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a. Ajuste (corregir los desequilibrios reales medidos por las balanzas de pagos que
afectan a las relaciones entre las divisas)
b. Liquidez (decidir los productos de reserva, formas de crearlos y posibilidad de cubrir
con ellos los desequilibrios en una balanza de pagos)
c. Gestión (repartir y atender competencias, más o menos centralizadas en
organizaciones como el actual Fondo Monetario Internacional y los bancos centrales de
cada país)
d. Generar con las tres anteriores confianza en la estabilidad del sistema.
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Finanzas Internacionales - Mariela Cruz
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a. Asignar el señoreaje de las divisas (las ganancias por la emisión de dinero o diferencias
entre el coste de emisión y el valor del dinero)
b. Acordar los regímenes de tipo de cambio.
Esta última función (los mecanismos por medio de los cuales se fijan los tipos de cambio)
es el factor más discutido y variable; concretamente, en las últimas décadas se ha discutido en
torno a tres modelos: un sistema de tipos de cambio flexibles, en el que los precios de cada
divisa son determinados por las fuerzas del mercado, un sistema de tipos de cambio fijos, y
otro sistema mixto de tipos de cambio 'dirigidos', en el que el valor de algunas monedas
fluctúa libremente, el valor de otras es el resultado de la intervención del Estado y del mercado
y el de otras es fijo con respecto a una moneda o a un grupo de monedas.
PRINCIPIOS
Un Sistema Monetario Internacional empieza a existir cuando se pasa de relaciones
económicas bilaterales a una estructura que, además de reunir el carácter de internacional, es
susceptible de acuerdos o imposiciones más o menos multilaterales.
La necesidad de un Sistema Monetario Internacional sólo se hizo realmente evidente
cuando se empezaron a dar dos condiciones: un elevado grado de internacionalización de la
economía y la aparición del papel moneda como medio de pago. Ambas se manifiestan ya con
claridad hacia 1870, momento en que se empieza a desechar como medio de pago el uso de los
bienes y a generalizar la utilización del papel moneda. Es entonces cuando se extiende la idea
de que resulta indispensable contar con unas reglas de valoración de las distintas monedas, e
incluso cuando empiezan a independizarse las decisiones gubernamentales que en siglos
pasados configuraban los sistemas monetarios nacionales y el funcionamiento de un sistema
monetario realmente internacional.
nacionales que quieren operar en el exterior. Un descenso del precio de mercado de una
moneda es una depreciación; un aumento una apreciación, aunque en una economía o
subsistema donde existen tipos de cambio oficiales (es el caso en un régimen de cambios fijos),
una bajada se denomina devaluación, mientras la subida se llama revaluación.
a. Internacionales (globales)
Fondo Monetario Internacional (FMI)
Banco Mundial(BM)
Banco de Pagos Internacionales (BPI)
b. Regionales
Banco Interamericano del Desarrollo (BID)
Banco Africano del Desarrollo (AFDB)
Banco Asiático del Desarrollo (ADB)
Corporación Andina de Fomento (CAF)
Unión Europea (UE)
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD)
Fiduciario: Las divisas no cuentan con un respaldo en metales, activos u otras monedas.
Su valor se determina por la confianza que tienen las personas en el Banco Central emisor (lo
que a su vez está determinado por el entorno político-económico). De todos modos el dólar y el
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euro (como segunda moneda) se utilizan como reservas y determinan en gran parte la liquidez
del sistema.
Acuerdos internacionales: Las organizaciones que conforman el SMI negocian y llegan a
acuerdos con respecto a la normativa internacional y toman decisiones con respecto al nivel de
reservas internacional, acceso a créditos, creación de una moneda no nacional de reserva
(como el DEG) y otros aspectos que influyen en las relaciones de intercambio internacional.
Patrón oro: Fue el sistema que se aplicó durante el período 1870 hasta la Primera Guerra
Mundial. Consistía en que los Bancos Centrales sólo podían emitir dinero que estuviera
respaldado en reservas de oro. Existía un tipo de cambio fijo de las divisas de distintos países
con respecto al oro y los ciudadanos podían libremente cambiar su dinero por el equivalente
correspondiente. El crecimiento del comercio internacional, el descubrimiento de nuevas minas
de oro y los crecientes costos de la guerra (que presionaban por emitir más dinero) fueron
algunos de los factores terminaron por colapsar el sistema.
