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EL CULTO EN ISRAEL - TEXTOS BÍBLICOS

Ex 29, 38-42: el sacrificio cotidiano

He aquí lo que has de ofrecer sobre el altar: dos corderos primales cada día, perpetuamente.
Ofrecerás un cordero por la mañana y el otro entre dos luces; y con el primer cordero, una
décima de medida de flor de harina, amasada con un cuarto de sextario de aceite de oliva
molida, y como libación un cuarto de sextario de vino. Ofrecerás el otro cordero entre dos
luces; lo ofrecerás con la misma oblación que a la mañana y con la misma libación, como
calmante aroma del manjar abrasado en honor de Yahveh, en holocausto perpetuo, de
generación en generación, ante Yahveh, a la entrada de la Tienda del Encuentro, donde me
encontraré contigo, para hablarte allí.

Nm 28, 1-6: Habló Yahveh a Moisés y le dijo: «Manda a los israelitas en estos términos:
Tendréis cuidado de traer a su tiempo mi ofrenda, mi alimento, manjares míos abrasados de
calmante aroma. Les dirás: Este será el manjar abrasado que ofreceréis a Yahveh: «Corderos
de un año, sin defecto, dos al día, como holocausto perpetuo. Uno de los corderos lo ofrecerás
en holocausto por la mañana, y el otro cordero entre dos luces; y como oblación, una décima
de medida de flor de harina, amasada con un cuarto de sextario de aceite virgen. Es el
holocausto perpetuo ofrecido antaño en el monte Sinaí como calmante aroma, manjar
abrasado para Yahveh.

Ex 20, 8-11: el ciclo semanal: el sábado

Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,
pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad.
Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo
descansó; por eso bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado.

Dt 5, 12-15: Guardarás el día del sábado para santificarlo, como te lo ha mandado Yahveh tu
Dios. Seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso para
Yahveh tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni
tu buey, ni tu asno, ni ninguna de tus bestias, ni el forastero que vive en tus ciudades; de modo
que puedan descansar, como tú, tu siervo, y tu sierva. Recuerda que fuiste esclavo en el país
de Egipto y que Yahveh tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso Yahveh
tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso Yahveh tu Dios te ha mandado
guardar el día del sábado.

Nm 28, 11-15: el ciclo mensual: la luna nueva (la “neomenia”)

Los primeros de mes ofreceréis un holocausto a Yahveh: dos novillos, un carnero y siete
corderos de un año, sin tacha. Como oblación tres décimas de flor de harina amasada con
aceite por cada novillo; dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como oblación por
el carnero; una décima de flor de harina amasada con aceite, por cada cordero. Es un
holocausto de calmante aroma, manjar abrasado para Yahveh. Las libaciones correspondientes
serán: medio sextario de vino por novillo, un tercio de sextario por carnero y un cuarto de
sextario por cordero. Este será el holocausto mensual, todos los meses del año uno tras otro.
Ofrecerás también a Yahveh, como sacrificio por el pecado, un macho cabrío con su libación,
además del holocausto perpetuo.
Nm 29, 1-5: El mes séptimo (NOTA: en los calendarios preexílicos –y actualmente- era el
comienzo del año), el primero de mes, tendréis reunión sagrada; no haréis ningún trabajo
servil. Será para vosotros el día de los Clamores. Ofreceréis un holocausto como calmante
aroma para Yahveh: un novillo, un carnero, siete corderos de un año, sin tacha. La oblación
correspondiente de flor de harina amasada con aceite, será de tres décimas por el novillo, dos
décimas por el carnero y una décima por cada uno de los siete corderos; y un macho cabrío
como sacrificio por el pecado, para hacer la expiación por vosotros.

Lv 23, 5-38.39-44: el ciclo de fiestas anual

Estas son las solemnidades de Yahveh, las reuniones sagradas que convocaréis en las fechas
señaladas.

[Pesah: La Pascua y los Ázimos] El mes primero, el día catorce del mes, entre dos luces, será la
Pascua de Yahveh. El quince de este mes se celebrará la fiesta de los Ázimos en honor de
Yahveh. Durante siete días comeréis panes ázimos. El día primero tendréis reunión sagrada; no
haréis ningún trabajo servil. Ofreceréis durante siete días manjares abrasados a Yahveh. El
séptimo día celebraréis reunión sagrada; no haréis ningún trabajo servil.

[La primera gavilla, antigua ofrenda de las primicias] Habló Yahveh a Moisés, diciendo: Habla a
los israelitas y diles: Cuando, después de entrar en la tierra que yo os doy, seguéis allí su mies,
llevaréis una gavilla, como primicias de vuestra cosecha, al sacerdote, que mecerá la gavilla
delante de Yahveh, para alcanzaros su favor. El día siguiente al sábado la mecerá el sacerdote.
Ese mismo día en que mecieres la gavilla, sacrificaréis un cordero de un año, sin defecto, como
holocausto a Yahveh, junto con su oblación de dos décimas de flor de harina amasada con
aceite, como manjar abrasado de calmante aroma para Yahveh. Su libación de vino será un
cuarto de sextario. No comeréis pan ni grano tostado ni grano tierno hasta ese mismo día,
hasta traer la ofrenda de vuestro Dios. Decreto perpetuo será éste de generación en
generación dondequiera que habitéis.

