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Ya hablamos de ello en nuestro post “5 consejos para que la gestión del tiempo sea más

productiva”. Un día tiene 24 horas, ni un minuto más. Y por mucho que, a veces,
queramos alargarlo no es posible. Podemos intentar alargar nuestra vida para disponer
de más tiempo pero cada hora que perdamos lo estará para siempre y no se podrá
recuperar.

¿Por qué entonces algunas personas parecen tener mucho más tiempo que otras siendo
el tiempo el mismo para todos?

Probablemente porque saben identificar y evitar los llamados “ladrones de tiempo”. No


tienen más tiempo sino que lo aprovechan mejor. Se calcula que los ladrones de tiempo
pueden quitar entre un 50 e incluso un 70% de nuestras horas efectivas de trabajo. No
es extraño entonces que muchas veces tengamos la sensación de no haber parado y
haber conseguido bien poco.

¿Cuáles son esos ladrones del tiempo?


Cada uno debe identificar sus ladrones del tiempo pero para ayudarles les listamos, a
continuación, los más frecuentes.

Nosotros hemos dividido los ladrones del tiempo en dos categorías:

- Los ladrones de tiempo externos

 Llamadas de teléfono inesperada o demasiado largas. Muchas veces el teléfono


nos ayuda a ganar tiempo. Es siempre más rápido decir que escribir. No obstante
no tenemos porque contestar al primer tono interrumpiendo lo que estamos
haciendo. Hay que saber desconectar el teléfono cuando es necesario. La gente
dejará un mensaje o volverá a llamar.
 El email. Tenerlo siempre abierto con ventanas emergentes que nos avisan de la
llegada de correos provoca distracciones innecesarias. Desconecta el avisador de
mensajes nuevos así evitarás desconcentrarte. Define y concreta franjas horarias
dedicadas a repasar los mails (se recomienda no hacerlo más de 3 veces al día).
Puedes incluso configurar el mail para recibir los correos en franjas horarias
determinadas y así evitar tentaciones de consultar tus correos fuera de las horas
dedicadas a ello.
 Las reuniones demasiado frecuentes,  demasiado largas y mal preparadas. No es
lo mismo asistir a una reunión que participar. Preparar bien una reunión es
fundamental para aprovecharla bien, tomar decisiones adecuadas etc… Si asistes a
una reunión sin haber hecho el trabajo previo estáis perdiendo el tiempo y lo
haces perder a los demás.
 Las conversaciones e interrupciones de colegas.
 Mala gestión de conflictos que perduran.
 La falta de información.
 La mala organización de los demás.
 Los procedimientos administrativos demasiado engorrosos.

Si sabemos dónde perdemos el tiempo es más fácil controlarlo. Tenemos que


aprender a decir NO, evitar que interrumpan nuestro trabajo. No se trata de “pasar de los
demás” sino atenderles a su debido tiempo.

Ahora bien, no sólo existen ladrones de tiempo externos, los ladrones de tiempo


internos existen también. Son más difíciles de identificar pero es fundamental hacerlo si
realmente queremos conseguir mejorar nuestra gestión del tiempo.

- Los ladrones de tiempo internos

 La falta de planificación de la jornada. Es importante elaborar una agenda al


principio de cada día y repasar al final del mismo.
 Objetivos y prioridades confusos y cambiantes. Identifica las tareas que
aportan más valor a tu trabajo priorízalas. Intenta organizar tus tareas por
similitud y fíjate límites de tiempo para cada una.
 Los hábitos multitarea. Saltar de un tema a otro no sólo resta energía sino
también eficacia. No empiecen una tarea si no has acabado la anterior.
 El perfeccionismo y el detalle excesivo.
 La falta de orden y clasificación.
 Dificultad para entender el cambio.
 La falta de comprensión de la información.
 Dificultad para decir que no.
 La fatiga, el estrés.
 La dificultad de tomar una decisión.

