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Liliana Herrero – Rarezas y Colaboraciones Vol.

Cuando Liliana Herrero lanzó su disco Confesiones del viento, el diario Página/12 publicó una nota
titulada “Los patrulleros de la cultura no pudieron con ella”. El artículo, que repasa brevemente
algunos aspectos de la carrera de Herrero, me pareció apropiado para presentar este segundo
volumen de Colaboraciones y rarezas. Reproduzco entonces algunos fragmentos de la nota:

En el momento en el que Liliana Herrero empezó a hacer público a través de los discos su
manifiesto estético –abordar la música tradicional argentina desde un punto de vista diferente–,
un escalofrío pareció recorrer a ciertos supuestos dueños de verdades reveladas: tomaron como
un desafío al statu quo aquello que era, apenas, una propuesta artística. Eso no ocurrió en el
medioevo, ni en el siglo XIX, ni siquiera durante la dictadura militar 1976-1983. Ocurrió, sin que el
público estuviese del todo enterado, durante los años del optimismo alfonsinista, cuando parecía
que todo estaba por hacerse en un país que se ponía en marcha. Hubo críticos que se empeñaron
en concurrir a sus conciertos para intentar destruirla con sus notas y hasta una acusación que
sostenía que se dedicaba a vampirizar el talento de sus músicos. No era una conspiración de
sordos, sino más bien una tarea vocacional de esa gente que en Brasil llaman los patrulleros de la
cultura: le temían a lo nuevo, sencillamente, pero no lo decían con todas sus letras.

Herrero no proponía herejía alguna. Partiendo de una lógica sencilla, que es que en el folklore
argentino casi todo lo que podía escribirse y componerse ya había sido escrito y compuesto, lo que
exploraba era una nueva forma de interpretar el legado, de revivirlo, si era necesario. Hoy lo
explica –“prefiero pensar el acto interpretativo como un comentario realizado sobre una versión
tomada como original”, dice en el sobre interno de Confesión del viento, su nuevo disco– y antes
sencillamente lo hacía, segura de que el deber del artista no es repetir una y otra vez lo que ha
recibido, sino más bien intervenir la tradición, meterse con ella. Aquella actitud presuponía un
entorno cómplice. La actual es fruto de un aprendizaje doloroso: a veces hay que explicar lo
evidente, porque la malinterpretación es una enfermedad argentina. Hubo períodos en su carrera
musical en que el costo de la independencia estética fue altísimo, en exclusión. Pero pasaron los
años y de a poco aquello que parecía revulsivo empezó a conformar una nueva forma de tradición.
Algunos de los antiguos enemigos empezaron a darle la bienvenida.

(…) Aquella cruzada solitaria, en medio de un fuego por momentos a mansalva, fue llenándola de
aliados. Por un lado, un público deseoso de novedades, no necesariamente consumidor de
folklore, que entró en su mundo eligiendo sus versiones de temas como versiones necesarias. Por
otra parte, gestores culturales que sintieron que difundir una obra al tiempo clásica y al tiempo
renovadora era realizar un aporte a un debate aún posible en el campo de la cultura argentina.
Finalmente, muchos de sus colegas –de Mercedes Sosa a Fito Páez, su productor y amigo, desde
Juan Falú a Iván Noble– que la entendieron como una artista única del panorama argentino
contemporáneo. (…)
La gran cantidad de colaboraciones que ha grabado Herrero en discos de otros artistas se explican,
en parte, por esas alianzas de las que habla el artículo. Bienvenidos a la Monga! se complace en
presentarles hoy la segunda parte de Rarezas y Colaboraciones, una recopilación hecha por el
equipo de investigadores del blog, que reune canciones cantadas por Herrero, pero que no se
encuentran en sus discos.

En este Volumen 2 es posible encontrar varias canciones que forman parte de bandas de sonido
de películas argentinas: Tema final de XXY, del film XXY; Cometa rojo, de la película Nordeste; El
viaje junto a Néstor Marconi y Usuahia junto a Fito Páez, ambas de la película El Viaje; y una
versión de Palabras para Julia, distinta a la del disco Confesiones del Viento, que se escucha
durante los créditos finales de la película Kamchatka.

También van a encontrar aquí dos tangos cantados junto a Adrián Iaies, María y Naranjo en flor;
Alma insiste y Laberintoso, junto a Nora Sarmoria; Llunqui shungulla con Nuria Martínez; Cantaré,
del grupo Facón; una moderna versión de Vengo a ofrecer mi corazón, grabada con Fito Páez para
el disco Canciones con Santa Fé; y por último, las dos que más me gustan de esta recopilación: la
hermosísima canción de Lisandro Aristismuño, El plástico de tu perfume y una extraordinaria
versión del tema de Cabrera, La casa de al lado, distinta a la del disco Igual a mi corazón, y grabada
junto a Hugo Fattoruso.

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