Las Alfabetizaciones Posmodernas PDF

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LAS ALFABETIZACIONES

POSMODERNAS, LAS
PUGNAS CULTURALES Y
LOS NUEVOS
SIGNIFICADOS DE LA
CIUDADANIA
*
JORGE A. HUERGO

En el trabajo se pasa revista a las vinculaciones entre las alfabetizaciones


moderna y posmoderna con las culturales que ellas producen y por las que son
producidas. La noción de Alfabetizaciones Posmodernas se describe como co-
rrelativa de conflictos culturales que se juegan en los ámbitos educativos. Luego
se presentan las narrativas político-culturales dominantes, en relación con el
problema de la alfabetización y los modelos de ciudadanía, para finalmente mos-
trar algunos aspectos de una construcción narrativa poscolonial que enmarque
las relaciones entre alfabetizaciones posmodernas y formación ciudadana.

* Profesor de Comunicación y Educación, Director del Centro de Comunicación y Educación y


del Programa de Investigación en Comunicación y Cultura de la Facultad de Periodismo y
Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Co-director de la
Investigación Alfabetizaciones posmodernas y cultura mediática, dirigida por María Cristina Mata.

NÓMADAS 49
A caso uno de los problemas
centrales a investigar en el campo
dianidad social, imprimiendo en ella
formas de distribución, disci-
Algunos autores han caracteri-
zado a la posmodernidad por la explo-
de Comunicación/Educación sea el plinamiento y control de prácticas, sión mediática. En este marco, los
de las nuevas formas de alfabetiza- saberes y representaciones aún más medios y nuevas tecnologías estarían
ción que resultan de las transfor- allá de los ámbitos identificados provocando una «alfabetización
maciones socioculturales y los como la «institución escolar». múltiple». Si la alfabetización liga-
modelos políticos que experimen- da a la lógica escritural provocaba un
tamos a fines del siglo XX. Así Sin embargo, las formulaciones drástico cambio, una verdadera
también, uno de los desafíos más teóricas del papel reproductor de la «mutación del ethos», hoy se va ha-
importantes de la época, desde Co- educación, que han ayudado a ciendo imposible hablar de una úni-
municación y Educación, no es visualizar a la escuela como agencia ca alfabetización. Existen múltiples
tanto el diseño de múltiples estra- de imposición cultural, inculcación alfabetizaciones generadoras de di-
tegias de “educación para medios”, ideológica y profundización de las versos conflictos y contradicciones
sino la rearticulación entre los es- desigualdades sociales, padecen de culturales.
pacios educativos y la construcción cierta rigidez. La práctica escolar
y formación de ciudadanía. (como cualquier práctica social), Así como la escritura produjo una
está penetrada por conflictos, expre- reestructuración de la conciencia
siones de intereses y concepciones (Ong, 1993), los nuevos modos de
1. Alfabetizaciones y diferentes a los dominantes. Con- comunicación inauguran nuevas for-
culturas flictos y contradicciones que no son mas de conocer, reestructurando la
exclusivos del interior de las institu- percepción y provocando fenómenos
Si consideramos la relación diná- ciones escolares, sino que represen- sociales y culturales novedosos. Los
mica entre modos de comunicación, tan otros tantos antagonismos y medios y nuevas tecnologías estarían
estructuración de la percepción y oposiciones de las sociedades a las provocando una «alfabetización múl-
configuración del imaginario, las ac- que pertenecen. tiple» que vamos a denominar alfa-
ciones y las expectativas colectivas,
la alfabetización moderna ha estado
indisolublemente ligada a la escritu-
ra como modo dominante de co-
municación y a la cultura escolar como
fuente de legitimación hegemónica.

La cultura escolar comprende un


conjunto de prácticas, saberes y
representaciones producidas y repro-
ducidas a partir de la institución es-
colar. Pero también incluye las
modalidades de comunicación y
transmisión de saberes para poder
actuar socialmente (más allá de la
escuela) que operan de acuerdo con
la «lógica» escolar. En este sentido,
la cultura escolar es una forma de pro-
ducción, transmisión y reproducción
que tiende a la organización racional
de la vida social cotidiana.

La cultura escolar, entonces,


transforma desde dentro la coti- Barrio Usaquén. 12:00 m. Mario A. Cortez.

