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La epistemología de Thomas Kuhn1

Fernanda Ostermann
Instituto de física
Universidade federal de Río Grande do Sul

Resumen: En este trabajo se presenta la epistemología propuesta por Kuhn a partir de algunos
conceptos principales de su teoría: paradigma, ciencia normal, revolución científica e
inconmensurabilidad. El modelo kuhniano considera el desarrollo científico como una secuencia
de periodos de ciencia normal en los cuales la comunidad científica adhiere a un paradigma.
Estos periodos, a su vez, son interrumpidos por revoluciones científicas marcadas por
crisis/anomalías en el paradigma dominante que decretan su ruptura o disolución. La crisis es
superada cuando surge un nuevo candidato a paradigma. Al comparar el antiguo y el nuevo
paradigma, Kuhn defiende la tesis de la inconmensurabilidad. También se discute en este trabajo
algunas implicaciones de sus ideas en la enseñanza de las ciencias.

1. Introducción.

El trabajo de Thomas Kuhn es un marco importante en la construcción de una imagen


contemporánea de la ciencia. Sus ideas sobre el desarrollo científico constituyen un enorme
precurso –la primera edición de su primer libro La estructura de las revoluciones científicas es de
1962– en una época en la cual autores como Lakatos y Feyerabend aún no habían publicado sus
obras principales y Popper no había sido traducido al inglés.
Al proponer una nueva visión de ciencia, Kuhn elabora críticas al positivismo lógico en la
filosofía de la ciencia y la historiografía tradicional. En síntesis, esta postura epistemológica
superada por el modelo kuhniano afirma, entre otras cosas, que la producción del conocimiento
científico comienza con la observación neutral, se da por inducción, es acumulativa y lineal y sus
resultados obtenidos son definitivos. Por lo contrario, Kuhn ve la observación como antecedida
por teorías y, por tanto, como no neutral (apuntando con ello la inseparabilidad entre
observaciones y presupuestos teóricos); afirma que el “método inductivo” no tiene justificación
lógica y reconoce el carácter constructivo, inventivo y no definitivo del conocimiento. Esta

1
Traducido por Daniel Quiroz Ospina. Traducción inédita con fines exclusivamente académicos.
posición se configurará más tarde como consenso entre los filósofos contemporáneos de la
ciencia. Hoy en día asistimos a un rico y controvertido debate entre los diferentes modelos de
desarrollo científico (modelos como el de Popper, Lakatos, Feyerabend, Toulmin, Laudan, entre
otros); pero al mismo tiempo podemos reconocer que cada una de estas posiciones representa, a
su modo, una oposición a la postura empirista-inductivista.
Ya en detalle, para Kuhn la ciencia sigue este modelo de desarrollo: una secuencia de
periodos de ciencia normal, en los cuales la comunidad de investigadores adhiere a un paradigma
que se interrumpe gracias a una revolución científica (ciencia extraordinaria). Los episodios
extraordinarios están marcados por anomalías/crisis en el paradigma dominante, culminando con
su ruptura.
Un posible esquema para el modelo de ciencia kuhniano sería el siguiente:

A continuación, discutiremos con más detalle los conceptos centrales de la teoría de Kuhn
presentados en la figura 1.
2. Paradigma.

“Paradigma” es ciertamente el concepto más fundamental de su teoría. Por eso, tras la


