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-Asignatura:

Argumentación Lingüística

-Sección:
16

-Maestra:
Persi Raquel Cuevas

-Autoras:
Lisandra Reyes 1104802
Erisabel Núñez 1103766
El silencio estimula al verdugo.

El feminicidio, también conocido como el homicidio en razón del género, es el asesinato


sistemático y premeditado de los miembros de un género concreto por el simple hecho de
serlo. El feminicidio en la República Dominicana es un problema que ha estado afectando
desde hace muchos años, en mayor parte debido a la cultura machista que nos caracteriza.
Este fenómeno se encuentra en aumento en muchos países de Centroamérica, en donde
también crece la presencia de las mujeres que tienen que realizar trabajos domésticos en
condiciones inestables.

Las mujeres entre los 15 y los 44 años poseen una mayor probabilidad de ser asesinadas o
cercenadas por hombres, que morir de cáncer o cualquier tipo de enfermedad infecciosa o
de cualquier otra índole.

La mayoría de los feminicidios son llevados a cabo por exparejas o parejas de las víctimas
que durante el tiempo de la relación fueron violentos, tóxicos y controladores con las
víctimas. En casi todos los casos existen actos violentos previos al momento en el que
mueren las victimas a manos de sus agresores. Como de igual manera se han registrado
casos en que los agresores cometen el hecho sin necesidad de que exista una causa o acto
previo con la mujer.

(Redacción Proceso, 2021), en sus estadísticas se muestra lo siguiente: "Entre el 2019 y


2020 se presentaron 134 casos de feminicidio, en donde el 40.3% de las víctimas estaban
separadas de sus respectivos agresores cuando la acción se llevó a cabo. Y solo en 11 casos
se notificó la existencia de un litigio por violencia".
¿A qué le podemos atribuir que de 134 casos solo 11 de estos hayan realizado una denuncia
sobre la situación? Esto puede ser debido a que las víctimas tenían miedo de hacer la
denuncia. En la mayoría de los casos, están siendo amenazadas con que las van a matar o a
sus familiares cercanos. A eso podemos sumarle que estas dependen económicamente de
sus victimarios y no tienen un grado de independencia tal para separarse de sus parejas.

En la mayoría de los casos de feminicidios los agresores se ven en la necesidad de humillar,


hacer ver y sentir inferior a la mujer que tienen al frente de ellos solo para satisfacer sus
sentimientos de superioridad, a los cuales se les enseño que el lugar de la mujer es la casa y
la de ellos la calle, que mientras más se impongan más demuestran su hombría. Estos llegan
al punto de manipular a sus víctimas no solo psicológicamente, sino que también
sexualmente.

Hay una cantidad de personas con problemas psicológicos que no lo dan a demostrar y
disfrazan su condición con una imagen de personas intachables. Algunos también gozan de
tan buena reputación ante su entorno que no importa lo que se diga o las muestras que se
enseñen, las personas seguirán pensando que ellos nunca harían algo así. Personas así son
las que se esconden bajo el pretexto de que la mujer le dio el permiso, aunque no haya sido
así.

Muchas de las mujeres que sufren de acoso o de violencia doméstica no denuncian a sus
agresores ni se lo comentan a nadie por el puro hecho de que las puedan llegar a culpar por
lo que les está sucediendo. Muchas no denuncian estos casos por puro miedo, ya que se les
enseñó que las mujeres deben de callar y obedecer.

Debido a esto, las mujeres se encuentran sometidas a una presión social que se les hace
imposible alzar la voz. Y si llegan a tomar la decisión de alzar la voz y denunciar a sus
agresores pasan a ser la comidilla de sus alrededores y terminan siendo acusadas de ser
malas mujeres o de ser demasiado dramáticas y exageradas, le hacen comentarios ofensivos
y que atentan contra su integridad tales como: tú te lo buscaste, ¿Para qué te casaste?, es tu
marido, es tu deber aguantarlo. El hecho de ser mujer no significa que sean inferiores,
vulnerables o frágiles.

La mujer no es la causante de que la violenten o que la maten, ya que en ninguna


circunstancia nadie tiene el derecho de atentar contra su integridad, salud mental y mucho
menos contra su vida.

Se les ha enseñado desde pequeñas que no deben responder a los acosos o agresiones
verbales de personas que conocen, o incluso de sus familiares. Además de ser criadas para
que sean las esposas idóneas, esas que no tienen un pensamiento crítico, una opinión propia
o en su defecto aquellas que necesitan de un hombre para vivir. Normalizando así las faltas
de respeto hacia las mujeres y culpándolas por el hecho de recibirlas. Somos culpadas por
vestirnos de la forma que queremos con el pretexto de que lo estamos haciendo para
provocar a los hombres, dando a entender como si el hombre no tuviera suficiente
raciocinio como para distinguir cuando es un no o cuando es un sí.

La sociedad se encuentra organizada de tal manera que la violencia se encuentra


impregnada en demasía en ella, formando, además, parte de las relaciones familiares, de las
laborales, de las educativas, y de cualquier otro tipo de relación existente en la sociedad. La
cultura que nos rodea plantea de mil maneras diferentes esta violencia como algo natural,
reforzándolas de imágenes, de enfoques, de explicaciones que presentan a la violencia de
manera normal.

Los feminicidios en la República Dominicana son el resultado de la ignorancia, de la


educación errada y a la antigua, donde el hombre es el que debe ser la figura que domina,
donde la mujer no tiene ni voz ni voto, debido a que ellos son los machos alfas, o los que
traen el dinero a la mesa de su casa. Una relación es igualdad, no importa el tipo. La mujer
no es un juguete, no solo existen para satisfacer las necesidades de los hombres.
Pero esto es solo una cara del problema, porque nadie habla sobre la educación que se les
dan a las mujeres en el país. Estas tienen que entrar en una relación con un hombre, en la
mayoría de los casos mayor que ella, para que cubra con las necesidades de esta, ya que las
mujeres no tienen posición y se les hace difícil vivir en mundo gobernado por hombres y
para hombres. En este país se vino a penalizar el matrimonio con menores hace al menos un
año y medio. Esto deja mucho que decir del país. Vemos como las niñas que tienen que
dejar sus casas para servir a hombres que solo las usan como sirvientas además de para
aumentar su sentimiento de autoridad solo por el hecho de tener a su lado una niña. Niñas
que son propensas a sufrir de maltrato y hasta de amenazas de muerte si deciden dejar el
lado de ese hombre.

Si hablas del tema te tachan de feminazi o feminista extrema excusándose con argumentos
que ni siquiera se pueden considerar válidos. Diciendo que el hombre y la mujer nunca
pueden ser iguales porque cumplen diferentes funciones en la sociedad, pero lo que se
busca es que las mujeres tengan igualdad de oportunidades. Que no se les vea como
máquinas para hacer niños, que estas puedan salir de las casas tranquilas sin tener que mirar
a todos lados o asustadas de que las puedan secuestrar o violar.

Los feminicidios se acabarán el día que se entienda que la mujer no se hizo para servir al
hombre, que la mujer no le debe nada al hombre solo por ser mujer. Que solo son seres
creados independientes pero que mantienen una relación de mutualismo no de parasitismo.

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