50 NÓMADAS
Lo que ocurre en la relación en-
tre alfabetizaciones posmodernas y
cultura puede de algún modo com-
prenderse con la noción de cultura
mediática. La noción de cultura
mediática alude a un diferencial de
poder: a la capacidad modeladora del
conjunto de las prácticas, los saberes
y las representaciones sociales que tie-
nen en la actualidad los medios ma-
sivos y las nuevas tecnologías (o
medios desmasificados, Cfr. Bettetini
y Colombo, 1995). Esta cultura in-
dica el proceso de transformación en
la producción de significados por la
existencia de esas tecnologías y me-
dios, lo que a su vez ocasiona un di-
ferencial en la experiencia humana.
La cultura mediática, en cuanto
Calle 82. 12:45 p.m. M.A.C.
transformadora de prácticas, saberes
y representaciones sociales, opera
también desde dentro de la cotidia-
betizaciones posmodernas. Las bal, lo kinésico y lo proxémico, de lo nidad, más allá de las situaciones es-
alfabetizaciones posmodernas produ- facial y lo espacial. De allí que las pecíficas de «recepción» de los
cen, en cuanto a la estructuración de estrategias cognitivas de las culturas medios, de las condiciones de
la percepción, una suerte de incapa- urbanas de la sociedad de los mass «audienciación» o del carácter de
cidad de adoptar un único y fijo pun- media tenga más que ver con es- «público», «consumidores» o «usua-
to de vista con respecto a la realidad tructuras orales, emotivas e intuitivas, rios» de los sujetos, extendiéndose a
y a la vez la posibilidad de enfocar la que con las estrategias escriturales. todas las formas de la vida social.
realidad desde muchos puntos de vis- Pero con un agravante: los medios y
ta diferentes, simultáneamente. Para nuevas tecnologías provocan diver- En nuestra investigación actual,
algunos autores, los medios y nuevas sas formas de conocimiento a la ma- el objeto fue planteado como las re-
tecnologías favorecerían una coloni- nera de una pedagogía perpetua presentaciones en el cruzamiento pro-
zación del interior (McLaren, 1994a), (McLaren, 1992; 1994a), que no al- ductivo entre las alfabetizaciones
con la consecuente producción de canza a ser recortada, organizada y posmodernas y la cultura mediática.
otros «modos de subjetividad» que controlada por la escuela, y que oca- Nuestro campo material son las es-
indican una penetración, penetración siona conflictos, contradicciones y cuelas y las fiestas de cumpleaños in-
del capitalismo posmoderno propicia- crisis de las formas escolarizantes li- fantiles 1 en la zona de La Plata.
dor de ciertos «modos del deseo», y gadas a la cultura letrada, que son Hemos avanzado en la comprensión
penetración de lo «privatizado» que hegemónicas en las escuelas. De este de que la comunicación (y la edu-
erosiona lo comunitario (McLaren, modo, la noción de alfabetizaciones cación, al menos hegemónica) se
1994a: 94-98). posmodernas alude a múltiples y dife- hace posible en algún «dominio co-
rentes modos de comunicación que mún de representaciones». Este do-
Estas nuevas formas culturales a su vez suscitan numerosas y minio puede visualizarse como
provocan un desplazamiento que disímiles estructuraciones de la per- ámbito cuando a su vez plasma o
pone en escena, en las «culturas elec- cepción, y esta coevolución produce hace concreto un cruzamiento en-
trónicas», cuestiones propias de las variados y distintos imaginarios, tre la historia y las biografías y entre
«culturas orales»: primacía de lo con- creencias, expectativas y acciones las estrategias geopolíticas y las tác-
creto sobre lo abstracto, de lo no-ver- más o menos colectivas. ticas del hábitat.

NÓMADAS 51
Considerar las situaciones como
escenarios nos hace prestar atención
a lo dramático y lo eventual en los
microprocesos socioculturales para,
poniéndolos en relación con los
macroprocesos, descubrir en ellos
tanto las maquinarias de disci-
plinamiento operantes, las escenas y
los juegos de pugnas culturales, así
como también la potencial constitu-
ción de microesferas públicas cons-
tructivas de procesos emancipatorios.

