Cerebro Emocional

Bienvenidos a la Clase del eje Teórico
Inteligencia Emocional
Del curso de Operador social y Comunitario
El Cerebro Emocional
¿Para qué son las emociones?

Esta historia cuenta cómo un matrimonio decide dar su vida para salvar a su
hija de 11 años, quien padecía parálisis cerebral; al hundirse el tren en el que
viajaban, los padres logran sacar por una ventana a la niña para que fuera
rescatada. Se menciona esta decisión como acto heroico, de supervivencia,
valentía casi mítica. Estos sacrificios se han repetido muchas veces en la
historia y la prehistoria de la humanidad. Los biólogos evolucionistas hablan
de sacrificio al servicio del “éxito reproductivo”. El desenlace fatal inminente
hace que los padres decidan preservar la vida de su hija, ante todo, esto
habla de sentimientos muy profundos, de amor altruista, de los anhelos y
pasiones, que son guías esenciales en la especie humana. Los sociólogos
señalan el predominio del corazón sobre la cabeza; es en momentos cruciales
donde las emociones superan a la razón. La evolución ha dado un papel muy
importante a la psiquis humana. Nuestras emociones nos guían en distintos
momentos de nuestras vidas. Cuando se trata de dar forma a nuestras
decisiones y a nuestras acciones, los sentimientos cuentan tanto como los
pensamientos. La inteligencia puede no tener la menor importancia cuando
dominan las emociones.
Cuando las pasiones aplastan la razón
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Matilda de 14 años quiso hacerle una broma al padre. Mientras su
padre entraba a la casa buscó su pistola y entró al dormitorio de Matilda
para investigar, cuando Matilda salió de un salto del armario, el padre le
disparó al cuello; la niña murió 12 horas después. Un legado emocional de la
evolución es el temor que nos mueve a proteger a nuestra familia del peligro,
ese fue el impulso para buscar un arma para registrar la casa. El miedo lo
llevó a disparar antes de darse cuenta de que era su hija. Las reacciones
automáticas de este tipo han quedado grabadas en nuestro sistema nervioso.
Suponen los biólogos evolucionistas, durante la prehistoria marcaron la
diferencia entre superveniencia y muerte. La tarea de la evolución: ser capaz
de dar a luz a una descendencia que presentara esta predisposición genética.
Nuestras emociones han sido guías en nuestra evolución, las nuevas
realidades que la civilización presenta no pueden mantener el mismo ritmo.
Las primeras leyes y declaraciones de la ética, pueden interpretarse como
intento por: dominar, someter y domesticar la vida emocional. Freud lo
describió así: la sociedad ha tenido que imponerse sin reglas destinadas a
someter las corrientes de excesos emocionales que surgen libremente en su
interior. A pesar de las reglas sociales las pasiones aplastan la razón. En
términos biológicos para el circuito neurológico básico de la emoción, aquello
con lo que nacemos funcionó mejor en las últimas cincuenta mil
generaciones humanas. Nuestra valoración de cada encuentro personal y
nuestras respuestas al mismo, están moldeadas por nuestro juicio racional,
nuestra historia personal y por nuestro pasado ancestral.
Impulsos para la acción Un día de principios de primavera conducía por la
autopista, sobre un puerto de montaña de colorado, una repentina borrasca
cubrió de nieve el camino. El remolino de nieve se convirtió en una
enceguecedora mancha blanca. Hundí el pie en el freno y sentí la ansiedad
que recorría todo mi cuerpo y oí los latidos de mi corazón. La ansiedad se
volvió miedo absoluto. Frené a un costado del camino y esperé que la
borrasca pasara. Media hora más tarde continué mi camino; más adelante
paré y vi que una ambulancia ayudaba a un pasajero de un coche que había
chocado con el que lo precedía, si hubiera seguido adelante probablemente
habría chocado con ellos. La cautela y temor aquel día tal vez me salvaron la
vida. En esencia todas las emociones son impulsos para actuar, la palabra
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emoción del verbo latino moveré implica alejarse, sugiere que en toda
emoción hay implícita una tendencia a actuar. En nuestro repertorio
emocional, cada emoción juega un papel singular, como quedó revelado en
sus características sintonías biológicas. Con nuevos métodos para explorar el
cuerpo y el cerebro los investigadores están descubriendo más detalles
fisiológicos acerca de cómo cada emoción prepara al organismo para clases
distintas de respuestas.
*Con ira: la sangre fluye, el ritmo cardíaco se eleva, aumentan hormonas
como la adrenalina que genera un ritmo de energía fuerte como para originar
una acción vigorosa (golpear, tomar un arma).
*Con miedo: la sangre va a los músculos esqueléticos grandes como los de
las piernas; el rostro queda pálido, la sangre deja de circular, el cuerpo se
congela por un instante. Los circuitos de los centros emocionales del cerebro
desencadenan un torrente de hormonas que ponen al organismo en una
alerta general, la atención se fija en la amenaza cercana.
*Felicidad: hay aumento de la actividad en los centros nerviosos que inhibe
los sentimientos negativos, favorece un aumento de la engría disponible. El
organismo presenta un descanso general, buena disposición y entusiasmo
para conseguir una gran variedad de objetivos. *El amor: los sentimientos
de ternura y satisfacción sexual dan lugar a un despertar parasimpático,
llamado respuesta de la relajación, conjunto de reacciones de todo el
organismo, que genera estado general de calma y satisfacción, facilitando la
cooperación. *Sorpresa: levantar las cejas permite mayor alcance visual,
también llega más luz a la retina, esto ofrece más información, se puede
distinguir con precisión lo que está ocurriendo e idear un plan de acción.
*Disgusto: envía un mensaje idéntico: sabor o un olor repugnante, o lo es en
un sentido metafórico. Expresión facial: labio superior torcido a un costado
mientras la nariz se frunce ligeramente. Como señaló Darwin, un intento
primordial de bloquear las fosas nasales.
*Tristeza: produce una caída de energía, a medida que se profundiza y se
acerca a la depresión, hace más lento el metabolismo del organismo. Este
aislamiento introspectivo crea la oportunidad de llorar por una pérdida o una
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esperanza frustrada. Estas tendencias biológicas están moldeadas por
nuestra cultura, la forma en que demostramos nuestro pesar está
moldeada por nuestra cultura. Lo mismo el hecho de decidir qué personas
entran en nuestra vida con la categoría de seres queridos. En el prolongado
período de la evolución se forjaron las respuestas emocionales, se presentó
la realidad más dura para los humanos, pocos niños sobrevivían y pocos
adultos vivían hasta los treinta años, los depredadores, la sequía y las
inundaciones marcaban la diferencia entre inanición y supervivencia. En los
diez mil últimos años las presiones que impedían el crecimiento de la
población humana, se aflojaron de manera continua. Esas presiones hicieron
que nuestras respuestas emocionales fueran valiosas para la supervivencia.
Nuestras dos mentes Una amiga me contó que su divorcio había sido una
separación dolorosa. Su esposo se había enamorado de una mujer más joven,
le anunció repentinamente que la dejaba para irse a vivir con ella. Al cabo de
unos meses me decía que su independencia le resultaba atractiva, “no pienso
más en él... realmente no me importa” dijo, pero mientras lo decía los ojos se
le llenaron de lágrimas. Esas lágrimas podrían haber pasado inadvertidas,
pero darse cuenta de que el lagrimeo de alguien significa que está triste,
aunque dice lo contrario. Uno es un acto de la mente emocional, el otro de la
mente racional. Tenemos dos mentes: una que piensa y una que siente, estas
dos formas diferentes de conocimiento interactúan para construir una nueva
vida mental. La mente racional es la forma de comprensión de la que somos
conscientes, destacada en cuanto a la conciencia, reflexiva, capaz de analizar
y meditar, junto a este existe otro sistema de conocimiento, impulsivo,
poderoso, aunque a veces ilógico, la mente emocional. La dicotomía
emocional/racional, la distinción popular entre “corazón” y “cabeza”. Cuanto
más intenso es el sentimiento, más dominante se vuelve la mente emocional,
y más ineficiente la racional. Por lo general existe un equilibrio entre mente
emocional y racional, en que la emoción alimenta e informa las operaciones
de la mente racional, y la mente racional depura y a veces veta la energía de
entrada a las emociones. Sin embargo, la mente racional y la emocional son
facultades semindependientes; como veremos, cada una refleja la operación
de un circuito distinto pero interconectado del cerebro. En muchos
momentos o en la mayoría, estas mentes están coordinadas, los sentimientos
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son esenciales para el pensamiento y el pensamiento lo es para los
sentimientos. Pero cuando aparece la pasión la balanza se inclina: es la
mente emocional la que domina y aplasta la mente racional. Erasmo de
Rotterdam, un humanista del siglo XVI escribió en tono satírico acerca de la
tensión entre razón y emoción. “Júpiter ha concedido mucha más pasión que
razón… puso a dos airados tiranos en oposición al poder solitario de la razón:
la ira y la lujuria. Hasta qué punto puede prevalecer la razón contra esas dos
fuerzas combinadas, es algo que la vida común del hombre deja bien claro. La
razón hace lo único que puede, las otras dos le ordenan que se ahorque y son
cada vez más ruidosas y ofensivas, hasta que por fin su gobernante queda
exhausto, renuncia y abandona.
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Cómo creció el cerebro Consideremos cómo creció y evolucionó el cerebro.
