Está en la página 1de 15

Contractual Civil II

Dr. José Alfredo Tamayo

Los contratos, en términos generales, pueden discriminarse entre contratos para la adquisición de los bienes y

aquellos para la adquisición de servicios. Este curso tendrá por objeto estos últimos, entendiendo el arrendamiento,

la garantía, el comodato y el depósito. El curso se evaluará en dos exámenes parciales orales, cada uno del 30% de la

nota, y un final.

VIERNES, 6 DE MARZO: examen parcial (30%)


VIERNES, 17 DE ABRIL: examen parcial (30%)

Bibliografía
“Los Principales Contratos Civiles y sus Paralelos con los Mercantiles” (José Alejandro Bonivento Fernández)
“De los Principales Contratos Civiles” (César Gómez Estrada)
“Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado” (Luis Claro Solar)
“Las Garantías” (Álvaro Pérez Vívez)

20 de enero del 2020

Arrendamiento

El arrendamiento, en términos muy generales, es el cambio de un goce por un precio; pudiéndose gozar de un

bien o de un servicio. El arrendamiento de bienes provee una alternativa a los contratos para la adquisición de la

propiedad, pudiendo explotar de un bien que, siendo útil, no es conveniente adquirirlo. El Código Civil entiende el (i)

arrendamiento de cosas, el (ii) arrendamiento de servicios para la confección de una obra material, (iii) el

arrendamiento de servicios inmateriales, (iv) el arrendamiento de criados domésticos y (v) el arrendamiento de

transporte. No obstante, con el auge de la legislación laboral, el arrendamiento de criados domésticos resultó

allegársele a la competencia del derecho laboral; por otro lado, el arrendamiento de transporte ha mutado para

allegarse características cada vez más comerciales, aunque mantiene una regulación civil básica.

Arrendamiento de cosas

El arrendamiento de cosas es un contrato por el cuál una parte confiere el goce sobre una cosa, corporal o

incorporal, a cambio de una renta o precio conferido por la otra parte. En Colombia, el arrendamiento de cosas ha

sufrido diversos accidentes legislativos comenzando con la reforma constitucional de 1936, que consagra la

intervención estatal en la economía; que se desarrolló con la Ley 7 de 1943, que dio competencias al gobierno

nacional para decretar disposiciones para hacer efectiva dicha intervención. Respecto del arrendamiento, el

gobierno entonces comienza a dictar decretos con el fin de regular el valor de la renta, no obstante, introdujeron

disposiciones que mutaron sustancial y procesalmente el fenómeno del arrendamiento; en particular, en el Decreto

2221 de 1983 se regularon varios otros aspectos del arrendamiento de inmuebles urbanos. También debe hacerse

hincapié en la regulación que el Código de Comercio introduce sobre el arrendamiento de locales comerciales. Con la

Ley 820 del 2003, el Congreso retoma el arrendamiento de inmuebles urbanos, pero con especial énfasis en aquellos

destinados a vivienda. En una nota sobre los arrendamientos de predios rústicos, el Código Civil dispuso normas

especiales para aquellos bienes y la Ley 6 de 1975 se regula el contrato de aparecería.

Para fines del arrendamiento de cosas, vale discriminar los bienes que son distinguidos legislativamente. Así, el

arrendamiento de locales comerciales, que son aquellos predios que alojan y conforman un establecimiento de

comercio; está regulado especialmente por el Código de Comercio; el arrendamiento de inmuebles urbanos

destinados a vivienda está regulado especialmente por la Ley 820 del 2003; el arrendamiento de los otros

inmuebles urbanos está regulado especialmente por el Decreto 2221 de 1983. El arrendamiento de bienes
corporales donde un ente público es parte está regulado especialmente por la legislación administrativa. Otro

fenómeno que entiende más a la naturaleza del contrato y no a la de su objeto material, es la aparcería de

inmuebles rurales, que es regulada por la Ley 6 de 1975. No obstante, el Código Civil sigue siendo la piedra angular

de la regulación de todo arrendamiento de cosas, y regula directamente el arrendamiento de cualquier bien distinto

a los susodichos.

24 de enero del 2020

Estructura del arrendamiento de cosas

El arrendamiento es un contrato consensual por defecto, no obstante que sean comunes los contratos escritos,

sea como formalidad para facilidad probatoria o como condición suspensiva para la perfección del acto.

Objeto

El objeto de todo contrato puede entenderse como el soporte material de la obligación, sea la cosa por dar, hacer

o no hacer (art. 1517 C.C.). En el arrendamiento, el arrendatario tiene una obligación de hacer, en la conferencia de

un goce sobre una cosa por la entrega. Aquél es un goce que es mucho más limitado que el del usufructuario;

además, deriva de un derecho personal que tiene únicamente contra el arrendador; distinto del derecho real del que

goza el usufructuario. El usufructuario, por ejemplo, puede decidir cómo gozar del bien, pudiendo disponer de su

derecho libremente; el arrendatario no puede ceder el arriendo ni subarrendar sin consentimiento del arrendador

(art. 2004 C.C.). La diferencia, como ya se había previsto, está en el derecho personal del que goza el arrendatario,

que, como derecho personal, no puede exigírselo a ningún otro distinto al arrendador, ni siquiera al dueño.

Cosa a arrendar

El objeto como soporte material de la obligación del arrendador en el arrendamiento de cosas debe ser una

cosa, sea corporal o incorporal. Las cosas, para ser objeto de obligaciones, deben tener existencias, siquiera futura,

determinarse y estar en el comercio; así, no pueden ser objeto de obligación alguna los bienes públicos (art. 1518

C.C.). Puede arrendarse toda cosa mientras no sea consumible, salvo aquellas que la ley prohíba; no se pueden

arrendar los derechos personalísimos (art. 1974 inc. 1 C.C.). Pueden arrendarse los bienes embargados y tomarse en

arriendo los bienes propios, pues el arrendamiento no implica la enajenación de la cosa para la solución de la

obligación del arrendador; puede incluso arrendarse la cosa ajena, pero el arrendatario de buena fe tendrá acción de

saneamiento contra el arrendador a la evicción (art. 1974 inc. ii C.C.). El arrendamiento de edificios entiende, por

defecto, el de los muebles que lo guarnezcan (art. 2032 C.C.).

