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JORGE GAMARRA rofotne Titular da Derecho Ci TRATADO DE DERECHO CIVIL URUGUAYO TOMO xi DOCTRINA GENERAL DEL CONTRATO Vol. 6 ‘SIMULACION - NEGOCIOS FIDUCIARIOS NEGOGIOS INDIRECTOS TERCERA EDICION Relmpresién inalterada i FUNDAGION DE CULTURA UNIVERSITARIA’. 1992 wok SIMULACION DOCTRINA GENERAL DEL CONTRATO- VOL. 6 spresiGn, 1989 vreimpresion, 1992 i Jorge Gamarra Derechos reservados Dela presente edicién i FUNDACION DE CULTURA UNIVERSITARIA i 25 de Mayo 568 - Tel. 96 11 62 - MONTEVIDEO PUIG! BRUTAU, Fundamentos de derecho civil, CASTAN TOBEAAS, Derecho elvil espacl coma y LENNECCERUS NIPPERDEY, Derecho elvl eelona 1850, ‘A LEON HURTADO, La volunady In eapaiad en los alos Sri ‘Santiago de Chile 1952, fails CAMARA, La simulacin en los acto CAPITULO I VOLUNTAD Y DECLARACION 1, Teoria de Ta voluntad y teoria de 1a declaractén. —-En el centro mismo de las enconadas disput i de la divergencia entre una y otra. Fue precisamente para por esa falta de correspondencia, que se construyeron las dos {rindes doctrinas cliscas,conocides por el nombre de “teria de In'voluntad” y “leoria de Ia declaaclén de voluntad”, porque en La docttina voluntarista se inicia con(Sayicry} a ella corres- ponde la posicién que define el negocio juridiee toma un acta d= Yoluntad ditigido a la producclén de efectos {uridicos, En us nbn contlenden exter doctinas, noonek ciona este problema, planieado La misma opodelén se estudia en et campo, de Is titerpeetciéa, 4 Jonce Gamanna corigenes el querer individual Ja propia fuente u origen d mitiva resulta atemperada h ncular el et la ley, pero siempre se entiende que la veluntad es la esencia del negocio juridico. Las consecuencias les de esta tesis son et corolario elacuerdo de negocio es mula abeslutames conseatimiento es descrito como un acuerdo de voluntades voluntad, ademés, debe ser vilida: quando ro-, sulta_visiada par error, dol ia, el vicio de Ja voluntad seasloiia.la nulidad relativa del contrate, Finalmente, desacuerdo entre la voluntad interna y su declaracién, producido, por ejemplo, por un error en la deel la voluntad’ (nuncio 0 telegrama, valor a la voluntad interna, y por ende, formactén del consentimiento, Esta doctring inspira en. Cédiga Napoleso, yen consec modelo, ielve otorgando divergencia impide la ineas generales la filosotia del » alluruguayo, que Io tuve por sncimada, El derécho no valora el estado de inimo tnteion, que sbietivamente no es percepltle,mlenires no be exlerivisa; vate, Hecen cambio. la manifestacién de voluntad, que correspende al momento socal. El destinatario de la declaracién tiene derecho a suponer que 42 maniletacién de voluatad que recibe 29 ajurta « eine del sujeto que la emiti6; se decide a contratar teniendo en cuenta 4a manifestaclén, puesto que ésta es la dnica zona de Ja voluntad. Ge,22 contraparte que aparece visible (la voluntad interra ay ssutor de la declaracién le es desconocida). | emr(2) BARASSI, obbie, 8; OSTI, Contato, 3, 50 nota 2; MOSS" Geateaio, sa. 99 Y ST, px TT y 8th, SOLFI, 5, 14 ex acts (3) SCHALE, ct. por FERBARA (Sionlucién, f.28)° 0 ‘Tratavo DE Denecno Civit, Unvevaro 9 Si hubiera que atenerse a la voluntad interna, In seguridad de la contratacién desapa por completo, ya que lor cambios interiores de Ja vol tales para el destinat ‘aceptada por el destinatario, puesto que medié acuerdo entre las decla- -consentimiento,se,coneibe, no como.ecuer™ 19 como, acuerdo. de, declaraciones de. volun~ Ja doctrina de a voluniad fe partida un momento indivi- stlende al momento socieh ‘extremas, que ¢2" desde dos ingulos opuestos. 2. Apreciactin critica, — Mi se construye tomando como punt dual, la doctrina de la deel: Se trata, pues, de dos pot ‘caran el mismo fenér Por ello ningin derecho admite sas ds ‘tinas; se consagran, en camblo, posiciones intermediag o de tran- saccién. Por ejemplo, 1os proples voluntaristas ‘no aceptan a relevancia de la reserva mental; la impugnacién por vicios del consentimiento es de recibo en tiendas declarscionistas, Hay que preguntarse, asimismo, sino estamos ante una fafa posieién. Puede sostenerse que la declaracién sin la voluntad sea tn cuerpo iin alma, y también es posible postular que la decla- zaclén no es otra cosa que la propia voluntad encarnada. Ea rea lided el dilema no se reduce a optar entre una y ott, porque Je que cuenta es la manifestacién.dela saluntad. No estamos, THUR, m, 2 62, 100; BETTI, Negoclo juridico, 45,261; SCONA (Contribute, $3, 131; PACCHIONY, Die. eile, BEL ca aa Jonar Gamanna ‘Pues, ante dos términos antitéticos e inconciliables, sino ante “los dos Indos, los dos poles de un mismo fendmeno” te la élecelén entre el predominio de los princi- tro sistema corresponde al derecho positive de cada pais (*)."¥ mis aiin: en la eleccién de las soluciones concre. fas, que el deiecho positive adopte, militan razones de oportuni. Gad; es el eaio de la eficacia de las declaraciones = ecto de tercerés, a las que el Cédigo declara inoponibles 1580) (}), Hay alguna zona donde la —entte Ia voluntad inter- za y la declaraclin—es inevitable, Dentro de nuestro sistema, y Gel francés, el error en la declaracién o en la trasmisién de 1a yoluntad, imple la formacién del consentimiento. En derecho ‘lemén este tipo de error carece de relevancia vado 0 atenipe dancia entre la wvalido, Esta tesis fue adoplada liana anterior al, Cédigo de 1942 (2), ; contianzs contempl, en cambio al dest i usta ala ilencén de se any ere ‘aunque exista divergencia entre dy declaracién, el desti- ‘atario —que ignora esta circunstancia— no puede verse opuesta ‘TratApo De Dexzctto Crm. Unvavaro a Ja divergencia, La tutela del destinatarlo,s6lo_cesa_en caso de. mala fe El modemo Cédigo italiano consagra'la doctrina de I fianza al exigir que el error tea reconocible por parte del » que Ta impugnacién por nulidad no proce: del declarante, siempre que este error no sea 2 del Cédigo que en forma pi de voluntades), estas dudas desa- 1245 que trata de las fuentes ce las obligaciones. Alli se dice que “las obligaciones nacen, ya del concussa real de las voluntades de-dos-0-mds person, 107) fecha 1a doetion de la declaraciin en 1868, 7 2 16. 68 los cont el acuerdo Por ello atticulos }207 ) FERRAI Dotting, p. 60 Ademis, no sélo debe existir el consent sino que debe ser valido( Yido, ewando, la_volun de las partes. Este texto e1 ie la doctrina Voluntarista (3), A {aver de Ia-doctrina dela deslaracién pueden citarse los Joucz Gamanna " La exprestin os bien explicit t entendido como acuerdo delas ds Se sostiene que el error en la declaracién o en la los que puedan ocasionarse al destina (art 1269). gue toma en cuenta | y 1580. RA, Simulscléa, p. 49; COVIELLO, 116, ‘49; vessemzo, ide que. lraciones, se atiende de voluntad; corresponde, en cambio, la voluntad interna y anula el sndo esta volunted resulta viciada, : ‘culo {ZB) que establece, como cri- ', Ie busqueda de la comin inten- 5 valorado —en general— ‘en.apoyo CAPITULO CONCEPTOS BASICOS ‘nares. — Cuando se trata de definir la partir del lenguaje comin, porque el d= yporciona ninguna nocién acabada de esta figura. La simulacién no esta definida j tampoco aporta el Cédigo una regulacién orgénica, que ractonal y orde- adamente los dist weno, @ pesar de su enorme import EL Cédigo sruguayo, que se inspiré en el francés, peca pot la misma parquedad de su modelo; los inconvenientes de este lnconlsmo se acrecientan, ademis, porque la simulacién aparece tratada en una sede que no le corresponde: el articulo 1580 figura dentro del capitulo correspondiente a la prueba de las obligaciones. O sea, que en lugar de disciplinar