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La cuestión de la filosofía latinoamericana

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Dante Ramaglia
Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina - CONICET
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el pensamiento filosófico
latinoamericano, del caribe
y “latino” (1300-2000)

historia, corrientes, temas y filósofos

editado por

enrique dussel
eduardo mendieta
carmen bohórquez
siglo xxi editores, s.a. de c.v.
CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310, MÉXICO, D.F.

siglo xxi editores, s.a.


GUATEMALA 4824, C1425BUP, BUENOS AIRES, ARGENTINA

siglo xxi de españa editores, s.a.


MENÉNDEZ PIDAL 3 BIS, 28036, MADRID, ESPAÑA

B1001
P45
2009 El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino”
(1300-2000) : historia, corrientes, temas y filósofos / editado
por Enrique Dussel, Eduardo Mendieta, Carmen Bohórquez. —
México : Siglo XXI : Centro de Cooperación Regional para la
Educación de Adultos en América Latina y el Caribe, 2009.
1117 p. — (Filosofía)

ISBN-13: 978-607-03-0128-5

1. Filosofía latinoamericana. I. Dussel, Enrique, ed.


II. Mendieta, Eduardo, ed. III. Bohórquez, Carmen, ed. IV. Ser.

primera edición, 2009


© siglo xxi editores
en coedición con el centro de cooperación
regional para la educación de adultos
en américa latina y el caribe (crefal)

isbn 978-607-03-0128-5

derechos reservados conforme a la ley


Impreso en mújica impresor, s.a. de c.v.
camelia núm. 4
col. el manto, iztapalapa

impreso y hecho en méxico / printed and made in mexico


7. LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA
Dante Ramaglia

La temática tratada en el siguiente trabajo se va a ir explicitándose en los debates sosteni-


centra en mostrar la articulación que se pre- dos en los diferentes momentos que se pre-
senta entre la filosofía latinoamericana y la sentan. Cabe aclarar que nos referimos úni-
historia de las ideas. Si bien éstos constituyen camente a la filosofía latinoamericana en el
ámbitos disciplinares que pueden considerar- sentido que asume de modo explícito la pro-
se en sus desarrollos específicos, es posible blemática específica de América Latina como
constatar la relación estrecha que existe en los objeto de reflexión. Esto significa que se con-
planteamientos que han promovido la cons- siderará en particular la producción filosófi-
titución de un pensamiento filosófico propio, ca que aborda la realidad histórica y social
según la interpretación realizada desde una de la región, lo cual lleva deja fuera otras ma-
historiografía ejercida igualmente con caracte- nifestaciones de la filosofía que no le han
rísticas particulares. A partir de la trayectoria dado prioridad a este enfoque. Precisamente,
que sigue esta línea de trabajo, que constituye uno de los principales caracteres distintivos
un modo fuertemente arraigado de encarar los de la filosofía latinoamericana es la tenden-
estudios filosóficos desde una perspectiva la- cia a la contextualización, de donde recibe
tinoamericana, puede comprenderse cómo se incluso sentido la posibilidad de hablar de la
han propuesto diferentes definiciones sobre la existencia de la misma, así como se refleja es-
filosofía, que tienen como referencia principal ta tendencia en el modo de encarar su histo-
las formas de interpretar sus vinculaciones con riografía. Otro aspecto propio de la reflexión
la dimensión histórica. En relación con este filosófica latinoamericanista es su enuncia-
problema, que viene tratándose renovadamen- ción de manera amplia como “pensamiento”,
te desde mediados del siglo XX hasta nuestros lo cual implica la inclusión de otras formas
días, se ponen de relieve los momentos princi- de expresión de la filosofía entre nosotros,
pales que han marcado la discusión en torno a que no se reducen al discurso filosófico en
la configuración del pensamiento latinoame- sentido estricto. Por este motivo, la riqueza y
ricano y su tratamiento historiográfico. En las peculiaridades del pensamiento filosófico
este sentido se dan a conocer autores y obras latinoamericano resultan mejor comprendi-
que revisten una relevancia particular, aunque das desde la historia de las ideas, desde la
no se intenta describir en forma pormenoriza- cual se ha abordado preferentemente su tra-
da la cuantiosa producción escrita en relación tamiento historiográfico, en lugar de hacerlo
con esta cuestión, lo cual excedía los límites y a partir de la historia de la filosofía en el sen-
el enfoque contemplados en este artículo. En tido tradicional.
especial se considera la significación que tie-
nen algunas proposiciones centrales de los
debates teóricos que se han venido desarro- LA CONSTITUCIÓN DE LA HISTORIA DE LAS IDEAS
llando en torno a las modalidades adoptadas Y LA FILOSOFÍA DE LO AMERICANO
por la filosofía y la historia de las ideas latino-
americanas. Los antecedentes del quehacer historiográfi-
Tal como se evidenciará en el desarrollo co relativo a la historia de las ideas pueden
de la exposición, la misma delimitación con- ya encontrarse en ejemplos aislados desde la
ceptual acerca de la filosofía latinoamericana etapa colonial, y especialmente durante la se-

[377]
378 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

gunda mitad del siglo XIX.1 Asimismo, se en- irrupción de la revolución mexicana. En Ar-
cuentran con anterioridad en relación con el gentina se presenta un giro similar hacia el
pensamiento filosófico latinoamericano, tal centenario de 1910. Aun cuando allí el na-
como lo testimonia la diversidad de expresio- cionalismo cultural adopta distintos significa-
nes que provienen del periodo prehispánico, dos ideológicos, puede verificarse que repre-
pasan por los periodos de la colonia y la inde- senta un momento de reafirmación identitaria
pendencia, hasta llegar a la actualidad. No y emergencia social que se prolongaría de mo-
obstante, la consideración de la problemáti- do conflictivo en los años siguientes. Durante
ca específica del significado que reviste la fi- ese periodo van a presentarse ya planteamien-
losofía latinoamericana vinculada a su re- tos acerca de una filosofía propia y los prime-
construcción historiográfica constituye una ros trabajos historiográficos referidos al caso
cuestión que cobra relevancia a lo largo del argentino, que dan a conocer respectivamente
siglo XX, donde pueden ubicarse distintas eta- Alejandro Korn (1860-1936) y José Ingenieros
pas significativas. (1877-1925).
Como ha sido frecuentemente reconocido, Sin duda las manifestaciones de la indaga-
el momento fundacional para la constitución ción acerca de las características particulares
de la historia de las ideas como disciplina tie- de nuestro pensamiento, incluidas en la consi-
ne lugar hacia la década de los cuarenta, con deración de la problemática más amplia de
la influencia que ejercen dos españoles ameri- sus relaciones con la cultura y la historia, ve-
canos: José Gaos (1900-1969) en México y nían desarrollándose en otros países latino-
Francisco Romero (1891-1962) en Argentina. americanos, impulsadas en buena medida por
A partir de esa década se da inicio a un pro- los escritores que se agruparon hacia princi-
grama sistemático de recuperación de nuestro pios del siglo XX en el amplio movimiento del
pasado filosófico que implica también el cues- arielismo, inspirándose en la obra del urugua-
tionamiento acerca de los alcances que posee yo José Enrique Rodó (1871-1917). Otro ejem-
la misma concepción acerca de la filosofía plo indicativo de una actitud de valoración
producida en el continente. La tarea empren- hacia lo autóctono, específicamente haciéndo-
dida por ambos en sus respectivos países de se eco de las reivindicaciones indígenas, es el
residencia supone también un clima previo que se da en Perú con la producción teórica de
que se había venido gestando en el plano cul- José Carlos Mariátegui (1894-1928). Igualmen-
tural y social. te puede observarse que, desde el punto de
Gaos mismo daba cuenta de este fermento vista específico, y de cierto modo más restrin-
intelectual cuando al poco tiempo de haber gido, de la articulación de la tarea historio-
llegado a México en 1939 comentaba la reedi- gráfica con la reflexión filosófica, la cual ad-
ción del ensayo de Samuel Ramos, El perfil del quiere un carácter profesional a partir de su
hombre y la cultura en México (1934). En am- consolidación institucional en las décadas de
bos es también visible la influencia que ejerce los treinta y los cuarenta, van a tener una de-
el filósofo español José Ortega y Gasset (1883- cidida gravitación las conexiones que irían
1955) con sus tesis sobre la relación entre ra- estableciéndose a nivel continental entre los
zón histórica y circunstancias. Tanto esta obra grupos intelectuales que se constituyen en Mé-
de Ramos (1897-1959) como su estudio sobre xico y Argentina en torno a los magisterios de
Historia de la filosofía en México (1943), se ins- Gaos y Romero.
criben, junto a la iniciada por otros pensado- Uno de los debates que se abre ya a partir
res pertenecientes al Ateneo de la Juventud, de esa primera etapa es el referido a la posibi-
como Antonio Caso (1883-1946) y José Vas- lidad de sustentar la existencia de una filoso-
concelos (1882-1959), en la preocupación por fía latinoamericana, cuestión que se encuen-
precisar una “filosofía de lo mexicano”. No tra condicionada por la comprensión que se
menos significativo es el hecho de que esta re- plantea de la filosofía en general. Desde un
valoración de la búsqueda de una especifici- modelo academicista, que se mantiene hasta
dad nacional se había anunciado desde la nuestros días, la reflexión filosófica se reviste
de una universalidad abstracta de carácter
1
Acerca de los antecedentes y trayectoria de la histo- eurocéntrico, en la que no tiene cabida una ex-
ria de las ideas en América Latina puede consultarse Ar- presión particular con sentido afirmativo, tal
dao, A. 1987, pp. 97-109; Roig, A.A., 1991b, pp. 11-22. como lo proponían quienes empiezan a plan-
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 379

tear esta última posibilidad. Sobre el trasfon- ción historiográfica desde la que se ensayan
do de estos modos diferentes de concebir la diversas interpretaciones para sustentar las
filosofía se desenvuelven las discusiones ini- tesis esbozadas acerca de nuestra filosofía,
ciales sobre la autenticidad, y cierta origina- asumiendo igualmente un carácter prospecti-
lidad o su ausencia, que podría presentar el vo acerca del modo como ésta debería encau-
cultivo de esta disciplina en el ámbito lati- zarse en el futuro.
noamericano. Entre las cuestiones nominales En relación con estos tópicos las respuestas
que comienzan a plantearse a partir de estas que van a dar Romero y Gaos son diferentes.
posturas se encuentra la referida al hecho de Para Romero el objetivo que debía orientar la
si es posible hablar de una filosofía de o sólo labor filosófica en América Latina era “acortar
de una filosofía en América Latina. En el pri- distancias” con Europa, antes que inclinarse a
mer caso, comprendiendo que el de hace refe- la búsqueda de una especificidad cultural. Tal
rencia a su sentido tanto subjetivo como obje- como lo refleja en uno de los pocos libros que
tivo, se trata de reconocer la existencia de un dedica a esta temática, Sobre la filosofía en
filosofar ejercido por los latinoamericanos, y América (1952), las tendencias más significa-
que posee una singularidad en relación con tivas que reconoce en el momento contem-
los temas que son abordados. Bajo la segunda poráneo son las que instauran a partir de la
expresión —que acentúa la preposición en— reacción contra el positivismo la tarea filosófi-
se entiende que la filosofía se ocupa de temas ca en su sentido más académico y universalis-
universales que hasta ahora no habían alcan- ta. Para la consideración de este proceso, que
zado un desarrollo sistemático entre nosotros, describe desde su perspectiva particular, va a
debido a lo cual podía únicamente constatarse proponer la categoría historiográfica de “fun-
su presencia y aspirar al cultivo de esa vertien- dadores”, que son quienes sientan las bases
te universalista, procedente del pensamiento para el desarrollo siguiente de una filosofía
occidental, en nuestras tradiciones filosóficas, profesional y rigurosa, junto con la noción
a las que no se les otorga por esto ningún gra- complementaria de “normalización”, por la
do de originalidad. que aquélla se contempla como una actividad
En referencia a este debate, que persiste a cultural difundida y con reglas definidas para
lo largo de un tiempo prolongado, cabe acla- su ejercicio, lo que en otros términos podría-
rar que se establecen una serie de matices di- mos caracterizar bajo la noción de autonomía,
ferenciadores y superadores, a través de los que en Romero supone en última instancia
cuales se van a ir delimitando las definiciones una desvinculación del ámbito de lo político.
en torno a la filosofía latinoamericana, que Respecto a la historiografía, Romero dis-
permitieron dar lugar a su afianzamiento y tingue entre la historia de la filosofía, que se
desarrollo posterior. Por cierto que no siem- ocupa de la significación estrictamente filosó-
pre se llevan al extremo los argumentos, ni se fica de las ideas, según una finalidad propia y
desenvuelve de modo tan esquemático la cues- un desarrollo endógeno de las doctrinas y sis-
tión de la posibilidad de un pensamiento filo- temas, y la historia de las ideas, que atiende
sófico propio que, por otra parte, no se entien- preferentemente a la significación de lo ideo-
de en principio desvinculado de una filosofía lógico en su generalización dentro de una co-
con sentido universal. En el marco de las dis- munidad histórica. Si bien la concepción sub-
cusiones iniciales se van a ir clarificando los yacente de cuño academicista otorga primacía
alcances de la denominación y significado del a la historia de la filosofía por considerar que
mismo, que en líneas generales se designa representa la “producción original”, no deja
aquí con el adjetivo de “latinoamericano”, uti- de advertir que la historia de las ideas tiene
lizado de modo más frecuente con un carácter importancia para entender los procesos histó-
inclusivo de las diversas regiones y culturas ricos que se dieron en nuestros países.
del subcontinente, pero que también recibe En consecuencia, la obra de Francisco Ro-
otras expresiones que denotan perspectivas mero no sería tan significativa desde el punto
distintas como “americano”, “hispanoameri- de vista de su alusión a la problemática par-
cano”, “iberoamericano”, “indoamericano” o, ticular referida a América Latina, sobre la cual
en su forma más abarcativa “nuestroamerica- no se ocupa mayormente de teorizar desde la
no” o “de nuestra América”. En su caracteriza- filosofía o la historiografía, sino que aborda
ción incide, además, la tarea de reconstruc- en sus escritos temas generales, o de una filo-
380 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

