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Inteligencia Emocional.

Definición.
La inteligencia emocional se define como un conjunto de habilidades que una
persona adquiere por nacimiento o aprende durante su vida, donde destaca la
empatía, la motivación de uno mismo, el autocontrol, el entusiasmo y el manejo de
emociones. Este tipo de inteligencia no consiste en alterar la capacidad de
generación de emociones con respecto a diferentes estímulos del entorno, sino se
relaciona más con la reacción que una persona tiene frente a ellas, que muchas
veces son más impactantes que las emociones en sí que desencadenan esta
acción. (Gestión, 2022)
Otras definiciones.
“Es la capacidad de sentir, entender y aplicar eficazmente el poder y la agudeza
de las emociones como fuente de energía humana, información, conexión e
influencia” (Robert K Cooper).
“Es un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de
controlar los sentimientos y emociones propios, así como los de los demás, de
discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y
nuestras acciones” (Peter Salovey, Marc A. Brackett y John D. Mayer).
“Es la capacidad para reconocer los sentimientos propios y los de los demás,
motivarnos a nosotros mismos, para manejar acertadamente las emociones, tanto
en nosotros mismos como en nuestras relaciones humanas” (Daniel Goleman).
¿Qué son las emociones?
Desde el punto de vista del cuerpo, las emociones “son estados funcionales
dinámicos del organismo, que implican la activación de grupos particulares de
sistemas efectores, visceral, endocrino y muscular y sus correspondientes estados
o vivencias subjetivas”
Las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro
entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos
alejan de otros. Las emociones actúan también como depósito de influencias
innatas y aprendidas. Poseen ciertas características invariables y otras que
muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas. (Wkipedia, 2022)
Niveles de la emoción
 Fisiológico: patrones de respiración, ritmo cardiaco, contracciones
estomacales, etc.
 Expresivo: patrones posturales, expresión facial, etc.
 Cognitivo o subjetivo: discriminación, etiquetación, atribución, interpretación
y valoración, etc.
Las emociones que este modelo identifica como fundamentales para nuestro
desarrollo individual y social son:
1. Enfado:
 Con otros porque han transgredido los límites en una relación.
 Con nosotros mismos por no habernos comportado con dignidad.

2. Miedo: ante aquello que supone una amenaza para nuestro equilibrio y
bienestar físico, emocional y social. El ser humano es el único animal capaz
de mostrar un comportamiento de coraje ante el miedo.

3. Alegría: que nos predispone positivamente a explorar nuevas posibilidades


a asumir nuevos retos.

4. Tristeza: debido a una pérdida real o anticipada.

5. Ternura/compasión: ante otras personas o seres vivos cuya experiencia


comprendemos y aceptamos.

6. Erotismo: predispone al comportamiento sexual.


Todas estas emociones cuando son primarias y adaptativas nos impulsan hacia
una acción. Esta acción se supone que resultará eficaz para regular dicha
emoción.
hacer
¿Siempre debemos caso a nuestras emociones?
En general es importante escuchar nuestras emociones, pero a veces resulta más
adecuado ignorarlas, esto sucede cuando se trata de emociones que están más
orientadas a la supervivencia de la especie más que a la del individuo. En estos
casos, para ser eficaces es útil tener la capacidad de actuar contra
emocionalmente.
(Ejemplos que podemos decir durante la exposición o cuando sea un buen
momento)
■ La tendencia a bajos niveles de actividad durante la enfermedad permitía
eliminar a los individuos más débiles de una especie. Hoy sabemos que realizar
una actividad puede acelerar la recuperación de la condición física y el estado de
ánimo.
■ El abatimiento ante un fracaso, era un gran mecanismo de aprendizaje para la
especie pero si pensamos en un inventor o en un comercial nos daremos cuenta
de que resulta más adaptativo sobreponerse a este sentimiento. (A., 2018)
Elementos de la Inteligencia Emocional
El psicólogo estadounidense Daniel Goleman, señala que los principales
componentes que integran la Inteligencia Emocional son los siguientes:
Autoconocimiento emocional (o autoconciencia emocional)
Se refiere al conocimiento de nuestros propios sentimientos y emociones y cómo
nos influyen. Es importante reconocer la manera en que nuestro estado anímico
afecta a nuestro comportamiento, cuáles son nuestras capacidades y cuáles son
nuestros puntos débiles. Mucha gente se sorprende de lo poco que se conocen a
ellos mismos.
Por ejemplo, este aspecto nos puede ayudar a no tomar decisiones cuando
estamos en un estado psicológico poco equilibrado. Tanto si nos encontramos
demasiado alegres y excitados, como si estamos tristes y melancólicos, las
decisiones que tomemos estarán mediadas por la poca racionalidad. Así pues, lo
mejor será esperar unas horas, o días, hasta que volvamos a tener un estado
mental relajado y sereno, con el que será más sencillo poder valorar la situación y
tomar decisiones mucho más racionales.