publicación de La estructura de las revoluciones científicas, se generó una gran polémica en
torno al significado de este concepto. En 1965, cuando se realizó el “Seminario internacional de
filosofía de la ciencia” en Londres –evento histórico para la discusión sobre el tema– Kuhn
recibió varias críticas.
Margaret Mastermann, por ejemplo, constató la ambigüedad presentada por la palabra
“paradigma” en su primera obra: según ella, el término fue utilizado por Kuhn de veintidós
maneras diferentes. Tras reconocer las confusiones inducidas por la presentación original, Kuhn
esclareció su significado en el “Posfacio” a la edición de 1969.
El término “paradigma” tiene un sentido general y un sentido restringido. El primero es
empleado para designar todo el conjunto de compromisos de investigación de una comunidad
científica (constelación de creencias, valores y técnicas compartidas por los miembros de una
comunidad determinada). En este sentido, Kuhn aplicó la expresión “matriz disciplinar”.
“Disciplinar” porque se refiere a una postura común a los practicantes de una disciplina
particular; “matriz” porque está compuesta por elementos ordenados de varias especies, cada uno
de los cuales exige una determinación más pormenorizada. Los principales tipos de componentes
de una matriz disciplinar son:

- Generalizaciones simbólicas: se asemejan a leyes de la naturaleza. Algunas veces se


encuentran en forma simbólica; por ejemplo, F=ma. Otras veces se expresan con
palabras: “a toda acción corresponde una reacción igual y contraria”.
- Modelos particulares: son modelos ontológicos o heurísticos que proporcionan las
metáforas y analogías aceptables; por ejemplo: “las moléculas de un gas se comportan
como pequeñas bolas de billar elásticas que se mueven arbitrariamente”.
- Valores compartidos: son valores a los cuales adhieren los científicos; por ejemplo: las
predicciones deben ser exactas; las predicciones cuantitativas son preferibles a las
cualitativas; cualquiera sea el margen de error permisible, éste debe ser respetado
regularmente en determinada área. Existen también valores mediante los cuales se
juzgan teorías completas: deben ser simples, estar dotadas de coherencia interna, ser
plausibles y compatibles con otras teorías existentes en el momento.
- Ejemplares: este último tipo de paradigma se refiere al sentido restringido de esta
palabra a la que Kuhn le dio tanta importancia. Ejemplares son las soluciones de
problemas encontrados en los laboratorios, exámenes, capítulos de manuales científicos
y publicaciones periódicas, las cuales sirven para educar a los estudiantes durante su
formación científica. Al descubrir, con o sin ayuda del profesor, una manera de encarar
un nuevo problema científico como si fuese un problema que ya encontró antes, el
estudiante pasaría a dominar el contenido cognitivo de la ciencia que, según Kuhn,
estaría, no en las reglas y teorías, sino en un lugar anterior, es decir en los ejemplos
compartidos establecidos por los problemas. Kuhn nos ofrece una ilustración de este
punto de vista a través de una generalización simbólica –la segunda ley de Newton–:
F=ma. Cuando se confrontan con una determinada situación experimental, los
estudiantes aprenden a seleccionar fuerzas, masas y aceleraciones relevantes. Esto
ocurre a medida que pasan de una situación problemática a otra y enfrentan el problema
de adaptar la forma F=ma al tipo de problema: caída libre, péndulo simple, giroscopio,
etc. Una vez percibida la semejanza y reconocida la analogía entre dos o más problemas
distintos, el estudiante puede establecer relaciones entre los símbolos y aplicarlos a la
naturaleza según maneras que ya han demostrado eficacia. La forma F=ma funciona
como instrumento que informa al futuro científico qué similitudes procurarse y señala
el contexto dentro del cual la situación debe ser examinada. De esa aplicación resulta la
habilidad para ver la semejanza entre una variedad de situaciones, lo que causa que el
estudiante pase a concebir las situaciones problemáticas como un científico:
encarándolas a partir del mismo contexto que los otros miembros de su grupo de
especialistas.

