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Tilly Charles Coercion Capital y Los Estados Europeos 990 1990 Mejoradopdf PDF
Tilly Charles Coercion Capital y Los Estados Europeos 990 1990 Mejoradopdf PDF
charles Tilly
Versión española de
Eva Rodríguez Halfter
Alianza
Editorial
Título original: Coercion, Capital and European States. A. D. 990-1990. Esta obra ha s
publicada en inglés por Basil Blackwell, Inc.
P refacio........................ .............................................................................................. 11
Prefacio a la edición esp a ñ o la............................................................................ 15.
B ibliografía................................................................................................................ 327
Indice analítico......................................................................................................... 369
A la m em oria de Stein R okkan.
Intelectual entusiasta,
empresario, creador y am igo
PREFACIO
11
12 C oerción, capital y los Estados europeos, 990-1990
C h a r l e s T illi
PREFACIO A LA EDICION ESPAÑOLA
15
16 C oerción, capital y los Estados europeos, 990-1990
C h a r l e s T il l y
Nueva York, febrero 1991
Capítulo 1
C IU D A D E S Y EST A D O S
E N LA H IST O R IA
U N IV E R SA L
co m o las drogas y las arm as, y organizaciones económ icas, com o las
gigantescas com pañías p etrolíferas— que están desafiando su so b e
ranía. E n 1992, los integrantes de la C o m u n id a d E co nó m ica E u ro p e a
van a elim inar las barreras económ icas hasta u n grado que va a li
m ita r de m o d o considerable su capacidad p ara seguir políticas in d e
p en d ien tes co n respecto al d in ero , los precios y el trabajo. E stos
indicios m u estra n que los E stad o s, co m o h o y los conocem os, n o van
a d u ra r to d a la vida, y es p o sib le q ue p ro n to p ierdan su increíble
hegem onía.
E n u n a de sus sarcásticas «leyes» de co n d u cta organizativa,
C . N o rth c o te P ark in so n nos d escub ría q ue «sólo las instituciones en
tran ce de d erru m b am ien to alcanzan la perfección en u n o rd en am ien
to planificado» (P arkin son , 1957:60). E n tre los casos p ertin en tes fi
g u ran la basílica de San P ed ro y el Palacio del V aticano (co nstruid os
d u ra n te los siglos XVI y XVII, después que los Papas h u bieran p e r
d id o su p o d e r tem p oral), el pacificad or Palacio de la Sociedad de
N acio n es (term in ad o en 1937, a tiem p o para los prelim inares de la
S egunda G u e rra M undial), y el plan p ara la N u e v a D elh i colonial,
d o n d e «cada fase de la re tirad a [británica] tu v o u n paralelo exacto
en la term inación de u n triu n fo m ás de diseño cívico» (P arkinson,
1957:68). Q u iz á p u d iéram o s aplicar aq u í u n principio sim ilar. C abe
la p o sib ilid ad de q ue los E stado s sigan la antigua co stu m b re p o r la
cual las institucion es en tran en estado de ru in a en el m o m en to en
q ue están acabadas. E n tre ta n to , n o o b stan te, los E stados siguen
siend o tan p red o m in a n te s que la p erso n a que soñara con un m u n d o
sin ellos nos parecería u n v ision ario incauto .
L os E stad os fo rm an sistem as en la m edida en qu e hay interacción
e n tre ellos y en tan to en c u a n to dicha interacció n incide de m o do
significativo en el destin o de las p artes. D a d o qu e los E stados surgen
siem pre de la com petencia p o r el c o n tro l de territo rio s y p ob lacio
nes, aparecen in variablem ente en g ru p o s y suelen fo rm a r sistemas.
E l sistem a de E stado s actualm ente prevaleciente en casi la totalidad
de la tierra se con fig u ró en E u ro p a p o ste rio rm e n te al 990 d. de C .,
e x te n d ien d o después su d o m in io h asta lugares rem o to s, más allá de
este c o n tin e n te ,. cinco siglos m ás tard e. C o n el tiem po, llegaría a
a b so rb er, eclipsar o elim inar a to d o s sus rivales, incluidos los siste
m as de E stad o cen trad os en to rn o a C h in a, India, P ersia y T urquía.
E n el m ilen io , sin em bargo, E u ro p a co m o tal n o poseía u n a existen
cia co h e ren te : estaba fo rm a d a p o r los te rrito rio s al n o rte del M edi
te rrán eo q u e u n día había o c u p a d o el Im p erio rom an o, adem ás de
24 Coerción, capital y los Estados europeos, 990-1990
Respuestas existentes
Las respuestas tradicionales a esta gran cuestió n dejan insatisfe
cho a cu alq u ier estu d io so serio de la histo ria europea. Las altern a
tivas existentes en la actualidad difieren especialm ente con respecto
a su p o stu ra so b re do s p u n to s. El p rim ero , hasta q u é p u n to , y con
q ué in ten sid ad , d epen d ió la form ació n del E stado de u n a fo rm a d e
term in ad a de cam bio económ ico. La gam a va desde el claro deter-
26 Coerción, capital y los Estados europeos, 990-1990
Interna
Mòdo de producción Estatista
Origen
de la
estructura
A nálisis estatistas
A nálisis geopolíticos
L os análisis d el sistem a m u n d ia l
Alta
Concentración
intolerable
C oncentración
de p o d er
Urbanización
^ civil
Pobreza ^
primitiva
Baja
Baja Alta
Concentración de poder
Capital Coerción
Ciudades Esudos
Concentración de capital
Crecimiento urbano
Acumulación de capital
Alta + ------------------------------------------------------- +
+ Ciudades Megalopolis
+ primarias +
'§ + +
i : Jerarquía +
^ , urbana .