el instituto, delineande su no. cién y regulando sus efectos (relevancia o irrelevaneia juridica), y atiende fundamentalmente a su prueba, esto es, a una mas * ‘adjetiva, que presupone —por supuesto— que se haya die ‘ado previamente una disciplina del aspecto sustancial Sin embargo, hay que advertir estudtosos de Ja simulaci 1, Noctones pret simulacién es menes recho positive no pi Empero esta norm convenient de inspi Fresponde a 1a doctrina tradicional francesa, q ‘mulacién como el resultsdo de dos contratos, uno Gestruye o modifica al otro (lettres et contre-tettres). (1) ALMADA, Sicwtnci6n, 18 4s uw Jonce Gamanna Antes de entrar en materia voy a esbozar sucintament plan general de estudio: en primer lugar se precisara general de este fenémeno juridico Uamado simulaci niclén previa sera deliberadamente amplia, para de el comienzo— el concepto a ninguna de las dis ‘que en doetrina disputan sobre simulacién, Precisado el concepto, examinaré los ele de la simulacién, que pueden coneretarse en torio y en el negocio simulado (estructura aunque también agui hay discrepancias muy a Plano teérico, La doctrina de la simulacién todavia no ‘truida por completo; puesto que su eluboracién continia, sélo es posible presentar el estado actual del tema, que se encuentra aun en evolucién. © requisitos erdo simula- simulactén), Esta primera parte incluye una exposieién eritica de las co- srientes doctrinarias mis calificadas que polarizan el estudio de Ja simulacién. A una doctrina tradicional (Fennana, Covieito), que explica la simulacin por la divergencia entre la voluntad ¢ su declaracién, como un caso de discrepancia entre la voluntad real (interna) y la voluntad declarada, se opone la teoria de los declaracionistas, como Koutten y Mi ign des declaraciones que se te: También la doctrina tra lettres), que inspira nuestro oportunidad, El estudio de la siriul tacién tradicional volunta: tl Embito de a causa, 2 Las dofiniciones doctrinarias, — Como es natural, cada au- tor define a la simulacién en consonancia con la doctrina que acepta en un plano general. Vale decir, que la definiciin est con- dicionada por la posicién que asume en cuanto a la fundamenta- cién dogmitica de la figura Los juristas que, como Fensana y Covitito, expliean la simu- Jackin por una divergencia o contraste entre la voluntad y su de- ‘Traravo be Denecwo Crvit Unuevavo B claracién, la definen como una declaracién deliberada y acorde, de voluntad divergente, para engafar a les terceros () Por su parte, los autores franceses, imbuidos por 1a doctrina teadiconal de es¢ pi, dicen que hay simulaion cuando ce ide un acto apurente son mediftaass 6 sIpeialdes Por ote ‘A su vez, aquellos que exami Quizis la detinicién menos lastrada por un part tco sea 1a de Srourt: Ia simulacién consiste en acuerdo con la otra parte, una voluntad apare se quiere cumplir ningin acto (simula © porque se, tauiere concluir un acto diverso del acto ficticio (simulacisn rela- tiva) (6) 8. La simulactén en ol Teng el autor de Ia obra capil comin para perfilar el concepto de sim: io —co- observa Aunicc#to— puede tener inconvenientes cuando el sige icado vulgar no se ajusta al juridico (?). Pero no es éste el la carencia de una nocién legal —que impone este punto de partida— se agrega la circunstancia de que no hay conteadic. cién entre el, sentido de simulacién en el lenguaje corriente 2 ‘comin y el que le corresponde en acepté el punto de partida de Feana teniendo en cuenta, tam- bién, 1a exhortacién de Auniccnio tendiente e dar una imposta- cién cientifica a la investigacién. El extudlo de FERRARA corresponde ‘Ia doctrina tradicional @ te. A parlir de este libro In doctring evoluclond recer Jo que no es, mostrar una cosa que realmente no ‘origen etimolégico simular es hacer da frecuentemente como procedi- ‘miento, como un complejo de actos que actia por grados. El acuerdo simulatorio es la base de este fenémeno: bresupone necesariamente un aquerda_o entendimiento entre_los ‘imulantes, para producir un acto aparente, ficticio (ao real), ol ‘negocio simulado, con el propisito de engafiar a los terceros (esto fs, 2 aquellos sujetos que no han sido parte en el acuerdo simu latorio). = La simulacién se divide en dos especies; es-absoluta cuando Jes partes erean el nego Inds que producir esta a ‘solute por débajo del hay nada. Es por ello que fue comparada con un fantasma, con una vana sparien: 0 oculta otra cosa, smplo tipico de simulacién que un deudor realiza Para evitar que sus acreedores hagan efeciivar si responsabilidad patrimonlal Ef deudor simula una venta con una persona de su (8) FERRARA, 2, 52. (8) FERRARA, 1, 62 confianza (amigo, pariente); de esta manera, para: los terceros (que'sélo ven esta aparlencia y la tienen por verdadera) el blen ha salido del patrimocio de su deudor, dejando de formar parte de la Wamada garantia genérica del articulo 2772, En la realidad munca cesa de pertenecer al enajenante simulado, porque la venta ‘no es querida, sino ficticia; esti destinada'tan sélo a burlar los derechos del acreedor. Ex_la_simulaclén relative cl negosio simulado_ovulta ofa ‘aquf el paraielo ex con la miscara, com actin relativa tlende un velo destinado & (negocio disimulado), que frente a los ter- ceros debe permanecer oculto, secrete, Por ejemplo, con el propésito de defraudar el impuesto a las naciéa, en cambio, es real, pero esti encubierta por la comprar venta, y por ello no resulta visible a los terceros. Este tipo de simulacién también, adeinis do la naturaleza del contato, (imulacién relativa par cial, Uamada por interposicién de personas), o a los elementos (pot ejemplo, precio que se establece en un monto inferior al real para defraudar al Flsco; fecha que se antedata o post-data) 0 a- cluso a las cléusulas accesorias del negocio, EL propésite de ta pre el engafo: detraue dar al Fisco o a I icar los derechos de los herederos forzosos, burlar la ley eliminando prohibiciones (como Jas que impiden, por ejemplo, la donacién entre céyuges), hacer pasar por eapaz a un sujetoincapaz (postdatando o antedatando ‘adinerado que simula la enajenacién de ‘su patrimonio para escapar a los requerimlentos molestos de sus herederos, ete. Ello no quita que, incluso en estos casos, Ia simu- Jaciém busque y produzca el engaio. _ NORGE GAMARRA Fara faclitar elentendimienta de los desarcollos sabsigulea, tes conviene sefaar qu la extructura de la slmulacén (aoe seed cstudlada pormenorzadamente luego) o0 integre ect, _seuerdo simulatorio > negocio simulado. Estos dos son los elementos _constitutivos_de la simulacién. Deben precisarse y deslindarse cldadosamente, poraie Is tayer Parte de las difcultades del tama provienea do gue’~por lo Gx neral— aparecen confundidos y entemezsladen, Jo be encare Ia cuestin de Ia validee Veremos ue algunos autores hablan de lier yf 3s de nulided. Esta aparente contradic. cién tiene lugar porque no se estudian por separads los clencates de ta simulacién Cuando se dice que la simulacin os nula ebsolutamente nos referimos al negocio simulado, donde falta el cnsentinlentn, poss si bien los simulantes convienen en producir ln simulation. (eons sentimiento para el acuerdo simulatvi), no quieren sunea Cole. brar realmente el negocio simulado; en éstequleren alge opueso slo que declaran Pero, pot otro lado, el acuerdo simulatorio, que es un verda- dero negocio jurdico a mi entender no liiarsecler- famente de mulo, puesto que evea relacionss jes partes; ene —pot tanto aptitad pasa, genes cos (! __ Agu ya tocarnos otro aspecto’ que es necesario aclarar tam: bién ahora para que el lector entre al tema provsto de tes cane denadas: principales. inoponible) de terveros. La redacciéa de nuestro articu- 10 (1580 reproduce esta expina dorsal, que corrésponde al criterio unlvefsal que preside Ja regulacién del proceso simulatorio. Se observa asi una doble relacién: a) la relacién interna, que regula los efectos de la simulaciéa entre las partes simulantes; ‘Taaravo pe Denrcuo Crva, Unuevaro w b) la relectén externa, que se refiere al efecto de Ia simulcién rrespecto de Ios terceros. Esta doble relacién y el distinto tratamiento que tlene Ia st- mulacidn, segin se la considere en sus efector entre las partes (relacién interna), 0 en sus proyecciones hacia el exterior, 6 se3, io simulado, que aparentemente es un negocio verdadero; acuerdo simulatorio permanece oculto, ya que tiene por fin precisamente producir el engafo de los terceros. sible, otra ocul- el negocio simulado. tiene su base en el ‘acuerdo simulatorio, que ellas mismas producen, la de una valoracién o significado subjetivo de la clin a una valoracién o significado ot \umiceutto sefala que las dos doctrinas sn en ver en Ia simulacién una diformidad diera preemineneia a ta valoracién subjetiva, la simu ‘oponible a los tereeros; esta posilén nunca ha do que desapareceria Ia suridad en Tan react tercero quedatiaindeeato frente a une tampa puede concer, porque esti omits, 1a solulén del problema consise en hacer primar la valors- cin subjetiva (Fepreentada por el acuerdo timulatoro) “ear ae feslecisces ts tact etalon Tana decatn gral esraecee to atten Simulantes. Las putes quedan regida, poss, yor el autres Ilataray in valoraclon 0 lgniieado tbjelte de ic gaacion tiene efecio entre las partes (en el dmbito de las relaciones in- tem). En cambio, esta valoraclén subjetiva —por la razén expues- ta no puede proyectarse hacla el exterior; no tiene efecto res- (Ck DISTASO (en Riv. trimestrale, p. 240); BETTT, 69, 201. ‘Mirna —por ello su eflencia erge omnes pero establece #087" clones a 1s opoatblidad que, en Ia pricic, lo aproximan al Feat frances (GEG, 818-518; DAGOT, 172, 174) . a Jorcr Gascanna ‘Teatapo 2c Deneceo Civ Unvauaro a to de terceros (0 e8 inoponible a los terceros). El tercero’ tie fn cuenta el segundo elemento de la simulacién, el negocio simm= te derecho ttats gor vada logue spate sn eect Indo, lo cual sigltca dow coms : porque los simulantes lo han presentado como tal. Esto significa Q) que el acuerdo smulatorio es inoponible a los terceroa gue los tercoros pueden atenerse al negocio simulado y_conside- (esto es, la valoraciéa subjetiva no se extiende mis alla del cer- rarlo como si fuera verdadero; la valoraciéa subjetiva de la si- co limitado a las partes simulant ‘ulseidn $8 termina o agota en la zona de las relacignes internas. GB que los terearos pueden atenerse al negocio simuledo tal Se Uene, asf complementado el esquema anterior: i és negocio Por ello el tercero que deri- 00a oculta } negocio simulado est a cubierto del efecto j que la declaracién de nulidad tiene respecto de terceros (articu- Jo 1565 ineiso 2). Se encuentra en una situaciSn similar al de j Ia adquisicién @ non domino, RIGE LA VALORACION 8 Tratamlento de Ie simulaciéa relative. — SUBJETIVA En Ja simulactén relative el procedi (el acuerdo produce etectas) (Ox simulaelén es inoponible a una complejidad Tas tereeror? hay ua negocto re se lama negocio 8. Partes y fercerox.— El diverso tratamiento'de la simula cid; segin que se examinen. clones internas 0 las exter Este negocio. én, entre partes y terceros es maly jetiva se refiere a las partes; La nulidad del negocio simulado proviene de que se trata de un negorio que no es.querido: es absolutamente nulo porque fal- 4 inal to, que es uno de los elementos esenciales para 7. Estructura del procedimlonto simulatorio y trataralento de evades de los contatos: Peto na ee mle mere tee nee Ja sinalacién, Sus correspondencian — Existe una correlacién exe te del procedimiento de una simulaclén; es por ello que los fran. {re los elementos que componen Ia estructura del procedimiento xses insisten en que la simulacién no es cause de nulidad (in simulatorio y el tratamiento legal que corresponde a la simula- ‘fra, 9). clén, EL primer elemento de Ja simulactén, el acuerdo simulato~ En cambio, ¢]_negacio disimulado, puesto que_es_querids “Fa. sorresponde a la valoraién subjetiva; el segundo, el negocio. sama_tal, como negocio verdadero (y no come mera apariencla simulado, | pata valoraciin objetiva. s © pantalla desplegada tan sélo como instrumento para engafier) -- El tratamlenta de Ia simulaclén ze conereta en otorgar efecto ex villdo, se a la valoracién subjetiva (al acuerdo simulatorio) entre las part Lo que conviene puntuallzar desde ya, en cuanto al negocio” tes pero no respecto de terceros; con referencia a és se toma’ ” 5 disimulade, es que Ja simulacién no puede conferisle uiscens 2 Jorcr Gananza ventaja. En este sentido: por el hecho de ser un negocio oculto este negocio no esti eximido, por ejemplo, de los requisites for- males que debe observar si se realiza ostensil na'franceza tiene otro eriterlo, pero carente e ‘mento juridico, como se regla conviene detenerse. En primer lugar hay ue sefialar que el procedimfento simulatorio desemboca en 1a nus ided absolute del negocio si nulidad— proviene de un vieio int e el exterior como postula Puctsat esté en el centro mismo de la simul Por tanto, el postulado de la doctrina francesa debe relerirse ‘ que Ja simulacién no produce la nulid torio; vale decir, que 1a simulacién tiene Pero esta eficacia interna no convalida la nulided simulado, No ¢s posible, pot tant la teoria de las nulidades. leva las consecuenci del negocio (y.no des- s, pretendiendo que Ia accién de declara- eign de simulacién no es una acclén de nulidad. Posiciones simi. Jares asumieron Bavury y Azacava en nuestro pals, segin se veri elativa); pero ello no significa que el negocio simulads no ses “bulb nl mucho.renas, que la desvinculacién de la eimulacide rec, ecto de las mulidades sea tan completa que conduzca a negar a la ‘aceién de simulacién naturaleza de accién de nulidad. (20 PLANIOL, Tralté em, 1, 1191, 310 448) DAGOT, 37, 272 CAPITULO MIL ANALISIS DE LA SIMULACION EN EL PLANO DOGMATICO 1. Doctrina tradicional: divergencla entre 1a volunted y Ja wualizar que Ja divergencia ‘se da entre lo que 1 celebrar el negocio simulado (por ejemplo, a * FERRARA, ©, 237.58 . 6 Jorcr Gamanna ‘Tratavo pe Denectio Crm. Unuawaxo 2 Dectriaa francesa del doble contrato, — Una Este aspecto corresponde all que hemos crepancia o diformidad entre la valoracién iva", La ancia existe entre lo que las partes de cs, el negocio juridico ppara los francéses el acto 0 frato aparente, se llama cont Iuntad y su manifesta . imulatorio. trata de dos declaraciones que se eliminan. . i Si los actos son cont presupone un orden cronolégico 1 suprimirse lo que ya existe ' conlemporinea no suprime surgimiento, , simplemente impide el ei dee dip eatin — a cin | nt nett tee oe ISTE eth th Dee Sure dove pec ex Ma Ua pc Eat" “Pan om pty dics wl a ee i ae ror alta scene ed ae aes afirman por un inst la realids a a soon chau so era eS le ambivalencia —dice Puctiarri— pero no de parili- ‘side 0 moditieado per un sefundo coutrato, poteror en el Memo, donde se encuentra. 