Bretton Woods: Este sistema estuvo vigente desde 1944 hasta 1971. Se estableció un tipo
de cambio oro-dólar fijo ($35/onza de oro) pero los países no tenían que convertir su moneda
en oro sino en dólares estadounidenses. El dólar se convirtió en la moneda referente mundial y
los países debían fijar el valor de su moneda con respecto a ella, procurando intervenir en caso
de fluctuaciones relevantes (mayores de 1%, positivo o negativo). Durante este período se
crearon el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. El sistema colapsó durante la
Guerra de Vietnam, Estados Unidos decidió de manera unilateral suspender la convertibilidad
con el fin de financiar la guerra y fomentar sus exportaciones.
Sistema actual: Consiste en la determinación del valor de los tipos de cambio por la
fluctuación en el mercado de divisas (en la mayoría de los países de Europa y América). El
dinero no cuenta con un respaldo en metales, activos u otro bien convertible.
TIPO DE CAMBIO
El tipo de cambio o tasa de cambio es la relación entre el valor de una divisa y otra, es
decir, nos indica cuantas monedas de una divisa se necesitan para obtener una unidad de otra.
Un tipo de cambio fijo estabiliza el valor de una moneda con respecto a la que está fijada.
Esto facilita el comercio y las inversiones entre los países con las monedas vinculadas y es muy
útil para las pequeñas economías, donde el comercio exterior constituye una gran parte de su
PIB.
También sirve para controlar la inflación. Sin embargo, puesto que el valor de referencia
sube y baja, también fluctúa la moneda fijada. Además, un tipo de cambio fijo impide que un
gobierno pueda usar la política monetaria para lograr la estabilidad macroeconómica.
En ciertas situaciones, los tipos de cambio fijo pueden ser preferibles por su mayor
estabilidad: por ejemplo, la crisis financiera asiática fue menos grave gracias al tipo de cambio
fijo del yuan chino. Desde la devastación económica de la Segunda Guerra Mundial el sistema
de Bretton Woods permitió a Europa occidental recuperarse de forma estable con tipos de
cambio fijados al dólar estadounidense hasta 1970.
MECANISMO DE ACTUACIÓN
En este sistema, el tipo no se fija libremente por el mercado, sino que este es forzado por
las autoridades económicas o monetarias del país, para evitar que se produzcan oscilaciones en
la cotización de su moneda.
En determinados países existe el denominado “currency board”, que tiene su
fundamento en un compromiso establecido legalmente que determina un tipo de cambio fijo
con otra moneda, y además obliga a la autoridad monetaria a limitar la emisión de moneda
nacional a la disposición suficiente de reservas. Bulgaria es un ejemplo de este sistema, por su
fijación con el euro.
Otra modalidad son los tipos fijos pero ajustables, son tipos de carácter fijo pero dentro
de un rango de valores en relación con otra moneda o con respecto a una canasta de monedas,
también incluye un cierto compromiso por parte de las autoridades monetaria para mantener
ese valor en los mercados, pero admitiendo la posibilidad de modificarlo en determinadas
circunstancias. Un ejemplo de este caso es China.1
monetarias. Una moneda que utiliza un cambio flotante se conoce como moneda flotante. El
régimen contrario de un cambio flotante es un tipo de cambio fijo.
El tipo de cambio se establece por el libre juego de la oferta y la demanda de divisas
correspondiente. En este sistema no hay paridad oficial de las diferentes monedas respecto al
dólar o cualquier otra moneda: las cotizaciones fluctúan y los desajustes producidos por
desequilibrios externos se corrigen con variaciones en los tipos de cambio. Sin embargo en la
práctica, lo habitual es lo que se denomina flotación sucia, es decir, que los bancos centrales
intervienen para que los tipos de cambio se adecuen a los niveles deseados, comprando o
vendiendo divisas contra su moneda nacional, si se desea que esta no se deprecie
sustancialmente.
VENTAJAS
a. Los ajustes en el mercado de cambios se realizan mediante ajustes en los tipos de
cambio: una situación de déficit de la balanza de pagos, por ejemplo, reduce el valor de
la moneda, lo que, a su vez, encarece las importaciones: esto hace más atractivas las
exportaciones (en un país industrializado), que, al aumentar, restablecen el equilibrio.
