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La redacción y la locución

Si se habla de escritura para el oído, no cabe duda que la claridad y la simplicidad en la exposición
de las ideas deben ser los pilares básicos sobre los que se sustente cualquier redacción radiofónica.
La claridad y la sencillez aseguran la comprensión del mensaje y facilitan su posterior transcripción
oral (locución). Y es que, además de escribir para el oído, la radio comporta, como sabes, hablar
para el oído. (FOTO 1: LOCUTOR EN ESTUDIO)

¿Cómo se consigue la claridad?


En el terreno de la redacción, la claridad se logra, básicamente, respetando la lógica gramatical, es
decir, procurando que los elementos que integran una oración sigan la estructura lineal Sujeto +
Verbo + Predicado (S+V+P). De hecho, esta estructura es la que predomina en nuestras
conversaciones cotidianas y, además, contribuye a que las frases sean mucho más simples,
concretas y directas. Para comprobar empíricamente lo que aquí decimos, escucha estas dos
locuciones y fíjate cómo la alteración del orden lógico propicia que la segunda resulte, para nuestro
oído, mucho más complicada que la primera .

Y es que, como muy bien señalan los profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona Amparo
Huertas y Juan José Perona en su libro Redacción y locución en medios audiovisuales: la radio, en
toda redacción concebida para este medio se ha de huir del hipérbaton. "Esta figura, propia de
poetas y literatos, consiste en colocar las palabras o los elementos de la oración en una sucesión
diferente a la lineal, creando una secuencia sonora poco habitual para el oído y, por consiguiente, de
difícil comprensión oral".

Por otra parte, para asegurar la claridad es esencial evitar la introducción de explicaciones
(cláusulas) entre el sujeto y el verbo, al tiempo que también es fundamental no abusar de
construcciones sintácticas muy complejas, ya que siempre acaban dificultando la comprensión
de los textos hablados. Por este motivo, te recomendamos que, en el momento de afrontar una
redacción radiofónica, procures exponer cada idea en una sola oración. Escucha, sino, lo
complicada que resulta esta locución, en la que se expresan varias ideas en una sola oración .

El sujeto debe aparecer explícitamente, puesto que es el protagonista de la acción del verbo. Por
tanto, en la redacción radiofónica no solo será necesario prescindir del uso de sujetos elípticos, sino
que igualmente será bueno no sustituir el sujeto por un pronombre. Ten en cuenta que el uso del
pronombre obligaría al oyente a recordar cuál es el referente al que ha sustituido. Esta es la
razón que explica que Huertas y Perona adviertan que, a la hora de redactar para la radio, no
conviene que estén muy alejados elementos estrechamente relacionados entre sí.

Tal y como sostienen estos dos profesores, frases como Los vecinos de dos municipios, del norte y
del sur de España, Zizurki, en Guipuzcoa y Rincón de la Victoria, en Málaga, saldrán a la calle para
condenar la violencia de ETA, en las que se distancia notablemente el sujeto del predicado, exigen
un mayor grado de concentración por parte del oyente y requieren de un mayor esfuerzo en la
locución.

Respecto a los verbos, te recomendamos que los utilices en voz activa. De esta manera te será
más fácil seguir el orden lógico S+V+P al que antes aludíamos y conseguirás una construcción
sintáctica mucho más directa. Por otra parte, para ganar en eficacia expositiva te aconsejamos que
uses verbos que describan con claridad una acción. Así, por ejemplo, será más adecuado
escribir "declarar" que escribir "prestar declaración" o "reformar" que "practicar una reforma",
etcétera. De la misma manera, es aconsejable evitar la utilización de formas negativas: mucho mejor
"callaba" que "no hablaba", ya que es relativamente fácil que las partículas negativas puedan
pasar desapercibidas para el oyente.

Finalmente, y también en relación con el uso de las formas verbales, la inmediatez de la radio
precisa del uso del presente, sobre todo en el terreno de la información. Ten en cuenta que, en este
medio, el "ayer" nunca es noticia.

¿Cómo se consigue la simplicidad?


En primer lugar, procurando que las oraciones no superen, de media, las 30 palabras, aunque sin
caer en la escritura telegráfica, y, en segundo lugar, intentado exponer cada idea de la forma más
diáfana posible. Para ello es muy recomendable hacer uso de las denominadas técnicas de
simplificación, especialmente de la comparación y del redondeo.

