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MATERIAL DE APOYO DERECHO PROCESAL CIVIL I: LA DEMANDA Y EJEMPLO

DE UNA DEMANA SOBRE RESCISION Y PAGO DE DAÑOS Y PERJUICIOS.

UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA.


FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES
CURSO: Derecho Procesal Civil I
SEPTIMO SEMESTRE
JORNADA NATUTINA
DOCENTE: Lic. Felipe Benavid Villatoro Recinos

INTRUCCIONES: A continuación, se le proporciona contenido doctrinario relacionado con la demanda y se


le proporciona un ejemplo de una demanda, puede consultar los textos de (Derecho Procesal Civil de
Guatemala. Tomo I, autor Dr. Mario Aguirre Godoy; Derecho Procesal Civil Guatemalteco, autor Lic. Mario
Gordillo), del contenido debe realizar las siguientes actividades:

 Identificar los diversos requisitos que se deben incluir en una demanda, como escrito inicial y
como demanda.
 Elaborar un resumen del tema relacionado, tomando en cuenta el presente contenido y los que se
encuentran en los diferentes textos.

GESTIONES DE LAS PARTES


El Código Procesal Civil, fija los requisitos extrínsecos que debe satisfacer toda primera solicitud,
cualquiera que fuese su naturaleza, que se presente a los Tribunales. En el orden en que los enumera,
son los siguientes:
a) Designación del Juez o Tribunal. Teniendo presente que los jueces o tribunales son de distinta
jurisdicción y competencia, dispone el Código que, en primer lugar, se designe en singular, al Juez a
quien la solicitud se dirige individualizándolo no en su persona física, sino en su jerarquía o grado
jurisdiccional y en su sede, ya que de otra manera no se estaría cierto sobre quien es el funcionario o
destinatario de la gestión.
b) Nombres y apellidos. Sobre este particular dispone literalmente el Código que la solicitud debe
contener los “nombres y apellidos completos del solicitante o de la persona que lo represente, su
edad, estado civil, nacionalidad, profesión u oficio, domicilio e indicación del lugar para recibir
notificaciones”. Esta es una condición que por sí sola se explica. La identidad del solicitante no solo es
de importancia para el Juez, ya que sin ella no podría informarse sobre la capacidad y fuero de quien
comparece, sino especialmente para la persona contra quien va dirigida porque sin tales datos,
tampoco estaría en posibilidad de saber por qué y en qué forma está vinculando a la gestión del
solicitante, con qué carácter se le reclama, cual la personería, interés o personalidad del adversario.
c) Relación de los hechos. Los hechos constituyen el alma de toda solicitud. En ella deben exponerse
todos los que se refieren a la petición porque de lo contrario, se desconocerían sus motivaciones. De
allí la necesidad y conveniencia de que se declaren en forma concreta y precisa para que el Juez
pueda apreciar desde el primer momento, si es o no competente para conocer de la gestión y la parte
contraria esté en condiciones de rebatirlo.
d) Fundamentos de derecho. La solicitud debe contener, establece el Código, el “fundamento de derecho
en que se apoye, citando las leyes respectivas”. Es indudable que la simple relación de hechos
carecería de relevancia jurídica si no estuvieran fundados en las normas derecho objetivo en las que
se afirma estar aquellos subsumidos. Y también lo es que, para satisfacer este requisito, no hace falta
extenderse en los llamados razonamientos de derecho de que innecesariamente tanto se abusa.
Posiblemente como lo veremos al estudiar la demanda, esto es lo que ha querido impedir el Código al
indicar que el fundamento de derecho se da a conocer “citando las leyes respectivas”
e) Nombres, apellidos y residencia. Un derecho siempre se reclama contra alguien. Y ese alguien debe
ser una persona determinada. Por tal razón, el Código exige que se expresen los “nombres, apellidos
y residencia de las personas de quienes se reclama un derecho” y que “si de ignorare la residencia, se
hará constar”. Lo que la ley no tiene previsto, es lo que debe hacerse cuando se hace constar que la
residencia se ignora. Es una eventualidad remota pero el presentarse se queda sin solución.
f) La petición. Ordena el Código, que la petición se haga “en términos precisos”. Y es lo obligado porque
una solicitud sin petición carecería de sentido; y si no es precisa no solo se dificultaría al Juez conocer
con claridad lo que ha de ser materia de su decisión sino también a las partes, el objeto de su defensa.
g) Lugar y fecha. Son requisitos que constituyen a la identificación de los distintos elementos que van
contenidos en la solicitud y que sirven de referencia para muchos de los efectos procesales, como son
los relativos a la ubicación territorial del Juez o del gestionante y al cómputo de los términos legales.
h) Firmas. La data y la firma son requisitos indispensables para la autenticidad de la solicitud. Una
solicitud sin firma, seria apócrifa. Ella es la que le imprime certeza de paternidad, que es lo que la ley
quiere. Por eso indica con respecto a este requisito, que la solicitud debe llevar las “firmas del
solicitante y del abogado colegiado que lo patrocina, así como el sello de este”. Y para salvarla del
anonimato, agrega que “si el solicitante no sabe o no puede firmar, lo hará por el otra persona o el
abogado que lo auxilie”. No saber firmar es carecer de capacidad intelectiva para hacerlo. No puede
firmar es carecer de aptitud material para hacerlo aun sabiéndolo. En ambos casos, la solicitud es
valedera con la firma de otra persona o del abogado auxiliante.
i) Copias. A este requisito ya hemos aludido. Es una formalidad a que está sujeta toda solicitud y no solo
la primera. De todo escrito y documento que se presente al Tribunal, deben acompañarse tantas
copias legibles, en papel común o fotocopias, “como partes contrarias hayan de ser notificadas, a cuya
disposición quedaran desde que sean presentadas. Para el efecto… se consideran como una sola
parte los que litiguen unidos o bajo una misma representación”. En los escritos debe hacerse constar
el número de copias que se acompañen.
El requisito de las copias se contempla, podemos decir, en todas las legislaciones y sus
antecedentes son antiquísimos. Ya en la Novísima Recopilación se preceptuaban para la demanda
“porque la experiencia ha demostrado –se decía en aquel cuerpo de leyes- que se han hecho muchas