3. Ciencia normal.

Ciencia normal es la tentativa de forzar la naturaleza a encajar dentro de los límites


prestablecidos y relativamente inflexibles provistos por el paradigma, o sea, modelar la solución
de nuevos problemas según los problemas “ejemplares”. La ciencia normal no tiene como
objetivo sacar a la luz nuevas especies de fenómenos; en realidad, aquellos que no se ajustan a los
límites del paradigma con frecuencia no son vistos. En vez de eso, la investigación científica
normal está dirigida a la articulación de aquellos fenómenos y teorías ya establecidos por el
paradigma. La ciencia normal restringe drásticamente la visión del científico, puesto que las áreas
investigadas son ciertamente minúsculas. Pero estas restricciones nacidas de la confianza en el
paradigma son esenciales para el desarrollo científico. Kuhn nos ilustra con una metáfora que
relaciona la ciencia normal con la solución de rompecabezas. Para llamarlo rompecabezas, un
problema debe no solamente poseer una solución asegurada, sino también obedecer a reglas
(punto de vista establecido, concepción previa) que limitan tanto la naturaleza de las soluciones
como los pasos necesarios para obtenerlas.
Una comunidad científica, al adquirir un paradigma, adquiere también un criterio para la
elección de problemas que, una vez aceptado el paradigma, pueden ser considerados como
dotados de una solución posible. Los problemas –tipo rompecabezas– son los únicos que la
comunidad aceptará como científicos y animará a sus investigadores a resolver. Una de las
razones por las cuales la ciencia normal parece progresar tan rápidamente es que sus practicantes
se concentran en problemas que sólo su falta de habilidad podría impedir resolver.
La imagen de ciencia normal concebida por Kuhn es la de una actividad extremadamente
conservadora en la cual hay una adhesión estricta y dogmática a un paradigma. Mas esa rigidez
de la ciencia normal es, según Kuhn, una condición necesaria para el progreso científico. Para el
autor, sólo cuando los científicos están exentos de analizar críticamente sus fundamentos
teóricos, conceptuales, metodológicos e instrumentales que utilizan en sus áreas pueden
concentrar sus esfuerzos en los problemas de investigación que su área enfrenta. Al debatir con
Popper un posible criterio de demarcación (criterio que distinguiría la ciencia de la pseudociencia
o metafísica), Kuhn afirma que la ciencia se diferencia de otras actividades por poseer un periodo
de “ciencia normal” en el cual habría un “monismo teórico” (existencia de un único paradigma).
Según Kuhn: “es precisamente el abandono del discurso crítico lo que marca la transición para
una ciencia”.
Algunos ejemplos de ciencia normal presentados por Kuhn son: la astronomía durante la
Edad Media (paradigma ptolemaico), la mecánica de los siglos XVIII y XIX (paradigma
newtoniano), la óptica del siglo XIX (paradigma ondulatorio), la teoría de la relatividad en el
siglo XX (paradigma relativista).
Kuhn clasifica los problemas que constituyen la ciencia normal en tres tipos:
1. Determinación del hecho significativo: con la existencia de un paradigma, los hechos
empleados en la resolución de los problemas requieren mayor precisión en su
determinación en una mayor variedad de situaciones. Como ejemplos de
determinaciones significativas de hechos, Kuhn cita en la astronomía la posición y la
magnitud de las estrellas, los periodos de eclipse de las estrellas dobles y de los
planetas; cita también en la física las compresiones de onda, las intensidades espectrales
y las conductividades eléctricas. Los intentos de aumentar la agudeza y extensión del
conocimiento científico sobre ciertos hechos ocupan una fracción significativa de la
actividad de los científicos durante el periodo de ciencia normal. La invención, la
construcción y el perfeccionamiento de aparatos son también actividades realizadas
para tales fines. Los aceleradores de partículas (como el que existe en Fermilab – USA)
son un ejemplo de hasta dónde los científicos están dispuestos a ir si un paradigma les
asegura la importancia de los hechos que investigan.
2. Armonización de los hechos con la teoría: esta actividad del periodo de ciencia normal
consiste básicamente en la manipulación de teorías para llevarlas a predicciones que
puedan ser confrontadas directamente con la experiencia y en el desarrollo de equipos
para la verificación de predicciones teóricas. En la historia de la ciencia tenemos como
ilustración la máquina de Atwood, inventada casi un siglo después de la publicación de
los Principia mathematica de Newton para establecer la primera demostración de la
segunda ley de Newton. Más recientemente, la construcción de aceleradores para la
detección de partículas subatómicas (como el quark-top) previstas teóricamente (por el
modelo estándar). Este tipo de trabajo científico consiste en buscar una concordancia
cada vez más estrecha entre la naturaleza y la teoría. Es interesante observar que la
existencia de un paradigma provee el problema a ser resuelto. La concepción del
aparato capaz de resolver el problema está basada en el propio paradigma, esto es, sin
los Principia, por ejemplo, las medidas hechas con la máquina de Atwood no habrían
tenido ningún significado.
3. Articulación de la teoría: esta clase de problema en la ciencia normal es considerada por
Kuhn como la más importante de todas. Consiste en el trabajo emprendido para
articular la teoría del paradigma, lo cual resuelve algunas de sus ambigüedades y
permite la solución de problemas hasta entonces no resueltos. Algunas de las
experiencias que apuntan a la articulación están orientadas a la determinación de
constantes físicas. La determinación de la constante de gravitación universal (G) por
Cavendish en la última década del siglo XVIII es un ejemplo de articulación del
paradigma newtoniano. Con todo, los esfuerzos para articular un paradigma no se
limitan a la determinación de constantes universales; pueden también apuntar a leyes
cuantitativas: la ley de Couloumb sobre la atracción eléctrica es un ejemplo. No
obstante, existe una tercera especie de experiencia que tiene el objetivo de articular un
paradigma. Con frecuencia, un paradigma que se ha desarrollado para un determinado
conjunto de problemas es ambiguo en su aplicación a otros fenómenos estrechamente
relacionados. Con esto, se invierte tiempo en la reformulación de teorías, adaptándolas
a la nueva área de interés. Este trabajo lleva a otras versiones, físicamente equivalentes,
pero más coherentes desde el punto de vista lógico o estéticamente más satisfactorias.
Un ejemplo de esta actividad es la formulación analítica de la mecánica clásica o los
trabajos de Euler, Lagrage, Laplace y Grauss que buscaban perfeccionar la adecuación
entre el paradigma de Newton y la observación celeste.