2 Sores Gamsnes Hlencla del efecto juridica que la ley le atribuye; en otros técmi- nos: es slmuledo el acto (Imperative), cuando se realiza sin inte- 65 en la producciéa del efecto juridico propio de su forma”. ‘Y luego concreta la diferencia entre el acto no simulado y el acto sgocio elegido y la intencién préc- esta corriente estin represen- clo juries que priva de ia simulacin. se dan dos Ja causa al negocio si declaraciones combinad: sél0 el despojo, y dejando subsistente —por ello— Ia apariencia de negocio (18). En el pensamiento de Romano la incompatibilidad —destaca- a por Berm— entre la causa de un contrato y la intencién pric- (8) “CARNELUTT, Sisto, mi, 515, 462-469, ‘ner _un fin distinto ‘Taatapo of Deazexo Crvm Unvavaro 2 tea de las partes, deriva del carécter negative de la intencién, en cuando esté dirigido a la negacién de la ejecucién del contrato(*). Por ello el acuerdo simulatorio, segin Rowav, tlende a excluir 5. Dectrign do la cuss. Aspecto critic, — Esta ‘no querido. a lo que sost no falta ni Ja voluntad del acto ni la conei -Sélo_sucede que el postula que en el negocio simulado no debe verse el complejo de dos actividades, una querida y otra no querida, sino un fenémeno unitario, en el cual se combinan miltiples actividades, todas igualmente queridas (24). 6. Otras posiciones, — Para Scocwasactio ‘una manifestacién andmala de la autonomia priv (21) ROMANO, ps 3040, BETTI, Isfusiont i disitio romano, 4, $8, p, 132, nota 2 2¢ et a Jonce Gamamna doble regulactén de intereses: una, destinada a valer respecto de los terceros; otra, que rige sélo entre las partes (*). Respecto del tratamiento'de Ia slmulacién Taineatcut'se pre- gunta sino seria preferible un régimen juridico que sacrficara Ja voluntad de las partes tendiente a impedir que se recurriera # este procedimlento, dado que en la mayoria-de los casos tiene bi i Se podria, por ejemplo, considerar nulo el negocio disimulado, 0 vinculante el negocio simulado (#) 7. Apreciacién general de las doctrinas expuestas.— El exa- men de las doctrinas que acaban de desarrollarse permite extrae: algunas conclusiones de interés. En’ primer lugar, creo que puede admitirse 1 concepeiéa de a simulacién basada en una divergencia entre la voluntid luntad interna, siempre que se tengan en cu las precisiones formuladas al respecto en la parte final de este Bxiste una diserepancia innegable entre las dos declasciones que forman el negocio simulado, tomadas en su conjunts, por ue o, y la verdadera intencién de las partes, que corresponde al Jo interno de la simulacién, por el otro. De esta difernidad es aspecto la doble valoracién Y subjetiva) de que ae habl6 antes (retro, cap. 1,8) El procedimiento simulatorio no puede caracterizarse de acuer~ do con las doctrinas expuestas en los mimeros 2 y 3, sstenond «qe los simulantes declaran una cosa y luego (0 contemporiaee, mente) neutralizan esa declaractén por otra, que compeatin 6 anularia la primera (o la simulténea), Gierto es que estamos ante dos valoraciones o significados contrastantes, pero la oposicién que se da entre ellos es tan silo e perspectiva. En primer lugar, obsérvese que no hay coatraste en ls accién de las partes (de simular, de producis ¢ negocio simulado), porque el resultado se ajusta a la intencién: a quiere roduelt “y se produce— un negocio aparente. Pero, si se cambia el punto de vista y se examina Ia simula- clin desde la perspectiva de los terceros, se tiene un negocio que exteriormente aparece corio un negocio perlecta, proviso ¢é ta, A onng ‘TaarAvo vr Denecuo Crvm Unucvaro mn oy een» el or tna wn gc ver ede, ¥ por tan spor ello que los texcerws tienen deresho 4 taloarle como tal (ilracian sje), forge sb fHramente aa anit Segin qut el punto de vita se desplce al plano de las partes, o al de los irre, predomnlnari une our forma de valorsion Me parece, por tn, sumamenteadecuada la nodlén de embiva: Tena, que propone Postar ‘Ahora bie, los trceros pueden ampararse en la inopoibli~ dade in sma, pero taben pusden edopar ot acid puesta impugnarel negocio simula En est tin caso ale jo, que apaentemente ev perfecto y valid 2 contrtenter (0 etn nego” fit, aparente). ¥ esto se luni yu manifesacon fo querer compar y vende pero no han tenigo munca lantern de hactlo lala voluntad del conte ido) ats bile de ili deni gu rina Jantear el problema dese el punto de vista dela preeminencia Ge i doccina dela volniad tbre la dria dele declare © vicoversa Cuando Fontana invoa conte on delaraconstas Gye, de ser carta eta ora, onl simula haba que at fe al negate woluntad extema ninguna predomina sobre Ia otra. sin la perspectiva desde la cual se mire jesde las partes, rige la valoracién subje- objetiva (2). La cuestién depende dei juego de los intereses en conflict. ‘Si hublera que dar alguna preeminencia en esta euestién alguna de las dos doctrinas fundamentales, seria la teoria de Ja declaracién quien se llevaria la victoria. Porque en virtud de la 2 Jorcr Gawszen inoponibilidad de Ia cimulacién los tercezos estén en condiciones de ampararse en una manifestacién de voluntad que no corres ponde a la intencién de quien declara, iDebe exuminarse el fenémeno de In simulacién desde un pla- no causal o voluntarista? Un planteo del problema, que posfulara estas consideraciones como excluyentes, caeria en una falsa opo- siclén, En realidad, en Ja bese del fenémeno de la simulactén esti Ja yoluntad, La simulacién se inicla indiseuiblemente acuerdo de voluntad. Mis an, en el_negocio simu consentimlento, quieren que se reali Ii funelén del nego eléa de cambio que es propia o esencial de la compraventa, Este aspecto puede deseribirse —eomo lo hace Berm como un abuso Ge la funciéa instrumental. al negocio de esa funcidn instrumental, y el pro- a, al comienzo de su estudio, que no ¢: Prescindir del elemento subjetivo, y que se debe tener en 1a posicién ‘La ubleacién del examen de la simulaclén en el plano causal, en ligar del enfoque voluntaristico, por la concep: ccién que los eseritores asumen en cuanto a la teoria gent negocio juridico. Aquellos que, como Berm, excluyen 1 cia del elemento voluntad en la definicién del- negoci se colocan en causal, porque para ellos el negocio juridi- co es Ja declaracién (la voluntad tal cual resulta al exterior y es it ‘terceros) y 1a voluntad se coloca en un segunda ‘Traravo DE Derecuo Crvm Unvovavo 2 clones, que desplazan el examen de la ‘en el elemento causa, significan un apor- \Smeno, que enriquece su examen, agre- Se tiene, entonces, una vi vando de qué mané simulado, privando Puede sostenerse que tad, porque el negocio eae propasiciones: . 1). el négocio simulado és querido como apariencia 0 como ‘mera forma; ido 2) el negocio simulado no es querido como tel, en el seat de que las partes no in Ta regulaciéa econémica o furidica EF. si es una compraventa no quieren com- ‘decir: falta la voluntad, y por tanto, el con- atinint. Eo desprende incuso de la atimacién de Bere cuando sostine que el negorosimulado es quedo como medio ©). Sobre este problema y mAs exlensemente: negoclos ‘idudari CAPITULO IV ESTRUCTURA Y ELEMENTOS DE LA SIMULACION Ja doctrina mis reciente, el acuerdo negoclo simulado (2), El primer requisito de Ferrara debe ser carece de autonomia respecto del segundo. Ni quiere un acuerdo eatre los simulantes para simulado; no es posible realizar un negocio simulado sin previo acuerdo entre las partes. Lo que puede controvertirse, en cambio, ‘es la forma en que opera este acuerdo: generando una divergencia nlre Ie vlunta y su manifestci,privando de causa al negoclo simulado, paralizando su ejecucié duda que se re- lucir el negocio acuerdo. simulatorio, ra controvertido, en cambio, cual sea la-naturalera © funcién de este acuerdo, porque depende de la possiin doctrinatia que se acepte ' (0 FERRARA, 2, 61; CARIOTA FERRARA, 116, $9091. { \ (2) MIRARELLL Litto non negoclale, 3 Jorce Gauszna Pero le divergencla entre 1a voluntad y la declaraciéa no se esestima aqui en cuanto elemento controvertido, ya que esta razén no seria suficiente, por si