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TALMUD

(del heb. « lamad», enseñar, significa «enseñanza», «doctrina»).

Vasta recopilación de tradiciones judías relativas al AT, y a todas las ramas


de la vida civil, moral, filosófica, jurídica y médica, así como religiosa, del
judaísmo. Su antigüedad se remonta al siglo IV d.C.

Bajo el pretexto de preservar la Ley, base religiosa y jurídica de la


comunidad judía, los rabinos la rodearon, después del cautiverio, de una sutil
exégesis llamada Midrás (véase MIDRÁS). Esta interpretación, en ocasiones
muy original y libre, de la Ley de Moisés, da nuevas prescripciones, normas
de conducta que se debían seguir para el culto y el derecho (los «
haIâkoth»). La interpretación de las secciones históricas del Pentateuco dio
relatos y leyendas (la « Haggada»). Sin embargo, por respeto a la ley
mosaica, estos «midrashim» no debían ser transmitidos de generación en
generación más que oralmente, aunque su autoridad llegaría finalmente a
ser equiparada a la de la Ley.

Entre los autores reputados de estas tradiciones midrásicas se pueden citar


Hillel, Shammai y Gamaliel, este último maestro de Saulo de Tarso (Hch
22:3). Sus sucesores (« tannaim») crearon las Escuelas talmúdicas de
Palestina, de las que Jamnia fue la más célebre.

A comienzos del siglo III d.C., Yehuda Hanâsî, un rabí, fijó por escrito las
numerosas tradiciones que ciertos doctores judíos, como Akiva y R. Meier,
habían ya redactado en escritos clandestinos. Esta obra recibió el nombre de
Misná (enseñanza). (Véase MISNÁ.)

Más tarde, cuando ya florecían, junto con las Escuelas palestinas, las
célebres Escuelas rabínicas de Babilonia, los doctores de estas diversas
academias (« amoraim») resolvieron escribir comentarios de la Misná. Estos
comentarios recibieron el nombre de « Gemaras» (estudio definitivo).
Redactados en arameo, estos Gemaras, el de Palestina y el de Babilonia,
permanecen inacabados.

El Talmud está compuesto por la Misná y los Gemaras. En realidad, hay dos
Talmuds: un Talmud palestino, llamado Talmud de Jerusalén , que fue
acabado en el siglo V, y un Talmud babilonio, llamado Talmud Babli . Este
último, que es el que tiene la mayor autoridad entre los judíos, fue acabado
definitivamente hacia el año 500.

El Talmud de Jerusalén fue impreso por primera vez en Venecia en 1523. El


Talmud babilonio fue asimismo impreso en Venecia por primera vez por
Daniel Bomberg, entre 1520 y 1523. El primero está traducido al francés
(trad. de Moisés Schwab, 1ª ed. en 12 vols., París, 1871-1890), mientras que
el segundo está traducido al alemán (trad. Lazarus Goldschmidt, 1ª ed. en 8
vols., Berlín y Leipzig, 1899-1921; reed. en 12 vols., 1930-1936). Si bien los
Talmuds no interesan de una manera directa a los cristianos, por el hecho de
que se trata nada más que de una inmensa recopilación de normas y
doctrinas judías, de las que además una gran cantidad son totalmente
ajenas a la letra y al espíritu del AT, tienen sin embargo un gran interés de
orden histórico para todos los que conocen y aman la Biblia. Mediante los
Talmuds se conocen las seculares costumbres judías, que de otra manera
ignoraríamos. Sus comentarios, que tienen que ver con todos los campos del
conocimiento a lo largo de los cinco primeros siglos de nuestra era, son de
gran valor para los estudios arqueológicos e históricos del pueblo judío. Es
lamentable que el antisemitismo de la Edad Media haya mutilado o
suprimido una gran cantidad de pasajes relacionados con Jesús. Sin
embargo, a pesar de estas lagunas, el historiador cristiano y el exegeta
reconocen al Talmud una verdadera importancia para la interpretación, no
sólo del AT, sino también del NT. La Misná encierra tradiciones que se
remontan al siglo I a.C., y numerosos pasajes iluminan la época del Señor
Jesús y las costumbres de sus contemporáneos ( cfr . por ejemplo las
prescripciones pascuales y la Cena del Señor). También hay muchos otros
pasajes que, por su oposición a las enseñanzas del Señor y por su estricto
legalismo, nos llevan a comprender claramente las censuras de Jesús a los
fariseos de Su época, y la distancia que separa al judaísmo ortodoxo de
todos los siglos del Evangelio de Jesucristo.
TALMUD

(en hebreo, enseña). Tradición judaica que representa casi un milenio de


actividad rabínica. Consiste de una enorme masa de interpretación bíblica,
explicación de leyes y de sabiduría práctica que originalmente se transmitía
verbalmente y que a través de los siglos paulatinamente adquirió forma
escrita antes de 550 d.C.

Sus Comienzos Orales

Al proceso de comentar y explicar el texto bíblico le siguió de inmediato la


divulgación de un determinado libro inspirado. Cuando en los días de Esdras
el canon del Antiguo Testamento estaba casi completo, los eruditos judíos
sentían vergüenza de que Dios no hablara como antes a su pueblo. Con el fin
de llenar este vacío, se propusieron estudiar los libros bíblicos y crear
escuelas de interpretación que actualizaran la antigua ToraŒ. Esto daría la
impresión de que Dios hablaba todavía. Como no todos los rabinos estaban
de acuerdo con el significado de un pasaje dado, el estudiante tenía que
aprender de memoria las opiniones, a veces contradictorias, de
generaciones de rabinos.

Sus Bases Escritas: Midras Y Mishnah

Con los años, la cantidad de material alcanzó tales proporciones que los
eruditos decidieron escribirlo.

El método más antiguo de enseñar la Ley era comentar la Biblia según el


orden del texto; esta forma de exponer las Escrituras se denominó Midras
(exponer). Desde que Esdras entronizó la Ley en 444 y hasta 270 a.C., los
escribas prefirieron esta forma de enseñar.

Con la sucesión de cinco "pares" de rabinos, entre quienes los más famosos
fueron Shamai e Hillel (a fines del siglo I a.C.), surgió un nuevo método:
[Ver=] MISHNAH (repetición). Este método permitía desarrollar un tema sin
atenerse al orden bíblico. Ya antes de 50 d.C. se escribieron las primeras
compilaciones míshnicas y midrásicas. Cada erudito matizaba las opiniones
ya escritas, glosando el comentario de sus predecesores, y la discusión libre
continuaba en las escuelas bíblicas de varias localidades. La Mishnah del rabí
Judá (ca. 135-217 d.C.) codificó gran parte de la enseñanza corriente de su
época. La actividad posterior de los escribas (hasta 550 d.C.) produjo la
GuemaraΠ(aprender). La Mishnah y la GuemaraΠjuntas constituyeron el
Talmud.

Su Contenido

El Talmud se compone de seis tipos de leyes referentes a:

1. La agricultura.

2. El reposo, las fiestas, los ayunos.

3. El matrimonio y el divorcio.

4. Los asuntos civiles y delictuosos.

5. La liturgia.

6. La pureza levítica.

Junto al material legal (jalacá) aparece el material ético y religioso (jagadá)


que incluye homilías, proverbios, leyendas, predicciones, etc. Las docenas de
tomos gruesos acusan una enorme variedad de contenido que desafía a toda
sistematización. Como producto de dos centros de erudición, aparecieron
dos versiones del Talmud, la palestinense (o Yerusalmi) y la babilónica, más
completa y de más autoridad. Ambas se escribieron parte en hebreo, parte
en arameo.

Su Utilidad

Algunos de los conceptos del Talmud estaban presentes en el "clima


espiritual" que rodeó al Señor Jesús y a los apóstoles, y que ellos o
rechazaron hasta con violencia (por ejemplo, Mt 23) o aceptaron como
consonante con la revelación bíblica (por ejemplo, la Fiesta de la Dedicación,
Jn 10.22-42).
La evolución posterior del judaísmo, reflejado en el Talmud, tiene asimismo
unos aspectos criticables y otros buenos; en todo caso su estudio arroja
mucha luz sobre el Nuevo Testamento y la historia de la iglesia primitiva. La
gran dificultad para el estudiante del desarrollo de las ideas es llegar a
fechar la aparición de tal o cual tradición. ([Ver=] TRADICIÓN.)

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QUMRÁN

Nombre de un [Ver=] WADI, al noroeste del mar Muerto y de unas antiguas


ruinas cercanas. En esta región se han descubierto desde 1947 once cuevas
con importantes depósitos de documentación precristianos que iluminan
varios aspectos de los estudios bíblicos.

El Sitio

Las excavaciones (1951-1956) en [Ver=] KHIRBET Qumrán indican que este


grupo de edificios constituía la sede de la comunidad monástica que produjo
los rollos del mar Muerto. El sitio estuvo ocupado durante la monarquía de
Judá (siglos VIII-VI a.C., cf. Jos 15.62; "ciudad de la sal"), cuando se hizo una
cisterna circular. Pero las fases más interesantes de la ocupación son las que
se asocian con la secta que produjo los rollos:

Fase

Fechas aproximadas

Acontecimientos principales

Ia
130-110 a.C.

Limpieza de la cisterna antigua.

Construcción de dos nuevas, varios cuartos y un horno de alfarero.

Ib

110-31 a.C.

Reconstrucción de la sede, con miras a acomodar más miembros.

Terremoto que devastó los edificios.

II

4 a.C.-68. d.C.

Reparación de los edificios (sala de asamblea, aula de copiar escrituras,


cocina, lavadero, instalación de cerámica, molinos de cereales, etc.) y del
complicado sistema hidráulico.

Gran auge y vitalidad.


Destrucción del monasterio por los soldados romanos al mando de
Vespasiano; los sectarios habían escondido previamente sus manuscritos en
las cuevas cercanas.

