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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN

FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN
ESCUELA PROFESIONAL DE ADMINISTRACIÓN

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL: VENGANZA

Integrantes:
 Álvarez Apaza Angie Flor
 Ayala Gutiérrez Denisse Morelia
 Coaguila Tito Katherine Nicole
 Gonzales Shuan Abigail Norka
 Guzmán Guizado Wilbert Jhonathan
 Hinojosa Ccama Jonathan Romario
 Pacco Calla Claudia Victoria
 Quispe Phocco Marcia Sofia
 Vera Salinas Emilio André

Docente: Silvia Arias Llerena


Grupo: A Sede: Arequipa

Arequipa-Perú
2019
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

En un principio, Charles Darwin “fue el primero que empezó a utilizar el


concepto de inteligencia emocional, señalando en sus trabajos la importancia de la
expresión emocional para la supervivencia y la adaptación” (Fernández Berrocal,
2009, pág. 33).Tiempo después, Edward Thorndike, considerado un precursor de la
inteligencia emocional, en 1920 da su aporte con la creación del término inteligencia
social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas (Bolaños
Mancio, Bolaños Mancio, Gómez Bosarreyes, & Escobar Najarro, 2013).

Según Grewal, científicas investigadora: “David Wechsler, describe la influencia


de factores no intelectivos sobre el comportamiento inteligente, y sostiene, además,
que nuestros modelos de inteligencia no serán completos hasta que no puedan
describir adecuadamente estos factores” (Grewal & Salovey, 2006, págs. 10-11)

En 1983, Howard Gardner, en su Teoría de las inteligencias múltiples introdujo


la idea de incluir tanto la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapersonal, en
el cual da indicios para lo que vendrías a ser la inteligencia emocional (Fernández
Rodríguez, 2013).

El primer uso del término inteligencia emocional generalmente es atribuido a


Wayne Payne, citado en su tesis doctoral “Un estudio de las emociones”. Sin
embargo, el término "inteligencia emocional" había aparecido antes en textos de
Leuner (1966).

Daniel Goleman fue el principal sobre Inteligencia Emocional en 1995, cuando


surgieron numerosas publicaciones que lo hicieron muy popular. Fue uno de los
pioneros en nombrar otro tipo de inteligencia más allá de la educación escolar. Su
antecesor Howard Gardner ya en su teoría de inteligencias múltiples nombró la
inteligencia interpersonal y la intrapersonal como una capacidad que por lo tanto se
puede desarrollar.

Goleman la acuñó y Alejandro Vega, 2010 lleva el mundo de las emociones


hasta las más altas cotas de la sociedad, mostrándolas de una forma nunca vista
hasta entonces. En su libro " Dicedir saber vivir " expone todos estos contenidos de
forma vivencial, nos habla desde el cerebro hasta sus manifestaciones en diferentes
culturas y religiones.
En conclusión, el término inteligencia emocional, se refiere a la capacidad de
reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar
bien las emociones, en nosotros mismos y en nuestras relaciones. Describe
aptitudes complementarias, pero distintas de la inteligencia académica, sino
referidas al CI (Coeficiente Intelectual).

1. NATURALEZA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL


La función que desempeña la inteligencia emocional es el de motivarnos a
nosotros mismos, el de controlarnos ante situaciones que puedan llevarnos al
descontrol de emociones, pero no solo eso sino que también la inteligencia
emocional ayuda a tener la capacidad de confiar en el prójimo. Como se explica
en lo siguiente:

(…) la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el


empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir
las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la
angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar
y confiar en los demás. (Goleman, 1995, pág. 36)
Como se observa muchas de las acciones que consideramos normales parten
en sí de la naturaleza de la inteligencia emocional, es importante reconocer estas
actitudes que se dan en la vida cotidiana, sin darse cuenta dependemos y
aplicamos la inteligencia emocional.

