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La desgarradora historia de Eva Cassidy se parece casi al

argumento de una película lacrimógena. Nativa del área de


Washington, D.C., la tremendamente tímida Cassidy se ganó una
reputación local como una intérprete magistral de standards de,
virtualmente, cualquier género, dotada de una agilidad técnica y de
una pasión exploradora que iban derecho al núcleo emocional del
material que ella elegía. Pese al gran instrumento evocador que
era su voz, las compañías grabadoras la rehuyeron, inseguras
acerca de cómo mercantilizar el repertorio ecléctico de Eva; en
cuanto a ella, se rehusó firmemente a que se la encasillara,
valorando la música por sobre todo potencial de fama. En 1996,
justo cuando había comenzado a grabar con frecuencia a un
pequeño nivel local, se le diagnosticó un cáncer, que ya se había
extendido por todo su cuerpo y que rápidamente le arrebató la
vida. Pero su historia no terminó ahí; su música fue
póstumamente promovida por un disc-jockey de la BBC y,
sorprendentemente, una compilación, Songbird, se transformó en
un éxito de un millón de copias en Inglaterra.
Sobre este disco: Cuando Eva Cassidy recorre con swing
trepidante su versión de “Cheek to Cheek” y también cuando se
pone melancólica y bluesera en “Stormy Monday”, es casi
imposible no sentirse arrebatado por su voz vasta, con la fuerza de
un cañón. Su rango vocal pleno, sin embargo, resulta más claro -y
más estremecedor del alma- en los temas más lentos, como
“Bridge over Troubled Water” de Paul Simon, “Tall Trees in
Georgia” de Buffy Sainte-Marie y, sobre todo, en “What A Wonderful
World”.
En estas últimas canciones, la combinación que tenía Cassidy de
conmovedora claridad y de rica calidez tiene el poder de derretir al
oyente, un poder que sonaba a través de su voz, como hablándole
a una presencia evanescente que ella parecía conocer sumamente
bien. Prodigiosamente hace de “Fields of Gold” de Sting una
verdadera máquina emocional, con la misma facilidad con la que
hace de “Fine and Mellow” de Billie Holiday una súbita
demostración de estar a la par de virtualmente cualquiera del
canon del jazz vocal. Al hacerlo, se gana su lugar entre los grandes
cantantes-artistas que podrían tomar cualquier canción y darle un
sello indeleble propio.
Lo que tuvo Eva Cassidy en su corta vida fue una voz
increíblemente perfecta y un alma musical que unió gospel, folk,
blues y jazz y todos los géneros intermedios entre ellos como
meras estaciones de un mismo viaje en tren. Por desgracia ese
viaje terminó en 1996, trágicamente temprano.
(traducción de Carlos de fuentes varias.)
Tracks
1. Cheek to Cheek
2. Stormy Monday
3. Bridge over Troubled Water
4. Fine and Mellow
5. People Get Ready
6. Blue Skies
7. Tall Trees in Georgia
8. Fields of Gold
9. Autumn Leaves
10. Honeysuckle Rose
11. Take Me to the River
12. What a Wonderful World
13. Oh, Had I a Golden Thread

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