No funciona así en países en proceso de industrialización. Así se permite un
acomodamiento mucho más rápido de los tipos de cambio a las circunstancias reales de
cada economía.
b. Si los bancos centrales no varían sus volúmenes de reservas, no tiene por qué
producirse demanda adicionales de reservas a las instituciones financieras
internacionales.
c. Puesto que las variaciones en los tipos de cambio garantizan el equilibrio exterior (en
países industrializados), la política económica no tiene por qué preocuparse de alcanzar
este objetivo, lo que proporciona mayor autonomía en otras líneas de actuación.
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INCONVENIENTES
a. Problemas con la sensibilidad de la demanda de las exportaciones e importaciones,
pues, al dejar fluctuar los tipos de cambio, la incertidumbre respecto al valor de las
transacciones es alta.
b. La presencia de especuladores, que pueden intervenir en el mercado de divisas
haciendo variar los tipos de cambio.
MIEDO DE LA FLOTACIÓN
El término "miedo a la flotación" fue acuñado en la década de los noventa por Guillermo
Calvo y Carmen Reinhart para referirse a las acciones de las autoridades monetarias de los
países en vías de desarrollo para evitar que el tipo de cambio de su divisa local con respecto al
dólar fluctuase libremente.1
Un cambio flotante libre aumenta la volatilidad de la moneda extranjera. Esto puede
causar problemas serios, especialmente en economías emergentes. Estas economías tienen un
sector financiero con una o más condiciones de las siguientes:
Cuando los pasivos son fijados en moneda extranjera mientras que los activos están en la
moneda local, las depreciaciones inesperadas del cambio deterioran al banco y a los balances
corporativos y amenazan la estabilidad del sistema financiero doméstico.
Por esta razón los países emergentes parecen hacer frente al mayor miedo de la
flotación, pues tienen variaciones mucho más pequeñas del cambio nominal, con todo de
choques de la cara los movimientos y de un tipo y de una reserva más grandes de interés2 Ésta
es la consecuencia de la reacción de los países con flotación a los frecuentes movimientos del
cambio con política monetaria e intervención en mercado de moneda extranjera.
disminuir ya que esta situación hace demasiado arriesgada la inversión. Bajo un sistema de
cambio fijo, la estabilidad en la paridad incrementa el flujo de capitales a largo plazo.
En segundo lugar, al lograrse una apariencia de estabilidad en la paridad externa de las
monedas, tienden a mejorarse los desarrollos a largo plazo de los mercados internacionales; los
bienes y servicios no se venden por variaciones rápidas en los precios sino como resultado del
desarrollo de distintas industrias nacionales con proyecciones hacia la exportación, desarrollo
de mercados internacionales y ubicación de los productos en esos mercados. El tiempo nece-
sario para desarrollar un mercado externo de productos manufacturados oscila entre 2 y 4
años; aun cuando un país tenga una ventaja en el precio externo de sus bienes, ésta no se
refleja en un incremento inmediato en la demanda de sus productos. Bajo un sistema de
cambio fijo, una industria puede planificar un programa de exportaciones a un área
determinada basada en un análisis de las ventajascomparativas que tiene ese país sobre el
potencial importador, sin el riesgo de que se produzcan cambios constantes en las paridades
de las monedas que modifiquen las bases sobre las cuales se construyen los programas de
exportación.
En tercer lugar, bajo un sistema de cambio fijo, se dice que los especuladores, o sea
aquellos que participan en la compra y venta de las monedas, basados exclusivamente en la
expectativa de variaciones a corto plazo en los valores, quedan excluidos del mercado de
cambio internacional. Bajo un sistema de cambio fijo, en caso de existir un desequilibrio en la
balanza de pago de un país determinado, las autoridades monetarias pueden optar por una de
dos soluciones: realizar una devaluación de la moneda, cosa que sólo se debe hacer en
intervalos relativamente largos; o realizar un ajuste en su política monetaria. con el cambio fijo,
un déficit en la balanza de pago que no ocasiona una disminución en el valor de la moneda (una
devaluación), automáticamente requiere que la autoridad monetaria intervenga en los
mercados de cambio y utilice reservas para ofrecer divisas en exceso, de aquellas que no
fueron ofrecidas a través de los movimientos en la balanza de pago. Esto se debe a que el
déficit en la balanza de pagos tiene como efecto un exceso de oferta de la moneda nacional.
