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NEGLIGENCIAS MÉDICAS

EN EL CAMPO DE LA OBSTETRICIA

CENTRO UNIVERSITARIO VILLANUEVA

ÁREA DE DERECHO

Tutor: Prof. Dra. Pilar López de la Osa Escribano

Autor: Silvia Furelos Couto

Madrid, mayo 2019


2
ÍNDICE DE CONTENIDOS

LISTADO DE ABREVIATURAS 4
INTRODUCCIÓN 5
I. Historia de la salud femenina 6
1.1. Origen de la Obstetricia 8
1.2. Edad Media y Renacimiento 9
1.3. Siglo XVIII: Medicalización de la maternidad 11
II. Negligencias médicas: Aspectos generales 14
2.1. Perspectiva legal 14
2.2. Responsabilidad Patrimonial de la Administración 16
2.3. Teoría de la Pérdida de Oportunidad 18
III. Negligencias obstétricas 20
3.1. Concepto de violencia obstétrica 21
3.2. Violencia Obstétrica y Derechos Humanos 23
3.2.1. Derecho a la Integridad Personal 25
3.2.2. Derecho a la Vida Privada 27
3.2.3. Derecho a la Información 29
3.3. Reconocimiento Legal de la Violencia Obstétrica 30
3.4. Perspectiva legal en España 32
3.4.1. Ley General de Sanidad 35
3.4.2. Ley Reguladora de la Autonomía del Paciente 36
3.4.3. Código de Deontología Médica 39
IV. Negligencias Obstétricas en la Sanidad Pública 40
V. Recomendaciones 45
VI. Activismo 48
CONCLUSIONES 49
BIBLIOGRAFÍA 52

3
LISTADO DE ABREVIATURAS

BOE Boletín Oficial del Estado


BOJA Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
CC Código Civil
CDM Código de Deontología Médica
CEDH Convenio Europeo de Derechos Humanos
DUBDH Declaración Universal sobre Bioética y Derechos
Humanos
DUDH Declaración Universal de los Derechos Humanos
LBRAPDOMIDC Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora
de la autonomía del paciente y de derechos y
obligaciones en materia de información y
documentación clínica
LODMVLV Ley Orgánica, de 23 de abril de 2007, sobre el
Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia, República Bolivariana de Venezuela.
LGS Ley 14/1986, del 25 de abril, General de Sanidad
LPACAP Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento
Administrativo Común de las Administraciones
Públicas
LOPS Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de Ordenación de
las Profesiones Sanitarias
LRJSP Ley 40/2015, de 1 de Octubre, de Régimen Jurídico
del Sector Público
OMS Organización Mundial de la Salud
STS Sentencia del Tribunal Supremo
STSJ Sentencia del Tribunal Superior de Justicia
UNICEF United Nations International Children’s Emergency
Fund

4
INTRODUCCIÓN

Este trabajo es fruto de la investigación final que requiere la obtención del título
en Derecho. La elección del tema se justifica por la inquietud personal sobre la materia,
como consecuencia de la recepción de experiencias negativas provenientes de amigos y
familiares. El hecho de que determinadas mujeres, que no tuvieron la oportunidad de dar
a luz en los hospitales, presenten experiencias de parto más positivas, que aquellas que
acudieron a los mismos, supone un sin sentido. Tras una búsqueda inicial sobre
negligencias en el ámbito de la Obstetricia, me topé con un concepto, hasta entonces
desconocido, que pretende visibilizar una realidad tan oculta como frustrante. Desde hace
no mucho tiempo, el concepto de Violencia Obstétrica salió a la luz como un remedio que
intentaban curar las secuelas que madres y niños sufrían, como consecuencia del trato
deshumanizado y la intervención médica excesiva. Si bien, es posible encontrar estudios
desde una perspectiva antropológica, sociológica, científico-médica, etnológica y
psicológica, siendo escasos los estudios desde la perspectiva jurídico-legal. Pues aún
siendo una realidad que acontecen numerosas sociedades, no existe un concepto
instaurado en sus ordenamientos jurídicos, por lo menos, no en el nuestro.

Esta investigación, tiene como objetivo principal, determinar las vías legales que
posibilitan la efectiva protección de los derechos de madres y recién nacidos durante el
proceso de nacimiento, en relación a la atención médica prestada. También, se pretende
visibilizar la cotidianidad con que determinadas formas de proceder, constituyen
situaciones abusivas, que lejos de la moralidad, colisionan con un vacío legal, ético y
deontológico. La finalidad de este trabajo nunca será desacreditar la buena praxis
sanitaria, tampoco la reputación del personal médico. Así mismo, se procura incentivar
la sensibilidad que merece este fenómeno, desde el punto de vista jurídico y social. Para
ello, se realizará una primera línea de investigación sobre el recorrido histórico de la salud
femenina, y su relación con el sistema biomédico actual. En segundo lugar, se
investigarán los aspectos jurídicos que engloban las negligencias médicas en nuestro país,
especialmente aquellas que surgen en el ámbito público, por concebirse como un foco de
mayor vulnerabilidad. En tercer lugar, se profundizará en el estudio legal de las
negligencias médicas en el ámbito de la Obstetricia, comparando la situación de las
mismas en distintos países, y ofreciendo una visión global de la materia. En quinto lugar,
se analizará la situación concreta de las negligencias obstétricas en nuestro ordenamiento
jurídico, así como las alternativas legales de las que disponemos para afrontarlas. Por
último, se explicarán las iniciativas que, organizaciones supranacionales y asociaciones
sin ánimo de lucro, llevan a cabo con el objetivo de combatir esta realidad.

La metodología de estudio se ha basado en el análisis e interpretación de manuales


de texto, artículos y libros electrónicos, jurisprudencia obtenida de las bases de datos de
Aranzadi, Iustel y Lefevre, legislación nacional, autonómica e internacional,
declaraciones, informes y recomendaciones de la OMS, e informes sobre dictámenes y
discursos reglamentarios.

I. Historia de la salud femenina

Tradicionalmente, el potencial reproductivo de la mujer ha constituido el eje


central de la sociedad y el núcleo fundamental de la familia. El nacimiento de un ser
humano, además de ser fruto de un proceso biológico, supone un hecho familiar y/o social
cargado de significados en permanente evolución1. La manera de atender los partos se ha
ido desarrollando como consecuencia de los avances sociales y culturales, dejando atrás
la tradición popular, y abriendo paso al conocimiento científico2.

A lo largo de la historia, siempre existieron hombres y mujeres dispuestos a cuidar


de la embarazada durante el parto; bien mitigando su dolor, asistiéndola o cuidando del
recién nacido3. La historia de la salud femenina y del parto, se divide en dos grandes
periodos. El periodo pre-obstétrico abarca desde las épocas primitivas hasta el siglo VI
a.C., a partir del cual, se habla del período obstétrico, pues es, en ese momento, en el que
nace la Obstetricia como disciplina científica.

1
MOLINA, MARÍA E., “Transformaciones Histórico Culturales del Concepto de Maternidad y sus
Repercusiones en la Identidad de la Mujer”, Ed. de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe,
España y Portugal, 717-297, 2006, pág. 93. Disponible en web:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=96715209 (última consulta el 10/03/18)
2
CONDE FERNÁNDEZ, F., “Parteras, Comadres, Matronas. Evolución de la profesión desde el saber
popular al conocimiento científico”, Discurso Académico, 2011, pág. 8. Disponible en web:
http://www.academiadelanzarote.es/Discursos/Discurso%2049.pdf (última consulta el 10/03/18)
3
MANRIQUE, J., FERNÁNDEZ, ANA.I., ECHEVARRÍA, P., FIGUEROL, M.I., TEIXIDÓ, J.,
BARRANCO, M.P., “Historia de la profesión de matrona”, Colegio oficial de enfermeros y enfermeras
de Lleida, 2014, pág. 26. Disponible en página web:
https://www.agoradenfermeria.eu/magazine/articles/037_coill_es.pdf (última consulta el 10/03/18)

6
Se entiende que en épocas primitivas, la mujer se asistía a sí misma. Los
nacimientos ocurrían en soledad, puesto que la propia peligrosidad del entorno obligaba
a las madres a buscar un espacio alejado del grupo, que las permitiese crear un ambiente
de intimidad y protección4. El desarrollo de la racionalidad humana y la empatía, hizo
que las mujeres se buscaran unas a otras para auxiliarse5. Así, de la experiencia fue
surgiendo un modo de proceder, impregnado de instinto y sensibilidad, que tenía como
finalidad ayudar a la madre durante el proceso de gestación, parto y puerperio. Se trataba
de una habilidad fundamentada en la experiencia empírica y en la observación, y
transmitida de manera informal de las más expertas a las más jóvenes. La especialización
femenina en torno al embarazo y al parto, supuso la concepción de esta asistencia como
un oficio, y quienes lo desempeñaban recibían el nombre de parteras, comadronas o
matronas. La primera referencia histórica en la que se evidencia la existencia de esta
figura, la encontramos en el Antiguo Testamento, en el que se narran los acontecimientos
ocurridos durante dos partos: uno el de Raquel6, y otro el de Tamar7. También, se
menciona el nombre de dos parteras y el importante papel que estas desempeñaron ante
los crueles requerimientos del rey de Egipto8.

4
SEDANO, M., “Reseña Histórica e Hitos de la Obstetricia”, Revista Médica Clínica Condes, 866-873,
2014, pág. 867. Disponible en página web: http://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-
condes-202-articulo-resena-historica-e-hitos-obstetricia-S0716864014706327 (última consulta el
15/04/19)
5
MASCARÓ, J.M., “La asistencia al parto y al embarazo a través de los tiempos”, Anales de Medicina y
Cirugía, Discurso Reglamentario, Real Academia de Medicina de Barcelona, 1947, pág. 147. Disponible
en página web: http://ramc.cat/wp-content/uploads/2017/02/Josep-M-Mascaro-i-Porcar.pdf (última
consulta el 15/04/19)
6
“Y aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas, que también tendrás este
hijo” (Gen. 35:17 Reina Valera 1960)
7
“Sucedió cuando daba a luz, que sacó la mano el uno, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de
grana, diciendo: Este salió primero” (Gen. 38:27 Reina Valera 1960)
8
“Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y
les dijo: Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija,
entonces viva. Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que
preservaron la vida a los niños. Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis
hecho, que habéis preservado la vida de los niños? Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las
mujeres hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes de que la partera venga a
ellas. Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera. Y por
haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias” (Ex. 1:15-21 Reina Valera 1960)

7
2.1.Origen y desarrollo de la Obstetricia

En latín, el término obstetrix, significa: “la que se pone en frente”9. La Obstetricia


es la rama de la Medicina que estudia el embarazo, el parto y el puerperio, así como los
cuidados que requieren madre e hijo durante las tres fases. Aunque la historia de las
matronas sea tan antigua como la humanidad, se entiende que el nacimiento de la
obstetricia tuvo lugar en la India, en concreto en el valle del Indus, y fue extendiéndose
posteriormente a Oriente Medio10. La sabiduría india sobre la materia fue plasmada por
el médico y cirujano Súsruta (siglo VI a.C.), quien escribió un Tratado sobre la medicina
en general, en el que dedicó la cuarta parte del libro a la Obstetricia en particular.
Posteriormente, aparece en Egipto el Papiro de Ebers (año 1.550 a.C.)11, uno de los
escritos más largos y completos sobre los avances médicos de la época, que recogía
también, información detallada sobre Ginecología y Obstetricia, especialmente sobre la
lactancia, la líneas de actuación de las matronas en los partos prematuros12, los trastornos
ginecológicos y el prolapso13. En Grecia, las parteras controlaban los embarazos
dirigiendo la alimentación de las madres, y asistían sus partos aliviando sus dolores14. En
el siglo II d.C., Sorano de Éfeso, médico griego y padre de la Obstetricia, escribió el libro
De Morbis mulieerium (“Sobre las enfermedades de las mujeres”), en el que trata la

9
El término obstetrix está compuesto por el prefijo ob- (“en frente”), la raíz del verbo sto, stare
(“estar/permanecer de pie”), y el sufijo -trix, que implica un agente femenino.
10
SEDANO, M., “Reseña Histórica e Hitos de la Obstetricia”…, op. cit., pág. 868. Disponible en web:
http://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-condes-202-articulo-resena-historica-e-hitos-
obstetricia-S0716864014706327 (última consulta el 10/03/18)

11
MANRIQUE, J., FERNÁNDEZ, ANA.I., ECHEVARRÍA, P., FIGUEROL, M.I., TEIXIDÓ, J.,
BARRANCO, M.P., “Historia de la profesión de matrona”…, op. cit., pág. 26. Disponible en página web:
https://www.agoradenfermeria.eu/magazine/articles/037_coill_es.pdf (última consulta el 15/04/19)
12
Parto prematuro: Dicho de un niño que nace antes del término de la gestación. Real Academia
Española. Diccionario de la lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en
página web: https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 10/03/18)
13
SEDANO, M., “Reseña Histórica e Hitos de la Obstetricia”…, op. cit., pág. 868. Disponible en web:
http://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-condes-202-articulo-resena-historica-e-hitos-
obstetricia-S0716864014706327 (última consulta el 15/04/19)

Prolapso: caída, descenso o salida de un órgano o de una estructura anatómica. Real Academia Española.
Diccionario de la lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en página web:
https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 17/03/18)
14
MANRIQUE, J., FERNÁNDEZ, ANA.I., ECHEVARRÍA, P., FIGUEROL, M.I., TEIXIDÓ, J.,
BARRANCO, M.P., “Historia de la profesión de matrona”…, op. cit., pág. 26. Disponible en página web:
https://www.agoradenfermeria.eu/magazine/articles/037_coill_es.pdf ((última consulta el 17/03/18)

8
anatomía femenina y su funcionalidad, los nacimientos y directrices para asistirlos, las
enfermedades más habituales en la mujer, etc. Aunque hubo médicos varones que se
interesaran por esta materia, el momento del parto seguía asistido únicamente por
mujeres. Las comadronas gozaban de prestigio social, y eran seleccionadas según su
maestría y habilidad técnica15. La indudable destreza de algunas supuso el avance en esta
materia, siendo las primeras en practicar cesáreas y mutilaciones fetales16.