4. Revoluciones científicas.

Hay periodos en los cuales un rompecabezas de la ciencia normal fracasa en la producción


de los resultados esperados. En vez de ser asumidos como rompecabezas, los problemas son
ahora considerados como “anomalías”, lo cual genera un estado de crisis en el área de
investigación llamado “periodo de ciencia extraordinaria”. Ahora bien, ¿por qué la ciencia
normal, un trabajo que no se dirige hacia las novedades (tiende incluso a suprimirlas), puede ser
tan eficaz en provocarlas? Kuhn responde a esta cuestión afirmando que la ciencia normal, por su
misma rigidez, llega a un nivel de detalle y precisión de la integración entre observación y teoría
que no podría ser alcanzado de otra manera. Sin los instrumentos especiales, construidos sobre
todo con fines previamente establecidos, los resultados que conducen a las anomalías podrían no
ocurrir (solamente sabiendo con precisión lo que se debería esperar se puede ser capaz de
reconocer que algo está errado). Cuanto más grandes sean el alcance y la precisión de un
paradigma, tanto más sensible será este como indicador de anomalías y, en consecuencia, de
ocasiones para un cambio de paradigma.
La emergencia de nuevas teorías está precedida generalmente por un periodo de
inseguridad profesional, pues ello exige la destrucción del paradigma a larga escala y grandes
alteraciones en los problemas y las técnicas de la ciencia normal. Kuhn menciona tres grandes
ejemplos de crisis y emergencia de un nuevo paradigma en la historia de la ciencia:

1. Fin del siglo XVI: fracaso del paradigma ptolemaico (modelo geocéntrico) y
emergencia del paradigma copernicano (modelo heliocéntrico).
2. Fin del siglo XVIII: sustitución del paradigma flogístico (teoría del flogisto) por el
paradigma de Lavoisier (teoría sobre la combustión del oxígeno).
3. Inicio del siglo XX: fracaso del paradigma newtoniano (mecánica clásica) y
surgimiento del paradigma relativista (teoría de la relatividad).