La comparación es un recurso muy útil que permite al oyente visualizar con mayor claridad una idea
compleja o abstracta. Al receptor le resulta mucho más fácil imaginar lo que le es más próximo,
conocido o familiar, de forma que la asociación por comparación favorece siempre la comprensión.
Así, por ejemplo, si en una noticia radiofónica informásemos sobre la construcción de un gran centro
de ocio en Madrid, sería mucho más eficaz comparar su extensión con la de un parque como El
Retiro o con la de un estadio de fútbol como el Santiago Bernabeu, que no aportar el dato exacto en
metros cuadrados. En el caso del descubrimiento de un nuevo planeta, no cabe duda que cualquier
oyente se haría una idea más aproximada de su magnitud si se comparase con la Tierra, y así
sucesivamente.

Por su parte, en la redacción radiofónica se acostumbra a redondear las cifras para neutralizar las
dificultades de comprensión que éstas generan, pero sobre todo para que el texto resulte mucho
más simple. Por eso te sugerimos que, al trabajar con cifras, uses fórmulas como las siguientes:

En vez de:
4.963 personas acudieron a la manifestación,
mejor:
cerca de 5.000 personas acudieron a la manifestación.

En lugar de:
Hace 45 días,
es preferible escribir:
Hace un mes y medio.

Mucho mejor:
La mitad de los asistentes,
que:
25 de los 50 asistentes.
Etcétera.
Con independencia de lo explicado hasta aquí, la redundancia, que consiste en incidir sobre las
ideas y los datos más relevantes, debe estar presente también en cualquier texto radiofónico. Dadas
las características específicas del medio, el hecho de que una idea importante aparezca una sola
vez pone en peligro su captación por parte del oyente. No olvides que, a diferencia de lo que sucede
en los textos impresos, donde el mensaje permanece en el tiempo y, por tanto, puede revisarse, en
la radio esto no es posible, por lo que la reiteración es fundamental.

La redundancia tiene una triple función: por una parte, facilita el proceso de retención de las ideas
más significativas en la memoria del oyente; por otra parte, favorece una mayor atención por parte
del receptor, al reducir el esfuerzo que ha de realizar en la escucha; finalmente, guía en el proceso
de interpretación, al destacar, en más de una ocasión, lo más relevante.

Con el fin de que el uso de la redundancia no empobrezca la redacción, procura utilizar sinónimos y
no incurras en el error de utilizar las mismas palabras, como si de una mera repetición se
tratara. Redundar no es repetir.

Junto a las cuestiones tratadas, los signos de puntuación también influyen en la consecución de la
sencillez que necesariamente debe caracterizar la redacción radiofónica, así como el léxico que se
utilice; un léxico próximo al receptor,que huya de los tecnicismos y del lenguaje excesivamente
culto. Recuerda siempre que la audiencia de la radio se caracteriza por su marcada heterogeneidad
(oyentes de todas las clases sociales, con niveles de estudios muy dispares, de distintas edades,
etcétera).

En relación con los signos de puntuación, es importante tener en cuenta que solo se usarán aquellos
que tengan una transcripción oral clara y que, por tanto, sean útiles para marcar unidades o grupos
fónicos -en el glosario encontrarás la definición de este concepto-, como la coma, el punto, los
puntos suspensivos, los dos puntos, y los signos de interrogación y admiración. En cambio, de nada
servirá utilizar comillas, paréntesis o guiones, ya que, al margen de no tener una transcripción oral
concreta, complican la redacción, en tanto que introducen nuevas oraciones sobre la principal. Para
que te hagas una idea más aproximada de lo que aquí decimos, piensa, por ejemplo, que, a la hora
de leer un texto, el punto implica una pausa y una caída del tono, por lo que informa sobre la
finalización de una idea. Por contra, las comillas difícilmente pueden ser representadas en una
locución.

5.1.1 Claves para construir una redacción


En tanto que de carácter general, las recomendaciones apuntadas hasta este momento son válidas
para la redacción de cualquier texto radiofónico. Sin embargo, estarás de acuerdo con nosotros en
que no es lo mismo escribir una noticia que redactar los diálogos que aparecen en una ficción, como
tampoco es igual afrontar la redacción de una cuña publicitaria que las preguntas que se le
formularán a un entrevistado.

En cualquier caso, y con independencia de los consejos que te hemos dado, para la elaboración de
una redacción que acabe teniendo sentido semántico global te recomendamos que, antes de
ponerte a escribir, prepares un esquema previo de contenidos en el que determines qué
ideas que van a conformar el texto, y, sobre todo, en el que hagas constar el orden en el que van a
aparecer (cronológico, de importancia informativa, etcétera) dichas ideas. Con el fin de facilitarte las
cosas, a continuación te explicamos, a modo de síntesis, cómo se organizan los contenidos según
los modelos narrativos más comunes.