^ Centros +
+ Ninguna dispersos +
Baja ----------------------------------------------------- +
Baja ^ Alta
Acumulación
FIGURA 1.5. Formas alternativas de crecimiento urbano en fu n d ó n de la
acumulación y concentración de capital
dad hasta el siglo XIX). P ero P rusia, G ra n B retaña y F rancia tem bla
ro n tod as cu and o los m onarcas y las grandes clases p u g n a ro n p o r
los m edios p ara la guerra, y p resenciaron la consecuente creación de
u n a estru c tu ra ¡perdurable de E stad o.
C o m o aliados y rivales m ilitares, P rusia, G ra n B retañ a y Francia
configuraron tam bién sus m utuos destinos. Si atendem os a los hechos,
los E stad os nacionales aparecen siem pre riv alizand o en tre sí, y lo
gran su id en tid ad p o r co n traste con E stad os co n trin can tes; p erte n e
cen a sistem as de E stados. Las diferencias m ás generales en tre los
principales tipos de estru c tu ra estatal aparecen esquem atizadas en la
figura 1.7. E n co n tram o s ejem plos b ien desarrollado s de los cu atro
tip o s de E stado en diversas partes de E u ro p a b astante después del
añ o 900 d . de C . H a sta el siglo XVII floreciero n los im perios plenos,
y las últim as grandes zonas de sob eran ía fragm entada n o se co n so
lid aro n en E stad o s nacionales hasta fines del siglo XIX.
Alta + ------------------------------------------------------- +
Imperios Super-
+ Esudos +
J + ' +
^ ^ Sistemas de
§ ^ Estados nacionales +
g ·+ +
+ Ausencia de Soberanía ^
+ Estado fragmentada ^
Baja + ------------------------------------------------------- +
Acumulación
Concentración Concentración
de coerción de capital
1 Estado ciudades
H a y que desp ejar tam b ién o tra ilusión. H a sta ahora he p re sen
tado esta exposición com o si capital y coerción avanzaran siem pre
hacia m ay o r acum u lació n y co ncen tració n. D u ra n te los 1.000 años
que nos ocu p an , esas fu e ro n las principales tendencias. Sin em bargo,
d entro de la experiencia eu ro p ea, son m u cho s los E stado s q u e han
sufrido deflaciones en am bos aspectos: P olonia sobrellevó m uchos
retrocesos en capital y coerción, se d esplo m aron los sucesivos im
perios de las casas d e B o rg o ñ a y H a b sb u rg o , y las guerras de reli
gión del siglo XVI re d u je ro n gravem ente los fond os eu ro p eo s de ca
pital y m edios coercitivos. La h isto ria de la form ación del E stado
euro peo avanza p o r lo general en sen tid o ascendente hacia m ay o r
acum ulación y co n c en tra ció n , p ero cru za picos escarpados y valles
p ro fu n d o s.
P ro b ab lem e n te sea la acum ulación la que más influy era a largo
plazo en la h isto ria de la eco no m ía europea. P ero la concen tració n,
desco ncentración y reco n ce n trac ió n de la coerción delim itan im p o r
tantes capítulos en la h isto ria de la fo rm ación del E stad o ; la co n cen
tración llegó a d e p e n d e r en g rad o considerable de la dispo nibilid ad
de capital co n c en tra d o . L os m o tiv os exactos de cóm o y p o r q ué fue
así o cu parán las p o sterio re s secciones de este libro y nos in tro d u c i
rán en com plejas cu estio nes d e política fiscal. C on to d o , el vínculo
central es sim ple: a la larga, y m ás qu e nin gu na otra actividad, fue
ro n la gu erra y la p re p ara ció n p ara la guerra lo que p ro d u je ro n los
principales c o m p o n e n te s de los E stado s eu ropeos. Los E stado s que
p erd ían la g u erra casi siem p re se red ucían y m uchas veces dejaban
de existir. A l m arg e n de sus dim ensiones, los E stados co n m ayores
m edios coercitivos ten d ían a g anar las guerras; la eficiencia (la razó n
en tre oH tput e in p u t) venía después de la eficacia (o u tp u t total).
E n v irtu d del juego en tre la com petencia, el cam bio tecnológico
y la escala m ism a de los grandes E stado s beligerantes, la g u erra y la
creación de m ed io s coercitivos se h iciero n in m ensam ente m ás cos
tosos co n el p aso del tiem p o . A l o c u rrir esto, fuero n cada vez m enos
los g o b ernan tes capaces de crear m edios m ilitares con sus recursos
habituales; así, fu e ro n p ro g resiv am en te recu rrien d o a los em p réstito s
a c o rto p laz o , y a la trib u ta c ió n a largo plazo . A m bas actividades
fun cio n ab an m e jo r d o n d e existían y a co ncentraciones de capital. P ero
en todas p artes p ro d u je ro n cam bios en la organización g u b ern am en
tal.
58 Coerción, capital y los Estados europeos, 990-1990
P e rsp e c tiv a s
La E uropa ausente
70
Ciudades y Estados de Europa 71
los nobles gozaban de inmunidad frente al arresto sin juicio legal previo,
sólo respondían ante un rey legalmente coronado, no pagaban contribución
alguna y se les podía exigir que prestaran servicios militares sólo para la defen
sa del reino. Por último, el derecho a la rebelión quedaba garantizado frente
a cualquier rey que infringiera los derechos de la nobleza en cualquier modo.
(McNeill, 1975 [1964]: 17)
Ciudades y Estados de Europa 79
sin tendencia entre 1350 y 1500; una aceleración en el siglo XVI; una
disminución de ritmo en el siglo XVII; y por último, una enorme
aceleración después de 1750 (Hohenberg y Lees, 1985:7-9). La de
vastadora difusión de la peste en el siglo XIV marca la transición de
la primera a la segunda fase; la navegación ibérica a América, el
comienzo de la tercera fase; el crecimiento de la protoindustria a
partir de 1600, el inicio de la cuarta; la implosión en las ciudades
de capitales, manufacturas, servicios y comercio, el paso de la cuarta
a la quinta.