En una fase posterior (III) los romanos reconstruyeron ciertos cuartos y


mantuvieron allí una guarnición por algún tiempo. Posteriormente dejaron
allí sus huellas los insurrectos de Bar-Kochbá (pretendiente mesiánico, 132-
135 a.C.), así como también monjes bizantinos y pastores árabes. Dos
kilómetros al sur de Khirbet Qumrán, en Ain Fesjáh, yacen ruinas de otras
instalaciones accesorias y dependientes del centro principal; su historia
parece paralela a la de Qumrám

Los Rollos

La biblioteca de la secta, prudentemente escondida en once cuevas,


constaba de rollos bíblicos y extrabíblicos. Se han identificado unos 500
documentos, en su mayoría fragmentarios. Un centenar son libros del
Antiguo Testamento en hebreo, incluso cuando menos un ejemplar de todos
nuestros libros canónicos menos Ester. Estos manuscritos datan de ca. 200
a.C.-68 d.C. y son de capital importancia para el estudio del [Ver=] TEXTO
DEL ANTIGUO TESTAMENTO. Se han hallado también fragmentos de la LXX y
algunos [Ver=] TÁRGUMES; es de especial importancia uno de Job en
arameo. Además, se han identificado unos pocos libros de la apócrifa, entre
ellos Tobéas (en arameo y hebreo), Eclesiástico (en hebreo), La Epístola de
Jeremías (en griego), I Enoc (en arameo) y Jubileos (en hebreo).

Los manuscritos extrabíblicos tienen que ver principalmente con la


comunidad; estos y las ruinas muestran un cuadro bastante exacto de las
prácticas y creencias de la secta (cf. III abajo). Los comentarios bíblicos,
especialmente el relativo a Habacuc, arrojan mucha luz sobre la historia de
la secta, pues interpretan a los profetas como prediciendo los últimos
tiempos, en que los sectarios creían vivir. El Rollo de la guerra es un curioso
documento que da normas de conducta para la futura guerra escatológica
entre los hijos de la luz (los sectarios) y los hijos de las tinieblas. El midrash
([Ver=] TALMUD) del Génesis, que se conserva solo en parte, da una versión
fantástica de este libro. Más importante para conocer la comunidad es un
rollo compuesto, el Manual de disciplina. Contiene las condiciones de ingreso
al noviciado; el ceremonial para la admisión solemne de nuevos miembros y
para la revisión anual; un tratado sobre el conflicto en el alma entre la luz y
las tinieblas, una sección sobre la vida y disciplina de la comunidad, con una
lista de penitencias y un himno de alabanza. No son más amenos los
Himnos, que revelan muchas creencias teológicas de la secta, y su devoción
personal. Finalmente, cabe mencionar el Documento de Damasco. Este
documento se conocía desde antes, pero a juzgar por los fragmentos
descubiertos en Qumrán, también pertenecía a la misma secta. La primera
parte es una exhortación; la segunda, un código de normas para una
sociedad de casados.

De menos importancia para el estudio bíblico, porque proceden de otras


comunidades, son: El rollo de cobre, que describe tesoros enterrados en
Jerusalén y cerca de ella; Textos de Murabbaat (al sur de Qumrán) referentes
a la guerra de Bar-Kochbá; y Textos de Khirbet Mird (al norte del Valle de
Cedrón) que datan de los siglos V-VIII d.C.

La Comunidad

Estos sectarios eran probablemente una rama de los [Ver=] ESENIOS.


Surgieron de los judíos piadosos (jasidim) que resistieron la apostasía
durante la persecución de Antíoco Epífanes (175-163 a.C.). Después de años
de indecisión, se retiraron al desierto de Judá dirigidos por un líder
carismático conocido como el Maestro de justicia (o Maestro autorizado) para
organizarse como el justo "remanente de Israel". Aunque los primeros
miembros debían ser casados, pues el celibato era poco usual en Israel, la
secta fue adoptando poco a poco la vida célibe. En un cementerio cerca de
las ruinas se han encontrado más de mil esqueletos, casi todos de varones.
Estos monjes esperaban que la pronta llegada de la nueva era pondría fin a
la presente "era de maldad". Buscaban, mediante el estudio diligente y la
práctica de la Ley, merecer el favor divino y expiar los errores de los demás
israelitas; pensaban que serían los ejecutantes del juicio divino en el
momento final.

Como señal de los tiempos postreros, creían que surgirían tres figuras
profetizadas en el Antiguo Testamento: el profeta semejante a Moisés (Dt
18.15ss), el Mesías davídico y un gran sacerdote del linaje de Aarón. Este
sacerdote sería jefe de estado, superior al Mesías. El Mesías davídico sería un
príncipe guerrero que conduciría las huestes fieles de Israel a una victoria
aplastante sobre los "hijos de las tinieblas"; entre estos los principales serían
las fuerzas gentiles de los [Ver=] QUITIM (¿romanos?) El profeta comunicaría
al pueblo de Dios la voluntad divina al fin de la era, como Moisés lo había
hecho al comienzo de su historia.

Los sectarios rehusaron reconocer a los sumos sacerdotes de Jerusalén por


dos razones:

1. Estos no pertenecían a la legítima casa de Sadoc (depuesta por Antíoco


Epífanes).

2. Eran moralmente ineptos para su oficio sagrado.

A uno de ellos, un sacerdote real de los asmoneos, se le describe como el


"sacerdote malvado" por excelencia, debido a la hostilidad que mostró al
Maestro de justicia y sus seguidores. La secta conservó entre sus rangos las
categorías de sacerdotes sadocitas y de levitas, para el futuro
restablecimiento de un culto digno en el templo purificado. Su calendario
religioso discrepaba también del usado en Jerusalén.

La comunidad practicaba una disciplina rigurosa e interpretaba la Ley aun


más severamente que los fariseos. Sus abluciones ceremoniales y comidas
comunales, a las cuales la entrada se reglamentaba estrictamente, eran
símbolos de su esperanza. Toda interpretación bíblica la recibían del Maestro
de justicia, para ellos el último de los grandes iluminados, porque él sabía lo
que otros profetas ignoraban: el momento final de la historia humana, el de
la comunidad. Cuando esta expectación resultó frustrada, los sectarios se
dispersaron.
Algunos pueden haberse aliado con la iglesia de Jerusalén, que huía también
de las tropas romanas (ca. 70 d.C.), pero la secta como tal desapareció.

Su Importancia

Los posibles puntos de contacto con el movimiento cristiano se han


estudiado con esmero. Las semejanzas respecto a la escatología, la doctrina
del remanente, la exégesis del Antiguo Testamento y las prácticas religiosas
no deben cegarnos a las diferencias esenciales: el evangelio no es esotérico
ni asceta; en él, Jesucristo es proclamado como profeta, sacerdote y rey
davídico en una sola persona. Nuestro Redentor murió (violentamente, a
diferencia del Maestro de justicia) y resucitó (los sectarios nunca afirmaron
esto de su fundador) de una manera salvífica. Si los rollos arrojan luz sobre
los orígenes de Juan el Bautista, el dualismo ético de las epístolas, la
organización de la iglesia en Jerusalén o los destinatarios de la Epístola a los
hebreos, estaremos agradecidos a sus autores, sin llamarlos protocristianos.

Bibliografía:

CBSJ V, 68:66-110. M. Burrows, Los rollos del mar Muerto, 1958 y Más luz
sobre los rollos, 1964, Fondo de Cultura Económica, México. J.T. Milik, Diez
años de descubrimientos en el desierto de Judá, Madrid, 1961. A. González
Lamadrid, Los descubrimientos del mar Muerto, Madrid, BAC, 1972. R.
Schubert, La comunidad del mar Muerto, Uteha, México, 1961. Y Yadin, Los
rollos del mar Muerto, Editorial Israel, Buenos Aires, 1959.

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QUMRÁM (MANUSCRITOS DE)

Uno de los descubrimientos de importancia más trascendental para el


estudio de la Biblia, de su transmisión, y también para el estudio de ciertos
aspectos de la vida y estado del judaísmo en la época de Cristo, es el que
tuvo lugar en la zona de la desembocadura del Wadi Qumrán en el mar
Muerto. Los primeros descubrimientos tuvieron lugar en 1946/47; y desde
entonces se fueron sucediendo los acontecimientos, gracias a un intenso
esfuerzo de exploración y excavación.

Plan del artículo

I. Khirbet Qumrán

II. Descubrimientos

III. Excavaciones en 1Q

IV. Arqueología de Khirbet Qumrán

V. Catálogo de cuevas y mss.

VI. Identificación de los qumranitas

VII. Jesucristo y los esenios

VIII. Literatura bíblica: AT

IX. Literatura bíblica: NT

I. Khirbet Qumrán
Situación:

Khirbet Qumrán (o ruinas de Qumrán) es un tell (véase TELL) que se halla á


13 Km. al sur de Jericó y a 2 Km. de la costa occidental del mar Muerto,
sobre los acantilados que se hallan tras la estrecha franja costera, cerca del
oasis de Ayin Feshja .

II. Descubrimientos.

En varias publicaciones se halla la historia de un muchacho beduino que, a


fines de mayo de 1947, se internó solo por los agrestes parajes cercanos a
Ayin Feshja en persecución de una cabra que se le había escapado, y cómo,
cansado, se sentó, y descubrió un orificio en la ladera. Esta historia sigue
afirmando que el joven marchó aprisa de allí atemorizado, y que volvió al día
siguiente con un amigo suyo para investigar más a fondo. Habiendo
descubierto varios recipientes que contenían rollos, los vendieron a un
comerciante de Belén. La realidad es algo distinta. El hallazgo tuvo lugar a
fines de 1946. Tres pastores que se hallaban por los alrededores del oasis de
Ayin Feshja, no lejos de las ruinas de Qumrán, fueron los descubridores.
Yuma Mohamed Jalil tenía la obsesión de que si exploraba las cuevas
suficientes hallaría un tesoro de gran valor. Acompañado de otros dos
amigos, de la tribu beduina seminómada ta'amireh , llamados Jalil Musa y
Mohamed Ahmed el-Hamed, guardaban los rebaños en aquella región. Yuma
se dio cuenta de dos a modo de agujeros que se abrían sobre una de las
paredes del acantilado. Subieron hasta allí y pudieron constatar que el
agujero superior permitía el paso de una persona delgada. Al arrojar una
piedra adentro, oyeron un ruido como si hubiera tocado un recipiente de
barro. Llenos de curiosidad, pero impedidos de seguir explorando porque
estaba cayendo la noche, él y sus amigos tuvieron que dejar la búsqueda
para un día más oportuno. Dos días después, Mohamed Ahmed el-Hamed se
dirigió allí a solas. Una vez dentro de la cueva, descubrió diez jarras de pie a
lo largo de la pared de la cueva, algunas con su cubierta. Había muchos
cascos de jarras rotas. Sólo en una de las jarras tapadas encontró dos
paquetes, envueltos en telas, y empapados de algo negro. Al enterarse los
otros dos de este hallazgo, y enfurecidos por la escapada del primero,
llevaron los rollos a un carpintero dedicado también a las antigüedades en
Belén. No llevando éste ninguna gestión a cabo, se pusieron por fin en
contacto con Jalil Iskandar Shalim, un zapatero/anticuario también de Belén.
Esto sucedía a principios de abril del mismo año. Finalmente, después de
varias incidencias, Su Gracia Mar Atanasio José Samuel, arzobispo sirio de
San Marcos de Jerusalén, se hizo con los tres rollos descubiertos en la
primera incursión de los beduinos en la cueva, que resultaron ser el famoso
« Rollo de Isaías», con el texto completo (1QIs'), el « Comentario de
Habacuc» (1QpHab), y la « Regla de la Comunidad» (1QS), además de un
cuarto rollo procedente de una segunda incursión de los beduinos en la
cueva, que resultaría ser el « Génesis Apócrifo» (1QApGen).