Asimismo, se explica a continuación por qué ciertas personas tienden a tener


problemas en su vida mientras otros sí logran el éxito, ello se explica mediante el
control de las emociones:

Y el grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades


resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan
en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un
callejón sin salida. La competencia emocional constituye, en suma, una meta-
habilidad que determina el grado de destreza que alcanzaremos en el dominio de
todas nuestras facultades (entre las cuales se incluye el intelecto puro) (Goleman,
1995, p. 37)

Se entiende por lo anterior que muchas de las experiencias vividas a lo largo


de nuestra vida tienen conexión con la manera en que manejamos la inteligencia
emocional, ciertas veces las personas se dejan llevar por sus impulsos, o se
obstaculizan a si mismo haciéndose creer que no pueden realizar ciertas
actividades, sin embargo, son ellos mismo quienes se cohíben (no permiten
realizar sus actividades o no manejan adecuadamente sus emociones), ese es un
problema aun mayor pues las personas no aprovechan oportunidades por su
timidez por ejemplo, lo que en verdad se debería es dejar de lado esa timidez
poder controlarla y no dejar que domine sobre uno. Es por ello que debe tenerse
un correcto manejo de las emociones si queremos realizar algo, cumplir alguna
meta o conseguir mejores oportunidades.

La naturaleza de la inteligencia emocional trata en sí de explicar la manera en


como cada uno maneja las emociones positivamente, pero se enfoca en la
manera en el descontrol que muchos tienen sobre estas. La manera en la que
cada uno utiliza sus emociones y las diferentes reacciones que se puede causar
por una determinada situación, ya que no todos frente a esa situación tendrán la
misma reacción, cada uno elige que hacer con sus emociones, si controlarlas o
dejarse llevar por ellas simplemente por el impulso que se genera. No se debe
olvidar que cada uno tiene un temperamento y ello también tiene influencia para
reaccionar, las emociones parecen ser dueñas de nosotros porque son muchos
los que se dejan llevar, muy pocos los que han aprendido a controlar la manera
en cómo reaccionar.

Debemos regular las emociones, ello conlleva a un proceso: “Nuestra


regulación emocional es un conjunto de procesos internos conscientes que nos
permiten controlar, evaluar y modificar nuestras reacciones para alcanzar
nuestras metas y objetivos” (Jiménez Jiménez, 2018, p. 462). Los mecanismos
que llevan a reaccionar tienen en nuestro cuerpo una explicación, diferentes
conexiones que pueden darse en nuestro cerebro, no solo debemos fijarnos en la
reacción también en lo que hay detrás de ello. Y así como se ha visto las
situaciones o problemas que pueden generarse como son problemas de
rendimiento escolar son generadas por un mal manejo de las emociones,
aprendamos a usar la inteligencia emocional para mejores resultados en nuestra
vida personal, social, académica otros ámbitos.

2. CARACTERÍSTICAS Y MANIFESTACIONES

Comúnmente conocemos la venganza como una reprimenda que se da a una


persona o grupo de personas en compensación de unos actos que fueron percibidos
como malos o dañinos y esto da a lugar a un “deseo de venganza”. Durante lo que
se conoce como “deseo de venganza” se pueden identificar ciertas manifestaciones
en el individuo o grupo de individuos, los cuales se hacen parte de su forma de ser
por un tiempo o, en algunos casos, por un tiempo a largo plazo siendo perjudiciales
para sus vidas.
Armando (2019) define estas manifestaciones:
1. Falta de empatía

Es una característica que se presenta de forma más notoria, talvez no sea una
manifestación con todas las personas que traten con el individuo, pero cuando la ira
aparece, la empatía desaparece (Armando, 2019, p.8).
2. Pobre capacidad de autoconocimiento

Los individuos suelen tener poca capacidad de autoconocimiento emocional, les


resulta difícil aceptar que sienten ira y cuando están a punto de explotar fruto del
rencor (Armando, 2019, p.8).
3. Mala gestión emocional

Emocionalmente inestables, poseen una pobre capacidad de gestión emocional que


va acompañada de una mala gestión de las emociones (Armando, 2019, p.8). Como
ya lo vimos, les es difícil aceptar que sienten ira por lo que sienten rencor sin poder
evitarlo.
4. Creen que poseen la verdad absoluta

Se sienten ofendidos a la mínima, cuando alguien no actúa o piensa como ellos


(Armando, 2019, p.8). Creen tener siempre la razón, sobre todo para justificar el
porqué de sus actos y de sus sentimientos, a veces queriendo convencer a otros de
su rencor.
5. Pensamiento dicotómico

