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BLOQUE 12.

NORMALIZACIÓN DEMOCRÁTICA DE ESPAÑA E


INTEGRACIÓN EN EUROPA (DESDE 1975).
12.1. La Transición: alternativas políticas tras la muerte de Franco. El papel del rey y el
gobierno de Adolfo Suárez. El restablecimiento de la democracia: las elecciones de
junio de 1977. La Constitución de 1978. El Estado de las Autonomías. El terrorismo
durante la Transición.

La Transición: alternativas políticas tras la muerte de Franco.

Se entiende por Transición a la democracia al proceso iniciado a la muerte del general Franco
en noviembre de 1975, que dio lugar a un cambio político gradual desde un régimen
autoritario y personalista característico de la dictadura franquista a una democracia
representativa materializada en la monarquía parlamentaria y en la Constitución de 1978. El
proceso de transición democrática fue impulsado por el rey Juan Carlos y por el presidente del
gobierno Adolfo Suárez, artífice de la Ley para la Reforma Política de diciembre de 1976. No
obstante, el cambio político no habría sido posible sin la colaboración de las organizaciones
sociales, partidos políticos y sindicatos todavía organizados de forma clandestina. Se puede
concluir que la transición fue un gran triunfo de la sociedad española. Sin embargo, el proceso
de cambio no estuvo exento de dificultades hasta consolidarse.

A la muerte de Franco había tres alternativas políticas posibles:

1. La continuidad del régimen franquista.

Los sectores más inmovilistas del franquismo, conocidos como el Búnker, no contemplaban
otra opción que la de mantener el régimen y los principios fundamentales del Movimiento
Nacional. Esta postura era apoyada por gran parte del ejército.

2. Iniciar una reforma política partiendo de las leyes e instituciones franquistas.

Era la vía propuesta por los sectores moderados y aperturistas del régimen. Pretendían un
cambio político progresivo hacia la democracia porque eran conscientes de que mantener el
franquismo era inviable y que la sociedad española reclamaba un cambio democrático que,
además, era el único camino para que España se integrase en Europa. Fue la vía que se
impuso.

3. La ruptura democrática.

Era el proceso al que aspiraba la izquierda antifranquista que quería restaurar la democracia
de forma inmediata.

El papel del rey y el gobierno de Adolfo Suárez.

El 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte de Franco, Juan Carlos I fue
proclamado rey según lo establecido en la Ley Orgánica de Sucesión aprobada por el propio
Franco en 1969. El nuevo rey se comprometía a mantener los fundamentos ideológicos del
Movimiento Nacional aunque en su primer discurso parecía haber intenciones de apertura
política. Los primeros momentos del reinado fueron de indefinición pues mantuvo en su cargo
a Carlos Arias Navarro, último presidente del gobierno con Franco. Esta decisión decepcionó a
la oposición democrática pues mantenía la estructura del franquismo. El malestar social
condujo a una convocatoria de huelga general en marzo de 1976 que se saldó con cinco
muertos en la ciudad de Vitoria (Sucesos de Vitoria). La reacción represiva del gobierno de
Arias Navarro, demostró que no era la persona adecuada para dirigir las reformas políticas por
lo que el rey le retiró su confianza en julio de 1976. El rey decidió nombrar como nuevo
presidente del gobierno a Adolfo Suárez. Su nombramiento causó una nueva decepción pues
era el secretario general del Movimiento Nacional (el partido único del franquismo). Sin
embargo, emprendió una serie de medidas abiertamente reformistas que le convirtieron en el
impulsor de la transición hacia la democracia:

- Amnistía para los presos políticos sin delitos de sangre.


- Ley para la Reforma Política (diciembre de 1976).
- Legalización del Partido Comunista (abril de 1977).
- Convocatoria de las primeras elecciones democráticas (junio 1977).

