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LIBRO NEUROLOGIA 2020 Ok PDF
LIBRO NEUROLOGIA 2020 Ok PDF
ISSN: 2463-2384
© De la edición:
Asociación Nacional de Internos y Residentes
Regional Antioquia – ANIR
Residentes de Neurología
Con el aval de la Asociación Antioqueña de Neurología
Editores académicos
Mario Ardila Vera
Yuliet Cartagena Agudelo
Carolina Estrada Pérez
Juan Pablo Millán Sandoval
Carolina Ospina Villegas
Imagen de carátula
Imagen tomada de https://co.pinterest.com
con intervención digital de Davidson Rivera
Editorial Artes y Letras S.A.S.
Diagramación e impresión
Editorial Artes y Letras S.A.S.
Neurología práctica
en un capítulo
Anamnesis neurológica
Desde un aspecto práctico, podemos dividir la entrevista en cuatro compo-
nentes esenciales:
• El contexto del paciente
• El motivo de consulta
• El desarrollo temporal de los síntomas
• La revisión por sistemas complementaria
Motivo de consulta
Define el escenario en el que vamos a desenvolvernos. Es como elegir un
juego de mesa; la estrategia necesaria es completamente diferente según cada
uno. Cada escenario tiene un enfoque diferente en la anamnesis, un examen
neurológico dirigido específicamente y un algoritmo diagnóstico distinto.
Es importante identificar rápidamente ciertos escenarios para los cuales
será indispensable un TESTIGO. En estos escenarios, si bien el paciente pue-
de brindarnos información útil, en general esta será incompleta y en ocasiones
entremezclada con momentos diferentes, episodios previos o relatos combi-
nados con lo que se le ha dicho por familiares o personal médico. Nada más
frustrante que dedicar varios minutos a intentar reconstruir un relato a partir
del paciente, para luego tener que cambiar completamente la sospecha ini-
cial, una vez se dispone de la información completa de un testigo fiable. En
neurología a veces es decisorio tener minutos en el celular para llamar a los
familiares o amigos de un paciente para aclarar un evento.
Escenarios en los que es indispensable un testigo:
• Queja de memoria (y en general, en todo adulto mayor es ideal)
• Cambio comportamental
• Eventos paroxísticos de pérdida de consciencia
• Paciente inconsciente
• Paciente afásico
Más adelante, se expondrán algunos de los motivos de consulta más fre-
cuentes en neurología, junto con un esquema resumido de interrogatorio y
Traumático
Vascular
Infeccioso Inflamatorio
Tóxico Metabólico
Neoplásico
Congénito Degenerativo
El examen neurológico
Un examen neurológico completo puede durar horas en realizarse. Al-
gunas encuestas internacionales han determinado más de 90 maniobras que
eventualmente podrían hacer parte del mismo. Lógicamente, esto no es ni
práctico ni efectivo en el día a día, y en ocasiones raya en lo contraproducente:
a mayor número de técnicas, mayor es la posibilidad de encontrar hallazgos de
valor incierto que pueden llevar al riesgo de sobrediagnóstico y de uso irracio-
nal de recursos. Además, sólo algunos de sus componentes han sido evaluados
rigurosamente a la luz de la evidencia.
A. Examen mental
La obtención de un relato coherente durante el interrogatorio en general
indica un individuo alerta, orientado, con un nivel de atención adecuado y sin
compromiso del lenguaje expresivo o comprensivo. En la mayoría de escena-
rios esto hará innecesario explorar a mayor profundidad este componente. Si
esto no es así, se sugiere evaluar escalonadamente:
• Definir si está alerta: ¿responde a estímulos? ¿A cuáles estímulos? Al
alertarse, ¿sigue órdenes? Siempre describir y evitar limitarse a poner
un puntaje (“Glasgow 12/15”).
Movimientos oculares (III, IV, VI): Evalúe el seguimiento en los seis planos
(H). En ocasiones es más fácil ver la limitación para un movimiento al evaluar
cada ojo por aparte (ocluyendo el otro). Recuerde: la mirada hacia afuera de-
pende del VI (recto lateral), hacia abajo y adentro del IV (oblicuo superior) y
todas las demás ducciones del III.
• El compromiso más frecuente del III nervio es de origen microvascular
(diabética). Sólo si la parálisis es completa (ojo desviado abajo y afuera con
ptosis completa) y NO hay compromiso de la pupila podría ahorrarme la
necesidad de realizar una imagen en busca de una lesión compresiva.
• Compromiso del VI nervio en un paciente con cefalea sugiere hiperten-
sión intracraneal.
Tip meníngeo #1: Más del 90% de las meningitis bacterianas ten-
drán dos de cuatro de: cefalea, fiebre, alteración del alertamiento o
rigidez nucal.
Tip meníngeo #2: Es muy rara la meningitis como causa de delirium
intrahospitalario, incluso en un paciente febril; insista en otros focos.
Excepciones: inmunosupresión o neuroquirúrgicos.
C. Motor
Desde un punto de vista práctico, necesito: 1) definir si hay debilidad 2) defi-
nir a qué nivel está la lesión que causa la debilidad. En algunos escenarios, la sola
distribución y la presencia de compromiso en otras partes del examen neuroló-
gico, bastará para definir el nivel de la lesión. En otros escenarios, se requerirá
además de otros elementos (síndrome de motoneurona superior o inferior).
D. Sensitivo
Si ha seguido el orden planteado y ha encontrado el escenario al que se
enfrenta previamente, felicidades, probablemente ya ha evaluado el aspecto
relevante de la función sensitiva de acuerdo con la situación clínica (búsque-
da de nivel sensitivo, de compromiso en guantes y medias, de compromiso
hemisensitivo, etc.). De no ser así, basta una tamización básica de síntomas y
de diferencia entre lados al roce o pinchazo. Recuerde que éste es el elemento
más subjetivo de la evaluación y al que hará caso omiso en caso de que no sea
congruente con lo indicado por el resto del examen.
Por otro lado, la sensibilidad propioceptiva si es muy importante de definir en
el contexto de inestabilidad postural o para la marcha. En este escenario, evalúe:
• El signo de Romberg (¡que no es del cerebelo!): de pie, piernas juntas.
Evalúe la incapacidad para mantener esta posición los 30–60 segundos
posteriores a cerrar los ojos. Cuando hay inestabilidad marcada incluso
antes de cerrar los ojos, no será posible determinar con claridad su po-
sitividad.
• Sentido de posición de la articulación del hallux (arriba / abajo)
El compromiso propioceptivo en general indica afectación del nervio peri-
férico o las columnas posteriores de la médula espinal (propia de sífilis, déficit
de B12, compresión medular entre otras).
Anamnesis
Enfasis del examen Maniobras
(en todos
básico especiales
temporalidad)
Definición de crisis
Una crisis es un evento paroxístico producto de una hi-
persincronía eléctrica de un área de la corteza cerebral (crisis
focal) o, de ambos hemisferios al tiempo, (crisis generalizada).
Su manifestación clínica dependerá de la zona anatómica
afectada, por lo que el abanico de posibilidades es, tan am-
plio, como lo son las funciones de la corteza: automatismos
orales (masticación, saboreo, deglución), manuales (“sobarse
la ropa”), desviación cefálica y ocular, desconexión con el me-
dio, movimientos clónicos de una extremidad, mioclonías y
las mejor conocidas crisis tónico-clónicas generalizadas, por
nombrar algunas. Las crisis se pueden confundir con otros
eventos paroxísticos de origen neurológico y no neurológico,
que siempre deben estar en el diagnóstico diferencial al iniciar
la evaluación del paciente (ver gráfica eventos paroxísticos).
Imitadoras de crisis
1. Síncope
El síncope es un episodio transitorio y abrupto de hipoperfusión cerebral
global, de origen cardiaco o no cardíaco, este último incluye causas neural-
mente mediadas (vasovagal, situacional, sensibilidad del seno carotídeo) y
posturales (ortostatismo, pérdida sanguínea, deshidratación). Clínicamente,
consiste en una pérdida súbita del estado de conciencia y del tono postural,
con una duración menor a un minuto y de recuperación rápida. Es frecuente
la presencia de pródromos que alertan al paciente del evento, entre los cuales
se encuentran la sensación de desvanecimiento, oscurecimiento visual, visión
en túnel, diaforesis, y flushing facial. Durante el episodio se pueden presentar
movimientos anormales hasta en el 90% de los casos, como mioclonías o pos-
turas tónicas; este tipo de actividad motora ocurre después de la pérdida del
tono postural, es usualmente asincrónica, y puede ser segmentaria o genera-
lizada. Asimismo, se pueden presentar traumas y mordedura lingual anterior,
a diferencia de las lesiones linguales en pacientes con epilepsia, que tienden
a presentarse más en las caras laterales. En la población general, el riesgo de
un primer síncope en la vida es del 19%, y asciende hasta 40% en los pacien-
tes mayores de 70 años; es una condición más frecuente en mujeres, con una
prevalencia del 22%.
Una forma práctica de diferenciar crisis de síncope, en el contexto de ur-
gencias, contando con la información del interrogatorio y el examen físico,
consiste en la aplicación de la escala de Sheldon (ver tabla, Escala de Sheldon),
donde los puntajes mayores o iguales a uno tienen una mayor probabilidad de
representar una primera crisis.
Entre las ayudas diagnósticas que pueden facilitar la diferenciación entre
crisis y síncope se encuentran la prolactina y la creatin fosfokinasa (CPK). La
prolactina es un examen muy específico y poco sensible para el diagnóstico de
crisis epilépticas, si se eleva el doble o por encima de 36 ng/ml, es altamente
sugestiva de una crisis epiléptica o un episodio sincopal, y descarta la posibili-
dad de una crisis psicógena. Si no se eleva en sangre, no confirma ni descarta
ninguna situación clínica. Idealmente, debe ser medida, entre veinte minutos
hasta cuatro horas, después de la crisis, ya que los niveles de prolactina en san-
gre a las seis horas del episodio reflejan los niveles basales. Se deben descartar
estados hiperprolactinémicos como embarazo, lactancia, hipotiroidismo y uso
de medicamentos como fenotiazinas o bromocriptina.
Conclusiones
• El primer paso en la evaluación de una primera crisis es determinar si
en realidad lo es (diagnóstico diferencial de eventos paroxísticos) y si es
provocada o no.
• Es fundamental identificar y tratar a tiempo las causas agudas de crisis,
sin que ello signifique el uso de anticonvulsivantes.
• Las ayudas diagnósticas sirven para descartar causas modificables de la
crisis y evaluar el riesgo de epilepsia.
• El manejo con anticonvulsivantes está reservado para pacientes que
cumplan criterios de epilepsia o quienes tengan lesiones corticales agu-
das que hayan provocado una crisis.
Eventos
Evento focal (auras, movimientos
paroxísticos de una sola extremidad o hemicara)
o generalizado (mioclonías, ausen-
Crisis cias, etc.) causado por una hipersin-
cronía eléctrica en la
corteza cerebral.
Bibliografía
Introducción
El ataque cerebrovascular (ACV) se define como un episodio
de déficit neurológico secundario a una lesión localizada en el
sistema nervioso central, que puede ser de origen isquémico o
de origen hemorrágico. El ACV isquémico representa aproxi-
madamente el 85% de todos los ACV y es una enfermedad que
afecta gran porcentaje de la población mundial, ocupando el
segundo puesto como causa de muerte en el mundo (1). En
Colombia las enfermedades vasculares han llegado a ser la
primera causa de mortalidad, siendo el ACV la segunda causa
de muerte después de las enfermedades isquémicas del cora-
zón (2). Además de la mortalidad ocasionada por la enfermedad,
se asociada a importante discapacidad a corto y largo plazo,
siendo la principal causa de discapacidad en el mundo (3).
Es necesario el amplio conocimiento sobre el diagnóstico y
el manejo de esta enfermedad por todo el personal médico, ya
que el pronóstico de los pacientes dependerá, en gran parte,
de las acciones que se realicen en el momento agudo a su pre-
sentación, incluyendo los métodos diagnósticos y tratamientos
específicos usados, como la trombolisis intravenosa y la trombectomía mecáni-
ca, que han demostrado impactar en la mortalidad y discapacidad.
Este capítulo tiene la finalidad de hacer un abordaje práctico sobre el en-
foque de los pacientes con ataque cerebrovascular isquémico agudo que se
presentan al servicio de urgencias. Se hará un enfoque basado en preguntas
consideradas indispensables para tener en cuenta a la hora de brindarle aten-
ción a un paciente con sospecha de este diagnóstico.
Examen físico
Para el enfoque es necesario un adecuado examen físico, teniendo presente
los factores que afectan la perfusión cerebral. En todos los casos la evaluación
del paciente deberá ser ordenada y dirigida; no olvidar la evaluación de los
signos vitales, vía aérea y resto de indicadores de compromiso hemodinámico;
una vez sean verificados es necesario una evaluación rápida, práctica y diri-
gida de todos los sistemas para posteriormente y sin retrasos realizar el exa-
men neurológico; éste debe ser enfocado. Existen escalas que, de una manera
objetiva, pueden identificar el grado de déficit neurológico. La más usada es
la escala NIHSS (National Institute of Health Stroke Scale), que puede administrar-
se rápidamente, ha demostrado utilidad y puede ser aplicada por diferentes
personas implicadas en la atención médica de estos pacientes (8). Permitirá
orientar sobre el posible tamaño del ACV y definir la necesidad e indicación de
tratamientos específicos, además de facilitar la comunicación entre el personal
de salud (9).
Otorga un puntaje que va de 0–42 siendo 0 un paciente sin déficit y 42
un paciente gravemente comprometido. En general, un ACV menor se define
como NIHSS de cinco puntos o menos y ACV grave NIHSS mayor a veinticinco
puntos. Todo el personal de salud, principalmente el personal médico, debe
estar familiarizado con la realización de esta escala, se recomienda realizar el
curso virtual donde explican detalladamente cómo aplicarla. En el siguiente
enlace puede ser consultado https://secure.trainingcampus.net/uas/modu-
les/trees/windex.aspx?rx=nihss spanish.trainingcampus.net
Neuroimagen
En todos los pacientes con sospecha de un ACV se debe realizar una ima-
gen cerebral, la decisión de cuál realizar va a depender de la disponibilidad
en cada servicio de urgencias; pero es indispensable que sea realizada lo más
pronto posible, especialmente si es un posible candidato a terapias de reperfu-
sión. El tiempo ideal, entre el ingreso del paciente al servicio y la realización
de la imagen, es menos de veinte minutos (12). Se cuenta como opciones la
tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (IRM).
• TC de cráneo. Es la herramienta más frecuentemente disponible en los
servicios de urgencias y la más utilizada en pacientes con esta patolo-
gía. Sirve para la toma de decisiones terapéuticas, puesto que puede
determinar cambios isquémicos tempranos y descartar hemorragias que
contraindiquen el manejo trombolítico. Los cambios isquémicos en la
circulación se pueden establecer topográficamente con el Alberta Stroke
Program Early CT Score (ASPECTS), método usado para calcular la exten-
sión del territorio de la arteria cerebral media comprometida; se con-
sidera que el puntaje ASPECTS no debe incidir en la decisión de llevar
o no a los pacientes a trombolisis intravenosa, pero sí es necesario para
la decisión de trombectomía mecánica (13). En las imágenes próximas(15)
se muestra el puntaje ASPECTS, éste se debe realizar por medio de dos
cortes, uno en el nivel de los núcleos basales, y otro, superior. Inicia en
diez puntos y a medida que ocurren cambios en cada una de las partes
se va disminuyendo de a un punto (14,15).
Los cambios tempranos, es decir, antes de que exista una zona isquémi-
ca ya establecida son el signo de la arteria cerebral media hiperdensa,
Ganglionic level
Supraganglionic level
Puntaje de ASPECTS
Tomada de: Rabinstein AA. Treatment of Acute Ischemic Stroke.
Continuum (Minneap Minn). 2017 Feb;23(1,Cerebrovascular Disease):62-81.
Indicaciones
• Pacientes mayores de 18 años
• Diagnóstico de ACV isquémico
• Tiempo de ventana terapéutica de hasta 4,5 horas
• Sin contraindicaciones
• ACV del despertar o tiempo desconocido con desacople difusión/flair
Contraindicaciones
• Tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas mayor de 4,5 horas
• Cualquier hemorragia intracerebral previa o reciente
Contraindicaciones
• ACVi, TEC, neurocirugía, en los últimos tres meses
• Neoplasia maligna GI o sangrado GI en 21 días previos
• Neoplasia intraaxial
• Disección aórtica
• Endocarditis infecciosa
• Pacientes que reciben inhibidores del receptor de glicoproteina IIb/IIIa
• Uso de HBPM a dosis de anticoagulación en las últimas 24 horas
• Uso de nuevos anticoagulantes orales en últimas 48 horas
• INR mayor de 1.7 en pacientes en tratamiento con warfarina
• Hipodensidad ya instaurada en la TC de cráneo
• Síntomas leves no discapacitantes
Conclusión
En el mundo, el ataque cerebrovascular isquémico es una enfermedad de
alta incidencia, con gran mortalidad y discapacidad asociada en los pacientes
que lo presentan. Existen diferentes intervenciones para realizar a las personas
con este diagnóstico, que incluyen terapias de prevención, reperfusión y trata-
miento de complicaciones. En todos los casos los pacientes deberán recibir un
manejo integral y los desenlaces a futuro dependen del manejo que se brinda
desde el primer momento, por esto el conocimiento por todo el personal de
salud en este tema debe ser amplio.
Referencias
1. ¿Qué es síncope?
El síncope es la pérdida transitoria de conciencia, que
cumple con los criterios de ser súbita, de duración corta, con
pérdida de tono postural y con recuperación espontánea y
completa; debido a hipoperfusión cerebral global.
Se dice que esta pérdida de conciencia se da cuando la
presión arterial sistólica disminuye, a menos de 50 mmHg, du-
rante aproximadamente siete segundos; sin embargo, existen
síntomas previos a la misma, denominados pródromos, desde
una presión arterial sistólica menor a 60 mmHg. La sensación
inminente de que ocurrirá el síncope sin que se produzca finalmente la pérdi-
da de conciencia se denomina: “presíncope” y en general, su enfoque y mane-
jo es igual al del síncope.
El síncope se divide básicamente según sus causas más relevantes en tres:
Síncope neuralmente mediado (también llamado “síncope reflejo”), aproxi-
madamente un 25% de los casos; síncope por hipotensión ortostática (“síncope
ortostático”), un 15% y síncope cardiogénico, otro 15%, cada uno con algunas
subdivisiones que se explicarán más adelante. Por otro lado, en aproximada-
mente un 35% de los casos no se encuentra la causa después de una investi-
gación adecuada, y en un 10% de los casos se terminan explicando por un
conjunto de causas menos frecuentes como neurológicas, psiquiátricas, meta-
bólicas, que, a su vez, hacen parte del diagnóstico diferencial.
Es resaltable que el síncope es más frecuente en mujeres, en una relación
tres a uno sobre los hombres y tiene dos picos de presentación; el primero de
los 15 a 20 años, siendo la mayoría síncope neuralmente mediado, y el segundo
en los mayores de 65 años, siendo más probables los síncopes cardiogénico y
ortostático.
Síncope cardiogénico
El síncope cardiogénico corresponde aproximadamente al 15% de los ca-
sos, como su nombre lo indica, se debe a falla directa en la eyección cardiaca.
Criterio Puntos
Mordedura de lengua +2
Aura, Dejá Vu o Jamais Vu +1
Rotación de la cabeza a un lado +1
Pérdida de conciencia con estrés emocional +1
Comportamientos anormales previos: Falta de respuesta a estímulos, +1
postura anormal, sacudida de extremidades, amnesia del comporta-
miento previo al evento.
Confusión pos-ictal +1
Historia de presíncopes -2
Sudoración pre-ictal -2
Sedestación o Bipedestación prolongada previa -2
+1 ó más puntos sugieren crisis convulsiva.
Adaptado de McKeon A, Vaughan C, Delanty N. Seizure vs syncope. Lancet Neurol 2006; 5: 171–80
Pseudosíncope
Se presenta con una pérdida del tono postural asociada a una pérdida apa-
rente de la conciencia para el observador. Forma parte del espectro de los
trastornos funcionales (anteriormente llamados “trastornos conversivos”), en
los que en ausencia de una causa orgánica o anatómica se producen síntomas
neurológicos que son percibidos y producen franca discapacidad al paciente.
Se abordan a profundidad en otro capítulo.
