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ESDRAS

Capítulo 7
Vv. 1—10. Esdras fue desde Babilonia a Jerusalén por el bien de su patria. El rey fue
amable con él; le concedió todos sus pedidos, todo lo que Esdras deseara y le capacitara
para servir a su patria.
Cuando se fue, muchos fueron con él; él obtuvo el favor de su rey por el favor Divino. Toda
criatura es para nosotros lo que Dios hace que sea. Debemos ver la mano de Dios en los
hechos que nos suceden y reconocerlo con gratitud.

Vv. 11—26. La generosidad de los reyes paganos para apoyar la adoración de Dios fue un
reproche para la conducta de muchos reyes de Judá, y se levantará en juicio contra la
codicia de los ricos cristianos profesantes que no promueven la causa de Dios. Pero las
armas de los ministros cristianos no son carnales. Predicación fiel, vidas santas, oraciones
fervientes y sufrimiento con paciencia, cuando sean llamados a ello, son los medios de llevar
a los hombres a la obediencia a Cristo.

Vv. 27, 28. Esdras bendijo a Dios por dos cosas: —


1. Por su comisión. Si algo bueno aparece en nuestro corazón o en el corazón
del prójimo tenemos que reconocer que Dios lo puso y bendecirle; Él es quien obra en
nosotros así el querer como el hacer lo bueno. —
2. Por su aliento: Dios inclinó hacia mí su misericordia. Esdras era un hombre
valiente, pero esto lo atribuye, no a su corazón, sino a la mano de Dios. Si Dios nos da su
mano somos osados y alegres; si la retira, somos débiles como el agua. Dios debe tener toda
la gloria en cualquier cosa que seamos facultados para hacer por Dios y por quienes nos
rodeen.

Capítulo 8
Vv. 1—20. Esdras reúne a los exiliados de Israel y a los dispersos de Judá. Dios levanta los
espíritus de un remanente pequeño para acompañarlo. ¡Qué lástima que los buenos
hombres omitan una buena obra porque no se les habla!

Vv. 21—23. Esdras trató que los levitas fueran con él, pero ¿de qué serviría eso a menos
que tenga a Dios con él? Quienes buscan a Dios están a salvo bajo la sombra de sus alas,
aun en sus mayores peligros; pero los que lo abandonan, están siempre expuestos. Cuando
se entra a un nuevo estado de la vida, nuestro cuidado debe ser no llevar nada de la culpa
de los pecados de nuestra condición anterior. Cuando estamos en peligro, estemos en paz
con Dios, y entonces nada podrá dañarnos realmente. Todas nuestras preocupaciones por
nosotros mismos, nuestra familia, y nuestras pertenencias, es sabiduría y deber nuestro
encomendarlas a Dios en oración y dejar que Él las cuide.

En algunas ocasiones, debemos declinar ventajas que estén a nuestro alcance, no sea que
seamos causa de tropiezo para otros, y así sea deshonrado nuestro Dios. Pidamos sabiduría
a Dios para saber cómo usar o rechazar las cosas lícitas. No saldremos perdiendo si nos
aventuramos, sufrimos o cedemos por amor al Señor. Sus oraciones fueron contestadas y el
hecho lo testifica. Los que han buscado fervientemente a Dios, descubrieron que nunca lo
buscaron en vano. Apartar un tiempo para orar en secreto o públicamente, en momentos
difíciles y peligrosos, es el mejor método que podemos adoptar para recibir alivio.

Vv. 24—30. Esperemos que Dios cuide por su providencia de lo que nos pertenece y por su
gracia, nos deje cuidar lo que pertenece a Él. Que la honra y las cosas de Dios sean nuestra
preocupación; entonces podemos esperar que nuestra vida y consuelo sean su
preocupación.
Vv. 31—36. Los enemigos yacían al acecho de los judíos, pero Dios los protegió. Hasta los
peligros corrientes de los viajes nos llaman a partir con oración y regresar con alabanzas y
acciones de gracias. Pero, ¡qué rendiremos cuando el Señor nos haya llevado a salvo por el
peregrinaje de la vida, a través del sombrío valle de la muerte, fuera del alcance de todos
nuestros enemigos, a la felicidad eterna! —Entre sus sacrificios ellos tenían una ofrenda por
el pecado. La expiación endulza y asegura toda misericordia para nosotros, lo cual no será
verdaderamente consolador a menos que sea quitado el pecado y hecha nuestra paz con
Dios. —Entonces reposó la iglesia. Las expresiones aquí usadas nos llevan a pensar en la
liberación de los pecadores de la esclavitud espiritual y en su peregrinaje hacia la Jerusalén
celestial, bajo el cuidado y protección de su Dios y Salvador.