veces fingidamente las escrituras perdediza”.
DEMANDA
El contenido de toda norma se encuentra dispuesto para que los gobernados la cumplan voluntariamente;
cuando esto sucede la voluntad general de la ley tiene un cumplimiento natural, pero cuando en una
situación específica las situaciones de hecho, de realidad, dejan de adecuarse al contenido dispuesto en la
norma, entonces decimos que la voluntad concreta de la ley ya no se verifica de un modo espontáneo, y
por ende, será necesario forzar su cumplimiento por medio del proceso. La forma en que podemos forzar
ese cumplimiento es mediante la demanda como el primer acto procesal por el que se inicia el
funcionamiento del órgano jurisdiccional.
Una demanda formulada no produce ningún efecto sólo por el hecho de haber sido redactada de acuerdo
a lo establecido en el código adjetivo aplicable; las partes señaladas en esa demanda no han adquirido su
carácter de actor y demandado, respectivamente. A fin de que esos efectos se produzcan, la demanda
debe ser presentada oficialmente para que el órgano jurisdiccional que se haya designado como
competente tome conocimiento de la demanda e inicie su actuación, y así se integrará la relación jurídica
procesal.
La presentación de la demanda tiene efectos importantes y trascendentes para el proceso. Al recibirla, el
juez al que correspondió su conocimiento debe dictar su primera resolución, que puede tener tres sentidos
diferentes: admitir la demanda si cumple con todos los requisitos exigibles, desechar la demanda si no se
cumplen todos los requisitos exigibles y, por último, prevenir al actor cuando la omisión de algún requisito
pueda subsanarse.
SIGNIFICACION GRAMATICAL
Se suele denominar “demanda” tanto a la petición que se dirige a un órgano jurisdiccional en el que se le
solicita su intervención para resolver la controversia que se plantea como al escrito o formulación verbal
que se hacen en relación con la citada petición.
Demanda es sinónimo de petición, de solicitud, de súplica, de exigencia, de reclamación, desde el punto
de vista de su significado forense, pero, en realidad tiene un significado muy específico, casi único. En
efecto, no toda petición es una demanda pues, hay peticiones dirigidas a órganos jurisdiccionales que no
entrañan la existencia de una situación de controversia, por ejemplo, cuando se formula una petición de
intervención en la materia de jurisdicción voluntaria.
No toda demanda es una reclamación o una exigencia pues, hay reclamaciones y exigencias que se
formulan de manera extrajudicial. Es cierto que la demanda lleva inmersa una reclamación o una exigencia
pero, las reclamaciones y exigencias pueden tener un carácter menos formal y menos trascendente que el
que corresponde a una demanda.
A la demanda puede considerársele una súplica solamente bajo la perspectiva de la relación de parta que
la formula y juez a la que se dirige, pero, respecto del demandado ya no es una súplica, sino que respecto
de él constituye una exigencia sui generis en la que, el órgano jurisdiccional es el intermediario, pero, la
demanda va impregnada de una actitud enérgica, propia de la reclamación formal que se ha instaurado
ante un juzgado.
Para nosotros, el empleo del vocablo “demanda” alude al acto procesal de una persona física o moral,
denominada actor o demandante, en virtud del cual, en forma escrita o verbal, solicita la intervención del
órgano jurisdiccional o del órgano arbitral para que intervenga en un proceso controvertido que se dirige a
otra persona física o moral, denominada demandado o reo, para forzar a esta última persona a las
prestaciones que se reclaman
CONCEPTO
En sentido lato, demandar es pedir y demanda es petición. En sentido estricto o restringido, y dentro del
Derecho Procesal, es la petición con que se inicia un juicio y que el demandante formula haciendo valer un
derecho e invocando la actividad jurisdiccional para que se le haga efectivo. CHIOVENDA la define en sus
instituciones diciendo que, en general, “es el acto con que la parte (actor), afirmando la existencia de una
voluntad concreta de la ley que le garantiza un bien, declara la voluntad de que la ley sea actuada frente a
otra parte (demandado) e invoca para este fin la autoridad del órgano jurisdiccional”. Y luego, en sus
Principios: “es el acto con el cual, afirmando existente una voluntad concreta de ley, positiva o negativa,
invoca éste (el actor) el órgano del Estado para que actué tal voluntad”.
La resistencia a cumplir con la voluntad concreta de la ley por quien está obligado a cumplirla, se traduce
en el derecho insatisfecho que da origen a la acción. Pero en tanto la acción se mantiene, digamos en
silencio, inactiva, no es más que un derecho abstracto en estado potencial que se presenta como una
posibilidad, en espera de ejercicio. Infringido o negado el bien protegido por la norma jurídica, en tanto no
se exige sea satisfecha, la pretensión es un querer igualmente en potencia. La acción se pone en ejercicio
y la pretensión se hace patente, por medio de la demanda. Por eso, no sin razón, el Código de 1877
establecía que la demanda “tiene por objeto exigir de otro, por medio de la autoridad del juez, que dé,
pague o entregue alguna cosa”. No se trata en consecuencia de una petición cualquiera, sino de aquella
petición en la que se sostiene la existencia de un derecho y se pretende se satisfaga el bien, o su
equivalente, por el tutelado.
Dedúcese, por ende, que la demanda no es un derecho en sí. Es sencillamente el acto material por el que
se exterioriza la acción y se concreta la pretensión. Se piensa, por lo tanto, que el concepto de demanda
se construye en consideración al petitum porque sólo una petición en la que se provoca la actividad
jurisdiccional para que se dicte un fallo sobre aquellos elementos –acción y pretensión-, es la que puede
dar contenido a un proceso.
Otros autores, sin embargo, estiman que lo esencial para el calificativo de demanda, es que sea el escrito
que inicia por el que se constituye la relación procesal con independencia del carácter de la petición.
Indirectamente, esta es, por ejemplo, la postura de GUASP a la que se ve inclinado, me imagino por la
necesidad de depurar las mixtificaciones del enjuiciamiento español: “para que el proceso exista –escribe-
se precisa la actividad de un sujeto procesal distinto del Juez que declare su voluntad de parte, que así
