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Sobre el Cesacionismo y su inconsistencia

La Revelación Bíblica llegó a su clímax y termino con Cristo, ya la revelación ha terminado. Pero negar los
carismas Espirituales es negar las Escrituras y el testimonio histórico de las Iglesias de los primeros siglos.
El don de profecía mostrado en Corintos no apuntaba a traer revelaciones canónicas ni a predecir eventos
futuros, sino más bien era un don para edificación, exhortación y consolación de la Iglesia (cf. 1 Cor 14,4), por
ella quedaba manifiesto lo oculto en el corazón y confrontaba a las personas indoctas (cf. 1 Cor 14,24-25).
Pero en su contexto de lo acontecido en Corinto no traía ninguna revelación directa de Dios ni ninguna
doctrina nueva. Pues la doctrina Apostólica debía acatarse sin ningún prejuicio (1 Cor 14,37), mientras que lo
que hablaba el profeta debía ser Juzgado por la congregación (1 Cor 14,29), para evitar que se saliera de los
márgenes de la doctrina Apostólica. También Pablo a la Iglesia en Tesalónica nos dice algo similar respecto a
las profecías: “No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno” (1
Tes 5,19-21).
Las preguntas son: ¿Cómo Pablo pide que se Juzgue y Examine una supuesta revelación directa de Dios?
¿No debería mandar que se le acate tal como mandó que se acatara su mandato haciendo uso de su
autoridad como Apóstol y como lo señaló en 1 Cor 14,37? Otra cosa…Creemos en una Revelación
Completísima registrada en las Escrituras (Biblia), Si el don de profecía señalado en Corinto es una revelación
directa de Dios ¿Dónde tenemos registro de esas revelaciones dadas en tal Iglesia? ¿Dónde están esas
revelaciones registradas antes y después que Pablo escribiera la carta?
Ahora, decir que tales dones cesaron por completo es algo que escapa a lo que la Escritura dice. De que hay
una mengua, la hay, y es evidente, pero en ninguna parte se hace referencia a su cese absoluto, es más, al
principio el Apóstol Pablo hace referencia a que estos dones estarían en vigencia hasta la Venida de Cristo (1
Cor 1,7), por no decir además, que Pablo menciona la profecía en el lugar que los teólogos reformados llaman
“dones ordinarios” (Rom 12,6-8).

Y está más decir, lo que algunos Padres de la Iglesia mencionan sobre estos dones, en sus tiempos:

Justino Mártir (100-165): “porque los dones proféticos permanecen con nosotros hasta el presente. Ahora es
posible ver entre las mujeres y los hombres que poseen dones del Espíritu de Dios “.
Ireneo (125-200): “De la misma manera nosotros también escuchamos a muchos hermanos en la iglesia que
poseen dones proféticos y por el Espíritu hablan todo tipo de idiomas. … Si, por otra parte, como ya he dicho,
a los muertos, incluso se han levantado, y permanecieron entre nosotros durante muchos años “.
Tertuliano (150-240): “Para ver que también nosotros reconocemos los carismas espirituales o dones,
también nosotros hemos merecido la consecución del don profético… y Dios sabe cuántos hombres
distinguidos, por no hablar de la gente común, se han curado o bien de demonios o de sus enfermedades “.
Novaciano (210-280): “Es él [el Espíritu Santo] que pone profetas en la Iglesia, instruye a los maestros, dirige
lenguas, da poderes y sanidades, hace milagros … y organiza los dones que hay de los carismas, y lo que
hace la Iglesia del Señor en todas partes y en todo, perfeccionado y completado “.
Orígenes (185-284): “Algunos dan evidencia de que hayan recibido a través de esta fe, un poder maravilloso
por los curas que desempeñan, invocando otro nombre más de los que necesitan su ayuda que la de Dios de
todas las cosas, junto con Jesús y una mención de su historia “.
San Agustín (354-430): En su obra La ciudad de Dios, Agustín habla de sanidades y milagros que ha
observado de primera mano y dice: “Estoy muy presionado por la promesa de terminar esta obra que no
puedo registrar todos los milagros que conozco”.

https://sujetosalaroca.org/2011/08/03/mark-driscoll-y-el-cesacionismo/

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