Capítulo 9
Vv. 1—4. Muchas corrupciones escapan de la vista de los reyes más cuidadosos. Algunas
personas desobedecieron la orden expresa de Dios, que prohibía todo matrimonio con
paganos, Deuteronomio vii. La incredulidad en la suficiencia de Dios está en el fondo de los
lamentables tumbos que damos para ayudarnos a nosotros mismos. Ellos se expusieron a sí
mismos y a sus hijos al peligro de la idolatría que había arruinado su iglesia y su nación.
Los profesantes carnales pueden tomar a la ligera tales relaciones y tratan de explicar las
exhortaciones a la separación eliminándola, pero quienes están más familiarizados con la
palabra de Dios tratan el tema de otra manera. Deben anunciar lo peor de tales uniones.
Los males excusados y hasta defendidos por muchos profesantes, asombran y causan
tristeza al creyente verdadero. —Todos los que dicen ser pueblo de Dios deben fortalecer a
los que se levantan y actúan contra el vicio y lo profano.

Vv. 5—15. El sacrificio, en especial el vespertino, era un tipo del bendito Cordero de Dios
que, en el atardecer del mundo, iba a quitar el pecado por el sacrificio de sí mismo. —El
sermón de Esdras es una confesión penitente del pecado, del pecado de su pueblo. Pero que
esto sirva de consuelo a los penitentes verdaderos, que aunque sus pecados lleguen hasta
los cielos, la misericordia de Dios está en los cielos. —Esdras habla con mucha vergüenza al
hablar del pecado.

La vergüenza santa es tan necesaria en el arrepentimiento verdadero como la tristeza santa.


Esdras habla con asombro. El descubrimiento de la culpa causa estupefacción; mientras
más pensamos en el pecado, peor se ve. Diga, Dios, sé misericordioso conmigo, pecador.
Esdras habla como quien tiene mucho temor. No hay presagio más seguro o triste de la
ruina que devolverse al pecado después de los grandes juicios y grandes liberaciones. Cada
uno de la iglesia de Dios tiene que maravillarse de que no haya agotado la paciencia del
Señor y no se haya acarreado destrucción a sí mismo.
¿Entonces, cómo será el caso del impío? Pues aunque el penitente verdadero nada tiene que
defender de su propia conducta, el Abogado celestial le defiende con sumo poder.

Capítulo 10
Vv. 1—5. Secanías admitió la culpa nacional. El caso es triste pero no desesperado; la
enfermedad es amenazante pero no incurable. Ahora que el pueblo empieza a lamentarse,
parecer que es derramado un espíritu de arrepentimiento; ahora hay esperanza que Dios
perdone y tenga misericordia. El pecado que rectamente nos perturba no nos destruirá. En
momentos melancólicos debemos observar que está por nosotros como también que está en
contra nuestra. Y puede que haya buenas esperanzas por medio de la gracia aun donde
haya un sentido de gran culpa ante Dios. —El caso es simple: lo que se hizo mal debe
deshacerse de nuevo en la mayor medida posible; nada menos que esto es el
arrepentimiento verdadero.

El pecado debe quitarse resueltos a no tener nunca nada más que hacer con eso. Lo que se
ha obtenido injustamente, debe restaurarse. Levántate y ten buen ánimo. Llorar es bueno
en este caso pero reformar es mejor. En cuanto a estar desigualmente uncido con
incrédulos, tales matrimonios son ciertamente pecadores y no deben hacerse pero ahora no
son nulos como lo eran antes que el evangelio terminara la separación de judíos y gentiles.