Se nos ha hecho posible sostener


que el pensamiento, los saberes, las
prácticas de la cultura mediática ac-
túan y se desenvuelven con represen-
taciones mediadas por los medios; y
que en cada ámbito posible de carac-
terizar como «educativo» se derraman
con fluidez en los intersticios esas re- Barrio Usaquén. 1:30 p.m. M.A.C.
presentaciones mediadas por los me-
dios, a la manera de alfabetizaciones 2. Los ámbitos cíficas y de códigos teóricos, la des-
posmodernas2 . educativos como trucción o la pugna contra otros
modos de educación, la institu-
«campos de juego»
Sin embargo, las alfabetizaciones cionalización propiamente dicha.
posmodernas no sólo deben referirse a de conflictos Pero la misma escuela está cada vez
los medios y las nuevas tecnologías y culturales más horadada y desafiada por conflic-
a la cultura mediática como produc- tos culturales que se juegan en ella,
to dinámico de su capacidad transfor- Nuestra investigación y nuestra que enseguida veremos. Y, además,
madora. La noción de alfabetizaciones práctica de campo en ámbitos edu- la escuela puede ser considerada
posmodernas también alude a las múl- cativos (desde una perspectiva como microesfera pública donde aún
tiples y complejas formas de produ- comunicacional) se ha centrado en los conocimientos, los saberes, las
cir y legitimar nuevas formas de la institución escolar especialmente, prácticas, las representaciones, los
socialidad, a las prácticas sociales que considerándola en la contradicción discursos se hacen públicos, y donde
se vinculan con modernas configu- entre su carácter de maquinaria de es posible observar una «indis-
raciones de conocimiento y poder y disciplinamiento y su situación de ciplinada» voluntad de formación crí-
también a las recientes formas de lu- microesfera pública. En efecto, la tica; en este sentido, este espacio
cha política y cultural respecto del escolarización ha debido naturalizar la público tiene en sí las simientes para
lenguaje y la experiencia, que mar- puesta en funcionamiento de una el trabajo educativo emancipatorio
chan a la par de las transiciones pro- maquinaria (la maquinaria escolar) y (que es necesario mirar y potenciar).
ducidas por la posmodernidad y de lo ha hecho sobre la base de una se-
los conflictos culturales que horadan rie de instancias fundamentales, en- Por otro lado, al centrarnos en
la configuración de posiciones desde tre ellas la definición de un estatuto los dinamismos culturales es posible
las cuales es posible leer y pronun- de la infancia, la emergencia de un señalar por lo menos tres «campos de
ciar la palabra y el mundo. De allí espacio específico destinado a la edu- juego»3 que emergen en los ámbitos
que sea necesario considerar el con- cación de los niños, la aparición de educativos y que ponen en eviden-
flicto cultural que se pone en juego un cuerpo de especialistas de la in- cia el conflicto cultural que puede
en los escenarios educativos. fancia dotados de tecnologías espe- caracterizarse como pugna entre las

52 NÓMADAS
alfabetizaciones moderna y posmo- culturales. Los ámbitos educativos El tercero es el «campo de jue-
dernas y entre las culturas escolar y son escenarios de pugnas culturales go» donde se demuestra (de manera
mediática. que las exceden; son los lugares don- persistente) el conflicto entre el ho-
de diversas formas de resistencias se rizonte cultural moderno y los resi-
El primero es el «campo de jue- ponen de manifiesto. Así, es impres- duos culturales no-modernos. En
go» donde se patentiza el conflicto cindible poner atención a la autono- Latinoamérica la pugna entre cultu-
entre la lógica escritural y la hege- mía parcial (o «autonomía relativa») ras ha tenido aristas particulares. Más
monía audiovisual. En general las de las culturas que juegan en el esce- allá de poder realizarse una lectura
mayorías populares latinoamericanas nario escolar, y al papel del conflicto acerca de los cruces culturales, del
han tenido acceso a la modernidad y la contradicción existente en el mestizaje como «matriz cultural», del
sin haber atravesado un proceso de proceso de reproducción social. Por sincretismo, de la heterogeneidad
modernización económica y sin ha- este camino es posible comprender multitemporal y las hibridaciones
ber dejado del todo la cultura oral. Se los modos en que trabaja la domina- (cfr. García Canclini, 1992a), el
incorporan a la modernidad no a tra- ción política aun cuando los estu- antropólogo argentino Rodolfo
vés de la lógica escritural, sino desde diantes rechacen desde sus culturas Kusch ha propuesto una doble com-
cierta oralidad secundaria como forma la ideología que está ayudando a prensión (que implica una doble for-
de gramaticalización más vinculada oprimirlos (McLaren, 1994b: 229). ma de situarse) necesaria para acceder
a los medios y la sintaxis audiovisual En esos casos, puede observarse en a nuestra cultura. La dualidad entre
que a los libros. Y esto emerge en el perspectiva cómo la oposición que sujeto pensante y sujeto cultural en
escenario educativo. impugna activamente la hegemonía América, hace que debamos acceder
de la cultura dominante pone en con- a ella considerando dos presiones: la
El segundo es el «campo de jue- flicto a la reproducción, pero puede del hedor y la de la pulcritud; la del
go», donde se evidencia el conflicto también asegurar un destino de rele- mero estar y la del ser alguien (Kusch,
que irrumpe con las resistencias y las gamiento a situaciones de desventa- 1986). Por un lado, lo deseable: el
formas de lucha por las identidades ja socioeconómica4 . progresismo civilizatorio, lo racional,
lo fundante; por el otro, lo indesea-
ble, el primitivismo bárbaro, lo irra-
cional, lo arcaico, lo demoníaco
(Kusch, 1976). El hombre latinoame-
ricano vive esta dualidad en la forma
de dos presiones: la seducción por ser
alguien (una libertad rodeada de ob-
jetos) y el miedo a dejarse estar (una
amenaza con la fuerza de lo bárbaro:
el miedo a «ser inferior»).