sofía “pura”, sin reparar demasiado en su con- to hispanoamericano. Entiende que esto se
textualización. Sin embargo, tuvo un papel evidencia respecto a su contenido, que había
destacado en la articulación de los esfuerzos privilegiado los problemas sociopolíticos aso-
que venían llevando adelante diferentes gru- ciados a la formación de las nacionalidades,
pos dedicados a la actividad filosófica en el hecho que se traduce en el cultivo de una filo-
continente, a través de una tarea de promo- sofía eminentemente práctica en desmedro de
ción cultural por la que alienta el examen de las preocupaciones metafísicas o abstractas.
la propia historia filosófica, difunde estudios y También se distingue una forma de expresión
libros publicados en Argentina y otros países, ligada al ensayo, al artículo periodístico, al dis-
a la vez que concreta proyectos editoriales de curso más cercano a lo literario antes que a lo
importancia para un conocimiento actualiza- filosófico de carácter más sistemático.
do de la filosofía; establece vínculos entre in- Para captar la modalidad singular de nues-
vestigadores y coordina congresos y reuniones, tra filosofía sugiere Gaos el empleo de una
tarea en la que involucraría a un conjunto de noción ampliada que identifica como pensa-
colegas y discípulos cercanos a él (Romero, F., miento: “[…] que no tiene por fondo los obje-
1952b, 1953). tos sistemáticos y trascendentes de la filosofía,
La respuesta esbozada por José Gaos im- sino objetos inmanentes, humanos, que por la
plicaría una comprensión distinta que contri- propia naturaleza de las cosas, históricas és-
buye a promover los posteriores desarrollos tas, no se presentan como los eternos temas
que experimentan la filosofía y la historia de posibles de un sistema, sino como problemas
las ideas, tanto en México como a nivel conti- de circunstancias, es decir, de las de lugar y
nental. El marco en que se van gestando las tiempo más inmediatas, y, por lo mismo, como
concepciones sobre estos campos disciplina- problemas de resolución urgente” (Gaos, J,
rios lo constituye el seminario que él dirige en 1944). El pensamiento y la lengua con que se
El Colegio de México en la década de los cua- expresa se especializan así según las naciona-
renta, donde participa y se forma un conjunto lidades, motivo por el cual, considera Gaos,
de intelectuales que se destacan en los años en Hispanoamérica había prevalecido, por su
siguientes. Según Gaos, la historia de las ideas carácter inmanente, una filosofía política, di-
contiene una forma de saber de mayor ampli- rigida principalmente a resolver los proble-
tud que incluye a la historia de la filosofía, la mas de la realidad inmediata. A partir de los
cual representa un modo de practicar esta úl- procesos de independencia hasta su época,
tima, que resulta legítimo en tanto que el estu- considera que se podía constatar ya la existen-
dio de las ideas filosóficas debe atender a las cia de un pensamiento de América, con origi-
circunstancias en que se presentan. Desde es- nalidad e importancia histórica.
ta perspectiva igualmente cobra sentido y re- Mediante esta perspectiva se abría una vía
levancia la indagación del pasado filosófico para afirmar y valorar la producción filosófica
que emprende en Pensamiento de lengua espa- latinoamericana, en tanto que la misma se in-
ñola (1945) y continúa luego en otro de sus li- terpreta en relación con su situación histórica.
bros fundamentales en relación con esta te- El programa propuesto por Gaos, que se basa
mática: En torno a la filosofía mexicana (1952) en la tesis de recuperar las circunstancias, im-
(Gaos, J., 1945, 1980). plica el examen de la significación social y po-
Precisamente en ellos va a postular una se- lítica que alcanzan ciertas ideas en el devenir
rie de consideraciones sobre la posibilidad de histórico de América Latina. De ese modo, las
hablar de una filosofía de México, que podrían diversas formas de manifestación de ese pen-
extenderse al conjunto de las naciones latino- samiento consisten en las respuestas que se
americanas. Del ejercicio de revisión histórica han dado frente a determinadas circunstan-
de ese pasado filosófico concluye la existencia cias. Asimismo, insiste en que la reconstruc-
de un pensamiento con una relativa origina- ción de ese pasado se hace siempre desde un
lidad, que deviene principalmente de la inser- presente y —siguiendo a Ortega y Gasset—
ción de las ideas y los sujetos que las detentan, desde la “razón y sensibilidad vital” que tiene
en el horizonte dado por las circunstancias es- arraigo en una cultura particular. El marco
pecíficas americanas. En última instancia es teórico para abordar el pensamiento latino-
la realidad histórica la que confiere caracteres americano y su historiografía es el que ofrece
determinados al filosofar ejercido en el ámbi- la renovación propiciada por el historicismo
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 381

contemporáneo, el que, según Gaos lo recono- precursora que llevan adelante especialistas
ce, posee sus antecedentes en el programa ela- procedentes en su mayor parte del campo de la
borado por el romanticismo decimonónico, filosofía, va a concretarse la publicación de
en particular en las proposiciones en torno a ensayos historiográficos —de distintas nacio-
la filosofía americana que había esbozado nalidades del continente— sobre el desarrollo
Juan Bautista Alberdi (1811-1884) para un de las ideas. De este modo se empezó a contar
curso universitario dado durante su exilio en con historias confiables que registraron la tra-
Montevideo en 1840.2 yectoria filosófica que se había seguido en Bra-
La línea de interpretación iniciada por Gaos sil, Bolivia, Uruguay, Colombia, Cuba, Vene-
se retoma en un conjunto de intelectuales que zuela, México, Perú, Argentina y otros países,
en las décadas siguientes van a impulsar el así como se empezaron a postular interpreta-
estudio de la historia de las ideas y lo que se ciones de conjunto sobre el significado que
denomina en principio como “filosofía de lo reviste la filosofía latinoamericana.4
americano”, comprendidas en su interrelación. La tarea de difundir y organizar los traba-
El afianzamiento de esta corriente filosófica e jos historiográficos que venían realizándose
historiográfica, que Arturo Ardao (1912-2003) en distintos centros de investigación de Amé-
ha caracterizado como movimiento historicis- rica Latina y el Caribe se ve reflejada en el Pri-
ta,3 va a producirse aproximadamente entre mer seminario de historia de las ideas en Amé-
1940 y 1960. Aparte de la orientación teórica rica, llevado a cabo en Puerto Rico en 1956.
misma, que contribuye a un avance significa- En el mismo participaron representantes de
tivo de la constitución del pensamiento latino- las distintas comisiones nacionales para el es-
americano a través de su consideración histó- tudio de la historia de las ideas, que tuvieron
rica, es posible observar que en este periodo la posibilidad de exponer los avances y resul-
comienzan a articularse los trabajos empren- tados alcanzados por cada país, de fijar crite-
didos por conjuntos de investigadores de dis- rios comunes y recomendaciones generales pa-
tintos lugares de América Latina. ra continuar con un proyecto conjunto.5
En este sentido, se destaca la labor que de- Sin duda el afianzamiento institucional que
sarrolla el filósofo mexicano Leopoldo Zea adquieren los estudios filosóficos hacia esa
(1912-2004), quien había asistido al seminario época influye en la constitución de este movi-
que dirige Gaos y jugará un papel crucial en la miento. En cada universidad se comienza a
formación de este movimiento. A partir de un promover el cultivo de la historia de las ideas,
viaje de estudios que lo lleva a recorrer varios motivo por el cual las ideas filosóficas se atien-
países latinoamericanos entre 1945 y 1946, Zea
contacta a intelectuales que venían trabajan- 4
Leopoldo Zea, en el prólogo de su libro Filosofía de
do en un sentido similar. La convocatoria a un la historia americana (1987), comenta sobre este proyec-
proyecto conjunto tendrá ocasión cuando di- to dedicado a las historias de las ideas nacionales y a las
rige el Comité de Historia de las Ideas, creado publicaciones que venían realizándose desde la década
en 1947, a instancias del Instituto Paname- de los cincuenta, en su mayoría a través del Fondo de
Cultura Económica, entre las cuales menciona a Arturo
ricano de Geografía e Historia, con sede en
Ardao, La filosofía en el Uruguay en el siglo XX; Guiller-
México. El comité presidido por Zea colabora mo Francovich, El pensamiento boliviano en el siglo XX;
en la coordinación y promoción de los traba- João Cruz Costa, Esbozo de una historia de las ideas en el
jos llevados a cabo por otros centros autóno- Brasil; José Luis Romero, El desarrollo de las ideas en la
mos dedicados a la investigación en historia sociedad argentina del siglo XX; Rafael Heliodoro Valle,
de las ideas, ya existentes o que se estaban Historia de las ideas contemporáneas en Centroamérica;
Angélica Mendoza, Panorama de las ideas contemporá-
constituyendo en la región. Mediante la tarea
neas en los Estados Unidos; Augusto Salazar Bondy, His-
toria de las ideas en el Perú contemporáneo, y Jaime Jara-
millo Uribe, El pensamiento colombiano en el siglo XIX.
2 5
Ese texto de Alberdi ha sido considerado por Gaos La síntesis de las sesiones y las ponencias presenta-
y otros autores, como Ardao, Zea, y Roig, como progra- das en el Seminario de Puerto Rico se encuentra en una
ma fundacional del pensamiento filosófico latinoameri- publicación que nace a instancias del mismo: la Revista
cano (Alberdi, J.B., 1900, pp. 601-619). de Historia de las Ideas, núm. 1, Quito, 1959. Seguimos
3
El uruguayo Arturo Ardao, quien ha participado la reproducción facsimilar de los dos primeros núme-
desde un comienzo en este movimiento historiográfico, ros, en Colección de Revistas Ecuatorianas, Quito, Ban-
lo expone detalladamente en sus implicaciones concep- co Central del Ecuador, 1984, con estudio introductorio
tuales en Ardao, A., 1963, pp. 63-103. de Arturo Roig.
382 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

den preferentemente desde esta última disci- poseen las ideas estudiadas en su contexto
plina. En este sentido, se registran diferentes histórico; y, por último, 6] La posibilidad de
acentos en los trabajos históricos ensayados, afirmar la condición de latinoamericana de la
ya sea que en algunos casos se tome como filosofía es remitida a la historicidad de los su-
objeto la filosofía desarrollada en el ámbito jetos dentro de una comunidad cultural.
universitario, para leer desde allí sus deriva- De acuerdo con los aspectos mencionados,
ciones en otros espacios de saberes y prácti- cabe remarcar el desplazamiento que va a rea-
cas, reservando una cierta función directiva lizarse a partir de que se ponga el acento en la
al saber filosófico, o que en otros casos se tra- consideración social de las ideas, lo cual lleva
te de atender las ideas filosóficas en sus co- a reconocer la inserción del pensamiento filo-
nexiones con lo social, lo político y lo pedagó- sófico en otros ámbitos, con su operatividad
gico. En consecuencia, resultaría necesario en el terreno práctico, con respecto a una com-
establecer un deslinde de la historia de las prensión del mismo que se limita al desarrollo
ideas, que sin más se identifican con las filo- endógeno de las teorías y sistemas que cons-
sóficas, respecto a otro tipo de historiogra- tituye el objeto excluyente de una historia de
fías que se ocupan, por ejemplo, de los cam- la filosofía en el sentido tradicional. También
pos político, sociológico, económico, literario puede observarse la paulatina corrección efec-
o cultural. En relación con este problema me- tuada en relación con una historia filosófica
todológico, sobre el cual se han brindado dis- idealista que tiende a la descontextualización,
tintas posiciones, va a presentarse la necesi- para postular, en cambio, desde una perspec-
dad de establecer correlaciones que permitan tiva historicista, la relación que guardan las
captar el sentido de las ideas filosóficas en su ideas con las circunstancias en que éstas son
inserción en una totalidad social. Para lograr formuladas por sujetos que construyen así su
este tipo de comprensión más general contri- propia historia.
buyen, además, las perspectivas que aportan Desde este punto de vista se sustenta un de-
las líneas de investigación interdisciplinarias terminado modo de tratar las problemáticas
que se generan en centros de estudios latino- de la originalidad, la autenticidad o la identi-
americanos que empiezan a fundarse a nivel dad cultural, que constituían los ejes principa-
continental. les de debate para la filosofía latinoamericana
Dejando de lado las diferentes posiciones en ese momento. La consideración se traslada
que se irían explicitando de acuerdo con la desde los planteamientos negativos que sólo
evolución seguida en este periodo por la co- contemplan el carácter de imitación o copia
rriente historicista, que puede desdoblarse en respecto a la cultura filosófica europea, susten-
una etapa fundacional y en su posterior con- tados mayormente en el supuesto “complejo
solidación, cabe mencionar sintéticamente las de inferioridad” de los latinoamericanos, la va-
siguientes características distintivas: 1] A par- loración de aspectos singulares que posee el
tir de los desarrollos alcanzados por la histo- pensamiento filosófico entre nosotros. Esta
ria de las ideas en la región, se avanza hacia la postura, que se desprende del movimiento his-
afirmación de una filosofía propia que se re- toricista, asociada en su etapa inicial al cir-
conoce en ese pasado ideológico; 2] La pos- cunstancialismo, viene a afirmar que si del
tulación de una tradición filosófica latino- examen de las corrientes de ideas que se suce-
americanista se contempla como contribución den en América Latina —escolástica, Ilustra-
desde un proceso de autoconciencia y autoafir- ción, romanticismo, positivismo, antipositivis-
mación a un proyecto de unidad continental; mo, entre las principales— podía concluirse
3] El reconocimiento de la inserción local de en la asimilación de doctrinas originadas en
las ideas filosóficas no excluye su universali- Europa, ello se había realizado desde la adop-
dad, sino que tiende a ubicar el lugar de Amé- ción y adaptación crítica que supone su incor-
rica Latina en Occidente y las relaciones man- poración desde una determinada situación
tenidas con la cultura europea; 4] Se postula histórica y social. Igualmente, esta tendencia
una noción ampliada de filosofía que permite que se reconocía en nuestro pasado ideológico
reconstruir la diversidad de las manifesta- estaba siendo corregida por la dirección filosó-
ciones expresivas que no se restringen a un fica presente, que toma como objeto de estudio
modelo discursivo; 5] Se procura considerar al hombre, la historia y la cultura de nuestra
especialmente el origen y función social que América. En todo caso, desde este pensamien-
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 383

to enraizado en lo propio, entendido como fi- independencia política. Una perspectiva simi-
losofía de lo americano, se esperaba hacer un lar ensaya luego Zea para interpretar las co-
aporte a la cultura filosófica universal. Estas rrientes filosóficas del romanticismo y el po-
primeras respuestas que se dan desde el histori- sitivismo, que habían sustentado desde un
cismo circunstancialista contribuyeron a pro- punto de vista ideológico la construcción de las
mover estudios que valoraron las manifes- nacionalidades latinoamericanas.
taciones filosóficas latinoamericanas, si bien De tal aproximación historiográfica se des-
contenían limitaciones metodológicas y teóri- prende, en primera instancia, la constatación
cas que serían puestas en evidencia en un mo- de la singularidad de las ideas esgrimidas en el
mento posterior. Aparte de lo discutible del pasado, que conforma asimismo el motivo que
reduccionismo psicologista, que implica la no- guía el pensamiento latinoamericano contem-
ción de imitación derivada de un sentimiento poráneo: “Este filosofar —afirma Zea—, a dife-
de inferioridad, trasladada al ámbito de la pro- rencia de la llamada filosofía universal, tiene
ducción cultural sin mediar otros factores ex- como punto de partida la pregunta por lo con-
plicativos, se mantiene en general una consi- creto, por lo peculiar, por lo original en Améri-
deración de la universalidad que proviene del ca. Sus grandes temas los forman preguntas
logos occidental, en relación con el cual única- sobre la posibilidad de una cultura americana;
mente se da una recepción local que carece preguntas sobre la posibilidad de una filosofía
por esto de un verdadero carácter de creación. americana, o preguntas sobre la esencia del
En la obra desarrollada por Leopodo Zea hombre americano”. Aclara más adelante que
se presentan algunos de los presupuestos an- ésta consiste justamente en una vía para llegar
teriores, al mismo tiempo que se avanza hacia a la universalidad: “Y, aunque parezca una pa-
posibles respuestas superadoras. Los prime- radoja, esa misma pregunta por lo que le es
ros trabajos publicados por él resultan pa- peculiar, es una pregunta que tiende al conoci-
radigmáticos respecto al nuevo enfoque pro- miento de lo que tiene de universal, esto es, de
puesto para la historia de las ideas, al remarcar común con todos los hombres. La peculiaridad
las proyecciones sociales y políticas que con- buscada es la de su humanidad, la de aquello
tienen las corrientes filosóficas del siglo XIX, que le hace ser un hombre entre hombres; no el
estudiadas en primera instancia en el caso hombre por excelencia, sino el hombre concre-
mexicano y luego en el conjunto de Latino- to, el hombre de carne y hueso que es, y sólo
américa.6 Cuando Zea aborda el destacado puede ser, el hombre en cualquier lugar del
papel que había cumplido la corriente positi- mundo, con independencia de su situación o,
vista en México, va a dedicarse especialmente mejor dicho, a causa de esa misma situación,
a mostrar los rasgos diferenciales que posee que es lo peculiar a todos los hombres” (Zea,
con respecto al positivismo europeo. Su expli- L., 1965, pp. 33-34). En consecuencia, el punto
cación recae en las características distintas de de partida de la filosofía está en la afirmación
la estructura social a la que responde la con- de la propia humanidad, entendida histórica-
formación de la burguesía mexicana, lo cual mente en relación con la particularidad que
se refleja en los contenidos ideológicos deriva- proviene de lo nacional y lo latinoamericano,
dos de la filosofía positivista. En lugar de la pero en cuanto se refiere al hombre concreto,
tendencia conservadora frente a la revolución no deja de proyectarse hacia lo universal.
francesa que representa la formulación del Los supuestos que contiene su interpreta-
positivismo francés, para el caso mexicano se ción historiográfica van a dar lugar en sus es-
adopta durante la ascendencia del liberalis- critos siguientes a la postulación de una filoso-
mo, que la erige como ideología para lograr fía de la historia, que constituye un núcleo
una emancipación mental que completara la central de la producción teórica de Zea. En la
lectura que se ofrece de la historia de las ideas
se encuentran incorporadas una serie de con-
6
Nos referimos especialmente a las siguientes obras cepciones generales acerca de su desarrollo,
historiográficas de Leopoldo Zea, publicadas por El Co- que se harían explícitas en las obras publicadas
legio de México: El positivismo en México (1943), Apogeo
con posterioridad.7 Cabe aclarar que este pasa-
y decadencia del positivismo en México (1944), y Dos eta-
pas del pensamiento en Hispanoamérica (1949). Esta úl-
7
tima obra se reedita luego en forma ampliada con el tí- Entre las obras referidas a la reflexión filosófica so-
tulo de El pensamiento latinoamericano (1965). bre la historia en Leopoldo Zea citamos algunas de las
384 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