Del siglo XVI al XVIII, muchas regiones europeas, entre ellas los
hinterlands de Milán, Lyon y Manchester, experimentaron un pro
ceso de protoindustrialización: la multiplicación de pequeñas unida
des de manufactura, que incluía la unidad doméstica, y de pequeños
comerciantes que las vinculaban a mercados distantes. Durante esta
gran expansión industrial, el capital fue en busca de la mano de obra
más que lo contrario; la mano de obra rural se proletarizó, en el
sentido de que pasó decisivamente al trabajo asalariado, empleando
medios de producción de los capitalistas, pero permaneció en las
casas y los pequeños comercios. El capital se acumuló entonces gran
demente, pero no se concentró excesivamente. Durante los siglos XIX
y XX se produjo un movimiento inverso: el capital implosionó, fa
bricantes y trabajadores se trasladaron a las ciudades y enormes áreas
del campo se desindustrializaron. Cada vez más, los fabricantes fue
ron situándose donde pudieran minimizar los costes de acceso a las
materias primas y los mercados para sus productos, suponiendo acer
tadamente que los trabajadores llegarían hasta ellos a expensas de
otra persona. La última explosión de concentración aceleró mucho
la urbanización de Europa, y produjo el continente de ciudades que
hoy conocermos.
Las ciudades crecieron junto con la población de Europa en ge
neral, y el número de centros urbanos se multiplicó en consecuencia,
aun cuando la proporción de población urbana permaneció constan
te; por la actual evidencia, simplemente no podemos saber si la po
blación europea se hizo realmente más urbana antes de 1350. Sea
como fuere, la proporción de población residente en las ciudades
no aumentó dramáticamente hasta el siglo XIX. Según las mejores
estimaciones existentes, la proporción que vivía en lugares de
10.000 almas o más era en torno al 5 % en el 990, el 6 % en 1490,
el 10 % en 1790 y el 30 % en 1890, frente al casi 60 % actual (Bai-
roch, 1985:182, 282; De Vries, 1984:29-48).
86 Coerción, capital y los Estados europeos, 990-1990
la totalidad del sistema militar había sido restituido a la Corona y era diri
gido por ministros reales; las galeras de España, Nápoles y Sicilia, tras una
breve y fracasada vuelta a la contratación en 1574-76, quedaron una vez más
bajo la administración: el aprovisionamiento de las flotas mediterráneas y
94 Coerción, capital y ios Estados europeos, 990-1990
las guarniciones del norte de Africa quedaron bajo la competencia del co-
misariado español de Sevilla, las industrias de armas y los fabricantes de
nitrato bajo estricta supervisión real, y la fabricación de pólvora fue m ono
polio real.
(Thompson, 1976:6-7)
Concentración de capital
Baja Alta
... orden religiosa nacida en Tierra Santa hacia el 1100, pero casi inmedia
tamente transformada en orden militar para la defensa de los Estados latinos
% Coerción, capital y los Estados europeos, 990-1990
Liaisons dangereuses
Concentración de capital
Baja
Alta
Rusia
( Escandinavia
/ /
Concentración / / Castilla
Portugal
Aragón
de medios
coercitivos / Ciudades-estado
/
italianas
Polonia
^ República
holandesa
Baja
La bifurcación de la violencia
t09
lio Coerción, capital y los Estados europeos, 990-1990
a librar guerras particulares; ios Usatges catalanes del siglo XII regis
traban específicamente dicho derecho (Torres i Sans, 1988:13)* Los
bandidos (muchas veces secciones licenciadas de ejércitos privados o
públicos) florecieron en gran parte de Europa hasta el siglo XVn. En
Sicilia, esos empresarios de la violencia, protegidos y controlados,
que se han denominado mafiosi, han aterrorizado a la población
rural hasta nuestros días (Blok, 1974; Romano, 1963). Ha habido
gentes exteriores al Estado que se han beneficiado ampliamente de
su propiedad privada de medios violentos.
Desde el siglo XVII, no obstante, los gobernantes han logrado
inchnar la balanza de modó decisivo tanto frente a los ciudadanos
particulares como frente a los poderosos que rivalizaban con ellos
dentro de sus Estados. Han logrado que e recurso a las armas sea
'delictivo, impopular y poco práctico para la mayoría de sus ciuda
danos, han proscrito los ejércitos privados y han hecho que nos
parezca normal que los agentes armados del Estado se enfrenten a
la población civil desarmada.\A1 haberse aferrado a la posesión pri
vada de armas de fuego, Estados Unidos se aparta de los restantes
países occidentales y paga el precio en tasas de muertes por armas
de fuego cientos de veces superiores a las de sus compañeros eu
ropeos; en la proliferación de armas privadas, Estados Unidos se
asemeja más al Líbano o Afganistán que a Gran Bretaña u Holanda,
El desarme de la población civil se produjo a lo largo de una
serie de pequeños pasos: la mcautación general de armas al final de
las rebeliones, la prohibición del duelo, los controles sobre la pro
ducción de armas, la introducción de licencias para las armas priva
das, las restricciones sobre el despliegue público de fuerza armada.
En Inglaterra, los reyes Tudor suprimieron los ejércitos privados,
redujeron el poder soberano de los grandes nobles en toda la fron
tera escocesa, contuvieron la violencia aristocrática y eliminaron las
fortalezas-castillo que antaño anunciaban el poder y, autonomía de
los grandes magnates ingleses (Stone, 1965:199-272). Luis XIII, el
monarca del siglo XVII que, con ayuda de Richelieu y Mazarino,
reconstruyó la fuerza armada del Estado francés, probablemente de
molió más fortalezas de las que construyó. Pero las levantó en las
fronteras y las destruyó en el interior. Para someter a los magnates
y a las ciudades que se resistían a su gobierno, lo habitual fue que
desmantelara sus fortificaciones, redujera sus derechos a portar ar
mas y con ello disminuyera las posibilidades de toda futura rebelión
seria.
De cómo la guerra forjó Estados, y viceversa 113
La guerra
“ Hwta 1975.
fu e n te : Levy, t9S3, y Ltiard, 19S7.