Renta

El arrendador, por otro lado, tiene como objeto de su obligación dar un precio o una renta; siendo la renta, mal

llamada canon, al objeto de prestación cuando el contrato sea de ejecución periódica. La renta puede tomar la forma

de dinero o de los frutos, naturales o civiles, producidos por la cosa arrendada (art. 1975 C.C.). La renta puede tornar

al contrato en uno de prestaciones conmutativas, si la renta está determinada en una cantidad fija, o en uno

aleatorio, si la renta está determinada en una cantidad variable; por ejemplo, en una cuota de la cosecha producida

por una finca o de las ventas producidas en un local comercial.

El valor de la renta puede determinarse de las formas que se hace el precio en la compraventa (art. 1976 C.C.);

no obstante, si el objeto del arrendamiento es un inmueble urbano, la renta no podrá superar una centésima del

valor comercial del inmueble, que se entenderá el doble del valor catastral (art. 18 Ley 820/2003). A consecuencia, los

contratantes deberán acordar en la renta o su forma de determinación (art. 1864 C.C., art. 1976 C.C.); también podrá

determinarse por un tercero, pero si no lo determina, no habrá arrendamiento; la renta nunca podrá determinarse
unilateralmente por uno de los contratantes (art. 1865 C.C.). La renta también podrá determinarse por el juez,

ayudado de peritos, si se tratare de la renovación del arrendamiento de un local comercial con privilegio de

propiedad comercial (art. 519 C.Co.). La renta incluso puede determinarse por el mercado, si las partes estipularen

que se arrendará al valor de la plaza, donde tomará el valor medio que tengan las cosas análogas en la fecha y el

lugar donde se celebró el contrato (art. 921 C.Co.).

27 de enero del 2020

Efectos del arrendamiento de cosas

El arrendamiento de cosas es un contrato bilateral, como tal, cada parte se obliga a prestaciones recíprocas; el

arrendador se obliga a entregar la cosa arrendada, a mantenerla en estado de servir para el fin arrendado y a librar

al arrendatario de toda turbación o embarazo en el goce de la cosa arrendada (art. 1982 C.C.); el arrendatario se

obliga a solver la renta, a darle a la cosa el fin debido por el contrato, la naturaleza o la costumbre, a cuidarla hasta la

culpa leve, a no ceder el contrato ni subarrendar y a restituir la cosa arrendada al final del contrato (art. 1996 C.C.).

Obligaciones del arrendador

Entregar

La obligación de entregar del arrendador es una obligación de hacer que consiste permitir la aprehensión de la

cosa por el arrendatario (art. 1978 C.C.). A la falta absoluta de entrega por culpa del arrendador, el arrendatario

puede desistir del contrato y tiene derecho a la plena indemnización de contratos. Aún cuando parece ser una

obligación de medio, el Código introduce una duda, resolviendo que habrá responsabilidad incluso al error de buena

fe, salvo que la imposibilidad haya sido conocida por el arrendatario o la fuerza mayor o el caso fortuito; haciéndola

parecer una obligación de resultado (art. 1983 C.C.). A la entrega retardada, cabe también la indemnización de

perjuicios bajo las mismas condiciones; pero el desistimiento del contrato no le es permito al arrendatario cuando le

siga siendo útil; podrá desistir, entonces, por el deterioro de la cosa o por la cesación de las circunstancias que

motivaron el contrato (art. 1984 C.C.).

Mantener

La obligación de mantener la cosa en estado de servir para el fin que ha sido arrendada es una obligación de

hacer consiste en gestar el bienestar del bien. A las reparaciones necesarias está obligado, por defecto, el arrendador;

a las reparaciones locativas, el arrendatario; pero también será obligado a todas las reparaciones de daños que se

causen por una fuerza mayor, un caso fortuito o de la mala calidad de la cosa arrendada (art. 1985 C.C.). En términos

generales, las reparaciones necesarias son aquellas que comprometen la estructura y función de la cosa, y que se

hacen indispensables para poder gozar de la cosa; son locativas todas las otras reparaciones. Estas definiciones

devienen de una más bien precaria que prevé el Código Civil, que define a las reparaciones locativas como aquellas

que se deben por el uso ordinario del bien (art. 1998 C.C.), o aquellas que mantienen la cosa arrendada en el estado

de recepción (ver arts. 2028 a 2030 C.C.). Pero el arrendador también será responsable de las reparaciones locativas si

los daños fueran fortuitos o forzosos, si devinieran de la mala calidad de la cosa (art. 1985 C.C.).

El arrendatario está obligado, incluso sin su consentimiento, a soportar la ejecución de reparaciones, salvo que

la reparación pueda ser diferida. El arrendatario tendrá derecho a una disminución de la renta en proporción a la

magnitud del embarazo para el goce de la cosa durante la ejecución de las reparaciones. Si la reparación

embarazaría gravemente, por su magnitud o por su duración, el goce de la cosa, el arrendatario tendrá derecho a la

terminación del contrato. Además, el arrendatario tendrá derecho a la indemnización de perjuicios si la reparación

procediere de causa que existía para el tiempo del contrato, y no le era conocida o previsible, pero sí lo era para el

arrendador (art. 1986 C.C.).


El arrendador está obligado a resarcir las expensas en las que el arrendatario haya incurrido y no estuviere

cargado con ellas, sea porque las hizo necesarias por su culpa, sea porque eran simplemente locativas o sea porque

culposamente no dio noticia al arrendador del daño; si no hubiera podido noticiarlo, deberá el valor razonable de las

expensas necesarias (art. 1993 C.C.). No obstante, el arrendador no está obligado a reembolsar el costo de las mejoras

útiles que no haya consentido deber, pero el arrendatario podrá separar los materiales si aquello no implicara

detrimento para la cosa (art. 1994 C.C.).

No turbar

El arrendador está obligado a garantizar un goce útil y pacífico de la cosa, saneando los vicios de la cosa. Por

utilidad, si bien, el lenguaje parece también entender el mantenimiento de la cosa, se refiere verdaderamente a la

garantía que el arrendador le debe al arrendatario sobre la función de la cosa arrendada; el arrendador debe

garantizar que la cosa sirve para aquello que está destinada, natural o civilmente. Si la cosa no sirve para aquello que

está destinada, el cumplimiento estará viciado; si el vicio es grave, pues impide el goce de la cosa, el arrendatario

tendrá derecho a terminar, e incluso rescindir, cuando no ha comenzado a ejecutarse; si el vicio es leve, pues turba el

goce de la cosa sin impedirlo, el arrendatario tendrá derecho a la disminución de la renta. El vicio grave también

justifica la terminación o recisión cuando ha comenzado a existir después de la celebración del contrato sin culpa

alguna del arrendatario (art. 1990 C.C.).