je temático, si bien responde a las derivaciones cambiar, así como la forma de realizar tal
que surgen de la propia trayectoria seguida cambio. Tal es la conciencia que se hace ex-
por Zea, muestran un desplazamiento concep- presa en lo que ya se designó como filosofía
tual y metodológico, desde el historicismo cir- latinoamericana. La filosofía propia, auténti-
cunstancialista y la sociología del conocimien- ca, del hombre de esta América que toma con-
to, que son recurrentes en la tarea relativa a la ciencia de su realidad. Autenticidad que no
historia de las ideas, hasta los planteamientos será afectada por el hecho de que se hayan
dialécticos vinculados a la recepción crítica del adoptado unas determinadas ideas, supuesta-
pensamiento hegeliano, que son aplicados para mente ajenas a la realidad de esta América”
la interpretación filosófica de esa historia. (Zea, L., 1987, p. 17). En la cita anterior pue-
Siguiendo una sugerencia de su maestro den observarse las conclusiones que se des-
Gaos en relación con la posibilidad de captar la prenden de la interpretación filosófica que se
lógica que subyace a la descripción realizada elabora en torno a la historiografía que venía
del acontecer histórico del pensamiento lati- siendo desarrollada en el continente, aun
noamericano, el filósofo mexicano reconoce cuando ya se incorporan problemáticas como
la tendencia a la adopción de ideas y modelos la de la dependencia que, como veremos lue-
extranjeros como el resultado de la necesidad go, constituyen uno de los debates que se
de deshacerse del pasado mismo para reha- plantean con intensidad a partir de los reajus-
cerse según un presente extraño. Producto de tes conceptuales producidos en la década de
la negativa a incorporar una realidad que se los setenta.
considera impropia y ajena, incluido el propio Por medio de la caracterización que propo-
pasado en que se había gestado esa realidad, ne Zea del desarrollo dialéctico no superador
la filosofía de la historia seguida en Latino- evidenciado durante el transcurso de la histo-
américa representa lo contrario a la concep- ria de América Latina, trata de demostrar la
ción hegeliana que acentúa la superación dia- existencia de lo que considera como la yuxta-
léctica. Esta última concepción filosófica, que posición de diferentes proyectos. En el mo-
corresponde a la historia europea u occiden- mento de la independencia se había produ-
tal, comprende la asimilación como la forma cido una afirmación de los americanos, que
de incorporar el pasado como instrumento del frente a la colonización formulan un primer
presente y el futuro. La referencia a la filosofía movimiento autoconsciente en el proyecto li-
de Hegel implica tomar como objetivo para bertario, ejemplificado en la figura del liberta-
América Latina la apropiación y cancelación dor Simón Bolívar y su utopía de una nación
del pasado a través de un movimiento de toma común americana que consagrara la libertad
de conciencia del mismo que lleva a no volver de pueblos y hombres. Pero este primer pro-
a reiterarlo. Precisamente, la noción de con- yecto de los criollos ilustrados va a depender
ciencia constituye un concepto central de la de la imitación de las constituciones de las na-
propuesta filosófica de Zea, la cual es entendi- ciones avanzadas, que choca con la realidad
da básicamente como autoconciencia históri- de las jóvenes repúblicas cuando se precipitan
ca que debía alcanzarse a partir de la reflexión en las guerras civiles. El intento de enderezar
sobre los materiales que proporciona la histo- la dirección regresiva de las naciones hispano-
ria de las ideas: “Por ello, tomar conciencia de americanas será luego encarado por una ge-
la lógica que ha dado origen a tales esfuerzos neración siguiente que se fija como meta la
implicará también, captar el sentido de la rea- “emancipación mental”, tal como es plantea-
lidad que se quiere negar. Una realidad forma- da por Juan B. Alberdi, Domingo F. Sarmien-
da tanto por lo que se quiere negar, como por to, José Lastarria, Francisco Bilbao y otros.
lo que se quiere, o se quiso, alcanzar a lo largo El proyecto civilizador partía de un rechazo de
de esta historia de adopciones de ideas. His- la cultura colonial para alcanzar una cultura
toria, decíamos, cuyo hilo conductor lo ofrece americana, que implica además un plan de re-
la conciencia de dependencia, que se quiere forma que acepta la condición de subordi-
nación frente a la hegemonía ejercida por las
potencias imperiales de turno.
más representativas: Zea, L., 1953, 1957, 1976b, 1978.
Este último texto constituye uno de los aportes más rele- El problema básico detectado por Zea en la
vantes del autor sobre esta temática, que aquí comenta- reconstrucción histórica de los proyectos que
mos según la segunda edición de 1987 citada. se suceden es la ausencia de una integración
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 385

que se manifiesta en lo social y lo cultural co- disciplinarios, que se traducen en revisiones


mo expresión de una filosofía de la historia críticas y nuevas direcciones ideológicas.
propia de una situación de dependencia que
no asimila lo precedente sino que parte siem-
pre de cero. La alternativa que visualiza frente SURGIMIENTO DE LA FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN
a esta forma dialéctica defectiva consiste en Y PLANTEAMIENTOS EN TORNO A UNA HISTORIA
retomar lo que denomina como proyecto asun- CRÍTICA DE LAS IDEAS
tivo, cuya formulación la encuentra anticipa-
da en diferentes autores pero que cobra fuerza El giro decisivo experimentado por la filosofía
hacia finales del siglo XIX con la expansión de latinoamericana con sus repercusiones en la
Estados Unidos en la región. Es la generación historiografía de las ideas, va a producirse
formada por José Enrique Rodó, José Martí, desde finales de la década de los sesenta para
José Vasconcelos, Manuel Ugarte y Manuel provocar una profunda mutación al prome-
Gonzales Prada, entre otros, la que, reaccio- diar la década siguiente. Durante esa etapa,
nando frente a esta actitud expansiva, reclama coincidentemente con otros cambios que se
una vuelta a la realidad y a la historia autócto- dan a nivel social y político, tiene lugar una
nas para valorarlas positivamente. Particular- marcada renovación teórica y metodológica, y
mente se destaca el discurso del cubano José se verifica la radicalización de las posiciones
Martí, como síntesis de un proyecto que supo- ideológicas asumidas desde el pensamiento
ne la oposición al colonialismo español y al liberacionista emergente.
neocolonialismo estadunidense: “Martí cono- Un hito significativo se encuentra en las
ce todas estas experiencias: Cuba es también tesis sustentadas por Augusto Salazar Bondy
América. La América criolla, mestiza, india, (1925-1974) en su conocido libro ¿Existe una
negra; la de los hombres que trabajan en el filosofía de nuestra América? (1968). Mediante
campo y la de los que laboran en las ciudades. las cuestiones propuestas en este ensayo se
América, que no es bárbara ni civilizada; sim- ofrece un balance de las posturas en torno a la
plemente la América que busca realizarse por filosofía latinoamericana que se venían dis-
los difíciles caminos de la libertad. De esta cutiendo en esos años, en particular sobre el
abigarrada América, nuestra América, habrá problema de su existencia examinado desde
entonces que partir para realizar las metas ex- la perspectiva de la originalidad o autentici-
presas en sus diversos proyectos” (ibid., p. 279). dad, pero que incorpora un modo de com-
Retomar ese proyecto asuntivo significa para prensión novedoso al relacionarlo con las ba-
Zea conocer e incorporar la historia y la reali- ses materiales e históricas de la sociedad en
dad propias, bajo la idea de inclusión de los que este pensamiento es generado. Como es
sectores sociales implicados en el marco de la sabido, el planteamiento principal que hace
formulación de una identidad latinoamerica- Salazar Bondy cuestiona la autenticidad y, por
na auténtica o no enajenada. lo tanto, la existencia que pueda haber alcan-
A través de las primeras formulaciones de zado la filosofía latinoamericana en tanto que
la obra Zea hemos mostrado una de las deri- ésta se encuentra condicionada por formas cul-
vaciones principales que sigue el movimiento turales alienadas y dependientes desde el pun-
relativo a la historia de las ideas en los plan- to de vista económico y social. La cuestión de
teamientos iniciales que se sustentan en torno la falta de autenticidad, enfocada desde la teo-
a la filosofía latinoamericana.8 Asimismo con- ría de las ideologías, expresa la alienación de
viene remarcar que la tarea colectiva encara- los sujetos latinoamericanos respecto a la pro-
da por esta corriente filosófica e historiográfi- pia realidad, en tanto que ésta contiene un ca-
ca se proyecta ampliamente en las décadas rácter defectivo. De allí también que entienda
siguientes, aunque se hace necesario precisar que la inautenticidad evidenciada por la filo-
las inflexiones producidas en estos campos sofía hispanoamericana, al imitar otros mo-
delos culturales, conduce a brindar una con-
ciencia enajenada y enajenante respecto a la
8
Una perspectiva interpretativa sobre la evolución
existencia de nuestros hombres y comunida-
seguida por la filosofía latinoamericana en esa etapa,
con especial referencia a la significación que reviste des históricas, una imagen distorsionada y
Leopoldo Zea, se encuentra en las obras del peruano falsa del mundo y de la vida (Salazar Bondy,
Francisco Miró Quesada de 1974 y 1981. A., 1968, p. 85).
386 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

La explicación de este déficit cultural, se- reafirman la ausencia de originalidad del mis-
gún Salazar Bondy, responde a un problema mo. Entre esos rasgos negativos encuentra
que se ubica en la dimensión estructural de que la evolución paralela y determinada exó-
las sociedades latinoamericanas, las cuales se genamente a partir de las filosofías “trasplan-
encuentran condicionadas por los fenómenos tadas” en América Latina lleva a establecer
del subdesarrollo, la dependencia y la domi- una sucesión de etapas y orientaciones ideoló-
nación. Entre los aspectos más debatidos de gicas sin conexión interna y sin apoyo en una
su posición se encuentra la forma esquemáti- tradición intelectual propia, por lo que se ex-
ca que representa trasladar directamente los plica la tendencia a comenzar “desde cero”.
caracteres negativos de la estructura socioeco- En la adopción de las ideas filosóficas occi-
nómica al plano cultural, que se traduce en la dentales entiende que, aun reconociendo la
idea de que sólo mediante la cancelación del adaptación realizada para resolver problemas
subdesarrollo y la dominación se podría llegar locales, prevalece un sentido imitativo y una
a obtener un pensamiento filosófico propio. recepción acrítica que revela superficialidad
Aun cuando debe reconocerse que la novedad y pobreza teóricas (ibid., pp. 26 ss.). Por cierto
de su planteamiento es que viene a poner en el que las pautas historiográficas empleadas por
centro del debate la temática de la dependen- Salazar Bondy son discutibles, en tanto que
cia, lo cual implica tratar la cuestión de la fi- van a desconocer una vía fecunda que venía
losofía latinoamericana a partir de los con- articulándose desde el campo de la historia de
dicionamientos materiales que influyen en su las ideas. No obstante, hay que remarcar que
realización histórica. Como aspecto que mati- sus observaciones críticas resultan dirigidas
za este enfoque cabe señalar que, si bien con- principalmente hacia el modo “normalizado”
sidera necesario el cambio económico y social de ejercicio de la filosofía, que se evidencia
para llegar a alcanzar un grado de autentici- cuando confirma la distancia que existe entre
dad en la filosofía, ésta podría contribuir a las producciones de los filósofos y el conjunto
acelerar ese mismo cambio: “El problema de de la comunidad a la que pertenecen. Ante
nuestra filosofía es la inautenticidad. La inau- esta situación propone igualmente que era ne-
tenticidad se enraiza en nuestra condición de cesaria la profesionalización de los estudios
países subdesarrollados y dominados. La su- filosóficos con un sentido estricto, para poder
peración de la filosofía está, así, íntimamente avanzar hacia la elaboración de un pensa-
ligada a la superación del subdesarrollo y la miento que estuviera a la vez arraigado en la
dominación de tal manera que si puede haber realidad de nuestras comunidades y expresara
una filosofía auténtica ella ha de ser el fruto sus intereses y aspiraciones, con el objetivo de
de ese cambio histórico trascendental. Pero contribuir a su transformación.
no necesita esperarlo; no tiene por qué ser só- Entre las respuestas inmediatas que gene-
lo un pensamiento que sanciona y corona los ra el libro de Augusto Salazar Bondy se des-
hechos consumados. Puede ganar su autenti- taca la polémica sostenida por Leopoldo Zea
cidad como parte del movimiento de supera- en La filosofía latinoamericana como filosofía
ción de nuestra negatividad histórica, asumién- sin más (1969) (Zea, L., 1975). Zea objeta en
dola y esforzándose por cancelar sus raíces. los términos del historicismo que propugnan
La filosofía tiene, pues, en Hispanoamérica, algunas de las conclusiones que se despren-
una posibilidad de ser auténtica en medio de den de las tesis de este ensayo, en particular
la inautenticidad que la rodea y la afecta: con- rechaza con énfasis el desconocimiento de
vertirse en la conciencia lúcida de nuestra una tradición propia de pensamiento que lle-
condición deprimida como pueblos y en el va a empezar siempre de cero. En su lugar
pensamiento capaz de desencadenar y promo- argumenta que es posible una filosofía lati-
ver el proceso superador de esa condición” noamericana no ajena a lo ideológico, que se
(ibid., p. 89). asume como reflexión sobre la propia reali-
La lectura propuesta por el filósofo perua- dad y reafirma la humanidad de los latinoa-
no se apoya, además, en una interpretación mericanos como la de cualquier otro hombre
histórica de las modalidades que había adop- frente a su negación por la cultura occiden-
tado el pensamiento latinoamericano. Los cri- tal. En otros aspectos se presentan supuestos
terios historiográficos que utiliza dan como distintos en la polémica entre ambos, así co-
resultado la caracterización de falencias que mo también coincidencias cuando se refieren
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 387

