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SUPRALECTURA: Estrategias de elaboración de síntesis

Autobiografía: Escritura y existencia**

INTRODUCCIÓN

1. Nadie duda ya, hoy día, de la pertinencia e incluso de la obligación


de enfrentar el estudio de la escritura autobiográfica, 1 pues por un
lado el género, en tanto que práctica de escritura literaria, se ha
convertido en uno de los géneros estrella de nuestra
contemporaneidad, y por otro lado, la bibliografía teórica y crítica
acerca de la autobiografía no deja de desbordar continuamente las
estanterías de las bibliotecas.

2. La autobiografía, en tanto que género literario dotado de un


proceso histórico, es un fenómeno moderno que data de la
publicación de las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau en 1782,
pero tiene precedentes fundamentales a lo largo de toda la
historia literaria, la escritura religiosa y la reflexión filosófica en el
ámbito de nuestra civilización occidental. Rousseau aporta, eso sí,
un modelo de escritura nuevo y desafiante, impulsado por la
búsqueda implacable de la verdad, y también un proyecto original,
tanto por el estilo como por el trasfondo y las historias que se
narran en su libro. Así, como bien señala Lejeune (2005: 214), se
resume quizá la síntesis del proyecto de la autobiografía moderna:
la suma de un deseo de verdad y de la búsqueda de un lenguaje,
que efectivamente defina a la perfección la obra de Rousseau, y
también la de autores más cercanos a nosotros, como Michel
Leiris, Carlos Castilla del Pino, Georges Perec o José Manuel
Caballero Bonald.

3. En cualquier caso, el primer libro que puede ser considerado una


autobiografía en nuestro entorno cultural y literario más cercano
es precisamente el titulado Autobiografía (año 93), cuyo autor,
Flavio Josefo (nacido en el año 37 de nuestra era), era un escritor
judeocristiano originario de Judea que, efectivamente, narra en su
libro su propia existencia en el contexto de la ocupación romana

1
** Camarero, Jesús (2011) Autobiografía : Escritura y existencia. Barcelona: Anthropos Editorial, 254 p.

En mi caso, el impulso de escribir un libro sobre el género literario de la autobiografía no ha venido solamente de
considerar el interés científico y la pertinencia investigadora de la materia, sino también y sobre todo de mi propia
experiencia de escritura creativa, tras la publicación de mi libro El monte del dragón (Arte Activo, Vitoria, 2004), un libro
autobiográfico por supuesto, y metaliterario, donde dialogan dos narradores, uno más unido a la vida y otro más
vinculado a la obra o al texto.
de aquellas tierras, y que luego se trasladaría a Roma y obtendría
la ciudadanía romana. Un autor reconocido por lo demás gracias a
su La guerra de los judíos, obra escrita en griego y publicada en
Roma en el año 75.

4. En el ámbito de la escritura religiosa, hay un acuerdo en señalar


que la invención de la autobiografía se produce con Las
confesiones de San Agustín (397-401) en el comienzo de la Era
cristiana, cuando el yo religioso busca a la divinidad desde su
interior problemático. En esta misma línea, Teresa de Ávila es la
autora del Libro de la vida (1588), en el que la experiencia mística
no se puede separar de la narración autobiográfica, tal como la
autora lo expresa en el mismo inicio del «Prólogo»: «Quisiera yo
que, como me han mandado y dado larga licencia para que escriva
el modo de oración y las mercedes que el Señor me ha hecho, me
la dieran para que muy por menudo y con claridad dijera mis
grandes pecados y ruin vida» (Ávila, 1991: 93, el resaltado es
nuestro).