Este pensamiento les lleva a pensar que todo está bien o está mal (Armando, 2017,
p.9). Esto quiere decir que al momento de presentarse un problema, suelen razón a
favor o en contra de una posición, sin considerar las variables, las circunstancias en
que se da el problema, etc.
6. No perdonan y no olvidan

Este es fruto de su rencor, por lo que no suelen olvidar ni perdonar las que les
parecen injusticias. Es por ello que viven en el pasado, conservando esa sed de
venganza y creyendo que algún día podrá solucionarlo (Armando, 2019, p.9).
7. No aprenden del pasado

Como ya lo vimos, estos individuos viven en el pasado, recordando una y otra vez
aquello que les pudo herir alguna vez (Armando, 2019, p.9). En estas situaciones lo
mejor es olvidar el pasado perdonando y siguiendo un futuro sin aquel rencor.
8. Son personas orgullosas
Esta manifestación es común entre personas vengativas, piensan que los demás les
están atacando. Esto provoca una actitud defensiva que no favorece a buena
marcha de las relaciones interpersonales (Armando, 2019, p.9).
9. Viven un eterno drama

Debido a que estas personas viven en el pasado y recrean los hechos una y otra
vez, esto les crea un continuo drama que los tortura continuamente (Armando, 2019,
p.10).
10. Son inseguras

Las personas seguras de sí mismas no le dan más importancia a los hechos que les
afectan, ellos podrían estar molestos con alguna situación pero aun así siguen
adelante sin darle mayor importancia a un problema que se puede superar
(Armando, 2019, p.10).

3. BENEFICIOS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

De acuerdo a (Golleman, 1995, págs. 143-144) Para poder hacer un correcto


uso de la inteligencia emocional, es necesario ponerla en práctica.

Se ha comprobado que las personas emocionalmente inteligentes tienen un


mayor éxito en su vida profesional y académica. Además, las relaciones sociales
de estas personas son más satisfactorias y de mejor calidad respecto a otras.

La inteligencia emocional no solo nos da ventajas profesionales y académicas,


sino también nos ayuda e influye positivamente en nuestra salud mental.

La correcta práctica de la Inteligencia emocional nos dará un alivio a nivel


mental y reducir los niveles de ansiedad, depresión, estrés, etc. Ser una persona
emocionalmente inteligente, ayudará a la protección de los trastornos
psicosomáticos.

Refiriéndonos a estos como la relación existente entre mente y cuerpo,


habiendo así, muchas enfermedades relacionadas con lo mental, como en el
caso de los herpes labiales, que salen en las épocas de estrés; como las
pequeñas protuberancias en la piel que reflejan la ansiedad en dichos individuos,
sin poder poner en práctica la inteligencia emocional.
En definitiva, presentar altos niveles de Inteligencia Emocional va a ayudarnos
a regular eficazmente las emociones negativas. Esto conlleva que el malestar
psicológico presente en el inicio y evolución de dichos problemas físicos se va a
reducir. Así, seremos más eficaces utilizando los recursos que tengamos a
nuestro alcance para enfrentar la enfermedad, y contaremos con una mayor
adherencia al tratamiento aunque sus efectos no sean inmediatos.

Según (Ryback, 1998, págs. 67-84) los principales beneficios de la inteligencia


emocional son:

a) Agudizar su propio instinto

Conocer nuestros sentimientos es la clave para tener sensibilidad ante las


emociones de los demás. Las personas muy sensibles a los sentimientos de
los demás no solo recuerdan sus propios sentimientos en ocasiones
semejantes, sino que vuelven a vivirlos.

b) Habilidades de dirección superiores

Dirigir con éxito a los demás significa saber interpretar sus emociones. Si uno
es capaz de hacer esto bien, se ganará la confianza y la lealtad de los demás,
y, en consecuencia, su devoción.

c) Controlar sus emociones negativas

La clave es aprender a identificar los sentimientos con facilidad y con rapidez


cuando sea adecuado, y reconocer las emociones que pueden ser destructivas,
para poderlas contemplar o resolverlas.

d) Descubrir sus propias aptitudes y ponerlas a trabajar para usted

El hecho de conocer las propias emociones, ayuda a afinar el estilo de trabajo


para poder integrar en el mismo cualquier cosa que lo haga sentir a uno bien.

e) Reducir el absentismo
El trabajador estresado perderá más días de asistencia a la oficina, ya sea
por enfermedades verdaderas como el estrés o por huir de la situación.

