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Apocalipsis, la revelación sobre el

fin del mundo


Apocalipsis, el último libro de la Biblia, es uno de los escritos
que más se han estudiado a través de la historia. Se le asocia
normalmente con el fin del mundo, con un gran evento que
traerá destrucción total. Sin embargo, la palabra original griega
(apokálypsis) significa quitar el velo de algo que estaba
escondido, revelar. Y este es precisamente el propósito del
libro: darnos revelación sobre el final de los tiempos.

El libro está lleno de símbolos y es por eso que no es fácil de


leer o entender. En general, se acepta que su autor fue el
apóstol Juan aunque no hay unanimidad en esto. Sí vemos
desde el primer versículo del libro que el autor se llamaba Juan.

Esta es la revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos lo
que sin demora tiene que suceder. Jesucristo envió a su ángel para dar a conocer
la revelación a su siervo Juan, quien por su parte da fe de la verdad, escribiendo
todo lo que vio, a saber, la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo»
(Apocalipsis 1:1-2).

¿De dónde viene la revelación?


También queda claro que Dios es la fuente de toda la
revelación que hay en el libro. Él se la dio a Jesucristo para
que mostrara a sus siervos lo que iba a pasar en el futuro.
¿Cómo llegó la revelación hasta Juan? A través del ángel de
Jesucristo. Dios la reveló a Cristo, Cristo al ángel, el ángel a
Juan y Juan la pasó por escrito a las iglesias, a los siervos de
Dios.

Es interesante ver que hay bendición para los que leen el


libro y para los que escuchan y obedecen las profecías que
este contiene.
Qué significa profético
El libro de Apocalipsis es considerado un libro profético. Esto
quiere decir que contiene predicciones de sucesos que
acontecerían después de la visión. Algunas de las profecías
escritas en él ya se han cumplido y otras no.

Juan, el autor, explica cómo recibió la revelación y por qué


escribió el libro (Apocalipsis 1:9-20). Él estaba exiliado en la
Isla de Patmos como castigo por ser cristiano. Durante ese
tiempo el Espíritu Santo vino sobre él y le encomendó con voz
audible, escribir la visión y enviarla a siete iglesias de ese
tiempo que se encontraban en Éfeso, Esmirna, Pérgamo,
Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Estas ciudades se
encuentran en el país que conocemos como Turquía en la
actualidad.

Siete temas principales


No resulta fácil señalar cuándo comienza o termina un tema en
el libro porque los temas están muy entrelazados. Si añadimos
a esto la simbología que contiene, es difícil decir que sabemos
con certeza todo lo que expresa. Lo que sí podemos hacer es
hablar de algunos de los temas principales que se ven con más
claridad en el libro.

1. Quién es Jesús y quiénes somos nosotros en él

La figura central del libro es el Cristo resucitado y esto es


evidente desde el primer capítulo. En los primeros versículos
(Ap.1:4-8) se nos dice lo siguiente sobre Jesús: él es, era y ha
de venir; es el testigo fiel, el primogénito de la resurrección; es
el soberano (está sobre) los reyes de la tierra. Jesús nos ama y
por su sangre, por su sacrificio en la cruz, hemos sido librados
de nuestros pecados (somos limpios y perdonados). Gracias a
él somos parte del reino de Dios, sacerdotes al servicio del
Padre. Jesús volverá a la tierra y todo ojo le verá. Vendrá a
juzgar y reinar por siempre.

Las últimas palabras del libro nos aseguran que Jesús


regresará.

El que da testimonio de estas cosas, dice: «Sí, vengo pronto».


Amén. ¡Ven, Señor Jesús!
Que la gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén.
(Apocalipsis 22:20-21)

La importancia de la resurrección de Jesús

2. Mensajes a las siete iglesias

Los capítulos 2 y 3 del libro contienen cartas cortas con


palabras de ánimo, advertencias y exhortaciones a siete
iglesias de esa época. Cada carta tenía una promesa
precedida por la frase «El que tenga oídos, que oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. El que salga vencedor...» o frases
muy similares a estas. Las promesas que encontramos para los
que vencieran (y venzan) hasta el fin son:

 La vida eterna, el árbol de la vida (Apocalipsis 2:7)