3. Las narrativas
político-culturales,
el alfabetismo y la
ciudadanía

El concepto-trampa de
«globalización» y sus consecuencias
han instaurado narrativas político-
culturales y de ciudadanía que repre-
sentan la obnubilación, o mejor: el
Barrio Usaquén. 2:00 p.m. M.A.C. deslumbramiento del campo cultural

NÓMADAS 53
por la hegemonía económica, que se tado y desigual a los bienes globales; tidad y una exotización de las dife-
erige y opera como episteme5 . De he- de modo que los países y los grupos rencias, conformando imaginarios
cho, las mediaciones entre formacio- periféricos se encuentran en des- permeables a las «anorexias iden-
nes culturales y economía política ventaja, con lo que la multiplicidad titarias».
han sido oscurecidas por un montaje no es sólo diversidad, sino también
hegemónico que ubica en el centro inequidad en el acceso. Para el discurso dominante, la
de interpretación al pensamiento alfabetización funcional se reduce a
económico neoclásico caracterizado Para los conservadores las mino- prácticas ligadas a intereses económi-
por el énfasis puesto en la interacción rías se niegan a adoptar una visión cos estrechos, a la lógica para iniciar
de los agentes económicos (produc- consensual de la vida social, y son a los sectores populares en la ideolo-
tores y consumidores) y los merca- obstinadamente separatistas y gía dominante y unitaria, al adiestra-
dos, de modo que las diferencias no etnocéntricas. Los liberales insisten en miento para ocupaciones puntuales
son más que acciones de en el mercado de trabajo;
consumo en procura de el analfabetismo, mientras
su optimización. La eco- tanto, está articulado con
nomía (como episteme) una «privación cultural»,
es política cultural muda, con el anudamiento ima-
no sólo en cuanto no se ginario entre diferencia y
formula como tal explí- deficiencia y con la
citamente, sino también obturación política de la
en el sentido en que es diferencia o la otredad.
substituta o vicaria, y
como tal releva a la polí- Congruentes con los
tica cultural. procesos de persona-
lización (cfr. Lipovetsky,
La complejidad cul- 1990) que se articulan
tural, entretanto, ha sido con la elaboración de una
caracterizada como multi- sociedad flexible basada
culturalidad, frente a la en la información y la
Barrio Usaquén. 2:45 p.m. M.A.C.
cual se han desarrollado estimulación de nece-
dos tipos de narrativas sidades, se han desarrolla-
(que han puesto énfasis en la pérdi- la «diversidad» y en el «disenso» de do novedosos modelos de ciudadanía.
da de peso de la identidad, una espe- las sociedades plurales, donde la «so- El proceso de personalización, unido
cie de anorexia identitaria, manifiesta ciedad anfitriona» crea el consenso, a la revolución del consumo, está ca-
como crisis y también disolución de fomentando y proclamando políticas racterizado por el descrispamiento de
las identidades): de pluralismo (y en ese sentido se apela posturas político-ideológicas, la re-
a la comunalidad de los diferentes6 ); ducción de la carga emotiva inverti-
a) la que se comprende como la grilla normativa ubica la diversi- da en lo público y el aumento de las
«multietnicidad», que comporta una dad cultural y al mismo tiempo con- prioridades privadas o las peticiones
«toma de la palabra» por parte de tiene (retiene/reprime) la diferencia. singulares.
múltiples culturas diferentes, confor- Los neoliberales otorgan mayor peso a
mando una trama discursiva multi- la «novedad» del mercado y a la «di- Con las transiciones de la disci-
gramatical; multietnicidad que versidad» en las dinámicas de consu- plina a la autodisciplina, de la pro-
significa la relativa convivencia de mo, haciendo del pluralismo un ducción y el mundo del trabajo a la
diferentes etnias en un mismo con- propósito compatible con la «libera- seducción y el mundo del consumo,
junto social; lización» y la «desregulación» eco- del Estado a la autogestión, de lo
nómica 7 . La gran conversación público a las nuevas formas de socia-
b) la que se comprende como neoliberal significa una atenuación de lización flexibles, del capitalismo
«multiconsumo» o acceso segmen- las identidades y las políticas de iden- autoritario al capitalismo hedonista