5. En el campo de la filosofía o del pensamiento en general, hay que


reconocer un papel importante a Michel de Montaigne que, con sus
Ensayos (1580), inaugura la capacidad del yo para reflexionar y
construirse en sus pensamientos. Sin olvidar lo que sin duda
constituye a veces la marca más interesante de la escritura
autobiográfica, es decir, la asociación de la autobiografía y de otra
forma o contenido cuyo resultado puede resultar espectacular: tal
es el caso del Discurso del método (1637) de René Descartes, un
texto doblemente importante, sea por el descubrimiento del cogito
y la fundación de la filosofía moderna, sea porque se trata —
también y al mismo tiempo— de un texto autobiográfico de
considerables dimensiones.

Teoría y crítica de la autobiografía

6. Desde el punto de vista teórico-crítico y durante el sorprendente


desarrollo de la autobiografía moderna, después de 1782, el
concepto de autobiografía ha conocido no pocos términos, cuya
profusión viene a significar el éxito del fenómeno y la riqueza y
profusión del género: confesión (San Agustín, Rousseau), egotismo
(Stendhal), conexión de una vida o Zusammenhang des Lebens
(Dilthey), gnosis del yo (Gusdorf), autobiografema (Barthes),
ipseidad (Sartre, Ricoeur, Mattiussi), pacto autobiográfico
(Lejeune), autobiotexto (Magné), egología (De Monticelli),
autografía (Bellemin-Noël, Derrida), escritura de sí mismo
(Foucault), escrituras del yo (Gusdorf), autoficción (Doubrovsky),
autorreflexión (Castilla del Pino), líneas de vida (Gusdorf), signos
de vida2 (Lejeune), novela de la memoria (Caballero Bonald) y,
más allá incluso, autoconciencia (Hegel), autognosis o
Selbstbesinnung (Dilthey), ontogénesis (Lacan), identidad
narrativa (Ricoeur), razón acolucética (Scharlemann) u ontopraxis
3

(Fullat).

7. En su reciente estudio, De la autobiografía (2005), José M.ª


Pozuelo plantea una revisión documentada de una buena cantidad
de problemas relacionados con la definición de la autobiografía.
Para empezar deja claro que, en su opinión, la autobiografía no es
«pragmáticamente, y en su modo de ser acto performativo y
social, un género ficcional» (2005: 17), dado que además las
relaciones fronterizas de distintos géneros impiden una definición
única o determinada. En el contexto de un repaso por todo tipo de
teorías de la autobiografía, Pozuelo llega a enunciar algunas claves
acerca de problemas fundamentales de este tipo de escritura,
como por ejemplo el estatuto propio y singular de cada obra y su
contextualización en una época determinada, parámetros ambos
que habría que tener en cuenta para definir qué es autobiografía,
sin olvidar la cuestión del sujeto (su concepto, su estatuto).

8. Pozuelo presenta una división clara entre dos tipos de definiciones


de la autobiografía: 1) aquellos teóricos, en la línea tradicional de
la literatura considerada como forma autobiográfica, que definen
toda narración de un yo como una forma de ficcionalización —en
tanto que identidad e interpretación del sujeto—, es decir «un
intrínseco carácter ficcional al género autobiográfico» propio de
los deconstructivistas (2005: 24), que implica también la
literaturización de la autobiografía; y 2) los que definen la
autobiografía como próxima a la novela en algunas de sus formas
pero que no la consideran un género de ficción, sino dotada de
cierta especificidad —histórica, pragmática, genérica— que en

2
En español se pierde el juego de palabras que se puede establecer o detectar entre el título de Gusdorf, «lignes de
vie», y el título de Lejeune, «signes de vie» (lignes/signes).
3
En la razón acolucética —del griego akolouthia, marchar detrás, seguir— el yo interno responde a la llamada que viene
de su misma subjetividad, pero provocada o manifestada por otra persona. Es un concepto creado por el filósofo y
teólogo Robert Scharlemann en el contexto de su teoría de la cristología
algún caso incluso puede separar a una obra autobiográfica de la
categoría de literatura. Su conclusión, desde el punto de vista de
las formas discursivas, es «la imposibilidad de discernir un
estatuto “formal” de lo autobiográfico» (2005: 25).

