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Una introducción al texto de Jaspers

Durante las primeras clases de esta primera época de filosofía nos vamos a ir
introduciendo de a poco en aquello que es la filosofía. Para ello, en principio, vamos a
apoyarnos en las propuestas que hace un filósofo, Karl Jaspers, intentando explicar qué
sería la filosofía y cuáles son sus orígenes.

¿Quién es Karl Jaspers? ¿Cuándo vivió y en qué momento produjo su obra


filosófica?

Jaspers fue un psiquiatra y un filósofo alemán del siglo XX que estuvo activo sobre todo
en la época de entreguerras (esto es, entre la primera y la segunda guerra mundial).
Durante esa época llevó una vida llena de tensiones en su propio país, Alemania, por
oponerse explícitamente al régimen nazi, lo cual terminó por hacerle perder su puesto
como profesor en la universidad de Heidelberg. Terminada la segunda guerra mundial y
caído el nazismo, tuvo un lugar fundamental en la reconstrucción de Alemania. Fue el
maestro de algunos pensadores (como por ejemplo la filósofa Hannah Arendt) que
también serían importantes e influyentes, en esa época que vendría luego de la segunda
guerra mundial y de la caída del nazismo.
Es importante tener en cuenta algo de toda esta trayectoria biográfica e histórica de
Jaspers, no tanto por el mero hecho de acumular o memorizar datos sino para que
seamos conscientes siempre de que ningún pensador y ninguna filosofía surge en el aire,
que todo pensamiento surge enraizado en una situación histórica y responde de alguna
manera a sus problemas.
No por nada, por ello, en el breve textito que tienen para leer de Jaspers, este pensador
termina por recordarnos que finalmente uno de los motivos o causas que llevan al ser
humano a filosofar es la necesidad y la voluntad de comunicarnos entre los seres
humanos. Esto se hace aun más necesario, señala Jaspers, en una época como la suya:
época de guerras, de discordias, de odios, de racismo, de intolerancia por el otro y por
toda diferencia. La necesidad de comunicarse, comprenderse y razonar juntos nunca fue
más necesaria, piensa entonces Jaspers.

Jaspers y el existencialismo

Se suele relacionar la filosofía de Jaspers a una de las tendencias filosóficas más


importantes y famosas del siglo XX: el existencialismo. Una filosofía, la del
existencialismo, que -como lo dice su propio nombre- quiere pensar en primer lugar no
el problema del ser en general y en abstracto sino la existencia humana concreta, sus
límites y su situación en el mundo.
En el breve textito de Jaspers que tienen para leer se puede ver algo de ese
existencialismo que implica su propio pensamiento. Porque la filosofía, tal como la define
Jaspers, es algo propio del ser humano, no se trata en primer lugar o solamente de una
profesión (para la cual alguien va a una universidad a estudiar para finalmente tener un
título de filósofo o de licenciado en filosofía) sino de una actitud fundamental que se
puede encontrar en todo ser humano y que se encuentra ya en esa capacidad de
asombro que se puede ver en todo niño cuando no deja de preguntar por todo: ¿Qué es
esto…? ¿Por qué es esto…? La actitud filosófica básica, presente en todo ser humano
desde niño, es entonces aquella que tiene que ver con una capacidad permanente para
hacer preguntas, con una interrogación radical que no cesa de pensar y hacerse siempre
nuevas preguntas. Por ello, dice Jaspers, las preguntas de la filosofía son más esenciales
que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta.