ocurra; esta declaración de voluntad de parte, que asume la forma de una petición, puesto que se pide el
comienzo del proceso, recibe el nombre técnico de demanda. La demanda, es, por tanto, el acto típico y
ordinario de iniciación procesal, o dicho con más extensión, aquella declaración de voluntad de una parte
por la cual esta solicita que se dé vida a un proceso y que comience su tramitación… Si la demanda es
típicamente un acto de iniciación o comienzo procesal, podrá ser, pero no tendrá por qué ser, a la vez, una
formulación de peticiones de fondo. La posición contraria tiene razón –continua- en cuanto que, de hecho y
ordinariamente, demanda y pretensión (recuérdese que GUASP sustituye el concepto de acción por el de
pretensión) se funden en un solo acto, puesto que el actor solicita el comienzo de un proceso y a la vez
formula la pretensión correspondiente que va a constituir el objeto del mismo. Pero fácilmente se
comprende que la simultaneidad temporal de ambas actividades, aunque sea desde luego muy frecuente,
no equivale en modo alguno a su absoluta identidad”
Sin que esto sea desacato a la autoridad de tan ilustre procesalista español, pensamos que, si la demanda
es acto típico del comienzo procesal, débase a que en ella se formulan peticiones de fondo, porque
¿acaso es concebible una demanda en la que no se formule una pretensión, o acaso el formular una
pretensión simultáneamente con la petición de que comience el trámite del proceso es tan sólo un hecho
que se observa con frecuencia y no el contenido que da carácter de demanda a la petición? Naturalmente
entre demanda y pretensión no existe “absoluta identidad” pero sí una absoluta relación de causalidad,
porque una pretensión puede existir con independencia de la demanda en tanto que demanda no puede
haberla sin pretensión.
El hecho que la demanda sea el acto constitutivo de la relación procesal o que su existencia sea la que da
vida a dicha relación, provoca en doctrina una disidencia respecto al momento en que debe tenérsele por
jurídicamente existente. Para unos autores, existe desde que se presenta. Esto es, desde instante en que
el Tribunal conoce de ella o la admite para su trámite. En opinión de otros autores, existe en el momento
en que es comunicada a la otra parte. Es la correcta porque si el proceso es relación y esencia de esta
relación es su trilateralidad, no podría constituirse sin la concurrencia de los sujetos entre quienes se
desenvuelve: Juez, demandante y demandado.
Se discute también si comunicada la demanda, queda, formalizado el proceso. Me adhiero a quienes
opinan que no porque para que aquel sea válido, es indispensable que sus elementos constitutivos o
presupuestos procesales, no estén afectados por algún vicio que lo anule. Si este vicio es fundado, trae
como consecuencia el rechazo de la demanda en su fase preliminar y no podría, al menos
transitoriamente, producir el efecto jurídico a que tiende, como es el de obligar al Juez a que se pronuncie
sobre si es fundada o infundada. Se estima, por tanto, que el proceso queda formalmente constituido, a
partir del momento en que el demandado contesta sobre el fondo de la demanda o en su defecto, desde
aquel en el que se le declara en rebeldía.
Por su forma de expresión, la demanda puede ser escrita o verbal. Ordinariamente es escrita aun cuando
se trate de un juicio oral. Nuestra legislación, que en esto se aparta de la comparada, permite que en los
juicios orales se presente verbalmente si así lo prefiere el actor, salvo en los juicios de ínfima cuantía en
los que es obligado formularla de palabra. Pero escrita u oral, está sujeta a los mismos requisitos de forma
y contenido que seguidamente puntualizamos.
REQUISITOS DE LA DEMANDA
Cuando hablamos de requisitos de forma u de contenido, nos referimos a los que debe reunir la demanda
en sí misma, considerada independientemente de que se o no fundada. Nos referimos, diría, a los
requisitos de la demanda como documento. A aquellos sin los cuales no estaría el Juez en la posibilidad
de pronunciarse sobre su mérito o cuya ausencia lo excusa de darle trámite y lo obliga a repelerla de oficio
“expresando los defectos que haya encontrado” (Art. 109).
Nuestro Código, según se expuso, fija los requisitos que debe contener toda primera solicitud. De entre
ellos, unos son formales o externos, y otros de contenido, intrínsecos o internos. Son externos: la
identificación del órgano jurisdiccional, de quien se pide y contra quien se pide; el lugar, fecha y firma del
solicitante; firma y sello del profesional que auxilia; copias, papel sellado y timbre forense. Son internos:
competencia del Juez, capacidad activa y pasiva de las partes, las alegaciones de hecho y de derecho y la
petición. Pero además de estos requisitos, dedica el Código un capítulo para referirse en especial a los
requisitos de la demanda y que precisamente intitula “Contenido de la demanda”, el cual consiste en el
material de conocimiento y decisión que las partes deben aportar como objeto del contradictorio
fundamentado en las tres dimensiones de la acción: lo que se pide, con qué derecho se pide y porqué se
pide. A esos elementos se refiere el Código cuando expresa: “En la demanda se fijarán con claridad y
precisión los hechos en que se funde. Las pruebas que van a rendirse, los fundamentos de derecho y la
petición”, lo que perifrásticamente equivale a decir: es requisito de la demanda además de los propios de
toda solicitud, expresar con claridad y precisión: qué hechos motivan impetrar la actuación del órgano
jurisdiccional y qué pruebas van a rendirse para demostrarlos; cuál el derecho subjetivo que se tiene y qué
es lo que se pretende o cuál es el bien de la vida que debe satisfacerse.
Históricamente y en lo que respecta al Derecho hispánico, la fijación de los requisitos de la demanda, que
por lo demás y desde antiguo vienen señalados por los Códigos de todos los lugares, data de las Leyes de
Partida, en cuyo título 2o, ley 40, Partida 3ª, se lee: (transcripción literal) “En cualquier demanda, para ser
fecha derechamente, deben ser catadas cinco cosas: la primera el nombre del juez ante quien debe ser
fecha; la segunda el nome del que la face; la tercera el de aquél contra quien la quieren facer: la cuarta, la
cosa o la cuantía o el fecho que demanda; la quinta por qué razón la pide. Caseyendo todas estas cosas