De estas medidas la más importante era la Ley de Reforma Política con la que se abría el
camino de democratización política. En la ley se establecía la creación de nuevas Cortes
elegidas por sufragio universal. Paradójicamente la nueva ley debía ser aprobada por las Cortes
franquistas lo que significaba acabar con el franquismo desde el propio régimen.
Sorprendentemente las Cortes aprobaron la ley de reforma que también fue sometida a
referéndum nacional en diciembre de 1976, obteniendo el 94% de los votos emitidos. Esto
suponía que se aceptaba la vía reformista hacia la transición democrática. Sin embargo, el
proceso de reformas estuvo amenazado desde sus inicios tanto por los elementos más
intransigentes del franquismo (el búnker), como por los grupos de extrema izquierda ETA y
GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre) cuyas acciones terroristas
hicieron temer un golpe militar. El momento de máxima tensión se produjo en enero de 1977,
con el asesinato de cinco abogados laboralistas en la calle de Atocha de Madrid (suceso
conocido como la matanza de Atocha), perpetrado por miembros de extrema derecha y los
atentados contra militares y policías que estuvieron a punto de desestabilizar la situación
política.

Las elecciones de junio de 1977: las primeras elecciones democráticas.

Pese a todo Adolfo Suárez demostró un gran coraje y mantuvo el proceso de cambios
permitiendo la legalización del PCE (Partido Comunista), en abril de 1977. Era consciente de
las reacciones en contra que se iban a producir dentro del ejército (comunicado de repulsa,
dimisión del ministro de marina) y en los sectores más conservadores. Una figura clave de este
momento fue el teniente general Gutiérrez Mellado, nombrado vicepresidente del gobierno,
que ayudó a controlar, momentáneamente, los desafíos golpistas de un sector del ejército.

Aunque con dificultades, las elecciones convocadas para el 15 de junio de 1977 se celebraron
recuperando la actividad democrática perdida desde febrero de 1936. El número de
candidaturas que concurrieron a estas primeras elecciones fue muy elevado pero las más
destacadas fueron:

- Unión de Centro Democrático (UCD). Creada y liderada por Adolfo


Suárez, que aglutinaba a diversas fuerzas de centro y de la derecha
moderada. Fue la gran vencedora obteniendo el 34% de los votos.
- El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), dirigido por dos jóvenes
abogados sevillanos: Felipe González y Alfonso Guerra que obtuvieron el
28,9% de los votos, siendo la segunda fuerza más votada.
- El Partido Comunista (PCE), que mantenía su vieja dirección histórica con
Santiago Carrillo y Dolores Ibarruri “Pasionaria”.
- Alianza Popular (AP). Presidida por Manuel Fraga, representaba los
sectores moderados del franquismo.
- Las fuerzas nacionalistas catalanas y vascas: representadas por dos
corrientes ideológicas, una moderada (Convergencia Democrática, CDC)
liderada por Jordi Pujol y otra histórica y republicana (ERC) las primeras y
por el PNV (Partido Nacionalista Vasco), en el caso vasco.

La victoria electoral de UCD, hizo que Adolfo Suárez volviera a asumir la presidencia del
gobierno pero ahora respaldado por unas elecciones democráticas. Entre las prioridades del
nuevo gobierno estaban la elaboración de una nueva constitución democrática y afrontar la
grave crisis económica que sufría el país. Suárez reunió a los llamados “agentes sociales”:
partidos políticos, sindicatos y empresarios que firmaron un acuerdo conocido como los Pactos
de la Moncloa (octubre de 1977), para garantizar la estabilidad política y social.

La Constitución de 1978

Una vez formalizadas las nuevas Cortes democráticas quedaban por definir la organización de
las instituciones del Estado. Era necesario elaborar una nueva Constitución. Primero se creó
una comisión parlamentaria con representantes de los diversos grupos parlamentarios, de ella
salieron elegidos siete miembros elegidos para redactar un anteproyecto de Constitución. Son
los llamados Padres de la Constitución, de la que se excluyó el PNV, por lo que decidió no
votarla.

