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Aspectos diferenciales de la psicoterapia infantil

Los métodos de psicoterapia infantil se encuentran muy influidos por las tres
características claves y distintivas en relación a las terapias para adultos de la
psicoterapia infantil:

1) El juego como elemento clave

El lenguaje por definición de los niños es el juego, especialmente en los


primeros años de edad. Por lo tanto, no es de extrañar que las terapias
infantiles se basen sobre todo en actividades lúdicas. El juego es para los niños
el equivalente al lenguaje en los adultos, y a través de éste pueden divertirse,
comunicarse, descubrir y explorar el mundo, adquirir conocimientos y también
representar sus miedos, deseos, conflictos, preocupaciones y problemas.

Los especialistas en psicología infantil tienen la preparación suficiente


para interactuar con sus pacientes de corta edad mediante el juego, detectando
sus traumas y ayudándoles en su resolución. Desde el juego se pueden
trabajar los distintos aspectos terapéuticos y aplicar los aspectos básicos de las
principales métodos psicológicos.

2) Implicación de la familia

La psicoterapia infantil se puede realizar junto a los padres, en sesiones mixtas


y de forma individual, es decir, a solas entre el terapeuta y el niño. Pero en
todos los casos es necesaria la implicación directa de los padres, por lo que se
les cita regularmente en sesiones con el doble objetivo de informarles de los
avances de su hijo y darles indicaciones de participación e intervención:
continuación de la terapia en casa, cambios en la relación con sus hijos,
necesidad de intensificar la comunicación o los lazos afectivos, etc.

3) Distintos niveles de objetivos

La influencia de la implicación familiar va más allá de la asistencia o


seguimiento de la terapia de sus hijos, puesto que influye también en los
objetivos. En la psicoterapia infantil hay que tener en cuenta, por supuesto, las
necesidades y problemas de los niños, pero también las esperanzas y
expectativas de los propios padres, que al fin y al cabo son los que toman la
decisión final de enviar a su hijo a terapia.

Es habitual que cada parte, el niño por un lado y sus padres por otro,
tengan expectativas distintas en relación al proceso terapéutico y, por lo tanto,
una percepción diferente de los logros obtenidos y, en consecuencia, distintos
grados de satisfacción sobre el trabajo realizado. En este sentido, el terapeuta
debe intentar adaptarse lo mejor posible a esta situación, a veces conflictiva, de
coincidencia de distintos intereses y objetivos.
Los modelos de psicoterapia infantil

Como hemos visto, la psicoterapia infantil difiere en cuanto a método a la


psicoterapia de adolescentes y adultos, lo que significa que hay que entenderla
en su contexto y realizar un ejercicio de adaptación de las metodologías
utilizadas actualmente en psicología:

Técnicas infantiles basadas en el método cognitivo-conductual

El método cognitivo-conductual ha mostrado una gran eficacia en una amplia


variedad de problemas psicológicos, por lo que se trata de una línea de
intervención predominante dentro de la psicología clínica en adultos y niños.
Este método se basa en el supuesto teórico de que los problemas o trastornos
psicológicos se producen por pensamientos y/o comportamientos
disfuncionales o inadecuados. A partir de esta premisa, la mejoría se consigue
con la modificación de aquellos esquemas de pensamiento y conductas
negativas que producen malestar.

Para realizar este tratamiento en niños es imprescindible la colaboración y


máxima implicación de los padres, siendo necesarios cambios de
comportamiento para ayudar a mejorar la conducta de su hijos. Por lo tanto, el
terapeuta guiará al niño y a sus padres en la adquisición de estas nuevas
habilidades mediante sesiones y «tareas para casa» que padres e hijos
deberán realizar de forma conjunta.

La terapia de juego

El juego tiene una importancia tan vital en el niño que incluso existen modelos
de intervención terapéutica enfocados esencialmente en el juego. De esta
forma, es posible crear un contexto seguro, en el que los niños pueden
expresarse, aprender cómo son las personas y cómo interactuar con ellas,
explorando y buscando soluciones para sus problemas.

En los niños de edad preescolar se utilizan juegos básicos como bloques,


plastilina, puzles o dramatizaciones básicas, a las que se pueden sumar juegos
en grupo y representaciones teatrales más elaboradas a medida que tienen
mayor edad. Son muchos y muy variados los beneficios del juego, destacando
su utilidad como herramienta de evaluación proyectiva, la mejora del desarrollo
socio-emocional del niño o la liberación del potencial creativo.
Un desarrollo emocional correcto y dentro de los parámetros considerados
como normales es fundamental para que el niño alcance el nivel suficiente
de inteligencia emocional, que es la habilidad esencial de las personas para
atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa.
La psicoterapia infantil puede ser la solución de problemas emocionales y
comportamiento que pueden llegar a comprometer el correcto desarrollo
educativo del niño.

El tratamiento terapéutico que se ha impuesto en los últimos años ha sido la terapia


cognitiva y, en el caso de los más pequeños, debe combinarse con los recursos
existentes de medición (tests,…etc).
1.- Trastornos de conducta
Normalmente, un elemento estresante puede desencadenar una conducta desafiante,
agresiva o regresiva. Es el caso de una mudanza o del nacimiento de un hermano. No
obstante, si esta situación se prolonga demasiado en el tiempo es posible que el niño
padezca de trastornos de conducta.

