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CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Ariel
Ariel Lingüística
A los tres fabulosos chicos Bonilla
que me conectan con lo mejor de la vida
PRÓLOGO

Estoy seguro de que muchos lectores de la famosa obra de


Thomas de Quincey Del asesinato considerado como una de las
bellas artes recordarán esta cita:

Si uno empieza por permitirse un asesinato, pronto no le da


importancia al robo, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia
del día del Señor, y acaba por faltar a la buena educación y por de­
jar las cosas para el día siguiente.

El efecto cómico que producen estas palabras se basa


—evidentemente— en que presentan una serie de acciones es­
tableciendo entre ellas una jerarquía que viene a ser exacta­
mente la opuesta a la que cualquiera de nosotros establecería.
El lector no puede evitar sonreír ante esa curiosa ordenación, y
al evaluarla correctamente —y comprender por tanto la ironía
que encierra—, da con el vínculo que le permite hacerse cóm­
plice del autor y de sus intenciones. Todo esto es muy evidente.
Aun así, es probable que el lector común no observe en este
texto lo que el lingüista percibe en él de inmediato: la clave del
efecto conseguido no está en lo que signifiquen las palabras
asesinato, robo, bebida o inobservancia. El efecto que el autor
consigue se logra por el hecho de usar las expresiones empezar
por, pronto (más un verbo en futuro) pasar a y acabar por, es
decir, por el hecho de usar expresiones cotidianas que segura­
mente pasarán inadvertidas al lector común.
Cuando decimos Sí se empieza por X, se acaba por Y o
10 PRÓLOGO

cuando usamos combinaciones del tipo Si haces X, pronto ha­


rás Y, estamos obligados por el idioma a ordenar los conteni­
dos de X e Y en una escala. Tal escala no es léxica: ningún dic­
cionario ni ninguna gramática podría darnos los valores de X e
Y en esas construcciones, puesto que serían ilimitados y total­
mente imprcdecibles. La ordenación objetiva que exista entre
esas actividades la impondrá nuestra cultura o nuestro sentido
común, no nuestra lengua, pero es a la lengua —y no a la cul­
tura ni al sentido común— a quien corresponde establecer la
existencia misma de esa gradación, aunque no nos diga cómo
debemos ordenar los elementos que aparecen en ella. Es el
idioma el que nos fuerza a interpretar un determinado elemen­
to como superior o inferior a otro en esa escala que nos impul­
sa a establecer. Más aún, es la lengua la que va guiando la for­
ma en que articulamos la información, la que nos indica cómo
engarzar unas partes de los mensajes con otras, la que nos
proporciona instrucciones que nos dicen cómo debemos esta­
blecer causas, consecuencias, justificaciones, concesiones,
propósitos, añadidos, rectificaciones, reformulaciones, recapi­
tulaciones y otras muchas formas de organizar, evaluar y en
definitiva interpretar los contenidos. Somos nosotros los que
argumentamos, pero es la lengua la que nos proporciona las
pautas que nos permiten argumentar, y las que permiten a los
demás entender nuestra argumentación.
Entre las unidades lingüísticas que más comúnmente de­
terminan la articulación del discurso, muchas pertenecen a un
amplio conjunto de partículas que los lingüistas llaman desde
hace tiempo CONECTORES DISCURSIVOS. Estrella Monto-
lío nos presenta en este libro una clarísima introducción a esta
pujante rama de la pragmática lingüística. El libro no se dirige
específicamente a los lingüistas, sino también a los hablantes
que tengan curiosidad e interés por la reflexión sobre el idio­
ma, y a los que se sienten atraídos por las preguntas que el
simple uso consciente de la lengua hace plantearse a los que se
sirven de ella. Si el lector desea ahondar en cada uno de estos
marcadores —o en general en los fundamentos de la pragmáti­
ca lingüística que hacen posible estos estudios— podrá consul­
tar la bibliografía final, y la que en esos títulos se menciona.
Pero si no desea adentrarse demasiado en los terrenos del es­
PRÓLOGO 11

pecialista, pero quiere una presentación diáfana, ágil y a la vez


rigurosa de las características fundamentales de los conectores
discursivos, verá cumplidos sus deseos en las páginas que si­
guen. Comprobará que Montolío explica en ellas de manera
amena y pedagógica las características fundamentales de los
conectores discursivos y los rasgos que los diferencian del res­
to de las palabras que manejamos comúnmente.
Como dice la autora de este libro, los conectores se pare­
cen a las señales de tráfico porque constituyen un tipo de guía
relativamente similar. Una señal particular nos dirá que debe­
mos girar a la derecha en el cruce siguiente, o que debemos de­
tenemos en el punto en que se encuentra. Esas mismas señales,
colocadas a cientos de kilómetros determinarán comporta­
mientos análogos en cruces distintos y en puntos del terreno
diferentes. Las señales son —como se suele decir habitualmen­
te— unidades deícticas. Los conectores se parecen a ellas en
cuanto que imponen interpretaciones muy específicas a los
fragmentos del discurso que los preceden y los siguen. Se dife­
rencian —desde luego— de las señales de tráfico en que el sig­
nificado específico de éstas es convencional (lo encontraremos
sin dificultad en cualquier manual para conductores), mien­
tras que los conectores forman parte del lenguaje natural que
tratamos de desentrañar. Mientras que los responsables de trá­
fico determinan el significado específico de cada señal, sin que
haya lugar a dudas ni ambigüedades, existen matices entre los
conectores cuyos límites todavía no han sido deslindados por
los investigadores con suficiente claridad.
Junto a los rasgos que los caracterizan, este libro contiene
un análisis pormenorizado de los grupos principales de conec­
tores que se suelen establecer, en el que destacan las compara­
ciones entre textos que se diferencian en una sola partícula.
Estas comparaciones son muy ilustrativas porque nos permi­
ten examinar con detalle las inferencias que un cambio apa­
rentemente menor puede conllevar. El lector observará que
muchos de los ejemplos analizados no aparecen precedidos del
asterisco (*) que suele marcar la agramaticalidad, sino del sig­
no # que establece la inadecuación (es decir, la existencia de
otras relaciones significativas posibles, pero irrelevantes por
razones pragmáticas), o simplemente carecen de marca de
12 PRÓLOGO

agramaticalidad alguna. Recuérdese que el texto de Thomas de


Quincey que encabeza estas líneas es extraño, pero —cierta­
mente— no es agramatical. Las secuencias que obtenemos al
cambiar un conector por otro suelen resultar extrañas o ines­
peradas, pero raramente resultan agramaticales. Solo lo serán
si alteramos las estructuras sintácticas que corresponden a los
conectores (por ejemplo, si alteramos el modo verbal de una
subordinada sustantiva que complementa a una locución pre­
positiva) o las exigencias categoriales de cada conector (por
ejemplo, si pretendemos que una conjunción se comporta
como lo hace un adverbio). En el resto de los casos, lo que ob­
tenemos es “otro significado” o “un significado absurdo”, o
“una deducción no deseada”, pero no obtenemos un vacío in­
terpretativo. Este es un rasgo característico de la gramática de
los conectores. Nótese que tampoco una señal de dirección
obligatoria que vaya a dar a un muro será “ininterpretable”.
Estará mal situada y podrá causar un accidente, pero no care­
cerá de interpretación. Tampoco una orden absurda convierte
en agramatical la oración imperativa que hace posible su exis­
tencia. Por el contrario, cuando las piezas mismas que nos per­
miten construir las oraciones están mal dispuestas, es muy fre­
cuente encontrarse con secuencias anómalas desde el punto de
vista de su constitución, y es probable que se desmoronen,
como sucede con los puentes o las carreteras mal construidas.
Se dice por ello que los conectores proporcionan instrucciones
(dicho más técnicamente, que poseen significación procedi-
mental). Como sucede con las señales de tráfico, no constitu­
yen en sí mismos el destino del viaje, aunque sí la mejor garan­
tía de alcanzarlo.
Llama la atención el que un conjunto importante de fenó­
menos que parecían estar en el terreno de nadie hayan pasado,
casi de repente, a estar en el terreno de todos. Hasta hace unos
años estas expresiones no parecían interesar demasiado a los
gramáticos (con escasas excepciones), ni tampoco a los lexicó­
grafos. Ello se debía probablemente a que cada uno de estos
especialistas pensaba que su estudio correspondía a los miem­
bros del otro grupo: para los gramáticos se trataba seguramen­
te de un paradigma demasiado largo —casi abierto— de unida­
des léxicas a menudo próximas, cuya compleja y variada
PRÓLOGO 13

significación parecía corresponder al dominio del léxico. Para


los lexicógrafos se trataba de expresiones de contenido muy
abstracto, determinado en gran medida por variables sintácti­
cas. Si el análisis de las preposiciones y las conjunciones siem­
pre ha correspondido al ámbito de la gramática, más que al de
la lexicografía, parece natural que los lexicólogos y los lexicó­
grafos pensaran que la ausencia de descripciones detalladas de
esos centenares de partículas no era, en sentido estricto, una
falta suya. En la actualidad existe un acuerdo tácito sobre el
hecho de que el estudio de los marcadores discursivos forma
parte a la vez de la gramática y del léxico. El hablante que do­
mina su funcionamiento no conoce simplemente un campo lé­
xico, como pueda ser el de los colores, las frutas tropicales o
los muebles de asiento. El que conoce el comportamiento de
estas unidades conoce también una parte de la gramática, in­
cluso de la sintaxis, puesto que se trata de adverbios, conjun­
ciones y preposiciones complejas que pertenecen a diversas
clases y subclases léxicas. Estas propiedades categoriales nos
permiten construir secuencias cuya interpretación se sigue de
las características semánticas de cada conector, muchas de las
cuales se verán en las páginas que siguen.
Algunos conectores han sido objeto de atención por parte
de todas las gramáticas. Todas ellas se han fijado en palabras
como y, pero, aunque o sin embargo, pero muy raramente en
expresiones como ahora bien, como mucho, de todas formas,
además, de ahí que, bueno o por el contrario. Pero el problema
no es solo cuantitativo. Lo cierto es que la tradición gramati­
cal no se ha caracterizado por analizar con verdadera profun­
didad las partículas que decidía abordar, lo que sin duda se
transmitió a la tradición escolar que en ella se apoyaba. Cual­
quier gramática tradicional tendrá un apartado para las ora­
ciones adversativas, pero es muy improbable que contenga al­
guna reflexión detallada sobre el concepto de adversación. De
igual forma, cualquier estudiante de bachillerato sabrá que
pero es una conjunción adversativa, pero ninguno de sus profe­
sores le habrá preguntado nunca qué es la adversación, o si la
adversación es lo mismo que el simple contraste. Esta situa­
ción es objetivamente extraña si la trasladamos a otras disci­
plinas (parece que no es posible entender qué es un factor in­
14 PRÓLOGO

flacionario sin saber qué es la inflación), pero el que haya sido


frecuente durante mucho tiempo en la didáctica gramatical se
debe a que el afán etiquetador de profesores y alumnos ha pe­
sado en las aulas mucho más que la búsqueda objetiva de la
comprensión. A lo largo de muchos años, todos nos aprendía­
mos en riguroso orden —casi con memoria de perfecto cate­
quista— la relación de conjunciones adversativas (pero, empe­
ro, sino, sin embargo...). Tuvimos suerte de que nunca nos
preguntaran por qué sin embargo estaba en este grupo, v no en
cambio en el de los adverbios, o cómo era posible que tanto
pero como sino pudieran aparecer en contextos negativos sin
dar lugar a expresiones sinónimas. Desde luego, no se ha gana­
do poco por el solo hecho de diferenciar las preguntas que tie­
nen interés —y nos ayudan, por tanto, a comprender— de las
que ejercitan nuestra memoria más que nuestro intelecto.
Estrella Montolío es lingüista experimentada y miembro
destacado de un amplio grupo de investigadores de la casi ina­
gotable nueva veta de los estudios gramaticales y léxicos que
representan los conectores y los marcadores del discurso. Los
que trabajamos en otros campos, pero seguimos con atención
e interés los avances que se producen en éste, desearíamos ver
pronto alguna obra de conjunto, una especie de enciclopedia,
diccionario o tratado colectivo que nos sirviera de mapa de
este inmenso territorio —casi laberíntico— que nos resulta tan
atrayente como desconocido. Junto con mi enhorabuena por el
texto que sigue a estas líneas, va también mi aliento para que
su autora se anime a emprender, quizás junto con el nutrido
grupo de exploradores que ya conocen ese terreno, alguna
obra de esas características. Tal guía sería útilísima para todos,
para los hablantes y para los lingüistas. Para los primeros por­
que existen muchas señales de tráfico que pasan por alto con
demasiada frecuencia; para los segundos porque es mucho lo
que aún nos queda por averiguar sobre el hecho mismo de
conducir.
Ignacio Bosque
PRESENTACIÓN

Quienes dedicamos nuestra atención investigadora a los


conectores (y, a decir verdad, empezamos a ser bastantes) esta­
mos de suerte: la conexión está de moda.
La cibermodernidad, la sociedad de la información del si­
glo xxi se basa en la conexión, en la conexión a la red, símbolo y
metáfora de la globalización mundial. La expansión (a veces, la
invasión, casi) de la telefonía móvil nos permite estar perenne y
planetariamente conectados. Hemos conectado se dice para seña­
lar que se ha producido una buena sintonía comunicativa con el
interlocutor. Contrariamente, con No hay manera, no conectamos
expresamos que existe un bloqueo que impide o, por lo menos,
dificulta, una comunicación fluida con alguien. ¡Conéctate! (o no
cogerás el tren de la nueva revolución) nos impelen las campañas
publicitarias de los grandes grupos de telecomunicaciones.
Conectar v conectarse han pasado a convertirse en los
verbos fetiche de estos primeros tiempos del nuevo milenio;
son sinónimos de adaptación a la nueva sociedad de la infor­
mación y de la comunicación.
Así las cosas, parece esperable que los conectores del dis­
curso devengan elementos de gran interés, ya que permiten la
tan ansiada conexión entre las diferentes partes de un texto o
discurso (o de textos y discursos diferentes, producidos por ha­
blantes distintos). Es lógico, pues, que el estudio de estos ele­
mentos se convierta en el objeto de interés de muchos investí-
16 PRESENTACIÓN

gadores jóvenes en el campo de la Lingüística. Forzando un


tanto la metáfora, cabe decir que los especialistas en conecto-
res vienen a ser los ingenieros en telecomunicaciones del texto,
ya que, además de investigar las propiedades de los elementos
lingüísticos susceptibles de establecer una conexión, deben ser
capaces de llevar a cabo también un enlace entre conceptos y
métodos procedentes de perspectivas teóricas diferentes: por
un lado, los propios de la Gramática; por otro, los que prove­
nientes de otras disciplinas más recientes, como la Lingüística
del Texto, la Pragmática, el Análisis de la Conversación, o la
Ciencia Cognitiva, perspectivas teóricas que necesariamente
deben estar integradas en el estudio de los conectores. La si­
nergia teórica y metodológica (es decir: la conexión entre mar­
cos teóricos diferentes, tradicionalmente divorciados entre sí)
es no sólo deseable, sino, también, inevitable.

II

Este libro pretende ser una obra que acerque lo que empe­
zamos a saber sobre los conectores característicos del registro
formal del español a un amplio número de lectores, no necesa­
riamente expertos en filología o lingüística españolas. La idea
es que cualquier usuario de la lengua interesado en el funcio­
namiento de estos elementos pueda seguir sin demasiadas per­
plejidades la exposición que aquí aparece.
El carácter divulgativo de este trabajo explica que se haya
intentado simplificar al máximo la exposición teórica (lo que
no supone, en absoluto, que ésta brille por su ausencia), así
como las referencias bibliográficas. La bibliografía sobre los
conectores y, en general, los marcadores del discurso hace ya
tiempo que requiere compilaciones y guías bibliográficas,1
dado lo variado y cuantioso de la producción. Por esta razón,

1. En este sentido, puede consultarse la compilación bibliográfica llevada


a cabo por L. Cortés (1995a y 1995b), que, lamentablemente, tiene ya algunos
años y requiere ser actualizada. Puede también consultarse el exhaustivo reper­
torio bibliográfico que aparece en el trabajo de Martín Zorraquino y Portolés
(1999).
PRESENTACIÓN 17

en estas páginas las referencias bibliográficas explícitas se han


limitado a tratados generales redactados en español, de fácil
acceso para cualquier lector.

III

Este estudio constituye una ampliación de un trabajo pre­


vio: el capítulo dedicado a los conectores característicos de los
textos académicos, que forma parte del Manual práctico de es­
critura académica (volumen II), publicado en el 2000 por esta
misma editorial. Han desaparecido aquí todos los ejercicios
(que constituyen buena parte de dicho capítulo), y se ha am­
pliado notablemente tanto la nómina de expresiones conectivas
descritas, como la cantidad de información dedicada a cada
una de ellas, pero tanto la estructura como gran número de los
ejemplos manejados tienen su base en ese trabajo anterior.

IV

Este trabajo debe también mucho a otro tipo de conexión:


los felices contactos con los colegas, cuyas observaciones per­
mitieron mejorar el contenido de estas páginas —aunque, por
supuesto, las numerosas inexactitudes que todavía persisten
son de mi exclusiva responsabilidad—.
Así pues, debo expresar mi agradecimiento a muchos
compañeros. En primer lugar, a Ignacio Bosque, que tuvo la
generosidad, primero, de leer con la prolijidad que le caracteri­
za una primera versión de este trabajo en medio de la ciclópea
tarea de coedición de la Gramática Descriptiva de la Lengua Es­
pañola, y, que, posteriormente, se brindó a prologar este libro.
También quisiera expresar mi agradecimiento por sus múlti­
ples y certeras observaciones a mis colegas de la Universidad
de Barcelona Teresa Español, Roser Estapá y Rosa Vila, así
como a Carolina Figueras, Mar Garachana y Marisa Santiago
(estas últimas, compañeras en la trepidante y laboriosa elabo­
ración del Manual práctico de escritura académica). Debo un
agradecimiento también a el gran especialista en marcadores
18 PRESENTACIÓN

del discurso que es Pepe Portolés, quien se prestó igualmente a


leer, comentar y discutir una versión anterior de este texto.
Otros colegas, de diferentes campos profesionales, han aporta­
do también su granito de arena.
Diferentes partes del contenido de este libro constituyeron
el tema de conferencias impartidas en la universidad holandesa
de Groningen (1997) y en las suecas de Uppsala v Gotemburgo
(mayo de 2000) y Estocolmo (abril de 2001). Los colegas y, en
general, los asistentes a dichas sesiones, aportaron observacio­
nes, reparos v comentarios que me han sido después de gran
ayuda. Más horas de conexión pude compartir con los numero­
sos compañeros de profesión que constituyeron el público asis­
tente a una asignatura de posgrado sobre conexión textual, de la
Universidad de Rosario, en las ciudades de Rosario y Comentes
(Argentina), durante el verano de 1999. En especial, quisiera
manifestar mi reconocimiento a mis estudiantes correntinos por
el modo cómo conectaron con la materia y se implicaron en ella
en medio de una ciudad alterada por las manifestaciones y pro­
testas airadas de los ciudadanos ante los dilatadísimos impagos
del gobierno de la provincia a todos los trabajadores de la ad­
ministración, incluidos, claro está, los asistentes a aquellas se­
siones.
Capítulo 1
CUESTIONES GENERALES

1. Los marcadores del discurso como guías


para el procesamiento de la información

El aspecto técnico que se abordará en estas páginas se re­


fiere a un mecanismo de cohesión textual, en concreto, de co­
nexión, que pueden presentar las oraciones para engarzarse
entre sí, para trabarse entre ellas de modo que la unión resul­
tante sea un fluido de información, y no una sarta entrecorta­
da de frases puntuales aisladas. Este procedimiento de cone­
xión está basado en la utilización de conectores.
Pero ¿qué son exactamente los conectores? Para respon­
der a esta pregunta, comencemos por echar un vistazo a los si­
guientes encadenamientos de informaciones:

1. (a) “Pronto hará buen tiempo” — “Iré al gimnasio cada


tarde”
(b) “Van a tener un hijo” — "Se casarán”

Obsérvense primero las oraciones que aparecen en (la). Si


no se nos ofrece algún dato adicional que lo aclare, no sabe­
mos cuál es exactamente la relación lógico-semántica que se
establece entre estas frases. Así, no sabemos si el hecho de es­
tar cercana la llegada del buen tiempo primaveral constituye,
por ejemplo, (i) una condición (“sz hace pronto buen tiempo,
iré al gimnasio cada tarde”), (ii) una causa (“como pronto lle­
gará el buen tiempo, iré al gimnasio cada tarde”), o bien (iii)
20 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

un contraargumento posible ("aunque pronto hará buen tiem­


po, iré al gimnasio cada tarde”).
Salta a la vista que aunque el contenido que expresan cada
una de las frases de manera independiente no varía a lo largo
de las diferentes combinaciones semánticas que hemos pre­
sentado (es decir: (a) “se acerca el buen tiempo” — (b) “haré
gimnasia a diario”), sí es cierto que en cada una de las tres ver­
siones anteriores cambia cómo debe interpretarse el significa­
do de una de las frases respecto del significado de la otra. Esto
es, lo que ciertamente se transforma en cada una de las tres
posibles formulaciones anteriores es el sentido global de la
oración compleja resultante.
Al igual que ocurría con las frases que aparecían en (la),
no podemos tampoco saber cuál es exactamente el tipo de rela­
ción de significado que mantienen las oraciones que aparecen
en (Ib) tal y como aquí se presentan, es decir, en ausencia de
alguna partícula que indique dicha relación de manera explíci­
ta. Así, por ejemplo, la información acerca del embarazo pue­
de plantearse como una hipótesis, en la que el cumplimiento de
lo expresado en una frase depende del previo cumplimiento
de lo que expresa la frase previa ("en caso de que tengan un
hijo, se casarán”). Ahora bien, esa misma información sobre el
estado de buena esperanza podría interpretarse también como
la causa que desencadena una consecuencia (“van a casarse
porque están esperando un hijo”), e incluso como un contraar­
gumento posible ("a pesar de que están esperando un hijo, se
casarán”); en ese caso, el hecho de esperar un hijo se interpre­
ta como un posible obstáculo —basado en la cáustica idea, por
ejemplo, de que 'cuando los miembros de una pareja deciden
tener descendencia, dejan de comportase como enamorados’—,
obstáculo que, finalmente, no es lo suficientemente fuerte
como para impedir que se lleve a cabo la acción que expresa la
frase o cláusula principal —“casarse”—.
Como se ve, la relación lógico-semántica que pueden esta­
blecer entre sí dos o más frases resulta clara, perspicua y no
ambigua (lo que cualquier interlocutor agradece enormemen­
te) si aparece en la oración uno de estos elementos lingüísticos
especializados en conectar frases que llamamos conectores, ex­
presiones o secuencias conectivas —y que la bibliografía recien­
CUESTIONES GENERALES 21

te denomina también marcadores del discurso—. A lo largo de


estas páginas utilizaremos, casi indistintamente, una u otra
denominación.2
Debido, precisamente, a que los conectores tienen como
valor básico esta función de señalar de manera explícita con
qué sentido van encadenándose los diferentes fragmentos ora­
cionales del texto para, de esa manera, ayudar al receptor de
un texto guiándole en el proceso de interpretación, algunos es­
pecialistas han sugerido una comparación muy clarificadora al
relacionar el funcionamiento textual de los conectores con el
de las señales de tráfico en la circulación vial: de la misma ma­
nera que las señales viarias indican itinerarios del tipo “curva
peligrosa a la derecha”, “atención: cambio de rasante”, o “di­
rección obligatoria”, las instrucciones que aportan los elemen­
tos que estamos analizando son del tipo: “la información que
viene a continuación constituye la causa de la que se deduce la
que vendrá detrás”, “la información que sigue se opone en el
razonamiento argumentativo a la anterior”, o “atención: ahora
llega la conclusión y, por tanto, la información que realmente
interesa”.
A partir de ahora, pues, entenderemos que los conectores
funcionan en un texto como señales de balizamiento que un es­
critor eficaz va distribuyendo a lo largo de su discurso, a fin de
que su lector siga sin esfuerzos ni dificultades el camino inter­
pretativo trazado. Un escritor eficiente no desea que su lector
tenga que detenerse, despistado y aturdido, en cada encrucija­
da posible de relaciones oracionales (como un pobre conductor
perdido por una carretera comarcal de cuarta categoría que no
encuentra ni un solo cartel que le indique a dónde llevan las ra­
mificaciones de caminos de los cruces, o cuántos kilómetros
faltan para llegar al siguiente pueblo, o cómo se llama éste).
Ahora bien, ese mismo autor pondrá también mucho cui­
dado en que su lector no se despiste del camino diseñado y

2. Una presentación de los problemas de etiquetaje de las unidades sus­


ceptibles de ser consideradas “conectores” o "marcadores del discurso", así
como de la, en ocasiones, borrosa frontera entre la clase de los conectores y
otras categorías limítrofes, como conjunciones, adverbios, interjecciones, voca­
tivos, etc., aparece en Pons (1998: especialmente, capítulos II y III). Véase tam­
bién Portolés (1998c).
22 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

tome un sentido discursivo contrario al que él le sugiere; para


evitarlo, vigilará escrupulosamente los conectores que inserta
en su texto, y tendrá bucn cuidado en que éstos expresen exac­
tamente lo que conviene al sentido del texto. De otro modo
(esto es, si el autor es un escritor inexperto y la secuencia co­
nectiva ha sido mal utilizada, y manifiesta una relación entre
oraciones o párrafos diferente de la que se deseaba expresar),
el lector podría romperse la crisma —discursivamente hablan­
do—, como el desafortunado conductor al que en un cruce le
han sustituido de manera irresponsable la señal de “Stop” por
la señal de “cruce con prioridad”.

2. Tipos de conectores

A fin de comenzar a observar de qué manera funcionan es­


tos sutiles engarces que son los conectores, analizaremos un
fragmento de un texto periodístico, en el que el autor aborda la
cuestión de qué hacer con los peajes de las autopistas. Como se
verá, hemos marcado mediante letra cursiva la presencia de
elementos conectivos:

(2) Peajes: ¿podemos ir al fondo del asunto?

[...]
Es muy difícil generalizar los peajes en España. Es dudosa su
viabilidad jurídica en los tramos de autovía sin alternativa. Por
otra parte, los costes materiales de implantar instalaciones y sis­
temas para cobrar peajes en toda la red son elevados. Además,
esto impone costes futuros de gestión (personal en cabinas, et­
cétera) nada despreciables.
Aunque no hubiese tantas dificultades, ¿conviene extender el
sistema de peajes? En general, está bien que el coste de lo con­
sumido lo pague quien lo consume. Pero en la teoría económica
está aceptado que financiar autopistas con peajes es ineficiente.
[...]
Los argumentos teóricos para la financiación presupuestaria
de las carreteras son contundentes. Por eso, en los países anglo­
sajones y los del centro v el norte de Europa este ha sido, v es, el
modelo general de provisión de autopistas. [...]
CUESTIONES GENERALES 23

Dado que existen problemas jurídicos, prácticos y teóricos


para generalizar el peaje, veamos la otra opción: eliminarlos.
Una red sin peajes sería más eficiente, acabaría con las dispari­
dades territoriales y nos acercaría al modelo centro/norte eu­
ropeo. Pero suprimir los peajes plantea exigencias que no se
pueden obviar. Primero, las concesionarias tienen derecho a in­
demnización.
Segundo, el mantenimiento en condiciones correctas de las
vías donde se suprima el peaje constituirá una fuente adicional
de gasto público.
[G. Bel, El País, 26-3-1999, p. 4]

Una primera ojeada a este fragmento ya nos permite ad­


vertir una característica de estas unidades conectivas; a saber:
que pueden servir tanto para unir oraciones, como para rela­
cionar párrafos entre sí. En este último sentido, véanse los co­
nectores subrayados, aunque (al inicio del segundo párrafo) y
segundo (en el último); en ambos casos, la expresión conectiva
subrayada engarza el párrafo que encabeza con el inmediata­
mente anterior.
Analicemos ahora brevemente el diferente significado de
estas partículas conectivas. En el primer párrafo de este texto,
las secuencias conectivas por otra parte y además se encargan
de poner en relación las oraciones que les siguen con las que
les preceden; en ambos casos, además, el valor de la expresión
conectiva es señalar que va a introducirse más información so­
bre la misma cuestión. Por esta razón, los especialistas en es­
tos elementos suelen englobar tanto por otra parte como ade­
más bajo la denominación de conectores aditivos, ya que, en
efecto, ambas unidades indican que se va añadir un nuevo
punto o aspecto que añade o redunda en el mismo tema que ya
se estaba tratando en las oraciones anteriores.
En el segundo párrafo, la conjunción adversativa pero pro­
pone, como nos enseñaba la gramática escolar, que la informa­
ción que le sigue se opone, contrasta de algún modo con la in­
formación que previamente había aparecido. De ahí que el
conector pero constituya uno de los representantes prototípi-
cos de los conectores identificados como contraargumentati ­
vos. En efecto, nótese que en las oraciones aquí relacionadas,
pero “desvía” la línea argumentativa de la oración que le ante­
24 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

cede (“está bien que el coste de lo consumido lo pague quien lo


consume"), que parece conducir a la conclusión implícita los
peajes son justos’, puesto que pero introduce una información
(“en la teoría económica está aceptado que financiar autopis­
tas con peajes es ineficiente”) que anula la conclusión implíci­
ta anterior, para sugerir, por el contrario, una conclusión de
carácter opuesto (‘el sistema de peajes no es recomendable’).
En el tercero de los párrafos seleccionados, la secuencia
conectiva por eso indica que la relación lógico-semántica que
establecen las oraciones conectadas (a saber: (A): “los argu­
mentos teóricos para la financiación presupuestaria de las ca­
rreteras son contundentes”, y (B): “en los países anglosajones y
los del centro y el norte de Europa este ha sido, y es, el modelo
general de provisión de autopistas”) es de causa-consecuencia,
ya que este conector señala que lo que le sigue constituye una
consecuencia que se deriva de la información que le precede,
que funciona como causa desencadenante. De ahí que los tra­
tados especializados incluyan en general por eso en el grupo de
los conectores de carácter consecutivo.
Por su parte, el cuarto párrafo aparece introducido por el
conector dado que, encargado de indicar que la frase que él in­
troduce (en este caso: “existen problemas jurídicos, prácticos y
teóricos para generalizar el peaje”) se presenta como causa
que produce la consecuencia que sigue (“veamos la otra op­
ción: eliminarlos”). Se trata, pues, de un conector de carácter
causal.
En cuanto a los elementos conectivos que restan, primero
y segundo, tienen como función organizar una información
que desarrolla un mismo aspecto temático, distribuyéndola en
fragmentos informativos menores, lo cual facilita la interpreta­
ción de los datos que debe hacer el lector. Ello explica que se
etiquete los elementos conectivos como primero (o en primer
lugar) y segundo (o en segundo lugar) como organizadores de
la información.
Por supuesto, existen más tipos de estas partículas nexivas
(condicionales, reformuladores, digresivos...). Aquí se han pre­
sentado tan sólo unos cuantos, de manera que se pueda ya ad­
vertir que la rica nómina de marcadores del discurso caracte­
rísticos de la lengua formal de la que dispone el español se
CUESTIONES GENERALES 25

organiza en torno a lo que podríamos denominar “familias” se­


mánticas que son, fundamentalmente, las que ya se han citado
hasta el momento (a saber: conectores aditivos, contraargu­
mentativos, consecutivos, causales, organizadores de la infor­
mación).
Es indudable que los marcadores pertenecientes a una de­
terminada familia (por ejemplo, las de carácter causal) plantean
una relación entre las proposiciones conectadas diferente de la
que expresan el resto de familias conectivas (es decir, son indu­
dablemente diferentes de lo contraargumentativo o los organi­
zadores de la información, por ejemplo). Esto es, parece claro
que, a pesar de que los conectores significan de una manera
“rara” —no tienen un significado léxico, como se verá en los si­
guientes epígrafes—, tienen algún tipo de significado particu­
lar, que hace que cada uno de ellos sea semejante, pero no
idéntico, a sus parientes familiares, y ligera o completamente
distinto de marcadores de otras “tribus” conectivas. De aquí se
deduce ya una primera condición inherente al uso de estos ele­
mentos, cuya obviedad no la hace, sin embargo, menos impor­
tante y digna de ser citada: la importancia de conocer bien el
significado y las condiciones gramaticales de uso de cada una
de estas partículas.

3. ¿En qué medida son necesarios los conectores?

Dado el carácter “ensamblador” de estos elementos, pare­


ce lógico pensar que un texto presentará mejor articulación in­
terna, mayor cohesión entre las partes, y más claridad cuando
contiene en la redacción este tipo de expresiones conectivas,
que indiquen con precisión cuáles son las relaciones semánti­
cas que mantienen entre sí los enunciados (causa, consecuen­
cia, finalidad, concesión...), así como cuál es la estructura de la
exposición (cuál es el orden de exposición y cuál la jerarquía o
importancia de las informaciones manejadas, tal como seña­
lan en primer lugar, en conclusión...). Ahora bien, ello es así, en
efecto, pero siempre que se haga de estos elementos un uso
adecuado. De hecho, también es cierto que la presencia de es­
tas unidades no siempre resulta absolutamente necesaria. Así,
26 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

por ejemplo, puede recibirse el texto de un telegrama como el


siguiente, en el que la total ausencia de elementos conectivos
entre los diferentes enunciados no impide, sin embargo, la per­
fecta comprensión:

(3) NO PODREMOS REUNIRNOS CON VOSOTROS (STOP)


PEDRO CON GASTROENTERITIS (STOP) SEGUID VOSO­
TROS SOLOS EL ITINERARIO PREVISTO (STOP) NO OL­
VIDÉIS HACER MUCHAS FOTOS Y COMPRARNOS REGALOS.

A pesar de que no aparecen señales explícitas que nos lo


indiquen, interpretamos sin problemas que entre el primer y el
segundo enunciado se establece una relación de causa (“no po­
dremos reunirnos con vosotros porque Pedro está enfermo”);
que el conjunto de estos dos mantiene con el tercero una rela­
ción de causa-consecuencia ("así que seguid vosotros solos el
itinerario previsto”), y que, finalmente, los dos últimos mantie­
nen una relación de cierta oposición (“pero recordad hacer fo­
tos y comprar regalos”).
Paralelamente al hecho de que la omisión de estos elemen­
tos sea posible en ocasiones, manteniendo, sin embargo, la in­
teligibilidad del discurso, cabe añadir que tampoco su presen­
cia garantiza que el texto resultante sea coherente, adecuado o,
simplemente, interpretable:

(4) La deflación es un proceso de carácter económico; en conse­


cuencia, la comunicación en la empresa ha de ser más eficaz.
Sin embargo, la información interna no funciona de modo ade­
cuado, por lo que, además, la inflación proseguirá al alza duran­
te el próximo semestre.

Este texto presenta secuencias conectivas de uso habitual


(en consecuencia, sin embargo, por lo que, etc.), y en él se trata
sobre algo de economía y algo de comunicación empresarial,
pero no llega a interpretarse, finalmente, qué demonios signifi­
ca el texto considerado en su totalidad, dado que no llega a en­
tenderse cuál es la relación entre las informaciones enlazadas.
Salta a la vista, pues, que la presencia de expresiones conecti­
vas no ha bastado para otorgar coherencia al discurso.
CUESTIONES GENERALES 27

Precisamente, el problema más frecuente que plantea el


uso de conectores en los textos de autores insuficientemente
entrenados en la elaboración de textos escritos formales es que
estos elementos nexivos no son usados con su auténtico signi­
ficado, sino con otro que erróneamente el autor les ha supues­
to. Véase en este sentido el siguiente texto:
(5) El espíritu olímpico ha perdido su carácter genuino y, en
tanto en cuanto, las Olimpiadas se han convertido en un mero
fenómeno económico; pues, la solución sería reducir la profe-
sionalización de los deportistas, salvo que más controles anti­
dopaje.
Aquí, el autor ha incurrido en el error —frecuente entre
usuarios de la lengua poco avezados en la elaboración de tex­
tos formales— de creer que el mero hecho de insertar conecto-
res, de resonancias más o menos cultas, garantizaba el tono
formal del texto.
De lo anterior se deduce una regla de uso de estos elemen­
tos, que, a pesar de su extrema simplicidad, vale la pena tener
siempre en cuenta: NO resulta recomendable introducir cual­
quiera de estas expresiones conectivas de manera gratuita, sin
estar seguros de su valor preciso, allá donde su presencia pu­
diera parecer, quizás, más efectista. Por el contrario, es acon­
sejable comprobar su auténtico significado en el diccionario
en caso de duda.
Las propiedades “engarzadoras” de los conectores pueden
observarse cotejando las siguientes dos versiones de un mismo
texto. La primera está compuesta por fragmentos procedentes
de una parte de un artículo de Vicente Verdú (£/ País, 5-5-1996)
en el que el autor trata sobre los nuevos tipos de relaciones sen­
timentales. En la segunda versión, que notaremos como Bis,
aparecen los mismos fragmentos, pero con la inclusión de una
serie de conectores cuyo cometido es ayudar al lector en su ta­
rea de interpretar cuáles son las relaciones que establecen entre
sí las oraciones conectadas. Es decir, los marcadores del discur­
so que aparecen en esta seguna versión están ahí, no tanto pa­
ra que el discurso gane en altura literaria (ya que está por ver
que, efectivamente, lo haga), sino para que el lector pueda ir
más rápido en su proceso de interpretación.
28 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Nótese que en esta tarea se está trabajando la conexión en­


tre oraciones en el interior de cada párrafo; ahora bien, como
el lector comprobará, la ligazón entre los diferentes párrafos,
que debe ayudar a obtener un texto armónico, en el que la in­
formación fluye cómodamente y no de manera compulsiva,
dista de ser la más adecuada. Esa labor de conexión entre pá­
rrafos merecería una tarea posterior.

(6) Más libres, más temerosos

A. Las uniones interpersonales se condensan varias veces y


vuelven repetidamente a evaporarse. Sólo en parte los vínculos amo­
rosos tienen reflejo matrimonial. Los solteros crecen día tras día.
Bis. Las uniones interpersonales se condensan varias veces y
vuelven repetidamente a evaporarse pero sólo en parte los víncu­
los amorosos tienen reflejo matrimonial; de ahí que los solteros
crezcan día tras día.

B. Bertrand Russell aseguraba que, contra la creencia gene­


ral, los países divorcistas eran los que mejor defendían el matri­
monio. No sólo se casaban una vez, sino dos, tres, cuatro.
Bis. Bertrand Russell aseguraba que, contra la creencia gene­
ral, los países divorcistas eran los que mejor defendían el matrimo­
nio, puesto que no sólo se casaban una vez, sino dos, tres, cuatro.