Vv. 6—14. Hay esperanzas concernientes al pueblo cuando ellos estén convencidos de no
sólo es bueno separarse de sus pecados sino que es necesario; debemos hacerlo o somos
deshechos. Tan rica es la misericordia y tan abundante la redención de Dios que hay
esperanza para el más vil que oiga el evangelio y esté dispuesto a aceptar la salvación
gratuita. —Cuando los pecadores se lamentan de sus pecados y tiemblan a la palabra de
Dios, hay esperanza que los abandonen. Para afectar a los demás con pena o amor santos
para con Dios, debemos nosotros mismos estar afectados. —Se acordó cuidadosamente
cómo debía realizarse este asunto. Eso que se resuelve apresuradamente rara vez resulta
duradero.

Vv. 15—44. Los mejores reformadores no pueden sino hacer su empresa; cuando el
Redentor mismo venga a Sion efectivamente quitará la impiedad de Jacob. Cuando se
arrepiente y se abandona el pecado Dios lo perdonará pero la sangre de Cristo, nuestra
ofrenda por el pecado, es la única expiación que quita nuestra culpa. Ningún
arrepentimiento o enmienda aparentes beneficiará a los que le rechazan a Él pues la
dependencia de sí mismos les demuestra aún sin humillarse. Todos los nombres escritos en
el libro de la vida son los de pecadores penitentes, no de personas con justicia propia que
piensan que no necesitan arrepentirse.

NEHEMÍAS 8
Vv. 1—8. Los sacrificios tenían que ofrecerse sólo en la puerta del Templo, pero la oración y
la predicación eran y son servicios religiosos tan aceptablemente realizados en un lugar
como en otro. Los jefes de familia deben llevar consigo a sus familias a la adoración de Dios
en público. Las mujeres y los niños tienen almas que salvar, y por tanto, tienen que
familiarizarse con la palabra de Dios y asistir a los medios de gracia. Los pequeñuelos deben
ser educados en la religión a medida que vayan entrando en razón. —Los ministros deben
llevar consigo sus Biblias cuando van al púlpito; Esdras así lo hizo. De ahí deben ellos sacar
su conocimiento; deben hablar conforme a esa regla y deben mostrar que así lo hacen. Leer
las Escrituras en las asambleas religiosas es una ordenanza de Dios por la cual se le honra,
y se edifica su iglesia. Quienes oyen la palabra deben entenderla, de lo contrario es para
ellos sólo un sonido hueco de palabras. Por tanto se requiere que haya maestros para que
expliquen la palabra y entreguen su sentido. Leer es bueno y predicar es bueno, pero la
exposición hace la lectura más comprensible y más convincente la predicación— .Quiso
Dios levantar en casi toda edad de la iglesia no sólo a quienes predican el evangelio, sino
también a los que escribieron sus puntos de vista de la verdad divina; y aunque muchos
han intentado explicar la Escritura, habiendo oscurecido el consejo con palabras sin
conocimiento, hay excelente uso para los trabajos de otros. Sin embargo, todo lo que oímos
debe pasar por la prueba de la Escritura. Ellos oyeron con disposición y sopesaron cada
palabra. La palabra de Dios exige atención. Si por negligencia dejamos que mucho se deslice
en el oír, existe el peligro de que por el olvido dejemos que todo se deslice luego de oírlo.
Vv. 9—12. Fue buena señal que sus corazones estuvieran tiernos cuando oyeron las
palabras de la ley. —El pueblo tenía que enviar porciones para quienes nada tenían
preparado. Deber de toda fiesta religiosa, como también de todo ayuno religioso, es acercar
el alma al hambriento; la abundancia de Dios debiera hacernos generosos. No sólo debemos
dar a quienes se ofrecen a sí mismos, sino enviar a los que están fuera de la vista. Su
fortaleza estaba en el gozo del Señor. Mientras mejor comprendamos la palabra de Dios,
más consuelo hallamos en ella; la oscuridad de la prueba surge de la oscuridad de la
ignorancia.