2.2. Edad Media y Renacimiento

A principios de la Edad Media, las artes y las ciencias cayeron en regresión y los
avances de la medicina griega se convirtieron en un leve recuerdo. Tras la caída del
Imperio Romano, la entrada del cristianismo produjo el abandono de la ciencia empírica,
que fue sustituida por el raciocinio teológico17. La figura de las comadronas se
desprestigió y el oficio descendió drásticamente. A pesar de ello, las mujeres siguieron
ostentando el monopolio de la Obstetricia. Matronas pertenecientes a un estatus social
muy humilde, cuyos servicios, apenas remunerados, eran tachados de brujería18. Las
comadronas ya no eran seleccionadas según su instrucción y destreza, sino según sus
cualidades morales19. Por lo general, las técnicas de asistencia, pésimas en cuanto a

15
MARGARITA GARCÍA, E., Violencia obstétrica como violencia de género. Tesis doctoral.
Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, 2018, pág. 72. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta el 26/03/19)

16
MASCARÓ, M.J., “La asistencia al parto y al embarazo…, op. cit., pág. 27. Disponible en página web:
http://ramc.cat/wp-content/uploads/2017/02/Josep-M-Mascaro-i-Porcar.pdf ((última consulta el
17/03/18)
17
HERNÁNDEZ GARRE, J., Historia de las Matronas. Evolución de la ciencia y el arte de la partería,
Ed.DM, Murcia 2012, pág. 19. Disponible en página web:
https://www.researchgate.net/profile/Jose_Manuel_Garre/publication/318585148_Historia_de_las_matro
nas_Evolucion_de_la_ciencia_y_el_arte_de_la_parteria/links/5aa2db56aca272d448b5a59e/Historia-de-
las-matronas-Evolucion-de-la-ciencia-y-el-arte-de-la-parteria.pdf (última consulta el 17/03/18)
18
MARGARITA GARCÍA, E., Violencia obstétrica…, op. cit., pág. 79. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta el 17/03/18)
19
MARGARITA GARCÍA, Eva. Violencia obstétrica…, op. cit., pág. 76. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta el 15/04/19)

9
higiene, estaban influidas por factores místicos y religiosos20. Así, el alumbramiento se
concebía como consecuencia del pecado original21. Las mujeres embarazadas carecían
de asistencia especializada. Pues por un lado, los médicos, autorizados y preparados para
atender los partos, se negaban a asistirlos por considerarlos indignos de su nivel
profesional22. Por otro lado, los prejuicios morales, hacían que las propias madres no
gustasen de ser atendidas por varones, prefiriendo la asistencia de otras mujeres, aún
cuando careciesen de conocimientos mínimos sobre Obstetricia. El hecho de que no
pudiesen ser atendidas por médicos, retrasó, indudablemente, la debida atención que
requerían y supuso la involución de esta disciplina.

A partir del siglo XVI, las artes y las ciencias renacen, dejando atrás la oscura
época medieval. Médicos y cirujanos comienzan a interesarse de nuevo por las
enfermedades de la mujer. De esta manera, empezaron asistiendo los partos de la nobleza,
más tarde, pasaron a ocuparse de los partos de la burguesía, y por último, de los partos
del resto de la población. Se entiende que el verdadero progreso comienza cuando
Ambroise PARÉ (1510-1590), notorio cirujano francés interesado por la Obstetricia,
reinstauró la “versión podálica”, operación ya empleada por los griegos, que consistía en
traer al niño por los pies cuando se encontraba en posición anormal dentro del útero
materno23. En el año 1513, el médico germano Eucharius RÖSSLIN DER ÄLTEREL,
publicó Der Rosengarten (“El jardín rosa”), que se convirtió en el tratado estándar de la
Obstetricia24. En cuanto a las matronas, los avances científicos, solo al alcance de los
varones, y la intervención activa de los mismos en los partos, produjo el desplazamiento

20
MASCARÓ, M.J., “La asistencia al parto y al embarazo…, op. cit., pág. 148. Disponible en página
web: http://ramc.cat/wp-content/uploads/2017/02/Josep-M-Mascaro-i-Porcar.pdf (última consulta el
16/04/19)
21
(Gen. 3:16 Reina Valero 1960)
22
MASCARÓ, M.J., “La asistencia al parto y al embarazo…, op. cit., pág. 148. Disponible en página
web: http://ramc.cat/wp-content/uploads/2017/02/Josep-M-Mascaro-i-Porcar.pdf (última consulta el
15/04/19)
23
MARÍAS, J., ALVAR, M., Nueva Enciclopedia Universal, Universidad de Alcalá, Ed. Durván, S.A.,
Tomo 20, Vizcaya, 1978, pág. 7831.

24
USUNÁRIZ, J.M, “Modelos de vida y cultura en la Navarra de la modernidad temprana”, Universidad
de Navarra, Ed: Ignacio Arellano, 2016, págs. 329-330. Disponible en página web:
http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/39977/1/Batihoja21_h_Usunariz_3.pdf (última consulta el
15/04/19)

10
de su oficio25. La sabiduría popular adquirida a lo largo de los años, es subordinada a los
nuevos conocimientos médicos, considerándose inadecuados e inapropiados ciertos
remedios, protocolos o actuaciones, que se habían realizado hasta entonces26. Los partos
pasaron de las comadronas a los médicos obstetras, y a finales del siglo XVI, apenas se
les permitía a las mujeres practicar la Obstetricia.

Entre los escasos tratados escritos por matronas, destaca el de la partera real
Louise BOURGEOIS, publicado en 1609 y denominado: Diverses sur la sterilité, perté
de fruict, foecondité, accouchements, et maladies des femmes, & enfants nouveaux naiz
(“Observaciones diversas sobre la esterilidad, el aborto, la fertilidad, el parto, y
enfermedades de la mujer y los recién nacidos”). BORGEOUS combinó experiencia e
innovación, y reivindicó el papel de la mujer en la Obstetricia27. Difundido por todo
Europa, se convirtió en el tratado de referencia de matronas y obstetras28.

2.3. Siglo XVIII: Medicalización de la maternidad.

En Europa, a finales del siglo XVIII, las mujeres que integraban las familias más
pudientes, tenían la oportunidad de dar a luz en los hospitales, pues en ellos, se habían
empezado a incorporar departamentos especializados en Ginecología y Obstetricia. Sin
embargo, el desconocimiento de medidas de higiene básicas y la carencia de instalaciones
adecuadas, e instrumentos esterilizados con los que tratar a las parturientas, produjo un
alarmante incremento de la mortalidad materna. Como consecuencia, Joseph BOLIVAR

25
GARCÍA GALÁN, S., MEDINA QUINTANA, S., SUÁRAEZ SUÁRAEZ, C., Nacimientos bajo
control. El parto en las edades Moderna y Contemporánea, Ed. Trea, S.L., España 2014, pág. 13.
Disponible en página web:
https://www.trea.es/system/books/enlace2s/000/003/986/original/PrefNacimientos.pdf?1429546668
(última consulta el 17/03/18)
26
HERNÁNDEZ GARRE, J., Historia de las Matronas…, op. cit., pág. 51. Disponible en página web:
https://www.researchgate.net/profile/Jose_Manuel_Garre/publication/318585148_Historia_de_las_matro
nas_Evolucion_de_la_ciencia_y_el_arte_de_la_parteria/links/5aa2db56aca272d448b5a59e/Historia-de-
las-matronas-Evolucion-de-la-ciencia-y-el-arte-de-la-parteria.pdf (última consulta el 17/03/18)
27
MARGARITA GARCÍA, Eva. Violencia obstétrica…, op. cit., pág. 80. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta el 17/03/18)
28
FERRER, S., “La partera real, Louise Bourgeois (1563-1636)”, Blog: Mujeres en la historia, 10 de julio
de 2016, Página web: https://tribunafeminista.elplural.com/2016/07/la-partera-real-louise-bourgeois-
1563-1636/ (última consulta el 17/03/18)

11
DELEE, padre de la Obstetricia moderna, introduce el denominado “parto activo”. A raíz
de esta nueva concepción, el parto se entiende, no tanto como un proceso fisiológico que
pueda suscitar complicaciones, sino como una patología en sí mismo29. Esta
consideración supuso que determinadas actuaciones preventivas, se convirtieran en el
protocolo general a seguir en toda clase de partos, actuaciones que hasta entonces, se
llevaban a cabo solo en los casos que entrañaban riesgo para la madre o para el bebé (uso
de fórceps30, realización de episiotomías31, etc.). A pesar de ello, el parto seguía siendo
la primera causa de muerte para la mujer. En consecuencia, la salvación de la madre se
convirtió en el objetivo prioritario de los médicos obstetras32.

De manera progresiva, los partos estaban pasando del hogar a los hospitales. La
realidad obstétrica trascendió de la intimidad familiar a las instituciones públicas,
suscitando un interés estatal por la regulación de la materia. En España, el Real Colegio
de Cirugía de San Carlos, inauguró, el 19 de abril de 1790, el primer curso para matronas.
Desde entonces, toda la formación se impartía a través de las universidades. El primer
título universitario al que tuvieron acceso las mujeres fue este. Así, María Isidra
QUINTANA DE GUZMÁN obtuvo la primera titulación de matrona. Sin embargo, como
se ha recogido en párrafos anteriores, desde el siglo XVI, la atención al parto había sido
acaparada exclusivamente por los médicos y cirujanos varones. Las mujeres, a pesar de
acceder a titulaciones universitarias, seguían desempeñando su cargo en segundo plano
con respecto a los médicos. La definitiva institucionalización del parto alcanzó su culmen
a partir del año 1970, cuando incluso los partos normales se convirtieron en partos

29
WALZER LEAVITT, J., “Joseph B. DeLee and the Practice of Prevention Obstetrics”, American
Journal of Public Health Then and Now, Vol.78, Núm.10, 1968, pág. 1354. Disponible en página web:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1349440/pdf/amjph00249-0095.pdf (última consulta el
17/03/18)
30
Instrumento en forma de tenaza, que se usa para extraer a la criatura en los partos difíciles. Real
Academia Española. Diccionario de la lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014.
Disponible en página web: https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 17/03/18)
31
Incisión quirúrgica en la vulva, que se practica en ciertos partos para facilitar la salida del feto. Real
Academia Española. Diccionario de la lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014.
Disponible en página web: https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 17/03/18)
32
CABRERO, L., SALDÍVAR, D., CABRILLO, E., Obstetricia y Medicina Materno-Filial, Ed. Médica
Panamericana, S.A., Madrid 2007, pág. XXVII. Disponible en página web:
https://books.google.es/books?id=AGh8rK1MmOsC&printsec=frontcover&dq=obstetricia+y+medicina+
materno+filial+libro&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjhjpyTpZjhAhX16OAKHairDfkQ6AEIKTAA#v=on
epage&q&f=false (última consulta el 17/03/18)

12
medicalizados. Los médicos olvidaron la dimensión emocional y psicológica que sí
compartían las matronas, y se centraron únicamente en los factores fisiológicos33. Las
parturientas se convirtieron en sujetos pasivos de un proceso que ya no les pertenecía. Se
empezaron a implantar prácticas regulares como la inducción del parto mediante
oxitocina34, la rotura sistemática de la bolsa de aguas, o el parto en posición decúbito
supino, también llamada posición de litotomía35. Se modificó modificando
completamente la naturaleza del parto, haciéndolos incluso más dolorosos. Tal y como
expone José Manuel HERNÁNDEZ GARRE en su libro Historia de las Matronas:
“Prácticas en sí mismas neutras, si se aplican cuando son oportunas, pero que pueden
adquirir una cualidad negativa y violenta si se aplican de forma protocolaria y sistemática
a la totalidad de las mujeres”36.

Por último, tras la “Declaración de la Fortaleza” de la OMS (año 1985), se volvió


a realzar la figura de las matronas. Considerándolas las profesionales más apropiadas para
asistir al cuidado del embarazo y del parto normal37. Declaración apoyada posteriormente
por las recomendaciones publicadas en la “Guía de Práctica Clínica sobre Cuidados en el
Parto Normal” (año 1996).

33
HERNÁNDEZ GARRE, J., Historia de las Matronas…, op. cit., pág. 107. Disponible en página web:
https://www.researchgate.net/profile/Jose_Manuel_Garre/publication/318585148_Historia_de_las_matro
nas_Evolucion_de_la_ciencia_y_el_arte_de_la_parteria/links/5aa2db56aca272d448b5a59e/Historia-de-
las-matronas-Evolucion-de-la-ciencia-y-el-arte-de-la-parteria.pdf (última consulta el 11/04/19)
34
Hormona producida por la hipófisis, que estimula la contracción uterina. Real Academia Española.
Diccionario de la lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en página web:
https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 17/03/18)
35
Cuando el cuerpo descansa sobre la espalda. Real Academia Española. Diccionario de la lengua
española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en página web:
https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 17/03/18)
36
“… dar a luz ya no fue algo que hacían las mujeres, sino algo que los médicos les hacían a las
mujeres”. HERNÁNDEZ GARRE, J., Historia de las Matronas…, op. cit., págs. 107-108. Disponible en
página web:
https://www.researchgate.net/profile/Jose_Manuel_Garre/publication/318585148_Historia_de_las_matro
nas_Evolucion_de_la_ciencia_y_el_arte_de_la_parteria/links/5aa2db56aca272d448b5a59e/Historia-de-
las-matronas-Evolucion-de-la-ciencia-y-el-arte-de-la-parteria.pdf (última consulta el 17/03/18)
37
Informe presentado por el Grupo Técnico de Trabajo del Departamento de Investigación y salud
Reproductiva, “Cuidados en el parto normal: Una guía práctica”, Organización Mundial de la Salud,
Ginebra 1996, pág. 6. Disponible en página web:
https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/recursos/documents/oms_cuidados_parto_normal_guia
_practica_1996.pdf (última consulta el 24/03/18)

13
II. Negligencias médicas: Aspectos generales

Debido a la gran sensibilidad que recae sobre la relación médico-paciente, es


también alta la presión que se ejerce sobre la diligencia que estos profesionales deben
mostrar en sus actuaciones. Ante una mala praxis sanitaria, y dependiendo de las
circunstancias concretas del caso, nuestro ordenamiento jurídico nos ofrece un abanico
de soluciones más bien amplio, compuesto por tres vías de reclamación: demanda en vía
Civil, reclamación en vía Administrativa y querella en vía Penal.

3.1.Perspectiva legal

En primer lugar, es esencial distinguir en qué clase de hospital fue cometida la


mala praxis y por quién. Así, si la negligencia médica fue cometida en un centro de salud
u hospital privado, o por médicos privados, nuestro Código Civil nos ofrece, en virtud
de su artículo 1902, la posibilidad de reclamar en vía civil el resarcimiento del daño,
mediante la interposición de una demanda por responsabilidad civil. Esta responsabilidad
también se aplica en aquellos casos, en los que se pretenda demandar a la aseguradora del
sistema de salud pública u hospitales públicos, cuya gestión es privada. A su vez, dentro
de la vía civil encontramos dos tipos de responsabilidades: la contractual y la
extracontractual. Por su parte, la responsabilidad civil contractual, regulada en el artículo
1101 y siguientes del CC, parte de la existencia de un contrato que posteriormente es
incumplido por el personal sanitario. Sin embargo, la responsabilidad civil
extracontractual o aquiliana, regulada en el artículo 1902 del CC, será la que recaiga sobre
el personal médico que actúo negligentemente sobre un paciente, con el cual no existía
ninguna relación contractual anterior. Un ejemplo de ambas, sería cuando el paciente, tras
haber sufrido una negligencia médica, decide reclamar a la aseguradora con la que celebró
el contrato de asistencia sanitaria (responsabilidad contractual) o por el contrario, opta
por reclamar responsabilidad civil al médico facultativo que le atendió (responsabilidad
extracontractual). Por último, mientras que la responsabilidad contractual goza de un
plazo de prescripción de cinco años, la responsabilidad extracontractual prescribe en el
plazo de un año. El cómputo de dichos plazos empieza a contar desde el momento en el

14
que el daño aparece definido en toda su extensión, y son conocidas todas las
consecuencias y secuelas38.

