vivienda será uno de los principales
problemas para las autoridades de la época. Como señalamos en líneas
anteriores, el crecimiento considerable de la población, a consecuencia
del proceso migratorio desde el mundo rural al urbano, a consecuencia
Evolución de la población urbana en Concepción y Talcahuano
entre los años 1940 y 1970
con la clase trabajadora y los pobres de la ciudad, era tan significativa,
que no fue suficiente el esfuerzo por tratar de dar solución a dicho
problema. En medio de todo este escenario, la situación sufrió un
problema mayor: el terremoto de 1939 afectó considerablemente al
sur del país, concretamente a Chillán y la ciudad de Concepción y
sus alrededores.

El terremoto afectó a más del 90% de las casas, la ciudad quedó

Comunas 1940 Crecimiento Crecimiento Crecimiento
casi completamente dañada, lo mismo que edificios públicos y la
1952 1960 1970
arquitectura, en general, siendo los más afectados los pobres de la
Concepción 84.000 43% 120.000 25% 150.300 18% 178.000
ciudad, que ya vivían en pésimas condiciones de vida3.
Talcahuano 35.774 53% 54.782 69% 93.037 59% 147.981

Si bien la creación de la Corporación de Fomento de la Producción

Fuente: Pacheco, A. (1997). Historia de Concepción Siglo XX. Concepción: Editorial Logos, p. 101.
del proceso industrializador, se convirtió, por una parte, en un polo
de atracción laboral para quienes vivían en las diversas zonas rurales de
la región pero, además, significó la instalación de grupos de personas
en los sectores periféricos de la ciudad, dando vida a las poblaciones
callampas, viviendas que carecían de agua, luz y alcantarillado, es decir,
las mínimas condiciones para ser habitadas.
como espacio institucional para apoyar el proceso de reconstrucción
post terremoto de 1939, contribuyó a dar solución –entre otros
problemas– al tema habitacional, la situación de precariedad se
mantuvo, lo cual condujo a que algunas personas buscaran medios
alternativos para hacer frente a sus necesidades, por ejemplo,
arrendando o alquilando piezas o bien estableciéndose en los sectores
periféricos de la ciudad, en las denominadas “poblaciones callampas”.

Si bien el Estado buscó algunos mecanismos para dar solución al tema

habitacional, por ejemplo, la Ley de Vivienda (1925) o la Caja de 3 Labbé, B. (2012). Entre el campo y la ciudad: migración, memoria e identidad en los pobladores

Habitación Popular (1936), la deuda histórica que tenían los gobiernos

de Hualpencillo durante el desarrollismo en Chile (1960-1965) (Tesis para optar al grado de
Licenciado en Historia). Concepción, pp. 95- 97.

98 99
A mediados de siglo XX, se desarrollaron algunos conflictos sociales
por el acceso a un terreno en el espacio urbano. Como una forma
de resolver aquella problemática, los pobladores levantaron algunos
conventillos y callampas en los cerros “La Pólvora, Caracol, Chepe y
Riveros y la costanera del río Biobío”, destacando la toma de La Agüita
de la Perdiz, en abril de 19584. Lo cierto es que, hacia la década del 50,
los pobladores habían desplegado en la ciudad varias organizaciones que
se relacionaban con el tema de la vivienda, por ejemplo, el comité de
viviendas, tomas de terreno y el comité de los sin casa. Además, en este
período, es posible observar un importante proceso de “politización”
de los pobladores, el cual se desarrolló al interior mismo de sus
organizaciones y de la interacción con la institucionalidad, por ejemplo,
con el municipio. Por lo tanto, no será solo el tema de la vivienda,
también se instalarán los problemas relacionados con arriendo, higiene
y urbanización, entre otros5.