El 31 de octubre la nueva Constitución era aprobada por las Cortes y refrendada en


referéndum el 6 de diciembre de 1978. La principal característica de esta constitución fue el
acuerdo entre los grupos políticos de ideologías muy dispares para redactar su contenido. Se
trata, por tanto, de una Constitución de consenso. Es un texto extenso que comienza
definiendo a España como un Estado social y democrático de derecho:

- Se recupera el principio de Soberanía Nacional.


- Se hace una amplia declaración de derechos (libertad de expresión y de
asociación, mayoría de edad a los 18 años, abolición de la pena de
muerte)
- Se establece como sistema político la monarquía parlamentaria.
- El rey es el Jefe del Estado pero su papel es simbólico.
- División de poderes:
- el poder ejecutivo que recae en el gobierno.

- El poder legislativo que reside en las Cortes que son bicamerales


(Congreso y Senado) y que, además, aprueban los presupuestos y controlan
al gobierno.

- El poder judicial integrado por jueces y magistrados, cuyos máximos


órganos son el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional.

El Estado de las Autonomías

Uno de los aspectos más originales y polémicos de la constitución fueron los artículos sobre la
nueva organización territorial del Estado con la que se pretendía satisfacer las demandas de
los partidos nacionalistas y, especialmente, de las denominadas nacionalidades históricas
(Cataluña, País Vasco y Galicia). España seguía siendo un Estado unitario pero descentralizado
en municipios, provincias y comunidades autónomas. La singularidad del modelo residía en
estas últimas que se fueron formando respondiendo a razones históricas o realidades
culturales. Así surgieron 17 comunidades autónomas y 2 ciudades autónomas con un régimen
especial (Ceuta y Melilla). También se reconocían los derechos históricos de Navarra y País
Vasco a los que se les concedió un sistema fiscal propio. Las autonomías disponen de sus
propias instituciones y parlamentos y de Estatutos de Autonomía en los que se recogen su
territorio, normas propias y competencias.

El terrorismo durante la Transición.

A lo largo de la transición el nuevo régimen democrático tuvo que hacer frente a las amenazas
desestabilizadoras tanto de la extrema derecha y de sectores del ejército nostálgicos del franquismo
como de organizaciones de extrema izquierda, como el GRAPO (Grupo Revolucionario Antifascista
Primero de Octubre), o ETA (Euskadi Ta Askatasuna).

a) La extrema derecha intentó crear un clima de inestabilidad política para acabar con la democracia.
Su acción más deplorable fue el asesinato de un grupo de abogados laboralistas en enero de 1977.
Este suceso se conoce como “la matanza de Atocha”.
b) La amenaza del golpismo. El descontento de amplios sectores del ejército, cuyos mandos procedían
del franquismo, era manifiesto. La legalización del Partido Comunista, la política autonómica y, en
espacial, los atentados de ETA y del GRAPO (casi doscientos asesinatos entre 1978 y 1980),
motivaron varios intentos golpistas como la Operación Galaxia en 1978 o el intento de golpe de
Estado el 23 de febrero de 1981 (el 23-F), cuando un grupo de Guardias Civiles, dirigidos por el
Teniente Coronel Tejero, irrumpió en el Congreso de los Diputados cuando iba a ser investido como
presidente Leopoldo Calvo Sotelo.
c) El terrorismo de ETA. En los años “80” ETA intensificó sus atentados contra miembros del ejército,
policía y Guardia Civil en una estrategia para forzar una negociación política. Entre los atentados
más sangrientos se recuerda el de Hipercor en Barcelona en 1987, que llevó a los partidos vascos a
firmar el Pacto de Ajuria Enea (1988) contra el terrorismo.
El secuestro y asesinato, en 1997, del concejal del PP, Miguel Ángel Blanco, selló un nuevo pacto
por las libertades entre PP y PSOE y puso a gran parte de la sociedad vasca contra la violencia de
ETA.