[Sabuot: La fiesta de las Semanas] Contaréis siete semanas enteras a partir del día siguiente al
sábado, desde el día en que habréis llevado la gavilla de la ofrenda mecida; hasta el día
siguiente al séptimo sábado, contaréis cincuenta días y entonces ofreceréis a Yahveh una
oblación nueva. Llevaréis de vuestras casas como ofrenda mecida dos panes, hechos con dos
décimas de flor de harina y cocidos con levadura, como primicias para Yahveh. Juntamente con
el pan ofreceréis a Yahveh siete corderos de un año, sin defecto, un novillo y dos carneros:
serán el holocausto para Yahveh además de su ofrenda y sus libaciones, como manjar
abrasado de calmante aroma para Yahveh. Ofreceréis también un macho cabrío como
sacrificio por el pecado, y dos corderos de un año como sacrificio de comunión. El sacerdote
los mecerá como ofrenda ante Yahveh, juntamente con el pan de las primicias y con los dos
corderos; serán consagrados a Yahveh y pertenecerán al sacerdote. Ese mismo día convocaréis
una reunión sagrada; la celebraréis y no haréis ningún trabajo servil. Decreto perpetuo será
éste de generación en generación dondequiera que habitéis. Cuando cosechéis la mies de
vuestra tierra, no siegues hasta el borde de tu campo, ni espigues los restos de tu mies; los
dejarás para el pobre y para el forastero. Yo, Yahveh, vuestro Dios.

[El día primero del mes séptimo] Habló Yahveh a Moisés, diciendo: Habla a los israelitas y diles:
En el mes séptimo, el primer día del mes será para vosotros de gran descanso, una fiesta
conmemorativa con clamor de trompetas, una reunión sagrada. No haréis ningún trabajo
servil, y ofreceréis manjares abrasados a Yahveh.
[El día de la Expiación] Habló Yahveh a Moisés, diciendo: Además el día décimo de este
séptimo mes será el día de la Expiación, en el cual tendréis reunión sagrada; ayunaréis y
ofreceréis manjares abrasados a Yahveh. No haréis en ese mismo día ningún trabajo, pues es el
día de Expiación, en el que se ha de hacer la expiación por vosotros delante de Yahveh, vuestro
Dios. El que no ayune ese día será exterminado de entre su pueblo. Al que haga en tal día un
trabajo cualquiera, yo lo haré perecer de en medio de su pueblo. No haréis, pues, trabajo
alguno. Es decreto perpetuo, de generación en generación, dondequiera que habitéis. Será
para vosotros día de descanso completo y ayunaréis; el día nueve del mes, por la tarde, de
tarde a tarde, guardaréis descanso.

[La fiesta de las Tiendas] Habló Yahveh a Moisés, diciendo: Habla a los israelitas y diles: El día
quince de ese séptimo mes celebraréis durante siete días la fiesta de las Tiendas en honor a
Yahveh. El día primero habrá reunión sagrada y no haréis trabajo servil alguno. Durante siete
días ofreceréis manjares abrasados a Yahveh. El día octavo tendréis reunión sagrada y
ofreceréis manjares abrasados a Yahveh. Habrá asamblea solemne. No haréis trabajo servil
alguno.

Estas son las solemnidades de Yahveh en las que habéis de convocar reunión sagrada para
ofrecer manjares abrasados a Yahveh, holocaustos y oblaciones, víctimas y libaciones, cada
cosa en su día, sin contar los sábados de Yahveh, sin contar vuestros dones, sin contar todos
vuestros votos, sin contar todas vuestras oblaciones voluntarias, las que ofrezcáis a Yahveh.

El día quince del séptimo mes, después de haber cosechado el producto de la tierra,
celebraréis la fiesta en honor de Yahveh durante siete días. El primer día será de descanso
completo e igualmente el octavo. El primer día tomaréis frutos de los mejores árboles, ramos
de palmeras, ramas de árboles frondosos y sauces de río; y os alegraréis en la presencia de
Yahveh, vuestro Dios, por espacio de siete días. Celebraréis fiesta en honor de Yahveh durante
siete días cada año. Será decreto perpetuo de generación en generación. En el séptimo mes la
celebraréis. Durante siete días habitaréis en cabañas. Todos los naturales de Israel morarán en
cabañas, para que sepan vuestros descendientes que yo hice habitar en cabañas a los israelitas
cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo, Yahveh, vuestro Dios.

Moisés promulgó las solemnidades de Yahveh a los israelitas.