puestas en la demanda, cierto puede el demandado saber por ellas en qué manera debe responder”.
Nuestro Código quiere que el contenido de la demanda se exponga siguiendo un determinado orden:
hechos, prueba, derecho y petición. Así también, que se haga con claridad y precisión para evitar tanto lo
ambiguo u obscuro como lo prolijo o superfluo, porque cuando la justicia está de nuestro lado, no ha
menester de largos escritos que la enreden sino de suscitas y concisas razones que la demuestren:
a) Hechos. Los hechos que deben fijarse en la demanda son los que configuran la insatisfacción del
derecho. No para reconstruir la historia de cómo nació el derecho cuyo cumplimiento se reclama, sino
la historia de cómo se le niega. Son los hechos que dan origen a la acción; los motivos fácticos que
obligan a invocar la actividad jurisdiccional y sin los cuales no estaría el Juez en la posibilidad de
pronunciarse sobre la petición. En torno a este punto, giran dos teorías: la teoría de la individualización
y la teoría de la sustanciación. Para la primera, es suficiente la indicación del hecho que individualice o
identifique la acción que el actor se propone: pido que se me entregue la cosa porque soy propietario
de ella. Para la segunda, es necesario que se indique el hecho jurídico que ha engendrado el derecho
que se hace valer: pido se me entregue la cosa porque soy propietario de ella y soy propietario porque
se me vendió, se me heredó, etc., etc. Y es lo obligado porque de lo contrario se ignoraría cuál es el
hecho del que nació el derecho. Conforme al espíritu de nuestra legislación procesal, se requiere de
algo más: de los hechos que pongan de manifiesto la conducta observada por el demandado frente al
derecho subjetivo de que se es titular. En el ejemplo antes citado, la demanda sería defectuosa de no
indicar el actor que sobre ser propietario de la cosa por venta o herencia, la parte demandada la
detenta o posee sin justo título.
b) Prueba. Fijar las pruebas que van a rendirse, es un requisito que, con fundamento en el principio de
igualdad, obedece a la necesidad de que la parte demandada tenga conocimiento anticipado de la
prueba que el adversario ofrece porque de lo contrario, no estaría en condiciones de defenderse ni de
preparar la contraprueba y se le dejaría expuesto a las sorpresas del actor o a las maniobras de una
mal entendida estrategia procesal. En previsión de estas eventualidades, dispone el Código en su
artículo 107: “El actor deberá acompañar a su demanda los documentos en que funde su derecho. Si
no los tuviere a su disposición los mencionará con la individualidad posible, expresando lo que de ellos
resulte y designará el archivo, oficina pública o lugar donde se encuentren los originales”. Y luego, en
su artículo 108: Si no se presentaren con la demanda los documentos en que el actor funde su
derecho, no serán admitidos posteriormente, salvo impedimento justificado”.
Este último precepto, sobre no ser razonable, está en manifiesta contradicción con el que le precede.
Si el artículo 107 exige que se individualicen los documentos por no tenerse a la disposición, es
porque implícitamente está autorizando su admisión posterior y no hay motivo para abrir una
incidencia con fines a demostrar que no se presentaron con la demanda por mediar “impedimento
justificado” El Código de Enjuiciamiento era más flexible: los documentos podían admitirse siempre
que se hubieren identificado en la demanda.
Por otra parte, pueden surgir documentos con fecha posterior a la de la demanda o precisar el actor de
otros para probar contra las afirmaciones del demandado y cuya y cuya individualización le es
imposible al momento de ser aquella formulada, pero al tenor del artículo 108 tampoco le son
admisibles. En el Código anterior no se presentaba este problema de suyo innecesario y lo resolvía
con justicia porque permitía se presentarán los documentos de fecha posterior a la demanda; los de
fecha anterior con protesta de no haberse tenido antes conocimiento de su existencia y los que, no
siendo fundamentales de la demanda y contestación, sirvieran para combatir excepciones o
constituyeran una prueba complementaria. Era lo adecuado y conveniente para los fines del proceso
porque el proceso no está instituido para impedir sino para facilitar el ejercicio de un derecho. Y como
apunta REDENTI, “muchas veces las partes mismas, en los comienzos, no saben o no pueden prever
exactamente cuáles serán los puntos efectivamente controvertidos o controvertibles de sus
respectivas razones y cuáles los datos impugnados que tendrán necesidad de demostración para el
juez, y no siempre pueden tener ya pronto y disponibles de antemano los oportunos medios
probatorios. Muy a menudo, la verdadera y efectiva materia del litigio y de la decisión, o por lo menos
los puntos críticos de ella, no aparecen, dicho, en otros términos, de la pura y simple proposición de la
acción, sino de las excepciones y de las réplicas, que es de donde surgen los verdaderos y más
difíciles problemas de prueba”.
c) Derecho. El derecho, unido al hecho, es lo que constituye la razón o causa de pedir ( causa petendi).
Cuando el Código dispone que se fijen los fundamentos de derecho, está exigiendo que se diga con
qué derecho se pide (quo jure petatur); que se concrete la norma o normas de derecho sustancial en
que la demanda se apoya. Porque la demanda se promueve para eso: para que se actúe una voluntad
de determinada ley. Y está determinada ley es la que debe indicarse con claridad y precisión. Si los
hechos enunciados coinciden con la hipótesis prevista en abstracto por la ley, la demanda será
fundada. Razonar sobre los fundamentos de derecho, es intrascendente. Lo que el Juez necesita
conocer son los hechos. El derecho él lo sabe y está obligado a saberlo. De allí el viejo aforismo: Da
mihi factum, dabo tibi ius (dame el hecho y te daré el derecho) que se concreciona en el no menos
antiguo brocardo: iura novit curia (el Juez conoce el derecho). Pero lo que el Juez ignora es cuál es el
derecho subjetivo privado que vincula a los litigantes y por ello es de necesidad que se le fije en la
demanda, y especialmente si se toma en cuenta que la prueba de los hechos habrá de versar sobre
aquellos que se afirma o se niega estar subsumidos en la norma o normas jurídicas que se invocan.