Kuhn observa en estos tres ejemplos que:


1. La nueva teoría surgió solamente después del fracaso en la actividad normal de
resolución de problemas.
2. La nueva teoría surge una o dos décadas después del inicio del fracaso
3. La solución para cada uno de esos ejemplos fue anticipada en un periodo en el cual la
ciencia correspondiente no estaba en crisis. Tales anticipaciones fueron ignoradas
precisamente por no haber crisis.

Los científicos no rechazan paradigmas simplemente porque se enfrenten con anomalías.


Tras haber alcanzado el estatus de paradigma, una teoría científica sólo es considerada inválida
cuando existe una alternativa disponible para sustituirla. Las teorías no son falseadas por medio
de comparación directa con la naturaleza. Decidir el rechazo de un paradigma es siempre decidir
simultáneamente la aceptación de otro. La transición a un nuevo paradigma es lo que Kuhn llama
“revolución científica”.
Una revolución científica, en la cual puede surgir una nueva tradición de ciencia normal,
está lejos de ser un proceso acumulativo obtenido a través de una articulación del viejo
paradigma; en vez de ello, es una reconstrucción del área de estudio a partir de nuevos principios,
lo cual altera algunas de las generalizaciones teóricas elementales del paradigma, así como
muchos de sus métodos y aplicaciones.
La emergencia de un nuevo paradigma es, para Kuhn, repentina, en el sentido de que puede
ocurrir “en medio de la noche” en la mente de un hombre profundamente inmerso en la crisis. El
cómo ese individuo inventa (o descubre que inventó) una nueva manera de ordenar los datos es
una cuestión que Kuhn considera no investigable (en sus palabras, inescrutable) y afirma que así
será permanentemente. En general, según este filósofo de la ciencia, los hombres que hacen esas
invenciones fundamentales son jóvenes o nuevos en el área en crisis, esto es, menos
comprometidos con el viejo paradigma.
Durante el periodo de transición, el antiguo paradigma y el nuevo compiten por la
preferencia de los miembros de la comunidad científica; esos dos paradigmas rivales representan
diferentes concepciones del mundo. Si surgen nuevas teorías para resolver las anomalías
presentes en la relación entre una teoría existente y la naturaleza, entonces la nueva teoría exitosa
debe permitir hacer predicciones diferentes de aquellas derivadas de su predecesora. Esa
diferencia no podría ocurrir si las dos teorías fuesen lógicamente compatibles. Es en ese sentido
que Kuhn emplea la expresión “inconmensurabilidad de paradigmas”, cuyo aspecto fundamental
es que los proponentes de los paradigmas rivales practican sus oficios en mundos diferentes. La
idea de inconmensurabilidad está relacionada con el hecho de que los estándares científicos y las
definiciones son diferentes en cada paradigma. Para sustentar la tesis de que las diferencias entre
paradigmas sucesivos son al mismo tiempo necesarias e irreconciliables, Kuhn da como ejemplo
la revolución científica que sustituyó el paradigma newtoniano por el relativista. Según el autor,
esta transición ilustra con particular claridad la revolución científica como un dislocamiento de la
red conceptual a través de la cual los científicos veían el mundo. Para Kuhn, debemos superar la
concepción de que la dinámica newtoniana puede ser derivada (como un caso particular) de la
dinámica relativista (este es comúnmente el abordaje de los libros en los cursos universitarios de
física). Kuhn argumenta, entre otras cosas, que los referentes teóricos de los conceptos
einsteinianos no son en modo alguno idénticos a aquellos conceptos newtonianos que llevan el
mismo nombre: la masa newtoniana se conserva, la masa einsteiniana se convierte en energía.
Por tratarse de una transición entre inconmensurables, el paso de un paradigma a otro no
puede ser hecho paso a paso por imposición de la lógica y de experiencias neutrales. Por tener ese
carácter, dicha transición no es y no puede ser determinada simplemente por los procedimientos
de validación característicos de la ciencia normal, pues estos dependen parcialmente de un
paradigma determinado y tal paradigma, a su vez, ha sido puesto en cuestión. Cuando los
científicos participan en un debate sobre la elección de un paradigma, su papel es necesariamente
circular. Cada grupo utiliza su propio paradigma para argumentar a favor de ese mismo
paradigma. Si hubiese apenas un conjunto de problemas científicos, un único mundo en el cual
ocuparse de ellos y un único conjunto de estándares científicos para su solución, la competencia
entre paradigmas podría ser resuelta de manera rotunda, por ejemplo, contando el número de
problemas resueltos por cada uno de ellos. Sin embargo, tales condiciones nunca se satisfacen
completamente. Aquellos que proponen los paradigmas en pugna siempre estarán en desacuerdo,
aunque sea en una mínima escala. ¿Cómo son llevados entonces los científicos a realizar la
revolución?
Aunque sea algunas veces necesario que pase una generación para que la revolución se
realice, las comunidades científicas terminan convirtiéndose eventualmente a nuevos paradigmas.
Algunos científicos, especialmente los más viejos y experimentados, se resisten indefinidamente,
pero la mayoría termina por convertirse. Ocurrirán conversiones cada vez hasta que, al morir los
últimos opositores, todos los miembros de la profesión pasarán a orientarse por un único –y ahora
diferente– paradigma.2
De esta manera, para Kuhn, la naturaleza del argumento científico tiene que ver con la
“persuasión” más que con la prueba. Los científicos adoptan un paradigma por todo un conjunto
de razones que, en general, se encuentran enteramente fuera de la esfera de la ciencia.
Kuhn afirma que el científico que adopta un nuevo paradigma necesita tener fe en su
capacidad de resolver los grandes problemas con que se enfrenta, siendo apenas consciente de
que el paradigma anterior fracasó en algunos de ellos. La crisis instaurada por el antiguo
paradigma es condición necesaria pero no suficiente para que ocurra la conversión. Es igualmente
necesaria la existencia de la fe en el candidato a paradigma escogido aunque este no necesite ser
ni racional ni correcto. En algunos casos, sólo hacen falta consideraciones estéticas personales e
inarticuladas para que algunos científicos se conviertan al nuevo paradigma.
Kuhn es acusado por Popper, Lakatos, entre otros, de proyectar una imagen irracional del
debate científico. Para Lakatos, “crisis” es un concepto psicológico –un pánico contagioso– y la

