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Felipe Vélez
La calificación del curso ocurrirá en dos exámenes parciales del 20% cada uno. El primer parcial ocurrirá
el VIERNES 23 DE AGOSTO DEL 2019, el segundo, el LUNES 20 DE SEPTIEMBRE DEL 2019. Además, habrá una
serie de trabajos con un valor conjunto del 30% que tendrán que ser presentados antes del final del DOMINGO
20 DE OCTUBRE DEL 2019, salvo que se diga lo contrario. Por último, un examen final con un valor del 30% que
se hará el SÁBADO 9 DE NOVIEMBRE DEL 2019.
Bibliografía
“Nociones de Derecho Procesal Civil” (Devis Echandía)
“La Prescripción Extintiva” (Fernando Hinestroza)
Para hablar de proceso, falta versar sobre el juez, quien es aquel servidor público a quien se le ha
confiado la potestad jurisdiccional y es el agente llamado a ejercerla. El juez cuenta, además, con la
competencia para actuar. Dicha competencia es subjetiva, cuando se predica del juez como persona individual
y suele tratarse respecto a su relación con la resolución material y particular del litigio; también es objetiva,
cuando se predica respecto del juez como institución y suele tratarse respecto a los distintos factores que se
predican de un litigio. Entonces, los jueces, aun teniendo distintas competencias respecto a distintos litigios,
todos ejercen la misma jurisdicción.
La relación que entablan las partes y el juez se llama procesal. En ella, uno llamado parte activa le pide al
juez mediante alguna pretensión, que supla su interés conforme aquello que el derecho le otorga. También, la
que resta, llamada parte pasiva, puede controvertir lo que ha afirmado la activa respecto al litigio,
oponiéndose o formulando excepciones que enerven la pretensión. Entonces, el juez conoce el litigio mediante
apenas las afirmaciones y excepciones que las partes han hecho respecto dél, y apenas entonces ve la
proyección de la verdad del litigio usando a otros de medio. Por lo mismo, el juez debe procesar dicha
proyección para encontrar en ella la verdad de los hechos y del derecho; al procesar lo dicho, se prueba
haciéndolo pasar por una serie de actos dentro del proceso para así fallar para las partes.
De los procedimientos que regulan distintos procesos se pueden distinguir ciertas etapas que se predican
en abstracto de cada uno de los procesos. En la primera se afirman los hechos justificando la pretensión y se
formula la pretensión misma; en la contradicción se puede afirmar los hechos que justifican las excepciones,
se formulan las excepciones mismas y se opone a la pretensión. Luego, se pone a prueba todas dichas
afirmaciones con el fin de confirmarlas, entonces se aportan los medios necesarios para que resulten probadas
y confirmadas. Cuando ya se aportó aquello pertinente para la instrucción, las partes proceden a alegar que
dichos medios sí resultan confirmatorios para los hechos que ellos mismos alegan y que entonces se ve
efectivamente justificada aquello que piden.
19 de julio del 2019
Acción
La diferencia que se taja entre los conceptos de acción, pretensión y demanda se taja en relaciones de
medio y contención. La acción es un derecho que se tiene, la pretensión es un acto que se ejerce y la
demanda es el medio de expresión de la pretensión. A través del acto de la pretensión se ejerce la acción,
dicho acto, a su vez y la más de las veces, se contiene y se ejerce en la demanda. Hay también quienes
hablan de la demanda como acto, lo que no es particularmente problemático, pero puede oscurecer el
fenómeno procesal.
‘Acción’ se pueden entender cosas diferentes. El término acción puede aludir a una modificación en el
mundo exterior guiada por la voluntad o como un título valor representativo de la participación en una
sociedad de capital (art. 130 C.Co.). No obstante, en materia procesal, la palabra ha significado tres cosas
diferentes: un derecho subjetivo material, una pretensión o un derecho subjetivo procesal; la última siendo el
concepto más refinado en la doctrina. El derecho de acción, para tener una aproximación, es la posición
jurídica de ventaja de una persona de exigir al Estado el ejercicio de la función jurisdiccional; como en la
acción reivindicatoria. (art. 946 C.C.)
TEORÍAS MONISTAS. Hay conjuntos de teorías sobre lo que la acción es; las teorías
monistas predican que el derecho de acción no se distinguía del derecho subjetivo material.
Para dichas teorías, sólo tiene acción quien goza del derecho subjetivo material que con
ella reclama. Según Celso, “no es otra cosa la acción que el derecho de perseguir en juicio
lo que a uno se le debe”. Dichas teorías entienden que, por ejemplo, en una compraventa,
el comprador tiene un derecho subjetivo material para que se le tradite lo comprado;
luego, si es verdaderamente comprador tendrá acción y si no, no. El Pr. Savigny dice que el
derecho de acción es el derecho a la tutela judicial que nace de la lesión del derecho
subjetivo material; es el mismo derecho en pie de guerra; luego, hay tantas acciones como
hay derechos. El problema evidente de estas teorías está en que no todo quien acciona es
verdadero titular del derecho que con ella reclama.
TEORÍAS DUALISTAS. mismo modo, hay otras sobre la acción; las llamadas teorías
dualistas predican que en un ente autónomo del derecho subjetivo que quiere hacerse
valer en el ejercicio de la función jurisdiccional. Dentro de estas teorías dualistas hay dos
vertientes: unas teorías concretas, que defienden el derecho de acción como el derecho a
una sentencia favorable para accionante, y unas teorías abstractas, que lo defienden como
uno a apenas una sentencia, favorable o no; en fin, el derecho de acción es uno. El Pr. José
Ovalle Favela dice de la acción que es derecho subjetivo público que las personas tienen
para promover un proceso ante un órgano jurisdiccional con el fin de que, al concluir el
proceso, emita una sentencia de una pretensión litigiosa y, en su caso, ordene la ejecución
de susodicha.
Es claro en las teorías dualistas que el accionante, el sujeto activo de la relación que
surge del ejercicio del derecho de acción es quien la ejerce y que el accionado, el sujeto
pasivo, es el Estado en la persona del juez. Quien tiene derecho de acción es una decisión
legislativa; en los ordenamientos contemporáneos todas las personas tienen derecho de
acción. Además, se hace evidente que la acción es un derecho, pues, en la omisión del
deber opuesto a ella, hay un acto constitutivo necesario para que surja una sanción; dicho
acto está tipificado como el prevaricato por omisión, la antigua negación de justica.