4. LA NEUROCIENCIA DE LA VENGANZA

La neurociencia de la venganza nos recuerda que hay personas que llegan a


disfrutar castigando a aquellos que, en un momento dado, los rechazaron.
La neurociencia de la venganza nos dice que hay personas que lejos de pasar
página tras una decepción, un rechazo o lo que ellos interpretan como una
injusticia, alimentan ese odio hasta planificar una forma de devolver el golpe. Así,
lejos de controlar la ira, de racionalizarla o hacer uso de adecuados mecanismos
de regulación, permiten que ese malestar se cronifique. (Neurociencia de la
Venganza, 2019, pág. 3-5)
Hablar de venganza, como bien sabemos, resulta complicado en ocasiones y
es difícil no entrar en aspectos éticos, morales y hasta legales. Hay actos que
evidentemente, necesitan de un tipo de respuesta, pero en esos casos quien debe
aplicar justicia serán los tribunales y nunca la violencia. No obstante, en este
artículo lo que nos interesa es profundizar en el aspecto neurológico y psicológico
(La Venganza de la Realidad, 2014, pág. 11-12)
La venganza, como vemos, puede actuar en ciertas personas como un
mecanismo claramente agresivo y brutal. En la actualidad, los neurocientíficos ya
han descubierto los mecanismos y las áreas que regulan este tipo de pulsión. Es
un tema tan interesante cómo revelador. Veamos más datos sobre el tema. (La
Venganza de la Realidad, 2014, pág. 17-18)

4.1. LA HERIDA DEL RECHAZO Y LA INJUSTICIA


La neurociencia de la venganza cuenta ahora con pruebas muy sólidas que
nos demuestran diversos aspectos muy llamativos.
 Normalmente cuando hablamos de este tipo de conducta es común
referirnos a procesos como la ira y la rabia. Sin embargo ¿qué provoca
la aparición de este tipo de emociones? El desencadenante de la
mayoría de actos de venganza parece ser el rechazo. (Universidad de
Ginebra,2018)

 El rechazo es esa sensación angustiosa donde una persona se siente


separada de algo que, hasta hace bien poco, le era significativo. Puede
ser una pareja, un trabajo, sentirse apartado de un grupo familiar o un
grupo determinado, de lo que uno entiende como «justicia» o incluso
puede experimentar que la propia sociedad le está fallando. (Universidad
de Ginebra,2018)
4.2. ¿DÓNDE SE LOCALIZA EL IMPULSO DE LA VENGANZA?

 Esa estructura que activa la sensación de ira es una vieja conocida: la


amígdala.

 Gracias a una serie de pruebas con resonancia magnética, pudo verse a nivel
experimental, como esta pequeña estructura se activa cuando
experimentamos una afrenta, un desaire, un engaño y el dolor del rechazo.

 Cabe decir que, en este tipo de situaciones, lo que sentimos en primer lugar
es «miedo».

 Se rompe esa sensación de seguridad y confianza que teníamos sobre algo o


alguien hasta no hace mucho, y al instante, surge el temor, la angustia. Tras
esto, aparece la rabia y el impulso de ejecutar algún tipo de castigo.

 Ese castigo además establece un sistema de recompensa. Es decir, la


persona puede sentir «placer» al vengarse y aplicar sobre otros la misma
afrenta sufrida en uno mismo.

 Por otro lado, junto a la amígdala se activa también el lóbulo temporal


superior. Estas dos áreas intensifican esa necesidad de dar forma a un acto
vengativo. No obstante, lo más interesante acontece después.

 Cuando estas dos estructuras se activan, surge al poco una destacada


actividad en la corteza dorso lateral prefrontal. ¿La razón? Para aplacar la
intensidad emocional y favorecer el autocontrol (Neurociencia de la
Venganza, 2019, pág. 25-27)

4.3. LA VENGANZA DE LAS VÍCTIMAS

Las víctimas de violencia política sueñan con la venganza. ¿Quién lo imaginaría?


