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La crucifición romana,

pena capital

Imagen que recrea la crucifixión del Cristo.

Es probable que la crucifixión se originase en la costumbre


de atar al sentenciado a un árbol como castigo.
Pero los de Nínive (Asiria) y Babilonia preferían
el empalamiento como método de ejecución de sus peores
enemigos.

En cambio, los persas y los macedonios crucificaban a sus


reos más complicados. Alejandro Magno, el macedonio más
famoso, supuestamente crucificó a 2.000 ciudadanos de Tiro,
en Fenicia.
También los griegos conocían la forma de ejecución y la
denominaban "stauros", aunque tenían otras preferencias
a la hora de la pena de muerte.
En cambio los cartagineses (quienes controlaron el
Mediterráneo. Cartago se levantaba a 17 km de la actual
ciudad de Túnez pero se extendió hasta Sicilia),fueron
practicantes asiduos de la crucifixión, igual que sus
archienemigos, los romanos.
¿Cuándo llegó a Roma? Se aplicaba ya en el año 71 a.C.,
cuando Marco Licinio Craso derrotó en Apulia la rebelión de
esclavos que lideró Espartaco, y 6.000 prisioneros sufrieron
la pena de crucifixión a lo largo de la Vía Apia, desde Roma
a Capua, como advertencia a todos los otros esclavos de los
romanos.
Por esos años, el rey y sumo sacerdote judío Alejandro
Janneo (103-76 a.C.) crucificó a 800 fariseos.
Sin embargo, el profesor Shaye J.D. Cohen, de la Universidad
de Harvard, afirma que en tiempos deJesús “ninguna
institución judía, ni el Sanedrín podía imponer la pena de
crucifixión”.
No obstante, los judíos la padecieron. En Jerusalén, el
general Publio Quintilio Varo crucificó en el año 4 a.C. a 2.000
judíos que se habían rebelado tras la muerte de Herodes I el
Grande. Lo imitaría entre el 48 d.C. y 52 d.C. Ventidio
Cumano, gobernador de Judea.
Tras la caída de Jerusalén, en el año 70 d.C., el
emperador Tito Flavio Sabino Vespasianocrucificaba 500
judíos al día, tal como menciona el historiador Flavio
Josefo en el tomo 6to. capítulo XII de su obra "La Guerra de
los Judíos".
spartacus.jpg
"6.000 prisioneros sufrieron la pena de crucifixión a lo largo
de la Vía Apia, desde Roma a Capua".
crucifixion.png

Recreando la represión del levantamiento de Espartaco.


La historia
La crucifixión era un sistema de ejecución romano para
esclavos, rebeldes y delincuentes. Según se conoce por el
Derecho romano, fue una práctica muy extendida, prohibida
de aplicar contra un ciudadano romano por el carácter
humillante de la crucifixión. Un ciudadano romano, por esa
sola condición, merecía morir de forma más 'honorable'.
El término en latín para “crucifixión” incluía cualquier
método en el que se utilizara, para la ejecución, un palo o poste
vertical.

Había 2 formas básicas de crucifixión.