En segundo lugar, si la negligencia médica fue cometida en un centro de salud u


hospital público, o por sus facultativos, la Ley 40/2015, de 1 de Octubre, de Régimen
Jurídico del Sector Público, en virtud del artículo 32 y siguientes, nos ofrece la
posibilidad de reclamar responsabilidad patrimonial en vía administrativa. Por su parte,
los procedimientos en vía administrativa se regulan mediante la Ley 39/2015, de 1 de
octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, y
en concreto, al tratarse de una reclamación a instancia del interesado, por el artículo 65
de la misma. El plazo para interponer la reclamación es de un año desde que se produjo
la lesión.

Y en tercer lugar, la última vía legal para reclamar una mala praxis sanitaria sería
la vía penal. Este procedimiento, a diferencia del civil y del administrativo, no busca
resarcir el daño causado, sino castigar al facultativo médico que actúo negligentemente.
Es por esto, que esta vía solo se permite en aquellos casos en los que la negligencia es
claramente acreditada. Por otro lado, además de ser una vía desaconsejable, las
situaciones que abarca esta responsabilidad son muy limitadas, así, podemos encontrar,
por ejemplo, el delito de homicidio o el delito de lesiones por imprudencia profesional.
Se cita como imprudencia, porque parece difícil entender cómo un médico facultativo
puede atentar dolosamente contra la salud del paciente, si bien es cierto, que no hay delito
sin dolo o imprudencia, valdrían por tanto, cualquiera de los dos. Un ejemplo de delito
doloso, sería el delito de omisión del deber de socorro por el que el médico niega
asistencia médica al paciente. Como consecuencia de la dureza de esta vía, a menudo el
personal sanitario práctica la conocida “medicina defensiva”, que supone el desarrollo,
en exceso, de protocolos médicos para protegerse de este tipo de reclamaciones39.

38
Sentencia del TS, de 24 de abril de 2012 (Sala tercera de lo Contencioso-Administrativo), Recurso de
Casación núm. 1896/2011. Disponible en página web: https://app.vlex.com/#vid/377815522 (última
consulta el 24/03/18)
39
GALÁN CÁCERES, J., C., “El nuevo escenario legal y jurisprudencial en la imprudencia sanitaria”,
Ponencia del Fiscal Jefe de la Fiscalía Provincial de Badajoz, 2015, pág. 5. Disponible en página web:
https://www.fiscal.es/fiscal/PA_WebApp_SGNTJ_NFIS/descarga/Ponencia%20Galán%20Cáceres,%20J
uan%20Calixto.pdf?idFile=abf6430b-5bbf-4e00-8053-5abe8014d0b9 (última consulta el 24/03/18)

15
3.2.Responsabilidad patrimonial de la Administración

La responsabilidad patrimonial de la administración hace referencia a la


obligación que recae sobre los organismos públicos de reparar el daño causado. El
fundamento constitucional de la responsabilidad patrimonial viene consagrado en el
artículo 9.3 de la Constitución Española, en tanto que garantiza la responsabilidad de los
poderes públicos. Y más específicamente, el artículo 106.2 reconoce el derecho que
poseen los particulares a ser indemnizados en el caso de que sus bienes o derechos, sean
lesionados como consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos, salvo que se
trate de una causa de fuerza mayor.

Por ende, el reflejo de esta garantía constitucional aparece en el artículo 32 de la


LRJSP, constituyendo el punto de partida de esta materia. Dicho artículo recoge lo
expuesto por el artículo 106.2 de la Constitución, y lo amplía. Así, el funcionamiento
general de la Administración, lo concibe bien como funcionamiento normal, bien como
funcionamiento anormal. Por su parte, el funcionamiento anormal hace referencia a
aquellas actuaciones derivadas de la culpa o negligencia de sus facultativos, o de una
deficiente organización de los propios servicios. Pero la determinación de una correcta
organización no depende de un único criterio, sino que se atenderán a los estándares
aceptables en cada situación. Por otro lado, las lesiones que derivan del funcionamiento
normal de la Administración son, en tanto, más delicadas que las anteriores, pues estas
derivan, no de una mala actuación de los servicios públicos, sino del propio riesgos que
abarca la prestación de los mismos. Asimismo, además de excluir las situaciones
causadas por fuerza mayor, también excluye aquellos daños que los particulares tienen el
deber de soportar.

Tras lo expuesto anteriormente, me centraré en analizar los requisitos que exige


la existencia de responsabilidad patrimonial. El deber de indemnizar nace de dos
situaciones: la primera, por lesionar bienes y derechos de los particulares, y la segunda,
por los daños sufridos cuando no hay deber de soportarlos. En ambos casos, dicho daño
o lesión requiere la concurrencia de los siguientes requisitos. En primer lugar, el daño
debe ser efectivo, es decir, se indemnizarán los daños que sean ciertos y reales, no los
hipotéticos. En segundo lugar, el daño debe ser evaluable económicamente, pues de lo
contrario, sería imposible atribuir una indemnización económica al perjudicado. Con esto

16
se hace referencia a que todo daño, incluso los daños morales, deben ser evaluables
conforme a baremos y criterios de referencia. En tercer lugar, el daño debe ser
individualizable, recayendo sobre ciertas personas (ya sea a título individual o a título
colectivo). Y en cuarto y último lugar, el daño debe ser antijurídico, es decir, que se trate
de un daño que el particular no tiene el deber de soportar. Se considerará jurídico el daño
que sufran los particulares como consecuencia de las obligaciones impuestas por la ley,
o aquellos que, tras un proceso de discrecionalidad administrativa, son impuestos
conforme a los principios de razonabilidad, proporcionalidad y confianza legítima. Sin
embargo, la concurrencia de estos requisitos no es suficiente, pues la actuación debe ser
imputable a la Administración en cuestión. Por eso, es necesario que exista una relación
de causalidad entre el daño o lesión sufridos por el particular, y la actuación
administrativa. Ante esta relación de causalidad, la doctrina desarrolla distintas teorías.
La primera de ellas es la teoría de la causalidad exclusiva, por la que la Administración
solo responderá cuando el nexo causal sea directo. La segunda es la teoría de la
equivalencia de las condiciones, mediante la cual, todas las causas del daño tienen la
misma importancia. Y la tercera y última, es la teoría de la causalidad adecuada, un
intermedio de las dos anteriores, mediante la cual, será necesario determinar la causa más
idónea para producir el daño atendiendo a la experiencia.

La mayoría de problemas que surgen en el ámbito de la responsabilidad


patrimonial, surgen en el ámbito sanitario. Para resolver estas causas se atiende siempre
a dos requisitos más. Uno de ellos implica que solo existe responsabilidad patrimonial si
la actuación médica se desvió del protocolo establecido o de la diligencia esperada,
diligencia conocida como lex artis ad hoc. Pero, ¿y si los derechos de los particulares
fuesen lesionados debido al propio protocolo? El segundo criterio gira en torno al
consentimiento, es decir, si se obtuvo del paciente el consentimiento informado sobre los
riesgos de la intervención. Criterio en el que se hará especial hincapié a lo largo del
trabajo, por ser una de las vías de solución a las negligencias obstétricas en el sector
público, junto al deber de los facultativos de actuar diligentemente.

17
3.3. Teoría de la Pérdida de Oportunidad

La teoría de la pérdida de oportunidad es una ficción jurídica; una vía de escape


que tiene como objetivo solucionar aquellas indemnizaciones en las que no es posible
acreditar, ciertamente, la relación de causalidad entre el daño y la actuación
administrativa, sino que supone, simplemente, una mera aceptación razonable. Las
indemnizaciones concedidas como consecuencia de esta teoría, no alcanzarán nunca el
máximo montante, a diferencia de las que son concedidas acreditando una relación de
causalidad. La doctrina de la pérdida de oportunidad supone una causalidad hipotética.
En el ámbito de la medicina, consiste en omitir una actuación médica que, probablemente,
pudiese haber beneficiado al paciente. Con actuación médica se hace referencia, por
ejemplo, a omitir un diagnóstico idóneo, no dedicar suficiente tiempo a estudiar al
paciente, o suministrar un fármaco inadecuado. Se presume entonces, la probabilidad de
que no habiendo omitido la actuación médica que debiera ser correcta, se hubiese podido
evitar o atenuar el daño que repercute sobre la salud del paciente. Un claro ejemplo de la
aplicación de esta doctrina, lo encontramos en la Sentencia del Tribunal Supremo, de 24
de noviembre de 2009 (Sala de los Contencioso-Administrativo)40. La actora, tras haber
roto aguas, acudió al complejo Hospitalario de Orense. Una vez allí, el personal sanitario
decidió inducir el parto sin la presencia de un ginecólogo; para la extracción del bebé
utilizaron fórceps41 por bradicardia42 de expulsivo, pero al extraer la cabeza del niño, se
dieron cuenta de que sufría distocia de hombros43. A pesar de ello, siguieron realizando
maniobras hasta que, finalmente, consiguió nacer. El recién nacido fue ingresado por
asfixia perinatal con distocia de hombros y circular de cordón44, lo que perpetuó secuelas

40
Sentencia del TS, de 24 de noviembre de 2009 (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 4ª),
Recurso de Casación núm. 1593/2008.
41
Instrumento con forma de tenaza, que se usa para extraer a la criatura en los partos difíciles. Real
Academia Española. Diccionario de la lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014.
Disponible en página web: https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 24/03/18)
42
Cuando el ritmo cardíaco es más lento del normal. Real Academia Española. Diccionario de la lengua
española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en página web:
https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 24/03/18)
43
Cuando con la expulsión de la cabeza los hombros no se introducen en el canal del parto (JJ.Santonja
Lucas, 2006).
44
El cordón umbilical se enrolla alrededor del cuello fetal una o más vueltas. RAMOS-RINCÓN, A.,
CRUZ-UTRILLA, A., Manejo de las circulares de cordón en el expulsivo, Ed: Mayo, S.A., 2015, pág.
103. Disponible en página web: https://www.federacion-matronas.org/wp-
content/uploads/2018/01/revbiblio-circulares-de-cordon.pdf (última consulta el 24/03/18)

18
posteriores. El Tribunal Supremo consideró el presente caso como un pérdida de
oportunidad debido a que, la no presencia de un ginecólogo durante el parto, impidió una
valoración completa de la mujer, así como la decisión de realizar o no una cesárea, en un
parto calificado de alto riesgo. Como vemos, a diferencia de la lex artis, en la que el daño
corresponde al hecho negligente, la pérdida de oportunidad supone la incertidumbre de
que las circunstancias hubiesen sido resueltas de otra manera, evitándose el mal estado
actual del paciente.

A menudo, se recurre a esta teoría en aquellos casos en los que los médicos niegan
información a la mujer gestante, en relación a posibles malformaciones o enfermedades
graves del feto, con la finalidad de que estas no tenga la capacidad de interrumpir
voluntariamente el embarazo. Independientemente de su fundamento moral, en España
se permite la interrupción voluntaria del embarazo siempre y cuando se respeten los
requisitos que delimita el marco legal. No otorgar esta información a la madre, atenta
gravemente contra su derecho a decidir sobre su salud sexual y reproductiva, así como su
derecho a recibir la información necesaria y adecuada. Divinia CADENAS OSUNA,
doctora en Derecho, estudia el tratamiento jurisprudencial sobre el daño resarcible en
aquellos casos denominados “wrongful birth” (“nacimiento erróneo o nacimiento
injusto”)45. Se trata de reclamaciones ejercidas por los padres contra los profesionales
sanitarios por el nacimiento de un hijo con malformaciones detectables, que de haberlas
sabido, se hubiese decidido si seguir o no con el embarazo. Aplicar la Teoría de la Pérdida
de Oportunidad en estos casos, supone partir de la hipótesis de que la gestante hubiese
sido informada de manera oportuna sobre las malformaciones del feto, y replantear otra
segunda hipótesis sobre cuál hubiese sido la decisión de esta, para demostrar que,
efectivamente, de haber otorgado la información exigida, se hubiese evitado el daño
producido46. En estos casos, aplicar esta teoría supone realizar dos juicio hipotético, uno
dentro del otro47. Ante la inexistencia de certidumbre causal, se aplica esta doctrina como

45
CADENAS OSUNA, D., “El daño indemnizable en los supuestos de “wrongful birth”. Análisis crítico
de la doctrina jurisprudencia”, Revista de Derecho Patrimonial, núm. 48/2019.
46
CADENAS OSUNA, D., “El daño indemnizable…, op. cit., apartado 23.

47
MEDINA ALCOZ, L., “La doctrina de la pérdida de oportunidad en los dictámenes del Consejo
Consultivo de Castilla-La Mancha. Reflexiones críticas”, Revista Jurídica de Castilla-La Mancha , 2009,
pág.114.

19
criterio de imputación del daño moral por vulnerar el derecho de autonomía de la madre
gestante. Un ejemplo de esto sería la SJCA número 1 de Santander, de 14 de noviembre
de 201248, que tras practicar una amniocentesis49 en la semana veinticinco de gestación,
se muestra la aparición de un trastorno de diferenciación sexual, también llamado
Síndrome de Morris, dicho en otras palabras, una discrepancia entre el sexo físico y el
genético del bebé. Sin embargo, este trastorno ya se había apreciado por el médico en la
semana veinte de gestación, quien sin embargo, no informó de nada a los padres. La
madre solicitó un aborto eugenésico, que fue denegado por los médicos debido al
avanzado estado de gestación. El juez consideró que el médico que práctico la ecografía
en la semana veinte actúo de manera negligente negando a los padres la información
necesaria para decidir sobre su embarazo. Haciendo que perdiesen la oportunidad de optar
por la interrupción voluntaria del mismo.

III. Negligencias obstétricas

La Real Academia de la Lengua, define la palabra negligencia como “descuido o


falta de cuidado”. En el ámbito jurídico, la negligencia supone la omisión del deber de
cuidado que exige la naturaleza de una acción determinada. Cuando la falta de diligencia
desemboca en un delito, acción u omisión, que resulta contraria al ordenamiento jurídico,
entra en juego el blindaje legal.

La negligencia médica, por su parte, hace referencia a aquellas acciones u


omisiones que se desvían de los protocolos o de la diligencia esperada, generando un
daño, inexplicable conforme al cuidado exigido. Se entiende entonces, que la diligencia
esperada supone lo que por consenso debiera ser correcto, en relación a la forma de actuar
o proceder del personal sanitario. Determinar la existencia de una conducta imprudente
supone comparar la situación que de facto fue, con la que, según la diligencia esperada,
debía haber sido. Hablar de negligencia médica, supone atender a un caso y a unas
circunstancias concretas. Por eso, para hablar de actuaciones médicas que atentan contra

48
Sentencia del Juzgado de los Contenciosos-Administrativo núm. 1 de Santander, de 14 de noviembre,
núm. 244/2014.
49
La amniocentesis es un procedimiento que consiste en extraer una muestra del líquido amniótico del
útero, con la finalidad de diagnosticar posibles anomalías del feto. Real Academia Española. Diccionario
de la lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en página web:
https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 14/04/18)

20
la dignidad y la salud de las mujeres de manera habitual y consensuada, este término
resultaría insuficiente en tanto que, a menudo, se desprenden de los propios protocolos y
de lo correctamente esperado.