sola, para descartar un elemento que, aunque discutible, fuera esencial. Se rechaza porque —como se dijo— carece de independencia o autonomia respecto del acuer~ do simulator de causa al negocio simulado (segin BErT, Esta es la funcion, o el efecto del acuerdo no puede hacerse de ello otro requisite (auténomo e independiente respecto del acuerdo). Considersciones similares caben respecto de la finalided de ‘engafiar. Tampoco este pretendido tercer requisite puede ser sepa~ rado del acuerdo; antes bien: forma parte del simelatorio, y por tant est insprado necesariamente por el propésitoo finalidad de en g2Sar alos terceros, produciendo tin negocio aparente. En suma:_a fnalidad de engafo,—como se dljo: rete, ex pitalom, 4 esa a simulacién (puesto que no se con- ibe uns simula ), pero no_conforma un elemento sepacado del acuerdo, El acuerdo simulatorio es un acuerdo para -engalicr. - En cambio, ni Feseana.ni Castova Feanan, incluyen el nego- cio simulado, que es —éste si— un elemento o requisito de la fen doctrina como de un pro- simulacién. De simulacién se cedimiento complejo, que se miento no est completo sin mulatorio no basta, por si solo, para perfeccionar la simulacién. -La.simulasién.se,consuma cuando se_erea el negocio simuledo, sin ~£Leual el engaiio no es posible. Es facil advertir que el acuerdo simulatorio, relegado al puro Ambito subjetive de los simulantes, serfa un hecho indiferente joridicamente, en tanto que no produjera el negocio simulado. Con el negocio simulado nace 1a trampa apta para engafiar a los terceros; en este momento se completa el procedimiento de la si- milacién, y ésta ingresa a la vida juridica (al exterlorizarse). Por consiguiente, la estructura de la simulacién se_integra ‘con un acuerdo simulatorio (entre dos partes) y un negocio simu- Ataae (9. ) AURICCHIO, p, ()_PUGLIATT, Sian 2; DISTASO, Simulate ROMANO, p. $6; MESSINEO, sloae, ps. 40, 553; ROMANO, Co i. ey p. 259). ‘TrarApo DE Dearcno Crvu, Unucuayo st ‘A estos dos elementos Messina agrega un tercero (la consi ‘macién del engafio) (). Para que la simulacién se perf basta el negocio simulado; se requiere algo més:-la oposi Ia simulaei racién de titularided que el prestanombre o el ficto adquirente realiza sobre la base del negocio simulado (*). Esta tesis de Masera permanecié solitaria, Fue rechazada primero por Frans, quien observa que la consumacién del en- los ataques del exte con el negocio simul azar a cualguier tercero (8). Ambos la simulacign puede producir efecto miltaciones de la prueba) no consiga probs Finalmente, Ja couse simulendi (esto es, ave expla por aud as paris ecutren ales ‘Smportancia seré examinado por separado (infra Lo propio corresponde hacer con los contradocumentos, que son confundides, por la doctrina francesa, con el acuerdo simula- torio (injre, cap. ¥, A). 2, El acuerdo sim simulado, — Aunque ‘se discute mucho acerca de su naturale, Tancion y efectos, ¥ ‘aun mismo respecto de su relacién con el negocio simulado, no hay duda que el acuerdo simulatorio es el elemento cardinal de Ja simulacién; es, como ‘Messtia, “la base de todo el pro- Ast DAGOT sostiene (03, 2 y 58), pero x opinign conte 2 Jonce Gawanna in_un previo entendimiento de egocio simulado. En si mismo rdan.es celebrar un_negoci simu: ,inciden en realizar luego 1a aperiencia de or (porque de otra manera el {usr un negocio apare lado; sus voluntade ‘un negoclo, Vale Se observa asi una identidad de partes en los dos actos quie ‘componen el proceso simulatorio. Las @l acuerdo simulatorio son las que reali lad go el negocio simu- ea que la simulacién puede retercee a un btcho furidico (un done ‘iti 2, 21). Esta opinign es equivecsda, sepia se verd lo una de ells 1o ex Y agregh qua ercroy sno contra una de as partes ‘Taaran0 pe Derecho Civ, Unvovaro 2 BLacuerdo simul: 7 dos ios, pues, el comienzo del procedimients complejo que se am: imulacién, el primer grado o escalén de © ejecucién del acuerdo simu- ‘tos que acaban de exponerse son, a mi entender, puntos firmes, que no pueden discutirse. A partir de ellos comien. zan los problemas de la simulaclén, pues el acuerdo simulatorio constituye el punto central de la configuracién dogmitica de la simulacién. Asi sucede con la funcién del acuerdo. Segin Ja doctrina tradicional ieren declarar, pero no guieren el . Falta, por taito, Ja_voluntad en. te resulta absolutamente nilo (por au- Jos que trasladan la fundamentacién al p ‘Pucuarr— que el seuerdo tiene por func 1a causa del negocio simulado, Estas divergencias no son trascendentes porque —como vimos retro, cap. 11, 6— no influyen en el tratamiento de la simulacién. De todos modos e1 negocio simulado es un negocio absolutamen- te nulo. a Joncr Gamanra ‘Teataoo or Dericuo Crm Unvavaro “a Mis dificil resulta explicar las relaciones que unen al acuerd> Ademés, cuando se trata de una simulacién relativa, el acuer- simulatorfo con el negocio simulade. Aqui puede dudarse funda. do_simulatorio ineluye el consentimiento del negocio di damente si estamos 0 no en presencia de dos actos auténomos; Je pensar que aqui se da, por un lado, cual puede parecer lado, veia en el neg: in negocio obligatorio", que no daba lugar de voluntad ( festa que no hay una nueva mani Ja voluntad se refiere a la decl Blando, con usa grass juriicn ae lo clasfea como negocio deca Se trata de un ne} Jas Telaciones internas. vienen del acuerdo simul P fra en su seno Ia causa porque cuando las Junto a una apariencia flctila, destinada a engafiar a Resta tan silo sefialar hay requisito a una ap s ue rio hay requisite de forma respec- eros, la simulacién contiene una realided-verdadera (secrets), to del acuerdo simulatorio; éste puede ser hecho verbelmente. 0 tar su comportamfento a lo establecido en el CARIOTA FERRARA, p. $32, ‘TeAtADo DE Denecto Crt Unvevaro a @ Jorce Camanna 3. ‘Simulacién y reserva mental. —_La necesidad de un acuer- y su declaractén. Se trata, pues. de figuras afine do simulatorio (esto es, del curso de voluntades de las dos. -£ign aparece, entonces, como una reserva mental, partes simulantes), es un elemento que permite distingulr la a engafiar a los terceres (#), ‘mulacién de la reserva mental. Sobre este punto hay concordan: Pero todas estas aproximaciones deben manejarse con euldar cia de opiniones en la dosti ° 4o; son nada més que eso: meras aproximaciones entre figuras Hay reserva mental cua io ef aeeeen eee aque presentan afinidades, Hamente no quiere Jo que declara ( ‘querer interna Como destaca Mrssiva, con el rigor que le es habitual, 1a ‘rata de privar al acto de eu val Por ello se ha- ‘noponsbilidad de la reserva mental es absouta, mientras que la de bla de reserva mental, y se dice qu: Tecurre a ella Ja simulacién est establecid: mente a favor, y no en con- ‘rata de reservarse, como derecho, no querer luego lo que dijo tra de los terceros (%). Los terceros pueden oo querer antes. ‘mulacién no les es oponit ro también puec ‘También existe unanimidad de pareceres en cuanto a la irre- negocio aparente y probar la simulacién. Asi acciona, por ejem- Je la reserva; Ia reserva mental no produce ‘plo, un legitimario cuando ha sido perjudicado por una donacion en cuenta esa intencién negati ‘noficiosa encubierta bajo otro negocio; asi también sucede con los formulada. La declaracién se acreedores del ficto enajenante. io se aducen varias razones. Ber- no dependen de la v fos por una voluntad p Ia seguridad del comerci 4. Ambito de la simulaciés. — La necesidad de un acuerdo de voluntades en Ia base del procedimiento simulatorio circuns. ceribe el émbits dpl fenémeno. Se comprende que la simulaciéa darse —y éste es su campo natural— en