C. La esperanza de vida se ha ampliado hasta los setenta y


tantos años. Son cada vez menos las parejas que soportan una
vida juntos.
Bis. La esperanza de vida se ha ampliado hasta los setenta y
tantos años. En consecuencia, son cada vez menos las parejas que
soportan una vida juntos.

D. El siglo xx ha sido, junto al siglo de la mujer, el gran siglo


de los divorcios, las separaciones, las parejas mecano, el paso de
la familia nuclear a un variado surtido de modelos. Podría pen­
sarse que fue el amor libre el que descerrajó la conyugalidad.
Fue, sobre todo, el mercado libre, el fin de la virtud del ahorro se­
xual, de la castidad.
Bis. El siglo xx ha sido, junto al siglo de la mujer, el gran si­
glo de los divorcios, las separaciones, las parejas mecano, el paso
de la familia nuclear a un variado surtido de modelos. Pese a que
podría pensarse que fue el amor libre el que descerrajó la conyu-
CUESTIONES GENERALES 29

galidad, fue, sobre todo, el mercado libre, el fin de la virtud del


ahorro sexual, de la castidad.

E. A partir de cierto momento, no era preciso seguir un itine­


rario de noviazgo para obtener la recompensa del catre. No fue
necesario a partir de entonces hacer promesas de amor eterno
para pasar un rato. O una eternidad.
Bis. A partir de cierto momento, no era preciso seguir un iti­
nerario de noviazgo para obtener la recompensa del catre, por lo
que no fue necesario a partir de entonces hacer promesas de
amor eterno para pasar un rato. O una eternidad.

4. ¿Qué tipo de significado tienen?

Parece claro que expresiones como de todas formas, por


cierto, al fin y al cabo, o, en general, cualquier otro marcador
del discurso, no tienen un significado del mismo tipo que pala­
bras como mesa, gato o universidad.
De hecho, si se piensa un poco, se advierte de inmediato
que es muy difícil jugar al diccionario —juego consistente en
imitar las definiciones lexicográficas de los diccionarios—, e in­
tentar definir una de estas unidades.3 Y ello es así porque las
expresiones conectivas no tienen un significado totalmente
conceptual (es decir, susceptible de ser desglosado en rasgos se­
mánticos, del tipo: ‘mueble’, ‘animal’, ‘institución pública’, etc.).
Por el contrario, el significado de estos elementos consti­
tuye una especie de instrucción que se da al interlocutor, del
tipo: “lo que sigue constituye la causa de lo que se ha dicho an­
tes” (significado de, por ejemplo, porque), o “lo que viene a
continuación es la conclusión que se deduce de la información
anterior” (instrucción de, entre otros, por tanto), etc. Así pues,
los conectores, en general, tienen un significado que consiste
en una instrucción para el interlocutor sobre cómo tiene que
procesar las informaciones que se plantean en el enunciado.
De ahí que la bibliografía especializada hable de elementos de

3. Por ejemplo, intente el lector definir el significado de, sin ir más lejos, la
expresión conectiva después de todo. "Dícese de ...". Díccse ¿de qué, exactamente?
30 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

significado procedimental4 o procesural, ya que, en efecto,


el significado de esta unidad tiene que ver con el proceso de in­
terpretación que debe llevar a cabo el interlocutor.
A fin de analizarlo con un poco más de detalle, considére­
se una oración tan simple como la siguiente:

(7) —Es mi pareja.

Este enunciado podría continuar de manera natural con


conclusiones como “así que es la persona que siempre está a
mi lado”, “de ahí que le conozca muy bien”, o “por eso es la
persona en el mundo a la que más quiero”, entre otras po­
sibles.
Sin embargo, nótese que las conclusiones a las que condu­
ciría el enunciado variarían sustancialmente si insertáramos a
continuación un nexo adversativo como pero'.

(8) —Es mi pareja pero...

La presencia de pero nos llevaría a buscar una continua­


ción de este enunciado que se opusiera a conclusiones como
las anteriores; esto es, este conector nos impelería a buscar in­
formaciones que, de algún modo, chocaran, se opusieran a la
información “ser la pareja de alguien”. En efecto, como sabe­
mos, conector pero indica algo así como: “lo que viene a conti­
nuación contrasta con la información precedente”. De ahí que
resultara verosímil una continuación de (8) como la siguiente:

(9) —Es mi pareja pero a veces tiene reacciones que me des­


conciertan.

Sobre (9) cabe hacer dos comentarios: en primer lugar, ad­


viértase que el significado que le hemos atribuido a la partícu­

4. Más información sobre el concepto "significado procedinientaí' en


Montolío, 1998 y Portolés, 1998«. Este concepto procede de la Teoría de la Rele­
vancia. Sobre este marco teórico y su aplicación al estudio de los marcadores del
discurso, véase Blass, 1990; Blakemore, 1987, 1988, 1992 y 1996; y, especialmen­
te, Sperber y Wilson, 1986; y Wilson y Spcrbcr, 1993.
CUESTIONES GENERALES 31

la pero en las líneas precedentes, y que se ha comprobado a


través del ejemplo es de un tipo especial, desde luego, no com­
parable al de “león”, “libreta” o “película”, como ya se dijo más
arriba.
Por otra parte, el ejemplo de (9) nos permite advertir que
lo que pone en contraste pero frente a la información “tener
reacciones desconcertantes”, no es, literalmente, “tener una
pareja”, sino que en la contraargumentación establecida inter­
viene también información implícita, es decir, que no está en
la oración, pero sí está en nuestra mente —técnicamente deno­
minada información inferencial—, como: “uno suele conocer
bien a su pareja”; “la pareja de uno suele tener reacciones pre­
decibles”, etc.
En la misma línea, véase ahora un enunciado similar al
anterior:

(10) —Es mi pareja pero... me gusta.

La causticidad de este enunciado reside en que el conector


pero ha planteado como información que contrasta, que “cho­
ca” con la proposición “X es mi pareja”, el enunciado “X me
gusta”. El sarcasmo del asunto se basa en cuál es la informa­
ción implícita asociada a la proposición “ser la pareja de al­
guien”, de la que se desvía la proposición introducida por pero
(es decir: “me gusta”), ya que, lejos de ser políticamente co­
necta como la que sugeríamos como continuación no irónica
de (7) (a saber: “con la pareja puedes contar siempre”; “a la pa­
reja la conoces bien”...), en (10) es del tipo: “la pareja (al cabo
de un tiempo) no gusta a su cónyuge”.
De todo ello se puede concluir a modo de resumen: el sig­
nificado de los conectores consiste en una instrucción al recep­
tor para que procese la información que sigue a la partícula
conectiva manteniendo con la información precedente una de­
terminada relación (por ejemplo, causa-consecuencia; argu-
mcnto-contraargumento; hipótesis-consecuencia; nueva infor­
mación sobre el mismo tema, etc.).
Por otro lado, ya hemos señalado antes que a menudo los
conectores encadenan informaciones que se manejan implíci­
tamente en el enunciado, es decir, que no aparecen formuladas
32 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

de manera explícita, pero que, aunque no estén formalmente


dichas, sí están, en cambio, comunicadas.
Considérese ahora este enunciado:

(11) —#Su familia es de origen chino v, por tanto, es un torero


excelente.

Esta oración resulta notablemente chocante; de ahí el signo


#, que manejaremos a partir de ahora para señalar que un enun­
ciado es gramaticalmente correcto pero pragmáticamente extra­
ño o inadecuado. En términos algo más técnicos, puede decirse
que este signo indica que resulta muy costoso llegar a encontrar
en nuestra memoria, en nuestra enciclopedia particular, alguna
situación en la que el encadenamiento semántico propuesto en­
tre las proposiciones conectadas tenga algún sentido. Para empe­
zar, pues, el ejemplo de (11) reitera la idea expuesta en el epígrafe
anterior de que la presencia de estos elementos conectivos no ga­
rantiza la inteligibilidad del texto. Sin duda, el enunciado de (11)
constituye una oración gramaticalmente correcta. Sin embargo,
indudablemente también es una frase “rara” desde el punto de
vista del significado de la oración, considerada globalmente.
Ahora bien, el enunciado refleja también otra característi­
ca de estas unidades. Piénsese un poco; ¿por qué resulta tan
raro el enunciado anterior? De hecho, cualquier hablante de
español puede entender perfectamente el significado aislado
de las oraciones conectadas (“tener familiares chinos”/“ser un
buen torero”), así como el del conector por tanto. Sin embargo,
lo que no llega a interpretarse es la combinación de todo ello;
en concreto, no resulta comprensible la relación de causa-con­
secuencia que establece por tanto entre las dos informaciones
que engarza. Es decir, no llega a entenderse cómo “ser torero”
constituye una conclusión sensata deducible de la información
“tener una familia china”.
Y, prosiguiendo con el análisis, ¿por qué razón sorprende
tanto que la idea de la profesión taurina constituya la conse­
cuencia de proceder de una familia de origen asiático? ¿Por
qué, en cambio, nos parece perfectamente aceptable un enca­
denamiento de enunciados muy semejante al anterior como el
siguiente?:
CUESTIONES GENERALES 33

(12) —Su familia es de la saga gitana de los Montoya v, por tan­


to, es un cantaor excelente.

Lo que explica la aceptabilidad de este último enunciado,


frente a la extravagancia del que aparece en (11) reside en el
conjunto de informaciones que tenemos almacenadas en nues­
tra memoria; es decir, en los saberes culturales, conocimientos
cotidianos, creencias sobre el mundo, expectativas acerca de
cómo acostumbran a ocurrir los acontecimientos, etc., que
constituyen nuestra enciclopedia o “base de datos” particular.
De este modo, parece claro que la relación de causa-conse­
cuencia que el conector por tanto establece entre los datos co­
nectados en el enunciado de (11) [etnia gitana - cantaor de fla­
menco] forma parte de nuestras ideas sobre el mundo de la
música flamenca, ya que en nuestra memoria tenemos asocia­
das las informaciones “ser gitano” -> "ser cantaor de flamen­
co”. Por el contrario, no está incluida entre nuestras expectati­
vas la relación [ser chino —» ser torero], puesto que, de acuerdo
con dicha “base de datos” personal —en suma, de acuerdo con
nuestra memoria—, esperamos que los toreros —y mucho más
los “excelentes”— tengan un origen familiar hispánico.
Adviértase que, sin embargo, toda esa información sobre
la esperablc procedencia geográfica o familiar de los toreros y
cantaores no está presente explícitamente en la oración, v ni
siquiera en el diccionario (pues, en efecto, el diccionario no in­
dica que los toreros no suelen ser ni chinos, ni rusos, ni belgas,
ni esquimales..., sino que, prototípicamente, proceden de zo­
nas hispánicas o, a lo sumo, limítrofes). Antes bien, dicha in­
formación forma parte del conjunto de supuestos, de conoci­
mientos y creencias implícitas que comparte una comunidad
lingüística. Ese conjunto de supuestos es el que nos permitiría
interpretar sin ningún problema el mismo enunciado de (11),
levemente modificado:

(13) —Es un torero excelente y, sin embargo, su familia es de ori­


gen chino.

El enunciado de (13) es fácilmente comprensible precisa­


mente porque el conector opositivo sin embargo plantea la idea
34 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

de ser torero como opuesta o antiorientada a la información de


la procedencia familiar asiática, lo cual se aviene con nuestras
ideas sobre el mundo de la tauromaquia.
De todo ello se deduce una característica fundamental de
los conectores, que ya conocemos, y en la que se vuelve a insis­
tir una vez más: a menudo estos elementos relacionan infor­
maciones que no aparecen explicitadas lingüísticamente en el
enunciado, sino que constituyen información inferencial, es
decir, información que se comunica e interpreta de manera
implícita; esto es, sin que reciba codificación lingüística.
O, lo que es lo mismo, pero planteado en otros términos:
un conector no puede proponer una relación entre informacio­
nes que entre en contradicción con nuestros conocimientos so­
bre el mundo, como lo hacía el enunciado de (11); o bien que
se base en supuestos que desconocemos, como hace el ejemplo
de (14):

(14) —#Es carpintero, así que habla mucho.

La rareza, ininteligibilidad o inadecuación del enunciado


anterior reside en que no tenemos almacenada en nuestra me­
moria ninguna premisa acerca de la profesión de la carpintería
que nos permita relacionarla de algún modo con la locuacidad
de un individuo (esto es: ¿qué demonios tiene que ver ser car­
pintero con ser charlatán?). Por esta razón no podemos inter­
pretar de manera satisfactoria la totalidad del enunciado.
Ahora bien, nótese que, de nuevo, el enunciado resultaría
fácilmente aceptable si la actividad profesional que se pone en
relación con el carácter locuaz fuera otra, tradicionalmente con­
siderada como una profesión adecuada para gente extrovertida:

(15) —Es representante, así que habla mucho.

Una vez más, un mínimo cambio en el enunciado nos per­


mite interpretarlo cómodamente, ya que plantea una relación
entre las proposiciones conectadas que resulta consistente con
las ideas y tópicos que tenemos almacenados en nuestra me­
moria, de acuerdo con las cuales resulta esperable que un re­
presentante comercial sea un individuo muy hablador.
CUESTIONES GENERALES 35

5. Sobre algunas propiedades gramaticales


de estos elementos

No todos los elementos conectivos muestran en la oración


y en el texto las mismas propiedades entonativas, gramaticales y
sintácticas. Para empezar, de acuerdo con criterios gramatica­
les, dividiremos los conectores en dos grandes grupos:

• Los que van entre pausas (entre signos de puntuación,


en el texto escrito) y que llamaremos “parentéticos”. A este
primer grupo pertenecen secuencias conectivas como, por
ejemplo, sin embargo, por tanto, además, de todas maneras,
en ese caso o en consecuencia.

• Los que no van entre pausas y presentan un elemento


subordinante en su formación, que tanto puede ser la con­
junción subordinante que (a pesar de que, aunque, para que,
salvo que, dado que) como una preposición, generalmente la
preposición de (a pesar de, en vista de, en caso de, a fin de), o
bien la preposición a (pese a, debido ¿). En ocasiones la pre­
posición y la conjunción aparecen combinadas (a pesar de
que, debido a que, con el objeto de que, etc.).
En este grupo estarían incluidos también los elemen­
tos tradicionalmente considerados “conjunciones” (pero,
porque, como, si, etc.). A falta de una denominación más fe­
liz, denominaremos conectores “integrados en la oración”
a los elementos que pertenecen a este segundo grupo.

5.1. Conectores de tipo “parentético”

Comenzaremos por tratar los conectores incluidos en el


primer grupo. Como se ve, estas secuencias constituyen un
tipo de comentario parentético, ya que van entre pausas, entre
signos de puntuación en la lengua escrita. El hecho de que
constituyan por sí mismos una especie de estructura indepen­
diente (precisamente porque funcionan de manera semejante
a como lo hace un paréntesis) explica que tengan gran inde-
36 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

pendencia sintáctica dentro de la oración y, en consecuencia,


que presenten gran movilidad oracional. Véase, por ejemplo, en
un enunciado tan sencillo como el siguiente, con qué facilidad
puede desplazarse en la oración el conector sin embargo —si
bien es verdad que no todas las expresiones conectivas “paren-
téticas” presentan igual capacidad de desplazamiento, como ve­
remos—:

(16) a. Podría pensarse que tomamos una decisión equivo­


cada. Sin embargo, no es así.
b. Podría pensarse que tomamos una decisión equivo­
cada. No es, sin embargo, así.
c. Podría pensarse que tomamos una decisión equivo­
cada. No es así, sin embargo.

Un rasgo común a todas estos conectores “parentéticos” es


que generalmente se combinan con verbos conjugados en indi­
cativo. Este rasgo los diferencia notablemente de los conectores
del segundo grupo; es decir, de los, por así llamarlos, “integra­
dos en la oración”, ya que estos últimos pueden combinarse, se­
gún los casos, tanto con el indicativo como con el subjuntivo.
Las diferentes versiones siguientes del enunciado de (17)
presentan, destacadas en cursiva, diferentes expresiones conecti­
vas de significado semejante. Adviértase que no sólo el valor sig­
nificativo, sino también las características gramaticales de los
diferentes elementos nexivos utilizados como “sustitutos” son se­
mejantes a la del sustituido (el conector no obstante), ya que, en
todos los casos, necesariamente se trata de conectores de tipo
“parentético”, es decir, que aparecen entre signos de puntuación:

(17) a. Hemos creado la página web de la empresa en In­


ternet y no está dando los resultados comerciales que esperába­
mos. No obstante, deberíamos mantenerla como medida de
prestigio y diferenciación respecto de la competencia.
b. Hemos creado la página web de la empresa en Internet y
no está dando los resultados comerciales que esperábamos. Sin
embargo, deberíamos mantenerla como medida de prestigio y
diferenciación respecto de la competencia.
c. Hemos creado la página web de la empresa en Internet y
no está dando los resultados comerciales que esperábamos.
CUESTIONES GENERALES 37

Ahora bien, deberíamos mantenerla como medida de prestigio y


diferenciación respecto de la competencia.
d. Hemos creado la página web de la empresa en Internet y
no está dando los resultados comerciales que esperábamos. Aun
así, deberíamos mantenerla como medida de prestigio v diferen­
ciación respecto de la competencia.
e. Hemos creado la página web de la empresa en Internet y
no está dando los resultados comerciales que esperábamos. Con
todo, deberíamos mantenerla como medida de prestigio y dife­
renciación respecto de la competencia.
f. Hemos creado la página web de la empresa en Internet y
no está dando los resultados comerciales que esperábamos. De
todas fonnas/niodos/ntaneras deberíamos mantenerla como me­
dida de prestigio y diferenciación respecto de la competencia.

Nótese, que, por el contrario, si se mantiene el contexto


entonativa y sintácticamente autónomo del conector, no sería
gramatical la inserción aquí de una conjunción o de un conec­
tor integrado en la oración, por mucho que tuviera también,
como todos los anteriores, carácter contraargumentativo. (De
acuerdo con la extendida convención, la incorrección del
enunciado resultante se indica con un asterisco):

g. Hemos creado la página web de la empresa en Internet y


no está dando los resultados comerciales que esperábamos.
*Pero, deberíamos mantenerla como medida de prestigio y dife­
renciación respecto de la competencia.
h. Hemos creado la página web de la empresa en Internet y
no está dando los resultados comerciales que esperábamos.
*Aunque/si bien, deberíamos mantenerla como medida de pres­
tigio y diferenciación respecto de la competencia.

Como se ve, para que la utilización de los conectores utili­


zados en (17g) y (17h) dé como resultado un enunciado grama­
tical, deben integrarse sintácticamente en la oración y, en con­
secuencia, gráficamente es preciso que desaparezca el signo de
puntuación que les sigue (la coma), y que se "debilite” el que le
precede (el punto),5 tal v como muestra la siguiente y conecta

5. De hecho, la inadecuada puntuación de las expresiones conectivas


constituye uno de los errores más frecuentes en la utilización de estos elementos
38 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

versión, en la que las conjunciones mal utilizadas en (17g) y


(17h), son usadas de manera adecuada, dado que ya no apare­
cen como constituyentes parentéticos:

i. Hemos creado la página web de la empresa en Internet y


no está dando los resultados comerciales que esperábamos,
pero/aunque/si bien deberíamos mantenerla como medida de
prestigio y diferenciación respecto de la competencia.

Algo semejante ocurre con el siguiente enunciado, en el


que, en lugar de un conector de tipo contraargumentativo,
como en (17), aparece un “clásico” conector de la familia de
los consecutivos: en consecuencia. Como se verá, al igual que
ocurría en el ejemplo de (17), es posible sustituir la expresión
conectiva utilizada por otra de semejante significado, siempre
que se trate también de un conector de tipo parentético, como,
por ejemplo, los que aparecen en las versiones (b), (c) y (d) del
mismo enunciado:

(18) a. Las encuestas realizadas en nuestros hoteles sobre


nuestros servicios alimentarios han dado unos resultados de
“satisfactorio” muy elevados. En consecuencia, este año repeti­
remos el cursillo de formación del personal de cocina.
b. Las encuestas realizadas en nuestros hoteles sobre nues­
tros servicios alimentarios han dado unos resultados de “satis­
factorio” muy elevados. Así pues, este año repetiremos el cursi­
llo de formación del personal de cocina.
c. Las encuestas realizadas en nuestros hoteles sobre nues­
tros servicios alimentarios han dado unos resultados de “satis­
factorio” muy elevados. Por tanto, este año repetiremos el cursi­
llo de formación del personal de cocina.
d. Las encuestas realizadas en nuestros hoteles sobre nues­
tros servicios alimentarios han dado unos resultados de “satis­
factorio” muy elevados. Por consiguiente, este año repetiremos
el cursillo de formación del personal de cocina.

Por el contrario, si en consecuencia se sustituye por un co­


nector consecutivo “integrado en la oración” (como en (18e)),

por parte de escritores inexpertos. Sobre esta cuestión, pueden consultarse los
trabajos de Figueras (2000) y Monlolío (2000).
CUESTIONES GENERALES 39

cambia también la relación sintáctica de éste con el resto de la


oración, y, por tanto, deben variarse también los signos de
puntuación empleados (como refleja la versión (18f)):

e. Las encuestas realizadas en nuestros hoteles sobre nues­


tros servicios alimentarios han dado unos resultados de “satis­
factorio” muy elevados. *Por lo que/así que/de manera que este
año repetiremos el cursillo de formación del personal de cocina.
f. Las encuestas realizadas en nuestros hoteles sobre nues­
tros servicios alimentarios han dado unos resultados de “satis­
factorio” muy elevados, por lo que/así que/de manera que este
año repetiremos el cursillo de formación del personal de cocina.

5.2. Conectores “integrados en la oración”

Veamos ahora qué ocurre cuando las expresiones conecti­


vas pertenecen al segundo de los dos grandes grupos de conec­
tores que antes distinguimos; es decir, cuando no pertenecen al
tipo que hemos denominado “parentético”, sino que están inte­
gradas en la oración, ya que contienen en su formación algún
elemento subordinante (la conjunción que o las preposiciones
de o a, como vimos).
Este tipo de conectores no tiene la misma capacidad de
movilidad que los anteriores y, además, en unos casos se com­
binan con el modo indicativo (“lo hizo porque quiso”) y, en
otros, con el subjuntivo (“lo haré, siempre que me indiques
cómo debo hacerlo”). Un número más reducido de conectores
se combinan con ambos modos (“no me hará caso, aunque se lo
diga cada día”; “no me hará caso, aunque se lo digo cada día”).
Dentro de este grupo de conectores “oracionalmente inte­
grados”, una característica gramatical que debe tenerse en
cuenta es que, cuando la expresión conectiva contiene la con­
junción subordinante que, necesariamente debe ir seguida de
una frase y, por tanto, debe aparecer en la secuencia que le si­
gue un verbo conjugado, como refleja el siguiente enunciado:

(19) El preso cumplirá su condena excepto que [oración lo


amnistíe el Tribunal Constitucional].
(verbo)
40 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

En cambio, cuando el conector sólo presenta una preposi­


ción, y no el nexo que, entonces el conector irá seguido de un
sintagma nominal, o bien de un infinitivo cuando las dos fra­
ses relacionadas tienen el mismo sujeto:

(20) a —Pese a 0 [su juventud], es una asesora muy cualificada,


(sintagma nominal)

b —La jueza se reunirá con los letrados con el objeto de 0


[lograr algún acuerdo antes del juicio].
(infinitivo)

Esta posibilidad de que el conector introduzca una predi­


cación nominal merece una atención especial. Los enunciados
que aparecen a continuación pretenden poner de manifiesto
precisamente este “doble” comportamiento sintáctico que pre­
sentan algunos conectores de prácticamente todas las “fami­
lias” conectivas. En efecto, los ejemplos que aparecen desde
(21) hasta (28) indican que algunas de estas piezas pueden ir se­
guidas no sólo de una oración, como es lo habitual, sino tam­
bién de un sintagma nominal o de un infinitivo.
Esta segunda posibilidad resulta especialmente interesan­
te, ya que, por lo general, los escritores poco familiarizados
con la escritura formal manejan escasamente el tipo de conec­
tores “integrados en la oración” que no contienen la conjun­
ción subordinante que en su formación y, que, por tanto, deben
ir seguidos, no de un verbo, sino de un sintagma nominal o de
un infinitivo. En este sentido, véanse los enunciados siguien­
tes: cada uno de ellos consta de dos versiones: en la primera
aparece el conector seguido de una oración (y, en consecuen­
cia, de un verbo flexionado); en la segunda versión (bis) apare­
ce una construcción conectiva nominal, que es la que ahora
nos interesa especialmente.
En el primero de los ejemplos (el de (21)), se ha señalado
mediante negrita la presencia de un verbo (cuando aparece la
conjunción que) o de una construccción nominal (cuando no
aparece). Por otro lado, en todos los casos se señala entre cor­
chetes la “familia” a la que pertenece el conector o conectores
manejados.
CUESTIONES GENERALES 41

(21) A pesar de que las acciones de Endesa han sufrido un fuerte


[VERBO (ORACIÓN)]
descenso, el índice 1BEX-35 registró una subida de 2,32 puntos
en la Bolsa de Madrid.

(bis) A pesar del fuerte descenso de las acciones de Endesa,


[SINTAGMA NOMINAL]
el índice IBEX-35 registró una subida de 2,32 puntos en la Bolsa
de Madrid. [CONTRAARGUMENTATIVO]
(22) Mañana volverán a reunirse en Madrid la patronal y los sin­
dicatos con el propósito de que se desbloquee la negociación so­
bre los nuevos modelos de financiación.
(bis) Mañana volverán a reunirse en Madrid la patronal y los
sindicatos con el propósito de desbloquear la negociación sobre
los nuevos modelos de financiación. [FINAL]
(23) En vista de que aumentan los costes en el sector de la cons­
trucción, la promotora inmobiliaria URBINSA ha decidido
aplazar algunos de sus proyectos de expansión en la costa medi­
terránea.
(bis) En vista de los aumentos de los costes en el sector de la
construcción, la promotora inmobiliaria URBINSA ha decidido
aplazar algunos de sus proyectos de expansión en la costa medi­
terránea. [CAUSAL]
(24) Los empresarios del sector del aceite de oliva andaluz se
comprometen a no llevar a cabo las movilizaciones anunciadas
en caso de que comprueben una voluntad de diálogo en Bru­
selas.
(bis) Los empresarios del sector del aceite de oliva andaluz se
comprometen a no llevar a cabo las movilizaciones anunciadas
en caso de comprobar una voluntad de diálogo en Bruselas.
[CONDICIONAL]

(25) Aunque el Fondo Monetario Internacional ha anunciado


que acudirá en apoyo de la moneda brasileña, la confianza de
los mercados en la economía de este país americano está seria­
mente dañada.
(bis) Pese al anuncio del Fondo Monetario Internacional de que
acudirá en apoyo de la moneda brasileña, la confianza de los
mercados en la economía de este país americano está seriamen­
te dañada. [CONTRAARGUMENTATIVO]
42 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(26) El resultado económico del turismo extranjero en España


en 1999 es francamente positivo, de ahí que parezcan posibles
las nuevas inversiones estatales en mejoras de infraestructuras
turísticas.
(bis) El resultado económico del turismo extranjero en España
en 1999 es francamente positivo, de ahí la posibilidad de nuevas
inversiones estatales en mejoras de infraestructuras turísticas.
[CONSECUTIVO]

(27) La nueva ley del IRPF producirá una caída de los ingresos
fiscales de este tributo, salvo que se produzca un fuerte aumento
de la base fiscal.
(bis) La nueva ley del IRPF producirá una caída de los ingresos
fiscales de este tributo, salvo contar con un fuerte aumento de la
base fiscal. [CONDICIONAL RESTRICTIVO]

(28) La vendimia francesa ha empleado este año menos españo­


les de lo habitual debido a que son muchos los trabajadores ma-
grebíes que aceptan trabajar con salarios mucho más bajos.
(bis) La vendimia francesa ha empleado este año menos españo­
les de lo habitual debido al aluvión de trabajadores magrebíes
que aceptan trabajar con salarios mucho más bajos. [CAUSAL]

6. Las expresiones conectivas características


de los textos escritos formales

Dado que el tipo de discurso que aquí nos compete es, es­
trictamente, el texto escrito formal, centraremos nuestra aten­
ción en los elementos conectivos característicos de la lengua es­
crita planificada. En estas páginas, la referencia a los conectores
y, en general, a los marcadores del discurso propios de la lengua
oral espontánea se limitará a señalar lo inadecuado de su uso en
los géneros textuales caracterizados por la escrituridad.
De hecho, parece claro que del mismo modo que los ha­
blantes no siempre utilizamos el mismo tipo de conectores
cuando hablamos y cuando escribimos, tampoco se utilizan
las mismas partículas conectivas ni de la misma manera según
cuál sea el tipo de texto que se esté elaborando. En este senti­
do, el uso de los conectores resulta especialmente relevante en
CUESTIONES GENERALES 43

los textos de tipo expositivo y argumentativo, más que en los


narrativos o descriptivos, por ejemplo.
En efecto, la función básica de los textos expositivo-argu-
mentativos es presentar una serie de informaciones de manera
razonable y convincente, a fin de conducir al lector a las con­
clusiones que interesan; es imprescindible por ello relacionar
las oraciones y, en general, las secuencias textuales entre sí de
manera que se presenten no sólo las causas que conducen a las
consecuencias, sino también los contraargumentos posibles
para refutarlos. En este tipo de texto es, igualmente, importan­
te mostrar claramente cómo se encadenan los elementos en el
interior de una serie —para indicar que todos tienen el mismo
rango, por ejemplo, o bien para subrayar que uno es más im­
portante que el resto—, y resulta también relevante señalar
cuál es la estructura de la exposición.6 Para llevar a cabo todas
estas operaciones vienen de perlas las indicaciones claras que
aportan los marcadores del discurso.
De acuerdo con las que parecen las funciones más produc­
tivas que los conectores desempeñan en los textos expositivo-
argumentativos, centraremos nuestra atención en los siguientes
grupos de conectores: (i) opositivos o contraargumentativos;
(ii) consecutivos, y (iii) aditivos y organizadores de la infor­
mación.7

6. Sobre las características lingüísticas de los textos expositivos y argu­


mentativos, véase el capítulo de Figueras y Santiago (2000: especialmente
pp. 47-68), así como la bibliografía fundamental que allí se cita.
7. En efecto, estos tres grupos de conectores, junto con los causales, son
los más productivos en la elaboración de discursos de tipo expositivo-argumen-
tativo. Otros grupos de expresiones conectivas, como las finales o las condicio­
nales, suelen restringirse al ámbito estrictamente oracional y no son tan fre­
cuentes como los anteriores en los tipos de secuencias textuales arriba citadas
(exposición y argumentación).
Sin embargo, resulta de interés advertir que algunos géneros textuales espe­
cíficos requieren la utilización prominente de conectores que en otro tipo de dis­
curso no constituyen una expresión básica. Este es el caso de los conectores de
condicionalidad, recurrentes en la expresión de la divulgación científica y, muy
especialmente, en la elaboración de la jurisprudencia, ámbitos ambos en los que
la expresión de la hipótesis (el imaginar circunstancias posibles y sus conse­
cuencias derivadas) constituye un mecanismo lingüístico y cognilivo consustan­
cial al propio género textual. Sobre esta cuestión puede verse Montolío, 2001.
Capítulo 2
LOS CONECTORES
CONTRAARGUMENTATIVOS

1. Lo no dicho pero sí comunicado en las relaciones


contraargumentativas

Los enunciados que siguen tienen en común el hecho de


que presentan diferentes conectores que pertenecen a la fami­
lia contraargumentativa. Es decir, se trata de oraciones en las
que se establece algún tipo de contraste o “discusión" entre las
cláusulas que las componen. Ahora bien, lo que nos interesa
en este momento destacar es, una vez más, el hecho de que en
muchas ocasiones la relación de contraste que se establece en­
tre las oraciones enlazadas por una expresión conectiva se
basa en una relación implícita, inferencial, que no aparece ex­
presada explícitamente en el enunciado. Por ejemplo, el si­
guiente enunciado:

(1) Marcos es rubio pero de ojos negros

parece sugerir que no resulta habitual que alguien rubio tenga


los ojos oscuros. Formulado en otros términos, lo que no dice
esta oración, pero sí sugiere es que existe una relación habitual
entre tener el cabello rubio y ser de ojos claros. A partir de este
supuesto, que se asume implícitamente, se establece una rela­
ción (que tanto podemos llamar opositiva, como adversativa o
contraargumentativa), entre tener el pelo claro y —sin embar­
go— la mirada oscura.
46 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Veamos ahora el enunciado de (2):

(2) Mi novia es guapa, pero inteligente.

Como se ve, bajo este enunciado late una presuposición


(notoriamente sexista, por cierto): la de que las mujeres gua­
pas acostumbran a ser tontas, presuposición a la que rebate o
contraargumenta la proposición introducida por pero (“mi no­
via es inteligente”). Y ¿cuál es el tópico sobre el que se asienta
la contraargumentación de (3)?

(3) Permítanme que les presente al señor Medina, colega, y sin


embargo, amigo.

Salta a la vista que el carácter cáustico de esta oración re­


side en el hecho de que maneja implícitamente el tópico (o, lo
que es lo mismo, la información culturalmente compartida)
“los colegas profesionales no suelen ser amigos —más bien
todo lo contrario—”,
Véase ahora sobre qué tópico construyeron el siguiente es-
logan contraargumentativo los publicistas de Renault:

(4) Joven, aunque sobradamente preparado.

Los autores de este lema publicitario idearon un enuncia­


do compuesto de palabras que, además de presentar la carac­
terística de que sus iniciales coincidían con las siglas del mo­
delo que se promocionaba (el modelo JASP: Joven Aunque
Sobradamente Preparado), cancelaba, mediante la inserción
del conector contraargumentativo aunque, el supuesto latente,
implícito, de que los jóvenes carecen de la experiencia pro­
fesional necesaria para desempeñar un cargo de manera ade­
cuada.

(5) Se apellida Salas-Mcdina de los Infantes y Sidonia; ahora


bien, trabaja de peón albañil.

La suposición cultural soterrada bajo este enunciado se


asienta sobre la idea de que un apellido compuesto, tan rim­
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 47

bombante como el que aquí aparece, suele acarrear un título


nobiliario y una profesión (si la hay) más "sublime” que la de
la albañilería.
Véase ahora, sin embargo, la dificultad de interpretar de
manera adecuada el enunciado de (6):

(6) #Marisa es inteligentísima; no obstante, pesa 53 kilos.

Como en los casos (11) y (14) del capítulo anterior, la in­


terpretación del enunciado de (6) resulta muy dificultosa, ya
que al receptor le cuesta mucho esfuerzo buscar y encontrar
un contexto mental en el que tenga sentido que tener un peso
corporal más o menos estándar para una mujer se oponga de
algún modo a poseer un coeficiente de inteligencia elevado.
Formulado en otros términos: en nuestro almacén enciclopédi­
co particular (en nuestra memoria) carecemos de un tópico
(como, podrían ser, por ejemplo: "las mujeres particularmente
inteligentes son todas anoréxicas”, o bien, "las mujeres inteli­
gentes tienden a ser obesas”) que nos permita entender la rela­
ción contraargumentativa que se establece aquí.

2. Contraargumentativos “parentéticos”
e "integrados”. Tipos

Los diferentes encadenamientos contraargumentativos si­


guientes pretenden poner de manifiesto que este tipo de enun­
ciado, pueden recibir dos diferentes formulaciones (a veces,
incluso tres, como es el caso de (9)), de acuerdo con qué tipo
de conector contraargumentativo se utilice (atención a la dife­
rente puntuación de éstos):

(7) Según nuestro gerente, ésa es una compañía muy seria. El


resto del equipo de gestión no comparte su opinión.

(Ibis) Aunque/a pesar de que/pese a que/si bien nuestro gerente


opina que ésa es una compañía muy sena, el resto del equipo de
gestión no comparte su opinión.

(Jter) Según nuestro gerente, ésa es una compañía muy seria,


48 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

pero/; sin embargo,/; no obstante, /¡ahora bien,/; de todas formas, /;


con todo, el resto del equipo de gestión no comparte su opinión.

(8) Nuestra empresa ha conseguido comercializar 3.000.000 de


botellas de vino tinto. No hemos alcanzado nuestro techo co­
mercial.
• bis. Aunque/a pesar de que/pese a que/si bien nuestra empresa
ha conseguido comercializar 3.000.000 de botellas de vino tinto,
no hemos alcanzado nuestro techo comercial.
• ter. Nuestra empresa ha conseguido comercializar 3.000.000
de botellas de vino tinto pero/; sin embargo,/; no obstante, /¡ahora
bien,/; de todas formas,/; con todo, no hemos alcanzado nuestro
techo comercial.

(9) El consejero delegado no es especialmente inteligente. Tiene


una inmensa capacidad de esfuerzo.
• bis. Aunque/a pesar de que/pese a que/si bien el consejero dele­
gado no es especialmente inteligente, tiene una inmensa capaci­
dad de esfuerzo.
• ter. El consejero delegado no es especialmente inteligente
pero/; sin embargo,/; no obstante, /¡ahora bien,/; de todas formas,/;
con todo,!', eso sí, tiene una inmensa capacidad de esfuerzo.
• quart. El consejero delegado no es especialmente inteligente;
en cambio, sí tiene una inmensa capacidad de esfuerzo.

(10) No les recomendé invertir en Bonos del Estado. Les aconse­


jé las acciones de Teleasa.
• bis. No les recomendé invertir en Bonos del Estado sino que
les aconsejé las acciones de Teleasa.
• ter. No les recomendé invertir en Bonos del Estado por el con­
trario /; antes bien, les aconsejé las acciones de Teleasa.

(11) Le advirtieron que llegara puntual a la cita con los empre­


sarios japoneses. Se ha presentado veinte minutos más tarde de
la hora acordada.
• bis. Aunque/a pesar de que/pese a que/si bien le advirtieron que
llegara puntual a la cita con los empresarios japoneses, se ha
presentado veinte minutos más larde de la hora acordada.
• ter. Le advirtieron que llegara puntual a la cita con los empre­
sarios japoneses pero/; sin embargo,/; no obstante, /; ahora bien,/;
de todas formas,/; con todo, se ha presentado veinte minutos más
tarde de la hora acordada.
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTAT1VOS 49

Las diferentes versiones (bis) y (ter) de cada uno de los


enunciados anteriores sugieren que los conectores de carácter
contraargumentativo se organizan, básicamente, en torno a
cuatro grandes subgrupos:

(i) por un (ii) por otro, (iii) un tercer (iv) el cuarto y


lado, expresio­ conectores grupo está for­ último subgru­
nes conectivas como pero, sin mado por co­ po está com­
como aunque, embargo, no nectores inte­ puesto por los
a pesar de obstante, ahora grados en la conectores de
(que), pese a bien, con todo, oración tales todas formas,
(que) y si bien, aun así o a pe­ como mientras de todas mane­
de las que sar de todo, que, en tanto ras y de todos
aunque es el grupo del que que y sino que, modos. Se ca­
conector pro- pero es el re­ y, también, por racterizan por
totípico y que presentante los correspon­ el hecho de
coinciden en paradigmáti­ dientes paren­ que, a pesar de
estar integra­ co. Nótese que téticos en cam­ no ser propia­
das cntonativa a excepción de bio, por el mente contra-
y sintáctica­ la conjunción contrario y an­ argumentati­
mente en la pero, todos los tes bien. Todos vos, aparecen
oración. demás elemen­ ellos compar­ en numerosas
tos incluidos ten un signifi­ ocasiones con
en este sub­ cado básico de un valor simi­
grupo presen­ “corregir” en lar. Todos ellos
tan carácter el segundo coinciden en
parentético. miembro al­ minimizar o
gún aspecto de cancelar la re­
lo formulado levancia dis­
en el primero. cursiva del
segmento in­
formativo an­
terior y anu­
larlo para la
prosecución
del discurso.