4.1. Concepto de Violencia Obstétrica

La Violencia Obstétrica es aquella que ejercen los médicos sobre el cuerpo y los
procesos reproductivos de las mujeres50. Se trata de la práctica sistemática, en el ámbito
de la Obstetricia, de determinadas actuaciones o protocolos, que sin ser específicamente
necesarios, o debidamente justificados, lesionan el cuerpo de la mujer, así como el del
bebé, ocasionando secuelas físicas y/o psicológicas, pasajeras o permanentes. Estas
prácticas se expresan en un trato cruel, grotesco y deshumanizado, en un abuso de
medicalización, en la patologización de procesos que son naturales, en la falta de
información y consentimiento, libre e informado, así como en una consecuente pérdida
de autonomía y capacidad para decidir libremente sobre sus cuerpos y su salud51.

Este término aparece por primera vez en el año 1827, a raíz un artículo publicado
por la revista médica británica The Lancet52. El artículo se titulaba “Theory and Practice
of Midwifery” (“Teoría y Práctica de la Obstetricia”), y venía a criticar la crueldad con la
que los médicos británicos asistían a las embarazadas durante el parto53.

Se entiende que la violencia obstétrica consta de dos dimensiones: la física y la


psicológica. Con la primera, se hace referencia a: realizar episiotomías por rutina,

50
BELLI, L., “La violencia obstétrica: otra forma de violación a los derechos humanos”, Revista
Redbioética/UNESCO, 1(7):25-34, 2013, pág. 28. Disponible en página web:
http://www.partoacuatico.org/wp-content/uploads/2016/02/la-violencia-obstétrica-otra-forma-de-
violación-a-los-derechos-humanos.Belli_.UNESCO2013.pdf (última consulta el 14/04/18)
51
Ley 26.485, de 24 de abril de 2009, de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, Argentina,
artículo 6, apartado e). Disponible en página web:
https://www.oas.org/dil/esp/Ley_de_Proteccion_Integral_de_Mujeres_Argentina.pdf (última consulta el
14/04/18)
52
BLUNDELL, J., “Lectures on the Theory and Practice of Midwifery”, Lecture XI, The Lacet, London,
1827, pág.451.
53
“Floodings, tremendous lacerations, inversions of the uterus, like those which now stand on the
table before you, such are the effects of obstetric violence, ferocious and atrocious obstetric violence”.

21
practicar tactos vaginales injustificados y excesivos por profesionales médicos diferentes,
realizar cesáreas aún existiendo condiciones para el parto normal, alterar el proceso
natural de los partos de bajo riesgo empleando técnicas de aceleración, sin informar a la
mujer ni obtener su consentimiento, obligar a adoptar determinadas posturas sin margen
de decisión, etc.54. Con la segunda se hace referencia a: emplear vocabulario irónico,
burlón o grotesco, regañar, humillar, culpabilizar, engañar, privar de información, usar
el cuerpo de la madre y del bebé como un recurso didáctico sin consentimiento previo,
obstaculizar el apego precoz entre madre e hijo sin justificación médica, mostrar
indiferencia ante sus reclamos, privar a su pareja de acompañarla cuando no hay
complicaciones, etc.55.

Esta violencia es fruto de la mala praxis sanitaria y los protocolos obsoletos56.


Además, intervienen otros factores como el abuso de superioridad y la violencia de
género57. También, algunos autores consideran que el génesis de este problema tiene que
ver con el modelo biomédico que se instaura en la medicina actual58. Este modelo se
alimenta de la idea de que existe un tratamiento para todo, incluso para aquellos procesos
biológicos, procesos que son naturales aunque impliquen dolor, considerando al paciente
como un sujeto pasivo que carece de voz y voto. Por otro lado, tal y como afirma el
obstetra y ginecólogo Luis Alberto VILLANUEVA-EGÁN, esta violencia se desprende
de protocolos obsoletos, en tanto que determinadas actuaciones de rutina, que no se
encuentran justificadas desde la evidencia científica, son transmitidas a través de las

54
FERNÁNDEZ GUILLÉN, F., “¿Qué es la violencia obstétrica? Algunos aspectos sociales, éticos y
jurídicos”, Revista Dilemata, núm. 18, España 2015, pág. 114.
55
VILLANUEVA-EGAN, L.A., “El maltrato en las salas de parto: reflexiones de un gineco-obstetra”,
Revista CONAMED, Vol.15, Núm. 3, 2010, pág. 148.
56
MARGARITA GARCÍA, E., Violencia obstétrica…, op. cit., pág. 43. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta el 14/04/18)
57
MARGARITA GARCÍA, E., Violencia obstétrica…, op. cit., pág. 43. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta el 14/04/18)
58
CASAL-MOROS, N., ALEMANY-ANCHEL, M.J, “Violencia simbólica en la atención al parto. Un
acercamiento desde la perspectiva de Bourdieu”, Artículo de la Unidad Docente de Matronas de la
Escuela de Enfermería La Fe, Valencia, 2014, pág. 61. Disponible en página web:
http://scielo.isciii.es/pdf/index/v23n1-2/teorizaciones1.pdf (última consulta el 14/04/18)

22
generaciones, sin que los más jóvenes cuestionen su validez59. Aquello que nos inculcan
queda tan grabado en nuestro subconsciente que lo consideramos como lo adecuado o
natural, y no nos planteamos que pueda ser de otra manera. BORDIEU, considera que
muchas de las situaciones que se dan en este campo de la medicina, se consideran, a
menudo, una forma de violencia simbólica60. Con esto quiere decir que se trata de una
violencia que se ejerce mediante símbolos, como gestos, posturas, o miradas, sin que
requiera, específicamente, del uso de la fuerza física, y en la que el agente dominado no
suele ser consciente de su sumisión.

El período de gestación, parto y puerperio, son momentos de vulnerabilidad y


fragilidad, en los que la mujer y el bebé merecen especial protección. Precisamente por
esa vulnerabilidad, se incrementa la percepción de cualquier abuso. Resultaría ingenuo
negar que los avances médicos en el campo de la Obstetricia, han supuesto un beneficio
innegable para la salud de la madre y del bebé. Por eso, la violencia obstétrica viene a
centrarse en determinadas prácticas, que aplicadas de forma sistemática a la totalidad de
las mujeres, adquieren un carácter negativo sobre su salud. Además, pretende visibilizar
el trato que, a menudo, reciben muchas mujeres en los paritorios, infantilizándolas y
reduciéndolas a seres inermes61.

3.2.Violencia Obstétrica y Derechos Humanos.

Episiotomías por rutina, cesáreas innecesarias, falta de información, operaciones


quirúrgicas sin consentimiento, falta de intimidad, malos tratos por parte del personal
sanitario…, todas estas actuaciones suponen una violación de los derechos humanos de
muchas mujeres y niños. Derechos inalienables e indivisibles que ostentan todas las
personas por el hecho de serlo, y que son reconocidos conforme a la dignidad intrínseca

59
COBO GUTIÉRREZ, C., “La Violencia Obstétrica”, Trabajo de fin de grado, Universidad de
Cantabria, 2016, pág.18. Disponible en página web:
https://repositorio.unican.es/xmlui/bitstream/handle/10902/8917/Cobo%20Gutierrez%20C..pdf?sequence
=4 (última consulta el 14/04/18)

60
CASAL-MOROS, N., ALEMANY-ANCHEL, M.J, “Violencia simbólica en la atención al parto…, op.
cit., pág. 61. Disponible en página web: http://scielo.isciii.es/pdf/index/v23n1-2/teorizaciones1.pdf
(última consulta 21/04/18)
61
FERNÁNDEZ GUILLÉN, F., “¿Qué es la violencia obstétrica?..., op. cit., pág. 117.

23
del ser humano62. La violencia obstétrica puede enfocarse desde dos perspectivas: bien
como una forma de violencia contra las mujeres, bien como una forma de violencia contra
los pacientes.

En la década de los años 60, numerosos colectivos empezaron a reivindicar la


necesidad de un parto más humanizado63. Desde entonces, el tema se ha visto abordado
en numerosas conferencias internacionales por los derechos humanos de las mujeres: la
Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la mujer
(año 1979), la Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia
contra la Mujer” (año 1993), la “Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer” (año 1995),
la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
las Mujeres (“Convención Belém de Pará”, del año 1996), la Declaración Universal sobre
Bioética y Derechos Humanos (año 2005), etc. Desde mi punto de vista, la discusión debe
abordarse conjuntamente desde las dos perspectivas: en este campo, puesto que el sujeto
es a su vez mujer y paciente, es difícil averiguar si la negligencia o falta de cuidado atenta
contra el derecho a la salud del paciente, o contra la mujer por el hecho de serlo.

La Declaración de Viena de 1993, proclama la indivisibilidad de los derechos


humanos, entendiendo que todos son interdependientes entre sí64. Por su parte, el derecho
a la salud, consagrado en el artículo 25 de la DUDH, no se limita al derecho a estar sano,
sino que debe comprenderse como una extensión del derecho a la vida y a la dignidad
humana. La OMS lo concibe como el máximo potencial del estado de salud, esto es,
bienestar físico, mental y social65. En concreto, el derecho que se pretende recalcar en
este ámbito, es el derecho a la salud sexual y seproductiva, derivado del derecho a la
Salud Materna e Infantil, al cual se otorga especial importancia en el apartado segundo

62
“Declaración Universal de los Derechos Humanos”, Asamblea General de las Naciones Unidas, París,
1948, Preámbulo.
63
COBO GUTIÉRREZ, C., “La Violencia Obstétrica…, op. cit., pág. 25. Disponible en página web:
https://repositorio.unican.es/xmlui/bitstream/handle/10902/8917/Cobo%20Gutierrez%20C..pdf?sequence
=4 (última consulta 21/04/18)
64
“Declaración y Programa de Acción de Viena”, Conferencia Mundial de Derechos Humanos, Asamblea
General de las Naciones Unidas, Viena 1993, pág. 5.
65
“Declaración y Plataforma de Acción de Beijing”, ONU, Nueva York, 1995, pág. 62. Disponible en
página web: https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/Publicaciones/2015/9853.pdf (última consulta
21/04/18)

24
del mismo artículo66. La primera vez que se habló del concepto de salud sexual y
reproductiva fue en el año 1994, en la Conferencia Internacional sobre Población y
Desarrollo de las Naciones Unidas, entendiéndolo como el máximo bienestar, en relación
a los procesos y funciones del sistema reproductivo67. Posteriormente, las Naciones
Unidas, tras la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, aprueban la Declaración y la
Plataforma de Acción, afirmando que dentro de los derechos humanos, se encuentra el
derecho implícito de las mujeres para decidir libremente sobre su sexualidad y procesos
reproductivos68.

Del derecho a la vida y a la dignidad humana, y por ende, del derecho a la salud
sexual y reproductiva, se despliegan otra serie de derechos humanos vulnerados por la
práctica obstétrica actual. Estos derechos son los siguientes.

3.2.1. Derechos a la integridad personal

Este derecho se desprende del artículo 5 de la DUDH, y del artículo 3 del CEDH.
El concepto de integridad personal gira en torno a la protección de las tres dimensiones
fundamentales de la persona: la física, la psíquica y la moral. El reconocimiento de este
derecho, supone que ningún ser humano debe ser sometido a tratos crueles, inhumanos o
degradantes, o a cualquier tipo de tortura. Con esto se pretende abarcar cualquier conducta
que lesione, dañe o agreda el cuerpo de la persona, ya sea destruyéndole o causándole
dolor, físico o psicológico69.

66
“Declaración Universal de los Derechos Humanos”…, op. cit., art. 25.2.
67
“Informe de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo”, Asamblea General de las
Naciones Unidas, A/CONF.171/13/Rev.1, Nueva York, 1995. Disponible en página web:
https://www.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/icpd_spa.pdf (ultima consulta 21/04/18)
68
“Declaración y Plataforma de Acción de Beijing”…, op. cit., pág. 64. Disponible en página web:
https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/Publicaciones/2015/9853.pdf (ultima consulta 21/04/18)
69
AFANADOR, M.I., “El Derecho a la Integridad Personal- Elementos para su análisis”, Red de Revistas
Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal, Núm. 0124-0781, Reflexión Política, vol.
8, Colombia 2012. Disponible en página web: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11000806 (ultima
consulta 21/04/18)

25
Un ejemplo de esto fue el caso de Nancy NARVÁEZ SOTELO70. El día 4 de abril
de 2011, Nancy, junto a su compañera de habitación, acudió a dar a luz al Hospital Clínico
de Barcelona. Asistida por cuatro estudiantes y una tutora, la extrajeron el bebé
empleando un fórceps “docente”71. En las Diligencias Previas, su compañera testifica que
tras tres intentos de extraer al bebé, la tutora gritó a los estudiantes: “¡así no! Que le
podéis romper la cabeza”. Efectivamente, el bebé nació con fractura craneal, hemorragia
intracraneal72, infarto crónico-subcortical73, y convulsiones74. Nancy sufrió ataques de
ansiedad. La gravedad de la situación supuso el traslado del bebé al Hospital San Juan de
Dios, donde se confirmo que, además de todo lo anterior, la pequeña también sufría
hematoma epidural neonatal75, hipotonía con escaso sostén cefálico, e infarto
isquémico76. Operada ese mismo día, la recién nacida resultó afectada por una
discapacidad motora en toda la zona derecha de su cuerpo. Creo que este es uno de los
ejemplos más claros para mostrar las consecuencias físicas y psicológicas que resultan de
vulnerar la integridad personal, como consecuencia de la falta de diligencia y mala praxis
médica en el ámbito de la Obstetricia. Y aunque en este caso pondere, inevitablemente,

70
Escrito formulando denuncia contra el Hospital clínico de Barcelona. Denunciante: Nancy Narváez
Sotelo. Procurador: María del Carmen Martínez. Letrado: Antonio Canales Santander. Barcelona, 7 de
Octubre de 2011. Disponible en página web:
https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/public/blog/20131030CasoNancy/nancy_narvaez_denu
ncia.pdf (última consulta 21/04/18)
71
Se utiliza la expresión “fórceps docente” para referirse a aquellos que se utilizan con la finalidad de
enseñar la técnica a los estudiantes.
72
Cuando la sangre fluye como consecuencia de la rotura de los vasos sanguíneos. Real Academia
Española. Diccionario de la lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en
página web: https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 05/05/18)
73
Infarto consecuente a la oclusión de las arteriolas cerebrales. GÓMEZ MARIÑO, R., UMAÑA
CABRERA, F.J., Enfermedad Cerebrovascular, Guía Neurológica, Capítulo 9, pág. 163. Disponible en la
página web: https://www.acnweb.org/guia/g8cap9.pdf (última consulta el 05/05/18)
74
Contracción involuntaria de los músculos del cuerpo. Real Academia Española. Diccionario de la
lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en página web:
https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 05/05/18)
75
Hemorragia entre la cara interna del cráneo y la duramadre. IANNUZELLI BARROSO, C., SIRBU, I.,
COBOS COBOS, J., M., Hematoma Subdural y Epidural, Manual de Urgencias Neurológicas, Capítulo
27, pág. 303. Disponible en la página web: https://docplayer.es/71240260-Hematoma-epidural-o-
extradural-hea.html (última consulta el 07/05/18)
76
Infarto que resulta de la disminución transitoria o permanente del riego sanguíneo. Real Academia
Española. Diccionario de la lengua española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en
página web: https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta 21/04/18)

26
la lesión a la integridad física de la persona, no por ello debe subordinarse el daño
psicológico.

