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La psicomotricidad.

Puede ser comprendida como “una mirada globalizadora, que percibe las
interacciones” entre la motricidad y el psiquismo, “como entre el individuo global y
el mundo exterior. (Lievre y Staes,1992 en Muñiz, 2008).

La psicomotricidad, como su nombre claramente lo indica, intenta poner en


relación dos elementos: lo psíquico y lo motriz. Se trata de algo referido
básicamente al movimiento, pero con sus connotaciones psicológicas que
superan lo puramente biomecánico. La psicomotricidad no se ocupa, pues,
del movimiento en sí mismo, sino de la comprensión del movimiento como
factor de desarrollo y expresión del individuo en relación con su entorno. Al
pretender estudiar el movimiento como fenómeno de comportamiento no
puede aislarse de otras cosas.

Solo considerado globalmente, en donde se integran tantos los movimientos


expresivos como las actitudes significativas se puede percibir la
especificidad motriz y actitudinal del ser humano (Fonseca, 1996)

En ese sentido De Quirós (2012), refiere que la psicomotricidad desarrolla


competencias motrices, cognitivas y socio afectivas, por lo que comprende a la
persona en globalidad, esto va permitir que el sujeto se desarrolle de manera
armoniosa con el mismo y con en el medio en el que se desenvuelve.

Con relación a lo anterior, la psicomotricidad es una unión entre lo somático y lo


psíquico, por tanto, toda actividad que el ser humano realice es psicomotriz;
cuando nace un niño, este se manifiesta a través del llanto, gritos, a través de la
postura y es así como la madre puede saber lo que su hijo necesita, se dice
entonces que existe un lenguaje corporal, en esa linea, la psicomotricidad busca
saber cuál es el sentido de dichas manifestaciones. (Martin, 2013)

Como ya se dijo el lenguaje corporal es una necesidad del ser humano, ya que
mediante este se comunica al otro, Aucouturier en Escriba (1999) sustenta:
“la comunicación se desarrolla desde el nacimiento en la relación tónica- afectiva
entre el niño y la madre” se genera sobre una base “no verbal” a partir de
intercambios tónicos con el medio y con el otro, esto estructura la forma de
relación del niño con el mundo, lo que constituirá su expresividad psicomotriz.

La expresividad psicomotriz es “la manera de ser y de estar; original y privilegiada,


del niño en el mundo” (Martin, 2013)

Es en la acción que el niño descubre el mundo que le rodea, dicha acción está
dominada por lo afectivo, por ello, todas las relaciones que el niño establece
estarán ligadas con la afectividad, afecto que se expresara en relación con el
espacio, con los objetos y con las personas. (Martin, 2013)

Mila (2013), manifiesta que la psicomotricidad pone atención sobre la unidad y


globalidad del desarrollo, sobre “la importancia del movimiento como
manifestación e instrumento de la estructuración psíquica, y sobre el movimiento y
el gesto en la comunicación”

La psicomotricidad nos ayuda a mirar lo que hay detrás del movimiento, nos
muestra la transparencia de un ser humano que se mueve de acuerdo a sus
estructuras, es ella quien nos brinda la posibilidad de ver más allá de solo la
mecánica del movimiento.

Es por tanto que la psicomotricidad es un camino que dirige su mirada a la


globalidad del sujeto, pues lo mira desde su familia, cultura, vivencias, “es en la
sala de psicomotricidad que se deja ver la expresividad del niño y en medida que
el psicomotricista permita la liberación de tales producciones hará evolucionar las
relaciones establecidas por su estructura tónico-emocional”. (Estriba, 1999).
REFERENCIAS

Muñiz, R. (2008) “Psicomotricidad” Una nueva cultura en la era del cambio.


ANPRONEP, Asociación Nacional Pro- Neurodesarrollo y Psicomotricidad,
A.C. Extraído de: http://www.anpronep.org/pdf/psicomotricidad.pdf

De Quirós, M. (2012) Psicomotricidad, Guía de evaluación e intervención.


PIRAMIDE, Madrid: España.

Martin, D. (2013) Psicomotricidad e intervención educativa. PIRAMIDE, Madrid:


España.

Escribá, A. (1999) Psicomotricidad, fundamentos teóricos aplicables a la práctica.


Gymnos, España.

Mila, J. (2013) De profesión… psicomotricista, Miño y Dávila, Buenos Aires:


Argentina

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