En nuestro medio ha sido tradicional que también se citen en la demanda las leyes adjetivas que
regulan su trámite. Si no se citan, se le rechaza. Pienso que no existen razones suficientes para
mantener este criterio porque las leyes procesales son de obligada observancia para el Juez. Sean o
no invocadas por las partes, está obligado a aplicarlas. Pero la exigencia de su cita por los litigantes,
no sólo se debe a una práctica inveterada, sino a la torcida interpretación que se hace del artículo del
Código en el que se establecen los requisitos debe contener el “fundamento de derecho en que se
apoya” y como tal se ha entendido no sólo el de carácter sustantivo sino también el que sirve de apoyo
para un trámite procesal.
d) Petición. La petición es el elemento fundamentalmente objetivo de la demanda. Hacia ella convergen
el hecho y el derecho. Comprende tanto la cosa o prestación que se pide como la naturaleza de la
providencia jurisdiccional que trata de obtenerse. Por conveniencia y corrección procesal, la cosa debe
identificarse cualitativa y cuantitativamente. Y la petición debe estar ajustada a lo que se tenga
derecho. Si se pide menos, el demandante se verá en la necesidad de recurrir a otro juicio para
cobrarse el resto. Y si lo que pode es cosa diferente a la que tiene derecho, lo más probable es que
pierda el pleito, aunque por otro motivo pudiera estar en razón.