Vv. 13—18. En la ley hallaron escrita la fiesta de los tabernáculos. Los que escudriñan con
diligencia las Escrituras, encuentran cosas que han olvidado. La fiesta de los tabernáculos
era una representación del estado del creyente como tabernáculo en este mundo, y tipo del
santo gozo de la iglesia en el evangelio. La conversión de las naciones a la fe de Cristo está
anunciada bajo la figura de esta fiesta, Zacarías xiv, 16. La religión verdadera nos hará
extranjeros y peregrinos en la tierra.
Leemos y oímos aceptable y provechosamente la palabra cuando hacemos conforme a lo que
está escrito en ella; cuando se revive lo que demuestra ser nuestro deber, luego que ha sido
descuidado. A ellos les importaba la sustancia, de lo contrario la ceremonia no hubiera
servido. Ellos lo hicieron, regocijándose en Dios y su bondad. Estos son los medios con que
el Espíritu de Dios corona con éxito al hacer que los corazones de los pecadores tiemblen y
se vuelvan humildes ante Dios. Pero son enemigos de su propio crecimiento en santidad
quienes siempre albergan tristeza, aun por el pecado, y alejan de ellos las consolaciones que
nos da la palabra y el Espíritu de Dios.

Capítulo 9
Vv. 1—3. La palabra dirige y aviva la oración, porque por ella el Espíritu nos ayuda en
nuestras debilidades. El estudio cuidadoso de la palabra de Dios nos revela gradualmente
nuestra pecaminosidad y la abundancia de su salvación; de manera que esto nos llama a
dolernos por el pecado y a regocijarnos en Él. Todo descubrimiento de la verdad de Dios
debiera hacernos más atentos a su santa palabra y dispuestos a participar en su culto.

Vv. 4—38. Aquí tenemos registrado el resumen de sus oraciones. Indudablemente se dijo
mucho más. Cualquiera sea la habilidad que tengamos para hacer algo en la senda del
deber, tenemos que servir y glorificar a Dios conforme a lo mejor. Cuando confesamos
nuestros pecados, bueno es que notemos las misericordias de Dios para sentirnos más
humillados y avergonzados. Los tratos del Señor demostraban su bondad y paciencia, y la
dureza de sus corazones. El testimonio de los profetas era el testimonio del Espíritu en los
profetas, que es el Espíritu de Cristo en ellos. Ellos hablaron movidos por el Espíritu Santo
y lo que dijeron debe recibirse en forma consecuente. El resultado fue, maravillas por las
misericordias del Señor, y el sentimiento de que el pecado los había llevado a su estado
actual, del cual nada podría rescatarlos sino el inmerecido amor. ¿No es su conducta una
muestra de la naturaleza humana? Estudiemos la historia de nuestra patria y la nuestra.
Recordemos nuestras ventajas de la infancia y preguntemos, ¿cuáles fueron nuestras
primeras respuestas? Hagamos esto con frecuencia para mantener la humildad, la gratitud
y para que velemos.

Todos deben recordar que el orgullo y la obstinación son pecados que destruyen el alma.
Pero, suele ser tan difícil convencer al quebrantado de corazón que tenga esperanza, como
antes costó llevarlos a temer. ¿Es este tu caso? Mirad esta dulce promesa: ¡Dios dispuesto a
perdonar! En lugar de mantenernos alejados de Dios por el sentido de la propia indignidad,
vamos directamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro. Él es un Dios dispuesto a perdonar.
CONCEPTO TEOLÓGICO DE LA HISTORIA

La primera observación que notamos es que estos libros son muy selectivos en lo que escogen para
contarnos. La frase “pasadas estas cosas” en Esdras 7:1, p. ej cubre un período de más de 50 años. Las
actividades de Esdras mayormente ocupan un período de 12 meses, y de la obra de Nehemías no
sabemos nada de lo que pasa durante los 12 años entre su primer año de actividad intensa y su segundo
período de gobernador más de 12 años más tarde. Asimismo, las citas en Nehemías 12:26 y 47 parecen
que unen directamente a la generación de los que regresaron primero a la obra de los reformadores que
vinieron dos o más generaciones más tarde.
Claramente, ésta no es una historia científica moderna. Por lo contrario, el período que se cubre está
considerado del punto de vista del completo control de Dios sobre el proceso y por medio del cual su
pueblo fue primeramente restablecido y luego reformado sobre la tierra. Solo son incluidas las cosas
que contribuyeron a eso.
Nosotros también necesitamos alzar los ojos de los acontecimientos mundanos de todos los días, los
cuales a veces resultan desalentadores, para poder discernir los propósitos mayores de Dios en la
vida y mundo nuestros. Teniendo esa vista más amplia enfrente, aprendemos a apreciar más la
contribución que cada uno de nosotros hacemos.