El cerebro humano es aproximadamente tres veces mayor al de nuestros
parientes más cercanos los primates. En el curso de millones de años el
cerebro ha crecido de abajo hacia arriba (el crecimiento del cerebro en el
embrión humano reconstruye aproximadamente este curso evolutivo).
La parte más primitiva del cerebro, es el tronco cerebral que rodea la médula
espinal. Esta raíz cerebral regula las funciones vitales básicas como: la
respiración y el metabolismo de los otros órganos del cuerpo, controla las
reacciones y movimientos estereotipados. No se puede decir que este
cerebro primitivo piense o aprenda. A partir de la raíz más primitiva, el
tronco cerebral, surgieron los centros emocionales. Millones de años más
tarde en la historia de la evolución, a partir de estas áreas emocionales
evolucionaron el cerebro pensante o “neocorteza”. El cerebro emocional
existió mucho antes que el racional. La raíz más primitiva de nuestra vida
emocional es el sentido del olfato, en el lóbulo olfativo. En esos tiempos
primitivos el olor se convirtió en el sentido supremo para la supervivencia. A
partir de lóbulo olfativo empezaron a evolucionar los antiguos centros
emocionales, haciéndose lo suficientemente grandes para rodear la parte
superior del tronco cerebral. Una capa de células tomaba lo que se olía y lo
separaba en categorías más importantes: comestible o tóxico, sexualmente
accesible, enemigo o alimento. Una segunda capa de células enviaba
mensajes reflexivos a todo el sistema nervioso indicando al organismo lo que
debía hacer: morder, escupir, acercarse, huir, perseguir. Con la llegada de los
primeros mamíferos aparecieron nuevas capas clave del cerebro emocional.
Estas rodeadas por el tronco cerebral, dado que esta parte circunda y bordea
al tronco cerebral se llama sistema “límbico” que significa borde, este nuevo
territorio nervioso añadía emociones adecuadas al cerebro. Cuando estamos
dominados por el anhelo, o la furia, trastornados por el amor o retorcidos
por el temor, es el sistema límbico que nos domina. A medida que
evolucionaba, el sistema límbico refinó dos herramientas poderosas:
aprendizaje y memoria. Estos avances permitían a un animal ser más
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inteligente en sus elecciones con respecto a la supervivencia, y atinar
sus respuestas para adaptarse a las cambiantes demandas. Si un
alimento provocaba enfermedad podía evitarse en la siguiente ocasión. Las
relaciones entre el bulbo olfativo y el sistema límbico asumieron las tareas de
hacer distinciones entre los olores y reconocerlos, comparando un olor
presente con olores pasados y discriminando así lo bueno y lo malo. Esto se
hacía a través del rinencéfalo, que literalmente significa cerebro nasal, una
parte del tendido límbico y las bases rudimentarias de la neocorteza, el
cerebro pensante. Hace aproximadamente cien millones de años, el cerebro
de los mamíferos se desarrolló repentinamente, sobre la delgada corteza de
dos capas, las zonas que planifican, comprenden lo que se percibe, coordinan
el movimiento, se añadieron varias capas de células cerebrales que forman la
neocorteza, esta ofrecía una ventaja intelectual extraordinaria. La
neocorteza del homo sapiens, ha añadido todo lo que es definitivamente
humano. Es el asiento del pensamiento, contiene los centros que comparan y
comprenden los sentidos. Añade a un sentimiento lo que pensamos sobre él,
y nos permite tener sentimientos con respecto al arte, las ideas, los símbolos
y la imaginación. En la evolución ha creado enormes ventajas en la capacidad
de un organismo para sobrevivir a la adversidad, haciendo más probable que
su progenie transmitiera a su vez los genes que contienen su mismo circuito
nervioso. Trazar estrategias, planificar a largo plazo, también el triunfo del
arte, de la civilización, las culturas tienen que ver con la neocorteza. Este
nuevo añadido al cerebro permitió agregar un matiz a la vida emocional, por
ejemplo, el amor. Las estructuras límbicas generan sentimientos de placer y
de deseo sexual, las emociones que alimentan la pasión sexual. La
neocorteza y sus conexiones con el sistema límbico permitieron que surgiera
el vínculo madre - hijo. En los seres humanos, el lazo protector entre
progenitores e hijos permite gran parte de la maduración para seguir el curso
de una larga infancia, durante la cual el cerebro continúa desarrollándose.
Estos centros más elevados no gobiernan toda la vida emocional: en asuntos
cruciales del corazón, se puede decir que se limita. Debido a que muchos de
los centros más elevados del cerebro crecieron a partir de la zona límbica o
ampliaron el alcance de esta, el cerebro emocional juega un papel
fundamental en la arquitectura nerviosa.
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Anatomía de un asalto emocional
Era una calurosa tarde de agosto de 1963, aquel día Richard Robles, un
ladrón que acababa de quedar en libertad, decidió hacer un nuevo asalto. El
apartamento al que entró en aquel día pertenecía a dos mujeres Janice Wylie
y Emily Hoffert; eligió robar el apartamento porque pensó que no encontraría
a nadie, Wylie estaba en casa. Después de amenazarla con un cuchillo, Robles
la ató, mientras salía del apartamento llegó Hoffert, para escapar comenzó a
atarla a ella también. Janice le advirtió que ella recordaría su cara y ayudaría
a la policía a localizarlo. Robles sintió pánico al oírla y perdió totalmente el
control. En un ataque tomó un sifón y golpeó a las mujeres hasta que
quedaron inconscientes y luego dominado por la ira y el temor, las apuñaló
una y otra vez con un cuchillo de cocina, 25 años después se lamentaba, “me
volví loco, la cabeza me estalló”. En estos estallidos emocionales, asaltos
nerviosos, un centro del cerebro límbico declara una emergencia y recluta al
resto del cerebro para su urgente orden del día. El asalto se produce en un
instante, desencadenando esta reacción unos decisivos instantes antes de
que la neocorteza, el cerebro pensante, haya tenido oportunidad de
vislumbrar plenamente lo que está ocurriendo. Estos asaltos no son en modo
alguno incidentes aislados y horrendos que conducen a crímenes brutales
como el asesinato de las chicas. En una forma menos catastrófica nos ocurre
con bastante frecuencia. Piense en la última vez que “perdió los nervios” y
estalló con alguien, hasta un extremo que más tarde, le pareció injustificado.
Eso también fue un asalto, un ataque de nervios que, como veremos, se
origina en la amígdala, un centro del cerebro límbico. No todos los asaltos
límbicos son perturbadores, cuando un chiste le parece a alguien tan gracioso
que su risa casi resulta explosiva, es también una respuesta límbica. Y se
produce también en momentos de intensa dicha.
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El asiento de toda pasión En los seres humanos, la amígdala se asienta sobre
el tronco cerebral, cerca de la base del anillo límbico; existen dos amígdalas
una a cada costado del cerebro. El hipocampo y la amígdala eran dos partes
claves del primitivo “cerebro emocional” que, en la evolución, dio origen a la
corteza y luego a la neocorteza; estas estructuras límbicas, se ocupan del
aprendizaje y el recuerdo del cerebro, la amígdala es especialistas en asuntos
emocionales. Al carecer de fuerza emocional, los encuentros pierden su
fuerza. La amígdala actúa como depósito de la memoria emocional y así tiene
importancia por sí misma; la vida sin amígdala en una vida despojada de
significados personales.; de la amígdala dependen todas las pasiones. Joseph
Le Doux fue el primero en descubrir el papel que juega la amígdala en el
cerebro emocional; su investigación explica que la amígdala puede ejercer
control sobre lo que hacemos, incluso mientras el cerebro pensante y la
neocorteza están intentando tomar una decisión. La función de amígdala y su
Inter. Juego con la neocorteza están en el núcleo de la investigación
emocional.
La red del transporte El sentimiento impulsivo supera lo racional, cuando el
papel recién descubierto de la amígdala se vuelve fundamental. En la
arquitectura del cerebro, la amígdala construye como una compañía de
alarmas, donde los operadores se preparan para hacer llamadas de
emergencia, cuando hay una alarma de temor, por eje4mplo esta envía
mensajes urgentes a cada parte importante del cerebro. Las señales
adicionales que llegan desde la amígdala indican el tronco cerebral que, dé al
rostro una expresión de temor, que acelere el ritmo cardiaco, eleve la
presión sanguínea y disminuya la respiración. La red de conexiones nerviosas
de la amígdala le permite, en una emergencia emocional, atraer y dirigir gran
parte del resto del cerebro, incluida la mente racional.
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El centinela emocional De la obra de Le Doux, demostró que la arquitectura
del cerebro concede a la amígdala una posición privilegiada como, centinela
emocional capaz de asaltar al cerebro; su investigación dice que las señales
del ojo y el oído viajan primero en el cerebro al tálamo y luego a la amígdala;
una segunda señal del tálamo se dirige a la neocorteza, cerebro pensante. Su
investigación es revolucionaria para la comprensión de la vida emocional, es
la primera que encuentran vías nerviosas para sentimientos que evitan la
neocorteza. La amígdala puede hacer que nos pongamos en acción, mientras
la neocorteza despliega su plan de reacción más refinada. Alberga recuerdos
y repertorios de respuestas que efectuamos sin saber por qué lo hacemos.
“El inconsciente cognitivo” presenta a nuestra conciencia no solo la identidad
de lo que vemos, sino una opinión sobre ello.
El especialista en memoria emocional Opiniones inconscientes son recuerdos