2
Las dificultades en la conversión han sido observadas incluso por los propios científicos. Max Planck comentó que
“una nueva verdad científica no triunfa convenciendo a sus opositores […] sino esperando a que sus opositores
finalmente mueran y la nueva generación crezca familiarizada con esa nueva verdad.”
“revolución científica” kuhniana es irracional, una cuestión de psicología de masas, lo cual haría
de este modelo una reducción de la filosofía de la ciencia a psicología o sociología de los
científicos.
En respuesta a estas críticas, Kuhn adopta una posición más moderada. Según esta
posición, existen “buenas razones” compartidas por la comunidad científica que son aplicadas en
los debates científicos. Algunas de esas “buenas razones” se refieren a las cualidades de una
buena teoría: precisión, consistencia, simplicidad, amplitud de aplicación, fecundidad. Estas
serían usadas en la comparación de teorías rivales. No obstante, las “buenas razones” funcionan
como valores y, en consecuencia, pueden ser aplicadas de maneras diversas por los científicos en
casos específicos.
En cuanto a la inconmensurabilidad, Kuhn enfrenta el problema de una forma menos
problemática, sugiriendo entonces que los científicos, al participar de debates
interparadigmáticos, deben reconocerse mutuamente como miembros de diferentes comunidades
de lenguaje y, a partir de ahí, convertirse en “traductores”. El proceso de “traducción” propuesto
por Kuhn no garantiza la conversión, pues los científicos pueden concordar en cuanto a la fuente
de sus diferencias y asimismo mantenerse fieles a sus teorías, ya que los valores que ellos
comparten pueden ser aplicados de forma distinta.
De cualquier manera, Kuhn continúa atribuyendo un grado significativo de arbitrariedad a
los debates, involucrando en ellos juicios de valor que considera elementos importantes de la
práctica científica.
Con respecto a la noción, explícita o implícita, según la cual los cambios de paradigma
llevan a los científicos a una aproximación cada vez mayor hacia la verdad (postura de Popper y
Lakatos), Kuhn asegura que podemos explicar tanto la existencia de la ciencia como su éxito sin
necesidad de apelar a un objetivo preestablecido. El proceso de desarrollo científico corresponde
a la selección, a través de un “conflicto”, de la manera más adecuada de practicar la ciencia –
selección realizada en el interior de la comunidad científica. El resultado final de una secuencia
de “ciencia extraordinaria”, separada por periodos de ciencia normal, es el conjunto de
instrumentos notablemente ajustados que llamamos de “conocimiento científico moderno”. Los
estadios sucesivos de desarrollo científico están marcados por un aumento de la articulación y
especialización del saber científico. Para Kuhn, todo ese proceso puede haber ocurrido, como en
el caso de la evolución de las especies (teoría darwinista), sin el beneficio de una verdad
científica fijada permanentemente, de la cual cada estadio del desarrollo científico sería un
ejemplar más aproximado.
Según sus críticos, la filosofía kuhniana tiende a un relativismo. Una vez concebido el
paralelismo que existe en la tesis de la inconmensurabilidad, es posible concluir que ambos
paradigmas pueden ser ciertos, o sea, no se puede probar que uno de ellos está más cerca a “la
verdad”.