7:1-10 Introducción a Esdras


Se presenta a Esdras como sacerdote y escriba. Su genealogía (1-5) muestra que era miembro de la
familia sacerdotal, un descendiente de Seraías, el penúltimo sumo sacerdote de Judá antes del exilio (1
Crónicas 6:14). En el período subsecuente al exilio, sin embargo, el papel de maestro de los sacerdotes
pasó más y más a manos de los escribas, de los cuales se presenta a Esdras como uno de los mejores
ejemplos (vv. 6 y 10). Esto era inevitable una vez que las Escrituras estaban completas y se
convirtieron en LA AUTORIDAD RELIGIOSA PRINCIPAL. Entonces, Esdras ocupa un lugar de
honor en el momento de transición en la manera en que la ley de Dios se interpreta a su pueblo; y se
nos prepara para la parte importante que la interpretación de los textos bíblicos aceptados desarrollará
en su narrativa.

Su viaje a Jerusalén se resume en los vv. 6-9; más detalles se dan en el cap. 8. El primer día del mes
primero (9) señala la fiesta de la Pascua (cf. Exodo 12:2), y esto está de acuerdo con la interpretación
posterior que considera a Esdras el segundo Moisés. La Escritura como está atrae a personalidades y
eventos al diseño de la historia salvadora conocida, que nos lleva a comprender más profundamente la
soberanía de Dios sobre los asuntos de su pueblo, y ayuda a los lectores posteriores a reconocer
semejantes diseños en sus propias experiencias, no importa cuán insignificantes parezcan. Es así que
muchos personajes del AT todavía sirven como ejemplos hoy en día (ver 1 Corintios 10:6, 11).

7:11-28 La comisión de Esdras


Esta copia de la comisión dada a Esdras por parte de Artajerjes, la cual pudo haber sido redactada por
Esdras mismo como respuesta a un pedido específico (ver Esdras 7:6), está escrita en arameo (ver sobre
Esdras 4:8). Esdras debe desempeñar cuatro tareas.
Primera, tiene que encabezar el regreso desde Babilonia a Judá (13). (Este es el tema del cap. 8.)
Segunda, tiene que llevar varios presentes y donaciones para el templo (15-20) y una orden a los
tesoreros de la provincia Más Allá del Río para que le otorguen ciertos recursos para los servicios del
templo. Una copia de esa orden está incluida en el texto de la comisión (21-24). Quizá para asegurarse
de que no hubiese ninguna sospecha de irregularidades en la forma en que se llevó a cabo esta medida
sensible, los detalles de su cumplimiento se registran en 8:24-30, 33, 34 y 36.
Tercera, tiene que inspeccionar Judá y Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios (14). De acuerdo con el
contexto, lo más probable es que se refiere a la necesidad de asegurarse de que las subvenciones para el
templo se usaban de acuerdo con la ley judía, la cual, de acuerdo con la costumbre en otras partes,
hubiera sido reconocida por los persas como la constitución correctamente autorizada para la vida
religiosa de la provincia. Es posible que esto sea responsable en parte por la manera en que se
solucionó el problema de los matrimonios mixtos (los cuales dominan los caps. 9—10), ya que tales
matrimonios hubieran causado problemas en la forma de determinar bajo cuál jurisdicción vivía la
pareja.

Finalmente, Esdras tiene que enseñar conformidad con la ley judía a los judíos que vivían fuera de la
provincia de Judá (25, 26). Este debe haber sido un asunto muy delicado ya que existía la posibilidad
de muchas áreas de conflicto entre la ley de tu Dios y la ley del rey (26). Los judíos de Babilonia ya
habían enfrentado esta situación y la habían aceptado. Siendo uno de los maestros principales, Esdras
era el mejor candidato para dar estas instrucciones a otros grupos en condiciones similares. Es un
problema que los creyentes han tenido que enfrentar en varias situaciones, de modo que el enfoque de
Esdras debe haber sido muy instructivo. Desafortunadamente, el silencio de los capítulos siguientes
sugiere que la vida no le dio tiempo para cumplir esta parte de su comisión.

