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10. Daño individual y/o colectivo.

Daño ambiental es toda acción, omisión, comportamiento u acto ejercido


por un sujeto físico o jurídico, público o privado, que altere, menoscabe,
trastorne, disminuya o ponga en peligro inminente y significativo, algún elemento
constitutivo del concepto ambiente, rompiéndose con ello el equilibrio propio y
natural de los ecosistemas.

Esa conducta humana, activa u omisiva, puede ser voluntaria o


involuntaria, dolosa o culposa, lícita o ilícita. A la vez puede ser realizada por el
sujeto actuando por si, o por encargo de otro, ya sea persona física o jurídica,
pública o privada.

El hecho dañoso puede ser individual o colectivo, tanto desde un punto de


vista del sujeto o sujetos activos que lo producen, como por parte del o los
sujetos pasivos que sufren las consecuencias del mismo. De esta manera, el
daño ambiental puede ser generado por un único sujeto, (físico o jurídico) o bien,
por una pluralidad de agentes, siendo por lo general de difícil determinación el
grado de responsabilidad de cada uno de ellos.

La nueva ley General del ambiente, define el daño ambiental colectivo


como “toda alteración relevante que modifique negativamente el ambiente, sus
recursos, el equilibrio de los ecosistemas o los bienes o valores colectivos.”

El ambiente es común, público, de todos. El interés público que existe


para su protección representa la suma del interés de cada particular, con lo cual
su protección debería ser superior. Sin embargo en la práctica se da la paradoja
de que lo que es de todos, a veces es como si fuese de nadie, pues los
particulares aisladamente no reúnen suficiente interés para su cuidado, situación
conocida hasta hace poco como intereses difusos y actualmente traducida,
luego de nuestra reforma constitucional, como intereses colectivos.

Si bien el régimen de responsabilidad civil, así como las normas civiles


preventivas, otorgan un medio de prevención y reparación muy útil e idóneo para
numerosos casos, éste otras veces resulta insuficiente para obtener un resultado
con alcance satisfactorio y adecuado, de cara a la defensa de los bienes
ambientales colectivos.

Concentrarnos en el daño colectivo, nos permite prevenir y evitar en


muchos casos, el daño ambiental civil, para el cual es presupuesto necesario un
daño en la persona o sus bienes. Nos permite adelantar un paso muy importante
en la línea de reclamos y mejora notablemente las oportunidades de prevención.

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