> Por un lado, una forma híbrida entre crucifixión y


empalamiento.
Patrick Farbairn, en "The Imperial Bible Dictionary", cuenta:
"Hasta entre los romanos la 'crux' (de donde se deriva
nuestra cruz) parece haber sido originalmente un palo en
posición vertical, y esto siguió siendo siempre la más
prominente de las dos partes. Sin embargo desde cuando
se inició a usarla como instrumento de ejecución se añadía
frecuentemente un madero transversal, pero no siempre.
Parece que la muerte se daba no sólo con la cruz: se la
daba también espetando al criminal por el trasero y la
espina dorsal con un palo que emergía por la
boca (adactum per medium hominem, qui per os emergat,
stipitem)".
A esta cruz, que apelaba al empalamiento, se la
llamó "crux simplex ad infixionem", aunque Séneca (4
a.C. – 65 d.C.) prefirió la palabra "stipes" o estípite, que era
el nombre del poste vertical.
> La otra crucifixión era la llamada "crux simplex" y podía
ejecutarse utilizando el tronco y las ramas de un árbol.
Tertuliano, en su "Apologeticus", cuenta la ejecución de
sacerdotes de Saturno en los árboles de su templo.
En el museo Ein Kerem, en Israel, se exhiben recreaciones
de cómo se habrían usado olivos para crucifixiones.
Pero no siempre había árboles a mano. El profesor Herman
Fulda explicó, en su tratado de 1878 ("The Cross and the
Crucifixion"): “No había árboles disponibles en todo lugar
que se escogía para una ejecución pública, por eso, se
hundía en el terreno una simple viga. A esta, con las manos
levantadas hacia arriba, y frecuentemente también con los
pies, se ataba o clavaba a los forajidos”.
Joseph Zias, antropólogo de la Universidad Rockefeller y ex
curador del Departamento de Antigüedades y Museos de
Israel, dice que "la muerte ocurriría en cuestión de minutos
o tal vez una hora si no se le atase o clavase los pies".
Por ese motivo él cree que "el número de individuos a ser
crucificados, de hecho, pudo haber determinado la forma
en que la ejecución tomaba forma."
En 1904, Paul Wilhelm Schmidt escribió: “Cualquier cosa que
no fuera un simple colgamiento queda descartado por el
método de ejecuciones en masa que frecuentemente se
seguía (...)".
Sobre crucifixiones masivas Flavio Josefo, escritor judío del
siglo I D.C., informa respecto a los ejecutados durante la
1ra. guerra judeo-romana: “tan grande era su número que
no podía encontrarse espacio para las cruces ni cruces para
los cuerpos”.
croix-modeles.jpg
Diferentes modelos de cruz utilizados por los romanos.
Los romanos agregaron el travesaño para prolongar el
sufrimiento del condenado, y la llamaron la  'crux
compacti', en sus varias versiones:
> la 'crux commisa' tenía la forma de una “T” mayúscula, 
> la 'crux decussata' tenía la forma de una “X”; 
> la 'crux immissa', una variante de la griega, formada por
2 barras
La crucifixión fue fusionada con la costumbre romana del
rito del 'patibulum', que consistía en hacer cargar a los reos
un yugo de madera ('furca') hasta el lugar de ejecución,
yugo que con el tiempo se convirtió en el travesaño de las
cruces 'compacti', para distinguirlas de las
cruces 'simplices'.
Se cree que el poste vertical permanecía fijo en los lugares
de ejecución. Al reo se le ataban los brazos al larguero
transversal y se le obligaba a portarlo hasta esos lugares.
Una vez allí se le izaba sobre el poste central.

De acuerdo al médico Frederic Zugibe, el estilo de crucifixión


vertical precipitaría la asfixia en poco tiempo -lo que eran
horas pasaban a minutos- dependiendo de si se tuviese o
no algún apoyo en los pies para incorporarse y respirar.
Los romanos refinaron esta forma de ejecución
agregando una tabla horizontal fijada a mitad del estípite como
asiento para alargar la agonía. A esta base de madera se la
denominaba 'sedile' o  'sedulum'.

Algunos estudiosos entienden que la cruz no tenía una


elevación tan alta como han pintado numerosos artistas
plásticos, sino que los pies se hallaban a pocos centímetros
de tierra.

Había un protocolo de ejecución: Cuando el reo llegaba al


lugar de la crucifixión, era tirado al suelo y sujetado
al 'patibvlvm' mediante clavos, atado con cuerdas o ambos
sistemas a la vez. Una vez sujeto, se alzaba para colocar
el 'patibvlvm' sobre el 'stipes',que ya estaba clavado en el
suelo. Dependiendo de la altura de la cruz se empleaban
escaleras o un sistema de poleas. Luego se clavaban los pies
sobre el madero, flexionando las rodillas. Para culminar, se le
colocaba sobre la cabeza o colgado del cuello el 'titvlvs',
dónde figuraba el nombre y la condena del reo.
La humillación
Para los romanos, la crucifixión era un castigo doble pues
no sólo se ponía fin a la existencia del condenado sino que
además los individuos morían sin reposar los pies sobre la
tierra, no obteniendo, entonces, el amparo de los dioses.
Paula Fredriksen, de la Universidad de Boston, afirma que la
crucifixión era un sistema romano de advertencia
pública: “Cálmense, ni siquiera se atrevan a pensarlo”.
La crucifixión era la forma más humillante de morir: clavado
en un poste, semidesnudo, con un cartel sátiro sobre la
cabeza y expuesto a la intemperie hasta que la inanición,
las heridas y la asfixia acababan con la vida del reo.