El arrendatario tendrá derecho a que se le indemnice por vicios en la cosa que hayan tenido existido antes del

contrato; si al arrendador no le fueren conocidos o previsibles aquellos vicios sólo deberá el daño emergente (art.

1991 C.C.). sin embargo, el arrendatario no tendrá aquel derecho si contrató conociendo el vicio o siéndole previsible

con diligencia mínima, o si renunció a la acción de saneamiento (art. 1992 C.C.).

Por paz se entiende la garantía que el arrendador debe al arrendatario para no modificar la cosa (art. 1986 inc. i

C.C.), ni turbar su goce (art. 1987 C.C.), ni dejarlo turbar por otro, siempre que la turbación sea jurídica 1. El

arrendador no deberá desembarazar las perturbaciones en el goce de la cosa para el arrendatario que se produjeran

por vías de hecho de terceros, y el arrendatario estará obligado a perseguir la indemnización de los daños que dellas

surgieran (art. 1988 inc. i C.C.); pero el arrendatario tendrá derecho a ser indemnizado si el turbante fuera el

arrendador o quien por él pudiera ser vedado (art. 1987 C.C.).

La evicción de la cosa debe dirigirse al arrendador; si la demanda se dirige al arrendatario, debe responderla,

diciendo quién es el verdadero dueño, (art. 67 C.G.P.) y debe noticiar la turbación al arrendador, so pena de

indemnizar los perjuicios que devinieren por su culpa al arrendador. El arrendador deberá indemnizar al

arrendatario si conociere del vicio que justifica la evicción o le hubiere sido previsible, salvo que el arrendatario

también hubiera conocido del vicio al momento del contrato (art. 1988 incs. iv y v C.C.) Si la evicción prospera, el

arrendatario tendrá derecho a terminar el arrendamiento, incluso cuando prosperare parcialmente y lo que subsista

sea irrisorio; pero si lo que subsiste es significante y la causa de la evicción fuera anterior al contrato, sólo tendrá

derecho a que se reduzca a la renta en la proporción de lo restante (art. 1988 incs. ii y iii C.C.).

3 de febrero del 2020

Obligaciones del arrendatario

Usar debidamente

El arrendatario está obligado a destinar el bien para aquello que se pactó en el contrato; entonces, no podrá

hacerla servir para un objeto distinto al convenido o, a su defecto, al objeto para el que se destina por naturaleza o

1
La turbación de derecho consiste en la evicción, que tiene una persona sobre los derechos de otra.
por costumbre. Si el arrendador falta al debido uso de la cosa arrendada, el arrendador tendrá derecho a terminar el

contrato o a ser indemnizado, incluso dejando subsistir el arriendo (art. 1996 C.C.). Dentro del uso indebido sobre los

edificios arrendados se entiende la destinación ilícita y el subarriendo a quien mantiene una notaría mala conducta;

a la destinación ilícita y aquel subarriendo dan causa para la terminación del contrato (art. 2031 C.C.)

Conservar

El arrendatario está obligado a conservar la cosa arrendada hasta la culpa leve; entonces, estará obligado a

observar la debida diligencia que observa el buen padre de familia para con las cosas propias. Si el arrendador falta

al cuidado debido, deberá indemnizar los perjuicios causados al arrendador, que tendrá derecho a la terminación del

contrato si el deterioro resulta grave (art. 1997 C.C.). El arrendatario también está obligado a hacer las reparaciones

locativas que se hicieren necesarias (art. 1998 C.C.). Se presume que la cosa fue entregada en buen estado, por lo que

suele hacerse un inventario, examinando la cosa a su entrega (art. 2029 inc. ii C.C.); también se presume la culpa del

arrendatario en los deterioros que sobrevengan a la cosa (art. 2005 inc. iv C.C.).

No ceder el contrato

Por la cesión de un contrato, o de la posición contractual, varían las personas que ocupan las posiciones

jurídicas en un contrato, un tercero desplazando a alguna de las partes en el contrato. El arrendatario está obligado a

no ceder el contrato sin autorización del arrendador (art. 2004 C.C.). Si el arrendatario cede el contrato sin

autorización del arrendador,

No subarrendar

El arrendatario está obligado a no subarrendar sin autorización del arrendador (art. 2004 C.C.). Por el

subarriendo, la cosa se somete a ser objeto material de un segundo arriendo, donde el arrendatario la da en

arriendo. El subarrendamiento es accesorio al arrendamiento principal, entonces se verá vinculado al destino deste

arriendo; si el arrendamiento principal, se terminará también se terminará el subarrendamiento, pero el

subarrendatario tendrá acción sobre la indemnización de perjuicios contra el subarrendador por su culpa en la

terminación. El subarrendatario también está obligado a usar y gozar la cosa, a lo menos, en los términos del

arrendamiento principal (art. 2004 C.C.)

Pagar la renta

El arrendatario está obligado a pagar la renta o precio (art. 2000 inc. i C.C.). El valor del precio o de la renta y sus

condiciones de pago se determinarán convencionalmente, y, a su defecto, por la costumbre. A defecto convencional o

consuetudinario, la renta de inmuebles urbanos debe pagarse mensualmente, la de rústicos, anualmente; la renta o

precio de mubles deberá ser pagada por período vencido (art. 2004 C.C.). La renta mensual de inmueble arrendado

no podrá superar una centésima del valor comercial del inmueble o parte arrendada, valor comercial que no podrá

exceder el doble de la catastral (art. 18 Ley 820/2003).

El arrendador, para asegurar el pago de la renta, precio o indemnizamiento, podrá retener los frutos existentes

de la cosa, con lo que se guarnece y sus provisiones, siempre que le pertenezcan al arrendatario; se presumirá que

aquellas cosas le pertenecen (art. 2000 inc. ii C.C.). Debido a la relativa ineficacia del derecho de retención del

arrendador, se le concede además la facultad al arrendador de pedir el embargo y secuestro sobre los bienes del

demandado en la presentación de la demanda que comienza el proceso de restitución para asegurar el precio, rentas

e indemnizamientos adeudados; aquella medida cautelar deberá levantarse si no se comienza un proceso ejecutivo

para la solución de aquellas deudas dentro de los 30 días siguientes a la ejecutoria de la sentencia donde prospera la

pretensión restitutoria (art. 384 no. 7 C.G.P.).