MARGARITA GARCÍA explica que muchas de las madres reconocen haber


pasado por una depresión postparto, como consecuencia de haber sido tratadas de forma
autoritaria y sin ningún tipo de respeto77. Además, FERNÁNDEZ GUILLÉN explica que
en la Obstetricia se ha ido creando un lenguaje propio, con expresiones como: “limpiar la
guardia”78 o “parir a la mujer”, 79
que muy lejos de la profesionalidad, constituyen un
lenguaje denigrante, y absolutamente fuera de lugar.

3.2.2. Derecho a la vida privada y familiar

El reconocimiento internacional de este derecho viene consagrado en el artículo


12 de la DUDH y en el artículo 8 del CEDH. El Derecho a la vida privada y familiar
pretende garantizar que nadie sufra injerencias en su vida privada, ya sea por parte de una
autoridad pública, o de cualquier persona física o jurídica. Este concepto hace referencia
a la esfera de intimidad que toda persona merece en torno a su vida privada y a la de su
familia. Por su parte, la intimidad de la persona puede entenderse desde dos perspectivas:
bien como el límite a las injerencias de terceros, bien como la libertad de cada uno en
relación a su vida privada80.

El derecho humano a la intimidad, a la vida privada, personal y familiar,


comprende el campo sexual de la persona81. Las decisiones en torno a la sexualidad y
reproducción integran la esfera íntima del ser humano, aquella esfera más personal,

77
MARGARITA GARCÍA, E., Violencia obstétrica…, op. cit., pág. 435. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta 21/04/18)
78
Forzar los partos, para adelantarlos y así evitar el trabajo nocturno.
79
FERNÁNDEZ GUILLÉN, F., “¿Qué es la violencia obstétrica?..., op. cit., págs. 118-119.
80
BELLI, L., “La violencia obstétrica…, op. cit., pág. 31. Disponible en página web:
http://www.partoacuatico.org/wp-content/uploads/2016/02/la-violencia-obstétrica-otra-forma-de-
violación-a-los-derechos-humanos.Belli_.UNESCO2013.pdf (última consulta 21/04/18)
81
Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del
embarazo, B.O.E, núm. 55, de 4 de marzo de 2010, pág. 4.

27
privada e incluso familiar, que nunca puede ser objeto de injerencia por parte de personas
ajenas a la misma, mucho menos por parte de un organismo público. Pero respetar la vida
privada reconociendo la capacidad de autonomía del ser humano en torno a su sexualidad,
no es suficiente para hacer valer este derecho. Sino que su dimensión es más amplia, y
debe concebirse en toda su extensión. Tal y como reitera en numerosas ocasiones el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el concepto de vida privada también se extiende
a la integridad de la persona, en tanto, que “el cuerpo debe concebirse como el aspecto
más íntimo de la vida privada”82.

El cuerpo debe concebirse, no solo como campo de trabajo, sino como la


escenificación visual de la intimidad del ser humano. Esto conlleva el deber de respetar
que es el paciente quien debe decidir las circunstancias que envuelven su persona. El
derecho a la privacidad comprende el respeto directo al cuerpo humano, así como a las
decisiones personales sobre el mismo. El parto, como acto sexual en sí mismo, supone el
deber de los profesionales de respetar las decisiones de la madre, entendiendo esta
decisión como parte inherente a su derecho a la intimidad personal y familiar.

Una de las maneras más usuales de violentar este derecho en el campo de la


Obstetricia supone el no respeto del plan de parto por parte del personal sanitario83. Este
plan consiste en un documento escrito, mediante el cual, la mujer gestante expresa por
las circunstancias en las que desea desarrollar su parto, siempre y cuando este transcurra
de manera normal. Evidentemente, estas circunstancias pueden ser modificadas por los
profesionales según los imprevistos que puedan surgir durante el mismo. En este
documento la mujer deja constancia de sus preferencias, como por ejemplo, si desea o no
estar acompañada, si requiere alguna necesidad específica por motivo de cultura, idioma,
o religión, qué tipo de analgesia prefiere en el caso de necesitarla, etc. Sin embargo, se
aprecia que en el mayor parte de los casos, estos planes de parto no son respetados, e
incluso muchas de las veces, las mujeres son tratadas de manera despectiva por el simple
hecho de presentarlos. Un ejemplo de ello, sería el testimonio que recoge MARGARITA

82
“Case of Konovalova v. Russia”, European Court of Human Rights, Application n. 37873/04,
Strasbourg, 2014.
83
MARGARITA GARCÍA, E., Violencia obstétrica…, op. cit., pág. 158. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta 21/04/18)

28
GARCÍA84. En él, una madre explica que, aún no habiendo elaborado un Plan de Parto,
quiso preguntar sobre el mismo, a lo que el ginecólogo le respondió: “eso son
modernidades de hoy en día, en el hospital hacen lo que yo digo”.

3.2.3. Derecho a la información

El Derecho a la Información deriva del derecho a la libertad de opinión y


expresión, reconocido por el artículo 19 de la DUDH, por el 10 del CEDH y por el 6 de
la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos. El derecho a la libertad de
expresión comprende el derecho a opinar y a recibir información. Por su parte, la DUBDH
explica en su artículo 6.1 que toda intervención médica, ya sea en una fase preventiva,
diagnóstica, o terapéutica, requiere el consentimiento de la persona afectada;
consentimiento libre y voluntario, basado previamente en información adecuada y
suficiente85. En este contexto, ambos progenitores deben recibir información veraz e
imparcial. La información debe proporcionarla el personal sanitario en un lenguaje claro
y comprensible, informando acerca de los riesgos y beneficios de los distintos
procedimientos y alternativas posibles, ofreciendo también su punto de vista, libre de
prejuicios. Así, el concepto de consentimiento no solo debe entenderse como la
aceptación de un procedimiento médico, sino que además, debe suponer la comprensión
objetiva del mismo, esto es: los motivos y causas que lo impulsan, y las posibles
consecuencias que de él se derivarían86. Las decisiones deben ser tomadas de manera
libre, sin que pueda propiciarse un ambiente de presión o coerción sobre los padres.

Por la especial gravedad que revisten los hechos, es necesario resaltar en este
apartado los casos de wrongful birth mencionados anteriormente. Negar información
deliberadamente a la madre, sobre posibles malformaciones del feto, con el fin de que

84
MARGARITA GARCÍA, E., Violencia obstétrica…, op. cit., págs. 177-178. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta 21/04/18)
85
“Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos”, UNESCO, Octubre de 2005.

86
TAMÉS, R., BELTRÁN, A., ESCUDERO, M., GALLAND, A., GÓMEZ, V., LUNA, K., RAMOS,
R., SORIA, R., VERA, M., “Violencia Obstétrica. Un enfoque de derechos humanos”, Grupo de
Información en Reproducción Elegida, A.C., México D.F., 2015, pág. 24. Disponible en página web:
https://gire.org.mx/wp-content/uploads/2016/07/informeviolenciaobstetrica2015.pdf (última consulta
21/04/18)

29
corra el plazo y así, evitar que pueda interrumpir voluntariamente el embarazo, constituye
una práctica que impide a los progenitores ejercer su derecho a la autodeterminación87.
Se habla de progenitores, pues aunque el titular del derecho al aborto sea la madre
gestante, en determinadas ocasiones el deber de información se amplia a quienes le
afectan, esto es, también al padre88. Vemos como este tipo de actuaciones parten del no
respeto del derecho a la información en el ámbito sanitario, que deriva en la violación del
derecho intrínseco a decidir sobre su salud sexual y reproductiva, constituyendo una
injerencia arbitraria por parte del personal sanitario en su capacidad de autonomía,
completamente ajenos a su intimidad, privacidad personal y familiar.

3.3. Reconocimiento legal de la Violencia Obstétrica

Como se ha explicado anteriormente, la violencia obstétrica puede enfocarse


desde dos perspectivas: bien como una forma de violencia contra las mujeres, bien como
una forma de violencia contra los pacientes.

El primer país que reconoció la existencia de la Violencia Obstétrica fue la


República Bolivariana de Venezuela, mediante la Ley Orgánica, de 23 de abril de 2007,
Sobre el Derecho de las Mujeres a una vida libre de Violencia89. En su artículo 15, se
exponen de manera ordenada, la concepción de todas aquellas violencias que
habitualmente se ejercen sobre las mismas. En el apartado décimo tercero, se explica qué
es la violencia obstétrica, definiéndola como aquella apropiación, que los médicos ejercen
sobre los cuerpos y procesos reproductivos de las mujeres, dando lugar a cualquier
actuación que anule su capacidad de autonomía y de decisión, e impactando
negativamente sobre su salud física y mental90. Por su parte, el artículo 51 viene a

87
CADENAS OSUNA, D., “El daño indemnizable…, op. cit., apartado 2.
88
CADENAS OSUNA, D., “El Consentimiento Informado y la Responsabilidad Médica”, Agencia
Estatal, B.O.E, Madrid 2018, pág. 11. Disponible en página web:
https://www.boe.es/publicaciones/biblioteca_juridica/abrir_pdf.php?id=PUB-PR-2018-83 (ultima
consulta 21/04/18)
89
Ley Orgánica, de 23 de abril de 2007, sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia,
República Bolivariana de Venezuela. Disponible en página web:
https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2008/6604.pdf (última consulta el 27/04/18)
90
LODMVLV, apartado 13. Disponible en página web:
https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2008/6604.pdf (última consulta el 27/04/18)

30
determinar qué actuaciones se consideran constitutivas de violencia obstétrica, así,
menciona por ejemplo: no atender sus emergencias, obstaculizar el apego precoz con el
niño, acelerar el proceso natural de parto mediante técnicas de aceleración sin
consentimiento, o sin mediar causa médica justificada, realizar una cesárea cuando
existen condiciones para el parto normal, etc.91. Además, el artículo 52 hace referencia a
una de las formas más crueles que constituyen la violencia obstétrica, esta es, la
esterilización forzosa. Entendiéndola como una privación de su capacidad reproductiva y
de su derecho a la información92.

El siguiente país que sintió la necesidad de regular esta materia fue la República
de Argentina, mediante la Ley Nacional nº 25.929, de 2004, de Parto Humanizado93. En
ella se exponen los derechos de los padres e hijos durante el proceso de nacimiento94.
Especial dedicación merece esta ley, y no precisamente por su extensión, sino por la
claridad y concisión que de la misma se desprende. Así, los conceptos en torno a los
derechos que cada sujeto interviniente ostenta durante el proceso de parto, quedan
objetivamente clasificados. Por un lado, en su artículo 2 concreta los derechos de la
madre; en su artículo 3, los derechos del recién nacido; y en su artículo 4 los derechos de
ambos progenitores, en tanto que extiende al padre la legitimidad de los mismos.

Y el tercer y último país, fue México, mediante la Ley General de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia de Género, de 1 de febrero de 200795. La ley
divide sus capítulos según los diferentes ámbitos en los que esta violencia puede ser
ejercida, así, distingue la violencia en el ámbito familiar, en el laboral, en el docente…
En este contexto, la violencia obstétrica se encajaría, por un lado, como un tipo de
Violencia Institucional, en tanto que proviene de organismos públicos; y por otro lado,

91
LODMVLV, art. 51. Disponible en página web:
https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2008/6604.pdf (última consulta el 27/04/18)
92
LODMVLV, artículo 52. Disponible en página web:
https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2008/6604.pdf (última consulta el 27/04/18)
93
Ley Nacional nº 25.929, de 2004, de Parto Humanizado, República Argentina. Disponible en página
web: http://www.ossyr.org.ar/PDFs/2004_Ley25929_Parto_humanizado.pdf (última consulta el 27/04/18)
94
Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de Género, de 1 de febrero de
2007, México. Disponible en página web:
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGAMVLV_130418.pdf (última consulta el 27/04/18)

31
como un tipo de violencia que ocurre en el ámbito de la Secretaría de Salud, es decir, en
los hospitales. Como se puede ver, las tres regulación está enfocadas desde una
perspectiva de violencia contra las mujeres, y no como una forma de violencia contra los
pacientes.

En el caso de España, la violencia obstétrica carece absolutamente de trasfondo


legal. Pues su concepto no está ni reconocido, ni regulado de ninguna manera. Si bien,
determinadas Comunidades Autónomas se encargaron de regular parte de la realidad que
engloba este concepto. Sería el caso, por ejemplo, de Andalucía, que mediante el Decreto
101/1995, de 18 de abril, se determinan aquellos derechos que tanto los padres como los
niños ostentan durante el proceso de nacimiento, realzando la participación de los padres
en la toma de decisiones con respecto al mismo, y reivindicando los factores, no solo
fisiológicos, sino también los psicológicos y emocionales que envuelven el nacimiento96.
Otro ejemplo sería el de la Comunidad Valenciana, mediante la Ley 6/2009, de 30 de
junio, de la Generalitat, de Protección a la Maternidad, actualmente derogada, y cuya
finalidad era principalmente, la protección social de la mujer embarazada por parte de los
servicios públicos. El último ejemplo sería el de las Islas Baleares, que mediante la Ley
5/2003, de 4 de abril, de Salud de les Illes Balears, establece una serie de derechos que
corresponden, bien de manera individual, a la madre y al recién nacido, bien de manera
común, a ambos progenitores, durante el proceso de nacimiento97.

3.4. Perspectiva legal en España

La realización de cualquiera de las actuaciones que hasta ahora hemos englobado


dentro del concepto de violencia obstétrica no tienen cavidad legal en nuestro país. Así,
las situaciones de mala praxis sanitaria en el campo de la Obstetricia deben reconducirse
legalmente por medio de las negligencias médicas. El problema es que, partiendo de esta
base, solo llegarán a la vía judicial aquellas lesiones que resulten más gravosas, esto es,
las que dañen físicamente la salud de la madre o del bebé. Sin embargo, todas aquellas

96
Decreto 101/1995, de 18 de abril, por el que se determinan los derechos de los padres y de los niños en
el ámbito sanitario durante el proceso del nacimiento, B.O.J.A, 17 de mayo de 1995. Disponible en página
web: https://www.juntadeandalucia.es/boja/1995/72/boletin.72.pdf (última consulta el 28/04/18)
97
Ley 5/2003, de 4 de abril, de Salud de las Illes Balears, B.O.E, 18 de mayo de 2003. Disponible en
página web: https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2003-9336 (última consulta el 28/04/18)

32
secuelas psicológicas, o daños morales que devienen de muchas de las prácticas
habituales como las faltas de consentimiento e información, permanecen ocultas, sin
ningún medio de freno, ni capacidad para visibilizar la falta de derechos que se asume en
este campo de la medicina.

