Razonamiento clínico, evaluación y registro de los hallazgos
Este capítulo sigue un enfoque escalonado para ayudarle a adquirir las habilidades fundamentales del razonamiento y la evaluación clínicos, así como para registrar sus observaciones; no habla de decisiones sobre el pronóstico y el tratamiento. Una vez que se ha ganado la confianza del paciente, ha realizado una anamnesis detallada y ha terminado las partes requeridas de la exploración física, llega el momento decisivo para formular su evaluación y el plan. Utilizando un razonamiento clínico sensato, ahora debe analizar sus observaciones e identificar los problemas del paciente. Asimismo, tendrá que compartir sus impresiones con el paciente, despejar sus posibles preocupaciones y procurar que entienda y dé su conformidad para los pasos siguientes. Por último, tiene que documentar sus observaciones en el historial del paciente de forma precisa y legible, de modo que comunique los antecedentes del paciente y los motivos fundamentales de su evaluación y plan a los demás miembros del equipo de atención sanitaria. La anamnesis y la exploración física exhaustivas constituyen la base de la evaluación clínica. Como se explicó en el capítulo 1, mediante una buena entrevista se recaban los antecedentes a partir del paciente o de sus familiares, los llamados datos subjetivos, y se llevan a cabo la exploración física y las pruebas, conocidas como datos objetivos. A medida que se avanza en la evaluación, se pasa de la descripción y la observación al análisis y la interpretación. Se selecciona y agrupa la información relevante, se analiza su significado y se intenta explicar de manera lógica recurriendo a los principios de la ciencia biopsicosocial y biomédica. La historia clínica del paciente tiene un doble propósito: refleja el análisis que uno hace del estado de salud del paciente y documenta las características únicas de sus antecedentes, exploración, resultados analíticos y de otras pruebas, evaluación y plan, en un formato escrito formal. En una historia clínica bien realizada, cada uno de los problemas de la evaluación se anota siguiendo un orden de prioridad junto con una explicación de las observaciones que lo respaldan y un diagnóstico diferencial, seguido de un plan para tratar dicho problema.
EVALUACIÓN Y PLAN: PROCESO DEL RAZONAMIENTO CLÍNICO
Debido a que la evaluación tiene lugar en la mente del médico, el estudiante puede sentirse incapaz de entender el proceso del razonamiento clínico, que a veces le puede resultar inaccesible e incluso misterioso. Los médicos experimentados a menudo piensan muy rápido, con poco esfuerzo aparente o consciente. Los psicólogos cognitivos han demostrado que los médicos siguen tres tipos de razonamiento para resolver los problemas: reconocimiento de patrones, desarrollo de esquemas y aplicación de las ciencias básicas y clínicas pertinentes. Cómo identificar los problemas y establecer los diagnósticos: pasos en el razonamiento clínico Identificar los hallazgos anómalos. Elabore una lista con los síntomas del paciente, los signos que haya observado durante la exploración física y cualquier informe de laboratorio disponible. Localizar anatómicamente las manifestaciones. Al localizar las manifestaciones, procure ser lo más específico posible y recuerde que tendrá que decidir entre una región corporal, como el tórax, o un sistema orgánico, como el sistema musculo esquelético. Por otro lado, quizá pueda definir la estructura exacta implicada. Esta etapa puede ser sencilla. Los síntomas de picor en la garganta y el signo de eritema e inflamación de la faringe, por ejemplo, localizan claramente el problema en la faringe. Sin embargo, otros síntomas pueden ofrecer más dificultades. El dolor torácico, por ejemplo, puede originarse en las arterias coronarias. Interpretar los hallazgos señalando el proceso más probable. Los problemas del paciente suelen derivar de un proceso patológico que afecta a alguna estructura corporal. Hay multitud de estos procesos clasificados de manera variable, como congénitos, inflamatorios o infecciosos, inmunitarios, neoplásicos, metabólicos, nutricionales, degenerativos, vasculares, traumáticos y tóxicos Otros problemas son fisiopatológicos como consecuencia de alteraciones en las funciones biológicas. Por último, hay problemas psicopatológicos, como los trastornos del estado de ánimo, por ejemplo, la depresión. Proponer hipótesis sobre la naturaleza del problema del paciente. Aquí puede valerse de