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Una calle es un espacio urbano lineal que permite la circulación de personas y, en su

caso, vehículos, y que da acceso a los edificios y solares que se encuentran a ambos lados.
En el subsuelo de la calle generalmente se disponen las redes de
las instalaciones de servicios urbanos a las edificaciones tales como: alcantarillado, agua
potable, gas, red eléctrica y de telefonía (nos referimos naturalmente a las calles del mundo
de hoy).
El espacio de la calle es de longitud indefinida, solo interrumpida por el cruce con otras
calles o, en casos singulares, por el final de la calle, en una plaza, en un parque urbano, en
otra calle, etc., o por el final de la ciudad en el límite con el campo.
Los rasgos principales que asociamos a una calle en un pueblo, una villa o ciudad son:
1.- La calle es, en primer lugar, una vía o camino para ir de un sitio a otro de la
población. La calle, salvo algunas excepciones, es un espacio de circulación tanto
de personas como de vehículos.
2.- La calle es un espacio público urbano, es el soporte de las actividades
ciudadanas no privadas como: el ir a casa, al trabajo o a la escuela, el paseo,
el juego infantil, encontrarse con los amigos o los vecinos, etc., y también de las
actividades ciudadanas públicas (ver puntos 3 y 4).
3.- La calle es lineal, la dimensión longitudinal predomina en ella y en
las infraestructuras asociadas (hileras de casas, de árboles, de farolas, etc.) así
como en las actividades sociales que en ella tienen lugar como son:
las procesiones, manifestaciones, desfiles, etc., así como las ferias, los mercadillos,
las fiestas populares que tienen su lugar y se desparraman a lo largo de las calles,
y como estas, confluyen en las plazas principales de las poblaciones.
4.- Los edificios o, en su caso, los solares (futuros edificios) flanquean la calle, y con
ellos asimismo la envuelven las actividades asociadas: el comercio, los escaparates,
la información, los reclamos publicitarios o de todo tipo, así como la
propia arquitectura, las esculturas, el diseño y una serie de hechos o
manifestaciones culturales, o estéticas que tienen en la calle su escenario, como:
determinados deportes, músicas, danzas, artes, etc. y el turismo que se hace y vive
en la calle.
Gustavo Giovannoni decía que las calles que en otros tiempos se usaban
casi exclusivamente para delimitar el espacio construido y dar acceso a los
edificios, se han convertido, en la ciudad moderna, en contenedores de
la circulación de vehículos y personas, «...las calles son los
verdaderos órganos del movimiento de las ciudades». Al hilo de esta
reflexión, Giorgio Rigotti en su «Tratado de Urbanismo» señala que la
definición de la vía urbana puede ser expresada en los siguientes términos
«Las vías urbanas son las franjas de terreno utilizadas principalmente por
al movimiento de vehículos y peatones, y en segundo término, como a
elementos en los cuales, quienes confrontan, tienen derecho de acceso y
de captación de luz y aire». Así vemos como los edificios, mayoritariamente
tienen acceso desde la calle y sobre ella
abren portales, ventanas y balcones.1
Calle de la antigua Pompeya (Italia), con la sección tipo de calzada, aceras y
bordillos.
La calle típica tiene la anchura constante, ya que las fachadas de los
edificios o los límites de los solares son planos paralelos, pero las hay de
ancho variable, algunas tan ilustres como el tramo inicial de la calle de
Alcalá de Madrid. La propia anchura es una dimensión extremadamente
variable de las calles; así tenemos las calles estrechas de las ciudades
árabes contrapuestas a las grandes avenidas y paseos de las ciudades
modernas, que integran en la calle el espacio urbano adyacente; entre
ambos extremos tenemos toda una gama de espacios de diversas
anchuras, con calzada para automóviles o sin calzada como las calles
peatonales, o con aceras más o menos anchas, con andenes adicionales
simples o dobles, etc, tenemos también calles con separación y
especialización del tráfico, carriles para bicicletas, autobús, tranvía, etc.
La decisión de proyectar, fijar la anchura y hacer una nueva calle, o de
ensanchar una calle existente aun a costa de la expropiación y derribo de
las construcciones adyacentes, corresponde al Ayuntamiento de la ciudad
o a la autoridad urbanística del lugar y se fundamenta en el planeamiento
urbanístico o la planificación de infraestructuras, consecuentemente se
basa en los trabajos y la metodología propia de estas ciencias de diseño
urbano o territorial.
La estructura más corriente de la calle es la formada por dos franjas
laterales que son las aceras y la franja central que es la calzada. Las
aceras, generalmente están limitadas por el bordillo, el cual es una pieza
que forma un resalto o escalón que mantiene el pavimento de la acera más
arriba que él de la calzada. La función del bordillo no es otra que
proporcionar una cierta protección a las personas que se desplazan por las
aceras, tanto para evitar que los vehículos que circulan por la calzada suban
y les hagan daño, como para conducir las aguas de lluvia que se escurren
por encima hacia el canal que forman los bordillos con la calzada.
La formación de un sistema de canalización de las aguas pluviales hacia
los colectores, se facilita mediante la colocación
de imbornales a distancias regulares en los bordes de la calzada, los
cuales las recogen una vez canalizadas por los bordillos. Esta sección
tipo formada por la calzada, la acera y los bordillos, tiene una eficiencia
funcional excelente ya que no sólo resuelve los usos y funciones principales
de la calle, sino también porque facilita la solución de un amplio abanico de
requisitos propios de las instalaciones y servicios urbanos así como de los
usos adicionales que se dan en la calle. Es por ello que no es de extrañar
que esta sección tipo sea la estructura urbana más antigua que se conoce,
un legado que, en lo substancial, no ha variado a lo largo de dos mil años.