Transiciones
Soldados co m o porceniaje de
M í1c5 de hombres en armas
Población nacional
País 1500 1600 1700 1850 1980 1500 1600 J700 1850 1980
Fuente: C om pilado a parar de Balbd, 1983; Brcwcr, 1989; Corvísicr, 1976; Flora, 1983; Jones»
1988; Lynn» 1989; M itchcll, 1975; Parker, 1976; Parker» 1988; Rcinhard, Arm cngaud y Dupá>
quicr» 1968; Sivard, 1983; D e Vries, 1984* y W riglcy y Scboficld, 1981.
Mientras en 1793, según el modo habitual de ver las cosas, todas las
esperanzas se depositaron en una fuerza militar muy reducida, hizo su apa
rición una fuerza como nadie la había concebidp. La guerra volvió .a con
vertirse repentinamente en asunto del pueblo, y de un pueblo que sumaba
treinta millones, cada uno de los cuales se consideraba como un ciudadado
del Estado... Mediante esta participación del pueblo en. la Guerra, en lugar
de hacerlo un Gabinete o un Ejército, toda una Nación con su peso natural
entró' en la balanza. Desde entonces, los medios disponibles —^los esfuerzos
que podían reunirse— no tuvieron ya límites definidos; la energía con que
la propia Guerra podía conducirse no contaba ya con contrapeso alguno, y
' en consecuencia el peligro para el adversario se había elevado hasta el ex
tremo.
(Clausewitz, 1968[t832]:3B4-5)
Monetización
Actividad capitàlista Facilidad para la guerra
Crédito disponible
Baja Alta
Alu + ---------------------------------------------------------
Renta
. Bienes
•s
s
•a
Flujos
>
Arrendamientos
. Tributos
Baja
149
150 Coerción, capital y los E sudos europeos* 990-1990
/ Arbitraje
P ro d u é c ió n ----------------------- ^ D istribución
sivas del Estado estaban ya vinculad^ por sólidos lazos sociales, (3)
la gente común contaba con aliados poderosos dentro o fuera del
Estado, y (4) las acciones recientes del Estado o sus interacciones
hacían patente que era vulnerable a un ataque. Bajo estas circuns
tancias, no sólo era probable que estallara la rebelión popular^ sino
que además tenía algunas posibilidades de éxito.
En la década de 1640 todas estas circunstancias se unieron en una
serie de Estados europeos, y resultaron en uno de los decenios más
sediciosos de la historia europea. La cruenta maraña de luchas que
hoy recordamos con el nombre de Guerra de los Treina Años de
bilitó la capacidad de la mayoría de los Estados de Europa occiden
tal, dejando al descubierto su vulnerabilidad en el momento mismo
en que pedían sacrificios sin parangón a sus súbditos. Inglaterra pasó
por una guerra civil, Francia entró en los disturbios de la Fronda,
Escocia estuvo a punto de lograr liberarse de Inglaterra> Cataluña y
Portugal se sacudieron (la primera transitoriamente, el segundo de
finitivamente) el dominio de la Corona española, y en Nápoles, el
pescador Masaniello capitaneó una gran revuelta populan
En Cataluña, por ejemplo, las reales peticiones de mayores im
puestos de guerra llevaron al rey (o, mejor dicho, a su ministro
Olivares) a un enconado conflicto con las Cortes. En 1640, la Co
rona envió 9.000 soldados a esta provincia para hacer cumplir sus
exigencias de pago, reducir la posibilidad de una resistencia organi
zada y aplicar una especie de chantaje (dado que los catalanes ten
drían que mantener a los soldados y sufrir sus pillajes mientras sus
obligaciones quedaran impagadas). El estacionamiento de tropas sin
consentimiento, de la provincia violaba los derechos reconocidos de
los catalanes. Se produjo una amplia sublevación populan Al empe-
zár a extenderse, la Diputación —hablando con pòca exactitud, el
comité ejecutivo de las Cortes^— se puso a la cabeza de la revuelta,
y llegó incluso a pedir a Luis XIII de Francia que asumiera la so
beranía de Cataluña. Aprovechando que Francia estaba atenta a la
Fronda, un ejército francés reconquistó al fin Barcelona, y después
Cataluña, en 1652. Llegados a aquel punto, «Felipe VI otorgó una
aministía y juró respetar las libenades tradicionales de Cataluña»
(Zagorin, 1982:11, ^7),
Cuando se enfrentaban a algún tipo de resistencia, disperso o
general, ¿qué hacían los gobernantes? Negociaban. Cabe la posibi
lidad de que se objete al término «negociar» para hablar del envío
de tropas para aplastar una revuelta antitributaria o capturar a un
El Estado y sus ciudadanos 157
Cargas impremeditadas
Los esfuerzos para hacerse con los recursos para la guerra crea
ron estructuras de Estado que nadie había pensado formar. Debido
a que ningún gobernante o coalición dominante poseía un poder
absoluto, y debido a que las clases que quedaban fuera de aquella
coalición siempre contaban con el control inmediato de una parte
considerable de los recursos que los gobernantes empleaban para la
. guerra, ningún Estado pudo escapar a la creación de ciertas cargas
organizativas que sus autoridades habrían preferido evitar. Otro pro
ceso paralelo generó también cargas involuntarias para el Estado: los
gobernantes crearon organizaciones, bien para hacer la guerra o bien
para extraer lo indispensable para la guerra, entre la población —no
sólo ejércitos y armadas, sino también oficinas fiscales, servicios de
aduanas, tesorerías, administraciones regionales y fuerzas armadas
para facilitar su labor entre la población civil— y descubrieron que
las organizaciones mismas desarrollaban intereses, derechos, emolu
mentos, necesidades y demandas que requerían atención por sí mis
mas* Hablando de Brandenburgo-Prusia, Hans Rosenberg dice que
lá burocracia
A ños
T ow l Adminútnic¡¿n, Economía, Servíaos
Ejército
gobierno Justicia medio ambiente sociales
Militarización/civilidad
* Las fronteras c identidades de estos E stados variaron considerablem ente con la suerte de las
guerras*
Fuenta: Flora, \ 983:1> 251-253.