54 NÓMADAS
y permisivo congruente con una res- te» y a la «concertación» (ver Cepal- constituye la ciudadanía (García
pública desvitalizada, de la utopía de Unesco, 1992; Banco Mundial, 1994; Canclini, 1992b) y los ciudadanos
la revolución socialista a la revolu- Gentili y da Silva, 1994). Aquí, for- son considerados «clientes». Lo que
ción informática y a la revolución del mar al ciudadano es asegurarle el ac- parece ocultar esta perspectiva de
interior, se han desarrollado mode- ceso a los códigos de la modernidad, vinculación ciudadanía/consumo es la
los, imaginarios y narrativas de ciu- lo que en realidad significa preparar- lucha anterior y contemporánea al
dadanía acordes con el proceso que lo para la competencia o las habi- consumo, constitutiva del consumo,
se vive (representado por el concep- lidades requeridas en los trabajadores que marca a fuego en los cuerpos si-
to-trampa de «globalización»). En de las empresas organizadas según los tuaciones de significación y de pro-
casi todas hay un descenso de las nuevos modelos de producción. piedad material desiguales (antes que
formas públicas de ejercicio diferentes)9 .
de la ciudadanía y una pro-
puesta/impulso que elogia Lo que las narrativas de
el repliegue de su ejercicio ciudadanía hegemónicas pa-
hacia esferas, al menos, rece que escamotean es el
micropúblicas 8 . cruzamiento con cuestiones
que tienen relación con las
Vinculadas a la «so- identidades y su puesta en
ciedad mediatizada», han juego, y con los imaginarios
proliferado narrativas que de acceso y de ascenso
anudan acciones ciudadanas socioeconómico que se co-
clásicas con la situación de rresponderían con esas na-
receptores, audiencias y públi- rrativas. De allí que sea
cos (por sus capacidades ac- necesario volver a pensar
tivas, reflexivas y electivas) desde las mediaciones, des-
y que celebrando su autono- de la recomposición del pro-
mía en la nueva «democra- blema de la ciudadanía,
cia semiótica», no han ahora articulándolo con el
considerado el proceso cul- problema de las identidades.
tural complejo de produc-
ción de significados. Aquí
formar al ciudadano puede 4. Hacia una
bien reducirse, en las nue- narrativa
vas coordenadas, a una
poscolonial:
«educación para la recep-
ción»: una pedagogía que
alfabetizaciones
aliente la lectura o decodi- Iglesia barrio Usaquén. 3:00 p.m. M.A.C. posmodernas
ficación de los productos de críticas y
los medios. Uno de los modelos que adquie- formación
ren mayor fuerza es el de ciudadanía/ ciudadana
De la mano de las políticas consumo o de «ciudadanía consumi-
neoliberales ha ganado espacio la idea dora», que se sostiene en cierta En las coordenadas actuales, la
de un ciudadano usuario de servicios eufemización del conflicto: se habla pedagogía crítica adquiere el carácter
(Lechner, 1982; Paviglianitti, 1996). de «disputas» o «controversias» (que y la significación de una política cul-
Conjugadas aquéllas con los discur- da idea de relaciones argumentativas, tural que aliente una narratología
sos de organismos internacionales, se interacciones razonadas o con- poscolonial. Desde la perspectiva críti-
ha procurado conciliar democracia y trastaciones) y se trata de evitar la ca de la multiculturalidad, las diferen-
competencia: la ciudadanía se descri- lucha en la constitución del espacio cias significan el reconocimiento de
be en relación al «saber competen- público. En el consumo se ejerce y sujetos y saberes que se fraguan en

NÓMADAS 55
historias hendidas por relaciones de La narratología poscolonial debe- Informativa del periodista argentino
poder diferencialmente constituidas. rá dar cuenta de la acumulación na- desaparecido Rodolfo Walsh, en
Los saberes, las prácticas sociales y las rrativa como la capacidad local para cuanto pensó y puso en práctica for-
subjetividades se forjan dentro de es- acumular las historias del pasado per- mas de resemantización política en
feras culturales inconmensurables y mitiendo la continuidad con el pre- épocas de fuerte represión, y en cuan-
asimétricas. En lugar de construir sub- sente, es decir: a la posibilidad de to representó el papel clave de los
jetividades que simplemente se reafir- construir una historia. En este senti- cuerpos y la memoria. Una memoria
men como formas monádicas errantes do, la acumulación narrativa es una que se inscribe en el cuerpo, que a la
o atómicas de totalidad (facilitadas caja de herramientas que permite a vez está expuesto como signo por la
por la ética consumista y la lógica del los seres humanos trabajar en forma memoria y como signo viviente de la
mercado, que saturan las subjetivida- conjunta (cfr. Bruner, 1991). Y de- memoria; unos cuerpos como lugares
des) necesitamos cruzar las fronteras berá dar cuenta de los cuerpos, como de la resistencia, ya que lo que poten-
e ingresar en zonas de di- cia la resistencia no son
ferencia cultural, para sólo los recuerdos (fibra
encontrar formas de ha- de la memoria) sino la
blar desde fuera de los revelación de atropellos,
sistemas totalizantes, me- disciplinamientos, dispo-
diante la creación de sitivos inscriptos y come-
«identidades de borde» tidas contra/sobre los
(McLaren, 1993: 70-71). cuerpos.

