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Pontificia Universidad Católica Argentina

Facultad de Química e Ingeniería

Ingeniería Ambiental

Año Académico 2021

Trabajo Práctico II

Economía de la Redención

Materia: Síntesis Teológica.

Profesor: Facundo Esteban Ivaldi.

Fecha: Junio 2021.

Integrantes:

● Algacibiur, Guadalupe
● Clausen, Delfina.
● Franco, María Belén.
● Martinelli, Lara.
● Segura, Julia.
SÍNTESIS TEOLÓGICA

Trabajo II: Economía de la Redención

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN Y SÍNTESIS

Santo elegido: José Gabriel Brochero.

Biografía:

José Gabriel Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Carreta Quemada, un paraje ubicado en
las cercanías de Villa Santa Rosa, en la provincia de Córdoba. Fue bautizado al día siguiente​en
la primera capilla de Villa Santa Rosa, hoy plaza General Paz. José Gabriel fue el cuarto de diez
hermanos; dos de sus hermanas fueron religiosas del Huerto.
El 5 de marzo de 1856 ingresó al Seminario de Nuestra Señora de Loreto. En 1858 concurrió a la
Universidad Nacional Mayor de San Carlos en donde conoció al futuro presidente Miguel Juárez
Celman con el que inició una amistad que perduró a lo largo de sus vidas.
En 1867, Brochero colaboró en el socorro de los enfermos y moribundos de la epidemia de cólera
que azotó a la ciudad de Córdoba y que segó más de 4000 vidas en poco tiempo. Siendo prefecto
de estudios del Seminario Mayor, obtuvo el título de maestro en filosofía por la Universidad de
Córdoba, el 12 de noviembre de 1869.
El 18 de noviembre de 1869, José Gabriel Brochero fue designado cura del curato de San Alberto,
actualmente de tamaño inmenso conocido como el valle de Traslasierra, pero en ese entonces
eran tierras indómitas y casi desiertas, infestadas de salteadores y prófugos de la justicia. Sus
poco más de 10000 habitantes vivían dispersos, con un grado de indigencia material lamentable,
sin caminos, sin escuelas e incomunicados
El 24 de diciembre de 1869 partió de la ciudad de Córdoba para hacerse cargo del curato que
insumiría prácticamente el resto de su vida.
Como marco de su misión, edificó la «Casa de Ejercicios Espirituales de Traslasierra», que
inauguró en 1877. En 1880, bendijo el flamante «Colegio para Niñas», que el propio Brochero
confió a las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. Sus gestiones hicieron posible la apertura
de caminos, acequias, diques, una estafeta postal y un telégrafo. Entre otras obras fundó
escuelas y logró, con la construcción de un acueducto, la llegada del agua al pueblo. También
bregó para que se extendiera el ramal ferroviario desde Villa Mercedes hasta Cruz del Eje.
Brochero «se adelantó a los tiempos y supo pensar la realidad, porque la promoción humana y la
evangelización que proponemos hoy no eran tan claras en su tiempo.
Con su salud quebrantada, el 24 de abril de 1898 aceptó la canonjía efectiva en la catedral de
Córdoba que le ofreció el obispo para que se repusiera. Así, luego de casi 30 años de ejercicio
como párroco en las sierras cordobesas, entregó el curato del Tránsito el 30 de mayo. La colación
de la canonjía en la catedral de Córdoba tuvo lugar el 12 de agosto. Pero el 25 de agosto de 1902
fue nombrado nuevamente cura del Tránsito, y el 3 de octubre de ese año se hizo cargo de su
parroquia otra vez, previa renuncia a la canonjía.
En su vejez el cura Brochero enfermó de lepra, quedando sordo y prácticamente ciego.​En 1910
escribió su testamento en esa Villa, en uno de cuyos fragmentos señaló: «que mis albaceas me
hagan hacer con algún carpintero de esta Villa, un cajón sencillo, para que algo gane con esa
obra, y colocando en él mi cadáver sea enterrado en el suelo en cualquier punto de la calle
principal de la entrada del cementerio actual».
Vivió en Villa Santa Rosa hasta 1912. Luego decidió regresar a Villa del Tránsito a terminar con su
última promesa: el ferrocarril que aún no había podido concretar. El 21 de octubre de 1912 se
entrevistó con Hipólito Yrigoyen, para interesarlo en la construcción del ramal Soto Dolores. Luego
viajó a Villa del Tránsito donde, por pedido de sus feligreses, permaneció hasta su muerte
acontecida el 26 de enero de 1914 en lo que hoy es el Museo Brocheriano, teniendo en ese
entonces 73 años.

Notas sobresalientes de su espiritualidad, en las que se ha inspirado su obra.