12.2. Las etapas políticas de la democracia. Los gobiernos de la UCD. El golpe de


Estado de 23 de febrero de 1981. La alternancia política: gobiernos socialistas y
gobiernos del Partido Popular.

Las etapas políticas de la democracia:

Los gobiernos de UCD y la dimisión de Suárez (1979-1982)

Después de aprobarse la nueva constitución el gobierno decidió disolver las Cortes y convocar
elecciones para el 1 de marzo de 1979, de los que debían salir las primeras Cortes y el primer
gobierno constitucional. Las elecciones volvió a ganarlas UCD y Adolfo Suárez se convirtió en
presidente del gobierno por tercera vez consecutiva. Un mes más tarde se convocaron
elecciones municipales y autonómicas en las que fueron elegidos, entre otros, Enrique Tierno
Galván como alcalde de Madrid. Sin embargo, el gobierno de UCD tuvo que hacer frente a una
gran inestabilidad política provocada por diversos factores: discrepancias internas en el seno
de UCD; acoso del terrorismo que entre 1978 y 1980 llevó a cabo 235 asesinatos por parte de
ETA y 43 por los GRAPO; malestar creciente en el seno del ejército con amenaza de golpe
militar.

Las diferencias dentro de su partido y los problemas internos provocaron la dimisión de Adolfo
Suárez en enero de 1981. El vicepresidente Leopoldo Calvo Sotelo se convertía en el nuevo
presidente del gobierno pero debía ser refrendado por las Cortes. La tarde del 23 de febrero
de 1981, cuando se procedía a la sesión de investidura de Calvo Sotelo el Congreso de
Diputados fue asaltado por un grupo de guardias civiles comandados por el teniente coronel
Tejero. El asalto formaba parte de un complot militar que intentaba acabar con la joven
democracia española. La reacción de la sociedad española y la decidida intervención del rey
Juan Carlos pusieron fin al intento golpista y salvaron a la democracia de su más dura prueba.

El gobierno de Calvo Sotelo se convirtió en una etapa de transición. Durante su breve mandato
se intentó impulsar el proceso autonómico e ingresar en la Comunidad Económica Europea
(CEE). Como paso previo a ese ingreso se consideraba que era necesario incorporarse a la
alianza militar de la OTAN, aunque los partidos de izquierda eran reacios a entrar en la Alianza
Atlántica, finalmente se produjo en mayo de 1982.

Los problemas internos de UCD acabaron con su desintegración. En julio de 1982 Suárez
abandonó el partido y Calvo Sotelo decidió convocar elecciones para octubre de ese año en las
que el PSOE se alzó con la victoria iniciándose la segunda transición de la democracia española.

Los gobiernos del PSOE (1982-1996): la etapa felipista.

Las elecciones generales de 1982 supusieron el triunfo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y su
secretario general, Felipe González, se convirtió en el nuevo presidente del gobierno. Durante los
gobiernos socialistas se fue afianzando el régimen democrático y constitucional y el presidente del
gobierno fue dejando una impronta política que le hizo ganar cuatro elecciones consecutivas aunque la
última etapa no estuvo exenta de escándalos políticos y acusaciones de corrupción. Para hacer
referencia a este período de gobiernos socialistas se acabó acuñando el término felipismo, que hacia
hincapié en una forma muy personalista de gobernar.

Entre los acontecimientos más importantes de esta etapa destacan:

- 1ª legislatura (1982-1986)
Uno de los principales objetivos del nuevo gobierno estaba encaminado a superar la crisis económica y a
reducir el paro. Para conseguirlo se llevaron a cabo políticas de reajuste económico, cuya finalidad era
también la de preparar a España para su ingreso en la Comunidad Económica Europea (CEE).

a) El reajuste económico (1982-1985) fue dirigido por el ministro de economía Miguel


Boyer. Se redujeron la inflación y el paro y se hizo una reconversión industrial.
También se decidió intervenir el conglomerado industrial de la familia Ruiz Mateos
conocido como RUMASA.
b) El tratado de adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE). España se
convirtió en miembro de la Unión Europea el 1 de enero de 1986.
c) Ingreso de España en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), alianza
militar que integra a los países de Europa occidental, EEUU y Canadá.
d) Reformas de carácter social como:
- la ley de Reforma Educativa (LODE) que ampliaba la enseñanza obligatoria
hasta los 16 años.