Según el modelo narrativo periodístico


A la hora de informar sobre cualquier acontecimiento de actualidad, es frecuente, y no por ello
menos adecuado, construir una redacción que contenga los siguientes bloques temáticos:

Los hechos: Es el bloque esencial. Coincide con el aspecto informativo más reciente y acostumbra
a aparecer en primer lugar. Trata estrictamente lo ocurrido, sin desarrollar valoración alguna ni
deduccción. El hecho se anuncia en la entrada de la noticia y se aclara en párrafos posteriores.
Los antecedentes: Es el conjunto de ideas que aportan datos sobre aquellas situaciones, acciones
y condiciones previas directamente vinculadas a los hechos.
El contexto: Bloque de contenidos que informa sobre el entorno social, físico, etcétera, que rodea
directamente los hechos en el momento en que estos se plantean o suceden.
Las consecuencias: Desenlace directo de los hechos.
Las previsiones: Bloque destinado a prever las consecuencias de los hechos a corto, medio o largo
plazo. Las previsiones se deben basar en razonamientos lógicos.

Habitualmente, la narración periodística se materializa en la denominada noticia. En radio la noticia


se construye, como muy bien explica el profesor Emilio Prado en su libro Estructura de la
información radiofónica, elaborando una entrada, un cuerpo y un cierre. La entrada debe ser
impactante y, sobre todo, debe contener el qué y el quién de la información. El cuerpo sirve para
aportar datos nuevos (antecedentes, contexto, etc.) y redundar sobre lo más importante del hecho.
Por su parte, el cierre es una síntesis final de lo explicado, una reiteración de lo más significativo,
aunque en él también se anuncian perspectivas de futuro con el fin de mantener la atención sobre el
hecho narrado.

Según el modelo narrativo dramático


Desde la Grecia clásica, la estructuración de los contenidos de una narración dramática se ha
basado en tres actos o etapas lógicas: el planteamiento, el nudo y el desenlace.
El planteamiento es el primer bloque de contenidos en el que se presenta a los personajes, se
definen los escenarios en los que éstos se desenvuelven y se plantean los objetivos que los
personajes persiguen. Este bloque será más amplio y complejo cuantos más sean los personajes
que entren en escena, los objetivos que cada uno de ellos deba cumplir en la historia y las distintas
relaciones que se establezcan.
El nudo es el segundo bloque de contenidos, en el que se introducen los problemas que impiden
que los personajes puedan conseguir sus objetivos. Dichos problemas van a hacer actuar a los
personajes, enfrentarse entre ellos, cambiar su trayectoria inicial para intentar llegar a su meta por
caminos distintos, etc.
El desenlace es el último bloque de contenidos, en el que se explica de qué modo los personajes
superan los problemas que han encontrado para conseguir sus objetivos, o bien de qué manera son
los problemas los que consiguen derrotar a los personajes. Es decir, se cuenta cuál es el final de la
historia

Según el modelo narrativo publicitario


A nivel denotativo, las ideas acostumbran a aparecer en tres bloques: oferta, descripción y
argumentación.
La oferta es el bloque de contenidos en el que se explica con precisión cuál es el producto del que,
por ejemplo en una cuña publicitaria, se estará hablando constantemente.
La descripción es el bloque en el que se aportan las ideas que informan acerca de las
características y la utilidad del producto. Ten en cuenta que, en publicidad, la descripción no siempre
está presente como información estricta: a menudo se materializa con el establecimiento de
asociaciones puramente connotativas entre el producto y una actitud vital, una clase social, un estilo
de vida, etc.
La argumentación es la parte del texto destinada a proporcionar razones que sean capaces de
convencer de las ventajas de un producto frente a cualquier otro y de la importancia de poseerlo.
Este bloque de contenidos persigue desencadenar un efecto persuasivo (de compra) y para ello se
suelen utilizar recursos como: promesa de beneficios, pruebas demostrativas, beneficios accesorios
-facilidades de pago, regalos, etc.-.

5.1.2 De la redacción a la locución


La fugacidad y la no retornabilidad que caracterizan a los mensajes radiofónicos exigen una claridad
enunciativa que, como hemos visto, afecta a la redacción, pero también al proceso de
transformación del texto en sonido. La radio, más que cualquier otro medio audiovisual, reclama un
escrupuloso dominio de la dicción acústica y de la expresión sonora oral.

