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Parcial 1

To Kill a Mockingbird
La ópera prima de Harper Lee es una historia de injusticia, de cómo las creencias
logran afectar el funcionamiento de una sociedad. Quien tiene el poder, en este
caso el jurado, no pudo distinguir entre lo justo y lo injusto debido a las creencias
profundamente arraigadas que definían su perspectiva. Esta película nos demuestra
el papel crucial que desempeña el imaginario social en la creación y el
mantenimiento de las injusticias epistémicas.
En aquellos años, existía una ceguera social que nacía del imaginario social
opresivo, el cual que permitía injusticias de manera sistemática. La aceptación del
imaginario social llevó a la comunidad de Maycomb a perpetrar un acto
prácticamente criminal, la condena del inocente Tim Robinson. No obstante, la
película y por supuesto el libro contrastan este pensamiento opresor con el
personaje de Atticus Finch, quien en contra de todo decide tomar el caso de
Robinson, a sabiendas de que para la comunidad, este hombre de color ya estaba
condenado. Es la firme creencia de Atticus Finch en el sistema de justicia penal y el
estado de derecho lo que está en el centro de su desafío al status quo de la
comunidad. A diferencia del resto del pueblo, él no cree que solo los blancos sean
dignos de un juicio justo y equitativo; él cree que es algo a lo que todos tienen
derecho. Eso es lo que Atticus cree, sin embargo, esa creencia no genera poder ni
autoridad dentro de una sociedad que no le brinda el mismo valor a la vida de un
negro que a la vida de un blanco. Podría argumentarse que la justicia procesal al
final de la historia pierde autoridad. La integridad y la justicia procesal están en
conflicto cuando Tom Robinson es declarado culpable, a pesar de la fuerte
evidencia de lo contrario. Esta situación da sentido al nombre de la historia, matar a
un ruiseñor, pues se le hizo daño a una persona indefensa e inocente.
El concepto de matar a un ruiseñor se vuelve a retomar cuando Radley
protege a Scout de un ebrio Bob Ewell. En su afán de proteger a Scout, Radley
asesina al hombre pero el sheriff y Atticus deciden no proceder en su contra, pues
de una u otra manera, ya sea haciéndolo un héroe de la comunidad o enfrentándolo
a un juicio, se violaría la privacidad que toda la película buscó tener. Haber
perturbado su privacidad sería quitarle su vida, situación que no se merecía al haber
hecho un acto presentado como heroico. Esta perspectiva que presenta la historia
es importante porque nos presenta el desarrollo moral y ético de Atticus Finch, ya
que ocultar la verdad habría estado en contra de su moral antes del ataque contra
su hija. El ataque contra su propia familia ha revelado que la integridad es el bien
superior que Atticus persigue.
To Kill a Mockingbird narra una historia donde la identidad colectiva genera
un choque contra lo éticamente justo. Esta identidad se convierte en un obstáculo
para el desarrollo de la justicia en la sociedad y la evolución del conocimiento. La
narrativa de las historias en aquel Estados Unidos estaba fundamentada en el odio
racial que dominaba los estados sureños. Las creencias del pueblo de Maycomb no
se encontraban en un proceso de reivindicación como hoy en día sucede con los
asuntos raciales; al contrario, el racismo yacía en las estructuras de poder de
aquellas comunidades. No existía una reflexión ni tampoco una disposición social
por revertir la situación. Sin una sociedad reflexiva, las creencias se apoderan del
imaginario social, al que recurren todas las personas para formar parte de la
sociedad. ¿Qué hubiera pasado sin miembros del jurado blanco hubieran optado por
ser reflexivos e ir en contra de las creencias racistas? El conflicto que tuvo Scout
con Bob Ewell posiblemente se habría extendido de diferentes formas en la
sociedad. Las creencias raciales han sido históricamente difíciles de revertir porque
antes de poder llevar a la sociedad a la reflexión, se debe superar el conflicto que
genera la imposición de nuevas creencias. Remitiéndonos al pensamiento de
William Clifford, las creencias deben fundamentarse en evidencia dado que afectan
directamente el accionar de una sociedad. En realidad no existe ni existirá evidencia
que pruebe que hay una jerarquía entre razas. Sin esta evidencia, la creencia entre
las sociedades debería ser que todos los hombres y las mujeres se merecen el
mismo respeto de sus derechos. Lamentablemente, en el curso de la historia se ha
creído lo contrario.