Hoy en día, el derecho de acción no es usado como expresión en los tribunales, prefiriéndose el uso de
‘derecho a la tutela judicial efectiva’ como fue consagrado constitucionalmente. Dicho derecho a la tutela
judicial efectiva se compone a su vez del derecho de acceso a la administración de justicia, el derecho al
adelanto de un debido proceso, el derecho a una decisión de fondo y el derecho a la efectividad de la
sentencia. En Colombia el derecho a una tutela judicial efectiva se consagra como el derecho de una persona
residente en Colombia de poder acudir ante los jueces y tribunales de justicia para propugnar por la integridad
del orden jurídico y por la debida protección o el restablecimiento de sus derechos e intereses legítimos, con
estricta sujeción a los procedimientos previamente establecidos y con plena observancia de las garantías
sustanciales y procedimentales previstas en las leyes. (art. 229 Cn.Pl.; Sentencia C-426/2002)
El ejercicio del derecho de acción también se ve limitado, no obstante. Dicha regulación se entiende en
particular en las competencias según el factor objetivo principal e incluso el secundario. Por regla general, la
pretensión, por la cual se ejerce el derecho de acción, se debe presentar por escrito, con algunos contenidos
que la legislación prevé. (art. 82 C.G.P.) Por ejemplo, sólo tiene derecho a una sentencia de fondo quien afirma
el derecho que se reclama en juicio. Incluso, dicho derecho de acción, en relación con una pretensión
particular, se encuentra limitado en el tiempo; sólo pudiendo ejercerse válidamente en un término fijado por el
legislador.
Pretensión
La pretensión es un acto procesal a través del cual se proyecta al juez el litigio y se formula una petición
al juez, en términos genéricos, para la aplicación de la consecuencia jurídica de la norma fundante de la
pretensión. La pretensión es elemento esencial del proceso, no sólo eso, mediante ése se articula el desarrollo
del proceso: las oposiciones se formulan en relación con la pretensión; las pruebas se practican respecto a las
aseveraciones entendidas, al menos, en la pretensión; la sentencia se dicta en vista de conceder o no la
pretensión; el juez fija su competencia en relación con la pretensión. La pretensión contiene tres elementos:
Contradicción
Al objeto esencial de la pretensión se le puede allegar unos objetos accidentales. Para abarcar las
pretensiones vale primero entender cuáles son las posibles reacciones del resistente frente a la pretensión.
Una vez el resistente es notificado del auto admisorio de la demanda con él formulada, se le da la oportunidad
de ejercer su derecho de acción, que lleva el nombre de derecho de contradicción.
Reacciones pasivas
CONTUMACIA. Con la contradicción, el resistente puede simplemente no hacer nada; al
ser contumaz el resistente ni siquiera responder la demanda. El resistente no tiene el deber
de actuar en el proceso, pues dél no depende el desarrollo del proceso, aun dándosele la
oportunidad de actuar. Si el resistente es contumaz en Colombia, el ordenamiento prevé
unas consecuencias jurídicas desfavorables para el resistente, los hechos que fundamentan
la pretensión y que son susceptibles de prueba se presumirán ciertos.
NEGACIÓN DEL DERECHO. Con la contestación de la demanda el resistente presenta un
escrito de contestación donde se refiere a los hechos que afirmó el pretensor negando el
derecho que afrima. Si el resistente admite los hechos que formuló, pero rechaza el
derecho que alega el pretensor, no admite la consecuencia jurídica que se prevé si el
pretensor tuviere el derecho.
ALLANAMIENTO. El pretensor puede también contestar la demanda allanándose a la
pretensión del demandante, afirmando los hechos y el derecho que alegaba. Vale decir que
hay ciertas pretensiones a las cuales no puede allanarse. En fin, con el allanamiento se
suele adelantar la sentencia.
Reacciones ofensivas
OPOSICIÓN A LOS HECHOS. Contestando la demanda, el pretensor puede negar los
hechos y el derecho que fueron alegados por el pretensor. Con la simple oposición, le
resistente no agrega nada nuevo al proceso, es decir, no asevera sobre hechos nuevos; el
tema de procesamiento no se ensancha.
EXCEPCIÓN. Una excepción es una aseveración sobre un hecho nuevo que tiene el
potencial de enervar la pretensión o de impedir que la pretensión se procese tal cual se
está procesando. Las excepciones, en cuanto enervan la pretensión, son modificativas o
extintivas de la relación jurídica de las partes del proceso o impeditiva del ejercicio de las
facultades de posición jurídica de ventaja que se está alegando en la pretensión. Las
excepciones pueden ser sustanciales, de mérito, de fondo, o ser procesales, de rito, de
forma; ser propias o ser impropias.
Las excepciones sustanciales son las que tienen el potencial de hacer fallar la
pretensión atacando la pretensión misma, pues arremeten contra la relación sustancial.
Con la formulación de excepciones sustanciales, el tema de procesamiento se ensancha,
luego las pruebas van a tener objeto tanto en las aseveraciones del pretensor como del
resistente. Mediante las excepciones sustanciales, y debido al ensanchamiento del objeto
de la prueba, se pueden pedir nuevos medios de prueba.
Las excepciones procesales son aquellas que tienen la potencia de hacer que la
pretensión se siga procesando de la misma manera, pues atacan la relación procesal que
se ha entablado. Con la formulación de excepciones procesales el tema de procesamiento
se mantiene.
Hay que decir que las excepciones previas no son siempre previas, no obstante, la
previedad de la excepción atiende al momento en el cual debe resolverse; antes de la
etapa instructiva del proceso. También es perfectamente posible que haya excepciones
sustanciales previas. Idealmente, todas las excepciones procesales son previas. Sobre las
otras excepciones, son resueltas in eventum es decir, cunado la pretensión ya tiene visaje
de prosperar.
Las excepciones propias son aquellas que tiene que ser formuladas por el resistente
para que el juez las pueda entender a la hora de la sentencia. En Colombia son las
excepciones de prescripción, de nulidad relativa y de compensación.
Las excepciones impropias son aquellas que pueden ser entendida por el juez en la
sentencia así no hayan sido alegadas por el resistente.
También hay unas excepciones temporales, que son las que sólo tienen potencia de
enervar la pretensión sólo en un lapso de tiempo; como lo son las de inexigibilidad.
HECHOS SOBREVINIENTES. Los hechos sobrevinientes son aquellos que ocurren luego de la contestación de la demanda y que tienen
el potencial de afectar el proceso; usualmente de enervar la pretensión. Los hechos sobrevinientes también deben ser tenidos
en cuenta por el juez a la hora de fallar.
EXCEPCIONES RECONVENCIONALES. Hay unas excepciones que reciben el nombre de reconvencionales y que tienen el alcance de una
pretensión. Para adentrarse en el tema de las excepciones reconvencionales hay que entender la ventaja que tienen las
pretensiones en reconvención a las excepciones; en la reconvención el juez debe siempre pronunciarse respecto a las
pretensiones, y de las excepciones, in eventum.