Fue un sacerdote ejemplar, que llevó el Evangelio a zonas serranas inhóspitas, acompañó a sus
pobladores y promovió su desarrollo social, y un ciudadano comprometido con su tiempo,
procurando acercar a ricos y pobres y tender puentes entre visiones diferentes de país.
Bajo su mando de presbítero estaban 4.336 kilómetros cuadrados de valles y serranías habitadas
por campesinos, prófugos e indigentes. Y pese a ello se le recuerda por generar desarrollo en
estas tierras hostiles, abandonadas por el Estado.
Conectar la ciudad moderna con el pueblo aislado es una de las contribuciones que le atribuyen a
Brochero, no sólo en términos de transporte: gracias a él llegaron escuelas, hospitales y gobierno
a las remotas sierras cordobesas.
También los historiadores lo recuerdan por sus labores asistenciales, "ofreciendo al moribundo el
religioso consuelo", durante una epidemia de cólera en 1867 que dejó más de 4.000 muertos.
Tan cercano era a los vulnerables que, según la literatura, Brochero al parecer se contagió de la
lepra por la cual murió luego de haber compartido el tradicional mate con personas que padecían
esta enfermedad.
Pero más que por sus gestiones, lo que muchos argentinos celebran es el estilo jocoso, informal y
austero con que les gusta identificarse: el que le atribuyen al "argentino del pueblo". Por ejemplo
dicen que "usaba malas palabras para que la gente lo entendiera". Sin dudas, la obra de José
Gabriel Brochero es ingente, no sólo por la cantidad de realizaciones, sino por haberse hecho en
una de las zonas por entonces más aisladas y carentes de recursos materiales de la provincia de
Córdoba, y por los medios con que el propio Brochero contó para efectuarlas, todo a lomo de
mula primero, y de caballo después.
Una lista de una treintena de sus obras fue elaborada por Carlos I. Heredia (vicepostulador de la
causa de beatificación del Cura Brochero). Entre ellas se cuentan:
● En 1869 concluyó la obra de la iglesia de San Pedro iniciada en 1867 por el presbítero
Francisco Aguirre.
● Concluyó la antigua iglesia de Villa del Tránsito y la reconstruyó en 1902 luego de que un
tornado la dejara sin techo en 1896.
● Construyó la iglesia de San Vicente en 1872.
● Construyó la antigua iglesia de Las Rosas en 1872.
● Construyó la iglesia de Ciénega de Allende en 1882.
● Acondicionó la antigua iglesia de Nono.
● Construyó la parroquia de Panaholma, Córdoba, la cual fue su última obra.
● Construyó la Casa de Ejercicios Espirituales de Villa del Tránsito, inicia las obras en 1875 y
en 1877 se dieron las primeras clases. La Casa de Ejercicios fue declarada monumento histórico
nacional el 9 de mayo de 1974.

Los niños que hicieron Santo a Brochero: (foto con datos del 2016)
Su trabajo pastoral deja una huella imborrable en Córdoba, que quiere verlo como su primer
santo. El proceso de beatificación se inicia en la década del 60, pero recién se confirma en el año
2012. La demostración de dos milagros comprobados por el Vaticano completaron los requisitos
para que “el cura gaucho” sea proclamado santo.
Conclusión y reflexión personal:

Brochero fue un gran hombre, dispuesto siempre a ayudar hasta en sus últimos momentos, ya
que murió en servicio a otros, ejemplo y salvación para muchos, fue un gran guía.
El gran milagro de Jose fue haber transformado Traslasierra, que dejó de ser un desierto de
piedra para convertirse en una región próspera de escuelas, diques y caminos.
Clave en el éxito de sus ideas fue que los pobladores lo vieron enseguida como a un par, alguien
que cargaba ladrillos para construir una escuela o cortaba madera como cualquiera de ellos. En la
memoria de la gente quedó la imagen del cura montado en la mula donde atravesaba la sierra
para dar una extremaunción o contactar a algún ladrón que pretendía recuperar a la causa del
cristianismo.
Jose Gabriel Brochero fue un santo con los pies en la realidad, que no dudo en pedir ayuda a sus
amigos poderosos para mejorar la vida de los más humildes, que acercó miles de almas a la fé
católica, mejorando su vida todos los días y arremangándose la sotana para trabajar sol a sol
junto a sus hermanos, haciendo lo mejor que puede hacer un buen cristiano: predicar con el
ejemplo.
Su ejemplo como ciudadano de aquella época nos lleva a reflexionar acerca de nuestro actual
compromiso comunitario. Su historia nos deja un mensaje muy importante; cuando obrar por el
bien prevalece como principal valor y principio, no hay frontera que detenga las ganas de ayudar.

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