Autocontrol emocional (o autorregulación)


Nos permite reflexionar y dominar nuestros sentimientos o emociones, para no
dejarnos llevar por ellos ciegamente. Consiste en saber detectar las dinámicas
emocionales, saber cuáles son efímeras y cuáles son duraderas, así como en ser
conscientes de qué aspectos de una emoción podemos aprovechar y de qué
manera podemos relacionarnos con el entorno para restarle poder a otra que nos
daña más de lo que nos beneficia.
Por poner un ejemplo, no es raro que nos enfademos con nuestra pareja, pero si
fuéramos esclavos de la emoción del momento estaríamos continuamente
actuando de forma irresponsable o impulsiva, y luego nos arrepentiríamos. En
cierto sentido, buena parte de la regulación de las emociones consiste en saber
gestionar nuestro foco de atención, de manera que no se vuelva contra nosotros y
nos sabotee. Se ha observado que la capacidad de autocontrol está muy ligada a
la habilidad a la hora de utilizar el lenguaje. Tal y como se ha visto al analizar las
puntuaciones en pruebas de inteligencia de muchos individuos, ambos constructos
psicológicos se solapan mucho.

Automotivación
Enfocar las emociones hacia objetivos y metas nos permite mantener la
motivación y establecer nuestra atención en las metas en vez de en los
obstáculos. En este factor es imprescindible cierto grado de optimismo e iniciativa,
de modo que tenemos que valorar el ser proactivos y actuar con tesón y de forma
positiva ante los imprevistos.
Gracias a la capacidad de motivarnos a nosotros mismos para llegar a las metas
que racionalmente sabemos que nos benefician, podemos dejar atrás aquellos
obstáculos que solo se fundamentan en la costumbre o el miedo injustificado a lo
que puede pasar.

Reconocimiento de emociones en los demás (o empatía)


Las relaciones interpersonales se fundamentan en la correcta interpretación de las
señales que los demás expresan de forma inconsciente, y que a menudo emiten
de forma no verbal. La detección de estas emociones ajenas y sus sentimientos
que pueden expresar mediante signos no estrictamente lingüísticos (un gesto, una
reacción fisiológica, un tic) nos puede ayudar a establecer vínculos más estrechos
y duraderos con las personas con que nos relacionamos.
Además, el reconocer las emociones y sentimientos de los demás es el primer
paso para comprender e identificarnos con las personas que los expresan. Las
personas empáticas son las que, en general, tienen mayores habilidades y
competencias relacionadas con la IE.

Relaciones interpersonales (o habilidades sociales)