La cuestión que se plantea ahora es averiguar qué tienen


en común entre sí los conectores que se integran en cada uno
de estos grupos; y también, consecuentemente, en qué se dife­
50 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

rencian las expresiones conectivas de uno y otro grupo. For­


mulado en otros términos: ¿en qué divergen las construcciones
con aunque (y similares) de las construcciones con pero (y
equivalentes)? Es decir: ¿cuál o cuáles son las diferencias que
existen, por ejemplo, entre los marcadores que hemos incluido
en el grupo (i) y los que hemos englobado en el grupo (ii)? Y,
por otro lado ¿se diferencian en algo, por ejemplo, aunque y a
pesar de (que)? Esto es, ¿los conectores pertenecientes a un
mismo grupo son todos exactamente idénticos entre sí?

3. Aunque pero y aunque se parecen, no son iguales8

Comencemos por plantear la diferencia en el tipo de con­


traargumentación que lleva a cabo pero frente al que realiza
aunque. Para ello, supongamos un diálogo como el siguiente,
mantenido entre un vendedor de coches y un posible cliente en
una concesionaria de automóviles:

(12) (a) —Bien, ¿qué le parece este modelo?


(b) —Me encanta.

De la respuesta de (b) ("me encanta”), el vendedor puede


fácilmente concluir que tiene la venta casi asegurada, ya que el
cliente parece estar bastante convencido. Ahora bien, la impre­
sión de este comercial sería bastante diferente si el cliente in­
terpelado hubiera insertado al final de su enunciado una pe­
queña, pero relevante partícula:

(12b&fc) —Me encanta, pero...

La mera inserción de la conjunción pero indica al interlo­


cutor que existe un problema, un inconveniente, un contraar­

8. Es cierto que en algún contexto sintáctico bien definido pero y aunque


presentan un valor análogo. Ello es así, por ejemplo, cuando la frase con aunque
aparece pospuesta, en indicativo, y precedida de pausa (vid. Moya Corral, 1996:
135-136 y Flamenco, 1999: 3813). Sin embargo, en aras de una mayor claridad
expositiva, a lo largo de esta presentación se mantendrá la diferenciación aquí
expuesta entre pero y aunque.
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 51

gumento, en suma, que impide o, cuando menos, dificulta lle­


gar a la conclusión "me quedo con el coche” que parecía propi­
ciar el primer miembro del enunciado. De hecho, la señal que
conlleva pero de que existe algún tipo de inconveniente explica
la existencia en español coloquial de la frase hecha "ponerle
peros a algo o alguien”, en el sentido de expresar defectos, re­
paros u objeciones.
Obsérvese ahora la continuación posible del enunciado
que se viene manejando:

(12bícr) —Me encanta, pero resulta demasiado caro.

De esta nueva versión, parece deducirse que el cliente NO


va a quedarse con el automóvil en cuestión; es decir, como
se ve, la inserción de la frase que introduce pero ha hecho va­
riar sustancialmente la orientación de la conclusión comuni­
cada.
Un aspecto relevante que permite distinguir entre tipos di­
ferentes de marcadores contraargumentativos reside en cuál
de las dos informaciones o argumentos que están en liza
“gana” finalmente. En el caso de pero, como muestra el ejem­
plo de (12b/er), parece claro que el argumento que introduce el
conector es el que, finalmente, se impone. De este modo, en
el ejemplo que ahora estamos manejando, el argumento “es
caro” se presenta como más fuerte que “me gusta”.
Pero, pues, introduce la información que se presenta como
más poderosa desde el punto de vista argumentativo y que, por
tanto, inclina el signo de la conclusión en su misma dirección
argumentativa. 9 Así, dado que el precio elevado del automóvil
“pesa” más como argumento que la apetencia por él, dicho ar­
gumento arrastra a la conclusión final “no podré quedármelo”.
La operación argumentativa que lleva a cabo el conector pero
puede sintetizarse en el esquema siguiente:

9. Una excelente presentación de los conceptos fundamentales de la Teo­


ría de la Argumentación, así como de su aplicación al estudio de los marcadores
del discurso en español puede verse en Portolés, 1998c y, especialmente, 1998a.
Existe versión española de la obra de Ducrot y Anscombre (1994/19831).
52 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Argumento 1 Argumento 2
pero
Me gusta es demasiado caro
-----------------------------1----------------------------
I
= "gana" el argumento 2:
--------------- X_________
I
_________i________ "ser caro”
Conclusión implícita Conclusión implícita

Me lo quedo NO me lo quedo

De este esquema podemos deducir otro, de carácter gene­


ral para el valor de este conector:

<A pero B> = “gana” B


(« B)
[B se presenta como un
argumento más "fuelle”]

Por su parte, el conector aunque plantea un tipo de oposi­


ción entre las informaciones manejadas algo diferente de la que
propone pero. Aunque presenta una información admitiendo su
posible importancia como obstáculo posible; de ahí, precisa­
mente, su carácter “concesivo”, ya que “concede” la existencia
de una objeción o contraargumento posibles. Sin embargo, nó­
tese que, al mismo tiempo, el conector aunque señala que esta
objeción constituye un impedimento sólo presunto, que no lle­
ga a ser un obstáculo lo suficientemente fuerte como para im­
pedir que, finalmente, se cumpla lo expresado por la oración
principal, tal v como refleja la siguiente versión del ejemplo de
(12b,J:

(12c) —Aunque resulta demasiado caro, este coche me encanta.

A buen seguro, si el vendedor de automóviles del ejemplo


de (12) oye en boca de su cliente este nuevo enunciado de
(12c), se sentirá razonablemente optimista: parece claro que el
comprador admite la existencia de un posible contratiempo (el
precio del coche), pero señala, también, que dicho contratiem­
po es menos importante (más “débil” desde un punto de vista
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 53

argumentativo) que la información que aparece en la frase


principal; a saber: “el coche me encanta”.
Así pues, el conector aunque está especializado en introdu­
cir un argumento débil, que no gana la batalla dialéctica esta­
blecida en el enunciado, puesto que aunque presenta un impe­
dimento posible, pero indica al mismo tiempo que no será
finalmente un obstáculo para la consecución de lo expresado
por la fiase principal. De nuevo, puede esquematizarse el valor
del conector, en este caso, aunque, como sigue:

(Aunque B, A> = “pierde” B


[B se presenta como
argumento débil]

4. Marcadores contraargumentativos
que introducen argumentos “débiles”:
aunque, si bien, a pesar de (que), pese a (que)

4.1. Aunque * si bien

Cierto es que aunque constituye el conector prototípico


para la introducción de argumentos débiles; ahora bien, el co­
nector si bien puede también servir para este mismo propósito.
Frente al funcionamiento de aunque, que se combina tanto
con indicativo como con subjuntivo, como muestran los ejem­
plos (13a) y (13b), si bien, en cambio, sólo aparece con el modo
indicativo, como muestra la agramaticalidad de la versión
(14b):

(13) a. Aunque esos datos son ciertos, no los podemos utilizar


en nuestra argumentación.
b. Aunque esos datos sean ciertos, no los podemos utili­
zar en nuestra argumentación.

(14) a. Sí bien esos datos son ciertos, no los podemos utilizar


en nuestra argumentación.
b. *Sí bien esos datos sean ciertos, no los podemos utili­
zar en nuestra argumentación.
54 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

El hecho de que si bien no pueda constituirse con subjun­


tivo constituye algo más que una simple restricción sintáctica.
Dicha imposibilidad de combinación modal impide que este
conector pueda plantear contraargumentaciones contingentes,
virtuales, lo que explica que no pueda orientarse hacia el futu­
ro, posibilidad que sí presenta aunque’.

(15) a. Aunque mañana esté cansada, iré a correr contigo,


b. *Si bien mañana esté cansada, iré a correr contigo.

Así pues, el conector si bien sólo puede introducir cláu­


sulas en indicativo correspondientes a proposiciones factuales,
que ya se han producido, o que se producen habitualmente:

(16) Algunos [médicos] incluso admiten en privado que mante­


ner una actitud atenta, considerada v deferente en la consulta, si
bien es elogiable, no es factible, pues lleva tiempo y por consi­
guiente cuesta dinero.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 175]

La secuencia si bien es cierto que constituye una expresión


conectiva habitual en la prosa formal para presentar un posi­
ble argumento en contra, que se admite, pero que no constitu­
ye una verdadera oposición.

(17) Sz bien es cierto que el “despilfarro" visual [del espectáculo


de la Fura deis Baus] se quedó con el protagonismo, el protago­
nismo global artístico fue compartido con una versión excelente
de la OBC, el Cor de Valencia y el Coro de la Presentación, de
Granada.
[La Vanguardia, 25-6-1996, p. 49]

4.2. Aunque * a pesar de (que) / pese a (que)

Otras expresiones conectivas especializadas también en in­


troducir argumentos débiles son a pesar de (que) y pese a (que).
Como ya sabemos, estas secuencias conectivas presentan varias
particularidades, entre ellas, el hecho de que pueden dar lugar a
construcciones “nominales" (es decir, pueden ir seguidas de un
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 55

sustantivo o de un infinitivo), y probablemente por esta razón,


tienen un carácter más formal y culto que aunque. En efecto,
como muestran los ejemplos siguientes, pese a que puede cons­
truirse con un verbo flexionado y, en consecuencia, con una ora­
ción ((18)); con un sintagma nominal ((19)); y, también, con un
infinitivo ((20)):

(18) Ninguno de los dos anteriores atentados, sin embargo, ha­


bía ocasionado víctimas, pese a que fueron dirigidos contra se-
[oración]
des de empresas a las que ETA pretendía extorsionar.
[La Vanguardia, 20-6-1996, p. 7]

(19) Pese a la clara ventaja de Clinton en California, su rival


[sintagma nominal]
republicano no piensa repetir el error de Bush en 1992 y dar por
perdido este estado.
[La Vanguardia, 26-6-1996, p. 7]

(20) Pese a no contar inicialmentc con la más remota posibilidad,


[infinitivo]
los checos han conseguido el éxito del modesto a base de un fút­
bol entusiasta y compacto.
[La Vanguardia, 27-6-1996, p. 76]

Esta triple posibilidad de construcción sintáctica se da


también en el caso de a pesar de que:

(21) El ministro afirmó que a pesar de que hay un calendario v un


[oración]
objetivo de venta de empresas públicas, éste no se hará público
para evitar la caída de los valores o la interferencia en el normal
funcionamiento del mercado bursátil.
[La Vanguardia, 26-6-1996, p. 57]

(22) Otro proyecto de ley, a semejanza de la ley Hems-Burtun,


amenaza ahora con represalias a toda empresa extranjera que
invierta en Irán y Libia. A pesar de estas amenazas, la compañía
[sintagma nominal]
56 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

petrolera francesa Total prosigue sus operaciones en Irán y pre­


vé efectuar nuevas perforaciones marinas.
[La Vanguardia, 27-6-1996, p. 8]

(23) A pesar de estar divorciados, mantienen una relación de lo


[infinitivo]
más amistoso.

En ocasiones, estos conectores pueden combinar dos de


sus posibles construcciones sintácticas en una misma oración:

(24) Pese a su riqueza y a que tuvo siempre mucha gente a su


[sintagma nominal] [oración]
alrededor que lo quería, nunca fue feliz.

El ejemplo siguiente pone de manifiesto la especial operativi-


dad de la construcción conectiva nominal de los conectores pese a
y a pesar de en aquellos casos en los que se maneja, como en (25),
más de un contraargumento débil en un mismo enunciado:

(25) A pesar de esta queja implícita, el presidente del Congreso


que no se siente desautorizado por José María Aznarpe.se a sus
comentarios radicalmente contrarios a la iniciativa, subrayó
que está dispuesto a poner “la cara para que me caiga lo que me
tenga que caer por decir la verdad, guste o no guste”.
[La Vanguardia, 20-6-1996, p. 15]

En relación al significado, estas dos expresiones conecti­


vas parecen establecer un contraste más fuerte entre los seg­
mentos discursivos relacionados de lo que lo hace aunque —en
justa correspondencia con la mayor transparencia léxica de los
formantes pese y a pesar en cuanto al significado de ‘obstáculo
posible’—.
La comparación entre las siguientes dos versiones de un
mismo enunciado pretende poner de manifiesto dicho mayor po­
der contrastivo de a pesar de (que) y pese a (que) frente a la oposi­
ción más "ligera” expresada por aunque. Compruébese que, en
efecto, la versión (b) —con pese a— del enunciado de (26) expre­
sa mayor oposición entre las informaciones contrastadas:
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 57

(26) a. Aunque existen numerosos mitos al respecto, los pilares


más sólidos sobre los que suele apoyarse el matrimonio —amor,
felicidad y seguridad— son frágiles.

b. Pese a los numerosos mitos que existen al respecto, los pilares


más sólidos sobre los que suele apoyarse el matrimonio —amor,
felicidad y seguridad— son frágiles.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 43]

En esta misma línea, adviértase que el enunciado siguiente


de (27), que originariamente presenta el conector a pesar de
que, pierde buena parte de su fuerza contrastiva cuando a pesar
de que es conmutado por el conector concesivo más atenuado
aunque, ya que, como se verá, se diluye el contraste establecido
entre las informaciones “la imagen idealizada del médico de
antes” <-> “el médico de antes apenas podía remediar nada”:

(27) a. En nuestras ciudades, cada día es mayor el número de


personas que se quejan de la ausencia de humanidad en el mé­
dico actual. La gente añora la imagen idealizada del galeno ru­
ral de antaño, a pesar de que a menudo éste no podía hacer otra
cosa que limitarse a confortar al enfermo con su presencia,
mientras la enfermedad seguía irremediablemente su curso.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 171]

b. En nuestras ciudades, cada día es mayor el número de perso­


nas que se quejan de la ausencia de humanidad en el médico ac­
tual. La gente añora la imagen idealizada del galeno rural de an­
taño, aunque a menudo éste no podía hacer otra cosa que
limitarse a confortar al enfermo con su presencia, mientras la en­
fermedad seguía irremediablemente su curso.

Un aspecto sintáctico de interés es que, si bien la combina­


ción de a pesar de que y pese a que con los modos indicativo y
subjuntivo es, en principio, idéntica a la que establece aunque,
lo cierto es que las construcciones con a pesar de que y pese a que
aparecen con mayor frecuencia en las situaciones que implican
la presencia del indicativo, es decir, en contextos factuales.10

10. Sobre este aspecto, véanse Borrego, Asencio y Prieto (1986: 173) v Fla­
menco (1999: § 59.3.5.6).
58 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

De hecho, el análisis de ejemplos demuestra que resulta


muy poco frecuente la combinación de estos conectores con el
modo subjuntivo, como corroboran los ejemplos manejados
hasta el momento —todos ellos con verbos en indicativo— y
como refleja también la extrañeza de las versiones (b) de los si­
guientes enunciados de (28) y (29), en los que la combinación
[a pesar de que + subjuntivo] resulta agramatical, mientras que
la correlación [aunque + subjuntivo] es, sin embargo, perfecta­
mente aceptable:

(28) a. La eterna nostalgia tan humana de un antaño idealizado


hace que se olviden fácilmente estos avances, pero muy pocos
estarían dispuestos a eliminaros, aunque pudieran.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 24]

b. *La eterna nostalgia tan humana de un antaño idealizado


hace que se olviden fácilmente estos avances, pero muy pocos
estarían dispuestos a eliminaros, a pesar de que pudieran.

(29) a. Relájate, anda, que aunque tu ex mujer estuviera sobria,


que no lo está, no te reconocería, disfrazado de ese modo.

b. *Relájate, anda, que a pesar de que tu ex mujer estuviera so­


bria, que no lo está, no te reconocería, disfrazado de ese modo.

La agramaticalidad de los enunciados de (28b) y (29b) pa­


rece reflejar que la combinación de a pesar de que y pese a que
con el modo subjuntivo resulta inaceptable cuando la forma
verbal expresa un hecho contrafáctico, irreal, contrario a la ex­
periencia, lo cual ocurre cuando la forma verbal subjuntiva
está flexionada en un imperfecto orientado hacia el “ahora” de
la enunciación (generalmente, con verbos de tipo estativo,
como los que aparecen en los ejemplos (28) y (29)), o bien
cuando el verbo en subjuntivo presenta la forma de un plus­
cuamperfecto, como muestra el caso de (30):

(30) a. Aunque Gerardo me hubiera pedido que fuera a esa fies­


ta con él, cosa que el muy tonto no hizo, no habría ido.

b. *A pesar de que Gerado me hubiera pedido que fuera a esa


fiesta con él, cosa que el muy tonto no hizo, no habría ido.
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 59

Como se ha visto, pues, a pesar de que y pese a que se avie­


nen mal con la expresión de la contrafactualidad, es decir, con
la expresión de un estado de cosas irreal, contrario al que de­
muestra la experiencia o la realidad. Lo cierto es que ambos
conectores tampoco se compaginan con la expresión de la hi­
pótesis, v, por tanto, no resultan adecuadas las construcciones
en las que estas dos expresiones conectivas aparecen junto a
un verbo en presente de subjuntivo orientado hacia la futuri-
dad; de este modo, si retomamos el ejemplo de (15), en el que
aparecía un caso de aunque orientado al futuro, comprobamos
la inadecuación de la correspondiente versión con pese a que:

(15/31) a. Aunque mañana esté cansada, iré a correr contigo.

(31) b. *Pese a que mañana esté cansada, iré a correr contigo.

Parece, por tanto, que la única posibilidad de que uno de


estos dos conectores se construya de manera adecuada con
una forma de subjuntivo lo constituye el uso del llamado sub­
juntivo temático, es decir, cuando el subjuntivo alterna en dis­
tribución libre con el indicativo.11
No podemos ahora extendernos en el tratamiento de este
mecanismo gramatical del español, pero, sucintamente, señala­
remos que dicha alternancia libre de modos se da cuando la
cláusula subordinada expresa hechos factuales (no hipotéticos,
no contrafácticos) que se pueden presentar de dos maneras:
bien sea como datos nuevos desde el punto de vista informativo
(con indicativo); o bien como información presuntamente co­
nocida por el interlocutor, o como información no relevante
para la situación concreta (subjuntivo). Así, por ejemplo, en el
siguiente enunciado, la cláusula con aunque presenta un caso
de subjuntivo temático:

(32) a. Valoro positivamente las decisiones tomadas en cuanto a


precios públicos, aunque no se puedan adoptar de forma reite­
rada.
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 20]

11. Sobre esta cuestión pueden consultarse Pérez Saldanya (1999) y Fla­
menco (1999).
60 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Ahora bien, incluso en este caso, la correspondiente ver­


sión con a pesar de que o pese a que, si bien no resulta clara­
mente agramatical como en los ejemplos anteriores, sí que re­
sulta bastante forzada:

b. #Valoro positivamente las decisiones tomadas en cuanto a


precios públicos, a pesar de que no se puedan adoptar de forma
reiterada.

Otro aspecto sintáctico de interes que afecta a la función


discursiva que desempeñan estas cláusulas subordinadas con­
traargumentativas que ahora tratamos es que, como muestran
los ejemplos manejados hasta el momento, tanto las construc­
ciones con aunque, como las introducidas por a pesar de (que)
y pese a (que) tienden, prototípicamente, a ocupar la primera
posición de la oración compuesta; es decir, se trata de cláusu­
las subordinadas que, por lo general, se anteponen a la cláu­
sula principal:

Aunque
A pesar de (que) A, B
Pese a (que)

Esta especialización en cuanto a la posición sintáctica sue­


le acaiTcar que, desde el punto de vista de la construcción del
discurso, en general, estas cláusulas introductoras de argu­
mentos débiles presenten primero, en la cláusula subordinada,
el tema que después se comentará y concluirá en la apódosis o
frase principal. Como se ve, pues, las cláusulas con aunque, si
bien, a pesar de (que) y pese a (que) están estrechamente liga­
das a su correspondiente cláusula principal, tanto desde un
punto de vista sintáctico, como desde un punto de vista se­
mántico.
En algunas ocasiones, estas cláusulas subordinadas, ade­
más de presentar el marco informativo a partir del cual debe
interpretarse el contenido de la cláusula principal, pueden
también, al mismo tiempo, recoger y comentar el tema que se
ha presentado ya en la oración anterior, lo que ocurre sobre
todo cuando estas cláusulas presentan algún elemento deíctico
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 61

en su formación. Ello es especialmente claro cuando los co­


nectores a pesar de (que) y pese a (que) se combinan con un
sintagma nominal en el que el determinante es un demostrati­
vo de primera persona que se refiere anafóricamente a una in­
formación inmediatamente precedente, lo cual sucede básica­
mente cuando la construcción es de tipo nominal; tal y como
muestran los ejemplos de (33) y (34):
(33) Se calcula que en la actualidad apenas un 4 por cien de las
féminas tienen la posibilidad de aproximarse al físico idealizado
por la cultura de Hollywood, la Avenida Madison de Nueva York
y las revistas del corazón y de modas. A pesar de esta realidad in­
cuestionable, millones de mujeres se sientes fracasadas y hasta
culpables por no satisfacer las expectativas del mundo que les
rodea, como si reconocieran implícitamente que su cuerpo no
les pertenece, que forma parte del dominio de la sociedad.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 70]

(34) El presidente Clinton [...] no parece que vaya a hacer mu­


chas concesiones en este asunto, más bien todo lo contrario.
Otro proyecto de ley, a semejanza de la ley Hems-Burtun, ame­
naza ahora con represalias a toda empresa extranjera que in­
vierta en Irán y Libia. A pesar de estas amenazas, la compañía
petrolera francesa Total prosigue sus operaciones en Irán y pre­
vé efectuar nuevas perforaciones marinas.
[La Vanguardia, 27-6-1996, p. 8]

En estos dos ejemplos, las cláusulas subordinadas intro­


ducidas por a pesar de presentan el tema que comentará la
cláusula principal; ahora bien, al mismo tiempo, ligan dicho
tema con la información que les precede. En este sentido,
cláusulas como las que aparecen en cursiva en los ejemplos
(33) y (34) “trabajan” afanosamente para lograr trabazón dis­
cursiva, ya que encadenan la información que les precede con
la que sigue, no sólo en la cláusula subordinada, sino también
en la principal.
Utilizando una metáfora un tanto atrevida (pero muy coti­
diana), podríamos decir que este tipo de estructuras contraar­
gumentativas antepuestas que contienen un pronombre anafó­
rico en su formación desempeñan una función semejante a la
del delantero centro de un equipo de fútbol, ya que, al igual que
62 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

éste y por así decirlo, tienen como misión repartir el avance del
juego informativo. Las flechas del gráfico siguiente intentan re-
la operación de "recogida" y "relanzamiento" de la infor­
mación que llevan a cabo las cláusulas subordinadas contraar­
gumentativas que ahora nos ocupan:

IX. A pesar de / pese a est-. Y]

5. Expresiones conectivas que introducen


el argumento “fuerte” (que gana en la batalla
dialéctica): pero, mas, sin embargo, no obstante,
empero, con todo, ahora bien, aun así

5.1. Sobre pero, mas, sin embargo, no obstante y empero

La aparición en un enunciado de un conector contraargu­


mentativo de este grupo implica que ha de reconsiderarse la
información anterior, puesto que lo que viene a continuación,
tras el conector, presenta una información inesperada, que se
desvía de la línea argumentativa previa, y que conduce a una
conclusión diferente de la que se esperaría a partir del primer
miembro. Es decir, el segmento informativo que introduce un
conector de este tipo invalida la conclusión o inferencia que
podría deducirse del segmento previo.
Comenzaremos el análisis de los elementos integrados en
este subgrupo de los contraargumentativos aportando algunas
peculiaridades más sobre el conector pero. El uso de esta conjun­
ción como enlazador de diferentes partes textuales, y no sólo de
oraciones —esto es, usado tras punto—, está cada vez más exten­
dido. Sin embargo, pero es un conector oracional, y, por tanto, en
principio, no resulta conveniente ni adecuado utilizarlo como co­
nector textual, uniendo diferentes párrafos o segmentos discursi­
vos extraoracionales, tal como aparece en el enunciado siguiente:
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 63

(35) Mientras unos están a favor [del uso de tejidos fetales para
la investigación], otros se oponen v alegan que esta práctica in­
clina a abortar a mujeres indecisas, al ofrecerles una racionali­
zación altruista y hacerlas pensar que con el aborto ayudan a
los enfermos o contribuyen al avance de la medicina.
Pero aún más conmovedores son los relatos de historias per­
sonales que periódicamente aparecen en los medios de comuni­
cación.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 47]

Pese a lo extendido de dicho empleo textual de pero, parece


preferible utilizar en casos como éste otro conector contraargu­
mentativo de valor similar, como sin embargo o no obstante,12
especializados, precisamente, en unir segmentos discursivos
que pueden estar constituidos por más de una oración, como
puede comprobarse en los siguientes enunciados, en los que es­
tos dos conectores ponen en relación la información que les si­
gue con una información precedente compuesta por un largo
párrafo, bien surtido de oraciones:

(36) Muchos pensadores creen que estos procesos de degenera­


ción social son inevitables. Como argumentó Sigmund Freud, el
hombre posee un instinto de muerte que busca su retorno al es­
tado inorgánico primario y que irremediablemente le impulsa
hacia su aniquilamiento. Unas veces este poderoso impulso bio­
lógico se desvía hacia fuera y destruye a otros, o se combina con
el instinto sexual convirtiéndose en actos sadistas o masoquis-
tas. Pero, independientemente de estas posibles transformacio­
nes, la premisa básica de esta teoría no cambia: el ser humano
está dominado por un instinto de destrucción, y poco puede ha­
cer para escapar de este trágico destino.
Sin embargo, es un hecho constatable que la energía agresi­
va del ser humano está a menudo al servicio de la vida, de la
evolución v de la supervivencia de la especie.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 120]

12. Como se ve, sin embargo y no obstante coinciden en su parentesco


contraargumentativo y su caracterización sintáctica de conectores parentéticos
—si bien sin embargo resulta notoriamente más frecuente que no obstante—.
Ambos comparten también idéntico significado de ‘obstáculo’. Sobre el proceso
histórico de gramaticalización de estos dos conectores, véase Garachana, 1998.
Sobre ambos conectores, en general, vid. Portolés, 1995.
64 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(37) Nunca se ha vivido tanto ni tan saludablemente como aho­


ra. Nunca tantos hombres y mujeres han experimentado mejo­
ras de tal magnitud en su nivel de educación, en el acceso a
oportunidades y en la democratización de sus vidas. En ningún
otro momento de la Historia se ha ejercitado tan libremente la
capacidad de elegir sobre la cohabitación, la sexualidad, el ma­
trimonio, el divorcio, así como la procreación, la paternidad, la
división del trabajo y, en definitiva, sobre la naturaleza y confi­
guración de las relaciones personales. La eterna nostalgia tan
humana de un antaño idealizado hace que se olviden esos avan­
ces, pero muy pocos estarían dispuestos a eliminarlos, aunque
pudieran.
No obstante, muchos de los problemas y conflictos que afli­
gen a las relaciones de nuestro tiempo brotan de esos adelantos,
de los frutos de la civilización, del progreso.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, pp. 23-24]

El funcionamiento supraoracional de sin embargo se pone


también de relieve en el ejemplo de (38), que presenta una ma-
croestructura contraargumentativa organizada en tomo a dos
contraargumentaciones intraoracionales débiles (introducidas a
través de aunque), contrastadas entre sí a través de una nueva
contraargumentación, de carácter supraoracional, expresada
por el introductor de argumento fuerte sin embargo:

(38) Aunque haya excepciones, las parejas que se divorcian ini­


ciaron su relación y se casaron por amor, y sólo después de al­
gún tiempo el matrimonio empezó a deteriorarse hasta llegar a
una situación de infelicidad insostenible. Sin embargo, aunque
se piensa que el amor es la razón primordial para casarse, gene­
ralmente no se acepta abiertamente que la falta de amor sea
motivo suficiente para divorciarse.
(Ibíd., p. 37)

La estructura del enunciado anterior responde, pues, al si­


guiente macroesquema contraargumentativo:

[ [aunque A], LBJ. ] = (ARGUMENTO DÉBIL)


(argumento débil) (arg. fuerte)
Sin embargo,
[ [aunque A] , TB] ] = (ARGUMENTO FUERTE)
(argumento débil) (arg. fuerte)
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTAT1VOS 65

Una variedad culta de pero, propia de lengua escrita cuida­


da, poco frecuente incluso en la modalidad lingüística formal,
es la conjunción mas:

(39) Algunas parejas en situaciones de claro fracaso matrimo­


nial diseñan, consciente o inconscientemente, todo tipo de es­
trategias y mecanismos de defensa, justificaciones, racionaliza­
ciones y sublimaciones para no romper la relación (...). Como
caballos de tiro, usan anteojeras para eludir el pánico. Mas la
falta de concienciación no hace que la relación mejore, ni que
la desdicha y el sufrimiento desaparezcan.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 43]

El conector pero (y su versión culta, mas) tiene aspectos


peculiares que lo caracterizan frente a todo el resto de expre­
siones conectivas contraargumentativas que hemos incluido
en este grupo. Todas las demás coinciden en que ya no son
conjunciones, y no están incluidas en la oración e inmoviliza­
das en cuanto a la posición, como lo está pero, sino que consti­
tuyen unidades tonalmente independientes —son conectores de
tipo “parentético”— y, en consecuencia, van entre comas (o
bien precedidas de signos de puntuación “fuertes”), y tienen
gran libertad de movimiento dentro de la oración subordinada.
En cuanto a empero, tiene un valor similar al de sin embar­
go, pero está hoy notablemente en desuso, ya que resulta inusual
incluso en textos formales. Contrariamente a sin embargo, que
generalmente ocupa la primera posición al inicio de la cláusula
subordinada, empero rehúye la posición inicial, y aparece habi­
tualmente, no al comienzo, sino en el interior de la cláusula su­
bordinada; por lo general, entre el sujeto v el predicado:

(40) Es difícil hablar de un ámbito de la Administración pública


olvidando lo peor que eso ha llegado a ser. La contundente ac­
tuación de los gobernadores como máximos jefes policiales du­
rante todo el siglo xx pertenece a la memoria histórica de todos
los españoles y de los barceloneses en especial. La imagen de
máxima oficina represiva, empero, era coherente con la ausencia
[sujeto] [predicado]
de libertades, pero no era "consustancial” a la existencia misma
de gobiernos civiles.
[La Vanguardia, 9-10-1996, p. 19]
66 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(41) La violencia, empero, no es asunto de ahora, sino tan viejo


[sujeto] [predicado]
como el mismo fenómeno humano.
[La Vanguardia, 31-12-1996, p. 13]

5.2. Ahora bien

Dentro del conjunto de expresiones contraargumentativas


parentéticas que introducen argumento “fuerte”, el caso de
ahora bien es un tanto peculiar. Frente a una parte de conecto-
res contraargumentativos parentéticos, que presentan, como
hemos visto, gran movilidad dentro de la oración, ahora bien
sólo puede ocupar la posición inicial,13 como refleja el ejemplo
(42b), posición que, por el contrario, como se acaba de ver, re-
húye el conector empero.

(42) a. Es muy despistado. Ahora bien, los asuntos profesionales


los tiene siempre perfectamente controlados.
b. *Es muy despistado. Los asuntos profesionales, ahora bien,
los tiene siempre perfectamente controlados.

Igualmente, todos los demás conectores contraargumenta­


tivos parentéticos pueden estar precedidos de las conjunciones
y y pero (y sin embargo; y no obstante; y con todo; y aun así; y de
todas maneras //pero sin embargo’, pero no obstante; pero con
todo; pero aun así; pero de todas maneras), mientras que ahora
bien no puede estarlo. En efecto, nótese que *pero ahora bien
no constituye una secuencia aceptable en español, como mues­
tra la versión del siguiente enunciado; y tampoco lo es *y ahora
bien, tal como refleja la correspondiente versión c.
(43) a. El gran valor de las clasificaciones es que son un instru­
mento cognitivo que permite al observador elegir el nivel de dc-

13. Santos Río (1994) señala que, junto con ahora bien, los conectores
contraargumentativos parentéticos con todo, eso sí y aun así también se restrin­
gen a la posición inicial y, por lo tanto, carecen igualmente de movilidad. Sin
embargo, nuestro análisis demuestra que el conector eso sí, sí tiene movilidad
(véase el apartado siguiente 5.5). Por otro lado, también antes bien debe incluir­
se en la nómina de conectores contraargumentativos parentéticos que tienen in­
movilizada su posición (véase 6.2).
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 67

talle o de globalidad con que quiere estudiar un fenómeno de­


terminado.
Ahora bien, a menudo toda esa potencia de las clasificacio­
nes se ha interpretado mal en documentación.
[Ll. Codina, Quark, 5, 1996, p. 35]
b. *Pero ahora bien, a menudo toda esa potencia de las clasifica­
ciones se ha interpretado mal en documentación.
c. ahora bien, a menudo toda esa potencia de las clasificacio­
nes se ha interpretado mal en documentación.

Al igual que el resto de contraargumentativos de este gru­


po, ahora bien acepta la verdad y fuerza argumentativa del
miembro que le precede, pero elimina una conclusión a la que
podría conducir. La particularidad de ahora bien consiste en
que constituye una especie de organizador del discurso, ya que
puntualiza, precisa la información anterior, introduciendo
ciertas observaciones. De ahí que, con buen tino, un especialis­
ta lo caracterice como "resi tu ador”.14
De hecho, otra lingüista (Fuentes, 1987: 127-128) ya había
distinguido ahora bien de sin embargo por la especial impor­
tancia que tiene el primero en la enunciación: además de in­
troducir una relación contraargumentativa como sin embargo,
ahora bien lleva a cabo una función metadiscursiva de “llama­
da de atención” hacia la información que introduce (de ahí su
valor de organizador del discurso). En este sentido, ahora bien
puede ser considerado, en términos de la Teoría de la Relevan­
cia, como una señal ostensiva de la prominencia, importancia
o superior jerarquía de la información que el conector introdu­
ce respecto de la que le antecede. La noción de “preferencia”
que expresa esta expresión conectiva (ya que claramente se
“prefiere” —se presenta como preferible— la información que
aparece tras el conector) se deriva del valor etimológico de pre­
ferencia (o relevancia, de acuerdo con otra terminología) que
señala el elemento ahora, que solía oponerse a un antes previo
(Garachana, 1998/?: 607). Esta oposición histórica entre un an­
tes que señala el pretérito, la inactualidad, y un ahora que pre­
senta la información que tiene vigencia explica también el va­
lor claramente catafórico del conector ahora bien.
14. Sigo la denominación sugerida por Portolés (1998c).
68 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Este valor de ahora bien de introducir una información


que puntualiza la que se ha enunciado previamente puede
comprobarse claramente en el ejemplo que aparece a conti­
nuación, en el que al conector ahora bien le sigue, incluso, un
conector condicional complejo afirmativo (siempre y cuando),
caracterizado también, a su vez, por puntualizar, más que pro­
poner, cuál es la condición estrictamente necesaria para que se
cumpla lo que expresa la cláusula principal (esto es, siempre y
cuando expresa una condición equiparable a la que propone si
y sólo si).

(44) Federico Trillo entiende la posición del gobierno, a quien


compete dirigir la economía, y comparte que [la subida del suel­
do de los diputados] no sea un tema prioritario, pero también
mantiene que la reforma de los sueldos de los parlamentarios
“es una asignatura pendiente” que habrá que abordar cuando
todos consideren que es el momento oportuno. Ahora bien,
siempre y cuando haya un consenso entre todos los partidos.
[La Vanguardia, 20-6-1996, p. 15]

De este modo, la estructura lógico-semántica de este últi­


mo enunciado puede esquematizarse a través de la siguiente
estructura:

[Es cierto que A Ahora bien, A sólo si B


(primer miembro). (segundo miembro)]

El mismo valor de introducir una información puntualiza*


dora, que precisa el contenido del segmento discursivo prece­
dente, y reorienta la prosecución del discurso al introducir in­
formación que se considera más relevante que la precedente
aparece en el ejemplo que sigue:

(45) No tengo nada que ver con eso que se entiende como dere­
cha recalcitrante, anclada en el pasado; es más, eso me da mie­
do. Ahora bien, desde el punto de vista económico me inclinaré
siempre por un sector público reducido.
[La Vanguardia, 19-6-1996, p. 68]
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTAT1VOS 69

Como se ve, la enuciación de la primera oración (“no ten­


go nada que ver con eso que se entiende como derecha recalci­
trante, anclada en el pasado; es más, eso me da miedo”) podría
conducir al interlocutor a concluir (erróneamente): “entonces
es probable que considere fundamental que el Estado interven­
ga en la economía del país a través del sector público”, conclu­
sión que al hablante le interesa sobremanera eliminar, pues se
toma el trabajo de cancelarla a través de la información que in­
troduce la segunda oración. Y lo hace, además, señalando di­
cha información de manera ostensiva mediante la anteposi­
ción de un ahora bien que viene a indicar es verdad lo que
acabo de decir, pero ¡ojo!, no se equivoque en sus deducciones,
porque, contrariamente a lo que podría pensarse, a priori, “desde
el punto de vista económico me inclinaré siempre por un sec­
tor público reducido”.
Al igual que otros contraargumentativos parentéticos, aho­
ra bien puede unir no sólo informaciones oracionales, sino
también párrafos enteros, y, de hecho, ésta parece ser su fun­
ción habitual, como se ve en el ejemplo de (46).
En el enunciado siguiente, además de la función de cone­
xión paragráfica que lleva a cabo ahora bien, es de notar la
construcción puntualizadora que sigue al conector (a saber:
“una cosa es X y otra cosa muy distinta es Y” —construcción
que en el texto hemos resaltado con negrita—), cuyo significa­
do resulta muy acorde con el carácter de precisión y clarifica­
ción que aporta el propio conector, lo mismo que ocurría en el
ejemplo de (44) con la construcción siempre y cuando. Por de­
cirlo con palabras corrientes, ambas expresiones lingüísticas
(conector ahora bien y construcción “una cosa es x y otra muy
distinta es y”) sirven para poner “los puntos sobre las íes”, para
precisar la información precedente del modo que ningún inter­
locutor pueda, erróneamente, colegir conclusiones indeseadas:

(46) Toda la teoría de la lidia —desde Paquiro a Belmonte— des­


cansaba en la dogmática distinción entre el “terreno” del toro
—los medios— y el del torero —las tablas— y se resumía en una
regla de oro: “Viene el toro, se quita usté’; y si no se quita usté’, le
quita el toro.” Frente a esta concepción, Juan Belmonte demostró
—haciendo de la necesidad virtud, pues carecía de facultades físi­
70 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

cas— que torear consiste en desviar al toro de su trayectoria con


el capote o la muleta, para lo que se precisa "parar, templar y
mandar”. Por esta razón, la frase de un torero andaluz relativa a
que "de Despeñaperros 'p abajo’ se torea, mientra que de Despe-
ñaperros ‘p’arriba’ se trabaja”, he preferido siempre entenderla
dejando aparte sus poderosas sugerencias extrataurinas en el sen­
tido de que antes de Belmonte se trabajaba v después de él se
torea.
Ahora bien, una cosa es el juego con el toro, objeto de estili­
zación y una ritualización progresivas, que han cristalizado en un
arte y una liturgia —el toreo—; y otra muy distinta son aquellas
actividades —digamos no lúdicas— en las que el mantenimiento
dentro del propio terreno v el respeto por el ajeno constituyen el
presupuesto básico de la buena convivencia v de la paz civil.
[La Vanguardia, 22-12-1996, p. 21]

5.3. Con todo

Veamos ahora cuáles son los rasgos peculiares de otra de


estas secuencias conectivas contraargumentativas: con lodo.
Para ello, cotéjense las siguientes oraciones, que presentan
cierta semejanza entre sí:

(47) a. Berta García es la candidata idónea: posee un currículum


impecable, tiene experiencia profesional en este sector, domina
varios idiomas y es una excelente incentivadora de sus equipos.
Con todo, ya verás cómo el Director de Recursos Humanos aca­
ba seleccionando a un hombre.
(47bis) a. #Berta García es bastante buena. Con todo, ya verás
cómo el Director de Recursos Humanos acaba seleccionando a
un hombre.

