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EL TEATRO DE JEAN VILAR

Desde los suburbios, el Teatro


Nacional Popular, ha conij.iistado
al público de París.

Cuando en septiembre de i95t Jean Después de la muerte del gran Louis


Yilarfué llarnado a diriir el Teatro Jouvet, a quien de dereçho se había
Nacional Popular, el gran público co- encargado la dirección del Teatro Na-
nocía bíen poco de este actor y nada cional Popular, la misíón fué confiada
de su Compafíía. a Jean Vilar. Àsí la Cóm.pafiía del
Festival de Àvignon viene a ser la
Sin embargo, Vilar había ya prepa- T. N. P. Fué entonces cuando Vilar
rado numerosos espectáculos en los pudo sistemáticamente aplicar el pro-
Festivales Dramáticos de Àvi g n o n, grama de una descentralización del
que desde i947, regularmente todos los teatro, ya probado con el Festival de
veranos, han ofrecido a un público de Àvignon. Confiando en que le podría
apasionados, en un espléndido marco ser restituído el teatro Chaillot —ocu-
medieval —el patio de honor del fa- pado por Ia Àsamblea de las Naciones
moso palacio de 1os Papas— lo más Unidas-- Jean Vilar decide organizar
escogido del teatro francés y extranje- «quincenas» de espectáculos dramáti-
ro, entre las obras que desde hace dos cos en varias localidades de 1os subur-
o tres siglos no habían sido represen- bios de París.
tadas. R.ecordamos de estos espectácu-
los el «Ricardo 11» de Shakespeare La primera quincena, llamada «Pe-
(1947), « La muerte de Danton » de quefío Festival de Suresne», se ínició
Buchner (1948), el «Cid» de Corneille el i.7 de noviembre de i95i en la gran
y el «Edipo» de Gide (i.949), el «Enri- sala del teatro de la Ciudad-Jardín
que IV» de Shakespeare en el 1950, y de Suresne, con la representación del
«El Príncipe de Homburg» de Kleist «Cid» y de «Madre Intrépida» de Ber-
y « La Calandria » de Bibbiena en told Brecht. Fué un triunfo; sobre todo
1951. (1) el «Cid» tuvo aplausos interminables.
Todo el mérito del gran éxito del Gérard Philipe, alcanzó un verdadero
Festival de Àvignon se debe & Jean acierto al vencer a los muertos y al re-
Vilar, que después de haber creado este encontrar a los vivos. Àl decir de un
Festival con la precisa intención de crítico, no se había visto un actor se-
descentralizar el teatro francés, supo mejante después de Monnet- . Suliy. À1
esoger y poner en escena obras nuevas final de la gran escena con la frase fa-
y difíciles y preparó de un modo ejem- mosa: «Chimérie, qui leiit dit! - R.o-
plar sus actores, escogidos con sumo drigue, qui leit cr1!», la sala parecía
cuidad o. Vilar tuvo indudablemente estar cargada de electricidad: la compe-
la suerte de poder alistar en su Com- netracjón entre el público y los actores
pafíía buenísimos elementos, tales era perfecta. Casi para materializar
como el joven, pero ya prestigioso, este hecho, Vilar en sus espectáculos
Gérard Philipe, el inolvidable prota- cubre el foso de la orquesta y suprime
gonista de «Le diable au corps» y la eI telón de boca, así los espectadores
graciosísima y delicada Françoise Spi- forman verdaderamente un todo con
ra, que en el «Cid» hace una Jimena el escenario.
casi perfecta. Otro carácter que subraya la origi-
nalidad del Teatro Nacional Popular
(1) N. del T.—Hay que aadir las obrao repreoen- es la ausencia casi total de decorados.
tadas del 15 al z5 de julio de 1952 que son: en el patio Magníficos Son los trajes y está parti-
de honor: «Lorenzaccio » de Àlfred de Mu,set y «E1 cularmente cuidado el acompafíamien-
»
Príncipe de Homburg de Kleist; y en el Jardín de
to musical de los espectáculos, pero se
Urbano V, anexo aI palacio de Ioo Papao: «E1 Àva-
ro» de Mo1ire. prescinde de decorado: sólo hay efectos
variados de luces y sombras, obtenidos do que p&ra unobrero francés eien o