emocionales. La principal entrada del hipocampo está en proporcionar una
memoria perfecta del contexto. El hipocampo recuerda datos simples, la
amígdala retiene el clima emocional que acompañan a esos datos. El cerebro
tiene dos sistemas de memoria, una de datos corrientes y una para las que
poseen carga emocional.
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Alarmas nerviosas anticuadas Un inconveniente de las alarmas
nerviosas, es que el mensaje urgente que envía la amígdala, es a veces
anticuado sobre todo en el mundo social de los eres humanos. En la
memoria, la amígdala y el hipocampo trabajan de común acuerdo, cada uno
almacena y recupera su información especial de manera independiente. Las
interacciones de los primeros años de vida dos lecciones emocionales
basadas en, la adaptación y en dificultades de contacto entre el niño y las
personas ocupadas de él.
Cuando las emociones son rápidas y poco precisas LeDoux señala “No es
necesaria saber que es algo para saber que puede ser peligroso”. “Emoción
precognitiva” (el sentimiento es primero que el pensamiento) se basa en
fragmentos de información sensorial que no ha sido seleccionado e integrado
en un objeto reconocible.
El gerente emocional
Mientras la amígdala trabaja preparando una reacción ansiosa e impulsiva,
otra parte del cerebro emocional permite una respuesta adecuada y
correctiva. Las zonas prefrontales gobiernan nuestras reacciones
emocionales desde el principio. La progresión, es la combinación corriente,
con la significativa excepción de emergencias emocionales. La respuesta
mesocortical es más lenta en tiempo cerebral que el mecanismo de asalto
por la participación de más circuitos. Los asaltos emocionales implican dos
dinámicas: la respuesta en función de la amígdala y una imposibilidad de
activar los procesos neocorticales que mantienen en equilibrio la respuesta
emocional. El lóbulo prefrontal derecho es de sentimientos negativos como
temor y agresión; el lóbulo izquierdo controla las emociones no elaboradas
inhibiendo al derecho. El lóbulo izquierdo es parte de un circuito nervioso
que puede desconectar los arranques negativos, menos los más intensos.
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Armonía entre emoción y pensamiento Las conexiones entre la
amígdala y la neocorteza son el centro de batallas o acuerdos entre la
cabeza y corazón y pensamiento y sentimiento; este circuito explica por qué
la emoción es importante para el pensamiento eficaz, en la toma de
decisiones acertadas y en el hacho de permitirnos pensar con claridad.
“Memoria operativa” (poder que tiene las emociones de alterar el
pensamiento mismo) es a la capacidad de atención que toma en cuenta
datos esenciales para completar un problema o una tarea determinada. La
corteza prefrontal es la zona del cerebro responsable s de la memoria
operativa. Cuando nos sentimos emocionalmente alterados no pensamos
correctamente y la perturbación emocional puede crear carencia en
capacidades intelectuales de un niño, deteriorando la capacidad de aprender.
El cerebro emocional separado de zonas corticales detectadas pos pruebas
del consiente intelectual, controla la ira y la compasión; consideremos el
papel de las emociones en la toma de decisiones más “racional”. El doctor
Antonio Demasío, estudio acerca de cuál es la lesión específica de pacientes
que tiene dañado el circuito de la zona prefrontal-amígdala; un estímulo no
provoca atracción ni aversión en estos pacientes, la han olvidado. El Dr.
Demasío dice que los sentimientos son indispensables para las decisiones
racionales; ellos nos señalan la dirección correcta, donde la lógica puede ser
mejor utilizada. El doctor afirma que el cerebro emocional está tan
comprometido en el razonamiento como lo está el cerebro pensante. El
cerebro pensante desempeña un papel ejecutivo en nuestras emociones,
salvo en emociones que quedan fuera de control y el cerebro emocional
pierde sus frenos. El intelecto no puede operar de manera óptima sin la
inteligencia emocional. La complementariedad del sistema límbico y la
neocorteza, la amígdala y los lóbulos prefrontales, significa que cada uno es
socio de la vida mental; cuando estos socios interactúan positivamente la
inteligencia emocional aumenta, al igual que la capacidad intelectual.
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Definición
Salovey y Mayer (1990) fueron pioneros en utilizar el término inteligencia
emocional para englobar capacidades como la comprensión de las emociones
y la compasión. Goleman (1995) afirmaba que la excesiva importancia del CI
para clasificar a las personas en más o menos inteligentes era poco útil para
predecir el futuro; y en el 1996, siguiendo a Salovey y Mayer, plantea 5
elementos básicos, como habilidades o competencias en la Inteligencia
Emocional: Autoconciencia, Autocontrol, Automotivación, Empatía,
Habilidades sociales. Estos elementos no se poseen por igual en todas las
personas, ni la persona posee todos en el mismo grado; pero si hay alguna
laguna puede remediarse e, incluso mejorarse con esfuerzo, adquiriendo
hábitos emocionales adecuados. Enrique Rojas (1997) destaca la inteligencia
y la afectividad como los componentes más característicos de la psicología
humana. Gallego D.J. y Gallego M.J. (2004) proponen esta definición de
inteligencia emocional. “La capacidad que tiene el ser humano, gracias a su
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proceso evolutivo, para armonizar lo emocional y lo cognitivo, de
manera que pueda atender, comprender, controlar, expresar y analizar
las emociones dentro de sí, y en los demás. Todo ello le permitirá que su
actuación sobre el entorno, y sus relaciones humanas sean eficaces, útiles y
tengan repercusiones positivas para él, los demás y el entorno en el que se
desenvuelve” Armonía entre Emoción y Pensamiento Cabeza y corazón,
pensamiento y sentimiento. Es un circuito que explica por qué la emoción es
tan importante para el pensamiento eficaz, tanto en la toma de decisiones
acertadas como en el simple hecho de permitirnos pensar con claridad.
Consideremos el poder que tienen las emociones de alterar el pensamiento
mismo. Goleman afirma “En cierto sentido, tenemos dos cerebros, dos
mentes y dos clases diferentes de inteligencia: la racional y la emocional.
Nuestro desempeño en la vida está determinado por ambas; lo que importa
no es sólo el cociente intelectual sino también la inteligencia emocional. En
efecto, el intelecto no puede operar de manera óptima sin la inteligencia
emocional.” Cuando nos sentimos emocionalmente alterados, decimos que
“no podemos pensar correctamente” y la perturbación emocional constante
puede crear carencias en las capacidades intelectuales de un niño,
deteriorando la capacidad de aprender. Estas carencias más sutiles, no
siempre son detectadas en los test de cociente intelectual. 2 CeP Toledo Revista
Rincones. Febrero 2006 M. D. Aguado. Inteligencia Emocional ¿Prioritaria en los Centros
Escolares?
Las emociones pueden ser inteligentes

Salovey incluye las inteligencias personales de Gardner en su definición
básica de inteligencia emocional ampliando estas capacidades como cinco
esferas principales.
1. Conocer las propias emociones. La conciencia de uno mismo, la capacidad

de controlar los sentimientos de un momento a otro es fundamental para la
penetración psicológica y la comprensión de uno mismo.
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2. Manejar las emociones. Manejar los sentimientos para que sean
adecuados, es la capacidad que se basa en la conciencia de uno mismo,
librarse de la irritabilidad, la ansiedad y la melancolía excesiva y las
consecuencias del fracaso en esta destreza emocional.
3 La propia motivación. Ordenar las emociones al servicio de un objeto es
esencial para la automotivación y el dominio, para la creatividad,
autodominio emocional. Esto permite un desempeño destacado en muchos
sentidos, ser productivos y eficaces.
4 Reconocer emociones en los demás. La empatía, otra capacidad que se

basa en la autoconciencia emocional, estas personas se adaptan a las sutiles
señales sociales que indican lo que otros necesitan o quieren. Eso los hace
mejores en profesiones tales como la enseñanza, las ventas y la
administración. 5 Manejar las relaciones. El arte de las relaciones es la
habilidad de manejar las emociones de los demás. Estas son las habilidades
que rodean al liderazgo, la popularidad y la eficacia interpersonal. Las
habilidades de las personas en estas distintas esferas son diferentes, algunos
de nosotros podemos ser muy expertos para manejar nuestra ansiedad, pero
no podemos manejar los trastornos de otros. La base de nuestro nivel de
capacidad es nerviosa, pero como veremos, el cerebro es notablemente
flexible y aprende constantemente. Los errores de las habilidades
emocionales pueden ser remediados.
CI (coeficiente intelectual) inteligencia emocional tipos puros