1850 27,4
1875 23,2 37,8 34,0
1900 37,7 74,2 26,4 28,9 22,9.
1925 7,7 27,8 19,1 15,1 14,2 4,0
1950 20,7 24,0 18,3' 15,6 13,5
1975 4,9 17,9 14,7 11,3 7,4 6,4
China y Europa
192
Linajes del E s t a d o n a c io n a l 193
las estructuras de arriba abajo del control político. Esa fue una de
:jas principales razones del fracaso de tantos intentos post-romanos
ide construir imperios de dimensiones continentales.
La comparación de R. Bin Wong entre las luchas de subsistencias
en Europa y China indica ciertos importantes paralelos skinnerianos
entre las experiencias de ambos continentes (Wong, 1983; Wong y
Perdue, 1983). Pese a significativas diferencias en estructura, las gen
tes de ambas regiones parecen haber sido especialmente proclives a
‘hacerse con los alimentos por la fuerza en períodos de escasez y/o
precios altos, donde y cuando se agrandaba la distancia entre el gra-
¿do de comercialización de los alimentos y el grado de control gu-
í bernamental sobre el abastecimiento alimentario. Las personas po-
i bres que dependían para su alimentación de los mercados locales
suplantaban a unas autoridades que no podían ya, o no querían,
hacer valer las pretensiones de la localidad sobre alimentos almace
nados, comercializados o transportados dentro de su perímetro. La
China de los siglos XVIII y XIX sufrió un descenso en control impe
rial cuando los mercados se mantuvieron firmes o incluso se expan
dieron, y la población local impidió el transporte de alimentos, mal
trató a los comerciantes o se incautó de grano almacenado para hacer
valer su derecho a estos suministros.
La Europa de los siglos XVIII y XIX, por su parte, vio expandirse
la comercialización de alimentos de modo aún más rápido que la
fuerza local de lös gobiernos: las gentes del lugar se apoderaron del
grano para hacer cumplir unos derechos que sus funcionarios no
respetaban ya (Bohstedt, 1983; Charlesworth, 1983; Tilly, 1971). N a
die ha trazado una geografía de las capturas de grano en Europa lo
bastante amplia para determinar si éstas seguían una pauta debida
mente skinneriana. Ahora bien, dada la clara tendencia a que las
capturas de granos se produjeran en torno a grandes ciudades y
puertos, dicha pauta es muy plausible. En China, el bandidaje, las
rebeliones y otras formas de conflicto colectivo exhibían también
notables diferencias regionales, que muestran al menos una corres
pondencia aproximada con la distribución conjunta de la actividad
imperial y mercantil. A partir de este hecho, es razonable intentar
encontrar similares desigualdades geográficas dentro de Europa. La
acción popular colectiva podría muy bien exhibir una lógica skinne
riana.
Las pautas de covariación política que describe Skinner tienen
también su equivalente europeo: las capitales administrativas de re
196 C o e r c i ó n , c a p ita l y lo s E s t a d o ^ u r o p e o s , 990-1990
Alta + +
+
+ Mercado Metrópolis
+
+ regional +
+ +
Integración + +
con el + +
hinterland + +
+
+ Enlace Enlace +
+ local internacional •f
+ +
Baja +
Baja Alta
Posición de mercado
A lu + ------------------------------------------------------------- +
+ ^ +
+ ^ +
+ Vía intensiva +
+ encoerción +
.'2 \ / Vía de coerción . ^
5 ^ ' capitalizada f ^
U + ^ / +
+ Vía intensiva 4
+ en capital +
+ +
Baja + ------:----------------------------------------------------— 'ir
Capital Alta
Alta + ----------------------------------------------------------- +
+ +
■*" / Finlandia ■*"
+ . +
+ 'f Suecia +
s + '
/
^
Dinamarca
+
^
^ / Noruega ^ ;¡;
+ +
; +
Baja + --------------------- — ------------------------------- -—
Baja. ^ A lta.
Capital
Trayectorias coercitivas
Trayectorias capitalistas
norte de Italia por los comerciantes que operaban dentro del sistema
bizantino; la ciudad enviaba sus propios mercaderes a Pavía y otros
mercados del interior, cambiando sal, pescado y artículos preciosos
de Oriente por grano y otras materias de primera necesidad. Però
al volverse hacia el mar, los comerciantes venecianos añadieron los
esclavos y la madera a sus mercancías. También ampliaron la in
fluencia comercial y política de la ciudad sobre gran parte del Adriá
tico.
En el Mediterráneo de aquella época, los límites de la construc
ción naviera y de la navegación significaban que los barcos se ceñían
a las costas, seguían un número relativamente pequeño de rutas —de
finidas por los vientos, las corrientes y los bajíos—, hacían frecuen
tes escalas para abastecerse de agua y otros suministros, evitaban a
los corsarios con dificultad una vez que topaban con ellos, y cuando
navegaban a distancias largas sólo podían permitirse transportar bie
nes valiosos (Pryor, 1988). Ningún^ sta d o se convertía en gran p.(ìL
tencia marítima sin disponer de^amplios privilegios en muchos p u ^
tós~firrfá"^d^5U"tHmttMicr^''b'á^^^ que' en eíecto ~(domP
naban en m iflaples'puef^^ de éstos un triple beneficio:
acceso a las lárgas rutas comerciales, el comercio con aquellos puer-
Xos‘ Y eii uso de éstos como bases para que los corsarios hicieran
•óbjeto de sus rapiñas al comercio de otras potencias. Durante algún
‘tiempo, Venecia cumplía todas estas condiciones y se convirtió en
la mayor potencia marítima del Mediterráneo. Venecia contribuyó
fuertemente a que los Estados cristianos pudieran arrebatar impor
tantes vías marítimas al control musulmán, lo cual se inició en el
siglo X y no recedió hasta los avanpes turcos del siglo XIV. Sólo la
consolidación del podei* otomano en los siglos XV y XVI comprome
tió seriamente el predominio occidejntal sobre las rutas marinas me
diterráneas (Pryor, 1988:172-8).