los negocios juri- ata premit ia pensar Frmata que It slain no po: indus en los nego nnterin peru Gios Sees tn sero de voltages para su oraeise Le ees Cite Fomane~ eve reoiado de un aerdo ene i ae ~ “Blain hay puntos de cuits en enbes 4es SE tenes y ae polo mismo, del eapo dels ales calor) ea dst intents subsea ae : 2a eigen ic ee pnt Berri con mucha cautela; sefiala una analogia en el plano si- Meammadimitis Ia pesibilidad de Ia simula colic); la docsna tratienl ve mee oid page ase Tee 7 ° sign; una intimacién, etc), porque alli era posible la cooperacién 2s reserva mental como un caso de divergencia entre la voluntad de dos sujetos (#), el que emite la declaracion y el destinata- interno de uno de los declarantes, y no es cono- inatario de la declaracién, en tanto que Ja simu- Ct FERRARA. & 62: MESSINA , #1; COVIELLO, 118, 4% Ch a FERRARA, p. aii; STOLPL ae ae FERRARA 4 1; CARIOTA FERRARA, p. 352 en note & ISTASO, p. 261; FERRARA, 2.63 y 4,10; MESSINEO, ps8 ea FERRARA 6, Soha, , Messi 9 ern, 0 217 Tra dee eh oes am 0 y a Finan 4 a Gh Nessa pe he Ho de la misma (*). Esta opinién es compartida por la docteina dominante pueden estar inter de $ no las. La sim , Por otra parte, a las declaracionés de voluntad ('°). El no haber tenido en cuenta este aspecto con- duce a Dacor a scluciones erréneas, como la de negar la esen- rdo simulatorio, basindose en que la simulacién hechos juridicos, tales como la constitueién de ¥ por ello, éste es el campo especiti ho puede haber simulaciéa cuan cto se sustancia sélo en ‘un comportamiento, en una activided (4), 5. La simulacién y los vicios del consontimlento. — Al estu- Glar los vicios del consentimiento se observa que esta expresién ‘es impropia, porque éstos se refieren a las voluntades singulares, ‘en tanto que el consentimiento es el resultado de la combinaclén. to” sélo puede aceptarse por tras! se trata, en realidad, de ‘factores que vician las voluntades individuales, cuya reunién piro- uce’el consentimienta, El vicio opera, pues, en lo interno de Ja formacién de la vo- Juntad de cada contratante; este cardcter sirve para distinguirlo Retamente de la simulacién, Con referencia a cada vicio en particular poea cosa puede: agtegarse a lo expuesto, Respecto del error se dice que también, al igual que ‘en la sirsulacién, presenta un caso de divergencia entre la voluntad y Ja declaracién. Pero, ademis del rasgo defi- nidor apuntado (naturaleza unilateral del error; bilateralidad de ‘Taaravo Dz Darzcto Crm Urvcuavo 8 Ia simulaciéa), se observa que esta divergencia es involuntaria en 1 error, y consciente en El dole ti aque responde, al igual que ésta, a un comportamt ‘También en el dolo se trata de prod dirige contre el otro contratante tanto que la CAPITULO V ELEMENTOS EXTERNOS O CONTINGENTES A) LOS CONTRADOCUMENTOS sintesis mas descamada, se documentos tienen no efectos. Esta doctrina francesa w ostensible) es modificado 0 suprimido por Fo), destinado a permanecer secreto. Es a este segundo acto 0 contrato que los franceses llaman contradocumento. Tomo la ion de Pi duce la anterior de Puaxtot biendas se hace una declare ‘contrato (convencién) aparente cuyos efectos quedan modiicados por otro contrate, contemporineo del primero y destinado a ser mantenido en secreto, El acto secreto se denomina contra-docu: i denot tracdon exacta o cuando se celebra un (). PLAMOLRIPERT-ESMEIN, (2) PLANIOL, Trae diem. ty 4a Jorcr Gamanna in salvedad alguna, por todos ‘comentaristas mas antiguos has- docu e naturaleza id destinado a modificar otro contractual; es un contrato que ccontrata, 2 Critica. — Preseindiendo de que la teoria del doble con- trato ya hace tambalear la base misma de esta configuracié ottas razones decisivas que conducen a su rechazo, En primer lugar, el contradocumento, como lo indica su pro- pio nombre y la ubleacién del articulo.J680, es un instrumento(‘). . Ahora bien, este instrumento puede faltar sin_que ello afecte la cexistencia de Ja simulacién. Claro esté que, por lo comiin, las partes redactarin un escri- to estableciendo cual es su verdadera situaci re otros mo- tivos, para ponerse a salvo de un posible abuso del pzestanombre. Pero, aunque ello no suceda, la simulaclén igualmente estar per. fecta, y puede probarse por otros medios. El contradocumento no, -€ pues esencial, sino accesorio_y contingente (3). Algunos pocos autores franceses percibleron la contradiccién Sin entrar todavia a precisar cuél es la funclén que desem- pefia en la stmulacién, diré que la doctrina francesa no sélo asigna (3) MARCADE, ¥, 1321 32; COLIN-CAPITANT, m, pe 3 ‘THER, u, 169-190; JOSSERAND, x, 19, $20, 238; MAZEAUD, DAGOT, €7, st. ‘als ls doctrina es compartida por PEIRANO PACK 221 Cédigo itallano derogado contemplaba también expresamente el jocumeate hecho en instrument publica ste aspecto a sido deviacado, entre otros, por MESSINA (pa. 91 PUGLIATTY (ps. 99:55). ‘Trarazo ve Derrcuo Crit Unvevayo ° naturaleza negocial (contractual) a un elemento probatorio, sino que, ademés, —y esto e mente verbal (y no cionamiento de la se cumple media La confusién de ‘acuerdo simulatorio se opone: al negocio mulatorio necesariamente c oceso simulatorio, que fara en dos voluntades op Pero, sea con esta visién equi «© bien con la correcta impostaci estinada a permanecer oculta miulacién) se contrapone siempre a la voluntad qi ostensiblemente en el negocio simulado (valoracién o significado objetivo). Esta desconformidad es la que conduce a hablar de contra-documento, y no esti mal hacerlo. Aungue es menester precisar, entonces, que: 1) _no debe confundi manifiesta 5f Jonce Gananna ‘Son muy frecuentes las enajenaciones que el espoco realiza, en las visperas del juicio de divorcio, para escapar al pago de una. futura pensién allmenticia en provecho de Dienes que pertenecen a la sociedad conyu; o para excluir Pero donde la causa simulandi es el pilar de toda la sentencia (es en los casos de simulacién relativa, cuando la compraventa (ne- gocio simulado) sirve para enmascarar una donacisn (negocio disimulado). Aguila cause simulandi se confunde con el animus donandi; el andlisis del caso revela una intencién incompatible con Ja enajenacién ‘oneroso; revela que el propésito real vs |. En esta materia, ademés, se destaca que sjenante no tiene ningiin motivo para realizar la operaciéa lo oneroso, porque no pasa por apremios econémicos (29), © carece de un interés real que lo impulse a desprenderse a titulo jenezoso de todo su patrimonio en un’ momento avanzado de su vida. Un hacendado vende simuladamente su estancia al eapataz de 4a.ralsma, La venta oculiaba uina_donaciéa, y se seals, come 2 simulandi, que el vendedor simulado tenia particulares mo- tivos, para favorecer al. comprador, puesto que éste fue su pro. ‘egide. y_setvidor, y administré_ta estancla —como hombre de confianza de su propietario— durante los argos afios.que_su_pac trén_deblé permanecer en, Ia cat CAPITULO Vi SIMULACION ABSOLUTA Y SIMULACION RELATIVA, A) SIMULACION ABSOLUTA de Ia simulacién en dos ta de dos aspectos 10 fenémeno. imulantes se. proponen kato (el negocio simu- 1, Nocién. — Es clisica la divis especies, simulacién absoluta y relati stintos que puede asumir un mi Hay simulacién absoluta cuando, inizamente crear la apariencia de Fiencia, no existe nada. La metifora que compara esta simulacién con un fantasma puede aceptarse, de acuerdo con lo que acaba de exponerse, porque la situat fe lantes no sufre res La modificacin del estado juridico es puramente ficticia, in- sincera (no real), y esti destinadz a crear una apariencia enga- fosa para los terceros. La simulacién absoluta (puesto que