Si el contrato se termina por culpa del arrendatario, estará obligado a indemnizar los perjuicios que le causare

al arrendador y a pagar las rentas que faltaren por pagar hasta la cesación determinada en el contrato o hasta que,

habiendo desahucio, hubiere casado el contrato (arts. 2003 y 2013 C.C.). Si no se ha fijado el tiempo para el

arrendamiento, sea por la convención o por el uso natural o acostumbrado de la cosa, ninguna de las partes lo podrá

hacer cesar sino por el desahucio; noticiando anticipadamente la cesación. La anticipación de la noticia se deberá en

un lapso equivalente a los períodos para el pago de la renta; lapso que comienza a correr desde el próximo período

(art. 2009 C.C.). No obstante, para el arrendamiento de predios rústicos (ver art. 2043 C.C.) el desahucio correrá por un

año, aunque para edificios (ver art. 2034 C.C.), contarán las condiciones ordinarias.

10 de febrero del 2020

Restituir

El arrendamiento tiene como objeto cosas no fungibles, entonces debe restituirse la misma cosa que fue

entregada, en primer lugar (art. 2005 inc. i C.C.); además, debe devolverse en el estado que se entregó (art. 2005 inc. ii

C.C.). Sobre el arrendatario recaen las presunciones de que la cosa fue entregada en buen estado (art. 2005 inc. iii

C.C.) y que cualquier daño ocurrido sobre ella lo hizo por culpa suya (art. 2005 inc. iv C.C.); podrá, no obstante,

exonerarse de responsabilidad si demuestra, según un sector de la doctrina, que afirma que es una obligación de

medio, si demuestra diligencia y cuidado suficiente, o, según otro, que afirma que es una obligación de resultado, si

demuestra que el daño sobrevino por una fuerza mayor o un caso fortuito. Si el arrendatario no restituye, habrá de

constituirse en mora cuando sea requerido judicialmente por el arrendador, aún cuando precedido el desahucio (art.

2007 C.C.). Respecto del requerimiento, si bien se ha hecho costumbre renunciar al requisito para la constitución en

mora, la doctrina ha afirmado que es una norma procesal y, luego, de orden público.

Terminación del contrato de arrendamiento

El arrendamiento se termina ordinariamente por su expiración en el vencimiento del plazo;

extraordinariamente por (i) la destrucción total de la cosa, (ii) extinción por decreto judicial, (iii) extinción del

derecho del arrendador (art. 2008 C.C.).

Expiración

Los contratos de arrendamiento pueden someterse a un plazo definido, cuando el plazo se fija por el acuerdo de

las partes, por el motivo del arrendamiento o por la costumbre, o a uno indefinido. Si el contrato no está definido en

plazo, deberá desahuciarse a la otra parte; que terminará el contrato en el periodo siguiente a la noticia del

desahucio (art. 2009 C.C.), por defecto de la voluntad de las partes, y que es irrevocable sin consentimiento del

desahuciado (art. 2010 C.C.). No deberá desahuciarse si el arriendo está sometido a plazo (art. 2012 C.C.). Si el

arrendamiento resulta estar sometido a un plazo definido para una parte e indefinido para la otra, cada una estará

sujeta a los derechos y obligaciones que les respecta de acuerdo con su posición.

El empresario que, a título de arrendamiento, haya ocupado un inmueble con un mismo establecimiento de

comercio por no menos de dos años consecutivos, tendrá derecho a su renovación salvo cuando el arrendatario haya

incumplido el contrato; cuando el propietario necesite del inmueble para su propia habitación o para un

establecimiento suyo destinado a una empresa sustancialmente distinta de la del arrendatario; cuando el inmueble

deba ser reconstruido o reparado con obras necesarias que no puedan ejecutarse sin la entrega, o demolido debido a

su ruina o para la construcción de una nueva obra (art. 518 C.Co.). En los desahucios del arrendamiento de un

establecimiento de comercio con derecho a renovación por una causal diferente al incumplimiento del arrendatario,

ellos deberán notificarse con al menos seis meses de anticipación a la fecha de terminación del contrato, salvo que

sea ocupado o demolido por orden de la autoridad competente, de lo contrario, el arrendamiento será considera
considerado renovado en las mismas condiciones y por el mismo plazo (art. 520 C.Co.). Cuando el establecimiento de

comercio está sometido a arrendamiento sin plazo, el contrato debería terminarse por el desahucio del Código Civil,

que tiene fin en la terminación del contrato, pero parece que aquél debe dar seis meses para lanzar al inquilino,

como lo dispone el Código de Comercio. También es de notar, que el desahucio es deber del arrendador, no del

arrendatario.

En el arrendamiento de inmuebles urbanos para vivienda, el desahucio opera para terminar el contrato, esté

sometido a plazo o no, o para evitar la renovación del contrato. El desahucio deberá noticiarse con tres meses de

anticipación al lanzamiento y deberá figurar por escrito y enviado por correo certificado a la dirección que debe

registrarse en el contrato; además, se deberá indemnizar el equivalente a tres meses de renta. El arrendatario tendrá

derecho a desahuciar durante el periodo inicial y durante las prórrogas (art. 24 no. 4 Ley 820/2003); el arrendador

tendrá derecho a desahuciar sólo durante las prórrogas (art. 22 no. 7 Ley 820/2003). El contrato de arrendamiento de

inmueble urbano destinado para vivienda se entenderá prorrogado en las mismas condiciones y por el mismo plazo,

siempre que cada parte haya cumplido las obligaciones a su cargo (art. 6 Ley 820/2003). Si el desahucio opera para

evitar la renovación del arrendamiento, deberá noticiarse tres meses antes del vencimiento del término del contrato;

no obstante, no habrá lugar a indemnización. Debido a que la renovación resulta ser un derecho del arrendatario,

aquél no está sometido a requisito alguno para no renovar, distinto al desahucio (art. 24 no. 5 Ley 820/2003)

(art. 22 no. 8 Ley 820/2003)

El contrato de arrendamiento de vivienda urbana puede tomar la forma de un contrato de pensión, donde sólo

se alquila parte de un inmueble, pero se prestan servicios adicionales (art. 4 lit. d Ley 820/2003). El desahucio puede

noticiarse hasta diez días antes del lanzamiento y en cualquier momento, siempre que el arriendo no se haya

pactado por más de un año.

En los inmuebles urbanos no destinados a vivienda ni integrados en un establecimiento de comercio, el

desahucio seguirá las disposiciones del Código Civil, no obstante, el Decreto 2221 de 1983 entenderá unas causales

perentorias de terminación y el requisito de noticiar al arrendatario treinta días antes de demandar el lanzamiento,

mediante un escrito enviado por correo certificado.