En la segunda incursión se consiguieron otros tres rollos, además de dos


jarras, que finalmente fueron a parar a manos del doctor E. L. Sukenik, que
era a la sazón rector de la Universidad Hebrea de Jerusalén. éstos resultaron
ser: una colección de « Himnos» o Salmos (1QH); la « Regla de la Guerra»
(1QM), y un rollo incompleto de « Isaías» (1QIs'), que pasaron a la
Universidad Hebrea de Jerusalén.

Por medio de un bibliotecario sirio, el doctor Sukenik pudo llegar a ver los
rollos del arzobispo Atanasio, pero no consiguió adquirirlos.

Después de la primera guerra árabe-israelí, el arzobispado de Mar Atanasio


precisaba de dinero para hacer frente a ayudas a personas necesitadas, y
recurrió a su venta en Estados Unidos. Finalmente, después de varias
peripecias y negociaciones, los cuatro rollos quedaron en posesión de Israel,
que los adquirió por medio de personas interpuestas para que los
vendedores no conocieran el destino final de los rollos, y fueron depositados
en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Yigael Yadin, el hijo del doctor
Sukenik, fue quien dirigió la operación de la compra por medio de un
abogado. La operación de compra tuvo lugar a mediados de 1954.

III. Excavaciones en la Cueva 1 (1Q)

Al llegar a conocimiento de las autoridades de Jordania lo referente a los


hallazgos del mar Muerto, se preparó una expedición formal que excavó la
cueva 1 de Qumrán, desde el 15 de febrero hasta el 5 de marzo. Esta
excavación fue emprendida conjuntamente por el Departamento Jordano de
Antigüedades y por la Escuela Bíblica de Jerusalén, bajo la dirección de G. L.
Harding y del P. Roland de Vaux. Se hallaron muchos cascos de cerámica
rota, provenientes de al menos cincuenta jarras; numerosos trozos de tejido
semejantes a los que habían envuelto los mss. descubiertos, y 900
fragmentos de mss., casi todos ellos de piel, más unos pocos fragmentos de
papiro. Era evidente que los siete rollos que habían sido descubiertos
constituían una fracción de los que habían sido originalmente depositados en
la cueva. Esta cueva es la que en la actualidad recibe el nombre de 1Q.

IV. Arqueología de Khirbet Qumrán

Intrigados y deseosos de hallar alguna luz acerca de la procedencia de estos


textos, se emprendió una expedición para explorar el tell de Khirbet Qumrán
y dilucidar una posible relación entre los textos y las ruinas adyacentes. Así,
el Departamento de Antigüedades de Amán, el Museo Arqueológico de
Palestina, y la Escuela Bíblica de Jerusalén, llevaron a cabo cinco campañas
entre los años 1951-56, dirigidas por los mismos G. L. Harding y el P. R. de
Vaux. Descubrieron unas ruinas de una extensión aprox. de 80 x 80 m. de
lado, de forma aproximadamente rectangular y de apariencia imponente.
Había una torre junto a la puerta de entrada, varias salas para diversos
propósitos, y una serie de estanques unidos entre sí mediante una red de
acequias, y que recibían el agua de una cisterna. Una gran grieta atraviesa
todo el conjunto de norte a sur, y pasa por dos estanques. Esta grieta
pertenece al terremoto del que informa Josefo ( Ant . 15:5, 2), y que tuvo
lugar en el año 31 a.C.

En las excavaciones se apreciaron distintos niveles. La evidencia de campo


revela que ha habido una ocupación desde los siglos VIII a VII a.C. Una
cisterna circular procede de esta época. Es posible que fuera Uzías quien
construyera una fortaleza en este lugar ( cfr . 2Cr 26:10). Sin embargo, la
ocupación principal es la de la época de Hircano I (134-104 a.C.). La
ocupación siguió ininterrumpidamente hasta el terremoto del año 31 a.C.
Posteriormente, volvió a ser ocupada desde los alrededores del año 3 d.C.
hasta el 68 d.C., en que debió ser tomada por los romanos en sus
operaciones de limpieza conjunta a la toma de Jericó. Los restos
arqueológicos indican un final violento de esta fase. Los muros fueron
derribados, y hay una capa de ceniza que cubre la extensión de la localidad.
Asimismo, se encontró una buena cantidad de cabezas de flecha. Se discute
la posibilidad de que los mismos ocupantes de Qumrán se defendieran, o
que el emplazamiento fuera tomado, a raíz de la sublevación contra Roma,
por los rebeldes judíos. Hay adicional evidencia de ocupación romana hasta
el año 86 d.C. Es evidente que allí quedó una guarnición hasta la total
pacificación del país. La siguiente fase fue su ocupación por los fieles de Bar
Koqueba (132-135 d.C.). Esta última ocupación está relacionada con los
hallazgos del Wadi Murabba'at y Nahal Hever (véase sección V, al final).

Al reanudarse la ocupación de Qumrán, se evidencia una nueva etapa de


construcciones. En el curso de las excavaciones se identificaron las
siguientes instalaciones:

(a) Salones de reunión;

(b) scriptorium , o local donde se llevaba a cabo la copia de mss.;

(c) cocina;

(d) lavadero;

(e) talleres de alfarería;

(f) molinos de harina;

(g) hornos;

(h) diversos talleres de trabajo (véase plano de los edificios de Qumrán).


La datación de estos hallazgos se hizo mediante diversos métodos:
paleografía, datación radiocarbónica, determinación de la naturaleza
histórica de los principales niveles arqueológicos de Qumrán (helenístico y
romano) y el examen de varios cientos de monedas halladas en las
excavaciones, que limitan el período principal de ocupación entre las fechas
de 135 a.C. a 68 d.C. La datación de los mss. de la primera cueva (1Q) se
hizo mediante análisis paleográficos, como ya se ha indicado. Albright asignó
a los mss., en base a su comparación con el papiro Nash (véase PAPIRO), la
edad de fines del período macabeo, alrededor del año 100 a.C. La prueba del
radiocarbón dio la edad de 33 d.C. ±200 años (fecha posteriormente
asignada a 20 a.C.).

No lejos de las ruinas se descubrió un cementerio con más de mil sepulturas,


bien alineadas. Aunque la mayor parte de los enterramientos son de
varones, había también algunos de mujeres y niños.

Quedaba en pie la cuestión de si había relación entre los mss. de las cuevas
y las ruinas de Qumrán. El hallazgo de varios tinteros y de una mesa y
banquetas en la estancia que había sido utilizada como « scriptorium» ya
indicaba una relación entre ambos lugares. La fecha de los mss. se
correspondía con la de ocupación de Khirbet Qumrán. Se halló finalmente
una gran cantidad de piezas de cerámica idéntica a la descubierta en la
primera cueva, e incluso una jarra idéntica a la usada para depositar los
rollos. De manera que queda bien establecido el enlace entre ambas
localidades.

¿Quiénes eran los ocupantes de Qumrán? Se barajaron muchas posibilidades


en aquellos primeros años de las excavaciones. Unos (Wieder, Szyszman y
Zeitlin) sugirieron que eran caraítas; otra hipotética identificación fue la
emitida por Teicher, según quien se trataría de ebionitas; otros (Roth, Driver)
han propuesto su identificación con los zelotas; incluso se ha querido
identificarlos con los saduceos (Habermann) y con los fariseos (Rabin). La
mayor parte de los autores se inclina en la actualidad por la postura de que
los qumranitas eran una comunidad esenia (véase ESENIOS). En la sección VI
(Identificación de los qumranitas) se tratará esta cuestión con una cierta
extensión. Se debe señalar, sin embargo, que la séptima cueva de Qumrán
(7Q) es independiente de Khirbet Qumrán, por las razones que se exponen
en la sección IX (Literatura Bíblica: NT).

V. Catálogo de cuevas y manuscritos

Se hallaron en Qumrán mss. bíblicos y no bíblicos en las lenguas hebrea,


aramea y también en griego. La riqueza, antigüedad y relevancia de estos
hallazgos hicieron que Albright afirmara: «éste es el mayor descubrimiento
de los tiempos modernos.»

El total de cuevas exploradas es de once. A cada una de ellas se le ha


asignado una notación. Así, las cuevas son 1Q (primera cueva de Qumrán),
2Q... 11Q. Para denominar a los mss., se usa la procedencia de la cueva, y
unos símbolos concretos. Por ejemplo, el « Comentario de Habacuc», hallado
en la primera cueva, tiene la designación de 1QpHab (la letra «p» designa
que el escrito es un comentario).

La cantidad aproximada de materiales es de 40.000 fragmentos, que


representan a 500 libros; de ellos, sólo unos pocos se han recuperado
íntegros; la mayor parte son fragmentarios. Las cuevas que dieron mayor
cantidad de mss. fueron 1Q, 4Q y 11Q. Aquí, evidentemente, sólo se podrá
mencionar un cierto número de ellos, y tratar con una cierta extensión sólo
acerca de algunos particularmente importantes en las secciones VI, VII, VIII y
IX en las consideraciones correspondientes.

Cueva 1 (1Q).