Una buena relación con los demás es una fuente imprescindible para nuestra
felicidad personal e incluso, en muchos casos, para un buen desempeño laboral. Y
esto pasa por saber tratar y comunicarse con aquellas personas que nos resultan
simpáticas o cercanas, pero también con personas que no nos sugieran muy
buenas vibraciones; una de las claves de la Inteligencia Emocional.
Y es que este tipo de inteligencia está muy relacionado con la Inteligencia Verbal,
de manera que, en parte, se solapan entre sí. Esto puede ser debido a que parte
del modo en el que experimentamos las emociones está mediado por nuestras
relaciones sociales, y por nuestra manera de comprender lo que dicen los demás.
Así, gracias a la Inteligencia Emocional vamos más allá de pensar en cómo nos
hacen sentirnos los demás, y tenemos en cuenta, además, que cualquier
interacción entre seres humanos se lleva a cabo en un contexto determinado:
quizás si alguien ha hecho un comentario despectivo sobre nosotros es porque
siente envidia, o porque simplemente necesita basar su influencia social en este
tipo de comportamientos. En definitiva, la Inteligencia Emocional nos ayuda a
pensar en las causas que han desencadenado que otros se comporten de un
modo que nos hace sentirnos de un modo determinado, en vez de empezar
pensando en cómo nos sentimos y a partir de ahí decidir cómo reaccionaremos
ante lo que otros digan o hagan.
Ejemplos de inteligencia emocional
 Valorar los triunfos de los demás sin caer en comparaciones con otras
personas o uno mismo.
 Aceptar los errores cometidos y ser capaces de perdonarse así mismo para
aprender de lo ocurrido.
 No juzgar el hecho de sentirse bien o mal más que por lo que son:
emociones transitorias que pasarán con el tiempo.
 Analizar las reacciones inmediatas a las emociones, interpretarlas y
aprender de cada una de ellas para manejarlas de ser necesario.
 Comprender cuál es la emoción que uno siente y no dejar que el cerebro
confunda una con otra. A veces el enojo puede presentarse cuando en
realidad se siente tristeza.
 Evitar estimulantes como el alcohol, cafeína, drogas o algún fármaco
relacionado para tener ciertas sensaciones.
 Entender que cada persona es individual con sus experiencias y relaciones.
Los sentimientos personales pueden generalizarse para los demás hasta
cierto punto.
 Encontrar el equilibro entre los éxitos y errores, no dejándose llevar por el
narcisismo o por una lástima por sí mismo.