Además de tener el potencial de enervar la pretensión, exigen del juez un pronunciamiento adicional del mismo modo como lo
debió haber hecho una pretensión reconvencional. Estas excepciones deben estar previstas legislativamente, deben ser
alegadas como reconvencionales y deben estar presentes en el proceso aquellos sujetos que deberían estar presentes si fuere
formulada como pretensión. En Colombia, son excepciones reconvencionales la nulidad y la simulación. (art. 282 inc. iii C.G.P.)
Las sentencias ultra petitas son incongruentes debido a ser necesariamente extra petitas. Entendiendo las peticiones que se hacen
en términos de dinero como aseveraciones que son o no probadas para el juez, de manera que se prueban parcial o
completamente de acuerdo con su presencia en el objeto de la prueba; luego, si se conceden más de las que respectan a la
prueba, es pronunciarse sobre aseveraciones que no han sido pretendidas.
Demanda
En materia civil lo general generalísimo es que se comunique la pretensión mediante una demanda. Al
serle formulada la pretensión, el juez debe expedir un auto de admisión, de inadmisión o de rechazo de la
demanda. La inadmisión se decreta cuando la demanda no cumple con ciertos requisitos formales que pueden
ser subsanados con la nueva radicación de la demanda, ya corregida. A la admisión, el juez procede a ordenar
la notificación del proceso al resistente.
Normas Procesales
En el entendimiento de la casación una norma sustancial se entiende como aquella que crea una relación
jurídica, confiriendo derechos y deberes; (art. 336 C.G.P., Auto A-304/2005 Corte Suprema de Justicia) no
obstante, este es un entendimiento miope. Para entender la mentira que esgrime la Corte Suprema conviene
entender que las normas procesales también crean relaciones jurídicas donde se entienden derechos y
obligaciones. Hernando Davis Echandía entiende que las normas procesales son las que tienen como objeto el
proceso mismo y, en consecuencia, las relaciones jurídicas que de ese proceso emanan; es decir, las normas
procesales son aquellas que tienen por objeto las relaciones procesales.
Categorización
Las normas procesales, como las sustanciales son categorizadas en grupos que son tan diversos como
hay autores. El Pr. Echandía entiende que las normas procesales son reglas o principios, llegando al
entendimiento de Robert Alexy. Luego, dentro de las reglas se encuentran las normas estructurales, que
entienden el proceso como un fenómeno estático, y las normas funcionales, que lo entienden como uno
dinámico. Las normas estructurales son las que definen cómo se construye el proceso y cómo la relación
procesal; dentro de ellas están las que definen quienes son los sujetos procesales. Las normas funcionales
entienden cómo funciona el proceso, es decir, cómo cambia el proceso en la medida que se desarrolla; dentro
de ellas se encuentran a su vez las normas funcionales formales, que determinan la forma en la que los
elementos del proceso se deben manifestar, las normas funcionales materiales, que distribuyen las
posiciones jurídicas de ventaja y desventaja en la relación procesal, y las normas funcionales
procedimentales, que definen el cauce por los cuales el proceso se desarrolla.
Características
La doctrina ha entendido que todas las normas procesales son de derecho público, que son
instrumentales, que son dinámicas y que son neutras al valor.
PÚBLICAS. Que las normas procesales sean de derecho público, categoría que es
problemática en sí misma debido a los vagos criterios de los que depende, quiere decir que
las normas procesales son de orden público, pues contienen un interés supraindividual que
evita que ninguno de los sujetos procesales pueda disponer de su contenido; no obstante,
esto es apenas una regla general: las normas sobre la competencia territorial son
disponible por las partes.
INSTRUMENTALES. Que las normas procesales sean instrumentales quiere decir que las
normas procesales son apenas una herramienta para lograr los efectos de las normas
sustanciales, es decir, están ordenadas teleológicamente a la eficacia del derecho
sustancial.
DINÁMICAS. Que las normas procesales sean dinámicas entienden que regulan
relaciones jurídicas en forma transitiva, pues no tienen por objeto actos aislados, sino actos
relacionados finalísimamente en donde el supuesto de hecho de sus normas es, a su vez,
consecuencia jurídica de una anterior; lo dicho no aplica a las normas estructurales, que
simplemente se limitan a definir el proceso, sin acoplarse a la estructura de supuesto de
hecho y de consecuencia jurídica.
NEUTRAS. Que las normas procesales sean neutras al valor dice que, analizadas en
abstracto, las normas procesales no son favorables ni desfavorables para alguno de los
sujetos procesales; no obstante, aquello no puede predicarse de las normas funcionales
materiales, pues en ellas se delimita claramente que un sujeto está en una situación de
ventaja respecto de otro, que está en desventaja.
Ámbitos de vigencia
En fin, la aplicación de las normas procesales se oscurece en el entendimiento de los hechos que regulan;
si se hace un entendimiento juicio de lo que regulan las normas procesales es el proceso. Luego, al evaluar el
ámbito de vigencia temporal de una norma procesal respecto a un hecho determinado, se debe desentender el
hecho sustancial y trasladar la atención al hecho del proceso como aquél que está siendo regulado por la
norma procesal.
Ahora, el transito legislativo es problemático en materia procesal debido al entendimiento del proceso
como una serie de actos, cada uno que ocupa un momento determinado y que pueden divorciarse
normativamente en la medida que en el acontecimiento del acto anterior se ubica en la vigencia de una norma
y el posterior, de otra. El legislador suele regular este tránsito, siendo común que en el nuevo cuerpo se
entiendan normas de transición; cuando aquello no ocurre, se entiende que las normas procesales son de
aplicación inmediata, pero los actos procesales que aún están aconteciendo y que se comenzaron válidamente
siguen siendo regidos por la norma anterior hasta que se agote.
Principios Procesales
Al entender los principios que varios autores predican del ordenamiento procesal se tiene que comprender
que a lo que algunas veces se denomina principio es un fenómeno distinto. Algunos de los principios
procesales son, a todas luces, tendencias legislativas que se distinguen de los principios como son entendidos
por la teoría del derecho; tanto que pueden expresarse incluso como reglas, como lo entiende el Pr. Alvarado
Velloso. En fin, también hay principios en estricto sensu, mandatos de optimización en el lenguaje de Alexy.
SISTEMA DISPOSITIVO. En el proceso dispositivo se valora que el interés por el proceso lo tienen
exclusivamente las partes; el entendimiento del proceso aquí es apenas un instrumento para resolver un
conflicto entre dos particulares. En él, la iniciativa de las partes es la que activa el proceso; con la formulación
de la pretensión se da el primer paso para el inicio del proceso. De la iniciativa privada surge el aforismo nemo
iudex sine actore de entiende que no hay jurisdicción sin acción. De la incitación también sigue que el impulso
del proceso le corresponda también a las partes, siendo ellas las que agotan los actos procesales.