La toma de terreno, más allá de una acción tendiente a ocupar un
espacio geográfico, tiene todo un proceso de aprendizaje para quienes
desarrollan dicha acción. Por ejemplo, ante la nula respuesta de las
autoridades, los pobladores deciden la ejecución de una toma, la cual
generalmente se desarrollaba en las noches para no ser interceptados
4 González Rothen, C. (2013). Las dinámicas de los pobladores de la ciudad de Concepción. La
problemática de la vivienda en Concepción, 1952-1958”. Seminario de título para optar al grado de
Licenciado en Educación, mención Historia y Geografía, Concepción, p. 55.
5 González Rothen, C., op. cit., p. 83.
100
por la policía. Una vez instalados se contactaba a las autoridades locales,
algún regidor, diputado o senador cercano. Establecida la toma, se
constituía un campamento, mientras se realizaban los trámites para su
urbanización y afianzar la futura población.
El terremoto de 1960 llevó a las autoridades a la construcción de
una serie de nuevas poblaciones, como Laguna Redonda, el sector
Manuel Avendaño y la población 21 de Mayo en las proximidades del
cementerio general.
Lo cierto es que, desde mediados de siglo XX, los pobladores iniciaron
un proceso intenso de búsqueda por alcanzar formas dignas para
establecerse en la ciudad a través de villas y poblaciones, intentando
dejar atrás el poblamiento precario en conventillos y poblaciones
callampas6.
Los Pobres en la Ciudad
El siglo XIX estuvo marcado por la llegada masiva de sectores populares
que se arrancharon en los principales centros urbanos del país. De esta
forma, desde 1830, los migrantes irrumpieron en el espacio geográfico
de la ciudad, siendo posible de identificar tres grandes tendencias en la
6 Garcés, M. (2013). Tomando su sitio. El movimiento de pobladores de Santiago 1957-1970.
Santiago: Lom ediciones.
101
ocupación de terrenos7 que explican –en su conjunto– el surgimiento
de los barrios populares de Agua negra, la Merced abajo, Chillancito,
San Carlitos, Biobío, la Pampa y la Puntilla8. Las continuas migraciones
desarrolladas durante la segunda mitad del siglo XIX9, generaron una
presión sobre el acceso a la vivienda10; emergieron dos nuevos tipos de
viviendas que dan cuenta de la presencia de los pobres en el espacio
urbano: los cuartos redondos11 y los conventillos, permitiendo con
ello la especulación a expensas de la necesidad de los más pobres y
agudizándose los problemas de salubridad que terminaron diezmando
a sus habitantes.
7 En ellas distinguimos el proceso de arranchamiento en el cerro Caracol –para su posterior
expulsión a los extramuros de la ciudad–, las múltiples solicitudes de sitios a la municipalidad y
las ocupaciones de facto en las zonas suburbanas. Para mayor información véase a Pacheco, A.
(2002). Economía y sociedad de Concepción. Siglo XIX: sectores populares urbanos, 1800-1885.
Concepción: Trama ediciones.
8 De acuerdo a los datos censales, la población de la ciudad pasó desde 1865 de 29.478 habitantes
a 82.662 en 1920.
9 Benedetti, L. (2011). La cuestión social en Concepción y en los centros mineros de Lota y Coronel
(1885-1910). Concepción: Ediciones al Aire libro.
10 El eco de las sociedades N°4, 15 de mayo de 1890 en Pacheco, A. (2002). Economía y sociedad
de Concepción…, op. cit., p.13.
11 De acuerdo al trabajo realizado por María Ximena Urbina, correspondería a una variante
del conventillo por su configuración, una habitación o dos que tienen salida a la calle y no a un
patio interior como el conventillo; construido al mismo nivel o más bajo que el nivel de la calle,
se caracterizó por tener solo la puerta para ventilación, la humedad, las inundaciones, las pésimas
condiciones de higiene y el hacinamiento, así como también las consecuencias de estas.“[…] sin piso
de madera o ladrillo en casi todas ellas […].Fácil de comprender que los tales cuartos sean semillero
de enfermedades”.