¿Qué más puede desearse después de haber sido envilecido, aterrorizado,
desposeído de cuanto se tenía y de lo que se era, después de saber que sus
parientes fueron torturados, asesinados y sus cuerpos “desaparecidos”, o después
de haber padecido uno mismo la tortura y la degradación? Vengarse de quien nos
ha hecho sufrir se revela como una pulsión universal del individuo. En contextos
donde siguen conviviendo quienes han ejecutado y padecido una violencia extrema
—como suele ocurrir después de represiones, guerras civiles o genocidios—, este
apetito de venganza puede parecer legítimo para algunos, mientras que para otros
aparece como una amenaza que se debe encauzar. Quienes en particular
intervienen en el seno de organizaciones internacionales cuando un conflicto llega a
su fin piensan a menudo que es necesario luchar contra la voluntad de venganza de
las víctimas. Temen las consecuencias que puedan tener tales represalias —que se
presumen desestabilizadoras—en el nuevo marco político (Lefranc, 2017).

El escritor y activista israelí David Grossman (Jerusalén, 1954) aprendió una


lección tras la muerte de su hijo Uri, alcanzado por un misil de Hezbolá al sur del
Líbano en 2006 cuando tenía tan solo 20 años y una prometedora carrera militar por
delante. “Sentí que debía vengarme de quienes habían propiciado que aquello
ocurriera. Pero noté algo extraño, noté que en esa tesitura la habilidad para estar en
contacto con mi hijo quedaba bloqueada. No era capaz de sentirlo. Y pensé que era
un precio demasiado elevado que pagar. Nos convertimos en víctimas de la
necesidad de vengarnos” (BREÑA, 2018).

5. LA VENGANZA ES UNA EMOCIÓN QUE NOS DESGASTA

Según el psiquiatra Javier Schlatter, “Al perdonar nos liberamos del lazo que nos
une a la ofensa y al ofensor”.

Con la conciencia clara de que: “El perdón es un proceso, que empieza por la
decisión de querer perdonar, porque es un acto de la libertad”, el Subdirector del
Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Clínica Universitaria de
Navarra abunda sobre este tema en su último libro.

A los que acusan al cristianismo de favorecer complejos de culpa, el médico


reconoce que “se pueden dar en conciencias mal formadas”, pero que la visión
de aquéllos es hija de “esta ‘cultura de los analgésicos’ que pretende eliminar a
toda costa cualquier dolor, y la culpa duele”. Por otro lado, se remite a la
naturaleza humana porque “la ofensa, el dolor, la culpa, el perdón, son
realidades inherentes a la persona. Al revés, el cristianismo les da un sentido
liberador a esa presencia del mal que ya señalaba Publio Ovidio Nasón, poeta
romano, en su Metamorfosis: ‘Veo lo mejor, y lo apruebo, pero hago lo peor”.

Las personas necesitamos vivir en el tiempo, mirando hacia delante, mientras


que el resentimiento y el deseo de venganza nos atan al pasado, nos llevan una
y otra vez al “lugar del crimen”. Por parte del que pide perdón, dar este paso le
ayuda a superar su culpa, y vencer si lo hubiera el remordimiento. A la persona
ofendida que no quiere perdonar, solo le cabe la escapatoria de vengarse del
daño o confiar en que el paso del tiempo cicatrice la herida. La venganza ya
vimos que genera más venganza y dolor. No hacer nada por sanar la herida
puede cronificar el círculo vicioso del daño-dolor como resentimiento. (Schlatter
Navarro, 2013)

Cuando alguien nos ofende, al dolor le suele acompañar la ira y el odio hacia
el culpable. Ese odio, la ira y el dolor no perdonado nos empujan al deseo de
venganza. Y mientras perduran, nos mantienen atrapados en la ofensa,
reviviendo el daño en un círculo vicioso que abre la puerta al resentimiento, “ese
veneno que, dice un experto, uno se toma para hacer daño al otro”.

La relación entre lo psíquico y lo somático es estrecha, como lo demuestra el


componente biológico de las emociones. El afán de venganza y el resentimiento
son emociones auténticamente tóxicas que nos desgastan con una fuerza
extraordinaria que las expande a todos los rincones del fondo vital. No nos dejan
vivir en paz, y nos mantienen en un constante estado de alerta. En esas
condiciones, los mediadores biológicos del estrés, como la adrenalina o el
cortisol, podrían alterar el funcionamiento del organismo y, más en concreto, los
sistemas inmunitario y endocrino, y la función cardiovascular. De hecho, algunos
estudios demuestran que las personas con mayor actitud y capacidad para
perdonar necesitan menos recursos de salud, consumen menos fármacos,
poseen un umbral superior del dolor, y, en última instancia, una mayor
longevidad.