Situada a medio kilómetro al nor-noroeste de las ruinas de Qumrán y


descubierta a fines de 1946 en las circunstancias ya expuestas en la sección
II. Fue explorada meticulosamente del 5 al 15 de marzo de 1949.

Hallazgos:
Literatura extrabíblica (incluyendo comentarios al texto bíblico):

Génesis Apócrifo (1QApGen ar), en arameo. Se trata de una ampliación y


embellecimiento legendario de ciertos relatos de Génesis acerca de las vidas
de algunos patriarcas. Fue desenrollado en 1956. Su texto existe en inglés
en la edición de Geza Vermes: « The Dead Sea Scrolls in English» (Los Rollos
del Mar Muerto, Pelican Books A551, Londres, reimpr. 1968; en adelante:
Vermes , PP. 215-224).

Los Himnos . Se conservan veinticinco de ellos (Vermes, p. 149; treinta


según E. Sen Montero, «Qumrán», Gran Enciclopedia Rialp ; la diferencia en
el cómputo se debe a la dificultad en determinar dónde termina uno y
empieza otro, Vermes, ibid .). Se trata de una excelente muestra de la
poesía heb., de composición impecable. Son himnos de acción de gracias, y
de oraciones individuales. Se descubrieron siete copias, y el texto inglés está
dado en Vermes , PP. 149-201.

Rollo de la Guerra (1QM). Este rollo lo compró el doctor Sukenik a los


beduinos en 1947. Su título actual es « La Regla de la Guerra». Da normas
para una guerra escatológica de la comunidad contra los kittim y las
naciones. Muestra la ordenación de las batallas a luchar, la disposición
táctica del ejército, las edades de los asignados a cada servicio; da normas
acerca del ministerio sacerdotal asociado con la marcha de la guerra, las
descripciones de las armas a utilizar; da los textos de las arengas a lanzar, y
del himno de acción de gracias a cantar después de la victoria, así como la
descripción de la última batalla escatológica, con una relación de las siete
fases de que se compone. El planteamiento es el de la guerra de «los hijos
de la luz» en contra de «los hijos de las tinieblas». (Véase más abajo, sección
VI, apartado Escatología .) El texto en inglés aparece en Vermes , PP. 122-
148.

La Regla de la Comunidad (1QS), en la que hay las diversas normas de


comportamiento en el seno de la comunidad, los requisitos y forma de
ingreso en ella, y las penas disciplinarias por quebrantamiento de las reglas.
Para el texto en inglés, véase Vermes , PP. 72-94. Había dos anexos a él:

« La Regla de la Congregación», con normas de comportamiento de la


congregación durante los días del conflicto final y la era del Mesías,
designado 1QSa ( Vermes , PP. 118-121), incluyendo normas acerca del
matrimonio, y

« El Libro de las Bendiciones», designado 1QSb ( Vermes , PP. 206-209),


parece que usados en la liturgia de la comunidad en anticipación de la
instauración de la era del Mesías.

Comentario de Habacuc (1QpHab; texto inglés en Vermes, PP. 235-243). Se


aplica el mensaje de Hab. 1-2 a las circunstancias históricas del período. El
comentario incluye el texto heb. de los capítulos 1 y 2, que presenta una
estrecha relación con el Texto Masorético (TM). En él se hace una forzada
identificación de «los caldeos» con los «kittim»; una postura que ha
alcanzado mucha difusión es que por «kittim» se entiende a los romanos;
parece ser muy coherente con el contexto histórico. Fueron ellos los que
apuntalaron a la dinastía hasmonea, aborrecida por la comunidad de
Qumrán por haberse apoderado del sacerdocio en perjuicio de la rama de
Sadoc, a la que se mantuvieron leales. Este aspecto volverá a ser tratado en
la sección VII, en el apartado «Bosquejo histórico de los qumranitas».

Otro comentario es el de Miqueas (1QpMi), que comenta Miq 1:5-6 ( Vermes ,


PP. 230-231).

Literatura bíblica:

Libro del profeta Isaías . Se hallaron dos rollos en la primera cueva. El


primero (1QIsa) presenta el texto completo. Aunque exhibe un buen número
de cambios en escritura, en formas gramaticales, y otras variantes, es
notablemente idéntico al libro de Isaías en el TM (más consideraciones se
dan en la sección VIII). El segundo rollo de Isaías (1QIsb), aunque incompleto,
presenta una caligrafía mucho más bella, y un texto casi idéntico al
masorético. Se conservan parte de los caps. 41 y 43 a 66, junto con algunos
fragmentos de los capítulos anteriores.

Fragmentos del Libro de Daniel (1Q71, 1Q72). En estos fragmentos se halla


precisamente el pasaje en el que se da el cambio de lenguas de heb. a aram.
(Dan 2:4).

También se hallaron en 1Q cinco pequeños fragmentos del libro de Levítico,


pertenecientes al «Código de Santidad» (Lv. 17-26); estos fragmentos han
sido fechados por A. Parrot como anteriores al siglo V a.C.

Cueva 2 (2Q).

En febrero de 1952 los beduinos hallaron otra cueva, a poca distancia al sur
de la primera. De esta incursión consiguieron fragmentos de los libros de
éxodo, Rut, Salmos, Jeremías, del Libro de los Jubileos, y otros diversos,
adquiridos por la Escuela Francesa de Arqueología y por el Museo Palestino
de Jerusalén. A la vista de estos hallazgos, se llevó a cabo una expedición en
toda regla, efectuándose la exploración de todo el acantilado en el que se
hallaba la cueva, con toda la región circundante, en 8 Km. de extensión. Se
descubrieron unas 170 cuevas, en 25 de las cuales se hallaron restos de
cerámica, y en bastantes de ellas rollos y fragmentos de mss. En la cueva 2Q
se halló un rollo de Levítico (2QLev).

Cueva 3 (3Q).

Se hallaron restos de diversos libros canónicos, así como de literatura no


bíblica.
Literatura extrabíblica:

Rollo de cobre (3Q15). Descubierto por el conde de Contenson en 1952


estaba dividido en dos porciones. Se hallaba sumamente oxidado, y no era
posible desenrollarlo, por lo que tuvo que ser cuidadosamente cortado en
tiras Se pudo leer bien. Da una relación de sesenta lugares de Palestina en
los que se habían escondido oro, plata, perfumes, rollos de mss., etc. La
cantidad total de metales preciosos relacionada es aproximadamente como
sigue: unas sesenta y cinco toneladas de plata y veintiséis de oro. Ha habido
autores que han considerado que estas cifras son fabulosas y que se trata de
una obra de ficción (J. T. Milik). Otros creen que se trata de un tesoro real, ya
desaparecido (K. G. Kuhn, C. Rabin y J, M. Allegro). La hipótesis más plausible
es esta última. Con Qumrán en manos zelotas alrededor del año 68, d.C., no
hubiera habido problemas para depositar tanto el rollo como el tesoro en los
parajes del desierto. El estilo del rollo no es el que corresponde a una
antigua leyenda sino que está dado en un lenguaje árido de catálogo. El
mismo hecho de que este catálogo fuera inscrito en un rollo de material
sumamente duradero y costoso le da carácter oficial ( cfr. Vermes , PP. 250-
252). En realidad, no hay nada implausible en estas cantidades de oro y
plata (véase ORO).

Literatura bíblica:

Entre varios fragmentos, destacan los que contienen el Salmo 2 (3QPs 2).
Presenta un lenguaje «mishnaico», y fue publicado en 1960 por J. Allegro.
Cross lo fecha en el año 75 d.C.

Cueva 4 (4Q).

Explorada entre el 22 y 29 de septiembre de 1952, resultó ser muy


abundante en mss. Hay más de trescientos ochenta libros procedentes de
esta cueva, de los que hay cien copias de los libros canónicos, viéndose
representado todo el AT con excepción de Ester.

También está representada la LXX. Para mencionar una pequeña cantidad de


los que han sido estudiados:
Literatura bíblica:

Libro del éxodo (4QEx'). Este texto está fechado alrededor del año 250 a.C.
Esta fecha ha quedado confirmada paleográficamente gracias a su
comparación con unos fragmentos de Wadi Daliyeh de carácter jurídico-
administrativo y que, por ello, están fechados (F. M. Cross, cfr . González
Lamadrid: « Los Descubrimientos del Mar Muerto» BAC, Madrid, 1973, pp.
77-78)

Libro de Samuel . Dos fragmentos (4QSam a y 4QSam b). Este último


presenta el más antiguo texto conocido en escritura cuadrada, y se le ha
asignado la fecha de 225 a.C. (F. M. Cross, cfr. párrafo anterior). Contiene 1
S. 16:19 - 1 S. 21:23, y afirman los especialistas que se trata de un texto
superior al del TM y LXX. En cambio, el fragmento de «Sam a» presenta un
texto más cercano a la LXX que al TM, además de presentar fuertes
analogías con el pasaje paralelo en Crónicas.

El fragmento de Eclesiastés (4Q Qoh [Qoh = Eclesiastés]) presenta un


interesante problema para los adherentes a la escuela racionalista. Fechado
entre 175 y 150 a.C., y no siendo evidentemente el texto original, destruye
la opinión extendida que situaba su fecha de redacción en el siglo II o I a.C.

El libro de Jeremías está representado por dos fragmentos (4QJera y 4QJerb).


El primero, al que Cross ha asignado una fecha de 175 a.C. y de carácter
protomasorético, y otro, también heb., pero del mismo tipo que la traducción
gr. LXX.

Entre los diversos fragmentos del Libro de Daniel destaca 4Dna, fechado
alrededor del año 120 a.C. Ahora bien, según la crítica racionalista, la fecha
de redacción original era de alrededor del año 168 a.C. (Véase DANIEL
[LIBRO DE]) Este fragmento de Daniel de tanta antigüedad muestra que su
aceptación se había generalizado en el seno de las diversas ramas del
judaísmo, haciendo totalmente insostenible la idea de que hubiera sido
escrito sólo alrededor de unos 50 años antes de la preparación de esta copia.
Otros escritos bíblicos de Qumrán lo son varios fragmentos gr. de la versión
LXX, entre los que se hallan 4QLXX Lva, que es un fragmento de pergamino
con parte de Lv. 26; 4QLXX Lvb, cuatro fragmentos de papiro con partes de
Lv. 2-5; 4QLXX Nm, una membrana con partes de Nm. 3-4.