Además, tanto las vestimentas como pertenencias del


crucificado podían ser reclamadas tanto por el centurión
como por los soldados del grupo de ejecución.

flagrum_taxillatum.jpg

No había crucifixión si antes no se pasaba por el 'flagrum


taxillatum'.
latigo4.jpg
La flagelación aceleraba la muerte en la cruz.
La flagelación formaba parte de la crucifixión romana, con
la finalidad de debilitar al condenado y acelerar la muerte
en la cruz.
El látigo ('flagrum taxillatum') era un instrumento de
mango corto formado por cuatro o cinco correas de piel de
becerro de unos 50 cm de longitud en cuyos extremos
llevaban atajadas huesos de oveja con aristas y bolas de
plomo. La función de este látigo era destrozar la piel y
producir abundantes hemorragias.

En ocasiones, la víctima podía demorar varios días en


expirar, mientras sufría dolores, calambres, sensación de
asfixia y, en ocasiones, ataques de animales.

Al final, la muerte llegaba en forma de paro cardiaco, o


tromboembolismo pulmonar, o por hipovolesmia -reducción
del volumen de sangre que llega a los diversos órganos-,
acidosis, asfixia, sepsis -una infección producida por los
clavos- o la combinación de 2 o más de estas
complicaciones.

En el siglo I se sabe que el ejército romano utilizaba 3 tipos


de cruz en sus ejecuciones, y el denominador común era el
cartel ubicado en la parte superior con la inscripción del delito
capital de la víctima y un saliente en forma de asiento, pensado
no para comodidad de la víctima, sino para prolongar su
agonía.
En ocasiones, los soldados a cargo de la ejecución, rompían
las tibias del ejecutado para que no pudieran apoyarse en los
pies y así acelerar su muerte, aunque probablemente no lo
hacían por piedad, sino para terminar su turno de guardia más
pronto.
Las manos
En 1968, durante las excavaciones en Giv’at ha-Mitvar, a 2
kilómetros de la Puerta de Damasco, en Jerusalen, se
encontraron en un osario los restos de un hombre
crucificado: varón de entre 24 y 28 años, de 1,67 m de
altura, llamado Yehohanán, hijo de Hagakol (Ezequiel).
En 1970, el profesor Nicu Haas, del Departamento de
Anatomía de la Universidad Hebrea de Jerusalén, concluyó
que este hombre crucificado fue colocado con ambos pies
clavados a un madero de madera de olivo, mediante un
único clavo de hierro de 18 centímetros de longitud que
atravesó de forma lateral un soporte de madera, para
dificultar la movilidad de las piernas del crucificado, y
penetró en el 'calcaneum' o hueso del talón. Los brazos
estaban sujetos a un poste de madera mediante clavos que
atravesaban el hueso de las muñecas. En esa posición el
cuerpo cae progresivamente sobre su propio peso, impidiendo
la respiración, y produce la asfixia del condenado.
Pero en 1985, el profesor Joe Zias (Universidad Hebrea) y el
doctor Eliezer Seketes (Escuela de Medicina Hadasha),
volvieron a examinar los restos, concluyendo que el clavo
tenía 11,5 cm., o sea que no hubo un único clavo sino que
fueron 2 por separado.
Las tibias de Yehohanán estaban rotas debido a un golpe
infringido con una especie de maza: la fractura de las
piernas, denominada 'crurifragium' o'skelokopia',
impedía la reincorporación del crucificado, acelerando la
asfixia.

Está descartado que los clavos fueran introducidos en las


palmas de las manos, pues éstas se hubieran desgarrado,
ocasionando el desplome del cuerpo.

cruma.jpg
Los clavos en la crucifixión.

Los clavos se introducían en la zona carpiana de las


extremidades.