realmente no altera la situacién existente) sélo puede servir para perjudicar lor derechos de los terceros; en cambio, la simulacién relativa —como se veri luego— ademas de esta finalidad, es utilizada para evitar el pago 4e los impuestos o burlar ciertas prohibiciones legales (1) 2 Enajenaciones. Negocios dispositives traslativos. — Un deu- dor, que se encuentra amenazado por Ja accién ejecutiva de sus ‘acreedores, busca evitar esta consecuencia enajenando aparente- ‘mente todos sus bienes a una persona de su confianza (amigo 0 paviente). De esta manera conservara sus propiedades, porque los e desprende de sus an la proximidad que la fecha del iorzada y_ ¥ ofrece, ademas, mayores mediante la accién pauliana. fen todos los casos forzada que tiene los bienes del deudor). Eran muy frecuentes en nuestra ventas simuladas que realizaha el, marido, en visperas,del divorcio, para_evitar el pago de_una futura pensién alimenticia a su esposa,.oprivar_a,ésta de bienes que le correspondian, en la pals 9; mientras que el deudor sigue tando del bien por intermedio de un usufructuario simue ‘Trarano pe Deazcwo Crict. Unvevaro aT deudor puede Ademas de los actos de enajenacin el deudor puede recurtir, asimismo, a aumentar su pasive, ereando deudas ficticias, que se ‘aéeguran con una garantia real simulacién por via Estos casos dan lugar i fone el acreedor ejecutante contra la pre- de ezcepcién, que tensién del tercerista El deudor puede sostener que un bien, que es de propiedad suya, pertenece a un tercero, alegando que fo tiene en calidad de depositario o, comodatario, y simulando Ja existencla de un deps- sito o comedato ficticios, creedor. prendarlo, cuando en ta hipétesis coincide con la de 2) puede la constitucién de una prenda con un acre- ‘edor prendario simulado, que valiéndose de su derecho de prefe- rencia, sustraiga el bien a la accién de los demis acreedozes (equl el propletario asume la condiciin de deudor prencario simulado). Jorce Gamarna La Ley de Registr ‘estos riesgos al establecer que ‘Tratavo pr Dereco Civ, Urucuayo 38 “estipular pags adelantados” por mas de 3 0 6 meses (cegin blenes urbanos 0 rurales). Los derechos del edor, fuera de estas previsiones especia- Ginicamente una aparien- que exista otra cosa por el negocio ‘eal’y_querido jotio es mis simple en la acuerdo simulatorio y el lacién relativa como en Ia absoluta el engafio io simulado, que es Ia tinica zona del procedi- ‘lonrato disimulado, no solamente la pruche de éste pa. Tata opnin alo purée exlnrse como un rebio ei can toe paran In dstincén, baste com ‘mulacién relativa en la naluralea del conirate, el contadecomento bein que resulta visible para los terceros; como se. ‘rata de un negocio ficticio, ls tercetos toman por real Io que.es sélo tna apariencia, En la simulacién absoluta el engafo se conereta por completo en esa apariencia: los terceros ereen que el negocio simulado es real; plensan que la operacién visible, que aparece como si fuera ‘una compraventa, es verdaderamente tina compraventa, porque para ellos la-apariencia coincide cor soluta la regulacién es muy simple; be lel negocio sirmulado para establecer Ja real uridiea de las parte ocio simulado no ha existide nunca, no pudo pro- lente, las partes se encuentran tal éomo Elenajenante simulado continda sien- nunca dejé de serlo, ‘Aqui, por lo general, ni siguiera tiene lugar el procedimiento ls restituciones mutuas que, en el sistema general de las S partes en el estido en que se 565 y 1 i antes del contrato (at saracteristicas de la sim dirigido a la no actuacién de los efect prueba (infra, cap. x1) se vera también que ién del contrato es uno de los indicios de ejecucién o cumpliminnto del contrato, que co- srealidad del negocio, va a determinar que, en la rio operar 1a repristinacién, Tetrotrayendo la situacién al estado anterior al contrato, El negocio simulado tiene exactamente el mismo valor, sea en Ja simulacién absoluta o en la relativa; esti sometide —-por ‘ende— al mismo régimen juridieo. ¥ no puede ser otra manera, Puesto que existe ide de naturaleza en el sea que corresponda a la simulacién absoluta 0 ‘ambos casos se trata de un negocio absolutamente nulo, por falta de requisitos esenciales (articulos 1291 y 1560). En consecuencia, frente 2 una simulacién de cualquier clase, sbsoluta 0 relativa, el intérprete se encuentra abocado a tna pric mera operacién, que consisten en quitar de en medio al negocio simulado; esta tarea no difiere cuando se la realiza en uno u otro lipo de simmulaclén, 10) ‘Sobre la cual ba fosstido paticularmente ROMANO en los cle mot tempos (Contribute, pe $040), ‘Traravo oe Dezrctio Civ Urvevaro e La distincién surge en otro plano; mientras que con ella que a terminada la tarea en el caso de Ja simulacién absol relativa existe un plus (que no se encuentra en la absolut negocio disimulade. . 2 Régimen juridico de la simulaciéa rel In solucién. — Todo el prot tiva se reduce a Ia valoraci 20 racién_de_nulidad del negocio, simulado si al negocio. dlsimulads ces, se vuelve patente, Qué le corresponde? ZEs también un negocio rule como el simulado? ,0 es villdo? Y¥ si es valido: qué trascendencia tiene su ocultaciin? Ea sma, es necesario preciser de qué manera fnfluye el procedimien~ to simulatorio sobre un negocio que es real y querido, pero que se ha ocultado bajo el manto de un negocio nulo, porque no {ue queride, Hay una premisa que resulla bisiea para poder conlestar es tas interrogantes, y por ende, ubicar en sus justos términos (0 €2 es) el problema dei tratamiento ra. Puede enunciarse diciendo que lad, ef negocio disimulado es querido por to habria distincién alguna entre la absoluta y relativa y todo el fenémeno de la siraula- iva quedaria circunscripto al Ambito de las nulidades. ” Tal como sefila Canora Feraana,en el plano de lg yoluntad el negocio.disimolada es por completo norm: io El caso_més comin de simulacién relativa es aquel que s© conoce como simulacién en la naturaleza del contrate, Las partes se valen del esquema de la compraventa (negocio simulado) para encubrir una donaciéa (negocio disimulago). La compravemia no es querida, pero se quiere la donaciéa, La simulacién se emplea, en esta especie, para evitar el pa£? de los impuestos (de herencia o a las donaciones), a sta. com0, ingknument (18) CARIOTA FERRARA, 116, 536 50 Jonce Garanna leza del contradocumento, — documentacién del acuerdé if ese acuerdo, y.a través En suma: el contradocumento be considerarse como instrumento maular (), como sefiala Puotrarn:— de- as . ia del contradocumento puede apce- ciarse consultando los ejemplos que lo general, el contradecumento es uni yente simulado, quien reconoce que rece (13), yemana del adqui- opledad no le perte- 4 Naturdlesa dect — Sieado un documento qi lificarse de negocio declar: clarative y puede ser tambiéi ivo (#). La naturaleza declarative fue afirmada por primera vez por Franana (1), © constitutiva del sontradocumento. GAUDEMET, p, 239; HURTADO, ne € dl prove dels simulasione, STOLM, pi 18) FERRARA, p. 363, ‘Tratano De Denzcio Crt Unuewaro st Se trataria de un ne; larativo porque hay un recono- cimiento (con fines probat a le Ia simulacién 5. Impugnactén del contradocumento por vici tad o por simulacién. — Los lamades vicios del cons son en puridad, vicios de la voluntad; por ello el contrat to puede ser impugnado por error, violencia 9 dolo (®) Eleontradocumento puede resultar simulado (non plus ultra de la simulaci6n, dice Fontana), Esta simulacién puede ser pro- Lada por todos los medios de pruebs admitidos por la ley (i), B) LA CAUSA SIMULANDI 4. El engsiic, — La simulacién puede ser licita. El fin de Ja simulactén es el engafio, pero este engain alos terceros no.es siempre se mienciona el caso del donante “que desea permianecer en el anonimatoy recurre a un testaferto “ para realizar la donacién. Pero, por Jo general, la simulacién responde al interés de per- Judicar a los acreedores del simulanis, que trata de escapar a las FERRARA, p. 383: CAMARA, p. 162 CARIOTA FERRARA, p. S31, en nota 5 s Jorcz Gamanna Juridica de Je causa slmulandi. — Los simu es el que explica por qué ra- z6a se tecurre al procedimiento simulatorio, en lugar de realizar J operacién en forma abierta y ostensible. Por consiguiente, no se trata de un elemento uniforme, constante, idéntico en todos los ‘casos de simulacién,’sino que varia caso por caso, segtin las per sonas individuales de los simulantes y los méviles concretos que 10s impulsen a simular. A este motive_o razén de ser de la simulacién se le Hama causa simulandi (2). Siendo un motive, y por tento, un extemo, no forma parte de Ia estructura de la simula &). 