Literatura extrabíblica:

Florilegio (4QFlor). Se trata de una combinación de pasajes de las Escrituras


con comentario para identificar a la comunidad de Qumrán con el Templo. El
texto en inglés se da en Vermes, PP. 245-247.

Comentario al Salmo 37 (4QpPs 37), de carácter escatológico (Vermes, Pp.


243-245).

Testimonio (4QTest). Se trata de un texto de carácter mesiánico, con textos


de Deuteronomio., Números., y un breve comentario sobre Jos 6:26 ( Vermes
, PP. 247-249).

Comentario de Isaías . Hay cuatro fragmentos, 4QpIs a, b, c, d. Los


fragmentos a y d son de particular interés. El primero trata del famoso
pasaje mesiánico de Isa 11:1-3 ( Vermes , PP. 226-229 para el texto de los
cuatro fragmentos).

Otros interesantes comentarios son el de Oseas (4QpHos, Vermes , p. 231);


de Nahum (4QpNah, Vermes , pp. 231-234). Hay también otros fragmentos,
como las Bendiciones Patriarcales (4QPB, Vermes , p. 224); Leyes bíblicas
(4Q Ordenanzas , Vermes , p. 249); cuatro textos aram. y uno en heb. de
Tobías , cuya redacción se asignaba antes a los siglos II o I a.C., y que ahora
tiene que proyectarse hacia atrás, a los siglos V o IV a.C.; finalmente, se
puede mencionar la Oración de Nabónido , fragmento en arameo ( Vermes ,
p. 229), de gran interés, porque demuestra que este personaje, padre de
Belsasar, era conocido de los judíos en la época intertestamentaria. ( Cfr .
DANIEL [LIBRO DE].)

Cuevas 5 y 6 (5Q y 6Q) . En ellas no se ha descubierto gran abundancia de


material. Sí se deben mencionar un ms. de Isaías (5QIs) y un ejemplar del
Documento de Damasco (6QDD), cuyo texto da Vermes , PP. 97-117.

Cueva 7 (7Q). Fue descubierta y excavada del 16 al 19 de febrero de 1955,


dentro de un plan sistemático de excavaciones, bajo la dirección de Hassan
Awad. Se hallaron los restos de dos jarras grandes y fragmentos de otras,
además de varios fragmentos de literatura en gr., que fueron
provisionalmente atribuidos a la LXX. Se trataba de fragmentos de papiro
escritos por una sola cara, lo que indicaba que habían pertenecido no a
códices, sino a rollos. Esto constituyó ya una indicación inicial de antigüedad.
No se halló ningún otro tipo de mss. que éstos.

En la edición « princeps» publicada para poner estos fragmentos al alcance


de los especialistas (editores: M. Baillet, J. T. Milik y P. R. de Vaux: «
Discovertes in the Judaean Desert III», Oxford University Press, 1962) ya se
había logrado la identificación de los fragmentos 7Q1 y 7Q2, con Exo 28:4-7
y Jer 5:43-44 respectivamente. Se insinuaba que 7Q3 a 7Q5 pudieran
corresponderse asimismo con pasajes bíblicos, y los 13 restantes quedaban
totalmente indeterminados.

Después de penosos estudios, sin embargo, José O'Callaghan, S. I.,


conseguía identificar varios de los fragmentos con pasajes del Nuevo
Testamento. La relación es la siguiente:

7Q4, 1Ti 3:16; 1Ti 4:1, 1Ti 4:3 (refs3);

7Q5, Mar 6:52-53;


7Q6-1, Mar 4:28;

7Q6-2, Hch 27:38;

7Q7, Mar 12:7;

7Q8, Stg 1:23-24;

7Q9, Rom 5:11-12;

7Q10, 2Pe 1:15;

7Q15, Mar 6:48.

Datación de los fragmentos.

Como podrá comprenderse, ésta es una cuestión de inmensa importancia,


porque los resultados inciden directamente sobre toda la discusión de la
transmisión de los textos del NT y de su formación. Los resultados quedan
fuertemente condicionados por las siguientes observaciones: antes de la
identificación de los fragmentos se había fechado arqueológicamente el
cierre de la Cueva 7 en el año 70 d.C. Por otra parte, M. Baillet afirma en un
artículo («Les manuscrits de la grotte 7 de Qumrân et le Nouveau
Testament», en Biblica 53 [1972], p. 515): «7Q4-18: entre el 50 antes y el 50
después de Cristo», confirmando la anterior datación al mismo efecto dada
por el prestigioso experto C. H. Roberts.

En base a los criterios paleográficos (la comparación de la escritura con


escritos de edad fijada previamente), la situación es:
7Q4: fecha asignada de alrededor de fines del siglo I d.C. (O'Callaghan: « Los
papiros griegos de la Cueva 7 de Qumrán», BAC, Madrid, 1974, en adelante
O'Callaghan , PP. 35-36);

7Q5, fecha asignada de mediados del siglo I ( ibid ., p. 45);

7Q6-1 y 7Q6-2, fecha asignada de mediados del siglo I ( ibid ., PP. 62, 63);

7Q7, de primera mitad o mediados del siglo I ( ibid . p. 68);

7Q8 igual a 7Q6, cfr. O'Calaghan , p. 72; 7Q9, mediados del siglo I, ibid , p.
73;

7Q10, mediados del siglo I, ibid ., p. 75;

7Q15, primera mitad del siglo I, ibid , p. 76.

Estos mss. son evidentemente copias, como lo demuestra el uso del estilo
ornado «zierstil» utilizado, con las líneas dispuestas de una manera
profesional y con las columnas justificadas. Aunque O'Callaghan indica una
fecha algo tardía para 7Q4, no debe tomarse como mínimo, sino más bien
como máximo. La sutil diferencia en el trazo bien puede haberse debido a
otra mano, y él mismo está dispuesto a aceptar una edad más cercana al
tercer cuarto del siglo I. La fiabilidad de este hallazgo y sus implicaciones en
las teorías acerca de la formación del canon del NT se tratarán en la sección
IX de este artículo.

Cuevas 8, 9 y 10 (8Q, 9Q y 10Q).


Estas cuevas, exploradas durante el año 1955, no rindieron demasiado
material. Merece destacarse una filacteria (8QFiI). Los textos de los
pergaminos fueron publicados por Yigael Yadín en 1969 ( cfr . « Biblical
Archaeology Review», sept./oct. 1984, p. 26), dando evidencia de cómo se
doblaban los textos y cómo se ataban.

Cueva 11 (11Q).

Esta última cueva, la tercera en importancia por la cantidad de material


recuperado, fue descubierta y explorada en enero/febrero de 1956. Se citan
los siguientes hallazgos importantes:

Literatura extrabíblica:

El Rollo del Templo (11QTs). Consta de 66 columnas, con una longitud total
de 8,20 m. Su datación paleográfica lleva a asignarle una fecha de la época
herodiana tardía, de mediados del siglo I d.C. Y. Yadín, su editor actual,
observa que se trata de la fecha de la copia, no del original; en opinión de
Yadín, la evidencia interna del ms. conduce a asignar una fecha de redacción
de entre el 150 y 125 a.C. Ello queda confirmado por la existencia de
fragmentos de copias adicionales, y más antiguas, de este documento, en
4Q, con una escritura hasmonea de alrededor del año 125/100 a.C., lo que,
como mínimo, lo sitúa entre 150/125 a.C.

Toda la evidencia apunta a que este texto constituía la ley básica de los
qumranitas, junto con la Ley de Moisés. El rollo contiene largos pasajes que
proceden del Pentateuco, incluso capítulos enteros. Un aspecto muy
característico, sin embargo, de 11QTs, es que en muchos pasajes es Dios
quien habla directamente en lugar de Moisés. Yadín señala que,
evidentemente, el autor quería presentar la ley como dada directamente por
Dios, sin intermediario. El contenido de 11QTs es el siguiente:
(a) Planos del Templo a construir en el futuro mesiánico,

(b) sacrificios del Templo

(c) estatutos del rey:

(A) acerca del matrimonio del rey

(B) movilización durante la guerra

(C) derechos limitados del rey al botín en la guerra (el diez por ciento),

(D) constitución del consejo (compuesto por doce sacerdotes, doce levitas y
doce israelitas del pueblo),

(E) puestos de autoridad subalternos;

(d) leyes de la comunidad para el presente y para el futuro escatológico, en


el que los herederos del sacerdocio de Sadoc reinen en Jerusalén;

(e) leyes de las fiestas, muchas de las cuales no son ordenadas en la Biblia,

(f) leyes sobre la idolatría, votos y juramentos, animales limpios e inmundos,


impurezas rituales, leyes de testimonio, etc.
A diferencia de la Ley de Moisés, que presenta una ordenación histórica, esta
Ley del Templo esta ordenada temáticamente.

En esta Ley hay un gran rigor en las demandas. Por ejemplo, se prohíbe
tener relaciones sexuales en la ciudad de Jerusalén, así como hacer en ella
las necesidades. Todas las reglas de la purificación son de un fariseísmo
llevado a extremos de exacerbación.

También se halló en 11Q un targum arameo del libro de Job , entre otra
mucha cantidad de literatura, cuya publicación se ha ido acelerando durante
la década de 1990 en adelante, debido a las presiones del grupo editorial de
Biblical Archaeology Review .

Literatura bíblica:

Libro de los Salmos (11QPs). Fue desenrollado en noviembre de 1961. Se


habían hallado también fragmentos aparentemente pertenecientes al mismo
rollo, y otros materiales fragmentarios. De todo el conjunto de 150 salmos
sólo se han conservado treinta y seis, dispuestos en un orden distinto al
canónico. También aparecen ocho composiciones no canónicas en este rollo,
de las que cinco eran ya conocidas. Este texto concuerda, a todos los
efectos, con el TM.

Otras cuevas.