En cuanto a la instrucción, las partes piden las pruebas y el juez las decreta conforme a lo que le han
pedido, pero atado a lo que le han pedido.
El proceso es desistible
SISTEMA INQUISITIVO. En el proceso oficioso se valora que el interés por el proceso también se encuentra
en el Estado; lo característico es que se enmarque el proceso como un instrumento para encontrar la verdad
en una determinada situación para, consecuentemente, hacer justicia. En él, el juez u otro oficial del Estado es
quién da inicio al proceso por una decisión oficiosa y es el responsable del impuso del proceso, siendo él
también quien debe adelantar las etapas del proceso mediante plazos, normalmente.
El principio de la concentración dicta que en el proceso debe ejecutarse la mayor cantidad de actos
procesales en la menor cantidad de momentos posibles. Verbi gratia, el Código General del Proceso dicta que,
en primera instancia, el proceso no debe durar más de un año, prorrogable por seis meses, y seis meses en
segunda instancia, prorrogable por seis meses, so pena de perder competencia; aquello significa, en algunas
ocasiones, que el proceso dure incluso más .
El principio de la gratuidad se articula en la pregunta de si los gastos del litigio deben ser incurridos por el
Estado o si deben serlo por las partes; por el principio de gratuidad el Estado incurre en los gastos de acceso a
la jurisdicción. No obstante, el proceso implica otro montón de gastos: los honorarios del abogado, la
impresión de los documentos en papel, los gastos de transporte, los emplazamientos, los honorarios del
peritaje, la inscripción de la demanda, las cauciones, etc.
Amparo de pobreza
Las costas están compuestas por los gastos del proceso, los gastos en los que incurrió la parte para el
proceso y que se encuentran acreditados en el expediente, y las agencias en derecho, que es un porcentaje
del valor de las pretensiones que se calcula por una rubras hechas por el Consejo Superior de la Judicatura y
donde se tienen en cuenta, entre otras cosas, el tiempo y la dificultad del proceso; las agencias en derecho se
cobran con el fin de cubrir algunos de los gastos de los honorarios de postulación en los que las partes
incurren.
La preclusión de los eventos procesales se deriva también del principio de eventualidad, que indica que
todos los actos de ataque y todos los actos de defensa deben realizarse en todas las oportunidades previstas
por el legislador para atacar o defender los actos.
La perentoriedad de los plazos es aquella característica que hace operar la preclusión del acto por la mera
llegada término, sin la necesidad de un acto procesal posterior. En Colombia los plazos procesales de los actos
a cargo de las partes son perentorios (art. 117 C.G.P.)
Principio de la inmediación
El mal llamado principio de la inmediación -es una regla- dicta que el juez que sentencia es aquél que
debe practicar las pruebas. La comisión es una excepción explícita a la regla de la inmediación, pues por la
comisión el juez puede delegar la practica de alguna prueba al
Principio de la adquisición
La regla de la adquisición entiende que el resultado de la actividad probatoria es para el proceso y no
para la parte; las partes no pueden desistir de las pruebas ya practicadas, aún así hayan sido introducidas por
ellos.
La principal función al debido proceso, y también su origen, está en limitar el poder del Estado,
particularmente el ejercicio de la potestad jurisdiccional. La jurisdicción tiene la particular condición de
proferir, en la sentencia, una norma particular y concreta que, una vez dentro del ordenamiento jurídico, es
inderogable; aquello la hace de particular interés para controlarla. Entonces, la sentencia sólo tiene la calidad
de cosa juzgada si cumple con el debido proceso. El debido proceso, no obstante de ser de aplicación judicial,
se configura en una decisión legislativa, pues es un principio consagrado constitucionalmente; siendo un
principio, es un mandato de optimización cuya aplicación se concreta en la ponderación con otro. El debido
proceso también se configura mediante las reglas por las cuales se desarrolla, que son también sujetas a la
decisión del legislador.
Derecho a la jurisdicción
El libre acceso a la administración de justicia o la tutela judicial efectiva ha tenido un entendimiento
contradictorio y enredado a l hora de ser definido por la jurisprudencia judicial; dicen que el derecho a la
jurisdicción es el núcleo esencial del debido proceso, pero que el debido proceso es requisito para que haya
derecho a la jurisdicción. Si se quiere hacer un análisis juicioso de la jurisprudencia respecto a lo que es el
derecho a la jurisdicción se puede concluir que es un conjunto de principios. Así, el derecho a la jurisdicción
comprende:
Derecho de defensa
Acto procesal
Un acto jurídico es un hecho mediado de la voluntad. Entre los actos jurídicos, están los procesales, que
son aquellos actos jurídicos que tiene la potencia de crear, modificar o extinguir una relación procesal. Así, hay
actos jurídicos que pueden tener una doble naturaleza, procesal y sustancial, y luego, tiene el potencial de
crear, modificar o extinguir una relación procesal y otra relación sustancial, como la sentencia o la formulación
de la pretensión; aquello actos son llamados mixtos. Ahora, en el proceso no sólo hay actos, también hay
meros hechos, como lo es el paso del tiempo, que tienen injerencia procesal, como el cumplimiento de
términos y la caducidad de acciones.
Los actos procesales, como cualquier otro acto jurídico, tienen unos requisitos, que el ordenamiento
jurídico moldea en un arquetipo al que se ciñen los actos. Primero en este arquetipo, están unos presupuestos,
que deben existir antes del acto, que versan sobre la persona del agente y sobre el objeto del acto. Así, está la
idoneidad subjetiva del acto,
Segundo, están unos elementos que son propios del acto y que se entiende en un aspecto material,
interno, que se entienden en la intención y en la causa, y en un aspecto formal, externo, que se resume en la
forma. La intención es el aspecto psicológico del acto, es el contenido de la voluntad como ejercicio efectivo
de la libertad; es el para qué del acto. La causa es el interés que motiva la realización del acto procesal; es el
porqué del acto. La forma es aquello como el acto se hace manifiesto, y puede haber unas más simples y otras
más elaboradas. Respecto a la forma, el Pr. Carnelutti entiende tres tipos de forma: las forma vinculadas, en
cuya inobservancia debe afectarse la eficacia del acto; las formas autorizadas, en cuya inobservancia debe no
afectarse la eficacia del acto, no obstante, de ser ordenada por el ordenamiento; y las formas libres, en cuya
inobservancia no debe afectarse la eficacia el acto pues no se encuentran verdaderamente ordenadas.
