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La juventud es una etapa en la vida de los seres humanos que no siempre fue definida
con precisión en ningún texto constitucional, lo cual nos lleva a una evidente necesidad
la de procurar situar a qué etapa de la vida corresponde la juventud, si se considera que
existen quienes sostienen que la juventud no está relacionada con la edad biológica sino
como un estado de ánimo, con el goce de una buena salud, con el vigor físico, con el
entusiasmo, con el ímpetu que se pone en las acciones que se realizan, con la actitud
espiritual que tiene el ser humano, en resumen es una etapa de la vida en que se está
comenzando a formar una personalidad.
El Estado reconocerá a las jóvenes y los jóvenes como actores estratégicos del
desarrollo del país, y le garantizará la educación, salud, vivienda, recreación, deporte,
tiempo libre, libertad de expresión y asociación. El Estado fomentará su incorporación
al trabajo en condiciones justas y dignas, con énfasis en la capacidad, la garantía de
acceso al primer empleo y la promoción de sus habilidades de emprendimiento".
A primera vista esta disposición parece decir mucho pero no garantiza nada, es una
especie de declaración de buena voluntad o de preocupación del Estado por los jóvenes
y por ello los incluye e incluso los convierte en sujetos de atención prioritaria del
Estado.
Para ilustrar mejor el criterio expuesto, me remito al propio texto constitucional que
define con claridad la etapa de la niñez, de la adolescencia y de los llamados adultos
mayores, de tal manera que si quisiéramos situar de acuerdo a la edad, la etapa de la
juventud, podríamos estimar que aquello se obtendría del siguiente razonamiento, niño
o niña para no incurrir en inequidad de género, es aquel individuo (aquí me tropiezo con
el inconveniente que no puedo decir la individua, idiomáticamente no es posible y suena
muy mal) cuya edad está comprendida desde el nacimiento hasta la pubertad (12 años
en las mujeres y 14 en los hombres), la adolescencia que es aquella etapa que comienza
desde la época de la pubertad hasta cuando se obtiene la mayoría de edad, (18 años) los
llamados adultos mayores que son aquellos que han cumplido 65 años de edad, es decir
tanto a las niñas, niños, adolescentes, adultos mayores, se los define con precisión,
igualmente a las personas con discapacidad, pero a los jóvenes no se los define con
precisión, todo lo dicho reafirma el criterio que la juventud es una expresión referida a
quienes tiene una edad en la que todavía no han alcanzado una estabilidad emocional,
una madurez laboral, una estabilidad económica, una posición social definida, en
definitiva están construyendo un proyecto de vida que no lo han definido en razón de la
falta de conocimientos o de experiencias o vivencias que la vida nos va permitiendo
aprender o nos va enseñando, que es lo que les permite a las personas mayores o con
mayor estabilidad en sus neuronas, tener la confianza y seguridad necesaria en la toma
de decisiones que van incidiendo en el escogitamiento de la ruta que transitará durante
su vida.
De todo lo expresado no podemos tener otra conclusión que los derechos y deberes
políticos de la juventud son los mismos que tienen todos los ciudadanos y ciudadanas,
esto es aquellos que han cumplido la mayoría de edad, porque insisto que antes de ser
mayores de edad somos adolescentes, aunque debemos advertir que un adolescente
puede ser considerado un joven o un joven puede ser considerado, un adolescente, lo
cual ya nos crea una confusión de orden legal pues nuestra Constitución se refiere a
unos y otros en diversas disposiciones, de ahí la razón de esa afirmación.
Pero los derechos de los jóvenes no son sólo políticos según el texto constitucional que
me he permitido leer, sino que tienen derechos económicos, sociales, culturales,
deportivos, recreativos, etc. y cuando hablamos de aquellos nos estamos refiriendo a
una gama muy variada de derechos más amplios y profundos, y eso nos conduce
inevitablemente a los más notables de los derechos de todo ser humano incluyendo a la
juventud, que son los derechos humanos, lo que incluye no sólo garantías fundamentales
que tienen toda persona sino que también se incluyen todos aquellos derechos que
tienen relación con el marco filosófico que ha inspirado la Declaración y promoción de
los Derechos Humanos, que es la dignidad de las personas, el respeto que todos nos
merecemos en nuestra convivencia social.