A dieciocho kilómetros al sur de Qumrán, en las cercanías del Wadi


Murabba'at , los beduinos hallaron unas cuevas con diversos mss. Este
hallazgo tuvo lugar en el año 1951. Después de una búsqueda sistemática
gracias a las pistas dadas por los beduinos, De Vaux descubrió una buena
cantidad de restos: de estas cuevas salió el más antiguo ms. heb. conocido,
un papiro fechado en el siglo VII a.C., anterior al exilio babilónico ( cfr .
González Lamadrid: « Los Descubrimientos del Mar Muerto», BAC, Madrid,
1973, PP. 50-51). También se encontraron muchos mss. bíblicos
fragmentarios, todos ellos con escritura protomasorética, una copia
fragmentaria de la versión gr. de los Profetas Menores (de alrededor del año
150 d.C.); otro texto de los profetas menores, entregado por los beduinos, y
que afirmaban proceder de Murabba'at, fechado también por el siglo II d.C.,
pero en lengua heb. de tipo premasorético, y conteniendo desde la mitad de
Joel hasta el comienzo de Zacarías; cartas escritas de puño y letra del
caudillo de la segunda insurrección judía contra Roma (132-135 d.C.), a
quien el Rabí Akiva había dado el nombre de «Bar Coqueba» (hijo de la
Estrella), en una blasfema alusión a la profecía mesiánica de Núm_24:17.
También se descubrieron dos cartas dirigidas a él. En base a los mss. de
Murabba'at, que están bien fechados, ya que algunos de ellos llevan inscrita
su fecha de una manera expresa, y otros se pueden datar por su marco
arqueológico y monedas asociadas, se puede establecer una base realmente
fiable para los estudios paleográficos, y asignar con toda confianza a los
escritos heb. de Qumrán la fecha del siglo I d.C. y anterior a él.

En Masada , y entre otros varios materiales pertenecientes a la época de la


última resistencia de esta fortaleza contra los romanos (73 d.C.), se han
hallado, en excavaciones paralelas a las de Qumrán, unos pocos fragmentos
bíblicos del AT, veintiséis fragmentos (algunos grandes) del texto heb. del
libro apócrifo de Eclesiástico, y una copia de « La Liturgia de los Ángeles», o
« Cánticos del sacrificio del sábado», como otros llaman a esta obra. Además
de esta copia en Masada, se habían hallado otras en Qumrán. Ello sugiere
que quizás algunos de los qumranitas se unieran en la última resistencia a
ultranza contra los romanos (Vermes, PP. 211-213).

Otros hallazgos dignos de mención son los de Nahal Hever , a seis kilómetros
al sur de En-gadi, donde en 1960 arqueólogos israelitas hallaron quince
cartas remitidas por o a Bar-Coqueba; nueve de ellas escritas en aram.,
cuatro en heb. y dos en gr. En 1961 se descubrieron sesenta y cinco papiros
adicionales y algunos documentos en pergamino, entre ellos algunos
contratos legales.

En Khirbet Mird se hallaron restos de mss. en ár., gr. y aram., de los siglos V
a VII d.C., incluyendo el más antiguo fragmento gr. conocido de Eurípides,
1.000 años más antiguo que los conocidos hasta la fecha.
Pero fue en el Wadi Daliyeh , a catorce kilómetros al norte de Jericó y once al
oeste del Jordán, que se hizo un espectacular hallazgo. En la exploración de
1963 dirigida por P. Lapp se descubrían, en la cueva « Mugharet Abu
Shinjeb», cuarenta papiros arameos procedentes de los años 375-335 a.C.
Los mss. estaban sepultados en una cueva junto a los cadáveres de quizá
doscientos fugitivos samaritanos que, evidentemente, habían intentado
escapar a la cruel acción de las tropas de Alejandro Magno en el año 331
a.C. Estos mss., de edad conocida, sirven a su vez como pauta paleográfica
para datar los mss. más antiguos de Qumrán ( cfr. González Lamadrid, op. cit
, p. 86).

VI. Identificación de los qumranitas

En el párrafo final de la sección IV, «Arqueología de Khirbet Qumrán», se


presentaban las distintas posibles identificaciones sugeridas al inicio de las
excavaciones. Es evidente que las identificaciones con fariseos y saduceos
deben descartarse de entrada, por cuanto éstos no se constituyeron en
comunidad aparte ni se separaron del culto del Templo, así como tampoco
rechazaron los sacrificios en él. Tampoco puede tratarse de ebionitas, ya que
éstos surgieron mucho más tardíamente. Los documentos de Qumrán están
fechados entre 150 a.C. y 68 d.C., mientras que en la tesis ebionita los
escritos hubieran sido redactados mucho después del año 70 d.C., y
guardados en las cuevas alrededor del año 303 d.C. Esta postura se enfrenta
de una manera patente a los datos arqueológicos y paleográficos. La tesis de
los caraítas es atractiva, por cuanto hay ciertas importantes semejanzas.
Pero los caraítas fueron fundados en el siglo VIII d.C. por Anán. Es muy
posible que recibieran su inspiración de los escritos de Qumrán. Eran
poseedores de copias del llamado « Documento de Damasco», del que se
han descubierto copias qumranitas muy anteriores en 4Q y 6Q. Su
identificación con los zelotas tampoco es satisfactoria. Para establecer una
identificación sobre una base algo sólida, se deben estudiar los antecedentes
de la comunidad.

Bosquejo histórico del qumranismo

En base a las alusiones dadas en el « Documento de Damasco», los


fundadores fueron elegidos en la «era de la ira» ( cfr . 1Ma 1:66; 1Ma 2:49
(refs2)), 390 años después de la destrucción del Templo de Salomón por los
babilonios. En el estudio de Vermes (p. 62), se hacen unas correcciones
cronológicas en base a unos errores detectados en la literatura judía paralela
acerca de la dominación del imperio persa. Ello llevaría entonces al año 175
a.C. ésta es la época de Antíoco Epifanes, en la que surgieron los hasidim , o
«piadosos», que se opusieron totalmente a la helenización que Jasón y
Menelao querían introducir en Judea; siguiendo este proceso, Antíoco impuso
la prohibición de practicar el judaísmo. Muchos de los hasidim huyeron al
desierto ( cfr . 1Ma 2:29-30), uniéndose sólo a desgana con los macabeos
(1Ma 2:42). Sin embargo, cuando Demetrio, hijo de Seleuco, se apoderó del
trono, nombró a Alcimo, de la casa de Aarón, como sumo sacerdote de
Israel. Los hasidim abandonaron entonces la lucha, dispuestos a reconocerlo
(1Ma 7:13-16), Sin embargo, sus esperanzas quedaron defraudadas ante los
turbios manejos de Alcimo, que hizo ejecutar a sesenta de ellos. Huyeron
entonces al desierto, desorientados. Fue entonces que surgió la figura del
«Maestro de Justicia», alrededor del año 155 a.C. Impregnado de un intenso
ideal sadoquita (la restauración de un orden teocrático en Israel bajo el linaje
sumosacerdotal de Sadoc), asumió la dirección de los que rechazaban la
helenización, por una parte, y la asunción del sumo sacerdocio por personas
ajenas a su línea, por otra. En efecto, muerto Alcimo en el año 159 a.C., el
pontificado había quedado vacante. Jonatán Macabeo estaba entonces
acaudillando la nación, y eliminando la cultura helénica (1Ma 9:73). En el año
152 Alejandro Balas lo designó sumo sacerdote. Sin embargo, Jonatán no era
de la descendencia de Aarón, ni de la casa de Sadoc. El «Maestro de Justicia»
rechazó de plano tal asunción al sumo sacerdocio ( cfr . 1QpHab col. VIII,
Vermes , p. 240). Jonatán, junto con Simón, el otro «instrumento de
violencia» ( cfr . 4QTest, Vermes , p. 248), se dedicó a reforzar las defensas
de Jerusalén y de las ciudades de Judea ( cfr . 1Ma 12:35-38).

Perseguido, el «Maestro de Justicia» tuvo que retirarse al exilio (1QpHab col.


XI, Vermes, p. 241). Como muestra Vermes de una manera rigurosa, el «
Documento de Damasco» (6QDD) así como los comentarios de Habacuc
(1QpHab) y de Nahum (4QpNah) concuerdan con las condiciones históricas
del establecimiento y decadencia de la dinastía hasmonea, aborrecida por
los qumranitas por su asunción del sumo sacerdocio.

Qumrán y los esenios.


Un examen de la vida de los qumranitas en base a los escritos descubiertos
muestra su identidad, prácticamente cierta, con los esenios . Son múltiples
los puntos de identidad entre lo que se afirma de los esenios en Josefo, Filón
de Alejandría y Plinio, y la descripción de la comunidad de Qumrán por parte
de los propios libros de ellos. Así, se pueden mencionar, entre otros, los
siguientes puntos comunes:

(1) Vida y posesiones en común : cfr. Regla de la Comunidad (1QS, cols. i, v,


vi, Vermes , pp. 72, 78, 82) con Guerras 2:8, 3. Había dos niveles de
comunidad, la cerrada o «monástica», como la de Qumrán, y la de ciudad, o
«abierta» en lo que respecta a la comunidad de bienes. Sin embargo, en esta
última se ordenaba una solidaridad ilimitada ( cfr . Vermes , p. 29, y
Documento de Damasco, 6QD, col. XIII, Vermes, p. 115).

(2) Comida en común , que tenía carácter sacrificial, dándose al comedor el


carácter de santuario, RC, 1QS vi, Vermes 81; cfr. Guerras 2:8, 5.

(3) Oraciones en común , RC, 1QS vi, Vermes 81; Guerras 2:8, 5.

(4) Baños rituales , RC, 1QS III y V, Vermes 75 y 79; cfr. Guerras 2:8, 5.

(5) Norma de silencio en el sentido de no decir nada por hablar, RC, 1QS v,
Vermes 81; cfr. Guerras 2:8, 5.

(6) Orden estricto para hablar , debiéndose pedir permiso, RC, 1QS vi,
Vermes 81; cfr. Guerras 2:8, 5.

(7) Obras de caridad , RC, 1QS iv, v, Vermes 76, 82; DD, 6QD vi, xiv, Vermes
103, 116; cfr. Guerras 2:8, 3-4.
(8) Reglas de admisión , con diversas pruebas escalonadas, al cabo de las
cuales se era admitido tras terribles juramentos con bendiciones y
maldiciones, RC, 1QS i, v, vi, Vermes 72, 73, 79, 82; cfr. Guerras 2:8, 7.

(9) El sábado : normas sumamente estrictas: ¡No se podía siquiera sacar un


animal de un hoyo en el que hubiera caído! Si se trataba de hombres en
peligro, sí se podía actuar, DD, 6QD xi, Vermes 133, cfr . párrafos 3 y 5; cfr.
Guerras 2:8, 9.