La construcción de La idea de construir y


una narratología poscolo- formar un ciudadano gue-
nial ha de apostar a que rrero alude, en concreto,
los sectores persis- al desarrollo de esferas
tentemente dominados públicas democráticas,
cuestionen las historias como parte de la contien-
fabricadas para ellos y las da contra las situaciones
narrativas dominantes de de dominación y como
ciudadanía. Todos los Calle 82. 7:30 p.m. M.A.C. formas de participación
ámbitos y las prácticas activa en la lucha (polí-
educativas pueden ser des- lugares donde el significado se ins- tica) para crear condiciones necesa-
naturalizadas para (profanando los cribe. El entramado dramático entre rias para adquirir conocimientos.
sentidos que fueron consagrados) el cuerpo y la memoria constituye la Espacios de resignificación (en el
pensar y trabajar el potencial trans- referencia básica sobre la cual esta mundo-global) de la acción política
formador de esos ámbitos y prácticas. narrativa se construye. de nuestras comunidades y de la
Esta construcción narrativa puede resemantización operada desde el diá-
hablar, desde las identidades diferen- La relación entre alfabetizaciones logo. Espacios donde sea posible des-
tes, de la liberación, de la solidari- posmodernas críticas y formación ciu- naturalizar las construcciones
dad y de la esperanza, sin cerrar dadana nos ha llevado, en trabajos an- instituidas sobre la experiencia pro-
prematuramente el significado de la teriores (Huergo y Centeno, 1997), pia, dar nombre a las experiencias,
emancipación y la transformación. Y a proponer la construcción/forma- lo que significa leer el mundo y com-
puede hablar de una ciudadanía que ción de una ciudadanía guerrera que prender la politicidad de los límites
tome distancia de las clausuras de sen- representa una lectura cultural de la y las posibilidades que conforman la
tido sobre la «ciudadanía», y que se política (especialmente educativa) y dialéctica entre estructuras y acción.
comprenda no como condición de la de una lectura política de la cultura
lucha: es más bien la lucha la que (sobre todo escolar). La planteamos Queremos buscar, desde una
instaura y construye esta ciudadanía vinculada, más que a la guerrilla voluntad crítica, alfabetizaciones
poscolonial. semiológica, a la propuesta de Cadena posmodernas críticas, en cuanto a la

56 NÓMADAS
recepción, que contribuyan a poner Freinet, implica la paulatina con- drásticas en las percepciones, las sen-
en relación el aspecto material y dis- formación de una red de comuni- sibilidades, los imaginarios y las ex-
cursivo con la dimensión económi- cación e intercambio sociocultural pectativas de alcance colectivo;
co-cultural, desnaturalizando los y no sólo de entornos interactivos. identidades débiles o cambiantes re-
códigos que aparecen naturalizados, Red en la cual cada nodo nombre presentadas por nuevos, constantes y
reconociendo los mapas de significación, virtualmente un «cuerpo real», un proliferantes «modos de subje-
activando la producción de posiciones cuerpo concreto con sus condicio- tividad», que son efímeros y están
propias en la decodificación y alentan- nes materiales de orden histórico, disponibles ante situaciones de con-
do la formación de un ciudadano geográfico, sociocultural, económi- sumo, interactividad, uso y recepción
dialógico (donde el diálogo está ba- co y educativo. «Escribir para ser que los requieren.
sado en la diferencia o asimetría cul- leídos» es una aspiración por narrar-
tural -histórica y socialmente nos a partir de las propias luchas
construida-) y transforma- A modo de
dor. En este sentido, el conclusión
propósito es promover
una recepción/lectura críti- La investigación de
ca (comprensión más ac- las alfabetizaciones pos-
ción transformadora) de/ modernas nos permite
sobre el mundo. dar cuenta de las trans-
formaciones de las
Buscamos, además, percepciones, los imagi-
otros usos posibles de las narios, las acciones co-
redes de comunicación lectivas, los saberes,
(Internet y el correo producidas y mediadas
electrónico), que hacen por los medios y las nue-
del flaneur un potencial vas tecnologías, y que
ciudadano guerrero. En tienen como resultado
este sentido Internet, le- una modelación que de-
jos de representar un nominamos cultura
saber «secuestrado», Barrio Usaquén. 2:30 p.m. M.A.C.
mediática, que va im-
representa un saber que pregnando y otorgando
circula instalando la posibilidad de materiales por la identidad y la novedosos sentidos a las prácticas, los
los saberes y permitiendo no sólo dignidad, a partir de la memoria que eventos, los rituales y las rutinas co-
contactos, sino también encuen- amalgama las experiencias confor- tidianas. Pero esta investigación
tros, trabajo en equipo, nuevas for- mando una acumulación narrativa (y también pone en evidencia la emer-
mas de organización. Una no del archivo como almacén gencia en los escenarios educativos
alfabetización posmoderna crítica me- posmoderno que nos narra). de las persistentes pugnas culturales
diada tecnológicamente debe tener que han constituido y constituyen la
en cuenta dos dinamismos: la na- Pareciera que frente a los mode- trama histórico-social de nuestra
rración que expresa el conocimien- los de ciudadanía predominantes, las América Latina, y contribuye a per-
to de lo local en sus condiciones identidades han quedado atrapadas, cibir cómo se radicalizan en este con-
concretas y el intercambio con otras catexiadas en cierto sentido, al punto texto las dos significaciones centrales
narraciones a través de un medio. de que se pueda sostener la aparente que pueden atribuirse a la escuela: el
El conocimiento de lo concreto descomposición de las identidades, hecho de ser una maquinaria de
(como resultante de múltiples de- que se diluyen en formas cada vez más disciplinamiento a la vez que una
terminaciones -incluso la tecno- novedosas de consumo, de audi- microesfera pública.
lógica) es el requisito para escribir bilidad y hasta de redes informáticas.
la página. «Escribir para ser leídos», Pareciera que las identidades se ven Ambas cuestiones (más que las
que era el lema de la pedagogía erosionadas por reestructuraciones expectativas de eficacia y eficiencia

