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COMENTARIOS

AL ACTA DE FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA


LATINOAMERICANA-UNAULA

Su autoría se le atribuye al doctor Héctor Abad Gómez, pero debe considerarse


como un documento que expresa el sentimiento y la determinación de quienes
como fundadores, el 16 de septiembre de 1966, la firmaron: 175 estudiantes y
65 profesores.

Tanto el Acta de Fundación como los acontecimientos que propiciaron el


nacimiento de UNAULA, tienen su inspiración en el movimiento rebelde
estudiantil de Córdoba Argentina, a mediados de 1918 y muy especialmente en
el Manifiesto de Córdoba. Sin embargo, existen grandes diferencias, de fondo y
de forma, entre ambos documentos: el Acta y el Manifiesto.

A simple vista es fácil percibir que además de su extensión, siendo mucho más
extenso el manifiesto; de su estilo, siendo mucho más descriptivo, entusiasta,
agresivo el manifiesto; de su forma, a manera de declaración, el manifiesto y de
sentencia o de decreto, el acta, toda vez que ella fue concebida en dos partes;
en primer lugar una exposición de motivos y en segundo, unas decisiones;
tampoco en su contenido coinciden plenamente; pues como más adelante se
verá, no todos los principios tratados en el Acta se incluyen en el Manifiesto; ni
aquella recoge todos los que en él, se encuentran.

Por otra parte, en oportunidades se habla del Acta de Fundación de UNAULA


de manera tan generalizada que, cuando se intenta confrontar lo dicho, con su
contenido real, no se percibe fácilmente la debida concordancia. Es así como al
decir que de su contenido emana el principio de Libertad de Cátedra, nos
encontramos con la sorpresa de que, en su texto, solo en dos acápites, se
menciona de manera expresa, la Libertad, en tópicos diferentes al aludido: En
la parte Motiva, menciona la “… libre investigación científica…” y en la
decisoria, alude a la “… absoluta libertad científica…”

Por lo anterior, para una mejor comprensión del Acta, no solo en los aspectos
mencionados, sino en su integridad y alcance, en primer lugar, se enunciarán
las decisiones tomadas, para luego correlacionarlas, de manera ordenada, con
las fundamentaciones que las sustentan y a través de esa correlación, se
deducirán los principios que inspiraron a los fundadores para la creación de
UNAULA, como una universidad diferente de aquellas contra las cuales ellos
protestaron. Dichas decisiones fueron las siguientes:

- Fundar la Universidad Autónoma Latinoamericana


- Con sede en Medellín
- Que con base en el cogobierno de estudiantes y profesores
- Dentro de un ambiente de absoluta libertad científica
- De estricta disciplina académica

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- Proporcionar a quienes así lo desearan
- Los medios educativos que, como institución de educación Superior,
constituían su objetivo primordial
- Permitir a sus estudiantes formarse como ciudadanos
al servicio de la comunidad.

Enfocándonos en el nombre dado a la naciente institución educativa, es


relevante destacar dos de sus características más importantes y novedosas en
su época como son la autonomía y su carácter latinoamericano.

El primer motivo considerado en el Acta para la creación de la nueva


universidad fue la crisis en la cual se encontraba la enseñanza nacional por
no corresponder a los adelantos científicos y técnicos y por no estar
adecuada a las necesidades del país, cuyos problemas se desconocían o
se evadían. Frente a este planteamiento cabe preguntar: ¿cuál de las
decisiones expresadas por los fundadores sería indispensable para la solución
de esa crisis? Indudablemente, la única imprescindible para ello, sería “la
absoluta libertad científica”. Pero ¿será que esta libertad, por sí sola, podría
aportar la solución requerida? Absolutamente, no.

Con base en lo anterior, se impone concluir que, si bien en el Acta solo se


hacen dos alusiones expresas, a la libertad; la determinación de los fundadores
fue la de implantar en la nueva Universidad este principio, en sus más
amplias concepciones, ya que, sin libertad de cátedra, sin libertad de
aprendizaje, sin libertad de enseñanza, sin libertad política y sin libertad
religiosa, sería imposible solucionar la mencionada crisis.

