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que funcionan
AUTOR: Mariel Velázquez
Adoro cuando me tocan clientes que su idea de negociar es, primero, ofrecerte trabajo (como si fuera
un favor) y segundo, cuando te dicen: pues yo te pago $5 cuando ya previamente les dijiste que vale
$7. A estos clientes les hago ver de manera muy amable que el trabajo no es un favor y luego les
digo que con mucho gusto lo dejo en $5 si quitamos tal cosa, y otra cosa. Ponen cara de qué?? “pero
si tal cosa es lo que más me gusta!”, responden. Si, les digo, por eso es que cuesta originalmente
$7. He tenido clientes que agarran la onda; otros simplemente se van. Pero si se quedan, garantizo
que no pierdo y les doy algo acorde a lo que desean pagar.
Cuando un cliente quiere negociar conmigo un mejor precio, generalmente lo único que tiene en su
mente es LO QUE EL QUIERE y eso sólo lo “ciega”. Hace que su concepto de negociación sea solo
pedir, pedir, pedir. Pedir no empobrece dicen por ahí, pero sí puede llevarte a fracasar cuando
quieres negociar algo. Trata siempre de ponerte en el lugar de la otra persona. Si, por ejemplo,
quieres que te bajen el precio de un servicio, piensa en qué es lo que el otro puede ganar al hacerte
la rebaja. Si el otro sólo consigue más trabajo a cambio de menos dinero (el descuento), lo más
seguro es que te digan, ¡no, gracias!.
4. Una probadita
A veces, aunque uno sea muy reconocido en su ramo, puede que haga falta que el cliente (o posible
jefe, etc.) tenga una especie de muestra de lo que haces para que una vez encantado, ya puedas
negociar más a tu favor. Esta maniobra, cabe aclarar, es para personas con experiencia en su ramo.
¿Cómo funciona? estamos acostumbrados a primero cotización, después trabajo. Bueno, con ciertos
clientes (sobre todo, si sospechas que respingarán con cualquier presupuesto) conviene dejar la
cotización pendiente mientras les haces una prueba, un adelanto, etc. Algo que no te signifique
mucha inversión, pero que sea lo suficientemente atractivo para que una vez que lo entregues, el
cliente diga ¡SI!
De esta forma, cuando pases la cotización, te encontrarás en una posición más fuerte para negociar.
Lo más seguro es que de todas formas quieran su descuento, pero ahora tu tienes el argumento
ideal: ya te probé que mi producto, servicio, trabajo, etc. es lo que necesitas y te encantó: no vas a
conseguir algo mejor.
5. No seas ansioso
Cuando era joven trabajé algunos años en una tienda de discos (si, antes de Mixup y el itunes).
Teníamos un proveedor que traía música muy interesante de Alemania, pero el cuate era la persona
más canchera del mundo. Al negociar los precios de los Cd´s, si veía que yo sonreía o me
emocionaba con algo, automáticamente daba una cantidad ridícula como precio. Mi jefe decidió dejar
de llevarme con ese proveedor, obviamente (era una adolescente y me emocionaba fácil). Pero, al
final, no importó cuan bueno fuera el material que este tipo trajera, mi jefe terminó por cortarlo.
Quería ganar todo con una sola persona. Ese tipo de “negociaciones” terminan siendo una calle
cerrada.
No te olvides que la idea es llegar a un ACUERDO. Si nos enfrascamos solo en “ganar” es posible
que perdamos de vista la meta verdadera.