Por último, están las circunstancias del acto, que son el contexto particular en cómo se inserta el acto en
la realidad. El tiempo es el momento cronológico en el cual se incrusta el acto en la realidad. El lugar es la
posición espacial donde se realiza el acto. Las condiciones son aquellos hechos futuros e inciertos de los
cuales depende la eficacia del acto jurídico. Así, la audiencia debe practicarse en un estrado, la formulación de
la pretensión debe radicarse antes de vencerse el término, y un garante debe procesarse si quien lo llamó en
garantía termina vencido en su litigio.
La circunstancia temporal del acto es particularmente relevante en los actos procesales, pues la figura del
plazo es omnímoda en materia procesal. El plazo es una condición futura y cierta; el término, en estricto
sentido, es el momento cuando se termina el plazo, y de allí su nombre. Los plazos comienzan a correr desde
la notificación del acto que resulta presupuesta para el acto a ejecutar; el término del plazo se cuenta en el
último día del plazo, contado desde el día después de haber ocurrido la notificación. Los plazos pueden
clasificarse:
SEGÚN SU ORIGEN. Los plazos pueden ser legales, judiciales o convencionales; los
plazos legales no suelen ser prorrogables, como sí lo son los judiciales y los
convencionales.
SEGÚN SU EXTENSIÓN. Los plazos también son, según su vencimiento y su extensión,
prorrogables o improrrogables.
SEGÚN SU PRECLUSIÓN. Los plazos incluso pueden ser perentorios o no perentorios; los
plazos perentorios precluyen la oportunidad procesal que concede el plazo por sí solos, los
plazos no perentorios requieren intervención de otro acto.
SEGÚN SU DESTINATARIO. Los plazos pueden estar dirigidos al juez o pueden estar
dirigidos a las partes. Los plazos dirigidos a las partes pueden ser plazos comunes, que
corren para las partes desde el mismo momento, o plazos sucesivos, que corren desde
momentos distintos, sea porque sólo una parte lo tiene o porque se corre para una luego
de correr para la otra.
Cuando un plazo se interrumpe, debe empezar a correr de nuevo desde que el hecho que lo interrumpe
pase; cuando un plazo se suspende, debe seguir corriendo lo que dél restaba cuando fue suspendido una vez
pase el hecho que lo suspende.
SEGÚN EL SUJETO. Los actos los actos procesales son o del juez o de las partes. El juez
profiere sentencias, que son actos compositivos del litigio, sea parcial o totalmente, y
profiere autos, que son todos aquellos que no son sentencias. Los autos, a la vez, se
clasifican en autos de mero trámite, que buscan darle simplemente impulso al proceso, y
en autos interlocutorios, que tienen la potencia de causarle perjuicio a alguna de las partes.
Los autos de trámite, debido a su naturaleza, no tienen que motivarse.
La legislación no es muy rigurosa a la hora de distinguir los autos de las sentencias,
diciendo que es sentencia todo acto judicial que termina el proceso, así sea un auto en
estricto sentido. Sentencia interlocutoria, vale decirse, es el nombre que se le da al auto
que termina el proceso y, como auto, no resuelve el litigio. También se le llama sentencia
interlocutoria a la sentencia propiamente dicha que resuelve el litigo parcialmente,
resolviendo sobre apenas algunas de las pretensiones, y de manera anticipada, decidiendo
antes de agotarse todas las etapas del proceso. Ahora, las sentencias interlocutorias en
este segundo sentido no terminan el proceso, apenas resuelven una porción del litigio y se
sigue adelante para seguir resolviendo sobre el resto.
Los actos de las partes están usualmente dirigidos al juez, no es usual que los actos de
las partes estén dirigidos inmediatamente a ningún otro sujeto parcial. Los actos de las
partes, cuando se realizan por fuera de audiencia, se realizan por escrito, en un documento
que genéricamente recibe el nombre de memorial.
SEGÚN SU CAUSA. Los actos pueden ser de oficio o pueden ser a instancia. Los actos de
oficio son aquellos realizados sin necesidad de la solicitud de algún otro sujeto; los actos a
instancia son aquellos realizados necesitando ser rogados por algún otro sujeto procesal.
Hay ciertos actos que el juez sólo puede realizar habiendo sido precedido por un acto de
instancia1; tanto es así, que el acto a instancia que se pronuncia sin un acto de instancia
que lo prescriba se profiere sin competencia.
SEGÚN SU …. Los actos pueden ser facultativos, pueden ser necesarios o pueden ser
debidos. Los actos facultativos son aquellos que se dejan al arbitrio del sujeto legitimado a
ejecutarlo, así su realización o no realización no produce ningún efecto perjudicial para
aquél. Los actos necesarios son aquéllos que se ven como presupuesto en una carga, así,
su realización lleva a una consecuencia jurídica favorable para quien lo ejecuta o su no
realización lleva a una consecuencia desfavorable. Los actos debidos son aquéllos que se
ven como presupuesto en un deber, así, su no realización comporta una sanción.
Los actos de notificación son los que se dirigen a poner en conocimiento de las partes la realización de
otro acto procesal, así hay un acto notificante y otro acto notificado. En la notificación personal se notifica
directamente al notificado, en presencia dél. En la notificación por estado se notifica mediante un documento
que se fija fuera del despacho judicial, y donde se notifica con la mera publicación del documento. En la
notificación por estrados se notifica al notificado o a su representante en audiencia, entendiéndose notificado
desde entonces.
La notificación por conducta concluyente se presenta en aquellos casos en los que el ordenamiento
entiende que el sujeto a notificar adquirió conocimiento de la providencia a notificar.
Los actos impugnativos son aquellos que buscan restarle o suprimirle la eficacia a otro acto, llamado
impugnado.
Los actos compositivos son aquellos que buscan componer parcial o totalmente el litigio. Ahora, una cosa
es el acto compositivo y otra cosa es el acto por el cual se termina el proceso, aunque en la sentencia suelen
coincidir.
Juicios de validez
El juez, en el juicio de validez, lo que hace es verificar si se cumplen los presupuestos procesales.
Competencia
La competencia es la aptitud del titular de la potestad jurisdiccional para ejercerla válidamente respecto a
ciertos litigios. Ella no es un fenómeno procesal de exclusivo; en término generales, es una aptitud
circunstancial para ejercer válidamente una potestad. En materia procesal es apenas la aptitud circunstancial
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El acto de instancia es aquél que provoca el acto a instancias, siendo el primero la causa y el segundo el efecto.
para ejercer válidamente la postad jurisdiccional. Las competencias de los jueces le son asignadas por el
legislador, con la advertencia de que suele referirse él a éstas como jurisdicciones. La competencia tiene dos
dimensiones que se conjugan en el juez: una competencia objetiva se refiere a aquella que le es asignada al
juez por razón de su oficio, o sea la que le pertenece al juzgado como institución; otra competencia
subjetiva se refiere a aquella que le es asignada al juez por razón de su imparcialidad principalmente, o sea
la que le pertenece al juez como hombre. La competencia subjetiva se presume para los jueces, y sólo se
desvirtúa cuando se comprueba el potencial de estar parcializado.