102
Los conventillos12 constituyeron el tipo de vivienda popular más
descrito por la prensa; fueron el foco de reflexión de higienistas,
empresarios y autoridades durante las últimas décadas del siglo XIX y
las primeras tres décadas del siglo XX; la presencia de estas habitaciones
la encontramos tanto en los barrios populares como también dentro de
los límites urbanos, ya que constituyó la materialización de la creciente
y desbordada demanda de vivienda por parte de los más desposeídos y,
a la vez, en una de las facetas más conocidas como la pobreza propia
del capitalismo: la citada “cuestión social”. La prensa reforzó la idea
de miseria material e inmoralidad de sus habitantes, como un espacio
bárbaro y de excesos, “pequeñas Sodoma y Gomorra”13; a pesar de la
intensa campaña de denuncia14 y de la relación conocida entre vivienda
popular-insalubridad y muerte, la condición de los conventillos no fue
modificada, calificándose de penosa y repugnante15.
12  Definidos como un conjunto de piezas alineadas, con un pequeño alero al frente,
entre dos hileras de piezas había un patio angosto y largo, que consistía en un patio común, fueron
considerados –inicialmente– como muy superiores a los cuartos redondos por sus dimensiones,
terminaron compartiendo sus mismas problemáticas: falta de ventilación, hacinamiento e
insalubridad general; se transformó en el foco principal de preocupación –siendo los cuartos
redondos muchas veces llamados conventillos– por parte de las autoridades municipales, opinión
pública y profesionales médicos
13 Urbina, M. X. (2001-2002). Los conventillos de Valparaíso en el imaginario colectivo. Tiempo y
espacio, N°11, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad del Biobío, pp. 259-280.
14 Casi a diario, El Sur publicó listados de viviendas catalogadas como insalubres, a cuyos
propietarios se les aplicó multas y amenazó con eventuales clausuras, así como también se
les entregó indicaciones de qué aspectos debían mejorar de las viviendas. Los listados fueron el
resultado de la acción de la junta de inspección creada para propiciar el desarrollo de la salubridad.
15 El Sur, 8 de febrero, 1899.
103
El descubrimiento de la cuestión social, el cambio de siglo, la opinión
de los empresarios16 y la consolidación de la biopolítica, impusieron
la necesidad de abordar el problema de la habitación popular desde
la legislación, dictándose la ley 1838, “Ley de habitaciones obreras”,
en 1906, que creaba un consejo central y consejos departamentales;
estos no solo tenían entre sus funciones la promoción y ejecución de
construcciones, sino que se les asignó un rol de inspección17.
Durante los años ’30 los sectores populares penquistas continuaron
viviendo en “[…] una sola pieza, […] una mesita, un cajón vacío
como alacena, dos o tres tarros para hacer comida diaria, una cama
desmantelada i en el cielo, el suelo duro i húmedo un poyo para
cocinar”18.
16 En 1904, el boletín de la SOFOFA publicó una interesante reflexión por parte de los empresarios
sobre los efectos de la habitación obrera en el desempeño laboral; en ella se abogaba por la
necesidad de combatir los males del conventillo con la construcción de viviendas que promovieran
mejores condiciones materiales para el desarrollo de la familia obrera, traduciéndose en una
conducta del trabajador más responsable en sus faenas. Véase Boletín de la SOFOFA, Santiago, año
XXI, marzo, 1904, pp. 83-84.
17 Ley 1838 sobre habitaciones obreras, artículos 1 y 8, Santiago, Editorial Cervantes, 1906, p.4.
Entre las funciones de inspección se encontraba la de declarar insalubres y decretar la demolición
de las viviendas que no cumpliesen con la característica de salubridad. En el caso de Concepción, el
Consejo departamental fue fiscalizador más que un constructor de nuevas viviendas, ordenando
continuamente la demolición; no hizo otra cosa más que agudizar el problema de la vivienda para
los más pobres, que fueron objeto de usura por parte de los propietarios y para quienes esas
habitaciones insalubres representaban el sentido de estabilidad frente a lo incierto y dramático de