NÓMADAS 57
de la acción educativa, incluso fren- clase media, y los sectores populares su- 3 Con la noción de «campo de juego» tra-
burbanos. to de designar ciertas estructuras objeti-
te a los medios) son las que conver- vas (como indica el concepto de campo
gen en la crisis de la escuela como 2 La comunicación mediada por los medios en Bourdieu), pero con el agregado de que
se sustenta en cierto «aparecer del movi-
institución formadora de ciudadanos. miento». Thomas Hobbes, en sus estudios
son estructuras estructuradas y estruc-
turantes (en el sentido de Giddens), es
Desde este panorama conflictivo ne- sobre las representaciones, había diferen- decir: los actores están normalmente
cesitamos replantear la práctica edu- ciado entre movimiento y aparecer del estructurados por ellos pero contribuyen
movimiento. Este aparecer del movimien-
cativo/comunicacional, de manera to no se caracteriza tanto por la simula-
a estructurarlos en sus acciones. Además,
esas estructuras son escénicas, esto es: per-
que sea capaz de responder no solo a ción como por la virtualidad, que sin em- miten percibir acciones, posiciones, dis-
estas situaciones, sino también a los bargo marca en el cuerpo una nueva sen- cursos, roles que se ponen en juego y en
sibilidad (que en algunos casos hemos
modelos dominantes de ciudadanía conceptualizado como catexia del cuerpo
su interjuego manifiestan los dinamismos
que por lo general restringen y retar- de estructuración. El término juego pre-
y de la visión comunitaria, aunque parez- tende remitir al enjeu utilizado por
dan las posibilidades de articulación ca revitalizarse, con la comunicación Bourdieu como «puesta en juego» o en
mediada por los medios, cierta omnipre-
entre ciudadanía y autonomía de los sencia -virtual- de los cuerpos: en un cuer-
escena, o simplemente «juego» o «pues-
sujetos. ta» (Bourdieu, 1991).
po pueden darse representaciones de to-
dos los cuerpos). En este sentido la tele- 4 Particularmente en el escenario escolar,
Desarrollar un pensamiento y una visión, como dispositivo alfabetizador además, se visualiza cómo el drama de la
posmoderno, posibilita la representación resistencia (emparentado con el «drama
práctica educativo/comunicacional de lo compuesto en lo simple (capacidad del reconocimiento») está directamente
crítica, ha de significar hoy no sólo que Gottfried Leibniz otorgaba a la «mó- relacionado con el esfuerzo de incorporar
recomponer la trama de lo comuni- nada»); opera un anudamiento imagina- la «cultura callejera» al salón de clases
rio en lo inmediato e incomplejo de todo (McLaren, 1994b: 256). Las resistencias,
tario y de «des-erosionar» (des- lo fluyente. en ese caso, son formas de pelea en con-
catexiar10 ) los cuerpos que han sido Las representaciones disponibles para ac-
tra de que la escuela borre las identidades
considerados como «objetos maneja- callejeras; son luchas contra la vigilancia
tuar son como «fantasmas» que modifi- y el disciplinamiento de la pasión y el
bles» y susceptibles de ser marcados can el interior de los sujetos y que operan deseo.
por sentidos cristalizados, sino fun- como apariencias de mundo externo. Esas
representaciones disponibles, en la cul- 5 El concepto «episteme» está utilizado en
damentalmente construir en proce- tura mediática, están mediadas por los el sentido de Michel Foucault, como con-
so una ciudadanía cuyo sentido no medios. Su aprendizaje, caracterizado dición de posibilidad de todo conocimien-
debe clausurarse anticipadamente, como alfabetización posmoderna, no pue- to en una época cultural-histórica deter-
de ser homogéneo y uniforme; más bien minada.
sino que debe caracterizarse, cons- sigue las huellas de lo heterogéneo y lo
6 Con el término «pluralismo» se hizo re-
truirse y formarse como proceso de caótico y aparece como marca de la
ferencia en principio a la posibilidad de
lucha por la ciudadanía, en el que se polifonía mediática (aunque responda a
un orden económico-cultural dominan- convivencia social de culturas o
ponen en práctica las mediaciones te, obnubilado). subculturas diferentes, pero sometidas a
entre la(s) cultura(s) y una cultura dominante (al es-
tilo de las propuestas con-
la(s) política(s). servadoras). Con la crisis de los
proyectos de homogeneización
cultural y el reclamo de dere-
chos por parte de grupos mino-
ritarios y/o subordinados, el sos-
Citas tenimiento del pluralismo puso
de manifiesto un nuevo proble-
1 En ellas observamos el cru- ma: el de la gobernabilidad de
zamiento entre las alfabe- lo heterogéneo.
tizaciones posmodernas y la 7 La supuesta contradicción
cultura mediática, anali- entre autocontroles/dialectos,
zándolas como evento cul- por un lado, e ideas regulativas/
tural infantil. Reparamos monopolios transnacionales,
en secuencias, rutinas, ri- por otro, parece resolverse en
tuales, organización de es- una concepción de poder
pacios e interacciones, reticular, pero impregnado por
prácticas regladas o no, jue- la lógica de un mundo
gos, ritmos, regalos, «mundializado» que sea gober-
souvenirs, etc. Es posible nable/administrable.
observar sustanciales dife-
rencias entre los sectores 8 En el marco de la «sociedad
Calle 82. 4:30 p.m. M.A.C. mediatizada», las esferas
del centro de la ciudad, de