La proliferación de creencias claramente erróneas que ponen a la persona de
color por debajo de la persona blanca se deriva de la posición de poder que ha
existido desde hace siglos. La comunidad europea se desarrolló de manera
acelerada en comparación con la comunidad africana, lo que generó esa relación de
subordinación que existió durante años. Ese poder histórico se tradujo en autoridad,
la cual se le otorgó a las instituciones que controlaban a las comunidades. La
autoridad y el poder del hombre blanco se tradujeron en la manipulación de las
creencias de la sociedad, dando como resultado, decisiones atroces como la
condena que se le da a Tim Robinson dentro de la historia.
La credibilidad es otro factor que influye de sobremanera en la decisión
tomada por el jurado que enjuició a Tim Robinson. Por más que Atticus contará con
credibilidad frente a su comunidad, se enfrentó al déficit de credibilidad que tenía
Tim frente al jurado. En su libro Injusticia Epistémica, Miranda Fricker aborda el caso
de una mujer que presenta un déficit de credibilidad frente a un interlocutor que
parecía hablar de ética sin ser un experto en el tema. No obstante, después de la
plática descubre que el interlocutor era en realidad un filósofo de la ética por lo que
siente que ha cometido una injusticia en el juicio del hombre (Fricker, 2017; p. 87).
Para Fricker esto no es un caso de injusticia testimonial dado que las consecuencias
de este déficit de credibilidad provisional no son graves. En cambio, en To Kill a
Mockingbird vemos que ese déficit de credibilidad sí constituye una injusticia
testimonial al condenar a un hombre inocente. Las fallas del sistema, estos déficits
de credibilidad surgen de las construcciones racistas de la población de Maycomb y
se perpetúan porque como señala Fricker, "la responsabilidad testimonial requiere
una conciencia social claramente reflexiva" (2017; p. 91), con la cual la sociedad de
aquella época no contaba.
La decisión del juicio, la condenación de Tim Robinson, parte como ya se
mencionó del poder. Ese poder, presente en las estructuras sociales y mal dirigido
por la mentalidad racista de los residentes de Maycomb, se vuelve palpable a través
de la democracia. La democracia es visible en el poder que se les da a los
ciudadanos que conforman el jurado. No obstante, esta democracia no es ejercida
con responsabilidad y está lejos de ser un símbolo de justicia. El sesgo que existía
en los portadores de la democracia evitó que se impartiera justicia. Es aquí donde el
conocimiento habría sido bastante útil en la búsqueda de justicia. Para Sócrates, era
más importante que precisamente el conocimiento reinara sobre la democracia dado
que solo a través de la educación se tomaban las decisiones correctas. En la
historia, la educación que habría evitado que se condenara a un inocente es la
educación moral. La decisión a la que se enfrentó el jurado no requería de ningún
tipo de conocimiento avanzado en criminalística, simplemente un genuino
reconocimiento de la dignidad de Tim Robinson.
A manera de conclusión, podemos afirmar que To Kill a Mockingbird es un
drama que ejemplifica perfectamente como las posiciones sociales van moldeando
la realidad en la que vivimos. En la obra de Harper Lee, Tim Robinson es víctima de
una injusticia testimonial producto de un racismo profundo y extendido en la
sociedad. Su inocencia no era un hecho que la comunidad de Maycomb estuviera
dispuesta a aceptar porque los obligaría a reflexionar sobre sus creencias y dudar
de ellas. Desafortunadamente esa resistencia a la verdad sigue causando múltiple
estragos en la sociedad moderna. Los derechos humanos se siguen pisoteando
pero las creencias extendidas en la población siguen complicando la consecución
de justicia. Ese fenómeno incluso se puede apreciar en México, cuando el
testimonio de una mujer agredida recibe un déficit de credibilidad por parte de las
autoridades, las cuales son influenciadas por la estructura patriarcal que
históricamente ha prevalecido. En detrimento de la búsqueda de justicia, el poder lo
sigue teniendo un grupo de la población que está sesgado y que no quiere
confrontar ni reconstruir sus creencias. Cuando la democracia no se concentra,
cuando existe pluralidad, se incrementa inevitablemente el conocimiento. No porque
la diversidad genere automáticamente educación, sino porque se toman en cuenta
más puntos de vista, lo que reduce los sesgos en la toma de decisiones. Por
ejemplo, si hubiera habido hombres y mujeres de color en el jurado que determinó el
destino de Tim Robinson, probablemente no hubiera sido condenado. Del mismo
modo, es probable que si hubiera más mujeres dentro de los puestos de autoridad
más altos del país, el problema de la violencia contra la mujer se combatiría mejor
porque los testimonios no sufrirían ningún déficit de credibilidad y se haría justicia.
Referencias
Fricker, M. (2017). Injusticia Epistémica. Ciudad de México: Editorial Herder.
Mulligan, R. (Dirección). (1962). To Kill a Mockingbird.

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