14 de febrero del 2020

Destrucción de la cosa

La destrucción de la cosa arrendada funge como causal extraordinaria de terminación del arrendamiento (art.

2008 no. 1 C.C.), no obstante, debido a presunción con la que carga el arrendatario sobre el daño del objeto y la

presunción de entrega en buen estado, la destrucción de la cosa resulta también responsabilidad del arrendatario

por defecto de prueba en contrario.

Extinción del juro del arrendador

La extinción del derecho del arrendador funge como causal extraordinaria de terminación del arrendamiento

(art. 2008 no. 3 C.C.); así, el nuevo dueño no suele estar obligado a adherirse al arrendamiento del cuál no fue parte,

pues el arrendamiento grava a las partes y no al bien. Si el arrendador pierde voluntariamente el juro, o lo pierde

por culpa, deberá indemnizar al arrendatario si el sucesor no estuviere obligado a respetar el arriendo (art. 2019

C.C.); si lo pierde involuntariamente, no lo deberá (art. 2016 C.C.). Sin embargo, si el arrendador se hizo pasar por

pleno propietario, engañando al arrendatario, deberá indemnizarlo (art. 2017 C.C.).

No obstante, el nuevo dueño deberá respetar el arrendamiento si adquiere el juro a título oneroso y el

arrendamiento consta en escritura pública otorgada antes de la constitución del título, también deberá respetar el
arrendamiento quien haya adquirido el juro a título lucrativo (art. 2020 C.C.). Si se ha traditado un inmueble, pero no

se ha entregado, el adquirente podrá demandar su entrega; al practicarse la entrega, no podrá privársele la tenencia

al contingente arrendatario que pruebe su título que emane del tradente y se haya constituido antes de la tradición

(art. 378 inc. v C.C.).

Extinción del contrato por sentencia judicial

La extinción del contrato por sentencia judicial debido a una causal consagrada legalmente termina el contrato;

por ejemplo, por el uso ilícito de la cosa arrendada.

Condiciones especiales de terminación

La insolvencia declarada del arrendatario dará derecho a sus acreedores para subrogarse en la posición del

arrendatario si prestan fianza consentida al arrendador, que, a su disentimiento, tendrá derecho a terminar el

contrato (art. 2026 C.C.). A la insolvencia del arrendatario que esté en proceso de reorganización empresarial, no se

terminar unilateralmente contratos periódicos de los que haga parte sin previa renegociación del contrato, salvo que

la terminación no se vea vinculada con la insolvencia, como el incumplimiento a la solución de la renta; si ya se ha

demandado la terminación del contrato por una causal de aquellas, el proceso deberá suspenderse (art. 21 Ley

1116/2006).

El arrendador podrá hacer cesar el arrendamiento, total o parcialmente, cuando la cosa arrendada necesita

repararse, total o parcialmente, para gozarse (art. 2024 C.C.). No obstante, el arrendador no podrá terminar el

contrato por la necesidad personal de la cosa arrendada (art. 2025 C.C.).

17 de febrero 2020

Arrendamiento de predios rústicos

Son rústicos los predios que estén fuera del perímetro urbano, según quienes se ciñen a su definición formal, o

que se destinan a las labores agrestes, según quienes defiende su definición material. Si bien el Código no se

preocupa por definir qué es un predio rústico, parece adoptar su definición material. El goce de predios rústicos se

determina convencionalmente, a su defecto, por la naturaleza del contenido; a defecto, el colono debe no talar los

bosques que se radiquen en el predio, salvo para el aprovechamiento en el cultivo, pero no podrá aprovecharlos para

el comercio de sus frutos (art. 2038 C.C.) ni para ocupar el espacio para la siembra (art. 2039 C.C.). El colono debe

custodiar el predio para evitar su usurpación, y deberá noticiar al arrendador sobre la turbación de los linderos

siempre que los conozca (art. 2040 C.C.). Si en el predio estuviere aquerenciado ganado, el arrendador tendrá derecho

a explotarlo y a disponer dél, a defecto del contrato; no obstante, deberá restituirlo en edad, calidad y en cantidad a

la terminación del arriendo; si a la restitución no fuera suficiente, deberá fungirse el defecto en dinero (art. 2042

C.C.).

Aparcería
(Ley 6/1975)

La aparcería es una especie de arrendamiento de predios rústicos que entiende la solución de la renta en una

cuota de lo cosechado. La aparcería, como la renta depende del provecho de la tierra en la producción de sus frutos,

entiende la pérdida mutua de la cosecha y la reducción de la renta por aquella pérdida fortuita o forzosa; que no

ampara al arrendador no aparcero (art. 2041 C.C.).

Arrendamiento de locales comerciales

La propiedad comercial es un conjunto de derechos que se configuran en consideración al establecimiento de

comercio y que le asegurar permanencia. Aquellos derechos entienden el hacerse cesonario del arrendamiento sobre
el local en el que se opera la empresa si ya hubiere uno, o hacerse arrendatario si no, a que se renueven aquellos

arrendamientos y a subarrendar. El arrendamiento de locales comerciales puede cederse, aun al disentimiento del

arrendador, siempre que resulte de la enajenación del establecimiento de comercio al que accede (art. 523 inc. iii

C.Co.). Si el establecimiento de comercio que contiene un local se enajena y el enajenante es dueño del local, el

adquirente tendrá derecho a que se celebre un contrato de arrendamiento sobre el local (art. 516 no. 5 C.Co.), no

obstante, las cláusulas del contrato no son fijadas por el legislador ni el claro si el adquirente tiene los derechos que

la propiedad comercial daría sobre el establecimiento; aparecería razonable que, como las controversias en la

renovación, sean resueltas por un juez, con ayuda de peritos.

Renovación

Los contratos de arrendamiento de locales que conforman un establecimiento de comercio no se terminan por

el vencimiento de su término; se renuevan para proteger al arrendatario de la competencia. Para que al

arrendamiento le sea asegurado la renovación debe tener por objeto un inmueble y haberse ocupado por un mismo

de establecimiento de comercio por al menos dos años consecutivos por el mismo empresario (art. 518 C.C.). La

jurisprudencia ha discriminado las calidades esenciales que debe cumplir aquel establecimiento de comercio, que es

un conjunto de bienes dispuesto para el desarrollo de una empresa (art. 515 C.C.), en el atraer clientela comercial,

que se califica según la naturaleza de la empresa, propia, que se califica por el mérito propio en la ejecución del

comercio. Los dos años que se requieren para asegurar la renovación en entiende la ocupación de un mismo

establecimiento de comercio por un mismo empresario.