Si eliminas o controlas algunos de estos ladrones de tiempo verás rápidamente cómo


mejorarás tu eficacia. Aportarás más valor a tu organización y sobre todo dispondrás de
más tiempo para ti. 

Ladrones de Tiempo: ¿Qué son y qué efectos


tienen?
Publicado el 26 julio 2013


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El día tiene "solo" veinticuatro horas y por eso, saber gestionar


adecuadamente nuestro tiempo, tendrá como consecuencia
unos niveles óptimos de productividad y eficiencia. Pero en
nuestro camino, deberemos saber reconocer a los temidos ladrones
de tiempo para enfrentarnos a ellos, porque sólo manteniéndolos a
raya nos será posible alcanzar los éxitos que deseamos.

Se puede afirmar que el tiempo no es el problema, sino que es


la autogestión donde se marca el rumbo que tomarán las cosas a lo largo de
nuestro día. Podríamos dividir la autogestión de nuestro tiempo en dos
categorías:

 Negativo, cuando al final de la jornada no se han alcanzado los objetivos


planteados aunque se tenga la sensación de no haber perdido ni un
minuto;
 O positivos, si se ha aprovechado cada momento para llevar a cabo una
tarea o para descansar.

Algunos datos sobre ladrones del tiempo


Los ladrones de tiempo son el principal enemigo de la productividad por
muchos motivos:

 Reducen entre un 50 y un 70% nuestras horas efectivas de trabajo.


 Afectan a nuestra capacidad de concentración y también a nuestros
niveles de atención.
 Nos provocan retrasos de entre 6 y 9 minutos cada vez que sucumbimos a
su tentación, ya que éste es el periodo de tiempo que los expertos
psicólogos dicen que el cerebro tarda en llegar de nuevo al máximo
rendimiento tras una interrupción.
 Se interponen en los objetivos que nos planteamos, retrasando la
consecución de las metas.

¿Qué son los ladrones del tiempo y cómo evitarlos?


Mejora tu productividad leyendo nuestra guía para saber
esquivarlos.
Tipos de ladrones de tiempo
Los ladrones de tiempo no sólo proceden del exterior. Cada individuo es el único
responsable de organizar su tiempo y de decidir a qué lo quiere dedicar.
Conocer la gestión de nuestro tiempo nos ayudará a optimizarlo en nuestro
beneficio y, por ello, es importante incidir en este aspecto.

El primer paso para luchar contra este discreto enemigo es conocerlo bien.
Existen dos tipos de ladrones de tiempo: externos e internos.

 Ladrones de tiempo externos: se definen como el conjunto de


circunstancias que exceden la capacidad de control del individuo. Entre
ellos se encontrarían:
o El teléfono.
o Los servicios de mensajería instantánea.
o El correo electrónico.
o Las reuniones de trabajo.
o Las interrupciones etc.
 Ladrones de tiempo internos: son las circunstancias inherentes al propio
individuo y que se manifiestan en su conducta y modo de gestionar su
tiempo y sus tareas. Los más significativos son:
o Hábitos multitarea.
o Precaria planificación.
o Carencia de objetivos.
o Falta de motivación.
o Procrastinación.
o Dificultad para dar una réplica negativa.

Aunque en la práctica también se podría hablar de la existencia de un tercer tipo


mixto, que combinaría los dos anteriores y que está presente en el entorno
laboral de forma bastante habitual.

Un ejemplo de este híbrido que interrelaciona los ladrones de tiempo internos y


externos sería cuando nos enfrentamos a una jornada en la que nos han
planificado demasiadas reuniones. Es externo, porque vienen dadas desde la
organización, pero también es interno porque en nuestra mano está dar prioridad
a las más necesarias y posponer o no acudir a las que no lo sean.