La razón jurídica por la que surge la contradicción entre los derechos del paciente
y las prácticas obstetras actuales es, a menudo, la omisión del consentimiento. Si bien,
esta no es la única razón, pues en muchas ocasiones la negligencia médica es fruto de la
falta de cuidado o de diligencia suficiente a la hora de realizar determinadas prácticas
sanitarias. Cuando la responsabilidad se fundamenta en la omisión del consentimiento,
supone la omisión de otra acción anterior, esta es, la falta de información suficiente y
comprensible, y la falta de aceptación del tratamiento por parte del paciente, siempre y
cuando, no se trate de uno de los casos para los que la ley no requiere autorización previa.
Es así que, aún careciendo la violencia obstétrica de trasfondo legal suficiente en nuestro
ordenamiento jurídico, las negligencias en este ámbito pueden respaldarse jurídicamente
conforme a la siguiente textos legislativos.

En primer lugar, y como no podría ser de otra forma, sería conforme al artículo
43 de la Constitución Española, por el que se reconoce el derecho de todos los españoles
a la protección de su salud, y compete a los poderes públicos a garantizarlo, a través de
la prestación de los servicios públicos adecuados98. En segundo lugar, conforme a la Ley
14/1986, del 25 de abril, General de Sanidad, en la que se reconoce el derecho
fundamental del paciente a recibir la información necesaria. Información que debe ser
otorgada en términos perfectamente comprensibles para él y sus familiares, ofreciéndoles
las alternativas posibles de tratamiento99. La siguiente manera, sería a través de la Ley
41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de
derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica100. Esta ley

98
Constitución Española, B.O.E., 29 de diciembre de 1978, artículo 43. Disponible en página web:
https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-1978-31229 (última consulta el 28/04/18)
99
Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, B.O.E., 29 de abril de 1986, artículo 10. Disponible
en página web: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1986-10499 (última consulta el 28/04/18)
100
Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y
obligaciones en materia de información y documentación clínica, B.O.E., 15 de noviembre de 2002,
Exposición de Motivos. Disponible en página web: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2002-
22188 (última consulta el 28/04/18)

33
por su parte, dedica especial importancia a la humanización que debe caracterizar los
servicios sanitarios, así como, el deber de respeto que los profesionales sanitarios deben
cumplir conforme al derecho de información, de consentimiento informado, y de
intimida. Respetando la capacidad de decisión de los pacientes, que debe ser garantizada
en todo momento por los médicos. Y en cuarto lugar, sería a través de la Ley 44/2003, de
21 de noviembre, de Ordenación de las Profesiones Sanitarias. Que aún tratándose de una
ley de naturaleza predominantemente organizativa, hace especial hincapié en que el
desarrollo profesional y la praxis sanitaria deben evolucionar, con el fin de maximizar la
calidad de nuestro sistema sanitario101.

Véase como no existe un reconocimiento legal de la violencia obstétrica. Por


tanto, ante una negligencia en este campo ¿qué se puede hacer? Pues bien, por un lado,
contaríamos con formas de reclamación extrajudiciales. Si la negligencia ha sido
cometida en el ámbito privado, estas serían: presentar una queja ante el Servicio de
Atención al Usuario de la Clínica en cuestión y/o de su aseguradora, presentar una
denuncia ante los Servicios de Inspección del Centro Sanitario Privado, o presentar una
queja ante los Comités Deontológicos del Colegio de Médicos. Si por otro lado, la
negligencia fue cometida en el ámbito de la sanidad pública, los recursos extrajudiciales
serían: presentar una queja ante el Servicio de Atención al Usuario, presentar una petición
ante la Consejería de Sanidad para mejorar la calidad de los servicios, igualmente,
presentar una queja ante los Comités Deontológicos, o bien reclamar la Responsabilidad
Patrimonial de la Administración Sanitaria. En cuanto a las vías judiciales disponibles
para reclamar la negligencia obstétrica, tal y como ya se había explicado anteriormente,
dependiendo del lugar en el que fue cometida la negligencia y de las circunstancias del
caso, contaríamos con las siguientes posibilidades: presentar una demanda de
Responsabilidad Civil, bien contra la Aseguradora o el Hospital Privado en cuestión, bien
contra la aseguradora del Hospital Público; interponer un recurso Contencioso
Administrativo para exigir la Responsabilidad Patrimonial del Hospital Público en
cuestión (que cabría tras la desestimación o el silencio administrativos de la reclamación
de responsabilidad anteriormente mencionada); o querellarse en vía penal, contra la
actuación del médico o enfermero en concreto.

101
Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias, B.O.E., 22 de
noviembre del 2003, Exposición de Motivos. Disponible en página web:
https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2003-21340 (última consulta el 28/04/18)

34
3.4.1. Ley General de Sanidad

Tal y como se ha introducido anteriormente, la finalidad de la LGS es regular


aquellas actuaciones que, en efecto, permiten garantizar y proteger el derecho a la salud.
Partiendo de un primer planteamiento y conforme a las prácticas obstetras, en su artículo
9, la Ley expresa que los pacientes deben ser informados acerca de sus derechos y
deberes. Posteriormente, en su artículo 10, desarrolla cuáles son esos derechos. Y así,
expone los siguientes: el derecho a la dignidad humana e intimidad, el derecho a no ser
discriminado por razón de género, y el derecho a ser informado sobre aquellos
procedimientos médicos que puedan utilizarse con fines docentes, para los cuales se
requerirá siempre el consentimiento del paciente. Además dichos procedimientos nunca
podrán suponer un riesgo añadido sobre su salud actual. En relación a estos artículos, es
conveniente comentar de nuevo el caso de Nancy, que ya expuesto anteriormente, supone
la clara ejemplificación del desarrollo habitual de determinadas prácticas obstetras, que
sin consentimiento ni autorización previa, y únicamente con fines docentes, suponen un
incremento de riesgo sobre la salud mental y física del recién nacido y de su madre.

La derogación de varios apartados del citado artículo en materia de información y


autonomía del paciente, nos reconducen a la LBRAPDOMIDC, que será objeto de estudio
en el siguiente apartado. Por otro lado, el apartado primero del artículo 18 expone la
necesidad de formar a los médicos conforme a la discriminación de la mujer. En este caso,
podríamos traer a contexto todas aquellas actuaciones que en la Obstetricia constituyen
una infantilización de las madres, no permitiéndolas ser dueñas de las decisiones que
tienen que ver con sus cuerpos, y de las secuelas que algunos procedimientos pueden
dejar sobre los mismos. A menudo, se entiende que esta infantilización es justificada con
la búsqueda del bienestar del recién nacido, y tal y como expone FERNÁNDEZ
GUILLÉN, resultaría irónico y contradictorio entender cómo es posible que determinados
obstetras, ante la oposición de la madre a una cesárea o episiotomía, se preocupen solo
por defender los derechos de los recién nacidos, como si estos gozasen legalmente de
plenos derechos civiles, en relación a un posible riesgo que, aún pudiendo suceder,
todavía no es real (hablamos de partos de bajo riesgo). Y en cambio, cuando se trata de

35
poner una epidural, asientan sin tener en cuenta las contraindicaciones que la misma
puede suponer sobre la salud del feto102.

3.4.2. Ley Reguladora de la Autonomía del Paciente

Como se ha explicado, una forma de encauzar las negligencias cometidas en el


ámbito de la Obstetricia sería a través de la responsabilidad en la omisión del deber de
consentimiento. En este contexto, el artículo 2 de la LBRAPDOMIDC, expone, como
principios básicos de la autonomía del paciente, el respeto a su voluntad e intimidad. De
esta manera, exige que toda actuación médica requiera el consentimiento previo del
paciente o usuario, teniendo éste, la posibilidad de negarse al tratamiento, sin que el
médico pueda cuestionar su decisión, pues esta ha sido tomado de manera libre y
voluntaria. En cuanto a la información, la ley es clara en tanto que en su artículo 4,
establece la obligación de garantizar que los pacientes tengan la capacidad de acceder a
la información relativa a su estado de salud. La información se proporcionará, por lo
general, de manera verbal, mediante la cual, el paciente debe comprender, por lo menos,
la naturaleza o esencia de dicha intervención, así como sus posibles consecuencias. Se
entienden estas consecuencias, como aquellas que sean relevantes para su salud, así como
los posibles riesgos que entraña. Igualmente, el artículo 5 añade que, cuando el paciente
carece de capacidad para comprender esta información como consecuencia de su estado
físico o psíquico, la información deberá ser proporcionada a las personas que estén
vinculados al mismo, bien por razones familiares, bien por razones de hecho. En cuanto
al consentimiento informado, la Ley expresa en su artículo 8 que toda actuación médica,
en el ámbito sanitario, requiere el consentimiento por parte de quien va a recibir la
actuación en cuestión. Por lo general, se entiende que este consentimiento será verbal, y
sólo, se requerirá por escrito en los siguientes casos: intervención quirúrgica,
procedimientos invasores (ya sean de terapia o de diagnóstico), y procedimientos que
puedan repercutir gravemente sobre la salud del paciente. Además, el consentimiento
podrá ser revocado por escrito en cualquier caso. Sin embargo, como todo en Derecho,
estos requisitos también tienen un límite, y en este caso, son los dos siguientes: cuando
exista un riesgo para la salud pública, y cuando no sea posible obtener el consentimiento,
estando la salud del paciente en grave riesgo.

102
FERNÁNDEZ GUILLÉN, F., “¿Qué es la violencia obstétrica?..., op. cit., pág. 123.

36
La legislación es perfectamente clara en cuanto a la exigencia de otorgar la
autorización o consentimiento, que ya siendo verbal o escrito, es elemento indispensable
para proceder a la realización de cualquier intervención médica. Consentimiento que tiene
que otorgarse de manera libre y voluntaria, esto es, nunca bajo amenazas o presión.
Incongruentemente, la realidad se antepone a la ley, y a pesar de la exigencia del
consentimiento, en el ámbito de la Obstetricia, las mujeres embarazadas se mantienen al
margen de este imperativo legal. En la mayor parte de los casos, no se pide su
consentimiento para la realización de tactos, ni para la inducción mediante oxitocina, ni
para la realización de episiotomías o cesáreas103. La salud se considera un derecho
fundamental que solo puede ser sacrificado por otra persona de manera voluntaria, y que
cuenta solo, con limitadas excepciones motivadas por razones de salud pública. Pues es
obvio, que una madre en plena capacidad de sus facultades mentales, nunca se negaría a
someterse a una cesárea si realmente considera que la salud de su hijo está en peligro. Las
decisiones de los pacientes deben ser respetadas, y en ningún caso, un tratamiento médico
puede ser impuesto por la fuerza, o sin motivación científica que verdaderamente
justifique su razón.

Por su parte, la jurisprudencia nos deja respuestas como la de la Sentencia del


Tribunal Supremo, de 2 de julio de 2010104. En ella, el alto Tribunal entiende que el
consentimiento es un elemento indispensable para proceder a realizar cualquier
intervención médica, pues aunque el parto como proceso natural no requiere del
consentimiento, este nada tiene que ver con la utilización de medios extraordinarios para
facilitarlo, como es el caso de la cesárea. El parto natural, que por sí mismo lo es, deja de
serlo en el momento en el que se medicaliza. Y aunque es obvio que en la naturaleza de
las cosas nada tiene que ver la voluntad, sí tiene que ver cuando de la naturaleza de un
proceso normal se pasa a la medicalización del mismo, perdiendo este toda la esencia que
lo caracterizaba, si bien, excluyendo también los riesgos que del mismo podrían haberse
desarrollado. De manera incongruente, cabe destacar también la Sentencia del Tribunal
Superior de Justicia de Castilla y León, que en relación a las cesáreas, dijo que la elección

103
FERNÁNDEZ GUILLÉN, F., “¿Qué es la violencia obstétrica?..., op. cit., pág. 122.
104
Sentencia del TS, de 2 de julio de 2010, (Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección 6ª), Recurso
de Casación núm. 2985/2006.

37
de la finalización del parto, bien por cesárea, bien por vía vaginal, nunca podrá ser una
decisión que corresponda a la mujer, en tanto, que la decisión solo tiene una razón médica
que valga105. Desde una primera perspectiva, esta respuesta puede parecer completamente
racional, en tanto que se refiere a aquellas situaciones que por razones médicas, exigen
una cesárea de urgencia. Sin embargo, otorgar capacidad plena al médico, para decidir
sobre la salud de los pacientes, sin tener en cuenta su consentimiento, supone la forma
perfecta de abrir la caja de Pandora. Y es que en aquellos ámbitos en los que se otorga
más poder a una de las partes, quien en esa relación jurídica ya ostenta per se, el poder de
decidir sobre la otra, podría crear un caldo de cultivo para desarrollar actuaciones
arbitrarias, que sin justificación médica, serían perfectamente válidas ante los ojos de la
ley. Limitar este poder de actuación a quien ya posee mayor capacidad de decisión sobre
la salud de otra persona, resultaría una medida indudablemente necesaria, más en el
campo de la Obstetricia. Así, se evitarían situaciones como la de A. MD, a quien le
practicaron una cesárea motivada, no por una causa médica, sino simplemente por una
cuestión de saturación en el paritorio106. De igual manera, evitaríamos la obligación que
se impone a las madres a adoptar determinadas posturas durante el parto, posturas que
muy lejos de su propia comodidad, solo suponen una forma de mejorar el campo de
actuación de los propios médicos107. También evitaríamos el caso de Ángela, quien
habiendo solicitado que no se le indujese el parto mediante oxitocina, debido a la
intensificación del dolor que producen las contracciones tras la administración de esta
hormona, se lo indujeron igualmente, y la realizaron una episiotomía sin informarla ni
pedirle su consentimiento108.

De todo esto, podemos resumir que los médicos tienen la obligación de informar
a los pacientes sobre los procedimientos o tratamientos a realizar. Que esta información

105
STSJ de Castilla y León, de 30 de septiembre de 2010 (Sala Contencioso-Administrativo), Recurso
núm. 15/2005.
106
REQUENA AGUILAR, A., Una abogada lleva ante la ONU cuatro quejas por violencia obstétrica en
hospitales públicos españoles, 17 de diciembre de 2018. Disponible en página web:
https://www.eldiario.es/sociedad/violencia-obstetrica_0_844816181.html (última consulta el 28/04/18)
107
MARGARITA GARCÍA, E., Violencia obstétrica…, op. cit., pág. 213. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta el 02/05/18)
108
MARGARITA GARCÍA, E., Violencia obstétrica…, op. cit., pág. 213. Disponible en web:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/684184/garcia_garcia_eva_margarita.pdf?sequence=1
(última consulta el 02/05/18)

38
debe suponer una comprensión mínima de la esencia de la intervención, de los riesgos y
de sus consecuencias. Y que, aún no siendo suficiente la mera puesta en conocimiento de
la información relativa a la actuación médica, el facultativo tiene la obligación de obtener
el consentimiento del mismo. Consentimiento que debe darse en un ambiente libre de
coacción o amenazas. Sin embargo, a pesar de ser el procedimiento exigido conforme al
principio de autonomía del paciente, en la práctica obstétrica actual, a menudo, se
incumple esta obligación. No requiriendo el consentimiento para la realización de
intervenciones quirúrgicas como las cesáreas o episiotomías, dando lugar a prácticas
médicas completamente alejadas de la legalidad, que constituyen intervenciones
arbitrarias en torno a la salud de los pacientes. Los datos obtenidos durante el año 2017
del Informe del Observatorio español de la violencia obstétrica determinan que: el
50,70% no fueron informadas de la intervención que se les iba a practicar, el 76,60% no
fueron informadas de las posibles alternativas que existían, al 80,04% no se les explico
las consecuencias de la intervención en cuestión, y al 50,10% no se les pidió su
consentimiento109.