21 de febrero del 2020

En la renovación de los contratos de arrendamiento se permite que se revisen las cláusulas del contrato; el

derecho de renovación es apenas el derecho del arrendatario a ser ofrecido el bien en arriendo. No obstante, la ley

no establece cómo debe hacerse tal oferta si las cláusulas del arrendamiento variarán, así está en cabeza de los

contratantes estipular cómo se deberá modificar el contrato. Si se llegare a haber controversia en el clausulado de la

renovación, deberán acudir al proceso verbal, donde el juez deberá fijar las cláusulas con ayuda de peritaje que

deberá allegar el demandante (art. 519 C.Co.). El arrendatario deberá continuar consignando los cánones, a lo menos

al valor del período anterior, so pena de constituirse en mora.

La renovación podrá evitarse por el incumplimiento del arrendador (art. 518 no. 1 C.Co.). También lo hará si el

dueño del local lo necesitare para su propia morada, o para su propia empresa, siempre que sea sustancialmente

distinta (art. 518 no. 2 C.Co.). El tiempo necesario de morada para que se justifique la falta en la renovación no está

fijado en la legislación comercial, no obsante, en materia de arrendamientos de inmuebles para vivienda urbana lo

fija para un año (art. 22 no. 8 lit. a Ley 820/2003). La naturaleza de la empresa que se hace necesaria para justificar la

falta en la renovación tampoco se hace expreso en la legislación, no obstante, puede entenderse razonablemente que

aquello no debe ser comercial, y si lo fuera, que no compita naturalmente con la empresa ocupante.

Además, se podrá suspender la renovación si el inmueble debe ser reconstruido o demolido por estado de ruina

o reparado con obras que no puedan ejecutarse sin la entrega; reconstrucciones, demoliciones y reparaciones que

deberán ser ejecutadas a cargo del arrendador (art. 518 no. 3 C.Co.). Cuando se reconstruya o se repare el local,

deberá preferirse al arrendatario para ocuparlo sin obligarlo a prima alguna; si el edificio reconstruido o reparado

resultara tener menos locales, se preferirán a los más antiguos sobre los más recientes. El contrato nuevo podrá

divergir del original, pero las controversias que surjan deberán resolverse como en la renovación.

(art. 521 par. C.Co.)


Desahucio

Si el arrendador necesitara el local para su propia morada o para su propia empresa, o se necesitara

reconstruirlo, demolerlo o repararlo, el dueño o codueño deberán desahuciar al arrendatario con al menos seis

meses de anticipación al vencimiento del término (art. 520 C.Co.), y podrá hacerse de cualquier manera. Si el

arrendatario quisiera renunciar a la renovación, no lo deberá desahuciar, pues no está obligado a aquello en la

legislación. En los arrendamientos que no están sometidos a plazo, resultaría razonable afirmar, por defecto de la ley,

que también deberá desahuciarse al arrendatario seis meses antes de la entrega del local, contados a partir comienzo

del próximo periodo de renta.

(art. 522 C.Co.)

24 de febrero del 2020

Subarriendo

El arrendatario tiene derecho a subarrendar la mitad del local, incluso a disentimiento del arrendador (art. 523

inc. ii C.Co.).

Arrendamiento de inmuebles urbanos destinados a vivienda.


(Ley 820/2003)

El Congreso de la República quiere legislar sobre el contrato de arrendamiento, recogiendo las distintas

disposiciones, que antes de la expedición desta ley, se veían dispersos. La ley tiene como objeto necesario limitar la

injerencia que la autonomía de la voluntad tiene sobre la negociación de arrendamiento que tengan como objeto

material una vivienda urbana, con figuras como la renovación y las causales de terminación.

La ley regula aspectos administrativos además de aquello contractuales, como:

I. la obligación de matricularse que tiene la persona que se dedica al arrendamiento de vivienda como

empresa (ver arts. 28 y 29 Ley 820/2003);

II. el deber del municipio, en particular la alcaldía, de vigilar, controlar y inspeccionar los contratados de

arrendamiento de vivienda urbana (ver arts. 32 y 33 Ley 820/2003).

Incluso algunos aspectos procesales, que, si bien se encuentran derogados, se reprodujeron en el Código General

del Proceso, como:

I. la posibilidad de embargo y secuestro de los bienes del arrendatario durante el proceso cognoscitivo para

asegurar que tenga patrimonio para asegurar la ejecución de las rentas e indemnizaciones, y cualquier

otra prestación monetaria que devenga del contrato y la vinculación del proceso ejecutivo al cognoscitivo,

dándoles una sola identidad (ver art. 35 Ley 820/2003 y art. 385 C.G.P.);

II. la restitución provisional del inmueble como medida cautelar (ver art. 36 Ley 820/2003 y art. 384 no. 8

C.G.P.);

III. la obligación del arrendatario a acreditar que está solviendo los cánones y los servicios públicos

domiciliarios, si estuviera obligado a prestarlos, durante el proceso (art. 37 Ley 820/2003 y ver art. 384 no.

4 C.G.P.);

IV. la imposibilidad del interponer el recurso de consulta, que no fue reconsagrada en el Código General del

Proceso (art. 38 Ley 820/2003 C.G.P.);


V. la preferencia del proceso de restitución sobre cualquier otro disto a la tutela, que no fue reconsagrado, y

la única instancia cuando se cause por la insolvencia de la renta (art. 39 Ley 820/2003, art. 384 no. 9 C.G.P.)

28 de febrero del 2020

Consentimiento

El contrato de arrendamiento de vivienda urbana tiene unos particulares elementos que deben convenirse, so

pena de la inexistencia del contrato, que, si bien es absurdo, es la conclusión que debe derivarse de la consagración

de la Ley 820/2003. El contrato de arrendamiento puede celebrarse verbalmente o por escrito y debe consagrar:

I. La identificación de los contratantes (art. 3 V. Los servicios y cosas accesorias, necesarias

lit. a Ley 820/2003). o accidentales, al objeto del contrato (art. 3

lit. e Ley 820/2003).


II. La identificación del inmueble que resulta

objeto del contrato (art. 3 lit. b Ley VI. El plazo al que se somete o el hecho de que

820/2003). no está sometido a uno (art. 3 lit. f Ley

820/2003); si no se consagra el sometimiento


III. La identificación de la parte del inmueble
a un plazo o su puridad, se entenderá que
que resulta objeto del contrato y las zonas y
estará sometido a uno de un año (art. 5 Ley
servicios de uso común al que tiene derecho
820/2003)
por su uso y goce (art. 3 lit. c Ley 820/2003).