En segundo término, se plantea en el Acta que la universidad debe estar


abierta a todas las clases de la colectividad sin discriminación alguna.
Este principio de igualdad sirve de sustento a la decisión de impartir los
medios educativos a quienes así lo deseen.

La decisión de formar ciudadanos al servicio de la comunidad; se encuentra


motivada dentro del Acta, al plantear que la universidad debe preocuparse
porque sus egresados sean altruistas; es decir que sus estudiantes al egresar
de la Universidad no se enfoquen solamente en su beneficio y en el de sus
familias; sino que, con sus conocimientos y capacidades, contribuyan a la
universidad y a la comunidad.

Continuando con el texto: “Porque se ha desconocido que los estudiantes y


los profesores constituyen las fuerzas dinámicas de la Universidad”; es
indispensable detenernos en esta consideración por constituir ella, la razón de
ser, la verdadera motivación para la adopción del cogobierno de estudiantes
y profesores, como única forma de gobierno, con el fin de que sirviera de base
para que, las restantes decisiones tomadas, sí se cumplieran.

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Revisando la historia de UNAULA, se evidencia, sin lugar a duda, la
determinación de sus fundadores de no admitir otra forma de gobierno
universitario diferente al mencionado cogobierno, así como la de no permitir
que ningún otro estamento, diferente al de los estudiantes y al de los
profesores, integrara los correspondientes órganos de gobierno en dicho
régimen.

Es esa, muy probablemente la razón por la cual, el cogobierno, desde los


inicios de la fundación, hasta hoy, ha constituido un sello característico de
UNAULA; el cual, en gran medida, ha contribuido a hacer de esta, una
Universidad siempre Nueva y Diferente; pues para el año 66, hablar de que
unos estudiantes revolucionarios, con el apoyo de algunos de sus profesores,
quienes en su mayoría habían sido objeto de repudio por parte de las otras
universidades, debido a discrepancias ideológicas o al rechazo de intereses
políticos ajenos a los de la academia, iban a auto gobernarse para actuar con
autonomía, en un ambiente de absoluta libertad científica, priorizando en sus
ideales el carácter latinoamericano, fue algo que la sociedad de esa época no
pudo aceptar ni entender y, por ello, estremecida; de un lado, auguraba los
desastres que según su lógica habrían de suceder y por el otro, arremetía
contra ese grupo de supuestos anarquistas, cerrándoles las puertas, hasta
donde le fuera dable e impidiéndoles cualquier posibilidad de legalización como
medio para obstruir su inevitable progreso.

Surgen entonces, las siguientes preguntas: ¿Cómo se hizo el milagro? ¿En qué
punto se encontraba errado el planteamiento anterior? ¿Por qué sucedió todo
lo contrario de lo que, con tan aparente buena lógica, se vaticinaba, al punto de
que, en vez de la gran hecatombe prevista, nos encontramos hoy, plenos de
satisfacción, frente a una gran universidad que llena de orgullo no solo a los
fundadores sino también a quienes la integran, a nuestra región y al país
entero?

Frente a esos interrogantes, echando mano de la historia y teniendo en cuenta


las experiencias vividas, son dos principalmente, los aspectos que permiten
responderlos.

En primer lugar, debe observarse que, al plantear dichos cuestionamientos, no


se tuvo en cuenta el contenido integral del Acta, según la cual, cada expresión
de libertad en ella contenida, se acompañó de un freno correlativo que le
impidiera degenerar en el tan temido libertinaje. Fue así como al hablar, en la
exposición de motivos, de “la libre investigación científica”, se advirtió la
necesidad de acatar los principios consagrados en la Carta de los
Derechos Humanos; y, cuando se decidió establecer “un ambiente de
absoluta libertad científica” para ofrecer los medios educativos a quienes así
lo desearan, sin discriminación alguna, se antepuso que ello se haría dentro de
una estricta disciplina académica.