OTRO CONCEPTO SOBRE INTELIGENCIA EMOCIONAL


La inteligencia emocional es un concepto definido por Mayer, citado de un estudio
de Martínez, como “una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las
propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e
intelectual. De esta manera se puede usar esta información para guiar nuestra
forma de pensar y nuestro comportamiento”. Según el libro de Goleman titulado
Inteligencia Emocional, que clasifica la inteligencia emocional desde distintos
puntos, la capacidad de motivarse a uno mismo sería un muy buen ejemplo para
lograr una estabilidad emocional plena.
Orígenes del concepto
Las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié en los aspectos
cognitivos, tales como la memoria y la capacidad para resolver cognitivos, sin
embargo, Edward L. Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia social para
describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas. En 1940, David
Wechsler describió la influencia de factores no intelectivos sobre el
comportamiento inteligente y sostuvo, además, que los test de inteligencia no
serían completos hasta que no se pudieran describir adecuadamente estos
factores. Desafortunadamente, el trabajo de estos autores pasó desapercibido
durante mucho tiempo hasta que, en 1983, Howard Gardner, en su libro
Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica, [3] introdujo la idea de que los
indicadores de inteligencia, como el cociente intelectual, no explican plenamente la
capacidad cognitiva, porque no tienen en cuenta ni la “inteligencia interpersonal”
(la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras
personas) ni la “inteligencia intrapersonal” (la capacidad para comprenderse uno
mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios).
El primer uso del término inteligencia emocional generalmente es atribuido a
Wayne Payne, citado en su tesis doctoral Un estudio de las emociones: el
desarrollo de la inteligencia emocional (1985). Sin embargo, esta expresión ya
había aparecido antes en textos de Beldoch (1964), y Leuner (1966). Stanley
Greenspan también propuso un modelo de inteligencia emocional en 1989, al igual
que Peter Salovey y John D. Mayer.
La relevancia de las emociones en el mundo laboral y la investigación sobre el
tema siguió ganando impulso, pero no fue hasta la publicación en 1995 del célebre
libro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional, cuando se popularizó. En ese
año, la revista Time fue el primer medio de comunicación de masas interesado en
la IE y Nancy Gibbs publicó un artículo sobre el texto de Goleman. El éxito de
ventas del libro de Goleman aumentó la difusión popular del término inteligencia
emocional hasta límites insospechados, haciéndose muy popular en forma de
artículos en periódicos y revistas, tiras cómicas, programas educativos, cursos de
formación para empresas, juguetes, o resúmenes divulgativos de los propios libros
de Goleman.
La memoria emocional
Las opiniones inconscientes son recuerdos emocionales que se almacenan en la
amígdala. El hipocampo registra los hechos puros, y la amígdala es la encargada
de registrar el «clima emocional» que acompaña a estos hechos. Para LeDoux «el
hipocampo es una estructura fundamental para reconocer un rostro como el de su
prima, pero es la amígdala la que le agrega el clima emocional de que no parece
tenerla en mucha estima». Esto significa que el cerebro dispone de dos sistemas
de registro, uno para los hechos ordinarios y otro para los recuerdos con una
intensa carga emocional. El cerebro usa un sencillo método para registrar
recuerdos emocionales con mucha fuerza: los sistemas de alerta neuroquímica,
que preparan al organismo para luchar o huir en un momento de peligro grabando
aquel momento en la memoria con intensidad. Sometido a tensión, ansiedad o
dicha, un nervio que va del cerebro a las glándulas suprarrenales (que son
glándulas situadas sobre los riñones) provoca secreción de hormonas epinefrina y
norepinefrina; estas mismas activan los receptores del nervio vago y este
transporta mensajes desde el cerebro para regular el corazón y lleva señales de
vuelta al cerebro provocadas por estas mismas dos hormonas. Estas señales van
a lugar más importante del cerebro y activan neuronas en la amígdala para indicar
a otras regiones del cerebro que refuercen la memoria para registrar lo ocurrido.
Esto explica por qué a veces tenemos traumas o recuerdos emocionales con
cierto nivel de intensidad y no sabemos por qué.
En el cambiante mundo social, uno de los inconvenientes de este sistema de
alarma neuronal es que, con más frecuencia de la deseable, el mensaje de
urgencia mandado por la amígdala suele ser obsoleto. La amígdala examina la
experiencia presente y la compara con lo que sucedió en el pasado, utilizando un
método asociativo, equiparando situaciones por el mero hecho de compartir unos
pocos rasgos característicos similares, haciendo reaccionar con respuestas que
fueron grabadas mucho tiempo atrás, a veces obsoletas.[26] En opinión de
LeDoux, la interacción entre el niño y sus cuidadores durante los primeros años de
vida constituye un auténtico aprendizaje emocional, y es tan poderoso y resulta
tan difícil de comprender para el adulto porque está grabado en la amígdala con la
tosca impronta no verbal propia de la vida emocional. Lo que explica el
desconcierto ante nuestros propios estallidos emocionales es que suelen datar de
un período tan temprano que las cosas nos desconcertaban y ni siquiera
disponíamos de palabras para comprender lo que sucedía.[27] En esta primera
etapa de la vida el hipocampo (crucial para recuerdos narrativos) y el neo córtex
(base del pensamiento racional) aún deben desarrollarse, pero la amígdala, que
madura muy rápido cuando somos niños, es mucho más probable que esté
formada al momento de nacer. LeDoux nos dice que la amígdala sustenta un
principio básico del pensamiento psicoanalítico: que las interacciones del niño con
los adultos y personas que lo rodean le proporcionan lecciones emocionales
basadas en su adaptación y dificultades en sus relaciones.
Bibliografía
A., J. J. (2018). Intligencia Emocional. Madrid. Obtenido de
https://www.aepap.org/sites/default/files/457-469_inteligencia_emocional.pdf

Gestión. (23 de 02 de 2022). Recuperado el 23 de 02 de 2022 , de Gestión:


https://gestion.pe/tendencias/inteligencia-emocional-caracteristicas-tipos-ejemplos-test-
medicion-nnda-nnlt-249127-noticia/?ref=gesr

Wkipedia, C. d. (23 de 02 de 2022). Wikipedia. Recuperado el 23 de 02 de 2022, de Wikipedia:


https://es.wikipedia.org/wiki/Emoci%C3%B3n

https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/40394256/Inteligencia_emocional_wiki-with-cover-page-
v2.pdf?Expires=1645837464&Signature=SkIObIpJ61WMTHv6ANRIbt9PZ5-
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