todos los conocimientos y experiencia que haya reunido, y aquí es también donde la lectura ayuda en particular a conocer los patrones de las anomalías y las enfermedades y a agrupar convenientemente los hallazgos de su paciente. Razonamiento clínico: formulación de hipótesis sobre los problemas del paciente 1. Seleccione los hallazgos más específicos e importantes que apoyen su hipótesis. Si el paciente dice que sufre «el dolor de cabeza más terrible de su vida», náuseas y vómitos, por ejemplo, y usted descubre una alteración de la consciencia, edema de papila y meningismo, base su hipótesis más en un aumento de la presión intracraneal que en un trastorno gastrointestinal 2. Utilice sus inferencias sobre las estructuras y los procesos implicados para ajustar los hallazgos a todos los trastornos que usted sabe que pueden producirlos. Por ejemplo, puede asociar el edema de papila del paciente con una lista de estados que modifican la presión intracraneal 3. Elimine las posibilidades diagnósticas que no expliquen los hallazgos. 4. Sopese las diferentes posibilidades y seleccione el diagnóstico más probable de todos los que podrían justificar las manifestaciones del paciente. Usted busca una adecuación, lo más estricta posible, entre la presentación clínica del paciente y un caso típico de ese trastorno. Para la selección puede ayudarse de otras pistas. La probabilidad estadística de una determinada enfermedad para un paciente de esta edad, sexo, grupo étnico, hábitos, estilo de vida y lugar de residencia debería acotar notablemente la selección. La cronología de la enfermedad también marca la diferencia. Una cefalea en un contexto de fiebre, exantema y rigidez de cuello, que aparece de manera repentina en 24 h, obliga a pensar en un problema muy distinto al de una cefalea recurrente a lo largo de años asociada a estrés, escotomas visuales, náuseas y vómitos, que se alivia con el reposo. 5. Por último, conforme elabore posibles explicaciones del problema del paciente, preste especial atención a los trastornos que puedan poner en peligro la vida y sean tratables, como la meningitis meningocócica, la endocarditis bacteriana, la embolia pulmonar o el hematoma subdural. En este momento deberá esforzarse para minimizar el riesgo de omitir trastornos más raros o menos probables que, si se tratara de alguno de ellos, sería particularmente ominoso. Verificar las hipótesis. Ahora que ha elaborado una hipótesis sobre el problema del paciente, estará listo, en principio, para verificar la hipótesis. Es muy probable que necesite ampliar la anamnesis, efectuar nuevas maniobras de exploración física o solicitar estudios de laboratorio o de imagen para confirmar o descartar su diagnóstico de sospecha o aclarar cuál de las dos o tres posibilidades diagnósticas ofrece más verosimilitud. Establecer un diagnóstico de trabajo. Ahora ya puede elaborar una definición preliminar del problema. Trate de hacerlo con la máxima claridad y certeza que permitan los datos. Puede limitarse a un síntoma, como «cefalea tensional de causa desconocida». En otras ocasiones tendrá que definir explícitamente el problema indicando su estructura, proceso y causa, por ejemplo «meningitis bacteriana, neumocócica», «hemorragia subaracnoidea del lóbulo temporoparietal izquierdo» o «enfermedad cardiovascular hipertensiva con dilatación ventricular izquierda e insuficiencia cardíaca congestiva». Aunque los diagnósticos se basen, en esencia, en el descubrimiento de estructuras anómalas, procesos alterados y causas concretas, con frecuencia atenderá a pacientes cuyas manifestaciones no encajen a la perfección en estas categorías. Algunos síntomas se resisten al análisis y a cualquier explicación médica. Otros problemas se relacionan con episodios estresantes de la vida del paciente. Acontecimientos como la pérdida del trabajo o de un ser querido pueden aumentar el riesgo de enfermedad. La identificación de estos acontecimientos y el apoyo al paciente para que elabore estrategias de afrontamiento son tan importantes como el tratamiento de una cefalea o de una úlcera duodenal. Elaborar un plan con el cual el paciente esté de acuerdo. Debe identificar y anotar un plan para cada problema del paciente. El plan fluirá de forma lógica a partir de los problemas o de los diagnósticos que haya encontrado, y especificará los siguientes pasos que deben darse. Estos pasos varían desde pruebas para confirmar o evaluar mejor un diagnóstico hasta consultas con un especialista.