Adviértase que mientras que la inserción de con todo en el


enunciado de (47) resulta totalmente adecuada, su presencia
en (47bis), en cambio, resulta chocante, poco esperable —de
ahí que la hayamos marcado con el signo #, que señala, preci­
samente, su "rareza”—, y ello a pesar de que las informaciones
conectadas se presentan en ambos casos como opuestas.
Ahora bien, nótese igualmente que ese mismo enunciado
(47bis) resulta del todo adecuado si el conector contraar­
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 71

gumentativo que insertamos es otro diferente de con todo, por


ejemplo, sin embargo, como muestra la nueva versión (47ter):

(47ter) Berta Gracia es bastante buena. Sin embargo, ya verás


cómo el Director de Recursos Humanos acaba seleccionando a
un hombre.

¿Cuál es la característica que particulariza a con todo, que


hace que este conector no sea del todo equiparable a, por
ejemplo, sin embargo?
Si se analiza con cierta atención, se advierte que la pecu­
liaridad que presenta con todo en el enunciado en el que su in­
serción resulta adecuada, es decir, en (47), es que plantea la
información que le precede como un fuerte argumento para
conducir a una conclusión contraria a la que finalmente incli­
na este marcador; esto es, con todo dota al miembro anterior
de gran potencia argumentativa, lo que no hacen otras expre­
siones conectivas de significado semejante como sin embargo o
no obstante.
En efecto, como refleja (47), el uso de con todo resulta
adecuado en el enunciado en el que el primer miembro es muy
fuerte desde el punto de vista argumentativo, porque, por
ejemplo, presenta no un único argumento sino un conjunto de
ellos, como ocurría en dicho ejemplo, en el que aparecen cinco
proposiciones, y todas ellas se orientan en favor de una misma
conclusión (la conclusión “Berta García es la candidata a
quien la empresa debería contratar”), conclusión contraria a la
que finalmente impone la secuencia introducida por este co­
nector (“El Director de Recursos Humanos preferirá a un
hombre”). Véase de nuevo:

(47') Berta García es la candidata idónea (1): posee un currícu­


lum impecable (2), tiene experiencia profesional en este sector
(3), domina varios idiomas (4) y es una excelente incentivadora
de sus equipos (5).

Por su parte, la extrañeza del ejemplo de (47Z?ís) radica en


que con todo opone la información que le sigue (“El Director
no la seleccionará”) a un argumento no muy contundente
72 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

—bastante "flojito”, de hecho—; a saber: "Berta es bastante


buena.” Ahora bien, como señalamos líneas más arriba al co­
mentar el enunciado de (47íer), la debilidad argumentativa del
primer miembro no sería ningún inconveniente para la posible
inserción de sin embargo en este mismo contexto.
En conclusión, pues, vale la pena reservar el uso del co­
nector contraargumentativo con todo para los casos en los que
resulte relevante marcar la fuerza argumentativa antiorientada
del fragmento informativo anterior. Muy a menudo ello ocurre
cuando el primer miembro no está constituido por una sola
oración o un único argumento, sino por una enumeración de
ellos, como reflejaba igualmente el anterior ejemplo de (47), en
el que precedía a este conector contraargumentativo un primer
miembro compuesto por más de cuatro argumentos.
En otras ocasiones, la contundencia argumentativa del
primer miembro consiste, no tanto en una acumulación de
argumentos, como ocurría en el ejemplo anterior, sino en la
presencia, en el interior de ese primer segmento, de léxico y de
partículas de carácter argumentativo (que hemos señalado en
negrita en el ejemplo (48)):

(48) La “Sinfonía Española” de Lalo es acertado calificarla


como una tempestad en un vaso de agua porque la vorágine de
su escritura no es más que efectismo superficial v hasta vul­
gar. Con todo, por el colorido y la brillantez de su discurso vio­
linístico, la obra, si uno prescinde de prejuicios estilísticos, re­
sulta atrayente y hasta seductora.
[La Vanguardia, 30-12-1996, p. 20]

En efecto, la fuerza argumentativa del primer miembro


(conducente a la conclusión: "la ‘Sinfonía Española’ no vale un
pimiento”) se ve fortalecida por la utilización de términos
como vulgar, partículas focalizadoras como hasta, o la cons­
trucción sintáctica [no es más que X] = [‘X es muy poco’], sien­
do todos ellos (adjetivo, partícula y construcción) mecanismos
de intensificación. Muy fuerte ha de ser, pues, la marca que
contraoriente la dirección de ese primer miembro. De ahí la
utilización de con todo, que cambia, con rotundidad, la orien­
tación argumentativa del enunciado, desviándolo de la conclu­
sión a la que inclinaba el primer segmento.
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTAT1VOS 73

En el ejemplo siguiente, la contundencia argumentativa


del primer fragmento, que inclina fuertemente hacia una con­
clusión diferente a la que arrastra finalmente el miembro in­
troducido por con todo, se ve reforzada por la aparición de la
expresión en contraste con. La inserción de esta expresión opo­
sitiva en el primer miembro parece señalar claramente el muy
superior beneficio aportado por las operaciones bursátiles
frente a las de la deuda. Es decir, este primer elemento presen­
ta gran solidez argumentativa, frente a la cual deberá contraar­
gumentar el segmento introducido por el conector:

(49) Las rentabilidades de la bolsa han sacado una ventaja, en


esta recta final del año, de más de 15 puntos a los rendimientos
de la deuda a medio y largo plazo, que han logrado ganancias
que oscilan entre el 15 y el 25 % durante 1996, en contraste con
mejoras superiores al 35 % en la media de los principales valo­
res de la bolsa. Con todo, 1996 ha sido un año altamente positi­
vo para los inversores que han apostado desde el primer mo­
mento por los títulos de renta fija, ya que sus ganancias han
sido comparativamente similares o incluso mejores que las al­
canzadas en 1993, un ejercicio que hasta ahora había marcado
los techos en rentabilidades.
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 85]

Sin embargo, como se ve, la inserción de conector contrar-


gumentativo con todo deshace la conclusión posible a la que
parecía conducir el primer miembro (“la inversión en deuda a
medio y largo plazo ha resultado una operación negativa para
el inversor”) y especifica que, contrariamente a lo que podría
deducirse a partir del primer y prolijo miembro discursivo, fi­
nalmente: “1996 ha sido un año altamente positivo para los in­
versores que han apostado por los títulos de renta fija”.
Obsérvese igualmente en el siguiente ejemplo la notable
longitud y carga de datos informativos que contiene el frag­
mento informativo que precede a con todo, ya que, en este
caso, está compuesto, como se ve, por varios párrafos:

(50) Las argucias del pedigüeño son incontables. En tiempos en­


raizó el pobre con menor, y los había de la más variada condi­
ción, por sexo y edad y vestimenta.
74 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Allá por la embocadura del decenio de los 70, se le ocurrió a


la entonces compañera de redacción Soledad Balagucr publicar
en estas páginas un reportaje sobre la experiencia que se impu­
so vivir en calidad de pordiosera con bebé: se disfrazó conve­
nientemente y mantuvo casi oculta entre sus brazos una muñeca.
Luego de permanecer una hora en el Portal de l'Angel con la mano
implorante recaudó más de mil pesetas, que en aquel entonces era
una cantidad respetable; de ahí que la redactara denunciara que la
calle barcelonesa era generosa con los mangantes.
Esa explotación de los menores había llegado a tal extremo
que fue prohibida y severamente castigada su transgresión.
Entonces se limitaron al exhibicionismo de miembros tulli­
dos o de abuela baldadiña; muestras recientes de este par de es­
pecialidades las tenemos en el paseo de Gracia, plazas que tie­
nen reservadas en el número 2 y en el número 16 y también en
Pelai/Jovellanos.
En fin, lo clásico, pues innovar en este oficio tan viejo como
el otro no es fácil.
Con todo, de un tiempo a esta parte ha aparecido otro tipo de
ambientación: el mendigo con gato, pero sobre todo con pen o.
\La Vanguardia, 27-12-1996, p. 9]

En suma, los ejemplos manejados a lo largo de este epígrafe


ponen de manifiesto que el conector con todo se especializa en
establecer una “batalla dialéctica" con un primer miembro dis­
cursivo fuertemente pertrechado de refuerzos argumentativos
(entre otros posibles, recuérdense: prolija acumulación de datos
informativos; acopio de múltiples argumentos cooricntados; uso
de elementos léxicos, partículas y construcciones sintácticas con
carácter intensificado!; etc.). En tales casos, se requiere de un
elemento conectivo que “borre", que invalide con contundencia
posibles conclusiones a las que dicho primer segmento parecía
conducir, introduciendo otra información de signo contrario.

5.4. A PESAR DE TODO/PESE A TODO;


A PESAR DE ELLO/PESE A ELLO

Los conectores “integrados en la oración" a pesar de (que)


y pese a (que) se convierten en conectores de tipo parentético
cuando en su formación en lugar de la conjunción que, apare-
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 75

ce el adverbio todo o el pronombre ello (pese a todo/a pesar de


todo; pese a ello/a pesar de ello)15 y, en consecuencia, ya no están
ni sintáctica ni entonativamente insertos en la oración. En am­
bos casos, tanto todo como ello presentan un claro valor anafó­
rico, ya que señalan de manera explícita al fragmento anterior
para mostrar de él que no conduce a la conclusión que podría
suponerse —al igual que hacen, en general, el resto de conecto-
res contraargumentativos parentéticos, como se ha visto—.

(51) La información debe ser uno de los pocos recursos, si no el


único, cuya posesión en abundancia puede ser más un proble­
ma que una solución. A pesar de todo, no debe entenderse esto
como una paradoja si atendemos a la dimensión física de la in­
formación.
[Ll. Codina, Quark, 5, 1996, p. 33]

Como mostrarán los ejemplos manejados, el valor de, por


ejemplo, pese a todo y a pesar de todo está más cercano al de
con todo que al de sin embargo, ya que tanto con todo como
pese a todo la presencia del elemento anafórico todo concede
gran relevancia informativa al primer segmento (al que señala
el elemento pronominal todo), ya que parece referirse a un
conjunto de datos informativos, por lo que la contraargumen­
tación introducida en el segundo segmento por el marcador
presenta mayor fuerza contrastiva que en el caso de sin embar­
go. Esa mayor fuerza de oposición o contraste que presentan a
pesar de todo v pese a todo respecto de sin embargo se refleja en
la versión de (52b), en la que la presencia del conector sin em­
bargo resulta gramaticalmente adecuada, pero difumina un
tanto el contraste entre los dos miembros conectados:

15. Algunos autores no incluyen estas secuencias conectivas en la nómina


de los conectores, por tratarse de sintagmas que no se encuentran totalmente le-
xicalizados. Ciertamente, estas secuencias admiten cierto tipo de variaciones,
como las del propio deíctico (a pesar de todo/ello/esto), pero también es verdad
que la variación se da siempre dentro de un conjunto cenado de posibilidades
(compárese con pesar de ahí). Por otro lado, no admiten tampoco variación
de genero y número en el deíctico (*a pesar de todo/*a pesar de todos) cuando se
refieren, como en los casos que ahora se están analizando, a todo el enunciado
anterior. En suma, se trata de elementos en tránsito hacia una gramaticalización
completa.
76 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(52) a. Después de la Exposición Universal, al no cumplirse las


expectativas de ocupación que se previeron, el hotel Al Andalus
redujo su plantilla a casi la mitad y ha clausurado 350 camas.
Pese a lodo, el déficit obligó al grupo a desprenderse de otros
tres establecimientos.
[La Vanguardia, 19-6-1996, p. 67]

b. Después de la Exposición Universal, al no cumplirse las ex­


pectativas de ocupación que se previeron, el hotel Al Andalus re­
dujo su plantilla a casi la mitad y ha clausurado 350 camas. Sin
embargo, el déficit obligó al grupo a desprenderse de otros tres
establecimientos.

En efecto, al igual que ya se señaló en relación a con todo,


a pesar de todo y pese a todo muestran mayor contraste entre
los dos miembros relacionados que otros conectores contraar­
gumentativos parentéticos como, por ejemplo, sin embargo o
no obstante, en consonancia con la ya señalada mayor transpa­
rencia léxica de aquellos conectores (“pesar” y “pese”).
Por otro lado, nótese que estos dos conectores no se en­
cuentran todavía totalmente gramaticalizados, ya que es posi­
ble encontrar con relativa facilidad variaciones morfológicas
en las que el elemento pronominal todo ya no aparece solo e
invariable en cuanto a forma, sino determinando a un sustan­
tivo, con el que muestra concordancia en género y número:

(53) [Antoni Llorcns, el creador de la exhibidora Lauren Films]


reconoce, sin embargo, que el descalabro económico que ha te­
nido con películas como “Nixon” —unos 150 millones de pese­
tas de pérdida— le han hecho retrasar sus planes en el campo de
la producción. Un descalabro al que hay que sumar los más
de 60 millones de pesetas que esta empresa ha perdido por falta
de reclamación de las ayudas destinadas por el Ministerio de
Cultura a producción, contabilizadas a partir de lo recaudado
en taquilla por sus antiguas producciones. Lauren Films no rea­
lizó la solicitud en su momento y, por lo tanto, las ha perdido.
A pesar de todos esos problemas, Lauren ha empezado a
moverse de nuevo en la dirección de la producción, comprome­
tiendo más de 20 millones en la “Tierra negra”.
[La Vanguardia, 28-6-1996, p. 47]
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTAT1VOS 77

Un significado semejante al que se está comentando ahora


presentan estos dos conectores cuando aparece en su forma­
ción el pronombre ello, con valor igualmente anafórico, y que
forma parte de la composición de otros marcadores del discur­
so como de la del consecutivo por ello o de los causales a causa
de ello y debido a ello.
Una sutil diferencia entre el valor aportado por iodo y el
que trae consigo ello en a pesar de todo y a pesar de ello es que
la presencia de todo parece presuponer la existencia de un
conjunto de argumentos en el miembro anterior (es decir, de
más de un argumento, por tanto), a los que habrá de contraar­
gumentar el segmento informativo introducido por el mar­
cador.
La presencia de tal conjunto de premisas o argumentos en
la primera parte de la contraargumentación resulta especial­
mente clara en el siguiente ejemplo, en el que comienza por
sostenerse una idea "los príncipes de Monaco están consterna­
dos por la publicación de fotos poco adecuadas para un miem­
bro de la familia real”. El segundo párrafo introduce, sin em­
bargo, apreciaciones que matizan esa idea, a través de la
estructura y eso que... (que en el fragmento resaltamos en ne­
grita). Una vez presentada toda la sarta de contraejemplos po­
sibles, el conector a pesar de todo retoma la tesis primera, que
ahora se presenta ya como tesis fuerte o conclusión: “el escán­
dalo es mayúsculo y termina con la separación total”.

(54) Para colmo de desgracias, Carolina se nos queda calva. Hay


quien asegura que es a causa de las fotos que muestran con todo
lujo de detalles a su cuñado, Daniel Ducruet, haciendo el amor
con una bailarina belga, Fili Hauterman. Las imágenes irritan a
todos, especialmente a papá Rainiero, que nunca vio con bue­
nos ojos la boda de Estefanía con el guardaespaldas.
Y eso que hasta la fecha las bodas, o relaciones, entre el se­
ñorito y los criados habían dado buen resultado. Veamos: Gra-
cc Jones se lió con su gorila, Attila Altunbay; Anthony Quinn
con su secretaria Kate; Luciano Pavarotti con la suya, que se
llama Nicoletta; Marión Brando con su chacha, María Cristina
Ruiz; Christophe Reeve con Daña, la niñera de sus hijos, v Ro­
bín Williams con la de los suyos Marha Garces. A pesar de
todo, el escándalo es mayúsculo y termina con la separación
78 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

total. Las revistas se llenaron de fotos del infiel y hasta se editó


un vídeo [...].
[La Vanguardia, 30-12-1996, p. 2]

En cambio, cuando estos conectores contraargumenta ­


tivos presentan en su formación el pronombre neutro ello, no
se presume necesariamente la existencia de más de un argu­
mento:

(55) En Cataluña padecen esta enfermedad [esclerosis múltiple]


—no contagiosa, no mortal y que afecta especialmente a las mu­
jeres— unas 4.000 personas, por lo que su incidencia (65 afecta­
dos por cada 100.000 habitantes) es muy superior a la de la ce­
guera (51) y a la del síndrome de Down (14). Pese a ello, la
fundación considera que los recursos que la sociedad destina a
prevenir y curar la esclerosis múltiple son aquí muy inferiores
tanto a los correspondientes a dichas enfermedades como a los
que invierten otros países de situación socioeconómica similar a
la nuestra.
[La Vanguardia, 28-6-1996, p. 23]

(56) La EPA [Agencia de Planificación Económica de Japón] ha


sido hasta el momento la más ardiente defensora de la política
de tipos de interés bajos mantenida por el Banco de Japón, cuya
tasa de descuento se encuentra en el nivel más bajo de su histo­
ria, un 0,5 % desde septiembre del año pasado. A pesar de ello, la
economía japonesa se ha mostrado esquiva, aquejada del paula­
tino fortalecimiento del yen ante el dólar, que penaliza las ex­
portaciones del archipiélago, uno de los principales motores de
su desarrollo.
[La Vanguardia, 19-6-1996, p. 61]

5.5. Eso sí

Este conector matiza la conclusión inferencial que pudie­


ra hacerse del segmento precedente; esto es, al igual que los
hasta ahora analizados, introduce una información que “pesa”
más que la anterior y que conduce a una conclusión diferente
de la que sugiere el miembro previo. Ahora bien, más que
eliminar la conclusión posible (la más evidente, la más fácil­
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTAT1VOS 79

mente accesible), el conector eso sí parece especializado en de­


bilitar una de las posibles inferencias que pudieran derivarse
del primer miembro; de tal manera que le resta fuerza argu­
mentativa:

(57) El pasado domingo y con motivo de estas fiestas navideñas,


mi mujer y yo fuimos a la plaza de la Catedral con el fin de com­
prar un bonito árbol de Navidad, eso sí, con raíces para después
poderlo plantar.
[La Vanguardia, 28-12-1996, p. 20]

Como se ve, en el primer miembro de este enunciado, la


expresión "árbol de Navidad” inclina a pensar en un árbol pro-
totípico, es decir, muerto. Éste es el matiz inferencial que al
autor le interesa deshacer y lo hace mediante la inserción de la
secuencia eso sí, con raíces. El mismo valor de anular una posi­
ble inferencia (que no necesariamente ha de constituir la con­
clusión) aparece en el uso de eso sí que forma parte del enun­
ciado que sigue:

(58) Ya han llegado casi todos los participantes. Rondan los


trescientos y se han adueñado del rincón más soleado v mejor
protegido del viento. Hay nadadores de todas las edades [...]
Ríen, recuerdan anécdotas de otras ediciones v se encuentran
con viejos conocidos, eso sí, sin dejar nunca de moverse para
poner a punto los músculos.
[La Vanguardia, 27-12-1996, p. 27]

Del primer segmento que forma el enunciado en el que apa­


rece el conector que ahora nos interesa ("ríen, recuerdan anéc­
dotas de otras ediciones y se encuentran con viejos conocidos”)
podría fácilmente colegirse "estos deportistas por el momento
parecen estar haciendo básicamente vida social y no ejercicio”.
La introducción de la secuencia introducida por el conector can­
cela dicha inferencia: “eso sí, sin dejar nunca de moverse para
poner a punto los músculos”.
En cuanto a la movilidad sintáctica de eso sí, nótese que
este conector puede aparecer tanto al inicio del miembro an­
tiorientado (ejemplos (57) y (58); en el interior de éste (59));
como al final (enunciados (60), (61) y (62)):
80 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(59) Con sus chistes en forma de canciones que hacen hincapié


en el tópico de “sexo, drogas & rock and roll”, aunque dándole
un sabor a pedestre realismo cañí. Su desfachatez quiere correr
pareja a la de personalidades retorcidas como puedan ser Robe
de Extremoduro o el gran Albert Pía. Más concretamente, Da­
niel [de Daniel y la Quartet de Baño Band] parece querer ocupar
un espacio equidistante entre Pía y Sabina con unas canciones
cuyas solfas suenan a remedos de Leño, Cucharada, Burning,
Rosendo o Seguridad Social, en un alarde de involucionismo
musical servido de modo impecable, eso sí, por un cuarteto que
sigue las pautas del guitarrista Toni Pastor. [...]
[La Vanguardia, 27-12-1996, p. 42]

La línea argumentativa del discurso anterior es desde el


inicio muy cáusticamente crítica con la actuación del cantante.
La introducción del segmento donde aparece el conector conce­
de que, sin embargo, existe un aspecto positivo: la profesionali-
dad de los músicos ("servido de modo impecable, eso sí, por un
cuarteto que sigue las pautas del guitarrista Toni Pastor”).
Como se ve, eso sí es un conector especializado en unir un
núcleo, una información, que tiene una determinada orienta­
ción argumentativa (en este caso, la información "un alarde de
involucionismo musical”, que, obviamente, se orienta hacia
una valoración negativa del grupo musical reseñado), con un
segmento informativo que atenúa la fuerza argumentativa del
núcleo informativo anterior (en el ejemplo manejado, "servido
de un modo impecable, eso sí [...]”). Estos elementos que debi­
litan o atenúan la fuerza argumentativa de un miembro argu­
mentativo, o, en otros casos, invierten su orientación reciben
la denominación técnica de modalizadores desrealizantes.16 Eso
sí, pues, es un conector contraargumentativo especializado en
combinarse con modalizadores desrealizantes.
Como ya se ha dicho, en otros casos, el conector eso sí
aparece al final del miembro que cancela la inferencia deriva-
ble del segmento informativo anterior. Cuando ello ocurre, el

16. Concepto procedente de la Teoría de la Argumentación (Anscombre y


Ducrot, 1983). Sobre la aplicación de este concepto a la descripción de los mar­
cadores del discurso del español, véase Portolés, 1998« y 1998c: 95.
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTAT1VOS 81

segmento en el que aparece eso sí generalmente funciona a


modo de comentario parentético y constituye predicaciones
breves. (Destacamos en negrita la presencia de signos de pun­
tuación que señalan el carácter parentético de la predicación.)
Nótese también que en el enunciado de (60) la predicación dis­
cutible, introducida por eso sí, funciona igualmente como un
modalizador desrealizante del núcleo mito, que ve disminuida
notoriamente su fuerza argumentativa en el momento en el
que se le adhiere el adjetivo anterior; ahora la interpretación de
dicho sintagma nominal pasa a ser “es un mito, pero menos”.

(60) Además, v ya en la faceta exclusiva de productor, DeVito es


el culpable de la consolidación de uno de los mitos (discutible,
eso sí) cinematográficos más recientes: Quentin Tarantino, a
quien Dannv DeVito produjo “Pulp Fiction”.
[La Vanguardia, 20-12-1996, p. 63]

(61) Si las mujeres repican, los bailaores promocionan la costu­


ra española. Tras Adrián Galia en Toni Miró, Canales confió el
vestuario a Francis Montesinos, lo que da un bucn desfile, pero
no un espectáculo. Así, Canales, que estrenaba “Gitano” (trae
también “Torero”) pasó más sudores intentando anudar los fal­
dones de la enorme camisa —tan a la moda, eso sí— que bailan­
do. Única ventaja: en el gesto de anudar, se contenía.
[La Vanguardia, 25-12-1996, p. 34]

(62) Las casas, que se venden prefabricadas —distintos tamaños


y estilos, eso sí—, no son pétreas ni tienen cimientos v, por con­
siguiente, todo puede parecer un decorado de película.
[La Vanguardia, 16-11-1996, p. 21]

El valor que comentamos de debilitar la fuerza argumen­


tativa de un término o de una información aparecidos previa­
mente hace muy adecuado el uso del conector eso sí en contex­
tos irónicos, como muestran los ejemplos de (59), (60), (61) y
(62), en los que el autor se distancia irónicamente de lo previa­
mente aseverado a través de la inserción del segmento introdu­
cido por el conector.
Los ejemplos manejados hasta el momento, al igual que
los siguientes de (62) y (63), reflejan que el conector eso sí muy
a menudo introduce predicaciones contraargumentativas que
82 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

no contienen una forma verbal flexionada. Así, por ejemplo, la


construcción que sigue al conector es un sintagma preposicio­
nal en (58), (59) y (61); en el enunciado de (60), una construc­
ción de participio —como también es el caso de (64)—, en (63)
encontramos un sintagma nominal.
Por otro lado, eso sí puede ir precedido de las conjuncio­
nes contraargumentativas pero y aunque’.

(63) El fondo del mercado sigue firme, aunque, eso sí, en un


tono más sosegado frente a la atípica semana navideña plagada
de fiestas.
[La Vanguardia, 30-12-1996, p. 8]

(64) Y es que desde ese filme [“El último emperador”], v con la


excepción —relativa— de "El cielo protector”, el cine del realiza­
dor italiano ha ido derivando hacia una comercialidad no siem­
pre bien entendida, aunque, eso sí, envuelta en un “look” expor­
table a todos los mercados.
[La Vanguardia, 30-12-1996, p. 8]

Si observamos de cerca este último ejemplo, resulta fácil


advertir que, de hecho, la contraargumentación entre las infor­
maciones relacionadas ya se establece a través del conector
aunque (“el cine del realizador italiano ha ido derivando hacia
una comercialidad no siempre bien entendida” AUNQUE “en­
vuelta en un “look” exportable a todos los mercados”).
Si la relación de oposición está ya establecida, ¿qué es, en­
tonces, lo que aporta el conector eso sí? El enunciado de (63)
hace pensar que el conector eso sí subraya la efectiva existen­
cia de una propiedad ((eso) sí: “envuelta en un 'look' exporta­
ble”), de la que se había expuesto (o sugerido) su ausencia en el
segmento discursivo precedente (“una comercialidad no siem­
pre bien entendida”). Así, del mismo modo, si retomamos el
primer ejemplo con el que se inició el análisis de este conector:

(57) El pasado domingo y con motivo de estas fiestas navideñas,


mi mujer y yo fuimos a la plaza de la Catedral con el fin de com­
prar un bonito árbol de Navidad, eso sí, con raíces para después
poderlo plantar
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 83

se advierte que la secuencia introducida por eso sí señala la


existencia de una propiedad del objeto comentado Ceso sí, con
raíces”), cuya ausencia se había sugerido de manera implícita
en el primer miembro: "mi mujer y yo fuimos a la plaza de la
Catedral con el fin de comprar un bonito árbol de Navidad”; es
decir, se presupone que un árbol prototípicamente muerto, sin
raíces. Esta relación de contraposición presencia de una pro­
piedad (en uno de los miembros) / ausencia de la misma, o
de otra, relacionada de algún modo con la anterior (en otro de
ellos) es especialmente visible en casos como el siguiente, en el
que al conector eso sí le precede un segmento discursivo de po­
laridad negativa:

(64) En este sentido, [el portavoz] insistió en que el Ejecutivo


acatará la decisión que el Tribunal Supremo adopte sobre la
desclasificación y no tiene intención de “recurrir ante ninguna
instancia”. Eso sí, De Grandes lanzó una significativa adverten­
cia [...].
\La Vanguardia, 18-12-1996, p. 12]

6. Conectores contraargumentativos parentéticos


de contraste (en cambio, por el contrario,
antes bien)

6.1. En cambio y por el contrario

Los conectores incluidos en este grupo coinciden con los


del grupo anterior (analizado bajo el epígrafe 5) en que intro­
ducen una información que se presenta como más fuerte que
la que le precede y, por tanto, es la que se impone, en definiti­
va, en la línea del discurso. Sin embargo, los marcadores aquí
incluidos se diferencian de conectores como sin embargo o no
obstante en que no se encargan de anular una conclusión a la
que parecía conducir el fragmento precedente, como hacen
aquéllos, sino que ponen en contraste la información que les
antecede con la que introducen. Por ejemplo, en el ejemplo de
(65)
, la información que contiene el enunciado se organiza
en torno a dos ejes, y es el conector en cambio el que funcio­
84 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

na como elemento axial de estas informaciones contrastadas, tal


como intenta reflejar el esquema que sigue a dicho ejemplo:

(65) Supongamos que un usuario de Internet está interesado en


obtener información sobre periodismo electrónico. Sin ayuda del
álgebra booleana, v puesto que los ordenadores todavía no com­
prenden el lenguaje natural, estaría limitado a expresar sus pre­
guntas mediante yuxtaposición de términos no ligados entre sí,
expresados en una sola o en sucesivas preguntas, lo que produce
en ambos casos y, por lo general, un gran ruido en la respuesta,
así como una alta tasa de silencio o de pérdida de información.
En cambio, mediante el álgebra de Boole puede construir una
ecuación que refleja mucho mejor su capacidad de información
mediante una fórmula.
[Ll. Codina, Quark, 5, 1996, p. 38]

(T) la búsqueda de información en Internet sin la ayuda


del álgebra booleana;
[en cambio]
(¿) la búsqueda de información en Internet con la ayuda
del álgebra de Boole.

En el fragmento siguiente, el ex ministro Josep Borrell ar­


ticula la información sobre la convergencia económica euro­
pea desde dos puntos de vista contrastados, correspondientes,
a su juicio, a dos diferentes perspectivas políticas, la de la dere­
cha y la de la izquierda (que hemos marcado en negrita para
mayor claridad):

(66) El camino de la convergencia parece una carrera de obs­


táculos que los ciudadanos no entienden bien y que se percibe
de distinta manera desde la derecha y la izquierda europeas.
Sintetizando mucho, parece como si hoy en Europa, desde lo
que podemos llamar la derecha, los que están a favor del mer­
cado y sólo del mercado aplauden los medios de la convergencia
(reducir la inflación, ajustes estructurales, rigor presupuestario,
privatizaciones, etcétera) pero no les entusiasma tanto el fin que
se persigue (la moneda única). (...)
En cambio, desde la izquierda europea, el entusiasmo por
los fines es grande, pero hay no pocas reticencias sobre los me­
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 85

dios, con los que no todo el mundo está de acuerdo y sobre cu­
yos efectos negativos a corto plazo hay dudas razonables.
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 18]

El conector en cambio puede aparecer no sólo en la prime­


ra posición de la secuencia que él introduce, tal como ocurría
en los dos ejemplos anteriores, sino también en el interior de
ésta, como reflejan los enunciados siguientes (67) y (68). En el
primero de ellos puede advertirse cómo estos conectores de
contraste conectan predicaciones que se presentan como con­
trapuestas, pero que no necesariamente deben tener arquitec­
tura oracional —en el primero de ellos, por ejemplo, se trata de
sintagmas adjetivos—:

(67) Nos atrevemos a asegurar que, por la cuenta que les trae, ni
el PP ni ningún otro partido político va a incurrir en el futuro en
un desliz similar. No hay que ser un lince para imaginar el rédito
que se puede sacar en una campaña electoral a un episodio como
el reseñado. Y, si no, que se lo pregunten al senador Dolé, gana­
dor de las últimas elecciones norteamericanas entre los hombres
y abrumadoramente derrotado en cambio por el voto femenino.
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 16]
(68) Así pues, aunque la clara mayoría opina que el aborto
debe ser una decisión privada de la mujer, no existe, en cam­
bio, un consenso moral sobre si el aborto está bien o mal.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 51]

En relación con en cambio, el marcador por e/ contrario, que


expresa también relación de contraste, es el elemento marcado
de la pareja, ya que aporta el significado no sólo de contraste
sino también de [+ contraposición].17 Eso es lo que explica que el
miembro no marcado, en cambio, pueda a menudo aparecer en
lugar del elemento marcado, por el contrario, pero que la opera­
ción inversa no siempre sea posible.

17. Otros autores manejan aquí los términos de contraste y contrariedad,


este último, al igual que nuestro uso de contraposición, como la comparación de
lo que se predica sobre dos elementos, sin que lo dicho para uno y para otro ten­
ga que rechazarse necesariamente (vid. Portolés, 1998/?: 82-83; Portolés, 1998/?:
254-256; Martín Zorraquino y Portolés, 1999: 4110). En Portolés, 1994, puede
encontrarse información sobre la diferencia entre al contrario y por el contrario.
86 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Dicha diferencia semántica entre ambos conectores se ve


corroborada por la inadecuación de las versiones (b) de los ejem­
plos que aparecen a continuación, en los que se establece una re­
lación de mero contraste, y no de auténtica contradicción, lo
cual bloquea la aparición de por el contrarío, como se ha señala­
do, pero permite la de en cambio:

(69) a. Lola estudia Económicas; Ricardo, en cambio, estudia


Empresariales.
b. #Lola estudia Económicas; Ricardo, por el contrario, estudia
Empresariales.

(70) a. ¿Te gusta mi traje nuevo? Pues es de Armani y, en cam­


bio, es barato.
b. #¿Te gusta mi traje nuevo? Pues es de Armani y, por el contra­
río, es barato.

(71) a. Sebastián prefiere un BMW; su mujer, en cambio, se de­


canta por un Rover.
b. #Sebastián prefiere un BMW; su mujer, por el contrario, se de­
canta por un Rover.

En los enunciados siguientes la sustitución de por el con­


trarío por en cambio es perfectamente posible dado que, como
ya se señaló, en cambio es el miembro no marcado de la pare­
ja. La utilización de por el contrarío aporta una nota de mayor
oposición entre las informaciones conectadas que cuando el
conector utilizado es en cambio.

(72) Y me viene a la mente el occidcntalizado rey Hussein de


Jordania. El hombre que ha renunciado al harén pero no a po­
seer y desgastar sucesivas esposas. Cierto que Hussein procede
de una tradición en la que semejante conducta es legal. Por el
contrario, en la cultura cristiana el marido debe tener una sola
mujer. Sin embargo, un buen porcentaje de hombres con dinero
—condición imprescindible también para los musulmanes— no
se muestra remiso a cambiar de esposa.
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 17]

(73) El respeto a la vida privada no es un valor muy propio de


los países latinos. Los países anglosajones son los que suelen
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 87

presentarse como campeones de la tutela de la “intimidad", de


la discreción y de la corrección, y cuya prensa, por el contrario,
ofrece casos de vergonzoso escándalo.
[La Vanguardia, 24-12-1996, p. 17]

En ocasiones, por el contrarío funciona con valor opositivo ex-


cluvente: es decir, no pone en contraste dos informaciones de sig­
no diverso, sino que niega la verdad de la primera proposición y la
sustituye por la segunda, que se presenta como la única correcta
(al igual que hace la conjunción adversativa excluyeme sino, fren­
te a la meramente correctiva o restrictiva pero). Ello ocurre así
cuando el conector aparece en un enunciado en el que ambos seg­
mentos tratan de la misma información (es decir, “comentan un
mismo tópico”18), y el primero de ellos aparece con polaridad ne­
gativa (lo que, una vez más, resaltamos con letra negrita):
(74) Ese contrato no nos favorece; por el contrario, puede perju­
dicarnos seriamente.

Como se ve, aquí no se acepta la existencia de otro argu­


mento que se opone al que introduce el conector, sino que la
premisa introducida por el conector es la única que se presen­
ta como válida. Algo semejante ocurre en el siguiente enuncia­
do, en el que la primera parte presenta también modalidad ne­
gativa y el segmento introducido por el contrario no opone las
dos secuencias discursivas relacionadas, sino que sustituye la
verdad de la segunda por la de la primera.
(75) a. Tampoco existen divorcios soipresa. Por el contrario, se
dan menos divorcios inesperados que muertes repentinas, ya que
el divorcio suele ser el resultado de una batalla larga y penosa, en
la que la aprensión, el sentimiento de haber fracasado y el rencor
se convierten en parte integrante de la vida diaria de la pareja.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 38]

Como antes se señaló, especialmente en estos usos opositi­


vos excluyentes, por el contrario no puede conmutarse por en
cambio, como muestra la inadecuada versión siguiente del
enunciado anterior:

18. Recojo aquí la sugerencia de Portolés (1998Z> y 1998c: § 7.3).


88 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

b. ''Tampoco existen divorcios sorpresa. En cambio, se dan me­


nos divorcios inesperados que muertes repentinas, ya que el di­
vorcio suele ser el resultado de una batalla larga y penosa, en la
que la aprensión, el sentimiento de haber fracasado y el rencor
se convierten en parte integrante de la vida diaria de la pareja.