con reflectores que vienen proyectados dos cientos f r a n c o s representan una
sobre ias caras y 1os trajes de los acto- suma considerable, el Teatro Nacional
res. E1 teatro de Vilar escénicamente Popular llenó todas las noches, y ade-
se confía tan sólo a 1os reflectores. más, por falta de asientos, se hubo de
Esta carencia de decorado es un ele- recorrer a instalar sillas en los pa-
mento fuertemente indicador cle la sillos.
evolución del teatro. Está lejos el tíem- ¿Qué decir del público? À1 principio,
po en que Gaston Baty proclamaba al menos, no fué muy «popular»: hi-
que «su Majestad la Palabra» es nada, leras de automóviles se aparcaban de-
y que sólo cuenta el «Espectáculo» lante del teatro de Suresie, y recor-
dado sobre todo por el decorado. Bajo cordamos haber visto, en 8quellos
este punto de vista el TeatroNacional espectáculos, no pocas píeles de visón...
Popular tiene una especie de compro- Si ya intervenían en buen número
miso. El encanto visual permanece, jóvenes entusiastas y estudiantes, los
gracías a la belleza de los trajes y a 1os obreros eran aún pocos. Pero, ¿qué
sabios contrastes de sombra y iuz, pero importa? El impulso se había dado y
los actores recitan de un modo sencillo J ean Vilar tenía confianza.
y verdadero, sin tramoya alguna. De
la manera más natural que existe. Además de las representaciones nor-
Otra originalidad, la música con- males del «Cid» y «Madre Intrépida»,
fiada a Maurice Jarre, artista de gran Vilar dió espectáculos diurnos para los
ingenio, acompafia siempre el espec- estudiantes, con precios todavía infe-
táculo, ora en sordina, ora más fuerte, riores, que fueron acogidos con gran
según se trate de un murmullo «ín entusiasmo.
crescendo» para llegar a unos fuegos Pero la iniciativa más curiosa de
de artificio, como en el <Cid», o del J ean Vilar en Suresne fueron los lla-
ritmo desgarrador de ios tambores en mados «week-end artísticos del Teatro
el entier:ro de un oficial en «E1 Prín- Nacional Popular. Vilar ofrece a ios
cipe de Homburg». espectadores un programa bien surtido
Haciendo del teatro de Suresne ei que va del sábado al domingo por la
primer bastión de lo que debía ser una noche: sábado por la tarde un concierto
brillante campafla artística, Jean Vi- con obras de compositores modernos
lar, como ya hemos dicho, había que- conocidos... y desconocidos (Honegger,
rido descentralizar el teatro y ofrecer Milhaud, R.avel, Àndré Jolivet, Jean
la posibilidad de asistir a sus espec- Martinon, Jean-Michel Damase, por
táculos, a personas de todas las clases citar algunos) con un director de or-
sociales, y en particular a aquellos que, questa de primer orden, como Jean
por razones económicas o de situación Martinon, por ejemplo. Por la noche
de lugar, están prácticamente excluídos una cena y después de cenar el «Cid».
de la posibilidad de frecuentar los El domingo pòr la mañana una dis-
teatros. cusión pública en la cual participan
En el primer programa de Teatro actores y espectadores. Jean Vilar di-
Nacional Popular, Vilar escrïbe: «Bus- rige estos debates que llegan a ser in-
camos de reunir en la común pasión teresantísimos, demostrancio así la se-
por el arte dramático el pequeño ten- riedad con que la gente del pueblo
dero de Suresne y ei aito magistrado, comprende el teatro. Àcabado el colo-
el simple operario y el agente de cam- quio de la mañana, el ahuerzo, y por
bio, ei cartero y el profesor universi- ia tarde ia segunda representación, por
tario...». ejemplo «Madre Intrépida». La cena,
E1 precio de ias iocalidades del Tea- y ai fin un baile que reune todos los
tro Popular fué siempre relativamente espectadores y ios actores. El precio
bajo: osciló entre cien y doscientos cin- total de este «Week-end dramático po-
cuenta francos para los mejores sïtios, pular», comprendidos ios tres ágapes,