al factor de la dependencia como obstáculo a en el continente y, por ende, nociones como


superar, aun cuando Zea destaque que el las de “pueblo” o “nación” en tanto que encu-
pensamiento auténtico no podría esperarse bren los conflictos entre las distintas clases y
sólo del objetivo de alcanzar el desarrollo sectores subordinados al interior de una mis-
económico y social, sino que podría servir de ma sociedad. Estas polémicas repercuten en
base teórica para el establecimiento de una la formación de distintas tendencias que se
nueva sociedad que impidiera la subordinación dan desde el inicio hasta las direcciones teóri-
y la alienación para posibilitar la realización cas que se van desarrollando en orientaciones
de un verdadero humanismo. divergentes. Independientemente de las varian-
Las repercusiones que suscitaría esta polé- tes de la filosofía de la liberación, puede reco-
mica constituyen un antecedente de las posi- nocerse una serie de categorías incorporadas
ciones que convergen en la filosofía de la libe- al latinoamericanismo filosófico: dependencia/
ración, impulsada desde 1969, que crece a liberación, opresor/oprimido, centro/periferia,
principios de la década de los setenta en Ar- eurocentrismo, alienación, alteridad, utopía,
gentina y luego se extiende a América Latina.9 etc. Con el aporte de estas herramientas teóri-
Igualmente tienen una relación directa con cas se intenta afianzar planteamientos y refor-
esta nueva corriente filosófica otros debates mular enfoques sustentados en el pensamiento
culturales sostenidos entonces, como lo repre- y la historiografía latinoamericanos preceden-
senta el impacto de la “teoría de la dependen- tes. En general, se acentúa la dimensión po-
cia” elaborada desde las ciencias sociales y el lítica de la filosofía, orientada a una praxis
fenómeno de la “teología de la liberación”, emancipatoria frente a las situaciones de de-
aunque hay que aclarar que son pocas las po- pendencia que afectan a América Latina.
siciones vinculadas a la filosofía de la libera- El sentido emancipatorio resulta asumido
ción que incorporan esta vertiente. Como par- como orientación válida para una reflexión
te decisiva que proviene del contexto histórico filosófica que parte de la situación existente
hay que mencionar, además, los procesos de para su transformación, lo cual lleva a re-
emancipación nacional y social que se llevan marcar su tendencia a constituirse como una
adelante en América Latina con fuerza duran- filosofía para la liberación que atienda a la
te esa etapa, que tienen como modelo paradig- articulación con las mismas luchas sosteni-
mático a la Revolución cubana (1959). Resul- das en el campo social y político. Asimismo,
ta conocido que las manifestaciones a favor no pueden identificarse totalmente las diver-
de cambios políticos, sociales y culturales se sas manifestaciones que corresponden a la fi-
estaban produciendo en ese momento a nivel losofía latinoamericana únicamente con la
mundial, en un amplio espectro que incluye a filosofía de la liberación, aun cuando este as-
expresiones rebeldes de movimientos juveni- pecto sea el principal motivo abordado desde
les, fenómenos revolucionarios de orientación distintas perspectivas. Aparte de la línea his-
socialista y luchas por la descolonización o toriográfica mencionada, van a confluir plan-
contra el imperialismo. teamientos provenientes de posiciones filosó-
En ese clima de época puede comprender- ficas como el marxismo y la teoría crítica, la
se que se produzca una fuerte tendencia a to- fenomenología, la hermenéutica y la filosofía
mas de posición ideológica que polarizarían analítica, entre otros. Como se ha indicado
las discusiones en torno al sentido que debía en la valoración de este significativo periodo,
ser asumido por la filosofía para adquirir un dichas formulaciones tienen un punto de en-
contenido liberador. Entre los aspectos deba- cuentro en la relación que sostienen entre teo-
tidos se encuentran las ambigüedades ideoló- ría y praxis, relación que constituye un pre-
gicas que revisten fenómenos como los popu- supuesto de las concepciones provenientes
lismos de orientación nacionalista que se dan de la filosofía de la praxis o, en otros casos, se
verifica una “politización” de tendencias filo-
sóficas, que son así resignificadas (Schutte,
9
Los ecos de la polémica entre Salazar Bondy y Zea O., 1987, pp. 19-42; 1993).
en los inicios de este movimiento filosófico, según las
El movimiento de la filosofía de la libe-
distintas tendencias que se manifiestan en el caso argen-
tino, son tratados en Cerutti Guldberg, H., 1983. Una ración adquiere nuevas proyecciones en el
revisión de este debate se encuentra en Arpini, A., 2003, nivel continental en el Primer Coloquio Nacio-
pp. 45-70. nal de Filosofía realizado en Morelia, México,
388 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

en 1975.10 La mayoría de las ponencias allí liberadora, con lo cual se dan nuevas respues-
presentadas se harían eco de la dependencia y tas a los debates sostenidos con anterioridad.
la liberación como problema central para el En particular, puede corroborarse cómo la
pensamiento latinoamericano. Sobre esta pro- orientación emancipatoria supone el recono-
blemática se vuelcan diferentes interpretacio- cimiento de los sujetos latinoamericanos en
nes entre quienes participan en el encuentro, su capacidad de construir su propia historia
tal como se observa en las intervenciones de de un modo no enajenado y, en consecuencia,
Enrique Dussel (1934-), Francisco Miró Quesa- la posibilidad de generar un pensamiento filo-
da (1918-), Arturo Roig (1922-), Ricaurte Soler sófico que contribuya a revertir las formas de
(1932-1994), Abelardo Villegas (1934-2001) y opresión y subordinación para construir otro
Leopoldo Zea. Parte de ellos suscriben un ma- tipo de relaciones sociales e internacionales.
nifiesto donde se declaran los principios de una Si este planteamiento filosófico resulta válido
filosofía con sentido liberador, que en uno de en primera instancia para América Latina y
sus párrafos expresa lo siguiente: los países del llamado tercer mundo, no de-
jan de proyectarse sus alcances universales en
La realidad de la dependencia ha sido asumida en
tanto que apunta a desmontar críticamente
el continente latinoamericano por un vasto grupo
los mecanismos que sustentan la lógica y las
de intelectuales que han intentado o intentan dar
prácticas de la dominación mediante un siste-
una respuesta filosófica, precisamente, como filo-
ma capitalista extendido a nivel mundial.
sofía de la liberación. La vocación concreta de esta
Enrique Dussel ofrece en su ponencia una
filosofía, tal como se la entiende en Latinoaméri-
interpretación de los momentos (óntico, onto-
ca y en la medida que da respuestas directas a los
lógico y metafísico) con que identifica la tra-
problemas de la dependencia y la colonización,
yectoria de la filosofía argentina hasta la apa-
ha hecho de ella una forma de saber que se mueve
rición contemporánea de la filosofía de la
fuera del sistema dictado por los países domina-
liberación. En la misma fijaría su posición en
dores y que se muestra a la vez en actitud de reco-
relación con el significado filosófico-político
nocimiento pleno de la historicidad propia de los
que debía asumir este movimiento, cuando
pueblos latinoamericanos. En este sentido, Lati-
afirma que no hay liberación nacional frente a
noamérica ha madurado una experiencia cada
los centros dominantes sin la liberación social
vez más rica a medida que va descubriendo y de-
de las clases oprimidas. En este sentido, en-
nunciando las formas impropias de su pensa-
tiende que la crítica filosófica apunta más allá
miento y va reorientando a éste hacia su realidad
de la comprensión del ser, de la totalidad, en
asumida históricamente. Por otro lado, la libera-
que se reconoce el ámbito de la exterioridad
ción que propone esta filosofía con su discurso
como punto de partida para la reconstrucción
pretende ser un modo concreto de sumarse a la
ético-política. Precisamente enuncia allí un
praxis liberadora social y nacional, con el objeto
programa filosófico al que va a dedicarse en
de participar, desde el plano del pensamiento, en
los años siguientes: “La filosofía de la libera-
la tarea de la transformación del mundo con un
ción latinoamericana pretende repensar toda
sentido verdaderamente universal.11
la filosofía (desde la lógica o la ontología, has-
Cabe destacar que en algunos de quienes se ta la estética o la política) desde el otro, el
adhieren inicialmente a esta orientación ha- oprimido, el pobre: el no ser, el bárbaro, la
cen confluir las derivaciones teóricas que pro- nada de sentido”.12
ceden del movimiento filosófico e historiográ- A través de las formulaciones que va a rea-
fico latinoamericanista con la experiencia de lizar en sucesivos trabajos este filósofo argen-
la alteridad asumida desde una perspectiva tino, desarrolla teóricamente lo que concibe
como filosofía de la liberación latinoamerica-
10
Al respecto puede consultarse, en la edición de las na.13 En ellos se establece un método y catego-
ponencias, una de las secciones dedicadas a tratar espe-
cíficamente la temática de la filosofía latinoamericana:
12
VV.AA., 1976. Enrique Dussel, “La filosofía de la liberación en
11
El texto, firmado por Enrique Dussel, Francisco Argentina: irrupción de una nueva generación filosófi-
Miró Quesada, Arturo Roig, Abelardo Villegas y Leopol- ca”, en VV.AA., 1976, p. 62. Las cursivas son del autor.
13
do Zea se da a conocer como “Declaración de Morelia”. Entre las obras sobre filosofía de la liberación de
Véase la reproducción del mismo en Roig, A.A., 1981, Enrique Dussel se destacan: 1973b, 1974, 1977, 1977b,
pp. 95-101; Zea, L., 1998, pp. 337-348. 1979-1980, y entre las más recientes: 1998, 2001.
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 389

rías pertinentes (proximidad, totalidad, exte- denigrados en su dignidad como seres huma-
rioridad, mediaciones, alienación, liberación, nos. La afirmación de la vida humana se pre-
analéctica, etc.), desde las cuales se plantea senta en consecuencia como el criterio de dis-
una superación de la situación de miseria y cernimiento y el fundamento de toda ética
explotación en que viven las clases, los suje- que supera la particularidad y sustenta la enun-
tos y los pueblos de América Latina y gran ciación de juicios normativos. En el ámbito de
parte de la humanidad. La filosofía que aspira una filosofía política este principio permite
a contribuir a la praxis de liberación entiende reconocer la legitimidad de un orden o insti-
que debe realizar la crítica a un sistema vi- tución formal, como el estado de derecho o la
gente a partir de la afirmación de la exteriori- democracia, a partir de la posibilidad que po-
dad del otro, de quien es negado y excluido seen éstos para garantizar la reproducción de
por una racionalidad y totalidad dominado- la vida humana de modo universal.
ras. Desde la positividad de la realidad de esa La posición filosófica de Dussel tiene como
alteridad radical, que para el sistema es el no punto de partida y de llegada la realidad lati-
ser, se concibe un movimiento dialéctico que noamericana, desde una visión histórica mun-
tiende a la construcción de un nuevo orden dial y latinoamericana muy elaborada (véase
que no es sólo la negación del anterior. Dussel, E., 2007). Existen en su obra referen-
La filosofía de la liberación, impulsada cias a grandes etapas que anticipan la filo-
principalmente por Dussel, ha tenido como sofía de la liberación en América Latina, la
núcleo de reflexión central la dimensión ética interpretación original del descubrimiento y
y política, sobre la cual ofrece un aporte sus- la conquista en el marco del surgimiento de la
tantivo con validez universal desde una pers- modernidad y el diálogo con otros autores lati-
pectiva latinoamericana. Su filosofía ética se noamericanos contemporáneos (véase Dussel,
plantea como una tarea crítica deconstructo- E., 1982, pp. 405-436; 1992). Los lineamientos
ra de las tradiciones filosóficas de Occidente, principales de su pensamiento remiten a la
en particular respecto a la racionalidad ins- confrontación crítica con la tradición filosófica
trumental y el discurso hegemónico que se europea y occidental, sea griega, judeo-cris-
instauran desde la modernidad, en que se vie- tiana, moderna o contemporánea. De ahí tam-
ne a configurar un sistema mundial. Frente a bién que la reflexión desarrollada por este
las profundas asimetrías y desigualdades que autor apele a la reformulación de los marcos
atraviesan el mundo globalizado, Dussel sos- categoriales procedentes de la filosofía occi-
tiene que la razón ético-crítica debe arrancar dental, para elaborar una teoría que contribu-
de la solidaridad incondicional con el pobre, ya a revertir la situación de dependencia y do-
con los excluidos material y culturalmente, pa- minación que afecta a los países periféricos.
ra fundar un pensamiento crítico transforma- Por su parte, el panameño Ricaurte Soler
dor desde la periferia social y geopolítica. Re- va a poner de manifiesto la necesidad de avan-
sulta prioritario la consideración ética de lo zar hacia la concreción de una historia mate-
que llama las “víctimas”, es decir, quienes es- rialista de las ideas, lo cual supone un replan-
tán afectados negativamente por un sistema teamiento del modo como se había abordado
normativo e institucional, o una eticidad vigen- la tarea historiográfica.14 Sus reflexiones meto-
te, para asumir la responsabilidad de un com- dológicas indican una vía integradora de la lí-
promiso teórico-práctico concreto que tienda nea de trabajo procedente de la historia de las
a cancelar la dominación en las relaciones in- ideas filosóficas con los aportes realizados des-
tersubjetivas. El principio ético que postula de la historiografía sociológica desarrollada
como material y universal se refiere a la vida en el marco de la teoría de la dependencia. Pa-
humana, arraigada en la corporalidad de un ra ello estima como imprescindible efectuar
sujeto viviente, por lo cual necesita disponer una revisión de ambas posiciones. Respecto a
de satisfactores para atender a sus necesida- la historiografía filosófica, indica que había
des y realizarse integralmente en los niveles que rectificar la inclinación idealista de la mis-
físico-biológico, histórico-cultural, ético-esté-
tico y místico-espiritual. La interpelación a un 14
Soler, R., “Consideraciones sobre la historia de la
orden ético dado se realiza desde el lugar de filosofía y la sociedad latinoamericanas”, en VV.AA.,
quienes se encuentran relegados de las condi- 1976, pp. 153-163. El autor anticipa la aplicación de este
ciones materiales de reproducción de la vida y planteamiento metodológico en Soler, R., 1959, 1980.
390 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

