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Fuentes Del Derecho Penal Chileno
Fuentes Del Derecho Penal Chileno
El principio de legalidad
S1. El principio de legalidad (nullum crimen nulla poena sine lege). La
ley como única fuente inmediata y directa del derecho penal
El principo de legalidad o de reserva legal de los delitos y de las penas se
encuentra consgrado en los inc. 7° y 8° del art. 19 N°3 CPR, con arreglo a los
cuales “ningún delito se castigara con otra pena que la qu le señala una ley
promulgada con anterioridad a su perpetración, a menos que una ley favorezca al
afectado” ( nullum crimen nulla poena sine lege praevia) y “ninguna ley podrá
establecer penas sin que la conducta que sanciona este espresamente descrita en
ella” ( nullum crimen nulla poena sine lege scripta et certa).
Se consagra también el principio de reserva en la declaración universal de los
derechos humanos, en el pacto internacional sobre derechos civiles y políticos y
en la convención americana sobre derechos humanos.
“Solo las leyes pueden decretar las penas de los delitos y esa autoridad debe
residir únicamente en el legislador, que representa a toda la sociedad unida por el
contrato social”.
Desde entonces el principio de reserva legal ha pasado a ser universalmente
admitido y solo los regímenes dictatoriales procuran desconocer, a través de leyes
retroactivas, de la incriminación de hechos imprecisos, mediante la utilización de la
analogía o negando la subordinación del juez a la ley. Es claro que dicho principio
permite, en ocasiones, que “un hecho especialmente refinado y socialmente
dañoso, claramente merecedor de la pena, quede sin castigo, pero este es el
precio (no demasiado alto) que el legislador debe pagar para que los ciudadanos
estén a cubierto de la arbitrariedad y dispongan de la seguridad jurídica (esto es,
que sea previsible la intervención de la fuera penal del estado).
Por lo tanto, la única forma fuente inmediata y directa del derecho penal es la ley
propiamente tal, esto es, aquella que se ha dictado conforme a las exigencias
materiales y formales de la Constitución. De este modo, el principio de legalidad
excluye no solo la posibilidad de que fuentes del derecho generalmente admitidas
en otros dominios del orden jurídico, como la costumbre, la ley del contrato o la
jurisprudencia puedan crear delitos o penas, también quedan excluidos como
fuente directa del derecho penal aquellas regulaciones de inferior a la ley no
pueden crear delitos ni penas. Lo que no impide que ellos operen de manera
complementaria en el sistema penal, a veces en materia de la mayor importancia,
como sucede particularmente con el Reglamento sobre establecimientos
penitenciarios.
A. El problema de las normas irregulares con fuerza de ley
En el pasado fue objeto de discusión la validez de los decretos con fuerza de ley,
es decir, de los decretos dictados en virtud de una delegación de facultades
hechas por el Legislativo al Poder Ejecutivo, como fuente DIRECTA del derecho
penal.
La reforma de 1970, al admitir la posibilidad de delegación en ciertas materias y no
incluir entre ellas las materias penales, zanjo la discusión, en el sentido d los DFL
que crearen delitos o impusieran penas eran inconstitucionales. La Constitucion de
1980, autoriza al Congreso para delegar facultades legislativas en el Presidente de
la Republica, siempre que no extiendan “a materias comprendidas en las garantías
constitucionales” entre las que se contiene el principio de legalidad o reserva.
B. Los decretos leyes
Por supuesto no son leyes y no constituyen fuentes legitima del derecho personal
los decretos leyes dictados por los gobiernos de facto, cuando los órganos del
Poder Legislativo han sido impedidos de funcional. Claro es que aquí no se trata
de discutir sobre una posible inconstitucionalidad, que es evidente.
Hay que convenir con Cury en que se debe partir del principio que los decretos
leyes “carecen de existencia en cuanto normas y por consiguiente sus mandatos y
prohibiciones dejan de surtir efecto cuando desaparece la autoridad de facto que
les otorgaba la coactividad en que se basaba su imperio. (No hay que olvidar que
la misma Constitución vigente se promulgo por un decreto ley).