Estos derechos debe entenderse son aquellos que tienen todos los seres humanos sin
considerar raza, edad, género, idioma, creencias religiosas, filiación política, condición
económica o social, es decir todos somos iguales ante la ley, aunque debemos admitir
que ese hermoso y sonoro enunciado se vuelve quimérico e irreal, porque la historia ha
comprobado que no somos igualmente tratados por los encargados de aplicar la ley, que
inevitablemente están expuestos o ceden ante la influencia del poder político y
económico, por ello me detengo en un breve comentario para tener un mejor criterio de
la significación y trascendencia de los derechos humanos, comenzando por recordar que
los mismos son fruto de dilatadas y apasionadas luchas libradas por la humanidad a lo
largo de la historia, sobre todo de aquellos memorables episodios que se inician con el
Renacimiento en el siglo XV que tiene como epicentro de la defensa del ser humano, la
Academia de los Medicis en Florencia-Italia, continúa con la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos en 1776, en cuyo preámbulo se incorporan los
derechos humanos de las personas, se consolidan con el triunfo de la Revolución
Francesa en 1789 y se consagran a plenitud con posibilidad de exigibilidad social, con
la suscripción de un documento que debe ser observado por todos los países del mundo,
que cuenta con el aval de la Organización de las Naciones Unidas y que se suscribe en
Diciembre 10 de 1948, documento que se convierte en una especie de contrato social
que debe ser imperativamente respetado por todos los países del mundo, que habían
espectado en unos casos y vivido en otros casos, los terribles crímenes y destrozos de la
segunda guerra mundial.
Para ubicar adecuadamente el tema motivo de este análisis, considero indispensable que
tengamos una noción lo más clara posible de lo que es una Constitución, que no puede
ser concebida como un pequeño libro o código donde se recopilan un conjunto de
disposiciones jurídicas que regulan la vida de una sociedad, la Constitución es la ley
fundamental, primordial e indispensable de un país o Estado, es la que da vida a la
existencia de ese Estado, es la que nos dice cómo se organiza el país y dentro de esa
organización, un texto constitucional tiene 2 partes, la una llamada en la teoría como
parte dogmática donde constan los preceptos que contienen la garantías de las que
gozan los habitantes del país, la otra, la llamada parte orgánica de la que consta la forma
de organización del Estado, como se lo gobierna y administra.
Nuestra Constitución vigente luego de recoger los principios que inspiran la aplicación
de los derechos o garantías fundamentales de las personas, incorpora los llamados
derechos del buen vivir, adoptada como tesis o un código de actitudes al que debe
aspirar en la vida un ser humano, tesis expuesta o sostenida por el pueblo indígena
boliviano de los aymaras, nuestra Constitución al definir en qué consiste el buen vivir
comienza por señalar que se requiere para que ello sea posible y los primeros que
enumeran son el agua y la alimentación, ambos indispensables para la supervivencia,
luego se refiere a vivir en un ambiente sano "Sumak kausay" (terminología indígena),
mediante la preservación del ambiente, la conservación de los ecosistemas, el equilibrio
ecológico, la recuperación de los espacios naturales degradables, el uso de tecnologías
limpias no contaminantes, el uso de energías no contaminantes, luego sigue con el
derecho a la comunicación e información libre intercultural en todos los ámbitos de la
interacción social, la creación de medios de comunicación social, la igualdad de
condiciones en el uso de espacios radioeléctricos, a buscar, recibir, intercambiar,
producir y difundir información veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural, sin
censura previa, de los hechos, acontecimientos y procesos de interés general con
responsabilidad ulterior de los informantes. En caso de violación a los derechos
humanos ninguna autoridad pública negará información, garantizándose de manera
expresa la cláusula de conciencia, el secreto profesional y la reserva de las fuentes a
quienes informan o emitan sus opiniones a través de medios de comunicación, o de
quienes laboran en cualquier actividad de comunicación.
Dentro de los derechos del buen vivir también se incluyen el derecho de mantener una
identidad cultural, a difundir sus propias expresiones culturales y tener acceso o
expresiones culturales diversas, el derecho del ejercicio libremente de actividades
culturales y artísticas, el derecho a la recreación, a la práctica del deporte y al tiempo
libre, a gozar del progreso científico y los saberes ancestrales, el derecho a la educación
como deber ineludible del Estado, garantizando el derecho de la familia y la sociedad a
participar en el proceso educativo del educando, a promover el desarrollo holístico del
ser humano, garantizando expresamente la libertad de enseñanza y cátedra y el derecho
de aprender en su propia lengua y ámbito cultural, se faculta a padres y madres a
escoger para sus hijos e hijas una educación acorde a sus principios, creencias y
opciones pedagógicas, se consagra el carácter universal y laica de la educación pública
y su gratuidad hasta el tercer nivel, aunque debe entenderse que la gratuidad en materia
de educación superior deberá estar acompañada de la responsabilidad académica de los
y las estudiantes. Pienso debo detenerme a señalar a que se está clarificando que la
gratuidad llega hasta cuando termina la escolaridad, esto es hasta cuando se termina la
carrera.