6.2. Antes bien

El conector antes bien constituye también un caso particu­


lar dentro de la familia contraargumentativa a la que pertene­
ce. En primer lugar, frente a la libertad de posición que presen­
ta una parte de los miembros parentéticos de la gran familia
contraargumentativa, antes bien tiene fijada su ubicación en la
posición inicial del segundo miembro (al igual que ahora bien,
como se recordará), como demuestra lo inadecuado de (76b):

(76) a. El problema que se nos plantea no es sencillo; antes bien,


es realmente complejo.
b. *E1 problema que se nos plantea no es sencillo; es realmente
complejo, antes bien.

Además de esta peculiaridad sintáctica, antes bien se ca­


racteriza también por plantear un tipo de contraargumenta­
ción específico. Como hemos visto hasta el momento, los co­
nectores contraargumentativos "fuertes" en general aceptan la
existencia y validez de un argumento previo que podría condu­
cir a determinadas conclusiones, que son canceladas por la in­
formación que introduce el conector.
Por su parte, sin embargo, antes bien elimina la primera
parte como proposición válida para la continuación del discur­
so: el segmento que introduce el conector sustituye a la propo­
sición negada que aparece en el primer miembro y presenta la
nueva información como la única válida; en este sentido, pre­
senta el valor excluyente de algunos usos de por el contrario:

(77) Porque el problema no ha desaparecido, después de las pa­


labras de Rodrigo Rato, como por ensalmo. Antes bien, al con­
trario. El rompecabezas es real v hay que darle solución.
[La Vanguardia, 15-9-1996, p. 32]
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 89

(78) La tesis que defiendo no es invento de la derecha patria en


convivencia con lo que queda de la burguesía industrial catala­
na; antes bien, es —o debería ser— la manifestación casi natural
de cualquier cultura desarrollada y seria que disponga del míni­
mo de inteligencia colectiva necesario para alcanzar a distinguir
entre distribuir riqueza y destruirla.
[La Vanguardia, 2-8-1996, p. 15]

Los ejemplos reflejan que antes bien es un conector que


funciona necesariamente con una primera parte de polaridad
negativa (hemos resaltado mediante subrayado y negrita el
adverbio de negación): en la primera parte del enunciado se
niega una información y en la segunda, introducida por írntes
bien, se introduce la información correcta que sustituye, que
cancela, la anterior. Como muestra tanto el ejemplo inmedia­
tamente precedente como los dos que siguen, a menudo am­
bas proposiciones conectadas presentan el mismo verbo (que
se ha subrayado igualmente en negrita), siguiendo la estruc­
tura:

[sujeto no verbo x- Antes bien, verbo x1

(79) La CEDA no fue un bastión de la reacción derechista frente


al progresismo republicano, como se nos pretende vender aho­
ra. Antes bien, fue un sincero, y en parte conseguido, intento de
renovar los planteamientos ideológicos, la táctica y la composi­
ción sociológica de la derecha tradicional española, pasando de
una organización caciquil y obcecada con el restablecimiento
de la monarquía a una organización de masas nucleada por las
clases medias y accidentalista en materia de régimen, lo cual
implicaba la aceptación de la República.
[La Vanguardia, 11-7-1996, p. 19]

(80) No se trata tampoco de legislar para desvirtuar el veredicto


de las urnas. Antes bien, se trata de una iniciativa necesaria
para tratar de que los gobernantes administren la confianza po­
pular con los consiguientes límites temporales, especialmente
en unos momentos en que la identificación entre personas e ins­
tituciones es altamente preocupante.
90 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

El tipo de oposición que lleva a cabo antes bien es una


oposición excluyente basada en la incompatibilidad de conte­
nido de los dos miembros conectados. Como ya se señaló en
relación con el uso opositivo excluyeme de por el contrario, el
primer miembro se presenta como una proposición falsa o
errónea, y el segundo introduce la verdadera o correcta. Por
esta razón, el valor de antes bien está más cerca del valor de
rectificación excluyente de la construcción adversativa con
sino que que del propiamente contraargumentativo, ya que no
se suprimen posibles inferencias derivables de la primera par­
te, sino que se anula la verdad de lo dicho o sugerido en ella, y
se sustituye por la validez única del segundo miembro.
La semejanza de significado entre la construcción con an­
tes bien y la construción con sino que puede corroborarse a tra­
vés de las siguientes paráfrasis de los dos ejemplos anteriores
en los que se ha sustituido la versión original con antes bien
por la estructura adversativa con sino que:

(79bis) La CEDA no fue un bastión de la reacción derechista


frente al progresismo republicano, como se nos pretende vender
ahora sino que fue un sincero, y en parte conseguido, intento de
renovar los planteamientos ideológicos, la táctica y la composi­
ción sociológica de la derecha tradicional española.

(80/;z.s) No se trata tampoco de legislar para desvirtuar el vere­


dicto de las urnas, sino que se trata de una iniciativa necesaria
para tratar de que los gobernantes administren la confianza po­
pular con los consiguientes límites temporales.

Diríase, pues, que cabría considerar antes bien como la


versión "parentética" de sino que, el cual, como conjunción
que es, está obviamente integrado en la oración. Existe, sin
embargo, otra diferencia entre ambas estructuras: sino que ex­
presa una refutación no argumentativa, mientras que antes
bien lleva a cabo una rectificación con contenido argumentati­
vo (Martín Zorraquino y Portolés, 1999: § 6.3.4.6). Esto es, an­
tes bien relaciona dos argumentos sustituyendo la validez del
primero por la del segundo, pero ambos argumentos deben
pertenecer a una misma escala argumentativa en la cual el se­
gundo elemento, introducido por antes bien, ocupa una posi­
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 91

ción más alta, o, lo que es lo mismo, tiene más “fuerza”. Ese


matiz de diferencia semántica explica que no siempre ambas
construcciones resulten conmutables, como muestra el con­
traste entre los enunciados siguientes:

(81) a. Lars no es de Noruega, sino que nació en Suecia.


b. #Lars no es de Noruega; antes bien, nació en Suecia.

(82) a. Yo no combinaría esa camisa con una corbata gris perla


sino que me pondría una gris oscuro.
b. #Yo no combinaría esa camisa con una corbata gris perla; an­
tes bien, me pondría una gris oscuro.

Como se ve, en los enunciados de (81) y (82) se da una re­


lación de contraste excluvente entre las dos partes (pues la se­
gunda invalida y sustituye a la primera), pero no hay una rela­
ción argumentativa entre ambos miembros.
Una cuestión interesante es que, al igual que sino que, antes
bien ha de relacionarse con un primer miembro de polaridad ne­
gativa de tipo sintáctico; esto es, cuando se trata de una negación
morfológica, como en el caso (84a) y (84b), no resulta gramati­
calmente aceptable ni la inserción de sino que, ni la de antes bien:

(83) a. Roberto no es eficaz sino que es bastante torpe.


b. Roberto no es eficaz: antes bien, es bastante torpe.

(84) a. * Roberto es ineficaz sino que es bastante torpe,


b. * Roberto es ineficaz: antes bien, es bastante torpe.

7. De todas maneras, de todas formas,


de todos modos

Un subgrupo de conectores específico que mantiene una


estrecha relación con la familia contraargumentativa está
compuesto por los marcadores de todas formas, de todas mane­
ras y de todos modos,19 semánticamente ligados a su vez con

19. Se trata, de nuevo, de conectores que no están completamente lexicali-


zados, aunque sí presentan grados significativos de fijación, va que no admiten
92 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

conectores como en cualquier caso o en todo caso. Como se


comprobará a través del ejemplo siguiente, frecuentemente, en
efecto, de todas formas, de todas maneras y de todos modos pre­
sentan un valor de oposición entre las informaciones que enla­
zan, de un modo semejante a como lo hace, por ejemplo, el co­
nector contraargumentativo sin embargo. Así, en el enunciado
siguiente, de todas formas es perfectamente sustituible por sin
embargo, como muestra la paráfrasis que aparece a continua­
ción en (85bis):

(85) El año que está concluyendo ha registrado unos niveles


muy elevados de valoración de la economía española. Los mer­
cados consideran muy seriamente la posibilidad de que el país
forme parte del grupo inicial del euro. Los esfuerzos en el terre­
no presupuestario y la seriedad de la política monetaria son va­
lorados muy positivamente por los mercados. De todas formas,
es muy importante no caer en una euforia exagerada.
[La Vanguardia, 30-12-1996, p. 50]

(85his) El año que está concluyendo ha registrado unos niveles


muy elevados de valoración de la economía española. Los mer­
cados consideran muy seriamente la posibilidad de que el país
forme parte del grupo inicial del curo. Los esfuerzos en el terre­
no presupuestario y la seriedad de la política monetaria son va­
lorados muy positivamente por los mercados. Sin embargo, es
muy importante no caer en una euforia exagerada.

Ahora bien, no existe una equivalencia entre estos conec­


tores y los conectores contraargumentativos, en general, ya
que, tal y como muestra el siguiente diálogo, de todas formas (y
sus otras dos variantes) puede introducir un segmento infor­
mativo coorientado con el precedente; es decir, puede relacio­
nar dos informaciones sin que se produzca una operación de
oposición, contraste o contraargumentación entre ellas, lo

la variación de número (*de toda forma/de toda manera), por ejemplo. Sí admiten,
sin embargo, variación en el componente léxico (de todas maneras/formas/mo-
dos), aunque dentro de un conjunto limitado, sin posibilidad de variación libre
(Ruiz y Pons, 1996: 54). Sobre el diferente funcionamiento argumentativo de es­
tos elementos, frente al valor de operador de los correspondientes de alguna ma­
nera, de alguna forma y de algún modo, véase este mismo trabajo (p. 66).
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 93

cual, obviamente, no puede llevar a cabo un conector califica­


do de ‘contraargumentativo ”:

(86) —¡Ostras! Lo siento, se me ha olvidado comprar el pastel.


—De todas formas, no nos conviene el dulce, así que no te pre­
ocupes.

En este diálogo, de todas formas une dos argumentos que


no se presentan como antiorientados; la instrucción que aca­
rrea de todas formas es anular la importancia informativa de la
proposición anterior. De este modo, una paráfrasis adecuada
de la respuesta del intercambio de (86) sería ‘no importa que se
te haya olvidado el pastel porque no nos conviene el dulce’ (nó­
tese que la secuencia no importa equivale, de algún modo, a de
todas formas). Parece claro que aquí las proposiciones “olvi­
dárseme el pastel” y “no convenirnos el dulce” no se presentan
como contraargumentadas, lo cual sí habría ocurrido, ineludi­
blemente, de haber sido un conector prototípicamente contra­
argumentativo el utilizado; por ejemplo, sin embargo, como
puede observarse en esta nueva versión del mini-diálogo de
(86), que, a todas luces, resulta bastante forzada, lo cual prue­
ba que, pese a que resulten semejantes en algunos contextos,
de todas formas y sin embargo no son marcadores idénticos:

(86tó) —¡Ostras! Lo siento, se me ha olvidado comprar el pastel.


—#Sin embargo, no nos conviene el dulce, así que no te
preocupes.

El hecho de que de todas formas/maneras/modos no sea


siempre equivalente a un conector contraargumentativo expli­
ca que algunos especialistas los hayan identificado en un gru­
po aparte, clasificándolos como reformuladores de distancia-
miento. Esta denominación resulta bastante transparente, ya
que estos conectores, en efecto, reformulan lo que se ha dicho
en el segmento precedente introduciendo una conclusión que
se aleja, que se “distancia” de cualquier posible implicación,
inferencia o relevancia que pudiera aportar el segmento pre­
vio. Compruébese de nuevo a través del ejemplo siguiente:
94 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(87) El gerente del torneo Rothenbaum, Jürgen Tietjen, se mos­


tró ayer muy satisfecho por la resolución judicial. Según Tietjen,
la sentencia hace bien al deporte porque no obliga a que exista
una separación física exagerada entre jugadores y espectadores,
lo que sería fatal para el tenis como espectáculo. Además, seña­
ló el gerente, el pago de una fuerte indemnización por el caso
Seles hubiera creado una gran inseguridad a todos los organiza­
dores de torneos. De todas formas y en caso de que la resolución
de la justicia hubiese sido muy distinta a la ayer conocida, la
empresa organizadora del torneo Rothenbaum tenía contratado
un seguro que hubiera cubierto con creces la indemnización a
Seles.
[La Vanguardia, 20-12-1996, p. 12]

Si intentamos resumir y glosar el significado de este párra­


fo advertimos que las informaciones básicas que se relacionan
mediante el conector de todas formas son:

A B
La resolución judicial favorece El torneo tenía contratado un segu-
a los organizadores de torneos ro para el caso de que el resultado
del juicio hubiera sido otro

La inserción de de todas formas entre ambas informacio­


nes no las opone semántica o pragmáticamente, sino que mini­
miza la relevancia de la primera (“la resolución judicial”), en
favor de la segunda, que se impone, que sustituye a la anterior
“en cualquier caso.20 esa resolución no era tan importante por­
que ya existía un seguro previsto para el caso de que el resulta­
do del juicio hubiera sido otro”).
Como el lector ya habrá advertido, estos tres conectores
(de todas formas/maneras/modos) presentan en su formación el
elemento todo, que formaba parte también de otros conectores

20. Sobre el marcadores cualquier caso, consúltese Portolés (1998b). La


relación de significado existente entre, de una parte, en cualquier caso, y, de otra,
de todas formas/maneras/modos se analiza en el trabajo de Ruiz y Pons (1996).
Adviértase que uno y otros coinciden en ser conectores reformulativos y en seña­
lar la ausencia de interés argumentativo del primer miembro, ya que la continui­
dad del discurso se produce a partir del segundo miembro, presentado como el
único con relevancia informativa.
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 95

analizados en este capítulo como con todo o a pesar de/pese a


todo. Al analizar estos últimos elementos ya se señaló que el
elemento pronominal todo presuponía la existencia de un con­
junto de datos o circunstancias.
Este mismo valor, por así decirlo, colectivo, aparece tam­
bién en el significado de las expresiones conectivas de todas
formas, de todas maneras y de todos modos, ya que estos conec­
tores presentan el primer miembro discursivo (el que les ante­
cede) como uno (o algunos, cuando son más de uno) de los da­
tos, argumentos, maneras o circunstancias que pueden llevar a
una determinada conclusión; formulado en otros términos: de
todas formaslmaneraslmodos, a través del deíctico todo llevan a
cabo una referencia anafórica que evoca circunstancias o im­
plicaciones posibles, sobre las que se implantan las únicas re­
levantes, introducidas por el conector.
Lo que señala la inserción del conector es que ni ésas, ni
ninguna otra circunstancia posible impedirán la conclusión
que se presenta en el segundo miembro, o reformulación. Es
decir, la primera parte queda despojada de relevancia informa­
tiva, ya que la única información que se presenta como impor­
tante para la continuación del discurso es la que aparece tras
el conector. En suma, pues, de todas formas, de todos modos y
de todas maneras son, por decirlo de manera poco elegante,
unos “arrebatadores de relevancia” del miembro discursivo
previo. Su instrucción podría representarse mediante el si­
guiente esquema:

[los argumentos o circunstancias son los de A


de todas formas/maneras/modos B]

O, lo que es lo mismo: en el fondo, es igual si esos argu­


mentos o circunstancias son A, Y, W o Z, porque, al final se da
invariablemente B.
O, formulado en otros términos:

[se señala la existencia de A, pero olvídese A v considérese


sólo B a los efectos de la continuación del discurso]
96 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(88) Según Antonia Andreu —responsable del servicio de Micro­


biología y Parasitología del hospital de la Valí d’Hcbron de Bar­
celona—, más que en el intestino (como sugieren los científicos
de las multinacionales), algunos productos a base de lactobaci-
los parece que podrían tener un efecto beneficioso en el aparato
reproductor femenino, por ejemplo previniendo infecciones ve­
néreas y restaurando la flora vaginal.
La microbióloga investiga estos efectos desde hace tres años
y estudia la creación de un supositorio. “Creo que los lactobaci-
los, en el intestino, tienden a disminuir la incidencia de las dia­
rreas del viajero y en las personas sometidas a un tratamiento
antibiótico.” Antonia Andreu dice mirar "con recelo” otras posi­
bilidades.
"Los estudios para descubrir si tienen o no un efecto probió-
tico real en el intestino se han realizado en grupos muy reduci­
dos de personas. Este efecto es muy difícil de probar en una per­
sona sana.” Y remacha: "Se necesitan más estudios para llegar a
conclusiones firmes. De lodos modos, el tratamiento con estas
bacterias es prometedor.”
[La Vanguardia, 31-12-1996, p. 24]

El ejemplo anterior ilustra varios puntos: en primer lugar,


la frecuente "cercanía” significativa entre los marcadores que
se están analizando en este epígrafe y los contraargumentati­
vos (ya que, como se ve, esta ocurrencia del conector de todos
modos es también conmutable por sin embargo, sin que varíe
de modo significativo el valor del enunciado). Por otro lado,
adviértase que la citada microbióloga, a lo largo de buena par­
te de su discurso, se muestra desconfiada ante los resultados
de los productos a base de lactobacilos, si bien elimina la rele­
vancia de todas esas reservas al señalar que, finalmente —esto
es, después de todo, conector que además de presentar también
el elemento todo en su formación constituye igualmente un re-
formulador—, y esto es lo realmente relevante, “el tratamiento
con estas bacterias es prometedor”.
El valor de estos marcadores como “arrebatadores de rele­
vancia” es también evidente en el ejemplo siguiente, en el que
la cantante Madonna, después de describir cómo desearía
que se llevara a cabo la dramatización de su biografía, especifica
que, de hecho, no quiere ser testigo de ello mientras esté viva.
Obsérvese que la continuación del discurso de la cantante se
LOS CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS 97

desarrolla a partir de esa información, omitiendo cualquier


mención o relación significativa con la primera parte:

(89) —¿Piensa que su vida [de Madonna], como la de Evita, aca­


bará convirtiéndose en un musical en Broadway?
—No lo sé, pero si algún día alguien interpreta mi vida sólo le
pido que lo haga con la misma pasión que yo he puesto para en­
carnar a Evita. De todas maneras, no me gustaría verme repre­
sentada estando yo viva. Estas son cosas que deben pasar cuan­
do uno ya está muerto, y yo lo que tengo son ganas de vivir
muchísimos años. Sobre todo, porque estoy ilusionadísima con
la idea de ver crecer a mi hija.
[La Vanguardia, 15-12-1996, p. 63]

El mismo valor de minimización de la relevancia informa­


tiva del primer miembro puede observarse en el ejemplo que
sigue, donde también es posible comprobar (como en los pre­
cedentes) la semejanza de significado entre, por una parte, de
todas formas, de todos modos y de todas maneras, y, por otra, en
cualquier caso, ya que este conector como aquéllos, coincide
en señalar: "sean cuales fueren las posibilidades, casos o cir­
cunstancias considerados en A, se dará igualmente B” (véase,
en este sentido, la nota anterior):

(90) —¿Se ha superado ya el "síndrome Luis Roldan”?


—No sé si ha habido o no ese síndrome. Lo que me he encontra­
do son agentes con muchas ganas de mirar el futuro. Quizás
también porque tenían ganas de olvidar el pasado. De todas ma­
neras, creo que cuando se escriban los 150 años de historia de la
Guardia Civil, Roldán será una anécdota.
[La Vanguardia, 16-12-1996, p. 14]

Los anteriores ejemplos de (89) y (90) muestran que a me­


nudo, de todas formaslmaneraslmodos, dado que introducen el
nuevo argumento que el hablante presenta como el de mayor
relevancia informativa, actúan al mismo tiempo como intro­
ductores de conclusión argumentativa y textual del discurso.
En tales casos, el conector de todas formaslmaneraslmodos ad­
quiere un valor mctadiscursivo de "cierre”.
Tal valor de privar de pertinencia no sólo el dato o consi­
deración que aparece explícitamente citado en el primer
98 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

miembro, sino también, de manera implícita, cualquier otro


dato de la misma especie que pudiera considerarse —ya que
ninguno de ellos impedirá la efectiva realización del segundo
miembro, B, o consecuente— explica que tanto de todas mane­
ras, de todos modos y de todas formas, como en cualquier caso
tengan una inserción natural en el contexto de las construccio­
nes concesivo-condicionales: 21

(91) Incluso si va también su ex marido, Pepa irá, de todos mo-


dos/en cualquier caso, a esa fiesta

así como en las oraciones condicionales “estándar”, cuando al


hablante le interesa neutralizar la espontánea interpretación
bicondicional consustancial a las condicionales propias de la
lengua cotidiana:

(92) Si hace sol, iré a la playa, pero si no lo hace, iré de todos


modos.

21. Véase Montolío (1999: § 57.9.2).


Capítulo 3
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS
DE CARÁCTER CONSECUTIVO

1. Las relaciones de causa-consecuencia

Como es sabido, las oraciones conocidas como “causales”


(ejemplo (1)), y las tradicionalmente denominadas "consecuti­
vas” (como (2)) coinciden en presentar una relación de causa-
consecuencia entre las informaciones conectadas:

(1) Como no tengo dinero, no podré ir al concierto de Dead


(CAUSA) (CONSECUENCIA)
can dance.

(2) No tengo dinero, así que no podré ir al concierto de Dead


(CAUSA) (CONSECUENCIA)
can dance.

En ambas estructuras oracionales, en efecto, las cláusulas


o secuencias textuales implicadas mantienen una conexión se­
mántica idéntica, basada en el hecho de que una parte se pre­
senta como la causa que desencadena la consecuencia expresa­
da en el otro segmento textual. Y ello es así no sólo en las
causales que plantean la causa anticipada, como es el caso de
las que presentan el conector causal como (ejemplo (1)), sino
también en las introducidas por el conector en las que
la causa aparece pospuesta, como es el caso de (3):
100 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(3) No iré al concierto de Dead can dance porque no tengo dinero.


(CONSECUENCIA) (CAUSA)

Ahora bien, si tanto las oraciones causales como las conse­


cutivas se caracterizan por presentar el mismo tipo de relación
lógico-semántica entre las partes, entonces ¿qué diferencia
existe entre ambas construcciones?
El rasgo diferenciado!* que nos permite identificar una es­
tructura como “causal”, o bien como “consecutiva” radica en
qué aspecto de dicha relación se focaliza, se intensifica, seña­
lándolo mediante la presencia del conector. Así, entendemos
que las estructuras causales son aquellas que inciden, subra­
yándola, en cuál es la causa, premisa o argumento que produ­
ce o lleva a una conclusión:

(4) Ya que hace tantos años que estudias inglés, ayúdame con esta
(CAUSA)
traducción.

(5) Dado que este sector económico empieza a entrar en crisis, es


(CAUSA)
el momento de diversificar nuestras inversiones.

Por su parte, las estructuras consecutivas se caracterizan


por indicar cuál es exactamente la conclusión o consecuencia
que se deduce de la información previa:

(6) Hace ya muchos años que estudias inglés, así que avúdame
(CONSECUENCIA)
con esta traducción.

(7) Este sector económico empieza a entrar en crisis; por tanto, es


(CONSECUENCIA)
el momento de diversificar nuestras inversiones.

El hecho de que los conectores de tipo consecutivo tengan


como significado básico indicar que la información que les si­
gue constituye una consecuencia derivada de la información
que antecede resulta especialmente productivo para llevar a
cabo la operación argumentativa de la demostración, pues la
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 101

demostración consiste, precisamente, en exponer y probar


cómo desde una premisa o argumento concretos se llega a la
conclusión a la que interesa llevar al receptor. De ahí la presen­
cia recurrente de este tipo de expresiones conectivas en cual­
quier texto que presenta características argumentativas.*2223
El repertorio de expresiones que pueden usarse para ex­
presar la consecuencia es muy rico. Las expresiones conectivas
que se estudiarán en este apartado, por ser las más frecuentes
y productivas en lengua escrita planificada para la expresión
de la noción de consecuencia, son las siguientes: por tanto, en
consecuencia, por consiguiente, por ende, pues, así (pues), por
eso, por ello, por esa/tal razón, por esa/tal causa, por ese/este mo­
tivo', de ahí que, por lo que, así que, de modo que, de manera
que.2*
La sarta anterior de expresiones conectivas de carácter
consecutivo refleja que pueden organizarse de nuevo en torno
a dos grandes grupos:

• un conjunto de conectores que presentan en su formación


la conjunción que, y que, en consecuencia, están "integrados en la
oración”. En este grupo se incluyen por lo que, así que, de modo/
manera que y de ahí que’,

• un segundo grupo de conectores de carácter "parentctico" for­


mado por por (lo) tanto, en consecuencia, por consiguiente, por
ende, pues, así (pues), por eso (por ello), por esa/tal razón, por esa/tal
causa, por ese/este motivo.

22. Sobre los rasgos lingüísticos característicos del texto argumentativo,


véase Figueras y Santiago (1999: especialmente pp. 47-68). Acerca de los párra­
fos de carácter argumentativo y las expresiones conectivas a ellos asociadas,
puede verse Garachana y Montolío (2000: especialmente pp. 89 y ss.).
23. No trataremos aquí las estructuras consecutivas de nexo discontinuo
(del tipo tan... que', tanto que, etc.), ni tampoco las consideradas por algunos tra­
tadistas “consecutivas subordinadas” (como de tal forma que, de (tal) manera
que, etc.). De hecho, ceñimos nuestro análisis a las construcciones consideradas
bajo esta perspectiva como consecutivas “coordinadas". (Véase Borrego el alii,
1986: 150 y ss.)
102 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

CONECTORES CONSECUTIVOS. Tipos sintácticos

• conectores conclusivos • conectores conclusivos


“integrados en la oración” de tipo “parentético”
(que presentan la
conjunción que)

• así que • por ello/eso


• de manera que, de modo que • por ese/tal/dicho motivo/
razón/causa
• por lo que • por (lo) tanto,
• de ahí (que) • en consecuencia
• por consiguiente
• por ende
• pues
• así pues

2. Conectores consecutivos “integrados en


la oración”: de manera/modo que, por lo que,
así que y de ahí que

2.1. Asi QUE, DE MANERA/MODO QUE Y POR LO QUE

2.1.1. Así que

Además de su integración sintáctica, los conectores englo­


bados bajo 2.1 comparten su incapacidad de ir precedidos por
la conjunción y (*y así que; *y de manera que; *y por lo que).
Parece claro que conectores como de modo que, de manera
que y, especialmente, así que resultan menos formales que sus
“congéneres” parentéticos como, por ejemplo, en consecuencia
o por consiguiente. En concreto, así que se caracteriza por
aportar al discurso cierto carácter modal de subjetividad, de
informalidad; de ahí que tienda a aparecer en textos que se
presentan con un aire de aparente espontaneidad:

(8) Confesamos que era la primera vez que veíamos en acción a


Daniel (higiénico) y su Quartet de Baño Band, pero el verano
pasado tuvimos oportunidad de empaparnos de las coplas de
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 103

este hombre que se cree ostenta el poder de hacer “flipar”. La


anécdota tiene su miga, así que se la contamos.
[La Vanguardia, 27-12-1996, p. 42]

Como se ve, un notorio tono de coloquialidad tiñe todo el


enunciado, como reflejan las expresiones lingüísticas ver en ac­
ción, “flipar" o tener su miga; por ello, resulta adecuada la pre­
sencia de este conector, de tono, también, coloquializador. La
relación de así que con el registro oral espontáneo explica sufi­
cientemente que su uso no resulte frecuente en textos escritos
formales. Un ejemplo semejante al anterior es el que sigue:

(9) ¿Con que la supresión de la mili iba a costar sólo 50.000 mi­
llones? (...) Efectivos de 130.000 profesionales costarían 250.000
millones y 190.000 si aquéllos fueran 100.000. Así que lo de
50.000 millones fue una engañifa, con el agravante de que el
cálculo aproximado no requería grandes conocimientos.
[La Vanguardia, 30-12-1996, p. 15]

Al igual que en el anterior, en este enunciado el autor ma­


neja deliberadamente en un texto escrito planificado diferen­
tes rasgos lingüísticos propios de un registro oral espontáneo
(interrogación directa, introducción de la pregunta mediante
la fórmula ¿con que...? —que presupone el desacuerdo o la in­
credulidad del hablante fí ente a la información que se introdu­
ce—, o elementos léxicos como engañifa). Ello explica que re­
sulte muy adecuada aquí también la utilización del conector
así que, aportador de un tinte subjetivo.
En otras ocasiones, el tono coloquial de así que es utiliza­
do por el autor no tanto para la creación de textos irónicos,
sino para “relajar” el denso contenido del tema, como ocurre
en el siguiente ejemplo de discurso de divulgación científica
(en el que vale la pena advertir también en este mismo sentido
de relajación del tono la utilización subjetivadora del pronom­
bre personal nos):

(10) No hemos hablado del gasto de energía todavía y lo cierto


es que no hay nada gratis en el Universo, así que el hecho de
procesar información nos pasa también su factura energética.
[Ll. Codina, Quark, 5, octubre-diciembre de 1996, p. 39]
104 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Por todo lo señalado hasta el momento, resulta esperable


encontrar este conector consecutivo cuando se cita literalmen­
te el discurso oral, espontáneo e informal de un hablante:

(11) El delantero brasileño del Bar^a pasará esta noche de Fin


de Año en casa de su compañero Giovanni. Superada va la de­
cepción que le supuso el castigo en forma de entrenamiento im­
puesto por Robson para hoy por la mañana, que le impide viajar
a Brasil para recibir el nuevo año, el jugador aseguró ayer:
“Siempre me motiva mucho entrenarme y jugar.” Añadió que,
como se queda en Barcelona, “de todas formas no haría nada,
así que es mejor que me entrene”.
[La Vanguardia, 31-12-1996, p. 30]

Pese a la frecuente relación entre este conector y textos


que remedan el registro coloquial, lo cierto es que con menor
frecuencia que otros conectores consecutivos aparece también
en textos pertenecientes a registros estándar:

(12) Tampoco los afanes del día a día permiten elevar la mirada,
así que es necesario que, de vez en cuando, se piense en problemas
y soluciones que difícilmente saldrían de la práctica cotidiana.
[El País, domingo, 2-4-2000]

Como se ve, el conector así que expresa una consecuencia


que se obtiene siempre de un proceso deductivo24 personal (de
ahí el talante subjetivador que le hemos atribuido). Un conec­
tor muy semejante a éste, así pues, introduce, en cambio, con­
secuencias que se presentan como más generales y constatati-
vas. De este modo, diríase que así que resulta parafraseable
por “de lo anterior deduzco que...”, mientras que así pues equi­
vale más bien a “a la vista de los hechos, se concluye que...”.
De ahí que así pues resulte más adecuado que así que en los
textos argumentativos que pretenden exponer deducciones de
carácter objetivo.

24. Santos Río (1994: 541).


LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 105

2.1.2. De manera que, de modo que y por lo que

El resto de conclusivos “integrados en la oración", por lo


que, de manera que, de modo que y de ahí (que), pertenecen al
registro estándar del español.

(13) Antonio Asensio firmó el compromiso y se retrató con los


colegas digitales, se hizo de fiar v obtuvo del Gobierno la pre­
ceptiva autorización para colocar un paquete de Antena 3TV en
manos del Banco de Nueva York.
Pero para Asensio el alivio americano resultaba insuficiente
y aquí le habían cerrado las puertas del crédito el Santander, el
BBV y el BCH. De manera que, dejado a su caer, buscó el acuer­
do con Polanco al que oportunamente se sumó TV, es decir, se
añadió el blindaje de Pujol, haciéndolo inatacable por los ácidos.
[La Vanguardia, 28-12-1996, p. 20]

(14) No todos los usos del PVC (policloruro de vinilo) son igual­
mente nocivos. En el sector de la construcción, por ejemplo, el
PVC no se destruye, sino que pasa a formar parte de los inmue­
bles (por ejemplo, en marcos de ventanas), de modo que sus
efectos tóxicos son nulos.
[La Vanguardia, 31-12-1996, p. 17]

Como se ve, los conectores conclusivos de manera que y de


modo que25 presentan un aire menos informal que el conector
también integrado en la oración así que.
Así que, de manera que y de modo que coinciden en que

25. Un aspecto interesante desde el punto de vista del estudio de los pro­
cesos de gramaticalización de los marcadores del discurso, en general (es decir,
desde la perspectiva del análisis de qué tipo de categorías léxicas son las que dan
lugar en las lenguas del mundo a los elementos de significado gramatical que
acaban siendo los marcadores), es que tanto así que, como de modo que y de ma­
nera que presentan en su formación un elemento lingüístico que hace referencia
a la noción semántica del modo o manera.
De hecho, si se piensa bien, son muchos los conectores que contienen en su
composición los elementos modales así, forma, manera o modo, lexemas que
dan origen a diferentes conectores, pertenecientes a familias diferentes (por
ejemplo, de forma que y de todas formas, son conectores de tipo consecutivo y
contraargumentativo, respectivamente; así pues es consecutivo, aun así, concesi­
vo; de tal modo que tiene valor consecutivo, mientras que de igual modo lo tiene
aditivo.
106 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

pueden aparecer tanto tras signo de puntuación “débil" como


“fuerte". Sin embargo, ello no es posible en el caso de por lo
que, que, contrariamente a los conectores anteriores, resulta
inadecuado si es usado tras punto, como muestra la inconve­
niencia de la versión (bis) del siguiente enunciado:

(15) La mayor longevidad permite a la mayoría experimentar


consecutivamente varias relaciones duraderas importantes, por
lo que si una relación fracasa, da tiempo a concluirla y probar
de nuevo.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 67]

(15/?/.s) *La mayor longevidad permite a la mayoría experimen­


tar consecutivamente varias relaciones duraderas importantes.
Por lo que si una relación fracasa, da tiempo a concluirla y pro­
bar de nuevo.

Es decir, parece que, por así decirlo, por lo que es el conec­


tor “más" integrado en la oración de entre todos los consecuti­
vos que hemos incluido en este grupo, ya que no puede disociar­
se del resto de componentes oracionales a través de un signo de
puntuación “fuerte". La doble versión del enunciado de (16), in­
tenta reflejar que el usuario utiliza por lo que cuando pretende
integrar la consecuencia como un constituyente oracional más.
En cambio, si desea aislarla, individualizarla en una oración di­
ferente, habrá de optar por otro conector que le permita la frag­
mentación oracional; en tal caso, por eso podría ser un buen
candidato, dada la semejanza en la composición —y, por tanto,
también el parecido significado procedimental expresado— que
mantienen por eso y por lo que; a saber: presencia de la preposi­
ción por + un pronombre anafórico neutro —eso o lo—.

(16) La Universidad, y la escuela en general, no son los únicos


agentes en este campo, pero sí ocupan un lugar esencial, por lo
que su futuro se convierte en un asunto de interés estratégico.
[El País, 2-4-2000, p. 14]

(16te) La Universidad, y la escuela en general, no son los úni­


cos agentes en este campo, pero sí ocupan un lugar esencial. Por
eso, su futuro se convierte en un asunto de interés estratégico.
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 107

Como se acaba de señalar, en la composición del conector


por lo que aparece la preposición por, la cual, prototípicamen-
te, expresa causa. En consecuencia, el significado de la cons­
trucción en la que aparece este conector:

[A, por lo que B]


(causa) (consecuencia)

es parafraseable por:

[A, y esta es la razón de que B]

Esto es, la expresión conectiva por lo que tiene en cuenta


la causa que provoca v explica la conclusión que se presentará
a continuación. Trataremos más adelante esta característica de
que determinados conectores conclusivos hagan referencia a
la causa previa; por el momento, señalaremos que por lo que
constituye un muy frecuente conector de tipo consecutivo que
relaciona estrechamente la consecuencia que introduce con la
causa previa, y lo hace de una manera muy poco ostensiva,
además; muy poco “cargada” léxicamente:

(17) El parto en la celda, alumbrada por un mechero y con la


única ayuda de otras dos reclusas, “nunca debió producirse".
Sin embargo, el juez considera que ello no es constitutivo de un
delito, sino, a lo sumo, de una falta de diligencia, por lo que ha
decidido absolver a los acusados [...].
[La Vanguardia, 31-12-1996, p. 22]

(18) Las divergencias entre Washington y Moscú, y entre los


aliados, impidieron que la OSCE definiera el futuro esquema de
colaboración, por lo que la cumbre lisboeta finalizó ayer con un
diplomático acuerdo de mínimos.
[La Vanguardia, 4-12-1996, p. 7]

(19) En los diez primeros meses del año, los pagos realizados
por turistas españoles en el exterior han sido de 538.400 millo­
108 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

nes, por lo que la balanza de servicios turísticos registraba en


ese período un superávit de 2.464 billones de pesetas.
[La Vanguardia, 30-12-1996, p. 49]

2.2. De ahí (que)

La presencia de un elemento deíctico en su composición


(ahí) —al igual que ocurre con el conector similar por eso (deíc­
tico eso)—, así como su no absoluta lexicalización (es posible
un mínimo cambio en el núcleo: de ahííaquí\ por eso¡ello) hace
que algunos autores no consideren estas expresiones conecti­
vas dentro de la categoría de los conectores.26 Por otro lado, no
parece haber consenso entre los especialistas en adscribir de
ahí que y por eso bien al grupo de los conectores causales, bien
al de los consecutivos. En nuestra opinión el anunciado conse­
cutivo es el que se presenta como dominante, preferente o más
relevante; en suma, como destacado, si bien el elemento anafó­
rico pone claramente en relación dicha consecuencia con una
causa previa. (Desarrollaremos estas cuestiones con mayor de­
talle en 2.2.1.)
El conector de ahí que resulta un tanto particular ya que
presenta dos peculiaridades interesantes: en primer lugar, es el
único conector consecutivo que se combina con el modo sub­
juntivo:

(20) Simultáneamente aumenta el número de opciones profe­


sionales especializadas que no pueden ser aprendidas en el ho­
gar familiar. De ahí que aparezcan instituciones docentes especí­
ficas que nunca podrán monopolizar la función educativa (...)
sino que conviven con las otras formas menos formalizadas y
más difusas de aprendizaje social.
[E Savater, El valor de educar, pp. 43-44]

De hecho, esta peculiar característica de combinación mo­


dal (el resto de la “familia” consecutiva se combina tan sólo
con indicativo) explica que incluso escritores expertos incu­
rran en error al seleccionar la forma verbal que ha de acompa-

26. Más detalles sobre esta cuestión en Domínguez García (2000).


LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 109

ñar a este conector, especialmente si, como en el caso de (21),


existe gran distancia entre la forma conectiva y la verbal. He­
mos destacado a través de la negrita el verbo incorrecto en in­
dicativo (recibió) que, de acuerdo con la norma del español,
debería haber sido subjuntivo (recibiera):

(21) Max Aub se afilió al partido socialista en 1927 y sentía una


clara simpatía por Negrín. Defendía una economía socialista en
un Estado liberal y, aunque propugnaba el diálogo, eso le alejó
de los comunistas. De ahí, comenta Aznar, que Aub —desde la
embajada de París encargó a Picasso el "Guernica”— recibió
como la más cruel de las ironías que una denuncia anónima [...]
lo acusó de comunista.
[La Vanguardia, 23-12-1996, p. 55]

En segundo lugar, es el único de los conectores consecuti­


vos que puede introducir una construcción conectiva nominal;
es decir, sin verbo en forma personal. Ahora bien, contraria­
mente a pese aya pesar de, de ahí sólo puede construirse con un
sintagma nominal, ya que no puede ir seguido de un infinitivo,
incluso cuando los sujetos de las dos cláusulas conectadas son
correferentes, como muestra la agramaticalidad de (22Z?zs):

(22) Grass insistió en que los nefastos períodos hiperinflacio-


nistas de este siglo, muy ligados a la inestabilidad política,
pesan mucho sobre la conciencia de los alemanes v de ahí
SU miedo a su futura monedé:
(sintagma nominal)
[La Vanguardia, 28-12-1996, p. 38]

bis. * Grass insistió en que los nefastos períodos hiperinfla-


cionistas de este siglo, muy ligados a la inestabilidad políti­
ca, pesan mucho sobre la conciencia de los alemanes y de ahí
temer su futura moneda-
(infinitivo)

Esta posible construcción “nominal” del conector [de ahí +


sintagma nominal] presenta, tal como ya se vio en relación con
otros conectores que pueden también combinarse con nomi-
nalizaciones, un marcado carácter formal, que se aviene mu-
110 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

cho con la producción de textos planificados, ya que consigue


una síntesis de la expresión superior a la que expresa una
construcción de arquitectura oracional:

(23) Tampoco los afanes del día a día permiten elevar la mirada,
así que es necesario que, de vez en cuando, se piense en proble­
mas y soluciones que difícilmente saldrían de la práctica coti­
diana. De ahí su valor.
[El País, domingo, 2-4-2000]

Por otro lado, desde el punto de vista sintáctico, los dos


ejemplos anteriores de construcción nominal —(22) y (23)—,
así como los dos siguientes ((24) y (25)), muestran que la cons­
trucción nominal [de ahí + sintagma nominal] puede ir inte­
grada en la oración sin ningún tipo de signo de puntuación —a
través de un nexo coordinante, por ejemplo, como en (22)—; o
bien tras pausa fuerte (punto y seguido en el caso de (23) y
,
(24) o punto y coma en el enunciado de (28), más adelante);
puede, incluso, aparecer tras punto y aparte ((25)):

(24) Esto [convencer al lector de que se implique en la ficción] re­


sulta cada vez más difícil en una época plagada y aun saturada de
ficciones (el cine, la televisión, los tebeos, la prensa), con una ciu­
dadanía cada vez más escéptica e incrédula. De ahí, supongo,
la proliferación actual de: a) novelas históricas (...)
(SINTAGMA NOMINAL)
[J. Marías, El País, sábado, 3-10-1998, p. 13]

(25) En este sentido, el gremio [de discotecas] recuerda que la


mayoría de los edificios donde tendrán lugar esas fiestas [de fin
de año] son centros polideportivos. “Estos locales —según Se-
tién— no tienen unos accesos adecuados para la cantidad de per­
sonas que se pueden reunir en las pistas v en las gradas.” El gre­
mio considera que este tipo de convocatorias constituye una
competencia desleal hacia sus negocios con la complicidad de los
ayuntamientos que los autorizan c incluso alquilan sus locales.
De ahí la guerra abierta que ha llegado incluso hasta las inspcc-
(SINTAGMA NOMINAL)
ciones de Hacienda y de Trabajo.
[La Vanguardia, 28-12-1996, p. 38]
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 111

De hecho, como muestran los numerosos ejemplos mane­


jados a lo largo de este epígrafe, la construcción más fr ecuente
de cualquier estructura con [de ahí (que) B] es aquella en la
que el conector introduce la cláusula subordinada tras un pun­
to y seguido [A. De ahí (que) B]. No hemos encontrado casos
en nuestro corpus de esta construcción tras coma ([A, de ahí
(que) BJ).
Desde el punto de vista del significado informativo expre­
sado, el uso del conector de ahí que implica la presencia de un
razonamiento, ya que plantea el consecuente (esto es, la infor­
mación que le sigue) como una evidencia, como algo que se
acepta, al tiempo que presenta el antecedente como el argu­
mento que conduce hasta ella. Cuando un escritor usa la cons­
trucción [A de ahí (que) B] plantea que posee la certeza de que
B (la conclusión) es cierta, y presenta en A el argumento
que conduce a dicha conclusión. Es decir, de ahí que presenta
consecuencias conocidas por el interlocutor.