La salud mental también puede resentirse. De hecho, los cuadros


psiquiátricos más frecuentes, los trastornos adaptativos, se deben
frecuentemente a sucesos que la persona percibe de alguna manera como una
ofensa. Estas vivencias pueden desencadenar o perpetuar síntomas o trastornos
de ansiedad, depresión, insomnio y adicciones, como muestran algunos
estudios.
6. CÓMO LIDIAR CON LA EMOCIÓN DE LA VENGANZA UTILIZANDO LA
INTELIGENCIA EMOCIONAL

La noción de inteligencia está vinculada a la capacidad para escoger las mejores


opciones en la búsqueda de una solución, En forma similar, así nos basamos en la
definición de Goleman de inteligencia emocional como habilidades que contribuyen
al buen funcionamiento y al éxito y que son diferentes al CI (Goleman 1992,1995)
comparable a la definición de Autoestima optima (Kemis, 2003) . En cualquier caso,
la inteligencia aparece relacionada con la capacidad de entender y elaborar
información para usarla de manera adecuada. A continuación se presentara 10
pasos necesarios para mejorar tu inteligencia emocional cuando se presente una
emoción negativa

a) Detecta la emoción, en este caso la venganza, que hay detrás de tus


actos. No puedes eliminar tus emociones, pero debes ser capaz de conectar
con ellas y entender cómo influyen sobre ti. Cuando algo te haga actuar o
sentirte de una determinada forma, párate un segundo, reflexiona sobre la
emoción que hay detrás, y encuentra su origen.

b) Amplia tu vocabulario emocional. Tener un vocabulario rico con el que


describir exactamente tus sentimientos es muy importante, Los nombres que
pongas a tus emociones te ayudarán a entender cómo te estás sintiendo y por
qué.

c) No te dejes engañar por las apariencias emocionales. Frecuentemente se


suele confundir las emociones secundarias con las primarias, estas últimas
por que desencadenan otras emociones. Por ejemplo en el caso de una
persona que te hace daño y tu busques una forma de hacer una supuesta
justicia. Aparentemente la emoción que estas experimentando es la
venganza, cuyo componente es el enfado, pero si profundizas más
probablemente se encuentre la tristeza.

d) No juzgues la forma en que te sientes. No se debe luchar con las


emociones negativas, pues estas te previenen y cuando se presenten debes
entenderlas y obtener toda la información posible para enfrentarte.

e) Descubre el mensaje oculto de tu lenguaje corporal. El lenguaje corporal


te da muchas pistas de la emoción que presentas

f) Controla lo que piensas para controlar como te comportas No se puede


evitar una emoción, pero si del pensamiento que vienen acompañadas de
ellas entonces para poder controlar la emoción decide qué pensamiento
quieres tener y cómo deseas comportante.

g) Busca el porqué de los demás. Muchas veces se suele juzgar únicamente


un reacción o comportamiento de alguien, pero no se le toma importancia a lo
que se encuentra detrás de ellas. Por ejemplo en el caso de la venganza se
suele actuar en base al comportamiento de la persona agresora, pero no se
ve más allá y si en el caso te está insultando, ¿es posible que te
tenga miedo y crea que la mejor forma de defenderse sea alterándote?

h) Lleva un diario emocional. Los escáneres cerebrales han demostrado que


escribir tus emociones en una libreta reduce la actividad de la amígdala,
responsable de la intensidad emocional,

i) Expresa tus emociones de forma asertiva.


 Define concretamente la emoción X (venganza, asustado, eufórico, etc)
 Expresa tu emoción en primera persona
 Comunica la conducta Y que te provoca esa emoción, no las intenciones
(no juzgues)
 Termina expresando lo que necesitas
 Evita usar frases que empiecen por “Tú” y continúen con un juicio o
acusación

j) Conviértelo todo en conductas prácticas. Esto se logra centrándose en


una única cosa y convirtiéndola en algo práctico
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