En el siglo XI, la flota venecian4 empezó a adentrar su comercio
en el Mediterráneo y a luchar cdntra otros rivales — dálmatas, hún
garos, sai^ra^nos y norman^e^— por el control del Adriático. Fuer
zas venecian^is^^se^nexioHáron Dalmacia en el año 990, pero la per
dieron ante un Estado húngaro en expansión en torno al 1 1 0 0 ; du
rante los siguientes 5 siglos, los venecianos dominaron la actividad
comercial de Dalmacia, pero su poder político sufrió altibajos en
función de la expansión y contracción de los Estados territoriales
del Este. Por su colaboración con el emperador bizantino en las
guerras contra sus enemigos, recibieron excepcionales privilegios co-
Unajes del E s t a d o n a c io n a l 217
239
240 C o e r c i ó n , c a p ita l y lo s E s t a d o s e u r o p e o s , 990-1990
Muertos en
batalla de
Guerra Principales acuerdos
las grandes
potencias
Portugal . — 1494-1580
Francia 1495- 1494-1945
Inglaterra/Gran Bretaña 1495- 1494-1945
«Austria» ’ 1495-1519,
1556-1918 —
Francia
España
el poder Habsburgo
Borgoña
Austria
Alemania
Venecia
Milán
Florencia
Estados papales
Nápoles y Sicilia
Génova
Saboya
otros Estados italianos: Ancona, Ferrara, Urbino, Mantua, Mo
naco, etc.
Suiza
Imperio otomano
Inglaterra
il sistema e u r o p e o d e E s t a d o s 255
Hungría
Estados corsarios del norte de Africa
Polonia
Escocia
Dinamarca, después Dinamarca y Suecia
Portugal
Persia
Navarra
Polonia + + +
Portugal -f -h
Rusia — -h
Saboya +
Suecia 4- -4- +
Venecia + -f* +
' N o enumerados, pero mencionados en el texto como Estados aparte.
En los últimos 500 años, pues, han acaecido tres hechos extraor-
linarios. Primero, prácticamente toda Europa se ha constituido en
Estados nacionales con fronteras bien definidas y relaciones mutuas.
Segundo, el sistema europeo se ha difundido virtualmente al mundo
intero. Tercero, otros Estados, actuando concertadamente, han ejer-
(¡do una creciente influencia sobre la organización y el territorio de
bsEstados nuevos. Los tres cambios están estrechamente relacióna
los, dado que los principales Estados de Europa difundieron dicho
DStema activamente mediante la colonización, la conquista y la jpe-
Detración en Estados no europeos. La creación de la Sociedad de
daciones primeramente, y después de las Naciones Unidas, no hizo
266 G o e r c i ó n , c a p ita l y lo s E s t a d o s e u r o p e o s , 990-1990
280
M ilitares y E s t a d o s en 1990 281
CUADRO 7.1. Muertes en acción en guerras con al· menos mil muertos
en un año dado, 1893-1980
Lugar de la guerra
Porcentaje
Período Total
civiles
Inter-estados Excrasistémica Civil
Pese a que los trabajos sobre el ejército del Tercer Mundo han
sido siempre más tentativos, y han estado más divididos, que los
análisis sobre desarrollo político o económico, también en este caso
los analistáf occidentales han adoptado por lo general un modelo
implícito -dé práctica política «madura». Según esta práctica, dicen,
unos militares impecablemente profesionales ocupan un lugar im
portante pero claramente subordinado; el modelo se deduce direc
tamente de la experiencia de la mayoría de los Estados europeos
durante los últimos decenios de la formación del Estado. La labor
del analista consistía, pues, en trazar la senda que debía o podía
llevar desde la actual situación de los militares en Indonesia o el
Congo a la situación apropiada para una democracia estable. Esta
labor implicaba la tarea adicional de explicar las desviaciones de la
vía elegida, en particular el desconcertante modo en que muchos
territorios coloniales habían logrado la independencia formal agra
ciados con un gobierno ostensiblemente democrático y representa
tivo, pero habían pasado rápidamente a un gobierno militar.
La mayoría de los analistas creían, junto a Edward Shils, que
«el gobierno militar es una de las diversas alternativas practicables
y aparentemente estables cuando se tambalean los regímenes parla
mentarios y democráticos. Los obstáculos heredados, y los de
nueva gestación, con que han tropezado estos regímenes son más
determinantes que las aspiraciones de las élites militares de
estos Estados, aunque éstas no dejen de tener importancia» (Shils
en Johnson, 1969:9). Así pues, el desarrollo político y el desa
rrollo miUtar se funden en un solo problema. Ambas ideas se han
disuelto actualmente en el excepticismo, la contradicción y la
desesperanza.
En regiones del Tercer Mundo como Africa y el sur de Asia, el
estudiante de historia occidental no puede dejar de observar aparen
tes disyunciones entre la existencia de ejércitos modernos y de apa
riencia occidental, por una parte, y el predominio de una política de
corte militar que recuerda al Renacimiento; entre el aparato del go
bierno representativo y el uso arbitrario del poder del Estado contra
los ciudadanos; entre la formación de burocracias aparentemente con
vencionales y el uso generalizado de la organización gubernamental
para el lucro individual. Estas disyunciones son más visibles en los
Estados que han escapado al mandato colonial en fecha reciente que
Militares y E s t a d o s e n 19 9 0 297
La expansión militar
eia, Suiza y la URSS. Los «países pobres» son todos los Estados
restantes.)