(26) Algunos asesores del líder del Likud afirman que, con los co­
lonos y la derecha más radical, Netanvahu no podrá realizar su
principal sueño: la reelección en el año 2000. De ahí que se esté
divorciando de los más nacionalistas y se aproxime al centro.
[La Vanguardia, 28-12-1996, p. 6]

Si analizamos este enunciado, se advierte que, en efecto,


responde a la estructura antes señalada. La conclusión que se
maneja como ya conocida y aceptada es: Netanvahu “se está
divorciando de los más nacionalistas y se aproxima al centro”.
De ahí que introduce dicha información conclusiva v la explica
derivándola de la premisa o argumento que le antecede; a sa­
ber: “con los colonos y la derecha más radical, Netanvahu no
podrá realizar su principal sueño: la reelección en el año
2000”.
El carácter de evidencia, de proposición ya constatada o,
cuando menos, asumida, que de ahí concede al segmento dis­
cursivo que introduce puede comprobarse también en el enun­
ciado que sigue, en el que “ser una ley de mínimos” se presenta
como un hecho comprobado, que se deriva de la información
que precede al conector:
112 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(27) Este provecto, según reconoce el propio Ministerio para las


Administraciones Públicas, trata de poner en una sola norma
todas aquellas por las que hasta ahora se regía la actividad del
Gobierno: desde la Constitución hasta la ley de la jurisdicción
contencioso-administrativa; de ahí que sea una lev de mínimos.
[La Vanguardia, 28-12-1996, p. 6]

Como se ve, pues, de ahí que no introduce información Te­


mática (ya que la proposición que le sigue se presenta como
una evidencia, como información ya conocida). En este caso,
la cláusula subordinada, pese a ocupar la segunda posición, es
decir, a pesar de estar pospuesta a la principal, es una cláusu­
la de carácter temático desde el punto de vista del avance de la
información discursiva. Por el contrario, la información nueva
o remática aparece en la primera parte; ese primer miembro
oracional es el centro informativo real de la oración, mientras
que la subordinada consecutiva, por el hecho de que mera­
mente se deduce de la primera, queda relegada a un segundo
plano informativo y no posee un valor asertivo independiente
del de esta oración.27
El hecho de que de ahí (que) presente una conclusión ya
conocida, de carácter temático, hace pensar que en dichas
construcciones no deben resultar infrecuentes los tiempos de
pasado, como el pretérito perfecto del ejemplo (28) o los im­
perfectos que aparecen en los enunciados de (29) y (33). Sin
embargo, de acuerdo con el Corpus aquí manejado, es el pre­
sente factual el tiempo más frecuente que se combina con este
conector.
En efecto, los ejemplos manejados hasta el momento de­
muestran que cuando la secuencia conectiva de ahí que apare­
ce junto a un presente de subjuntivo, dicha forma verbal se
orienta hacia una “ahora” que ya existe, que ya se ha verifica­
do. En ningún caso dicho presente de subjuntivo presenta la
orientación hacia el futuro que tan común es en dicha forma
verbal, en diferentes contextos sintácticos (por ejemplo, en el

27. Sobre esta cuestión, además del trabajo de Martín Zorraquino y Por­
tóles (1999), pueden consultarse los de Pérez Saldanva (1999), en la misma Gra­
mática, así como el libro de Borrego, Asencio y Prieto (1986: 59-60).
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 1 13

de las oraciones temporales: “el mes que viene, cuando viaje de


nuevo a París, te compraré la crema que me pediste”).
Esta infrecuente combinación de de ahí que con la orienta­
ción temporal de futuro parece corroborar que, como se sugi­
rió más arriba, este conector presenta el segundo miembro
(B), no como una posible conclusión que pueda realizarse en
el futuro, sino como una evidencia factual —y no virtual o hi­
potética—.

(28) La sociedad cambia más rápidamente que las instituciones


y las mentalidades v las universidades, desde siempre, han in­
tentado transformarse para mejor responder al espíritu v las de­
mandas de la sociedad de su tiempo; de ahí que no haya habido
época en que no se hablara de la crisis de la Universidad.
[El País, domingo, 2-4-2000]

Que el conector de ahí que se combine con el subjuntivo,


cuando, como se ha dicho más arriba, el modo prototípico ge­
neral de las estructuras consecutivas es el indicativo, implica
que este elemento conectivo resulte útil en enunciados en
los que se lleva a cabo un razonamiento de tipo causa-conse­
cuencia, pero con la particularidad de que se citan las palabras
de otros hablantes; es decir, cuando se utiliza el recurso del
discurso referido, mecanismo en el que la utilización del sub­
juntivo resulta consustancial.
En efecto, este conector suele estar ligado a diferentes pro­
cedimientos de discurso referido, lo cual es también consisten­
te con el carácter no informativo de la cláusula subordinada
que se comentaba más arriba. El mecanismo del discurso refe­
rido está en la base de, por ejemplo, la cita literal, como mues­
tra el siguiente ejemplo:

(29) De los proyectiles [lanzados contra el cuartel de Intxau-


rrondo], solamente dos entraron dentro del acuartelamiento,
aunque sin ocasionar daños materiales, mientras que otros
tres estuvieron a punto de alcanzar un bloque de viviendas y
un supermercado del barrio, ajenos al cuartel. De ahí que.
ante el hecho de que los últimos atentados sólo causen peque­
ños daños materiales, Atutxa comentara que es así porque
(subjuntivo)
114 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

“las técnicas están fallando y ni siquiera es necesaria la partici-


(cita directa)
pación de expertos, ya que incluso muchas veces son una cua­
drilla de mocosos que no tienen ni idea de lo que llevan entre
manos”.
[La Vanguardia, 20-12-1996, p. 18]

O la de cita indirecta, como en el enunciado que sigue, en


el que se ha indicado en cursiva el segmento que hace referen­
cia a la presencia de una cita:

(30) Mayor relevancia, en el lado negativo del balance [económico


de 1996] posee la relativa congelación de la inversión, tanto públi­
ca como privada; v no digamos esa inquietante rémora que supo­
ne la ausencia de dinamismo en el consumo privado. Pero, con
ser importantes semejantes inconvenientes, abordamos 1997 lle­
vando a cuestas la inmensa lacra que supone la tasa de paro, que
sigue siendo la más elevada de la Unión Europea. De ahí que, ci­
tando de nuevo las advertencias (v a veces premoniciones) de Luis
(cita indirecta)
Ángel Rojo, sea preciso realizar un grandioso esfuerzo.
[La Vanguardia, 21-12-1996, p. 8]

En ocasiones, la cita literal hace referencia a un texto es­


crito:

(31) La promulgación de un estatuto del contribuyente


—nombre por el que comúnmente se conoce el provecto— es ya
de por sí una buena noticia [...]. Pero servirá de poco a menos
que se acierte en su redacción definitiva [...]. Porque normas no
faltaban —todo lo contrario—, pero su aplicación real ha ido de­
rivando hacia una consideración del ciudadano como presunto
defraudador o cuando menos picaro avezado, quebrando bien a
las claras la presunción de inocencia que establece el texto cons­
titucional. De ahí que el texto conocido del anteproyecto señale
en su artículo 33. que "la actuación de los contribuyentes se pre­
sume realizada de buena fe. Corresponde a la Administración
tributaria la prueba de que concurren las circunstancias que de­
terminan la culpabilidad del infractor”.
[La Vanguardia, 28-12-1996, p. 81]
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 1 15

En otras ocasiones, la presencia de un discurso indirecto es


menos transparente, pero resulta igualmente advertible. La recu­
rrencia de los procedimientos de discurso referido ligados al
uso de este conector explica la frecuencia con la que aparecen
verbos de lengua en estas construcciones:

(32) “Los museos no se hacen la competencia entre ellos, al con­


trario, el público de una instalación es cliente potencial de otra,
pero sí que rivalizan por los visitantes con otros equipamientos
culturales. Así que, sólo tenemos una salida, ser nosotros tam­
bién oferta de ocio, animación cultural.” El principal obstáculo,
como simpre, es la escasez presupuestaria. De ahí que el ICUB
(Institut de Cultura de Barcelona) pida a los museos que afilen
la imaginación [sic] a la hora de conseguir recursos.
[La Vanguardia, 22-12-1996, p. 33]

El verbo que se ha destacado en cursiva (pida) refleja la


presencia del discurso de otro: el ICUB pide a los museos “afi­
lad vuestra imaginación” (lo que ya es pedir una cosa bien
rara, todo sea dicho).
Un caso más de discurso referido y de aparición de un ver­
bo de lengua lo constituye el enunciado de (33):

(33) Las argucias del pedigüeño son incontables. En tiempos en­


raizó el pobre con menor, y los había de la más variada condi­
ción, por sexo y edad v vestimenta. Allá por la embocadura del
decenio de los 70, se le ocurrió a la entonces compañera de re­
dacción Soledad Balaguer publicar en estas páginas un reporta­
je sobre la experiencia que se impuso vivir en calidad de pordio­
sera con bebé: se disfrazó convenientemente y mantuvo casi
oculta entre sus brazos una muñeca. Luego de permanecer una
hora en el Portal de l’Ángel con la mano implorante recaudó
más de mil pesetas, que en aquel entonces era una cantidad res­
petable; de ahí que la redactól a denunciara que la calle barcelo­
nesa era generosa con los mangantes.
[La Vanguardia, 27-12-1996, p. 9]

Por último, no puede perderse de vista que el recurso al


discurso referido a través de esta construcción resulta espe­
cialmente productivo en el tipo de Corpus que mayoritaria-
mente estamos utilizando: el periodístico. Es de suponer que
116 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

en otros tipos de Corpus, la presencia de mecanismos de cita


resulte mucho menos frecuente.

3. Conectores consecutivos de tipo parentético:


por ello, por eso, por ese/tal/dicho motivo, por esa
razón // ast pues, pues// por tanto, en consecuencia,
por consiguiente, por ende

A fin de intentar organizar y establecer algún tipo de dife­


rencias entre las secuencias conectivas de carácter conclusivo
que integran este subgrupo, comenzaremos por observar que
no todas ellas tienen el mismo grado de movilidad sintáctica.

3.1. Grados de movilidad

De acuerdo con este criterio, cabe distinguir tres subgru­


pos diferentes:

(I) Un primer grupo está formado por los conectores por


ello, por eso, por ese motivo, por esa razón, que, a pesar de pre­
sentar cierta libertad posicional, tienen especializada una ubi­
cación inicial al comienzo de la cláusula subordinada; es decir,
responden al esquema sintáctico [A, conector, BJ.
El comportamiento del conector así pues es similar al de
los formantes de este grupo, va que rara vez se desplaza a un
lugar que no sea el inicio del segundo miembro, como mues­
tran los ejemplos aportados:

(34) Hemos inventado procedimientos para repartir la renta de


forma distinta a como lo hace el sistema productivo. Y en la
práctica hay, cada día, un reparto del trabajo. Claro que lo hay, y
en este reparto, ineficiente, brutal, injusto, a muchos no les toca
nada. Por eso, debemos ser capaces de imaginar formas de re­
parto de la renta y del trabajo, las dos a la vez, como las dos ca­
ras de una misma moneda, para evitar instalarnos en una socie­
dad dual en la que unos trabajan y otros no (...).
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 18]
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 1 17

(35) La forma más eficiente de realizar la indexación es median­


te una operación intelectual a cargo de un operador humano
(...). Es el método más eficiente, pero no está exento de proble­
mas v además es muy costoso. Por ese motivo, es impensable
(A: primer miembro: causa) (conector) (B: segundo
miembro:
consecuencia)
que los índices que permiten buscar información en la red se
construyan de manera intelectual.
[Ll. Codina, Quark, 5, octubre-diciembre de 1996, p. 41]

(36) La mayoría de los razonamientos comparan las necesida­


des y los derechos de la mujer con la naturaleza y los derechos
del embrión o del feto; casi todos son formulados poniéndose
categóricamente de parte del uno o del otro. Así pues, para
(1 .cr miembro: causa) (conector)
quienes consideran el embrión un ser humano con todos sus
(2.° miembro: consecuencia)
derechos, el aborto es una aberración v hasta un crimen.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 51]

(II) Un segundo grupo está compuesto por el conector


pues, que rehuye la posición inicial, ya que su emplazamiento
al inicio de la subordinada podría conducir a confusiones en­
tre los dos valores fundamentales de este conector; a saber:
el causal (“no está en casa, pues no responde al teléfono”), y el
consecutivo ("no está matriculado oficialmente; no tiene, pues,
derecho a calificación”). Como se ve, este conector, en el uso
conclusivo que ahora nos interesa, aparece inserto en medio
de la cláusula subordinada, respondiendo a la estructura si­
guiente [A, B! conector B21, tal como muestra el ejemplo que
sigue:

(37) La corta vida que caracteriza a esta minoría [los negros


en EE.UU.] ha sido relacionada científicamente con la pobreza,
la mala nutrición y el estado continuo de frustración y estrés
(...). No es de extrañar, pues, que haya negros que estén convencidos
A B, (conector) B,
de que la mayoría blanca no los quiere, que literalmente les de­
sea la muerte.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 163]
118 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

Por otro lado, salta a la vista que el valor de introductor de


consecuencia de pues tiene un aspecto muy formal y elabora­
do, ya que se trata de un conector consecutivo de uso no muy
frecuente.

(III) Por último, un tercer grupo respecto a la movilidad


en el interior de la secuencia textual lo constituyen los conec­
tores por tanto, en consecuencia, por consiguiente y por ende,
que presentan gran libertad de posición en el interior del se­
gundo miembro o conclusión, ya que pueden aparecer al ini­
cio, incrustados en el interior, o bien al final. En suma, estos
conectores, pueden darse en cualquiera de las tres estructuras
siguientes: [A, conector, B |; [A, B(, conector, B2J; [A, B, conec­
tor]:

(38) Al menos 168.000 personas que votan en Euskadi creen hoy


estar en guerra v tienen, por tanto, un enemigo definido,
(estructura [A, Bn conector, B2J)
[M. Azurmcndi, Claves de razón práctica, marzo de 1997J

En efecto, el fragmento anterior podría haber sido redac­


tado de manera igualmente aceptable desplazando el conector
a otras dos posiciones posibles, siempre dentro de la frase su­
bordinada, como se dijo:

(ZSbis) Al menos 168.000 personas que votan en Euskadi creen


hoy estar en güeñ a y, por tanto/en consecuencia/por consiguien­
te, tienen un enemigo definido.
([A, conector, Bl)

(38/er) Al menos 168.000 personas que votan en Euskadi creen


hoy estar en guerra y tienen un enemigo definido, por tanto/en
consecuencia/por consiguiente.
([A, B, conector])
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 1 19

conectores consecutivos de tipo parentético


(grados de movilidad)

• posición habi­ • posición • mayor


tual al inicio de intercalada en la independencia
la conclusión conclusión sintáctica
(generalmente (posición inicial,
tras el verbo intercalada o al
subordinado) final del miembro
conclusivo)

[A, conector, B] [A, B|, conector, B2] [A, conector, B]


[A, Bj, conector, B2]
[A, B, conector]

• por ello/eso • pues • por (lo) tanto,


• por ese/tal/dicho • en consecuencia
motivo/ • por consiguiente
razón/causa • por ende
• así pues

3.2. Matices de significado

3.2.1. Conectores consecutivos que señalan


la causa previa

Si se observan con cierta atención, se advierte que algunos


de estos marcadores (en concreto, por eso, por ello, o por
esa/tal/dicha razón/causa/motivo) 2* contienen entre sus for-

28. Como ya se señaló en relación a otros conectores, algunos especialistas


consideran que, desde un punto de vista estrictamente gramatical, estas secuen­
cias no pueden considerarse marcadores, ya que no se han gramaticalizado por
completo y, por tanto, presentan todavía capacidad de flexión, tanto del demos­
trativo (por esta/esa/aquella razón), como del sustantivo (por esa(s) razón(es)), y
pueden admitir especificadores y complementos (por esas mismas razones; in­
cluso por esos precisos motivos). Sin embargo, incluimos estas expresiones co­
nectivas en nuestro análisis, dada tanto su semejanza significativa con los marca­
dores consecutivos protolípicos, como su productividad en la elaboración de
120 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

mantés un elemento claramente anafórico, es decir, que señala


hacia un elemento informativo previo. Elementos anafóricos
son los pronombres eso, ello, esa/ese, tal o dicho, que, como se
ve, se refieren a algo que necesariamente debe haber sido pre­
viamente enunciado (o simplemente comunicado). Adviértase
que, en consecuencia, todos estos conectores señalan de mane­
ra explícita a una información anterior, de la que indican que
constituye la causa desencadenante de la consecuencia o con­
clusión que aparece tras estos elementos conectivos:

(39) El esfuerzo de reconciliación en la región [Centroamérica]


es tanto más destacable en un momento en que los conflictos re­
gionales tienden a enquistarse o a desencadenar vastas trage­
dias. Los casos de Yugoslavia, África u Oriente Medio dan cum­
plido testimonio al respecto. Por ello, convendría dedicarle una
atención preferente al apoyo al proceso de desarrollo en Centro-
amcrica, a efectos de consolidar este caso positivo en el panora­
ma de conflictos internacionales y fortalecer además las pers­
pectivas de progreso en una región tan cercana histórica y
culturalmente a nosotros.
[La Vanguardia, 31-12-1996, p. 15]

(40) El PSOE perdió los comicios, sobre todo, porque no ofreció


al cuerpo electoral garantías suficientes de defender la unidad
de España; porque parecía dudoso, ambiguo, acomplejado tal
vez, en materia de españolidad; porque se le veía proclive a tran­
sigencias y concesiones hacia esos nacionalismos periféricos
que se nutren de la trampa y del chantaje... Por eso arrasó Aznar,
cuya política respecto de tales nacionalismos —y del vasco en
particular— es de una firmeza inequívoca y, a juicio del filósofo,
ejemplar.
[El País, viernes, 24-3-2000, p. 24]

(41) Todos esos autores mencionados [Man, Musil, Conrad, Mcl-


ville, Jane Alisten, Dickens, Rulfo, Cervantes, Diderot, Sterne,

textos escritos de tipo argumentativo. De hecho, estas expresiones conectivas


presentan gran interés para el investigador, pues constituyen un claro exponen­
te de un estadio evolutivo intermedio desde un originario valor sintagmático
oracional (de complemento circunstancial) en tránsito hacia la conversión en
marcador.
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 121

Kafka o Nabokov] han relatado, de muy distintas y aun opuestas


maneras, lo que nos ocurre, seamos jóvenes o desengañadas o re­
sentidos o arquitectos o zapateros, ingleses o españoles o suizos o
venezolanos, antiguos o contemporáneos, amanuenses o ciber-
nautas; y por eso nos reconocemos todavía en sus libros].
[El País, 3-10-1998, p. 3]

(42) Al decir al fiel [la Reforma protestante]: “tú eres directa­


mente responsable ante Dios de tu manera de entender y practi­
car su palabra; el pastor —es decir, el sacerdote—, puede darte
algún consejo, pero nada más”, y por ello, obligaba al fiel a
aprender a leer.
[Zzí Vanguardia, 24-11-1996, p. 29]

Los conectores por eso y por ello (con sus frecuentes varie­
dades y por eso e y por ello —véanse los enunciados (41) y (42)—)
son, con diferencia, los más frecuentes de este subgrupo. De este
modo, las expresiones conectivas que aparecen en los tres enun­
ciados siguientes resultan mucho menos productivas:

(43) Sólo la muerte del cónyuge, en un matrimonio feliz por su­


puesto supera [al divorcio] en dolor y en estrés. Por esta razón,
recuperarse de la experiencia del divorcio supone, en la mayoría
de los casos, un largo y agobiante proceso de recuperación,
adaptación y reintegración que con frecuencia dura varios años.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 39]

(44) “El coche ha funcionado muy bien y, por este motivo, hemos
realizado buenos tiempos parciales [...]”, manifestó Carlos
Sainz a su llegada al último control.
[La Vanguardia, 15-10-1996, p. 38]

(45) Constantin Spangerber, responsable de la firma de diseño


holandesa IDP, explica que "en mi país, la palabra diseño tiene
un significado muy ambiguo e incluso peyorativo, ya que se re­
fiere a objetos de regalo de tipo banal. Se trata de un ejemplo
—añade— muy significativo de cómo se entiende el diseño in­
dustrial en mi país, puesto que la expresión que empleamos
para definirlo es la de dar forma y desarrollar un producto. La
figura, pues, del diseñador, es la de un profesional capaz de pro­
bar ante el fabricante que su colaboración le va a aumentar las
ventas. El fabricante, por su parte, le pide al diseñador que dedi­
122 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

que el 5 % de su energía creativa a darle forma al producto y el


95 % restante a racionalizar su producción al coste más bajo po­
sible. Por tal motivo, la concepción del diseño en Holanda difie­
re de la del resto del mundo.
[La Vanguardia, 14-12-1996, p. 11]

Todas estas expresiones conectivas coinciden en su com­


posición en, por un lado, y como se ha señalado, presentar al­
gún elemento anafórico; por otro lado, estos conectores coinci­
den también en contener la preposición por, preposición que,
como ya se señaló, prototípicamcntc expresa causa.
Estas expresiones conectivas “anafóricas” llevan a cabo un
tipo de razonamiento basado en señalar cuál es la razón cau­
sante que produce la consecuencia; por tanto, la razón aludida
debe ser una causa sólida desde un punto de vista argumenta­
tivo o, por lo menos, razonable. Por eso, por ello, o por ese moti­
vo (y sus variantes) pueden usarse cuando se subraya especial­
mente la relevancia de la causa en el momento de presentar la
conclusión. De hecho, podría decirse que este subgrupo de
marcadores consecutivos que estamos ahora analizando cons­
tituye una especie de tipo intermedio entre los conectores pro-
totípicos que expresan causa (porque, ya que, puesto que, visto
que, etc.), y los que prototípicamente expresan consecuencia
(en consecuencia, por consiguiente y por tanto). Es decir, parece
que pudiera establecerse una especie de gradación en los co­
nectores en el contínuum que es el tránsito desde la focaliza-
ción de la causa hasta la focalización de la consecuencia:

CONECTORES DE CAUSALIDAD. Tipos de focalización


• Conectores que se­ • Conectores que in­ • Conectores que se­
ñalan inequívocamen­ troducen la conse­ ñalan inequívocamen­
te hacia la CAUSA cuencia pero señalan­ te hacia la CONSE­
(focalizan la causa do de ella que es el CUENCIA
frente a la consecuen­ resultado de la causa (focalizan la conse­
cia) precedente cuencia frente a la
causa)
como, porque, ya que, por ello, por eso, por esa en concuencia, por
visto que, puesto que, razón, por ese motivo, consiguiente, por tanto.
dado que, etc. de ahí que, por lo que.
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 123

Si retomamos una vez más la metáfora de los conectores


como señales de tráfico, los que ahora analizamos indican una
instrucción parafraseable por “mire hacia atrás con atención.
Si ha observado cuidadosamente, verá que la única dirección
que puede seguir es la que lleva directo a la conclusión que si­
gue”. De algún modo, podríamos intentar representar esta ins­
trucción del modo siguiente:

causa por eso / por este motivo conclusión

De este modo, cuando de una información o premisa de­


terminada no es esperable derivar de manera lógica la conclu­
sión que se expresa en el enunciado, las expresiones por eso,
por ello, por ese motivo resultan inadecuadas, mientras que co­
nectores consecutivos que apuntan estrictamente a la conse­
cuencia, como por tanto o en consecuencia son totalmente
aceptables. Esta diferencia puede comprobarse a través del
contraste entre los dos irónicos ejemplos siguientes:29

(46) a. El hombre del tiempo ha dicho que el próximo fin de se­


mana lucirá el sol; por tanto, será mejor que cojamos el para­
guas.

b. #E1 hombre del tiempo ha dicho que el próximo fin de sema­


na lucirá el sol; por eso, será mejor que cojamos el paraguas.

De hecho, la posibilidad de apuntar explícitamente hacia


la causa anterior, indicando que constituye la circunstancia o
premisa que desencadena la consecuencia que sigue la presen­
tan también algunos conectores “integrados en la oración” que
analizamos en el epígrafe anterior. En efecto, nótese que tanto
así que, de ahí que como por lo que integran en su composición
un elemento de tipo anafórico que señala hacia el miembro ar­
gumentativo previo.

29. En Portolés, 2000 (especialmente pp. 110-112) se exponen algunas cla­


ras diferencias en el comportamiento sintáctico de por eso y por tanto, derivadas
de su diferente calegorización gramatical.
124 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

3.2.2. Conectores consecutivos que marcan sólo la conclusión


que sigue

Expresiones conectivas como por (lo) tanto, por consi­


guiente y en consecuencia (y sus variantes consecuentemente y
como consecuencia) parecen ser los conectores prototípicos
para la expresión de la conclusión en lengua escrita formal.
Estos conectores acarrean una instrucción más estrictamente
catafórica que las analizadas en el epígrafe anterior, pues seña­
lan de manera ostensiva que lo que viene a continuación cons­
tituye una consecuencia, sin remitir explícitamente a la infor­
mación previa; esto es, sin hacer referencia a la lógica de la
causa desencadenante. Todos ellos marcan de modo expresivo
la fuerza conclusiva de la frase que introducen.
Dado que la conclusión es siempre el fragmento más im­
portante de un discurso —especialmente si éste es de tipo ar­
gumentativo—, estos conectores tienen, por tanto, también
como función señalar la importancia o relevancia informativa
del miembro discursivo que introducen; en este sentido, fun­
cionan como señales captadoras de la atención del destinata­
rio para advertirle que se va a llevar a cabo el “cierre textual”;
es decir, en ocasiones estos conectores presentan como se ve
un valor metadiscursivo de organizadores del discurso, ya que
anuncian el “cierre" de éste.
El más frecuente de todos ellos es por (lo) tanto, que puede
aparecer con o sin el elemento anafórico lo —de hecho, lo más
común es que se omita—.

(47) Su mayor conflicto interno [de la novela] ha sido siempre


su oscilación entre el mero producto de entretenimiento para
cabezas de chorlito y desocupados, y una forma depuradísima,
sutilísima e insustituible de reconocernos a nosotros mismos (v
por tanto de reconocer el mundo).
[El País, 3-10-1998, p. 13]

La aparición de por tanto implica la presentación de una re­


lación de causa-efecto ligada a un razonamiento. Por su parte,
los conectores en consecuencia y por consiguiente tienen un sig­
nificado similar al de por tanto, pero presentan un aspecto más
culto, formal y, en ocasiones, efectista:
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 125

(48) El futuro papel de la enseñanza superior dependerá de la ca­


lidad, contenido y amplitud de la investigación básica y aplicada,
que puede proporcionar las respuestas a cuestiones básicas plan­
teadas hoy a todas las ramas del conocimiento como resultado
de los muchos problemas interrelacionados e inlerdependientes
del mundo. (...) En consecuencia, debería abarcar también la
modernización de las profesiones tradicionales, el diseño previ­
sor de nuevas profesiones y la evaluación y actualización de
programas.
[El País, 9-10-1998, p. 39]

El ejemplo anterior de (48) muestra el uso del conector en


consecuencia tras punto. Sin embargo, a menudo este conector
aparece precedido de la conjunción y y sin signos de puntua­
ción “fuertes”:

(49) Son libros generalmente de gran formato y hermosas ilus­


traciones, y en consecuencia, de precio algo más elevado de lo
habitual.
[La Vanguardia, 20-12-1996, p. 52]

En el caso de en consecuencia no hay un proceso de razo­


namiento que lleve de la causa a la consecuencia, sino que el
conector se limita a conectar causativamente estados de cosas
(Portolés, 1998c: 80-81 y 140). Ésta es la diferencia fundamen­
tal que existe entre, en consecuencia, y por consiguiente y por
tanto, ya que estos dos últimos sí presentan el segundo miem­
bro como fruto de un razonamiento (como también hace de
ahí que, según se vio).
Al igual que se vio respecto de los conectores sin embargo
y no obstante en la familia contraargumentativa, en consecuen­
cia parece especializado también en relacionar entre sí nutri­
dos bancos de datos, es decir, párrafos enteros previos con pá­
rrafos posteriores (y no simples contenidos oracionales). En
efecto, el conector en consecuencia (como también así pues,
como se verá en el apartado siguiente) también realiza a me­
nudo dicha conexión transparafrástica, señalando que a un
notable conjunto de datos anteriores le sigue la consecuencia
que el conector introduce.
A menudo, el conjunto de informaciones previas que pre­
126 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

cede al conector es tan amplio (está compuesto por varios pá­


rrafos, abarrotados, a su vez, de largas y prolijas oraciones)
que resulta complicado para el receptor saber con qué infor­
mación de todas las que preceden al conector consecutivo
debe ponerse en relación los contenidos informativos que éste
introduce. El siguiente artículo, de carácter económico, pone
de manifiesto que, en efecto, no resulta sencillo establecer
dónde empieza la información que el escritor presenta como el
estado de cosas que conduce a la consecuencia. Hemos sugeri­
do mediante una flecha nuestra hipótesis al respecto:

(50) Usos y abusos de la democracia

En una de esas frecuentes polémicas parlamentarias, general­


mente tan motivadas por razones partidistas como vacuas de ra­
zonamiento intelectual, una señoría socialista acusó al Gobier­
no de abusar de sus facultades y forzar una interpretación de la
Ley de Autonomía del Banco de España, que supone una pre­
sión y un condicionamiento sobre la política de tipos de interés
del banco emisor peligrosos para los equilibrios económicos.
Pero seguidamente de afirmar que esas son materias que debe­
rían dejarse al gobernador, señor Rojo, añadió que éste no debía
pronunciarse sobre materias, como la reforma del mercado la­
boral, que no le corresponden.
Lo interesante es que este episodio, propio del Ruedo Ibéri­
co, ilustra con tonos castizos un debate más profundo y general
que está teniendo lugar en Europa y en vísperas de la unión mo­
netaria y del inicio de sus funciones por el Banco Central Euro­
peo. En este caso han sido nada menos que el presidente de la
República Francesa y su primer ministro quienes han comenza­
do las escaramuzas tendentes, es de temer, a poner grilletes a la
autonomía prevista en el tratado de Maastricht para el Banco
Central Europeo. Según los ilustres políticos franceses, cuya
trayectoria está sembrada de éxitos económicos, es preciso que
la política monetaria se vea equilibrada por el poder político.
Esas afirmaciones, hechas con ocasión de la reciente conferen­
cia de Dublín, fueron ampliadas por otro francés, el comisario
para Asuntos Económicos y Monetarios, señor De Silguey —uno
de esos ejemplos de tonto químicamente puro que llega a ocu­
par un alto cargo en los organismos internacionales gracias a
hablar inglés o francés y gozar del poderoso apoyo de su gobier-
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 127

no—, que ya ha adelantado algún plan genial para poner al futu­


ro Banco Central Europeo en el contexto adecuado, entendien­
do por tal desde luego no el que rige la actuación del Bundes-
bank sino aquel en el cual se mueve el Banco de Francia, que es
“independiente” pero no “distante” del Gobierno.
Y aquí reside la raíz del problema. En los últimos años
los bancos centrales han conseguido una autonomía más o me­
nos clara que les ha permitido colaborar decisivamente en las
políticas de estabilidad y crecimiento mediante el control de la
cantidad de dinero y, por ende, de la inflación. Pero la cuestión
no debe analizarse en términos de contribución de los bancos
emisores a una determinada política económica gubernamen­
tal, sino que se impone dar un paso más v discutir en qué medida
se pueden conciliar los principios de una democracia parlamen­
taria con la existencia de una política monetaria independiente
del Ejecutivo. Analizados con esa óptica los planteamientos de
nuestro parlamentario antes citado, o los avisos de los altos man­
datarios franceses, dejan de lado deliberadamente el enfoque en
mi opinión correcto, que hunde sus raíces en una visión diferente
del funcionamiento de una democracia constitucional. Voy a in­
tentar, adelantando que acaso no tenga éxito, resumir cuál es ese
planteamiento.
El punto clave es si una institución como el Banco de España
goza de alguna legitimación que confiera, por así decirlo, un
manto democrático a sus decisiones, habitualmente impopula­
res. Mi respuesta, que es afirmativa, se basa en una distinción
constitucional bastante simple pero casi, siempre ignorada. Se
trata de diferenciar entre las normas constitucionales que se
ocupan de la estructura de los órganos de gobierno y del proce­
so de adopción de decisiones políticas de aquellos principios bá­
sicos animadores tanto de la existencia de normas legales supe­
riores como de contadas instituciones cuyo papel las mayorías
parlamentarias, partidos políticos v la opinión pública en gene­
ral deberían entender y respetar. Esas instituciones, de las cua­
les el Tribunal Constitucional es el ejemplo más sobresaliente,
no se legitiman con el respaldo de elecciones periódicas sino
gracias a la vigencia, aceptación y respeto de principios consti­
tucionales que encomiendan a aquéllas fines diferentes, pero
igualmente legítimos, de los intereses transitorios de una coali­
ción gubernamental o de las actuaciones partidistas que carac­
terizan, en el mejor sentido de esos términos, la vida política de
una democracia parlamentaria occidental.
128 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

En consecuencia , cuando se atacan las actuaciones del


Banco de España calificando a sus dirigentes de tccnócratas y
acusándoles de carecer de legitimación democrática para actuar
como actúan, no sólo se está ignorando la distinción constitu­
cional antes analizada, sino también dejando de lado que la Lev
de Autonomía del Banco de España, de junio de 1994, confirió a
esta institución un mandato que tanto la opinión pública como
la sabiduría académica consideran básico para lograr una polí­
tica que asegure “el progreso social y económico y una distribu­
ción de la renta más equitativa", según el artículo 40.1 de la
Constitución. Por lo tanto, y en resumen', cuando algún ministro
del Gobierno o un secretario de Estado, el presidente de la Ge-
neralitat o ciertos parlamentarios socialistas critican o discuten
la política monetaria del Banco de España, sería conveniente
que no olvidasen que tan profundamente democrática como esa
crítica es la resistencia del Banco emisor a traducir en decisio­
nes concretas esas sugerencias.
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 18]

Del prolijo texto anterior, cabe destacar diferentes aspec­


tos: en primer lugar, la dificultad, como se señaló, de estable­
cer con qué información precedente exactamente ha de poner­
se en relación la consecuencia. Esta vaguedad respecto del
alcance de la señalización de la causa no es problema, como se
ve, para el uso del conector en consecuencia, cuya instrucción
fundamental es, como sabemos, indicar que los datos que le si­
guen constituyen la consecuencia. Ahora bien, esa misma va­
guedad respecto de cuál es exactamente la causa resulta del
todo inapropiada si el conector consecutivo que se utiliza es
uno que contenga en su formación algún elemento de tipo ana­
fórico, como es el caso de por eso o por ello. Nótese que, en
efecto, resultaría inadecuada la utilización de una de estas dos
expresiones conectivas en el texto anterior, ya que, como se se­
ñaló, estos conectores indican, precisamente, la relevancia de
cuál es la causa desencadenante, lo cual resulta incoherente
con la señalización de la consecuencia en un texto en el que no
resulta sencillo desentrañar dónde comienza la expresión del
antecedente causal. Además, tanto en consecuencia, como por
tanto o por consiguiente pueden relacionarse, como pone de
manifiesto el texto de (50), con enunciados que no sean nece-
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 129

sanamente los que se sitúan inmediatamente precedentes a los


conectores, sino que pueden estar al comienzo del texto o a la
mitad. Esta capacidad de relación extraoracional distingue es­
tos tres conectores de las conjunciones y locuciones consecuti­
vas que funcionan en el nivel intraoracional, que sólo pueden
operar en estructuras bimembres de causa-consecuencia.
Por otro lado, nótese que el autor, consciente del maremág-
num de datos que maneja, utiliza, a fin de trabar de una mane­
ra más estrecha causa v consecuencia, una expresión anafórica
que hace clara referencia a un sintagma nominal del párrafo
previo. En el texto, hemos destacado tipográficamente con
subrayado tanto el antecedente como la expresión anafórica.
Por último, véase que a menudo los conectores indicado­
res de consecuencia por tanto, en consecuencia y por consi­
guiente funcionan también como organizadores de la materia
discursiva, ya que, al mismo tiempo que introducen una con­
secuencia, señalan que se inicia la conclusión del texto. En el
caso del texto de (50), dado que la expresión de dicha conclu­
sión o cierre textual30 se estaba extendiendo en exceso, el autor
recurre a un nuevo conector consecutivo (en esta ocasión, por
lo tanto), acompañado de un organizador del discurso (en resu­
men) a fin de señalar al lector el cierre del texto.