Se ha encontrado como explicación del 4% de los eventos evaluados en
unidades de síncope, siendo más frecuente en mujeres. Características que lo
ayudan a diferenciar del síncope incluyen los ojos cerrados (en el 97% de los
casos, en comparación, con un 7% de los casos de síncope vasovagal), incluso
Otras Sugestionabilidad,
características Distractibilidad;
duración
prolongada y varios
episodios al día
Conclusiones
• El síncope es la pérdida transitoria de conciencia súbita, con autorre-
solución rápida y completa, debido a hipoperfusión cerebral global. Se
divide en síncope neuralmente mediado, síncope por hipotensión or-
tostática (ambos de buen pronóstico y manejo ambulatorio) y síncope
cardiogénico (de peor pronóstico y estudio intrahospitalario).
• El síncope neuralmente mediado se subdivide en síncope vasovagal (el
clásico “desmayo” de mujer joven por bipedestación prolongada), sín-
cope situacional (ocurre siempre con una situación específica) y síncope
del seno carotideo (por presión en el cuello).
• El síncope por hipotensión ortostática es clásicamente el de ancianos
con antihipertensivos, se da siempre y de manera inmediata con el cam-
bio de posición a bipedestación; se puede causar por hipovolemia, fár-
macos y disautonomía de origen neurológico.
• El síncope cardiogénico se debe sospechar siempre en pacientes ancia-
nos, pero no se descarta en jóvenes y lo sugiere: antecedente familiar
de muerte súbita, cardiopatía o múltiples comorbilidades, ausencia de
síntomas preictales, alteraciones electrocardiográficas o palpitaciones,
dolor torácico o disnea. Se divide en estructural o arrítmico.
• Los diagnósticos diferenciales son crisis convulsivas (automatismos pre-
vios, marcha Jacksoniana, clonías previo a la caída, versión lateral de la
mirada, torsión cefálica sostenida, mordedura lateral de la lengua y con-
fusión prolongada posictal), pseudosíncope (sugestionabilidad, distracti-
bilidad, ojos cerrados, resistencia a su apertura, duración prolongada,
varias crisis al día). Y otras menos probables, como: accidente isquémico
transitorio, alteraciones tóxico-metabólicas y “drop attacks”. En algunos
de estos casos es útil el uso de la mesa basculante.
• El manejo del síncope neuralmente mediado y por hipotensión ortostá-
tica se basa en educación, con medidas como evitar desencadenantes,
maniobras de contrapresión, adecuada hidratación y midodrina y flu-
drocortisona y el del síncope cardiogénico de su cardiopatía de base.
Síntomas acompañantes
Frecuentemente los síntomas vestibulares se acompañan de náusea y vómi-
to, sobre todo en aquellos pacientes con presentación aguda. Estos síntomas
no ayudan a localizar la lesión y pueden estar presentes tanto en las causas
periféricas como en las centrales.
Mareo
Nistagmo
Algunos autores recomiendan empezar con la evaluación del nistagmo por
ser el elemento menos intrusivo de la evaluación. No es suficiente describir la
presencia de éste, pues sus características ayudan a determinar si se trata de
una lesión central o periférica.
El nistagmo es un movimiento ocular involuntario y rítmico que se carac-
teriza por tener –por lo menos– una fase lenta. Cuando se compone de una
fase rápida y una fase lenta que se alternan, se denomina nistagmo en resorte;
cuando los dos componentes son fases lentas, se denomina nistagmo pendular.
Evaluación de la audición
Las disminuciones súbitas de la agudeza auditiva, usualmente, se han aso-
ciado a causas periféricas. Sin embargo, la irrigación del laberinto está dada
por arterias que son ramas de la arteria cerebelosa antero-inferior (AICA) que
hacen parte de la circulación posterior del encéfalo, por lo tanto, un episodio
con síntomas vestibulares e hipoacusia de inicio súbito, deben hacer sospechar
isquemia en este territorio de la circulación posterior. Es importante reunir
la información de las cuatro pruebas mencionadas, debido a que estos infre-
cuentes eventos isquémicos pueden presentarse con un nistagmo horizontal de
características periféricas y una prueba de impulso cefálico negativa.
La presencia de cualquiera de los siguientes hallazgos sugiere un
síndrome vestibular agudo central (ACV):
• Nistagmo con patrón central: nistagmo vertical, torsional puro o nistag-
mo evocado por la mirada (nistagmo de dirección cambiante).
• Prueba de impulso cefálico negativa (el paciente no pierde la fijación, no
hay sacada de corrección).
• Presencia de mal alineamiento vertical (desviación oblicua, skew) con la
prueba de oclusión alterna.
• Hipoacusia unilateral de inicio súbito.
Los siguientes hallazgos son compatibles con un síndrome vestibular
agudo periférico (neuritis vestibular), debe cumplir todas:
• Nistagmo unidireccional, principalmente horizontal.
• Prueba de impulso cefálico anormal (pérdida de la fijación, seguido de
una sacada de corrección).
• No hay mal alineamiento vertical (skew) de los ojos.
Examen neurológico
Batería HINTS+
Manejo ambulatorio:
ACV isquémico de circulación posterior
Medidas de soporte
Ciclo ccorto de supresores vestibulares
Ciclo corto de corticoides
Rehabilitación vestibular RM cerebral
Estudio etiológico
Control de factores de riesgo cardiovascular
Conclusiones
El mareo puede ser un síntoma difícil y preocupante para el paciente y
el médico. Se recomienda realizar un interrogatorio y evaluación sistemática
haciendo énfasis en la duración y los factores desencadenantes del episodio y
una exploración guiada, con énfasis en los hallazgos óculo-motores de acuerdo
a los diferentes síndromes vestibulares.
Bibliografía
Enlaces
• Nistagmo unidireccional en un SVA periférico
• http://content.lib.utah.edu/u?/ehsl-dent,1
• Nistagmo evocado por la mirada (nistagmo de dirección cambiante)
bidireccional en SVA central
• http://content.lib.utah.edu/u?/ehsl-dent,2
• Batería HINTS en un paciente sano
• https://collections.lib.utah.edu/ark:/87278/s6zs6jsb
• https://collections.lib.utah.edu/ark:/87278/s6bp04f0
• Nistagmo periférico y prueba de impulso cefálico positiva en un pa-
ciente con SVA periférico, neuritis vestibular derecha
Deterioro cognitivo
en consulta
Introducción
La demencia es un problema de salud pública. Se estima
que en el mundo, aproximadamente, 47 millones de personas
tienen demencia, y se espera que esta cifra se triplique para
el año 2050. Aunque en países desarrollados se viene repor-
tado una reducción en la incidencia durante las últimas dos
décadas, la falta de tratamiento efectivo o preventivo sugiere
que, las consecuencias de la enfermedad continuarán aumen-
tando.
Definiciones
1. Demencia
Según el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
(DSM- 5 por sus siglas en inglés), la demencia se define como la alteración
significativa de: 1) por lo menos un dominio cognitivo; que represente un 2)
deterioro al comparar con el nivel funcional previo, y 3) altere las actividades
diarias del paciente (social, ocupacional, autocuidado).
Etiología
Modificado de: Petersen RC. Mild Cognitive Impairment. Continuum (Minneap Minn) 2016;22(2):404–418
prominentes fluidez en el
como déficit discurso, para-
visoespacial y fasias semán-
anomia ticas y otras
alteraciones
del lenguaje
con memoria
relativamente
preservada
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico, y se basa en el interrogatorio realizado al pa-
ciente y al informante. Aunque algunos pacientes reconocen sus “olvidos”,
otros son anosognósicos o no son capaces de recordar bien los detalles de su
enfermedad. Si el paciente acude acompañado a la cita y es el acompañante
quien provee la información, muy probablemente estamos ante un deterioro
cognitivo (“head turning sign”, el paciente voltea la mirada a su acompañante en
busca de reafirmación o respuesta).
1. Interrogatorio
La herramienta más útil para el diagnóstico. Debe caracterizar la naturale-
za, magnitud y curso de los cambios cognitivos.
1.1. La naturaleza hace referencia a los dominios cognitivos afectados. Se
recomienda siempre indagar sobre cada uno específicamente y en forma de
“revisión por sistemas”.
a) Memoria. Especialmente memoria episódica. Indagar acerca de dificul-
tades en: almacenar nueva información, recuperar información nueva,
olvidos. Preguntar: ¿qué hizo en la mañana? ¿Ayer? ¿La semana ante-
rior?
** Olvidos mayores: “repetidera”, pagar cuentas o pagar las cuentas
dos veces
** Olvidos menores: embolatar las llaves, no encontrar el carro en un
parqueadero
b) Lenguaje. Disminución en la producción y calidad: dificultades para
encontrar los nombres de personas cercanas u objetos. En ocasiones
2. Examen físico
2.1. Examen mental. El objetivo es evaluar cada uno de los dominios de
la cognición. A diferencia del resto del examen neurológico, la evaluación de
la esfera mental no busca “localizar la lesión”, sino que nos da una idea sobre
la “red” alterada.
Siempre debemos tener en cuenta el contexto sociocultural del paciente:
el nivel educativo y cultural influye en las habilidades cognitivas adquiridas,
vocabulario y en la interpretación de ciertas normas sociales.
¿Cómo evaluar el examen mental en consulta?
a) Atención: puede valorarse durante la descripción de la enfermedad ac-
tual y observando el comportamiento del paciente. Una forma más sis-
temática puede ser evaluando la repetición de una secuencia de dígitos
(más de siete dígitos se consideran normal)
b) Memoria episódica: presentar lista de palabras (una por segundo, mí-
nimo tres palabras), luego solicitar que las repita inmediatamente para
verificar el registro de éstas. Instruir que las memorice, y continuar con
otra tarea ejecutiva. Posteriormente evaluar evocación (mínimo 30 se-
gundos después).
Si hay fallas en evocación, ofrecer claves (de categoría, fonológicas), si aún
no evoca tras las claves, intentar con prueba de reconocimiento (las palabras
de la lista mezcladas con otras similares o al azar). La mejoría con claves y/o el
lograr reconocer las palabras presentadas previamente indica un compromiso
atencional o ejecutivo, más que un verdadero compromiso amnésico (como es
de esperar en EA).
Tratamiento sintomático
El objetivo es reducir la afectación por los síntomas cognitivos y compor-
tamentales, mientras a la vez se retrasa la progresión del deterioro cognitivo.
1. Tratamiento no farmacológico
• Considerar valoraciones por equipo multidisciplinario como trabajo so-
cial, terapia ocupacional, fonoudiología para terapia del lenguaje entre
2. Tratamiento farmacológico
Los estudios que avalan el uso de medicamentos en demencia son específi-
camente en pacientes con EA. Existen dos grupos farmacológicos:
• Inhibidores de acetilcolinesterasa: Galantamina, donepezilo y rivastig-
mina. En los estudios se ha demostrado un retraso de seis meses en la
historia natural de la enfermedad. También ha demostrado algo de me-
joría en las actividades diarias y en el comportamiento. La efectividad
entre los diferentes medicamentos de este grupo es similar, la diferencia
está entre formas de administración y perfil de efectos adversos. Se reco-
mienda para todos iniciar dosis bajas y titulación lenta, durante cuatro a
ocho semanas hasta alcanzar la dosis óptima. Aproximadamente 5% de
los pacientes suspenden la medicación por efectos adversos.
• Anti–NMDA: La memantina puede considerarse en pacientes con de-
mencia en estadio moderado o avanzado, o como primer medicamento
en pacientes con intolerancia a inhibidores de la acetilcolinesterasa.
Aparte de la enfermedad de Alzheimer, pocas otras etiologías de demencia
tienen tratamientos farmacológicos aprobados. La rivastigmina, también ha
recibido aval para uso en pacientes con demencia asociada a enfermedad de
Parkinson y demencia mixta.
Diagnóstico diferencial
Síntomas cognitivos funcionales. Grupo de manifestaciones no rela-
cionadas a un proceso neurodegenerativo de base.
Cuando se analiza la población que consulta a clínicas de memoria, el
diagnóstico de trastorno cognitivo funcional puede llegar hasta el 33% en me-
nores de 60 años. Este tipo de quejas cognitivas aumentan con la edad. Un
estudio holandés, encontró que el 29% de los pacientes entre 25–35 años se
consideraban como “olvidadizos”, lo cual incrementaba al 34% (40–50 años),
41% (55–65 años) y 52% entre los 70 y 85 años. Las causas que se identifica-
ron más frecuentemente fueron los trastornos del ánimo (depresión) y la falta
de interés por la actividad en la que se identifica la dificultad.
Aunque las quejas de memoria suelen dominar la presentación clínica
en estos pacientes, muchas veces la atención es el dominio principalmente
afectado. En otro subgrupo, especialmente con antecedente de depresión y
otros trastornos somáticos funcionales, puede haber queja de alteración en
la función ejecutiva. El lenguaje también suele afectarse en forma frecuente,
especialmente intercambiando palabras dentro de una misma frase o fonemas
dentro de una palabra (ej. movimiento “buscro”). También son comunes los
síntomas visuales y perceptivos como la dificultad para seguir un texto leído o
calcular erróneamente las distancias (ej. al atravesar una puerta).
El tratamiento en este grupo de pacientes consiste en la realización del
diagnóstico correcto de base (ansiedad, depresión si aplica) y en reasegurar
al paciente que sus síntomas hacen parte del rendimiento cognitivo normal
(“worried well”) y que se puede ver afectado transitoriamente por el trastorno
anímico subyacente.
Cefaleas secundarias:
¿Está en riesgo la vida de
mi paciente?
Epidemiología
Las cefaleas secundarias tienen una alta prevalencia en la población gene-
ral; de quienes asisten a consulta por cefalea hasta un 40% corresponden a
causas secundarias, incluyendo trastornos médicos leves y graves. Un ejemplo
representativo es que hasta el 72% de los adultos han experimentado una
cefalea inducida por alcohol o resaca (1). Por otro lado, las cefaleas secunda-
rias amenazantes para la vida no son tan frecuentes, constituyendo entre el
0,7–2,4% de quienes ingresan por consulta externa, aumentando a un 2–6%
en el servicio de urgencias (2).
Interrogatorio
El interrogatorio es el elemento más importante para determinar una cau-
sa secundaria de cefalea: alrededor del 90% de los pacientes que consultan por
cefalea tiene una patología primaria y su examen neurológico es normal. Un
interrogatorio dirigido con una serie de preguntas clave permite asegurarse de
que no se trata de una cefalea secundaria.
Dodick propuso una actualización a la nemotecnia SNOOP (3) que, clásica-
mente, se ha descrito para banderas rojas en cefaleas. La nueva nemotecnia
“SNOOP4” adiciona las 4P: “progressive headache” (cefalea progresiva que evolu-
cione a un patrón diario), “precipitation by valsalva” (desencadenada o que em-
peora por valsalva), “postural aggravation” (empeora con cambios posturales –al
ponerse de pie tras estar acostado o viceversa–) y papiledema. En la tabla 1 se
visualiza el resto de nemotecnia SNOOP.
La probabilidad de que la bandera roja identifique una cefalea secundaria
depende de la bandera y del escenario clínico. La incidencia es mayor en el
servicio de urgencias dado que el cuadro suele ser agudo. Las banderas rojas
que más tienen peso diagnóstico son: cefalea de reciente inicio, signos y sínto-
mas neurológicos asociados y aparición después de los 50 años (4).
Cefaleas secundarias: ¿Está en riesgo la vida de mi paciente? • Carolina Estrada Pérez 109
Evidencia para el uso de banderas rojas
Síntomas sistémicos incluyendo fiebre. Combinación de fiebre y ce-
falea hacen sospechar: neuroinfección, vasculitis o enfermedad reumática, en-
tre otras. Respeto a las neuroinfecciones, si bien éstas constituyen sólo el 0,5%
de los pacientes que ingresan por urgencias por fiebre (5), en meningitis bac-
teriana hasta el 97% de los pacientes debutan con cefalea. Hay que recordar
que la triada de fiebre, rigidez de nuca y cefalea sólo está presente en 21% de
los pacientes (6). En meningitis viral, encefalitis y absceso cerebral el porcentaje
que reporta cefalea es un poco más bajo: 71%, 79% y 81% respectivamente (7).
Historia de neoplasia. El riesgo de que a un paciente sin historia de
neoplasia sistémica, que consulta por cefalea, se le encuentre un tumor ce-
rebral es de sólo 0,1%, de los cuales la mayoría se presentan en mayores de
50 años (8). Por otra parte, en los pacientes que sufren de una malignidad, la
cefalea de reciente inicio (menos de diez semanas) es el síntoma más frecuen-
temente (35%) asociado con metástasis cerebral. El cáncer de pulmón, mama
y melanoma son los tipos de cáncer que más frecuentemente cursan con me-
tástasis intracraneales (9).
Déficit neurológico. Un déficit neurológico, acompañado por cefalea,
puede deberse a múltiples causas. La más frecuente de éstas es el aura secun-
daria a migraña que, usualmente, no alerta al paciente dado que suele ser un
hecho reconocido por él mismo (10). Sin embargo, se ha reportado que entre el
16–65% de los pacientes con isquemia cerebral transitoria o ataques cerebro-
vasculares (ACV) no incapacitantes se presentan con cefalea (11). La cefalea es
más frecuente cuando el evento es hemorrágico (64,5%) que cuando es isqué-
mico (32%); en estos últimos la cefalea es más frecuente cuando se localizan en
fosa posterior (59%) versus en fosa anterior (26%) (12). Entre los pacientes con
ACV que debutaron con cefalea fue más frecuente que se tratara de mujeres,
menores de 65 años (13), con historia de migraña, cursando con ACV cerebeloso
y con presión arterial baja a la admisión (14). Por otro lado, no se encontró rela-
ción entre la intensidad del dolor y el tamaño del infarto (15).
Cefalea súbita (en trueno). Se define como una cefalea que alcanza su
pico máximo de dolor en menos de un minuto. En una cohorte multicéntrica
con 2131 individuos se encontró que en individuos con cefalea aguda (intensa
en una hora) la ausencia de instauración en trueno, edad mayor de 40 años,
rigidez de nuca, pérdida de conciencia o inicio durante la realización de ejerci-
Cefaleas secundarias: ¿Está en riesgo la vida de mi paciente? • Carolina Estrada Pérez 111
pituitaria, trombosis venosa. Sin embargo, siempre se debe considerar etio-
logías no neurológicas: hipertensión, hipotiroidismo, anemia, imbalance de
electrolitos, diabetes.
Ojo doloroso con síntomas autonómicos. La incidencia anual de ce-
falea tipo Cluster y otras cefaleas trigémino autonómicas es de 2–10 por 100.000
(24)
. Sin embargo, la proporción de etiología secundaria en este tipo de cefaleas
es desconocido, por lo que es recomendable, en todo paciente que se presente
por primera vez con estos síntomas, realizarle una neuroimagen para descar-
tar patología que afecte el trayecto del V par craneano, como: lesiones en fosa
posterior, región peri hipofisiaria o seno cavernoso (25). También es necesario
descartar patología intra-ocular: glaucoma, uveítis o trastorno de la córnea.
Cefalea post trauma encéfalo craneano (TEC). La incidencia de cefa-
lea en el año posterior a un TEC llega hasta el 91% de los casos. La mayoría de
los casos cumplen criterios de migraña y migraña probable. La incidencia de
cefalea aguda (dos semanas) post TEC es de 51% y crónica (más de tres meses)
es de 23%. Los factores de riesgo para desarrollar cefalea aguda son: género fe-
menino, joven, cefalea en la atención inicial del trauma y anormalidades en la
tomografía inicial; los encontrados en la cefalea crónica son: género femenino
y dolor en la atención inicial del trauma. La ICHD–3 define cefalea post TEC
la que se presenta en los siguientes siete días después del evento. Sin embargo,
se ha definido como bandera roja si la cefalea se presenta en las primeras dos
semanas y bandera naranja si la duración ha sido menos de tres meses. Por
ahora no es claro cómo deben ser manejados, algunos expertos recomiendan
que si la cefalea tiene características migrañosas puede recibir profilácticos
como tratamiento; mientras que otros recomiendan dar sólo manejo agudo
(26,27)
.
Cefalea en paciente con VIH. Aproximadamente el 34–61% de los pa-
cientes con VIH se quejan de cefalea. A pesar de su alta prevalencia ésta debe
ser considerada una bandera roja por su asociación con lesiones en SNC de in-
fecciones oportunistas, especialmente con conteos de linfocitos T CD4 inferio-
res a 200 cel/ul (toxoplasmosis, linfoma primario del SNC, leucoencefalopatía
multifocal progresiva) (28).