3.4.3. Código de Deontología Médica

El Código de Ética y Deontología Médica recoge por su parte, los principios


esenciales que deben regir las profesiones sanitarias. Esto es, las líneas que deben guiar
la conducta de los médicos conforme al compromiso social y ético que de la misma se
desprende. Como se había introducido anteriormente, ante una negligencia médica es
posible presentar una queja ante los Comités Deontológicos, que independientemente de
que ésta se hubiese producido en el ámbito público o privado, supone un mecanismo de
defensa público que pretende garantizar las líneas de actuación de estos profesionales.
Por su parte, la función del Colegio ante una queja solo debe centrarse en determinar si,
efectivamente, hubo o no un incumplimiento del Código Deontológico, pues nunca
entrará a valorar cuestiones relativas a la responsabilidad civil del mismo. La presentación
de dicha queja, bien puede resultar en la imposición de una falta disciplinaria leve, grave
o muy grave, o bien puede acabar con un archivo del expediente.

109
“Informe del Observatorio de la Violencia Obstétrica”, Asociación El parto es nuestro, Madrid, 25 de
noviembre de 2016. Disponible en página web:
https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/public/OVO/informeovo2016.pdf (última consulta el
02/05/18)

39
En el contexto de la Obstetricia, cabe destacar los siguientes artículos. Por un lado,
en el artículo 8 y siguientes, se establecen las pautas que el médico debe respetar en
relación con su paciente. Así, se expone que el médico debe prestar atención a su actitud
y lenguaje110, y que en el ejercicio de su profesión, deberá actuar en todo momento con
delicadeza y respeto hacia la intimidad del paciente111. También establece la obligación
de respetar el derecho del paciente a decidir libremente, y el deber de otorgarle
previamente la información adecuada conforme a las alternativas clínicas disponibles,
respetando en cualquier caso la decisión del paciente a no aceptarlo112. Por otro lado, en
el artículo 21 y siguientes se establecen los principios que rigen la calidad de la tención
médica, así se hace especial hincapié al deber de prestarlos conforme a la calidad humana
y científica, y expresa en concreto, que la práctica de la denominada “medicina
defensiva”, mencionada anteriormente, supone una práctica absolutamente contraria a la
ética médica, así como, el deber de emplear aquellos procedimientos cuya eficacia haya
sido demostrada científicamente.113 Por último, también cabe mencionar el artículo 60,
en tanto a la tortura y a la vejación de la persona, estableciendo que estos profesionales
no deben nunca realizar o participar, en actos que engloben malos tratos hacia sus
pacientes.

IV. Negligencias Obstétricas en la Sanidad Pública

Para reclamar el daño derivado de una negligencia médica en el ámbito público,


nuestro ordenamiento no permite el acceso directo a la vía judicial. Por eso, es necesario
que previamente se presente una reclamación en vía administrativa. La finalidad es dar a

110
Código de Deontología Médica, Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, Madrid 2011, art.
8.1. Disponible en página web: https://www.cgcom.es/sites/default/files/codigo_deontologia_medica.pdf
(última consulta el 02/05/18)
111
CDM, art. 9.2. Disponible en página web:
https://www.cgcom.es/sites/default/files/codigo_deontologia_medica.pdf (última consulta el 02/05/18)
112
CDM, art. 12. Disponible en página web:
https://www.cgcom.es/sites/default/files/codigo_deontologia_medica.pdf (última consulta el 02/05/18)
113
CDM, art. 26. Disponible en página web:
https://www.cgcom.es/sites/default/files/codigo_deontologia_medica.pdf (última consulta el 02/05/18)

40
la Administración la oportunidad de resarcir el daño causado, como consecuencia del
funcionamiento, normal o anormal, de la misma.

Tal y como se ha explicado anteriormente, el fundamento legal de la


Responsabilidad Patrimonial se encuentra en el artículo 32.1 de la LRJSP114. Esta
responsabilidad tiene como finalidad la obtención de una indemnización, es decir, que se
resarza el daño causado al administrado. Dicha finalidad nunca debe confundirse con la
propia de la vía penal, pues esta persigue castigar la conducta del facultativo,
repercutiendo de manera directa sobre su persona. La Responsabilidad Patrimonial se
fundamenta en la responsabilidad propia de la Administración, conforme al deber de
procurar un correcto funcionamiento de los servicios públicos, tanto desde una
perspectiva organizativa, como desde una perspectiva relacionada con el buen hacer de
los funcionarios que la integran.

De manera general, el procedimiento administrativo puede comenzar de oficio, o


a instancia de parte. Se entiende que en el ámbito de las negligencias médicas, el
procedimiento empezará a instancia del perjudicado115. Así, la reclamación será el escrito
que dará comienzo al proceso administrativo. Dicho escrito deberá constar de dos partes
esenciales. En la primera parte se expondrán los hechos, y en la segunda los fundamentos
jurídicos, estos son: la negligencia médica acaecida, el daño producido, y la relación de
causalidad por la que se imputa la responsabilidad a la Administración Pública. No se
requiere letrado para la presentación de este escrito, sin embargo, es importante tener en
cuenta que lo que no esté escrito en el mismo, no podrá ponerse en tela de juicio en un
posible procedimiento judicial posterior. Una vez presentada la reclamación, la
Administración tiene un plazo de seis meses para contestarla116. Transcurridos los seis

114
Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, B.O.E., 2 de octubre de 2015,
art. 32.1. Disponible en página web: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2015-10566 (última
consulta el 02/05/18)
115
Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones
Públicas, B.O.E., 2 de octubre de 2015, art. 54. Disponible en página web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/559951-l-39-2015-de-1-oct-procedimiento-
administrativo-comun-de-las-administraciones.html#a54 (última consulta el 02/05/18)
116
LPACAP, art. 21.2. Disponible en página web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/559951-l-39-2015-de-1-oct-procedimiento-
administrativo-comun-de-las-administraciones.html#a54 (última consulta el 02/05/18)

41
meses desde su presentación, sin obtener contestación alguna, se entenderá desestimada
por silencio administrativos. Ante esta situación caben dos alternativas: una seguir
esperando hasta obtener una contestación, pues aunque esta haya sido desestimada, la
Administración siempre tiene la obligación de resolver; o bien, pasar a la vía judicial,
mediante la interposición de un recurso contencioso-administrativo. Si por otro lado, en
el plazo de seis meses, sí hemos recibido la contestación sobre nuestra reclamación, pero
esta resulta desestimatoria, tenemos dos alternativas: bien interponer un recurso
potestativo de revisión en el plazo de un mes117; o bien interponer un recurso contencioso-
administrativo. A este recurso se le denomina “potestativo”, porque precisamente, no es
necesaria su interposición para poder acceder a la vía judicial. Si bien es cierto que, si el
procedimiento concluyó en error de hecho a falta de documentación, sería posible
interponer un recurso extraordinario de revisión, cuyo plazo será de tres meses a contar
desde el conocimiento de los documentos en cuestión, o desde que la sentencia fue
firme118. Por su parte, en virtud del artículo 46 de la LRJCA, el plazo para interponer un
recurso contencioso-administrativo es de dos meses desde la notificación, o seis meses
desde el acto presunto119. El órgano judicial competente requerirá el expediente
administrativo y dará traslado del mismo, pudiendo formalizar demanda en el plazo de
veinte días.

Como se introdujo anteriormente, la Responsabilidad Patrimonial es fruto de la


lesión de aquellos bienes y derechos que los administrados no tienen el deber de soportar,
como consecuencia del funcionamiento, normal o anormal, de la Administración Pública.
Los daños que derivan del funcionamiento normal, son aquellos que resultan inherentes
a la prestación de los propios servicios. Por otro lado, los daños que derivan del
funcionamiento anormal de la Administración, son aquellos que surgen como
consecuencia de la culpa o negligencia de los propios trabajadores, o bien de una pésima
organización de los servicios, atendiendo a los estándares aceptables conforme a las

117
LPACAP, art. 124.1. Disponible en página web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/559951-l-39-2015-de-1-oct-procedimiento-
administrativo-comun-de-las-administraciones.html#a54 (última consulta el 02/05/18)
118
LPACAP, art. 125. Disponible en página web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/559951-l-39-2015-de-1-oct-procedimiento-
administrativo-comun-de-las-administraciones.html#a54 (última consulta el 02/05/18)
119
LPACAP, art. 46.1. Disponible en página web: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1998-
16718 (última consulta el 02/05/18)

42
circunstancias de cada situación. Independientemente de que la lesión sea fruto del
funcionamiento normal o anormal, ésta resulta en un hecho dañoso.

Como resumen breve de lo explicado en el apartado 2.2., cuando el daño sucede


en el ámbito sanitario, debe cumplir los siguientes requisitos: que sea efectivo, evaluable
económicamente, individualizable, antijurídico, y que se trate de una actuación médica
desviada del protocolo, o de la diligencia esperada, y por la que no se obtuvo el
consentimiento del paciente. Por su parte, la desviación conforme a la lex artis ad hoc,
debe ser probada por el demandado. Sin embargo, cuando hablamos de esta desviación,
¿nos referimos a la desviación conforme al protocolo, o a la desviación conforme a la
diligencia esperada? Pues la actuación concreta conforme a una u otra, puede obtener
resultados muy distintos. La lex artis ad hoc es un concepto jurisprudencial jurídicamente
indeterminado, que ha ido evolucionando a lo largo de los años. La sentencia que primero
definió este concepto fue la Sentencia del Tribunal Supremo, de 11 de marzo de 1991,
que lo define como: aquel criterio de valor, que sirve para calificar si el acto médico es
conforme a la técnica requerida, esto es, lo que “el arte médico aconseja”120. Este arte de
proceder cambia conforme al desarrollo de la Medicina, y por tanto, debe estar expuesto
a una constante evolución. La lex artis puede interpretarse como aquellas prácticas
sanitarias que son comúnmente aceptadas. En la Sentencia del Tribunal Supremo de 29
de enero de 2010, el tribunal entiende que la lex artis, no se limita a lo correctamente
esperado conforme a la técnica formal y protocolaria, sino que la actuación también debe
estar sujeta a la buena praxis sanitaria y al cuidado exigible. Se entiende entonces, que
protocolo y buena praxis no tienen por que ser lo mismo, y que aún cuando se actúe de
manera correcta conforme al protocolo, siempre preponderará la buena praxis.
Entendiendo la buena praxis sanitaria como la diligencia esperada en la correcta forma
de proceder del personal sanitario.

Tras todo lo expuesto, se puede apreciar que aquellas actuaciones médicas que
constituyen formas de violencia obstétrica son difícilmente protegidas por la legislación
administrativa. Vemos como en la mayor parte de los casos, las reclamaciones
patrimoniales consecuencia de una negligencia médica, se fundamentan en lesiones
físicas de los recién nacidos, nunca de sus madres. Es por esto, que muchas de las

120
Sentencia del TS, de 11 de marzo de 1991 (Sala de lo Civil), Recurso núm. 1991/2209.

43
prácticas actuales que suponen una forma de violencia sobre las mujeres gestantes en el
momento del nacimiento, provienen a menudo del protocolo o de lo diligentemente
esperado. Como consecuencia, resulta imposible atacar legalmente estas conductas desde
una perspectiva de desviación del protocolo, o desde la falta de diligencia exigida. Si bien,
la única posibilidad supone fundamentarlas en la falta de consentimiento libre e
informado. Un ejemplo de ello sería la Sentencia de 20 de octubre, del Tribunal Superior
de Justicia de Madrid, por la que el juez condena a la Administración Sanitaria a
indemnizar a la demandante, quien sufrió secuelas graves como consecuencia de una
episiotomía realizada sin información ni consentimiento previo121. Además, negó la
validez del documento que la Sociedad Española de Ginecología y obstetricia entrega a
las mujeres que van a dar a luz, por entender que se trata de un documento que recoge la
información de manera tan estandarizada, que no es posible entender ni la finalidad, ni la
naturaleza de cada intervención, ni tampoco sus posibles riesgos.

Como consecuencia de la falta de respaldo jurídico a la violencia obstétrica, en


nuestro país, muchas de estas actuaciones quedan en la sombra, sin que exista la
posibilidad de buscar una justicia eficiente frente a las mismas. Pues a pesar de que
puedan encauzarse por la vía del consentimiento, esta no constituye una medida para
frenarlas, ya que cabe la posibilidad de otorgar el consentimiento ante determinadas
prácticas, que no siendo necesarias, en la mayor parte de los casos se practican de forma
rutinaria. Un ejemplo de esta realidad es la situación de FERNÁNDEZ GUILLÉN, quien
ante la falta de perspectiva jurídica suficiente en nuestro país, ha llevado cuatro casos de
violencia obstétrica ante la Comisión de Derechos Humanos122. El primer caso,
mencionado anteriormente, trata de una mujer a la que le realizaron una cesárea por estar
saturado el hospital, y a la que privaron de analgesia posterior. Además, previamente,
estudiantes en prácticas le inyectaron la epidural hasta diez veces, causándole una lesión
neuropática123. El segundo, versa en torno a la realización de una episiotomía no indicada

121
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, de 20 de Octubre (Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección 9ª), núm. 1462/2009.
122
REQUENA AGUILAR, A., Una abogada lleva ante la ONU…, op. cit. Disponible en página web:
https://www.eldiario.es/sociedad/violencia-obstetrica_0_844816181.html (última consulta el 04/05/18)
123
Lesión relativa al sistema nervioso. Real Academia Española. Diccionario de la lengua española,
Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en página web: https://dle.rae.es/?w=diccionario
(última consulta el 04/05/18)

44
y a la obligación de permanecer en una postura determinada sin capacidad de movilidad,
así como al uso de determinadas frases como “te has portado muy mal”, “no te mereces
a esta niña”, o “tendría que quitártela” por parte del personal que la atendía. La
episiotomía le produjo incontinencia urinaria y secuelas severas en su vida sexual. El
tercer caso trata de una mujer a la que se le administró medicación sin razón médica
justificada y sin su consentimiento. Posteriormente le realizaron nueve tactos que
desembocaron en una infección y en el ingreso del recién nacida. Además, le realizaron
una episiotomía que posteriormente le produjo hipotonía del suelo pélvico124. Por último,
el cuarto caso trata de una mujer a la que le realizaron una cesárea sin pedirle información
ni consentimiento, le negaron la compañía de un familiar, y tras el nacimiento, le
impidieron el contacto precoz con el recién nacido.