3. Importencia de la cause simulandl, — Sin embargo, es su mamente frecuente la referencia a la causa simulandi en los fallos Ge la jurisprudencia nacional; cesi todas las sentencias se remiten iCémo se explica la trascendencia jurisprudencial de este elemento? La importancia de 12 cause simulan probatorio. Al estudl se)a, como punto de partida, buscar el motivo de la stmulacién, para levantar después sobre fundamento sélido, el andamiaje pro. hatorio (), iene lugar en el campo 4 La causa simulandi en la jurlsprudencia uruguaya. — Este consejo de Fennana fue seguido por la jurisprudencia nacional: “para decidir una causa por siz ‘ién debe ir en pri- mer téemiao, si hubo motivo legtimo para Ia simulacisn; porque, secién simulatoria” 2), Los jueces uruguayos apreciaron también terteramente la naturaleza juridica de la causa simulandi; dentro de esta perspec tiva adecuada merece citarse un fallo del Tribunal de Apeiaciones de tercer tune, que resta importancia al elemento, sefialando (22) YeRRARA, 76, 298, CARIOTA FERRARA, 116, 332. FERRARA, lug. eit (25) yu, tas, ace, a, Ea si mismo sestido v. LIU, t 30, 2996, 118: Je configuriciéa de la cress simulandl consttuye el primer pitar de la Investigacin Judicial ex fusnto revela el interés ‘en realizar el eto simulada, ace ‘Traraoo pt DenccHo C:vzz Unvevayo 3 —tmplicitamente— que no corresponde a la estructura del prov eso simulatorio, y que —por ello— no se trata de un elemento nesesario. La sentencia se expresa asf: "Cuando la simulacién est demostzada directamente no tiene ceusa simulendi, desde que ésta cc para evidenciarla y no una condiei La causa simulandi es, pues, un elemento externo al proceso simulatorio, cuya presencia no es necesario demostrar como pre le para amparar la simulatoria, Resulta, icaz punto de partida para ordenar Ja prueba imulacién en toro a un njcleo central, que ex- ‘© que tuvieron los simulantes para recucrir a la ficetén. Dentro de esta orientacién pueden mencionarse multitud de fallos, que se basan en la causa simulendi, na causa poderosa que induce al deuder a recurrit & imulandi se robustece roximidad temporal ‘momento de la ini- el deudor aparece asi explicada légicamente com? ia_de la amenaza de,una ejecueléa forzada que ‘sus blenes, amenaza que se concreta con la reali- zacién de actos judiciales; el deudor trata, entonces, de sustraer sus bienes a tan desgraciada eventualidad, y para ello nada mejor que enajenarlos simuladamente a.un_testafecro, que los conserva i al abrigo de las persecuciones de sujetos tan molestos como son los acreedores (#7), La determinacién de la causa simulandi se vuelve mis evi- dente cuando el simulante desea perjudicar a sus hezederos.tor~ zot08, y recurre entonces a la compraventa para. enmascarar el desprendimiento. Bienes. Un padre, que se encontraba ene- rmistado con sus hijos, porque éstos Je hablan iniciado juicio d= incapacidad, y por problemas vinculados a la sucesién de ia madre, fenajena todos sus bienes a un amigo, para que éstevse los trasmita Juego a las hijas con las que vive y desea favorecer (2). laciéa puede servir para perjudicar los derechos de los herederos forzosos del enajenante simulado; si Ia donacién se ocults bajo 1a forma de una compraventa escapa a Ia colacién o a la accion Ge reduecién de las donaciones inotiel ipio que conviene tener presente (y al cual las interogantes planteadss) se Feliere a imulacion sobre 1a validez del negocio dis fmulado, Esta elrcunstancia de pactar en forma oculta um contea: to (en lugar de hacerlo —como es normal en forma ostensible, piblica) no afecta la valider dl ‘A esta regla'se vincula la afirmaciGn reiterada de 1a doctrina francesa sefalando que la simulacién no es causa de nulidad, Este Principio, rectamente entendido (retro, cap. u, 8), signltica tan sélo que el provedimiento simulatorio no produce {a mulided del _negocto disimulado; supone d de Ta simulacién; en cuanto ‘nstrumento telecado por el ofdenamienta jardico, Raza fundamentar estas ideas se recuerda que Ja simulaciéa puede petsnguit fines lictes y hasta encomiables, como sucede cuando el donante desea permanecer incégaito (#), A ello hay aque agregar la ausentia de una prohibiclén expresa, que decrete ja_nulidad de Ja simalacién; ademas, la validez del contrato disi- rulado se apoya —segin Feanana—- en el reconccimlento. de la eticacia de las contradeclaraciones entre las partes sts sues sores (#), 3. Valeri idica del negocio disimulado, — Puesto que el negocio disimulado es —considerado en ae tad— un negocio normal o vélido, y puesto que la sim —Por si sola— no incide en su valoracién, ya que el procediz! stmulatorio no esté probibido por la ley, este negocio debe a siarse como un negocio juridico cualquiera: La sola eircunstancia de que el contrato se haya celebrado en forma oculta (bajo la pantalla de otro negocio) no influye sobre su regularidad. Vale ecis, que el negocio disimulado seri jusgado-de la misma era que si se hublera estipulado en forma piblica y manifiesta, ¥ de acuerdo a los principios comunes que rigen de los contrates. Sobre este punto existe acuerdo en docttina. Hecha abstrac- ‘ln de la apariencia, se considera al negocio dstrazado tal como si se hubiera conc! plano del articulo 1261, que establece cus- les son los elementos (sustanciales y de forma) que la ley requie- re para la existencia y validez de los contratos, Pero, este negocio, aunque provisto de consentimiento (su- pre, 2), puede adolecer de otros vicios; por ejemplo, en materia de forma; en este plano se ha suscitado una divergencia entre las doctrinas francesa mnaclin se realizaba disimuladamente por el. proce simulacién relativa, Rurexr Hegé a decir que el oc icaba una protecclén andloga al requisito de solemnidad ("). JossesANo, por su party —no sé tia 0 en serio— eseribe que una donacién simulada b: cia de una venta hecha lidad que determinaria tuna especie de “puritica- cién por la mentira", En este caso —agrega— "el habito hace al monje"). Esta tesis (*) es por completo insostenible, y cesta creer que haya sido sustentada por juristas de prestigio internacion: Es absurdo pensar que el requlsito de solemnidad no se © cuando la voluntad se oculta bajo el velo de la mentira (2). Si la simulacin no es causa de nulidad del negocio disimulado, tampo- co tiene aptitud para conferir validez a algo que es nulo; en tal sspecto podria decirse que la simulacién es un procedimiento neu- ‘ro, que nada quita ni nada agrega al negocio disimulado. En eam- (22) FERRARA, 14, 28; COVIELLO, 3, 414; FLANIOL, 1, 1200, 394. ‘concordanels) €20,

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