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El Estudio de Los Espacios Peatonales y Los Procesos de Peatonalización - Tesis Doctoral Héctor Machín Gil - Arquitecto
El Estudio de Los Espacios Peatonales y Los Procesos de Peatonalización - Tesis Doctoral Héctor Machín Gil - Arquitecto
Este puede ser un punto de inicio de una discusión muy actual que se
refiere específicamente a los problemas del tráfico y cómo los ruidos,
humo, vibración, velocidad, suciedad e intrusión visual afectan tanto a la
ciudad como a sus habitantes.
En dicha Carta, el artículo relacionado con el peatón más acorde con esta
investigación es: “el peatón tiene derecho a que ciertas zonas urbanas sean
para su uso exclusivo, lo más extensa posible, y que no sean simples
recintos peatonales sino que estén en relación a la organización general de
la ciudad, y también el derecho a que conecten itinerarios cortos, lógicos y
seguros”. Este documento además resalta el compromiso social y político
ante las personas con discapacidad, incorporando legislación sobre la
accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas.
Desde otra perspectiva, Alfonso Sanz y Antonio Mateos en su libro “La calle
diseño para peatones y ciclistas” exponen en el apartado denominado
“Empezar por un vocabulario apropiado”, la definición del desplazamiento
peatonal, como el transporte no motorizado. Se parte de la negación de un
concepto de movilidad, dejando claro que no se posee un motor
independiente para moverse.
En este orden de ideas, los lugares por donde se anda son aquellos donde
se producen las relaciones personales y a la interacción social, además de
disfrutar del aire libre y del medio ambiente. El desplazamiento peatonal
fomenta las relaciones humanas y como expone la periodista activista Jane
Jacobs en uno de sus libros: “No te encuentras a personas cuando vas
conduciendo, ni tampoco a menudo en el autobús o en el tranvía. Es
andando cuando ves la cara y la estatura de las personas y cuando te
encuentras y tratas con ellas. Esta es la forma más común en que se
produce la socialización y el disfrute colectivo de la vida diaria. Y es
andando cuando uno puede relacionarse más íntimamente con el entorno
urbano; con las tiendas, las casas, el entorno natural, y con la gente”
(Jacobs, 1992, p.348).
En otras ocasiones, los propios comerciantes del casco viejo son los
impulsores de las peatonalizaciones, como solución a la mejora de sus
barrios deteriorados y degradados. Este es el caso de las ciudades
desarrollados en esta investigación como San Sebastián y Pamplona.
Pero a causa de estos mismos procesos, la ciudad puede ser vista como si
estuviese pensada mas para los visitantes que para los vecinos, las
actividades y acciones que suelen ser atractivas para los primeros, pueden
ser rechazadas por los segundos, por lo que es necesario buscar un
equilibrio. Hay que evitar, por ejemplo, la contaminación acústica generada
por los visitantes y usuarios, principalmente en aquellas áreas
peatonalizadas relacionadas con actividades de ocio nocturno.
La notoriedad de los woornerf fue tal, que para el año 1976 se iniciaban en
Alemania y Dinamarca algunas actuaciones con conceptos y rasgos muy
parecidos, al año siguiente se inauguraba en la ciudad suiza de Basilea la
primera “rue résidentielle” a petición de los residentes de la ciudad; en el
año 1990 había más de 3.500 calles intervenidas en Holanda y Alemania.
Por esta razón, cuando se extendía la idea en los años 80 a otros países
como Inglaterra, Alemania, Francia, Suiza, Austria o Japón, se aplicaba de
forma suavizada mediante el denominado “templado de tráfico” o “traffic
calming”, con el principal objetivo de reducir en estos espacios la velocidad
de los automóviles a cifras entre 20 y 30 km/h similares al peatón.
Las calles acababan en fondo de saco a las que se abrían las puertas
traseras de las casas, permitiendo que las fachadas principales de acceso
diesen a espacios verdes y al paisaje; se trataba entonces de un suburbio
en el que se dependía del automóvil para los desplazamientos, pero en el
interior la prioridad eran los desplazamientos peatonales en un ambiente
seguro y de calidad paisajista (Buder, 1990).