Existe una ligera correlación entre CI y algunos aspectos de la inteligencia
emocional, aunque lo suficientemente baja para que resulte claro que estas
son entidades totalmente independientes. Aunque se ha llevado a cabo una
amplia investigación sobre cada uno de sus componentes como la empatía,
algunos de ellos se analizan probando la habilidad real de una persona para
la tarea. Utilizando una medida de lo que él llama “elasticidad del ego”
incluye las principales habilidades sociales y emocionales. El hombre con
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elevado CI se caracteriza por una amplia variedad e intereses y habilidades
intelectuales. Es ambicioso y productivo, previsible y obstinado, no se
preocupa por sí mismo. Tiene tendencia a ser crítico y condescendiente,
fastidioso e inhibido, se siente incómodo con la sexualidad y la experiencia
sensual, es inexpresivo e indiferente y emocionalmente afable y frío. Los
hombres con inteligencia emocional elevada son socialmente equilibrados,
sociables y alegres, no son pusilánimes y suelen pensar las cosas una y otra
vez. Poseen una notable capacidad de compromiso, son solidarios y
cuidadosos de las relaciones. Su vida emocional es rica y apropiada, se
sienten cómodos con ellos mismos, con los demás y con el universo social en
el que viven. Las mujeres que poseen un CI elevado tienen seguridad
intelectual, expresan fluidamente sus ideas, valoran las cuestiones
intelectuales. Son introspectivas, son propensas a la ansiedad, a la reflexión,
a los sentimientos de culpabilidad y vacilan cuando se trata de expresar
abiertamente su ira. Las mujeres emocionalmente inteligentes suelen ser
positivas y expresan sus sentimientos abiertamente, y se muestran positivas
con respecto a ellas mismas, para ellas la vida tiene significado. Son sociables
y expresan sus sentimientos de manera adecuada, se adaptan bien a la
tensión. Son muy aplomadas en lo social, se comunican fácilmente, son
alegres, espontáneas y abiertas, no son ansiosas no sienten culpa: En todos
nosotros hay una mezcla entre CI e inteligencia emocional en diversos
grados. Conócete a ti mismo La frase de Sócrates “conócete a ti mismo”
confirma la piedra angular de la inteligencia emocional: la conciencia de los
propios sentimientos en el momento en el que se experimentan. Los
psicólogos utilizan el término “metacognición”, para referirse a la conciencia
del proceso de pensamiento y “metahumor” para referirse a la conciencia de
las propias emociones. Yo prefiero la expresión conciencia de uno mismo
(self-awareness), en el sentido de una atención progresiva a los propios
estados internos. En esta conciencia autorreflexiva la mente observa e
investiga la experiencia misma, incluidas las emociones. Esta conciencia de
uno mismo parecía exigir una conciencia de uno mismo parecía exigir una
neocorteza activa, sobre todo en las zonas del lenguaje, adaptada para
identificar y nombrar las emociones que surgen. Se trata de una forma
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neutral que conserva el autorreflexión incluso cuando estamos en
medio de emociones turbulentas. Es la diferencia que existe entre, por
ejemplo, sentir rabia asesina con respecto a alguien y elaborar un
pensamiento autorreflexivo: “eso que siento es rabia”, este sutil cambio en la
actividad mental supuestamente señala que los circuitos neocorticales están
controlados activamente, la emoción, un primer paso para alcanzar cierto
control. Esta conciencia es la competencia emocional fundamental, en esta
se construyen las demás, como el autocontrol emocional. Existe una
distinción lógica entre ser consciente de los sentimientos y aduar para
cambiarlos. Reconocer un humor desagradable es sentir el deseo de
superarlo. Mayer opina que la gente suele adoptar estilos característicos para
responder y enfrentarse a sus emociones.
*Consciente de sí mismo: conscientes de sus humores en el momento en

que los tienen. Son independientes y están seguros de sus propios límites. Su
cuidado los ayuda a manejar sus emociones. *Sumergido: Se trata de
personas que a menudo se sienten empantanadas en sus emociones e
incapaces de librarse de ellas, sienten que no controlan su vida emocional. A
menudo se sienten abrumadas y emocionalmente descontroladas.
*Aceptador: tienen tendencia a aceptar sus humores y no tratan de
cambiarlos. Existen dos tramas en el tipo de aceptador, los que suelen estar
de buen humor y las personas que a pesar de saber de su mal humor lo
aceptan con actitud de laissez faire.
El apasionado y el indiferente Para algunas personas la conciencia emocional

resulta abrumadora y para otras apenas existe. Estas personas apenas
experimentan sentimientos, incluso bajo espantosas circunstancias. Eduard
Diner, psicólogo, ha estado estudiando la intensidad con que la gente
experimenta sus emociones. Las personas racionales son esencialmente
personas sin pasiones, pasan por la vida sintiendo poco o nada, incluso
respondiendo a una emergencia, como un incendio. Diner considera que, en
general, las mujeres experimentan emociones positivas y negativas con más
fuerza que los hombres.
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El hombre sin sentimientos Gary enfurecía a su novia Ellen porque a pesar
de ser un cirujano inteligente y reflexivo, era totalmente insípido, totalmente
inestable ante cualquier muestra de sentimientos. “Normalmente no
muestro mis sentimientos” le decía Gary al terapeuta que consultó ante la
insistencia de su novia. “No sé qué decir, no tengo sentimientos fuertes, ni
positivos ni negativos”. Todo lo que podía decir era que no sentía ira, tristeza,
ni alegría. A esta chatura emocional los psiquiatras la llaman “alexitimia”,
significa carencia de emoción. Estas personas no hablan de sus sentimientos,
ni de fantasías, no tienen vida emocional interior de la que hablar. Tienen
dificultad para expresar sus sentimientos y vocabulario emocional limitado.
No se trata de que los alexitímicos no sientan nada, sino que son incapaces
de saber cuáles son exactamente sus sentimientos. A menudo confunden los
sentimientos con problemas médicos indefinidos, cuando lo que
experimentan son trastornos emocionales, somatizan un dolor emocional
con uno físico. El doctor Sifneos plantea la posibilidad de una desconexión
entre el sistema límbico y la neocorteza. Señaló que a los pacientes que
sufrían ataques graves y a los que se le cortó quirúrgicamente esa conexión
para aliviar sus síntomas, al igual que las personas que sufren alexitímia.
Aunque los circuitos del cerebro emocional pueden reaccionar con los
sentimientos, la neocorteza no está en condiciones de seleccionar esos
sentimientos y añadirle matiz del lenguaje. El dilema del alexitímico es que al
no tener palabras para expresar sus sentimientos no puede apropiarse de
ellos.
Elogio de los sentimientos viscerales El tumor de Elliot, situado detrás de su

frente, tenía el tamaño de una naranja pequeña pero la cirugía lo eliminó por
completo. Elliot sufrió cambios drásticos en su personalidad,
intelectualmente era tan brillante como siempre, pero utilizaba muy mal su
tiempo, se perdía en detalles sin importancia y parecía haber perdido toda
noción de prioridades. Antonio Damasio neurólogo, quedó sorprendido al
notar que en el repertorio mental de Elliot faltaba un elemento: su lógica, su
atención y las demás habilidades cognitivas no presentaban ningún
18
problema, era prácticamente inconsciente de sus sentimientos. El médico
llego a la conclusión que junto con el tumor le habían extirpado una parte de
sus lóbulos prefrontales, la cirugía había cortado las conexiones entre los
centros inferiores del cerebro emocional y la capacidad pensante de la
neocorteza, al no ser consciente de sus sentimientos no tenía ninguna
preferencia. La falta de conciencia de los sentimientos puede ser perjudicial
sobre todo cuando se trata de elegir pareja, una carrera, un trabajo, casa,
etc. Tales decisiones necesitan sentimientos viscerales, sabiduría emocional.
Las señales intuitivas que nos guían hacia esos momentos son provocadas
por el sistema límbico, Damasio las llama “marcadores somáticos’
sentimientos viscerales.
Sondeando el inconsciente Algunos de nosotros estamos naturalmente más