LA FALTA DE REQUISITOS
El Código, en su artículo 109, al que repetidas veces hemos aludido, dice que “los jueces repelerán de
oficio las demandas que no contengan los requisitos establecidos por la ley, expresando los defectos que
hayan encontrado”. Por el lugar que este artículo ocupa dentro de la dogmática del Código, es indudable
que se está refiriendo a los requisitos antes enumerados y a los que debe contener toda primera solicitud.
Pero, así como está concebido, causa, por su misma generalidad, más daño que provecho porque “los
requisitos establecidos por la ley” son de muy diversa índole y no todos los jueces tienen el mismo grado
de capacidad.
Así, por ejemplo, en el artículo 51 se dice que “para interponer una demanda o contrademanda, es
necesario tener interés en la misma”. Este es un requisito necesario para la admisión de la demanda por
ser fundada pero no para su “improcedibilidad” o trámite. Sin embargo, con actuaciones a la vista, tuve la
oportunidad de comprobar que uno de nuestros Jueces rechazó cierta demanda a limini judicii con base en
el artículo 109 y señalando como defecto, ¡el no haber encontrado interés en el demandante!
El Código de Enjuiciamiento evitaba esos riesgos: “Los Jueces –decía- repelerán de oficio las demandas
que no contengan los requisitos establecidos en los artículos anteriores…” Y estos artículos anteriores,
eran los relativos a los que en el Código se desarrollan bajo el título “Contenido de la demanda”. Es claro
que la intención de la ley actual no es otra que la de referirse a los requisitos que son necesarios para que
la demanda pueda ser formalmente válida, pero la amplitud de su redacción, da cabe a interpretaciones
antojadizas en manos de malos Jueces y no sería remoto que a algunos de ellos también se les ocurriera
“repeler” una demanda por prejuzgar sobre la capacidad, personería o personalidad de las partes.
De manera similar estaba redactado en le Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1855 su artículo 226,
conforme a cuyo texto, los Jueces podían repeler de oficio “las demandas no formuladas con claridad y
que no se acomodaran a las reglas establecidas”. Pero la jurisprudencia española sentó la doctrina de que
ninguna demanda debía ser repelida de oficio “sino en los casos expresamente previstos en la ley, porque
eso (repelerla) equivale a la denegación de justicia”. Poniendo coto tales contrasentidos, o al rigor con que
se hacía uso de aquella facultad, la nueva Ley suprimió aquel artículo y optó por señalar los casos en los
que las demandas podían ser repelidas de oficio. Por lo demás, es indiscutible que la facultad otorgada a
los Jueces para el rechazo inicial de la demanda, evita el ejercicio inútil de una viciada actividad procesal,
pues como anota MANUEL DE LA PLAZA, “la economía, que es principio inspirador del proceso, y, aún
más, el prestigio de la función judicial, exigen que la vigilancia de esta falta de condiciones sea función que
el Juez puede ejercer ex oficio, sin dejarla reservada al cuidado de las partes”
INALTERABILIDAD DE LA DEMANDA
La inalterabilidad de la demanda una vez presentada, es uno de los principios universalmente reconocido.
Si se dejara al arbitrio del demandante el modificarla cuando se le antojara o cuantas veces quisiera,
siempre seria incierto el momento en que deba constituirse la relación procesal. Conforme al Código,
puede ampliarse o modificarse antes de ser contestada. Contestar la demanda es atacar el fondo. No se le
contesta si el demandado comparece a juicio excepcionando por defecto en alguno de los presupuestos
procesales. No obstante, en más de un Tribunal se ha considerado que el derecho a ampliar o modificar la
demanda, precluye desde el instante en que el demandado responde al emplazamiento aun cuando sea
interponiendo alguna prejudicialidad. Pero el Código es claro: podrá hacerse “antes de que haya sido
contestada”. Y la contestación de la demanda se remite al acto u oportunidad procesal en la que deben
interponerse excepciones perentorias.
SEÑOR JUEZ DEL JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA DEL RAMO CIVIL. ---------------------