Esta intervención en el mercado de cambio, sin embargo, es lo que proporciona el mecanismo
de ajuste necesario para llevar la balanza de nuevo a una posición de equilibrio, ya que cuando
la autoridad monetaria interviene en el mercado, compra su propia moneda a cambio de sus
reservas y al comprar su propia moneda disminuye la oferta monetaria interna. Al disminuir
ésta, los precios en el mercado interno bajan, y por consiguiente los productos nacionales son
más competitivos en el mercado externo, y las importaciones bajan porque son menos
competitivas con los productos en el mercado interno. Este efecto de ajuste automático,
explicado por los monetaristas, asume que los flujos de las reservas internacionales asociados
con desequilibrios temporales en la balanza de pagos afectan la oferta monetaria en el
mercado interno (Carbaugh, International Economics). Por supuesto, es posible que la
autoridad monetaria esterilice el efecto, a través de políticas expansivas internas.
El mecanismo de ajuste que justifica el sistema de cambio fijo presupone una flexibilidad
en los precios internos que permita que éstos bajen en relación con la limitación en la oferta
monetaria, y como consecuencia de ello que los productos internos se vuelvan más
competitivos en los mercados de exportación. Se afirma, sin embargo, que esta presunción no
es correcta ya que ordinariamente los precios internos son altamente inflexibles y por lo tanto
no tienden a bajar. En el mercado interno los precios tienen mayor flexibilidad hacia arriba que
hacia abajo, adicionalmente su inflexibilidad se refleja en el mercado en forma distinta en
diferentes sectores económicos (Friedman, The Case for Flexible Exchange Rates). Si los
precios internos no se acomodan por ajustes en la oferta monetaria doméstica, el ajuste
automático que debe ocurrir en la balanza de pago no se materializa.
En un sistema de cambio fijo, mientras se realizan los ajustes en los precios internos que
llevan eventualmente al nuevo equilibrio en la balanza de pago, el país debe utilizar sus
reservas internacionales. El problema que existe es que se supone que éstas son suficientes
para mantener lapsos relativamente prolongados de déficit en la balanza de pagos. En algunos
casos, las reservas son insignificantes y no suficientes para mantener la situación de desequi-
librio por el plazo necesario para que se realicen los ajustes en la economía interna. De adoptar
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un sistema de cambio interno, los países deben, para proteger sus paridades fijas en períodos
de un exceso en la oferta de su moneda, mantener reservas en montos suficientes para hacer
frente a estos desequilibrios, lo cual es difícil especialmente para aquellos en vías de desarrollo.
En el sistema de cambio flotante las tasas de cambio se fijan en el mercado de libre oferta
y demanda de una moneda determinada.
Bajo este sistema un país no requiere de la utilización de sus reservas para defender la
paridad externa de su signo monetario, ya que los ajustes en el desequilibrio en la balanza de
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pagos se realizan en las tasas de cambio. Si hay un exceso de oferta de moneda doméstica
como efecto de un déficit en la balanza de pago, la paridad externa de la moneda baja en los
mercados de cambio. Este ajuste automático no requiere de un sistema complejo de convenios
internacionales relativos a la fijación de la tasa de cambio, como ocurre bajo un sistema de
cambio fijo.
En este sistema los ajustes en las tasas de cambio no son esporádicos sino más bien
continuos, ocurren día a día. La ventaja del ajuste continuo es que permite comenzar a mejorar
los efectos de los desequilibrios en la balanza de pago en el momento en que éstos aparecen y
las situaciones de desequilibrio tienden, en teoría, a resolverse rápidamente.
Constituye igualmente una ventaja del sistema de cambio flotante que en el mismo existe
una mayor libertad para la definición de la política monetaria interna. En principio, aisla los
efectos de las variaciones en las tasas de cambio sobre la política monetaria interna de un país
ya que para lograr un ajuste en la tasa de cambio no se requiere el uso de reservas, y por lo
tanto no tiene necesariamente que afectar la oferta de dinero.
En un sentido contrario, observamos que bajo un sistema de cambio flotante los cambios
en política monetaria interna pueden tener efecto sobre las tasas de cambio de una moneda.