Por su parte, el conector consecuentemente parece una va­


riación estilística de en consecuencia, si bien resulta poco fre­
cuente, debido probablemente a su "pesantez", ya que conlleva
un elevado número de sílabas:

(51) La población femenina general mide un promedio de 1,63


metros y pesa 66 kilogramos. Consecuentemente, se calcula que en
la actualidad apenas un 4 por cien de las féminas tienen la posibi­
lidad de aproximarse al físico idealizado por Hollywood, la aveni­
da Madison de Nueva York y las revistas del corazón y de modas.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 70]

Otra variación estilística de en consecuencia la constituye


la expresión conectiva como consecuencia:

30. Sobre los conectores de "resumen”, “conclusión" y "cierre”, véase Váz­


quez Vciga (1994-1995). Vid. también Fuentes (1993).
130 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(52) En realidad, los nuevos modelos de relación entre hombres


y mujeres están basados en expectativas de igualdad un tanto
idealizados, y contienen aspiraciones feministas y una dosis im­
portante de la nueva sensibilidad masculina. Como consecuen­
cia, a la pareja de hoy se le exige no sólo ser mejores amigos,
compañeros íntimos y cónyuges sexuales, sino la realización
profesional o laboral de los dos fuera del hogar y la participa­
ción activa de ambos en la casa y la crianza de los hijos.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 29]

En cuanto a por consiguiente, al igual que por tanto intro­


duce una consecuencia obtenida después de un razonamiento;
sin embargo, por consiguiente se diferencia de por tanto en su
carácter marcadamente culto, ya que por consiguiente resulta
inesperado e incluso forzado en lengua oral espontánea (en
este sentido, recuérdese el uso recurrente que de él hacía un
famoso político):

(53) La enseñanza superior necesita adaptarse del mejor modo


posible a las exigencias culturales previsibles, a la investigación
y a la explotación de conocimientos que fomenta, al aumento de
la competencia profesional y a la evolución de la sociedad. De­
bería, además, contribuir a un desarrollo local v global sosteni-
blcs que sean social y humanamente justos y estén de acuerdo
con los valores éticos y morales. Por consiguiente, urge meditar
acerca de la clase de enseñanza superior que deseamos y el tipo
de sociedad para la cual la deseamos.
[El País, 9-10-1998, p. 39]

Como muestra el ejemplo de (53), este conector puede


aparecer tras pausa fuerte. Ahora bien, al igual que sucedía
con los conectores en consecuencia, por eso y por ello, también
por consiguiente aparece con frecuencia precedido de la con­
junción copulativa y, y sin signos de puntuación "fuertes”,
como reflejan, a su vez, los enunciados de (54) y (55):

(54) Las casas, que se venden prefabricadas —distintos tamaños


y estilos, eso sí—, no son pétreas ni tienen cimientos y, por con­
siguiente, todo puede parecer un decorado de película.
[La Vanguardia, 16-11-1996, p. 21 ]
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 131

(55) “Cuando una federación nacional ingresa en la FIFA


—prosiguió el portavoz—, acepta sus estatutos y se compromete
a aplicarlos, y en aquéllos figura la renuncia voluntaria, y por
consiguiente la prohibición a recurrir a ninguna otra jurisdic­
ción ajena a la FIFA.”
[La Vanguardia, 31-12-1996, p. 27]

Por consiguiente, al igual que se vio con en consecuencia,


suele funcionar, al tiempo de como conector consecutivo,
como señalador de la conclusión del texto y, por tanto, a menu­
do, indica el cierre de éste:

(56) Hacienda y el nuevo cálculo de retenciones

En La Vanguardia de fecha 7 de diciembre, en la sección de Eco­


nomía y bajo el título de “Hacienda rebaja la mayor parte de ac­
tas a empresas por el nuevo cálculo de retenciones”, su autor,
Pablo Fernández, da a entender que es la inspección de Hacien­
da la que aplica “su criterio" de elevación al íntegro de los rendi­
mientos netos percibidos por el concepto de rendimientos del
trabajo personal, cuando no se les ha aplicado el tipo de reten­
ción que les corresponde.
A los lectores de este periódico, así como al señor Pablo Fer­
nández, debo aclarar que la inspección de Hacienda, en sus
comprobaciones de las retenciones que han practicado las em­
presas por las cantidades satisfechas por rendimientos del tra­
bajo personal, aplica literal, gramatical y conceptualmente lo
dispuesto en el artículo 90.2 de la lev del 1RPF, y artículo 60 de
su reglamento.
Por consiguiente, la inspección de Hacienda, en el cumpli­
miento de sus funciones de comprobación e inspección tributa­
ria, deberá seguir aplicando la fórmula de “elevación al íntegro”,
cuando así sea procedente, hasta que una lev derogue los artícu­
los de la lev y reglamento del IRPF, actualmente vigentes.
[La Vanguardia, 14-12-1996, p. 20]

El conector consiguientemente constituye una variación


formal de por consiguiente:

(57) El PP atribuía a la sanidad un déficit de un billón de pese­


tas y ahora arguye lo contrario. Eso le evita aflorar el déficit y,
132 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

consiguientemente, le ahorra el porcentaje correspondiente a las


comunidades autónomas y con ello elude incrementar la parti­
da sanitaria.
[La Vanguardia, 22-9-1996, p. 28]

(58) Tales recuperaciones se hicieron más evidentes al prome­


diar la tanda y, consiguientemente, el mercado emprendió una
trayectoria positiva que se prolongó, con altibajos, hasta el cie­
rre semanal.
[La Vanguardia, 22-9-1996, p. 28]

Respecto a por ende, es un conector poco frecuente, estric­


tamente ligado al registro escrito formal. Contrariamente a lo
que parecen pensar algunos escritores inexpertos, no significa
‘además’, sino ‘por tanto’, ‘en consecuencia’:

(59) En aquel momento [febrero de 1990], RTVE tenía sus cuen­


tas saneadas: la cuota de pantalla de TVE (y, por ende, de publi­
cidad) era tan grande que sus ingresos permitían hacer frente a
todos los gastos —incluidos los de RNE— v, además, generar
beneficios.
[La Vanguardia, 12-5-1996, p. 2]

(60) Diferencias con el año 1931 hay varías: pero para este escri­
to sólo me interesa destacar que los políticos de entonces —no
quiero poner nombres— pusieron por delante su doctrinarismo
a cualquier otro interés, derribando a la monarquía y convir­
tiendo, por ende, a ésta en uno de los temas de debate político en
la lucha iz.quierda-derecha. La consecuencia, aunque claro está,
no fuera la única causa, es la Guerra Civil.

Una particularidad de por ende frente a otros conectores


consecutivos de su mismo grupo, estriba en el hecho de que
los dos miembros que relaciona han de tratar el mismo tema;
no pueden tratar sobre tópicos diferentes (Portolés y Martín
Zorraquino, 1999: § 63.3.3.6). En efecto, por ende ha de rela­
cionar dos cláusulas que desarrollan el mismo tema, como
muestra la paráfrasis del ejemplo ya manejado de (59), en la
que se ha destacado mediante subrayado el tópico compar­
tido:
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 133

(59) En aquel momento [febrero de 1990], RTVE tenía sus cuen­


tas saneadas: la cuota de pantalla de TVE (y, por ende, de publi­
cidad) era tan grande que sus ingresos permitían hacer frente a
todos los gastos —incluidos los de RNE— y, además, generar
beneficios.

(59bis) La cuota de pantalla de TVE era grande, por ende, la cuo­


ta de publicidad de TVE lo era también.

Si no se cumple esta restricción informativa (es decir,


cuando las cláusulas concurrentes desarrollan tópicos diferen­
tes), no puede aparecer este conector y sí, en cambio, otro del
mismo grupo de consecutivos parentéticos, como muestra la
inaceptabilidad de (61b) frente a la adecuación de (61a):

(61) a. Ese examen de ingreso es muy difícil, y por tanto, tendrás


que prepararte a fondo.
(6\bis) *Esc examen de ingreso es muy difícil, y por ende, ten­
drás que prepararte a fondo.

3.2.3. Así pues, punto intermedio entre las dos categorías


anteriores

El conector así pues parece especializado en relacionar la


conclusión que le sigue con un primer miembro que general­
mente está formado por una secuencia discursiva compleja, es
decir, no por una única oración, sino por un conjunto de ellas,
tal como reflejan los dos siguientes ejemplos, en los que la in­
formación previa con la que engarza así pues constituye un nu­
trido banco de datos; de hecho, todo el discurso precedente. Tal
como ocurre en (62) y (63), así pues funciona también a menu­
do como cierre argumentativo e incluso como cierre textual.

(62) El recurso de un conductor a quien se impuso en Madrid


una multa de 15.000 pesetas por haber estacionado en zona
de carga y descarga ha sido admitido por el Tribunal Superior de
Justicia de la Villa y Corte. El usuario alegaba que no había esta­
cionado en el lugar indicado, sino en otro muy distinto y alejado.
La sentencia considera que “las denuncias efectuadas por los
agentes de la autoridad encargados de la vigilancia del tráfico
134 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

harán fe, salvo prueba en contrario, respecto de los hechos de­


nunciados, sin perjuicio del deber de aportar todos los elementos
probatorios que sean posible sobre el hecho denunciado”.
Reconoce asimismo que "existen infracciones en las cuales
no es posible obtener otro medio probatorio diferente a la de­
nuncia. En estos casos debe bastar como prueba la declaración
del agente. Pero hay infracciones, como los estacionamientos
prohibidos, en que son perfectamente fáciles otras pruebas, ta­
les como una fotografía”, pues la palabra del agente no es en­
tonces suficiente. Así pues, parece que con estricta legalidad las
denuncias de aparcamiento indebido deberán ser probadas con
fotografía, por lo menos en Madrid.
[La Vanguardia, 22-12-1996, p. 2]

(63) Es evidente que los medios de comunicación de masas (...),


fustigados por la reciente y poderosa industria de la belleza —la
moda, los cosméticos, las dietas, la cirugía estética, y los gimna­
sios— ejercen una enorme influencia al definir, legitimar y pro­
pagar el modelo corporal de belleza v perfección, a la vez que
perpetúan los estereotipos del sexo femenino. Así pues, en mu­
chas sociedades contemporáneas, coincidiendo con la dcsvalori-
zación de la maternidad, cada día existe una dicotomía mayor
entre la imagen que los medios de comunicación identifican
como la figura femenina (...) y la figura de mujer (...) madura,
maternal, benevolente, y físicamente más cercana a la norma de
la población general.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, pp. 73-74]

Tal como se indicó en 2.1.1 al tratar de así que, el conector


así pues presenta la conclusión como una generalización co­
múnmente aceptada, objetiva, aun cuando se esté planteando
una opinión personal. Este carácter generalizador objetivo de
así pues le permite aportar mayor rigor al discurso que el mar­
cador similar ast que.
Así pues, propio de registro escrito, constituye de algún
modo un punto intermedio entre los marcadores conclusivos
parcntcticos que presentan un elemento anafórico en su for­
mación (por eso, por ello, por ese motivo...), y los que se limi­
tan a presentar la conclusión sin señalar la causa precedente
(por tanto, en conclusión...). De hecho, así pues sí contiene en
su composición un elemento pronominal —así— que parece
LAS EXPRESIONES CONECTIVAS DE CARÁCTER CONSECUTIVO 135

hacer alusión a una información anterior, pero este conector


lleva a cabo tal referencia anafórica de una manera menos
transparente que por eso o por ese motivo. De igual modo, así
pues presenta la información que le sigue como una conclu­
sión, pero de una manera más general y menos "cargada” léxi­
camente que por tanto o por consiguiente.
Por otro lado, contrariamente a todos los demás conecto-
res consecutivos parentéticos analizados hasta ahora, así pues
no puede ir precedido nunca de la conjunción y, como muestra
lo inadecuado de la versión (e) del anterior ejemplo de (54),
—que reproducimos a continuación—, frente a la aceptabili­
dad de las correspondientes versiones (a), (b), (c) y (d):

(54) a. Las casas, que se venden prefabricadas —distintos tama­


ños y estilos, eso sí—, no son pétreas ni tienen cimientos y, por
consiguiente, todo puede parecer un decorado de película.
b. Las casas, que se venden prefabricadas —distintos tamaños y
estilos, eso sí—, no son pétreas ni tienen cimientos y, por tanto,
todo puede parecer un decorado de película.
c. Las casas, que se venden prefabricadas —distintos tamaños y
estilos, eso sí—, no son pétreas ni tienen cimientos y, en conse­
cuencia, todo puede parecer un decorado de película.
d. Las casas, que se venden prefabricadas —distintos tamaños y
estilos, eso sí—, no son pétreas ni tienen cimientos y, por ello/por
eso/por esa razón, todo puede parecer un decorado de película.

e. *Las casas, que se venden prefabricadas —distintos tamaños


y estilos, eso sí—, no son pétreas ni tienen cimientos y, así pues,
lodo puede parecer un decorado de película.

De hecho, el conector así pues no acepta tampoco la ante­


posición de la conjunción también copulativa ni, con la que sí
pueden combinarse, en cambio, el resto de conectores conse­
cutivos de tipo parentético, como vuelve a reflejar la inadecua­
ción de la versión (e) del enunciado siguiente frente a lo co­
rrecto de las versiones anteriores:

(64) a. Sin embargo, la economía ni es una ciencia ni por consi­


guiente es previsible a todos los niveles.
[La Vanguardia, 22-12-1996, p. 2]
136 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

b. Sin embargo, la economía ni es una ciencia ni por tanto es


previsible a todos los niveles.
c. Sin embargo, la economía ni es una ciencia ni en consecuen­
cia es previsible a todos los niveles.
d. Sin embargo, la economía ni es una ciencia ni, por
eso/ello/por esa razón, es previsible a todos los niveles.

e. *Sin embargo, la economía ni es una ciencia ni así pues es


previsible a todos los niveles.

Véase a continuación la siguiente clasificación de estos co­


nectores de acuerdo con el tipo de significado procedimental
que acarrean:

CONECTORES CONSECUTIVOS
(matices de significado)

• conectores que introducen • conectores que señalan que


la consecuencia y señalan lo que sigue constituye la
anafóricamente cuál es la consecuencia, pero sin
causa desencadenante apuntar a la causa

• erado intermedio
• así pues

integrados integrados
parentéticos en la oración parentéticos en la oración

• por ello/eso • por lo que • por (lo) tanto • de manera/


• por ese/tal/dicho • de ahí que • en consecuencia modo que
motivo/ • por consiguiente • así que
razón/causa • por ende
• pues
Capítulo 4
CONECTORES DE TIPO ADITIVO
Y ORGANIZADORES
DE LA INFORMACIÓN DISCURSIVA

1. Aditivos argumentativos y aditivos organizadores

A lo largo de este apartado se analizarán las expresiones


conectivas que introducen una información cuyo contenido
"se añade” a la aparecida previamente. En efecto, las secuen­
cias conectivas a las que dedicaremos atención en las páginas
siguientes se encargan de señalar que la frase que les sigue
mantiene la misma línea temática que "traían” las oraciones
anteriores.31
De este modo, si proseguimos con la metáfora de los co­
nectores como signos de tráfico, las unidades reunidas bajo
esta denominación son en algún modo comparables a un signo
que indicara, en términos de procesamiento de la información:
"siga por la misma dirección temática que traía” —y que quizá
podríamos representar gráficamente del siguiente modo:
(rt>ri>)—, tal y como muestra el funcionamiento del elemento
que aparece en cursiva en el ejemplo siguiente:

(1) Aún hoy, las clasificaciones se utilizan notablemente en las


bibliotecas porque permiten articular el fondo documental en di­

31. Para una breve presentación de este tipo de elementos conectivos véa­
se también, además de ios trabajos generales ya citados, Fuentes (1996).
138 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

visiones, mantener agrupados documentos similares y, además,

facilitan la implantación de sistemas de acceso directo al docu­


mento para los usuarios
[Ll. Codina, Quark, 5, octubre-diciembre de 1996, p. 36]

Como se ve, el argumento que introduce además en el


ejemplo de (1) “facilitar el uso de sistemas de acceso direc­
to”) se orienta en la misma dirección que las informaciones
anteriores ((i) “articular el fondo en divisiones” y (ii) “agrupar
documentos semejantes”). De hecho, las tres proposiciones es­
tán coorientadas, ya que tienen la misma dirección argumen­
tativa, pues conducen a una misma conclusión: “las clasifica­
ciones son útiles”.
Las expresiones conectivas de carácter aditivo son en oca­
siones también organizadoras de la información discursiva,
ya que no sólo presentan datos que forman parte del mismo
tema que los previamente aparecidos, sino que al mismo tiem­
po muestran al receptor cuál es la estructura del discurso. En
este sentido, piénsese en conectores tales como por una parte,
por otra (parte), o en primer lugar, en segundo lugar, finalmente,
etcétera, los cuales, a la vez que introducen nueva información
que va en la misma línea temática que la precedente, la distri­
buyen y dividen en bloques más pequeños, a fin de que resulte
así más fácilmente interpretable, al tiempo que organizan ma­
teria discursiva, señalando de este modo cuál es la estructura
del texto.
Los elementos conectivos que se analizarán en este capítu­
lo son: además, asimismo, a su vez, del mismo/igual forma/
modo/manera, encima, es más, igualmente, incluso, por añadi­
dura, por lo demás, por una parte, por otra parte, por otro lado,
por su lado. Todos ellos sirven para señalar, por una parte, que
la información que les sigue forma parte de una enumeración
(aunque sea breve, quizás de sólo dos miembros), de la que el
segmento informativo introducido por el conector constituye
el último miembro; por otra, sirven para señalar también que,
junto con las proposiciones aparecidas previamente, la que si­
gue al conector aditivo forma con ellas, globalmente, un mis­
mo bloque de significado.
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 139

La necesaria coincidencia temática que debe darse entre


las diferentes informaciones que relaciona un marcador de
tipo aditivo (la que le precede y la que le sigue) puede compro­
barse a través del contraste entre los enunciados de (2) y
(2bis):

(2) Guillermo ensaya cada noche un rato con su saxofón, va to­


dos los miércoles a las sesiones abiertas del Jazz-Club, y asiste a
la ópera con sus amigos los viernes por la noche. Además, asis-
mismo, los fines de semana participa en concierto con la coral
«Voces Amigas».

En la oración anterior, la frase introducida por el marcador


aditivo (“participar en conciertos con la Coral «Voces Amigas»
los fines de semana”) conduce, lo mismo que las que le prece­
den (“ensayar cada noche con el saxofón"; “ir los miércoles a se­
siones del Jazz-Club”; “asistir a la ópera los viernes”) a idéntica
conclusión: “Guillermo es un melómano.” Como se advierte,
esta conclusión se deduce implícitamente, ya que no aparece
expresada de manera explícita.
Sin embargo, nótese que no resultaría comprensible una
secuencia en la que el miembro discursivo introducido por un
conector aditivo no guardara relación temática o lógica con la
información aparecida en las frases precedentes:

(2his) Guillermo ensaya cada noche un rato con su saxofón, va


todos los miércoles a las sesiones abiertas del Jazz-Club y asiste
a la ópera con sus amigos los viernes por la noche. Además/asi-
mismo, los fines de semana, sale con la bicicleta de montaña.

Como se ve, el desacierto —que conduce al desconcierto—


de esta enumeración reside en que el lector no llega a entender
qué tienen que ver las tres primeras acciones descritas (refe­
rentes a “practicar música”) con la introducida por el conector
además (“ser aficionado a la bicicleta de montaña”); es decir, el
receptor no atina a comprender de qué modo las informacio­
nes relacionadas por el conector forman parte de un mismo
bloque temático (ya que ésta es la instrucción que acarrea el
conector aditivo, como se ha visto). En consecuencia, el lector
acaba perdiendo por completo de vista cuál es la conclusión
140 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

que se desgaja de toda la sarta; esto es, finalmente ¿qué es


lo que se está intentando decir sobre Guillermo?
En cambio, el enunciado de (2) resultaría perfectamente
interpretable si el conector utilizado fuera una expresión co­
nectiva de la familia contraargumenativa, ya que el receptor no
tendría problemas en procesar la última de las proposiciones
como opuesta de algún modo a las aparecidas previamente:

(2ter) Guillermo ensaya cada noche un rato con su saxofón, va


todos los miércoles a las sesiones abiertas del Jazz-Club y asiste
a la ópera con sus amigos los viernes por la noche. Ahora bien,
los fines de semana, sale con la bicicleta de montaña.

Aunque todos los elementos conectivos que hemos incluido


en este capítulo comparten un significado básico común de
añadir nueva información que se integra en un bloque temático
iniciado en la oración u oraciones previas, no siempre resultan
estrictamente idénticos v, por lo tanto, intercambiables entre sí.
Piénsese, por ejemplo, en un enunciado como el que sigue:

(3) #Alberto es una mala persona: fastidia a los vecinos, le pega al


pen o v, asimismo, le arrea a su mujer unos palizones de muerte.

No es preciso analizar con demasiada atención esta ora­


ción para advertir que hay algo en ella que “choca”, que llama
la atención, que no resulta adecuado. Si nos fijamos un poco,
lo que “chirría” en este enunciado es el hecho de que el conec­
tor asimismo presenta la información que le sigue (“Alberto le
arrea a su mujer unos palizones de muerte”) como un dato
más dentro de una enumeración unitaria, pero lo presenta de
una manera “aséptica”, es decir, sin señalar que pegar a la es­
posa constituye una información mucho más “fuerte” para de­
mostrar la maldad de Alberto que incordiar a los vecinos o
maltratar al peno. Ciertamente, también se produce aquí una
inadecuación de registro: asimismo constituye un conector
propio de lengua formal que se aviene poco con el tono oral es­
pontáneo de este enunciado.
Sustituyamos ahora el inadecuado conector asimismo por
otro tipo de conector aditivo mucho más conveniente en este
enunciado:
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 141

(Ibis) Alberto es una mala persona: fastidia a los vecinos, le


pega al perro y, además, le anea a su mujer unos palizoncs de
muerte.

Aquí la ordenación de los argumentos resulta bastante ve­


rosímil, porque además plantea que, de entre todas las accio­
nes expuestas, agredir a la esposa constituye la prueba más ro­
tunda de la crueldad de semejante individuo. Salta, pues, a la
vista que el conector además no sólo introduce información
nueva que prosigue la línea temática de las informaciones pre­
vias, sino que también suele señalar que el argumento que in­
troduce es el más fuerte de entre todos los manejados para
conducir a una determinada conclusión. La función argumen­
tativa que lleva a cabo este conector en el enunciado de (3bis)
puede esquematizarse como sigue:

1. fastidiar a los vecinos 2. pegarle al perro además 3. golpear a la esposa

(- maldad) ----------------------------- ► (+ maldad)


[Conclusión implícita: Alberto es un ser despreciable]

La instrucción no sólo aditiva, sino también argumentati­


va, que lleva a cabo además explica que, cuando se utiliza este
conector, los argumentos habitualmente no se ordenen de una
manera arbitraria: tras además y en última posición de la enu­
meración (lugar “climático” desde el punto de vista argumen­
tativo), tiende a aparecer el argumento más fuerte para incli­
nar a una determinada conclusión. Véase, por ejemplo, qué
ocurre si desorganizamos la escala argumentativa que consti­
tuían los argumentos del enunciado anterior y pasamos a or­
denarlos de otro modo:

(3/er) #Alberto es una mala persona: le pega al perro, le arrea a su


mujer unos palizones de muerte y, además, fastidia a los vecinos.

Como se ve, la organización de los argumentos en un or­


den distinto al que dicta el sentido común produce como resul­
tado un enunciado notablemente cáustico, de acuerdo con el
cual importunar al vecindario se presenta como una actitud
más intolerable que atizar una tunda a la cónyuge.
142 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

De hecho, la instrucción básica que expresa además es la


de vincular dos enunciados con la misma orientación argu­
mentativa, de tal modo que el segundo miembro aporta infe­
rencias que han de sumarse a las sugeridas por el miembro an­
terior, con lo que la conclusión que se obtenga será mucho más
restringida y difícilmente deducible del primer miembro en so­
litario. Así, volviendo al ejemplo de (3), si se predica de alguien
que, simplemente, "fastidia a los vecinos”, podrá colegirse que
se trata de un tipo hosco, algo raro, quizás. Ahora bien, si se
señala de alguien que (i) fastidia a los vecinos, (ii) le pega al
perro y (iii) maltrata a su esposa, la conclusión que se obtiene
de la suma de todos esos argumentos es que se trata de un bes­
tia, lo que resulta bastante más específico que ser meramente
rarillo o un tanto malasombra.

Los ejemplos anteriores nos han permitido advertir que, si


bien las diferentes expresiones conectivas cuyo análisis hemos
reunido en este capítulo bajo la etiqueta común de “aditivos” re­
sultan en ocasiones intercambiables entre sí, en otros casos, en
cambio, no lo son, ya que, como se ha visto, hay algunas que con­
llevan también una operación argumentativa (como además),
mientras que otras se limitan a introducir información nueva,
sin valorarla desde el punto de vista argumentativo (como asi­
mismo).32 Esta diferencia permite distinguir dos grandes grupos
en el interior de las expresiones conectivas de tipo aditivo:

(i) por una parte, elementos que funcionan a modo de or­


ganizadores de la información, ya que sirven para continuar la
andadura discursiva y distribuir los datos, presentando un nue­
vo aspecto, parte o punto del tema del que se está tratando, sin
que se plantee la nueva información introducida como más o
menos importante que la información precedente. Los elemen­
tos que quedan englobados en este subgrupo son: asimismo, a

32. Ello explica que en el trabajo de referencia obligada Martín Zorraqui­


no y Portolés Lázaro (1999) sólo se considere como conectores aditivos los que
aquí se presentan como "aditivos argumentativos”. Los no aditivos (es decir, los
que aquí denominamos "aditivos organizadores de la información") son consi­
derados marcadores "ordenadores del discurso”.
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 143

su vez, de igual/mismo modo/manera/forma, por una parte, igual­


mente, por lo demás, por otra parte, por otro lado, por su parte;
(ii) por otra parte, los conectores además, encima, es más,
por añadidura, incluso e inclusive, caracterizados por el hecho
de que, al mismo tiempo que introducen un nuevo aspecto in­
formativo del tema tratado, llevan a cabo una operación argu­
mentativa, ya que introducen nueva información, generalmen­
te presentada como más "fuerte” desde un punto de vista
argumentativo, que constreñirá las conclusiones inferenciales
que deban hacerse.

conectores aditivos y organizadores de la información

• conectores que introducen • conectores que introducen un


un nuevo aspecto o punto nuevo aspecto informativo del
del tema que se está tratando tema, presentándolo como más
pero sin valorarlo desde el fuerte desde el punto de vista
punto de vista argumentativo argumentativo que los aspectos
anteriores

• asimismo • además
• igualmente • encima
• de igual/mismo modo/ • es más
manera/forma • por añadidura
• por una parte • incluso
• por otra parte • inclusive
• por otro lado
• por su parte
• a su vez

Estos dos grupos constituyen dos tipos diferentes de marca­


dores aditivos que funcionan sobre todo en lengua formal; en la
lengua oral espontánea, el conector además se erige en el prolo-
típico y de uso más extendido para cualquiera de ambos grupos.
Por otro lado, tal y como reflejan los ejemplos manejados
a lo largo del capítulo, este tipo de conectores, en general, tien­
de a aparecer al inicio del miembro que introducen, pero, a ex­
cepción de es más, no se trata de una posición obligatoria;
véanse a este respecto las siguientes versiones (bis) y (ter) del
enunciado de (4), que reflejan la libertad sintáctica de además:
144 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(4) El dato del déficit público hasta noviembre, conocido esta


semana, me genera especial preocupación. Su difusión ya se re­
trasó respecto a lo habitual, pero además la nueva forma de pre­
sentación confunde más que clarifica.
[La Vanguardia, 22-12-1996, p. 24]

(bis) El dato del déficit público hasta noviembre, conocido esta


semana, me genera especial preocupación. Su difusión ya se re­
trasó respecto a lo habitual, pero la nueva forma de presenta­
ción, además, confunde más que clarifica.

(ter) El dato del déficit público hasta noviembre, conocido esta


semana, me genera especial preocupación. Su difusión ya se re­
trasó respecto a lo habitual, pero la nueva forma de presenta­
ción confunde más que clarifica, además.

2. Conectores aditivos organizadores


de la información: asimismo; igualmente;
de igual/mismo modo; por otra parte;
por otro lado; por su parte; a su vez

Como aditivos, estos elementos introducen una informa­


ción que constituye un mismo bloque temático junto con la in­
formación aparecida previamente en el discurso. Plantean la
nueva información a modo de un subcomentario que forma
parte del tema general, y, de este modo, organizan el contenido
discursivo en partes. Como se sugiere en Martín Zorraquino y
Portolés Lázaro (1999: § 63.2.3), la base de dicha ordenación
puede ser de tipo numérico (en primer lugar, en segundo lugar,
etcétera), de carácter espacial (por un lado, por otro lado...), o
temporal (antes de todo, después, etc.). Seguiremos aquí la cla­
sificación de este tipo de expresiones conectivas propuesta por
estos autores:

(i) Marcadores de apertura, cuya función es inaugurar


una serie en el discurso (ante todo, de entrada, de un lado, en
primer lugar, por una parte, etc.).
(ii) Marcadores de continuidad, cuya instrucción es in­
dicar que la información que introducen forma parte de una
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 145

enumeración o serie de la cual no constituye el miembro ini­


cial (asimismo, de igual forma/manera/modo, de otra parte, des­
pués, en segundo/tercer/n lugar, por otra parte, por otro lado, por
su parte, etc.).
(iii) Marcadores de cierre, que señalan el fin de una serie
discursiva (en último lugar, finalmente, por lo demás, por últi­
mo, etc.).

El siguiente fragmento pertenece al libro de Luis Rojas


Marcos, frecuentemente utilizado en este trabajo, La ciudad y
sus desafíos. Hemos subrayado y marcado con letra cursiva los
organizadores de la información discursiva que aparecen en él,
a fin de que pueda advertirse ya en un primer vistazo cómo es­
tos elementos conectivos tienen como función distribuir y es­
tructurar la información que conforma el texto:

(5) Aprender a envejecer

Pienso que de la misma forma que a los niños y adolescentes se


les enseña y prepara intensamente durante años a afrontar las
vicisitudes de la edad adulta, los adultos, a su vez,, deben apren­
der activamente a envejecer, a conocer y superar los desafíos de
la longevidad (...).
En primer lugar, ante la senectud hay que aprender a adap­
tarse a una perspectiva diferente del tiempo, pues, tras estar
acostumbrados a planear para el futuro durante la mayor parte
de la vida, a sembrar, a estudiar o trabajar y a privarse de place­
res inmediatos con el fin de recibir o recoger los frutos y recom­
pensas del mañana, los mayores se enfrentan progresivamente
con la incertidumbre preocupante de un futuro que cada día se
acorta más, lo que hace que los proyectos a largo plazo no ten­
gan sentido. (...)
En segundo lugar, a medida que el futuro se marchita, el pa­
sado se revaloriza, pues en la vejez es importante repasar con
benevolencia el ayer, aceptar la inalterabilidad de la vida ya pa­
sada y reconciliarse con los conflictos que no se resolvieron, con
los eiTores que no se rectificaron v con las oportunidades perdi­
das. Al mismo tiempo, es valioso reconocer a lo largo de este
proceso que ya no se dispone de tiempo para volver a caminos
que no se recorrieron. (...)
En tercer lugar, es esencial mantener en lo posible una cierta
146 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

autonomía y una vida independiente, lo que no siempre es una


tarca fácil, ya que durante esta fase tardía de la vida existen
múltiples amenazas contra la autodeterminación, y la energía es
limitada. Por un lado, el envejecimiento del cuerpo y de los sen­
tidos disminuye la libertad de acción, mientras que los órganos
internos llaman la atención constantemente con su mal funcio­
namiento. Por otro, las condiciones económicas, que por lo ge­
neral empeoran en la vejez, restringen la capacidad de tomar
decisiones libremente. Las aptitudes psíquicas y sociales tam­
bién se van mermando. En definitiva, es como si el proceso na­
tural del desarrollo hubiese dado marcha atrás.