Se incluye en el buen vivir los derechos a vivienda y habitat seguros, al disfrute de los
espacios públicos, el derecho a la salud basado en principios de equidad, universalidad,
solidaridad, interculturalidad, eficiencia, eficacia, precaución y bioética. El derecho al
trabajo y a la seguridad social forman parte del derecho del buen vivir como parte de la
realización y base de la economía personal que le garantice a la persona una vida
decorosa y digna, incluyendo la seguridad social en la que puedan acceder a ella,
quienes realizan un trabajo no remunerado en los hogares, así como quienes realizan
actividades para el auto sustento en el campo, toda forma de trabajo autónomo y los que
estén en situación de desempleo.
Además de los derechos del buen vivir al que hemos hecho referencia, en el título de los
derechos se establecen disposiciones sobre las personas que gozan de atención
prioritaria, entre ellas adultos mayores y en las que se enfatiza sobre la atención a su
salud, a un trabajo remunerado tomando en cuenta sus limitaciones, el derecho a la
jubilación, rebajas en servicios públicos y privados de transporte y espectáculos,
excenciones tributarias, exoneraciones en pagos notariales y de registro, atención en
centros de salud especializados, nutrición y cuidado diario, protección contra todo tipo
de violencia, maltrato, regímenes especiales para el cumplimiento de medidas privativas
de libertad, asistencia económica y psicológica, y se establecen sanciones para
familiares o instituciones establecidas para su protección. Se incluyen entre las personas
con derecho a la atención prioritaria a los jóvenes a los que ya nos referimos
anteriormente, a la movilidad humana como el derecho de una persona a emigrar
incluyendo asistencia a los migrantes y sus familias, también se protege especialmente
el derecho de asilo y el refugio sin considerar el irregular ingreso al país, también se da
tratamiento preferente a las mujeres embarazadas, a niños, niñas y adolescentes
garantizándoles nutrición, salud, educación, protección contra la violencia, el maltrato y
explotación sexual, de la misma manera se protege especialmente a las personas con
discapacidades, a las personas con enfermedades catastróficas o de alta complejidad, a
las personas privadas de libertad, a quienes se prohíbe imponer sanciones de
aislamiento, se les faculta el que puedan ser visitados por familiares, el que puedan
declarar ante autoridad judicial sobre el trato que hayan recibido durante la etapa de
privación de la libertad, igual tratamiento prioritario se garantiza a los usuarios y
consumidores, que se les ofrezca bienes o servicios de primera calidad que ellos lo
elijan con libertad, protegerlos de una información precisa y no engañosa, estableciendo
mecanismos de control de calidad y procedimientos de defensa, reparando daños y
estipulando indemnizaciones por deficiencias, daños o mala calidad de bienes y
servicios, debiendo las empresas, instituciones y organismos que presten servicios
públicos, incorporar sistemas de medición de satisfacción de usuarios y consumidores,
quienes podrán reclamar por la mala calidad de los bienes y servicios suministrados, así
como se los protege por la mala práctica en el ejercicio de una profesión, arte u oficio.
Dentro de los derechos también existen capítulos que favorecen especialmente a
comunidades y pueblos indígenas, a los afroecuatorianos, a los montubios y a las
comunas.
Mención especial dentro del título de los Derechos por la directa relación con el tema
tratado, tiene el referido a los derechos de participación, en la que se incluyen aparte de
elegir o ser elegido para un cargo, o función pública, el de participar en asuntos de
interés público, el presentar proyectos de iniciativa popular sobre normativas legales, el
ser consultados, el fiscalizar los actos del poder público, el revocar el mandato que
hayan conferido a las autoridades de elección popular, el desempeñar cargos sujetos a
concursos de méritos y oposición, el conformar partidos o movimientos políticos, el
afiliarse o desafilarse libremente de ellos, el votar obligatoriamente en una elección
salvo las personas condenadas a penas privativas de libertad que tengan sentencias
condenatorias, siendo el voto facultativo para las personas que tengan entre 16 y 18
años de edad, para los mayores de 65 años, para los miembros de las Fuerzas Armadas y
Policía Nacional, para los discapacitados y los ecuatorianos que habitan en el exterior.
Estos derechos políticos se suspenden de acuerdo al Art. 64 de la Constitución, por
interdicción judicial mientras dure esta, salvo los casos de insolvencia o quiebra que no
hayan sido declarados fraudulentos y como se lo expresa anteriormente cuando tengan
sentencia ejecutoriada de pena privativa de la libertad mientras dure esta.