Cefalea por sobreuso de analgésicos (CSA) o asociada a inicio de
nueva sustancia. La prevalencia de CSA es de 0,5–7,2% en la población adul-
ta, usualmente mujeres entre 40–50 años, y se considera la cefalea secundaria
Conclusión
Las cefaleas secundarias pueden ser etiologías que amenazan la vida y re-
quieren diagnosticarse prontamente, o también pueden corresponder a pato-
logías leves o exposición a sustancias que tras retirarlas se presenta la mejoría.
La Sociedad Internacional de Cefalea propone en su clasificación de cefaleas
diferentes cefaleas secundarias así como los criterios de cada una (tabla 2) los
cuales no serán expuestos en este capítulo, pero es deber del médico remitirse
a este manual para definir si es posible que su paciente cumpla con uno de
estos criterios y se pueda dar un manejo eficaz, retirando la causa de la cefalea
impactando así en la calidad de vida del paciente.
Cefaleas secundarias: ¿Está en riesgo la vida de mi paciente? • Carolina Estrada Pérez 113
Tabla 2. Clasificación cefaleas secundarias ICHD–3 (continuación)
11. Cefalea o dolor facial atribuida a trastornos del cráneo, cuello, ojos,
oídos, nariz, senos paranasales, dientes, boca o de otras estructuras
faciales o cervicales:
11.1 Cefalea atribuida a trastorno óseo craneal
11.2 Cefalea atribuida a trastorno del cuello
11.3 Cefalea atribuida a trastorno de los ojos
11.4 Cefalea atribuida a trastorno de los oídos
11.5 Cefalea atribuida a trastorno de la nariz o de los senos paranasales
11.6 Cefalea atribuida a trastornos de los dientes o mandíbula
11.7 Cefalea atribuida a trastorno temporomandibular
11.8 Cefalea atribuida a inflamación del ligamento estilohioideo
11.9 Cefalea por otros trastornos del ,cuello, ojos, oídos, nariz, senos, dientes,
boca o de otras estructuras faciales o cervicales
Referencias
Cefaleas secundarias: ¿Está en riesgo la vida de mi paciente? • Carolina Estrada Pérez 115
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Cefaleas secundarias: ¿Está en riesgo la vida de mi paciente? • Carolina Estrada Pérez 117
Cristian Gutiérrez Álvarez
Residente de Neurología
Introducción
La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas cró-
nicas más comunes en la población general. Se caracteriza
por una predisposición para generar crisis epilépticas espon-
táneas y diversas consecuencias neurobiológicas, cognitivas y
psicosociales (1). Aproximadamente, el 80% de las personas con
epilepsia viven en países de bajos y medianos ingresos. Actual-
mente, la padecen más de 70 millones de personas en todo el
mundo y de éstas el 80% viven en países en vía de desarrollo
(2)
. En el nivel global se diagnostican unos 2,4 millones de ca-
sos de epilepsia por año. La epilepsia debería ser una prio-
ridad en salud pública, especialmente por la disponibilidad
de tratamientos costo-efectivos, que disminuyen morbilidad,
discapacidad y mortalidad (3). Más del 75% de las personas con
epilepsia que viven en países de bajos y medianos ingresos, no
reciben tratamiento (4,5).
Epidemiología
La incidencia de la epilepsia en países desarrollados está
alrededor de 50 por 100.000 por año (6). Tiene una distribución
bimodal con dos picos identificados, en infantes menores de
un año y en adultos después de los 50 años. En mayores de 50
años, la incidencia aumenta con la edad, siendo máxima, después de los 70
años. En los países con bajos y medianos ingresos, la incidencia en este último
grupo de edad, está por encima de 80 a 100 por 100.000 por año, posiblemente
explicado por menos acceso al sistema de salud, pobre higiene, alto riesgo de
infecciones y de trauma craneoencefálico (TEC) (7,8).
Dependiendo de la localización geográfica, la prevalencia de la epilepsia
activa está entre cuatro a doce por 1000. En Colombia, el estudio neuroepi-
demiológico nacional colombiano (EPINEURO), reportó una prevalencia de
epilepsia de 10.3 por cada 1000 habitantes para el año 2003 (9). En Medellín, la
prevalencia de epilepsia para el año de 1983 fue de 21.4 por 1000 habitantes (10).
Factores de riesgo
Los factores de riesgo dependen del grupo de edad. Las malformaciones
del desarrollo usualmente están presentes cuando la epilepsia aparece antes
de la adultez. La epilepsia asociada a trauma, neuroinfección y tumores en
el sistema nervioso central pueden ocurrir a cualquier edad. La enfermedad
cerebrovascular es el factor de riesgo más común en la edad avanzada. Otro
factor importante en el nivel mundial y que es potencialmente prevenible, es
la epilepsia secundaria a malaria por Plasmodium falciparum, neurocisticercosis
y oncocercosis (11).
Diagnóstico
El diagnóstico de la epilepsia es clínico (12,13). Sin embargo, el diagnóstico no
es fácil, además no tiene un estándar de oro fácilmente accesible. Una historia
clínica detallada y un testigo confiable son elementos claves para el diagnós-
tico. La combinación de síntomas y signos permiten determinar si el cuadro
clínico corresponde a una crisis convulsiva, porque no hay una característica
única para las crisis epilépticas (11).
La epilepsia se define por la presencia de alguno de estos tres escenarios
clínicos:
1. Aparición de al menos dos crisis no provocadas con más de 24 horas de
diferencia;
2. Una única crisis no provocada si el riesgo de recurrencia es alto (mayor
del 60% en los próximos 10 años);
3. Diagnóstico de un síndrome epiléptico (1).
Ausencia típica Interrupción súbita de las actividades con mirada fija. Puede
existir una supra versión ocular sutil, usualmente, la persona
no responde al llamado. El final es súbito, con reintegro a las
actividades previas. Duración de uno a cinco segundos.
Epilepsia en consulta externa • Cristian Gutiérrez Álvarez, Diego Alberto Castaño 121
Tabla 1. Descripción de las crisis epilépticas (17) (Continuación)
Emocional o afectiva Crisis que se manifiestan con una emoción o con la aparien-
cia de presentar una emoción. Se puede presentar como agi-
tación, rabia, ansiedad llanto, miedo risa, paranoia o placer.
Epilepsia en consulta externa • Cristian Gutiérrez Álvarez, Diego Alberto Castaño 123
Tabla 1. Descripción de las crisis epilépticas (17) (Continuación)
Postura del Crisis focal motora tónica asimétrica con extensión completa
esgrimista de una extremidad y flexión del codo y la muñeca contra-
lateral simulando una postura de un esgrimista sosteniendo
una espada.
Clasificación
En el año 2017 la ILAE publicó la última clasificación y terminología reco-
mendada para la epilepsia y las crisis epilépticas (ver figura 1). La clasificación
se hace a tres niveles, de acuerdo al tipo de crisis, tipo y síndrome epiléptico.
En el primer nivel, se tiene en cuenta el tipo de crisis, en el que se asume que el
paciente tiene crisis epilépticas y se clasifican en crisis de inicio focal, de inicio
generalizado o de inicio desconocido.
Después del diagnóstico del tipo de crisis, el siguiente paso es el diagnóstico
del tipo de epilepsia, en el que se asume que el paciente tiene un diagnóstico
correcto. Este grupo incluye la epilepsia focal, epilepsia generalizada, epilepsia
combinada generalizada y focal, y la epilepsia desconocida. Las epilepsias fo-
cales incluyen trastornos unifocales y multifocales, así como crisis que afectan
un solo hemisferio. Se pueden observar diversos tipos de crisis, entre ellas,
Epilepsia en consulta externa • Cristian Gutiérrez Álvarez, Diego Alberto Castaño 125
síntomas del trastorno. La etiología infecciosa es la más común en todo el
mundo, hace referencia a un paciente que desarrolla epilepsia posterior a una
neuroinfección en lugar de un paciente que tiene crisis que se producen en el
contexto de una infección aguda como la meningitis o la encefalitis. Algunos
ejemplos en regiones específicas del mundo incluyen neurocisticercosis, tuber-
culosis, VIH, malaria cerebral, panencefalitis esclerosante subaguda, toxoplas-
mosis cerebral e infecciones congénitas como el virus del Zika y el citomega-
lovirus. La etiología metabólica se utiliza para designar el resultado directo de
un trastorno metabólico conocido o presunto, en el que las crisis son uno de
los principales síntomas del trastorno. Las causas metabólicas hacen referencia
a un defecto metabólico bien definido con manifestaciones o cambios bioquí-
micos en todo el organismo como porfiria, uremia, aminoacidopatías o crisis
dependientes de piridoxina. La etiología autoinmune se refiere al resultado di-
recto de un trastorno inmunitario, en el que las crisis son uno de los principales
síntomas del trastorno, en el que la inflamación del sistema nervioso central
está mediada por anticuerpos. Entre los ejemplos se incluyen la encefalitis por
anticuerpos contra el receptor de NMDA (N-metil-D-aspartato) y la encefalitis
por anticuerpos contra la proteína LGI1 (anti-leucine-rich glioma-inactivated
1) del canal de potasio dependiente de voltaje. De etiología desconocida, signi-
fica que no se conoce la causa de la epilepsia.
Cada vez se reconoce más, que muchas de las epilepsias se asocian con
comorbilidades tales como problemas de aprendizaje, psicológicos y de
comportamiento. Éstos varían en tipo y gravedad, y van desde dificulta-
des de aprendizaje sutiles a deterioro intelectual, rasgos psiquiátricos como
trastornos del espectro autista y depresión, hasta problemas psicosociales.
Al igual que la etiología, es importante que se considere la presencia de
comorbilidades para cada paciente con epilepsia en cada etapa de la clasi-
ficación, lo que permite una identificación temprana, diagnóstico y trata-
miento adecuado.
Las crisis se clasifican primero como de inicio focal, generalizada o desco-
nocido. El nivel de conciencia se subdivide en crisis focales con preservación
de la conciencia y con alteración de la conciencia. Las crisis focales, luego, se
categorizan por la manifestación motora o no motora más temprana y pro-
minente. Las crisis generalizadas se dividen en crisis motoras y no motoras
(ausencias) (Ver figura 2). Las crisis de inicio desconocido tienen características
que no pueden clasificarse.
Estructural
Focal Generalizada Desconocido
Genética
Tipo de epilepsia
Infecciosa
Combinada,
Comorbilidades Focal Generalizada generalizada y Desconocido Metabólica
focal
Inmune
Desconocida
Síndromes epilépticos
Conciente Conciencia
Motor Motor
alterada
• Tónico - clónica • Tónico - clónica
• Clónica • Espasmos epilépticos
• Atónica
Motor
• Mioclónica No motor
• Automatismos • Mioclónica tónico-clónica
• Mioclónica atónica • Detención
• Atónica
• Espasmos epilépticos comportamental
• Clónica
• Espasmos epilépticos
• Hipercinética No motor (ausencia)
• Mioclónica
• Típica
• Tónica No clasificada
• Atípica
• Mioclónica
No motor
• Mioclónica palpebral
• Autonómica
• Detención comportamental
• Cognitiva
• Emocional
• Sensorial
Focal a tónico
clónica bilateral
Epilepsia en consulta externa • Cristian Gutiérrez Álvarez, Diego Alberto Castaño 127
Electroencefalograma (EEG). Un EEG anormal no define epilepsia,
pero las descargas epileptiformes interictales pueden brindar apoyo en el diag-
nóstico clínico. Un EEG anormal es más útil para determinar el tipo probable
de epilepsia (focal vs generalizado), diagnosticar síndrome de epilepsia y para
evaluar el riesgo de recurrencia (18,19). Después de una historia clínica detallada
y un EEG estándar, quedan algunos casos de difícil diagnóstico, en quienes
el video-EEG prolongado podría proporcionar un diagnóstico definitivo, en
especial si hay un alta frecuencia de los episodios.
Neuroimagen. La resonancia magnética es el apoyo diagnóstico por ima-
gen estándar para el estudio de la epilepsia. El 20% los pacientes con epilepsia
de novo, tiene lesiones epileptogénicas y en más del 50% de los que tienen
epilepsia focal fármacorresistente. Comparado con los que no tienen lesión en
la RM, en quienes se detecta lesión tienen mayor riesgo de recurrencia después
de una primera crisis convulsiva o continuar teniendo crisis después del inicio
del tratamiento.
Tratamiento
Para la mayoría de los pacientes con epilepsia, el pilar del tratamiento son
los anticonvulsivantes, con el objetivo de evitar la recurrencia de las crisis sin
ocasionar efectos adversos de la medicación, que puedan afectar la calidad de
vida. La remisión de las crisis disminuye la morbilidad y el riesgo de muerte
prematura asociada con la recurrencia de las crisis, especialmente las con-
vulsiones (7,20). Los medicamentos disponibles son efectivos en el 66% de los
casos en países desarrollados, lo que sugiere que hasta el 80% de los pacientes
podrían estar libre de crisis.
La elección del anticonvulsivante debe hacerse con base en el tipo de crisis,
síndrome epiléptico, comorbilidades, interacciones farmacológicas, tolerancia
y características individuales (edad, sexo, potencial de fertilidad, embarazo en
curso) de cada paciente. Los adultos mayores, quienes usualmente reciben tra-
tamiento por otras comorbilidades, tienen mayor riesgo de presentar interac-
ciones farmacológicas.
Lo recomendado es iniciar el fármaco antiepiléptico (FAE) lentamente e
ir aumentando la dosis de acuerdo con el control de las crisis o aparición de
eventos adversos. Si persisten las crisis, el medicamento debe titularse hasta
alcanzar la dosis máxima tolerada, en caso de no alcanzar el control de la
crisis, se debe iniciar otro FAE de primera línea. Si hay falla de todos los medi-
camentos de primera línea, hay que considerar adicionar un anticonvulsivante
de segunda línea (Ver tabla 2).
Epilepsia en consulta externa • Cristian Gutiérrez Álvarez, Diego Alberto Castaño 129
Tabla 3. FAE disponibles en Colombia (Continuación)
Confirmar diagnóstico
clasificación
¿Tratamiento indicado?
Sí
¿Crisis no controladas?
¿Control de crisis y no Sí
¿EA intolerable o
EA del AEP? idiosincrásico de AEP?
Aumentar dosis AEP
Sí
Continuar y evaluar
respuesta. Reevaluar ¿Crisis no controladas? Sí
necesidad de continuar
Sí
terapia si epilepsia
resuelta
¿Adherencia al
tratamiento?
¿Diagnóstico correcto?
Sí
Cambiar o adicionar el
AEP más apropiado
¿Control inadecuado
de las crisis a pesar de
tratamiento con 2 AEP?
Sí
Epilepsia en consulta externa • Cristian Gutiérrez Álvarez, Diego Alberto Castaño 131
El tratamiento con FAE frecuentemente se asocia con EA (ver tabla 4). Los
síntomas neuropsiquiátricos (fatiga, mareo, inestabilidad irritabilidad) son los
EA más frecuentes, pero la medicación puede afectar cualquier órgano o sis-
tema. Usualmente los EA son de inicio insidioso y puede que no sean recono-
cidos. La mayoría de las veces los EA son leves y reversibles y se resuelven al
cambiar de medicamento. Siempre se debe discutir con el paciente los riesgos
para que puedan ser fácilmente identificarlos en caso de que se presenten. Se
recomienda mantener un alto nivel de vigilancia para los EA por FAE en cada
visita médica.
En las mujeres en edad reproductiva, siempre se debe determinar el po-
tencial riesgo de teratogenicidad y se debe tener en cuenta con todos los FAE
disponibles (23). En lo posible, se debe evitar el ácido valproico, por el alto riesgo
de malformaciones y problemas del neurodesarrollo en los bebés expuestos.
Este grupo de pacientes se benefician de levetiracetam o lamotrigina por tener
mejor perfil de seguridad durante el embarazo. En cada visita se debe expli-
car la posibilidad de interacción farmacológica con los anticonceptivos orales.
Ciertos FAE pueden inducir falla en el anticonceptivo oral (ACO), mientras que
los ACO pueden disminuir los niveles de los FAE, en especial la lamotrigina,
ocasionando recurrencia de las crisis.
Dosis
N°
Medica- mante- Efectos
dosis Comentarios
mento nimiento adversos
diaria
(mg/día)
Dosis
N°
Medica- mante- Efectos
dosis Comentarios
mento nimiento adversos
diaria
(mg/día)
Epilepsia en consulta externa • Cristian Gutiérrez Álvarez, Diego Alberto Castaño 133
Tabla 4. FAE comúnmente usados como terapia de primera línea en epilepsia
Dosis
N°
Medica- mante- Efectos
dosis Comentarios
mento nimiento adversos
diaria
(mg/día)
Rápida titulación, no
inductor enzimático,
interacciones
farmacológicas no
significativas, bajo
riesgo teratogénico.
Desventajas: EA
psiquiátricos.
Dosis
N°
Medica- mante- Efectos
dosis Comentarios
mento nimiento adversos
diaria
(mg/día)
anticonceptivos orales,
riesgo de hiponatremia
más común que la
carbamazepina.
Referencias
Epilepsia en consulta externa • Cristian Gutiérrez Álvarez, Diego Alberto Castaño 135
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Epilepsia en consulta externa • Cristian Gutiérrez Álvarez, Diego Alberto Castaño 137
Carolina Ospina Villegas
Residente de Neurología
Definiciones
La demencia es un síndrome adquirido en el que se pre-
senta un deterioro de múltiples dominios cognitivos,
dentro de los que están el lenguaje, las praxias, las habilidades
visoespaciales, la atención compleja, las funciones ejecutivas,
el aprendizaje, la memoria y la cognición social. Este compro-
miso cognitivo debe ser lo suficientemente grave para afectar
la independencia funcional diaria del individuo y no tie-
ne que acompañarse necesariamente de trastornos comporta-
mentales (1).
Enfoque inicial del paciente con demencia rápidamente progresiva • Carolina Ospina Villegas 141
Enfoque del paciente con demencia rápidamente progresiva
• Descarte un Delirium
• Verifique el tiempo de evolución de los síntomas
• Confirme que hay una alteración de la funcionalidad y al menos dos dominios cognitivos com-
prometidos
• Historia clínica completa: Edad, factores de riesgo cardiovascular, exposición a tóxicos, antece-
dentes farmacológicos, familiares, etc...
• Examen físico
• Examen neurológico completo, incluyendo evaluación de la función cognitiva (Ej: Minimental,
MocA
V ascular: ACV, fístulas arteriovenosas durales, PRES, trombosis venosa, vasculitis SNC
I nfecciones: Herpes, VIH, sífilis, leucocencefalopatía multifocal progresiva, micosis SNC
Tóxico/metabólicas: electrolitos, endocrinas, deficiencia vitaminas, metales, encefalopatía urémica
Autoinmune: Encefalopatía mediada por anticuerpos, Lupus, ADEM, encefalopatía de Hashimoto
Metástasis/Neoplasias: Enefalopatías paraneoplásicas, linfoma primario SNC, metastasis
Iatrogénica: Medicamentos, sustancias psicoactivas
Neurodegenerativas: Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, Alzheimer rápidamente progresivo, otras
Sistémica: Delirium, sarcoidosis, estatus epiléptico no convulsivo, MELAS
Enfoque inicial del paciente con demencia rápidamente progresiva • Carolina Ospina Villegas 143
Infecciones. La mayoría de las encefalitis infecciosas se presentan de for-
ma aguda o subaguda en cuestión de días. Al examen físico pueden acompa-
ñarse de fiebre, mialgias, signos de irritación meníngea, elevación de reactan-
tes de fase aguda y cambios en el líquido cefalorraquídeo.
• Herpes simple tipo 1: Es causa frecuente de encefalitis viral. Se carac-
teriza por un curso rápido, usualmente en menos de una semana, con
cefalea, fiebre en más del 90%, alteración del estado mental que usual-
mente dura más de veinticuatro horas y otros hallazgos neurológicos
como compromiso de pares craneales, afasia, ataxia, convulsiones foca-
les. El hallazgo clásico en la resonancia es edema, hemorragias e hiper-
intensidades en T2 en el lóbulo temporal medial. (Ver tabla 2).
Se ha relacionado además con el síndrome de Klüver-Bucy, donde hay
hipersexualidad y pérdida de las reacciones de ira y miedo (8).