Sean del tipo que sean los ladrones de tiempo, una vez detectados, hay que
analizar cuáles son los que más frecuentemente ocupan el nuestro. Ello
dependerá del tipo de puesto de trabajo, de nuestro rol dentro de la organización
y, también, por supuesto, de nuestras características individuales como persona.

El rey de los ladrones de tiempo externos: las


interrupciones
Publicado el 9 septiembre 2013


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Uno de los ladrones de tiempo externos por excelencia son las interrupciones. Las interrupciones nos


hacen perder la concentración y, además del tiempo que nos roban en función de su duración, también
nos hacen perder esos entre seis y nueve minutos que, de media, el cerebro tarda en volver a retomar el
nivel de actividad y concentración que se tenía antes de ser interrumpido.

Las interrupciones más comunes son causadas por:

 Llamadas de teléfono.
 Mensajes al móvil.
 Mensajes en el ordenador que nos llegan a través de servicios de
mensajería instantánea o chats corporativos.
 Compañeros de trabajo que se acercan a tu despacho a preguntar
o pedir algo.

Las interrupciones, sean del tipo que sean, atentan directamente contra la productividad
individual (pero también contra la del grupo si, por ejemplo, la interrupción tiene lugar en el transcurso
de una reunión). Además:

 Disminuyen la calidad del trabajo realizado.


 Disminuyen la efectividad.
 Ralentizan el ritmo de trabajo.
 Aumentan la proporción de errores.
 Obstaculizan el correcto desempeño.
 Desmotivan y molestan.

Cómo minimizar las interrupciones


Aunque las interrupciones son un ladrón de tiempo externo, en su resolución y a la hora de poner
medidas para combLas maneras más efectivas de minimizar las interrupciones son:

 Elige un lugar adecuado para trabajar: ¿por qué no desde casa?


Gracias al teletrabajo y a la tecnología basada en la localización es
posible trabajar desde cualquier parte y sin interrupciones (incluso
las reuniones se pueden mantener sin que los participantes
compartan sala, edificio, ciudad o país) por lo que se maximiza la
eficacia de las horas productivas de trabajo.
 En tu ordenador, abre sólo las aplicaciones que necesites para la
tarea que vas a realizar y minimiza el número de pestañas abiertas
de tu navegador. Conseguirás distraerte menos.
 Apaga el sonido del teléfono y pon el dispositivo boca abajo, de
forma que no puedas ver la pantalla. Activa el buzón de voz del
teléfono. Si estás en la oficina, pide que no te pasen llamadas en
un rato.
 Desconecta los avisos y notificaciones de los servicios de
mensajería e emails.
 En los chats corporativos o Skype, si son necesarios para tu
actividad laboral, utiliza la herramienta que te permita mostrar tu
estado para dejar claro que estás ocupado en ese momento (por
ejemplo, con el color rojo, si es de tipo semáforo, o el símbolo de
prohibido, si emplea iconos). Otra opción es mostrarte invisible.
 Si puedes prever las interrupciones, concéntralas en una franja
horaria. Haz lo mismo con las visitas y no las aceptes sin cita
previa.
 Otras alternativas: declina la invitación a reuniones cuando no te
venga bien acudir o cuando creas que tu presencia allí es
meramente figurativa y no necesaria de verdad. Intentad
establecer en tu empresa un periodo de tiempo de un día en
concreto a la semana donde se tratará de respetar el silencio y la
concentración.

Cada cual es responsable de tomar medidas para evitar las interrupciones y de la misma forma todos
debemos respetar el trabajo y el descanso de los demás. Cada cosa tiene su momento y hay que saber
priorizar y en este sentido, la formación juega una baza importante y la empresa debe ser consciente de
ello ya que, al fin y al cabo, la beneficiaria última del aumento de productividad y valor que se consiga
va a ser ella.

Poner los medios para evitar ser molestados es nuestra labor. No todo el mundo es capaz de
comprender que hay un momento para todo, así que la educación del personal en materia de
productividad personal es una temática fundamental en el campo formativo.