CÓMO EVALUAR LA EVIDENCIA CLÍNICA
Los síntomas, los signos, las pruebas y los estudios de imagen le ayudarán a reducir la incertidumbre acerca de si un paciente sufre o no un determinado trastorno. Los datos clínicos, entre ellos los análisis de laboratorio, son intrínsecamente imperfectos. Aprenda a aplicar los principios de fiabilidad, validez, sensibilidad, especificidad y valor predictivo a sus datos clínicos y a las pruebas que solicite. Estas características le permitirán saber qué grado de confianza ofrecen sus datos y los resultados del análisis cuando evalúe la presencia o la ausencia de una enfermedad o problema. Además, debe saber y aplicar otros dos conceptos: la medida kappa (κ) de concordancia y las razones de verosimilitud. Estos siete instrumentos estadísticos constituyen medidas habituales para evaluar la evidencia que usted hallará en la literatura clínica Principios y uso de la selección de pruebas: 1.Fiabilidad. Indica la precisión con que las mediciones repetidas de un mismo fenómeno relativamente estable dan el mismo resultado. La fiabilidad puede medirse para un observador o para más de uno. Validez. Indica la proximidad con que una determinada observación se corresponde con el «estado verdadero», o la mejor medida posible de la realidad. 3.Sensibilidad. Identifica el porcentaje de personas que da un resultado positivo entre un grupo de personas que padece esa enfermedad o trastorno, o el porcentaje de personas con un resultado verdadero positivo en comparación con el número total de personas que, en realidad, padecen la enfermedad. Cuando la observación o la prueba resultan negativas y la persona sufre la enfermedad, se habla de un resultado falso negativo.
4.Especificidad. Indica el porcentaje de personas con un resultado negativo de la prueba
entre un grupo de personas que no sufren una enfermedad o trastorno determinados, o el porcentaje de personas con un resultado «verdadero negativo» en comparación con el número total de personas sin la enfermedad. Si la observación o la prueba dan un resultado positivo, pero la persona no sufre la enfermedad, se habla de un resultado falso positivo. 5. Valor predictivo. Indica en qué medida un síntoma, signo o resultado determinado – tanto positivo como negativo– predice la presencia o ausencia de enfermedad. 6. El valor predictivo positivo es la probabilidad de enfermedad de un paciente con una prueba positiva (anómala), o el porcentaje de «verdaderos positivos» de la población total con la enfermedad. 7. El valor predictivo negativo es la probabilidad de no sufrir el trastorno o la enfermedad cuando la prueba es negativa o normal, o el porcentaje de «verdaderos negativos» de la población total sin la enfermedad.
APRENDIZAJE CONTINUO: CÓMO INTEGRAR EL RAZONAMIENTO CLÍNICO, LA
EVALUACIÓN Y EL ANÁLISIS DE LA EVIDENCIA CLÍNICA Los conceptos de sensibilidad y especificidad ayudan a la recopilación y al análisis de los datos y definen incluso algunas estrategias básicas de la entrevista. Las preguntas con una gran sensibilidad, si reciben una respuesta afirmativa, ayudan mucho a la detección y a la recopilación de pruebas favorables a una hipótesis. La combinación de los datos de la anamnesis y de la exploración física le ayudará a verificar sus hipótesis, detectar entre los trastornos posibles, elaborar el caso y confirmar un diagnóstico incluso antes de realizar otras pruebas diagnósticas La ausencia de determinados síntomas y signos también ayuda al diagnóstico, sobre todo si suelen darse en un trastorno concreto Los médicos experimentados utilizan este tipo de lógica, aunque ignoren los fundamentos estadísticos. Comienzan por plantear hipótesis preliminares en cuanto el paciente describe el motivo de la consulta, luego establecen evidencias a favor de una o más de estas hipótesis y desechan otras según van avanzando en la anamnesis y la exploración física, evitando conclusiones prematuras que puedan llevar a errores diagnósticos . Para establecer la enfermedad actual extraen elementos de otros apartados de la anamnesis, como los antecedentes personales, los antecedentes familiares y la revisión por sistemas.