- Ley General de Sanidad que establecía un sistema nacional de salud gratuito


y universal.

- Ley de despenalización del aborto.


- 2ª legislatura (1986-1989)
El PSOE ganó por mayoría absoluta aunque la nueva legislación laboral provocó la primera huelga
general de la democracia en diciembre de 1988.

- 3ª legislatura (1989-1993)
Estuvo marcada por las celebraciones de 1992, que sirvieron de escaparate de España al mundo. La
Exposición Universal en Sevilla y Los Juegos Olímpicos de Barcelona.

- 4ª legislatura (1993-1996)
La legislatura estuvo macada por casos de corrupción como el del director de la Guardia Civil, Luís
Roldán acusado de apropiarse de fondos públicos (caso Roldán), o la acusación al estado de costear una
organización que atentaba contra miembros de ETA, los conocidos como Grupos Antiterroristas de
Liberación (GAL). El gobierno fue acusado de amparar la “guerra sucia” y ante la situación política
decidió convocar elecciones anticipadas.

Los gobiernos del Partido Popular (1996-2004)

En 1996 el Partido Popular (PP) ganó las elecciones sin obtener la mayoría absoluta por lo que José

María Aznar fue elegido presidente del gobierno pero se vio obligado a pactar con los nacionalistas
catalanes, vascos y canarios.

Entre los acontecimientos de este período destacan:

- 1ª legislatura (1996-2000)

El PP inició una política liberal que produjo el crecimiento de la economía y la creación de empleo que
permitieron a España la convergencia económica con Europa y la entrada en el Euro.

En 1997 dos acontecimientos relacionados con el terrorismo conmocionaron a la opinión pública: la


liberación de Ortega Lara, un funcionario de prisiones secuestrado por ETA y especialmente, el
asesinato del joven concejal del PP, Miguel Ángel Blanco.

También se suprimió el servicio militar obligatorio (la mili).

- 2ª legislatura (2000-2004)

El Partido Popular obtuvo mayoría absoluta. Se reforzaron las relaciones con EEUU y España participó en
la guerra contra Irak.

El acontecimiento más importante se produjo días antes de la convocatoria de elecciones, el 11 de


marzo de 2004 (11-M), diversos atentados contra trenes de cercanías de Madrid causaron más de 190
muertos. El nuevo candidato del PP, Mariano Rajoy, perdió las elecciones que ganó el Partido Socialista
liderado por José Luís Rodríguez Zapatero.
La vuelta del PSOE al gobierno (2004-2008)

En las elecciones de marzo de 2004 se produjo el triunfo del PSOE, en contra de lo que decían las
encuestas y, probablemente, por el impacto que habían causado los atentados del 11 de marzo. El
nuevo presidente del gobierno era José Luis Rodríguez Zapatero, que dirigió al país en dos legislaturas.

- 1ª legislatura (2004-2008)

Orientó su política en cuatro direcciones:

- Neutralidad y acercamiento al mundo islámico. España retiró sus tropas de Irak y presentó una
iniciativa ante la ONU para acercar posturas entre Occidente y el mundo islámico conocida como
Alianza de Civilizaciones.

- Poner fin al terrorismo de ETA iniciando un proceso de negociaciones.

- Reformar los Estatutos de Autonomía, entre ellos el Estatuto de Cataluña.

- Reforzar medidas de contenido social (ley de protección contra la violencia de género; matrimonio
de personas del mismo sexo; Ley de Dependencia).