ma, en la medida en que no se sustenta el estu- Los planteamientos esbozados por este fi-
dio de las ideas en una caracterización precisa lósofo argentino en otros textos producidos
de la estructura social y económica. No obs- durante la etapa consideranda van a propiciar
tante, reconoce las contribuciones realizadas la renovación teórica y metodológica en rela-
desde esta historiografía a la determinación de ción con el pensamiento latinoamericano y su
la especificidad y causas internas de los fenó- tratamiento historiográfico. Sus propuestas
menos ideológicos, que permiten evaluar críti- en lo metodológico incorporan el “giro lingüís-
camente los aspectos progresivos o regresivos. tico” a la historia de las ideas, mediante las
En particular considera que esto último cons- herramientas que proporcionan la lingüística,
tituye el defecto principal de la historiografía el análisis del discurso, la semiótica y la teoría
sociológica que remarca el carácter de reflejo y de la comunicación.16 El aporte derivado de
la causalidad externa al enfocar la realidad de- los desarrollos conceptuales procedentes de las
pendiente de los países latinoamericanos, lo ciencias del lenguaje es asumido por Roig des-
cual opera como un factor que impide la dis- de una reelaboración original que se articula
tinción de clases progresivas y reaccionarias con la teoría crítica de las ideologías. De este
en su significación ideológica. En su lugar pos- modo se pone de relieve la función mediadora
tula una comprensión dialéctica de la historia que posee el lenguaje y su naturaleza ideológi-
que atienda a las especificidades del desarrollo ca, comprendidas en relación con las diversas
seguido en América Latina, la cual representa formas como se manifiesta discursivamente la
una realidad social heterogénea y contradicto- dinámica conflictiva de una sociedad dada.
ria en la que se manifiestan las diversas ideolo- Las ideas pasan a ser así consideradas como
gías que orientan su curso. Las observaciones signos lingüísticos, que condensan una carga
de Soler resultan significativas respecto a la semántica que remite en forma mediada a la
forma de encarar el estudio de las ideas desde realidad extradiscursiva. Al mismo tiempo, se
una perspectiva sociohistórica que va a conso- propone un desplazamiento hacia el sujeto
lidarse a partir de ese momento. que detenta el discurso y el momento de pro-
En la comunicación presentada por Arturo ducción del mismo, con lo cual se le otorga
Roig se evidencia el cambio experimentado por todo su peso a la contextualidad social como
la filosofía latinoamericana con respecto a la instancia que condiciona cualquier modo de
etapa inicial de las primeras décadas del siglo. producción simbólica.
Este cambio se opera a partir de la radicaliza- Precisamente, el abordaje crítico que pro-
ción de los planteamientos relativos a la histo- pone va a remarcar la ineludible relación que
ricidad humana, entendida como la capacidad existe entre el discurso y el sujeto que lo enun-
que tiene el hombre de hacerse a sí mismo a la cia, en el marco de un sistema de códigos y en
vez que crea su mundo. Precisamente, una ca- su referencia al contexto histórico y social. En
racterística constitutiva de la experiencia his- este sentido se trata de leer un texto en su in-
tórica tiene que ver con la irrupción de la no- serción dentro de lo que caracteriza como “uni-
vedad y la alteridad frente a las totalidades verso discursivo” de una época y una sociedad
cerradas que intentan justificar ideológicamen- determinadas, esto es, leerlo en el entramado
te una situación dada como inalterable. El pro- de la totalidad de los discursos efectuados o
ceso histórico de liberación entiende que cobra en aquellos que no han alcanzado una mani-
fuerza en la aparición del otro, de los oprimi- festación textual, los cuales revelan en su es-
dos o marginados, a quienes se los identifica tructura axiológica las formas de alusión o
con el símbolo de Calibán. Desde el punto de elusión referidas a los sujetos y conflictos so-
vista metodológico e historiográfico, propone
atender a los supuestos ideológicos que revelan de la liberación, va a tomar una distancia crítica en vir-
el carácter liberador u opresor del discurso, ya tud de desacuerdos teóricos, si bien no deja de sostener
sea éste filosófico o político, lo cual implica re- la necesidad de ejercer la función liberadora del pensar
construir las vinculaciones de la filosofía con crítico.
16
una determinada cultura en que se juegan dis- Los trabajos fundamentales acerca de sus pro-
puestas metodológicas son compilados en la publica-
tintas formas de conciencia social.15
ción ya citada anteriormente: Roig, A.A., 1991b. Asimis-
mo se encuentran incluidas como pautas que orientan
15
Roig, A.A., 1976, pp. 135-152. De la participación los numerosos estudios historiográficos desarrollados
inicial que manifiesta este autor respecto a la filosofía en esos años: 1977, 1982, 1984c, 1987.
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 391

ciales existentes. De allí que, como criterio ciones de posibilidad del conocimiento, sino
metodológico, se desprenda la posibilidad de que le interesa el sujeto que conoce en su rea-
atender a expresiones filosóficas y de otro tipo lidad humana e histórica. En este sentido, re-
que no responden exclusivamente a los pará- sulta central en la teoría crítica del pensador
metros del saber académico, sino que son argentino la consideración de la noción de su-
consideradas en función de su presencia his- jeto, entendido como un sujeto empírico y
tórico-social o, según otra noción acuñada plural, un “nosotros” que se ha autoafirmado
por él, de su “densidad discursiva”. En con- y reconocido como tal a partir de momentos
secuencia, se abre el campo de estudios de la de emergencia en sucesivas experiencias his-
historia de las ideas a una diversidad de for- tóricas. La constitución de la sujetividad lati-
mas expresivas, como el ensayo, el diarismo, noamericana es comprendida así desde la
los relatos populares, el discurso político, etc. perspectiva del ponerse a sí mismo como va-
Desde este punto de vista es cuestionada una lioso que deriva del a priori antropológico, lo
metodología tradicional que había privilegia- cual implica el punto de vista valorativo que
do las ideas de los intelectuales, concebidos precede al conocimiento que ejerce un sujeto
como creadores individuales, en los que se in- colectivo sobre sí mismo.
tentaba reconocer, mediante un rastreo de De acuerdo con esta propuesta teórica se
las influencias recibidas desde una filosofía establece un punto de partida para la recons-
considerada universal, el mayor o menor gra- trucción del pensamiento latinoamericano en
do de originalidad alcanzado por el pensamien- una serie de “comienzos” y “recomienzos”,
to latinoamericano. En cambio, propone co- que pasan por la afirmación de la identidad de
mo punto de partida para la historiografía de un sujeto dentro de una historia comprendida
las ideas la consideración de los enunciados en su discontinuidad y contingencia. De allí
lingüísticos a través de los cuales se trata de que se trate de recuperar críticamente mo-
captar la realidad histórica y social a que éstos mentos episódicos de este proceso cuya legiti-
se refieren. midad y alcances se rastrean en el curso de la
De acuerdo con los lineamientos concep- historia de América Latina, principalmente en
tuales y metodológicos desarrollados por Roig, sus manifestaciones culturales, consideradas
cabe mencionar la complementariedad que como uno de sus modos de objetivación. La
existe en sus tesis entre la filosofía latinoame- constitución de la sujetividad, y las formas de
ricana y la historia de las ideas. La fundamen- identidad asociadas a la misma, se contem-
tación teórica del pensamiento filosófico, y la plan como el resultado de una construcción
correlativa historiografía de las ideas con que histórica en la que se dan respuestas frente a
entiende a esta línea de trabajo, es desarrolla- situaciones de desconocimiento o dominación.
da especialmente en uno de sus libros más re- Del ejercicio del a priori antropológico se des-
levantes sobre el tema: Teoría y crítica del pen- prenden los modos legítimos o ilegítimos de
samiento latinoamericano (1981) (Roig, A.A., objetivación, que oscilan entre los polos de la
1981). Cuando se plantea allí la cuestión de autenticidad y la alienación. De allí que el sen-
que la filosofía, como práctica, posee una nor- tido asignado a la filosofía latinoamericana
matividad, postula la categoría de “a priori sea el de asumir un compromiso a favor de
antropológico” como su condición de posibili- una teoría y una praxis liberadoras, en función
dad no meramente formal al modo kantiano, de considerar el modo histórico en que el suje-
sino en cuanto es un saber ligado a la vida. La to se hace consciente del valor que le corres-
enunciación que hace Roig de esta categoría ponde por su condición humana, lo cual con-
constituye una reformulación de la problemá- lleva el reconocimiento de la dignidad de todo
tica acerca del comienzo de la filosofía que hombre.
propone Hegel en su Introducción a la historia A partir de los mencionados supuestos pue-
de la filosofía. De este modo queda replan- de comprenderse que para Roig la historia de
teado el a priori antropológico como la actitud las ideas constituya un sustento imprescindi-
de “querernos a nosotros mismos como valio- ble para la reflexión desarrollada por el pensa-
sos” y, consecuentemente, “tener como valio- miento latinoamericano. Con base en ellos
so el conocernos a nosotros mismos”. Por este realiza una interpretación de la trayectoria se-
motivo la filosofía en cuanto saber crítico no guida desde la conquista hasta el presente, en
se reduce a los límites de la razón, a las condi- la que se retoma el aporte de nuestros grandes
392 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

intelectuales, como Simón Bolívar, Eugenio quiebre la “dialéctica real”, desde cuyo anclaje
Espejo, Simón Rodríguez, Andrés Bello, Juan en la vida cotidiana se van a reformular suce-
Bautista Alberdi, Domingo Sarmiento, Fran- sivamente los discursos que justifican un de-
cisco Bilbao, José Martí, José Carlos Mariáte- terminado orden vigente. Por lo tanto, entien-
gui, Manuel Ugarte y otros pensadores con- de que la función crítica no es exclusiva del
temporáneos. A través del conocimiento de ejercicio filosófico, sino que se dan formas de
nuestro pasado se trata de poner de relieve las decodificación de las ideologías dominantes y
como se ha ejercido esa autoafirmación y re- sistemas vigentes a través de los movimientos
conocimiento por cuya mediación adquiere sociales, de clases subalternas, de grupos étni-
presencia la realidad de América Latina con cos, de mujeres, etc., que se manifiestan alter-
toda su carga de historicidad, en un sentido nativamente como “moral de la emergencia”
que se proyecta hacia el futuro. En respuesta en América Latina. Por esto la finalidad que
al planteamiento hegeliano, no se trata de asigna a la filosofía latinoamericana se dirige
enunciar filosóficamente la justificación de ese a formular una propuesta teórica que recupe-
pasado, sino que la filosofía latinoamericana re y sustente esa voluntad de transformación
se presenta como un saber auroral, no ajeno social en que se viene expresando a la vez la
a la dimensión utópica desde la cual se plan- tendencia a un proceso de humanización.17
tean ideas reguladoras que tienen como fin la Retomando el sentido general que posee la
realización de posibilidades no desarrolladas inflexión que se afianza entre los setenta y los
mediante la transformación de las condicio- ochenta, puede indicarse que las innovaciones
nes de existencia. teóricas y metodológicas producidas en ese
El historicismo propugnado por este autor periodo van a reorientar el rumbo seguido has-
comprende que la empiricidad humana se ma- ta entonces por el pensamiento filosófico e
nifiesta en un proceso dialéctico abierto, don- historiográfico. Como resultado del cambio
de interesa considerar más el momento de la conceptual operado, entran en crisis los mar-
ruptura que la integración conceptual de las cos idealistas en que se venían desplegando
particularidades como modos de deconstruc- estas disciplinas dentro de la tradición que
ción y reconstrucción de las sucesivas totali- proviene de la “filosofía de la conciencia”, al
zaciones: “Debido a ello —sostiene Roig—, no incorporar la perspectiva crítica que deriva de
hay modo de alcanzar un para sí dentro de los la “filosofía de la sospecha”; en especial los
términos de un discurso liberador, si no se planteamientos procedentes del marxismo crí-
asume esa alteridad desde una conciencia de tico difundido en América Latina van a ofre-
alteridad. Desde ella, que nos mueve perma- cer un nuevo enfoque para la filosofía y la his-
nentemente a un reencuentro con nuestra ra- toria de las ideas. En este último campo de
dical historicidad y situacionalidad, es posible estudios se verifica una nueva definición del
descubrir que el hombre es anterior a las tota- objeto de estudio y de los métodos para aproxi-
lidades objetivas. De la misma manera, desde marse al mismo, que se relacionan con el sig-
ese para sí fundado en una conciencia de alte- nificado que asume la problemática de las
ridad, es posible limpiar de ambigüedad a la ideologías. El desplazamiento de las ideas filo-
filosofía y señalarle su naturaleza auténtica de sóficas hacia su consideración como fenóme-
saber, al servicio, no de la justificación de lo nos ideológicos y discursivos permite una ma-
acaecido, sino del hacerse y gestarse del hom- yor interrelación con otras disciplinas, tanto
bre, abierto por eso mismo a ‘lo que es y lo que con las ciencias sociales, que adquieren una
será’ y no a lo que ‘ha sido y lo que es eterna- influencia creciente en ese periodo, como con
mente’. Conciencia de alteridad que asegura las que provienen de las humanidades, como
la desprofesionalización de la filosofía y nos es el caso de la literatura o el psicoanálisis.
revela, no precisamente el papel tardío y excep- Esta ampliación del objeto de estudio se ex-
cional que le cabe al filósofo, sino al lado de tiende a expresiones de la cultura popular, e
aquel hombre que por su estado de opresión incluso a la cotidianidad y el protagonismo de
constituye la voz misma de la alteridad y en los sujetos sociales.
cuya existencia inauténtica se encuentra la
raíz de toda autenticidad” (ibid., pp. 113-114). 17
Las proposiciones teóricas en torno a la filosofía
Frente a lo que caracteriza como “dialéctica latinoamericana son continuadas en los siguientes es-
discursiva”, se presenta como momento de critos: Roig, A.A., 1993, 1994, 2001, 2002.
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 393

A través de los congresos y publicaciones debe observarse que las innovaciones teóricas
que sigue promoviendo el Comité de Historia y metodológicas introducidas reconfiguran de-
de las Ideas mencionado anteriormente se re- cisivamente esas disciplinas en su desarrollo
flejan las nuevas direcciones que experimenta posterior.
la disciplina en esa etapa. Como ejemplo des-
tacado puede mencionarse la reunión realiza-
da en México en 1974, de la cual surgen una DESARROLLOS CONTEMPORÁNEOS
serie de recomendaciones metodológicas que
van a proponer los siguientes enfoques histo- El cambio producido en la etapa que se abre
riográficos: comprender a las ideas en su in- desde los años setenta constituye un paradig-
serción dentro de una estructura más amplia ma refundacional que va a ser retomado en
connotada por lo económico, lo político, etc., las décadas siguientes. Bien podría conside-
dando cabida a sus diversas manifestaciones, rarse que desde entonces se establece una his-
como los filosofemas, las ideologías, las con- toria crítica de las ideas que se refuerza con la
cepciones del mundo, etc.; tratar dialéctica- incorporación de una nueva metodología de
mente a las ideas desde el presente, con sus análisis e interpretación, y que tamién la filo-
condicionamientos sociales y poder trans- sofía latinoamericana recibe una orientación
formador; considerar su papel en los movi- emancipatoria que se manifiesta en diversas
mientos de liberación e integración latinoa- tendencias contemporáneas. Teniendo en cuen-
mericana; abordar su estudio no desde campos ta los aportes anteriores, pero sin dejar de re-
epistemológicos (filosofía, pedagogía, etc.) si- flejar polémicas y reajustes en estos campos
no desde los problemas concretos y las res- disciplinares, se han venido realizando una se-
puestas dadas a ellos en esos campos; avanzar rie de avances significativos.19
desde las historias de ideas nacionales hacia La tarea historiográfica se continúa y pro-
panoramas de regiones continentales, a partir fundiza en trabajos dedicados a las ideas de
del supuesto de la unidad del proceso históri- cada nacionalidad y en panoramas abarcado-
co de América Latina; concebir a la historia de res de las regiones de América Latina. Esta úl-
las ideas como historia de la conciencia social tima perspectiva de carácter regional hasta
latinoamericana.18 Puede comprenderse que llegar a un estudio de conjunto referido a la
una historia de las ideas así reformulada va a historia de las ideas latinoamericanas, consti-
servir de referencia para un pensamiento fi- tuye sin duda una tarea imprescindible y nece-
losófico que pretende incidir en los procesos saria en el marco de los procesos contemporá-
de cambio que se estaban gestando en Améri- neos de integración. Por cierto que existe ya un
ca Latina. Aun cuando el momento histórico camino recorrido por la historiografía prece-
condiciona esa radicalización de las posicio- dente, que entre sus principales motivaciones
nes filosóficas e historiográficas, incluyendo las siempre ha tenido el objetivo de reforzar la uni-
persecuciones, exilios y dictaduras que sobre- dad y la autonomía de los países latinoameri-
vienen en gran cantidad de países de la región, canos. En la actualidad existe una cuantiosa
producción bibliográfica sobre historia de las
18
Entre los participantes de la Comisión de Historia ideas, difundida en libros y revistas que aquí se
de las Ideas reunida en esa oportunidad figuran destaca- reseñan, especialmente en los enfoques que
dos representantes de diversos países latinoamericanos: privilegian la perspectiva filosófica; aun así, es
Leopoldo Zea, Arturo Ardao, Roberto Fernández Reta- necesario aclarar que se verifica una tendencia
mar, Guillermo Francovich, José Antonio Portuondo, marcada hacia los estudios de carácter inter-
Arturo Roig, Abelardo Villegas y otros especialistas. Las
disciplinario. Tal como se ha comprendido des-
recomendaciones metodológicas se reproducen en Roig,
A.A., 1991, p. 61. Como resultado de esa reunión va a de sus comienzos, el quehacer historiográfico
publicarse años más tarde el volumen colectivo Zea, L., representa, además, un ámbito que promueve
1986b. Otra serie de estudios indicativos de la trayecto- la reflexión complementaria acerca del senti-
ria y balance efectuado en torno a la historia de las ideas
se encuentra en la revista Latinoamérica, núm. 10, Uni-
19
versidad Nacional Autónoma de México, 1977. También Acerca de los diferentes autores representativos de
se presenta una evaluación acerca de la filosofía y la his- la filosofía latinoamericana actual puede consultarse
toriografía latinoamericanas en el IX Congreso Inter- Jalif de Bertranou, C.A., 2001. Un relevamiento de las
americano de Filosofía, realizado en Venezuela en 1977: principales categorías y tendencias recientes se presen-
VV.AA., 1979. ta en Salas Astraín, R., 2005.
394 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