sus propias existencias
18 El Sur, 8 de abril, 1930.
104
Del Conventillo a la Población Callampa
A pesar de los cambios legislativos en materia de vivienda19, se volvió a
demostrar la precariedad de su ocupación frente los efectos de la Gran
Depresión durante el período 1931-1932, en donde miles de habitantes
de los conventillos terminaron siendo expulsados, enfrentándose al
drama de la subsistencia en un contexto de miseria general, y
debiendo buscar nuevas formas para acceder a la vivienda, siendo esta
problemática la que, a juicio de Gómez Leyton20, constituiría el primer
antecedente que explica el nacimiento de las poblaciones callampas a
nivel nacional, ya que de acuerdo a su análisis, cada período económico
ha estado marcado por el problema del habitar del pobre en el espacio
urbano; así, las poblaciones callampas son “ […] las viviendas de la crisis
y de la transición entre cada proyecto modernizador”21. Sin embargo,
frente a la ausencia de estudios que confirmen la propuesta de Gómez
para el espacio en estudio –factor que no desechamos–, queremos
destacar que el estado actual de las investigaciones señala que el
terremoto de 1939 constituyó un factor gravitante en el problema
19 Entre los que se destaca el decreto 308, en el que se promovía la construcción de la vivienda
obrera. La presión de los más pobres sobre el suelo urbano se hizo sentir en el desarrollo de la
Liga de los arrendatarios, movimiento a nivel nacional que demandó la intervención del Estado en
materia de alzas en el valor de los arrendamientos.
20 Gómez Leyton, J. C. (1994). Las poblaciones callampas. Una expresión de la lucha social de los
pobres, Santiago 1930-1960. Santiago: FLACSO, p. 25.
21 Ibídem, p.17.
105
habitacional de los sectores populares urbanos en Concepción22;
muchos perdieron sus hogares y se encontraron sin dinero para
subsistir, agudizando con ello el problema de la demanda de vivienda
en el espacio urbano que se venía arrastrando de las décadas anteriores
como consecuencia de las demoliciones desarrolladas durante los
años’20. En este contexto, comenzó la ocupación de terrenos baldíos,
fiscales o privados, generalmente ubicados lejos del centro de la ciudad
y sin acceso a los servicios de agua potable, alcantarillado y alumbrado.
Al respecto, ¿qué es una población callampa? Corresponde a
la expresión dramática del habitar de los sectores populares en las
ciudades, y su desarrollo estuvo fuertemente vinculado al proyecto
de industria sustitutiva de importaciones (ISI). En el caso de
Concepción, las poblaciones callampas se desarrollaron en el contexto
de metropolitanización23 de la ciudad, consecuencia directa del
proyecto nacional de desarrollo impulsado por CORFO fuertemente
marcado por el desarrollo industrial que actuó como factor motivante
de las continuas migraciones del campo a la ciudad; así, frente a la
falta de vivienda, el excesivo valor del arrendamiento, la problemática
22 Pacheco, A. (1997). Historia de Concepción en el siglo XX. Concepción: Cuadernos del Biobío.
23 Recordemos que, para el período 1930-1950, en nuestra región se configuró la llamada
conurbación industrial, como consecuencia directa de la política de promoción industrial que,
en el caso de la región, se materializó en la creación de la siderúrgica Huachipato y de industrias
complementarias como INCHALAM, Metalurgia del Sur limitada y Fábrica de Carburo y Metalurgia
S.A.
106
de subsistencia marcada por la carestía, la ocupación precaria de un
terreno, se transformó en la solución para miles de chilenos. “[…]
se pueblan los suburbios […]. Las poblaciones marginales que se
establecen no cuentan con ningún tipo de servicio ni de transporte o
recolección de basura […]24. Allí la masa de recién llegados, sumándose
a los expulsados del centro de la ciudad –habitantes de los conventillos
derrumbados por el terremoto, demolidos o lanzados25–, levantaron
construcciones ligeras, empleando desechos como cartones, zinc, tablas,
latas, en espacios lejanos al centro de la ciudad, carentes de servicios,
en donde se reprodujeron los problemas históricos de la habitación
popular en Chile: hacinamiento, insalubridad y pobreza, en medio de
una convivencia permanente con animales, que contribuyeron a crear
un clima malsano, con efectos directos sobre la salud de la población.
