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Trabajador y luchador incansable, el cura Brochero fue uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de la región. Su vida es
testimonio de perseverancia y entrega.
José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de Marzo de 1840 en Carreta Quemada, vecindad de Santa Rosa de Río Primero, a mitad del camino entre
la ciudad de Córdoba y Mar Chiquita. Su padre, Vicente Ignacio Brochero, procedía de una familia con larga tradición militar, en tanto que su madre,
Petrona Dávila procedía de una familia de origen portugués.
José Gabriel fue el cuarto de diez hermanos; su niñez y adolescencia transcurrieron de modo serena y en consonancia con las costumbres de la
época: deberes escolares, colaboración en tareas domésticas, tardes de juegos, la misa los domingos, peleas entre hermanos que terminaban entre
abrazos, refunfuños, amagos de protesta ante algún mandado, escapadas al río, carreras desenfrenadas sobre algún pingo sudoroso, festejos familiares,
entre otras actividades.
En 1856, ingresa al colegio seminario Nuestra Señora de Loreto como pensionista, por ese entonces, Brochero decidió consagrar su vida al
sacerdocio. Luego de una estadía en el seminario, recibió su confirmación el día 11 de octubre de 1857.
Por ese entonces, el joven Brochero se inscribe en la Universidad Nacional Mayor de San Carlos (hoy Universidad Nacional de Córdoba) donde
estudió filosofía y luego Teología. Entre sus compañeros de estudio encontraban: Juárez Celman (futuro gobernador de Córdoba y Presidente de la
Nación), Eleazar Garzón (Futuro gobernador de Córdoba y agrimensor), Martín Yañis (futuro Obispo de Santiago del Estero), entre otros notables.
En 1862, el 4 de noviembre en la Iglesia Catedral, el Obispo Dr. José Vicente Ramírez de Arellano le confirió el Sagrado Orden del Presbiterado.
En diciembre de 1866, celebró su primera misa.
Al año siguiente, regresa a Santa Rosa para acompañar a su madre viuda y permanece allí hasta fines de 1867.
Su vuelta a Córdoba coincidió con una epidemia de cólera que asoló a los habitantes. Cuando muchos decidieron resguardarse de la
enfermedad, él participó activamente, poniendo en peligro u vida. De esta manera, atendió a los enfermos, llevó consuela y fortaleza espiritual a los
moribundos.
En tanto que, en 1883 el Poder Ejecutivo aprueba invertir $100.000 para construir un camino desde la ciudad de Córdoba, pasando por San
Roque, Tanti y la Cienaguita y desde el Trapiche se divide en dos ramales: uno al norte, hasta San Carlos y otro al sur pasando por Ciénega, Ambul,
Panaholma, Tránsito y Nono. Tras tres años de ejecución, el gobierno le pide al Cura Brochero, a Justiniano Recalde y Ricardo Tobar a fin de que revisen
el camino y expresen su conformidad de acuerdo a las condiciones del contrato.
En 1870 el propio Cura Brochero trazó el camino de herradura que une San Pedro con Altautina, posteriormente lo mejoró y ensanchó llegando
hasta la laguna de Ciénega de Allende.
El Cura Brochero fue también el impulsor de la construcción de canales de regadío, extensión de acequias y canales, establecimiento de molinos
y el pedido de la construcción de escuelas. Por último, fue también el promotor de extensión de un ramal del ferrocarril que correría desde Soto correría
hasta Villa Dolores. (Obra que tras innumerables gestiones no pudo ejecutarse por inconvenientes presupuestarios)
A lomo de mula, con un sombrero de ala y su clásico poncho, el cura Brochero recorría los rancheríos de Traslasierra llevando la palabra de
Dios, acompañando y asistiendo a los enfermos, levantando paredes al lado de los serranos y colaborando en las faenas camperas mientras compartía un
mate con los feligreses.
En su afán de asistir al moribundo, contrajo la lepra al negarse a rechazar un mate que un paisano le ofreció. Cuando Brochero se enteró que
estaba enfermo, presentó la renuncia definitiva al Curato de San Alberto, el 2 de febrero de 1908. El sacerdote, recibió la enfermedad como un don de
Dios, con tiempo para orar por todos los hombres. Brochero dijo en una carta: "cuando pude trabajar, Dios me dio el uso de todos los sentidos, ahora, ya
no los tengo. Bendito sea." "pero es un grandísimo favor el que me ha hecho Dios de dejarme en la vida pasiva".
Su salud fue deteriorándose paulatinamente, sus últimos años transcurrieron en la casa de su hermana Aurora, a una cuadra de la casa de
ejercicios. Su hermana y su sobrina lo asistieron hasta el día de su muerte.
Tras soportar intensos dolores, el Cura Gaucho falleció el 26 de enero de 1914.
El 28 de enero de 1916 el Gobernador de Córdoba Dr. Ramón J. Cárcano dispone que la Villa del Tránsito pase a llamarse Villa Cura Brochero.
En 1967 Monseñor Enrique Pechuán Marin y el Cardenal Raúl Francisco Primatesta dieron comienzo al proceso de canonización del Cura
Brochero con la recepción de los testimonios de las personas que lo conocieron y recogieron sus escritos.
El material reunido fue enviado a Roma en 1974, pero como ninguno de los testigos había conocido directamente al Padre Brochero se dispone
realizar una prolija investigación sobre los documentos que testimonian la vida de este benemérito sacerdote cordobés.
Actualmente, el Vaticano lo declaró venerable y la causa continúa abierta. Miles de fieles de distintos puntos del país llegan todos los veranos a
la villa serrana para participar de la Semana Brocheriana, una fiesta popular que recuerda y honra la memoria del sacerdote.
Fue un hombre que se preocupaba de la situación material de sus fieles en esa inmensa zona estaba alejada de la ciudad de Córdoba, sin
medios de comunicación, flanqueada por las Sierras Grandes, olvidada de los Gobiernos. Brochero se encontró con personas que necesitaban a alguien
que se interesara por su vida, su modo de subsistir, las escuelas, los caminos, el riego, la mensajería, todo. El Cura Gaucho se propuso evitar que los
serranos, ante la adversidad, abandonasen las tierras.