• Sífilis: Dentro de sus manifestaciones en el SNC está la “demencia para-
lítica” o “paresia general”. No requiere necesariamente un curso pro-
longado de la infección, de hecho, puede presentarse entre dos a veinti-
cinco años después de la primoinfección. Inicia con quejas de memoria
y cambios de personalidad, que pueden progresar a demencia o sínto-
mas psiquiátricos como manía, depresión o psicosis. En los estadios finales
los pacientes se tornan inmóviles, pierden el control de los esfínteres, pre-
sentan la pupila de Argyll-Robertson (“se acomoda, pero no se excita”), hay
hipotonía facial y de las extremidades, temblor de intención en las extremi-
dades, cara y lengua, con reflejos miotendinosos anormales (11-13). Aunque,
con frecuencia, aparece dentro de las causas tratables de demencia, la
reversibilidad de los síntomas no es frecuente, y en estos pacientes se bus-
caría entonces detener la progresión de la enfermedad (9).
• SIDA: en los pacientes inmunosuprimidos, como los pacientes con SIDA,
se debe tener en cuenta la toxoplasmosis, la aspergilosis, el linfoma pri-
mario del SNC y la leucoencefalopatía multifocal progresiva, entre otros,
como causa de demencia rápidamente progresiva (2).
La leucoencefalopatía multifocal progresiva es una enfermedad desmie-
linizante del SNC causada por la reactivación del virus JC en pacien-
tes con una inmunosupresión importantes, en pacientes con SIDA, por
ejemplo, los CD4 suelen ser iguales o inferiores a 200/mm3. Clínicamen-
te, se presenta en semanas a meses con alteración del estado mental,
Enfoque inicial del paciente con demencia rápidamente progresiva • Carolina Ospina Villegas 145
• Síndrome de desmielinización osmótica: Antes conocido como mielino-
lisis pontina. Se observa con frecuencia en pacientes con hiponatremia
que tuvieron una corrección rápida de la misma, sin embargo, también
se ha asociado con otras condiciones. La alteración en el estado neu-
rológico ocurre entre dos a seis días posterior a la noxa y se presenta
como alteraciones comportamentales, desorientación, convulsiones,
paraparesia o cuadriparesia, disartria, disfagia, parkinsonismo y, en al-
gunas ocasiones, pueden progresar a un síndrome de enclaustramiento
o incluso coma. El pronóstico es variable, y en algunos casos que mejo-
ran, pueden quedar secuelas en la memoria y las funciones ejecutivas.
Su manejo es sintomático, por ello la mejor estrategia es la prevención,
evitando reposiciones de sodio más de 6–8meq/L en un día (16).
Autoinmunes. Dentro de las causas autoinmunes se incluyen tanto las
encefalopatías mediadas por anticuerpos, como las enfermedades reumatoló-
gicas, que incluyen el lupus eritematoso sistémico y las vasculitis del SNC.
• Encefalitis Autoinmune: Este deterioro neurológico se ha asociado a la
presencia de anticuerpos contra proteínas de la superficie neuronal, an-
tígenos intracelulares o contra proteínas sinápticas (por ejemplo: anti
NMDA, anti AMPA, anti GABA, anti HU, anti GAD, anti LGI1…). Clíni-
camente, se manifiestan con un inicio subagudo, usualmente menor de
tres meses, con alteración de la memoria de trabajo, es decir, la memoria
a corto plazo, una alteración en el estado de consciencia o síntomas psi-
quiátricos. Para su diagnóstico como “encefalitis autoinmune probable”
se requiere además un déficit neurológico focal de novo, convulsiones
que no sean explicadas por otro trastorno previo, pleocitosis en el líqui-
do cefalorraquídeo (más de 5 células/mm3), o hallazgos en la resonancia
sugestivos de encefalitis, en ausencia de otro criterio diagnóstico que
explique mejor los síntomas anteriores (17).
• La encefalopatía de Hashimoto, es una encefalopatía autoinmune, en
la que se encuentran altos niveles de anticuerpos antitiroideos que pue-
den ser: antiTPO (peroxidasa tiroidea) en un 34% de los casos, anti-tiro-
globulina en 7% o ambos en el 59%. Se manifiesta con encefalopatía,
convulsiones, mioclonus, alucinaciones y episodios que simulan ACV,
es más frecuente en mujeres, y se caracterizan por una muy buena res-
puesta al manejo con esteroides. Por ello, los pacientes que se presenten
con una encefalopatía inespecífica, con enfermedad tiroidea subclínica
Enfoque inicial del paciente con demencia rápidamente progresiva • Carolina Ospina Villegas 147
(sCJD), genética (gCJD), iatrogénica (iCJD) y variante (vCJD), sin embargo, la
más frecuente es la esporádica, que se presenta en un 85% de los casos.
Su espectro de presentación clínica es amplio, al inicio los síntomas pueden
ser inespecíficos como una fase prodrómica con cambios comportamentales
como miedo, adinamia, mareo, cefalea y quejas de sueño. Posteriormente se
evidencia un compromiso importante de las funciones cognitivas, que pue-
de incluir todos los dominios, seguido durante la evolución de la enferme-
dad de signos neurológicos como alteraciones cerebelosas, piramidales, ex-
trapiramidales y mioclonus. En los estadios más avanzados, hay pérdida de
contacto con el medio, postración en cama y mutismo akinético. La mayo-
ría de los pacientes fallecen en meses, algunos casos atípicos sobreviven hasta
de uno a tres años (20). Dentro de los criterios diagnósticos propuestos por la
CDC para la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, se incluyen, como criterios de
apoyo: hallazgos al electroencefalograma, hallazgos en la resonancia cerebral
magnética o la presencia de la proteína 14-3-3 en el líquido cefalorraquídeo.
Ver tablas 1 y 2).
Patrones en ECG
Enfoque inicial del paciente con demencia rápidamente progresiva • Carolina Ospina Villegas 149
variante atípica o rápidamente progresiva se presenta a edades más tempranas
(68–74 años aproximadamente) y se caracteriza por la aparición temprana de
mioclonías, alteraciones en la marcha, rigidez, afasia y alucinaciones, lo que se
convierte en un reto para diferenciarla de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
Su diagnóstico se basa no sólo en las características clínicas, sino también en
la exclusión de otras causas. Tiene además una respuesta limitada al manejo
terapéutico y la sobrevida es menor que la forma típica de Alzheimer, falle-
ciendo alrededor de cuatro años del inicio (21).
Sistémico. Dentro de las causas sistémicas, quizás la más importante es el
delirium, sin embargo y a pesar de estar al final de la mnemotecnia propuesta,
deber ser la primera a contemplar en el algoritmo diagnóstico.
El síndrome mental orgánico o delirium, es un diagnóstico diferencial que
se debe tener siempre presente en todos los pacientes, pues tiene una alta mor-
bilidad y mortalidad asociada y un alto potencial para ser tratable y reversible.
Se presenta con cambios súbitos en el estado mental, alteración en la atención,
pensamiento desorganizado y nivel de consciencia alterado, síntomas que tí-
picamente fluctúan en severidad durante períodos de veinticuatro horas, y en
los que hay evidencia por la historia clínica, al examen físico o por laboratorio,
que pueden ser secundarios a una condición médica, intoxicación o efecto
secundario de un medicamento (22).
Conclusiones
Si bien existe exámenes y biomarcadores disponibles que ayudan en el
diagnóstico diferencial, no todos están disponibles en nuestro entorno y otros
sólo se usan en investigación, lo que conlleva a la necesidad de un enfoque
clínico minucioso y sistemático para un correcto abordaje de las demencias
rápidamente progresivas (Ver figura 1).
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Migraña
Migraña es definida según la última clasificación ICHD–3
como (5):
A. Al menos cinco ataques que cumplan criterios B–D
B. Ataques de cefalea que duren entre 4–72 horas
C. Asociado a, al menos, dos de las siguientes:
• Localización unilateral
• Pulsátil
• Dolor de moderada a severa intensidad
• Empeora con la actividad física
D. Durante la cefalea presenta, al menos, uno de los si-
guientes:
• Náuseas o vómito
• Fotofobia y fonofobia
E. No otro mejor diagnóstico que explique los síntomas
Es considerada una de las enfermedades neurológicas más frecuentes. Se
estima que el 10% de la población mundial tiene migraña, con una prevalen-
cia del 18–23% en las mujeres y 7.8%–10% en hombres, en Canadá y Estados
Unidos, donde corresponde a 1,2 millones de ingresos a urgencias (2-3). En Co-
lombia la prevalencia se encuentra entre 3.2 y 9.8% (22). Según la Organización
Mundial de la Salud, OMS, se clasifica como el tercer trastorno más prevalente
y la séptima causa de discapacidad específica más alta del mundo (4). Hasta en
el 70% de los pacientes hay un deterioro de las relaciones interpersonales y en
el 78% hay limitación de sus actividades cotidianas (1), generando un gran costo
para la sociedad, por los gastos en la atención médica y la pérdida de tiempo
productivo (2,3).
El tratamiento ambulatorio, con un preventivo y terapia de rescate adecua-
da e individualizada en cada paciente, es la base tratamiento de la migraña,
sin embargo, sólo el 22% de los pacientes con migraña usa un medicamento
específico para la migraña y tan sólo el 29% de los pacientes se encuentran muy
satisfechos con su tratamiento (6).
El manejo agudo ambulatorio inadecuado se asocia con una transforma-
ción de migraña episódica a crónica, definida como más de 15 días al mes de
cefalea, de los cuales al menos 8 tengan características de migraña (6). Ade-
más, tiene asociación directa con el uso excesivo de analgésicos, que se ha
identificado como cronificador del dolor. Entre los analgésicos, los opiodes se
han asociado con empeoramiento de la migraña, asociado a la dependencia y
abstinencia severa al ser interrumpidos, lo que dificulta el tratamiento ambu-
latorio (4). Adicionalmente desde 1999, las muertes asociadas a sobredosis por
opioides se han cuadruplicado en Estados unidos, representando el 4% de las
muertes por sobredosis de drogas en general, lo que implica una problemática
social importante (1).
Manejo en urgencias
Se recomienda ingresar al paciente en urgencias que consulte por migraña,
si presenta:
Náuseas y/o vómitos o deshidratación intratables, dependencia de opioi-
des o barbitúricos que requieren desintoxicación, falla en el manejo ambula-
torio o estado migrañoso (4).
Se debe realizar una historia clínica y examen físico completo para des-
cartar causas secundarias de cefalea. Revisar los criterios diagnósticos, si el
paciente cumple criterios para migraña sin signos de alarma, se recomienda
Manejo en urgencias de las cefaleas primarias • Verónica López, Diana Cardona, Natalia Hernández 155
Rehidratación
Existen diferentes opiniones con respecto al uso de líquidos endovenosos
en urgencias. Si bien los estudios hasta ahora realizados sólo soportan su uso
en pacientes con deshidratación (19), diferentes expertos recomiendan su uso en
todos los pacientes, ya que se ha descrito beneficio en la reducción dolor de
una forma similar a los medicamentos y además por su efecto protector contra
hipotensión por medicamentos (6). Se recomienda utilizar SSN 0.9%: bolo de
500–1000cc o infusión continua 80–100cc/h.
Triptanes
Son agonistas selectivos de la serotonina (5HT1B/1D). Producen vasocons-
tricción, inhibición liberación de CGRP periférico, bloquean la liberación de
péptidos inflamatorios en las meninges que desencadenan inflamación neu-
Manejo en urgencias de las cefaleas primarias • Verónica López, Diana Cardona, Natalia Hernández 157
rogénica e interfieren con la transducción de señales de dolor al complejo
trigémino cervical (3).
En nuestro medio contamos con sumatriptán, zolmitriptán, eletriptán (cla-
sificados en el grupo I, rápido inicio de acción); naratriptan (grupo II, inicio
más lento). Estas clasificaciones son importantes al momento de elegir el trip-
tán en urgencias. En general, la mayor efectividad es observada cuando se
administran dentro de las primeras dos horas de inicio del dolor produciéndo-
se una mejoría del dolor en 42–76% de los pacientes y un alivio sostenido del
dolor a las 24 horas entre 29–50% (21). En urgencias el sumatriptán SC 6 mg se
considera como una de las mejores opciones para el tratamiento de la migraña
(17)
, con efectividad hasta del 70% (6), sin embargo, es poco utilizada en nuestro
medio por su difícil acceso y costo.
En general, se consideran seguros. Sus efectos secundarios más frecuentes
son dolor torácico, opresión en el cuello, parestesias, mareo y enrojecimien-
to (6,17). Están contraindicados en pacientes con enfermedad coronaria, ACV
isquémico, enfermedad vascular periférica, migraña basilar/hemipléjica, hi-
pertensión no controlada o uso de un triptán o ergotamina diferente en las 24
horas previas (6).
Opioides
Como se mencionó previamente, existe una crisis en varios países del
mundo por el uso indiscriminado de opioides sin clara indicación como en la
migraña. Actualmente sigue siendo el tratamiento agudo de la migraña más
utilizado en urgencias hasta en un 48–60% (20), a pesar de que las guías no reco-
miendan su uso por su poca efectividad en la mejoría del dolor y su alta tasa
de recaídas y re-consultas en urgencias (6,17).
A pesar de estar recomendados en las guías americanas (codeína, meperi-
dina, tramadol, evidencia C), sólo se recomienda su uso en situaciones espe-
cíficas como mujeres embarazadas que no responden o esté contraindicado
el tratamiento de primera línea (LEV, antieméticos y sulfato de magnesio IV)
o pacientes que no tengan riesgo de abuso y posean contraindicaciones para
los medicamentos de primera línea (6), dado el riesgo de habituación de cefalea
por uso excesivo de analgésicos y la interferencia en la efectividad de otros
agentes específicos.
Sus efectos adversos más frecuentes son estreñimiento, retención urinaria,
náuseas, edema y prurito, y en pacientes susceptibles, convulsiones y depresión
respiratoria.
Estatus migrañoso
Definición (5): Es un ataque de migraña debilitante con duración mayor de
72 horas.
Criterios diagnósticos:
A. Ataque de cefalea que cumpla criterios B y C
B. Ocurre en pacientes que cumplan criterios para migraña con y sin aura
C. Ambos de los siguientes:
• No mejoría por más de 72 horas
• Dolor o síntomas asociados son discapacitantes
Esteroides (dexametasona). Su uso en urgencias está limitado a dismi-
nuir la recurrencia del dolor dentro de 72 horas, con un número necesario a
tratar (NNT) de nueve (10), sin embargo no parece ser efectiva para disminuir
el dolor de migraña en urgencias (6), se deben considerar los efectos adversos
como necrosis avascular de la cadera, sepsis, fracturas, los cuales son raros con
los cursos cortos suministrados en urgencias (17). La dosis de dexametasona
recomendada es de 4–16 mg cada ocho horas por tres días (6,17).
Ácido valproico. Aunque su eficacia no ha sido bien probada, el alivio
del dolor probablemente se asocia con la inhibición de la GABA transaminasa
y bloqueando los canales de sodio. Se recomienda en el estatus migrañoso que
no ha tenido respuesta a los tratamientos de primera línea (6). Dosis recomen-
dada 500–1000 mg diluidos en 50 cc SS infundidos en 30 minutos, cada ocho
horas por tres días (17). Contraindicada en el embarazo
Sulfato de magnesio. Su mecanismo de acción en migraña se ha aso-
ciado con el antagonismo de los receptores de N–metil–D–aspartato (NMDA),
bloqueo de la depresión cortical diseminada, modulación de la liberación de
la sustancia P y regulación de la producción de óxido nítrico (6,17). Diferentes
estudios han encontrado su mayor efectividad en el tratamiento del dolor y
síntomas asociados (fotofobia y fonofobia) de pacientes con migraña con aura,
pero sólo en los síntomas asociados en pacientes con migraña sin aura (3,9,18), así
como en pacientes con hipomagnesemia (6).
Manejo en urgencias de las cefaleas primarias • Verónica López, Diana Cardona, Natalia Hernández 159
Sus efectos adversos son asociados con la administración intravenosa (en-
rojecimiento e hipotensión). Se contraindica en hipermagnesemia y se debe
tener especial precaución en pacientes con insuficiencia renal. Es seguro du-
rante el embarazo (17).
Dosis recomendada: un gramo IV (se diluye en 100 cc de SS) pasar en cuatro
horas, máximo cinco gramos (17).
Lidocaína. Su mecanismo de acción implica el bloqueo de los canales
de sodio. Si bien no hay mucha evidencia para su uso en el manejo de la mi-
graña, su empleo en infusión continua es una alternativa tras la falla de otros
esquemas. Puede presentar efectos secundarios como náuseas, hipotensión,
arritmias y alucinaciones ocasionales, por lo cual el paciente debe estar moni-
torizado en el nivel cardiovascular (17). Dosis 60 mg/h en DAD 5%.
Propofol. Es un hipnótico/sedante que actúa como un agonista del recep-
tor GABA A y bloqueador de los canales de sodio. Útil en migraña refractaria,
con alta efectividad a corto plazo. Induce rápidamente un estado hipnótico a
dosis no anestésicas en el rango de 20 a 30 mg en bolo IV, se repite cada cinco
minutos hasta que se induce una sedación leve. La vigilancia estrecha de las
respiraciones y la protección de las vías aéreas es esencial (8,17).
Bloqueo de nervios periféricos pericraneales. Es un procedimiento
seguro y bien tolerado. Produce una mejoría a largo plazo que dura semanas y
resolución de la alodinia (6), recomendada si no hay mejoría con los tratamien-
tos de primera línea. La mayor evidencia en la mejoría del dolor, es el bloqueo
del nervio occipital, supraorbitales, auriculotemporales y supratrocleares. Los
efectos secundarios pueden incluir mareos usualmente pasajeros (6,17).
El bloqueo se realiza con lidocaína 1% sin epinefrina, bupivacaína al 0.25%
o una mezcla 1:1 inyectada en la región del tronco del nervio (17).
Tomado de (12)
Manejo en urgencias de las cefaleas primarias • Verónica López, Diana Cardona, Natalia Hernández 161
ñarse de hipersensibilidad a la palpación de la musculatura peri craneana, el
cual puede estar presente entre las crisis y se agrava durante la crisis de cefalea.
Para su diagnóstico requiere al menos diez eventos de estas características (5).
Su clasificación se realiza de la siguiente manera (5):
• Episódica: Menos de quince días al mes con ataques. Esta a su vez se
divide en:
- Infrecuente: menos de un ataque por mes, en promedio menos de 12
días al año
- Frecuente: entre uno a catorce ataques por mes por un promedio de
tres meses
• Crónica: Si los ataques ocurren quince o más días por mes con una du-
ración de al menos cuatro horas
Tratamiento cefalea tipo tensión en urgencias. La evidencia dispo-
nible de diferentes ensayos clínicos y revisiones sistemáticas, respalda el uso
de agentes analgésicos simples, incluidos los antiinflamatorios no esteroideos
como el ibuprofeno, el ketoprofeno y el naproxeno; además el acetaminofén
y la aspirina han mostrado ser útiles (23,24,26,27). De estas opciones los AINEs
continúan siendo el pilar del tratamiento (24,25,27). No obstante a pesar de esta
variedad de opciones que han demostrado ser efectivas y útiles, su efectividad
es modesta, con tasas sin dolor a las dos horas del 16–37%.
En el año 2014, se realizó una revisión sistemática de ensayos controla-
dos aleatorizados, concluyendo que el acetaminofén (1000 mg), el ibuprofeno
(400 mg) y el ketoprofeno (25 mg) fueron efectivos utilizando el parámetro de
eficacia de tasas sin dolor a las dos horas, incluso la aspirina, el naproxeno y
el diclofenaco a las dosis típicamente utilizadas también son efectivos (23). De
primera línea se ha considerado el ibuprofeno (400–800 mg) con menos efectos
secundarios a corto plazo al comparado con otros AINEs (25), incluyendo el
sangrado gastrointestinal, posteriormente se encuentra el naproxeno 850 mg y
ketoprofeno, teniendo cuenta el mayor riesgo de sangrado con estos últimos (28).
El acetaminofén ha sido otra opción ampliamente estudiada, incluso al-
gunos expertos lo han recomendado como terapia de primera, gracias a su
tasa de respuesta de hasta el 71.2% cuando es utilizado a dosis de 1000 mg. Sin
embargo al ser comparado con los AINEs no ha mostrado ser más efectivo.
Finalmente otra opción oral válida es la aspirina a dosis de 500–1000 mg (24).