La existencia de las poblaciones callampas dio cuenta del problema del
acceso a la vivienda por parte de los sectores populares, constituyendo
entonces sus pobladores un grupo heterogéneo que vieron en estas
una solución transitoria a su problema y no definitiva –a diferencia de
la toma de terreno–, buscando una respuesta al problema del habitar
en la institucionalidad vigente. “El 90% de las audiencias que se recibe
a diario en la alcaldía son precisamente peticiones de suelos o de casas.
24 El Sur, 25 de junio, 1945, citado en Céspedes, C. (2001). El problema habitacional obrero en
Concepción 1945-1960. Seminario de título para optar al grado de Licenciado en educación con
mención en Historia y Geografía, Universidad de Concepción, p. 81.
25 El Sur, 24 de marzo, 1952, p. 3.
107
[…]. Reconozco que no soy capaz de impedir a esos pobres ocupar
esos terrenos […]26”. La municipalidad se vio sobrepasada por el tema
habitacional y reconocía que la única solución era la inversión del
Estado a través de planes de construcciones de emergencias para casas
higiénicas, el que no se concretó, a pesar de los avances en materia
de construcción habitacional que lideró la Caja de Habitación y,
posteriormente, la CORVI en nuestro espacio de estudio27.
La problemática de “las callampas” motivó a que se desarrollara en
1952 el primer censo de poblaciones callampas a nivel nacional28,
cuyos resultados fueron publicados por el diario El Sur, siendo de
gran utilidad para ubicar geográficamente donde se desarrolló este
tipo de ocupación en Concepción. De acuerdo a este, 6.334 habitantes
de Concepción vivían en las poblaciones callampas, entregando la
autoridad recomendaciones sobre las mejoras que deberían realizarse
para hacer habitables aquellos espacios que carecían de los elementos;
de esta forma, se identificaban las siguientes poblaciones29: Libertad,
26 El Sur, 24 de marzo, 1952 en Céspedes, C., op. cit., p. 58.
27 Para el período de 1945 a 1960, diversas construcciones se impulsaron desde los organismos
institucionales; así, se construyó la población Baquedano (1947), Lorenzo Arenas (en múltiples
etapas desde 1943 a 1954), población Biobío 1 y 2, población Juan Antonio Ríos (1945), población
de empleados municipales (1953), población Gabriela Mistral (1953), población del Ejército (1949),
población Andalién (1956), sumándose las construcciones de la CORVI en espacios como San Pedro
y Hualpencillo.
28 Gómez Leyton, J. C., op. cit.
29 Céspedes, C., op. cit., p. 57.
108
Las Tres Pascualas, Brasil, Paso nivel, cerro Chepe, Mochita norte y
Mochita Sur y Costanera, caracterizadas por su falta de acceso al agua
potable y ser consideradas inhabitables (a excepción de la población
Libertad, que fue considerada habitable si se invertía en ella, al igual
que el sector Costanera si se construía un muro de contención)30.
Durante el transcurso de la década del ’50, se sumó el sector del
cerro La Pólvora31 a la categoría de población callampa32; hacia 1957,
la realidad de las poblaciones callampas en la ciudad fue descrita de
esta manera: “Población […] 5.000 familias, población Libertad al final
de la calle Colo-Colo, […] 3.000 familias, grupos de callampas en los
extremos del cerro La Pólvora, […] de 150 familias. 100 familias que
ocupan este tipo de viviendas insalubres en la población Padilla, 60
familias que viven en casas “callampas” al final de la calle Paicaví, en el
lugar llamado Paso del Burro, en la ladera sur del cerro Chacabuco, 25
familias junto a la Laguna Las Tres Pascualas, 50 familias en el cerro
Chepe, 25 familias en Puchacay en un sitio entregado por ferrocarriles,
35 familias en lado noreste de la población Vargas y otras 25 familias
junto al paso sobre nivel de la calle Prat, al iniciarse el camino a
Talcahuano[…] En total suman 8.470 familias, con un promedio de
cinco personas, adultas y menores […], el total de personas […] 42.350;
30 El Sur, 17 de enero, 1953.
31 El sector del cerro La Pólvora, que inició su poblamiento hacia los años ’30, pero que
experimentó un singular crecimiento hacia 1956 en medio de un fuerte control policial para evitar la
ocupación por nuevas familias del espacio.