en armonía con los estilos simbólicos especiales de la mente emocional:
metáforas, poesía, canciones, fábulas, están representados en el lenguaje del
corazón. Lo mismo ocurre con los sueños y mitos, estos acatan la lógica de la
mente emocional. La conciencia de uno mismo es fundamental. El modelo de
Howard Gardner con respecto a la inteligencia intrapsíquica es de Sigmund
Freud, este último dejó en claro que gran parte de la vida emocional es
inconsciente, la verificación empírica de este axioma psicológico surge de
experimentos sobre las emociones inconscientes, la gente forma gustos
definidos con respecto a cosas que ni siquiera se ha dado cuenta de que ha
visto antes. Cualquier emoción puede ser inconsciente. El comienzo
fisiológico de una emoción ocurre antes de que una persona conozca
conscientemente el sentimiento mismo. Así, hay dos niveles de emoción, la
consciente y la inconsciente. La emoción consciente puede ejercer un
impacto en la forma en que percibimos y reaccionamos, la conciencia de las
propias emociones es el eslabón que une el fundamento siguiente de la
inteligencia emocional: ser capaz de superar el mal humor.
19
Esclavos de la pasión
El autodominio, el ser capaces de soportar las tormentas emocionales. El
objeto es el equilibrio, no la supresión emocional: cada sentimiento tiene su
valor y su significado. En efecto el mantener bajo control nuestras
emociones perturbadoras es la clave para el bienestar emocional: los
extremos socavan nuestra estabilidad. Los momentos de decaimiento, así
como los de entusiasmo, dan sabor a la vida, pero es necesario que guarden
equilibrio. Los estudios realizados acerca de las emociones afirman la
independencia de la inteligencia emocional con respecto a la académica,
encuentra poca o ninguna relación entre ambas. Dominar nuestras
emociones es una tarea absorbente, la mayor parte de lo que hacemos es un
intento por dominar nuestros estados de ánimo. El arte de serenarnos es una
habilidad fundamental para la vida. Algunos pensadores del campo
psicoanalítico, como John Bowlby y D. W. Winnicott, consideran que se trata
de una herramienta psíquica más importante. La teoría afirma que los niños
emocionalmente sanos aprenden a serenarse tratándose ellos mismos de la
misma forma en que los han tratado personas que los cuidaban. El diseño
del cerbero significa que muy a menudo tenemos poco o ningún control
sobre nuestras emociones, cuando estas poseen gran intensidad y se
prolongan más allá de un punto adecuado, son perturbadoras y extremas: la
ansiedad crónica, la ira incontrolable, la depresión. En los estados maníacos
depresivos las personas están dominadas por la obsesión, a menudo se
sienten tan seguras que no ven la necesidad de ayuda de ninguna clase.
Diane Tice, psicóloga, descubrió que existen los puristas del humor, son
aquellas personas que no intenta modificar su estado de ánimo, opinan que
todas las emociones son naturales. Otros buscaban tener un estado de ánimo
desagradable por razones prácticas (médicos, activistas sociales, etc.).
Algunas personas se mostraron auténticamente maquiavélicas con respecto
a la manipulación de los estados de ánimo, por ejemplo, cobradores. La
mayoría se quejó de encontrarse a merced de sus estados de ánimo.
20
Anatomía de la ira Por lo general nuestra furia queda fuera de control.
Benjamin Franklin dijo: “La ira nunca carece de motivo, pero pocas veces se
trata de un buen motivo”. Existen diferentes clases de ira. La amígdala puede
ser una fuente de súbito arranque de furia que sentimos ante un conductor
que nos pone negligentemente en una situación de peligro, pero el otro
extremo del circuito emocional, la neocorteza, que fomenta iras más
calculadas, como la venganza a sangre fría o el ultraje que sentimos ante la
injusticia. Tice descubrió que la ira es el estado de ánimo que la gente peor
domina, es la más seductora e las emociones negativas, el monólogo interior
la impulsa a llenar la mente con los argumentos más convincentes para dar
rienda suelta a la furia, la ira es incontrolable.
El ataque de furia Dolf Zillmann psicólogo alemán, en una serie de

experimentos ha tomado una medida exacta de la ira y la anatomía de la ira.
Descubre que un disparador de la ira es la sensación de encontrarse en
peligro, puede estar signado por una amenaza física o una amenaza simbólica
a la autoestima o a la dignidad: ser tratado de forma injusta o ruda, ser
insultado o menospreciado, quedar frustrado en la búsqueda de un objeto
importante.
Estas percepciones actúan como el disparador de la oleada límbica que tiene
un efecto real sobre el cerebro. La liberación de catecolaminas, que generan
un rápido e intermitente ataque de energía, para un curso de acción
vigorosa, como el ataque o la fuga, esto dura unos minutos, en los que el
cuerpo prepara para un buen ataque o una rápida fuga, según cómo el
cerebro emocional evalúe la acción. Este estímulo adrenal y cortical
generalizado puede durar horas e incluso días.
La ira se construye sobre la ira Zillmann concluye en que cuando el organismo

está en estado de nerviosismo, y algo le dispara un asalto emocional, la
emoción siguiente, tiene una intensidad marcada. Esta dinámica opera
cuando alguien se pone furioso: la ira creciente como una sucesión de
21
provocaciones cada una de las cuales dispara una reacción excitante.
Cada percepción o pensamiento que provoca ira se convierte en un
disparador para el aumento de catecolaminas provocado por la amígdala,
cada uno se construye sobre el impulso hormonal de aquellas que se
produjeron con anterioridad. La ira se construye sobre la ira, en este punto
la persona se vuelve implacable y es imposible razonar con ella, sus
pensamientos giran en torno a la venganza y a la represalia. Un bálsamo
para la ira Una forma de aplacar este sentimiento es aprovechar y desafiar
los sentimientos que lo disparan. La ira puede ser evitada completamente, si
la información atenuante surge antes de que este empiece a actuar. Estas
informaciones atenuantes permiten la revaloración de los acontecimientos
que provocan la ira; existe una oportunidad específica para esta disminución
de la intensidad. Zillmann considera que funciona bien en niveles moderados
de ira, en niveles elevados de la misma no tiene importancia debido a lo que
él llama incapacidad cognitiva, es decir que la gente ya no puede pensar
correctamente.
La calma Durante la etapa de reflexión, la persona airada debe poner freno al

ciclo del pensamiento hostil intensificado buscando alguna distracción. Esta
según Zillemann es un poderoso recurso para alterar el humor, resulta difícil
seguir furioso cuando estamos pasando un momento agradable. La idea es
lograr que la ira se enfríe hasta el punto que uno se olvide del asunto. Una
estrategia bastante eficaz consiste en quedarnos solos mientras nos
calmamos, dar un largo paseo a pie, o un ejercicio de relajación, respiración,
tal vez porque esto modifica la fisiología del organismo llevándolo de una
elevada excitación de la ira a un estado de excitación menor.
La falacia de la ventilación
La creencia popular sostiene que hacer catarsis cuando se está enojado te
hace sentir mejor, pero existe un argumento en contra de la catarsis, este es
que por el contrario la ira aumenta, la catarsis la alimenta. Tice descubrió
que dar rienda suelta a la ira es una de las peores formas de calmarla: los
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estallidos de ira intensifican la excitación del cerebro emocional,
dejando a la persona enfurecida. Descubrió que cuando una persona
habla del momento en el que se desquitó de la persona que le hizo daño, el
efecto era prolongar ese estado, lejos de calmarlo.
Aliviar la ansiedad: ¿preocupado yo? Cuando el temor pone en marcha el

cerebro emocional, parte de la ansiedad resultante fija la atención en la
amenaza que está a mano, forzando a la mente a obsesionarse acerca de la
forma de enfrentarla y pasar por alto cualquier cosa del momento. Cuando
este mismo ciclo de preocupación se intensifica y persiste, se hace más
confusa la línea que lo separa de los auténticos asaltos nerviosos, los
trastornos de la ansiedad: fobias, obsesiones y compulsiones, ataques de
pánico. Estos se fijan en la situación temida, y en los ataques de pánico, la
preocupación se concentra en un temor a la muerte o en la posibilidad de
tener el ataque mismo. Por ejemplo, un trastorno obsesivo compulsivo,
temor a los gérmenes, lleva a la persona a extremar la limpieza de su casa,
bañarse muchas veces por día, lavarse las manos todo el tiempo, temor a
salir para no contaminarse, y una constante preocupación por el hecho de
que si se contagia de alguna enfermedad morirá. Borkovec y sus colegas
comenzaron a estudiar la preocupación en sí misma mientras trataban de
encontrar un tratamiento para el insomnio. La ansiedad se presenta en dos
formas: cognitiva o pensamientos preocupados, y somática, los síntomas
fisiológicos de la ansiedad, como sudoración, aceleración del ritmo cardíaco o
tensión muscular. El problema de los insomnes no es la excitación somática,
sino los pensamientos impertinentes, eran personas que se preocupaban de
manera crónica y no podían dejar de preocuparse.
Manejar la melancolía El único estado de ánimo que por lo general la gente

se esfuerza más por superar es la tristeza; la melancolía como cualquier otro
estado de ánimo tiene sus beneficios. La tristeza provoca una pérdida, tiene
ciertos efectos invariables: reduce nuestro interés por la diversión y el placer,
fija la atención en lo que se ha perdido, y nos deja sin energía. En la
depresión aparecen manifestaciones como: el odio por uno mismo, la
23
sensación de que no vale nada, tristeza y melancolía, temor, alienación,
una sofocante ansiedad. Una de las tácticas para luchar contra la
depresión es socializar, por ejemplo: salir con amigos, familiares o realizar
tareas placenteras en grupo. La preocupación adopta diversas formas, todas
ellas enfocadas en algún aspecto de la depresión misma. Cansancio, poca
energía o motivación; las mujeres, deduce Hoeksma, son mucho más
propensas a cavilar cuando están deprimidas, esto puede explicar el hecho
de que se les diagnostica depresión dos veces más que a los hombres. Se ha
descubierto que la terapia cognitiva está al mismo nivel que la medicación
para tratar la depresión, se pueden cambiar las pautas de pensamiento para
prevenir las recaídas, si se trata de una depresión suave.
Represores: la negación optimista Este acto de anulación mental forma