También son opciones válidas medicamentos combinados con cafeína (130
mg), en aquellos que han tenido una respuesta sub óptima a la monoterapia
Manejo en urgencias de las cefaleas primarias • Verónica López, Diana Cardona, Natalia Hernández 163
Cefaleas autonómicas trigeminales
Corresponden a un grupo de cefaleas primarias caracterizadas por un do-
lor de distribución unilateral en territorio del trigémino, que ocurre en aso-
ciación con características autonómicas craneales ipsilaterales (5,35). Incluyen
cefalea en racimos, hemicránea paroxística, ataques de cefalea neuralgiforme
unilateral de corta duración (SUNCT/SUNA) y hemicránea continua (5), las cua-
les comparten ciertas características clínicas, sin embargo, difieren en la dura-
ción y frecuencia de sus ataques y en el tratamiento (ver tabla 3), lo que hace
importante su diferenciación.
Hemicranea-
SUNCT/ Hemicranea-
Clúster na paroxís-
SUNA na continua
tica
Ataques
- Frecuencia al 1 – 8 5 – 50 Uno a cientos Constante
día
- Duración en 15 – 180 2 – 30 0.01 – 10 Basal: más de
minutos tres meses
Exacerbación:
30 min a tres
días
Hemicranea-
SUNCT/ Hemicranea-
Clúster na paroxís-
SUNA na continua
tica
Características
asociadas
- Inquietud 90% 80% 65% 70%
- Ritmo circa- 82% Raro Raro Raro
diano
Disparadores
- Alcohol Sí Sí No Sí
- Nitroglicerina Sí Sí No Raro
- Movimiento No Sí Sí No
cuello
- Cutáneo No No Sí No
Respuesta al
tratamiento
- Oxígeno 70% No efecto No efecto No efecto
- Sumatriptán 90% 20% Raro efecto No efecto
6 mg SC
- Indometacina Efecto raro 100% No efecto 100%
Editado de: Burish M. Cluster headache and other trigeminal autonomic cephalalgias. Continuum
Minneap Minn 2018;24 (4, Headache): 1137- 1156
Manejo en urgencias de las cefaleas primarias • Verónica López, Diana Cardona, Natalia Hernández 165
pacientes prefieren permanecer acostados, además se acompañada de, al me-
nos, uno de los siguientes síntomas: inyección conjuntival, epifora, congestión
nasal, rinorrea, diaforesis facial ipsilateral al lado del dolor, miosis, ptosis y/o
edema palpebral (5,35).
Para realizar el diagnóstico deberán cumplirse al menos cinco ataques con
las características anteriormente descritas. La mayoría de los pacientes tiene
cefalea clúster episódica, donde estos períodos o clúster están separados por
remisiones que duran al menos un mes. Hasta el 10–15% tendrán cefalea clús-
ter crónica, definida como clúster que duran más de un año sin remisión o si
el período de remisión es menor a un mes (5).
Tratamiento agudo cefalea tipo clúster en urgencias. La terapia
aguda es útil para abortar ataques individuales, pero no reduce la duración
del ataque de la cefalea en racimos (es decir, el período de ataques recurren-
tes), por lo tanto, la terapia preventiva debe iniciarse sin demora una vez que
comience un dolor de cabeza en racimo, la cual va más allá de esta revisión (36).
La primera línea en el ataque agudo iniciará con el oxígeno al 100% por
medio de una máscara de no re-inhalación a 12–15 L/minuto durante al me-
nos 15 minutos, aunque el dolor puede desaparecer tan rápido como cinco mi-
nutos después del inicio de la terapia con oxígeno. El oxígeno es generalmente
seguro y sin efectos secundarios. Sin embargo, los pacientes con enfermedad
pulmonar obstructiva crónica severa no deben ser tratados con oxígeno in-
halado debido al riesgo de desarrollar hipercapnia severa y narcosis por CO2.
En conjunto con el oxígeno, deberá usarse 6 mg subcutáneo de sumatriptán,
el cual mejora el dolor hasta en 20 minutos podrá repetirse la dosis a las dos
horas, con una dosis acumulativa máxima de 12 mg en 24 horas (35-38).
Otra opción en aquellos que tiene una respuesta sub óptima al oxígeno
inhalado y no pueden administrar o tolerar inyecciones subcutáneas, son los
triptanes intranasales, sin embargo, éstos tienen un inicio de acción más lento
con un efecto moderado a los 30 minutos. Las opciones serán 20 mg sumatrip-
tán o 5-10 mg de zolmitriptán, esta administración deberá realizarse contrala-
teral al lado de la cabeza porque los pacientes con cefalea en racimos y otras
cefalalgias autónomas del trigémino a menudo tienen rinorrea o congestión
nasal ipsilateral al dolor. La dosis del triptán intranasal podrá repetirse una
vez si es necesario (39,40).
Aquellos que no respondan o toleren las opciones anteriormente mencio-
nadas, podrá utilizarse lidocaína intranasal, la dihidroergotamina intravenosa
Manejo en urgencias de las cefaleas primarias • Verónica López, Diana Cardona, Natalia Hernández 167
Se iniciará indometacina en mayores de quince años, con dosis de 75 mg
día, dividido en tres dosis; es decir, 25 mg tres veces al día. Será incrementada
a 150 mg día si hay una respuesta incompleta a la dosis inicial después de tres
días, según el caso podría requerirse hasta 225 mg día durante diez días para
respondedores parciales. La resolución completa de la cefalea suele ser rápida,
y generalmente ocurre dentro de uno o dos días después de iniciar la dosis
efectiva. La dosis de mantenimiento de indometacina será de 25–100 mg al
día (35).
El efecto secundario grave más común de la indometacina es el desarrollo
de úlceras pépticas. Las medidas para prevenir los efectos secundarios gas-
trointestinales incluyen las pruebas y el tratamiento de Helicobacter pylori y el
uso de gastroprotección. Otros efectos adversos comunes son cardiovasculares,
renales, anormalidades hidroelectrolíticas, náuseas, diarrea o constipación.
Aquellos que no soportan la indometacina, opciones aceptables son los blo-
queos del nervio occipital, inhibidores de la ciclooxigenasa tipo 2, verapamilo
y topiramato.
Conclusión
La cefalea es una patología frecuente en los servicios de urgencias, para su
adecuado y efectivo tratamiento deberá identificarse el tipo de cefalea al que
nos enfrentamos, dado que el tratamiento óptimo variará.
Referencias
Manejo en urgencias de las cefaleas primarias • Verónica López, Diana Cardona, Natalia Hernández 169
22. Cefalea en urgencias: diagnóstico y tratamiento de las cefaleas prima-
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Manejo en urgencias de las cefaleas primarias • Verónica López, Diana Cardona, Natalia Hernández 171
andrés Federico Ramírez SALCEDO
Residente de Neurología
Trastornos funcionales
Introducción
El médico se ve enfrentado, en su práctica diaria, al pro-
blema de reconocer el origen de un síntoma, para lograr un
diagnóstico y finalmente un tratamiento efectivo. Es así como
siempre se nos ha enseñado que el síntoma neurológico tiene
una secuencia lógica de reconocimiento: el enfoque sindromá-
tico, topográfico y etiológico. Sin embargo, en muchas ocasio-
nes nos encontramos con que esta herramienta no encuentra
el origen lógico, y nos lleva a dudar de la presencia de una
verdadera falla estructural o de un mecanismo fisiológico co-
nocido para su explicación. Es de estas situaciones cuando nos
damos cuenta de que el funcionamiento “adecuado” de un
mecanismo responsable de la producción de síntomas no sólo
es dependiente de variables tangibles y medibles con nuestros
medios actuales, sino que esto va más allá, mostrando en evi-
dencia una red compleja que aún nos falta por descubrir y que
finalmente puede dar razón a muchos hallazgos clínicos que
son llamados “psicógenos”, “conversivos” o funcionales.
Los trastornos funcionales son comunes en cualquier es-
cenario médico, incluso fuera de la consulta relacionada con
la neurología. Podemos encontrarnos con síntomas gastroin-
testinales funcionales, tales como: el síndrome de colon irri-
table, síndromes dolorosos como la fibromialgia o la migraña
o incluso en superposición con otras enfermedades orgánicas
sistémicas o neurológicas. Por esto, el reconocimiento y adecuado manejo
debe ser conocido por todo el personal de salud, que esté en contacto con
pacientes en cualquier área médica.
Terminología
A continuación, se definen algunos términos usados para catalogar estas
entidades. Ningún término es perfecto; si bien es importante escoger las pala-
bras con base en la causa y el mecanismo del síntoma, al final la forma en la
que se etiqueta el hallazgo no es tan importante, como si lo es la actitud y la
forma en la que se le informa al paciente acerca de su trastorno (1).
• Trastorno conversivo. Es un término usado desde la teoría psicoana-
lítica de Freud, se refiere a la idea de conversión de un estresor mental a
un síntoma físico y se define como:
- Síntomas motores, sensitivos o desmayos no compatibles con alguna
enfermedad orgánica conocida.
- No es generado de manera consciente.
- Causa estrés y es relacionado con factores psicológicos.
• Trastorno de somatización. Se aplica a pacientes con una larga ten-
dencia a tener síntomas no explicados por una enfermedad, usualmente
en pacientes jóvenes menores de 30 años.
• Hipocondriasis. Se refiere a la ansiedad excesiva e intrusiva acerca
de la posibilidad de tener una enfermedad seria, creando una sensación
que, el paciente, encuentra difícil de controlar.
• Trastorno facticio. Significa que los síntomas son conscientemente
fabricados con el propósito de obtener cuidado médico.
Otros términos:
• Funcional. Implica, en el sentido más amplio posible un problema de-
bido a un cambio en la función (del sistema nervioso) en lugar de la
estructura.
• No-orgánico. Tiene el problema de describir el problema de que NO
es en vez de describirlo por lo que es.
• Psicosomático. Se supone que se refiere a la interacción entre el cuer-
po y la mente, pero en la práctica es interpretado como “somatización”.
Fisiopatología
Existen dos perspectivas principales que buscan explicar el origen de estos
síntomas:
• Perspectiva psicológica. Sugiere que estos síntomas se derivan de expe-
riencias aversivas. Si bien se ha visto que éstas aumentan el riesgo de
trastornos funcionales, no explican la totalidad de éstos y tienen varias
limitantes: el hecho de que exposiciones similares crean síntomas di-
ferentes en diferentes pacientes; la falta de explicación del mecanismo
neurofisiológico de conversión; la larga latencia entre la exposición y la
manifestación del trastorno (el llamado: “¿por qué ahora?”) y la ausen-
cia de eventos aversivos en muchos pacientes (23,24).
• Perspectiva neurobiológica. Se basa en la detección de alteraciones en
la activación de diversas áreas cerebrales en el paciente con trastornos
funcionales, las cuales difieren de las evidenciadas, tanto en las altera-
ciones eminentemente orgánicas como en la simulación voluntaria por
individuos sanos (imagen). Por ejemplo, en pacientes con temblor, distonía
o anormalidades de la marcha funcionales se ha evidenciado hipoactiva-
ción del área motora suplementaria, una estructura clave en la selección
de las acciones y preparación del movimiento, como también una cone-
xión anormal entre al área motora suplementaria y áreas límbicas (7).
Fenomenología y diagnóstico
La presencia de síntomas neurológicos funcionales positivos es esencial
para el soporte del diagnóstico. Existe gran cantidad de signos descritos para
soportar esta sospecha. Sin embargo, la falta de un gold stardard contra los cua-
les compararlos y la forma no ciega en la cual son realizados la mayoría de
los estudios para evaluarlos puede limitar su precisión (10). Teniendo en cuenta
estas limitaciones, a continuación se describen algunas de las maniobras más
importantes para el diagnóstico de cada tipo de síntomas funcionales.
Debilidad
La debilidad funcional es reconocida por su variabilidad en la gravedad en
el tiempo y en el desempeño en diferentes tareas, especialmente durante una
Extensión de la
Extensión de la
cadera débil
cadera normal
con flexión
contralateral de
cadera contra la
resistencia
Adaptado de: Espay, A. J., Aybek, S., Carson, A., Edwards, M. J., Goldstein, L. H., Hallett, Mor-
gante, F. (2018). Current Concepts in Diagnosis and Treatment of Functional Neurological
Disorders. JAMA Neurology.
Adaptado de: Espay, A. J., Aybek, S., Carson, A., Edwards, M. J., Goldstein, L. H., Hallett, Mor-
gante, F. (2018). Current Concepts in Diagnosis and Treatment of Functional Neurological
Disorders. JAMA Neurology.
Movimientos anormales
El temblor funcional se caracteriza por una frecuencia variable y una
respuesta característica a movimientos rítmicos con señal externa (conocida
como prueba de arrastre).
El Parkinsonismo funcional se manifiesta como un enlentecimiento ex-
cesivo sin disminución y fatiga, así como resistencia variable a la manipulación
pasiva, con velocidad normal con los movimientos espontáneos (13).
La distonía funcional se manifiesta, frecuentemente, en forma de pa-
roxismos o como flexión plantar fija e inversión del pie, distonía de la mano
(con preservación de la función de pinza). El inicio súbito, con posturas fijas
desde el inicio y la presencia de dolor es frecuente en ésta, y rara en la distonía
de origen orgánico (11).
La distonía craneal incluye contracción tónica de la boca halando hacia
un lado, contracción del platisma unilateral o bilateral, de la mandíbula y des-
viación de la lengua. Cuando compromete el ojo, se observa elevación de la
ceja contralateral en vez de la ipsilateral (14).
Campo normal
Campo tubular
Examen a Examen
50 cm a 150 cm
Adaptado de: Espay, A. J., Aybek, S., Carson, A., Edwards, M. J., Goldstein, L. H., Hallett, Mor-
gante, F. (2018). Current Concepts in Diagnosis and Treatment of Functional Neurological
Disorders. JAMA Neurology.
Convulsión Convulsión
Característica
disociativa epiléptica
Duración mayor a cinco minutos Común Raro
Inicio gradual Común Raro
Curso fluctuante Común Raro
Ojos y boca cerrada Común Raro
Resistencia a la apertura del ojo Común Muy raro
Movimientos violentos Común Muy raro
Movimientos de la cabeza hacia los lados Común Raro
Opistótonos Ocasional Muy raro
Marca de mordedura lateral de la lengua Raro Ocasional
Luxación de hombro Raro Ocasional
Respiración Rápida Interrumpida
Gruñidos Ocasionales Comunes
Recuerdos del episodio Comunes Muy raros
Llanto después del episodio Común Raro
Hallazgos no tan útiles
Ataques estereotipados Común Común
Ataques que ocurren en el sueño Ocasionales Comunes
Aura Común Común
Incontinencia urinaria o fecal Ocasional Común
Lesiones Común Común
Reporte de mordedura de lengua Ocasional Común
Movimientos pélvicos Ocasional Ocasional
Tratamiento
El tratamiento de los trastornos funcionales es un proceso que comien-
za con la explicación del diagnóstico, de una manera que ayude al paciente
a comprenderlo y ganar confianza en él. Esto aumenta las posibilidades de
adhesión y éxito de las estrategias terapéuticas. La mayoría de los programas
exitosos incorporan modalidades psicoterapéuticas (Ej., terapia cognitivo-con-
ductual, psi-coeducación, técnicas de reducción del estrés), lo que demuestra
la importancia de abordar el cerebro y los elementos conductuales. Las es-
trategias de rehabilitación motora tienen como objetivo ayudar al paciente a
establecer un control normal del movimiento por medio de la fisioterapia, la
terapia ocupacional o la terapia del habla (25).
Pronóstico
En parte, debido a la falta de reconocimiento o los diagnósticos mal en-
tregados y la falta de disponibilidad de terapeutas expertos, el pronóstico de
los trastornos funcionales sigue siendo pobre, con discapacidad que persiste o
incluso empeora con el tiempo. Muchos pacientes con una buena compren-
sión y aceptación del diagnóstico continúan teniendo síntomas graves a pesar
del tratamiento. Los procedimientos de litigio o incapacidad en curso pue-
den actuar como conflictos de intereses, afectando la probabilidad de éxito en
algunos pacientes. Los predictores negativos incluyen una larga duración de
los síntomas antes del diagnóstico (con acumulación de discapacidad grave y
ganancia secundaria) y trastornos de la personalidad, mientras que los buenos
resultados se asocian con la edad temprana y el diagnóstico temprano. Incluso
en escenarios desfavorables, el tratamiento de las comorbilidades y la limita-
ción del daño iatrogénico son estrategias importantes, que se pueden lograr,
si el diagnóstico se transmite con precisión al médico remitente y a los demás
médicos del paciente (25).
TAC en accidente
cerebro vascular
Introducción
El accidente cerebro vascular –ACV– es un evento agudo,
caracterizado por un déficit neurológico persistente, usual-
mente secundario a la oclusión o ruptura de un vaso sanguí-
neo. Es la tercera causa de muerte en Estados Unidos después
del infarto agudo de miocardio y el cáncer. En el mundo, es
una de las causas más importantes de incapacidad. De los so-
brevivientes del ACV, hasta un 70% quedan con secuelas y
dificultades para ejecutar las labores de la vida diaria.
En el pasado, los estudios de imágenes se utilizaban para
excluir otras causas diagnósticas y para la evaluación de posi-
bles lesiones quirúrgicas.
En un paciente con ACV existen tres grandes etiologías:
ACV isquémico, hemorragia parenquimatosa y hemorragia
subaracnoidea.
Hiperagudo y agudo
Los infartos sutiles pueden ser difíciles de detectar en una TAC de cráneo
simple. Sin embargo, esto no representa una limitación real porque los pacien-
tes que se benefician de trombolisis son aquellos en los que no se evidencian
grandes infartos en la TAC. Los pacientes con infartos extensos no son difíciles
de identificar, lo cual tiene implicaciones pronósticas, ya que estos pacientes no
son candidatos a trombolisis.
En los infartos agudos se produce alteración de la homeostasis del agua
dentro de la célula y el líquido pasa del espacio extra celular al intracelular.
Cada aumento del 1% del líquido tisular se asocia a un cambio de 1.5–2.4 UH
de densidad. Se necesita un aumento del líquido de 2%–3% (4UH) para ser
detectada en tomografía. El líquido se acumula en la sustancia gris, lo que
ocasiona que se vuelva de la misma densidad de la sustancia blanca. A este sig-
no radiológico se le denomina “pérdida de la diferenciación entre la sustancia
blanca y gris” o signo de isquemia temprano.
La TAC de cráneo simple detecta los signos de isquemia temprana, apro-
ximadamente a los 45 minutos de instaurado el infarto. A las seis horas del
infarto agudo, el TAC de cráneo simple muestra hipodensidad de la sustancia
gris. Este hallazgo indica isquemia irreversible.
Los signos tempranos incluyen: hipodensidad de la sustancia gris, pérdida
de la diferenciación entre la sustancia blanca y gris, pérdida de la definición de
los núcleos de la base, pérdida de la definición del borde insular, pérdida de la
cápsula externa y pérdida de surcos corticales por edema cerebral.
Una de las formas de cuantificar la severidad del ACV en tomografía es
mediante la escala de diez puntos del ASPECTS. Se le asigna un punto al cau-
dado, putamen, cápsula interna, ínsula y seis regiones corticales. Se resta un
punto de diez por cada región hipodensa. Esta escala de ASPECTS ha repor-
tado buena correlación interobservador e intraobservador. Los resultados han
demostrado que los pacientes con ASPECTS menor a siete presentan algo de
riesgo de hemorragia y mal pronóstico si se llevan a trombolisis.
Escala ASPECTS
Imagen tomada de: Kunst, M, Schaefer P. Ischemic Stroke. Radiol Clin N Am 49 (2011) 1-26
TAC de perfusión
Esta neuroimagen nos permite visualizar el tejido en penumbra, suscep-
tible de ser salvado mediante trombolisis o trombectomía; este paraclínico
en específico no está disponible en algunos de los centros de referencia de la
ciudad. Algunos estudios comparando TAC de perfusión con perfusión por
resonancia magnética han mostrado buena correlación, y sus aplicaciones clí-
nicas son similares. Las desventajas de la TAC de perfusión con respecto a las
Lecturas recomendadas
Enfermedad de Parkinson
Síndrome parkinsoniano
Se denomina parkinsonismo o síndrome parkinsoniano a la presencia de
tres manifestaciones motoras cardinales: lentitud de los movimientos (bradici-
Criterio
Respuesta benéfica clara y dramática a la terapia dopaminérgica. En fases iniciales
los pacientes deben recuperar la funcionalidad. En ausencia de clara documenta-
ción de una respuesta inicial, también puede documentarse la respuesta así:
- Mejoría marcada con incrementos de la dosis o empeoramiento con disminución
de la dosis. Se puede documentar objetivamente (cambio mayor al 30% con el
tratamiento), o subjetivamente con una historia clara de cambios por el paciente
o su cuidador.