Saber dar una negativa por respuesta


atirlas, la personalidad del individuo juega un factor clave.

En ocasiones, los culpables de que nos interrumpan somos nosotros mismos. Cuando lo aceptamos
todo, cuando no sabemos decir que no estamos minusvalorando nuestra actividad, despreciando
nuestro propio tiempo y faltándonos al respeto.

Saber decir que no enriquece la vida laboral y aumenta su calidad, al tiempo que incrementa la
propia autoestima, que se ve reforzada. Ello no tiene por qué empeorar nuestras relaciones con los
demás, sólo es cuestión de practicar la empatía y seguir alguna de las siguientes técnicas:

 Posponer tu respuesta: comentar a tu interlocutor que tienes que


consultar tu agenda o pensártelo le pondrán en sobre-aviso y
valorará la posibilidad de que no puedas ayudarle. Esta manera
tan delicada de declinar una petición te sirve a ti y también a la
otra persona, que puede buscar ayuda en otra parte sin perder
más tiempo.
 No des un no rotundo: di que lo sientes pero que tendrá que ser
más tarde, más adelante, otro día... es mucho más fácil que decir
que no y conseguirás que no te sigan insistiendo.
 Busca el lado positivo de tu negativa: dile a tu interlocutor que no,
pero acompáñala de un "seguro que te va a salir bien", "ya verás
como es un éxito" (técnica extraída del libro "The extreme art of
self - care"de Cheryl Richardson).

Tener claro que necesitas tu tiempo y energía para desarrollar tus actividades es crucial, como también
es importante el no excederse en las explicaciones que acompañan a la negativa.

conocer nuestro límite, el valor de nuestro tiempo y aprender a decir que no a proyectos que nos puedan
llegar más o menos por sorpresa, y no solo a aquellos que prevemos, es una de las habilidades más
importantes para controlar nuestra productividad. 
 
en cuanto a las interrupciones en general, dependiendo del lugar en que se trabaje esto es más o menos
difícil... personalmente me encantan los métodos simbólicos como la cinta de plástico rojo colgada en la
mesa del trabajador (así el resto de la oficina sabe que no debe ser molestado) o el "sombrero de
ocupado", que quizá resultan un tanto esperpénticos al principio, pero comunican claramente esta
necesidad de controlar nuestros periodos de trabajo intenso.

Nuestro tiempo es limitado y una precaria administración del mismo, sumada al ataque continuo de los
temidos ladrones de tiempo, dificulta el que podamos alcanzar todas las metas que nos planteamos.
Cuando nos parece que veinticuatro horas no son suficientes, la única solución pasa por optimizar la
gestión del tiempo y, para ello, encontrar una buena herramienta SaaS  puede ser la clave.

Los ladrones de tiempo


Las estadísticas demuestran que los ladrones de
tiempo reducen entre un 50% y un 70% nuestras horas efectivas de trabajo y el rendimiento
laboral, de ahí la importancia de una detección prematura. Cuando aparecen, su sola intervención
consume minutos de nuestro tiempo, que no deja de correr, pero además:

 Interrumpen nuestra concentración sobre las tareas que estamos


realizando.
 Los ladrones de tiempo implican un gasto extra de tiempo, que es
el que se necesita para volver de nuevo al estado de concentración
en el que nos hallábamos.
 Pueden influir también en el aumento de errores y la baja calidad
del trabajo realizado.

Por eso, en este post y en los siguientes vamos a hablar sobre:

 Los principales ladrones de tiempo.


 Cómo luchar contra ellos.
 Los modos de usar la tecnología en nuestro beneficio para
combatirlos.

