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ay alimentos que no todos conocemos o de los cuales sabemos poco; este es el

caso del tarwi, legumbre de origen andino, que es considerado como un


alimento vegetal completo, por su gran contenido de proteínas y lípidos.

Se produce en nuestra sierra, en regiones como Cajamarca, Ancash, Huánuco,


Junín, Cusco y Puno; y en las zonas andinas de Ecuador y Bolivia. Conocido
también como chocho, se desarrolla entre los 2,000 y 3,800 metros sobre el
nivel del mar, en lugares con baja precipitación (300 a 600 mm). Su semilla es
además reconocida por ser uno de los mejores abonos para preservar la
fertilidad de los suelos y por su fácil adaptación y tolerancia a tierras pobres,
sequías y bajas temperaturas.

Origen de la semilla
Bajo el nombre científico Lupinus mutabilis,  esta legumbre tiene orígenes
preíncas, ya que se encontraron semillas en las tumbas de la cultura Nasca
(100-500 años a.C.); así como en representaciones de la cerámica Tiahuanaco
(500 - 1000 d.C.). En esa época tuvo un importante rol para los sistemas de
producción y alimentación de la población indígena.
En la época colonial y republicana, el tarwi redujo su consumo, lo que lo llevó a
desaparecer de algunos sistemas agrícolas. Sin embargo, comunidades
indígenas mantuvieron la variabilidad genética de estos cultivos hasta la
actualidad.

Propiedades nutritivas
El tarwi presenta importantes propiedades alimenticias, reconocidas por
especialistas en nutrición. Uno de ellos es Sara Abu Sabbah, médica que resalta
su alto contenido en calcio, lo que lo convierte en un gran alimento para los que
desean mantener dientes y huesos sanos. Además, es una buena opción para
quienes son intolerantes a la lactosa y para los que buscan alimentos de origen
no animal.

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