Las regiones del mundo varían mucho en cuanto a lo que dedican
a gastos militares. El cuadro 7.2 ofrece los detalles. En gasto per
cápita los más derrochadores del mundo en 1984 eran Norteamérica,
los países del Pacto de Varsovia y Oriente Medio, mieíntras que en
proporción del PNB invertido en fuerzas armadas, Oriente Medio
superaba a todo el resto del mundo. Los campeones de este dudoso
concurso eran Irak, con una estimación del 38,5 % del PNB dedi
cado a actividades militares; Omán, con un 27,9 %; Israel, con un
24,4 %; Arabia Saudí, con un 22 %; Yemen del Norte y del Sur,
con 16,9 y 15*1 %, respectivamente; Siria, con 14,9 %, e Irán, con
14,6 %; hasta llégar a este punto la lista no se aparta de Oriente
Medio para mirar hacia Angola, la URSS, Mongolia, Libia, Nicara
gua y Etiopía. Al examinar 60 países del Tercer Mundo en 1960,
1970 y 1980, Su-Hoon Lee halló que los factores que más fuerte
mente pronosticaban un ascenso del gasto militar eran, primero, la
Norteamérica 346 468 935 6,3 4,9 ,6,1 0.0 0,0 0.0
Latinoamérica 12 22 31 1,9 1.5 1,6 .54,2 54,2 37,5
Europa en
OTAN 108 237 280 3,8 3,6 3,8 7.1 7.1 7.1
Pacto de Varso
via 204 311 631 9,0 8,2 9,6 0,0 14,3 14,3
Resto Europa 56 121 181 2,8 2,3 2,4 0.0 0.0 0,0
Oriente Próximo 55 250 441 12,2 12,2 17,9 25,0 37,5 37,5
Sur de Asia 4 5 9 4,0 2,8 3.5 50,0 50,0 50,0
Extremo Orien
te 12 30 34 3,3 2,7 2,8 62,5 62,5 56,2
Oceania 98 156 276 3,1 2,4 3,0 0,0 0,0 0,0
Africa 7 22 30 3,0 3,6 3.9 52,3 51,1 64,4
El mundo 58 97 161 5,4 4,5 5,6 38,3 40,1 40,8
Fuente: Ruth Leger Sivard, Word Military and Social Expenditures^ ediciones de 1974, 1981,
1983 y 1988.
Militares y E s t a d o s e n 1990 305
tar. Sostiene Callaghy que las diferencias entre jefes de estado mili
tares o civiles tienen una importancia menor comparadas con las
propiedades comunes del «Estado administrativo autoritario, orgá-
nico-estatista, fuertemente influido por una tradición centralista y
corporativista colonial, que se sostiene, muchas veces de modo dis
perso e inestable, gracias a un fuerte mando personalista» y que está
convirtiéndose en el principal tipo africano (Callaghy, 1984:45). Pero
admite que los militares tienen excepcionales oportunidades para to
mar el poder en Africa. «Estas fuerzas militares claramente caracte
rísticas de comienzos de la época moderna y escasamente institucio
nalizadas», afirma, «son, no obstante, relativamente fuertes en el
contexto africano de Estados y sociedades con rasgos de principios
de la época moderna» (Callaghy, 1984:44). Así pues, en Africa como
en el resto del Tercer Mundo, la expansión militar parece fomentar,
en lugar de disuadir, los gobiernos militares. El proceso no avanza
en el mismo sentido que en Europa.
Según los criterios que expuse anteriormente, en torno al 40 %
de los Estados del mundo viven hoy bajo control militar, y la pro
porción va elevándose lentamente. Las variaciones de una región a
otra son enormes: en América Latina alrededor del 38 % de todos
los gobiernos son militares, y esta proporción va en descenso (tras
un rápido ascenso en la década de 1960 y principios de la de 1970);
38 % en Oriente Medio, habiendo aumentado desde el 25 % de los
años 1970; un 50 % estable en el sur de Asia, un 60 % de ligera
fluctuación en Extremo Oriente, 64 % y en ascenso en Africa. El
poder iifiilitar, de una variedad u otra, se ha convertido en la forma
¡habitual de gobierno de gran parte del Tercer Mundo, notablemente
en el sur de Asia, el este de Asia y Africa. La proporción de Estados
bajo control militar de una región dada guarda correlación con la
fecha, más o menos reciente, de su descolonización. Muchos Estados
recientes apenas han conocido otra cosa que gobiernos militares des
de que cobraran, o recobraran, su soberanía. Los habitantes de Gha
na han vivido bajo la autoridad militar durante 18 de sus 30 años de
independencia y han sufrido cuatro golpes de Estado importantes en
su transcurso.
Pero no todos los Estados militares son Estados nuevos. La ma
yoría de los Estados latinoamericanos, entre ellos los gobernados
por militares, han existido como unidades formalmente independien
tes desde comienzos del siglo XIX; en realidad, son anteriores a la
mayoría de los Estados de Europa. También Thailandia proporciona
Militares y E s t a d o s e n 1990 3 09
FIGURA 7.6. Intentos de golpe por cada 100 Estados, Asia y Oriente
Medio, 1944-1987
golpes militares. Estos se producen cuando los oficiales del ejército creen
que existe una situación de crisis. Los desórdenes públicos y la opinión
pública hostil al gobierno, las amenazas a los intereses institucionales de los
militares, las violaciones de la constitución por parte de presidentes civiles,
la evidente incapacidad de la administración vigente para enfrentarse a crisis
económicas graves, o una considerable «amenaza comunista», intensifican la
impresión de crisis de los militares. Las ambiciones personales y las relacio
nes personales pueden influir sobre oficiales determinados, pero la decisión
de organizar un golpe militar es, por lo general, una decisión institucional,
que refleja la valoración colectiva dé la actuación del gobierno dentro de las
filas superiores de las fuerzas armadas en su conjunto.