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Por otra parte, como durante la lucha estudiantil que precedió a la fundación; ni
del lado de las directivas universitarias ni de los otros estamentos
gubernamentales o sociales que se oponían a los ideales estudiantiles, se dio
apertura al diálogo, apriorísticamente se juzgó que los jóvenes revolucionarios
eran comunistas o anarquistas sin propósitos diferentes a los de perturbar el
orden público. Pero grande fue la sorpresa cuando estos jóvenes, apoyados
por los profesores que les dieron crédito a sus ideales, con la mística que los
asistía, en forma coherente y solidaria, se apersonaron de sacar adelante su
universidad y superando todos los obstáculos, demostraron que aquello por lo
que lucharon si era factible y que el cogobierno ejercido con responsabilidad y
dedicación sí podía rendir sus frutos.

Más adelante se tratará el tema del cogobierno en UNAULA, enfocándolo de


manera concreta desde que se ideó, como única forma de gobierno en su acta
de fundación, hasta su conformación como se encuentra plasmado
actualmente, en sus estatutos vigentes. Por ahora, resumiendo lo dicho,
tenemos que el gobierno de UNAULA, desde su acta de fundación, se concibió
como un cogobierno de estudiantes y profesores, exclusivamente, debido
a que sus fundadores no reconocieron ninguna otra fuerza dinámica,
diferente a esos dos estamentos, capaz de dirigir los destinos de la universidad
ni con derecho a hacerlo.

Fue por ello, que en sus inicios no se quiso aceptar ni siquiera la figura de un
rector; por eso, se nombraron un Secretario Ejecutivo y un Subsecretario
Ejecutivo para que se limitaran a ejecutar las órdenes impartidas por los
órganos de cogobierno a nivel general y unos Secretarios Coordinadores de
Facultad, para que hicieran lo mismo a nivel de las diferentes dependencias
académicas.

La hipótesis de que UNAULA no incorporó a los egresados en el cogobierno


porque a la fecha en la cual se integraron los primeros órganos que lo
conformaron, ellos no existían, no parece tener asidero debido a que el 14 de
diciembre de 1966, fecha en la cual el Comité Operativo designó el primer
Consejo de Dirección y los primeros Consejos de Facultad para que actuaran
hasta el 31 de marzo del año siguiente, la Universidad ya contaba con tres
Facultades: Derecho, Contaduría y Economía y por lo tanto, por lógica, se
sabía que, en pocos días, tendría sus primeros egresados. Además, han
transcurrido más de 50 años desde la fundación y, si bien, desde unos cuantos
años atrás, se viene hablando de la conveniencia de que ellos integren el
cogobierno, lo cual sería ideal; la verdad es que, a pesar de los miles de
egresados con que cuenta UNAULA en la actualidad, su inclusión en el
cogobierno, aún no se ha hecho realidad.

Si la intención y el deseo de los fundadores hubiera sido que los egresados u


otro grupo de integrantes de la comunidad universitaria, entraran a hacer parte

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del cogobierno; entonces, en la motivación del acta se les habría reconocido a
aquellos o a otro determinado grupo el carácter de “fuerza dinámica” de la
Universidad, juntamente con los estudiantes y los profesores; pero así, no se
hizo.

Otro aspecto que debe destacarse es la forma como en el Acta de fundación se


enfoca el carácter latinoamericano de nuestra universidad. En ese sentido,
cabe anotar que las dos únicas referencias que, sobre el particular, se hacen
en ella, son: de un lado, el haber definido dicho carácter en el nombre que se le
dio a la Universidad. Y, de otro, haber indicado, en la parte motiva de ese
documento, la conveniencia de aprovechar la cultura latinoamericana en
desarrollo, para una mejor convivencia de la especie humana en el
mundo.

La importancia de destacar este tema, radica entre otros aspectos, en la


necesidad de visualizar, con miras a realizar una reforma estatutaria, la
incongruencia que existe entre la forma como se enfoca el carácter
latinoamericano de UNAULA en su Acta de fundación y la manera como en el
artículo 3º de los estatutos, se distorsiona esa concepción; pues, al plantear los
objetivos de la Institución, se advierte, en esa norma, que los principios
consagrados en el Acta, pueden orientarse hacia un lema que solo
contempla el desarrollo social, cultural y económico de América Latina,
como si todos y cada uno de esos principios tuvieran que ver, de una u otra
forma, con el desarrollo de esta región, desconociendo que, la mayoría, casi la
totalidad de ellos, se refieren a ideales y conceptos que nada tienen que ver
con América Latina, ni mucho menos con el desarrollo de esta región.