La filosofía y otras formas de pensamiento

Jaspers intenta pensar, en las paginitas que les dejé, el vínculo y a su vez la diferencia
del pensamiento filosófico respecto de otras formas de pensamiento, como el
pensamiento científico o el pensamiento mítico.
En primer lugar, Jaspers señala que toda filosofía bien trabajada y todo pensador que se
haya dedicado con esfuerzo y honestidad a su tarea siempre estuvieron vinculados de
algún modo a las ciencias más desarrolladas de su época. Demos un ejemplo para
entendernos: Platón, por ejemplo, consideraba que el aprendizaje de las matemáticas -
la ciencia más avanzada en su época- era absolutamente necesario para dedicarse luego
a la filosofía; de hecho, prohibía la entrada a la Academia, la escuela filosófica que fundó
en Atenas, a aquellos que no hubieran hecho un aprendizaje previo en matemáticas.
En segundo lugar, sin embargo, Jaspers señala que si bien toda gran filosofía tiene un
vínculo con las ciencias, algo sin embargo las distingue de ellas. En primer lugar,
tenemos el hecho que señalábamos antes: si para formarse en una ciencia uno debe ir
a una universidad y dedicar largos años aprendiendo una serie de contenidos que hacen
a la profesión de médico, de biólogo o de físico, la actitud filosófica básica -ese preguntar
y preguntar, ese dar nada por supuesto que implica la pregunta- ya se encuentra en todo
niño. Por ello Jaspers dice que “La filosofía brota antes de toda ciencia allí donde
despiertan los hombres”. El ser humano despierta al despertarse su conciencia y
empezar a pensar, a hacerse preguntas sobre todo lo que lo rodea, como empiezan a
hacer ya los niños desde muy temprano. Además de esto, también una segunda cuestión
diferencia a la filosofía de las ciencias: si estas avanzan a partir de ciertos supuestos
básicos, la filosofía no acepta ningún supuesto y lo interroga y cuestiona todo. Así, por
ejemplo, si la física en tanto ciencia da por supuesto que el movimiento es algo que existe
y es real y que por tanto puede estudiarse y comprenderse, la filosofía no deja de
preguntarse: ¿existe realmente el movimiento? La filosofía es ante todo un preguntar,
para Jaspers: sus preguntas son más esenciales que sus respuestas y toda respuesta
tentativa se convierte en una nueva pregunta.
Jaspers también señala el vínculo que tiene el pensamiento filosófico con el pensamiento
mítico. En los mitos, sabemos, también se expresa un asombro ante el mundo natural y
espiritual y un intento por dar alguna respuesta respecto del origen de todo lo que es y
existe: la luna, el sol y los astros, el universo entero. Lo que diferencia a la filosofía del
pensamiento mítico, en todo caso, es que mientras el pensamiento mítico es un
pensamiento sensible, que se expresa en imágenes y relatos, la filosofía surgió como un
pensar metódico que tiene como guía fundamental a la razón.
Agreguemos, finalmente, que el pensamiento sensible no solo se encuentra en ese tipo
de pensamiento mítico como aquel que tenían los griegos, los romanos o muchas otras
culturas. El arte -el dibujo, la pintura, la escultura, la música, teatro, el cine o la poesía,
tal como los sentimos y los practicamos nosotros mismos actualmente- pueden ser
pensados como una particular forma de pensamiento sensible, que a través de relatos,
imágenes, representaciones y metáforas nos incitan a asombrarnos y hacernos
preguntas respecto de nuestro mundo. Y no olvidemos tampoco que la filosofía nunca
dejó de hacer uso de esas formas propias del pensamiento sensible: la famosa alegoría
de la caverna de Platón, por ejemplo, es un relato y una metáfora que le sirve a Platón a
la vez para producir cierto asombro y explicar su propia concepción filosófica. No siempre
fue fácil separar estas diferentes formas de pensamiento que son propias del hombre.
La mayor de las veces, en verdad, se encuentran combinadas en formas bien
interesantes.

Origen y comienzo histórico de la filosofía

Jaspers hace una distinción entre estos dos conceptos: el origen de la filosofía y su
comienzo o inicio histórico.
El origen es la fuente esencial de la que brota el pensamiento filosófico en todo hombre,
en toda existencia humana, en todo tiempo y lugar. Es múltiple, para Jaspers: el asombro,
la duda, las situaciones límites y la necesidad de comunicación son los orígenes
fundamentales de la filosofía, los tres motivos que hacen que el hombre -en todo tiempo
y en todo lugar, desde que despierta a la vida como hombre- se haga preguntas e intente
buscar, siempre en diálogo con otros, respuestas.
El comienzo histórico de la filosofía, en cambio, es aquel momento de la historia en que
algunos pensadores se empezaron a llamar filósofos y en que esa actitud interrogativa
propia de la filosofía se volvió cada vez más frecuente. Jaspers señala que “la historia
de la filosofía como pensar metódico tiene sus comienzos hace dos mil quinientos años”.
En efecto, sabemos, la filosofía surgió entre los siglos VI y V a.c., en Grecia, con
pensadores como Heráclito, Parménides, Sócrates, Platón y Aristóteles. Como ha
señalado un filósofo griego del siglo XX, Cornelius Castoriadis, la filosofía surge
históricamente en Grecia precisamente en el mismo momento en que surge otra
institución que dura hasta nuestros días: la democracia. Tanto en la filosofía como en la
democracia, podríamos decir con Castoriadis, se expresa esa nueva actitud del hombre
por cuestionarlo todo, por preguntar críticamente por todo: filosofía y democracia son dos
formas diferentes de una misma interrogación radical por las que el ser humano busca
cuestionar todo supuesto y darse a sí mismo una propia ley, a través de la razón.

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