(10) Estaba prohibido tener relaciones sexuales en la ciudad del santuario


(DD xii, Vermes 113, cfr. 11QTs, el « Rollo del Templo», del que informa
Yigael Yadin que también tiene esta prohibición.

(11) Secreto total acerca de las doctrinas propias y de los libros exclusivos
de la secta, RC 1QS ix, Vermes 88; DD, 6QD xi, Vermes 108; cfr. Guerras 2:8,
7.

(12) Medidas de disciplina : Eran draconianas, RC, 1QS vi, vii, viii y ix; cfr.
Guerras 2:8, 8.

Efectivamente, los libros de la secta no imponían un celibato absoluto, pero


sí que imponían normas de pureza ritual que hacía mucho más conveniente
este estado. El mismo Josefo reconoce que había esenios casados ( Guerras
2:8, 13). Para las normas acerca del matrimonio, de estricta monogamia,
véanse DD, 6QD iv, vii, Vermes 101, 104; « Regla de la Congregación»,
1QSa, i, Vermes 119.

Con respecto al tema de la identificación de los qumranitas con los esenios,


es de sumo interés un pasaje de Plinio el Viejo en su obra Historia Natural .
En un pasaje afirma él que los esenios tenían un centro en la costa
occidental del mar Muerto, al norte de En-gadi ( Hist. Nat . 5:17), lo que
coincide con la situación de Qumrán.
En relación con la identificación de los qumranitas con los esenios, llama la
atención el estudio de Morton Smith ( Biblical Archaeology Review , sept./
oct. 1984, vol. X, nº. 5: «The case of the gilded staircase»). En base a su
estudio de la columna 30 del « Rollo del Templo» (11QTs xxx) afirma, con un
vigoroso aporte de datos, que posiblemente una de las prácticas secretas de
la secta de Qumrán fuera la adoración del sol, como representante visible de
Dios. Para ello se apoya en el hecho de que en este pasaje se halla el
proyecto de una escalera toda recubierta de oro, con un diseño muy
especial, planeada para el futuro templo a construir después de la victoria
final. Morton argumenta que la fantasiosa exégesis del AT de que dan
evidencia los qumranitas hubiera posibilitado esta práctica. Los judíos eran,
en efecto, maestros de la casuística. En el « Talmud de Babilonia» («Tratado
Sanedrín», 17a, final), se preserva un dicho del Rabí Judá: «Nadie puede
sentarse en el sanedrín a no ser que sepa cómo demostrar, en base a las
Escrituras, que un reptil es un animal limpio» (¡!). Esta práctica tendría
mucho que ver con el nombre que tenían de «hijos de la luz». Posiblemente
explicaran su adoración al sol «como representación de la divinidad», en
forma parecida a como el catolicismo romano y otras confesiones ritualistas
intentan justificar el culto a las imágenes, aduciendo que «se da culto a lo
que la imagen representa, no a la misma imagen». Pero lo realmente
interesante en relación con estas afirmaciones es que A. Edersheim, ya en
1883, apuntaba a esta misma posibilidad respecto a los esenios ( cfr . A.
Edersheim: « The Life and Times of Jesus the Messiah», vol. I, p. 327). Del
estudio de Edersheim, que dedica varias páginas a los esenios, se desprende
además que el judaísmo oficial consideraba perniciosos los escritos secretos
externos (« Sepharim haChitsonim»), hasta el punto de negar la vida eterna
a los que los estudiaran (Edersheim, op. cit ., vol. I, p. 333).

Recapitulación:

Los qumranitas eran, por todo lo que antecede, un grupo muy riguroso que
se convirtió en secta inicialmente debido a su rechazo al servicio del Templo,
al creerlo contaminado por la accesión al sumo sacerdocio de aquellos que
no tenían derecho para ello, manteniéndose fieles a la casa de Sadoc ( cfr .
Eze 44:15). La forma final de su doctrina vino gradualmente de su fe en sus
propias y extremas interpretaciones, del liderazgo carismático del Maestro
de Justicia, de influencias persas de la época de la cautividad, que también
se dejaron sentir en el rabinismo, y de la manipulación y ampliación de la
Ley para hacerla concordar con sus propios prejuicios. Eran hiperlegalistas,
especialmente en lo que se refiere a la práctica del sábado y a las leyes de la
purificación. Hay evidencias de que muchos de los qumranitas procedían de
familias sacerdotales. Eran los campeones de la imposición del dominio
sacerdotal sobre el Templo y todo Israel. Como se aprecia en los diversos
mss., no constituían un bloque monolítico, de la misma manera que de las
descripciones de los autores antiguos se ve que los esenios no constituían un
bloque, sino que, dispersos por toda Judea, incluyendo Jerusalén, había
comunidades cerradas a las que se unían otras formadas de miembros con
una vida más arraigada en lo cotidiano. Sin embargo, Josefo sitúa su número
en cuatro mil miembros.

La concepción escatológica de los qumranitas era que los últimos sacerdotes


infieles de Jerusalén verían su dominio roto por el invencible kittim (Roma;
cfr. 1QpHAb, i). Una vez caído todo el mundo bajo el poder de los kittim
(1QpHab, ii), se lanzaría la proclamación de guerra contra ellos por parte de
los «hijos de la luz». Los detalles de esta guerra para el establecimiento final
del Reino de Dios y de la supremacía del resto de Israel (con el que ellos se
identificaban; cfr . RESTO [DE ISRAEL]) se dan en el libro « Reglas de la
Guerra» (1QM). (Véase sección V de este artículo, Cueva 1 [1Q].) En esta
guerra tendrían el apoyo de los ejércitos celestiales contra los hijos de las
tinieblas, que a su vez serían apoyados por Belial con su ejército de
demonios. Destruidos éstos, sería establecido el Reino de Dios. Estaban
también previstas en otros escritos las normas para gobernar la vida del
mundo en los tiempos mesiánicos. En el tiempo de Su visitación Dios
establecerá la verdad para siempre, poniendo fin a la falsedad, enseñando a
cada hombre el conocimiento del Altísimo para que camine en su
conocimiento perfecto.

Como se puede ver, una gran parte de la imaginería escatológica de Qumrán


está tomada del AT.

Es evidente que todo lo anterior lleva a la identificación de Khirbet Qumrán


con las ruinas de un núcleo esenio, y que varios de los libros hallados en las
cuevas, como el Rollo del Templo (11QTs), la Regla de la Comunidad (1QS)
con sus apéndices ( la Regla de la Congregación , 1QSa, y El Libro de las
Bendiciones , 1QSb), El Documento de Damasco (6QD), Las reglas de la
Guerra (1QM), y varios más de los mss. extrabíblicos, constituyen los «libros
secretos» que sólo los iniciados en el esenismo podían conocer.

VII. Jesucristo, el cristianismo, y los esenios.

Varios autores se sorprenden de que en el NT no se haga mención de los


esenios. Se debe recordar, sin embargo, que los esenios eran una comunidad
totalmente encerrada en sí misma, viviendo al margen del judaísmo en su
aspecto religioso y social. También se debe recordar que Josefo cuenta
cuatro mil esenios en Judea. Por ello, no es de sorprender que no jueguen
ningún papel patente en los Evangelios.

Hecha esta salvedad, se deben hacer unas observaciones. Hay unas


alusiones en los Evangelios que se entienden bien como alusión expresa a
las prácticas de los esenios. Un ejemplo lo constituye el mandato del Señor
Jesús en el Sermón del Monte. Ordena El amar a los enemigos, en contra de
la orden dada de aborrecerlos ( cfr . Mat 5:43-44). Sin embargo, en los textos
hebreos del AT no existe tal enseñanza, ni en los rabínicos, como señala
Yigael Yadín. Esta enseñanza sí se daba entre los esenios, sin embargo. En la
« Regla de la Comunidad» (1QS) se da la orden de aborrecer para toda la
eternidad a los Hijos de las Tinieblas (1QS, I, IX). La mención de este mismo
hecho acerca de los esenios por parte de Josefo ( Guerras 2:8, 7) da
evidencia de que este rasgo era de dominio público.

Yadín observa asimismo que el pasaje de Mar 8:14-21 es una expresión a la


vez antifarisaica y antiesenia de Jesús. Hace mención de las doce cestas
recogidas con posterioridad a la multiplicación de cinco panes entre cinco
mil, y a las siete que sobraron después de repartir siete panes entre cuatro
mil. Los fariseos estaban asociados con los sacrificios del Templo, donde
estaban los doce panes de la proposición. En cambio, en el « Rollo del
Templo» de los qumranitas se disponen siete panes para la ceremonia anual
de ordenación de sus sacerdotes. Así, Yadín razona que esta alusión sería
doble, a fariseos y esenios. Evidentemente, Jesús menciona realmente a los
herodianos, no a los esenios. Pero Yadín señala la afirmación de Josefo del
gran favor en que los tenía Herodes, que los protegía ( Ant . 15:10, 5). No es
la primera vez que se propone la identificación de los herodianos con los
esenios. A los herodianos, en realidad, no se les conoce en absoluto, más
que por ésta y otras alusiones en el NT, y su perfil no está nada definido.
Incluso un historiador de la vida del Señor de la talla de Alfred Edersheim
tiene que decir, del partido de los herodianos, «pudiera haber sido...»,
refiriéndose a la teoría que haría de ellos un partido gentilizante. Este
apelativo pudiera haber sido popular, denotando a los objetos del favor
especial de Herodes, como lo eran los esenios.

Por otra parte, hay autores que pretenden que el cristianismo surgió del
esenismo, y que Juan el Bautista era esenio. Sin embargo, la familia de Juan
estaba conectada con el Templo, y él nunca predicó en contra de esta
institución. Es evidente que hay una gran cantidad de elementos comunes
en la imaginería cristiana y la esenia. Después de todo, es patente que
ambas corrientes tienen un gran fondo común de contenido
veterotestamentario . Pero el contenido y desarrollo doctrinal del
cristianismo son tan diferentes del esenismo, y el cristianismo estaba tan
lejos de ser una sociedad hermética y legalista, que es inconcebible
mantener que éste se derive del esenismo.