Aunque este fue un documento trascendental para la historia del desarrollo del judaísmo, todo lo que la
respuesta de Esdras considera en la oración (27, 28) es las medidas que serán de beneficio para el
templo —el centro del culto del pueblo— y la expresión del amor infinito de Dios. La situación pudo
haber cambiado radicalmente durante los siglos que pasaron desde que Dios llamó a Abraham y le dio
sus promesas, pero Dios era todavía Dios de nuestros padres, quien podía mover hasta a un monarca
persa junto con sus funcionarios para promover sus propósitos.

8:1-36 El viaje de Esdras a Jerusalén


La mayor parte de este capítulo es un relato relativamente sencillo y directo el cual, como ya se
observó antes, llama la atención sobre la obediencia de Esdras a su comisión real. Sin embargo, los
tres temas principales de ésta son atribuidos no sólo a sus habilidades sino a la bondadosa mano de
nuestro Dios [la cual] estaba con nosotros (18; ver vv. 22 y 31).

En primer lugar, Esdras estaba ansioso de que hubiese levitas (15-20) entre los que regresaban con él
(1-14). Ya que el papel que desarrollaban en el servicio del templo era de importancia menor a lo
mejor no les atraía mucho regresar a Jerusalén, pero es posible que su presencia en el viaje fuese
considerada necesaria para que correspondiera simbólicamente con el viaje por el desierto después del
éxodo (ver Números 10:11-28). En esa ocasión ellos también habían estado a cargo especialmente del
transporte de los utensilios sagrados.

En segundo lugar, cuando Esdras rechazó la oferta de llevar escolta armada, el hecho de que el viaje
terminó sin contratiempos fue atribuido a la bondadosa mano de Dios (21-23). Este aparente alarde
precipitado hizo que el pueblo se arrodillara, y su fe recibió la recompensa adecuada. La actitud de
Nehemías (ver Nehemías 2:9) fue diferente y le recuerda al lector que Dios es capaz de obrar para bien
de su pueblo por medios “normales” tanto como por extraordinarios, un principio que llega a su clímax
en la encarnación misma.
A veces los creyentes tienen la tendencia a caer en la trampa de pensar que Dios sólo obra en milagros
y eventos especiales y considerar que otros procedimientos más mundanos son “menos espirituales”, p.
ej. Decisiones tomadas por comisiones. Sin embargo, ya que para lograr nuestra salvación Dios se hizo
ser humano en la persona de Jesucristo, es correcto esperar poder reconocer sus obras tanto en el uso
consagrado de medios humanos como al pasarlos por alto. Jehovah es el Dios de la vida entera y
debemos tener cuidado de no dividir sus acciones por áreas. A la larga, esa decisión sólo llega a
excluirle de la mayor parte de nuestras vidas o, en otras palabras, a la hipocresía.

En tercer lugar, el transporte de ofrendas costosas (ver comentario sobre cap. 7) sin la interferencia de
bandidos también fue atribuido a la bondadosa mano de Dios. Aquí también los procedimientos de
informar detalladamente las cuentas que seguía Esdras demuestran que sería un error decir que se
apoyaba un enfoque “espiritual” en lugar de uno “práctico”.
No es sorprendente que los viajeros ofrecieron holocaustos de acción de gracias una vez que llegaron a
Jerusalén y reposaron (35). Al llegar tanto tiempo después del primer grupo descubrieron que la idea de
un segundo éxodo no era un evento solitario sino una experiencia que compartirían sucesivas
generaciones. Su promesa y esperanza no fueron agotadas por el primer grupo que regresó, y tampoco
se les culpó a quienes decidieron ir más tarde. Por lo contrario, la posibilidad de liberación y de nueva
vida enfrenta a cada nueva generación desafiándola a tomar la decisión correcta.