Índice

• 1Las aceras
• 2La calzada
• 3El subsuelo
• 4La ciudad y la calle
o 4.1Los poblados y ciudades Neolíticas
o 4.2Los trazados rectangulares en la antigüedad
o 4.3Las calles romanas
o 4.4El final de la «urbs» romana
o 4.5Las calles del Islam
o 4.6La urbanización de Europa
o 4.7La calle perspectiva
o 4.8El territorio y la calle
o 4.9La calle corredor
o 4.10La ciudad sin calles
o 4.11Las calles de la ciudad
• 5Véase también
• 6Referencias
• 7Enlaces externos

Las aceras[editar]

Calle en Roman, Rumania.


Para establecer la anchura de las aceras y de la calzada, los tratados de
urbanismo manejan el concepto de «franja elemental», la cual se define
como «la anchura mínima unitaria indispensable para el desplazamiento,
sin dificultades, de una fila uniforme de usuarios que se mueven en el
mismo sentido».2
La mayor parte de los tratados de
urbanismo, normas y ordenanzas de movilidad establecen la anchura de
una franja elemental tipo para peatones en 0,75 m. Se llega a
esta medida considerando
una persona adulta genérica, hombre o mujer caminando normalmente por
un lugar llano, pudiendo llevar una bolsa o un paquete. Tomando como
base la anchura estricta de un hombre adulto que es de 55 cm, se le suman
unos márgenes adicionales de 10 cm en cada lado, a fin de permitir una
cierta libertad de movimientos sin los cuales la movilidad sería muy
precaria.3
Para establecer la anchura de la acera deben tenerse en cuenta
las personas con movilidad reducida: como la gente mayor, los que van
en silla de ruedas, los que empujan cochecitos infantiles, tanto los sencillos
como los coches de gemelos, los niños que van de la mano de los adultos
o los adultos obligados a moverse con muletas, o simplemente los que
llevan una maleta o el carro de la compra, etcétera. Es por ello que
los códigos y ordenanzas de movilidad establecen la franja elemental
mínima en 0,90 m que sirven de base para la definición de la anchura de
los pasillos de las viviendas o residencias así como las rampas útiles para
salvar pequeños desniveles, etc.
Esta dimensión de 0,9 m se basa en las necesidades propias de las
personas con movilidad reducida, cuyo paradigma puede ser una persona
que se desplaza autónomamente en una silla de ruedas autopropulsada
manualmente, cuya anchura estricta es la propia de la silla, 65 cm, a la que
se suman dos márgenes adicionales de 12,5 cm, sin los cuales la
autopropulsión con los brazos sería inviable. Las restantes situaciones de
movilidad reducida, salvo raras excepciones, tienen requerimientos de
anchura inferiores a los 90 cm (65 + 2 x 12,5 = 90 cm)3
Es obvio que esta anchura de 90 cm no puede aceptarse como anchura
mínima de la acera ya que ésta (la acera) no es una franja elemental donde
los usuarios se mueven en el mismo sentido, puesto que se mueven en
ambos y han de poder cruzarse con comodidad o, como mínimo, sin que
uno de ellos tenga que bajar a la calzada para dejar paso al otro. Es por ello
que, en general, se adopta la dimensión de 1,50 m como anchura mínima
de la acera. Dicha anchura se obtiene sumando a la anchura estricta de la
silla de ruedas (65 cm), la anchura de perfil de un hombre adulto, (35 - 40
cm) y dos márgenes en los bordes de 15 cm más uno en medio de 20 cm
(65 + 40 + (2 x 15) + 20 = 150 cm). Esta anchura permite también el cruce
de dos personas en silla de ruedas.
Estos criterios elementales, consignados en las normas, ordenanzas y
códigos de movilidad, son ignorados frecuentemente en nuestras ciudades
por las propias autoridades que deben velar su cumplimiento.
La fascinación por la movilidad basada en el uso de
los automóviles particulares, propia del urbanismo de siglo XX, constituye
la ideología dominante mientras que la alternativa de un urbanismo
sostenible solo se abre paso con mucha dificultad. El «urbanismo del
automóvil» ha convertido las calles estrechas de los barrios históricos
en aparcamientos y ha dificultado en extremo la movilidad peatonal, es
decir los desplazamientos andando hacia el trabajo, la escuela u otras
ocupaciones o simplemente el paseo lúdico de las familias y los amigos,
que constituye la actividad cultural por excelencia de la ciudad.
Puede parecer excesiva la atención que se presta a la sección tipo de la
calle formada por aceras y calzada, pero la sección de una calle exclusiva
para peatones, con pavimento a nivel, normalmente de mejor calidad que
el pavimento de las aceras, es recibida por los vecinos como una
auténtica bendición del cielo en las ciudades congestionadas. El
Ayuntamiento que administra y gestiona estas calles no ha de hacer
compatibles los vehículos con los peatones, excepto en
determinados horarios. Y quien diseña estas calles peatonales puede
entregarse con mayor libertad a las consideraciones
puramente estéticas de la calle y su entorno.