do y características del pensamiento latino- das a las categorías sociales, la función utópi-
americano. ca, la cuestión del sujeto, la identidad y la in-
En buena medida puede comprobarse que tegración.21 Otra contribución destacada en
la mayor producción relacionada con la filo- relación con la historia de las ideas argentinas
sofía y la historia de las ideas latinoamerica- y latinoamericanas es la que lleva a cabo Hugo
nas se registra en países que cuentan con una Biagini (1938-), quien conjuga una extensa
trayectoria institucional consolidada y un tra- producción historiográfica con la reflexión so-
bajo colectivo a partir de la formación de equi- bre los alcances y sentido de la filosofía lati-
pos de investigación en los que intervienen noamericana, en particular sobre el tema de
autores con amplio reconocimiento, junto con la identidad y las diversas manifestaciones al-
nuevos investigadores. En México se mantie- ternativas del pensamiento en sus proyeccio-
ne un trabajo ininterrumpido, especialmente nes sociales y políticas (Biagini, H., 1989, 1992,
en el seno de la Universidad Nacional Autóno- 2000c, 2004, 2006).
ma de México, el Centro Coordinador y Difu- En Cuba se desempeña una actividad con-
sor de Estudios Latinoamericanos (CCyDEL),20 siderable, especialmente a través del grupo de
la Sociedad Latinoamericana de Estudios so- investigación que funciona en la Universidad
bre América Latina (Solar) y la Federación de las Villas, coordinado por Pablo Guadarra-
Internacional de Estudios sobre América Lati- ma (1949-). A través de su propia obra escrita
na y el Caribe (FIEALC). Un papel importante en y trabajos colectivos se ofrece un panorama
estas iniciativas institucionales ha sido de- del pensamiento latinoamericano y cubano,
sempeñado por Leopoldo Zea, que le ha dado una interpretación de sus implicaciones desde
una proyección continental e internacional a el marxismo y en la línea del humanismo.22 En
los estudios sobre América Latina. Entre los Perú la labor iniciada por Augusto Salazar
numerosos autores que se han ocupado de la Bondy y Francisco Miró Quesada ha sido con-
historia de las ideas filosóficas en México ca- tinuada, entre otros autores, por María Luisa
be mencionar a Abelardo Villegas (1934-2001) Rivara de Tuesta (1930-), quien ha trazado
(véase Villegas, A., 1993) y María del Carmen una historia de las ideas filosóficas peruanas
Rovira Gaspar (1927-) (véase Rovira, M. del desde el pensamiento preincaico hasta el pre-
C., 1997). Otro autor destacado es Horacio sente.23 Por cierto que la producción biblio-
Cerutti Guldberg (1950-), quien ha desarro- gráfica en torno a la filosofía y la historia de
llado paralelamente una reflexión metodológi- las ideas desde una perspectiva nacional o re-
ca sobre la historia de las ideas en torno a la ferida al conjunto de América Latina se viene
dimensión política y utópica, las tendencias realizando extensamente en diferentes países
contemporáneas y significado teórico de la fi- de la región, como se da en el caso de Vene-
losofía latinoamericana (véase Cerutti Guld- zuela, Colombia, Brasil, Chile, Uruguay y el
berg, H., 1997, 2000, 2003 —con Mario Maga- resto de Latinoamérica y el Caribe, y la temá-
llón Anaya). tica recibe un interés creciente por parte de
La labor que se lleva adelante en Argentina autores y centros extranjeros que se ocupan
reviste también una significación especial. En de los estudios latinoamericanos.24
relación con la tarea realizada por Arturo Roig
se ha formado un grupo de trabajo que fun- 21
Entre quienes han participado en este equipo de
ciona en el Centro Regional de Investigacio- investigación se encuentran Adriana Arpini, Fernanda
nes Científicas y Tecnológicas (CRICyT) y con Beigel, Alejandra Ciriza, Estela Fernández, Liliana Gior-
ramificaciones en la Universidad Nacional de gis, Clara Jalif, Marisa Muñoz y Dante Ramaglia. Acerca
de los distintos trabajos dirigidos y compilados por Ar-
Cuyo, en la ciudad de Mendoza. A partir de las
turo Roig, véase: 1991b, 1993, 1995, 2000.
actividades desarrolladas por este equipo se 22
Entre las obras de Pablo Guadarrama como coor-
ha encarado el estudio del pensamiento filosó- dinador y autor se encuentran: 1995b, 1998, 1998b,
fico latinoamericano en torno a sus autores y 2001b. También ha escrito sobre el pensamiento cubano
expresiones relevantes en los siglos XIX y XX, a del siglo XX Ubieta Gómez, E., 1993.
23
través de la consideración de algunas de sus Rivara de Tuesta, M.L., 2000. Entre otros autores
peruanos, puede citarse a Sobrevilla, D., 1996, y a Mon-
problemáticas teóricas, como son las referi-
tiel, E., 2000.
24
Sería imposible hacer aquí una mención exhaustiva
20
Hoy CIALC (Centro de Investigación sobre América de la numerosa bibliografía existente, que se difunde ma-
Latina y el Caribe). yormente a través de publicaciones colectivas y revistas
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 395

Asimismo, los adelantos y retrocesos políti- Uno de los debates que se presenta desde
cos experimentados en estas últimas décadas finales de los ochenta se refiere a la relación
han dado lugar dentro del pensamiento filosó- modernidad/posmodernidad, abordada desde
fico latinoamericano, a una reflexión sobre las la filosofía, la teoría sociológica y política, la
alternativas para viabilizar la integración, que crítica literaria y los estudios culturales. En
toma en consideración las rectificaciones re- parte condicionado este debate por los discur-
queridas para consolidar y profundizar las de- sos originados en Europa y Estados Unidos,
mocracias vigentes. Las teorizaciones sobre la que constatan la instauración de una nueva
democracia han recibido un renovado aborda- etapa posmoderna, se va a discutir su pertinen-
je desde la filosofía política, en interrelación cia para el caso latinoamericano, sus conno-
con las ciencias sociales, siguiendo las alter- taciones ideológicas y las vinculaciones que
nativas vividas en la región. En particular se guarda con el periodo moderno. En las postu-
vienen elaborando enfoques conceptuales en ras esgrimidas existen diferentes interpreta-
torno a los procesos de transición, derechos ciones acerca de la modernidad, que, como
humanos, movimientos sociales, sociedad ci- proyecto histórico tiene un carácter complejo
vil, ciudadanía, ética, etc. La vigencia del pen- y contradictorio cuando se lo mira desde la in-
samiento crítico se ha confrontado con los corporación de América a un proceso de mun-
desafíos que presenta el contexto en que se de- dialización, en que a la destrucción de cultu-
senvuelve la actual globalización, entendida ras y pueblos se sucede la generación de ideas
principalmente desde la hegemonía ejercida y movimientos emancipatorios. Asimismo la
por la ideología neoliberal, en la que predomi- posmodernidad, dejando de lado las versiones
nan profundas asimetrías y desigualdades en simplificadoras y justificatorias de un orden
los planos local e internacional. Frente a los hegemónico, plantea nuevos desafíos en el
procesos de fragmentación y exclusión se eri- mundo contemporáneo signado por profun-
gen formas de resistencia y reorganización de dos cambios a nivel social, político y cultural
la sociedad civil, cuyo carácter inédito requiere que no se muestran pasibles de recibir una
una nueva consideración teórica. Habría que significación unívoca.
señalar que esta dimensión práctica del pensa- Entre quienes han defendido la validez de
miento latinoamericano es una de sus caracte- un paradigma posmoderno para América La-
rísticas distintivas, cuyo horizonte crítico de tina se encuentra el filósofo colombiano San-
reflexión sigue manteniéndose, aun cuando al- tiago Castro Gómez (1958-).26 En su opinión,
gunas de las condiciones presentadas en las la filosofía posmoderna constituye un discur-
décadas anteriores han cambiado y sean revi- so representativo del estado de la sociedad y la
sados los marcos categoriales utilizados. Sin cultura actuales, diferente de la situación en
dejar de sostener la posibilidad de transforma- que se desarrollaron las propuestas teóricas
ción de la situación existente en los países de del pensamiento liberacionista; pero aclara
América Latina, se ha ampliado la atención a que no tiene que ser identificado con la ra-
las prácticas políticas de los sujetos que pro- cionalidad sistémica y tecnocrática que repre-
mueven esos cambios, con la participación de senta la ideología neoliberal. Si bien pueden
los nuevos movimientos sociales y los proble- considerarse pertinentes algunas críticas efec-
mas relativos a la diversidad cultural.25 tuadas a la apelación a relatos omnicompren-
sivos o teleológicos, esquemas binarios o cate-
gorías abstractas, no siempre resulta legítima
especializadas, donde se aborda una serie diversa de as- la interpretación que se ofrece de los anterio-
pectos relativos a autores latinoamericanos, periodos y
res aportes del latinoamericanismo filosófico,
corrientes de ideas, expresiones culturales y temáticas
particulares. Únicamente se señalan algunos títulos indi- ni tampoco se establecen suficientes preci-
cativos que ofrecen panoramas globales del pensamiento siones conceptuales y matices diferenciadores
latinoamericano: Demenchonok, E., 1990; Devés, E.,
2000, 2003, 2004; Beorlegui, C., 2004. Una iniciativa inte-
lectual conjunta se ha plasmado en los congresos y pu- 26
Castro-Gómez, S., 1996. Las postulaciones en tor-
blicaciones que vienen realizándose en el denominado no a las teorías poscoloniales del Grupo Latinoameri-
Corredor de las Ideas del Cono Sur (Sidekum, A., 2000). cano de Estudios Subalternos, conformado en su ma-
25
Entre la bibliografía sobre este tema, véase Rico, yoría por latinos que se desempeñan en la academia
A., 2000, 2005; Cerutti Guldberg, H., 1999; Villoro, L., norteamericana, se presentan en Castro Gómez, S.,
1998; Gómez, R., 2004; Serrano Caldera, A., 2007. 1998.
396 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

entre las posiciones de intelectuales asociados debate esta nueva orientación que deriva de la
a lo que se caracteriza como la tendencia ho- filosofía de la liberación.28 Su planteamiento
mogeneizante del orden discursivo moderno. parte de la contextualidad y la historicidad
Por otra parte, se hace necesario revisar los que corresponde a todo tipo de saber, remi-
alcances y potencial emancipatorio que con- tiendo así al pensamiento filosófico a su en-
tiene la atención a las diferencias y particula- raizamiento en una cultura determinada. La
ridades, sin hacer referencia a criterios unive- construcción de la verdad filosófica se entien-
salizables en el marco global actual, tal como de como el resultado del diálogo entre cultu-
se encuentra rechazada esta última opción ras, como un proceso “polifónico” en el que
desde una óptica posmoderna. En todo caso, convergen diversas voces o racionalidades fi-
los cambios experimentados no se limitan a los losóficas. Frente a una práctica institucionali-
efectos culturales que traen aparejados los me- zada de la filosofía que privilegia la tradición
dios masivos de comunicación y las tecno- occidental, con un sesgo eurocéntrico, propo-
logías de la información, sino también a fac- ne Fornet-Betancourt el reconocimiento de la
tores económicos, políticos y militares que situacionalidad histórica y cultural de toda ex-
conducen a la concentración del poder y el presión filosófica. En particular, considera vá-
crecimiento de las relaciones asimétricas de lida la perspectiva intercultural e interdiscipli-
las élites locales y transnacionales respecto a nar en América Latina a partir de la pluralidad
los sectores más desfavorecidos del proceso de culturas y racionalidades que coexisten, en
excluyente de la globalización. las que se hace necesaria la apertura al otro, a
Otra línea de trabajo que recibe hoy un la interpelación de las voces indígenas o afro-
fuerte impulso se da en relación con los suje- americanas que han sido relegadas desde un
tos incluidos desde nuevos enfoques aporta- discurso filosófico tradicional. Igualmente se
dos por la filosofía y la historia de las ideas la- ha planteado desde los supuestos de la inter-
tinoamericanas. La revisión de las omisiones culturalidad la revisión crítica de la historio-
en que ha incurrido la versión oficial de nues- grafía de las ideas, que apunta a rescatar esas
tra historia conduce a incorporar y valorar las tradiciones que han sido marginadas o no su-
concepciones pasadas y presentes de las cul- ficientemente atendidas en sus modalidades
turas indígenas.27 Igualmente, otra vertiente específicas.
que recibe una mayor consideración proviene Las propuestas esbozadas desde la filosofía
de la cultura afroamericana, que cuenta tam- intercultural constituyen un modelo alternati-
bién con una presencia considerable en dis- vo que se encuentra actualmente en desarrollo
tintas regiones del continente (véase Martínez teórico y con una incidencia creciente en prác-
Montiel, L.M., 1995; Picotti, D., 1998). De al- ticas sociales, como sucede, por ejemplo, en los
guna manera se pone el acento en las diferen- campos educativo y ético (Salas Astraín, R.,
cias que atraviesan las sociedades de América 2003). Puede observarse, además, que cuenta
Latina pero que, bien entendidas, no se redu- con antecedentes en las formas de resistencia y
cen sólo al plano cultural, sino que remiten memoria asumida por los pueblos originarios
además a los procesos históricos a partir de mismos que reclaman, entre otras cosas, el de-
los cuales se han establecido prejuicios ideo- recho a enunciar su propia palabra.
lógicos que han marginado e invisibilizado a Por otro lado, adquieren una presencia cre-
amplios sectores de nuestras poblaciones. ciente los estudios encarados desde el enfoque
En este sentido, se ha propuesto la perti- que aporta la teoría feminista. En este sentido,
nencia de la perspectiva ofrecida por la filoso- una serie de trabajos recientes han abierto un
fía intercultural para el caso latinoamericano. campo de reflexión que viene a poner de relieve
Uno de los autores que introduce y sostiene las figuras destacadas de mujeres intelectuales
teóricamente el enfoque intercultural en filo- y militantes, prácticas políticas y movimientos
sofía es Raúl Fornet-Betancourt (1946-), quien reivindicativos, momentos relevantes y perio-
ha coordinado, además, una serie de encuen- dizaciones acerca del desarrollo del feminismo
tros y publicaciones en los que se promueve y en América Latina. La perspectiva de género,
junto con los condicionamientos de clase, etnia
27
Algunos estudios recientes que abordan el pensa-
miento filosófico indígena: Estermann, J., 1998; Len- 28
Entre los trabajos de Raúl Fornet-Betancourt véan-
kersdorf, C., 2002. se: 2001b, 2003 y, como editor, 2004.
LA CUESTIÓN DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA 397