parte, según la cual se eliminan la mayor parte de los conflictos emocionales.
Actualmente se considera a los represores como competentes para regular
las emociones, se han vuelto tan expertos en protegerse de los sentimientos
negativos que ni siquiera son conscientes de su negatividad, en lugar de
represores se los denomina imperturbables. El psicólogo Daniel Weinberger
realizó una investigación que muestra que estas personas pueden parecer
serenas e imperturbables, a veces pueden verse invadidas por
perturbaciones a las que no les dan importancia. Durante el test, se observó
a los voluntarios para determinar su nivel de excitación fisiológica, la
apariencia de serenidad quedaba oculta por la agitación de sus cuerpos. Los
niños podrían aprender diferentes maneras de volverse imperturbables,
corno estrategias para atravesar diferentes situaciones, por ejemplo: padre
alcohólico, progenitores represores. El carácter imperturbable de estas
personas parece deberse a un mecanismo nervioso que retrasa o interfiere la
transferencia de información perturbadora. Esto implica que no están
fingiendo falta de conciencia con respecto a lo perturbados que están: su
cerebro les oculta información. Estas personas niegan que la tensión los
perturbe y muestran una pauta de activación del lóbulo frontal izquierdo,
mientras que permanecen en un estado de reposo que asocia con los
sentimientos positivos. La imperturbabilidad es una especie de rechazo
optimista, una disociación positiva y probablemente una clave para los
24
mecanismos nerviosos que intervienen en los más severos estados
disociativos que pueden tener lugar en un trastorno postraumático.
La aptitud magistral
El trastorno emocional impacta sobre la claridad mental, el cerebro
emocional paraliza, domina al cerebro pensante. Los alumnos que se sienten
ansiosos, enfurecidos o deprimidos no aprenden, la gente que se ve atrapada
en esos estados no asimila la información de manera eficaz ni la maneja bien.
Las emociones negativas poderosas desvían la atención hacia sus propias
dedicaciones, interfiriendo en el intento en concentrarse en otra cosa. La
corteza prefrontal ejerce la memoria activa, y el recuerdo es el punto en el
que se unen sensaciones y emociones. Cuando el circuito límbico se
encuentra sometido a la perturbación emocional, queda afectada la eficacia
de la memoria activa: no podemos pensar directamente. En resumen, una
férrea ética cultural con respecto al trabajo se traduce en mayor motivación,
celo y persistencia: una ventaja emocional. En la medida en que nuestras
emociones entorpecen o favorecen nuestra capacidad para pensar y
planificar, para resolver problemas y conflictos, definen límites de nuestra
capacidad para utilizar nuestras habilidades mentales innatas, así determinan
nuestro desempeño en la vida y en la medida en que estamos motivados por
sentimientos –entusiasmo y placer– con respecto a lo que hacemos, esos
sentimientos nos conducen a los logros. La inteligencia emocional es una
aptitud superior, una capacidad que afecta profundamente a todas las otras
habilidades, facilitándolas o interfiriéndolas.
Control de impulso: la prueba bombón Imagínese que tiene 4 años y alguien

le hace una propuesta, si espera a que termine la tarea que está haciendo le
dará 2 bombones, si no puede esperar solo recibirá uno de inmediato. La
elección que hace un niño revelará la su carácter y también la trayectoria que
probablemente seguirá a lo largo de su vida. Algunos de esos niños fueron
capaces de esperar hasta el final de la prueba consiguieron los 2 bombones.
Pero otros más impulsivos se apoderaron del único bombón. Los que habían
25
resistido a la tentación a los 4 años, de adolescentes eran más
competentes en el plano social, eficaces, seguros de sí mismos y más
capaces de enfrentarse a las frustraciones de la vida. Y más de una década
después aún eran capaces de postergar la gratificación para lograr sus
objetivos.
Los que se quedaron con el bombón, compartían rasgos psicológicos
relativamente más conflictivos. Durante la adolescencia mostraron más
inclinación a rehuir los contactos sociales, a ser tercos, indecisos, a sentirse
fácilmente perturbados por las frustraciones. Y aun después de muchos años
seguían siendo incapaces de postergar la gratificación. Lo que se manifiesta
de forma leve en los primeros años de vida alcanza una amplia gama de
capacidades sociales y emocionales a medida que pasan los años. Al terminar
la escuela secundaria aquellos que a los 4 años habían esperado
pacientemente eran alumnos superiores a aquellos que habían actuado
según su capricho.
Mal humor; pensamiento retorcido La preocupación es el núcleo del efecto

dañino que la ansiedad ejerce sobre cualquier clase de desempeño mental.
La ansiedad mina el intelecto, en una tarea compleja, intelectualmente
exigente y que implica someterse a una elevada presión, como la de un
controlador aéreo, por ejemplo, padecer ansiedad crónica es una señal casi
infalible de que la persona finalmente fracasará durante el entrenamiento o
en el desarrollo de la tarea. El buen humor, mientras dura, favorece la
capacidad de pensar con flexibilidad y con mayor complejidad, haciendo que
resulte fácil encontrar soluciones a los problemas, ya sean intelectuales o
interpersonales. La risa parece ayudar a las personas a pensar con mayor
amplitud y a asociar libremente, notando las relaciones que de otro modo
podrían habérsele escapado: una habilidad mental importante, no solo para
la creatividad, sino para reconocer relaciones complejas y para prever las
consecuencias de una decisión determinada. Los cambios leves de humor
pueden influir en el pensamiento. Al hacer planes o tomar decisiones las
personas que están de buen humor tienen una inclinación perceptiva que las
lleva a ser más comunicativas y positivas en su forma de pensar. La memoria
26
depende de nuestro estado en particular, de modo que cuando estamos
de buen humor, recordamos acontecimientos más positivos. Estar de mal
humor influye a la memoria a tornar una dirección negativa, haciendo que
resulte más probable que adoptemos una decisión temerosa y
excesivamente cautelosa. Las emociones descontroladas obstaculizan el
intelecto.
La caja de Pandora y el optimismo a ultranza: el poder del pensamiento

positivo R. Snyder, psicólogo, llevó a cabo un estudio, comparó los logros
académicos reales de los alumnos de primer año que tenían un nivel elevado
y un nivel bajo de esperanza. Descubrió que la esperanza era un mejor
pronosticador de las notas que habían sido sus puntuaciones en las pruebas
de aptitud, dada aproximadamente la misma gama de capacidades
intelectuales, las aptitudes emocionales marcan la diferencia crítica. La
esperanza, según están descubriendo los modernos investigadores hace algo
más que ofrecer un poco de solaz en medio de la aflicción, juega un papel
poderoso en la vida al ofrecer una ventaja en ámbitos tan diversos como los
logros académicos y la aceptación de trabajos pesados. Las personas que
muestran niveles elevados de esperanza, son capaces de motivarse ellos
mismos, sentirse lo suficientemente hábiles para encontrar formas de
alcanzar sus objetivos. Desde la perspectiva de la inteligencia emocional,
abrigar esperanzas, significa que uno no cederá a la ansiedad abrumadora, a
una actitud derrotista ni a la depresión cuando se enfrente a desafíos o
contratiempos.
Las personas que abrigan esperanzas muestran menos depresión que las
demás y actúan para alcanzar sus objetivos, son menos ansiosas en general y
tienen menos dificultades emocionales.
Optimismo el gran motivador

Ser optimista significa tener grandes expectativas, desde el punto de vista de
la inteligencia emocional el optimismo es una actitud que evita que la gente
caiga en la apatía, la desesperanza o la depresión ante la adversidad. Martin
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Seligman, psicólogo de la universidad de Pensilvania, define el
optimismo en función de la forma en que la gente se explica a sí misma,
sus éxitos y sus fracasos. Las personas optimistas consideran que el fracaso
se debe a algo que puede ser modificado, de manera tal que logren éxito en
la siguiente oportunidad, mientras los pesimistas asumen la culpa del
fracaso, adjudicándolo a alguna característica perdurable que son incapaces
de cambiar. Una fuente de un punto de vista positivo o negativo puede muy
bien ser el temperamento innato, algunas personas, por naturaleza, tienen
tendencia a una u otra actitud, pero el temperamento también puede ser
suavizado por la experiencia. El optimismo y la esperanza pueden
aprenderse, apoyar a ambos en un concepto que los psicólogos llaman
autoeficiencia, la creencia de que uno mismo tiene dominio sobre los
acontecimientos de su vida y puede aceptar desafíos tal y como se
presentan.
Flujo: la neurobiología de la excelencia Un compositor describe los