- 2ª legislatura (2008-2011)

La crisis financiera internacional sacudió a la economía española. La quiebra del banco Lehman Brothers
y la conocida como “burbuja inmobiliaria” en España provocaron una profunda recesión en España y el
aumento imparable del desempleo. España inició un duro ajuste de gasto público. Con esta situación
Zapatero adelantó las elecciones.

Nuevo gobierno del Partido Popular (2011-2015)

Las elecciones de 2011 dieron la victoria al Partido Popular y Mariano Rajoy se convirtió en Presidente
del Gobierno iniciando una política de austeridad. A los problemas económicos se han ido sumando
nuevos problemas: casos de corrupción política como Gurtel o los ERE de Andalucía; la amenaza del
yihadismo o terrorismo islámico y el aumento del secesionismo en Cataluña.

En junio de 2014, el rey Juan Carlos decidió abdicar en su hijo Felipe VI, abriendo un nuevo período en la
Historia de España.
12.3. La integración de España en Europa. Consecuencias económicas y sociales. La
modernización de las infraestructuras. El Programa de Convergencia y la
creación del euro.

En junio de 1985 España firmaba, junto con Portugal, los Tratados y actas de Adhesión a la
Comunidad Económica Europea. Con la firma de este acuerdo España culminaba un largo
proceso, iniciado durante el franquismo, para integrarse en Europa.

En 1962, recién creada la Comunidad Económica Europea (CEE), el gobierno español solicitó su
ingreso pero no fue admitido por el carácter antidemocrático del régimen franquista. Ante su
insistencia, España consiguió, en 1970, un acuerdo preferencial con la CEE que le concedía
ciertos privilegios comerciales. Con la llegada de la democracia los gobiernos de UCD
retomaron las negociaciones pues la integración de España en las instituciones europeas era
un objetivo compartido por la mayor parte de las fuerzas políticas españolas y un
reconocimiento internacional para la joven democracia española. En 1977, el gobierno de
Adolfo Suárez solicitó oficialmente la apertura de negociaciones, pero Francia bloqueó el
ingreso ante las dudas sobre una auténtica consolidación democrática en España y por el
perjuicio que representaba la competencia española para los agricultores franceses. Como
paso previo a esa integración se firmó la entrada española en la OTAN en mayo de 1982, a la
que se oponían las fuerzas políticas de izquierda aunque el PSOE acabó aceptando dicho
ingreso.

La adhesión definitiva de España a la CEE, se produjo en junio de 1985 durante el gobierno


socialista de Felipe González, aunque no se hizo efectiva hasta enero de 1986. Sus efectos
políticos y legislativos fueron inmediatos pues España quedaba supeditada a las normativas
europeas.

En 1992 los países de la CEE dieron un paso más hacía su integración con la firma del Tratado
de Maastricht, que pretendía superar el marco de las relaciones económicas para iniciar una
auténtica unión en el ámbito político creando un Estado supranacional con instituciones
propias. Así nació la Unión Europea, entre cuyos proyectos estaba el de la creación de una
moneda común para los países miembros. En 1999, España ingresó en la Unión Económica y
Monetaria, tras cumplir con los criterios de convergencia requeridos para formar parte de la
moneda común europea.

Consecuencias económicas y sociales

La integración de España en la Unión Europea ha tenido profundas consecuencias en los


ámbitos económico y social. Además de suponer el reconocimiento al proceso de democracia
iniciado en España ha contribuido a su consolidación y ha repercutido favorablemente en su
desarrollo eco-nómico y en la modernización de la sociedad española haciéndola más
dinámica y abierta. Entre las consecuencias económicas destacan:

- El crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto), que se duplicó entre 1985 y 2013.
- El aumento del comercio exterior y de las exportaciones. La mayor parte de ellas con destino a la
Unión Europea (más del 65%).

- La recepción de Fondos Europeos para el desarrollo. Cuando España entró en la CEE en 1986,
España tenía un nivel de desarrollo por debajo de la media europea. En consecuencia, entre
1986 y 2006 fue uno de los países que más se beneficiaron de los fondos estructurales y de
cohesión de la UE. España ha recibido más de 300.000 millones de euros en ayudas que se han
destinado a la modernización de la agricultura y, especialmente, al desarrollo de sus
infraestructuras.