La gestión del tiempo y su optimización con una


herramienta SaaS
En futuras entradas de este blog, además de hablar sobre los ladrones de tiempo más peligrosos (el
correo electrónico, las reuniones de trabajo o las interrupciones de los propios
compañeros), demostraremos por qué la multitarea es más un problema que una cualidad y cómo
una correcta administración del tiempo se traduce en mejores cotas de productividad.
Para hacerlo, nos apoyaremos en una herramienta tecnológica que recoge datos de trabajo de
forma automática y objetiva. Prescindir de ella implicaría la imposibilidad de conocer con exactitud el
número de interrupciones en una jornada laboral, cuánto tiempo consumimos delante del correo
electrónico o el total de horas a la semana que pasamos dentro de la sala de reuniones.

Si buscamos mejorar la gestión de nuestro tiempo, nuestro primer objetivo debe ser conocer cuántas
horas dedicamos a las actividades laborales. Pero, si no medimos, ¿cómo esperamos mejorar
nuestros datos o rebajar el tiempo que le dedicamos al email?

La mejora continua requiere de un punto de partida. Hay que medir para poder conocer cuál es la
realidad, porque no se puede gestionar sin tener estos datos. ¿Gestionas tu dinero? ¿Tu peso? ¿La
velocidad a la que corres? …  ¿y tu tiempo? Si no lo mides, no podrás mejorarlo y te estarás mintiendo a ti
mismo.

Las diez herramientas prácticas para la


gestión del tiempo
En nuestro último post tratamos sobre la mejor gestión y aprovechamiento del tiempo
a través de una serie de consejos. Dichos consejos se planteaban a modo de principios
generales. Hoy, con una finalidad eminentemente práctica, vamos a profundizar en la
materia, ofreciendo, a modo de decálogo, las herramientas que empleamos en LEON &
OLARTE para la gestión del tiempo.

1ª.- Ordenar la mesa de trabajo: Si bien la organización tiene múltiples aspectos,