 No sufrirá la muerte o el castigo eterno (Ap. 2:11)
 Alimento espiritual, triunfo sobre el pecado y nueva
identidad (Ap. 2:17)
 Autoridad sobre las naciones y la plenitud de la luz (Ap.
2:26-28)
 Vestiduras blancas, su nombre escrito en el libro de la
vida (Ap.3:5)
 Será columna del templo y pertenecerá a Dios por la
eternidad (Ap. 3:12)
 Reinará con Jesús (Ap. 3:21)

En estas cartas vemos un ejemplo del corazón del Padre, el


deseo que tiene de restaurar a sus hijos y de ayudarlos a
perseverar permaneciendo fieles a él hasta el fin.

3. Visiones del cielo

Se describen con gran detalle la grandeza, el poder de Dios y


de Jesús, el Cordero. En los capítulos 4 y 5 Juan explica la
visión de Dios en su trono, cómo él recibe la adoración de unos
seres vivientes y de veinticuatro ancianos. También registra
bellas frases de adoración al Padre.

Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha
de venir.
(Apocalipsis 4:8)

Jesús, el Cordero, es el único digno y solo él puede abrir el


rollo con la revelación del fin de los tiempos. En el trono del
cielo se canta una nueva canción y hay alabanza eterna a
Jesús.

4. El fin de los tiempos

El hambre, las guerras, los desastres naturales, la persecución


de la iglesia, la escasez y el colapso de la economía mundial
son algunas de las cosas que menciona que sucederán en el
fin de los tiempos. Habrá gran tribulación y será difícil
sobrevivir.

Apocalipsis menciona una gran guerra que afectará a todas las


naciones de la tierra. Esta será la gran batalla final antes del
juicio.
Lee sobre 10 señales del fin del mundo que menciona la Biblia.

5 razones por las que el cristiano no debe temer al fin del


mundo.

5. El juicio final

Luego de la segunda venida de Cristo y del milenio, el diablo


será lanzado al lago de fuego como castigo eterno por su
rebelión contra Dios. Dios juzgará a todos los que no aceptaron
a Cristo como Salvador ni creyeron en su obra redentora. Estos
pasarán al lago de fuego por la eternidad.

Los que recibieron a Cristo y se sometieron a su señorío


en la tierra declarándole Señor de sus vidas son justos en
él y morarán con él por la eternidad.

6. El paraíso restaurado

Apocalipsis 21 describe la nueva Jerusalén. Ya no existirá el


planeta Tierra tal como lo conocemos, habrá un cielo nuevo y
una nueva tierra. No habrá necesidad del sol ni de la luna, la
gloria de Dios cubrirá y alumbrará todo. Allí no habrá dolor, ni
muerte, ni hambre. Todo será tal como debió haber sido sin
la maldad y el pecado: radiante, lleno de la paz y la presencia
de Dios.

7. El reinado de Cristo

Jesús regresará, y esta vez viene a reinar por la eternidad. El


último capítulo de Apocalipsis y de la Biblia afirman que Cristo
regresará, y esta vez vendrá como Rey. Todo lo malo dejará de
ser.

Ya no habrá maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad. Sus


siervos lo adorarán; lo verán cara a cara, y llevarán su nombre en la frente. Ya
no habrá noche; no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios
los alumbrará. Y reinarán por los siglos de los siglos.
(Apocalipsis 22:3-5)

Jesús vendrá para recompensar a los que lo recibieron como


Señor y Salvador y perseveraron con fidelidad en medio de
todas las luchas y dificultades de la vida.

¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada


uno según lo que haya hecho.Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último,
el Principio y el Fin.
(Apocalipsis 22: 12-13)

¿Estás preparado?
Si aún no has decidido aceptar a Jesús como Señor y Salvador
ahora puede ser un buen momento para hacerlo. Ninguno de
nosotros sabe cuándo ocurrirá el fin del mundo, pero sí
tenemos la certeza de que sucederá. El anhelo de Jesús es
que todos lleguemos a ser parte de su familia, que
aceptemos su amor y el perdón de nuestros pecados. Él nos
llama y solo tenemos que abrirle la puerta de nuestro corazón
para poder disfrutar de su compañía por la eternidad.

Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré, y cenaré con él, y él conmigo.
(Apocalipsis 3:20)

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