VII. La designación del contratante obligado a


IV. El valor de la renta y la forma del pago (art.
contraprestar los servicios públicos (art. 12
3 lit. d Ley 820/2003).
Ley 820/2003).

Está prohibido obligar al arrendatario a prestar caución real alguna para garantizar sus obligaciones, expresa o

tácitamente (art. 16 Ley 820/2003).

Los servicios públicos domiciliarios, por la particular forma que son prestados, hacen que la obligación que

deriva de la prestación dellos afecte el inmueble; así, el arrendatario sí debe prestar una garantía en favor de

prestador de los servicios públicos domiciliarios del inmueble, que debe ser equivalente en el valor de dos meses de

consumo de los servicios.

(art. 15 Ley 820/2003)

Objeto

El objeto material del arrendamiento de vivienda urbana entienden tres características de la cosa: la cosa debe

ser inmueble, debe ser urbano y debe estar destinado, por virtud del contrato, a vivienda. El contrato además tiene

objetos accesorios al inmueble, que consisten en los servicios y cosas que resulten necesarios o accidentales al goce

del inmueble. Aquellos servicios o cosas que sean necesarios para el goce del inmueble se llamaran conexos; aquellos

que sean accidentales al goce, adicionales. Los servicios y cosas adicionales podrán arrendarse accesoriamente al

inmueble. El inmueble puede gozarse parcial o universalmente, común o exclusivamente.

(art. 4 Ley 820/2003)

2 de marzo del 2020

Obligaciones del arrendatario

El arrendatario tiene las mismas obligaciones que tiene cualquier arrendatario de cosas, pero la Ley 820/2003

las especifica en mayor medida, haciendo expresa elementos accesorios de cada obligación que serían entendidos

tácitamente con las disposiciones del Código Civil.


(art. 9 Ley 820/2003)

Solver la renta

La renta del arrendamiento de vivienda urbana puede fijarse en moneda nacional o extranjera (art. 19 Ley

820/2003), pero no podrá exceder en valor al centavo del valor venal de la cosa arrendada, que se entenderá como el

duplo del catastral (art. 18 Ley 820/2003). El valor de la renta se podrá reajustar cada doce meses de ejecución del

contrato bajo el mismo valor de renta, pero se podrá reajustar en la proporción al incremento que haya tenido el

índice de precios al consumidor del año natural anterior, sin excederlo ni exceder el máximo valor de la renta (art.

20 Ley 820/2003). Si el arrendador opta por incrementar el valor de la renta, deberá noticiarle al arrendatario la

fecha en la que el incremento tomará efecto y la proporción de incremento, so pena de serle inoponible el

incremento; pero el arrendatario que solve la renta incrementada, no podrá alegar la falta de noticia ni sus vicios

para que se restituya el exceso (art. 20 Ley 820/2003).

El arrendatario tendrá que solver la renta, incluso por consignación extrajudicial (art. 10 Ley 820/2003).

(art. 11 Ley 820/2203)

Obligaciones del arrendador

(art. 8 Ley 820/2003)

Entrgar un recibo de pago

(art. 11 Ley 820/2003)

Terminación

El contrato de arrendamiento de vivienda urbana se termina por el consentimiento de las partes a terminar. El

contrato de arrendamiento de vivienda urbana no se termina por la llegada del término, pues el arrendatario tiene

derecho a la prórroga automática del contrato (art. 6 Ley 820/2003), no obstante, él podrá renunciar a su derecho o el

arrendador podrá entorpecer su eficacia.

(art. 22 no. 8 Ley 820/2003)

(art. 24 no. 5 Ley 820/2003)

Causales de terminación del arrendador

El arrendador puede terminar el contrato por un incumplimiento del arrendatario o por su simple voluntad de

terminar del arrendador. El arrendador podrá terminar el contrato por el incumplimiento del arrendatario en sus

obligaciones con título en el contrato de arrendamiento, que se entenderán en el:

I. No solver la renta (art. 22 no. 1 Ley820/2003).

II. No solver las obligaciones contraídas por la prestación de servicios públicos domiciliarios si estuviere

obligado (art. 22 no. 2 Ley820/2003).

III. Subarrendar o ceder el contrato sin su consentimiento (art. 22 no. 3 Ley820/2003).

IV. Cambiar la destinación de la cosa sin su consentimiento (art. 22 no. 3 Ley820/2003).

V. Turbar reiteradamente a los vecinos en el goce de sus inmuebles (art. 22 no. 4 Ley820/2003).

VI. Usar la cosa para actos delictivos (art. 22 no. 4 Ley820/2003).

VII. Contravenir las normas del reglamento de propiedad horizontal (art. 22 no. 6 Ley820/2003).
VIII. Ejecutar mejoras al inmueble sin consentimiento (art. 22 no. 5 Ley820/2003), que resulta la única causa

extraordinaria que dispone la Ley 820/2003, pues el Código Civil apenas disponía que aquellas mejoras no

serán debidas por el arrendador.

Además, el arrendador podrá terminar el contrato unilateralmente durante las prórrogas, pero deberá

desahuciar al arrendatario mediante escrito enviado por correo certificado y tres meses antes del lanzamiento, y

deberá prestar una indemnización equivalente a tres meses de renta (art. 22 no. 7 Ley 820/2003). Las rentas que se

deban por los periodos que caigan en el plazo dado en el desahucio no podrá compensarse con la indemnización

debida por el arrendador por la terminación del contrato.

(art. 23 Ley 820/2003)

Causales de terminación del arrendatario

El arrendatario puede terminar el arriendo por un incumplimiento del arrendador o por su simple voluntad de

terminar. El arrendatario podrá terminar el contrato por el incumplimiento del arrendador en sus obligaciones con

título en el contrato de arrendamiento, que se entenderán en el:

I. Haberse suspendido la prestación de los servicios públicos domiciliarios que acceden al bien por culpa de

aquel. Si asumiera el restablecimiento del servicio, la renta a la que esté obligado por el contrato de

prestación de servicios públicos domiciliarios se compensará mensualmente con la renta que deba por el

contrato de arrendamiento (art. 24 no. 1 Ley 820/2003).