e ideológicos que se encuentran entramados en asociado a una visión cultural eurocéntrica


la vida cotidiana de las mujeres, constituyen el que había funcionado como parámetro para
núcleo reflexivo para una crítica filosófica asu- delimitar el significado y las características de
mida en clave feminista. De allí también la ne- la filosofía latinoamericana. Por este motivo,
cesidad expresa de promover una reconstruc- es posible una producción filosófica que no
ción de la historia de las ideas que recupere la desconoce su lugar de enunciación situado en
memoria y contribuya al reconocimiento de un contexto histórico y cultural propio, para
la mujer en la constitución de su sujetividad realizar desde allí un aporte en la configura-
frente a las diversas formas de imposición de ción de criterios de validez universal.
la ideología patriarcal (Bohórquez, C., 2001, Entre las notas que distinguen nuestro pen-
pp. 66-99; Ungo Montenegro, U.A., 2002; Gar- samiento, habría que mencionar el sentido hu-
gallo, F., 2004). manista, que adquiere una enunciación singu-
En definitiva, las tendencias mencionadas lar en las ideas de los autores latinoamericanos,
son algunas de las principales direcciones re- tal como se desprende de su reconstrucción
cientes que se proponen en torno a la filosofía historiográfica. Aun cuando los momentos y
latinoamericana y la historia de las ideas. Re- expresiones que presenta dicho humanismo se
tomando la orientación general que se depren- encuentren vinculados a una vertiente univer-
de de este movimiento filosófico e historiográ- sal, no reflejan meramente una perspectiva
fico, que hemos recorrido de modo sintético abstracta, en tanto que el mismo ha represen-
en sus etapas y planteamientos más signifi- tado y representa una aspiración colectiva de
cativos sin entrar a un tratamiento de algu- sujetos sociales y políticos que tienden al reco-
nas cuestiones metodológicas puntuales, po- nocimiento de su dignidad. Desde este punto
demos decir que en los debates teóricos que se de vista puede entenderse también que la filo-
presentan en su desarrollo se han ido clarifi- sofía en América Latina adquiera en reiteradas
cando la naturaleza y el sentido de lo que se ocasiones un carácter programático, esto es, se
entiende por pensamiento latinoamericano. relaciona con un programa que está orienta-
En las circunstancias actuales ya no se discute do por un proceso emergente e inacabado de
acerca de su existencia o no, ya que de hecho emancipación y un proyecto de unidad que
es posible constatar las manifestaciones rele- contempla la diversidad cultural existente en
vantes que se vienen ofreciendo en los distin- nuestras sociedades. De allí también que el
tos planteamientos contemporáneos, que per- problema de la identidad constituya uno de sus
miten también revisar desde nuevos marcos tópicos, que lejos de posturas esencialistas o
categoriales la trayectoria histórica anterior. que tienden a la homogeneización, se plantea
Asimismo, la reconsideración de los alcances en el presente ante el desafío de la integración
que asume la actividad filosófica desde el con- sociocultural y entre sus respectivas naciones
texto particular de América Latina ha permi- como un asunto todavía vigente y renovado en
tido avanzar en la enunciación de los proble- su tratamiento conceptual. En este sentido, si
mas y los enfoques que son específicamente entendemos que el pensamiento latinoameri-
tratados por la misma. Lo anterior no excluye cano recibe su razón de ser en la medida que
la posibilidad de referirse a aspectos que sean se refiere a la realidad histórica y social del
susceptibles de universalizarse, pero esto im- continente, a la vez ésta se reconoce en la cons-
plica que se hace desde conceptualizaciones trucción del mundo cultural por parte de suje-
que son efectuadas en una situación concreta, tos que le dan sentido a esa entidad que va a ir
para extenderse a un ámbito de mayor com- delimitándose históricamente como América
prensión. Como ejemplo podría observarse Latina. De la radical historicidad que es cons-
que en el mundo contemporáneo un fenóme- titutiva de la filosofía latinoamericana se con-
no local no puede entenderse adecuadamente cluye que, además del impulso crítico que reci-
sin hacer referencia a lo global, lo cual ha sido be de la historia de las ideas, se manifieste
un horizonte de reflexión que el latinoameri- como un proyecto abierto a una permanente
canismo filosófico ha explorado en la medida actualización.
en que frecuentemente se ha remitido y com-
parado con la tradición filosófica occidental. BIBLIOGRAFÍA:
Acosta, Y., 2005; Alberdi, J.B., 1900;
Al mismo tiempo ha entrado definitivamente Ardao, A., 1963, 1987; Arpini, A., 2003; Beorle-
hoy en crisis la idea de un paradigma único, gui, C., 2004; Biagini, H., 1989, 1992, 2000c,
398 SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

2004; Bohórquez, C., 2001; Castro Gómez, S., Tuesta, M.L., 2000, 2000b, 2000c; Roig, A.A.,
1996, 1998; Cerutti Guldberg, H., 1983, 1989, 1976, 1977, 1981, 1981b, 1982, 1984c, 1987,
1988-1989, 1997, 1997b, 1999, 2000, 2003; De- 1991b, 1992, 1994, 2001, 2002; Romero, F.,
vés, E., 2000; Dussel, E., 1973b, 1976, 1977b, 1952b, 1953; Rovira, M. del C., 1997; Salas As-
1982, 1992c, 1998, 2001, 2007; Estermann, J., traín, R., 2003, 2005; Salazar Bondy, A., 1968;
1998; Fornet-Betancourt, R., 2001, 2003, 2004; Schutte, O., 1987, 1993; Serrano Caldera, A.,
Gaos, J., 1944, 1945, 1980; Gómez, R.J., 2004; 2007; Sidekum, A., 2000; Sobrevilla, D., 1996; So-
Gargallo, F., 2004; Guadarrama, P., 1995b, 1998, ler, R., 1959, 1976, 1980; Ubieta, E., 1993; Ungo
1998b, 2001b; Jalif de Bertranou, C.A., 2001; Montenegro, U., 2000; Villoro, L., 1998; VV.AA.,
Lenkersdorf, C., 2002; Martínez Montiel, L.M., 1976, 1979, 1984, 1991, 1993b, 1995b, 2000; Zea,
1995; Miró Quesada, F., 1974, 1981; Montiel, E., L., 1953, 1957, 1965, 1975, 1976b, 1978, 1986b,
2000; Picotti, D., 1998; Rico, A., 2000; Rivara de 1987, 1998.
ÍNDICE GENERAL

Introducción, por Enrique Dussel 7

PRIMERA PARTE: PERIODOS

PRIMERA ÉPOCA. LAS FILOSOFÍAS DE ALGUNOS PUEBLOS ORIGINARIOS

Introducción, por Enrique Dussel 15

1. La filosofía náhuatl, por Miguel León-Portilla 21


2. La filosofía maya, por Miguel Hernández Díaz 27
3. La filosofía tojolabal, por Carlos Lenkersdorf 33
4. La filosofía quechua, por Josef Estermann 36
5. La filosofía mapuche, por Ricardo Salas Astraín 41
6. La filosofía guaraní, por Bartomeu Melià 47

SEGUNDA ÉPOCA. LA FILOSOFÍA COLONIAL EN LA MODERNIDAD TEMPRANA

Introducción, por Enrique Dussel 55

7. El primer debate filosófico de la modernidad, por Enrique Dussel 56


8. La reacción crítica de los oprimidos, por R.F. González Quezada,
O. Sierra Miranda, U. Chávez Sandoval y R.N. Betanzos Alva 67
9. La filosofía académica, por Mauricio Beuchot 74
10. La lógica en los siglos XVI y XVII, por Walter Redmond 86
11. La filosofía del barroco, por Samuel Arriarán 97
12. El pensamiento filosófico del Caribe 107
12.1. La filosofía en las Antillas Mayores en los siglos XVI al XVIII, por Carlos Rojas Osorio 107
12.2. Equiano y Cugoano. Filosofía afrocaribeña del siglo XVIII, por Paget Henry 110
13. El pensamiento filosófico brasileño de los siglos XVI al XVIII, por Celso Luiz Ludwig 112

TERCERA ÉPOCA. LA FILOSOFÍA ANTE LA MODERNIDAD MADURA 127

Introducción, por Enrique Dussel 129

14. La Ilustración del siglo XVIII 130


14.1. Filosofía, ilustración y colonialidad, por Santiago Castro-Gómez 130
14.2. La ilustración hispanoamericana, por Mario Ruiz Sotelo 143
14.3. El humanismo jesuita, por Mario Ruiz Sotelo 154
15. Filosofía de la independencia, por Carmen Bohórquez 162

[1105]
1106 ÍNDICE GENERAL

16. El pensamiento filosófico conservador, por Carlos Ruiz Schneider 176


17. El romanticismo y el liberalismo, por Marta Pena de Matsushita 194
18. El krausismo, por Katya Colmenares Lizárraga 203
19. El positivismo, por Mario Magallón Anaya y Juan de Dios Escalante Rodríguez 211
20. El pensamiento filosófico del Caribe en el siglo XIX 224
20.1. El caribe hispano, por Adriana Arpini 224
20.2. Blyden y Firmin. La filosofía afrocaribeña inglesa, por Paget Henry 237
21. El pensamiento filosófico brasileño en el siglo XIX, por Euclides Mance 239

Excurso. Las fundaciones de la filosofía latinoamericana, por Leonardo Tovar González 255

SEGUNDA PARTE: CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

Introducción, por Enrique Dussel 265

1. La filosofía antipositivista, por Guillermo Jorge Silva Martínez 266


2. La fenomenología y la filosofía existencial, por Clara Alicia Jalif de Bertranou 278
3. La filosofía cristiana, por Arnoldo Mora 319
4. La filosofía de las ciencias, por Ricardo Gómez 335
5. La filosofía analítica, por Margarita M. Valdés y Miguel Ángel Fernández 352
6. La filosofía de la revolución y marxista, por Raúl Fornet-Betancourt 362
7. La cuestión de la filosofía latinoamericana, por Dante Ramaglia 377
8. La filosofía de la liberación, por N.L. Solís Bello Ortiz, J. Zúñiga, M.S. Galindo
y M.A. González Melchor 399
9. El feminismo filosófico, por Francesca Gargallo Celentani 418
10. La filosofía ambiental, por Ricardo Rozzi 434
11. La bioética, por Salvador Bergel 446
12. La filosofía política, por César Cansino 457
13. La filosofía del derecho, por Antonio C. Wolkmer 471
14. El pensamiento filosófico del Caribe 479
14.1. El Caribe hispano, por Carlos Rojas Osorio 479
14.2. C.L.R. James y Sylvia Wynter. Filosofía afrocaribeña inglesa
del siglo xx, por Paget Henry 492
15. El pensamiento filosófico brasileño, por Euclides Mance 495
16. La filosofía de los “latinos” en Estados Unidos, por Eduardo Mendieta 518

TERCERA PARTE: TEMAS FILOSÓFICOS 523

Introducción, por Enrique Dussel 525

1. La ética, por Ricardo Maliandi 526


2. La estética, por Mario Teodoro Ramírez 542
3. La ontología y la metafísica, por José Antonio Pardo Oláguez 553
4. La filosofía de la historia, por Yamandú Acosta 569
5. La filosofía de la religión, por Juan Carlos Scannone 581
6. La filosofía de la economía, por Germán Gutiérrez 595
7. La filosofía de la pedagogía, por Jorge Zúñiga Martínez 607
8. Los movimientos juveniles y la filosofía, por Hugo Biagini 620
9. La filosofía con niños, por Cristina Rochetti 629
10. La filosofía intercultural, por Raúl Fornet-Betancourt 639
ÍNDICE GENERAL 1107

11. El indigenismo: de la integración a la autonomía, por Héctor Díaz-Polanco 647


12. El pensamiento decolonial, desprendimiento y apertura, por Walter Mignolo 659
13. De Aimé Césaire a los zapatistas, por Ramón Grosfoguel 673
14. El pensamiento filosófico del “giro descolonizador”, por Nelson Maldonado-Torres 683

CUARTA PARTE: FILÓSOFOS Y PENSADORES

Introducción, por Enrique Dussel 701

1. Pensadores y filósofos de los pueblos originarios 702


Amautas: Filósofos andinos, por Josef Estermann 702
Tlamatinime: Filósofos nahuas, por Victórico Muñoz Rosales 703
Tlacaélel (1398-1475/1480), por Victórico Muñoz Rosales 704
Nezahualcóyotl (1402-1472), por Victórico Muñoz Rosales 705
2. Pensadores y filósofos del siglo XVI 708
Vasco de Quiroga (1470?-1565), por Mario Ruiz Sotelo 708
Bartolomé de Las Casas (1484-1566), por Mario Ruiz Sotelo 710
Alonso de la Vera Cruz (1507-1584), por Juan Carlos Torchia Estrada 712
Tomás de Mercado (1523-1575), por Luis Fernando Gaytán Castillo 714
José Acosta (1540-1600), por María Luisa Rivara de Tuesta 715
Antonio Rubio (1548-1615), por Walter Redmond 715
Francisco Suárez (1548-1617), por Óscar Barroso Fernández 717
Juan de Torquemada (1557-1624), por Mario Ruiz Sotelo 718
Antonio Vieira (1606-1697), por Celso Luiz Ludwig 719
3. La reacción crítica de los oprimidos 721
Bernardino de Sahagún (1499-1590), por Juan Carlos Serrano Aguirre 721
Hernando de Alvarado Tezozómoc (1525?-1610), por Luis Fernando Gaytán Castillo 722
Felipe Guamán Poma de Ayala (1526-1613), por María Luisa Rivara de Tuesta 723
Inca Garcilaso de La Vega (1539-1616), por María Luisa Rivara de Tuesta 724
Lucas Fernández de Piedrahita (1624-1688), por Carlos Adrián Moreno Martínez 725
4. Filósofos de los siglos XVII y XVIII 727
Juan de Espinosa Medrano, el Lunarejo (1632-1688), por Walter Redmond 727
Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), por Mario Ruiz Sotelo 729
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), por José Manuel Ríos Guerra 730
Benito Jerónimo Feijóo (1676-1764), por Carlos Beorlegui 732
José Rafael Campoy (1723-1777), por María Del Carmen Rovira Gaspar 733
Francisco Xavier Alegre (1729-1788), por Mario Ruiz Sotelo 734
Francisco Xavier Clavijero (1731-1787), por Mario Ruiz Sotelo 735
Francisco Javier Espejo (1747-1795), por María Del Carmen Rovira Gaspar 736
José Agustín Caballero (1762-1835), por Jesús Tomás Portillo Juárez 738
5. Pensadores y filósofos de la emancipación 739
Toussaint L’Ouverture (1743-1803), por Carlos Rojas Osorio 739
Juan Pablo Viscardo y Guzmán (1748-1798), por Carmen Bohórquez 740
Francisco de Miranda (1750-1816), por Carmen Bohórquez 741
Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811), por José Luis Romero Tejeda 744
Servando Teresa de Mier (1763-1827), por José Luis Romero Tejeda 745
José María Morelos y Pavón (1765-1815), por Sandra Guadalupe Inacua Gómez 746
Simón Rodríguez (1769-1853), por Jorge Fernando Hernández Avendaño 748
Simón Bolívar (1783-1830), por Sergio Amed Urbán Lezama 748
José de la Luz y Caballero (1800-1862), por Francisco Isaac Cerqueda Sánchez 751
6. Pensadores y filósofos conservadores 752
Silvestre Pinheiro Ferreira (1769-1846), por Celso Luiz Ludwig 752
1108 ÍNDICE GENERAL