momentos en que su trabajo alcanza el punto óptimo: “uno mismo se
encuentra en un estado extático hasta el punto de que siente que casi no
existe”. Su descripción es probablemente parecida a las de muchos hombres
y mujeres diversos, cuando hablan de alguna actividad preferencial en la que
se superaban ellos mismos. En el flujo las emociones no solo están
contenidas y canalizadas, sino que son positivas, están estimuladas y
alineadas con la tarea inmediata. El flujo es una experiencia que casi todo el
mundo tiene de vez en cuando, sobre todo cuando alcanza el desempeño
óptimo o llegada más allá de sus límites iniciales. El sello del flujo es una
sensación de deleite espontáneo, incluso de embeleso, es intrínsecamente
gratificante. La atención queda tan concentrada que la persona solo es
consciente de la estrecha gama de percepción relacionada con la tarea
inmediata y pierde la noción de tiempo y espacio, es un estado de olvido de
sí mismo. Pierde toda conciencia de sí mismo y de toda preocupación de la
vida cotidiana, el estado se caracteriza por la ausencia del yo. La persona
muestra un perfecto control de lo que está haciendo y sus respuestas
muestran una perfecta sintonía en la tarea que está realizando. No le
preocupa cómo está actuando ni piensa en el éxito o en el fracaso: lo que la
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motiva es el puro placer del acto mismo. En el estado de flujo, el cerebro
está “fresco”, su excitación e inhibición del circuito nervioso está en sintonía
con la exigencia del momento. Se produce solo cuando la capacidad está en
su apogeo, las habilidades están bien ensayadas y los circuitos nerviosos son
absolutamente eficientes. El estado de flujo es incompatible con el asalto
emocional, en estos el ataque límbico, se apodera del resto del cerebro.
Aprendizaje y flujo Un nuevo modelo de educación Se puede argumentar

que el dominio de un arte o una habilidad se ve estimulado por la experiencia
del estado de flujo, que la motivación para mejorar cada vez más en algo, es
al menos en parte permanecer en estado de flujo mientras se desarrolla la
tarea. En el aprendizaje los alumnos que alcanzan el estado de flujo mientras
estudian se desempeñan mejor al margen del potencial que indiquen los test.
Howard Gardner, el psicólogo de Harvard que desarrolló la teoría de las
inteligencias múltiples, considera que el estado de flujo y los estados
positivos que lo caracterizan como parte de la forma más saludable de
enseñar a los chicos, motivándolos desde el interior. Deberíamos utilizar los
estados positivos de los niños para iniciarlos a aprender en los campos donde
ellos puedan desarrollar sus capacidades. El estado de flujo es un estado
interno que significa que un niño está ocupado en una tarea adecuada, uno
debe encontrar algo que le guste y ceñirse de eso. La estrategia utilizada en
muchas de las escuelas que están poniendo en práctica el modelo de Gardner
de las inteligencias múltiples, gira en torno a la identificación del perfil de las
capacidades naturales de un niño y al aprovechamiento de sus puntos fuertes
así como al intento de apuntalar sus debilidades. El estado de flujo sugiere
que idealmente, alcanzar el dominio de habilidades o un conjunto de
conocimientos debería ocurrir con naturalidad, mientras el niño es atraído a
aspectos que lo comprometen espontáneamente y que en esencia son de su
agrado. Esto por supuesto, es un modelo más positivo de aprendizaje y
educación del que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados.
29
Las raíces de la empatía
La empatía se construye sobre la conciencia de uno mismo, cuanto más
abiertos estamos a nuestras propias emociones, más hábiles seremos para
interpretar los sentimientos. Toda compenetración, la raíz del interés por
alguien, surge de la sintonía emocional, de la capacidad de empatía, esa
capacidad entra en juego en una amplia gama de situaciones de la vida,
desde las ventas y la administración hasta el idilio y la paternidad, pasando
por la compasión y la actividad política. Las emociones de la gente rara vez se
expresan en palabras, con mucha mayor frecuencia se manifiestan a través
de otras señales. La clave para intuir los sentimientos de otro está en la
habilidad para interpretar los canales no verbales: tono de voz, los
ademanes, la expresión facial y cosas por el estilo. En general, las mujeres
son mejores que los hombres para esta clase de empatía. De acuerdo con los
descubrimientos acerca de otros elementos de la inteligencia emocional,
hubo relación solo fortuita entre las puntuaciones de las pruebas de aptitud
del CI o de las pruebas de rendimiento escolar. La independencia que la
empatía tiene de la inteligencia académica se ha descubierto también al
probar una versión del PONS (perfil de sensibilidad no verbal) destinada a
niños. Aquellos que mostraban una aptitud para interpretar los sentimientos
de forma no verbal eran los más populares en la escuela y los más estables
en el plano emocional, también se desempeñaban mejor en la escuela,
aunque su promedio no era el más elevado, su habilidad empática favorecía
su camino para la efectividad escolar.
Cómo se desarrolla la empatía

Los psicólogos del desarrollo han descubierto que los bebés sienten una
preocupación solidaria incluso antes de darse cuenta plenamente de que
existen como seres separados de los demás. Empatía es un término utilizado
para designar la capacidad de percibir la experiencia subjetiva de otra
persona. La empatía surge de una especie de imitación física de la aflicción
del otro, que evoca los mismos sentimientos de uno mismo. La empatía
tenía que ver con la disciplina que los padres les imponían a sus hijos,
descubrieron que los chicos eran más empáticos cuando la disciplina incluía
30
llamadas de atención sobre la aflicción por su mala conducta. La
empatía de los niños se modela, estos imitan lo que ven, y desarrollan un
repertorio de respuestas empáticas, sobre todo ayudando a otras personas
que están afligidas.
El niño con buena sintonía

Daniel Stern, psiquiatra, sostiene que los intercambios entre padres e hijos,
son lecciones básicas en la vida emocional, y se asientan en los momentos de
intimidad familiar. Los momentos más críticos son aquellos que hacen que el
niño sepa que sus emociones son recibidas con empatía, aceptadas,
corregidas en un proceso que Stern llama sintonía. Este afirma que los
momentos de sintonía o faltos de esta entre padres e hijos modelan las
expectativas emocionales que los adultos ponen en sus relaciones íntimas, tal
vez mucho más que los acontecimientos dramáticos de la infancia. Considera
que mediante la sintonía las madres hacen saber a sus hijos que tienen idea
de lo que sienten.
Los costos de la falta de sintonía

Que los padres no tengan sintonía con el niño resulta profundamente
perturbador. Cuando un padre deja de mostrar empatía al niño, este
empieza a dejar de expresar, y tal vez incluso a sentir, esas emociones.
Diversas teorías del psicoanálisis consideran la relación terapéutica como una
experiencia reparadora de la sintonía. El costo emocional por la falta de
sintonía en la infancia puede ser elevado y no solo para el niño. Un estudio
de delincuentes que cometieron los crímenes más crueles y violentos
descubrió que la única característica de los primeros años de su vida, era que
habían pasado de un hogar adoptivo a otro. Es por la falta de empatía y
abuso emocional intenso y sostenido, los chicos que soportan estos abusos
se vuelven hiper alertas a las emociones de quienes los rodean, esto equivale
a la vigilancia postraumática ante indicios de señales de amenaza. Estos niños
en edad adulta sufren intensos altibajos emocionales, que a veces se
diagnostican como trastorno fronterizo de la personalidad.
31
La neurología de la empatía
Un estudio realizado con primates, muestra cómo fueron entrenados para
sentir temor ante un determinado sonido mientras recibían una descarga
eléctrica, luego aprendieron a evitar la descarga eléctrica accionando una
palanca al escuchar el sonido. A continuación, se los ponía en parejas y se les
permitía ver el rostro de otro mono por TV, el primer mono oyó el sonido, su
rostro se vio con miedo. El segundo mono, al ver el rostro del primero,
accionó la palanca que evitaba la descarga eléctrica. Cuando un mono ve el
rostro del otro esa información se dispara hacia la corteza visual y luego a la
amígdala.
Esto parecía significar que el cerebro está diseñado desde un principio para
responder a expresiones emocionales específicas, es decir que la empatía es
algo que proporciona la biología. Las regiones mismas de la corteza donde se
concentran las neuronas específicas de las emociones son las que tiene
conexión más directa con la amígdala.
Empatía y ática: las raíces del altruismo