1M 4, 52-54: [Fiesta de la Dedicación, de las Luces] El día veinticinco del noveno mes, llamado
Quisleu, del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron al romper el día y ofrecieron sobre el
nuevo altar de los holocaustos que habían construido un sacrificio conforme a la
Ley. Precisamente fue inaugurado el altar con cánticos, cítaras, liras y címbalos, en el mismo
tiempo y el mismo día en que los paganos lo habían profanado.

Est 9, 20-32: [Fiesta de las Suertes, Purim] Mardoqueo consignó por escrito todas estas cosas y
envió cartas a los judíos de todas las provincias del rey Asuero, tanto lejanos como
próximos, ordenándoles que celebraran todos los años el día catorce y el día quince del mes de
Adar, porque en tales días obtuvieron los judíos paz frente a sus enemigos, y en este mes la
aflicción se trocó en alegría y el llanto en festividad; que los convirtieran en días de alegres
festines y mutuos regalos, y de donaciones a los pobres. Los judíos adoptaron esta costumbre,
que ya habían comenzado a observar, y acerca de la cual les escribió Mardoqueo: «Amán, hijo
de Hamdatá, de Agag, enemigo de todos los judíos, había proyectado exterminar a los judíos y
echó el ‘Pur’, es decir, la suerte, para su ruina y exterminio. Pero cuando se presentó al rey,
para hacer ahorcar a Mardoqueo, su proyecto se volvió contra él, y los males que había
meditado contra los judíos cayeron sobre su cabeza, siendo ahorcados él y sus hijos. Por esta
razón, estos días son llamados ‘Purim’, de la palabra ‘Pur’.» Asimismo, por todo lo relatado en
esta carta, por lo que ellos mismos vieron y por lo que se les contó, hicieron los judíos de estos
días una institución irrevocable para sí, para sus descendientes y para todos los que se pasaron
a ellos, conforme a este escrito y esta fecha, de año en año. Así, estos días de los Purim,
conmemorados y celebrados de generación en generación, en todas las familias, en todas las
provincias y en todas las ciudades, no desaparecerán de entre los judíos, ni su recuerdo se
perderá entre sus descendientes.

La reina Ester, hija de Abijail, y el judío Mardoqueo escribieron, con toda su autoridad, para
dar fuerza de ley a esta segunda carta de los Purim, y se enviaron cartas a todos los judíos de
las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y fidelidad, para ratificar
en su fecha estos días de los Purim, tal como había sido ordenado por el judío Mardoqueo y la
reina Ester, y tal como lo habían establecido para sí mismos y para sus descendientes,
añadiendo lo tocante a los ayunos y lamentaciones. La orden de Ester fijó la institución de
estos Purim, y quedó consignado en el libro.

Ex 23, 10-11: cada 7 años: el año sabático o año del reposo

Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; al séptimo la dejarás descansar y en


barbecho, para que coman los pobres de tu pueblo, y lo que quede lo comerán los animales
del campo. Harás lo mismo con tu viña y tu olivar.

Lv 25, 1-7: Habló Yahveh a Moisés en el monte Sinaí diciendo: Habla a los israelitas y diles:
Cuando hayáis entrado en la tierra que yo voy a daros, la tierra tendrá también su descanso en
honor de Yahveh. Seis años sembrarás tu campo, seis años podarás tu viña y cosecharás sus
productos; pero el séptimo año será de completo descanso para la tierra, un sábado en honor
de Yahveh: no sembrarás tu campo, ni podarás tu viña. No segarás los rebrotes de la última
siega, ni vendimiarás los racimos de tu viña sin podar. Será año de descanso completo para la
tierra. Aun en descanso, la tierra os alimentará a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu jornalero, a tu
huésped, que residen junto a ti. También a tus ganados y a los animales de tu tierra servirán de
alimento todos sus productos.

Lv 25, 8-17: cada cincuenta años, el año jubilar

Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de las siete
semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años. Entonces en el mes séptimo, el diez
del mes, harás resonar clamor de trompetas; en el día de la Expiación haréis resonar el cuerno
por toda vuestra tierra. Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra
liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su
propiedad, y cada cual regresará a su familia. Este año cincuenta será para vosotros un jubileo:
no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar,
porque es el jubileo, que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que el campo dé de sí. En
este año jubilar recobraréis cada uno vuestra propiedad. Si vendéis algo a vuestro prójimo o le
compráis algo, ved que nadie dañe a su hermano. Comprarás a tu prójimo atendiendo el
número de años que siguen al jubileo; o según el número de los años de cosecha, él te fijará el
precio de venta: a mayor número de años, mayor precio cobrarás; cuantos menos años
queden, tanto menor será su precio, porque lo que él te vende es el número de cosechas.
Ninguno de vosotros dañe a su prójimo, antes bien teme a tu Dios; pues yo soy Yahveh vuestro
Dios.

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