X.X.X., de treinta añ os de edad, casado, guatemalteco, domiciliado en esta Ciudad, Ingeniero,

atentamente

E X P O N G O:

1) Señ alo para recibir notificaciones, en la ………de ………. zona…. de esta ciudad;

2) Actuó y actuaré bajo la direcció n y procuració n indistinta, conjunta o separada, de los abogados

en ejercicio M……… y N……;

3) Comparezco en mi carácter de Gerente de la Entidad Mercantil “PEREZ, MAZA Y COMPAÑ ÍA

LIMITADA”, la cual se constituyó conforme la escritura numero…. que en esta ciudad autorizo el

Notario J.M. con fecha…….. y figura inscrita en el Registro General Mercantil de la Republica al

nú mero cien (100), folio doscientos (200), del libro trescientos (300) de Sociedades

Mercantiles. De acuerdo con la clá usula segunda de dicha escritura, administració n y uso de la

razó n social, está a cargo del Gerente, y tal como consta en su clá usula cuarta, fui designado

para el desempeñ o de dicho cargo;

4) Para acreditar lo expuesto, acompañ o fotocopia legalizada de la relacionada escritura y mi

nombramiento debidamente inscrito en el Registro General Mercantil de la Republica.

5) Así justificada mi personería, demando a nombre de mi representada y en vía ordinaria, a los

señ ores Y.Y.Y. y Z.Z.Z. para que en sentencia se hagan las declaraciones de condena que sobre

rescisió n y pago de dañ os y perjuicios se especifican en el petitorio de esta demanda;

6) El señ or Y.Y.Y. reside en………. y el señ or Z.Z.Z., en……., lugares en lo que pueden ser notificados,

7) Fundo mis pretensiones en los hechos, derecho y prueba que por su orden a continuació n

detallo:

I.
H E C H O S

1) Por escritura de fecha…… que bajo nú mero…….. autorizo en esta ciudad el Notario RR, el

primero de los demandados, señ or Y.Y.Y., reconoce que “PEREZ, MAZA Y COMPAÑ ÍA

LIMITADA”, le presto servicios de electromecá nica por un tiempo aproximado de seis meses,

proporcioná ndole a la vez, durante ese lapso, los repuestos y accesorios necesarios para que se

mantuviera en buen estado de funcionamiento el ingenio de azú car de que aquel es propietario

y tiene instalado en la finca llamada “El Paraíso” situada en el municipio de Dueñ as,

departamento de Sacatepéquez e inscrita en el Registro General de la Propiedad de la

Republica, al nú mero….. folio…… libro….. de aquel Departamento;

2) En la clá usula SEGUNDA de la escritura antes identificada, se hace constar: a) Que el valor de los

servicios y repuestos suministrados arroja un total de setenta y cinco mil quetzales (Q.

75,000.00); b) Que el señ or Y.Y.Y. se declara deudor de esa suma y se obliga a pagarla sin

necesidad de cobro o requerimiento mediante la cesió n a la Compañ ía, de diez caballerías de

terreno a desmembrarse de la finca antes indicada; c) Que la escritura traslativa de dominio la

otorgaría dentro de los treinta días siguientes a la fecha en que la finca se escribiera a nombre

del deudor, pues aú n se encontraba en trá mite la liquidació n fiscal del respectivo proceso

sucesorio, circunstancia esta que por otra parte imposibilito la inscripció n del contrato de que

se viene haciendo merito; d) Que el deudor renuncia al fuero de su domicilio y se somete a

Jueces de este departamento;

3) Cerciorada la Compañ ía de haberse inscrito la finca a nombre del demandado, se le pidió , por

carta de catorce de mayo del añ o pró ximo pasada, que otorgara la correspondiente escritura,

pero manifestó que todavía no era posible, porque no se le había entregado el plano de la

fracció n a desmembrarse ni vencido el plazo concertado, de cuya consecuencia pedía se le

hiciera una espera prudencia. Así se hizo, pero agotado que en exceso fuera dicho plazo sin

tenerse noticia del deudor, la Compañ ía opto por solicitar ejecutivamente y fue entonces que

pudo enterarse que días antes había el señ or Y.Y.Y. vendido la totalidad de la finca al otro

demandado, señ or Z.Z.Z., en cuyas condiciones el ejercicio de la acció n ejecutiva es nugatorio;


4) El aludido contrato de compraventa se otorgó mediante escritura de fecha……por el Notario KL.

Segú n este instrumento, el señ or Z.Z.Z. compra la finca por el precio ya pagado de sesenta mil

quetzales (Q. 60,000.00) y no obstante que diez caballerías de la citada finca está n afectas al

pago de setenta y cinco mil quetzales (Q. 75,000.00) a favor de mi representada, el vendedor

declara que sobre ella no existe ningú n gravamen ni limitació n;

5) Es por tanto evidente que el referido contrato de compraventa se celebró de mala fe por parte

de ambos contratantes toda vez que su propó sito no es otro que el de eludir la obligació n

contraída a favor de “Pérez, Maza y Compañ ía Limitada”, y consiguientemente en perjuicio y

fraude de los derechos de que aquella es titular. Tales extremos se hacen manifiesto a través de

los hechos expuestos y de los cuales obligatoriamente se concluye: que con anterioridad a la

fecha del contrato fraudulento de compraventa, existía un crédito a favor de “Pérez, Maza y

Compañ ía Limitada”; que se vendió la totalidad de la finca sin hacerse constar que una fracció n

de ella estaba destinada al pago de dicho crédito, y antes bien, el vendedor declaro que no

existía ninguna limitació n; que por no contar el deudor con ninguna otra clase de bienes a la

fecha de la compraventa ni en la actualidad, se colocó en un deliberado y total estado de

insolvencia y, por lo tanto, privo a la Compañ ía de toda posibilidad de que la deuda le sea

pagada.

6) Como consecuencia inmediata y directa de la falta de cumplimiento en que incurrió el señ or

Y.Y.Y. se ha ocasionado a “Pérez, Maza y Compañ ía Limitada”, cuantiosos dañ os y perjuicios

cuyo monto establecerá en su oportunidad, pero que por ahora estimo en ……… quetzales; pues

debido a que aú n no se le ha transferido el dominio de las diez caballerías, he dejado de realizar

una serie de actividades agropecuarias a la que también se extiende el objeto de la empresa, y

con menos cabo de su patrimonio se le ha impedido beneficiarse de la utilidades que por razó n

de trabajo y de plusvalía hubiera podido percibir de estar en posesió n de la mencionada finca.

-II-

D E R E C H O

En el orden legal fundo mi demanda en las disposiciones contenidas en los artículos 1169,
1517, 1518, 1519, 1534, 1535; 1290, 1292, 1294; 1423, 1424, 1433 y 1434 todos del Có digo Civil,

Decreto Ley 107, sobre cuya doctrina, jurisprudencia, texto y aplicació n al caso concreto razonare

en la debida oportunidad procesal.