La calzada[editar]
La franja elemental para vehículos automóviles ha de tener en cuenta no
sólo la anchura o gálibo, mayor para los camiones y autobuses que para
los turismos, sino también la longitud y el radio de giro del vehículo, el cual,
combinado con las anteriores dimensiones exige un margen adicional en
las curvas que puede ser cuantificado según la siguiente tabla válida para
turismos (dimensiones en metros):

Radio de giro 15 20 30 50 100 150

Sobre ancho 1,55 1,34 1,10 0,85 0,60 0,50

Asimismo, en las calles con aparcamiento a lo largo de la calzada, es


preciso considerar los espacios o márgenes que requieren
las maniobras de entrada salida.
Las exigencias propias de los vehículos pesados, con sus franjas
elementales sobredimensionadas, cuyos cambios de dirección, con giro
muy cerrado, plantean requerimientos adicionales inviables, junto a la
consideración de las molestias que generan, propicia que en la mayoría de
ciudades se impongan las vías urbanas especializadas en este tipo de
tráfico y se establezcan vías con calzada exclusiva para tráfico
ligero: motocicletas, automóviles de turismo y vehículos de transporte
ligeros (furgonetas, microbuses, etc), para los cuales se adopta una franja
elemental en función de sus dimensiones y capacidad de maniobra. Los
tratados de urbanismo así como las normas de carreteras, movilidad etc.,
permiten establecer la siguiente tabla indicativa de las dimensiones
significativas de las franjas elementales para vehículos automóviles, en el
supuesto de circulación por una vía urbana o interurbana
sensiblemente recta, es decir, o con curvas de radio adecuado que no
impliquen anchos adicionales:

Ancho del Márgenes Fran


Supuesto
vehículo adicionales elem

Automóviles parados o en marcha lenta < 15 km/h 1,8 m 2 × 0,2 m 2,2 m

Automóviles grandes (4×4) parados o en vías


2,15 m 2 × 0,2 m 2,55
urbanas estrechas (límite 30 km/h)

Automóviles grandes (4×4) en vías urbanas


2,15 m 2 x 0,3 m 2,75
normales (límite 50 km/h)
Autobuses, camiones, remolques y auto-trenes en
2,5 m 2 × 0,375 m 3,25
vías urbanas normales (límite 50 km/h)

Carreteras (límite 90 km/h) ≥3,5

Autopistas (límite 130 km/h) ≥4,0

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