II. Turbar reiteradamente su goce de la cosa (art. 24 no. 2 Ley 820/2003).

III. La violación de los derechos que la ley o el contrato le reconocen (art. 24 no. 3 Ley 820/2003).

También puede terminar unilateralmente el contrato durante el plazo inicial o sus prórrogas, pero deberá

desahuciar al arrendador mediante escrito enviado por correo certificado y tres meses antes del lanzamiento, y

deberá prestar una indemnización equivalente a tres meses de renta (art. 24 no. 4 Ley 820/2003).

(art. 25 Ley 820/2003)

Arrendamiento de otros inmuebles urbanos

(Decreto 2221/1993)

El Decreto 2221 de 1983 fue el último de los decretos expedidos por el gobierno para regular el arrendamiento

de inmuebles urbanos que no estén destinados a vivienda o no hagan parte de un establecimiento de comercio.

Fundamentalmente, el decreto regula el valor de la renta y un procedimiento especial para iniciar el lanzamiento. La

renta de los inmuebles con un avalúo catastral menor a cinco millones de pesos (art. 2 lit. e Decreto 3817/1982), el

valor de la renta no podrá superar el 1.5% del valor catastral de la cosa (art. 1 Decreto 2221/1993).

9 de marzo del 2020

Arrendamiento de obras

El contrato de obra es un contrato por virtud del cuál una persona, llamada arrendatario o patrono, se obliga a

solver una renta a cambio de que otra, llamada arrendador u obrador, se obligue especificar una materia; si la

materia estuviera a cargo del patrón, será un arrendamiento de cosas; si la materia estuviere a cargo del obrador,

será una compraventa de cosa futura, con la condición de que sea aprobada por el arrendador (art. 2053 C.C.). La

obra será la materia ya especificada. El arrendamiento de obras difiere del arrendamiento de cosas en cuanto al

precio, al riesgo sobre la materia y sobre la responsabilidad de las partes.


Si la obra ya sea realizó y las partes no había acordado el precio, se presumirá que las partes convinieron en el

consuetudinario, a su defecto, el que fijare peritos (art. 2054 C.C.). También se podrá convenir que el precio sea fijado

por un tercero; si el fijador muriere antes del comienzo de la ejecución de la obra, no existirá el contrato; si muriere

después el comienzo de la ejecución, será reemplazados por peritos (art. 2055 C.C.).

El riesgo de la materia estará sobre el patrono si su pérdida fuera fortuita o forzosa; el riego de la obra estará

sobre el obrero si su pérdida fuera forzosa o fortuita, salvo que la pérdida surgiera por vicios imprevistos o

imprevisibles en los materiales o ya se haya aprobado la obra por el patrón, o estuviera en mora de hacerlo. El

obrador está obligado a noticiar los vicios que conozca de los materiales (art. 2057 C.C.). La obra podrá aprobarse en

todo o por partes (art. 2058 C.C.). El patrón estará en mora de aprobar la obra cuando se haya vencido el plazo

convenido para aprobarlo sin hacerlo o cuando haya sido requerido debidamente para aprobarla (ver art. 1608 C.C.).

El patrono podrá terminar el contrato unilateralmente reembolsándole al obrador los costos de ejecución ya

incurridos y solviendo el valor de la parte en la obra ya realizada y la utilidad que hubiese devengado (art. 2056 C.C.).

Si el patrono alegare que la obra fue realizada indebidamente, la contingencia del incumplimiento decidirá por

peritos nombrados por ambas partes; si el obrero hubiere incumplido por la mala ejecución de la obra, el patrón

tendrá derecho a la indemnización de perjuicios o a la confección de una nueva obra análoga. El resarcimiento de los

materiales podrá hacerse o con otros del mismo género y la misma calidad o con dinero.

El contrato de obra se terminará por la muerte del obrador (art. 2062 C.C.)

13 de marzo del 2020

Edificación

El contrato de edificación es una especie del contrato de obra donde la obra resulta ser un edificio, un inmueble

artificial por incorporación. Si la obra fuere un edificio, la edificación estuviere a cargo del total de la edificación y se

pactare un precio único prefijado, el edificador:

(art. 2060 C.C.)

Deberá no exigir un aumento en el precio, incluso por haberse encarecido la edificación por el aumento en el

valor del salario de sus trabajadores o el de los materiales, ni por haberse hecho agregamientos o modificamientos

inconvenidos al plan original.

Edificación por administración

Los obreros empleados para la construcción tendrán acción

Acciones oblicuas

La acción <oblicua> directa es la que tiene el acreedor contra el deudor de su deudor para

la prestación de la obligación del deudor primario, es decir, el del titular de la acción; en la

acción directa se está exigiendo un derecho del que el titular es acreedor. La acción oblicua

<indirecta> es la que tiene el acreedor contra el deudor de su deudor para la prestación de la

obligación del deudor secundario, es decir, el del deudor del titular de la acción; en la acción

oblicua se está exigiendo un derecho del que el titular no es acreedor, pero en la que tiene

interés.

Garantía decenaria

El edificador, hasta el decenio después de la entrega, es responsable de los vicios en el edificio que lo hagan

amenazar ruina o perecer total o parcialmente, sea por su construmento, por vicio previsible en su fundamento o
por vicio en sus materiales; si los materiales estuvieren a cargo del contratista, será responsable apenas por los vicios

que la hayan sido previsibles (art. 2060 no. 3 C.C.). Esta garantía resulta análoga a la del Estatuto del Consumidor, que

establece, a defecto de otra, una garantía decenaria para la indemnidad de la estructura, pero apenas una anuaria

para la de los acabados (art. 8 inc. Est.Con.); se ha alegado que la garantía decenaria resulta apenas aplicable para el

arrendamiento de obras, no obstante, el artículo prevé el suministro de los materiales por el patrono, que resulta en

una compraventa. La jurisprudencia, no obstante, e imprudentemente ha afirmado que la garantía decenaria apenas

corre cuando el edificio se derrumba o amenaza hacerlo.

Arrendamiento de servicios inmateriales

El contrato de servicios inmateriales es una especie de arrendamiento por el cuál una persona, llamada

arrendatario o patrono, se obliga a solver una renta o precio a cambio de que otra, llamada arrendador o servidor,

preste un servicio.

(arts. 2063 a 2069 C.C.)

20 de marzo del 2020

Contrato de hipoteca

La hipoteca resulta la garantía más apetecida en el mercado. De la hipoteca surge un derecho real, el de

hipoteca, que hace al hipotecario acreedor de la cosa dada en hipoteca, sin consideración sobre su dueño (ver art.

2432 C.C.). La hipoteca es también un contrato en que

También podría gustarte