Capacidad
Respecto a quién puede ser parte se predican tres conceptos en relación con los litigios en los que
participarían. La capacidad para ser es aquella aptitud jurídica para ocupar las distintas posiciones de ventaja
y desventaja que se producen a lo largo del proceso; la capacidad para ser parte suele coincidir con la
capacidad de goce. La capacidad para actuar, o también llamada capacidad procesal, es aquella que se refiere
a la aptitud para ejercer, por sí mismo, las distintas posiciones jurídicas de ventaja y de desventaja que se
producen a lo largo del proceso. Mientras la capacidad para ser parte y la capacidad para actuar se predican
en abstracto respecto a todos los procesos, la legitimación se predica en concreto y respecto un proceso en
particular para ser parte válidamente en aquél.
Gozan de la capacidad para ser parte las personas, los patrimonios autónomos y el concebido, para la
defensa de sus derechos (art. 53 C.G.P.); no obstante, las personas jurídicas, los incapaces absolutos y los
relativos a quienes se les haya proscrito comparecer personalmente, los patrimonios autónomos y el
concebido deben comparecer por medio de su representante. (art. 54 C.G.P.)
(nulidad)
Si el juez advierte un defecto en el procedimiento puede sanearlo, si se trata de un vicio sanable, o puede anularlo, si se tratada de
uno insubsanable. Con el anulamiento, también se viene también la anulación de los actos consecuentes del anulado; con
«consecuentes» no debe entenderse «siguientes» pues no se anulan los actos que simplemente le siguen, sino sólo los actos que son consecuencia
del acto anulado, aquellos que dependen causalmente dél. La sanación y la anulación no son actos meramente propios de la sentencia, también pueden realizarse
en los vicios que el juez advierta en durante cualquier momento otro del proceso. El juez también podría proferir una «sentencia» inhibitoria, como en los casos
de la ilegitimidad para actuar de las partes o su incapacidad.
Las partes también tienen la facultad de contribuir a la sanidad del proceso, pudiendo formular excepciones procesales; convalidar los vicios de invalidez de los que
resulten afectados, sea expresa o tácitamente; o simplemente pidiendo que se decrete el anulamiento de los actos inválidos.
Caducidad
Para que se supere el juicio de invalidez es necesario que no haya acontecido la caducidad de la acción.
La caducidad es el modo de extinguir a la posibilidad de ejercer válidamente una facultad por el hecho de no
haberse ejercicio en el plazo de oportunidad. Cuando opera la caducidad no se extingue el derecho de acción,
sino que se extingue la posibilidad de ejercerlo en relación con una pretensión en particular. La operación de la
caducidad hace que el juez se haga incompetente respecto de la pretensión que se accionaría, y hace inmune
al procesado respecto de la potestad del juez; entonces no puede ni debe fallar de fondo respecto de la
pretensión caducada.
Ahora, cuando el juez admite o inadmite la demanda haciendo un juicio de corrección formal de la
demanda; nunca debe considerar admitir o inadmitirla por la apariencia de la demanda para prosperar, no
obstante de que muchas veces ocurra. No obstante, excesivo ritual manifiesto está proscrito; el juez no debe
dejar de hacer eficaz el derecho de acción por un defecto meramente procesal y que no impida ejercerlo en
cuanto a sus fines.
Juicio de eficacia
En el juicio de eficacia el juez se pregunta, ya no por los presupuestos procesales, sino por los
presupuestos sustanciales del proceso. Antes de empezar vale decir que la doctrina no entiende claramente
cuáles son presupuestos procesales y cuáles son sustanciales; incluso el pendencioso el si la distinción es
debida. Los presupuestos que son pacíficos en la mayoría de la doctrina son la debida acumulación de
pretensiones, la legitimación en la causa de las partes, su interés para obrar, la ausencia de cosa juzgada, de
transacción, de prejudicialidad y del pleito pendiente.
Acumulación
El legislador permite que se procese más de una pretensión en un mismo proceso, no obstante, está
acumulación no puede ocurrir de cualquier forma. El legislador define, entonces, cuáles son los requisitos que
deben observarse para que sea posible la acumulación; aquellas son (1) que el juez tenga competencia para
conocerlas todas, salvo la competencia en consideración de la cuantía, (2) que las pretensiones no sean
mutuamente excluyentes, salvo que la exclusión se subsane por la condicionamiento de una al fracaso de la
otra, (3) que todas puedan tramitarse por el mismo procedimiento. Respecto de la acumulación de
pretensiones, unas se pueden condicionar a la suerte de las otras; así, pueden estar condicionadas
consecuencialmente, donde se demandan si las que la condicionan prosperan; pueden también estar
condicionada subsidiariamente, donde se demandan si las que la condicionan fracasan. También podría
hablarse de una condiciones alternativas y de unas condiciones conjuntivas.
Legitimación
La legitimación es la aptitud para ocupar la posición de parte en un proceso en particular. La legitimación
en la causa se pregona o por activa, es decir, para pretender o por pasiva, es decir, para resistir. La
legitimación por activa se dice para quién está llamado a pedir que se ejerzan los actos propios de la
posición jurídica de ventaja en la relación litigiosa; como el titular de un derecho. La legitimación por pasiva
se dice para quién está llamado a que se le pida que se ejerzan los actos propios de la posición jurídica de
desventaja en la relación litigiosa; esto es el titular de una obligación.
La legitimación respecto al proceso con la que cuentan la persona que ocupan las posiciones de ventaja y
desventaja de la relación litigiosa es llamada legitimación ordinaria. En ocasiones el ordenamiento legitima
a otros distintos de las partes en la relación litigiosa para pretender o resistir en el proceso, entonces estos
cuentan con una legitimación extraordinaria. En dichas ocasiones, el derecho legitima a que otro sustituya
al legitimado ordinario porque reconoce en el pleito un interés supraindividual a que se ejerzan las actuaciones
propias alguna de las posiciones de la relación litigiosa.
El juez puede determinar la legitimación del proceso en cualquiera de sus momentos, para dar contra esto
se postulan dos teorías. La legitimación del proceso según la teoría formal se funda con la mera afirmación
del pretensor tener la posición jurídica de ventaja en la relación sustancial que se alega y del resistente tener
la posición jurídica de desventaja en dicha relación; con la mera afirmación de tener legitimidad para actuar, la
hay. La teoría material predica que la legitimación ocurre cuando efectivamente existe una correspondencia
entre el pretensor como quien tiene la posición jurídica de ventaja en la relación sustancial y el resistente
como quien tiene la posición jurídica de desventaja en la relación sustancial. Además, es necesario afirmar,
para una teoría, o probar, para la otra, que las partes tienen la categoría exigida por la norma fundante de la
pretensión y que, entonces, el derecho consagra que lo pretendido se puede pedir.