(Fitch, 1986:27-8)
Postscriptum
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B ib lio g r a f ía 363
369
370 I n d i c e a n alític o
Iván III (el Grande), zar de Rusia, 210 María, reina de Escocia, 232
Iván IV (el Terrible), zar de Rusia, 210 marinas, 122
mercenarios contratados en, 128-130
Jacobo I, rey de Inglaterra, 232 marxismo, 32
Jagellonica, Katerina, 244 . Mecklenburgo, 48
Japón, 146 mediación, 58, 90, 185, 279
Javogues, Claude, 171 rebeliones en la era de, 154, 273-274
jerarquías, administrativas y comerciales, guerras en la era de, 272
192-197 mercenarios, 127-132, 164
Jericó, 20 Mesopotamia, 19, 21
Johann III, rey de Suecia, 244 Messina, 98
judíos, 164 migraciones, del campo a la ciudad, 83-84
Junkers, 162 Milán, 106, 124
milicias, 92
Kennedy, Paul, 28-29 minorías étnicas, 22
Kiev, 206 misiones diplomáticas, creadas en Euro
Kinzer, Stephen, 307 pa, 243 . .
Modelski, George, 251
Lagash, 21 Mònaco, 81
Liga Hanseática, 49, 89, 203 monetización, e impuestos, 137-139
Lees, Lynn, 88 mongoles, 47, 114-115, 207, 210, 212
Lefebvre, Georges, 171 Moore, Jr. Barrington, 34
Levy, Jack, 116, 245, 251 Moscú, 208, 210
Libia, 322-323 muertes en acción, estadísticas, 109, 116,
Liechtenstein, 81 117, 892
Lituania, 208 Mumford, Lewis, 34, 36-37
Loira, 171 modelo de urbanización, 36
Lombardia, 124, 125 Münster, Sebastian, 244
lucha de clases
y la formación del Estado, 53-56
Luis XI, rey de Francia, 122 Naciones Unidas, 289-290
Luis XII, rey de Francia, 112 pertenencia por región geográfica, 291
Luis XIII, rey de Francia, 156 Nápoles, 123, 124
Luis XIV, rey de Francia, 248 Napoleón Bonaparte, 47, 175, 178, 225
Luxemburgo, ducado de, 267 nacionalismo, 105, 178-179
nacionalización, 58, 90, 185, 279
Machiavelli, Niccolò, 124, 225 rebeliones en la era de, 273-274
Mack Smith, Denis, 213 guerras en la era de, 272-273
McNeill, William, 29 negociación
Madrid, 43, 198 entre gobernantes y gobernados, 90,
magiares, 78-79 105, 106, 147, 153-159, 275; véase
Magna Carta, 229 también, mediación
Malta, Caballeros de, 92-93 Nigeria, 291
mamelucos, 51 Niza, 250
Maniruzzaman, Talukder, 309 normandos, 228
Mar Adriático, 215, 218, 226 conquista de Sicilia, 242
Mar Mediterráneo, 106-107, 216-217 nórdicos (antiguos escandinavos), 229
Mare, Nicolas de la, 182 Noruega, 201, 204
376 I n d i c e a n a lític o
gastos del Estado como porcentaje del producción, 150, 151, 183
PNB, 1875-1975, 184 del Estado, 91, 180
Novgorod, 107, 208 protección, como actividad del Estado,
nuncios papales, 243 149-151
Nueva Delhi, 23 protestantismo, 101
proveditori, 222
oligarquías urbanas, 276-277 Prusia, 48-50, 63-65, 113, 121, 163, 182,
Olson, Mancur, 28-29 196, 208, 276
Organski, A. F.K.,.283 abastecimiento alimentario, 182; véase
organizaciones dte clase « ' '. * también; Brandemburgo-Prusia
y coerción, 56-57 Pye, Lucián, 281
y formación del Estado, 97
organización del Estado Ragusa (Dubrovnik), 218, 223
estructura de clases, 155, 158 Rastatt, 249
la guerra y, 96-97 Ravenna, 215
Oriente Medio, intentos de golpe por rebeliones, 155-156, 273-274
cada 100 Estados,,1944-87, 313 recursos, extracción por el Estado, 150,
Owusu, Maxwell’, 315 151, 198
Reforma protestante, 101, 165
Países Bajos, 44, 141, 227, 267, 268, 275 refugiados, 295
tropas regulares, 126; véase también; relaciones internacionales
República holandesa, Holanda análisis geopolíticos sobre, 30-31
Palacio Vaticano, 23 análisis marxista sobre, 31-32
Palermo, 180/ . análisis estatistas sobre, 26
Parkinson, C. Northcote, 23 religión, 101, 105, 279
Pas-de-Caláis, 171 Renania, 199
patrimonialismo, 58, 90, 117, 185, 279 rentas aduaneras, 137
negociación entre autoridades y pue rentas, gubernamentales, categorías, 137
blo en la era de, 153-154 representación, 106, 158, 275
guerras en la era de, 270-271 República holandesa, 59-61, 90-91, 100,
peajes, 138 102, 121, 147, 224, 247, 269, 278
Pedro el Grande, 208, 211 retículas urbanas, 87, 88
personal militar Revolución Americana, 249
como porcentaje de la población mas Revolución Francesa, 165-175
culina entre 22 y 44 años, 187; véase y la burguesía, 166, 170-171, 175
también, fuerzas armadas las ciudades durante, 167
Piamonte, 124 movimientos contrarrevolucionarios
Pitt, William, 158 durante, 171-173
Platzhoff, Walter, 255 labradores durante, 170
poder militar, 27-28 fuerzas policiales durante, 169-170
circunstancias que favorecen, 315-317 revoluciones, 273; véase también, rebe
Polonia, 108,154,196,200,207,209,226, liones
244 Ricardo II, rey de Inglaterra, 230
Pomerania, 49 Rokkan, Stein, 36, 37
Portugal, 102, 122, 198, 223, 252, 275 Rosenau, James, 30-31
imperio, 142-143 Rosenberg, Hans, 179
militarización y gobierno en, 189-190 Rusia, 59, 105, 126, 207, 208-212, 226,
presupuestos nacionales, 117 237, 244 .
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