Así mismo, se tiene también referencia en los archivos históricos del cierre,
en un horario determinado y preestablecido, del tráfico de las calles
comerciales Hohe y Breite en la ciudad de Colonia a través de una
ordenanza de tráfico del año 1921. Hasta el año 1930 la principal calle
comercial de Bremen, Sögestraße, tenía una señal “Schritt fahren”
traducido en inglés como “Drive at walking pace”, en clara alusión al
favoritismo hacia el peatón. En este mismo periodo se crean los planes de
peatonalización del centro de la ciudad de Danzig llevándose a cabo tras a
la II Guerra Mundial (Hass-Klau, 1990).
En el capítulo “De la calle a la ciudad para peatones”, del libro “La ciudad
peatonal”, el estudioso de la materia Rolf Monheim, desarrolla los procesos
peatonales ejecutados en varias ciudades alemanas hasta la década de los
70, con el objetivo de recuperar las zonas del centro desde un punto de
vista económico.
De forma puntual, se eligen varios casos del mencionado estudio para tener
un conocimiento de la materia de la época. Un ejemplo es la ciudad danesa
de Copenhague, que en 1962 cierra temporalmente al tráfico la calle
Stroget en contra del criterio de expertos, policías, comerciantes y
colectivos del transporte. Su éxito es tal que cinco años más tarde se
remodela el espacio y se convierte en calle peatonal definitivamente.
En los siguientes 3 años, todas las grandes ciudades que aún no tenían
espacios peatonales, emprenden dichos proyectos como en el caso de
París, Marsella y Niza; posteriormente a comienzos de los 80 las ciudades
de Brest, Le Havre, Pau, Saint Nazaire, Lens y Avignon comienzan sus
procesos de peatonalización. A partir de este momento las zonas
peatonales se convierten en elementos constitutivos de sus centros, con el
resultado de 200 ciudades grandes o medianas con zonas peatonales a
comienzos de la década de los 80 (Metton y Meynier, 1981).
Para el caso de Murcia, donde en los años 70 sólo habían dos calles
peatonales, la calle Platería y Trapería así como pequeños tramos sueltos, la
situación de su casco histórico por aquella época presentaba un panorama
singular con un fuerte proceso de envejecimiento con viviendas
degradadas, algunas veces constituyendo casos irreversibles, los
comercios estaban abandonando el centro dejando de ser ese entorno
comercial tradicional de la ciudad. Por otro lado, la propia morfología
urbana con calles angostas y trazados sinuosos hacían que fuera imposible
sostener una circulación rodada nítidamente fluida. Ante esta situación la
corporación municipal da inicio a un proceso paulatino de peatonalización
sin aplicar un plan global de actuación preconcebido, sino poco a poco
modificando tramos concretos, con frecuentes contactos con interesados,
asociaciones de vecinos, entidades de barrios y otros colectivos; con la
aplicación de las acciones peatonales y otras políticas de rehabilitación y
remodelación del centro antiguo se consigue detener este proceso de
degradación urbana, generando un centenar de calles peatonales a
mediados de los 90 (en su mayoría de corta longitud), lo cual vendría a
mejorar claramente la situación del barrio aunque participando también de
manera indirecta en operaciones especulativas de suelos en ocasiones
difíciles de controlar (Serrano, 1996).
Una vez descritas las citadas tipologías dominantes, se pretende que esta
tesis ponga al descubierto otros aspectos cualitativos y globales. Se intenta
arroja información morfológica con respecto a su distribución espacial,
articulación, equilibrio, modulación, cohesión, concentración peatonal, etc.
de cada una de las ciudades seleccionadas, comprobándose, a través de
los planos realizados, el acercamiento o no de la ciudad al peatón. Se
propone demostrar como las consideraciones geográficas influyen y hacen
que las ciudades puedan tener una mejor articulación peatonal, o como la
localización de los cascos históricos influye en sus peatonalizaciones.