V. Recomendaciones.

Desde 1984, la OMS ha reivindicado su preocupación por las técnicas de


asistencia sanitaria durante el parto. Así, ha publicado numerosas recomendaciones con
la intención de mejorar la atención sanitaria en el ámbito de la Obstetricia. Las más
actualizadas son las “Recomendaciones para los cuidados durante el parto, para una
experiencia de parto positiva”125, publicada en el año 2018. La finalidad de estas
recomendaciones, no es otra que guiar las prácticas obstétricas más comunes, para evitar
que el parto se convierta en una experiencia que repercuta negativamente sobre la salud
de la madre o del recién nacido. Para ello, la organización supranacional incide en la
concepción del parto como un proceso natural, que solo debe ser intervenido cuando
surjan complicaciones, teniendo en cuenta que la mayor parte de los mismos suponen
nacimientos normales, en los que las madres no presenta factores de riesgo126. Así mismo,

124
Cuando el tono muscular es inferior al normal. Real Academia Española. Diccionario de la lengua
española, Vigesimotercera edición, España 2014. Disponible en página web:
https://dle.rae.es/?w=diccionario (última consulta el 04/05/18)
125
“Recomendaciones de la OMS para los cuidados durante el parto, para una experiencia de parto
positiva”, OMS, Ginebra 2018. Disponible en página web:
https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/272435/WHO-RHR-18.12-spa.pdf?ua=1 (última
consulta el 04/05/18)
126
“Recomendaciones de la OMS para los cuidados durante el parto…, op. cit., pág. 1. Disponible en
página web: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/272435/WHO-RHR-18.12-spa.pdf?ua=1
(última consulta el 04/05/18)

45
resalta la importancia de comprenderlo, tanto desde el punto de vista clínico, como desde
el punto de vista psicológico, esto es, no olvidando la dimensión emocional que del
mismo se desprende y procurando ambientes saludables para generar sensaciones
positivas. También, destaca la necesidad de que el personal sanitario desarrolle su
profesión de manera humanizada, es decir, que el parto no suponga la mera supervivencia
a las posibles complicaciones, sino que alcance el máximo bienestar psicológico de la
madre. A lo largo de estas recomendaciones, se establecen pautas a seguir conforme a
determinadas intervenciones, que más adelante serán comparadas con las estadísticas en
nuestro país. Más específicamente, la OMS publica recomendaciones con respecto a
prácticas concretas, como por ejemplo, la “Declaración sobre tasas de cesáreas”127.

En octubre de 2007, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud,


aprueba una estrategia sobre la atención al parto normal128. En este documento se explican
las principales líneas de estrategia que se pretenden seguir, las cuales serán desarrolladas
en numeroso documentos posteriores. Algunos ejemplos de ellos son: “Guía de práctica
clínica de atención en el embarazo y puerperio”129, “Maternidad y Salud”130, “Cuidados
desde el nacimiento”131, etc. Sin embargo, el único informe que contiene estadísticas
relevantes data del año 2012132. Que con respecto al año 2018, resulta medianamente

127
“Declaración de la OMS sobre tasas de cesáreas”, OMS, Ginebra 2015. Disponible en página web:
https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/161444/WHO_RHR_15.02_spa.pdf?sequence=1 (última
consulta el 04/05/18)
128
“Estrategia de atención al parto normal en el Sistema Nacional de Salud”, Gobierno de España,
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2007. Disponible en página web:
https://www.mscbs.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/Version_Esquematica_EAPN.pdf
(última consulta el 04/05/18)
129
“Guía de práctica clínica de atención en el embarazo y puerperio”, Ministerio de Sanidad , Servicios
Sociales e Igualdad, 2014. Disponible en página web:
http://www.guiasalud.es/GPC/GPC_533_Embarazo_AETSA_compl.pdf (última consulta el 04/05/18)
130
“Maternidad y Salud. Ciencia, Conciencia y Experiencia”, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad, 2012. Disponible en página web:
https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/recursos/documents/maternidad_y_salud_cce.pdf
(última consulta el 04/05/18)
131
“Cuidados desde el nacimiento. Recomendaciones basadas en pruebas y buenas prácticas”, Ministerio
de Sanidad y Política Social, 2010. Disponible en página web:
https://www.mscbs.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/cuidadosDesdeNacimiento.pdf
(última consulta el 04/05/18)
132
“Informe sobre la Atención al Parto y Nacimiento en el Sistema Nacional de Salud”, Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2012. Disponible en página web:
https://www.mscbs.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/InformeFinalEAPN_revision8marzo201
5.pdf (última consulta el 04/05/18)

46
desfasado, evidenciando en nuestro país, una falta de transparencia en la información
relativa al ámbito obstétrico.

Se ha querido recoger un estudio sobre una pequeña parte de los procesos que
conforman la Obstetricia o atención al parto. La comparación entre las tasas
recomendadas por la OMS133 y las recogidas por el Ministerio de Sanidad134, respecto del
año 2011135, resulta en lo siguiente:

Procesos Tasas recomendadas por la Tasas en España según el SNS


OMS
Inducciones mediante 5-10% 53 %
oxitocina
Contacto precoz >80% 50 %

Posición de litotomía <30% 87 %

Episiotomías <15% 41 %

Cesáreas 10-15% 21 %

Maniobra de Kristeller 0 26 %

Se puede ver como en la mayor parte de los casos, las cifras en España están lejos
de cumplir las recomendaciones de la OMS. Si bien es cierto, la tasa de episiotomía
desciende al 41% con respecto a cifras que alcanzaban hasta el 92% hace 21 años136, pero

133
RECIO ALCALDE, A., “La atención al parto en España: Cifras para reflexionar sobre un problema”,
Revista Dilemata, nº 18, España 2015, pág. 23. Disponible en página web:
https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/public/Parto_cifras/Espanya/dialnet-
laatencionalpartoenespana-5106931.pdf (última consulta el 04/05/18)
134
“Informe sobre la Atención al Parto y Nacimiento…, op. cit. Disponible en página web:
https://www.mscbs.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/InformeFinalEAPN_revision8marzo201
5.pdf (última consulta el 04/05/18)
135
“Informe sobre la Atención al Parto y Nacimiento…, op. cit., pág. 3. Disponible en página web:
https://www.mscbs.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/InformeFinalEAPN_revision8marzo201
5.pdf (última consulta el 04/05/18)
136
RECIO ALCALDE, A., “La atención al parto en España…, op. cit., pág. 17. Disponible en página
web: https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/public/Parto_cifras/Espanya/dialnet-
laatencionalpartoenespana-5106931.pdf (última consulta el 04/05/18)

47
que sigue muy lejos de 15% recomendado. En relación a otros países, se puede ver como
las episiotomías aumentan hasta un 75% en Chipre, mientras que no alcanzan el 5% en
Dinamarca137. La obligación de permanecer en posición nde litotomía, sigue dándose en
el 87% de los casos, a pesar de que la OMS no la recomienda más que en un 30% de los
mimos. Por otro lado, maniobras como la de Kristeller, no recomendada en ningún caso
por la OMS, ni por el propio Ministerio de Sanidad, se sigue practicando en el 26% de
los casos. En cuanto a las cesáreas, se sobrepasa la recomendación, alcanzando en algunas
Comunidades Autónomas hasta el 30%, como es el caso de la Comunidad Valenciana.

VI. Activismo
Como consecuencia de esta fenómeno, la OMS y UNICEF lanzaron una iniciativa
para apostar por el parto respetado. Denominada “Iniciativa para la Humanización de la
Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN)”, fomenta que los hospitales humanicen
las técnicas de asistencia al parto. En España, 18 hospitales ya cuentan con esta
acreditación138.

Por otro lado, en nuestro país han ido surgiendo diversas asociaciones que tienen
como objetivo erradicar aquellas actuaciones médicas que constituyan una forma de
violencia obstétrica. Los principales objetivos de dichas asociaciones son: incentivar el
plan de parto, mediar entre los profesionales y los pacientes, llevar a cabo campañas de
sensibilización, ofrecer protección jurídica mediante abogados voluntarios, etc. Destaca
la asociación “El Parto es Nuestro”139, asociación sin ánimo de lucro que fue creada en el
año 2003, formada por profesionales del ámbito jurídico, psicológico, social, educativo,
etc. Tiene como finalidad, sobre todo, apoyar a las víctimas de violencia obstétrica. Por
otro lado, la Asociación “Nacer en Casa”140, creada en el año 1988, con el fin de permitir
el nacimiento en el domicilio, en lugar de acudir a los hospitales. En su mayoría, está

137
RECIO ALCALDE, A., “La atención al parto en España…, op. cit., pág. 19. Disponible en página
web: https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/public/Parto_cifras/Espanya/dialnet-
laatencionalpartoenespana-5106931.pdf (última consulta el 04/05/18)
138
Página web oficial de IHAN-UNICEF: http://www.ihan.es/centros-sanitarios/registro-de-hospitales/
(última consulta el 04/05/18)
139
Página web oficial de El Parto es Nuestro: https://www.elpartoesnuestro.es (última consulta el
04/05/18)
140
Página web oficial de Nacer en Casa: http://nacerencasa.org (última consulta el 04/05/18)

48
formado por profesionales sanitarios. Por último, cabe destacar la Asociación “Dona
LLum”141, asociación catalana sin ánimo de lucro, que fue creada en el año 2006, cuya
finalidad es promover la evidencia científica respecto de los procedimientos habituales
de atención al parto, a la vez que ofrece servicios de asesoría jurídica a aquellas mujeres
que han sufrido violencia obstétrica.

CONCLUSIONES

El proceso de gestación, desde su inicio hasta su fin, implica por fisiología, una
natural fragilidad. Un momento de vulnerabilidad que debe ser salvaguardado ante
cualquier injerencia o abuso que pretenda valerse de la misma.

Existen suficientes razones para concebir la violencia obstétrica como una


realidad que, insondablemente, empapa nuestro sistema. Sin embargo, el panorama
actual, comprendido desde una esfera jurídico-médica, parece reacio a aceptarla. Los
datos y estadísticas no son casualidad, tampoco la incansable preocupación de la OMS,
que no en balde, ha dado lugar al fomento de la buena praxis sanitaria conforme a sus
múltiples recomendaciones sobre la materia. Independientemente de cómo sea posible
encajar estas situaciones, desde el punto de vista legal, se ve como México, Venezuela o
Argentina, fomentan la idea de erradicar los procedimientos que de manera habitual
constituyen una vulneración de los derechos humanos en el ámbito de la Obstetricia.
Análogamente, en los países nórdicos, Holanda o Suiza, resultaría incluso absurdo hablar
de cualquier concepto relativo a la violencia obstétrica, en tanto que los índices de
medicalización de los partos son mínimos: cesáreas, episiotomías, o demás
intervenciones médicas.

En España, la mala praxis en el campo de la Obstetricia, a duras penas puede


encauzarse por la vía legal, si bien, la única manera de hacerlo es a través de las
negligencias médicas que resultan de la falta de información y/o consentimiento. Ya que
muchas de las prácticas que englobamos dentro de este concepto, se desprenden de la
propia “diligencia esperada”. Tal y como nos muestra la jurisprudencia, por esta vía solo
llegarán los casos que supongan las secuelas físicas más graves, y a menudo, sólo cuando

141
Página web oficial de Dona Llum: https://www.donallum.org (última consulta el 04/05/18)

49
éstas se traduzcan en una pérdida de salud del recién nacido. Es así, que todas aquellas
situaciones que implican daños psicológicos para las madres, traducidos en un trato cruel
y deshumanizado, o lesiones físicas, derivadas de procedimientos que sin ser necesarios,
se realizan de manera habitual y protocolaria, no tienen cavidad legal en nuestros
Tribunales, tampoco en ninguna otra parte. Situación curiosa es la del consentimiento,
pues aún siendo un requisito legal y deontológico, se puede ver cómo pasa desapercibido
por la disciplina Obstétrica. El problema, es que quien acude al médico entra
inconscientemente en una esfera de ingenuidad ante una ciencia que desconoce,
adquiriendo, como es obvio, una posición subordinada frente al médico facultativo que
lo atiende. Por su parte, el sistema biomédico que se erige en nuestra sociedad, nos ha
dejado innegables logros para la salud humana. Pero también ha permitido concebir los
partos de bajo riesgo como procesos patológicos que necesitan de una medicalización
constante. Se ha olvidado que el parto es un proceso fisiológico, cuya dimensión
emocional requiere de un ambiente propicio a su natural esencia; un proceso en el que la
madre no puede ser desplazada, pues por naturaleza le corresponde. Sus reclamos nunca
deben suponer la indiferencia del personal médico que la atiende. Tampoco su cuerpo
debe entenderse como un campo de trabajo en el que es posible hacer y deshacer cómo
se quiera, pues aunque el nacimiento de un bebé sano sea importante, no es lo único. Es
obvio que ninguna madre se opondría a un procedimiento si considera que la vida de su
hijo está en peligro. El hecho de que su dolor sea inevitable no conlleva la provocación
injustificada de riesgos añadidos, menos, como forma de “prevención” de posibles
complicaciones. Por suerte o por desgracia, he tenido la oportunidad de escuchar historias
de experiencias verdaderamente traumáticas, siendo posible apreciar de entre las palabras
sentimientos de vergüenza e incluso de auto-culpabilidad.

Puede que la raíz de este problema sea el sistema biomédico que erige en la
actualidad, puede que sea la concepción de la mujer como un mero medio reproductivo,
también puede que sea el abuso de superioridad; abuso que puede darse en cualquier
situación en la que una de las partes ostente el poder de decidir sobre la otra. En cualquier
caso, puede verse cómo en nuestro país, madre y niño no gozan de protección suficiente
ni adecuada durante el proceso de nacimiento. También, como en ocasiones, no se
respetan sus derechos humanos, como el derecho a la intimidad, integridad o información.
Y que a pesar del esfuerzo, e indudable astucia, de jueces y letrados, nuestro
ordenamiento no es capaz de protegerlos. Si bien, para que este problema de un vuelco,

50
se necesita: primero, que se fomente la sensibilidad respecto al problema, y segundo: que
se consolide un sistema legal, fuerte y sólido, que lo fundamente. Esto bastaría con exigir
que determinadas conductas médicas, solo puedan realizarse en los casos en los que la
justificación científica se corresponda, nunca en la totalidad de los mismos, pues
aplicarlos de manera general, repercuten de manera negativa sobre la salud de las madres
y sus hijos. Supondría crear un blindaje legal que permitiese denunciar conductas, que no
simplemente se desprenden de lo que es “diligentemente correcto” o “diligentemente
esperado”. Pues un concepto tan amplio e indeterminado no puede fundamentar la base
de la que dependen las negligencias médicas en nuestro país. También, mediante el
cumplimiento deontológico, real y eficiente, de una relación médico-paciente
fundamentada en el respeto, y en una formación humana mediante la que se conciba el
cuerpo como el aspecto más íntimo de la persona, y a la persona como el reflejo de sus
tres dimensiones, esto es, la física, la psíquica, y la moral. En todas las profesiones
existirán personas amantes de su labor y de todo lo que ello conlleva, personas con las
que el Derecho siempre estará de su lado. Pues este no pretende ser obstáculo de la buena
praxis, sino el arma más noble para combatir las situaciones contrarias.

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