Martin Hoffman investigador de empatía, afirma que las raíces de la
moralidad deben encontrarse en aquella, es el hecho de empatizar con las
víctimas en potencia y de compartir su aflicción lo que mueve a la gente a
actuar para ayudarlas. Más allá del vínculo inmediato entre empatía y
altruismo en los encuentros personales, propone que la capacidad del afecto
empático, para ponerse en el lugar del otro, lleva a la gente a seguir
determinados principios morales. En la etapa final de la infancia aparece el
nivel más avanzado de empatía, a medida que los chicos son capaces de
comprender la aflicción más allá de la situación inmediata, y de ver que la
condición de alguien en la vida puede ser una fuente de aflicción crónica. En
la adolescencia esa convicción puede reforzar convicciones morales
centradas en el deseo de aliviar los infortunios y la injusticia. Es algo
subyacente diversas facetas del juicio y las acciones morales. Una de estas
facetas es la ira empática.
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Vida sin empatía:
La mente del abusador sexual, la moral sociópata
Los abusadores de niños, violadores y diversos autores de violencia familiar:
son incapaces de experimentar empatía. Esta incapacidad para sentir el dolor
de sus víctimas les permite decirse mentiras que estimulan su crimen. En el
caso de los violadores las mentiras incluyen, que las mujeres quieren ser
violadas; en el caso de los abusadores de niños dicen: “no estoy haciendo
daño a la criatura, solo le estoy dando amor”; en el caso de los padres que
maltratan físicamente a sus hijos es: “lo estoy corrigiendo”. Todas estas auto
justificaciones están extraídas de lo que las personas tratadas por estos
problemas dicen haberse dicho mientras agredían a sus víctimas o se
preparaban para hacerlo. El ciclo comienza cuando el abusador se siente
perturbado, furioso, deprimido, solitario. En este punto el abusador ve a la
criatura a través de la lente de la fantasía perversa, y sin empatía por lo que
el niño real sentiría en esa situación. Esta absoluta falta de empatía con sus
víctimas es uno de los focos principales de los nuevos tratamientos
concebidos para abusadores niños y otros agresores por el estilo. En un
programa de tratamientos los agresores leyeron informes, vieron videos de
víctimas llorosas que contaban lo que significaba sufrir abusos.
Finalmente, el agresor hace simulacro del delito, esta vez interpretando el
papel de la víctima. William Pithers, psicólogo de prisión, desarrolló esta
terapia de toma de perspectiva, la empatía con la víctima cambia de modo tal
que la negación del dolor, incluso de las propias fantasías, se vuelve difícil.
Los abusadores sexuales que se sometieron al programa en la cárcel solo
presentaron la mitad de agresiones consiguientes después de ser liberados.
Los psicópatas se destacan por ser encantadores y al mismo tiempo
totalmente carentes de remordimientos incluso por actos más crueles y
despiadados. La psicopatía, la incapacidad de sentir la menor empatía o
compasión, o el menor remordimiento, es el más desconcertante de los
defectos emocionales. Los criminales más crueles, como los sádicos asesinos
en serie que se deleitan con el sufrimiento que sus víctimas experimentan
antes de morir, son la personificación de la psicopatía. Son mentirosos,
33
dispuestos a decir cualquier cosa para conseguir lo que quieren, y
manipular las emociones de sus víctimas con el mismo cinismo. Algunos
investigadores que estudian a los psicópatas criminales sospechan que su fría
manipulación, esa ausencia de empatía o preocupación, puede a veces surgir
de un defecto nervioso, una posible base fisiológica de la psicopatía humana
se ha mostrado en dos sentidos, que sugieren la participación de sendas
nerviosas al cerebro límbico. La mayor parte de la gente reacciona ante
palabras emocionales como matar, su cerebro muestra una respuesta
definida ante palabras emocionales, pero no a las neutras; pero los
psicópatas no muestran ninguna de estas respuestas, su cerebro no muestra
una pauta definida en respuesta a las palabras emocionales. Esto significa
que los psicópatas tienen una comprensión superficial de una palabra
emocional, y superficialidad en su reino afectivo.
Las artes sociales

La capacidad de conocer los sentimientos de otro y de actuar de una manera
que dé nueva forma a esos sentimientos, ser capaz de manejar las emociones
de otro es la esencia del arte de mantener las relaciones. La sintonía en otros
exige un mínimo de serenidad de uno mismo. Las señales tentativas de esta
habilidad surgen en la niñez, el niño que da los primeros pasos es capaz de
esperar, sin quejarse ni discutir. La paciencia surge como una alternativa a las
rabietas, al menos de vez en cuando. Las señales de empatía surgen
alrededor de los dos años, exige la madurez de otras dos habilidades
emocionales, autogobierno y empatía. Sobre esta base las habilidades de las
personas maduran. Estas son las capacidades que contribuyen a la eficacia en
el trato con los demás.
Mostrar alguna emoción Existen varias clases básicas de reglas de
demostración. Una es minimizar las muestras de emoción, ocultar los
sentimientos con una expresión inmutable. Otro exagerar lo que uno siente
magnificando la expresión emocional, dramatización extrema. Reemplazar un
sentimiento por otro, en algunas culturas asiáticas es descortés decir “no”,
en lugar de eso hacen promesas positivas, (falsas). Al educar los
sentimientos, las emociones son al mismo tiempo el medio y el mensaje.
34
Expresividad y contagio emocional
Transmitimos y captamos estados de ánimos unos de otros en lo que
equivale a una economía subterránea de la psiquis en la que algunos
encuentros son tóxicos y algunos nutritivos. Este intercambio emocional se
produce en un nivel sutil y casi imperceptible. Nos contagiamos mutuamente
sentimientos. Enviamos señales emocionales en cada encuentro, y esas
señales afectan a aquellas personas con las que estamos. Cuanto más hábiles
somos socialmente, mejor controlamos las señales que emitimos. Todos
formamos parte de la caja de herramientas del otro para el cambio
emocional, para bien o para mal. Inconscientemente imitamos las emociones
que vemos en otras personas, a través de una mímica motriz de su expresión
facial, mediante esta imitación, las personas recrean en ellas mismas el
humor de otros. Cuando dos personas interactúan, la dirección en que se
transmite el estado de ánimo es del que es más enérgico para expresar sus
sentimientos al que es más pasivo. Tanto si la persona se siente abatida como
optimista, cuanto más físicamente sintonizado es su encuentro, más similares
terminarán siendo sus estados de ánimo.
La coordinación de los estados de ánimo es la esencia de la compenetración;
un determinante de la efectividad interpersonal, emocional, es la habilidad
con que la gente desarrolla su sincronía emocional. Fijar el tono de una
interacción significa guiar el estado emocional de otra persona, está
relacionado con lo que se conoce en biología como un zeitgeber “tomador de
tiempo”.
Los rudimentos de la inteligencia social
Roger es mencionado como un niño de ejemplar inteligencia interpersonal,
esta inteligencia está planteada como una de las cuatro capacidades que
Hatch y Gardner identifican como componentes de la inteligencia
interpersonal:
• Organización de grupo: esencial en un líder, esta habilidad incluye
esfuerzos iniciadores y coordinadores de una red de personas.
35
• Negociación de soluciones: Es el talento del mediador, que previene
conflictos o resuelve aquellos que han estallado.
• Conexión personal: Es el talento de la empatía y la conexión. Son ideales
para el trabajo en equipo.
• Análisis social: Ser capaz de detectar y mostrar comprensión con respecto a
los sentimientos, los motivos, las preocupaciones de la gente. Estas
habilidades son la materia del refinamiento interpersonal, el éxito social,
incluso el carisma.
Las personas con inteligencia social pueden relacionarse con las demás
personas fácilmente, y organizar, dirigir y aclarar las disputas que pueden
desencadenarse en cualquier actividad humana, son líderes naturales. Si
estas habilidades no están equilibradas por un sentido de las propias
necesidades y sentimientos y cómo satisfacerlos, pueden conducir a un éxito
vacío. Lo más saludable es ser fiel a uno mismo con las habilidades sociales
usándolas con integridad. Antes de dar una respuesta, estas personas
intentan observar al otro buscando una respuesta.
La creación de un incompetente social
El caso es de un experto traductor de lenguas extranjeras, que carecía
absolutamente de las habilidades sociales para relacionarse, dialogar,
interactuar, falta de elegancia para relacionarse, el psicólogo Larkin Philip,
planteó que la situación de Cecil se origina en el fracaso de aprender durante
la infancia las lecciones más elementales de la interacción social. Fuera cual
fuese el motivo el caso de Cecil resulta instructivo por que señala la
naturaleza de infinidad de lecciones que los chicos reciben en la interacción y
las reglas tácitas de la armonía social. El no seguir estas reglas provoca el
malestar de quienes rodean al individuo. Las personas que carecen de
habilidades sociales, son ineptas no solo en las sutilezas sociales, sino en el
manejo de las emociones de aquellos con los que tratan.
Brillantez emocional: informe de un caso Los datos sobre autorregulación de
la ira y contagio emocional sugieren una estrategia eficaz podría ser distraer
a la persona iracunda, mostrar empatía con su sentimiento y su perspectiva y
luego atraer su atención a un foco alternativo, algo que le permita armonizar
36
con una gama de sentimientos positivos. Cuenta una historia que un
borracho fuera de sí arribo a un tren atemorizando a todos sus pasajeros,
golpeando e insultando se abría paso entre ellos, hasta que un señor
comenzó a hablarle en un tono suave y pausado, al principio se resistía, pero
una pregunta utilizada por el anciano, distrajo la atención del hombre y
comenzó de a poco a bajar su tono de voz hasta que este se sentó al lado del
anciano y comenzó a contarle su historia. De esta manera su ira fue aplacada
y dejada de lado.
Bibliografía:
Resumen del Libro Inteligencia Emocional
Daniel Goleman, 1996, Editorial Kairos
(Libro incluido en Biblioteca Selecta Forum de Barcelona 2004)
37

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