Un clavo introducido en la muñeca que lesione el nervio


mediano, provoca un dolor tremendo que puede provocar la
pérdida del conocimiento.
Los clavos también podían desgarrar arterias o venas,
provocando un shock hipovolémico.
Jesús
Es conocido que Jesús fue flagelado como parte de la
crucifixión. Una flagelación a 1 metro, ejecutada por 2
soldados en forma simultánea provoca heridas comparables a
quemaduras de 3er. grado.
El número de latigazos, según la ley hebrea, era de 40, pero
a Jesús se le aplicó la ley romana, que podían ser más.

Los golpes fuertes y repetidos sobre la espalda y el tórax,


podían provocar lesiones en la pleura e incluso pericarditis,
con consecuencias graves para la respiración, y una
insuficiencia renal. Podían provocarse heridas profundas,
con un desgarramiento muscular y hemorragias profusas.
Lo que no formaba parte de la crucifixión era la vejación a
que fue sometida Jesús: la corona de espinas, el manto de
púrpura y la caña.

Jesús no estaba en condiciones de cargar el 'patibulum', que


pesaba entre 34 kg. y 60 kg. Por eso tuvo que pedirse
a Simón de Cirene que lo hiciera por pel. 
En 1989, David A. Ball simuló una crucifixión utilizando
cuerdas y ganchos en vez de clavos. Con las muñecas
clavadas a la cruz y el cuerpo suspendido, los pulmones
estirados quedan hiperinflados y la única forma de respirar
es elevar el cuerpo, y si no se eleva el cuerpo, la muerte se
produce después de cierto tiempo, por asfixia.
El doctor José Antonio Lorente concluyó que la causa
inmediata de la muerte de Jesús fue hipoxia-anoxia cerebral
consecuencia de hipovolemia post-hemorrágica, con
insuficiencia respiratoria mecánica por graves lesiones en
músculos intercostales, e insuficiencia cardiaca.

La hipoxia es disminución de la concentración de oxígeno


en la sangre, y la anoxia es la ausencia total de oxígeno en
la misma.

La hipovolemia es la disminución del volumen de sangre.

La insuficiencia respiratoria mecánica es la incapacidad


para respirar adecuadamente por falta de movilidad.

La causa fundamental fueron las múltiples heridas inciso-


contusas, equimosis, erosiones, excoriaciones y hematomas
en la parte anterior y posterior del tronco.
La crucifixión estuvo legalmente operativa hasta el siglo IV
d.C., cuando el emperador Constantinoprohibió la crucifixión
como pena.
Sin embargo, Luis VI de Francia ordenó crucificar en el año
1127d.C. al asesino de Carlos el Bueno, conde de Flandes.
Y en Japón se practicó hasta el siglo XIX, una especie de
crucifixión en la que ataba a la víctima a una cruz, y el
verdugo disparaba flechas a partes no vitales de la
anatomía, para ocasionarle una muerte lenta y dolorosa.
crucifixion.jpg

¿Y por qué crucificar a un inocente?


La gran contradicción

La cuestión central es que no hay pruebas de que Jesús


hubiese protagonizado una rebelión contra Roma. Tampoco
contra la religión judía. Es decir que fue ejecutado un
inocente.

Los fariseos y seduceos de la época cuestionaban a Jesús


porque enseñaba una religión diferente, cuyo éxito
> provocaba una crisis del sistema de privilegios de los que
ellos abusaban, y
> desnudaba un formalismo vacío de contenido y de
trasfondo mercantilista.

En cuanto a los romanos, participaron del crimen porque

> eran despiadados con los judíos, y


> no querían otra revuelta liderada por los dignatarios de
esa sociedad levantisca.
Pero así, ambos sectores, cumplieron con una cantidad de
profecías que anticipaban lo que ocurriría.
Ahora, de acuerdo a los Evangelios, Jesús crucificado
descansó el sábado y resucitó el domingo. Esto quiere decir
que el sábado no era una institución judía sino de alcance más
amplia. ¿Por qué los católicos apostólicos romanos
cambiaron en un concilio el día de adoración? Es otra
historia, no bíblica.

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