9:1-15 Informe de matrimonios mixtos y la confesión de Esdras


Han pasado cuatro meses (ver Esdras 10:9) y debemos suponer, como lo insinúa Esdras 10:3, que
Esdras ha comenzado su ministerio de enseñanza, como lo ilustra Nehemías 8. De este capítulo y de
otras partes también, nos enteramos que pudo aplicar de nuevo las leyes (que a algunos les deben haber
parecido anticuadas) a las situaciones nuevas, en particular al poder unir diferentes pasajes de las
Escrituras para poder extraer principios teológicos que refuerzan las leyes más antiguas.

El resultado fue que el pueblo aprendió a apreciar que el matrimonio con un extranjero incrédulo en
principio no era nada distinto del matrimonio con los habitantes de Canaán que se les había prohibido a
sus antepasados. La mayoría de los pueblos mencionados en el v. 1 ya no existían, pero al tomar una
variedad de material (inclusive Levítico 18; 19:19; Deuteronomio 7:1-4 y 20:10-18) fue apreciada la
relevancia contemporánea de la ley.
La oración de Esdras es una pura confesión. No contiene ningún pedido de perdón ni ninguna otra
petición. El clímax es Oh Señor... tú eres justo (15). Aun si Dios decidiese destruir a su pueblo, Esdras
reconoce que se justificaría. Se puede decir que esto constituye la forma de adoración más sublime:
Alabar a Dios solamente por quien es, y no simplemente por lo que el devoto espera poder recibir de la
mano de Dios.
De manera apropiada entonces, Esdras adoptó la posición de quien se pone de luto (3), y de manera
representativa rogó por todo el pueblo. Su oración (6-15) nuevamente viene de una variedad de
antiguas fuentes bíblicas y pasa del lamento individual al comunal (6, 7), a la reflexión sobre las
misericordias actuales de Dios, lo cual hace resaltar la ingratitud del pueblo (8, 9), a confesión
específica (10-12), a declaración de futuras intenciones (13, 14) y a una confesión general final (15).

10:1-44 Se resuelve el problema de los matrimonios mixtos


El estilo del liderazgo de Esdras beneficia a quien lo estudia. Como en otras partes (p. ej. v9:1;
<Nehemías 8:1), aquí también esperaba hasta que el pueblo se acercara a él. Por medio de enseñanza,
paciencia y ejemplo pudo llevarlos sin coacción a que tomaran por sí mismos la decisión que él
consideraba beneficiosa.
La narrativa procede de manera directa y después de considerar todas las circunstancias concomitantes
(14) varios hombres — mencionados en la segunda parte del capítulo— deciden divorciarse de sus
esposas. La referencia conmovedora a mujeres y niños en el primer y último versículo del capítulo
sugiere que el narrador no era inconsciente del costo humano involucrado. La dificultad principal que
el lector enfrenta no es el entender qué pasó sino por qué pasó.

Lo principal que se debe apreciar es que en la situación tan precaria en que estaban, la comunidad de
Judá necesitaba un seguro sentido de su propia identidad si iba a poder sobrevivir. La comisión de
Artajerjes (Esdras 7:12-26) había provisto a Esdras con la misión de hacer crecer el judaísmo como una
comunidad religiosa estricta. Los requisitos para los miembros entonces debían ser definidos
nuevamente; de otra manera se corría el peligro de que los elementos característicos de la fe fuesen
diluidos pasado el punto en que pudiesen ser reconocidos. Como un principio para el pueblo de Dios,
ese punto todavía es válido (ver Mateo 5:13-16), aunque los medios específicos que Esdras adoptó para
lograrlo son explícitamente prohibidos para los creyentes (1 Corintios 7; 1 Pedro 3:1-7).

Por esa razón, sería imprudente sugerir que ese grupo de circunstancias históricas particulares ofrece un
paralelo directo al problema de un creyente que se casa deliberadamente con un incrédulo. ( <470601>2
Corintios 6:14 no aborda este tema directamente tampoco, aunque frecuentemente se asume que el
principio mencionado se puede aplicar a esa situación.) Sin embargo, este episodio sirve para
recordarnos de la primacía de hacer todo lo que uno pueda para fortalecer nuestra propia fe y la de
nuestra comunidad y de no ponernos en la clase de situación que nos pueda llevar en la dirección
opuesta.

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