Se hace la anterior aclaración porque, al parecer, el haber tergiversado de esa


manera en los Estatutos, el sentido del Acta y el de sus principios, ha
conllevado al absurdo de pretender que UNAULA, dentro de sus objetivos
tenga que responsabilizarse, entre otros compromisos, de eliminar toda causa
de subdesarrollo en Colombia, principalmente, y en todos y cada uno de los
países de América Latina; contribuir a que la alfabetización sea un medio de
lograr la superación espiritual y social de los pueblos de Latino América, con
miras al bien común y comprometerse a elevar el nivel de desarrollo en
Colombia y en general en América Latina, utilizando la imprenta y otras formas
de divulgación del pensamiento, tal como se consagra en los literales b, d y e,
del citado artículo 3° de los Estatutos.

Como es lógico, si la Universidad tiene a bien trazarse semejantes objetivos tan


utópicos, nadie debería oponerse a ello y no es ese el propósito al referir, en el
presente documento, este tema como se hizo. Lo que, con razón se cuestiona,
es la forma como para justificar los referidos objetivos, se distorsiona el Acta, a
sabiendas de que, en esta, los fundadores en nada se comprometieron con la
mencionada región y, por el contrario, lo único que propusieron (como se dijo),

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fue aprovechar su cultura en desarrollo para lograr una mejor convivencia de la
especie humana en el mundo.

Lo anterior, tampoco significa que se pretenda cercenar el espíritu de los


fundadores de UNAULA consignado en su Acta de fundación, en cuanto a que
esta sea una Universidad Latinoamericana en todo lo que ello implica. Al
contrario, se estima loable, muy conveniente y necesario, que se continúe con
el impulso que, en los últimos años, algunos de sus directivos (el doctor
Fernando Salazar en su carácter de Decano de la Facultad de Derecho, y el
equipo conformado por él), así como otros de sus integrantes en general, en
este aspecto, le vienen dando. Lo que realmente se critica es la forma como el
artículo 3º de los Estatutos cita el Acta de fundación de manera contraria a la
realidad distorsionando su contenido y su esencia y forzando conclusiones
para, finalmente, proponer unos objetivos, bajo todo punto de vista, imposibles
de cumplir, en vez de llevar a la Institución a la complementación y al
intercambio, en todos los aspectos, no solo con los países hermanos, sino con
el mundo en general.

Continuando con el análisis del Acta de fundación, vemos como en su parte


motiva también se lee: “Porque una adecuada educación es el principal
instrumento para acelerar y encauzar el inevitable proceso evolutivo que
hará posible un mayor bienestar espiritual, material, cultural y social del
hombre” Esta motivación expresa en esencia las convicciones profundas de
los fundadores, plasmadas a lo largo del Acta como también las de los
estudiantes de la Federación Universitaria de Córdoba, consignadas por ellos,
en el Manifiesto de Córdoba; ya que en ambos documentos se ve clara la
intención de sus respectivos autores, de exigir que a la juventud se le respete
su derecho a recibir una adecuada educación y de propiciar que ello se cumpla,
por considerar que la educación, es un instrumento de primer orden para
alcanzar la evolución del hombre y así lograr su bienestar integral, abarcando
todos los aspectos mencionados, en el acápite del acta, al cual nos hemos
venido refiriendo. Tanto la parte motiva de esta, como su parte decisoria, tienen
por objeto, en esencia, ese fin: El acceso a una educación adecuada que
permita alcanzar el bienestar pleno al que todo ser humano tiene derecho.

Los dos últimos considerandos del Acta, más que motivaciones podrían
apreciarse como la expresión de un deseo de los fundadores cumplido, cuando
por fin se pudieron reunir los elementos, tangibles e intangibles, necesarios
para la creación de la tan anhelada Universidad, con las características por
ellos soñadas.

Finalmente cabe agregar que, a pesar de que las voces de esos jóvenes
rebeldes de los años sesenta, no quisieron ser escuchadas ni mucho menos
acatadas por quienes, en ese momento histórico, moral y materialmente eran
responsables de su formación, UNAULA, desde su nacimiento hasta hoy, ha

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podido demostrar que una Universidad ideal, como ella fue concebida, si era
posible.

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