cuando en cualquier teatro de París es de mil doscientos ftancos. La inicia-
una butaca de platea cuesta cerca de tiva le ha costado a Vilar el mote de
ochocientos francos. Àun reconocien- «Padre intrépido»! Conttn,ía pg. 186)
El teatro de Jean Vilar (S.igtie de Ia pág. 183) y es el eiemento irreal, tiene una fun-
ción afectiva, destínada sobre todo a
Después del gran éxíto del experi- interpretar el estado de ánimo y los
mento de Suresne, Vilar llevó el T. N. suefios del Príncipe... Conservaremos
P. & Clích y en la periferia de París, y por mucho tiempo el recuerdo dei ruido
también allí obtiene un buen éxito. del tambor que esconde tra.s los basti-
Después fué la vuelta por la ciudad de dores ia suerte alterna de ia batalla de
Caen, en Normandía, iniciando así la Fehrbellin, una batalla que no se en-
primera representación en provincias. sefia, pero que literalmente vemos,
Después una tournée por Àlemania pues tanta es la evidencia con que nos
(Nuremberg, . Àugsburg, Karlstuhe, es sugerida por el efecto combinado del
Baden-Baden) y por otras ciudades de ritmo de Ia música y del recitado de ios
Bélgica y Holanda, un giro por I4yon, actores.
otras ciudades de provincias, y de nue- Un éxito parecido es la ciara prueba
vo en los suburbios de París, en Ge- de la bondad de la teoría artística del
nevilliers, donde fueron reemprendidos Teatro Nacional Popular. Actualmen-
los «Week-end artísticos» del T. N. P. te Jean Vilar tiene en Francia la im-
À fines de febrero, Vilar está en el portancia que tuvieron un Reinhardt
corazón de París, en el teatro de en Àlernania o un Stanisiavsky en
«Champs-Elysées», para presentar al Mos co u.
público de la capítal «E1 Príncip.e de Pero no nos enfrentamos solamente
Homburg», en un espectáculo que por con teorías artísticas. Viiar ha tenido
la magnificencia de los trajes y por los el gran mérito de hacer representar
efectos de luz resulta una verdadera Corneille, Brecht o Kleist, arreglando
fiesta escénica. El ritmo plástico y mu- espectáculos nuevos y fascinantes. No
sícal de esta representación se remonta han faltado los ataques, más o menos
a las más altas tradiciones del pasado. violentos; se le ha acusado de dema-
Los estupendos trajes, disefiados por gogia, además se ha querido demostrar
el pintor Leon Gischia, no son simples que su teatro «popular» está nutrido
vestímentas sino un elemento esencial por un intelectualismo aristocrático y
del juego dramático como el gesto, la doctrinario. La respuesta más elocuente
voz, la música. es el éxito obtenido hasta aquí. E1 gran
Otro elemento bastante interesante público no se engafia. Àquello a que
cle esta puesta en escena tan fuera de aspira Jean Vilar es a un teatro verda-
lo vulgar, es la músíca: en «El Príncipe deramente popular y esta meta puede
de Homburg» —explica Maurice Jarre decirse está ya casi alcanzada.
- ésta tiene una doble función: Ante
todo en la presentación de ios perso- Jean- Michel Bruner
najes, es el elemento concreto; después, (Traducción de Jai,.ne Aguadé)

SERVICIO 4ETEOROLOG1CO del CENTRO DE LECTURA - Resumen del mes de Agosto 1953
Desviación de
promedio de
Día Minima Día Promedio este mes.

Texnperatura (efl grados C.) ..... 35 7 21 23 t 0'9

Presión atmosférica (en mm. de mercurio). 765 5 758 zi t 0'I
Velocidad del vieflto (Km. recorridos en z4 h.) 153 22 26 i — 97'5
Humedad relativa (0/o de saturación) . . 96 i 47 6 t 0'3
^ 2.s
Evaporacj6n (en mm.) 9 5 24 z7
5 O
— 0'28
Horas de sol eficaz . .... 11 25y27
Visibilidad horizontal (en Km.) . . . 35 i 10 varios 205 - 36
Lluvia 28 litros por metro cuadrado en i días de lluvia apreciable
Mxima precipitación 28 ljttos el día 4.
Desviación del ptomedio en este mes - 89 litros.

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