32 El Sur, 5 de febrero, 1956, p. 6.
109
llama la atención que la nota de “El Sur” identifica la presencia de
poblaciones y de casas “callampas”, es decir se incluyó también a
aquellas viviendas ubicadas en barrios populares, como por ejemplo
el populoso sector de Pedro de Valdivia, pero no definidos como
poblaciones callampas propiamente tal, que compartían con estas la
precariedad de la vivienda y del acceso al agua potable, alcantarillado
y luz eléctrica33 y los tipos de materiales de construcción de lo que
consideran su vivienda.
La agudización del problema habitacional y la emergencia de las
poblaciones callampas y de las casas “callampas” son una consecuencia
del crecimiento poblacional que experimentó la ciudad, que entre el
período 1956 y 1960 aumentó en un 25,65%, sumándose la carestía de
arriendos y del costo de la vida en general, los bajos niveles salariales,
el problema inflacionario y la cesantía.
¿Quiénes habitaron en las poblaciones callampas y las casas tipo
callampas? Múltiples noticias publicadas en El Sur durante el período
1956-1957, aluden a las ocupaciones de sus habitantes y sus historias,
destacando que no corresponde a población marginal-delictiva de la
33 De acuerdo al trabajo realizado por Claudia Céspedes y la investigación de Arnoldo Pacheco,
antiguos barrios de Concepción, los que no derivan de ocupaciones espontáneas, iniciaron la
segunda mitad del siglo XX con falta de alcantarillado, sin agua potable, sin calles y una iluminación
eléctrica insuficiente, siendo esta la situación de barrios como Pedro del Río Zañartu, Chillancito,
plaza Condell y el sector Prieto Cruz.
110
sociedad, sino que realizan trabajos formales e informales diversos para
poder sobrevivir34, para quienes el habitar en una población callampa
constituía la única alternativa de acceder a la vivienda.
Un punto de inflexión en la búsqueda de solucionar el problema
habitacional, desde los sectores populares, se dio en la ciudad a
principios de 1958, marcado por la primera toma de terrenos por
unos cien habitantes, que dio origen a la población Agüita de la
Perdiz, en los faldeos del cerro Caracol, próximo al barrio La Toma; sin
contar con ningún servicio, se transformó en un espacio diferente de
ocupación, en un intento de habitar los sectores populares urbanos, en
donde se vio en la toma del terreno la solución definitiva de acceder a
la vivienda frente a la imposibilidad de incorporarse a los programas de
vivienda a través de CORVI35.
A pesar de los avances en materia de construcción de viviendas que
existió en la ciudad, el problema de las poblaciones callampas no
tuvo una solución durante los años ’60 y la ocupación de terrenos se
transformó en la solución para los sectores populares, para quienes el
Estado no tenía ninguna solución que ofrecerles.
34 Gómez Leyton, J. C., op. cit., p. 17.
35 El Sur, 21 de febrero 1970, en Alegría, R. y Fernández, M. (1998). Para una aproximación
histórica al estudio de los sectores populares urbanos y la problemática habitacional de los sin casa
en la historia de Concepción (1950-1985). Seminario de título para optar al grado de Licenciado en
educación con mención en Historia y Geografía, Universidad de Concepción.
111
Fuentes Gómez Leyton, J. C. (1994). Las poblaciones callampas. Una expresión de la lucha social de
los pobres, Santiago 1930-1960. Santiago: FLACSO.

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112 113