Aunque son muchas las variables que intervienen en la locución, aquí solo vamos a centrarnos en
las más importantes (la vocalización, la articulación, la entonación, el ritmo y la actitud), en tanto que
son las que determinan el grado de inteligibilidad de cualquier discurso verbal radiofónico. En el
capítulo sobre Producción de programas encontrarás referencias más amplias sobre la locución a
imprimir según el tipo de espacio al que debas hacer frente (informativo, deportivo, musical,
etcétera).

La vocalización consiste, como su propio nombre indica, en pronunciar correctamente todas y cada
una de las vocales que aparecen a lo largo de la cadena hablada, mientras que la articulación no
es más que enunciar de una forma clara y precisa las consonantes. Sin embargo, como advierten los
profesores Amparo Huertas y Juan José Perona, la conversión del habla en una mera rutina explica
que, en cuestión de pronunciación, se apueste, quizás inconscientemente, por la ley del mínimo
esfuerzo, sin darnos cuenta de que a menudo enlazamos erróneamente palabras ("El error
es della, en vez de de ella; "Dice qu´hace frío, en vez de que hace); omitimos fonemas (integrao, por
integrado); articulamos mal un sonido (esamen, en vez de examen), etcétera.

Estos errores empobrecen notablemente la dicción, por lo que en la locución debemos procurar
neutralizarlos. Son vicios que se pueden corregir fácilmente, aunque para ello es necesario
percatarse de su existencia y dedicar algún tiempo a la gimnasia bucal. En el libro Redacción y
locución en medios audiovisuales: la radio, Huertas y Perona recomiendan, para ganar en claridad,
elasticidad y flexibilidad a la hora de locutar, realizar los siguientes ejercicios:

1.- Transcribir verbalmente un texto con un obstáculo en laboca. Uno de los remedios más efectivos
consiste en sostenercon los dientes un lápiz o un bolígrafo en posiciónhorizontal y leer en voz alta
durante varios minutos (10 al díason más que suficientes). Este ejercicio puede resultar
algodoloroso, sobre todo al principio.
2.- Abrir y cerrar la boca varias veces, hasta el límite de nuestrasposibilidades.
3.- Masajear con la lengua todos los rincones de la cavidad bucal.
4.- Pronunciar un texto sílaba a sílaba, en voz alta y exagerando la gesticulación bucal.
5.- Leer un texto simulando distintas situaciones: riendo, llorando, cantando, gritando, susurrando,
etc.

Como ya decíamos en otro lugar (La comunicación radiofónica), la entonación es el resultado de las
variaciones de tono que se van sucediendo mientras hablamos. En el terreno de la locución
radiofónica, es lógico pensar que la entonación guardará una estrecha relación con el tipo de texto
que vayamos a transcribir oralmente. Sin embargo, para que tu discurso resulte atractivo y no acabe
aburriendo a los oyentes, te recomendamos que huyas de la linealidad entonativa y que construyas
con tu voz una curva melódica en la que se combinen distintas alturas tonales. Escucha y compara
estas dos locuciones. Te será muy fácil darte cuenta de lo que aquí decimos .

En cuanto al ritmo, señalaremos que está en sintonía con los movimientos de la realidad que
pretendas describir, pero recuerda que también resulta ser crucial para atraer y mantener la atención
de los radioyentes, para recrear estados de ánimo, o para comunicar diferentes sensaciones.
Cualquier discurso verbal presenta una estructura rítmica interna determinada por la duración de las
sílabas, la longitud de los grupos fónicos y la duración de las pausas que separen dichos grupos
fónicos. Por eso, en función de la sensación que quieras despertar en el oyente, la simple
manipulación de la estructura rítmica interna será suficiente para que, al sonorizar un texto, en la
mente del receptor generes una imagen de tranquilidad y sosiego (pausas largas, grupos fónicos
extensos, etc.) o, por el contrario, una impresión de nerviosismo y tensión. Compruébalo tu
mismo/a .

En relación con la actitud, avanzaremos que ésta está íntimamente ligada con la disposición del
locutor a comunicar y, sobre todo, con la manera de hacer frente a la tarea verbal propuesta. En el
caso de la radio, la actitud se fragua desde el momento en que el locutor se coloca ante el
micrófono, y se adopta una u otra según el género programático, los contenidos que se están
abordando, el público al que se dirige, etcétera.

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