- Fluctuaciones motoras claras en algún punto del tratamiento, incluyendo fenó-
meno de fin de dosis (o “wearing off”).
Presencia de discinesias inducidas por levodopa.
Resultados positivos de una ayuda diagnóstica con especificidad mayor al 80% para
el diagnóstico diferencial entre EP y otros parkinsonismos. Actualmente se tienen
disponibles las siguientes pruebas:
- Pérdida olfatoria (rango de anosmia o hipoxia clara, ajustada para edad y sexo)
- Gammagrafía con metayodobenzilguanidina (MIBG) que documente denerva-
ción simpática cardíaca.
Ayudas diagnósticas
El mejor método diagnóstico es una evaluación clínica completa y detalla-
da. Sin embargo, en las últimas décadas se han desarrollado algunas ayudas
diagnósticas que permiten la diferenciación entre EP y parkinsonismos secun-
darios. No obstante, su utilidad es menor para diferenciar entre EP y otros
parkinsonismos degenerativos.
Pruebas de laboratorio. No existe una prueba de laboratorio para el
diagnóstico de EP. Pero, si hay sospecha clínica es adecuado descartar altera-
ción de la función tiroidea o paratiroidea (que pueden producir algunos sínto-
Conclusiones
La EP es un trastorno fascinante, complejo, multisistémico, que implica la
degeneración progresiva y secuencial de estructuras del sistema nervioso cen-
tral y periférico. Existe una fase prodrómica de la enfermedad, que inicia dé-
Referencias
Epidemiología
Casi el 95% de personas experimentarán cefalea en algún momento de su
vida. Una de diez personas tendrá migraña durante la vida (prevalencia del
10%–15% de la población) y el 26% de la población tendrá cefalea tipo tensión
en su vida, si bien ésta pocas veces constituye un problema que lo obligue a
consultar. Al menos, el 90% de pacientes con cefalea en el ámbito ambulatorio
tendrá migraña o cefalea tipo tensión.
En promedio sólo el 5%–10% de pacientes tendrá una cefalea secundaria,
pero deben tenerse en cuenta las banderas rojas pues estas cefaleas secunda-
rias podrían amenazar la vida del paciente.
El 30% de pacientes con tumores intracraneales pueden tener cefalea du-
rante su enfermedad, sin embargo la cefalea como síntoma aislado de un tu-
mor intracraneal sólo ocurre en 1%–2% de los casos.
Estudios iniciales
Causas
a realizar
Estudios iniciales
Causas
a realizar
Investigaciones a realizar
¿Es necesaria una neuroimagen? Recordemos que la mayoría de pacientes
tendrá una cefalea primaria, en la cual la disfunción ocurre en el nivel micros-
cópico (comunicaciones y redes neuronales), por lo cual la mayoría de veces la
neuroimagen será normal o tendrá hallazgos inespecíficos (hiperintensidades
puntiformes en sustancia blanca profunda inespecíficas). Un examen neuroló-
gico normal y una historia típica de migraña da una probabilidad de uno en
270 pacientes de tener alguna anormalidad en la neuroimagen (0.37%). Sólo se
recomienda realizar neuroimagen en los casos puntuales descritos arriba en el
apartado de banderas rojas.
La tomografía es especialmente útil para observar signos de sangrado y
grandes lesiones isquémicas o tumorales. De resto, el examen de elección es la
resonancia magnética, recordando que requiere contraste cuando se sospecha
causa tumoral, inflamatoria, infecciosa.
La punción lumbar está recomendada en los casos de neuroinfección, car-
cinomatosis meníngea o si hay sospecha de hipertensión intracraneana (cefalea
que es peor al estar acostado y tiende a mejorar al levantarse, oscurecimientos
visuales transitorios al incorporarse, tinnitus pulsátil al estar en decúbito su-
pino, diplopía) con el objetivo de medir la presión de apertura –recordar que
esta medición debe hacerse con el paciente acostado en decúbito lateral, pues
al estar sentado hay una falsa elevación de la presión intracraneana con hasta
40cm de agua de diferencia al valor real–.
Cefaleas primarias
1. Migraña
La migraña es una enfermedad del sistema nervioso central comúnmente
conocida por la presencia de cefalea. Sin embargo varias fases acompañan un
ataque de migraña (pródromo, aura, fase de cefalea, posdromo)
La fase de pródromo se da en las 24–48h previas a la fase de cefalea y está
caracterizada por fatiga, enlentecimiento cognitivo, bostezos, craving de comi-
das (deseos de comer especialmente carbohidratos o dulces). Algunos pacien-
tes pueden tener fenómeno de aura (visual y sensitiva son las más comunes)
que se manifiesta por síntomas visuales positivos (fotopsias, líneas visuales on-
dulantes de colores, líneas en zigzag) y negativos (escotoma visual), sensación
de parestesias, de duración entre 5–60 minutos reversibles, y se dan antes o al
inicio de la fase de cefalea de la migraña.
La fase de cefalea es manifestada por cefalea moderada a intensa – 85%–
91% de casos, (pulsátil en una importante proporción de pacientes – 62%–78%
de casos, pero puede ser opresiva, punzante, entre otros). El dolor puede ser
tan intenso que obliga al paciente a detener sus actividades, salir del trabajo
o consultar a urgencias lo que la convierte en una enfermedad que genera
discapacidad; el dolor puede ser unilateral y alterna entre lados – 52%–63%
de casos (pero puede generalizarse, ser solo frontal bilateral, en región occi-
pital u occipito-nucal), con una duración entre 4–72h (en promedio 24h, pero
puede haber cefaleas migrañosas que duren menos de 4h o más de 72h –esta-
tus migrañoso– y aun así continúan siendo migraña). Hay presencia de otros
síntomas como aumento de la sensibilidad a estímulos (fotofobia, fonofobia,
osmofobia –este último es altamente específico de migraña), náuseas y algunos
pacientes pueden tener vómito, empeora con la actividad física (la cual no
tiene que ser de alta intensidad, puede ser sólo subir o bajar escalas), alodinia
craneal (sensación de dolor en cuero cabelludo con estímulos que normalmen-
Nivel de
Dosis Nivel de reco- Efectos Contra-
Medicamento evidencia
recomendada mendación secundarios indicaciones
eficacia
Propranolol 80–240mg A Fuerte Intolerancia ortostática, Bradicardia,
fatiga, mareo hipotensión, asma
Metoprolol 100–200mg A Fuerte Intolerancia ortostática, Bradicardia,
fatiga, mareo hipotensión, asma
Divalproato de 500–2000mg A Débil Aumento de peso, Alteración hepática,
sodio / valproato temblor, dispepsia, pancreatitis, potencial
de sodio alopecia, fatiga embarazo
Topiramato 50–200mg A Fuerte Parestesias, pérdida de Nefrolitiasis,
peso, dificultad para alteración renal,
encontrar palabras acidosis metabólica
Amitriptilina 10–200mg B Fuerte Aumento de peso, boca Trastornos de
seca, visión borrosa, conducción cardiaca,
constipación pensamiento suicida
Venlafaxina 75–225mg B Débil Náusea, mareo, Pensamiento suicida,
insomnio, diaforesis alteración renal o
223
224
Tabla 3. Tratamientos preventivos para migraña (continuación)
Nivel de
Dosis Nivel de reco- Efectos Contra-
Medicamento evidencia
recomendada mendación secundarios indicaciones
eficacia
Nimodipino 30–60mg U (No hay N/A (no se Hipotensión, Hipotensión
evidencia) recomienda) bradicardia
Citrato de 400–600mg B Fuerte Diarrea Trastorno de unión
magnesio neuromuscular,
alteración renal
Riboflavina 400mg B Fuerte Poliuria N/A
Lecturas recomendadas
Manifestaciones neurológicas
en el paciente con VIH
Introducción
El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es como
una de las principales causas de muerte en todo el mundo. El
compromiso del sistema nervioso central (SNC) es una de las
principales causas de morbilidad y mortalidad. Las manifes-
taciones neurológicas han cambiado, debido a que la terapia
antirretroviral (TAR) ha permitido el envejecimiento, lo que
ha llevado a evidenciar otros compromisos además de los in-
fecciosos, como son: los síndromes demenciales, enfermedad
neurovascular, compromiso del sistema nervioso periférico y
otras patologías neurológicas crónicas; por otro lado, en los
últimos años la literatura ha sugerido que el SNC puede ser-
vir como reservorio para la replicación viral, lo que hace que,
cada vez, se centre más la mirada en la fisiopatología y mani-
festaciones clínicas, en relación con compromiso neurológico
asociado a la infección por VIH.
Epidemiología
Se calcula que aproximadamente 75 millones de personas
han adquirido la infección por VIH desde su reconocimiento
en 1981, para el año 2018 la Organización mundial de la Salud
(OMS) reportó 37.9 millones de personas con VIH en el mun-
do, con una disminución del 16% de casos nuevos con respecto
al año 2010, sin embargo la cifra continúa siendo alarmante y
a pesar del uso de la TAR no se ha logrado impactar, de manera significativa,
en la disminución de la transmisión, pero sí de la mortalidad, siendo 54% más
bajo con respecto al año 2004 y 33% más bajo en comparación con el año 2010.
En Colombia en 2018, se reportaron 150.000 casos, de los cuales 12.000 eran
casos nuevos, el 80% corresponde a hombres y 20% mujeres (1). ONUSIDA plan-
tea como un objetivo, para el año 2030, tener menos de 200.000 casos de infec-
ciones anuales y menos 400.000 muertes relacionadas con el VIH (2).
Las principales manifestaciones de infección sintomática en los pacientes
con VIH, son de etología neurológica, aproximadamente el 60% de pacientes
en estadios avanzados de la enfermedad presenta signos y/o síntomas en el
SNC y periférico (3), siendo los más comunes el déficit cognitivo y la neuropatía
periférica (4).
En las últimas dos décadas ha sido importante el reconocimiento de la rela-
ción de la replicación viral del VIH con la inmunosupresión y la progresión clí-
nica. Además, el uso de la TAR combinada, como una medida efectiva para el
control de la enfermedad, que cambió la forma de presentación clínica y abrió
la posibilidad a nuevos paradigmas en el manejo y la disminución de infeccio-
nes oportunistas. Otra de las opciones que nos ha permitido un mejor control
es la posibilidad de medir la respuesta al tratamiento por medio de la medición
de CD4, carga viral y perfiles de resistencia de algunos de los antirretrovirales.
Sin embargo, a pesar de un mejor control e incluso de una adecuada adheren-
cia al tratamiento, el compromiso del SNC continúa siendo una manifestación
común, lo que lleva a mayor riesgo de discapacidad y mortalidad (5).
Las manifestaciones en el SNC y periférico en los pacientes con VIH son
múltiples, además pueden afectar cualquier estructura incluyendo: menin-
ges, cerebro, médula espinal, nervios periféricos y músculo, en su mayoría se
relacionan con el grado de inmunosupresión del paciente, y aunque no es
posible hacer una revisión completa de todos los síndromes neurológicos aso-
ciados, se muestran las principales manifestaciones y las características que
permitan sospechar y hacer un abordaje del paciente con VIH en la atención
inicial.
Teniendo en cuenta la variabilidad de las presentaciones del sistema ner-
vioso, se dividen en tres grandes grupos según el estadio del VIH y la etiología
del síndrome neurológico para facilitar la comprensión:
1. Asociado a la infección primaria por VIH
Polineuropatía Síntomas senso- Arreflexia Disfunción inmune Buscar causas Terapia sintomática
simétrica distal riales lentamente aquiliana, Lesión axonal secundarias para el dolor
(PSD) progresivos que disminución de de neuropatía, (anticonvulsivos,
comienzan en los vibración, dolor EMG/VCN antidepresivos,
pies y temperatura, con axonopatía lidocaína tópica)
distribución y potenciales
dependiente de sensoriales
longitud reducidos, biopsia
de piel
Neuropatía por Similar a PSD; Similar a PSD Daño mitocondrial Similar a PSD Descontinuar el
TAR rápida progresión, por medicamentos agente ofensor;
mayor dolor TAR terapia sintomática
para el dolor
Adaptado de: Michelle kaku. Handbook of Clinical Neurology, Vol. 152 (3rd series) (2018)
EMG/VCN: electromiografía y velocidad de conducción nerviosa, LCR: líquido cefalorraquídeo, IRM: resonancia nuclear magnética, IgIV inmunoglobulina IV
239
1.2.3 Compromiso de la médula espinal. El VIH puede afectar la mé-
dula espinal en diferentes estadios de la enfermedad con manifestaciones dife-
rentes. Durante la etapa temprana de la enfermedad y cuando la enfermedad
está controlada, la principal manifestación es la mielitis transversa primaria
asociada a VIH y la mielitis transversa inmunomediada, mientras que en pa-
cientes en los que la enfermedad no está controlada es más común encontrar
mielitis por VIH, mielopatía vacuolar, linfoma primario del SNC así como com-
promiso por infecciones oportunistas como radiculomielítis por citomegalovi-
rus (CMV), virus del herpes simple (VHS), mielitis por el virus varicela zoster,
sífilis y tuberculosis del cordón espinal.
El virus afecta la médula espinal por medio de un efecto indirecto, generan-
do daño por medio de varios mecanismos, que van desde necrosis citotóxica
hasta desmielinización y vasculitis. En la tabla 4 se mencionan las principales
manifestaciones en la médula espinal (4,10).
1.2.4 VIH y enfermedad cerebrovascular. La incidencia de enfer-
medad cerebrovascular en pacientes con VIH es desconocida, debido a un
sub diagnóstico y atribución de los síntomas a otras etiologías. Dentro de los
principales factores de riesgo se encuentran: los bajos conteos de CD4, alta
carga viral y el uso de drogas IV. Hay múltiples vías por las cuales el VIH se
asocia con vasculopatía en el SNC, las infecciones oportunistas principalmente
tuberculosis, virus de la varicela zoster y la sífilis pueden generar un proceso
isquémico secundario a vasculitis, sin embargo las principales etiologías siguen
siendo: aterosclerosis, cardioembolismo, coagulopatía; y una causa poco fre-
cuente, pero que ha sido reportada es la vasculopatía secundaria a toxicidad
por TAR, donde se plantea como mecanismo que algunos TAR disminuyen
la vasorreactividad cerebral (principalmente lopinavir y ritonavir) y esto se ha
asociado con el tiempo de uso de los medicamentos y el tiempo de infección
por el VIH. Aún no existen datos precisos para establecer esta predisposición
(6)
. La presentación clínica varía de acuerdo al territorio vascular afectado,
y con respecto a los estudios, además de los estudios vasculares típicos, se
debe evaluar el grado de inmunosupresión, buscar infecciones oportunistas y
revisar la medicación y de acuerdo a la etiología se debe realizar un manejo
dirigido.
Mielitis transversa Inmunotoxici- Días a semanas Retención urinaria, pa- Estudios de LCR y en TAR
primaria asociada dad por VIH de la infección restesias, hiperreflexia, sangre para descartar
a VIH por VIH respuesta plantar exten- otras causas
sora, nivel sensitivo
Mielitis transversa Desmieliniza- Dentro de los Neuritis óptica, IRM cerebral, LCR, Esteroides
inmunomediada ción tres meses de la debilidad, hiperreflexia, BOC
seroconversión propiocepción alterada,
de VIH disfunción vesical
Mielitis por VIH Inmunotoxici- Curso subagudo Debilidad disfunción Estudios de LCR y en TAR
dad por VIH urinaria, intestinal, sangre para descartar
hiperreflexia, respuesta otras causas
plantar extensora
Mielopatía Desconocida Curso subagudo Paraparesia espástica, Descartar otras causas Manejo de
vacuolar disfunción urinaria, soporte
intestinal, sensibilidad
profunda alterada,
241
2. Compromiso neurológico asociado a infecciones oportunistas (IO)
en pacientes con VIH
Las infecciones oportunistas afectan a 0.5 de cada 1000 personas por año (11),
tener menos de 200 células CD4 por ml es el principal factor predisponente y
se ha observado que hasta el 15% de los pacientes pueden presentar dos o más
IO en el SNC de manera simultánea (4). Son múltiples los patógenos implicados
en la IO y para facilitar un mejor entendimiento del tema se divide según su
presentación clínica en: síndromes que cursan con focalización neurológica,
síndromes meníngeos y síndromes que cursan con encefalitis; aunque es co-
mún que se presenten varios de estos síndromes con un mismo patógeno.
Tiempo Cam-
Neuro-
de pre- bio del Convul- Déficit
IO CD4 Cefalea Fiebre patía
senta- estado siones focal
craneal
ción mental
Toxoplas- <200 Días + a +++ + a ++ +++ ++ a`+++ ++ a +++ +
mosis
PML <100 Semanas ++ a +++ + + a ++ + +++ +
a meses
LPSNC <100 Semanas +++ + a ++ ++ a +++ No ++ a +++ +
CMV <50 Días +++ ++ + a ++ ++ + ++
Criptococo <50 Días + a +++ + +++ + a`+++ + +
Tubercu- Variable Días + a +++ + +++ + a`+++ + +
losis
Herpes Variable Semanas +++ ++ + + a ++ ++ + a ++
simple
Infrecuente + (<30%), algunas veces ++ (30 – 60%), frecuente +++ (>60%)
Tomado de: Tan IL et al. Lancet Neurol 2012,11(7):605–17
Conclusión
Son múltiples las manifestaciones neurológicas que pueden presentarse en
el paciente con infección por el VIH. Y, estas son muy varíales de acuerdo al
estadio de la enfermedad, al estado de inmunosupresión, a las comorbilidades,
lo que dificulta el enfoque clínico inicial, y hace que sea un reto diagnóstico
para el médico de atención primaria, teniendo en cuenta las múltiples etio-
logías ya sean neurodegenerativas, infecciosas, vasculares, lo más importante
es tener un alto índice de sospecha basado en la edad, el cuadro clínico, el
conteo de CD4, carga viral, el uso o no TAR y tratar de acoplarlo a alguno de
Manifestaciones
Antirretrovirales Mecanismo de daño
neurológicas
En igualdad de condiciones,
la explicación más sencilla suele ser la más probable.
Guillermo de Ockham
Introducción
El ataque cerebrovascular isquémico (ACV) es una emer-
gencia médica caracterizada por la presencia de déficit neuro-
lógico focal de instauración súbita, cuyo diagnóstico temprano
permite a los pacientes beneficiarse de terapias dependientes
del tiempo, como la trombólisis intravenosa y la trombecto-
mía mecánica (1). No obstante, existen algunas condiciones
con presentación clínica similar o falsos positivos que, en con-
junto, se denominan “imitadores del ACV”; no deben confun-
dirse con los falsos negativos o también llamados “camaleones
del ACV”, que son presentaciones inusuales del evento isqué-
mico (inicio no súbito, manifestaciones no explicadas por una
lesión única, síntomas positivos como parestesias, movimien-
tos anormales, convulsiones, etc.) y podrían sugerir trastornos
distintos a la isquemia cerebral (2).
Se ha estimado que la frecuencia promedio de los imitado-
res del ACV, en el servicio de urgencias, oscila entre 15–25% (3,4).
De estos, los más comunes son crisis epilépticas, trastornos de cefalea y migra-
ña, hipoglicemia y trastorno funcional (5,6).
Una de las inquietudes que se desprenden de un diagnóstico incorrecto de
ACV, es la seguridad de la administración trombolítica intravenosa a pacientes
con imitadores (por ejemplo, desarrollo de hemorragia del sistema nervioso
central), ya que la tasa de pacientes llevados a la misma es de 1–20% (7). Si bien
se ha observado asociación entre el aumento de la terapia trombolítica en pa-
cientes con imitadores del ACV y la disminución en los tiempos para aplicar el
tratamiento (8), ésta parece ser segura en este grupo de pacientes. Lo anterior
justifica el porqué es recomendable usar este tipo de tratamiento ante la sospe-
cha de ACV, más que evitarla en pacientes potencialmente candidatos, con las
consecuencias deletéreas que esto acarrea (9,10).
Enfermedad
vascular periférica
ACV previo
Malignidad
Enfermedad renal
crónica
Insuficiencia
cardíaca
Apnea obstructiva
del sueño
Abuso de alcohol
Uso previo de
anticoagulantes o
antiagregantes
Uso previo de
estatinas
Trastorno
psiquiátrico
Modificado de: Brit Long, MD and Alex Koyfman M. Clinical mimics: an emergency medicine-focused
review of stroke mimics. J Emerg Med. 2017;52(2):176–183 y Nguyen PL, Chang JJ. Stroke mimics and
acute stroke evaluation: Clinical differentiation and complications after intravenous tissue plasminogen activator.