Síntomas: Estamos ante un caso de trastorno de conducta cuando las rabietas son
frecuentes, la actitud agresiva es constante, se empieza a amenazar o a dañar a
animales, se bebe o se fuma a edades muy tempranas, absentismo escolar o se
desafía a cualquier figura de autoridad.

2.- TDAH o trastorno por déficit de atención e hiperactividad


Hace unos 20 años este trastorno era tan desconocido por los padres como temidas
sus consecuencias. Los niños que, por aquel entonces, padecían de TDAH eran
tachados, simplemente, de hiperactivos sin tener en cuenta que la falta de atención y
la impulsividad eran, realmente, los factores fundamentales de este trastorno.

Síntomas: inmadurez emocional, rabietas y actitud problemática con otros niños, poco
predispuesto hacia el juego social, dificultad para aprender números, colores y letras,
preferencia de las actividades deportivas sobre las educativas.

*Los síntomas dependen de la edad del menor. Especialmente resulta difícil de


determinar antes de los 7 años de edad.

3.- Déficit de habilidades sociales


Más allá de los déficits ocasionados por otros trastornos como el TEA (asperger o
trastorno de espectro autista) lo cierto es que la falta de habilidades sociales puede ser
una carencia reversible completamente en la niñez. Muchos niños no crecen con las
mismas aptitudes o sus primeras experiencias sociales no resultan lo suficientemente
agradables. Es por ello que la detección precoz de este déficit puede ser la clave para
prevenir problemas de sociabilidad en el futuro.

Síntomas: Introversión, evitación, agresividad injustificada, ansiedad, depresión.

4.- Trastorno del aprendizaje


Los trastornos del aprendizaje incluyen un amplio espectro de problemas que pueden
surgir durante el proceso lectivo. Ya hemos mencionado uno de ellos (TDAH) pero
estos suelen asociarse a la dislexia o disgrafía. Estos dos trastornos son, actualmente,
más fáciles de diagnosticar y, a menudo, es el orientador escolar quién detecta el
trastorno. Después de esto, la terapia infantil puede dar muy buenos resultados –
mejores cuanto más temprana sea la intervención -.

5.- Depresión infantil


En algunos países la depresión infantil ya es la principal causa de enfermedad
psicológica por la que los padres solicitan terapia infantil para sus hijos. No se quedan
atrás los países europeos que registran cada año nuevos casos de depresión a
edades cada vez más tempranas.

Síntomas: pérdida de interés, ideas autodestructivas (más común en adolescentes


pero también en niños), alteración del sueño, incapacidad para concentrarse, falta de
energía, humor depresivo, reproches hacia los padres.
6.- Ansiedad infantil
Es diferente a la depresión pero, realmente, suele ser la antesala y suele presentarse
comorbilidad. Los niños que padecen ansiedad suelen tener pensamientos depresivos
unidos a otros síntomas propios de la ansiedad.

Síntomas: Creencias de que algo malo les va a ocurrir a sus padres, temor profundo a
determinadas situaciones, respuestas psicosomáticas a estímulos aparentemente
normales.

7.- Trastornos de eliminación


Estos trastornos suelen tener una raíz psicológica. Mientras que en algunos casos el
niño es incapaz de retener la orina y las heces desde el nacimiento. En otros – en la
mayoría – se da una regresión a otras etapas del desarrollo. Las causas son múltiples
y van desde el incorrecto aprendizaje hasta el uso de pañales hasta etapas del
desarrollo avanzadas (3-4 años) y, por ende, la ausencia de recursos adecuados.

8.- Trastornos de alimentación en la infancia


Los trastornos de alimentación eran un asunto de la pubertad y de la adolescencia
hasta hace apenas una década. Actualmente, la edad de determinados trastornos
como la obesidad, la anorexia o la bulimia es mucho más precoz. El factor psicológico
es tan importante de determinar que la terapia para niños con problemas de
alimentación se hace imprescindible para prevenir que se conviertan en
enfermedades crónicas.

Síntomas: Curiosamente, tanto en el caso de la obesidad infantil como en el caso de


la anorexia y la bulimia hay un factor común: ansiedad. La gran diferencia es que la
ansiedad es gestionada de diferente manera en unos y otros casos.

9.- Problemas en la escuela


El monstruo del bullying, las exigencias de la educación reglada y muchos otros
factores determinan un entorno que el niño puede percibir como hostil. A menudo los
problemas en la escuela desencadenan trastornos de ansiedad y depresión.
10.- Trastornos del sueño infantil
Desde los terrores nocturnos hasta el sonambulismo o el somniloquio pueden ser
tratados con terapia para niños.

Cómo deben ser las terapias con niños


Los más pequeños se comunican de una manera muy diferente a como lo hacen los
mayores y, mientras los adultos responden bien a las terapias cognitivo conductuales,
las terapias para niños deben ser, además, amenas, de corta duración y se
debe hacer uso de los juegos para descubrir qué es lo que le pasa al niño por la
cabeza.

 Instrumentos proyectivos: Uno de los más conocidos es el test del


árbol. Actualmente, solo tienen validez para los más pequeños ya que los
adultos pueden falsearlos más fácilmente. La interpretación de las
representaciones del dibujo ayuda a que el psicólogo conozca las fortalezas y
debilidades del entorno del niño y también sus miedos e inseguridades. Es un
arma que suele funcionar, especialmente antes de los 10 años.

Sea como sea, los trastornos infantiles deben recibir terapia para niños con el
propósito, entre otros, de que la calidad de vida del menor sea óptima durante esta
etapa de su vida en la que, ante todo, tienen que ser lo que son: niños.

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