Cosa juzgada
La cosa juzgada es la característica más importante de las providencias judiciales. La cosa juzgada es un
predicado de las sentencias inimpugnables y definitiva; cuando, respecto de una sentencia, acontece la
impugnabilidad, se predica della una cosa juzgada formal; cuando acontecen ambas, se predica della una cosa
juzgada material. En fin, la verdadera cosa juzgada es material, que es la que tiene efectos de verdadera
modificabilidad. La cosa juzgada resulta defendida como una excepción procesal cuando se pretende en un
litigio que ya ha sido decidido por una sentencia que ha hecho tránsito a cosa juzgada. La cosa juzgada
entiende la imposibilidad de un actuar posterior y contradictorio, no implica, no obstante, la imposibilidad de
usarla en el futuro.
Resulta problemático, no obstante, saber qué es lo que hace tránsito a cosa juzgada. Las sentencias
producen una verdad formal, una aseveración que tiene apariencia de verdad, pero no hay certeza de verdad
material, que en verdad sea verdadera. Las sentencias, por regla general sólo producen efectos sobre las
partes; no obstante, lo que aquello significa es que las obligaciones contenidas en la sentencia sólo vinculan a
las partes, pero la sentencia sí puede oponerse a otros distintos de las partes. La doctrina ha dicho que lo que
transita a cosa juzgada es aquello que tiene una identidad de partes, una identidad de objeto y una identidad
de causa.
Qué es cosa juzgada dentro del contenido de una sentencia ha dado mucho de qué hablar en la doctrina.
Respecto a la ubicación de la cosa juzgada se han postulado dos teorías: la primera dice que la cosa juzgada
está en la parte resolutiva de una sentencia exclusivamente; la segunda dice que la cosa juzgada está en la
parte resolutiva de la sentencia y sus antecedentes lógicos, contenidos usualmente en la parte motiva de las
sentencias, también llamada teoría del juzgamiento implícito. También es controversial si en un nuevo proceso
se puede discutir aquello que pudo haber sido discutido en otro; unos sostienen que también hace tránsito a
cosa juzgada aquellos temas, que pudiendo ser discutidos en el proceso, no lo fueron, pues el resistente tiene
la carga de esgrimir todas las excepciones para su defensa en un proceso; así, todas las excepciones a una
pretensión quedan cobijadas dentro de la cosa juzgada. Incluso, hay quienes afirman que las pretensiones que
no se formularon en un proceso, pero que pudieron ser lo, también hacen cosa juzgada; no obstante, esta
doctrina no ha sido muy bien acogida en Colombia.
La cosa juzgada, por lo general, sólo afecta a quienes fueron parte del proceso en el cuál se produce la
sentencia; para que opere la cosa juzgada, debe haber identidad jurídica de las partes entre el proceso genitor
de la cosa juzgada y el proceso en el que se pretende alegarla. La identidad de las partes implica que la cosa
juzgada opera sólo para las personas que ocupen las respectivas situaciones jurídicas en la respectiva relación
sustancial. Aquello es una decisión legislativa que se fundamenta en el principio del debido proceso,
protegiendo la acción de quienes no tuvieron oportunidad de afirmar o controvertir en el proceso genitor; no
obstante, resulta difícil procurar por la coherencia del ordenamiento jurídico, así permitiéndose decisiones
contradictorias.
Definitividad
Que las sentencias sean definitivas significa que no puede producirse otra sentencia que le sea
excluyente. No son definitivas las sentencias proferidas por jurisdicción voluntaria, salvo contadas
excepciones, las que se dictan siendo estimativas de una excepción temporal ni para las que, no siendo ni lo
uno ni lo otro, la ley autorice su modificación.
Inimpugnabilidad
La inimpugnabilidad es una característica de las providencias judiciales para las cuales o no se previsto
recurso o si venció el término de oportunidad para interponerlo o que ya fueron interpuestos. Por regla
general, todas las providencias judiciales, salvo los autos de mero trámite, son impugnables, al menos
mediante el recurso de reposición. Los recursos de impugnación ordinaria son el recurso de reposición, que es
una acción procesal por la cuál se le pide al juez que le quite vigencia, parcial o totalmente, a alguna de sus
propias providencias, y el recurso de apelación, que es una acción procesal por la cuál se le pide al juez que le
quite vigencia, parcial o totalmente, a alguna de las providencias de otro juez, particularmente su inferior. Hay
otros recursos, como el recurso de revisión o el recurso de casación, a estos se les llama extraordinarios.
Las providencias tienen un plazo que es oportunidad para la interposición de recursos de impugnación;
vencido el término, llamado de ejecutoria, se dice que la providencia quedó ejecutoriada; aquel plazo corre
desde que la providencia a impugnar ha sido notificada. Si la parte deja de interponer el debido recurso para
impugnar, la providencia quedará ejecutoriada; si lo interpone, quedará ejecutoriada cuando se resuelva el
recurso y en el sentido que sea resuelto. Los autos tienen una condición muy particular en su ejecutoria;
mientras es claro que a las sentencias ya ejecutoriada, salvo recurso extraordinario o nulidad, no puede ser
modificada, es aún oscuro si lo mismo con los autos. Los autos son ley del proceso, pero los autos ilícitos no
obligan al juez. Mientras que la ley calla para resolver este dilema, la jurisprudencia ha tenido que los jueces
pueden revocar sus autos en cualquier momento.
Por otro lado, lo que se impugna es el decidimiento del juez en la sentencia, esto es, la parte resolutiva de
la sentencia; no obstante, hay quienes sostienen que la parte motiva de la sentencia puede ser impugnada,
siempre que haya tenido incidencia en la parte resolutiva, qu ele haya sido antecedente lógico a la decisión, y
siempre que el impugnate haya resultado desfavorecido por la resolución.