J Emerg Med. 2015;49(2):244–52.
Imitadores del ataque cerebrovascular isquémico • Juan Diego Vargas Murcia 255
Crisis epilépticas
Las crisis epilépticas y los fenómenos postictales pueden presentarse con
déficit neurológico focal, como: debilidad, alteraciones de la sensibilidad, afa-
sia y negligencia. En especial, se conoce como parálisis de Todd a la debilidad
unilateral postictal, que puede durar horas o días, dando cuenta de casi el 20%
de los imitadores del ACV (2).
Si bien, muchas de las crisis no son presenciadas, algunas pistas pueden
orientar al diagnóstico, como: historia de epilepsia, presencia de movimientos
anormales, automatismos, pérdida de la consciencia, estado de confusión pos-
tictal. No obstante, algunas de las manifestaciones no son tan precisas, como
la incontinencia urinaria cuya sensibilidad es 38% y especificidad 57%, o la
mordedura de la lengua con sensibilidad de 33% y especificidad 96%. Esta
última soporta más el diagnóstico de crisis epilépticas si la mordedura es hacia
un lado de la lengua (2,3,12,13).
La presencia de crisis al inicio de un ACV (hasta el 8% de los casos) puede
dificultar el diagnóstico. Sin embargo, esto no contraindica la administración
de trombólisis intravenosa si por lo demás está indicada (7).
En las imágenes de resonancia magnética (IRM), usualmente, se observa
hiperintensidad en la secuencia DWI (diffusion weighted-imaging) que no sigue
la distribución de un territorio vascular, a diferencia del infarto isquémico y
frecuentemente se correlaciona con actividad epileptiforme en el electroence-
falograma (EEG). Además, los cambios en la actividad ictal respetan la unión
gris-blanca con mínimo compromiso de la sustancia blanca; también puede
detectarse realce leptomeníngeo con la administración del contraste (14,15).
Trastornos metabólicos
Los trastornos del sodio, la glucosa, sepsis y encefalopatía hepática pueden
imitar al ACV, aunque éstos de manera característica se acompañan de con-
fusión. La hipoglicemia (generalmente menos de 45 mg/dL) puede provocar
déficits focales como hemiplejía (derecha es más común), por lo que es fun-
Imitadores del ataque cerebrovascular isquémico • Juan Diego Vargas Murcia 257
damental buscarla ante la sospecha de ACV y tener presente manifestaciones
asociadas como signos autonómicos, crisis epilépticas y nivel de consciencia
reducido; es de anotar que las manifestaciones pueden permanecer luego de la
corrección de la glicemia. Es posible observar áreas hiperintensas transitorias
en DWI con disminución moderada de la señal en ADC (apparent diffusion co-
efficient). La sustancia blanca (centro semioval, corona radiada, cápsula inter-
na, esplenio del cuerpo calloso) se compromete de forma temprana, a menudo
de forma bilateral, asimétrica, sin respetar territorio vascular; de forma tardía
y severa, se compromete la corteza bilateralmente, asimétrica, y los ganglios
basales, respetando los tálamos (15,19).
Por otro lado, la hiperglicemia también puede ser causante de trastornos
del movimiento como hemicorea o hemibalismo semejando al ACV ganglio-
basal; sobre todo, cuando los niveles son tan altos como para provocar cetoa-
cidosis diabética o estado hiperosmolar hiperglucémico. Las imágenes pueden
mostrar lesiones asimétricas uni o bilaterales en los ganglios basales, común-
mente en el putamen y/o caudado, observándose hiperdensas en la tomo-
grafía (TAC), o en las IRM hiperintensas en T1, hipointensas en T2, y pueden
mostrar restricción a la difusión en DWI-ADC (3,19).
Hiper e hiponatremia pueden ser imitadores de ACV, esta última especial-
mente con disminuciones rápidas por debajo de 120 mmol/L (13,19). Cuando
la hiponatremia se acompaña de confusión siempre es importante tener en
cuenta la posibilidad de encefalitis como diagnóstico diferencial por lo que,
aunque este tipo de trastorno hidroelectrolítico se debe pensar como un imita-
dor de ACV, es importante pensar en el contexto clínico del paciente para, de
esta forma, evitar que se descuiden otros diagnósticos neurológicos graves (13).
La encefalopatía hepática puede provocar déficits neurológicos debidos a
hiperamonemia aguda. Los pacientes usualmente están encefalopáticos, pue-
den tener convulsiones y desarrollar disminución gradual del nivel de cons-
ciencia hasta llegar a coma. Las IRM muestran hiperintensidades simétricas
bilaterales en T2/FLAIR (Fluid-attenuated inversion recovery) en la ínsula, giro
cingulado y ganglios basales, respetando las regiones occipitales y perirolándi-
cas, y la sustancia blanca (6,7,19).
La “encefalomiopatía mitocondrial con acidosis láctica y episodios simila-
res a ACV” (MELAS, por sus siglas en inglés) es un trastorno heredado raro, de
niños y adultos jóvenes, en el que hay disfunción en la producción energética
intracelular, y ocasiona déficits neurológicos transitorios con IRM que mues-
Trastornos funcionales
Los trastornos funcionales pueden manifestarse con síntomas sospechosos
de ACV como déficits motores o sensitivos. Se diagnostican mediante la identi-
ficación de “signos positivos” que demuestran incongruencias en los hallazgos
al examen neurológico y los síntomas referidos por el paciente. Uno de los
signos que puede acompañar un trastorno funcional es el signo de Hoover
que consiste en una extensión de la pierna “paralizada” cuando se flexiona la
pierna contralateral contra resistencia. La sensibilidad de este signo alcanza
un 63% y la especificidad hasta un 100% (20). Otros detalles como la inconsis-
tencia en el grado de debilidad, por ejemplo, un paciente que no puede mover
la pierna pero que puede caminar o una cara densa hemipléjica o alteracio-
nes sensoriales de distribución no anatómica. No es apropiado considerarlo
un diagnóstico de exclusión tras investigar causas orgánicas y obtener una
IRM normal. Puede aumentar la sospecha de un trastorno funcional la edad
temprana de presentación, historia de enfermedad psiquiátrica y un evento
emocional desencadenante (3,5,19).
Imitadores del ataque cerebrovascular isquémico • Juan Diego Vargas Murcia 259
depuración renal. Otros medicamentos como metotrexate y quimioterapéuti-
cos también pueden tener manifestaciones de neurotoxicidad (13).
La intoxicación aguda y el consumo crónico de alcohol se asocian con di-
versas manifestaciones neurológicas. Hay un síndrome poco común denomi-
nado “encefalopatía subaguda con crisis epilépticas en el alcoholismo crónico”
(SESA, por sus siglas en inglés), que se caracteriza por actividad epiléptica focal
o generalizada, descargas periódicas lateralizadas en el EEG, y déficits neuro-
lógicos focales y transitorios (6,13,14).
El abuso de drogas tiene el potencial de ocasionar vasoespasmo reversible,
vasculitis o eventos embólicos que pueden causar isquemia aguda, y se debe
sospechar en pacientes jóvenes con síntomas compatibles con ACV. Las imá-
genes muestran compromiso de territorios limítrofes (también conocidos como
“watershed”); en usuarios de heroína, el compromiso del globus pallidus es
común (15).
Mareo / vértigo
En vista de que el ACV de fosa posterior puede presentarse con vértigo
aislado, sin otros déficits neurológicos, es posible que un episodio de vértigo
agudo de causa periférica pueda imitarlo. En este sentido, características como
edad avanzada, factores de riesgo cardiovascular, dolor craneocervical, pue-
den orientar a causa central, mas no son indispensables. Para determinar que
los síntomas vestibulares son de origen periférico, es de utilidad aplicar la ba-
tería “HINTS+” mediante la cual un impulso cefálico anormal, un nistagmus
horizontal unidireccional, ausencia de skew a la prueba de cobertura ocular
alternante y ausencia de hipoacusia al roce de los dedos (los cuatro hallazgos),
descartan con precisión la presencia de ACV como causa del vértigo (5,21).
Una de las causas de mareo puede ser el síncope o presíncope, que pueden
ser confundidos como ACV de fosa posterior, por la alteración del estado de
consciencia; pero, tiene distintos orígenes como cardiogénico, neurogénico,
ortostático, hipoglicemia, hemorragia subaracnoidea, robo de la subclavia,
etc. Algunos autores estiman que el síncope puede dar cuenta de hasta el 20%
de los imitadores del ACV (7); el compromiso unilateral de nervios craneales
permitirá identificar un infarto en territorio vertebrobasilar (11,13).
Condiciones neurovasculares
Son múltiples las condiciones vasculares que pueden presentar déficit neu-
rológico súbito, como el ACV hemorrágico, trombosis venosa cerebral, malfor-
maciones arteriovenosas piales, fístula dural arteriovenosa, aneurismas, caver-
nomas entre otros. Generalmente, no representan un desafío imagenológico,
por lo que se describirán algunas que sí lo son.
La angiopatía cerebral amiloidea es una condición causada por el depósi-
to de β-amiloide en las arterias de la corteza cerebral y leptomenínges. Está
relacionada con la edad, con mayor prevalencia en personas con demencia, y
se asocia a desarrollo de hemorragia cerebral lobar. Por lo anterior, puede cau-
sar déficits neurológicos transitorios, denominados “crisis amiloideas”, como
parestesias que se diseminan y duran minutos. En las imágenes se pueden
observar microhemorragias cerebrales o hemorragias subaracnoideas de la
convexidad en la región cerebral correspondiente (13).
Imitadores del ataque cerebrovascular isquémico • Juan Diego Vargas Murcia 261
El síndrome de encefalopatía posterior reversible (“PRES”, por sus siglas en
inglés) se caracteriza por la presencia de edema vasogénico cortical y subcorti-
cal, con manifestaciones neurológicas como cefalea, crisis epilépticas y altera-
ciones visuales (en raras ocasiones hemiparesia y afasia). Los factores de riesgo
para desarrollarlo son hipertensión arterial no controlada, eclampsia, sepsis,
uso de quimioterapéuticos (como tacrolimus y ciclosporina). Las IRM común-
mente muestran hiperintensidades corticales y subcorticales en las secuencias
T2, FLAIR y DWI sin restricción a la difusión, de localización parietooccipital,
bilateral y simétrica, y en menor medida en la región frontal. Algunos casos
agresivos pueden mostrar restricción a la difusión y hemorragia intracraneal.
En la angiografía pueden detectarse anormalidades vasculares hasta en un
tercio de los pacientes, como vasoconstricción arterial distal o áreas focales
de vasoconstricción y/o vasodilatación con apariencia de “collar de cuentas”.
Los estudios de perfusión muestran disminución en CBV y CBF (15,19,22).
Otra condición para considerar es el síndrome de vasoconstricción cere-
bral reversible (“RCVS”, por sus siglas en inglés), en el cual se produce constric-
ción reversible segmentaria o multifocal de las arterias cerebrales, que resuelve
dentro de uno a tres meses. Se manifiesta por cefaleas intensas denominadas
“en trueno”, cefaleas recurrentes y puede acompañarse de manifestaciones
neurológicas como crisis epilépticas, déficits focales transitorios o persistentes.
En el 60% de los casos se identifica un factor predisponente como trauma,
hipertensión, tumor cerebral, hemorragia subaracnoidea no aneurismática,
embarazo, posparto, medicamentos vasoactivos simpaticomiméticos o seroto-
ninérgicos, y drogas ilícitas como marihuana, éxtasis, cocaína. Las imágenes
vasculares muestran múltiples áreas de constricción y dilatación arterial, con
apariencia de “collar de cuentas” o “cadena de salchichas”, en diferentes te-
rritorios arteriales (anterior y posterior), con progresión centrípeta, afectando
principalmente arterias de tamaño grande y mediano. Los estudios de per-
fusión pueden mostrar hipoperfusión multifocal en territorios limítrofes que
pueden progresar a infarto (19,23).
Canalopatías
La ataxia episódica primaria es una canalopatía hereditaria autosómica
dominante, ocasionada por mutaciones en los canales de calcio y potasio de-
pendientes de voltaje. Se caracteriza por disfunción cerebelosa con episodios
de ataxia y desequilibrio, pero también puede haber síntomas como vértigo,
nistagmus, náuseas y emesis, que podrían ser confundidos con ACV de fosa
posterior (13,24).
Otras canalopatías hereditarias que pueden imitar isquemia aguda son las
parálisis periódicas hipocalémicas e hipercalémicas, causadas por mutaciones
en canales de calcio y sodio. Se caracterizan por ataques súbitos de debilidad
generalizada flácida, en relación con la ingesta de alimentos, realización de
ejercicio, entre otros desencadenantes (13).
Imitadores del ataque cerebrovascular isquémico • Juan Diego Vargas Murcia 263
importantes están las infecciones, hipotensión, hiponatremia, insomnio, estrés,
uso de benzodiazepinas; se han identificado factores de riesgo como ser mu-
jer, afroamericano, presencia de factores de riesgo vasculares, déficits graves,
infartos de sustancia blanca profunda en el territorio de la arteria cerebral
media. Las IRM revelan infarto o hemorragia crónica, sin evidencia de nuevo
ACV (DWI sin lesiones), sin oclusión de una arteria cerebral nueva o estenosis
hemodinámicamente significativa. Tampoco hay evidencia de actividad epi-
léptica en el EEG (25,26).
Conclusiones
En la práctica clínica existen múltiples imitadores de ACV los cuales fueron
descritos previamente. Sin embargo, éstos no deben constituir una limitante
para instaurar terapia trombolítica de manera oportuna y rápida. Tardarnos
15 minutos para tratar de identificar, de manera precisa, un imitador de ACV
probablemente causará deterioro en el 99% de los pacientes y sólo permiti-
rá la identificación de 1% de los pacientes que recibirán una trombólisis in-
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Imitadores del ataque cerebrovascular isquémico • Juan Diego Vargas Murcia 267
Juan Pablo Millán Sandoval
Residente de Neurología
Luisa María Escobar
Urgentóloga Universidad de Antioquia
Edison Augusto Gómez
Urgentólogo Universidad de Antioquia
Estatus epiléptico
Fisiopatología del EE
La mayoría de las convulsiones ceden de manera espontánea (13), sin embar-
go en el EE se ponen en marcha diferentes procesos que llevan a que las crisis
Clasificación del EE
En el año 2015, el grupo de trabajo de la ILAE propone el sistema de cla-
sificación diagnóstica más reciente del EE, teniendo en cuenta cuatro ejes (19):
• Semiología
• Etiología
Estatus epiléptico • Juan Pablo Millán Sandoval, Luisa María Escobar, Edison Augusto Gómez 271
• Electroencefalografía (EEG)
• Edad
Lo ideal es que cada paciente sea clasificado de acuerdo a los cuatro ejes
mencionados.
Eje 1: Semiología
Hace referencia a la presentación clínica con dos principales criterios ta-
xonómicos:
• La presencia o ausencia de síntomas motores prominentes
• El grado de alteración de la conciencia, ya sea cualitativo o cuantitativo
Las formas con síntomas motores prominentes y deterioro del nivel de con-
ciencia se definen como EE convulsivo. La clasificación de acuerdo al eje uno
se presenta en la tabla 1.
Eje 2: Etiología
Son múltiples las causas potenciales de EE. En este eje existen dos grandes
grupos: causa conocida y causa desconocida, añadiendo al primero un criterio
de temporalidad como se muestra en la tabla 2. Desde esta clasificación se
reemplazan los términos idiopático, sintomático y criptogénico por genético,
estructural o metabólico y de causa desconocida respectivamente.
Eje 3: Diagnóstico y correlación electroencefalográfica
Las descargas epileptiformes son un sello distintivo del EE, sin embargo,
con el aumento de la duración del EE, el EEG puede cambiar y los patrones
rítmicos no epileptiformes pueden prevalecer. Se debe tener presente que los
patrones que se pueden distinguir en el EEG no son específicos de un tipo de
EE en particular.
El EEG tiene poco valor clínico dentro de las formas convulsivas del EE,
por la presencia de artefacto muscular y de movimiento en el registro; por
otro lado, el estudio es indispensable en el diagnóstico del EE no convulsivo,
ya que los signos clínicos son a menudo sutiles, inespecíficos o se encuentran
ausentes (2).
Según el consenso colombiano de tratamiento en estado epiléptico, la mo-
nitorización continua con VEEG debe hacerse en pacientes con: EE de du-
ración mayor a una hora, sospecha de EE no convulsivo, EE refractario, EE
súper-refractario, necesidad de llevar a un paciente a brote-supresión, dete-
rioro del estado de conciencia, sospecha de recaída, persistencia de crisis o
evaluación de la eficacia al tratamiento. Esta monitorización debe realizarse
Modificado de: Trinka E, Cock H, Hesdorffer D, et al. Special Report a Definition and Classification
of Status epilepticus – Report of The ILAE Task Force on Classification of Status Epilepticus com-
ment: Historical. 2015:1515-1523. doi:10.1111/epi.13121.
EEC: EE convulsivo. EE: EE. EENC: EE no convulsivo.
Estatus epiléptico • Juan Pablo Millán Sandoval, Luisa María Escobar, Edison Augusto Gómez 273
por, al menos 24 horas, pues la literatura refiere una sensibilidad del 88% para
la detección de las crisis. Esta sensibilidad se aumenta hasta el 93% cuando se
realiza monitorización en 24 y 48 horas (20).
Eje 4: Edad
• Neonatal: 0 a 30 días
• Lactante: 1 mes a 2 años
• Niño: mayor de 2 años hasta los 12 años
• Adolescentes y adultos: mayor de 12 años y hasta los 59 años
• Ancianos: mayor o igual a 60 años
Tratamiento
El principal objetivo en el tratamiento del estado epiléptico es lograr el
control de las convulsiones, de la manera más rápida y segura posible. Desa-
fortunadamente, existen pocos ensayos clínicos y en general los algoritmos de
tratamiento se basan principalmente en la opinión de expertos (21). En la tabla 3
encontramos la comparación ente el algoritmo de la Neurocritical Care Socie-
ty en 2012 (22) y la American Epilepsy Society en 2016 (23). En el último consenso
colombiano de tratamiento de estado epiléptico (20) se adoptó el tratamiento
que es descrito por la American Epilepsy Society (23).
Conocido (Sintomático)
Agudo (Ejemplo, ACV, intoxicación, malaria, encefalitis, etc.)
Remoto (Ejemplo, postraumático, post-encefálitico, post-ACV, etc.)
Progresivo (Ejemplo, tumor cerebral, enfermedad de Lafora, epilepsia mioclónica
progresiva, etc.)
EE en síndromes electroclínicos definidos
Desconocido (Criptogénico)
Modificado de: Trinka E, Cock H, Hesdorffer D, et al. Special Report a Definition and Classification
of Status epilepticus – Report of The ILAE Task Force on Classification of Status Epilepticus com-
ment: Historical. 2015:1515-1523. doi:10.1111/epi.13121
ACV: Accidente cerebrovascular. EE: EE.
Estatus epiléptico • Juan Pablo Millán Sandoval, Luisa María Escobar, Edison Augusto Gómez 275
Tabla 3. Comparación de algoritmos de trabajo en el estado epiléptico (cont.)
Modificado de: Van Haerents S, Gerard E. Epilepsy Emergencies: Status Epilepticus, Acute Re-
petitive Seizures, and Autoimmune Encephalitis continuum (minneap minn) 2019;25 (2, epilepsy):
454–476.
Estatus epiléptico • Juan Pablo Millán Sandoval, Luisa María Escobar, Edison Augusto Gómez 277
La dosis recomendada de diazepam es de 0.15 a 0.20 mg/kg/dosis para una
dosis máxima de 10 mg/dosis. Se puede repetir una vez (23).
Midazolam. Es una benzodiacepina hidrosoluble, lo que permite dife-
rentes vías de administración, intravenosa, intramuscular, bucal e intranasal.
Una ventaja del midazolam sobre el diazepam, radica en la posibilidad de
administrarlo por vía intramuscular, con buenas tasas de éxito como se demos-
tró en un ensayo clínico aleatorizado doble ciego de no inferioridad, que com-
paró el uso de midazolam intramuscular con lorazepam intravenoso, como
tratamiento de primera línea para el EE convulsivo en 893 niños y adultos
tratados por paramédicos, antes del ingreso al hospital. Este estudio encontró
que el midazolam intramuscular logró controlar las convulsiones en 73.4% de
los pacientes, comparado con 63.4% con lorazepam intravenoso (Diferencia
absoluta 10%, IC del 95%: 4.0 a 16.1%, p <0.001 tanto para no inferioridad como
superioridad). Este estudio además encontró tiempos de administración más
cortos en el grupo de midazolam.