9. Otra cuestión que me parece de gran importancia es la


relacionada con el sujeto de la autobiografía, en concreto con el
proceso de construcción del sujeto que tiene lugar en la escritura
autobiográfica, con la consiguiente deriva del problema a un
campo nuevo. Así, «el discurso autobiográfico refigura, retoriza, el
proceso de la identidad que será entonces figurado» (Pozuelo,
2005: 31), sería —siguiendo la interpretación de Gusdorf por
Pozuelo— un proceso de «creación narrativa de la imagen de
identidad», y también —siguiendo los pasos de Villanueva— una
virtualidad creativa (poiesis, construcción) más que referencial
(mimesis, reproducción). Y concluye: «el discurso autobiográfico
no es una re-creación, y por tanto no solamente un producto, sino
en todo caso una creación discursiva, y en consecuencia una
producción» (2005: 39).

10. Respecto al avance de la teoría de la autobiografía, es de


señalar la labor de síntesis y presentación que en España ha
realizado Ángel Loureiro, concretamente en su artículo «Problemas
teóricos de la autobiografía» (1991). Es más, para Loureiro la
autobiografía se ha convertido hoy en una especie de campo de
batalla para ciertos temas fundamentales del debate teórico
literario actual. Como la autobiografía es un fenómeno que
concierne al mundo, al yo y al texto, no puede ignorar otros
conceptos problemáticos del tipo historia, poder, sujeto, esencia,
representación, referencia o expresividad. Sin olvidar el aspecto
hermenéutico: el lenguaje implica un carácter mediador entre el
sujeto y el texto y entre el texto y el lector, lo cual nos obliga a
plantearnos la cuestión sobre el lenguaje como constructor del
mismo sujeto.

11. Los teóricos de la autobiografía estudiados por Loureiro en


este artículo presentan siempre los mismos mecanismos de
elaboración teórica, el recurso a una ciencia complementaria para
explicar los problemas que conciernen a la autobiografía: para
Dilthey era la historia, para Gusdorf la antropología filosófica, para
Lejeune el derecho, para Bruss la teoría del lenguaje, para Eakin la
psicología y para Jay la filosofía. Entonces, Loureiro se hace la
siguiente pregunta: ¿por qué la autobiografía necesita siempre de
otras disciplinas para explicarse? Si la autobiografía había
encontrado su validez con la identidad del autor como valor
objetivo del texto, desde el punto de vista del autos (véase
Gusdorf y Olney) ese poder de validez pasa al lector. El destino de
la autobiografía es ser siempre la hija predilecta de la historia,
puesto que siempre necesita una cierta dimensión cognoscitiva.
Loureiro presenta una excelente introducción a otros estudios
relacionados con la temática del autos, pero referidos sobre todo a
los orígenes de la autobiografía, las motivaciones y las condiciones
de su nacimiento y cómo ese origen marca su estructura y su
porvenir.

12. En su síntesis, Loureiro se sirve también de la estructura


tridimensional de la autobiografía (autos/bios/grafein) propuesta
por James Olney en su ya conocido artículo «Algunas versiones de
la memoria / Algunas versiones del bios: la ontología de la
autobiografía» (1991: 33-47) para reconstruir la historia de la
teoría de la autobiografía, que estructura en los tres niveles
siguientes: 1) hegemonía del bios: Wilhelm Dilthey con sus
Esbozos para una crítica de la razón histórica (1927) y Georges
Gusdorf sobre todo con su artículo «Condiciones y límites de la
autobiografía» (1956); 2) hegemonía del autos: Georges Gusdorf
con su interpretación hermenéutica, James Olney (1980), Philippe
Lejeune (1975), James Olney (1972, 1980), Elizabeth Bruss (1976),
Paul de Man (1979), Paul John Eakin (1985), Paul Jay (1984), Jean
Starobinski (1970) o Sidonie Smith (1987); y 3) hegemonía del
grafein: Michael Sprinker (1980), Paul de Man (1979) y Jacques
Derrida (1984).

