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El Informe Palomeque
Antecedentes
En los comienzos de nuestra nación, la educación era un privilegio de
unos pocos y resultado del esfuerzo personal y familiar.
En el período colonial y bajo las obras misioneras, surgen los primeros
intentos por una educación primaria colectiva, con el objetivo de civilizar
a los indios.
A principios de 1800 Montevideo contaba con una escuela pública
dependiente del Cabildo y algunas privadas (una de ellas era la primera
escuela femenina, dirigida por religiosas). Era gratuita pero no dependía
del Cabildo y su principal objetivo era introducir a las niñas en sus
deberes “mujeriles”, enseñándoles a leer, escribir y coser.
Sólo en Montevideo la escuela era pública y gratuita.
En 1815 Artigas crea las “Escuelas de la Patria” en Montevideo y
Purificación, para educar a los jóvenes como futuros ciudadanos
republicanos, en los valores de libertad y federalismo, sin distinción de
raza o clase social.
En 1816 se crea la primer Biblioteca Pública, a cargo de Dámaso Antonio
Larrañaga.
En 1822 se establece la escuela Lancasteriana en Montevideo, con su
sistema de “monitores”.
En 1826 se emite la ley que declara la instalación de “escuelas de
primeras letras en todos los pueblos de la Provincia”.
En 1827 por decreto se establece la gratuidad y la edad de ingreso a las
escuelas (niños de 7 y más años) pero no la obligatoriedad. Además, se
crea la Primer Escuela Normal (para maestros) y se establece la
obligatoriedad del título docente.
En 1829 se crea la Escuela Mercantil (centro de enseñanza media,
gratuito, para la formación de futuros comerciantes y empleados de
comercio).
En 1831 Rivera pide la rebaja del salario docente. Se suprime el cargo de
Director General y se crea el de Inspector General.
En 1832 se restablece el cargo suprimido y coexisten ambos.
En 1833 se aumenta el sueldo a los maestros.
Lorena Llavallol, Florencia Miñón y Natalia Rivoir
3º español – GR2 2019
Historia de la Educación
En 1838 Joaquín Requena eleva su proyecto para organizar y
reglamentar la educación pública.
Hasta este momento, los intentos por regularizar el sistema de
enseñanza no se encontraban coordinados y en la mayoría de los casos
se implantaban solamente en Montevideo. A su vez, no existía un
programa único de enseñanza y esta se limitaba a impartir los saberes
rudimentarios. Se aplicaban dispositivos sin estructura ni unidad,
atravesados por los conflictos y las tensiones propias de la época. Se
trató de una sumatoria de emprendimientos que se caracterizaron por
procesos irregulares y discontinuos. Igualmente es fundamental destacar
cómo la enseñanza primaria comienza a tomar importancia y se
empiezan a registrar los primeros esfuerzos por regularla.
En 1847 se crea el Instituto de Instrucción Pública que comienza un
proceso formal de regularización del sistema de enseñanza a nivel
nacional.
Informe Palomeque
Introducción
Ante esta situación de la educación pública, que constaba de una gran
desorganización, pero también con la voluntad de encausar su rumbo, el
secretario del instituto de Instrucción Pública, Sr. Gabriel Palomeque, realiza
una inspección de varios meses entre 1854 y 1855 por varias escuelas del país,
y eleva un informe del estado general de la educación llamado “Informe
Palomeque”.
Le encomendaron “estudiase y examinase sus necesidades y sus sistemas,
removiendo, en cuanto posible fuere, las imperfecciones donde las encontrase
y hubiese medio de hacerlo; con la obligación de pasar al Instituto un informe
detallado del estado en que se encuentra la educación”.
Afirmó en él que las Juntas E. Administrativas a las que se les había designado
la tarea de velar por la “mejora y el progreso de la educación”, “dan una
muestra de su poca eficacia o de demasiada negligencia” , pues las Inspecciones
a maestros y educandos no se estaban realizando. Esta dura crítica le añade:
“Colocadas las Juntas al frente de la educación, con la falta de interés que han
demostrado siempre, no es posible prestar a las escuelas esa atención
necesaria, especial, que ellas reclaman”.
Sostiene que “el inspector general es indispensable, en bien y adelanto de la
educación”, pero que “convendría (…) robustecer su acción con la de
comisiones (…) elegidas de entre las personas más interesadas en la
educación.” Indica, además, “el nombramiento de un inspector general de
escuelas” como una necesidad vital, que debe actuar urgentemente y poseer
conocimientos profesionales en abundancia. Este inspector “debe visitar
anualmente las escuelas públicas de toda la República”.
Señala que las escuelas de la capital son más prósperas debido a su ubicación,
siendo “las escuelas de la campaña (…) de preferente atención del Instituto”,
pues se encuentran a grandes distancias de los recursos y con maestros menos
idóneos.
Falencias en la educación
En el estudio realizado constata que:
No se aplicaba el Reglamento de Estudios en las escuelas “con la sola
excepción de las de Montevideo, Cerro Largo y Salto”.
Falta de un programa que unificara la educación a nivel nacional.
Lorena Llavallol, Florencia Miñón y Natalia Rivoir
3º español – GR2 2019
Historia de la Educación
Los contenidos impartidos eran muy básicos: "...se limitan tan sólo a
rudimentos de escritura, lectura, doctrina cristiana y las primeras cuatro
reglas fundamentales de la aritmética y nociones de gramática
castellana".
Los maestros no estaban calificados: “la educación en los departamentos
de campaña está fiada a hombres que ignoran sus obligaciones, que se
guían solo por mera rutina, sin otros conocimientos que los que han
podido adquirir en la práctica, sin haber estudiado en su mayor parte la
teoría de su profesión ni saber dónde concurrir para aprenderla.”
La bibliografía existente era de pobre contenido: “Si a esto se agrega la
falta de buenos libros que le ponga al corriente del adelanto de la época,
es claro que el laberinto y desorganización de las escuelas no puede
dejar de existir.”
Las escuelas se encontraban en estado de abandono, con profesores
desmoralizados, impagos, sin textos ni materiales. Falta de fondos
económicos.
La educación de las mujeres era lamentable: “En los pueblos de nuestra
campaña, y aún en los de la capital misma, se ven, por desgracia,
cientos de mujeres y niñas abandonadas a su propia suerte y al
embrutecimiento que les ofrece la diminuta y malísima educación que se
les presta”.
Señala que el ideal de esa época era “que se de instrucción al hombre y
no a la mujer, que se conceda al hijo lo que se niega a la hija, que se
favorezca al hermano y no a la hermana”. Pero Palomeque afirma que la
mujer ya sea madre o se dedique a la enseñanza, “debe llevar consigo
los más abundantes gérmenes de instrucción”.
El estado de las escuelas para niñas es pésimo, los edificios
generalmente son “chozas”, no hay un orden ni sistema ni uniformidad
de textos
Su propuesta, muy elogiada por las autoridades, no fue, sin embargo, aplicada
en ninguno de sus términos.
Lorena Llavallol, Florencia Miñón y Natalia Rivoir
3º español – GR2 2019
Historia de la Educación
Su pedido no es atendido excusándose en la inestabilidad política reinante y la
falta de recursos.
Una década después (1865) la Junta Económica Administrativa (JEA) aprobó el
Reglamento Interno Provisorio de las Escuelas Públicas Gratuitas. Esto
estableció un marco normativo para regularizar la acción escolar en el país.
Bibliografía
“El Instituto de Instrucción Pública en 1855 y una Memoria del Dr. D. José G.
Palomeque”
https://www.rau.edu.uy/uruguay/cultura/histoweb1.htm