La dosis recomendada de midazolam es de 10 mg para personas con un
peso mayor a 40 kg y de 5 mg para personas con peso entre 13 y 40 kg en dosis
única.
Clonazepam. Esta benzodiacepina es más lipofílica que el lorazepam,
pero menos que el diazepam, por lo que es menos propenso a la redistribu-
ción. Tiene una vida media larga y un rápido inicio de acción lo convierten en
un agente atractivo para el tratamiento de emergencia.
A pesar de las ventajas teóricas mencionadas con el uso de clonazepam, la
evidencia que soporta su uso en el manejo temprano del EE es escasa, y no está
recomendado en las guías de manejo más recientes (22,23).
La vía de administración es intravenosa, pues por vía intramuscular el clo-
nazepam tiene una absorción muy lenta, de 3.1 horas. La dosis recomendada
de clonazepam es de 1 mg en bolo para adultos y 0.1 mg por kg dosis (22).
Lorazepam. Se administra por vía intravenosa, la ventaja sobre el diaze-
pam intravenoso radica en el hecho de que el lorazepam es menos liposoluble
y, por lo tanto, no experimenta una redistribución rápida en los tejidos perifé-
ricos, lo que se traduce en una mayor duración de acción, sin embargo, no se
encuentra disponible en el mercado farmacéutico colombiano.
El lorazepam administrado por vía intravenosa ha demostrado ser superior
al diazepam, para reducir el riesgo de no cese de las convulsiones (RR: 0.64, IC
del 95%: 0.45 a 0.90), en la revisión sistemática publicada por la colaboración
Barbitúricos
Fenobarbital. Usualmente, se reserva para aquellos casos en los que los
tres medicamentos de primera línea no están disponibles, es decir: midazolam,
lorazepam y diazepam (23).
A semejanza de las benzodiacepinas, los barbitúricos como el fenobarbital
intensifican la unión de GABA a los receptores GABA-A, por un mecanismo que
depende de cloruro; dichos medicamentos potencian las corrientes de cloruro
inducidas por GABA, al prolongar períodos de apertura de los canales, y no al
incrementar la frecuencia estos períodos, como se observa con las benzodia-
cepinas.
La dosis recomendada de fenobarbital es de 15 mg/kg en dosis única (23). La
principal desventaja del fenobarbital es la depresión respiratoria, hipotensión
arterial, sedación profunda, tolerancia y las interacciones medicamentosas.
Estatus epiléptico • Juan Pablo Millán Sandoval, Luisa María Escobar, Edison Augusto Gómez 279
cardiaca (2%), hipotensión (28–50%), tromboflebitis y, en caso de extravasación,
el síndrome compartimental, síndrome del guante púrpura y necrosis tisular.
La dosis recomendada es de 18–20 mg/kg para adultos jóvenes y de 15 mg/
kg para mayores de 65 años. La velocidad máxima de infusión es de 50 mg/
min dado el riesgo ya mencionado de hipotensión y arritmias cardíacas.
La fosfenitoína es un profármaco altamente hidrosoluble, que es convertido
rápida y completamente en fenitoína luego de la administración parenteral.
Éste puede superar muchas de las limitaciones que se tienen con la fenitoína,
con menor riesgo de eventos adversos generales y en los sitios de inyección,
así como la posibilidad de infusión más rápida. Su principal limitación es el
elevado costo.
Las dosis recomendada de fosfenitoína es de 20 mg/kg por dosis, máximo
1500 mg dosis (31). Una velocidad de infusión de 100 a 150 mg/min, es bioequi-
valente a 50 mg/min de fenitoína. Al igual que el lorazepam intravenoso, este
medicamento no se encuentra disponible en Colombia.
Ácido valproico. El ácido valproico tiene acción contra varios tipos de
crisis epilépticas y es muy bien tolerado en diversos escenarios clínicos. Tiene
un rápido inicio de acción y, en múltiples estudios de diversa índole, se ha en-
contrado una tasa de respuesta global del 70.9%.
Su mecanismo de acción involucra la elevación del GABA en el sistema ner-
vioso central; la limitación de activación de potenciales de acción, mediante
el bloqueo del flujo dependiente de sodio y la activación de la conducción de
potasio dependiente del calcio.
En cuanto a sus efectos adversos cabe resaltar que la tasa es por lo general
menor del 10%, siendo los más comunes el vértigo, la trombocitopenia, y la
hipotensión leve (52). Los más graves son la encefalopatía aguda, la hepatotoxi-
cidad, teratogenicidad y la pancreatitis.
La dosis recomendada es de 40 mg/kg de peso en dosis única, con una dosis
máxima de 3000 mg (31).
Levetiracetam. Antiepiléptico de amplio espectro, altamente efectivo, de
muy escasa interacción con otros fármacos (por un metabolismo hepático míni-
mo y una baja unión a proteínas plasmáticas) y pocos efectos adversos, los cuales,
además, son en su mayoría de carácter leve y reversible, principalmente som-
nolencia y sedación, reportándose muy rara vez agitación y trombocitopenia.
Una revisión sistemática de la literatura publicada en 2012, encontró una
eficacia que varió de 44% a 94%, con levetiracetam para el manejo del EE.
Estatus epiléptico • Juan Pablo Millán Sandoval, Luisa María Escobar, Edison Augusto Gómez 281
La dosis recomendada de propofol es un bolo inicial de 1 a 3 mg/kg de
peso, seguido por una infusión de 2 a 10 mg/kg/hora.
Conclusiones
El EE es una emergencia neurológica frecuente que se presenta, de manera
característica, en pacientes con antecedente de epilepsia, ya sea cuando no
reciben tratamiento adecuado o en condiciones en las que se facilitan las crisis
repetitivas. Es importante conocer los esquemas diagnósticos y los protocolos
de manejo establecidos, tanto en los consensos internacionales como en el
colombiano, para disminuir la morbilidad y mortalidad de los pacientes. Es
importante realizar la clasificación del estado epiléptico, utilizar de manera
adecuada los métodos diagnósticos y los algoritmos de manejo, pues éstos lle-
van a un mejor uso de los recursos y a un mejor pronóstico.
Puntaje STESS
Alerta o somnoliento/confuso 0
Nivel de conciencia
Estuporoso o comatoso 1
Simple-parcial. Parcial compleja. 0
Ausencia. Mioclónica.
Peor tipo de crisis epiléptica Convulsivo - Generalizado 1
No convulsivo con coma 2
≤65 años 0
Edad
>65 años 2
Historia de epilepsia Sí 0
No 1
Total
Referencias
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Estatus epiléptico • Juan Pablo Millán Sandoval, Luisa María Escobar, Edison Augusto Gómez 285
Sara Robledo Rengifo
Residente de Neurología
V1
C2
V2
CN, VII,
V3
IX, X
C3
Tomado de: Blumenfeld H, Neuroanatomy through Clinical Cases, Segunda edición, 2018 (2)
Epidemiología
La NT es una de las causas más comunes de dolor facial, disputándose el
primer lugar con la cefalea en racimos (3). La incidencia se estima en 4,3 por
cada 100.000 habitantes, pero este número es variable, pues a medida que el
ser humano envejece la enfermedad se hace más frecuente, llegando a una
incidencia de 25 por cada 100.000 en mayores de 80 años. Es más común en
las mujeres, con una relación mujer a hombre de 3:1, y se ha encontrado que
un factor de riesgo es la hipertensión (4,5). Es más común que se presente por
encima de los 40 años (4), con una edad media de presentación de 52 años (6),
aunque los pacientes con NT secundaria suelen ser un poco más jóvenes (7). La
Clínica y diagnóstico
La NT puede ocurrir como entidad aislada o puede ocurrir como conse-
cuencia de otra enfermedad. Además del dolor corto e intenso, puede haber
un dolor concomitante y continuo de una intensidad más moderada en la
misma distribución. El diagnóstico de NT es clínico y basado en unas carac-
terísticas puntuales del dolor. Para que un dolor cumpla con criterios de NT
debe tener una calidad de descarga eléctrica o dolor fulgurante, punzante o
agudo, no puede irradiarse, debe durar desde una fracción de segundo hasta
dos minutos, debe ser de grave intensidad y debe ser, al menos en algunas oca-
siones, desencadenado por estímulos inocuos en la distribución del nervio (1).
Los desencadenantes más frecuentes son la masticación, el tacto, el lavado de
dientes, la articulación de lenguaje y el contacto con viento frío. En general,
los pacientes experimentan el dolor en el área en la que se hizo el estímulo
gatillo (9). Los pacientes pueden reportar períodos, de semanas a meses, libres
de dolor seguidos de recurrencia del mismo (7).
Casi siempre el dolor es unilateral, sin embargo, puede encontrarse dolor
bilateral en hasta 5% de los casos de NT clásica. En estos casos lo más probable
es que se presente de forma secuencial, en lugar de presentarse concomitan-
temente en ambos territorios (9). El dolor se localiza con mayor frecuencia en
la rama maxilar y mandibular, y más en el lado derecho que en el izquierdo (4).
Es muy inusual el compromiso aislado de la rama oftálmica (menos del 5%) y,
de presentarse, debe considerarse la posibilidad de una NT secundaria o un
diagnóstico distinto (7).
Es inusual encontrar al examen físico alteración sensitiva en el nivel trige-
minal y, si se encuentra, se debe sospechar una causa estructural secundaria
pues en estos pacientes hay alteración sensitiva con mayor frecuencia. El dolor
en ocasiones es tan intenso que genera contracción de la muscultura facial del
lado afectado y eso llevó a que los franceses lo llamaran “tic douloureux”. Los
ataques de dolor pueden acompañarse de síntomas autonómicos leves como
epífora o inyección conjuntival ipsilateral. Después de un episodio de dolor,
usualmente, hay un período refractario durante el cual no puede desencade-
narse otro paroxismo de dolor (1).
Fisiopatología
La causa de la mayoría de las NT es la compresión de la raíz del nervio a
unos milímetros de su entrada al puente. La mayoría de las veces esta compre-
sión la causa un asa vascular aberrante arterial o venosa (11). En la literatura re-
sulta más clara la asociación con las asas arteriales que con las venosas (1). Esta
compresión lleva a desmielinización de la región proximal de la raíz nerviosa
Ayudas diagnósticas
El diagnóstico de NT es clínico y se hace con base en los criterios previa-
mente enunciados. Si bien existen características clínicas que sugieren que el
paciente puede tener una causa secundaria (bilateralidad del dolor, alteración
sensitiva, pacientes más jóvenes), no son lo suficientemente sensibles para de-
tectar a todos los pacientes con NT secundaria. Por esta razón se recomienda
realizar una búsqueda de dichas lesiones secundarias como tumores o placas
desmielinizantes. La RM es la neuroimagen de elección (13).
Existen secuencias específicas de RM en las que se identifica mejor el nervio
trigémino y los sitios de potencial contacto o compresión por diferentes estruc-
turas. Estas secuencias son: FIESTA (T2 weighted fast imaging employing ste-
ady state acquisition), CISS (constructive interference in steady state sequences)
y DRIVE (Driven equilibrium). Otras secuencias que son de ayuda son el T1
contrastado que puede mostrar estructuras venosas y la angiografía por TOF
(time of flight) que puede mostrar compresión arterial (13). De acuerdo con lo
anterior, la RM debe solicitarse con gadolinio y con fase de angiografía. Es útil
especificar que por el diagnóstico de NT se desean las secuencias previamente
mencionadas.
Tratamiento
Tratamiento farmacológico
La carbamazepina, un anticonvulsivante inhibidor de canales de sodio, es
el medicamento con mayor evidencia para NT clásica y es el tratamiento ini-
cial de elección. Ha demostrado una respuesta completa o casi completa en
58 a 100% de pacientes y ha demostrado disminuir, tanto la intensidad como
la frecuencia de los paroxismos de dolor (10,13). En el momento del diagnóstico
de NT puede iniciarse una dosis de 100 a 200 mg dos veces al día, y se puede
aumentar 100 mg cada dos días, hasta lograr control del dolor o hasta que
los efectos adversos impidan seguirla titulando. La dosis de mantenimiento
usualmente es de 300 a 800 mg cada día, administrada en dos a tres dosis. La
máxima dosis recomendada es 1200 mg al día.
Es importante recordar que la carbamazepina es un inductor enzimático
con múltiples interacciones medicamentosas, y que además puede producir
múltiples efectos adversos como fatiga, mareo, hiponatremia, dificultad para
concentrarse, ataxia, brotes, agranulocitosis y anemia aplásica (14). Previo al
inicio del tratamiento, se debe evaluar la función renal y hepática, medir el
sodio y también realizar un electrocardiograma para descartar un bloqueo
atrioventricular, el cual contraindica la carbamazepina y la oxcarbazepina (15).
Luego del inicio es recomendable hacer exámenes de laboratorio seriados para evaluar
toxicidad hematológica y hepática y alteraciones del sodio (14). Una alternativa con un
mejor perfil de efectos adversos y menos interacciones medicamentosas es la
oxcarbazepina, la cual parece ser igual de eficaz (10). Puede iniciarse con 150
mg dos veces al día y, según tolerancia pueden aumentarse 300 mg cada tres
días, hasta lograr control del dolor. La dosis de mantenimiento suele ser de
Tratamiento quirúrgico
No se debe esperar a haber probado todos los medicamentos de primera
y segunda línea para remitir para un posible manejo quirúrgico. En gene-
ral, la cirugía se considera una opción terapéutica en quienes tienen falla al
tratamiento farmacológico o cuando no lo toleran por efectos adversos. La
primera opción quirúrgica para pacientes con compresión neurovascular es
la descompresión microvascular. Esta técnica provee mayor tiempo libre de
síntomas que otras técnicas y se estima que alivia el dolor en 73% de pacientes,
después de cinco años. La segunda línea de tratamiento quirúrgico incluye
procedimientos de lesión química, mecánica o térmica del ganglio trigeminal.
Otra opción es la radiocirugía estereotáctica con gamma knife cuyo blanco
principal es la raíz del nervio trigémino. Los procedimientos anteriores son
eficaces en aproximadamente 50% de pacientes a los 5 años (13).
Referencias
Vejiga neurogénica
La vejiga
La vejiga es única con respecto a sus propiedades miogénicas y control neu-
ronal extrínseco. Las paredes de la vejiga son permeables al agua, electrolitos,
creatinina y urea. Los reflejos de micción pueden limitar la reabsorción de
agua u otras sustancias, influyendo en la duración de la exposición del epitelio
de la vejiga a la orina.
La vejiga está compuesta por tres capas de músculo liso (músculo detrusor)
alineadas en una orientación compleja en la pared de la vejiga. Aunque la
capa media es la más prominente, es difícil delinear claramente las diversas
capas en una sección histológica aleatoria. Un pequeño número de conexio-
nes celulares (uniones “gap”) entre las células contribuyen a la estabilidad del
detrusor (6). Las contracciones musculares de la distensión de la vejiga no están
sincronizadas, lo que aparentemente mantiene la víscera en reposo. El com-
pliance vesical está determinado por las propiedades viscoelásticas de la vejiga
y la interacción entre el músculo y la matriz extracelular, manteniendo una
presión intravesical constante (1).
La tensión de la pared muscular del detrusor durante las fases de la micción
está regulada por sistemas externos neuronales, hormonales y centrales. Los
neurotransmisores liberados de los nervios actúan sobre los receptores ubica-
dos en el detrusor. Los receptores funcionalmente más importantes son el mus-
carínico (M3) y el purinérgico (P2X1). Sin embargo, las contribuciones de estos
receptores y sus subtipos difieren según la especie, la edad y las condiciones
patológicas de la vejiga. Los receptores muscarínicos son los reguladores con-
tráctiles predominantes en una vejiga estable. Por otro lado, la ruta principal
para la relajación del detrusor en humanos es la vía de adenil ciclasa-adenosi-
na monofosfato cíclico (cAMP), que se activa por los receptores β3 (1).
Corteza
cinguada
anterior
Ínsula
Sustancia gris
periacueductal
Núcleo parabraquial
Centro miccional pontino
Centro pontino de (Núcleo de Barrington, región M)
continencia (región L)
A Aferente
Sistema nervioso
parasimpático Detrusor
L1 - L2
Nervio
hipogástrico
Núcleo sacro
preganglionar NE NO
Control conductual
El control conductual de la micción involucra una red cortical que incluye
el lóbulo frontal, la corteza cingulada anterior y la ínsula (2). Los estudios fun-
cionales de neuroimagen indican que estas áreas se activan durante el llenado,
almacenamiento o retención de la vejiga (9). Los estudios experimentales indi-
can que estas áreas controlan la actividad de la SGP y el CPM tanto directa-
Tratamiento
Vejiga hiperactiva
El manejo inicial de la vejiga hiperactiva es con modificaciones en el estilo
de vida. La alta ingesta de líquidos produce un aumento de la frecuencia uri-
naria. Si ese es el caso, se debe recomendar a los pacientes que beban menos
líquido para controlar sus síntomas. Reducir la cafeína en las bebidas puede
ser útil para aliviar los síntomas. El reentrenamiento de la vejiga ayuda a lo-
grar un mejor control de la vejiga al reducir la urgencia y la frecuencia. Debe
continuarse hasta que se logre un intervalo óptimo de tres a cuatro horas sin
micción. En pacientes con deterioro cognitivo, la micción programada o la
micción prematura reducen el número de episodios de incontinencia. El en-
trenamiento muscular supervisado del piso pélvico debe ofrecerse como la
terapia de primera línea para la incontinencia urinaria.
Neurofarmacología
Anticolinérgicos. Los receptores muscarínicos se clasifican en cinco sub-
tipos (M1 a M5). Las fibras parasimpáticas posganglionares liberan ACh, que
excita los receptores M2 y M3 en la vejiga y el músculo liso uretral. Aunque los
receptores M2 son más abundantes, los M3 son los principales responsables de
Vejiga hipoactiva
Antes de comenzar el tratamiento, se debe medir el volumen residual post-
miccional. En pacientes con problemas de micción, es probable que más de
100 ml contribuyan a la disfunción vesical. Una sola medición no es repre-
sentativa y, cuando sea posible, se deben realizar varias durante una a dos
semanas. El vaciado completo de la vejiga es importante para evitar infeccio-
nes recurrentes del tracto urinario y mantener la función del tracto urinario
superior. Como no hay medicamentos efectivos para mejorar la micción, la
cateterización suele ser la mejor opción. Se prefiere un cateterismo intermi-
tente limpio, ya que evita las complicaciones a largo plazo asociadas con un
catéter permanente. Sin embargo, el estado cognitivo, la motivación, la des-
treza manual y la agudeza visual del paciente son factores importantes a tener
en cuenta. La frecuencia de la cateterización depende del volumen residual
postmiccional, la presión del detrusor y la ingesta de líquidos.
Por lo general, no se recomienda la evacuación mediante técnicas de acti-
vación como la maniobra de Credé (presión uniforme y no forzada desde el
ombligo hacia el pubis), ya que pueden provocar presiones elevadas del detru-
sor y un vaciado incompleto de la vejiga durante la micción.
Se ha demostrado que la vibración suprapúbica con un “vibrador” mecá-
nico es efectiva en pacientes con esclerosis múltiple, con vaciado incompleto
de la vejiga e hiperactividad del detrusor, pero su efecto es limitado.
Las inyecciones de toxina botulínica en el esfínter uretral externo pueden
mejorar el vaciado de la vejiga en pacientes con lesión de la médula espinal, y
disfunción miccional significativa, como en disinergia detrusor esfínter.
Trastornos funcionales
andrés Federico Ramírez SALCEDO. .................................................................................. 173
TAC en accidente cerebro vascular
Feliza Restrepo Restrepo.................................................................................................. 189
Enfermedad de Parkinson
Juan Sebastián Saavedra Moreno................................................................................... 195
Estatus epiléptico
Juan Pablo Millán Sandoval, Luisa María Escobar, Edison Augusto Gómez............ 269
Vejiga neurogénica
Jorge Jiménez Arango....................................................................................................... 297
Se imprimió en la Editorial Artes y Letras S.A.S
en enero de 2020, al cuidado editorial de Ana Agudelo de Marín.
Para su elaboración se utilizó papel Bond 75g y
Propalcote 280g en carátula. Las fuentes empleadas fueron
Baskerville BT 11 pt en textos y Roboto Slab 10.5 pt para títulos