Adviértase el eficaz empleo en este fr agmento de conecto-


res aditivos pertenecientes a una correlación, al inicio del pá­
rrafo (en primer lugar, en segundo lugar, en tercer lugar), lo cual
permite que el lector visualice rápida y eficazmente que cada
uno de los tres párrafos desarrolla un subaspecto de un tema
general. Véase igualmente cómo, en el interior del tercer pá­
rrafo, el autor introduce una nueva serie distributiva (por un
lado, por otro), mediante el uso de otra correlación de conecto-
res aditivos. Por último, con el organizador de la materia dis­
cursiva en definitiva, el autor señala que, una vez expuesta toda
la información que precede a este conector, se procede a seña­
lar la conclusión.
Como se acaba de ver, algunos de estos marcadores “orga­
nizadores” forman parte de correlaciones. Este es el caso de
las expresiones conectivas subrayadas en el texto anterior en
primer lugar, en segundo lugar, en tercer lugar, y por un lado...
por otro. En el caso de las correlaciones por una parte... por
otra (parte), y por un lado... por otro (lado) puede elidirse el sus­
tantivo en el segundo elemento, tal como ocurría también en
los marcadores usados en (5).
Los enunciados siguientes muestran más casos de correla­
ciones distributivas de carácter aditivo; aquí sí se mantienen
los sustantivos en los dos elementos de la correlación:

(6) La idea consiste, por tanto, en representar los documentos


mediante todas sus propiedades relevantes. Si el documento tra­
ta, por un lado, sobre n temas relevantes (tema a, tema b, tema
c...) y, por otro lado, posee ni propiedades significativas (por
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 147

ejemplo, género, autor, fecha, etc.), se trata de utilizar las n + m


propiedades totales del documento como medio de representa­
ción.
[Ll. Codina, Quark, 5, octubre-diciembre de 1996, p. 37]

(7) El citado plan de choque elaborado conjuntamente por


AENA y el Ministerio de Fomento prevé dos actuaciones. Por
una parle, se plantea el reforzamiento de los sistemas de emer­
gencia en Barajas, que empezaron a fallar a las pocas horas de
entrar en funcionamiento. AENA quiere garantizar las alternati­
vas de suministro energético que deben permitir el funciona­
miento de las instalaciones neurálgicas del aeropuerto, a la vez
que se redefine el perímetro de seguridad. Por otra parte, se ha
decidido la apertura de la base de Torrejón para determinados
vuelos civiles realizados por aviones pequeños cuya utilización
no interfiera las operaciones de Barajas.
[La Vanguardia, 12-12-1996, p. 25]

En ocasiones, la enumeración distributiva se híbrida, y se


utilizan organizadores de la información pertenecientes a co­
rrelaciones diferentes:

(8) Tenemos grandes expectativas de crecimiento. Nuestro nego­


cio en España ya es el que más está creciendo en toda Europa, y
el más rentable. Por una parle, el dinamismo de la economía es­
pañola nos interesa, porque aquí hay mejores perspectivas para
los próximos años que en Alemania o Francia, por ejemplo. En
segundo lugar, tenemos una fuerte posición de mercado en Es­
paña, ya que somos el segundo grupo del sector, después de
Danzas. Finalmente, el sector de la logística tiene un gran poten­
cial de crecimiento en España, que es un mercado inmaduro.
[La Vanguardia, 7-12-1996, p. 8]

2.1. Marcadores de continuidad

2.1.1. Sobre asimismo, igualmente, de igual modo/forma/


manera y del mismo modo/forma/manera

Como se indicó más arriba, los marcadores de continui­


dad introducen nueva información que se presenta como per­
148 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

teneciente a un bloque temático ya iniciado previamente, y


plantean dicha información como de igual nivel argumentati­
vo que las informaciones anteriores; los enunciados de (9) y
(10) ilustran cuanto se está exponiendo:

(9) Cualquier programa de enseñanza superior debería incluir en


principio la formación en las técnicas de la investigación para
que los alumnos se familiaricen con el método científico mucho
antes de llegar a los estudios de doctorado o posgrado (...).
Asimismo, la enseñanza superior tendrá que ofrecer forma­
ción adicional periódica en todos los campos especializados de
su competencia.
LR. Díaz-Hochlcitner, El País, 9-10-1998, p. 39]

(10) La Inspección de Trabajo v Seguridad Social ha realizado


en los cinco primeros meses del año 275.152 inspecciones y ha
impuesto sanciones por importe de 5.729 millones de pesetas,
según datos facilitados ayer por el Gobierno. La actividad ins­
pectora durante los meses citados ha practicado 905.137 actua­
ciones en 275.152 inspecciones a empresas. En este mismo pe­
ríodo, se han impuesto sanciones que alcanzan la cifra de 1.129
millones de pesetas por infracciones en prevención de seguridad
laboral y 4.600 millones en otras infracciones del orden social
y laboral. Asimismo, ha promovido el alta de oficio de 16.625
trabajadores a la Seguridad Social, en cuya área se han practi­
cado liquidaciones por 23.452 millones de pesetas, que han
afectado a un total de 137.183 trabajadores.
[La Vanguardia, 30-6-1996, p. 77]

En efecto, no parece que, por ejemplo, el autor del texto de


(9) proponga que la información que aparece tras el conector
asimismo (“ofrecer cursos de reciclaje”) sea más importante
que el argumento aparecido previamente (“dotar al alumnado
de un método científico a lo largo del primer y segundo ci­
clos”), sino que el conector introduce el segundo enunciado,
presentándolo como de igual importancia informativo-argu-
mentativa que el anterior.
En cuanto a igualmente, al igual que asimismo, introduce
un nuevo aspecto del tema que se está tratando, y lo presenta
como de igual jerarquía informativa que los datos aparecidos
previamente:
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 149

(11) Además del segundo slalom de Semmering, hoy domingo


se disputará un descenso masculino en la estación italiana de
Bormio. Igualmente, se iniciará en Oberstdorf (Austria) el tradi­
cional concurso de saltos de esquí de los Cuatro Trampolines.
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 36]

(12) El acercamiento entre Boeing y McDonnell Douglas se ace­


leró el pasado abril, después de hacerse público el importante
contrato obtenido por una filial de Airbus en China. Igualmente,
el encargo de 120 aviones por parte de la compañía norteameri­
cana USAir hizo sonar la voz de alarma ante la entrada del
consorcio europeo en mercados hasta ahora controlados por
Boeing y McDonnell.
[La Vanguardia, 17-12-1996, p. 73]

También pueden presentar un valor equivalente al del co­


nector igualmente (o asimismo) las expresiones de igual forma,
de igual modo, de igual manera y del mismo modo. La semejanza
de significado entre todas estas expresiones se entiende mejor si
se advierte que todas ellas presentan en su formación algún ele­
mento que alude a relaciones de equivalencia (igualmente, asi­
mismo, de igual forma/manera/modo, del mismo modo/manera/
forma), por contraste con la composición del conector aditivo
argumentativo prototípico además, que contiene en su composi­
ción, como se ve, un adverbio de superioridad.
El fragmento del ejemplo de (13) procede de un texto del
que forma parte también el enunciado posterior de (25). El
autor ha manejado diferentes secuencias conectivas de valor
aditivo a fin de no resultar estilísticamente rudo en la presen­
tación de los múltiples aspectos que debe abordar la universi­
dad del futuro:

(13) Cualquier programa de enseñanza superior debería incluir


en principio la formación en las técnicas de la investigación
para que los alumnos se familiaricen con el método científico
mucho antes de llegar a los estudios de doctorado o posgrado.
Del mismo modo, una especie de “campaña de alfabetización”
dirigida a las nuevas tecnologías utilizadas en la enseñanza su­
perior es parte indispensable del aprendizaje de los profesiona­
les (...).
[El País, viernes 9-10-1998, p. 39]
150 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(14) El criterio de selección fundamental ha consistido en man­


tener aquellas voces y acepciones que puedan resultar útiles a
los alumnos de educación secundaria. Y se han suprimido, con
obligadas excepciones, las anticuadas, las desusadas y las poco
frecuentes, los localismos cuyo uso no se extiende a la totalidad
de España o Hispanoamérica, las voces filipinas o de Guinea
Ecuatorial, las derivadas de fácil deducción v los adverbios aca­
bados en "mente”; de igual modo, se han simplificado los envíos
y remisiones, así como ciertos ejemplos.
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 22]

(15) Éstas son las tres patas del acuerdo alcanzado en Bruselas
anteayer, un acuerdo que, según Arias-Salgado, es "equilibrado”
y permite a España disponer de un plazo largo de dos años para
que el capital nacional tome posiciones y se sitúe en el mercado.
De igual forma, hay tiempo suficiente para organizar el merca­
do, agregó, v anunció para ello una lev general de telecomunica­
ciones que el Gobierno remitirá a las Cortes en febrero del pró­
ximo año.
[La Vanguardia, 10-11-1996, p. 71 ]

2.1.2. Por otra parte, por otro lado, de otro lado

Las expresiones por otra parte y por otro lado pueden te­
ner también el mismo valor que se está comentando de intro­
ducir un aspecto nuevo del tema que se expone. De hecho,
como se trató antes, usualmente, por otra parte y por otro lado
suelen formar parte de las correlaciones de marcadores de ca­
rácter distributivo por una parte ... por otra (parte) y por un
lado ... por otro (lado), correlaciones que se utilizan para,
como la denominación “distributiva” indica, distribuir, orga­
nizar la información que se presenta en dos bloques, que no
necesariamente han de estar en oposición. Sin embargo, en
ocasiones, las expresiones por otra parte y por otro lado apare­
cen de manera aislada, sin la primera parte de la correlación;
esto es, aparece el marcador de continuidad, pero no el de
apertura. En tales casos, por otra parte y por otro lado se usan
para presentar un punto o aspecto más del tema que se está
tratando; de ahí su semejanza con el valor de los conectores
aditivos.
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 151

(16) El matrimonio tiene por objeto hacer mejores y más felices


a los casados: lograrlo es una tarca conjunta de pequeñas, pero
frecuentes concesiones. Defectos y diferencias son como bultos
en la personalidad de uno que chocan con los del otro. La solu­
ción es partir de la base de que todo aquello tenía que estar. Por
otra parte, irse venciendo para salvar la propia paz y la común,
paga. El pequeño esfuerzo día a día obliga a salir mucho de sí
mismo; y eso cuesta, pero es el único camino seguro.
[La Vanguardia, 25-12-1996, p. 14]

(17) El coste de un certificado nacional de un envío pasa de 130


a 140 pesetas v el certificado internacional sube de 150 a 162 pe­
setas. El derecho de reembolso nacional pasa de 110a 119 pese­
tas y el internacional, de 150 a 162. Por otro lado, el coste del
aviso de recibo aumenta de 50 a 54 pesetas en servicios naciona­
les, mientras que en los servicios internacionales el precio sube
de 100 a 108 pesetas.
[La Vanguardia, 31-12-1996, p. 53]

Tanto por otra parte como por otro lado se diferencian de


los marcadores antes analizados asimismo c igualmente en
que, contrariamente a éstos, los primeros pueden presentar
también, junto al valor aditivo, un cierto sentido33 opositivo o
de contraste, ya que pueden servir para introducir una idea
que puede presentarse como más o menos opuesta a otra apa­
recida explícita o implícitamente en el discurso previo. Ambos
valores, aditivo y pseudo-adversativo, aparecen en el uso que
se hace a continuación de la expresión conectiva por otro lado
en el ejemplo de (18), en el que este conector equivale tanto a
además como a sin embargo. Adviértase igualmente que es pro­
bable que el autor del enunciado de (18) haya usado la expre­
sión por otro lado como variedad estilística de marcador aditi­
vo, puesto que la expresión además ya aparece utilizada unas
líneas más arriba:

33. Sobre la diferencia entre los conceptos de "significado” de un conector


(esto es, su valor en sistema de la lengua) y el posible "sentido” que puede adop­
tar en un discurso concreto, véase Portolés, 1998c: 85. Así, las expresiones co­
nectivas por otra parle y por otro lado pueden presentar, en algunos contextos,
sentido opositivo, pero no tienen significado de oposición.
152 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(18) Un operador humano puede utilizar unas reglas precisas


para tomar [una serie de] decisiones, codificadas en unos instru­
mentos lingüísticos denominados thesaurus (...). Además, puede
traspasar la estructura superficial de las frases y detectar el signi­
ficado profundo del texto, de manera que, por poner un ejemplo
de manual, si el analista humano lee una frase sobre “la tasa de
aumento de precios de este año...” sabe que puede representarla
con el concepto, y, por lo tanto, con el descriptor <inflación>.
Por otro lado, la aparición de meras palabras no le induce a
engaño. Una expresión periodística, de dudosa corrección, pero
muy utilizada últimamente, como “la película de los hechos fue
la siguiente...” no hará creer al analista que el documento trata
del séptimo arte, etc.
[Ll. Codina, Quark, 5, octubre-diciembre de 1996, p. 41J

Semejante a por un lado... por otro (lado) es la correlación


de un lado... de otro (lado), ciertamente menos frecuente que
aquella. Como en el caso de las correlaciones anteriores, el se­
gundo marcador, el de continuidad (de otro lado), puede apare­
cer aisladamente, sin el de apertura, tal como ocurre en el
ejemplo de (20):

(19) Digamos que ya me encuentro entre dos modos de vivir: de


un lado, sigo ligado a la tierra, al quehacer cotidiano, y de otro
estoy ya en una posición distanciada, objetiva de las cosas.
[La Vanguardia, 10-12-1996, p. 41 ]

(20) Tcmazos que quitan el sueño como el popular castellano


"El mandil de Carolina” o la versión modal absolutamente hip­
nótica del canto granadino-morisco "La tarara”, se incardinan
de maravilla en un repertorio que sigue teniendo entre sus pla­
tos fuertes títulos como "Bulerías turcas” y "La canal”. En defi­
nitiva, gran música que, de otro lado, no obtiene el respaldo ade­
cuado por parte del cantante Benjamín Escoriza.
[La Vanguardia, 10-12-1996, p. 41 ]

2.1.3. Por su parte y a su vez

Otros marcadores de continuidad son las secuencias por


su parte y a su vez. Por su parte carece por lo general de un pri­
mer miembro de la correlación y suele también, pues, aparecer
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 153

de manera aislada. Ambos, por su parte y a su vez, sirven, como


todos los que se han ido analizando hasta el momento, para in­
troducir un dato más dentro de la enumeración informativa
que se está construyendo. El hecho de que ambas expresiones
conectivas presenten en su formación un elemento ligado con
la persona gramatical, el posesivo —que puede, por tanto, va­
riar de forma de acuerdo con cuál sea la persona gramatical
con la que concuerda—, limita sus posibilidades de aparición.
De este modo, un enunciado como el de (21) resulta anómalo
porque se produce un desajuste entre la forma de posesivo que
presenta el conector por su parte, propio de tercera persona, y
la primera personal plural del sujeto (“mis socios y yo”):

(21) *Toda la ciudad se ha volcado en la reconstrucción de ese mo­


numento: diferentes estudios de arquitectos se han brindando a re­
galar al ayuntamiento las maquetas y proyectos de sus propuestas;
por su parte, mis socios y yo hemos acordado ofrecer a precio de
coste material de la mejor calidad destinado a los revestimientos.

De hecho, en los géneros textuales que se caracterizan por


la objetividad de la exposición, y, por tanto, tienden a prescin­
dir del uso de formas lingüísticas ligadas al yo y al tú, lo común
es encontrar únicamente estas expresiones conectivas con po­
sesivos de tercera persona, es decir, por su parte y a su vez.
Por otro lado, la aparición de un elemento pronominal po­
sesivo en la composición del marcador hace que éste presente
restricciones semántico-sintácticas, ya que el posesivo debe po­
nerse en relación con un referente del que forma parte. Dicha
restricción es la que explica que en muchas ocasiones por otra
parte y por su parte no sean conmutables. Así, si se recoge, por
ejemplo, un fragmento del texto que aparecía en (7), se advierte
que no resulta posible la sustitución de una expresión conectiva
por la otra; tal como refleja lo incorrecto de la versión (7/?ís):

(7) El citado plan de choque elaborado conjuntamente por


AENA y el Ministerio de Fomento prevé dos actuaciones. Por
una parte, se plantea el reforzamiento de los sistemas de emer­
gencia en Barajas, que empezaron a fallar a las pocas horas de
entrar en funcionamiento. [...] Por otra parte, se ha decidido la
apertura de la base de Torrejón para determinados vuelos civiles
154 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

realizados por aviones pequeños cuya utilización no interfiera


las operaciones de Barajas.

(Ibis) *E1 citado plan de choque elaborado conjuntamente por


AENA y el Ministerio de Fomento prevé dos actuaciones. Por
una parte, se plantea el reforzamiento de los sistemas de emer­
gencia en Barajas, que empezaron a fallar a las pocas horas de
entrar en funcionamiento. [...] Por su parte, se ha decidido la
apertura de la base de Torrcjón para determinados vuelos civiles
realizados por aviones pequeños cuya utilización no interfiera
las operaciones de Barajas.

De hecho, por su parte y a su vez pueden aparecer cuando


en el texto se trata un tema en el que se plantea una correspon­
dencia de acciones que son realizadas por dos agentes que es­
tán de algún modo contrastados. Los siguientes enunciados
((22) (23) y (24)), en los que se ha usado la negrita para desta­
car la presencia de dos agentes que se oponen, constituyen
buenos ejemplos de ello:

(22) ¿Debe recaer entonces sobre los funcionarios, un colectivo


que ya ha perdido en los últimos años una parte considerable de
su poder adquisitivo, todo el peso del ajuste? Por supuesto que
no, pero el carácter estable de su puesto de trabajo, en compara­
ción con las incertidumbres que se abaten sobre el futuro labo­
ral del resto de los trabajadores, les convierte automáticamente
en candidatos a soportar un evidente sacrificio. Por su parte, y al
embarcarse en una medida tan tajante como la huelga general,
los sindicatos convocantes corren el serio riesgo de que un hi­
potético seguimiento masivo de ésta, especialmente si el paro se
extiende a los trabajadores de las empresas públicas, sólo logre
transmitir una imagen de conflictividad social (...).
[La Vanguardia, 1-12-1996, p. 23]

(23) El relato de la creación del mundo, la existencia del pecado


original v de un paraíso terrestre no son ya admisibles para los
niños, que no ignoran, por ejemplo, nada de las realidades de la
prehistoria.
De esta forma el contencioso entre la Iglesia y la ciencia
se aligera. Tanto una como otra son llamadas a ser más modes­
tas. La ciencia hoy ya no pretende poseer unos conocimientos
universales de las leves cósmicas v fundamentar a partir de es­
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 155

tos todos los mensajes éticos. La Iglesia, por su parte, también


progresa cuando deja de privilegiar los dones de la revelación
sobre la investigación científica y cuando por fin reconoce a la
ciencia como exigencia de toda cultura.
[La Vanguardia, 26-10-1996, p. 16]

(24) En agosto de 1933 —cuenta Ettinger— Hannah Arendt


abandonó Alemania y cortó toda relación con Heidegger,
apenas cuatro meses después del nombramiento de éste como
rector de la Universidad de Friburgo y de que ingresara en el
partido nazi y pronunciase su célebre discurso en el que defen­
día la ideología nacionalsocialista. Desde ese momento, Arendt
acusó a todos los intelectuales, Heidegger incluido, de apoyar a
Hitler, de traicionar la cultura occidental v de actuar con cegue­
ra y cobardía. Heidegger, por su parte, rompió también su rela­
ción con Jaspers —la mujer de éste era judía— y, según Arendt,
“prohibió a Husserl, su maestro y amigo, cuya cátedra había he­
redado, entrar en la facultad por ser judío”.
[La Vanguardia, 25-10-1996, p. 19]

El enunciado siguiente de (22) presenta un ejemplo del


uso de a su vez. El tema general del texto es el papel que la uni­
versidad debe desempeñar en un mundo cambiante como el
actual. Tras tratar varios aspectos, el autor pasa a centrarse en
la labor que deben desarrollar estudiantes y profesores. De ahí,
de nuevo, la presencia de agentes contrastados. (Por otro lado,
adviértase también que el uso de la secuencia a su vez puede
deberse a razones estilísticas, dado que otros conectores aditi­
vos u organizadores del discurso ya han sido previamente utili­
zados en el fragmento (y que señalamos en cursiva)):

(25) En lo que respecta a los alumnos, deben tener una actitud


de “estudiantes a tiempo completo” (...).
Asimismo, la enseñanza superior tendrá que ofrecer forma­
ción adicional periódica en todos los campos especializados de
su competencia (...).
A su vez, unos profesores adecuadamente remunerados
deberían no sólo dominar sus campos respectivos de investiga­
ción, sino también mantener puntos de vista universales e inter­
disciplinarios.
[El País, 9-10-1998, p. 39]
156 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

2.2. Marcadores de cierre: por lo demás

Más arriba ya se comentó que los organizadores de la in­


formación se clasificaban de acuerdo con tres grupos: (i) mar­
cadores de apertura; (ii) marcadores de continuidad, y (iii)
marcadores de cierre. En los enunciados anteriores que apare­
cían bajo (5) y (8) encontramos sendos ejemplos de marcadores
de cierre: en definitiva y finalmente, respectivamente. Este últi­
mo indica el último elemento de una enumeración. En definiti­
va, por su parte (al igual que marcadores como en suma, en re­
sumen o en síntesis), presentan la información que le sigue
como una recapitulación 34 conclusiva —de ahí su habitual valor
de "cierre"—. De entre todos los marcadores de cierre, centrare­
mos nuestro análisis en la expresión conectiva por lo demás.
La particularidad de por lo demás radica en que, a diferen­
cia del resto de marcadores organizadores —que, como se ha
visto, presentan las informaciones relacionadas como de igual
importancia y relevancia informativas—, por lo demás señala
que el miembro que introduce es menos relevante desde el
punto de vista informativo35 que el anterior; en este sentido,
constituye un ordenador del discurso peculiar ya que, frente a
todos los demás, sí contiene una instrucción argumentativa.
Ello puede constatarse a través del siguiente ejemplo, en el que
la información sobre las diferentes calidades musicales de los
integrantes de la banda Princess ofTime —introducida por por
lo demás— se presenta como menos importante que la infor­
mación previa: los problemas de "ensamblaje” entre los músi­
cos y la cantante:

(26) Contar con una voz femenina de calibre viene siendo una
de las principales preocupaciones de Princess of Time. Tras lo­
grar una buena sincronía con Danna Léese Routh, ahora andan
enfrascados en ensamblar a Carme Canela en su órbita. Por lo
oído la otra noche, queda todavía camino que recorrer en este
sentido. A la contrastada cantante se la notó algo falla de aplo­

34. Eso explica la denominación de "reformulativos” que les otorgan Mar­


tín Zorraquino y Portolés (1999: § 63.4.5.2).
35. En este punto, coincido de nuevo con lo sugerido por Martín Zorra-
quino y Portolés Lázaro (1999: § 63.2.3.3).
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 157

mo y desparpajo a la hora de defender los temas. Unos “nervios”


que con el roce y el tiempo a buen seguro desaparecerán.
Por lo demás, Carme Canela exhibió su buena técnica vocal
en un concierto rítmicamente excitante, con apreciables chispas
a cargo del trompetista Matthew Simón, que no tuvieron corres­
pondencia acorde en el discurso demasiado reiterativo de Dave
Pibus al saxo.
[La Vanguardia, 29-12-1996, p. 46]

Al igual que en el ejemplo anterior, en el enunciado si­


guiente, por lo demás señala que la información que introduce
(en este caso “la actividad bursátil fue escasa”) es informativa­
mente menos importante que la que le precede (la cantidad de
dinero que solicitaron los inversores y cuánto concedió el Te­
soro) y, de hecho, el miembro que introduce se presenta como
una información que meramente completa el comentario. Por
otro lado, nótese que aquí el marcador “organizativo” no ocu­
pa, como suele, la posición inicial de la secuencia:

(27) Los inversores demandaron ayer 579.880 millones de pese­


tas y el Tesoro concedió 421.153 millones de pesetas al mencio­
nado tipo maginal del 5,80 %. Los mercados mantuvieron, por
lo demás, una actividad escasa, ya que gran parte de los inter­
mediarios operan a menos de la mitad de su ritmo habitual y
con escasos efectivos a causa de las fiestas.
[La Vanguardia, 24-12-1996, p. 56]

3. Conectores aditivos que comportan valoración


argumentativa (además, encima, es más, incluso,
inclusive, por añadidura)

Como ya vimos al analizar los ejemplos de (3) y (3bis), el


conector además introduce un miembro, generalmente presen­
tado como más importante desde el punto de vista argumenta­
tivo, cuyas inferencias se suman a las facilitadas por el miem­
bro anterior para la obtención de la conclusión global. El
ejemplo de (28) muestra la frecuente coaparición de además y
la conjunción copulativa y; precediéndole, y sin signos de pun­
tuación. En (29), además vincula dos argumentos: el primero
158 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

es una construcción sintáctica condicional (si se tiene en cuen­


ta...), mientras que el segundo adopta forma de oración causal
(porque algunas experiencias...) . La superior fuerza argumen­
tativa del segundo se destaca mediante la inserción de dos co­
nectares que señalan la superior jerarquía argumentativa de la
proporción que introducen: pero (a este respecto, recuérdese lo
expuesto en el apartado 3 del capítulo 2) y además. El enuncia­
do de (30), por su parte, es un ejemplo de la frecuente inclu­
sión de además en la correlación intensificativa no sólo... sino
que además, correlación que sirve para presentar dos premisas,
intensificando la fuerza y relevancia de la segunda:

(28) ¿De verdad existe, v es así, v habla de ese modo, y se echa el


pelo hacia atrás acariciándoselo, v ha hecho carreras y másters en
Estados Unidos, y está tan prodigiosamente encantado de haber­
se conocido que se desploma de placer en cada silla en la que se
sienta, y además cita a Sócrates (“Sólo sé que no sé nada”) (...)?
[El País, 11-10-1995, p. 46]

(29) Dicho esto, sin embargo, me parece que la presencia social


en el gobierno de la institución [universitaria] es lógica, de una
parte, si se tiene en cuenta aquel sistema de financiación, pero,
además, porque algunas experiencias en curso demuestran que
es buena en términos generales.
[La Vanguardia, 18-12-1996, p. 25]

(30) El sida no sólo ha asestado un golpe devastador a nuestra


ilusión de prepotencia y ha hecho añicos la creencia de que las
epidemias no volverían a azotar el mundo desarrollado, 5Í«o que
además nos enfrenta con la irrevocable realidad de que la muer­
te forma parte inseparable de nuestro cuerpo y de nuestro en­
torno.
[L. Rojas Marcos, La ciudad y sus desafíos, p. 159]

Un valor argumentativo similar al de además caracteriza


también al marcador encima, que resulta más propio de la len­
gua hablada espontánea y de escritos poco formales o bien que
persiguen deliberadamente un estilo coloquial. Encima suele
conllevar una valoración subjetiva de la información que le si­
gue, presentándola por lo general —aunque no necesariamen­
te— con un carácter negativo. De este modo, la instrucción
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 159

que acarrea la presencia de esta partícula en un enunciado del


tipo:

[X, encima Y]

es parafraseable por

[X, además —y lo que resulta ya a todas luces excesivo— Y]

tal y como refleja el enunciado de (31):

(31) Ignacio procede de una familia riquísima, tiene una


A
nómina astronómica, su mujer es multimillonaria, y,
B C
encima, le ha tocado la lotería.
¡¡Dü

En el ejemplo de (31), encima acarrea la interpretación de


que la combinación de la información que le precede; a saber:
A: "provenir de una familia adinerada”; B: “ganar mensual­
mente mucho dinero”, y C: "haber hecho un matrimonio ven­
tajoso” ya constituyen argumentos más que suficientes para
llevar a la conclusión de que Ignacio tiene su vida asegurada
económicamente. Sobre todos estos argumentos precedentes
se añade —encima— la información que introduce el conector
(D: "le ha tocado un premio en un juego de azar”); de ahí, pre­
cisamente, su valor de "excesivo”; es decir, su característico va­
lor modal frente a además.
Nótese, por tanto, que el conector encima no "dice” algo
sólo del argumento que le sigue, sino también de los que le an­
teceden; en concreto, encima señala que el argumento (o argu­
mentos) precedente es ya suficiente para llegar a una conclu­
sión, argumento sobre el cual se suma el presentado por
encima a fin de reforzar la conclusión que ya se infería. Este
carácter de "excesivo” que adquiere la información introduci­
da por este conector explica por qué incluso en un registro oral
encima y además no resultan intercambiables, lo que puede co­
160 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

rroborar la comparación entre la diferente adecuación de los


intercambios de (32) y (33):

(32) (El evaluador ante el candidato para un trabajo):


—Esté tranquilo; la prueba va a consistir en un examen escrito
y, además, en una breve entrevista oral.

Véase ahora lo inadecuado y descortés de la versión con


encima:

(32bis) #Esté tranquilo; la prueba va a consistir en un examen


escrito y, encima, en una breve entrevista oral.

El uso de este conector no resulta frecuente —ni recomen­


dable— en los textos que se presenten como objetivos, debido
tanto a su relación con el registro oral espontáneo, como a su
claro talante subjetivizador; de hecho, en lengua escrita, el uso
de encima se restringe a los textos de opinión, es decir, aque­
llos en los que el género textual admite que el autor exprese su
propia evaluación:

(33) [Uno de lo capítulos fundamentales que nos separa del pa­


norama universitario europeo es el siguiente:] Planteamiento
endogámico, poco exigente y arbitrario, de la seleción v nom­
bramiento del profesorado. (...) Los condicionamientos de tipo
“autonómico” vienen a complicar, encima, las cosas (y a empo­
brecerles aún más).
[El País, 22-11-1998, p. 15]

Al igual que además, encima puede aparece en la correla­


ción no sólo... sino que además/encima. Nótese el mayor carác­
ter subjetivador y coloquial que presenta dicha correlación en
la versión con encima, así como el mayor refuerzo de la con­
clusión extraída (dada la mayor suficiencia argumentativa de
las proposiciones que preceden a sino que encima):

(34) De un tiempo a esta parte hay un puñado de políticos con­


senadores, de intelectuales que ya no saben dónde olfatear algo
digno de su izquierdismo de feria, de aprovechados en río re­
vuelto, que no sólo reclaman en más o menos disimulado entre-
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 161

guismo a los Txicos —en abierta contradicción con su mohoso


carnet de "resistentes” o "rebeldes”—, sino que además, hacen
a los irreductibles el mismo reproche que los obreros medrosos a
los sindicalistas: "Hay que ver, qué intransigentes; y cómo os po­
néis, total porque os amenazan con pegaros un tiro (...).”
[El País, 21-5-1998, p. 15]

(35) No sólo la realidad es más rica en argumentos que la imagi­


nación sino que, encima, es más conmovedora y relevante.
[El País, 24-3-2000, p. 38]

El valor que presenta la partícula encima es semejante


al de secuencias como y, para colmo o por si fuera poco, que, al
igual que encima, son de uso poco recomendable en la elabora­
ción de textos que pretenden tratar los datos de un modo obje­
tivo; sin embargo, como muestra el ejemplo de (35), pueden
aparecer en textos formales de opinión, en los que el autor uti­
liza un tono deliberadamente personal, subjetivo, irónico:

(36) Lo que menos podía figurarse Fidel Castro es que actual­


mente, desaparecido el comunismo europeo, sin tener dónde
agarrarse, con una Cuba abatida, degradada, su figura personal
haría una reaparición ostentosa en la escena internacional. Has­
ta el punto de que parezca que es Estados Unidos quien está en
falta. Y que el gobierno español haya ido contracorriente del en­
torno europeo al romper una larga tradición de tratar con lar­
gueza de miras a la Cuba de Castro.
Salvo en Estados Unidos, no prevalecen las posturas de re­
chazo frontal respecto a Castro. Y así se le abren asombrosa­
mente las puertas del Vaticano. Además, claro, las de los pala­
cios romanos del Quirinal v Chigi, respectivamente sedes de las
presidencias de la república y del Gobierno italianos.
Y, por si fuera poco, Castro reúne a las altas jerarquías de la
Curia romana en una comida y recibe a numerosos representan­
tes empresariales deseosos de tomar contacto con el Líder Máxi­
mo. Hasta Giovanni Agnelli le recibe.
[La Vanguardia, 24-11-1996, p. 30]

En cuanto a por añadidura constituye una variante poco


frecuente, propia de lengua escrita muy formal.
162 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

(37) En La isla del tesoro está toda la fuerza de la isla remota,


la mar, los corsarios. Tantos planos de aventura... Por añadidu­
ra, se da la tiranía de un adolescente, Llovd Osboume, que lle­
ga a exigir a Stevenson que no aparezcan mujeres en la narra­
ción.
[La Vanguardia, 20-11-1996, p. 21]

(38) Los conflictos se han vuelto extraordinariamente sangrien­


tos debido a que participa en ellos muchísima más gente. Hom­
bres que antaño luchaban con arco, flechas y machetes hoy
usan armas de repetición y artillería. Por añadidura, los pueblos
que se sienten amenazados albergan una profunda convicción
de que matar al enemigo no significa aniquilarlo.
[La Vanguardia, 10-12-1996, p. 43]

Por su parte, el conectar aditivo es más36 presenta el argu­


mento que le sigue como más “fuerte” que el que le precede
pero en relación con un mismo rasero, con una misma escala
argumentativa:

(39) Por primera vez desde que llegó a la Casa Rosada, el presi­
dente Menem ha tenido que hacer frente a una gran manifesta­
ción sindical. Es más, desde 1975, el peronismo no sufría una
protesta popular de estas dimensiones.
[La Vanguardia, 27-9-1996, p. 11]

El enunciado de (39) muestra que a menudo ese segundo


argumento “fuerte”, que se presenta como definitivo en la ar­
gumentación, constituye una especificación intensificada del
argumento aparecido previamente. En ese mismo ejemplo, así
como en los que siguen, puede advertirse que este conectar
aditivo, contrariamente a lo que ocurre con el resto de conec­
tores analizados en este capítulo, tiene una posición fija, ya
que debe ocupar obligatoriamente la posición inicial en la se­
cuencia que introduce. Esta característica sintáctica puede
comprobarse a través de la agramaticalidad que muestra la
versión de (4 ibis):

36. Véanse los trabajos de Acín (1998), v Martín Zorraquino v Portolés


(1999: §63.2.3.3).
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 163

(40) Felipe González estableció ayer una relación causa-efecto


entre la publicación por parte del diario El Mundo de los docu­
mentos del Cesid con el hecho de que la sala de lo penal de la
Audiencia Nacional celebrara ayer una vista para decidir, entre
otras cosas, si procesa a Mariano Gómez de Liaño, abogado de
Mario Conde, por el caso Banesto. “No hay que ser un adivino.
Coincide y coincide", dijo. El líder socialista no quiso pronun­
ciarse sobre la información —“ya saben que no soy lector de ese
periódico”, adujo— y recalcó que no teme “en absoluto” la deci­
sión que pueda tomar el Supremo sobre la descalificación de
esos documentos. Es más, reiteró con tranquilidad: “¿Preocu­
parme? No. En absoluto. A estas alturas...”
[La Vanguardia, 17-12-1996, p. 12]

(41) Desde este punto de vista, los españoles estamos ya comple­


tamente modernizados. Es más, creo que no hay en todo el
mundo un país que nos iguale.
[J. Llamazares, Nadie escucha, Madrid, Alfaguara, 1995, p. 50]

(4\bis) *Desde este punto de vista, los españoles estamos ya


completamente modernizados. Creo que no hay, es más, en todo
el mundo un país que nos iguale.

Variedades formales de este conector, menos frecuentes


que es más, son más aún, todavía más y más todavía'.

(42) La segunda conclusión es lo mismo al revés; si la realidad


de la independencia de las antiguas “repúblicas hermanas” se
acepta hoy en Rusia, en los nuevos estados independientes se
aceptan los límites económicos, geográficos, lingüísticos y polí­
ticos de la independencia. Querían ser independientes, pero si­
guen recibiendo gas y petróleo ruso, hablando en ruso cuando
sus jefes de Estado se encuentran, manteniendo en la mayoría
de los casos un sistema de defensa y una disciplina geopolítica
común. A4as aún, independientemente de Rusia, las repúblicas
ex soviéticas estrechan su “hermandad" con relaciones directas
nuevas.
[La Vanguardia, 24-11-1996, p. 30]

En su uso como conector, incluso señala que el segmento


discursivo que le sigue es más fuerte argumentativamente que
164 CONECTORES DE LA LENGUA ESCRITA

el que le precede; por tanto, al igual que vimos en el caso de


además, incluso sitúa su argumento en una posición más alta
en una misma escala argumentativa.
La partícula incluso despierta gran interés entre los lin­
güistas (de hecho, ha hecho correr verdaderos ríos bibliográfi­
cos de tinta),37 precisamente porque aporta gran cantidad de
información pragmática: incluso señala la presencia de un ele­
mento que en principio no resultaba esperable, que supone un
grado alto de “no expectación”, como muestra el ejemplo si­
guiente:

(43) Al final, han venido todos a la fiesta. Incluso Lucas ha venido.

Del enunciado anterior se desprende que Lucas es la per­


sona a la que menos esperaríamos encontrar en cualquier tipo
de fiesta (quizás es un tipo huraño v retraído, fóbico de las mu­
chedumbres y alérgico a la música); o, tal vez no contábamos
con encontrarlo precisamente en esa fiesta (puede que Lucas
estuviera durante años peleado a muerte con el anfitrión); en
cualquier caso, la presencia de Lucas no era esperable.
En su uso como conector textual, el elemento incluso en:

[X, incluso, Y]

presenta un valor argumentativo parafraseable por:

[X, y además —lo que en principio era poco esperable y, por


tanto, resulta sorprendente—, Y].

tal y como muestra el ejemplo siguiente:

37. Una clara presentación en español de las principales investigaciones


realizadas en tomo a este elemento y a otras partículas focalizadoras afines puede
verse en Kovacci (1999: § 11.7.1) y, especialmente, Sánchez López (1999: 16.6).
Para la relación entre las partículas escalares incluso y hasta consúltese Schwen-
ter (2000).
CONECTORES DE TIPO ADITIVO Y ORGANIZADORES ... 165

(44) Pese a su relativa simplicidad, estos procedimientos son a


veces sorprendentemente útiles. Por ejemplo, los motores de bús­
queda presentan unas interfases en las que se invita al usuario a
entrar los términos que expresan su necesidad de información,
sin tener que relacionarlos entre sí mediante operadores boolea-
nos, ya que el sistema utiliza internamente algún operador implí­
cito, que suele ser el OR. Incluso, algunos programas declaran
admitir preguntas formuladas en lenguaje natural, del estilo:
"¿cuál es el río más largo del mundo?”
[Ll. Codina, Quark, 5, octubre-diciembre de 1996, p. 40]

Nótese que en el ejemplo anterior el valor de no expectabi-


lidad de la información que aparece tras incluso, y, por tanto, el
carácter llamativo y chocante de ésta se anuncia en el adverbio
sorprendentemente, que aparece unas líneas más arriba (y que
hemos destacado en cursiva).
Como se ve, incluso presenta una instrucción más precisa
y puntualizadora que la de además, el cual, en cambio, tiene
un valor más genérico. Ello es lo que explica que, una vez más,
no siempre resulte posible intercambiar ambas expresiones.
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ÍNDICE

Prólogo, por Ignacio Bosque....................................................... 9

Presentación................................................................................... 15

Capítulo 1. Cuestiones generales........................................... 19


1. Los marcadores del discurso como guías para el procesa­
miento de la información ................................................... 19
2. Tipos de conectores .............................................................. 22
3. ¿En qué medida son necesarios los conectores? ............. 25
4. ¿Qué tipo de significado tienen?........................................ 29
5. Sobre algunas propiedades gramaticales de estos elementos 35
5.1. Conectores de tipo "parentetico”.............................. 35
5.2. Conectores "integrados en la oración”................... 39
6. Las expresiones conectivas características de los textos
escritos formales .................................................................. 42

Capítulo 2. Los conectores contraargumentativos......... 45


1. Lo no dicho pero sí comunicado en las relaciones contra­
argumentativas ...................................................................... 45
2. Contraargumentativos “parentéticos” e “integrados". Tipos 47
3. Aunque pero y aunque se parecen, no son iguales........... 50
4. Marcadores contraargumentativos que introducen argu­
mentos “débiles”: aunque, si bien, a pesar de (que), pese a
(que) ....................................................................................... 53
4.1. Aunque * si bien......................................................... 53
4.2. Aunque * a pesar de (que) / pese a (que) ................. 54
5. Expresiones conectivas que introducen el argumento "fuerte”
(que gana en la batalla dialéctica): pero, mas, sin embargo,
no obstante, empero, con todo, ahora bien, aun así ......... 62
172 ÍNDICE

5.1. Sobre pero, mas, sin embargo, no obstante y empero 62


5.2. Ahora bien....................................................... 66
5.3. Con todo ...................................................................... 70
5.4. A pesar de todo/pese a todo; a pesar de ello/pese a ello 74
5.5. Eso sí............................................................... 78
6. Conectores contraargumentativos parentéticos de con­
traste (en cambio, por el contrario, antes bien)................. 83
6.1. En cambio v por el contrario .................................... 83
6.2. Antes bien .................................................................... 88
7. De todas maneras, de todas formas, de todos modos......... 91

Capítulo 3. Las expresiones conectivas de carácter con­


secutivo ...................................................................................... 99
1. Las relaciones de causa-consecuencia .............................. 99
2. Conectores consecutivos “integrados en la oración”: de
manera/modo que, por lo que, así que y de ahí que........... 102
2.1. Así que, de manera/modo que y por lo que............... 102
2.1.1. Así que............................................................ 102
2.1.2. De manera que/de modo que y por lo que . 105
2.2. De ahí (que).................................................................. 108
3. Conectores consecutivos de tipo parentético: por ello, por
eso, por ese/tal/dicho motivo, por esa razón //asípues, pues//
por tanto, en consecuencia, por consiguiente, por ende ... 116
3.1. Grados de movilidad ................................................. 116
3.2. Matices de significado............................................... 119
3.2.1. Conectores consecutivos que señalan la causa
previa.............................................................. 119
3.2.2. Conectores consecutivos que marcan sólo
la conclusión que sigue................................ 124
3.2.3. Así pues, punto intermedio entre las dos ca­
tegorías anteriores........................................ 133

Capítulo 4. Conectores de tipo aditivo y organizadores


de la información discursiva ............................................. 137
1. Aditivos argumentativos y aditivos organizadores........... 137
2. Conectores aditivos organizadores de la información: asi­
mismo’, igualmente’, de igual/ntismo modo’, por otra parte',
por otro lado; por su parte', a su vez.................................... 144
2.1. Marcadores de continuidad...................................... 147
2.1.1. Sobre asimismo, igualmente, de igual modo/
manera/forma y del mismo modo/manera/
forma .............................................................. 147
ÍNDICE 173

2.1.2. Por otra parte, por otrolado, de otro lado 150


2.1.3. Por su parte y a su vez .............................. 152
2.2. Marcadores de cierre: por lo demás......................... 156
3. Conectores aditivos que comportan valoración argumen­
tativa (además, encima, es más, incluso, inclusive, por aña­
didura) ..................................................................................... 157

Referencias bibliográficas ............................................................ 167

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