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Ladrones Del Tiempo
Ladrones Del Tiempo
productiva”. Un día tiene 24 horas, ni un minuto más. Y por mucho que, a veces,
queramos alargarlo no es posible. Podemos intentar alargar nuestra vida para disponer
de más tiempo pero cada hora que perdamos lo estará para siempre y no se podrá
recuperar.
¿Por qué entonces algunas personas parecen tener mucho más tiempo que otras siendo
el tiempo el mismo para todos?
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El primer paso para luchar contra este discreto enemigo es conocerlo bien.
Existen dos tipos de ladrones de tiempo: externos e internos.
Sean del tipo que sean los ladrones de tiempo, una vez detectados, hay que
analizar cuáles son los que más frecuentemente ocupan el nuestro. Ello
dependerá del tipo de puesto de trabajo, de nuestro rol dentro de la organización
y, también, por supuesto, de nuestras características individuales como persona.
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Llamadas de teléfono.
Mensajes al móvil.
Mensajes en el ordenador que nos llegan a través de servicios de
mensajería instantánea o chats corporativos.
Compañeros de trabajo que se acercan a tu despacho a preguntar
o pedir algo.
Las interrupciones, sean del tipo que sean, atentan directamente contra la productividad
individual (pero también contra la del grupo si, por ejemplo, la interrupción tiene lugar en el transcurso
de una reunión). Además:
Cada cual es responsable de tomar medidas para evitar las interrupciones y de la misma forma todos
debemos respetar el trabajo y el descanso de los demás. Cada cosa tiene su momento y hay que saber
priorizar y en este sentido, la formación juega una baza importante y la empresa debe ser consciente de
ello ya que, al fin y al cabo, la beneficiaria última del aumento de productividad y valor que se consiga
va a ser ella.
Poner los medios para evitar ser molestados es nuestra labor. No todo el mundo es capaz de
comprender que hay un momento para todo, así que la educación del personal en materia de
productividad personal es una temática fundamental en el campo formativo.
En ocasiones, los culpables de que nos interrumpan somos nosotros mismos. Cuando lo aceptamos
todo, cuando no sabemos decir que no estamos minusvalorando nuestra actividad, despreciando
nuestro propio tiempo y faltándonos al respeto.
Saber decir que no enriquece la vida laboral y aumenta su calidad, al tiempo que incrementa la
propia autoestima, que se ve reforzada. Ello no tiene por qué empeorar nuestras relaciones con los
demás, sólo es cuestión de practicar la empatía y seguir alguna de las siguientes técnicas:
Tener claro que necesitas tu tiempo y energía para desarrollar tus actividades es crucial, como también
es importante el no excederse en las explicaciones que acompañan a la negativa.
conocer nuestro límite, el valor de nuestro tiempo y aprender a decir que no a proyectos que nos puedan
llegar más o menos por sorpresa, y no solo a aquellos que prevemos, es una de las habilidades más
importantes para controlar nuestra productividad.
en cuanto a las interrupciones en general, dependiendo del lugar en que se trabaje esto es más o menos
difícil... personalmente me encantan los métodos simbólicos como la cinta de plástico rojo colgada en la
mesa del trabajador (así el resto de la oficina sabe que no debe ser molestado) o el "sombrero de
ocupado", que quizá resultan un tanto esperpénticos al principio, pero comunican claramente esta
necesidad de controlar nuestros periodos de trabajo intenso.
Nuestro tiempo es limitado y una precaria administración del mismo, sumada al ataque continuo de los
temidos ladrones de tiempo, dificulta el que podamos alcanzar todas las metas que nos planteamos.
Cuando nos parece que veinticuatro horas no son suficientes, la única solución pasa por optimizar la
gestión del tiempo y, para ello, encontrar una buena herramienta SaaS puede ser la clave.
Si buscamos mejorar la gestión de nuestro tiempo, nuestro primer objetivo debe ser conocer cuántas
horas dedicamos a las actividades laborales. Pero, si no medimos, ¿cómo esperamos mejorar
nuestros datos o rebajar el tiempo que le dedicamos al email?
La mejora continua requiere de un punto de partida. Hay que medir para poder conocer cuál es la
realidad, porque no se puede gestionar sin tener estos datos. ¿Gestionas tu dinero? ¿Tu peso? ¿La
velocidad a la que corres? … ¿y tu tiempo? Si no lo mides, no podrás mejorarlo y te estarás mintiendo a ti
mismo.
Goethe.
En el ámbito laboral, casi todos nos quejamos de lo
mismo: tenemos muchas cosas que hacer a lo largo del día y
poco tiempo para realizarlas adecuadamente. Una situación
complicada que puede arrastrarnos al temido estrés, a la
angustia y a la tensión física y mental. Sin embargo,
una buena planificación de las tareas diarias y una óptima
organización, apoyada en las múltiples y excelentes
herramientas que internet y las nuevas tecnologías ponen a
nuestro alcance, puede ayudarnos a que las 24 horas del día
den mucho más de sí.
Planificación y organización: esa es la
clave
El simple hábito de, cuando estamos tomando el primer café
de la mañana, ya sea en casa, en la cafetería o en la
oficina, apuntemos las tareas que tenemos o pretendamos
realizar durante día, ya puede ayudarnos a convertir nuestra
jornada mucho más productiva. Esta planificación se puede
hacer tanto en una agenda electrónica como a lápiz en una
libreta. Lo importante es ser racional y práctico a la hora de
decidir qué tenemos que hacer durante el día y qué franja
horaria vamos a dedicar a cada actividad.