NÓMADAS 59
micropúblicas son aquellas donde cente- BETTETINI, G. y F. COLOMBO, Las nuevas ————, América profunda, Buenos Aires,
nares o miles de disputantes interactúan tecnologías de la comunicación, Barcelona, Bonum, 1986.
a nivel sub-Estado nacional (desde la Paidós, 1995.
charla de café, las Comunidades Eclesiales LECHNER, N., «Proyecto neoconservador y
de Base, las aulas escolares, las asociacio- BOURDIEU, P., El sentido práctico, Madrid, democracia», en: Revista Crítica y Uto-
nes conectadas con intereses minia- Taurus, 1991. pía, Nº 6, Buenos Aires, 1982.
turizados o hiperespecializados, etc.), BRUNER, J., «The narrative construction of LIPOVETSKY, G., La era del vacío, Barcelo-
(véase Keane, 1995). Reality», Critical Inquiry, Vol. 18, Nº 1, na, Anagrama, 1990.
9 La postulada «libertad» del consumidor 1991.
MCLAREN, P., «La educación en los bordes
frente al aumento de la oferta de bienes, CEPAL-UNESCO, Educación y conocimiento: del pensamiento moderno», en: Propues-
puede operar un doble encubrimiento: de eje de la transformación productiva con equi- ta educativa, Nº 7, Buenos Aires, Flacso-
la falta de posibilidad de elección frente dad, Santiago de Chile, Naciones Unidas, Miño y Dávila; entrevista de A. Puiggrós,
a la producción de las ofertas (que es encu- 1992. 1992.
bierta por la sobreabundancia de ofertas)
y de la exclusión o postergación de am- GARCÍA Canclini, N., Culturas híbridas, Bue- ————, Hacia una pedagogía crítica de la for-
plios sectores respecto del consumo, que nos Aires, Sudamericana, 1992a. mación de la identidad posmoderna, Paraná,
a su vez pone de manifiesto la falta de li- Facultad de Ciencias de la Educación de
————, «Los estudios sobre comunicación la UNER, 1993.
bertad y la desigualdad de oportunidades. y consumo», en: Revista Diá·logos de la
10 Etimológicamente, catexia (usado aquí Comunicación, Nº 32, Lima, 1992b. ————, Pedagogía crítica, resistencia cultural
como verbo) proviene de kat-exoysiáso, y la producción del deseo, Buenos Aires,
GENTILI, P. y T. da Silva, organizadores, Aique, 1994a.
que significa «ejercer o dominar uno so- Neoliberalismo, Qualidade total e Educaçao,
bre otro»; y más cercanamente de kat-exo: Petrópolis, Vozes, 1994. ————, La vida en las escuelas, México, Si-
«asir fuertemente, retener, contener, re- glo XXI, 1994b.
primir o impedir». En este sentido, el tér- HUERGO, J. y F. Centeno, «Alfabetizaciones
mino que introducimos des-catexiar podría posmodernas, espacios públicos y lucha ONG, W., Oralidad y escritura, México, F. C.
describirse como la acción de «liberar», por la ciudadanía», en: Comunicación/ E., 1993.
tanto con su carga psicoanalítica como Educación. Ámbitos, prácticas y perspecti-
vas, La Plata, Ediciones de Periodismo y PAVIGLIANITTI, N., «Ciudadanía y educa-
política. ción. Un recorrido histórico de sus
Comunicación, 1997.
concepciones», en: Revista Argentina de
KEANE, J., «Structural Transformations of the Educación, Nº 24, Buenos Aires, Asocia-
Public Sphere», en: The Communication ción de Graduados en Ciencias de la Edu-
Bibliografía Review, Nº 1, San Diego, University of cación, 1996.
California, 1995.
BANCO MUNDIAL, La educación superior en KUSCH, R., Geocultura del hombre americano,
América Latina. Cuestiones de eficiencia y Buenos Aires, García Cambeiro, 1976.
equidad, Washington, 1994.

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