Ausencia de prejudicialidad
Es posible que un proceso dependa definitivamente de la decisión de otro proceso y el asunto a decidir no
puede ser decidido por el primer proceso; aquel fenómeno se llama prejudicialidad. Para que opere la
prejudicialidad se requiere que haya al menos dos procesos, que el decidimiento de uno de los procesos
dependa del de otro y que el asunto a decidir constitutivo del decidimiento prejudicial, llamado prejuicio, no
pueda ser decidido en el otro proceso, llamado proceso prejuiciado, sea por un defecto de competencia o sea
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La casación suspende la ejecutoria de la sentencia, pero no suspende la ejecutabilidad de la sentencia censurada, salvo que
se pida una canción para que sí lo haga. Ocurre también en la apelación con efecto devolutivo.
por una imposibilidad procedimental. En ocasión de la prejudicialidad, se suspende la decisión del proceso
sometido al prejuicio
Ausencia de litispendencia
El pleito pendiente es un fenómeno por el cual se extingue un proceso por estar su objeto siendo
procesado en otro trámite; decidiendo el legislador, cuál proceso será preferido. La litispendencia puede
ocurrir por distintos motivos
Ausencia de conciliación
…
Juicio de mérito
Superados los juicios de validez y los juicios de eficacia es juez se pregunta por las pretensiones. El juez
aquí se pregunta si las pretensiones pueden ser estimadas en las sentencias y entonces, si hay excepciones
que pueden enervarla. Haciendo este juicio surge la pregunta por los presupuestos axiológicos de la
pretensión, que son aquellas condiciones necesarias para que la pretensión particular prospere. Así, el juez se
pregunta por las pruebas y allí ve si se pueden tener como ciertas las condiciones que el orden jurídico prevé
como constituyentes del supuesto de hecho de la norma que funda la pretensión.
Impugnación
Las providencias judiciales deben hallarse conforme a derecho, conforme a la realidad¸ estar bien
expresadas y ser completas. En el evento de las providencias estar mal expresadas, la corrección es la figura
mejor dispuesta para corregirla. Si la providencia queda incompleta, la complementación es la figura mejor
dispuesta para corregirla. Ni la corrección, ni la complementación son verdaderas impugnaciones, pues no se
encuentran dirigidos a restarle vigencia a otro acto. Es cuando la providencia carece de conformidad con el
derecho o con la realidad que verdaderamente se impugna, sea por errores in procedendo, cuando falta al
derecho procesal, o sea por errores in iudicando, cuando falta a los hechos o derecho sustancias.
Así, el derecho prevé unos mecanismos para superar aquellos errores, sea saneando el vicio de la
providencia o sea impugnándola. La impugnación es la sustracción de vigencia de un acto jurídico; en materia
procesal, a las providencias del juez. No hay mecanismos procesales para impugnar los actos de las partes,
que resulta más o menos coherente con el papel del juez como director del proceso. Los mecanismos
procesales de impugnación pueden ser anulaciones o recursos; lo que las diferencia a la anulación de los
recursos es el objeto sobre el cual versa el error que buscan superar: la anulación se propone para superar
errores in procedendo configurados en vicios en la formación de la relación procesal; los recursos buscan
conjurar tanto errores in iudicando como in procedendo de otras naturalezas.
Todo acto impugnativo tiene un objeto, que es aquello que se impugna, el acto impugnado; tiene causa,
que es aquella razón que fundamenta la impugnación, el error que vicia el acto impugnado; y tiene una
petición, que es lo que se quiere lograr con la impugnación. Así, si un acto impugnativo carece de acto
impugnado, o éste no está viciado por un error, o no se está pidiendo algo, aquél acto no será un verdadero
medio impugnativo.
Anulación
(art. 132 a 138 C.G.P.)
En la anulación suele preverse la posibilidad de convalidarse los vicios que la ameritan, también se
prevén algunas subsanaciones tácitas. Así, las causales de anulación pueden ser subsanables y otras que no lo
son; en fin, todas están expresas en las leyes. La anulación de un acto acarrea la anulación también de sus
actos dependientes; el recurso, estando sometido a un término, no lo hace.
Recursos
Los recursos procesales son actos impugnativos que, en materia procesal, se profieren contra las
providencias del juez, sea por errores in iudicando o in procedendo, que se formulan dentro del proceso. Es
posible que un mismo defecto sea subtabla mediante la anulación o mediante recurso; en particular los
recursos de reposición o de apelación pueden conjurar los mismo errores que conjuga la anulación, incluso
algunos más. Los recursos se pueden entender como ordinarios o extraordinarios, con un criterio más bien
difuso, llamándose extraordinarios aquellos que tienen unas causales específicas, a la que sólo tienen potencia
algunas sentencias. La interposición de un recurso, por regla general, impide la vigencia de la providencia
impugnada.
Reposición
(arts. 318 y 319 C.G.P.)
El recurso de reposición procede contra autos exclusivamente y, en principio, contra todos los autos; es
necesaria disposición expresa del legislador para que contra un auto no proceda la reposición; y no procede
nunca contra sentencias. El recurso de reposición se interpone ante el mismo juez que profirió el acto
impugnado, interrumpiendo los plazos que dependan del acto impugnado, desde la fecha de la recurrencia
hasta la fecha de la decidimiento sobre el recurrimiento. Este recurso no tiene causas específicas, es todo
aquello que constituya un error in iudicando o in procedendo. Por la reposición se pide o que se revoque la
providencia repuesta o que se modifique; así, el recurso prosperará si se revoca o se modifica la providencias,
no lo habrá hecho si se mantiene el acto.
Apelación
El recurso de apelación procede contra sentencias y contra algunos autos previstos para aquello por el
legislador. El recurso de apelación se procesa por un juez diferente al que ha proferido el auto, llamado ad
quem, concediéndolo es juez que profirió el acto, llamado a quo, si lo encuentra procedenten. Este recurso
tampoco tiene causales específicas para su interposición; procede por cualquier error in iudicando o in
procedendo. La petición que viene con la apelación puede ser de la modificar o revocar el auto impugnado,
prosperando si se modifica o se revoca, no haciéndolo si se mantiene; si la impugnación de una sentencia
prospera, el recurrido debe, además, sustituir la sentencia revocada o complementar la sentencia modificada.
El juez superior debe volver a enjuiciar la pretensión, reconsiderando las pretensiones; incluso pudiendo
mantener el fallo, pero variando las razones.
APELACIÓN SUSPENSIVA. La apelación, cuando se concede con efecto suspensivo, suspende el proceso y la ejecutabilidad de la
providencia alzada.
APELACIÓN DEVOLUTIVA. La apelación, cuando se concede con efecto devolutivo, no suspende ni el proceso ni la ejecutabilidad de la
providencia alzada.
APELACIÓN DIFERIDA. La apelación, cuando se concede con efecto diferido, no suspende el proceso, pero sí suspende la
ejecutabilidad de la providencia alzada.
Súplica
El recurso de súplica procede contra las providencias de un magistrado que serían apelables y las
providencias que inadmiten el recurso de apelación en un juzgado colegiado.
Queja
El recurso que queja procede contra los autos que niegan conceder un recurso que no será procesado por
el juez que profirió el acto recurrido.
Casación
Revisión
(art. 354 a 360 C.G.P.)