quizás el mas relacionado con el aprovechamiento del tiempo es disponer la mesa
de trabajo lo mas despejada y organizada posible. Para ello, al final de la
jornada de trabajo dejamos la mesa completamente libre de documentos y objetos
y, de esta forma, al comienzo de la jornada no tenemos que ocuparnos de realizar la
limpieza, pudiendo comenzar nuestro trabajo de forma inmediata y con mayor
productividad. De hecho, una mesa ordenada es reflejo de una mente ordenada. Por
otro lado, no olvidemos que cuando se empieza la tarea, debemos disponer de toda la
información necesaria para trabajar evitando con ello seguras interrupciones.
2º.- Usar Agendas: Para una eficaz gestión del tiempo de un abogado, es
fundamental disponer de un registro preciso de señalamientos, vencimientos y
citas. En el despacho solemos usar tanto agendas manuales como agendas de
programas informáticos. Lo importante de su gestión es mantenerlas siempre a la
vista; tomarse el tiempo de apuntar los compromisos en el momento en que se
produzcan, y examinarla regularmente para recordar nuestros compromisos, a ser
posible cada x tiempo (una vez a la semana).
3º.- Hacer Listas de Tareas: La planificación anticipada de las tareas a realizar
a corto, medio o largo plazo es fundamental para disponer de un itinerario de
actividades para el aprovechamiento del tiempo. En tal sentido, y centrados en el corto
plazo, utilizamos diariamente una Lista de Tareas en las que se recogen los trabajos
a realizar durante la jornada. Esta Lista, cuyo formato hemos confeccionado para todos
los compañeros, nos permite apuntar todas las tareas que vamos a realizar durante
la jornada, tachar las que vayamos haciendo y, en su caso, agregar las
tareas que vayan generándose y aquellas que nos conviene recordar para listar en
días siguientes. La elaboración de la lista de tareas es conveniente realizarla al
concluir la jornada o como primera acción de la mañana.
4º.- Establecer prioridades: Una vez conocidas las tareas a realizar, es fundamental
proceder a priorizar entre las mismas estableciendo un orden o jerarquía en su
ejecución y asignando un tiempo aproximado para cada una de ellas, sin olvidar,
que el tiempo que dediquemos a priorizar las tareas nunca se malgasta, ya que a la
larga será un ahorro. En el despacho consideramos que, a modo de principio
fundamental en la priorización, debemos comenzar siempre por las tareas de más
alta prioridad, si bien es conveniente intercalar estos bloques de concentración
intensa con periodos dedicados a tareas más sencillas,
5º.- Ajustarse a los ritmos de trabajo: Todos disponemos de una energía para
realizar nuestro trabajo que fluctúa hasta alcanzar un nivel máximo y que
después desciende. No obstante, cada persona tiene su ritmo personal. Para el
mejor aprovechamiento del tiempo, todos debemos conocer nuestros ritmos físicos
y mentales con el fin de sacar el mejor partido de los periodos de tiempo en los
que nuestros rendimientos son más elevados o, por el contrario, menores. En
el primer caso se realizarán las tareas más complejas y en el segundo las más
sencillas.
6º.- Saber asignar tiempos: A la hora de asignar espacios de tiempo a las tareas,
partimos de la base de los siguientes principios: a) Las primeras horas de la
jornada suelen ser las horas en las que se dispone de mayor concentración b) Un
periodo de tiempo de entre 25 y 35 minutos es el ideal para trabajar con máxima
concentración en la tarea c) A las tareas secundarias y auxiliares (organización de
documentos, examen de la bandeja de entrada, etc...) conviene asignar espacios de
tiempo en los que la concentración es menor (últimas horas de la jornada, bien sea de
mañana como de tarde) d) Contar siempre con un plan de contingencias o plan
B para el caso de que se produzcan  imprevistos que pueden alterar nuestra
organización.
7º.- Dividir las tareas: Las tareas se consiguen mejor progresando desde un nivel de
logros hasta el siguiente, mediante pequeños pasos que contienen un elemento
concreto del trabajo al que hay que asignar un tiempo de ejecución. Por lo
tanto, frente a una tarea compleja, es conveniente dividir la misma en varias
fases de trabajo asignándole a cada una de ellas un periodo de tiempo determinado,
bien durante la misma jornada o en jornadas sucesivas. Esto es muy práctico a la hora
de preparar un juicio o una audiencia previa.
8º.- Interrupciones: Las interrupciones son incompatibles con una eficaz gestión
del tiempo. Si estamos decididos a gestionarlo, debemos adoptar medidas para
evitarlas, tanto en lo que atañe a nuestra conducta (distracciones, dedicarse
momentáneamente a otras tareas, etc...) como a las de terceros (compañeros,
llamadas telefónicas, visitas inesperadas, etc...). En el despacho, cerramos el correo
electrónico, filtramos las llamadas a través de las Secretarias o avisamos a nuestros
compañeros al respecto (en ocasiones, alguno coloca un cartel en la puerta de su
oficina bastante ilustrativo...).
9º.-  Descasar: Es obvio que aprovechar el tiempo al máximo no significa que
pasemos toda la jornada trabajando sin solución de continuidad sino todo lo contrario.
Por ello, es conveniente establecer una serie de descansos entre tareas con
actividades que nos sean agradables y nos gratifiquen: tomar un café; pasear
durante unos minutos; charlar con algún compañero, ojo, que también esté
descansando; estirar las piernas, etc... Se recomiendan 5 minutos de descanso
cada 25 a 35 minutos y entre 15 y 30 minutos cada 2 horas.
10º.-  Respeto a los demás: Al hablar de gestión del tiempo siempre pensamos en
nuestro tiempo, pero ¿Qué pasa con el tiempo de los demás? Debemos de aprender
a respetar las necesidades de los demás y procurar no interrumpirlos ya que si tú
no respetas el tiempo de los demás, probablemente los demás no respetarán el
tuyo. Una buena comunicación interna y un conocimiento general de estas
prácticas en el despacho facilitan el bienestar de todos.
Si bien hemos empleado en este post la forma de decálogo, existen muchas otras
herramientas para la gestión del tiempo, tan interesantes como las anteriores.
Saber delegar; cómo actuar en las reuniones; organizar el flujo de documentos; tratar
las llamadas; la programación del tiempo libre y un largo etc... No obstante, pensamos
que con el contenido del presente post y el anterior, hemos ayudado un poco a
sintetizar esta importante materia que todos hemos tenido que aprender en la
universidad del día a día.
Para concluir, un clásico:

"Siempre tenemos tiempo para todo si lo usamos bien"

Goethe.