Yadín, por su parte, cree que Pablo fue el elemento clave en la liberación de
los cristianos con respecto a la Ley ¡inspirado en el esenismo! Aunque es
cierto que Pablo tuvo un importante papel en la proclamación del evangelio
de la gracia a los gentiles, y en la exposición de la relación de la gracia con
la Ley y de la abolición de ésta para aquel que ha muerto en Cristo (véanse
LEY, PABLO, etc.), fue Pedro quien recibió la visión que lo llevó a predicar el
Evangelio a casa de un gentil, y fue Jacobo, el presidente de la iglesia en
Jerusalén, quien dio la palabra decisoria sobre la libertad de los cristianos
procedentes de la gentilidad acerca de la Ley (véanse CONCILIO DE
JERUSALéN, e HISTORIA BÍBLICA, d, C). Además, todo el planteamiento de la
cuestión era diferente en ambos casos. El esenismo no liberaba a nadie del
yugo de la Ley, sino que insistía aún más que el rabinismo en sus preceptos.
Sólo se mantenían apartados del Templo de Jerusalén debido a la existencia
de una línea de sacerdocio no sadoquita. El cristianismo, bien al contrario,
basa la abolición del sistema sacrificial judaico en que las sombras, una vez
cumplidas, dan paso a la realidad ( cfr . HEBREOS [EPÍSTOLA A LOS]).
Vermes (op. cit.) sostiene en su libro (p. 46), una semejanza entre el
concepto esenio de sacrificio de uno mismo y el que da Pablo en Rom 12:1 :
«Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto racional.» Pero Vermes pasa por alto que el concepto esenio no puede
ser análogo al paulino porque, en sus propias palabras, «la comunidad
atribuía un valor sacrificial al ejercicio de la virtud y al sufrimiento...
enseñaba (la comunidad) que una vida santa tenía un valor expiatorio y
santificante ... era el verdadero remedio contra la enfermedad del pecado y
de la culpa... el vehículo de la sanidad y de la vida» ( Vermes , p. 46). El
sacrificio paulino (Rom 12:1) es el de una vida agradecida, un sacrificio de
acción de gracias, NO EXPIATORIO ( cfr . asimismo 1Pe 2:5). Para Pablo, el
sacrificio expiatorio ya fue ofrecido: Cristo. El remedio contra el pecado y la
culpa es la muerte de Cristo aplicada al que cree, purificándolo (Heb 1:3). El
vehículo de la salvación, en el NT, es la fe (Rom 5:1, etc.). En lugar de
analogía o derivación, tenemos aquí el más total de los contrastes entre un
legalismo encadenante y la gracia liberadora.

VIII. Literatura bíblica: AT

La tradición afirma que el Texto Masorético (TM) se originó como síntesis de


los rabinos judíos en Tiberias; los rabinos eligieron un texto entre los varios
de que disponían, y lo copiaron con sumo cuidado, añadiendo los signos de
vocalización y entonación, para preservar y fijar el texto (véase
MASORETAS). Esta tradición se ve apoyada por los hallazgos de Qumrán. En
efecto, el TM se ve allí reflejado por textos más antiguos, de texto
prácticamente correspondiente, y que reciben el nombre de
protomasoréticos . La mayor parte de los textos de Qumrán son de este tipo.
Pero también aparecen textos heb. paralelos a la LXX; este hallazgo, de gran
importancia, indica que la LXX no fue traducida, como se pensaba, de un
texto común al TM y LXX, dándose los rabinos ciertas libertades en la
traducción de algunos de los libros. En lugar de ello, la evidencia indica que
la LXX fue traducción fiel de escritos hebreos con una tradición de
transmisión anterior a sus espaldas, que divergían en algunos respectos de
los protomasoréticos .

Este hecho es de suma importancia por sus consecuencias respecto a teorías


acerca de la formación de estos libros. El caso del libro de Isaías es un
ejemplo. Las dieciocho copias existentes apoyan, en mayor o menor grado,
el TM. Sin embargo, el rollo completo (1QIsa) presenta ciertas divergencias
con respecto al TM que sólo pueden explicarse como debido a su
proveniencia de otras copias anteriores de una tradición textual distinta. Las
diferencias no son grandes, pero evidentemente se precisó de tiempo para
su establecimiento. Aparecen « matres lectionis» (consonantes que sirven de
vocales), algunas interpolaciones (poco numerosas), y una decena de
variantes en los pasajes mesiánicos, que dejan entender que el escriba
pertenecía a una escuela de pensamiento que daba poco énfasis a este
aspecto. El segundo rollo, de considerable extensión, aunque incompleto
(véase sección V), es prácticamente idéntico al masorético. Ello nos lleva a
las siguientes consideraciones con respecto al libro de Isaías:

(a) La gran fidelidad de la transmisión del TM, elegido con unos criterios
ciertamente rigurosos, y que ha confirmado la fiabilidad de todo el texto del
AT.

(b) La necesaria considerable antigüedad anterior del texto entero de Isaías


supuesta por:

(A) el hecho de que se trata de copias procedentes evidentemente de


originales distintos, y por ello anteriores en el tiempo, y

(B) por el tiempo necesario para que se desarrollaran las diferencias entre
las anteriores líneas de documentos divergentes . Se debe tener en cuenta
que estos rollos están fechados a fines del siglo II a.C. o principios del I. Y es
preciso tener presente que todas las teorías acerca de tres autores para
Isaías (véase ISAÍAS) se basan en un prejuicio antisobrenaturalista, sin
ninguna base factual real.

El libro de Daniel está representado por ocho mss., que dan evidencia de la
existencia, ya entonces, del paso del hebreo al arameo, y viceversa, en Dan
2:4 y 7:28, respectivamente. La antigüedad de estos mss. (4QDna está
fechado en el año 120 a.C.) evidencia asimismo la insostenibilidad de los
argumentos modernistas que mantienen una fecha de redacción para Daniel
de alrededor del año 168 a.C. Esta obra, aparte de las evidencias internas
que apoyan su genuinidad, no hubiera podido ser aceptada por comunidades
tan diversas y enfrentadas entre sí como los qumranitas y la escuela rabínica
oficial, ni haber sido traducida y aceptada como genuina, en fecha tan
temprana como antes del 120 a.C., si no hubiera habido una difundida
consciencia de su autenticidad. La postura «liberal» se halla aquí ante una
dificultad insuperable. (Véase DANIEL [LIBRO DE].)

Los cinco fragmentos de Levítico (procedentes de 1Q), de pergamino,


escritos en caracteres muy arcaicos, y fechados en el siglo V a.C. (A. Parrot),
dan también un golpe a los presupuestos «liberales» de la teoría de «las
fuentes»; pertenecen al llamado Código de Santidad (Lv. 17-26); según la
«Alta Crítica», el 300 a.C. sería la fecha límite. Es evidente que estas copias
apuntan a una antigüedad mucho mayor del original del Pentateuco (véase
PENTATEUCO).

IX. Literatura bíblica: NT

Aunque los hallazgos ya mencionados de la Cueva 7 de Qumrán no son


precisamente espectaculares en cuanto a cantidad, sí son de una inmensa
importancia. Si las identificaciones de O'Callaghan son ciertas, se puede
afirmar que hay prueba de la existencia no sólo del Evangelio de Marcos,
Hechos, Romanos, 1 Timoteo y 2 Pedro a mediados del siglo I de nuestra era,
sino de colecciones de estos escritos ( cfr . 2Pe 3:16). En realidad, la única
razón para rechazar las identificaciones de O'Callaghan parece ser el deseo
de sustentar algunas teorías previamente admitidas acerca del origen y
transmisión de estos textos. Este hallazgo destruye las modernas teorías de
la transmisión oral y acreción de los relatos evangélicos en el seno de una
comunidad cristiana, que hubiera «evolucionado» los conceptos acerca de
Cristo en su «reflexión teológica» (particularmente las especulaciones de
Bultmann y otros). Quizás ésta sea la razón de que los hallazgos de
O'Callaghan hayan sido tan combatidos. Es curioso que las identificaciones
de 7Q1 y 7Q2 con pasajes de la LXX (Exo 28:4-7; Ep. Jer. 43-44), y que tienen
el mismo grado de práctica certeza, no han merecido otra cosa que la
general aceptación... ¿debido a que no afectaban a cómodas teorías que
arrojan dudas sobre la Palabra de Dios?
¿A qué se debe la presencia de estos escritos del NT en una cueva de
Qumrán? Evidentemente, se debe descartar toda relación con las otras
cuevas. La Cueva 7 se halla más accesible que las otras desde la región de
Jericó. Es más que plausible que un grupo de cristianos de la región pusieran
allí sus mss. a buen recaudo ante la inminente acción romana contra Jericó,
por el año 68 d.C.

Ante estos hallazgos, se puede hacer una reflexión. Las teorías de


Wellhausen sobre el AT y de Bultmann sobre el Nuevo surgieron como
especulaciones de biblioteca, sin datos de campo que las apoyaran. Basadas
en conceptos sumamente subjetivos y endebles, lograron sin embargo
arrastrar la imaginación de muchos por su aparente «academicidad». Detrás
de todo ello, sin embargo, se hallaba un fundamento totalmente humanista y
esencialmente ateo.

Se rechazó así el testimonio de la historia y de la tradición, aparte ya de la


misma evidencia interna de los documentos. Los datos de campo,
penosamente exhumados y estudiados, sin embargo arrojan su peso
confirmatorio acerca de la antigüedad y transmisión de las Escrituras tanto
del Antiguo como del Nuevo Testamento. (Véase EVANGELIOS, etc.).

Bibliografía:

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Broshi, M.: « Beware the Wiles of the Wanton Woman», Bib. Arch. Rey., vol.
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Estrada, D., y White, W.: « The First New Testament» (Thomas Nelson, New
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O'Callaghan, S. I, J.: « Los papiros griegos de la Cueva 7 de Qumrán» (BAC,


Madrid, 1974);

Sen Montero, F.: «Qumrán», en Gran Enciclopedia Rialp (Madrid, 1974);

Smith, M.: «The Case of the Gilded Staircase», en Bib. Arch . Rev., vol. X, nº
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Vermes, G.: « The Dead Sea Scrolls in English» (Penguin Books, Londres,
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Whiston, W. (editor): « Josephus - Complete Works» (Kregel Pub., Grand


Rapids, reimpr. 1980 edición 1737);

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