- Programas europeos para la investigación e innovación, en los que España es el tercer receptor
tras Alemania y Reino Unido.

- Movilidad de capital y de mano de obra fomentando las inversiones, la transacción de capitales y


la libre circulación de trabajadores entre los países de la Unión así como la supresión de
fronteras entre los países firmantes del tratado Schengen.

- Actualmente España ha pasado de ser receptor de fondos europeos a ser contribuyente neto, es
decir que aporta más que recibe, lo que supone que hemos incrementado el nivel de renta
aunque algunas regiones españolas siguen por debajo del nivel medio europeo (89 sobre 100) y
su tasa de desempleo, superior al 20%, es el doble de la europea con excepción de Grecia.

En cuanto a los cambios sociales se han acelerado en las últimas décadas. El aumento del nivel de
renta ha transformado la estructura social. Actualmente las clases medias suponen más del 60% de
la población española, la mayor parte de esa población es urbana (cerca del 80%) y la distribución
sectorial de actividad es similar a la de los países más desarrollados, con un sector primario muy
reducido con menos de un 5% de ocupación y un predominio del sector de servicios con más del 60%
de la población activa.

Otro factor de cambio ha sido la plena incorporación de la mujer al ámbito laboral y profesional.
Hoy en día más del 60% de alumnos universitarios son mujeres. No obstante, todavía persisten
desigualdades salariales y de paridad en los órganos de decisión de empresas y administraciones. Por
último, otro fenómeno social se ha sumado a las transformaciones sociales experimentas por España
tras su integración en la Unión Europea: la inmigración. España ha sido tradicionalmente emisor de
emigración, sin embargo, a partir de los años “noventa” la tendencia cambió y se ha convertido en
receptor de inmigrantes procedentes de diversos orígenes (Rumania, Marruecos, Iberoamérica,
sobre todo Ecuador, China…,). En el año 2010, más de cuatro millones de extranjeros residían en
España y muchos de ellos han optado por adquirir la nacionalidad española.

La modernización de las infraestructuras

Como hemos comentado, gran parte de los fondos estructurales de cohesión recibidos de la Unión
Europea se han destinado a la modernización de las infraestructuras. España mantenía en la última
mitad del siglo XX unas infraestructuras más propias del S. XIX. Gracias a la financiación europea y a
la voluntad inversora de los gobiernos de la Transición, España ha desarrollado unas infraestructuras
modernas cuyos símbolos más importantes son:
- Una extensa red de Autovías cubriendo la mayor parte del territorio nacional.

- La incorporación del AVE (tren de Alta Velocidad), inaugurado en 1992 para conectar Madrid y
Sevilla y al que se han ido sumando nuevas líneas como la de Madrid-Barcelona-frontera
francesa.

- La ampliación y mejora de puertos como los de Algeciras, Valencia o Barcelona.

- El desarrollo aeroportuario que ha convertido a los aeropuertos de Madrid, Barcelona o Mallorca


entre los de mayor tráfico de pasajeros de Europa y a la terminal T-4, del aeropuerto de Madrid-
Barajas entre las más modernas.

Programa de Convergencia y creación del Euro

En 1992 el Tratado de Maastricht abría el camino hacia una futura unión monetaria europea y a la
creación de una moneda común. Para acceder a esa moneda se establecieron una serie de requisitos
que debían cumplir los países que decidiesen integrarse en ella. Esos requisitos se conocieron como
Programa de Convergencia. Las condiciones exigidas para entrar en esa moneda única (conocida
primero como Ecu y luego como Euro), suponían un duro ajuste económico y pusieron en evidencia
las deficiencias de la economía española. Los gobiernos sucesivos, en especial los del Partido Popular
con José María Aznar al frente, emprendieron una serie de medidas para cumplir con los criterios
exigidos:

- limitar el déficit público.