Bajo la teoría de los monetarjstas, que ya vimos al analizar el sistema de cambio fijo, un
desequilibrio en la oferta y demanda de dinero en el mercado interno va a tener un efecto
directo sobre la tasa de cambio de la moneda. Este efecto a su vez va a traer de puevo un
equilibrio en los mercados monetarios internos. Por ejemplo, si existe una política de expansión
monetaria, se expande la demanda interna de bienes y servicios, incluyendo los importados. El
incremento de estos últimos tiene como efecto un aumento en la demanda de divisas lo cual
trae una depreciación del valor de cambio de la moneda, lo que a su vez produce un
encarecimiento de los productos importados.
El primer problema con el sistema de cambio flotante es que asume que existe una
flexibilidad en los precios del mercado interno, la cual no siempre es real. Esta crítica al sistema
se ha denominado el pesimismo en la elasticidad de los precios (Grubel, International
Economics). Bajo lo que se denomina la condición MarshallLerner (supra, Sección A) para que
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un ajuste en las tasas de cambio tenga efecto sobre la balanza comercial de un país es
necesario que la relación de la elasticidad de la demanda de productos exportados exceda 1.
El sistema de cambio flotante se puede criticar poque debido a las variaciones constante
en la tasa de cambio de una moneda domestica, elk sistema no sirve como aliciente a las
inversiones a largo plazo en el pais y tiende a reducir los movimientos de capital a largo plazo,
no así los movimientos a corto plazo, también reduce el crecimiento del comercio internacional
excepto al de los producto manufacturados .
Son bastante discutibles las ventajas y desventajas de un sistema de vínculo móvil. Entre
otras, se dice que al crear una expectativa de devaluaciones sucesivas se evita la especulación
innecesaria sobre la paridad de la moneda y por lo tanto ahorra la necesidad de tener que
utilizar reservas excesivas del país para defender la paridad. Por otro lado, al crear la
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expectativa de cambios en la paridad es necesario que por lo menos las tasas de intereses
internas de un país compensen las devaluaciones sucesivas pero anunciadas.
a) Una paridad fija de cambio entre la moneda del país y el resto de las monedas del mundo;
b) Un sistema de reserva donde ésta se toma corno depósito en divisas en una moneda
predeterminada.
En el sistema de paridad fija, el valor de cambio de una moneda está predeterminado por
la autoridad monetaria de cada país, y el mismo no corresponde necesariamente a una relación
entre los componentes de oro o de las reservas monetarias del país emisor de la moneda, como
sucede en un sistema de patrón oro. Tampoco se fija su valor por la libre oferta y demanda de
la moneda en los mercados de cambio, como ocurre con un sistema de cambio flotante . En
este sentido, el sistema de paridad fija se comporta igual que el de patrón oro ya que la tasa de
cambio de la moneda no depende de la oferta o demanda, sino de una decisión de la autoridad
monetaria.
Para un sistema de paridad fija con un activo de reserva, es necesario precisar el tipo de
moneda que va a servir de reserva. La escogencia significa que tiene que ser una de aceptación
internacional, de modo que los desequilibrios temporales dentro de la balanza de pagos de un
país puedan ser suplidos mediante el pago hecho a otros países con la moneda de reserva
internacional. La función que ésta cumple es su sustitución por oro, de modo que si el país A
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a una reducción en D, lo que tiene como efecto una reducción en el nivel de P. Esta reducción
de P, eventualmente produce un incremento en las exportaciones, reducción en importaciones
y subsiguientemente un ajuste en la balanza de pagos.
El sistema de patrón oro en cierta forma ha existido desde mediados del Siglo XV, aunque
en la forma descrita aparentemente aparece en 1850, cuando es adoptado por Estados Unidos,
Francia y luego, por Bélgica, Suiza e Italia (Grubel, The International Monetary System).
Durante este período era un sistema bimetálico, o sea, en parte se adoptaba un patrón oro y en
parte se adoptaba patrón plata o patrón otros metales. Por lo pronto, circulaban dentro de las
economías internas, además de las monedas de oro, monadas acuñadas en plata y en cobre. El
sistema terminó en 1914 con el estallido de la Primera Guerra Mundial, cuando todos los países
decidieron no cumplir sus obligaciones de convertir sus monedas en oro. Después de la guerra,
Gran Bretaña y Estados Unidos resumieron su respaldo de oro a sus monedas, pero esta
situación sólo duró hasta 1931 para la libra esterlina y hasta 1933 para el dólar norteamericano.