Trucos para organizarte mejor


La correcta y eficaz planificación de las tareas depende, en gran
medida, de cuestiones de detalle, existiendo una serie de claves y
aspectos a los que hay que prestar especial interés:

 Priorización. Al planificar las tareas, piensa en lo más


urgente y subraya estas actividades como prioritarias. A
continuación, en orden decreciente en importancia, ocúpate
del resto de cosas que tienes que hacer durante el día.

 Valora la complejidad de las tareas. Además de la urgencia,


otra de las características más importantes de una tarea es
su nivel de complejidad. Esa cuestión es muy importante, no
solo para reservarle el tiempo necesario en nuestra agenda,
sino también para ponernos manos a la obra en las horas del
día en que estamos más frescos y concentrados. Este
aspecto puede variar en cada persona, pero normalmente es
mejor dedicarse a los trabajos que requieren mayor
concentración y esfuerzo individual a primera hora, dejando
así las tareas más monótonas y automáticas para cuando
empezamos a sentirnos cansados.

 Sé realista con los que realmente puedes hacer y el tiempo


que necesitas. Si nos marcamos unos objetivos imposibles
en cuanto a cantidad de trabajo y tiempo que nos llevará
realizarlos, nos encontraremos estresados y desanimados.
El resultado será que nos acabaremos sintiendo mal por no
haber podido cumplir con lo previsto o, peor aún, haciendo
los trabajos sin la suficiente calidad, lo que,
paradójicamente, aún nos hará perder más tiempo en
repeticiones o corrección de errores.

 Luchar contra todo lo que nos hace perder tiempo. Debemos


identificar todas esas distracciones o malos hábitos que nos
impiden ser más productivos. Por ejemplo: consultar
continuamente el correo electrónico, los mensajes del
teléfono móvil o conectarse continuamente a las redes
sociales. Cuando tengamos muy claro lo que nos distrae, es
cuestión de ponerle trabas como desconectar el teléfono o
colocarlo en silencio durante unas horas, o bien dedicar un
tiempo lógico y limitado a chequear el correo o las redes
sociales.

 Cómo gestionar el tiempo:


planificación y organización
de tareas y herramientas de
apoyo
 Gestión empresarial


  
 En el ámbito laboral, casi todos nos quejamos de lo
mismo: tenemos muchas cosas que hacer a lo largo del día y
poco tiempo para realizarlas adecuadamente. Una situación
complicada que puede arrastrarnos al temido estrés, a la
angustia y a la tensión física y mental. Sin embargo,
una buena planificación de las tareas diarias y una óptima
organización, apoyada en las múltiples y excelentes
herramientas que internet y las nuevas tecnologías ponen a
nuestro alcance, puede ayudarnos a que las 24 horas del día
den mucho más de sí.
 Planificación y organización: esa es la
clave
 El simple hábito de, cuando estamos tomando el primer café
de la mañana, ya sea en casa, en la cafetería  o en la
oficina, apuntemos las tareas que tenemos o pretendamos
realizar durante día, ya puede ayudarnos a convertir nuestra
jornada mucho más productiva. Esta planificación se puede
hacer tanto en una agenda electrónica como a lápiz en una
libreta. Lo importante es ser racional y práctico a la hora de
decidir qué tenemos que hacer durante el día y qué franja
horaria vamos a dedicar a cada actividad.  

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