- Reducir la deuda pública privatizando empresas estatales.
- Control de la inflación.

Estos criterios debían conseguirse antes de mayo de 1998. España consiguió adaptarse a las
exigencias de la moneda común y fue uno de los países fundadores del Euro que, a partir de
2002, sustituyó a la peseta como moneda oficial fijando un cambio de 166,38 pesetas por
euro.

El papel de España en el contexto internacional

Durante el franquismo España estuvo prácticamente aislada en el contexto internacional. Con


la normalización democrática y su integración en la OTAN y en la CEE, se produjo un cambio
histórico de la política exterior española. En el presente España forma parte de todos los
organismos internacionales con un papel activo y se encuadra en los modelos sociales,
económicos y políticos de los Estados de Europa occidental. Los gobiernos de la transición
hicieron todo lo posible por impulsar la presencia española en el exterior y hacerla visible.
Durante los gobiernos de Felipe González España presidió el Consejo Europeo (1989), formó
parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, fuerzas militares españolas comenzaron a
participar en misiones de paz de la ONU (cascos azules) y Madrid fue sede, en 1991, de una
conferencia de paz sobre Oriente Medio entre israelíes y palestinos. También en esos años se
organizaron diversos eventos como los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición
Universal de Sevilla (ambos en 1992, en un año mágico en el que se conmemoraba el quinto
centenario del Descubrimiento de América), que se convirtieron en un escaparate de España
ante el mundo y sirvieron para fomentar su prestigio internacional con una imagen de
modernidad y desarrollo. En la etapa de José María Aznar como presidente del gobierno se
mantuvieron similares objetivos, aunque en la segunda legislatura de su mandato su empeño
en establecer una relación preferente con Estados Unidos condujo a la polémica decisión de
colaborar con el gobierno norteamericano de George Bush en la Guerra de Irak. Con la llegada
del PSOE al poder, el nuevo presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ordenó la
retirada de las tropas españolas presentes en Irak cumpliendo una de sus promesas
electorales. La medida enfrió las relaciones con EEUU durante unos años.

Las líneas maestras de la actual política exterior española tratan de seguir jugando un papel
relevante en el contexto internacional:

- España ha sido miembro, no permanente; del Consejo de Seguridad de la ONU y ha participado


en misiones internacionales por mandato de Naciones Unidas en Haití, Líbano, el Indico y
Afganistán.
- En 1982 España ingresaba en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pese a la
oposición de algunos sectores de la sociedad española. Formar parte de esta organización militar
de defensa se entendía como un paso previo para entrar en la Unión Europea. Desde su ingreso
España ha participado en diversas misiones en especial en la antigua yugoslavia (Bosnia y
Kosovo).
- La relación con Iberoamérica sigue siendo un elemento preferencial de la política exterior
española. Con la intención de potenciar esas relaciones y de estrechar vínculos entre las
naciones iberoamericanas se han ido celebrando reuniones periódicas (cumbres
iberoamericanas), a uno y otro lado del Atlántico, con la idea de jugar un papel activo en el
contexto mundial como comunidad cultural con intereses compartidos.

Actualmente nuestra política exterior está muy ligada a la de nuestros aliados europeos
aunque España sigue aspirando a tener una voz propia y un papel relevante en el contexto
internacional. Pese a la frustración de no pertenecer al selecto grupo de los países más
influyentes del mundo (el denominado G 8), ha conseguido ser invitada al

G 20, donde se reúnen el grupo de las ocho economías principales más las nuevas economías
emergentes en un contexto de crisis económica mundial.

En el futuro el objetivo es que, en su proceso de integración política, la Unión Europea llegue a


tener una política exterior común y con una sola voz en un contexto mundial muy convulso en
el que Estados Unidos y China compiten por el liderazgo aunque, en las circunstancias
actuales, todavía parece lejos de alcanzarse.

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