-III-

P R U E B A

1) Acompañ o como prueba los documentos siguientes: a) Testimonio de la escritura numero….. de

fecha………….. autorizada por el Notario RE; b) Copia legalizada de la escritura numero……….. de

fecha………. Autorizada por el Notario KL; c) Certificació n extendida por el Registrador de la

Propiedad sobre las inscripciones operadas en la finca motivo de esta Litis; y d) Certificació n

expedida por La Direcció n de Catastro y Avalú o de Bienes Inmuebles del Ministerio de Finanzas

Pú blicas en la que consta que el señ or Y.Y.Y. carece de Matricula Fiscal a su nombre;

2) Ademá s rendiré: declaració n de las partes demandadas; declaració n de testigos; dictamen de

expertos; reconocimiento judicial; documentos pú blicos y privados de que hasta hoy no tenga

noticia o que fueren conducentes por la oposició n de los demandados y las presunciones que

fueren deducibles de los hechos probados.

-IV-

P E T I T O R I O

Con base en lo expuesto, leyes que se han citado y artículos 10, 14, 44, 45, 51, 63, 66, 67, 73,

79, 96, 106, 107, 111, 128, 196, 526, 534, 573 y 579 del Có digo Procesal Civil y Mercantil y 114 del

Dto. 2-89 Ley del Organismo Judicial.

I. DE TRÀMITE:

1) Se tenga por justificada y reconocida la personería con que actuó y que dejá ndolos certificados

o fotocopiados en autos, se me devuelvan los documentos que para acreditarla he acompañ ado:

2) Que se admita para su trá mite la presente demanda y en consecuencia: se emplace a los

demandados concediéndoles audiencia por nueve días comunes; se incorporen al proceso los

documentos que son sus copias acompañ o; se tome nota del lugar señ alado para recibir

notificaciones y se tenga por encomendada la direcció n y procuració n de este juicio a los


profesionales a un principio nombrados;

3) Que la notificació n al señ or Z.Z.Z. se haga por esta sola vez por medio de despacho al Juez de Paz

Civil de Sacatepéquez; pues el demandado reside en la primera avenida diez guion veinte zona

uno de la ciudad de Antigua por lo que a la vez debe hacérsele saber que señ ale lugar dentro del

perímetro de esta Ciudad, para sucesivas notificaciones y que en caso contrario se le hará n por

los estrados del Tribunal sin necesidad de apercibimiento alguno;

4) Que como medida de garantía se decrete la anotació n de esta demanda sobre las fincas

nú meros…. Folios…… libros…….de………librá ndose para el efecto el correspondiente despacho al

Registrador General de la Propiedad de la Zona Central:

5) Que en su oportunidad, de ser el caso, se abra a prueba este proceso y una vez agotado el

trá mite, se señ ale vista y dicte sentencia.

II. DE SENTENCIA :

Que en sentencia se declare con lugar la presente demanda y por tanto:

a) Que se revoca o rescinde el contrato de compraventa contenido en la escritura de fecha…. Que

en esta ciudad autorizo el Notario KL…, por haberse celebrado en perjuicio y fraude de los

derechos de “Pérez, Maza y Compañ ía Limitada” adquiridos segú n escritura de fecha…… que

bajo el numero……. Autorizo el Notario RR.;

b) Que la revocatoria se declara a efecto de que reincorporá ndose al patrimonio del demandado

Y.Y.Y. la finca rustica inscrita en el Registro General de la Propiedad al numero….. folio……

libro……de…….se otorgue a “Pérez, Maza y Compañ ía Limitada”, escritura traslativa de dominio

sobre diez caballerías (equivalente a cuatrocientos cincuenta y una hectá reas, veinticinco á reas,

setenta y ocho centeareas y fracció n diezmilésima) , desmembradas de la indicada finca

conforme a los linderos y demá s especificaciones que constan en la escritura que con fecha

………autorizo el Notario RR.;

c) Que la escritura traslativa de dominio deberá otorgarse dentro del tercer día a partir de la fecha

en que el fallo causare ejecutoria;


d) Que se cancele totalmente y para los efectos anteriores, la inscripció n de dominio nú mero tres

de la finca cuestionada y actualmente vigente a nombre del demandado Z.Z.Z.;

e) Que el demandado Y.Y.Y. falto al cumplimiento del contrato celebrado segú n la ya citada

escritura de fecha…….para cuyo efecto concertó con el otro demandado, señ or Z.Z.Z. y este

acepto a sabiendas; el contrato de compraventa que hoy se revoca, en cuya virtud se le condena

al pago, que deberá efectuar igual dentro del tercero día, de los dañ os y perjuicios causados a la

parte actora en el monto que se hubiere establecido en el curso del proceso o , en su defecto,

que su fijació n se deja a juicio de expertos;

f) Que se condena a los demandados al pago en forma solidaria y mancomunada, de las costas que

se hubieren causado con motivo de la Litis.

Acompañ o tres copias.

(Lugar y fecha)

(Firma del presentado)

En su auxilio y como Abogado Director:

(Firma y sello del abogado que patrocina)

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