Andrés Bello (1781-1865), por Hugo Enrique Andrade Pedroza 753


Lucas Alamán (1792-1853), por Salvador Méndez Reyes 754
Diego Portales y Palazuelos (1793-1837), por Hugo Enrique Andrade Pedroza 756
Gabriel García Moreno (1821-1875), por Jorge Edgar Castañeda Huitrón 756
Juan León Mera (1832-1894), por Jorge Edgar Castañeda Huitrón 757
7. Pensadores y filósofos liberales 759
José María Luis Mora (1794-1850), por Mario Magallón Anaya 759
José Esteban Echeverría (1805-1851), por Marta Pena de Matsushita 760
Eduardo Ferreira França (1809-1857), por Eli Carlos Dal’Pupo 760
Juan Bautista Alberdi (1810-1884), por Alejandro Herrero 761
Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), por José Oswaldo Cruz Domínguez 763
José Victorino Lastarria (1817-1888), por Bernardo Subercaseaux 764
Justo Arosemena (1817-1896), por Isaac Jaime Hernández 765
Francisco Bilbao (1823-1865), por Clara Alicia Jalif de Bertranou 766
Juan Montalvo (1832-1889), por Isaac Jaime Hernández 768
8. Pensadores krausistas 770
Hipólito Yrigoyen (1852-1933), por Carlos Stoetzer 770
José Batlle y Ordóñez (1856-1929), por Carlos Stoetzer 771
Juan José Arévalo Bermejo (1904-1990), por Carlos Stoetzer 771
9. Pensadores y filósofos positivistas 773
Gabino Barreda (1818-1881), por Victórico Muñoz Rosales 773
Tobías Barreto (1839-1889), por Claudia Rodríguez Corona 775
Luís Pereira Barreto (1840-1923), por Celso Luiz Ludwig 775
Manuel Gonzales Prada (1844-1918), por Arturo Vilchis Cedillo 777
Enrique José Varona (1849-1933), por Claudia Rodríguez Corona 779
Jorge, Juan y Luis Lagarrigue, por Ricardo Salas Astraín 781
Miguel Lemos (1854-1917), por Celso Luiz Ludwig 782
Raimundo Teixeira Mendes (1855-1927), por Celso Luiz Ludwig 784
Carlos Octavio Bunge (1875-1918), por Marisa Miranda y Gustavo Vallejo 785
José Ingenieros (1877-1925), por Dante Ramaglia 786
10. Pensadores y filósofos revolucionarios y marxistas 789
Félix Varela (1788-1853), por Gabriel Bagundo Medina 789
Diego Vicente Tejera (1848-1903), por Esteban Govea 791
José Martí (1853-1895), por Raúl Fornet-Betancourt 791
Juan Bautista Justo (1865-1928), por Hugo Biagini 793
José Carlos Mariátegui (1894-1930), por Raúl Fornet-Betancourt 795
Aníbal Ponce (1898-1938), por Adriana Arpini 797
Adolfo Sánchez Vázquez (1915-), por Stefan Gandler 798
Ernesto Guevara, el Che (1928-1967), por Marta Pena de Matsushita 800
Agustín Cueva (1937-1992), por Fernando Carrera Testa 801
Bolívar Echeverría (1941-), por Stefan Gandler 802
Subcomandante Marcos (1957-), por José Oswaldo Cruz Domínguez 804
Evo Morales (1959-), por Rafael Bautista S. 804
11. Filósofos de Brasil 807
Farias Brito (1862-1917), por Celso Luiz Ludwig 807
Oswald de Andrade (1890-1954), por Euclides Mance 808
Jackson de Figueiredo (1891-1928), por Celso Luiz Ludwig 809
Alceu Amoroso Lima (1893-1983), por Euclides Mance 810
Leonardo van Acker (1896-1986), por Anna Maria Laporte y Neusa Vendramin Volpe 814
João Cruz Costa (1904-1978), por Ana Letícia Barauna Duarte Medeiros 815
Caio Prado Jr. (1907-1990), por Anna Maria Laporte y Neusa Vendramin Volpe 815
Álvaro Vieira Pinto (1909-1987), por Giselle Moura Schnorr 817
Miguel Reale (1910-2006), por Euclides Mance 818
Florestan Fernandes (1920-1995), por Giselle Moura Schnorr 819
ÍNDICE GENERAL 1109

Luís Washington Vita (1921-1968), por Anna Maria Laporte y Neusa Vendramin Volpe 821
Paulo Freire (1921-1997), por Sonia Stella Araújo-Olivera 822
Henrique Cláudio de Lima Vaz (1921-2002), por Domênico Costella 823
Hilton Ferreira Japiassu (1934-), por Anna Maria Laporte y Neusa Vendramin Volpe 824
Leandro Konder (1936-), por Eli Carlos Dal’Pupo 825
Marilena de Souza Chauí (1941-), por Ana Letícia Barauna Duarte Medeiros 826
Antonio C. Wolkmer (1952-), por Leonardo Rossano Martins Chaves 827
Celso Luiz Ludwig (1955-), por Domênico Costella 829
Euclides Mance (1963-), por Domênico Costella 830
12. Filósofos de México 832
Justo Sierra (1848-1912), por Miriam García Apolonio 832
José Vasconcelos (1882-1959), por Miguel Romero Griego 832
Antonio Caso (1883-1946), por Victórico Muñoz Rosales 834
Samuel Ramos (1897-1959), por Victórico Muñoz Rosales 835
José Gaos (1900-1969), por Carlos Beorlegui 835
Eduardo Nicol (1907-1990), por Ricardo Horneffer 837
Antonio Gómez Robledo (1908-1994), por Alfonso Vela Ramos 838
Leopoldo Zea (1912-2004), por José Luis Gómez-Martínez 839
Emilio Uranga (1921-1988), por Luis Fernando Gaytán Castillo 841
Luis Villoro (1922-), por Mario Teodoro Ramírez 842
Ramón Xirau (1924-), por Priscila Pilatowsky Goñi 845
Graciela Hierro (1930-2003), por Francesca Gargallo Celentani 846
Alejandro Rossi (1932-2009), por Miguel Ángel Fernández y Margarita M. Valdés 847
Abelardo Villegas (1934-2001), por Roberto Mora Martínez 848
Enrique Dussel (1934-), por Luis Gerardo Díaz Núñez 849
Juliana González Valenzuela (1936-), por Favián Arroyo Luna 851
Jaime Labastida Ochoa (1939-), por Jorge Alberto Reyes López 852
Carlos Pereda (1944-), por Mario Gensollen 853
Mario Magallón Anaya (1946-), por Isaías Palacios Contreras 854
Mauricio Beuchot (1950-), por Luis Gerardo Díaz Núñez 855
Horacio Cerutti Guldberg (1950-), por María del Rayo Ramírez Fierro
y Gustavo Roberto Cruz 857
Ambrosio Velasco Gómez (1954-), por Dyanna L. Delgado Arenas 859
13. Filósofos de Argentina 860
Alejandro Korn (1860-1936), por Dante Ramaglia 860
Carlos Astrada (1894-1970), por Gerardo Oviedo 862
Coriolano Alberini (1886-1960), por Clara Alicia Jalif de Bertranou 865
Angélica Mendoza (1889-1960), por Florencia Ferreira Funes 867
Francisco Romero (1891-1962), por Juan Carlos Torchia Estrada 868
Nimio de Anquín (1896-1979), por Rosa María Espinoza Coronel 870
Luis Juan Guerrero (1899-1957), por Marcelo Velarde Cañazares 871
Miguel Ángel Virasoro (1900-1966), por Mónica Virasoro 872
Vicente Fatone (1903-1962), por Marcelo Velarde Cañazares 873
Ismael Quiles (1906-1993), por Francisco Leocata 874
Eugenio Pucciarelli (1907-1995), por Roberto J. Walton 875
Risieri Frondizi (1910-1985), por Isaac Jaime Hernández 876
Mario Bunge (1919-), por Martín Labarca 877
Rodolfo Kusch (1922-1979), por María Luisa Rubinelli 879
Arturo Andrés Roig (1922-), por Marisa Muñoz 880
Enrique E. Marí (1927-2001), por Roberto Bergalli 883
Ricardo Maliandi (1930-), por Andrés Crelier 883
Juan Carlos Scannone (1931-), por Dina Picotti 885
Ernesto Laclau (1935-), por Javier Ozollo, José Luis Jofré, Damian Fernández Cataldo
y Gonzalo Flores 886
1110 ÍNDICE GENERAL

Ricardo Gómez (1935-), por Alan Rush 888


Hugo Biagini (1938-), por Marcelo Velarde Cañazares 890
Carlos Cullen (1943-), por Dina Picotti 891
Clara Alicia Jalif de Bertranou (1945-), por Juan Carlos Torchia Estrada 892
14. Filósofos de Uruguay 894
José Enrique Rodó (1871-1917), por Yamandú Acosta 894
Carlos Vaz Ferreira (1872-1958), por Miguel Andreoli 896
Arturo Ardao (1912-2003), por Yamandú Acosta 899
Mario Sambarino (1918-1984), por Pablo Melogno 900
Juan Luis Segundo (1925-1996), por Raúl Alfonso Sastre 901
Yamandú Acosta (1949-), por Agustín Courtoisie 902
15. Filósofos de Chile 903
Enrique Molina (1871-1964), por Pablo Salvat Boloña 903
Félix Schwartzmann (1913-), por Juan Antonio Massone 904
Jorge Millas (1917-1982), por Maximiliano Figueroa 905
Humberto Giannini (1927-), por Jorge Acevedo Guerra 906
Roberto Torretti (1930-), por Eduardo Carrasco 908
Ricardo Salas Astraín (1957-), por Jaime Retamal Salazar 909
16. Filósofos de Paraguay 910
Rafael Barrett (1876-1910), por Osvaldo Gómez Lezcano 910
Adriano Irala Burgos (1928-2003), por Sergio Cáceres Mercado 912
Ticio Escobar (1947-), por Charles Quevedo 914
17. Filósofos de Bolivia 917
Guillermo Francovich (1901-1990), por José Luis Gómez-Martínez 917
Manfredo Kempff Mercado (1922-1974), por Jorge Alberto Reyes López 919
18. Filósofos de Perú 920
Alejandro Deústua (1849-1945), por J. Octavio Obando Morán 920
Mariano Ibérico (1892-1974), por J. Octavio Obando Moran 921
Alberto Wagner de Reyna (1915-2006), por J. Octavio Obando Moran 922
Francisco Miró Quesada (1918-), por María Luisa Rivara de Tuesta 924
Augusto Salazar Bondy (1925-1974), por Adriana Arpini 926
María Luisa Rivara de Tuesta (1930-), por Marisa Muñoz 929
David Sobrevilla (1938-), por J. Octavio Obando Moran 930
Mario Mejía Huamán (1946-), por Enrique Guzmán 931
Miguel Giusti (1952-), por Víctor Krebs 932
19. Filósofos de Ecuador 934
Juan León Mera (1832-1894), por Carlos Paladines 934
Pío Jaramillo Alvarado (1884-1968), por Omar Martínez Escamilla 935
20. Filósofos de Colombia 936
Luis López de Mesa (1884-1967), por Carlos Uribe Celis 936
Julio Enrique Blanco de La Rosa (1890-1986), por Eduardo Bermúdez B. 937
Fernando González Ochoa (1895-1964), por Francisco Isaac Cerqueda Sánchez 938
Luis Eduardo Nieto Arteta (1913-1956), por Jorge Fernando Hernández Avendaño 938
Danilo Cruz Vélez (1920-), por Edgar Calderón Santana 939
Estanislao Zuleta (1935-1990), por Hugo Enrique Andrade Pedroza 940
Guillermo Hoyos Vásquez (1935-), por José Manuel Ríos Guerra 940
Carlos B. Gutiérrez (1936-), por Juan Carlos Serrano Aguirre 942
21. Filósofos de Venezuela 944
Juan David García Bacca (1901-1992), por Carlos Beorlegui 944
Ernesto Mayz Vallenilla (1925-), por Alfredo D. Vallota 946
Juan Antonio Nuño Montes (1927-1995), por Claudia Batisda Cid 949
José Manuel Delgado Ocando (1928-), por Brigitte Bernard 950
José Rafael Núñez Tenorio (1933-1998), por René Arias 951
Ludovico Silva (1937-1988), por Mara Lilian de Guadalupe Rodríguez Ventura 952
ÍNDICE GENERAL 1111

Carmen Bohórquez (1946-), por Lino Morán Beltrán 952


Gloria Comesaña-Santalices (1946-), por Antonio Boscán Leal 953
Ulises Moulines (1946-), por Ricardo Gómez 954
Álvaro Márquez-Fernández (1952-), por Zulay Díaz Montiel 955
22. Filósofos de Centroamérica 957
Florencio del Castillo (1778-1834), por Marco Antonio Reyes 957
Diego Domínguez Caballero (1915-), por Miriam Nazario Cruz 957
Héctor-Neri Castañeda (1924-1991), por Ricardo Gómez 958
Ignacio Ellacuría (1930-1989), por Héctor Samour 960
Franz Hinkelammert (1931-), por Juan José Bautista 962
Ricaurte Soler (1932-1994), por Clara Alicia Jalif de Bertranou 966
Alejandro Serrano Caldera (1938-), por Benjamín Kelvin Ortega Santillán 966
Urania Ungo (1955-), por Briseida Allard 968
23. Filósofos del Caribe 970
Eugenio María de Hostos (1839-1903), por Adriana Arpini 970
Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), por Xóchitl González Juárez 973
Medardo Vitier (1886-1970), por Esteban Govea 975
Juan Isidro Jiménes-Grullón (1903-1983), por Carlos Rojas Osorio 976
Frantz Fanon (1925-1961), por Nelson Maldonado-Torres 976
Esteban Tollinchi (1932-2005), por Carlos Rojas Osorio 979
Raúl Fornet-Betancourt (1946-), por Diana de Vallescar 980
Pablo Guadarrama González (1949-), por Carlos Rojas Osorio 982
Lewis Gordon (1962-), por Nelson Maldonado-Torres 983
24. Filósofos “latinos” en Estados Unidos 985
Ernesto Sosa (1940-), por Margarita M. Valdés y Miguel Ángel Fernández 985
Walter Mignolo (1941-), por Nelson Maldonado-Torres 986
Jorge J.E. Gracia (1942-), por Roberto Omar Álvarez Ortiz 988
Ofelia Schutte (1945-), por Roberto Omar Álvarez Ortiz 988
María Lugones (1948-), por José Trinidad Mendoza 989
Linda Martín Alcoff (1955-), por Eduardo Mendieta 990
Eduardo Mendieta (1963-), por Enrique Dussel 991
Nelson Maldonado-Torres (1971-), por Eduardo Mendieta 991

Bibliografía citada general 993

Apéndices
1. Mapas 1078
2. Índice de filósofos y pensadores 1081
3. Algunos colaboradores de esta obra 1097

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