5. Conclusión: Kuhn y la enseñanza de las ciencias.

Las ideas kuhnianas representan una referencia importante para el trabajo en el aula. La
visión de ciencia transmitida en las aulas y libros didácticos, así como las estrategias de
enseñanza utilizadas pueden fundamentarse en el modelo de Kuhn sobre el desarrollo científico.
Al adoptar esa postura epistemológica, estaremos cuestionando la imagen que científicos y
legos tienen de la actividad científica, la cual disfraza la existencia y el significado de las
revoluciones en el campo de la ciencia. El desarrollo científico es visto en general como algo
básicamente acumulativo y lineal, como algo que consiste en un proceso comparado con
frecuencia con la adición de ladrillos en una construcción. En esta concepción, la ciencia habría
alcanzado su estado actual a través de una serie de descubrimientos e invenciones individuales,
las cuales, una vez reunidas, constituirían la colección moderna de descubrimientos científicos.
Sin embargo, la ciencia no se desarrolla de esa forma. Según el modelo kuhniano, muchos de los
problemas de la ciencia normal contemporánea sólo comenzaron a existir después de la
revolución científica más reciente.
Zylbersztajn propone, en relación con una estrategia basada en la filosofía de Kuhn, que los
alumnos de disciplinas científicas sean tomados como científicos kuhnianos. Los pasos o
instrucciones delineados en esta estrategia son:

1. Aumento del nivel de conciencia conceptual: los alumnos, en esta etapa, deben
concientizarse de sus concepciones alternativas.
2. Introducción de anomalías: el objetivo principal de esta instrucción es crear una
sensación de incomodidad e insatisfacción con las concepciones existentes a través del
conflicto entre estas y el pensamiento científico. Se pueden aplicar demostraciones,
experimentos y argumentos teóricos. Esta instrucción sería el equivalente al periodo de
ciencia extraordinaria en el modelo de Kuhn.
3. Presentación de la nueva teoría: en esta etapa, los alumnos reciben un nuevo conjunto
de ideas que resolverán las anomalías. El profesor, mientras tanto, hará el papel de
científico que intenta convertir a los otros a un nuevo paradigma.
4. Articulación conceptual: esta instrucción es el equivalente a los “rompecabezas” de
la ciencia normal. En este estadio, los esfuerzos se dirigen a la interpretación de
situaciones (experimentales o teóricas) y a la resolución de problemas.

Este artículo sólo pretende ser una introducción a las ideas de Kuhn. La importancia de su
teoría en el campo de la filosofía de la ciencia es inmensa, por lo que no puede agotarse aquí. En
los últimos años, además, la investigación sobre la enseñanza de las ciencias ha buscado una
fundamentación más actualizada en su concepción del desarrollo científico. Entre las
implicaciones de su modelo podemos destacar:

1. La problematización del conocimiento y, en consecuencia, el cuestionamiento de la


visión de la ciencia tan difundida en los libros y las aulas (la enseñanza del “método
científico” como una secuencia rígida de pasos de comienza con una observación y
culmina con un descubrimiento).
2. La búsqueda del paralelismo (a veces encontrado, a veces no) entre la historia de la
ciencia y las concepciones de los niños acerca de los fenómenos físicos.
3. La búsqueda de la correspondencia entre epistemología y aprendizaje, en el sentido
de utilizar su teoría para entender algunas cuestiones sobre la dinámica del cambio
conceptual e inspirar posibles metodologías de enseñanza.
6. Bibliografía.

- Feyerabend, P. (1986). Tratado contra el método. Madrid: Tecnos.


- Kuhn, T. (2013). La estructura de las revoluciones científicas. México D.F: Fondo de cultura
económica.
- Kuhn, T. (1982). La tensión esencial. México D.F.: Fondo de cultura económica.
- Kuhn, T. (1975). “¿Lógica del descubrimiento o psicología de la investigación?” En: I. Lakatos
y A. Musgrave. (Eds.). La crítica y el desarrollo del conocimiento. Barcelona: Grijalbo.
- Kuhn, T. (1975). “Consideración en torno a mis críticos”. En: I. Lakatos y A. Musgrave. (Eds.).
La crítica y el desarrollo del conocimiento. Barcelona: Grijalbo.
- Lakatos, I. (1989). La metodología de los programas de investigación científica. Madrid:
Alianza Editorial.
- Lakatos, I. (1975). “La falsación y la metodología de los programas de investigación científica”.
En: I. Lakatos y A. Musgrave. (Eds.). La crítica y el desarrollo del conocimiento. Barcelona:
Grijalbo.
- Laudan, L. (1977). Progress and its problems. Berkeley: University of California Press.
- Mastermann, M. (1975). “La naturaleza de los paradigmas”. En: I. Lakatos y A. Musgrave.
(Eds.). La crítica y el desarrollo del conocimiento. Barcelona: Grijalbo.
- Popper, K. (1980). La lógica de la investigación científica. Madrid: Tecnos.
- Popper, K. (1975). “La ciencia normal y sus peligros”. En: I. Lakatos y A. Musgrave. (Eds.). La
crítica y el desarrollo del conocimiento. Barcelona: Grijalbo.
- Toulmin, S. (1972). Human understanding. Oxford: Clarendon Press.
- Zylbersztajn, A. (1991). “Revoluçoes científicas e ciência normal na sala de aula”. En: M.
Moreira y R. Axt. (Eds.). Tópicos em ensino de ciência. Porto Alegre: Sagra.

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