13. En un estudio posterior, «Direcciones en la teoría de la


autobiografía» (1993), Ángel Loureiro vuelve en cierto modo sobre
las grandes líneas sintéticas de su primer estudio de 1991, a
saber: a) la autobiografía trata de articular el mundo, el texto y el
yo, dando lugar a los temas más importantes actualmente, como
la historia, el poder, el yo, la temporalidad, la memoria, la
imaginación, la representación, el lenguaje o la retórica; b) da
también una definición sintética muy interesante de la
autobiografía cara al futuro: «en vez de interpretar la autobiografía
a partir de disciplinas e ideas presupuestas en una cierta
concepción tradicional de la historia o en concepciones
psicológicas o filosóficas del yo, habría que estudiar la
autobiografía como si fuera el paradigma de una teoría de la
textualidad que, al tiempo que establezca relaciones nuevas entre
el texto y el mundo, filosofía y literatura, pueda ofrecernos una
visión nueva de la naturaleza de la historia, del yo y del lenguaje»;
c) retoma de nuevo la estructura tridimensional de Olney (véase
más arriba) para explicar la evolución de la teoría de la
autobiografía; d) reitera la conclusión de su estudio anterior, que
todos los investigadores insisten en la idea del poder cognoscitivo
de la autobiografía y encuentran siempre el apoyo de una
disciplina para afirmar ese valor epistemológico del género
autobiográfico, desde Dilthey y Gusdorf hasta Sprinker, Derrida o
de Man, debido a que todos los autores se interesan por dos
problemas: cómo definir o entender el concepto de sujeto y cómo
asegurar la relación especial del sujeto autobiográfico y del texto
enunciado, puesto que esa relación es la base del conocimiento
dado al lector; e) la doble articulación del enunciado
autobiográfico implica la existencia de un sujeto de la enunciación
y un sujeto del enunciado, pero hay que reparar la brecha con la
conceptuación implícita —según Paul Smith en su libro Percibir el
sujeto (Smith, 1988)— de un tercer sujeto prefigurado o deseado
por la operación moral e ideológica que trata de mantener la
integridad y la propiedad del sujeto ideológico, como garantía de
la relación existente entre el sujeto autobiográfico y el
conocimiento; y f) en esta última línea de investigación habría que
incluir los estudios de Michel Foucault sobre la constitución y la
autoconstitución del sujeto en diferentes épocas y en lo
concerniente a las relaciones de poder.

14. A continuación Loureiro presenta tres nuevas dimensiones


de los estudios sobre la autobiografía: a) la recreación y la
pragmática: insiste en el problema del valor cognoscitivo de la
autobiografía, representado por las teorías de Bruss y Lejeune,
Paul de Man (1979) y Darío Villanueva (1991); b) las teorías
feministas: representadas por los trabajos de Sidonie Smith
(1987), Shari Benstock (1988) y Susan Friedman (1988); y c) las
teorías deconstructivistas: con Paul de Man (1979) y Michel
Foucault (1982). A día de hoy, la síntesis de Loureiro sobre los
estudios teóricos y críticos en relación con la autobiografía
constituye la mejor aproximación a las teorías y problemas propios
de la escritura autobiográfica.
Preguntas

1. Lea de manera atenta y determine las proposiciones de la


introducción (Supresión)

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2. Establezca relaciones entre las proposiciones (generalización)

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3. Parafrasee la introducción (construcción).

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4. Infiera el tema de la introducción.


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5. Determine las proposiciones del apartado “Teoría y crítica de la


autobiografía” (supresión)
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6. Establezca relaciones entre las proposiciones (generalización)

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7. Parafrasee el apartado “Teoría y crítica de la autobiografía”


(construcción).

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8. Infiera el tema de la introducción.


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