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ESTOICISMO ANTIGUO (ZENON)

El estoicismo es uno de los movimientos filosóficos que, dentro del periodo helenístico,
adquirió mayor importancia y difusión. Fundado por Zenón de Citio en el 301 a.C, se
propagó por todo el mundo greco-romano con especial importancia en Roma.

La escuela estoica tiene una honda relación con los filósofos moralistas socráticos, y
especialmente con los cínicos renovando su actitud ante la vida y la filosofía, aunque
con personalidades superiores intelectualmente y una mayor elaboración teórica.

En el estoicismo se distiguen tres épocas: Antiguo (S. III-II a. C) Medio (S.II-I a. C)


Nuevo (S. I ddC-III ddC)

En cuanto al estoicismo antiguo las figuras principales fueron, aparte de Zenón,


Cleantes de Asos y Crisipo.

Doctrina estoica: el centro de la preocupación estoica es el hombre. Hacen una filosofía


dividida en tres partes; lógica, física y ética; pero su verdadero interés es la moral. Los
estoicos reconocían unas nociones comunes, presentes en todos y que determinan el
consentimiento universal. Posteriormente se alteró al opinión acerca del origen de esas
nociones y se pensó que eran innatas. La certeza absoluta correspondía a esas ideas
innatas. Esta teoría ha ejercido una influencia muy profunda en todo el innatismo
moderno.

La física estoica es materialista y admite dos principios, lo activo y lo pasivo, es decir,


la materia y la razón que reside en ella, a la cual llaman Dios. Este principio es corporal
y se mezcla a la materia como un fluido generador. Aparte de los dos principios se
distinguen cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra. El principio activo se identifica
con el fuego. El mundo se repite de un modo cíclico; cuando los astros alcanzan de
nuevo sus posiciones originarias, se cumple un gran año y sobreviene una conflagración
del mundo, que vuelve al fuego primordial para repetir de nuevo el ciclo: esta doctrina
es un claro antecedente de la del eterno retorno de Nietzsche.

Dios y el mundo aparecen identificados en el estoicismo; Dios es rector del mundo, pero
a su vez es sustancia, y el mundo entero es la sustancia de Dios. La Naturaleza, regida
por un principio que es razón, se identifica con la Divinidad. El principio divino liga
todas las cosas mediante una ley, identificada con la razón universal, y este
encadenamiento inexorable es el destino. Todas las cosas sirven a la perfección de la
totalidad; la única norma de valoración es la ley divina universal que lo encadena todo,
a la cual llamamos naturaleza. Esta es al culminación de la física estoica, y de aquí
arranca la moral de la escuela.

La ética estoica se funda también en la idea de autoarquía. El hombre ha de bastarse por


sí mismo, el bien supremo es la felicidad y esta consiste en la virtud. A su evz, esta
virtud consiste en vivir de acuerdo con la verdadera naturaleza y esta vida que postula la
ética estoica es la vida racional. La razón humana es una parte de la razón universal, y
así, nuestra naturaleza nos pone de acuerdo con el universo entero, es decir, con la
Naturaleza. El filósofo la acepta tal como es, se amolda enteramente al destino:
obedecer a Dios es libertad.

El destino guía al que quiere, al que no quiere, lo arrastra siendo así, inútil, la
resistencia. El filósofo se hace independiente, soportándolo todo. Y, al mismo tiempo,
logra su suficiencia disminuyendo sus necesidades. El sabio se ha de despojar de sus
pasiones para lograr la impertuabilidad; es dueño de sí, no se deja arrebatar por nada, no
está a la merced de los sucesos exteriores, puede ser feliz en medio de los mayores
dolores y males. Los bienes de la vida pueden ser, a lo sumo, deseables y apetecibles;
pero no tienen verdadero valor e importancia, sino solo la virtud. Esta consiste en la
conformidad racional con el orden de las cosas, en la razón recta. El concepto de deber
no existe, en rigor, en la ética antigua. Lo recto es primariamente lo correcto, lo que está
de acuerdo con la razón.

Zenón: Es el discípulo más importante de Parménides. Su pensamiento toma elementos


de Heráclito y Platón, y algunos de Aristóteles, y combate sobre todo la escuela
contrincante de su tiempo: la de Epicuro.

El descubrimiento más interesante de Zenón es su método, la dialéctica. Este modo de


argumentar consiste en tomar una tesis aceptada por el adversario y mostrar que sus
consecuencias se contradicen; en suma, que es imposible, según el principio de la
contradicción, implícitamente utilizado por Parménides.

La tesis de éste va contra lo que ordinariamente se piensa. Zenón construye, en su


apoyo, argumentos, que parten de la idea de movimiento y muestran que es imposible.
No se puede recorrer un segmento AB, porque para llegar a B hay que pasar primero
por un punto intermedio, C; para llegar a C, por un punto D, medio entre A y C, y así,
sucesivamente, hasta el infinito. Habría, pues, que pasar por una serie infinita de
puntos intermedios y el movimiento sería imposible.

Con esto no se está diciendo que Zenón creyese que ocurre así. El movimiento se
muestra andando, y andando se llega a A y a B. Pero se trata de la explicación de
movimiento. Esta es, dentro de la idea de tiempo, imposible. Para que el movimiento se
pueda interpretar ontológicamente, es menester una idea distinta del ente (si el ente es
uno e inmóvil –teoría de Parménides- no hay naturaleza y la física es imposible. Si el
movimiento es, se necesita una idea del ente distinta de la de Parménides) No será hasta
Aristóteles cuando se cosntruya una idea del ser, distinta de la de Parménides, y solo
entonces se explicará el ser del movimiento y ser´así, posible la física.

Además de toda ésta defensa a Parménides, Zenón, se caracteriza por dividir su filosofía
en tres grupos: lógica, ética y física.

Lógica: Todo el conociemiento viene a partir de los sentidos —no hay ideas innatas—,
pero cuando el hombre adquiere sus conocimientos llega a percibir los conceptos
comunes, es decir, los conceptos morales universales.
Física: Un principio rector (el logos), en forma de fuego, conforma todas las cosas del
universo, hasta los no materiales. Así pues, nada escapa al destino universal y todo
obedece a leyes divinas inevitablemente. Al final, el elemento divino del fuego se
separará y se volverá a unir de forma cíclica eternamente.

Ética: Los seres humanos debemos comportarnos con entereza y responsabilidad y


agradecer los infortunios, pues sólo así podemos desarrollar la virtud y la fortaleza.
Todos los sucesos de nuestra existencia están regidos por la "ley de la causa y el efecto".
La recompensa de asumir dicha responsabilidad y de esforzarnos por cambiar de actitud
es la ataraxia, imperturbabilidad o paz interior frente a las circunstancias desfavorables.
Esta se consigue con entrenamiento y para ello es indispensable la fuerza de voluntad
para defender las pasiones y conseguir resultados.

La ética de Zenón perduró y llegó a ser durante un tiempo la predominante en Roma con
notables modificaciones, abandonando gradualmente el interés en la física y la lógica y
quedándose casi exclusivamente con una ética del esfuerzo y la disciplina, que allanaría
el camino a la posterior victoria del cristianismo.

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